Capitulo 32: Encierro y temor


.

El brujo se acerco a mí y retrocedí cuanto pude. Aunque realmente no fue mucho, al instante me tope con el muro y el frío golpe me dejo sin aire. Su sonrisa maliciosa solamente se ensancho al acercarse a mí y me levanto sin problema alguno. En menos de un segundo estaba en el aire, él me sujetaba por el cuello de la camisa y sus ojos estaban clavados en mi, llenos de ira.

_ Hace exactamente veinticuatro horas que arruinaste mi plan gatita, aquello no esta bien –dijo él

_ No sé a que te refieres –dije

_ Lastima por que yo si –dijo él y apretó los dientes- ¿Tienes idea de cuanto tiempo me llevo planear aquello maldita bruja? ¡Y tú lo arruinaste en minutos! No creas que esto quedara así, me ocupare de que sufras tanto como sea posible. El trato que hicimos queda totalmente de lado, ahora conocerás lo que es el dolor verdadero comenzando por este maldito encierro.

_ Déjala Christ, tu problema es conmigo –dijo el ángel y el brujo giro el rostro para mirarlo

_ Que conmovedor, el noble ángel se dispone a defender a la muchacha en apuros –dijo él con sarcasmo- ¿Tengo que recordarte lo que ella hizo? Pero no, tu siempre tienes que jugar el papel del noble héroe y hacer lo que crees correcto por mas equivocado que estés. Siempre igual. Siempre igual. ¡Siempre igual! ¡Siempre fue lo mismo! ¡Tú hacías cosas que no eran debidas y sin embargo recibías felicitaciones! ¡Y yo, que como un imbécil hacia lo que era debido y me apegaba a las reglas no recibía nada! Pero donde yo encontré la gloria tú encontraras la muerte.

_ No hay gloria alguna en servir a la oscuridad –dijo el ángel

_ Tampoco hay gloria alguna en permanecer encerrado hasta la muerte –dijo el brujo y luego me miro- O en rechazar a la oscuridad.

_ Para mi no hay gloria alguna en aceptarla –dije- La gloria la tendré cuando logre escapar de aquí habiendo rechazado a la oscuridad.

_ Claro gatita, sigue soñando –dijo él sonriendo con malicia

Me golpeo fuertemente contra el muro y no paso mucho tiempo antes de que su mano pasara a sujetarme por el cuello y a ahorcarme. El aire me falto, mi frágil cuello se estrechaba muy fácilmente bajo su fuerte agarre. Arañe el aire sin éxito alguno, él simplemente seguía cortándome la respiración. Gemí pero aquello fue lo peor que pude haber hecho, perdí mucho mas aire que no podría recuperar. El brujo simplemente sonreía ante mi desesperación por un poco de aire. Solo eso quería ahora mismo, aire. Nada más.

_ No puedo... respirar... –dije con dificultad y su sonrisa solo se ensancho

_ Lo sé gatita, no tienes idea de cuantas veces quise romper tu delicado cuello –dijo él de un modo casi dulce

_ Suéltala –dijo el ángel y el brujo lo miro desafiante

_ Oblígame –dijo él

Todo pasó demasiado rápido y el pánico de no poder respirar no me permitió prestar la suficiente atención a la escena. Antes de que pudiera darme cuenta el agarre del brujo había cedido totalmente y yo había caído al duro suelo. Me encontré tirada en el suelo. Me levante sobre mis manos y mire hacia arriba confundida, tratando de descifrar que demonios había sucedido. Por un segundo pude apreciar la figura del brujo totalmente paralizada, con un miedo que trataba de ocultar en su rostro ya que lo habían tomado totalmente por sorpresa. El ángel tenia fuertemente su agarre entorno al cuello del brujo y temí al ver cuan difícil le era al muchacho permanecer en pie.

_ No creas que aun no me quedan fuerzas –dijo el ángel

En aquel segundo el brujo reacciono. Muy fácilmente se deshizo del ángel y lo tiro brutalmente a un lado de modo que el ángel nuevamente volvió a estar en el suelo. El brujo fijo su vista en mí y se acerco un paso. Me estremecí. ¿Qué tenia el conmigo? Él me tomo fuertemente por el mentón de modo que sus dedos se hundieron dolorosamente en mi mandíbula y casi pude probar el sabor de la sangre en mi boca. Sin problema alguno me levanto y me obligo a mirarlo directamente al rostro. La furia nuevamente se había apoderado de sus ojos pero él me miraba con una malicia que no lograba comprender por completo.

_ Es una lastima que tan bonito rostro se vea opaco por aquel miedo –dijo él- Y también es una lastima marcar aquel hermoso rostro. Pero aquello debes agradecérselo a él por condenarte.

Mire al ángel de un modo desesperado, deseando que me salvara o que al menos me dijera a que se refería el brujo. Pero él apenas si tenía fuerzas para sostenerse sobre sus manos y sus ojos me miraban con... ¿Pánico? Un fuerte golpe en el rostro me trajo de nuevo a la realidad. Gemí y luego el brujo simplemente me soltó. Creí que con eso había acabado todo pero él me pateo fuertemente y me doble sobre mi misma, tratando de soportar un dolor inaguantable. Grite de dolor cuando él me pateo nuevamente y mi grito se volvió a repetir cuando él me sujeto por el cabello y me obligo a ponerme en pie. El dolor por como él tiraba de mi cabello era torturante, insoportable, casi creía que si seguía ejerciendo aquella fuerza terminaría por arrancarme el cabello. Grite mas de dolor y luego el brujo fácilmente me tiro a un lado, tan fuertemente que me di contra el muro y caí lentamente al suelo. Me sostuve sobre mis manos con mucha dificultad, sintiendo como mi cuerpo luchaba por simplemente permanecer tirado ya que no tenia fuerza alguna. El brujo se acerco unos pasos a mí y lo mire casi suplicante.

