Capitulo 34: Escape


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Respire hondamente una vez más antes de sostenerme contra el muro. Estaba segura de que en cualquier segundo todos estarían al tanto de que habíamos escapado y nos perseguirían. Abrí los ojos y mire el extenso campo de flores delante de nosotros. Hice una mueca al saber lo que significaría cruzarlo. Pero más allá estaba el bosque, y aun más lejos los limites del Bella Vista. Era cuestión de llegar hasta allí y seriamos totalmente libres. Aun así, no seria fácil considerando el terreno que tendríamos que cruzar. ¿Pero sino que? ¿Arriesgarnos al tramposo descampado? Aquello tan solo favorecería a los brujos y su buena puntería para herirnos tanto sea con un hechizo o un arma.

_ ¿Te encuentras en condiciones de correr? –pregunte

_ Apenas más rápido que un humano con algo de suerte –dijo él

_ Pues suerte es lo que necesitamos –dije y volví a fijar mi vista en el frente- Si llegamos al bosque será casi imposible que nos agarren. Aun así, no estoy segura de que aquello baste para detener a Christ. Tú tan solo ocúpate de llegar a los límites del Bella Vista, luego estarás a salvo.

_ ¿Y tú? –pregunto él y sonreí

_ Si es necesario, me enfrentare a Christ y me vengare por todo lo que me hizo –dije

La bruja dentro de mí se regocijo ante el hecho. Había una lista demasiado larga respecto a cuanto me había hecho Christ y cuanto deseaba vengarme por cada cosa. Aun así, me quede helada al reaccionar sobre la verdad. Le eche un rápido vistazo de soslayo a Alex. Él estaba pálido, el horror grabado en su rostro. Me maldije internamente, deseando más que nada no haber dicho aquello. Las últimas palabras de Gabriel retumbaron en mi cabeza tan solo para aumentar mi tortura interna. Mi cabeza era un total caos. No podía atacar a Christ por mas que desease y debiera, mi corazón me impedía herir a la persona que aun amaba aun si aquello significaba que no debía atacar a su hermano por mas oscuro que este fuera.

_ No lo atacare, mi estado no me favorece –dije- Tan solo lo distraeré.

Él volvió a respirar, no me había dado cuenta de que había estado conteniendo el aire. La mano teniendo el arma tembló ligeramente al darme cuenta de la realidad. Aquello había sido pura excusa. Aun en este estado estaba segura de que podría con Christ. Mire el arma en mi mano y mi corazón se partió en dos entre el deber y el querer. Christ estaría demasiado furioso, demasiado fácil de vencer. Esta seria quizás la única oportunidad que realmente tendría ventaja sobre él y pudiera vencerlo, acabar con su vida y con todo este suplicio. Pero no podía matar a Christ, no podía herir a Alex de ese modo. Suspire rendida.

_ Tan solo... limítate a correr y no mires atrás. Llega a los limites del Bella Vista y haz lo que quieras. Yo me las arreglare para escapar con o después de ti –dije y mire seriamente el frente- Ten cuidado con las flores amarillas, los pétalos de las rasguñadoras son tan afilados como una cuchilla y se puede decir que ellas... muerden. Y mas adelante, donde están las flores de cristal... Hagas lo que hagas, ten mucho cuidado de no romper ninguna. Lo único que me falta es haber llegado hasta aquí para que estas malditas flores nos cuesten la vida.

_ Creo que puedo cruzarlo sin problemas –dijo él y levante una mano en el aire callándolo al instante

Escuche el murmullo de las susurradoras llegar hasta mí. Mi cuerpo se tenso al escuchar la noticia y las ordenes. El tiempo se nos acababa rápidamente y había que actuar cuanto antes. Maldije un millón de veces internamente, Nicholas no había podido distraer más tiempo a Christ. ¿O acaso habían sido las susurradoras que nos habían delatado al escucharnos hablar aquí y repetir exactamente todo hasta que llego a oídos de Christ? No importaba la causa, tan solo sabia que en cuestión de minutos este lugar estaría plagado de perseguidores.

_ Maldición –murmure

_ ¿Qué sucede? –pregunto él

_ No preguntes, tan solo corre tan rápido como puedas –dije

Él al instante obedeció. Tome el arma con más firmeza antes de seguirlo, siempre atenta para cubrir la retaguardia. El murmullo de las susurradoras se elevo aun más, el pánico y la desesperación dominaba sus timbres de voces mientras repetían cada vez mas fuerte nuestras ultimas palabras. Deseaba más que nada detenerme unos segundos y arrancar aquellas malditas flores del color del vino, con raíz y todo, de la tierra. El murmullo entre ellas solo se aumento y pronto no fueron solo ellas las que hablaron.

Escuche el grito de un brujo detrás de nosotros y apreté los dientes. Las susurradoras al instante se ocuparon de hacer llegar hasta mí sus palabras. Reaccione rápidamente. Me di vuelta y le apunte a la mitad del pecho, disparando e hiriéndole antes de que pudiera completar el hechizo. Alex giro apenas el rostro para ver pero de una rápida mirada le advertí que siguiera corriendo. En menos de un segundo un brujo se materializo a un lado mío y de un rápido movimiento tome un cuchillo y se lo lance directo al pecho. Aquello lo hizo caer y me dejo el camino libre. Salte y di una pirueta en el aire cuando un rayo, causado por un hechizo, casi me da de pleno. Aun así, parte del hechizo logro llegarme y sentí mis tobillos arder. Tantee mi cintura desesperadamente y tome mi daga. Me detuve tan solo un segundo, dándome vuelta y sosteniéndola horizontalmente delante de mi.

