Capitulo 2: Vuelta a la normalidad


.

El partido termino, dejando a seis brujos prácticamente en banca rota y con los bolsillos vacíos y a un novato que había logrado ganar todo. Pero era de esperarse considerando que en la última mano los brujos siempre apostaban todo lo que podían. No podía creer todo lo que había ganado el novato y no podía dejar de besarlo luego de que el juego hubiera terminado. Thom, que había permanecido callado la mayor parte del tiempo desde que se habían repartido los naipes, había logrado conservar un poco de su fortuna. Damon también, aunque no tanta como Thom.

_ Quizás no era tan novato como creíamos –dijo Pet retirándose de la mesa- Caballeros, me retiro, no me ha quedado nada. Fue un placer compartir la noche con ustedes. Novato, espero verte aquí nuevamente.

_ Quizás venga otra vez, quizás no –dijo el novato sin dejar de mirarme- Por ahora lo único que me interesa es ella.

_ No te preocupes, con toda la fortuna que te hiciste, dudo que te vaya a dejar –dijo Mike y se levanto de su asiento- Pet, espérame, vayámonos juntos.

Ambos brujos partieron, saliendo por las puertas que llevaban nuevamente a la pista de baile. Zed y Aaron permanecieron en la mesa, ahogando sus penas con alcohol mientras que Damon simplemente jugaba con una ficha, haciéndola girar sobre la mesa y sosteniéndola con un dedo. Sonreí mientras continuaba besando al novato, era simplemente imposible no hacerlo.

_ Hey novato, bien jugado –dijo Aaron, totalmente ebrio y levantando su vaso en el aire- Realmente eres muy bueno en esto, casi parecía que sabias nuestras cartas. ¿Qué hechizo usaste?

_ Yo creo que fue un reflexus –dije sonriendo y él asintió

_ Aun así lo que mas utilice fue un scutum –dijo el novato y lo volví a besar

_ Eso explica muchas cosas –dijo Zed con voz de borracho y golpeo con un puño contra la mesa- Juro que lo intente y lo intente pero no importaba cual hechizo hiciera no podía leer su mente. ¿Qué clase de escudo utilizaste?

_ Es extraño saben –dijo Damon- Yo no sentí para nada magia proveniente de él.

_ Mi don es el de ocultar y modificar presencias –dijo el novato y sonrió- Por eso no puedes sentir nada. El único problema es como haré para llevarme todo esto.

_ Ten –dijo Zed

Él tomo un saco negro de terciopelo y se lo extendió al muchacho. Él lo tomo y Zed casi mas se cae para atrás de tan ebrio que estaba. El muchacho tiro todo dentro del saco y luego tiro de sus dorados cordeles para cerrarlo. Lo dejo sobre el suelo a su lado y luego volvió a lo suyo, sus manos recorriendo toda mi silueta y sus labios tocando los míos.

Escuche los pasos en el amplio corredor que resultaba ser la sala privada y el aire se imprimo totalmente de un inconfundible olor a rosas. Abrí los ojos al instante, separándome del muchacho. Ese olor a rosas... Los pasos continuaron y venían acompañados de otros pasos que solo podían ser de zapatos con taco aguja. Finalmente las dos personas aparecieron del otro lado de la mesa y me quede más que helada al verlos al igual que los otros brujos.

_ Hola hermanita –dijo Diana

Ella me echo una mirada de odio, no me sorprendía luego de que nuestro ultimo encuentro hubiera concluido con que casi la había matado. Me quede aun más helada. Casi. Sabía que ella había sobrevivido pero aun así no me había hecho a la idea de volver a verla. Su cabello oscuro y ondulado caía más allá de sus hombros, sus finos labios rojos como la sangre y sus ojos marrones aunque también tenían un brillo rojizo a la luz. Portaba un vestido extremadamente corto y negro, todo totalmente rasgado apropósito con unos zapatos de un taco extremadamente alto. Tenía un pañuelo alrededor de todo su cuello de modo que cubría totalmente su piel en esa parte.

El encapuchado estaba a un lado suyo, sonriendo. Era lo único que siempre lograba ver de él, su sonrisa ya que la sombra y la capucha cubrían el resto de su rostro. Estaba totalmente vestido de negro, con camisa y pantalón negro. Casi me estremecí y me sentí palidecer, jamás lo había visto en persona, solo en sueños. Él era la mano izquierda de Lucifer, el brujo más importante y poderoso de Lucifer. Claro, para los brujos la mano izquierda tenía mas importancia que la derecha, por eso el rango de mano izquierda de Lucifer era mucho más importante que el de mano derecha.

Zed y Aaron se quedaron totalmente helados y luego se retiraron a los sillones, sentándose en ellos y quedándose totalmente quietos y callados. La simple presencia del encapuchado me hacia estremecer. Era fría y oscura y me invadía lentamente como si la idea fuera provocarme miedo. Pero el novato no estaba así, o al menos trataba de ocultarlo. Damon continuó jugando con su moneda.

_ Ha llegado tarde, ya han terminado el partido y prefirieron jugar sin usted viendo que no venia –dijo Damon

_ Entonces tú eras a quien esperábamos y nunca llego –dijo el novato

_ Tenia asuntos que me retrasaron –dijo el encapuchado- Lamento no haber podido llegar a tiempo pero no me digan que el juego ha terminado.

