Capitulo 27: Planes y estrategias


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Metí la mano en el bolsillo y tome las llaves de la casa. Los cuatro ángeles seguía atrás mío discutiendo sobre quien era yo. Suspire cansada. ¿De verdad creían que no podía escucharlos? Nicholas rió de un modo apenas audible a mi lado ante mi pensamiento y no pude hacer más que sonreírle ligeramente. Metí las llaves en la cerradura y abrí la puerta. Entre primera a mi casa y luego deje que los demás pasaran. Podía escuchar a la perfección la música de piano en el aire, siendo tocada majestuosamente por unas manos expertas. Cerré la puerta detrás de Daniel que fue el ultimo en entrar. La música ceso por un segundo, luego continuo nuevamente. Un gato salto a mis hombros y enseguida comenzó a lamerme la mejilla. Reí apenas y lo tome entre mis brazos, bajándolo de ahí.

_ Ahora no Vivaldi –dije

_ ¿Vivaldi? –pregunto Miguel con curiosidad y sonreí

_ El mismo –dije- Los gatos de mi papá son almas y espíritus de las personas ya muertas. O también personajes de historias.

_ Cinco segundos en la casa del brujo más poderoso del mundo y ya paso algo imposible –dijo Daniel petrificado en cierto modo- ¿Puedo saber a que vinimos aquí?

_ A que yo disfrute de sus miedos –dijo Nicholas y sonrió fugazmente- No puedo creer que realmente teman tanto a un brujo.

_ Nicholas, deja de revisar sus pensamientos –dije

_ Por favor gatita no arruines mi diversión, merezco hacer todo lo que quiera. ¿No es así? –pregunto él sonriendo

Lo mire tristemente por un segundo, aun me negaba a creer que su muerte era un hecho próximo. Suspire y asentí tan solo una vez, su sonrisa se ensancho. Pero aun así, aquella sonrisa era vacía, no contenía sentimiento alguno. Él suspiro al ver mis pensamientos. Pero era cierto, él ya no sentía nada, le quedaba poco tiempo de vida y planeaba ayudarnos tan solo para intentar reparar algo de todo el mal que causo en su pasado antes de morir. Lo mire de soslayo por un segundo, no quería creer todo lo que le estaba pasando.

Merezco este castigo luego de todo lo que hice –dijo él

Sus labios ni se movieron, él me miraba fijamente pero yo no pude sostenerle la mirada. No me importaba si se lo merecía o no, yo me negaba a creerlo de todos modos. Solté el aire que había estado conteniendo y avance. Ellos al instante me siguieron, los cuatro ángeles tratando de ocultar el temor que tenían por estar en la misma casa que el brujo más poderoso del mundo. Nicholas caminaba con cierta sonrisa maliciosa grabada en el rostro, disfrutando de los pensamientos de los ángeles y tratando de no reírse. Hice lo mismo por más que me resultaba difícil. Mi papá realmente no daba tanto miedo, o al menos no en mi opinión. Me detuve frente a la puerta del estudio.

_ Kat –llamo mi papá desde la otra sala, suspire

_ Ya vuelvo –dije

_ ¿Qué? ¿Nos dejaras solos aquí? –pregunto Daniel no sin cierto miedo en su voz

_ Tranquilos, estoy yo –dijo Nicholas sonriendo

_ Eso no tranquiliza mucho –dijo Gabriel

_ Se quedan aquí, vuelvo en dos minutos, no les pasara nada –dije

_ ¿Se supone que debemos creerte? –dijo Raphael

_ Vamos muchachos, es Kat –dijo Miguel pasando los brazos entre Daniel y Raphael- No nos haría daño, es la hija de Caroline Chevalier.

_ Si –dijo Daniel y trago con dificultad- Y de Adrian Strega.

_ Pueden convivir con el maldito de mi ex-compañero durante meses y sin embargo no pueden estar ni un minuto en la casa del brujo mas poderoso del mundo sin estar pensando en que este los matara –dijo Nicholas- Realmente curioso. Me pregunto como reaccionarían si estuvieran frente a Lucifer.

_ Ya déjalo Nicholas –dije

_ Lo digo enserio –dijo él- Es mas, hasta uno de ellos me sigue temiendo.

_ ¡Katherin! –repitió mi papá, suspire

_ ¡Ya voy! –Respondí y los mire- No hagan nada estúpido.