_ ¡Scutum! –exclame

Sonreí ante el rápido efecto del hechizo y los brujos se vieron obligados a retirarse por el rebote de sus hechizos contra mi escudo. Aquellas figuras encapuchadas, totalmente de negro y moviéndose como sombras no hacían mas que amenazarnos. Aun así, logramos llegar hasta la parte de las rasguñadoras. Sonreí fugazmente, ya habíamos sobrevivido una parte del camino. Las malditas flores no tardaron en unirse a la causa de los brujos y comenzaron a morder y herir mis tobillos y todo donde alcanzasen sin piedad alguna. Cerré los ojos fuertemente al sentir como la sangre corría por mis tobillos pero aun así me obligue a seguir corriendo y abrir los ojos. Deseaba huir de aquí cuanto antes, luego tendría tiempo para curarme las heridas.

Gemí cuando un rayo me pasó peligrosamente cerca de la cintura, rasgando la tela y llegándome a herir. El dolor fue casi instantáneo. En menos de un segundo enfunde mi daga y me lleve la mano libre a la herida. Me di vuelta, tratando de controlar las lágrimas por el dolor y apunte directo al brujo que me había herido. Reconocí al instante aquella sonrisa que me dedico y mi dedo vacilo tan solo un segundo antes de presionar el gatillo y ver como el cuerpo del brujo caía. Aferrándome a todas mis fuerzas me obligue a continuar a pesar de la terrible herida que tenia. Las rasguñadoras seguía atacándome, mi magia comenzaba a fallarme luego de que aquel brujo hubiera podido romper mi hechizo sin problema alguno y la herida no hacia mas que dificultarme las cosas.

Mire de un modo casi esperanzada las flores de cristales, conteniendo diversos líquidos de diferentes colores delante de mí. Sonreí esperanzada cuando llegamos hasta ahí sabiendo que ya estábamos a mitad de camino. Alex estaba cumpliendo mis órdenes a la perfección y estaba teniendo mucho cuidado al correr entre ellas. Aun así, con cada segundo que pasaba se me hacia mas difícil continuar corriendo. La piel ardía bajo mi mano, mis tejidos gritaban de dolor y hubiera jurado que olía a quemado. Temí cuando las flores de cristal temblaron debajo de mi por mi dificultad para correr y sofoque un grito cuando dos de estas se chocaron, temiendo que se rompieran.

Escuche los pasos detrás de nosotros acercarse aun mas, sentí mi hechizo romperse casi por completo. Supe al instante lo que tenía que hacer y respire hondamente antes de detenerme. Automáticamente Alex se detuvo metros delante de mi, ya casi habiendo llegado al descampado y mirándome con temor. Pero yo sabia lo que debía hacer y que no habría otra alternativa si deseaba que él escapase.

_ ¡No te detengas! –grite

Él me miro de un modo casi desesperado antes de asentir y continuar corriendo. Me agache y recogí una de las flores, ya sintiendo como el liquido dentro de ella se escurría y comenzaba a quemarme la mano. Mire a todos los brujos con una sonrisa despiadada en el rostro. Recordé mi sufrimiento, mi dolor, todo lo que había pasado gracias a aquellos malditos. El liquido continuo escurriéndose por mi mano, sintiéndose peor que el mismo acido. Les dedique una gran y última sonrisa antes de actuar.

_ Váyanse todos al demonio –dije

Con todas mis fuerzas lance la flor de cristal. Apenas la vi volar por los aires corrí tan rápido como pude en la dirección contraria. Como una sombra, en menos de un segundo logre estar junto a Alex. Volví a gemir llevándome nuevamente la mano herida a la misma herida de la cintura. No había sido buena idea utilizar mis poderes pero aun así no había tenido otra alternativa. Apenas si escuche el ruido que hizo el frágil cristal al romperse antes de ser seguido de la explosión. Ambos caímos al suelo automáticamente por el impacto. Rodee al instante, desenfundando mi daga tan rápido como pude y poniéndola delante de mí.

_ ¡Devolutĭo! –grite con todas mis fuerzas

Cerré fuertemente los ojos y utilice todas mis fuerzas para protegernos. Sentí a la perfección como el aire amenazaba con romper mi hechizo y alcanzarnos. Y sabía que aquello seria la perdición. Escuchaba los gritos en el fondo, consecuencia de cómo el aire los quemaba interna y externamente a todos los brujos. Ese maldito aire que estaba luchando por mantener alejado. Apreté fuertemente los dientes mientras seguía manteniendo el hechizo por más que mi cuerpo decía a gritos que no podía continuar. Me forcé a continuar, yo estaba segura de que podía. Debía resistir más que nada, no podía permitir que el aire nos hiriera y nos matara.

Los tortuosos minutos de resistencia continuaron. Sentía como mi cuerpo cada vez podía menos pero conforme pasaba el tiempo el aire venenoso se iba disipando. Finalmente, ya no quedo nada de él, nada por que resistir, nada por que esforzarme tanto. Abrí los ojos y sonreí casi agradecida mirando la luna sobre mí, sabiendo que no hubiera podido resistir tanto sin su ayuda. Pero mi sonrisa duro poco. Rápidamente una figura me restringió la luz de la luna y sentí la desesperación invadirme.

Christ sonrió desde arriba y de un rápido y certero golpe en el aire rompió mi hechizo. Una fuerza invisible me pego y me tiro al suelo, haciendo que me golpeara la cabeza de lado fuertemente. Puse una mano delante de mí e intente levantarme con mucha dificultad. Genial, había sobrevivido solo para que Christ arruinara el escape. Lo mire temerosa desde el suelo y él sonrió antes de levantar una mano en el aire, ya juntando sus poderes ahí para atacarnos, o quizás simplemente atacarme y terminar de una vez por todas con mi vida. Me estremecí de miedo e intente retroceder sin resultado alguno esperando su golpe mortal. Él levanto aun más la mano y me sonrió a mí, a su futura victima, a su futura muerte.

Gemí de pavor esperando el golpe mortal pero nada llego. Vi como una bola de aire golpeo a Christ de pleno en el pecho y lo alejo varios metros de mí. Me levante y mire confundida como la figura de Christ caía varios metros lejos y terminaba tirado en el suelo. Alex se reincorporo más rápido que yo y me tendió una mano para apresurarme. La acepte al instante y él tiro de mí hasta que estuve de pie a su lado. Me di vuelta, mirando confundida la figura sonriente en el medio del descampado. Él asintió y al instante comprendí que debíamos continuar, el bosque ya estaba cerca y con ello la salida. Aun así, el ángel se negaba a moverse ante lo que creía una amenaza.