_ Ya se han retirado todos, no queda nadie para jugar –dijo Damon- Lo lamento mucho Señor.

¿Qué? ¿Señor? Entonces Damon servia al encapuchado, no a Lucifer. Me sentí palidecer, mi hermana también servia al encapuchado. Ella no me quitaba la mirada de encima desde un lado del encapuchado y me abrace mas al novato como si así pudiera protegerme.

_ Pues yo jugare –dijo el encapuchado sentándose en la mesa frente al novato y Diana se sentó en su regazo, apoyándose contra él- Damon, haznos el favor y reparte.

_ ¿Jugara contra el novato? –pregunto Damon atónito

_ Si es un buen jugador de poker no se negara a esta partida –dijo el encapuchado

_ Creo que no me vendría mal ganar otra vez –dijo el novato y sonrió- ¿Eres bueno jugando al poker?

_ ¡Mas respeto por él! –Exclamo Damon- No puedes tutearle. ¿Acaso no tienes educación?

_ Calma Damon, el muchacho puede tratarme como quiera –dijo el encapuchado y sonrió- Después de todo somos iguales, ambos con una hermosa chica encima nuestro.

_ Sabes una cosa, nunca soporte a los tipos como tu con esa gran imagen y todo –dijo el novato- No se quien demonios te crees para llegar a la hora que quieras y además exigir jugar.

_ ¡Muchacho no puedes hablarle de se modo! –exclamo Damon mas que furioso

_ Déjalo Damon, esto hará las cosas mas interesantes –dijo el encapuchado aun sonriéndole al novato- Juguemos sin trampas. Nada de hechizos ni nada, hace tiempo que no juego al poker con alguien honesto.

_ ¿Tienes con que apostar? –pregunto el novato

_ ¿Qué quieres? –pregunto el encapuchado

_ Dime tu que quiero –dijo el novato

_ Te propongo algo: juguemos y ahí veremos que quiere cada uno –dijo el encapuchado y se detuvo, mirándome- Pero sin nada de chicas.

Diana pareció desconcertada pero se levanto de su lugar. Mire al muchacho, preocupada por él pero el novato asintió. Lo bese una ultima vez y me puse en pie. Trate de irme pero él me tomo por la muñeca y me volvió a besar casi como si también estuviera preocupado y temiera no volver a verme. Tome su rostro entre mis manos y lo bese intensamente, deseando que no le pasara nada por andar jugando con la mano izquierda de Lucifer. Yo sabía que tan oscuro y malvado podía llegar a ser el encapuchado y que este juego podría terminar mal.

_ Para la suerte –dije y lo solté

Fui a sentarme sobre los sillones, aun mirando preocupada como Damon mezclaba las cartas y las ponía sobre la mesa. Entrelazaba mis dedos nerviosamente, ni siquiera le prestaba atención a nada mas que no fuera el juego. Diana se acerco a mí hasta estar a mi lado y me quede sin aire cuando me toco.

_ Hola hermanita, no te veía desde hace tiempo –dijo ella- ¿Lo recuerdas? ¿Cuándo me ahorcaste y me tiraste por el acantilado?

_ Tu heriste a la persona que amaba –dije y la fulmine con la mirada- Le causaste una marca maldita.

_ Te pasa por estar enamorada de un estúpido ángel –dijo Diana- Pero él no murió. ¿O si?

Clave mi vista en el suelo y no le respondí, no me gustaba hablar de aquello. Mis ojos se llenaban de lágrimas cuando recordaba a él estando sobre la tierra y yo llorando desesperadamente por que se moría. La vida lo iba abandonando y yo arrodillada a su lado sin hacer nada más que mirar la mancha negra que tenia en el abdomen. ¿Por qué un ser de luz moría al ser herido por un instrumento maldito? No era justo. Con tan solo un corte bastaba para causarle una marca maldita, una mancha negra que le succionaría la vida.

_ Me vengare por aquello –dije y apreté los puños para contener mis emociones- No me importa como pero me vengaré.

_ ¿Por qué? Si después de todo el maldito sigue vivo según veo –dijo Diana y clavo su vista en el juego- ¿Qué hacen aquí?

_ No se que dices –dije

_ ¿Qué demonios hacen aquí tu y él? –exigió saber Diana

_ Es un chico que conocí en la pista de baile –dije sonriendo y ella me miro

_ Claro, por que tu eres de hacer ese tipo de cosas Kat. De estar besándote con un completo desconocido –dijo Diana y puso los ojos en blanco- Tienes mucho que aprender hermanita.

_ No, no tengo nada que aprender –dije sonriendo- Tu eres la que tiene mucho que aprender. ¿Así que este es tu señor? Es más sombrío en persona. No quiero saber lo que estuvieron haciendo hasta ahora.

_ Es solo la capa –dijo Diana y sonrió dulcemente- Él me cuida y me trata muy bien.

_ Si, como su objeto –dije- No eres más que su simple mascota, una simple pieza en su juego y Damon también.

_ Eso no es cierto. Él nos rescato cuando andábamos perdidos y nos enseño a vivir como se debe –dijo Diana- Él es bueno.