_ Por favor, no mas –susurre y él se agacho frente a mi- No mas, no mas, no mas.

_ ¿Y que te hace pensar gatita que así será? –Pregunto él tomando mi rostro suavemente con una mano- Te puedo proponer un trato si lo deseas. Si aceptas, dejare de golpearte como bien te propuse antes.

_ No sé a que te refieres –dije con dificultad- Pero si no acepte antes, no creo que deba aceptar ahora. No quiero nada contigo, no aceptare ningún trato viniendo de la mano izquierda del maldito Lucifer.

_ ¿Por qué nunca me das la respuesta que deseo? –Pregunto él- ¿Acaso debo continuar con este trato hasta que mueras ya que pareces decidida a no aceptar?

_ Creo que si –dije

_ Pues entonces que así sea –dijo él y se puso en pie- Tienes suerte de que mis poderes no funcionen estando en este maldito lugar. Sino, ya me habría ocupado de que sufrieras un tortūra.

Gemí al instante ante el simple dolor y sufrimiento que provocaba el recuerdo de cómo se sentía aquel hechizo. El brujo sonrió fugazmente antes de dar media vuelta y seguir con su camino. Apenas si lo pude ver salir y apenas si tuve las suficientes fuerzas para sentarme y no dejarme caer totalmente sobre el frío suelo. Mi cuerpo entero temblaba, tanto por los fuertes golpes y dolores como por el miedo y el temor que me dominaban.

_ Te veré después gatita –dijo el brujo desde el otro lado- Y espero hayas recapacitado sobre mi propuesta si no quieres que vuelva a suceder lo mismo.

Él partió finalmente. El sonido de sus pasos al alejarse era casi melodía. Pero aun así, no podía pensar claramente, nuevamente temía. Tenía miedo por que él volvería, tenia miedo por que mi respuesta entorno a su propuesta seguiría siendo la misma y tenía miedo por que mas golpes y dolores me aguardaban. Doble mis piernas y las abrace, apoye mi frente sobre mis rodillas y cerré fuertemente los ojos tratando de negar la realidad mientras seguía temblando. No quería más, no quería más, no quería más. Pero el brujo ya lo había dejado claro, mas era lo que me esperaba a menos que deseara aceptar un trato con él. ¡Pero era la mano izquierda de Lucifer! ¡Jamás aceptaría un trato con él sin importar cual fuese! ¿Cómo demonios se suponía que debía aceptar un trato con una persona que hasta el momento, solo me había maltratado?

Gemí apenas al saber que ese maltrato apenas había comenzado. Trate de ignorar el dolor que ahora sentía gracias a sus anteriores golpes pero no lo logre. Mi cuerpo seguía temblando, la desesperación y el pavor invadían mi mente y ahora no veía salida alguna de esta situación. Me quede sin aire cuando una calida mano estuvo sobre mi brazo. Temí pero al instante me tranquilice. No, aquella no era la mano del brujo, ya la había sentido golpearme fuertemente antes y sabia que aquella no podía ser su mano. Levante la vista y al instante me cruce con la suave mirada del ángel. ¿Qué era lo que tenían sus ojos verdes que simplemente me hacían querer ceder ante cualquier cosa? Pero mi miedo era demasiado y me dominaba totalmente, ya no podía ni pensar correctamente.

_ Por favor deja de temblar –dijo él

_ Volverá –susurre- Lo hará y me golpeara aun mas. Como lo ha hecho, como lo hace y como seguramente lo hará. Como siempre ha sido desde que estoy en este maldito Instituto.

_ ¿Y acaso aquella es razón para temblar? –Dijo él y al instante me detuve- Katherin, eres más fuerte de lo que crees. Ahora, por favor, deja de temer.

_ Tengo miedo –susurre

Miedo no era todo lo que sentía. Sentía pavor, pánico, desesperación. Mi corazón estaba totalmente envenenado con sentimientos que no hacían más que aumentar mi sufrimiento. Inconscientemente apoye mi cabeza sobre su hombro, casi buscando algún consuelo. Él se quedo completamente congelado pero lo ignore. Era casi reconfortarte sentir su calida mano aun sobre mi brazo y por más que sabía que aquello no era debido no me pude detener. Había casi una felicidad en estar apoyada contra él. Luego de unos segundos el ángel finalmente se destenso y suspiro. Su mano dejo de estar sobre mi brazo pero aun así no se movió. Continué con mi cabeza apoyada contra su hombro tratando de calmarme totalmente. Pero parecía que cualquier cosa seria posible antes de que encontrara paz en mi mente.

_ Dijiste mi nombre –susurre

_ ¿Qué? –dijo él sorprendido

_ Te escuche, dijiste mi nombre –repetí en un sonido demasiado débil, casi un susurro- Me llamaste por mi nombre, Katherin. Pero... en todo este tiempo jamás te lo he dicho.

_ He escuchado tu nombre –dijo él

_ En todo este tiempo, el brujo jamás me ha llamado por mi nombre –dije- Tengo excelente memoria y en ningún momento alguien ha mencionado mi nombre desde que estoy aquí. Además...

_ ¿Qué? –dijo él y suspire

_ El modo en como pronunciaste mi nombre –dije y suspire nuevamente- Casi parecía con dulzura. Alguien no pronunciaría el nombre de una persona que no conoce de ese modo. ¿Acaso es cierto lo que me dijiste ayer? ¿Qué me han hecho olvidar?