_ Es bueno –susurre con dificultad- Es de los nuestros.

Él me miro con vacilación antes de emprender nuevamente el camino y continuar corriendo. Lo seguí de cerca, corriendo con dificultad y aun estando atenta por más amenazas. Pase junto a Zachary y me detuve al ver que huir no estaba dentro de sus intenciones. Me costo tan solo una milésima de segundo comprenderlo todo y me di vuelta, mirándolo con desesperación. Él me dedico una perfecta sonrisa, dulce y agradecida. Negué con la cabeza al saber lo que tenia en mente pero su sonrisa solo se ensancho. Sus ojos brillaban de felicidad bajo la luna y por primera vez su rostro estaba en paz.

_ Le he encargado mis cosas a Nicholas –dijo él- Le he pedido que se ocupara de cuidar de ti puesto que mi trabajo de chaperon termina aquí. Espero no llores por mi pequeña caballera.

_ Zachary, por favor no –dije acercándome, ya sintiendo las lagrimas en los ojos pero él solo conservo aquella sonrisa

_ Ya no hay nada en este mundo para mi. Pero recuerda Katherin, tú tienes una segunda oportunidad, aprovéchala. No hagas como yo –dijo él y me tomo por el brazo, acercándome más y pegando sus labios a mi oído- Él te continúa amando, no le digas que te lo he dicho.

Él me soltó y me sonrió una última vez, de un modo encantador. Se alejo corriendo unos pasos y se detuvo a mitad de camino entre mí y un Christ ya reincorporándose y queriendo venganza. Su sonrisa tan solo se ensancho, por mas irónico que fuera realmente había felicidad en su rostro. Todo lo contrario a mí, que el dolor me dominaba totalmente al saber lo que pasaría. Yo estaba herida, estaba débil y mi estado solo parecía empeorar con los segundos. Y del otro lado del descampado, había un Christ dispuesto a atacar.

_ ¡Katherin! –grito Alex, llamándome

Aun así, permanecí mirando a Zachary, negando con la cabeza y con el corazón. Las lágrimas se amontonaban en mis ojos pero me obligue a contenerlas. Él había dicho que no llorara por él. Extrañaría exactamente todo de él. La vida ya no seria la misma sin sus amargos comentarios, sin su punto de vista insensible y cruel. Ya nada seria lo mismo sin su hostil realismo. Él se puso de frente a Christ, listo para mantener un combate cuyo resultado era evidente. Giro apenas el rostro una ultima vez, dedicándome otra de sus sonrisas.

_ ¡Ha sido un honor pelear a tu lado pequeña caballera! –grito él desde su lugar- ¡Y aun mas ha sido servirte y compartir contigo todos esos momentos! ¡Aprovecha tu segunda oportunidad Katherin y no cometas el mismo error que yo!

Negué con la cabeza, las lágrimas ya caían por mis mejillas. Alex se acerco a mí y me tomo de la muñeca pero mi cuerpo parecía no querer reaccionar. Él tiro de mí y me obligo a correr pero no pude voltear mi vista al frente. Tan solo miraba con los ojos totalmente llorosos a Zachary y miraba por una única y ultima vez aquella sonrisa suya, tan encantadora como ninguna otra. Afortunada era la mujer que él siempre había amado, pero al menos la volvería a ver ahora. Aquello me hizo sonreír a pesar de mi tristeza.

Voltee mi vista al frente, ya a salvo en la oscuridad del bosque. A pocos metros ya podía divisar la línea violeta en el suelo que marcaba el fin del territorio del Bella Vista. Ya estaba, bastaba con cruzar aquella línea y todo habría terminado. Me limpie las lágrimas y me apresure a correr, deseando más que nada estar a salvo. Corrí tan rápido como pude, tratando de no mirar atrás, tratando de no pensar en lo que estaba sucediendo a mis espaldas, tratando de no sufrir en este momento por la perdida de quien quizás había sido la persona mas insensible que había conocido, pero también la persona que mas me había ayudado.

Mis pies pisaron la línea de limite y al instante supe que estaba a salvo. Caí de rodillas en el verde césped, en pleno día, sin poder más. Gemí de dolor y sostuve aun más la mano contra mi herida. Deje mi arma a un lado y casi al instante trate de examinarme la zona. Hice una mueca al no verla en muy buen estado, ese hechizo realmente me había dado. Mire mi mano derecha, herida gracias a la maldita flor, y mi mano izquierda que continuaba herida como siempre. Mire a mi lado, al ángel que estaba en el suelo ya sin fuerza alguna.

_ ¿Tu amigo se...? –pregunto él débilmente y se interrumpió, no pudo terminar la pregunta, asentí y suspire

_ Zachary era una muy buena persona por más que lo ocultaba bajo aquella apariencia fría e insensible –dije y me forcé a sonreír- Pero después de todo, él siempre deseo la muerte más que nada.

_ Lo lamento –dijo él

_ Yo no –dije y sonreí mirando al suelo- Ahora él por fin podrá tener su segunda oportunidad –susurre

Aquella sonrisa me domino totalmente y cualquier angustia quedo de lado. Suspire y me puse en pie, mirando con preocupación al ángel por su estado. Me acerque unos pasos a él y le tendí una mano para ayudarlo. Él la acepto sin siquiera mirarme, el enfado nuevamente dominaba su rostro por mas que sus ojos parecían perdidos. Tire de él y lo ayude a ponerse en pie. Acto seguido, él se tambaleo y rápidamente lo sostuve por la cintura para que no se cayera. Él gimió y se retorció en mis brazos. Casi al instante el collar se cayo de su cuello y lo tome antes de que tocara el suelo. Mire con preocupación sus alas totalmente heridas y al instante el temor se disparo dentro de mi.