_ Y es la mano izquierda de Lucifer –dije

_ Tú saliste con la mano derecha de Lucifer, estuviste dos años con él. No se que tanto dices –dijo Diana y suspiro- Pero él es bueno. Me salvo de morir luego de que casi mas me hubieras matado.

_ Tú te lo buscaste –dije- ¡Para qué diablos apuñalaste en el corazón a la persona que yo amaba!

_ Te lo dije Kat, destrúyeles el corazón a los hombres antes de que ellos puedan destruírtelo a ti –dijo Diana

_ Él no seria capaz de destruirme el corazón –dije

_ Las mujeres que no saben siempre dicen eso, luego terminan totalmente destrozadas y ellos ni se preocupan –dijo Diana- ¿Te parece que él se va a preocupar por ti cuando te deje? No lo creo hermanita, ni le interesara cuan roto tengas el corazón. Quedaras sola, llorando y a él ni le importara.

_ Eso no es cierto –dije

_ Es un ángel –dijo ella- Terminara partiéndote el corazón. Tanto sea por su deber o por que se aburrió de ti.

_ Hay un tercer camino –dijo el encapuchado

Me quede helada al ver que él había estado escuchando todo este tiempo y me volví a fijar en el juego. El novato estaba serio, él también había estado escuchando y Damon no se había quedado atrás. Los únicos que seguían como estatuas y parecían no habernos escuchado eran Zed y Aaron, aunque el estado de ebriedad en el que estaban les impedía tener algo de sentido común. Diana sonrió y se levanto de su lugar, yéndose a parar a un lado de su señor y apoyándose con los codos sobre la mesa. Me puse en pie, aun sintiéndome extraña tanto por lo que había dicho Diana como por que todos habían estado escuchando. Me pare a un lado de la mesa, viendo el juego y quedándome aun más atónita. El encapuchado acababa de ser vencido por un poker de reinas.

_ He ganado –dijo el novato

No dijo nada más y se puso en pie, tomando todo lo que había ganado esta noche. Aun me sentía extraña estando cerca de él y sabiendo lo que había oído, temía y mi corazón temblaba al imaginar que Diana tenia razón. Me acerque al novato, totalmente pálida pero él me ignoro y se dio vuelta. Partió, hundiéndose en la oscuridad y seguramente dirigiéndose hacia la salida de emergencia que había allí. Vacile durante unos segundos, sintiendo mis ojos humedecerse y comencé a caminar. Tome impulso y corrí el resto del salón, hundiéndome también en la oscuridad.

Algo me detuvo antes de que pudiera llegar al lugar donde estaba la salida de emergencia y me empujo contra la pared. Sentí el duro golpe y el dolor me invadió. Entreabrí los ojos y vi al encapuchado sonreír delante de mí. Su mano estaba sujetando mi cuello, cortándome la respiración tal como había soñado dos veces. Y lo peor era que se sentía igual que en el sueño. Aun así, sonreí al pensar que él había perdido en el poker.

_ Perdiste la partida –dije apenas pudiendo hablar

_ Si. Soy bueno jugando al ajedrez, mi hermano era el bueno jugando al poker –dijo él

_ ¿Tenias un hermano? –pregunte perpleja

_ Creía haberme deshecho de él hace años pero resulta que el maldito sigue vivo –dijo el encapuchado- Es extraño por que me entere hace un mes recién.

_ ¿Hay algún problema?

Gire la cabeza, mirando la figura del muchacho y como él sostenía un cuchillo apuntando al encapuchado. El encapuchado me soltó, retrocediendo un paso y mirando al muchacho sin intenciones de atacarlo. Lo mire también, no deseaba que resultara herido por andar metido en mis asuntos. Otra vez.

_ Nada de lo que debas encargarte –dijo el encapuchado y lo fulmino con la mirada- Ángel.

El muchacho sonrió antes de que el encapuchado se diera vuelta y partiera. Seguí al muchacho hasta la salida de emergencia. Respire hondamente al sentir el frío aire de la noche en mi rostro y mire alrededor, al callejón en el cual estábamos. Listo, ya estaba fuera y tenía la información que necesitaba. Me fije en la tensa figura del muchacho a mi lado, con la cabeza gacha y la vista clavada en el suelo. Él suspiro tristemente, aun sin atreverse a mirarme.

_ No creas en lo que tu hermana te dice, yo no seria capaz de hacerte algo así –dijo él- No después de todo lo que hemos vivido.

Me pare frente a él, quitándole los oscuros lentes y dejando sus hermosos ojos verdes al descubierto. Sonreí, esos ojos jamás podrían pasar por los de un brujo, solo un ángel podía tener una mirada tan encantadora. Y ahora que todo había concluido, podía ver su perfecto rostro angelical y sonreír al abrazarlo. Reí sintiendo sus brazos en mi espalda y como él respiro hondamente.