_ El don de la mano izquierda de Lucifer es aquel. No lo mires a los ojos, o creerás y obedecerás todo lo que te diga –dijo él y suspiro- Te dijo que olvidaras todo y tú, victima de su don, lo hiciste.

_ Pero yo no he olvidado nada –dije mirándolo y él sonrió tristemente

_ ¿Cómo pretendes recordar haber olvidado? –Dijo él- Para saber que has olvidado necesitar recordar, pero si has olvidado entonces no tienes modo de recordar lo que has olvidado y por consiguiente ahora me dices aquello. ¿Quieres la verdad? Has olvidado un año de tu vida, si hice bien los cálculos.

_ ¿Qué? –dije atemorizada

_ Tú realmente lograste escapar de aquí. Lograste huir, salvarte, que ningún brujo te volviera a atrapar –dijo él—Y lograste superar el miedo luego de un tiempo.

_ ¿Y tu como sabes aquello? ¿Acaso te conocí entonces? –pregunte y él asintió- ¿Fuiste mi amigo o algo así?

_ Algo así –dijo él

Lo mire totalmente confusa pero él tenia la vista tristemente clavada en el suelo. ¿Cómo era posible que lo que él decía fuera cierto? Pero yo era una bruja que había estado lo suficientemente loca como para salir con la mano derecha de Lucifer. ¿Por qué entonces no creer que también había estado lo suficientemente loca como para ser amiga o algo así de un ángel? Además, él era un ángel y se suponía que los ángeles no mentían. ¿O si? Mi cabeza era totalmente un lío, no podía pensar con claridad cuando me decían que había olvidado y mucho menos si el miedo de que el brujo regresara me acechaba constantemente.

_ Pero eres un ángel –dije- Y yo una bruja. ¿Entonces como fue que no me hubieras matado al instante y yo no te hubiera hecho nada?

_ Tú te negabas a atacarme y yo tengo demasiados códigos como para atacar a alguien que se niega a defenderse –dijo él

_ ¿Y por que simplemente no te deshiciste de mi como cualquier ángel hubiera hecho al verme? –dije y él suspiro

_ No pude –dijo evitando mirarme a toda costa

_ ¿Por qué? ¿Acaso no pudiste vencerme o...? –Dije, él negó al instante con la cabeza- ¿Entonces que? ¿Acaso te di lastima y por eso no te deshiciste de mi?

Él no respondió, permaneció en silencio. Me separe de él y no pude evitar mirarlo resentida y adolorida. ¿Tan bajo había caído como para dar lastima? ¡Yo no daba lastima! ¡Y mucho menos deseaba que los demás se acercaran a mi por lastima! Me cruce de brazos molesta y me puse totalmente de espaldas a él, tratando de ignorar el dolor que sin razón alguna parecía invadir mi corazón. ¡Yo no quería dar lastima! ¿Pero que otra explicación era posible? Por eso el ángel no me había matado como debía, por que yo seguramente le había dado lastima en mi terrible estado. Y por eso seguramente me había defendido hacia minutos, por que le debía de haber dado lastima el hecho de cómo un brujo había podido conmigo tan fácilmente.

_ No necesito de tu lastima –dije molesta- No necesito de la lastima de nadie, mucho menos de la de un ángel. No hay peor acción que la de tener lastima por otros. Pero claro, tú eres un ángel, seguro no conoces lo horrible que se siente saber que alguien solamente esta cerca de ti por que te tiene lastima.

_ No hables si no sabes –dijo él

_ Y tu no tengas lastima ya que la lastima no hace mas que aumentar el sufrimiento de la victima –dije- Prefiero el terrible dolor antes que la lastima. Por que la lastima, tarde o temprano, no hace más que intensificar el dolor ya existente. Pero eres un ángel, supongo que debe estar en tu naturaleza tener lastima por las indefensas criaturas que dan pena.

_ Pues lamento si aquello esta en mi naturaleza. Al menos no soy como un brujo, siempre engañando y mintiendo, jugando con los demás –dijo él molesto- O mejor ni hablar de sus otros hábitos. Tu misma lo has dicho ayer, eres igual a las demás malditas brujas que existen o peor. Solamente buscas alguien guapo y de un puesto importante. Nada más que simple lujuria, divertimento si así quieres llamarle. No eres más que una maldita bruja.

_ ¡Pues lamento si la simple presencia de una bruja disgusta a un ángel! –exclame molesta

Él no me respondió y no me moleste en continuar la discusión. Los minutos de tortuoso silencio pasaron. ¿Quién demonios se creía para juzgarme de ese modo? Ya el simple hecho de que él me tuviera lastima me ofendía, aun mas el modo en como me había juzgado. Luego de un tiempo, gire apenas mi cabeza para encontrarme con que él también estaba totalmente de espaldas a mí. Me sentí palidecer al ver sus alas sucias y sus plumas manchadas con sangre. Casi me estremecí de solo imaginar aquel dolor. ¿Cuánto tiempo llevaba así?

Mi furia contra él se esfumo totalmente. Algo me decía que no había nada bueno en el estado de sus alas. Quise preguntarle si aquellas heridas realmente le dolían tanto como yo creía pero no me atreví. Simplemente me limite a ver con horror sus alas totalmente heridas y la parte trasera de su camisa, totalmente rasgada y manchada con sangre. Sangre de un rojo brillante, sangre de ángel. Me di vuelta y mire mis manos sintiéndome en cierto modo culpable. Yo apenas si sentía dolor y no tenia ninguna herida grave comparada con él. Y sin embargo, yo estaba aquí temiendo y sufriendo mientras que él no tenía miedo alguno y además de sus heridas, tenia que soportarme a mi. ¿Qué tan difícil debía ser para un ángel tener que convivir con una bruja?