_ Tranquila, yo no los dejare. Estarán bien conmigo –dijo Nicholas con una sonrisa grabada en su rostro y lo mire seriamente al ver la intención en sus ojos

_ Ni lo intentes –dije y me di vuelta

_ ¿Qué no intente que? –pregunto Daniel con desesperación

Trate de no reír ante el miedo visible del ángel y lo ignore. Siempre me había resultado gracioso que el más lógico e inteligente de ellos fuera el primero en temer cuando se trataba de un brujo de reputación extremadamente poderoso. Camine tan solo unos pasos hasta llegar al final del pasillo y dar con la sala en donde estaba el piano. Me detuve en la puerta y me apoye contra el marco, apreciando como mi papá continuaba tocando majestuosamente el piano. Sus manos se desdibujaban sobre las teclas mientras que seguía componiendo aquella magnifica melodía con una velocidad inhumana.

_ Realmente esplendido –dije

_ Iras tras Christ Engel. ¿Verdad? –pregunto él

_ ¿Sabias que él era? –pregunte

_ Deberás tener mucho cuidado –dijo él ignorando mi anterior pregunta- Y deberás prever todo si quieres ganarle. Recuerda que su don es muy poderoso, creerás y obedecerás cualquier cosa que él diga. Debes saber muy bien que harás por que el más mínimo error y él podría salir victorioso. Piensa muy bien antes de actuar.

_ Eso haré –dije

_ Nicholas –dijo mi papá

En ese segundo Nicholas apareció a mi lado como una sombra y se puso firme mirando al brujo que seguía tocando majestuosamente el piano. Él parecía no darse cuenta de que nosotros dos estábamos aquí, seguía sumido en su música y nos ignoraba totalmente. Aun así, su voz cuando hablo fue totalmente autoritaria y llego a helarme la sangre. Jamás lo había escuchado tan serio ni tan autoritario y no pude ignorar el tono de amenaza que también tenia.

_ Traerás a mi hija de vuelta si las cosas se ponen mal –dijo él- No me importan las objeciones que ella pueda tener al respecto.

_ Entendido señor –dijo Nicholas

_ Y por cierto muchacho, realmente admiro lo que has hecho –dijo él- No es fácil tomar aquella decisión y renunciar a lo único que se tiene para siempre. Lamento mucho lo que te sucedió pero tienes mi respeto.

_ Muchas gracias –dijo él

_ Usen la biblioteca –dijo mi papá- Encontraras todo lo que necesiten ahí.

_ Era precisamente lo que íbamos a hacer –dije

_ Kat, cuídate –dijo él- Y Nicholas, tráela no me importa lo que ella diga si las cosas no salen como las tenían planeadas.

Nicholas me dedico una rápida mirada en la que solamente me confirmo que él obedecería a mi papá antes que a mí. Suspire. Asentí tan solo una vez y luego me fui. Volví a donde estaban los cuatro ángeles, aun tiesos como si estuvieran a punto de morir. Abrí la puerta y ellos al instante entraron como si afuera se tratase del mismo infierno. Los mire sorprendida, estaban los cuatro muy tensos y pálidos. Nicholas volvió a aparecer como una sombra en la habitación y Daniel casi grito ante el espanto. El brujo no hizo mas que reír a carcajadas, tan solo faltaba que Daniel comenzara a temblar.

_ Creo que no falta mucho tiempo para eso –dijo Nicholas

_ Realmente me había olvidado lo que era tenerte cerca y que respondieras a cada pensamiento mío –dije

_ ¿Puedo saber que vinimos a hacer aquí? –pregunto Raphael

_ No hay nada como la biblioteca de Adrian Strega para planear algo, hay todo lo que se necesite –dijo Nicholas

_ Realmente no es tan grande que digamos –dijo Gabriel mirando a su alrededor con curiosidad- La imaginaba mas grande, y quizás con mas gatos.

Por favor dime que no cree que... –dijo Nicholas

Paciencia –dije

¿Cómo pretendes que tenga paciencia con estos ignorantes? –Pregunto él- ¡Has escuchado lo que acaba de decir!

Paciencia –repetí

_ Por favor hazme un favor y no digas nada –dijo Nicholas sonriendo

_ ¿Qué no diga que? –pregunto Daniel con desesperación

_ Eres malo –susurre devolviéndole la sonrisa

El pánico cruzo por el rostro de Daniel pero fui más rápida que él. Antes de que pudiera decir una palabra, me acerque a la mesa conteniendo el pequeño cofre. La sonrisa de Nicholas solo se ensancho antes de que lo abriera. Parpadee tan solo una vez y el estudio se desdibujo totalmente antes de que apareciera en la biblioteca. Casi al instante Nicholas se apoyo contra la mesa que había delante y comenzó a reír. Mire por un segundo la mesa conteniendo el cofre cerrado y luego me di vuelta, mirando a los cuatro ángeles mareados.