_ No estas nada bien –susurre

_ Mi estado no es mejor que el tuyo –dijo él

_ No, pero yo ya he pasado por esto y sé sobrellevarlo mejor que tu –dije- Además, acepte devolverte con vida a los tuyos.

_ ¿Entonces no represento más que eso? Nada más que un simple trato –dijo él molesto-No soy más que eso para ti.

_ No, eres la razón que me despertó temprano y me obligo a salir de la cama –dije- Si no fuera por ti y tus malditas indicaciones...

_ No era lo que pretendía –dijo él mirando a un lado y suspiro- Si les deje escritos como llegar a Solcius fue para que estuvieran a salvo, para que no corrieran peligro. Aquel fue uno de los puntos que acorde con el director. No quería que vinieran por mí y mucho menos que te buscaran.

_ Créeme que yo tampoco tenia ganas de volver al Bella Vista ni de terminar de nuevo en esa maldita celda –dije molesta por su desprecio hacia mi

_ ¿Dónde estamos? –pregunto él

_ No tengo la menor idea –dije- Pero tampoco es buena idea permanecer aquí. Con un buen conjuro pueden rastrear a donde nos llevo el portal del Bella Vista y todo habría acabado. Tenemos que partir.

Me agache tan solo un segundo para tomar el arma y enfundarla. Tantee rápidamente mi cintura buscando mi daga y la saque. De un rápido y certero corte en el aire abrí un portal. Sentí como la herida dolió al utilizar la magia y reprimí un gemido. El estado de él ya era bastante malo como para sumarle el mío y necesitaba ponernos a salvo cuanto antes. Pero aun así, mi corazón estaba dividido entre la tristeza y el odio y aquello no hacia más que alimentar a la bruja dentro de mí. Él en ningún momento había querido que ellos me buscaran, había cumplido su palabra al pie de la letra de no querer volverme a ver. Y aquello, por mas que lo ocultara tras un enfado descarado, me era terriblemente doloroso.

_ Has aprendido un hechizo nuevo –dijo él

_ Si, pero requiere mas poder del que parece –dije- No lo uso mas que si no tengo otra alternativa, no entiendo como Nicholas lo domina sin problema alguno.

_ Entonces encontraste al brujo –susurro él y suspire

_ Si no fuera por él nada de esto habría salido bien –susurre- Tan solo espero que haya logrado salvarse.

_ No te preocupes, seguro que tu brujo esta bien –dijo él

Puse los ojos en blanco. ¿A tal grado llegaba la enemistad entre ambas razas? Lo ayude a caminar antes de cruzar el portal. Este se cerró detrás de nosotros tras dejarnos en el medio de una sala de estar. Mire para todos lados, fijándome en que la casa estaba totalmente vacía. La estantería estaba movida, ya no estaban ni las armas ni las llaves. Mire enseguida a la ventana para darme cuenta de que no había ningún vehiculo en el aparcamiento de afuera. Mire las manchas de barro en el suelo, el desorden que había quedado tras lo que parecía haber sido una rápida huida y sentí mi garganta cerrase.

_ Se fueron... –susurre perpleja

_ No se fueron, se la vieron venir –dijo Alex- Gabriel es inteligente, por alguna razón lo deje a cargo.

Él enseguida se deshizo de mi agarre y se dejo caer en un sillón. Camine por la sala, examinando todo y tratando de comprender que demonios había pasado. Deslice mis dedos suavemente por los muebles y cerré los ojos. Respire hondamente antes de conocer la realidad y volví a dejar mi mano caer a un lado. Me acerque a la cocina, mi estomago gruñía de hambre. Las despensas habían sido totalmente desvalijadas, ya no quedaba rastro alguno de comida. Estaba segura, esto no había sido más que una rápida huida. Deje de lado la esperanza de encontrar algo comestible y me dirigí a la puerta.

Mire extrañada el sobre gris que había en el suelo y lo levante. Estaba cerrado, tenia fecha de hacia pocos días. Sin más lo abrí, mirándolo totalmente con curiosidad. El sobre cayo al suelo mientras sostenía entre mis manos la carta o más bien afiche de búsqueda. Se los buscaba, a los cuatro, vivos o muertos, por supuesta traición al Consejo. Obra de Christ, nada más que aquello. Pero aun así, me preocupaba el hecho de ver sus cuatro rostros y saber que eran prófugos de su propia ley. Volví a tomar el sobre y lo deje junto con la carta en el mismo lugar que lo había encontrado. Rece internamente por que estuvieran bien, por que nada les hubiera pasado a pesar de todo lo que ellos me habían hecho sufrir.

Me di vuelta. El ángel ya no estaba mas en su lugar, había salido afuera y no tarde en seguirlo. Aun no estábamos a salvo, no podía darme el lujo de quitarle el ojo de encima si todavía quedaba la posibilidad de que nos atacasen en cualquier segundo. Sin más alternativa salí afuera y me senté en el medio del césped, observándolo. Pero él se mantenía en el borde de la casa, sentado en un pequeño banco y el sol apenas si le llegaba. Tenía la cabeza gacha y el cabello le caía sobre los ojos, su rostro estaba totalmente pálido y no mostraba sentimiento alguno. Su vista estaba tristemente perdida en alguna parte.

Suspire tratando de ignorarlo pero sin lograrlo, no podía verlo en aquel estado pero también me dolía levantar la vista y encontrarme con sus alas totalmente heridas. Me cruce de piernas y resople frustrada. Tome una de mis botitas y rápidamente la abrí y vacié todo su contenido en mi palma. Por más que no debía, utilice la magia y agrande todo lo que necesitaba. Sonreí más que complacida al encontrar una barra de chocolate y no tarde segundo en abrirla y llevármela a la boca. Saboree el dulce sabor y luego preste más atención a mi celular que estaba sonando.

_ ¡Puedes decirme en que clase de locura estabas pensando! –Gritaron al instante que atendí e hice una mueca- ¿Acaso enloqueciste completamente o que?