Suspire tristemente, aquel trato había estado mal de mi parte pero me enfurecía sin razón aparente el hecho de que él me tuviera lastima. ¿Pero acaso yo no daba lastima con aquella apariencia de niñita atemorizada y dolorida? Entonces el error era mío si pretendía no dar lastima conservando esta imagen. Esto era doblemente peor. Clave mi vista en el suelo mientras la tristeza se sumaba a todos los sentimientos que ya tenía. ¿Y por que demonios sentía mi corazón dolorido? Suspire otra vez, esto ya había perdido todo sentido. ¡Y ahora resultaba que supuestamente había olvidado todo un año de mi vida! Definitivamente no hubiera podido meterme en peor embrollo ni aunque lo hubiera intentado. ¿Pero si supuestamente yo había escapado de aquí, por que demonios ahora estaba nuevamente encerrada? Suspire al conocer la obvia respuesta, me habían vuelto a atrapar y encerrar luego de estar prófuga.

Los minutos pasaron hasta convertirse en horas. El monótono y aburrido tiempo quizás pasaba mas lento de lo que creía. O el aburrimiento ya lo hacia parecer aun mas lento de lo que era. Quizás esto era una de las peores consecuencias de estar encerrada, que el aburrimiento amenazaba con llevarme al borde de mi cordura. Conté una y otra vez las piedras que conformaban el suelo delante de mí. Hasta comencé a contar cada cuantos segundos pasaban los brujos del otro lado de la puerta para encontrar algún modo de entretenerme.

El mediodía no tardo en llegar y con ello el brujo que se ocupaba de que no muriera de hambre. Sin siquiera molestarse en entrar, el brujo tiro una dura bola de pan por entre los barrotes de la pequeña ventanilla. Me dedico una atemorizante mirada antes de darse vuelta y seguir con su camino, partiendo. Tome el duro pedazo de pan del suelo y lo sople para limpiarlo cuanto podía. Estaba duro y estaba segura de que su apariencia no era mejor que su sabor. Hice una mueca al estar condenada a aquello pero era lo único que me mantendría viva. Aun así, siguiendo el hipotético caso de que yo había escapado y me habían vuelto a encerrar ayer, eso explicaría por que ahora no sentía tanta hambre como antes. Mire sobre mi hombro al ángel. Él seguramente había pasado mucho más tiempo encerrado que yo y había pasado más días sin comer que yo.

Me quede quieta durante unos minutos, con el pan entre mis manos, decidiendo que hacer. El tiempo se escurrió. Me fije nuevamente en el ángel y respire hondamente. Me acerque sin hacer ruido alguno hasta él y le tendí con ambas manos el pan. Él al instante levanto la vista y me miro más que confundido pero simplemente le sonreí dulcemente. Por un momento me permití observarlo más detenidamente. Su rostro era angelical y quizás demasiado hermoso, su iluminada mirada era imposible de ignorar gracias a la intensidad de sus ojos verdes. Me resultaba imposible creer que hubiera olvidado un ángel así pero aquella parecía ser la situación.

_ Haz velado por mi sueño y no tenias por que hacerlo –dije- Es lo único que puedo darte a cambio aunque te advierto que seguramente no tendrá buen sabor.

_ No tengo hambre –dijo él- Aun así, gracias.

_ La marca es un montaje –dije- Te hacen creer que no tienes hambre para que pierdas todas tus fuerzas. Morirás por falta de fuerzas, una de las peores muertes según dicen. Además, yo realmente no tengo hambre y se supone que si dices la verdad, aquello significa que mi última comida no fue hace mucho. Come algo, te dará mas fuerzas para continuar. Necesitas tener fuerzas si deseas sobrevivir. Eres un ángel, es increíble que aun sigas vivo estando en el Bella Vista pero tu estado no parece para nada bueno. Puedo ayudarte a sobrevivir, ya tengo demasiada experiencia aquí, pero tendrás que hacer lo que yo diga y no puedo asegurarte que los dos estaremos bien. Aun así, deberías comer algo.

Él me miro todavía confundido pero aun así tomo el pan de mis manos y se lo llevo a la boca. Me senté frente a él y me fije en como comía el pan mientras trataba de creer que en realidad era posible que lo conociera y lo hubiera olvidado. Por que si no era así, entonces le acababa de dar mi única comida a un completo desconocido. Hice una mueca internamente al saber que pronto tendría hambre. Aun así, aquello no pareció importarme demasiado. ¿Por qué ahora solo podía pensar en él y en su bienestar? No, tenía que conocerlo de antes, sino no habría modo alguno de explicar este capricho que ahora tenía por mantenerlo con vida. Él conservo la mitad del pan y me lo tendió.

_ No quiero –dije

_ Tendrás hambre después –dijo él

_ Puedo soportarla y además, mañana volverán a darme otro poco de comida –dije- Es aquello lo que hacen, me dan lo mínimo para mantenerme con vida. Tú lo necesitas más que yo, cómelo.

_ ¿Estas segura? –pregunto y asentí antes de que terminara totalmente el pedazo de pan

_ ¿Por qué tus alas están a la vista? –Pregunte mirándolo con curiosidad- No sé mucho de ángeles, o al menos no recuerdo en el hipotético caso de que haya olvidado, pero tenia entendido que normalmente no se veían las alas.

_ No tengo suficientes fuerzas para ocultarlas –admitió él- Para adoptar una apariencia normal como la de cualquier humano. Es como tu y tus ojos de gato. Esta celda no te permite utilizar magia y entonces tus felinos ojos se dejan ver más seguido y no parecen los de un humano más.

_ ¿Te encuentras bien? –pregunte

_ No creo –dijo él- Llevo aquí cerca de un mes. Pero tampoco puedo hacer bien el cálculo ya que no tengo modo de saber el tiempo.