_ Amo las primeras veces –dijo Nicholas y luego fulmino a Raphael con la mirada- Y por cierto, oí eso.

_ Pues si no te gusta lo que hay en mi cabeza entonces deja de meterte ahí –dijo Raphael

_ Lo haría si no fuera por que esos pensamientos son dedicados a mí –dijo Nicholas molesto- ¡Mi alma no es algo con lo que se bromea!

_ No tienes alma, eres un brujo –dijo Raphael tranquilamente

Los dos se desafiaron con la mirada durante unos segundos. Me lleve una mano a la frente y negué con la cabeza. Lo último que me faltaba ahora era que ellos dos se enfrentaran. ¿Acaso no se daban cuenta de lo que estaba sucediendo fuera? Mi corazón tembló, no deseaba recordármelo. Mire rápidamente a Nicholas cuando él gruño apenas. Fuera lo que fuera que Raphael estuviera pensando, lo estaba enfureciendo enserio. Ni tuve que verlo, conocía demasiado a Nicholas como para saber lo que haría. Rápidamente levante una mano en el aire.

_ Detinēre –dije antes de que él le hiciera algo a Raphael

Fulmine a Raphael con la mirada, advirtiéndole también que no dudaría en hacer lo que fuera necesario para conseguir que dejara de atacar con sus pensamientos a Nicholas. Él resoplo molesto y luego miro a un lado, evitando mirarme. Mire a Nicholas, aun congelado en su lugar y entonces baje la mano. El hechizo perdió efecto rápidamente y él también miro a un lado, evitando a toda costa cruzar su mirada conmigo o con la del ángel.

_ No sé si se dieron cuenta pero afuera tenemos a un sujeto que esta tratando de liberar a Lucifer –dije- Ustedes son los que dijeron de ayudar, nadie los obligo a nada. Así que lo único que les pido es que traten de convivir en paz.

_ Es imposible la paz con un maldito brujo –mascullo Raphael

_ Es imposible convivir con un estúpido ángel –mascullo Nicholas

_ Kat, tus intenciones son buenas pero hay toda una eternidad de odio entre brujos y ángeles detrás –dijo Gabriel

_ Eternidad o no eternidad tendrán que aprender a estar cinco minutos sin querer matarse entre ustedes –dije- Nicholas, deja de revisar los pensamientos de Raphael si él así no lo quiere. Y Raphael, eres un ángel, tu mejor que nadie deberías saber la importancia de un alma y que con eso no se bromea. No me importa lo que tengas para decir respecto a que es un brujo por que yo también soy una bruja y sin embargo tengo alma. Ahora, si no les importa, tenemos algo que planear.

_ Christ nos matara cuando sepa que lo descubrimos –dijo Daniel- Nos matara y luego nos cortara en pedacitos antes de darnos de comer al perro de Miguel.

_ Plum es bueno, no nos comería –dijo Miguel sonriendo

_ Si pero lamentablemente Daniel no se equivoca en lo que dice –dije y mire a Nicholas- Necesito por unos minutos a la cruel y oscura mano derecha de Lucifer, no al redimido y pecaminoso brujo de ahora.

_ No será problema –dijo Nicholas sonriendo con maldad- ¿Qué deseas?

_ Tu eras el que se ocupaba de capturar ángeles, dime que fue lo que seguramente habrá hecho Christ con Alex –dije

_ Tú lo sabes, no se para que me lo preguntas –dijo Nicholas y su sombría sonrisa solo se ensancho- La única diferencia es que te niegas a aceptar lo que seguramente hizo mi ex-compañero con ese ángel y es por eso que pretendes no saberlo.

Trague con dificultad. No había esperado que fuera el cruel y oscuro brujo, mano derecha de Lucifer, que alguna vez había sido quien me respondiera. Y realmente, aquello si había dolido. Cerré los ojos y respire profundo, no imagine que Nicholas se hubiera tomado tan enserio aquello. Mire de soslayo, los cuatro ángeles tampoco habían creído que Nicholas se lo tomaría tan enserio. ¿Pero acaso no era aquello lo que le había pedido? Necesitaba a la mano derecha de Lucifer para tener alguna idea de cómo debía de ser Christ, no al brujo que andaba por ahí haciendo cualquier cosa que desease sin cuidado alguno.