_ Tranquilo Jude –dije al instante

_ ¡Tranquilo nada! –Exclamo él- Partes como si nada y días después me entero que te metiste al Bella Vista. No solo eso sino que además destruiste mi invento. ¿Me puedes decir que demonios le pasó a tus zapatos? Perdí la señal de rastreo hace media hora.

_ Es que... –dije y mi mueca solo se ensancho mientras miraba mis pobres botitas- Se puede decir que su estado no es mejor que el mío, creo que deberás arreglarlas nuevamente. O mejor dicho, salvarlas de una muerte segura.

_ ¡Eran prácticamente indestructibles! –Exclamo él indignado- ¡Que demonios les has hecho Katherin! Al menos tu estas bien. ¿No es así?

_ Estaré bien en un rato, necesito recuperarme –dije

_ ¿Segura que estas bien? –pregunto él repentinamente preocupado y suspire al saber a que se refería

_ Mi corazón sufre pero con un poco de suerte todo este asunto habrá terminado en cuestión de horas y podré volver a donde pertenezco –dije y sonreí tristemente- Con un poco de suerte, después de esto ya no tendré nada mas que ver con ellos.

_ Katherin, no suenas como si realmente fueras a estar bien –dijo Jude- ¿Y él? ¿Cómo esta?

_ No muy bien –dije tristemente y suspire- Jude, las alas reflejan el estado del ángel. ¿No es así?

_ Si –dijo él

_ Pues entonces no esta nada bien –dije preocupada y mirando a Alex casi temblando- Temo Jude, temo por lo que pueda pasarle. Sus alas están heridas, sucias, manchadas de sangre por doquier, me parecen demasiado frágiles y temo que puedan romperse en cualquier segundo.

_ Katherine, tienes que curarle cualquier herida que pueda tener en las alas o en la espina dorsal de inmediato –dijo Jude- No tienes idea de lo terrible que aquello es para un ángel, podría resultarle mortal.

_ ¿Qué? –susurre, de pronto mi corazón pareció detenerse

_ Lo que oíste Kat –dijo él- No te fíes de su estado hasta que no vuelva a ser capaz de ocultar sus alas. Tan solo... asegúrate de que estén a salvo. Sobre todo tu Kat, trata de volver con vida y que nada te ocurra.

_ La furia que debo haberle provocado a la mano izquierda de Lucifer es inmensurable –dije sonriendo con nerviosismo- Me matara, estoy segura de que lo hará. Me he entrometido en otro de sus planes y sé que esta vez no me lo perdonara. Vi su furia, vi las intenciones en sus ojos y estoy segura de que desea mi vida más que nada. ¿Y tú pretendes que me ponga a salvo? Corremos peligro, ambos, por cada segundo que permanecemos libres. Debo llevarlo con los suyos pero a ellos el Consejo los busca por traición. No tengo la menor idea de que demonios pasó mientras estuve en el Bella Vista.

_ Las autoridades del Consejo los fueron a buscar a la escuela y los apresaron –dijo Jude- Escaparon cuando los estaban trasladando y luego huyeron. Tienen mi número. ¿Recuerdas?

_ ¿Tienes idea de donde están ahora? –pregunte y él hizo un sonido de negación

_ No exactamente pero te lo puedo averiguar para el día siguiente –dijo él

_ Jude no tengo un día, Christ planea matarme –dije- No tardara mucho tiempo en saber donde estoy. Y tampoco se puede decir que estoy en un estado como para darle batalla.

_ ¿Katherin, que tan malo es tu estado? –Pregunto él- ¿Qué demonios paso ahí dentro?

_ Jude, no importa lo que haya pasado, ya estoy afuera –dije y me puse en pie, suspire- Ya se me ocurrirá como solucionar todo esto y dejar de correr tanto peligro. Me he metido en un grave problema Jude. Tratare de terminar esto y cumplir mi cometido pero no puedo asegurar mas.

_ ¿Katherin, que demonios has hecho? –susurro él preocupado y sonreí tristemente

_ He enfurecido demasiado a la persona equivocada –dije- Tratare de empezar a solucionar todo, no llegue tan lejos para caer ahora.

_ Esta bien, cualquier cosa que necesites avísame –dijo él y me detuve

_ Si, de hecho necesito que hagas un par de cosas por mi –dije- Necesito que me consigas la ubicación de los ángeles, diles a mis padres que ya he salido del Instituto y Jude... Estas a cargo de todo hasta nuevo aviso.

_ ¿Qué? –Exclamo él- ¿Estas bromeando, yo estoy a cargo?

_ Jude, no estoy bromeando –dije seriamente- Por favor ocúpate de hacer el resto.

_ Esta bien Kat –dijo él, di dos pasos y me detuve

_ Jude, una ultima cosa –dije, mi voz tembló ante la repentina preocupación- ¿Sabes algo de Nicholas?

_ Lo lamento Katherin pero no –dijo él- Tu eres la única de la que he tenido noticias hasta ahora. Pero... Es Nicholas, no tienes de que preocuparte.

_ Ya sé que no tengo –dije y suspire tristemente- Pero por más que sea Nicholas, que haya sido la mano derecha de Lucifer, que sea uno de los brujos más poderosos que existen y todo eso, aun así me preocupo mucho por él. Por favor avísame si tienes noticias de él.

_ Esta bien, haré lo que pueda –dijo él y suspiro- ¿Qué harás con Alexander?

_ Me ocupare de sus heridas y luego ya se me ocurrirá que hacer –dije

_ Pero Kat –dijo Jude- Esas heridas no se pueden curar como cualquier otra. Solamente pueden ser curadas por otro ángel y eso...

_ ¿Va contra las reglas que tengo impuestas? –pregunte tranquilamente y él no respondió- Jude...

_ No puedes revelarle tu naturaleza, lo sabes –dijo él- Son ordenes de tu madre.

_ Entonces lo lamento pero esta vez no puedo respetar aquella orden –dije- Después me ocupare de solucionar el asunto con Caroline.