_ Ahora es la tarde, es el segundo día que llevo aquí –dije- ¿Pero te sientes bien o no?

_ No tengo fuerzas –dijo él- Me siento realmente débil, jamás me había sentido de este modo. Si quieres saber la verdad, con cada día que paso aquí creo que mi estado empeora.

_ Si, supongo que ya conozco lo que se siente –dije y suspire- Si crees que eso es duro espera a llegar a los tres meses. Creo que esto es el mismo infierno en tierra. Pero, si se supone que escape una vez, puedo escapar dos veces. ¿O no? Aunque también, si se supone que escape una vez, también se supone que ellos se tomaron las precauciones para que no vuelva a suceder.

_ Aun así existe la posibilidad de que vuelvas a escapar –dijo él

_ ¿Por qué estas aquí? –Pregunte- Es decir, yo sé perfectamente por que estoy aquí. ¿Pero tú?

_ Ya te lo dije, me burle de la mano izquierda de Lucifer y esto es lo que obtuve a cambio –dijo él- La mano izquierda de Lucifer guardaba su verdadera identidad en secreto. Yo comencé entrometiéndome en sus planes, luego descubrí su identidad y por ultimo se puede decir que me burle de un lindo corte que tenia en el rostro y aquello basto para enfurecerlo totalmente. Me trajo aquí pero no me pudo matar. Tengo hecho un hechizo que protege mi alma. Él me quiso matar arrancándome el alma pero no pudo romper el hechizo que la protegía. Ni el propio Lucifer pudo hacerlo cuando estuve frente a Él.

_ Envidio a quien tenga tanto poder como para hacer un hechizo así –dije y suspire- Aun así, aquello no responde la pregunta de por que sigues vivo y estas aquí encerrado.

_ Ellos quieren mi alma, la mano izquierda de Lucifer y Lucifer. Pero... no pueden tenerla. Así que estoy aquí encerrado hasta que encuentren el modo de romper el hechizo o hasta que esto termine por matarme –dijo él

_ Supongo que estamos en la misma. Hasta que... o morir durante –dije- Estaré encerrada hasta que acepte servirle a Lucifer.

_ No si logras escapar antes –dijo él- Aun así, me sigue pareciendo extraño que te hayan vuelto a encerrar. No creí que Christ lo volviera a hacer, no quiero imaginar que habrás hecho para enfurecerlo de modo que te volvió a encerrar.

_ Christ es el nombre de la mano izquierda de Lucifer –dije y él asintió, suspiro

_ Lamentablemente –dijo él

_ Raro nombre para un brujo –dije- Lo hubiera esperado mas de un...

_ ¿Ángel? –Me interrumpió él y asentí- Si, supongo que es más un nombre de ángel que de brujo.

_ Sabes una cosa, sonara extraño pero él es bastante parecido a ti –dije

_ Supongo que si –dijo él

_ Lamento si anteriormente te grite –dije y baje la vista- Cuando algo me molesta, tiendo a maldecir sin pensar. La furia me ciega y digo todo lo que se me pase por la cabeza con tal de responder la ofensa. Creo que mi problema es que oculto el dolor que la ofensa me causa respondiéndola. Pero aun así, cuando luego me detengo a pensar en lo que hice me arrepiento y me doy cuenta de que estuve mal. No debí haberte gritado pero no se por que, el hecho de que tu me tuvieras lastima me molesto demasiado y sin razón aparente.

_ Olvídalo, no tienes nada de que lamentarte –dijo él y suspiro- Supongo que yo también tengo parte de la culpa. Me dejo influenciar muy fácilmente por como veo a los demás brujos y pienso entonces que tú eres igual a los demás.

_ ¿Y acaso no lo soy? –dije y reí tristemente- La única diferencia entre los demás brujos y yo es que yo aun conservo mi alma y no acepte el trato con Lucifer. ¡Y mira como he terminado gracias a eso!

_ Tu misma lo dijiste –dijo él- No hay gloria alguna en aceptar el trato con Lucifer.

_ Pero tampoco hay gloria alguna en como he terminado –dije y suspire- O en que te golpeen tan fácilmente todo el tiempo. No tienes idea de lo impotente que me siento ante los demás brujos. Es ridículo, se supone que soy la hija del brujo más poderoso que existe y sin embargo ni siquiera puedo defenderme. Ni siquiera sé cual es mi don. ¿Crees que mi padre este decepcionado de mi?

_ Yo no estaría decepcionado si fuera él, al contrario. Estaría orgulloso por que has defendido tus creencias y has hecho el bien con la decisión que has tomado, no importa que este haya sido tu fin –dijo él y sonreí tristemente

_ Gracias –dije- Sonara tonto pero es reconfortante oír aquellas palabras. Al menos una persona no cree que haya sido estúpido lo que yo hice, valorar mi alma más que mi vida y libertad. Pero aun así, sigo siendo patética para ser la hija de Adrian Strega. Mi hermana es mejor que yo. Mi hermana es una gran bruja y su don es muy poderoso. Ella puede hacerte ver lo que desee. Recuerdo que de pequeña siempre quise ser como ella y me sentía mal por el modo desdeñoso en como me trataba. Creía que era mi culpa y siempre pensé que si me sucedía algo a ella no le importaría. Luego me di cuenta de que no era mi culpa que ella me tratara mal, que ella simplemente me odiaba por naturaleza y deje de intentar complacerla o verla como un ejemplo. ¿Por qué todos los niños pequeños siempre ven a sus hermanos mayores como ejemplos?