_ Sabes una cosa. Creo que podría empezar a hacer este tipo de cosas solo, no necesito de tu ayuda –dijo él

_ Vete al demonio Alexander –dije y él sonrió

_ Era una broma Kat. Sin ti seguramente terminaría por no controlarme y matarlos a todos –dijo él

Él me paso una mano por la cintura y comenzamos a caminar. Sonreí, todo había salido perfectamente bien y teníamos la información. Y pensar que los brujos habían creído por completo nuestra farsa. Él era Alexander Engel, el único ángel capaz de infiltrarse entre brujos y debía admitir que tenía un gran autocontrol. Mire tristemente el suelo. Los brujos habían matado a su hermano y él les guardaba mucho rencor por ello. Recordé ese tiempo en el que él me había odiado totalmente por quien era pero ahora ya no era lo mismo. Ya no me odiaba sino que todo lo contrario y no pude hacer mas que sonreír ante eso.

_ Creo que has obtenido un lindo botín esta noche –dije- Has jugado poker con brujos, ahora estas apto para jugar con cualquier ser.

_ Tú te ocupaste de la magia, yo simplemente de las cartas –dijo él tranquilamente- Dejando de lado que son unos tramposos y utilizan la magia para ganar, sigue siendo un juego de poker normal. Solo que en un juego de poker no ganaría tanto.

_ ¿Has ganado algo interesante? –pregunte y él sonrió

Salimos a la calle y él tomo la bolsa con su botín. Rebusco en ella por un par de segundos y saco una llave. Al instante un auto en la calle sonó al ser desactivada la alarma y contuve las ganas de gritar. ¡Un auto! No me sorprendía ya que los brujos tendían a apostar cuanto tenían pero aun así. Me acerque al auto, viendo como resplandecía en su color rojo oscuro bajo la luz de la luna. Alex sonrió al tomar el asiento del conductor y enseguida tome el asiento del copiloto, sonriendo.

_ Gracias Aaron –dijo él

_ ¿Y que harás con el auto? –pregunte

_ Primero asegúrate de que no haya ningún problema –dijo Alex

Cerré los ojos y me concentre, apoyando una mano sobre el asiento. Vi pasar la corta vida del auto frente a mi ojos, tan solo cinco horas desde que Aaron lo había comprado. No pude hacer más que reír al dejar de utilizar mi don y mirar a Alex. Asentí, diciéndole que estaba todo en orden y él arranco el auto. Al menos no tendríamos que caminar hasta el punto de encuentro con los demás. Aunque realmente no había pensado que terminaría ganando tanto jugando al poker.

Mire a Alex de soslayo, fijándome en su perfecto perfil recortado bajo la luz de la calle. Suspire, y pensar que hacía un mes había estado a punto de perderlo. Diana le había causado una marca maldita que había estado a punto de matarlo. Él era el único ángel en la historia en sobrevivir a una marca maldita, pero eso era a causa de que Nicholas y yo lo habíamos salvado. Juntos habíamos vivido demasiadas cosas. Él era quien me había ayudado a salir del miedo en el que vivía y a quien le había encargado la tarea más importante para mí. Si algún día la oscuridad me dominaba y tomaba el control de mi, él debía matarme. En cambio yo debía detenerlo si el deber lo cegaba y haría alguna estupidez.

_ No debes creer en lo que dice Diana –volvió a repetir él, aun evitando mi mirada

_ Ya lo se –dije y suspire, clavando mi vista en el suelo- Pude superarlo cuando me tratabas mal por que me odiabas, puedo superar si algún día eso vuelve a pasar.

_ Es que no volverá a pasar –dijo Alex y suspiro- Has derramado muchas mas lagrimas de las que te he visto por mí. No tienes idea de lo doloroso que fue para mi verte llorar por mi causa y saber el daño que te hacia antes.

_ Pero ya no –dije y levante la vista, sonriéndole- Además, eres un ángel y yo una bruja. Salí con el causante de la muerte de tu hermano y casi más pierdes la vida por mí. Con todo el riesgo que corres al estar cerca de mí no me sorprendería si un día me dejas.

_ ¿Bromeas? No seria divertido infiltrarme entre brujos sin que estés tu ahí –dijo Alex y sonrió- Antes de conocerte todo era demasiado aburrido, lo mas excitante que llegaba a suceder era que algún vampiro anduviese por la zona. En cambio ahora puedo jugar cartas con los brujos sin que ellos se den cuenta de que en realidad soy un ángel.

_ Entonces por lo que sabemos, el encapuchado esta buscando el modo de liberar a Lucifer –dije y me estremecí ante eso- No podemos permitir que eso pase.

_ Ya los oíste, es imposible que eso pase. Se necesita de un ángel muy poderoso y de un brujo muy poderoso para encerrar o liberar a Lucifer –dijo Alex- Ningún ángel traicionaría su deber de mantenerlo encerrado.

_ Pero... –susurre al poner mis manos delante de mi y mirarlas

Pero mi mano derecha es la de un ángel y mi mano izquierda la de una bruja quise decir. Sacudí la cabeza negando eso, solamente eran tontas suposiciones mías de por que yo era diferente. ¿Pero y si estaba en lo correcto? ¿Si mi mano derecha enserio era la de un ángel? Nick había dicho una vez que yo no era parte de los suyos pero tampoco de los otros, que era un experimento aun no llevado a cabo, uno de los especimenes favoritos de Lucifer. Mi hermana era igual que yo, ambas teníamos la misma sangre. ¿Y el encapuchado? El encapuchado también era como nosotras, solo que él enserio era un experimento de Lucifer y no de nacimiento como nosotras. Un escalofrió recorrió mi cuerpo y casi desee estar equivocada con lo que creía de que una parte de mi era angelical. Pero no llegaría a ninguna conclusión concreta, la única respuesta me la podían dar mis padres.