_ Mantenme al tanto de todo –dijo él y puse los ojos en blanco

_ Vale –dije

_ Y tienes que pasar luego a dejar tus zapatos para que lo pueda revivir nuevamente –dijo él- ¡Maldita sea Katherin, que demonios les paso!

_ Lo mismo que a mi –dije- Adiós Jude.

_ Adiós –dijo él

Sin más, suspire y baje el teléfono. Levante la vista y por un segundo mi corazón se detuvo al ver el estado del ángel reflejado en sus alas. Aun así, él parecía ignorar totalmente todo lo que le rodeaba, se limitaba a mantenerse con la cabeza gacha. Me acerque unos pasos hasta terminar frente a él pero aun así continuo ignorándome, como si no existiera. Quise saber que demonios le sucedía, quise saber que tan malo era su estado, quise saber demasiadas cosas que sabia no podía. Mi mano se levanto inconscientemente, ya deseando tocarlo para conocer la respuesta de todas mis preguntas pero la detuve rápidamente. No, aquello no estaría bien, no podía hurgar en sus recuerdos y sentimientos sin consentimiento alguno.

_ ¿Te sientes bien? –pregunte casi en un susurro

Él no me respondió, ni siquiera levanto la vista para mirarme. Mi mano nuevamente se levanto, deseando encontrar una respuesta pero la volví a detener. Suspire y me pare detrás de él, mirando con tristeza y dolor sus alas. ¿Y que demonios importaba si esto iba contra la única regla que debía respetar si o si? Con mucho cuidado me permití pasar una mano sobre sus plumas y gemí al ver como mis dedos se manchaban de su sangre. Mire casi con terror mi piel manchada de aquel brillante rojo y mi corazón se estremeció de solo pensar en aquello.

_ Estás muy herido –susurre

_ ¿Y? –pregunto él sin ninguna emoción

_ Aun no estamos a salvo y si tuviéramos que huir no estas en condición –dije preocupada- Tu estado no es nada bueno.

_ ¿Y acaso aquello importa? –Dijo él- Seamos realistas, ninguno de los dos quiere estar aquí y ahora así que cuanto antes terminemos con esto mejor.

_ Lamentablemente no te puedo abandonar en ese estado –dije molesta

_ Ya pude sobrevivir un mes en ese maldito lugar, puedo valerme por mi mismo aun en este estado. No necesito tu ayuda –dijo él

Lo odie terriblemente por aquel desprecio hacia mí por más que mi corazón internamente gritaba de dolor. Yo sabía que él ya no sentía nada por mí, que jamás lo había hecho y que si en el hipotético caso de que alguna vez hubiera sentido algo mínimo, ya había decidido olvidarlo totalmente. No importaban cuales hubieran sido las palabras de Zachary, Alex no sentía nada por mi. Suspire tristemente, ahora mismo añoraba alguno de los amargos comentarios del brujo. Él si sabría que hacer en esta situación. Respire hondamente para tratar de calmarme y me acerque a él, pegando casi mis labios a su oído.

_ Escúchame bien, Christ no se detendrá a la hora de matarte –susurre y él se estremeció ligeramente- Si aun continuas con vida es por que desea causarte la peor muerte posible pero no puede por que mi hechizo protege tu alma. ¿Pero sabes una cosa? Él esta realmente enfurecido y dudo que se detenga si tiene alguna oportunidad contigo así que no puedo abandonarte aquí y en ese estado. Dije que te traería de nuevo con vida y sabes que cumplo con mi palabra. Cuando estés con Gabriel y con los demás, no me volverás a ver nunca mas si eso es lo que quieres, te lo juro. Pero por el momento, tendrás que soportarme lo quieras o no.

Me aleje, furiosa mas que nada con él. Todos estos meses yo había sufrido y había evitado las lágrimas por amor. ¿Y todo para que? ¿Para luego obtener este doloroso desprecio? Parpadee varias veces al sentir como mis ojos se humedecían de tristeza y furia. Me limpie las lágrimas con la manga del abrigo antes de que estas pudieran salir de mis ojos y me obligue a ser fuerte. No podía seguir sufriendo por él, o al menos guardaría algo de dignidad y no lo haría en su presencia.

Aun así, lo que yo había dicho era cierto, no podía permitir que continuara en aquel estado. Suspire y me lleve una mano a los labios. Delicadamente la bese, esperando mientras la cosquilleante sensación se extendía hasta cubrir toda mi mano. Mire sus alas con dolor una última vez antes de empezar a deslizar suavemente mi mano entre sus plumas, por todo lugar que pareciera herido. Luego se me ocurriría como arreglar este asunto con mi mamá, por el momento lo único que me importaba era que él estuviera mejor. Aun así, por cada herida nueva que le encontraba, el dolor de mi pecho aumentaba aun más.

_ ¿Cómo es posible que todo esto no te duela? –susurre

Él pareció no escucharme, o directamente me ignoro como ahora parecía estar acostumbrado a hacer. Seguí deslizando mi mano por todas sus heridas, dejando una zona intacta y sana en su lugar. Continué preguntándome como demonios aguantaba tantas heridas sin emitir queja alguna. Pero él era Alexander Engel, el ángel al que el Consejo le había arrancado la mitad de sus alas y él no había dado grito alguno. Y también, el mismo ángel que acababa de sobrevivir a un mes en el Bella Vista. No lo hubiera creído de no haber sido testigo. Yo sabia que era imposible que un ángel sobreviviera más de un día en el Bella Vista y él había conseguido sobrevivir un mes en esa maldita celda. Suspire.

_ Esta bien, no me respondas. No me importa –mentí

Continué deslizando con mucho cuidado mi mano por sus alas, eliminando cualquier herida que hubiera. Una de sus plumas lanzo un destello plateado y me quede quieta por un segundo. ¿Qué? ¿Acaso lo que había visto había sido real? Volví a fijarme con mucho cuidado. A simple vista sus plumas parecían simplemente blancas y sucias por lo que deje el hecho de lado. Una vez que termine con las heridas de sus alas me ocupe de mover los jirones que estaba hecha la parte trasera de su camisa y gemí al ver el terrible corte que le atravesaba toda la piel desde la nuca hasta la parte baja de la espalda.