_ No tengo idea –dijo él mirando al suelo tristemente

_ A ti también te sucedía lo mismo –dije y él levanto la vista, mirándome sorprendido- Digo, por el modo en como lo dices suena a que a ti también te sucedió algo similar. O quizás simplemente me estoy equivocando y dije cualquier cosa, aunque mis deducciones tienden a ser correctas la mayoría de las veces. ¿Acaso me equivoco?

_ No –dijo él y volvió a bajar la vista- Mi hermano solía tratarme bien. Cuidaba de mí y se preocupaba por que estuviera siempre sonriendo, me enseñaba cuanto podía y yo de pequeño realmente quería ser como él. Ahora ya no, es totalmente todo lo contrario.

_ Quiere matarme –dijimos los dos a la vez y suspiramos al bajar la vista

Al instante ambos levantamos la vista y nos miramos sorprendidos y sin palabras. Pero aquel silencio no era tortuoso ni incomodo, sino que todo lo contrario. Era un silencio reconfortable y casi podía encontrar comprensión en los ojos del ángel. Por más que la curiosidad me invadió, no quise hacerle preguntas al respecto. A mi tampoco me gustaba que me hicieran preguntas respecto a por que mi hermana deseaba matarme. Pero, aun así, era difícil creer que algo así fuera posible entre dos ángeles. ¿Cómo era posible que uno deseara matar al otro? ¿Cómo era posible que un ángel quisiera condenarse a la caina? Baje la vista y me sonroje al percatarme que quizás estaba mirando al ángel más de lo que debería. Pero era imposible no hacerlo cuando él me parecía tan...

Los pasos me trajeron de vuelta a la realidad. Mi sangre se congelo totalmente y me sentí palidecer. Levante mi vista aterrada en cuanto escuche como alguien entraba y la puerta se cerraba detrás de él. La intención estaba claramente grabada en los felinos ojos color miel del brujo. Me estremecí, totalmente espantada al verlo. Yo no había reconsiderado su propuesta y sabia lo que me esperaba por seguir firme en mi decisión. Retrocedí mientras él seguía acercándose a mí pero se movió como una sombra y en menos de un segundo estuvo a mi lado. Me tomo por el hombro y me levanto para que estuviera frente a él.

_ ¿Y? –Pregunto mirándome con interés, mis manos temblaban ligeramente al saber lo que me esperaba- ¿Me responderás o tendré que obligarte a hacerlo?

_ No –dije y respire hondo ante lo que me aguardaba- Mi respuesta es un no. ¡Jamás aceptare un trato contigo!

_ Eres capaz de hacer cualquier cosa con la mano derecha de Lucifer –dijo él examinándome y me quede totalmente helada- Pero no eres capaz ni de aceptar un simple trato con la mano izquierda de Lucifer. Algo que es bastante irónico si consideramos todos los actos impuros que has hecho con él o todos los pecados que has cometido.

_ Algo también bastante irónico si consideramos quien me lo dice –dije retrocediendo- Eres la mano izquierda de Lucifer, no me sorprendería que hubieras hecho actos mil veces peores a los míos y hubieras cometido pecados que nadie debería cometer.

_ Nada como tu lujuria –dijo él y me di contra el muro al no poder retroceder más

_ Seguramente la tuya debe ser mil veces peor que la mía –dije temblando ligeramente

Él sonrió al continuar acercándose a mí y ver que ya no tenía escapatoria alguna. ¡Maldición! ¿Y ahora que? Estaba acorralada nuevamente, sin posibilidad alguna de escaparme o salvarme de algún modo. Me hubiera quedado en silencio temiendo, no hubiera respondido nada y ahora no estaría así. Si simplemente hubiera dicho que no todo hubiera concluido con un golpe y él hubiera partido. ¡Pero tenia que seguirle la conversación! La sonrisa del brujo solo se ensancho cuando estuvo frente a mí, quizás demasiado cerca. Mi corazón se detuvo totalmente cuando él puso una mano sobre mi mejilla y me acaricio casi con dulzura. Me quede totalmente paralizada, sabia que aquello no estaba bien.

_ Tranquila –susurro y su frío aliento me golpeo en el rostro- Nada ha sabido mejor que tus labios.

Gemí al escuchar esas palabras y él sonrió fugazmente antes de alejarse y retirarse completamente. No le preste atención a nada más. Simplemente me apoye contra el muro y me deje caer al suelo, aun impactada por aquellas palabras. No, aquello no tenia sentido, él no podía estar diciendo la verdad. Y sin embargo, mi corazón se torturaba a si mismo por como me sentía. ¿Acaso había sido verdad o simple mentira? Mi corazón no podía estar sufriendo tanto si lo que él había dicho era una mentira. Me lleve una mano al pecho y tome mi collar entre mis dedos. Ya no sentía ni latir mi corazón, aquello había sido peor que cualquier golpe mortal que hubiera podido recibir.

_ ¿Lo que él dijo es cierto? –pregunto el ángel

Levante la vista y lo mire. Había una especia de horror junto con shock en su rostro. Baje mi vista, por alguna razón no me atrevía a mirarlo. Clave mi mirada en mis manos, que temblaban ligeramente mientras yo seguía tratando de asimilar aquellas palabras. No, aquello definitivamente no podía ser. Yo no podía haberme besado con la mano izquierda de Lucifer. Ese sujeto, por mas apuesto que fuera, no hacia mas que causar miedo en mi.

_ ¡Es aquello cierto o no! –exclamo el ángel

Lo mire aun perdida en mi misma, parecía furioso. Pero ninguna palabra coherente parecía tomar forma en mi mente. Pero la molestia en su rostro era más que notoria y aquello no hacia nada más que confundirme aun más. Estaba totalmente perdida, confundida, no entendía nada. Y sobre todo, con cada segundo mas que pasaba, el dolor de mi corazón solo parecía aumentar y seguía torturándome. ¿Acaso era normal que mi corazón sufriera tanto por unas simples palabras?