_ ¿Y si encuentra el modo? –pregunte mirando a Alex y él me miro confundido- ¿Y si lo hace?

_ No tendríamos modo de saberlo –dijo Alex- La única forma seria encontrar a quienes encerraron a Lucifer anteriormente, pero eso fue hace años y deben estar muertos desde hace siglos.

_ Ojala supiera hacer el hechizo para viajar en el tiempo –dije y suspire- No soy de mucha ayuda. Para ser la hija del brujo más poderoso del mundo, no se hacer nada, apenas hechizos básicos.

_ Te subestimas demasiado –dijo Alex- ¿Enserio crees que no eres poderosa? Yo te he visto usar magia. Hasta me has hecho un hechizo que ni la mano derecha de Lucifer pudo romper. ¿Y crees que no sabes hacer nada? Eres más poderosa de lo que crees, de eso estoy seguro. Y tienes un don que es uno de los más poderosos que he visto. Puedes hacer cualquier cosa que te imagines con tu tacto.

_ Aun debo aprender a controlarlo totalmente –dije y clave mi vista en el suelo- Pero jamás podría enfrentarme al encapuchado. Cuando me corta la respiración es como si no pudiera hacer nada, simplemente verlo sonreír desde debajo de su capucha. Él me quiere hacer caer, quiere que la oscuridad me domine.

_ Me tienes a mi para mantenerte en la luz –dijo él- Te dije que lucharía hasta el ultimo momento para que no caigas. Simplemente deja de preocuparte tanto por eso. Deja los asuntos de brujos de lado, ya cumplimos con eso por esta noche.

_ ¿Y entonces de que debo preocuparme? ¿Del examen de ciencias físicas mañana? –dije sonriendo y él freno el auto de pronto

_ ¡Demonios! –Exclamo él totalmente molesto y no pude hacer más que reír- ¡Maldición! Odio ciencias físicas, la profesora me odia.

_ Ya lo se, me lo dijo –dije sonriendo- Después de todo es mi compañera, sirve a Solcius igual que yo. Te odia por que tú sirves al Consejo.

_ Como si tuviera opción –dijo Alex y sonrió- Aun así ellos no me controlan.

Él volvió a poner el auto en marcha y mi vista se perdió en la ventanilla mientras sonreía. Existían solamente tres grandes bandos a los cuales pertenecer. La Secta, conformado por los servidores de Lucifer, todos los brujos que servían a Lucifer pertenecían a la Secta y Él tenia el control de esta. Luego estaba el Consejo, ahí había un representante de cada especie y se creaban las leyes. Los ángeles eran los servidores del Consejo, debían hacer respetar sus reglas. Pero tanto la Secta como el Consejo estaban mal. Alex rompía la ley al estar conmigo. Según las leyes mas fundamentales del Consejo, cualquier información importante debía ser dicha al Consejo al instante y no oculta como hacia Alex. También se debía matar a cualquier brujo que fuera identificado desde el primer instante y yo seguía aquí con vida. Y una de las leyes más importantes era no interferir en la salud de los demás. Mire mis manos, que en un momento habían estado totalmente destrozadas por un alambre de púas maldito. Él las había curado, había interferido totalmente en mi salud. Alex había roto todas las leyes que pudieran existir al estar conmigo. El tercer grupo era Solcius, ellos eran los que para mi dictaban la verdadera justicia y siempre estaban dispuestos a ayudar. Pero claro, ellos eran un grupo de rebeldes y traidores del Consejo, por eso se mantenían totalmente ocultos. Hacia un mes yo había sabido que pertenecía a Solcius al igual que mis padres y que había sido criada bajo las reglas de Solcius. Al menos eso explicaba por que tenía tantos desacuerdos con los ángeles al principio.

_ ¿Qué harás con el auto? –pregunte

_ No se ni que haré con todo lo que gane –dijo él- Supongo que lo repartiré. ¿Por qué todos los brujos son tan ricos?

_ Solo los servidores de la Secta –dije- Ellos no respetan ninguna ley. Hacen aparecer el dinero. Pero no se puede hacer aparecer algo de la nada por lo que se debe tomar de otra parte. En otras palabras, lo roban. Al igual que este auto o cualquier otra cosa que hagan aparecer.

_ Mantén eso entre nosotros o me obligaran a devolver todo –dijo Alex sonriendo

_ ¿A dónde están los demás? –pregunte

_ Gabriel y Miguel se encargaron de una ninfa que andaba causando problemas. Raphael fue a un club de vampiros, dudo que vuelva esta noche pero ya sabes que él tiene contactos entre ellos –dijo Alex- Y Daniel fue al banco a retirar nuestra paga.

_ ¿El Consejo les paga? –dije

_ Claro. Esto es considerado un trabajo. Arriesgamos nuestras vidas a cada segundo por hacer respetar la ley del Consejo –dijo él- Es lo mínimo que pueden hacer aunque el salario es muy miserable considerando todo lo que hacemos.