_ ¿Qué demonios te paso ahí? –susurre automáticamente y él suspiro

_ Hay un punto preciso en la espalda que si es herido al instante muestras tus alas, supongo que él quiso ahorrar tiempo y por eso prefirió no detenerse a buscar aquel punto –dijo Alex

_ ¿Te duele demasiado? –dije

Él no respondió. Pero aun así, apenas mis dedos tocaron la piel de su espalda, fui consciente de su terrible dolor. Suavemente deslice mis dedos por aquel corte, sanándolo completamente, hasta llegar a la parte inferior de su espalda. En menos de un minuto sus alas ya no fueron visibles y solamente pude ver una espalda totalmente golpeada. Él suspiro y se puso en pie. Me miro tan solo una vez de soslayo cuando se paro a un lado mío, aun con la cabeza gacha.

_ No tengo la menor idea de que hiciste pero supongo que debo agradecerte –dijo él- Vuelvo en tres minutos.

Sin más, me dejo totalmente sola. Suspire una última vez antes de tomar automáticamente mi celular y marcar el número de Nicholas. Espere en vano a que me atendiera la casilla de mensaje y no pude evitar estremecerme al temer. ¿Cómo demonios estaría segura de que él estaba a salvo? Mi dedo vacilo un segundo antes de casi marcar el número de Zachary, seria totalmente en vano. Primero, él le había devuelto el celular a Jude antes de que partiéramos. Y segundo... Él se había quedado a enfrentar a Christ para hacernos tiempo, no necesitaba conocer la respuesta de aquel enfrentamiento, ya la sabía. Trague con dificultad al conocer el cruel destino de Zachary pero al menos él ahora seria feliz. Volví a marcar el número de Nicholas y suspire al oír el tono de llamada. Me lleve una mano al pecho en cuanto volví a escuchar la casilla de mensaje y sofoque un grito. Guarde el teléfono apenas si escuche los pasos detrás de mi.

_ ¿Qué? ¿Acaso no te contesto el brujo? –pregunto él fingiendo interés

Cerré los ojos y respire hondamente, me había olvidado lo que era estar con alguien cuya virtud era la intuición. ¿Hasta que punto aquello no era igual o peor que el mismo don de Nicholas? Me di vuelta. Su estado ya no era tan lamentoso. Se había cambiado de ropa y lucia mejor pero aun así su rostro seguía demostrando rastros de golpes. Aun así, mi corazón volvió a temblar en cuanto nuestras miradas se cruzaron un segundo antes de que la desviara rápidamente a un lado. No podía volver a verlo, mi corazón temblaba y las lágrimas amenazaban a cada instante. Estas eran las secuelas de un corazón totalmente destrozado.

_ Hay que irnos de aquí –susurre tratando de que el dolor no llegara hasta mi voz- No estamos seguros aquí, ellos podrían aparecer en cualquier momento. Debemos de tener al Consejo y a la Secta detrás de nosotros. No podemos ir a Solcius, te juzgaran por tu sangre y por quien es tu hermano y yo he roto la única orden que debía respetar.

_ Lo que nos deja totalmente sin lugar a donde ir –dijo él- Perfecto. Estoy débil, sin la menor idea de cómo ni donde están mis amigos y contigo. Creo que prefería la celda, al menos ahí la Katherin que no recordaba era honesta.

_ Y tu seguías teniéndome lastima. Pero sabes que, al menos ahora ya no necesito que alguien mas me proteja, puedo yo misma –dije molesta- Igual no importa, si después de todo para ti siempre seré una maldita bruja igual a las demás.

_ No, eres una mentirosa –dijo él mirándome furioso- Una maldita bruja que no hizo nada mas que mentir respecto a quien era.

_ Aquellas eran mis ordenes –dije atreviéndome a mirarlo directamente a los ojos

_ ¿Y desde cuando tu cumples las ordenes que se te dan? –Pregunto Alex sosteniéndome la mirada- ¿Crees que no he escuchado sobre ti mientras estuve encerrado?

_ Pues si lo que hubieras escuchado fuera correcto entonces sabrías por que hago lo que hago –dije

_ No necesito escuchar a los demás para saber que tu deber es encontrar al mejor ángel y al mejor brujo –dijo él- ¿Piensas que no sé lo que esta haciendo la mano izquierda de Lucifer para encontrarlos? Los esta poniendo a prueba y hasta el momento ninguno ha sobrevivido. Tan solo te advierto que si te acercas a alguno de mis amigos para hacer algo así no tendré problema alguno en detenerte.

_ Tranquilo, yo no uso los despiadados métodos de tu hermano y ahora lo que menos me importa es quien es el mejor ángel y quien el mejor brujo –dije y él me miro de soslayo

_ Ni bien apenas te den una orden la obedecerás al instante y al pie de la letra como ya has hecho –dijo Alex- Apuesto a que si ahora te dieran la orden de matarme no lo dudarías.

_ No sabes de lo que hablas –dije- Tu crees que sabes pero en realidad no tienes idea. Tan solo hay un superior arriba mío y lamentablemente no tengo opción de elegir si quiero o no cumplir algunas ordenes que me dé.

_ Tranquila, seguramente nadie te obligo a venir a este lugar y hacerte pasar por una persona buena para acercarte a nosotros –dijo él pasando a mi lado- Al igual que seguramente nadie te obligo ni te dio la orden de que jugaras conmigo y me engañaras con otro.

_ Ni a ti de que lo que sintieras por mi no fuera mas que pura lastima –dije

_ Al menos yo aun tengo palabra y dignidad, no como tu –dijo él- Igual, no veo la diferencia, me tiene totalmente sin cuidado lo que te ocurra por lo que me da igual como seas o no. Ya no significas nada para mí, ya no existes.