_ Es mi vida, no tiene por que importarte –dije casi en un susurro mirándolo, aun traumatizada

_ ¿Me responderás maldita bruja o no? –Pregunto él furioso- ¿Acaso lo que él dijo es verdad o no es mas que pura blasfemia?

_ No lo sé –susurre

_ ¿Cómo demonios no lo sabes? –exclamo él y me estremecí al escucharlo

_ No lo recuerdo –dije

Él resoplo y doblo sus piernas. Giro su rostro y clavo su vista totalmente contraria a mí, evitando mirarme a toda costa. Mi corazón pareció sufrir más con aquella acción. ¿Qué? ¿Acaso lo había ofendido? Yo no había hecho nada. Mi garganta se cerró por la angustia, mis ojos ardieron al esperar unas lágrimas que jamás llegarían. Era una bruja, no podía llorar. Y aun así, casi podía sentirlos húmedos. Clave mi vista en el suelo, sintiéndome totalmente culpable por un acto que no estaba segura de haber cometido. ¡Que demonios era lo que había hecho!

La oscuridad no tardo en apoderarse del ambiente al ser pasada la tarde. Cerré fuertemente los ojos y trate de calmarme pero seguía temblando, era imposible no hacerlo. Y por más que trataba de negar una realidad de la que no estaba segura, no lograba convencerme a mi misma. ¿Y por que demonios el ángel ahora parecía tan molesto conmigo? Aquello me torturaba, no lograba comprenderlo. Tome mi cabeza entre mis manos mientras seguía tratando de calmarme aunque aquello ya parecía un hecho imposible. El frío de la noche rápidamente se apodero de mi cuerpo, enfriándome y torturándome aun más. Me estremecí y me abrace a mi misma, tratando de conservar algo de calor. El tiempo siguió escurriéndose.

_ Lamento haberte gritado –dijo él casi en un susurro y levante la vista sorprendida- No estuvo bien de mi parte. Tú... no recuerdas lo que te sucedió el último año, no puedo culparte por aquello ni tampoco puedo hacerte recordar. Tan solo... lo lamento, no debí haberte exigido algo que no tenias modo de responderme.

_ Lamento yo si no tengo una respuesta clara para poder darte –dije

_ ¿Estas cansada? –pregunto él

_ Estoy perdida –dije- Ya no sé que pensar o que creer, no se que es real o que no lo es. Y mi corazón duele sin razón aparente. No entiendo nada. Y no quiero cerrar los ojos y dormir, se que tendré pesadillas. No quiero dormir.

_ Si no duermes no tendrás fuerzas –dijo él- No puedes permitirte aquello.

_ Si duermo tendré pesadillas con él, y si así es él me atacara –dije

_ No te atacara –dijo él

_ Si que lo hará –dije

Él suspiro, no me respondió. Quizás por que simplemente sabía que yo tenia razón y el brujo me atacaría en sueños. Suspire también y clave mi vista en el suelo. Pero hablar de dormir solamente había servido para despertar el sueño en mí. Y ahora, gracias a ello, mis ojos comenzaban a pesarme y tenia doble razones para no quedarme dormida. Sacudí la cabeza ligeramente y me forcé a permanecer despierta, a no dormirme. Pero cada minuto era más difícil que el anterior.

_ ¿Estas bien? –pregunto él

Lo mire confundida al verlo sentado a mi lado. Entre el sueño y el hecho de que ya no sabia que creer o pensar ya ni siquiera me daba cuenta de la realidad. Pero así era, él estaba sentado a mi lado ahora. Me sentí fatal al mirarlo, al ver tantas heridas y marcas de daño. Y aun así, él no parecía temer al igual que yo por más que estuviera en un estado mucho peor que el mío. ¿Pero acaso a mi no me habían grabado aquel miedo con todo este tiempo de maltratos y torturas? Él no dejaba de mirarme, esperando una respuesta.

_ Tengo frío –dije- Y sueño, pero si duermo él me atacara.

_ No te atacara –dijo él

_ Aquello no tienes modo de saberlo –dije- La noche anterior he dormido y me ha atacado, lo volverá a hacer si tiene la oportunidad.

_ No te atacara si yo duermo también –dijo él

_ ¿Qué? –susurre temerosa

_ Entiéndelo, él quiere mi vida antes que la tuya –dijo él- Si yo duermo también, entonces me atacara a mi y tu podrás descansar tranquila.

_ Aquello no estaría bien –dije- No seria justo para ti.

_ La vida ha dejado de ser justa conmigo desde hace meses –dijo él y sonrió apenas- No veo la diferencia si me ataca o no.

_ Pues yo si la veo –dije

_ ¿Y desde cuando a una bruja le importa si atacan a un ángel en lugar de ella? –Pregunto él- No se si lo sabes, pero aquello no tiene mucha lógica. Eres una bruja. ¿Qué demonios te importa lo que sea de mí?

_ Tengo sentido de justicia aunque no lo creas –dije- Y además dije que te ayudaría a sobrevivir aquí y lamentablemente, cumplo con mi palabra no importa cual sea. Me has defendido del brujo y has velado por mi sueño la noche pasada, este es el único modo que tengo de pagarte, ayudándote a sobrevivir. Y no puedo permitir que duermas y él te ataque. Además de que si duermes también, cualquiera podría entrar aquí y tomarnos totalmente indefensos.

_ Entonces duérmete y yo me quedare despierto –dijo él

_ ¡No seria justo! –Exclame- Yo ya he dormido la noche anterior y tu has permanecido despierto, no seria justo que volviera a ser lo mismo.