_ Creo que de ningún modo me caería bien el Consejo. Es todo un gobierno corrupto –dije y me cruce de brazos- Además no es justa la discriminación que tienen contra los brujos solo por que creen que todos servimos a Lucifer.

_ Créeme que ellos son peores de lo que crees –dijo Alex y su mirada se perdió al frente- Tu solo conoces una parte de que tan malvado puede llegar a ser el Consejo.

_ Lo lamento –dije sabiendo a que se refería

_ No importa, ya lo supere –dijo Alex- Ellos jamás tendrán algún control sobre mi por mas que sigan creyendo que estoy bajo su poder.

Él finalmente detuvo el auto en la calle, justo a un lado de donde estaba aparcado un flameante auto negro. Un muchacho estaba poyado contra el auto, con el cabello largo y beige y unos ojos color caramelo que solo mostraban amabilidad. Su rostro era angelical igual que el de cualquiera de los suyos y no pude hacer nada más que sonreír al ver a Miguel. Él se acero al auto y Alex se puso los lentes oscuros nuevamente, bajando la ventanilla y sonriendo.

_ ¿Qué haces? –pregunto Miguel y Alex sonrió

_ Tengo un flameante auto, una bruja sexy en el asiento de al lado y la actitud debida –dijo él y su sonrisa se ensancho mas- Creo que interpreto perfectamente el papel de un brujo.

No pude hacer más que reír ante lo que dijo y me baje del auto. Rápidamente di la vuelta al auto y Miguel me abrazo fuertemente al estar frente a mí. Sonreí, él siempre era tan amigable. Gabriel bajo de su auto. Su cabello tan negro y brillante como el de su vehiculo y sus ojos de un azul tan profundo que solamente él podía tenerlos. Sonrió al acercarse y abrazo a Alex, su mejor amigo.

_ ¿De donde sacaste este auto? –pregunto Gabriel mas que fascinado

_ Lo gane en una partida de poker –dijo Alex sonriendo- Tendrías que ver lo que son capaces de apostar los brujos.

_ Esto no es nada –dije sonriendo- Una vez estuve en un partido de poker donde apostaron una isla privada.

_ Los brujos si que saben como divertirse –dijo Miguel- Ya es mas de medianoche, deberíamos ir volviendo.

_ Odio salir y al otro día tener escuela –dijo Alex

_ Tu no tienes de que preocuparte, yo aun no he hecho la tarea de matemáticas –dijo Miguel

_ ¿Qué haremos con el auto? –pregunto Gabriel

_ ¿Lo quieres? –Pregunto Alex- Yo no lo quiero, que lo tome quien lo desee.

_ Se lo podemos dar a Daniel –dijo Miguel sonriendo- Yo se cuanto deseaba él un auto.

_ Entonces ten –dijo Alex entregándole las llaves- Yo no quiero ese auto. Lo único que quiero ahora es olvidarme totalmente de que vengo de pasar horas haciéndome pasar por un maldito brujo servidor de Lucifer.

_ ¿Todo bien Katherin? –pregunto Miguel

_ Perfectamente –dije

Aunque mi mente seguía perdida en otra cosa, en el encapuchado. Tenía demasiadas preguntas respecto a mí, respecto a él, respecto a todo. Levante apenas la cabeza al escuchar los pasos corriendo hacia aquí y como alguien gritaba para llamar nuestra atención. Daniel sonrió, sacudiendo una mano mientras venia hacia nosotros. Él estaba en el último año de la escuela igual que Raphael y Miguel, ellos eran los tres mayores. Luego estaba Gabriel y Alex era el mas joven. El cabello color chocolate de Daniel estaba totalmente despeinado y sus ojos del mismo color brillaron al ver el nuevo auto junto al de Gabriel.

_ ¿Y eso? –pregunto él

_ Es tuyo –dijo Miguel entregándole las llaves- Alex lo gano en un partido de poker y él no lo quiere. Y como Gabriel y Raphael ya tienen auto y tú deseabas tanto uno, ahora lo tienes.

_ ¿Enserio? –continuo Daniel sin lograr creerlo

_ Tómalo o déjalo –dijo Alex recuperando las llaves- Sino, a menos que alguien mas lo quiera, lo venderé.

_ ¡Estas bromeando! Es un auto ultimo modelo, salio al mercado recién hace dos días –dijo Gabriel- ¡No puedes venderlo!

_ Lo tomo –dijo Daniel rápidamente arrebatándole las llaves de la mano a Alex

_ Perfecto, es tuyo entonces –dijo Alex- ¿Tenemos que esperar a Raphael o podemos partir?

_ Yo lo espero –dijo Daniel y sonrió- Lo llevare con mi auto. Ustedes váyanse.

_ Gracias –dijo Alex

En menos de un segundo Gabriel ya había tomado su lugar en el asiento del piloto y estaba poniendo su auto en marcha. Suspire y entre en el asiento de atrás junto con Alex. Listo, ya había terminado la noche, ahora todo volvería a la normalidad. Una vez que Miguel tomo su lugar en el asiento del copiloto y cerró la puerta, Gabriel arranco y partimos. Dejando a un sonriente y complacido Daniel atrás. Sonreí, él debía estar más que feliz con su nuevo auto.