Reprimí el gemido de dolor al escuchar aquellas palabras y evite darme vuelta para mirarlo. Automáticamente me lleve una mano al pecho y tome mi collar entre mis manos, sintiendo más que nunca como mi corazón totalmente destruido y hecho añicos sufría de dolor. Las lágrimas se formaron en mis ojos al instante y por más que trate de sostenerlas no pude evitarlo. Baje mi vista y sentí una lagrima traicionera correr por mi mejilla hasta dar con el suelo. ¿Por qué? ¿Por qué tenia que doler tanto? Esas simples palabras tan solo habían confirmado mi más grande temor todo este tiempo.

_ Que lastima –susurre aun sintiendo como las lagrimas caían por mis mejillas- Por que para mi aun existes. En ningún momento fue mi intención engañarte a ti ni a los demás, tan solo fue una orden que me vi obligada a seguir. Felicitaciones Alexander, no sé como lo haces pero siempre encuentras el modo perfecto de herirme si eso era lo que querías.

Me lleve una mano al rostro, limpiándome las lagrimas pero estas rápidamente fueron reemplazadas por otras. Aun así, me forcé a contenerlas y no mostrarlas por nada del mundo. Camine tan solo unos pasos, sin levantar mi vista del suelo. Me obligue a tragarme todo el dolor y la angustia antes de tomar mi daga y de un serio corte abrir otro portal. Mi herida dolió terriblemente al utilizar magia de nuevo pero la ignore, mi profundo dolor predominaba sobre todo. Sostuve mis lágrimas una última vez en cuanto cruce el portal y puse un pie en las calidas aceras de Boston.

Él seguía en silencio, no había vuelto a decir una palabra pero aun así me había seguido, lo podía sentir perfectamente parado detrás de mí. Disimuladamente me limpie las lágrimas con la manga de mi abrigo una última vez y subí los escalones del porche de mi casa. Mi mano vacilo al momento de tocar, ya no tenia ni fuerzas para aquello por la terrible tristeza que sentía. Aun así, no hubo necesidad, alguien abrió la puerta apenas estuve frente a ella. Sonreí débilmente a pesar de mi tristeza en cuanto vi a Nicholas y él me estrecho fuertemente contra él.

_ Estas bien –susurro él aliviado y asentí, abrazándolo también

_ Te dije que lo estaría –dije

_ Aun así no tienes la menor idea de cuanto me preocupe por ti –dijo él

Sonreí y cerré los ojos. Por un momento me deje ser plenamente feliz, sintiendo la calidez de su abrazo. Al menos si había alguien que me quería y se preocupaba por mi, alguien a quien si le importaba. Suspire y me desligue de Nicholas. Lo mire fijamente durante un momento pero, a diferencia mía, su estado no era tan terrible. Apenas si tenía un fino corte a un lado del rostro pero nada mas, parecía tan perfecto como siempre. Me puse de puntillas tan solo una vez para besarlo rápidamente en la mejilla, feliz de volverlo a ver, y luego entrar a la casa.

_ Suerte que llegaste, ya me estaba empezando a preocupar respecto a que excusa le daría a tu padre respecto al alocado plan que me obligaste a seguir –dijo Nicholas después de cerrar la puerta detrás de nosotros

_ Locura o no funciono a la perfección –dije

Si, pero ahora estas terriblemente dolida –dijo Nicholas y suspire

No puedo evitarlo. Sabia que seria así pero no creí que dolería tanto –dije

_ Katherin

Enseguida me voltee al escuchar mi nombre. Mi mamá apenas se detuvo dos segundos a fijarse en los dos muchachos que había detrás de mí antes de mirarme y sonreírme aliviada también. Me abrazo fuertemente, como si se tratara de una eternidad el tiempo que había transcurrido desde que la había visto la última vez. Me soltó y la mire directamente al rostro. Había ojeras debajo de sus ojos, seguramente de las noches en vela por la preocupación por mí. Aun así, ella sonreía, y sus ojos brillaban de felicidad. Tarde tan solo una milésima de segundo en saber lo que realmente quería hacer y mire a mi mamá casi de un modo suplicante.

_ Tengo que decírselo –dije- Él esta tan involucrado en esto casi tanto como yo y tiene que saber la verdad.

_ Kat... –dijo ella, enseguida dudando al saber a que me refería

_ Yo sé que solo lo haces para cuidarme pero su hermano es la mano izquierda de Lucifer, tiene que saberlo –dije- Y se lo diré con o sin tu consentimiento.

_ ¿Qué? –pregunto Alex al instante

Mire a mi mamá casi de un modo suplicante, aun sabiendo que lo haría con o sin su consentimiento. Vi la vacilación en sus ojos exactamente iguales a los míos, vi también la preocupación y el temor a estar haciendo lo incorrecto. Ella sabía que yo hablaría de todos modos, pero que me sentiría mejor si era con su consentimiento. Le diría a Alex la verdad respecto a mí en este día de un modo u otro. Ella cerró los ojos y respiro hondamente antes de fijarse por primera vez en el ángel. Su expresión era decidida y por un momento vi algo de la antigua ángel que ella había sido.

Sabe que hablaras de un modo u otro –dijo Nicholas

Es mi mamá, ella puede saber perfectamente todo sobre mí –dije- Dile gracias de mi parte si su decisión es la que creo.

Ella sonrió ligeramente y me miro un segundo de soslayo al recibir el mensaje de Nicholas. Le devolví la sonrisa, feliz de final hacer lo que quería por más que sabia que ya era demasiado tarde para hablar.

_ Si Katherin no te ha dicho nada en todo este tiempo fue por que yo se lo prohibí, ella es mi hija y debes entender que temo por lo que pueda pasarle si alguien se entera de lo que es. No quiero ni imaginar lo que el Consejo seria capaz de hacerle si supieran de ella –dijo mi mamá mirando a Alex y suspiro, vencida- Yo soy Caroline Chevalier.

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