Lo mire indignada y de algún modo molesta, pero él no hizo mas que reír por lo bajo. ¿Acaso no se daba cuenta de la terrible injusticia que había en lo que él decía? Lamentablemente yo no era como los demás brujos en ese sentido, no me preocupaba solo por mí y dejaban de importarme los demás. ¡Era totalmente injusto si yo dormía y él no! Pero a él parecía no importarle. El ángel se acerco a mi tomándome totalmente desapercibida de modo que sentí mi sangre congelarse.

_ No necesito dormir –susurro en mi oído- Los ángeles no necesitan dormir, solías saberlo perfectamente.

_ ¿Y como solía saber aquello? –susurre confundida y lo sentí sonreír

_ Por que yo te lo conté –susurro él y luego se alejo

Lo mire aun más confundida, tratando de entender algo. Pero con cada cosa nueva que escuchaba, todo me era aun más confuso. Definitivamente esto me iba a llevar al borde de mi cordura. Mire al ángel buscando alguna explicación coherente pero nada. Suspire y me apoye contra su hombro al sentir como el sueño seguía pesándome. Bostece pero aun así una parte de mi no quería dormirse. Por más que él dijera que no le era necesario dormir, la situación seguía siendo injusta.

_ Despiértame a mitad de la noche para que yo me quede vigilando y tu puedas dormir –dije- No me importa lo que digas, todos necesitamos algún momento para cerrar los ojos y estar en paz.

_ Si cierro los ojos lo único que me espera es una persona enfurecida dispuesta a matarme, no paz –dijo él- No te despertare.

_ ¿Acaso es tan difícil lo que pido? –Dije- ¿Por qué haces todo lo contrario a lo que deberías? Estas débil, estas herido y aun así te niegas a dormir.

_ Alguien tiene que hacer guardia –dijo él y suspiro- Y además, tú necesitas dormir mucho más que yo.

_ No es justo –susurre

Cerré los ojos aun estando apoyada contra él. No, definitivamente no era justo. Pero el sueño ya comenzaba a ganarme. Mi vista se perdió en la puerta, con los ojos apenas abiertos. Respire hondamente. Por más que mi cuerpo lo deseaba, no me dormía. Parpadee varias veces y mis ojos intentaron constantemente permanecer cerrados pero aun así continuaba despierta y consciente aunque la realidad ya parecía muy lejana. Los minutos continuaron escurriéndose pero ya había perdido todo sentido del tiempo, suspire.

_ Duérmete de una vez –susurro él- Nada te sucederá.

_ No puedo –dije

El puso una mano sobre mi mejilla y cerré los ojos por unos segundos, permitiéndome disfrutar de aquel calido tacto. Me forcé a recordar. No podía ser que lo hubiera olvidado, que ahora no fuera más que un total desconocido para mí y que sin embargo sabía que no mentía cuando decía que nos conocíamos de antes. Pero, por más que lo intente, lo único que conseguí fue una terrible jaqueca. Hice una mueca y apreté los dientes ante el terrible dolor.

_ Estás helada –dijo él

_ Tengo mucho frío –dije y mi cuerpo se estremeció automáticamente como si hubiera dado una orden

_ ¿Te sientes bien? –pregunto él y negué con la cabeza

_ Tengo demasiado frío –dije

Me abrace a mi misma, tratando de encontrar algo de calor. Aquel frío mortal se había apoderado totalmente de mi cuerpo y no hacia más que hacerme sentir enferma. Me estremecí nuevamente, casi parecía que alguien inducía aquel frío helado que me invadía mas conforme pasaban los segundos. Cerré fuertemente los ojos, tratando de ignorar aquel gélido aire pero no logrando resultado alguno. Mi cuerpo comenzó a temblar por la helada sin que pudiera controlarlo, mis dientes castañeaban. El ángel me abrazo contra su pecho y sentir el calor de su cuerpo fue casi un milagro. Mis dientes siguieron castañeando a pesar de que ya no temblaba, pero aun así seguía sintiendo el helado frío.

_ Gracias –susurre

_ No es nada –dijo él

Me encogí contra el ángel, tratando de superar aquel frío mortal que ahora me dominaba. Me abrace mas fuertemente, sintiendo el calor de su pecho y el calor de sus brazos alrededor de mí. Por un momento me sentí terriblemente culpable. Él era bueno, él no merecía estar aquí. Yo si merecía estar aquí después de todo lo que había hecho pero me sentía terriblemente culpable de que él también estuviera condenado a lo mismo, de que su estado fuera quizás peor que el mío, de que ambos probablemente tuviéramos el mismo fin. A pesar de mi miedo, de mi pánico, de ya haberme rendido a esta vida hacia tiempo, la decisión que tome fue casi instintiva. Respire hondamente y cerré los ojos.

_ Te sacare de aquí –susurre completamente decidida- Te ayudare a escapar. Yo merezco este castigo pero tú no. Me quedare el tiempo necesario que sea para pagar mi pena pero no dejare que tu sigas sufriendo aquí por una injusticia. Si logras llegar a los límites del Bella Vista, estarás a salvo.

Quizás el sueño afectaba la razón más de lo que debía. Bostece una última vez antes de acurrucarme aun más contra él y quedarme profundamente dormida. Pero, a pesar de la locura que acababa de proponer, no me arrepentía de nada y parecía totalmente decidida a cumplirla. Y en cierto modo, era cierto, yo merecía este castigo luego de todos los actos que había cometido. Pero él era bueno, no comprendía como había podido terminar así. ¿Qué tan difícil podía ser darle una segunda oportunidad, ayudarlo a escapar? Él no merecía estar aquí, yo si.

Your Reply