A pesar de estar conduciendo, Gabriel tenía la vista fija en el retrovisor, vigilando a Alex. Podrían pasar años y eso jamás dejaría de darme gracia. Ellos dos serian mejores amigos desde que comenzaron a servirle al Consejo, pero en cuanto a esto, parecían todo lo contrario. Gabriel amaba su auto y no le gustaba que Alex estuviera en él. Primero, por que hacia dos años él había volcado agua bendita dentro y el auto aun conservaba la esencia del agua bendita dentro. Una parte de mi se sentía totalmente espantada por el agua bendita y no soportaba su esencia pero la otra se sentía totalmente a gusto, como si le diera vitalidad. Y otra de las razones por la cual a Gabriel no le gustaba que Alex estuviera en su auto era que para Alex, doscientos kilómetros por hora era ir lento. Eso simplemente me hacia reír al recordarlo.

_ Conduces lento Gabriel –dijo Alex recostándose sobre el asiento- Si yo tuviera un auto...

_ Lo tenías y lo acabas de regalar –dijo Gabriel- Suerte. Ese auto no hubiera durado ni un día en tus manos.

_ Por eso prefiero mi motocicleta –dijo Alex y sonrió- Puedo ir tan rápido como quiera y meterme en cualquier lugar.

_ ¿Qué tal la noche? –pregunto Miguel

_ Desenfrenada –dije sonriendo- Hacia mucho que no iba a una fiesta de brujos como esa.

_ Vive una noche como brujo y tienes el boleto al infierno mas que asegurado –dijo Alex tranquilamente- Habría que matar a todos los brujos que estaban ahí dentro.

_ No digas eso que yo alguna vez fui como ellos –dije

_ Si, pero tu nunca robaste un alma o la energía vital de alguien –dijo él- ¿Tienes idea de lo que tuve que contenerme de no matar a esos sujetos cuando fueron por un alma?

_ ¿Tienen lo que fueron a buscar o no? –pregunto Gabriel y asentimos

_ Quieren liberar a Lucifer –dijo Alex y Gabriel se quedo en blanco al igual que Miguel

Pasaron varios minutos de silencio mientras ellos trataban de asimilar el hecho. ¿Qué tan malo debía ser para un ángel enterarse que los brujos querían liberar a Lucifer? De hecho, para mi también era malo, no podía imaginar un mundo dominado por Lucifer.

_ ¿Qué? –logro articular Miguel finalmente

_ Lo que oíste –dijo Alex- Quieren liberarlo, él quiere liberarlo.

_ ¿Quién? –pregunto Gabriel

_ La mano izquierda de Lucifer. ¿No es así? –dije y mire a Alex, él asintió

_ Pero no puede hacerlo solo, me lo dijo –dijo Alex y lo mire mas que incrédula

_ ¿Qué? –dijimos los tres a la vez

_ Jugué al poker con él –dijo Alex y sonrió- Le gane, por eso tuvo que decirme un par de cosas. Le sucede por tratar de jugar de ese modo conmigo, creo que sabia desde el primer instante que yo era un ángel y me quería hacer hablar. Pero el juego le salio al revés.

_ ¿Y que te dijo? –pregunto Gabriel

_ Existe el método de liberar a Lucifer, dice que él puede hacerlo sin problema. Pero que hay una complicación –dijo Alex y de pronto cobro seriedad- Existen dos guardianes.

_ Eso no es posible –dijo Miguel- Si existieran dos guardianes...

_ Existen y él quiere tener a los dos guardianes –dijo Alex- Por eso no puede liberar a Lucifer, por que se necesita la sangre de los dos guardianes.

_ ¿Y quienes son ellos? –pregunte

_ Son los sucesores de quienes atraparon a Lucifer anteriormente –dijo Alex- Al parecer Aaron no mentía, si hubo una época en donde Lucifer quedo libre pero los ángeles lo volvieron a encerrar.

_ Pero no hay ningún registro de eso en el Consejo –dijo Miguel

_ Alguien se ocupo de borrarlo entonces –dijo Gabriel- ¿No te dijo nada mas?

_ Se necesito de sangre de caballero y sangre de brujo para encerrar a Lucifer nuevamente –dijo Alex- O al menos eso le entendí pero no tiene mucho sentido lo que me dijo. Él dijo y cito “El caballero y el brujo detuvieron a mi Señor anteriormente, ellos se encargaron de encerrarlo nuevamente y pagaron un alto precio por ello. Ambos condenaron sus sangres por aquello. Por eso digo que no convendría tener la sangre del caballero y del brujo a menos que quieras estar siempre al borde de la muerte.”

_ Entonces era verdad, se necesitaron un ángel y un brujo para capturar a Lucifer de nuevo –dije y suspire- Pero no nos dice mucho lo de sangre de caballero y brujo. Supongo que debe haber algún sucesor o algo así de aquellas personas que encerraron a Lucifer.

_ Seguramente él debe estar buscándolos –dijo Gabriel

_ Quizás, ahora no puedo pensar con claridad –dijo Alex y cerró los ojos, haciendo una mueca- Aun tengo la música en mis oídos de ese lugar y sigo sintiendo la horrible presencia de los brujos.

_ Gracias –dije y él sonrió

_ Sabes que no lo digo por ti –dijo él- Tu presencia es extraña pero no es la de una bruja, es mas bien dulce.

_ Por que tu eres el único que puedes sentirla –dijo Gabriel- No se de que hablas, nosotros por mas que lo intentemos no sentimos ninguna presencia proveniente de ella.

En ese instante Miguel tomo un bolso del suelo y lo puso sobre él. Lo abrió mientras rebuscaba algo ahí dentro y lo primero que hizo fue sacar un paño y lanzárselo a Alex. Él sonrió al atajarlo en el aire y enseguida se lo paso por el cuello, quitándose la tinta que tenia ahí. Sonreí, la marca falsa de Lucifer había sido un toque perfecto para hacerlo pasar por un brujo.

_ Esta humedecido con agua bendita –dijo Miguel

_ Gracias –dijo Alex pasándose el paño por el rostro

_ Ten Kat –dijo él y me lanzo una cajita

Tome la cajita en el aire, sosteniéndola delante de mí y abriéndola. Sonreí al ver las miles de pastillas blancas en el interior, milsabores. Los conté rápidamente, no faltaba ninguno por lo que todo estaba en orden. Tome uno y me lo lleve a la boca, cerrando los ojos ante el placer. Eran milsabores, golosina de brujos y una de mis favoritas. Eran simples trozos blancos, parecidos a trozos de azúcar, pero al tenerlos en la boca, estos se deshacían causando el sabor que mas te gustaría en este momento. Podía ser cualquier tipo de cosa y sonreí al sentir el sabor de los aires de las calles de Italia.

_ Gracias –dije

_ No hay problema. Aunque sigue tentándome probar uno –dijo Miguel

_ Ya te lo ha dicho mil veces. No puedes –dijo Gabriel- No sabemos lo que sucedería si ingieres algo hecho para brujos.

_ No es justo, todo lo que sea para brujos es genial –refunfuño Miguel cruzándose de brazos y no pude evitar reír

_ Para Navidad intentare conseguirte algo hecho para brujos que pueda ingerir un ángel –dije y él sonrió

_ Que horror Navidad, tendré que asistir a las fiestas del Consejo –dijo Alex- Mis padres no me dejaran faltar.

_ Dudo que sea para tanto –dije y él me miro pensativo durante unos segundos

_ Ahora que lo pienso mejor, yo había hecho una apuesta contigo y gane el partido de poker –dijo y sonrió- Perdiste la apuesta.

_ Creí que lo habías olvidado –dije desanimada y sonreí- ¿Y como tendré que pagarte esta vez?

_ Algo se me ocurrirá –dijo él y me guiño un ojo

Baje la vista, sonrojándome al recordar la primera apuesta que había hecho con él de este tipo y había perdido. Había tenido que pagarle con un beso, el primer beso que él me había dado. Aunque ahora que sabía que Alex era un ángel, sabía que había hecho trampa en esa apuesta. El beso de un ángel puede curar cualquier cosa, puede salvar a alguien de morir. Yo había estado muy enferma y habíamos apostado, yo diciendo que estaría en cama por días y él diciendo que al día siguiente estaría perfectamente sana.

_ ¿Cuánto ganaste? –pregunto Gabriel- Solo por curiosidad.

_ Cerca de diez mil dólares –dijo Alex y Gabriel clavo el freno de golpe, mirando atónito hacia atrás

_ ¡Que! –exclamo él y Alex sonrió

_ Es lo normal –dije y sonreí- Una vez Nicholas gano medio millón en una noche.

_ ¿Cuánto demonios apuestas los brujos? –Dijo Gabriel y se tranquilizo- Bueno, supongo que no vale la pena preguntarlo, ganaste un auto.

_ Y un televisor pantalla plana –agrego Alex levantando un dedo

_ ¿Enserio? –pregunto Miguel abriendo totalmente los ojos mientras Gabriel volvía a poner el auto en marcha

_ Lo aposto Aaron, me dijo que esta en el baúl de su auto –dijo Alex y sonrió- Mejor dicho, el auto de Daniel.

_ Creo que para ser miércoles tuvieron una noche demasiado agitada –dijo Gabriel- ¿Acaso no podrían haber escogido otra noche para infiltrarse entre los brujos?

_ Los viernes es mucho peor –dije

_ Yo pienso que tuvimos suerte, justo la misma noche que nos infiltramos la mano izquierda de Lucifer esta presente –dijo Alex y palidecí

_ Yo pienso que fue demasiada coincidencia –dije

_ Aun así, la noche ya paso, lo único que quiero hacer ahora es dormir –dijo Miguel cruzando los brazos detrás de su cabeza

Mi vista se perdió en el paisaje del exterior y sentí el temor invadirme. No, no era suerte que justo nos cruzáramos con mi hermana y el encapuchado. Tampoco había sido una coincidencia que él hubiera llegado tarde, lo había hecho apropósito para poder jugar solo con Alex. Y además había dicho de jugar sin hechizos. Me estremecí al pensar que todo aquello podría haber estado planeado por el encapuchado pero seguramente él no debía de haberse esperado perder en el poker.

Una mano estuvo sobre la mía y mire a Alex sonriendo mientras mis dedos se entrelazaban con los suyos. No tenia de que temer, no mientras él estuviera a mi lado por que sabia que siempre podría contar con él.

Your Reply