_ Es solamente la realidad –dijo él tranquilamente y se hundió de hombros- No veo por que te lo tomas tan a fondo. Gatita, tu sabes lo que se hace con los ángeles que se atrapa, conoces la regla al igual que cualquier brujo que alguna vez estuvo en territorio de Lucifer.

_ Si pero prefiero dejarme creer por un segundo que realmente no la se –dije y casi me estremecí

_ ¿Por que? –pregunto Daniel

_ ¿Qué tan malo puede ser? –dijo Miguel

_ La regla es simple, esta extremadamente aclarado que se debe hacer con un ángel capturado –dijo Nicholas- Si se lo atrapa, no se lo debe matar.

_ Un momento –dijo Raphael y se echo a reír- ¿Me estas diciendo que si tu me capturas tienes prohibido matarme? Esto es realmente ridículo.

_ No sé de que te ríes ángel, la muerte es un regalo comparado con lo que en realidad sucede –dijo Nicholas seriamente- Y no dudo en que mi ex-compañero se habrá ocupado de seguir las reglas al pie de la letra.

_ ¿Qué es lo que realmente sucede? –pregunto Gabriel

_ El ángel capturado debe ser llevado ante Lucifer -dije y me estremecí- Y este le quitara el alma para degustarse con ella.

_ Pero dijiste que el alma de Alex estaba a salvo –dijo Gabriel- Que tu misma te habías encargado de ello. No te entiendo Kat, creí que decías la verdad.

No quise ni imaginar lo que él me decía. El pánico me invadió de solo pensar en lo que Lucifer podría hacerle a Alex. No quería imaginarlo en su escritorio, no quería imaginar que Él le quitara el alma. La desesperación me invadió, no deseaba que aquello pasase. Y sin embargo, ahora ya no estaba segura ni de si mi hechizo habría detenido a Christ si intento quitarle el alma a Alex. Aquello solo ayudo a incrementar mi desesperación. No, Alex no podía perder su alma y morir.

_ ¡No sé que tan poderoso es mi hechizo! –Exclame con desesperación- Entiéndelo Gabriel, mi hechizo quizás sea fuerte pero no sé si es lo suficientemente fuerte como para detener a Lucifer.

_ Pero Alex esta vivo –dijo Daniel

_ En ese caso solo hay dos posibilidades –dijo Nicholas- O Lucifer realmente no pudo quitarle el alma por que el hechizo de mi gatita es demasiado fuerte o mi ex-compañero no ha llevado al ángel frente a Lucifer. Pero, de un modo u otro, el ángel esta atrapado en el mismo lugar.

_ Por favor no lo digas –susurre

_ ¿Qué no diga que? –pregunto Raphael

_ Piénsalo Raphael –dijo Miguel al comprenderlo- ¿Si fueses un brujo servidor de Lucifer a donde llevarías al ángel que atrapaste?

_ Bella Vista –dijo Daniel totalmente helado y Nicholas asintió

_ Es el único lugar de donde un ángel no tiene modo alguno de escapar –dijo Nicholas- Lo quieran o no aquella es la realidad. No sé cuanto tiempo sobreviva estando ahí.

Mire mis manos enguantadas delante de mí como si pudiera encontrar alguna solución en ellas. La piel de mis muñecas estaba totalmente pálida, casi blanca ante el miedo. No quise ni imaginarme que tan pálido debería de estar mi rostro. Mis manos temblaban ligeramente. No, no quería creerlo. Alex no podía estar en el Instituto Bella Vista y sin embargo sabía que aquella era la verdad. Trate de no recordar lo maldito que era ese lugar, lo terrible que había sido estar encerrada en una celda ahí. Me estremecí de solo recordar mi trato en esos tres meses encarcelada.

_ Hay que sacarlo –dijo Gabriel y Nicholas rió sin emoción alguna

_ Entonces dime como planeas sacarlo. Eres un ángel, no podrás llegar nunca y ese lugar esta lleno de servidores de Lucifer –dijo Nicholas- En el hipotético caso de que yo aceptara llevarte en esa misión suicida, no durarías ni un minuto con tantos brujos dispuestos a matarte. Y mejor no mencionar al director del Instituto.

_ Pero si Alex permanece ahí morirá –dijo Miguel

_ No me importa como maldito brujo pero tienes que llevarnos ahí –dijo Raphael y Nicholas rió nuevamente

_ Entiéndanlo no hay modo. No pasaríamos más allá de la entrada y eso si tienen suerte –dijo Nicholas- Lamentablemente ángeles, esta es una misión que ustedes no pueden cumplir.

Mire a los cuatro ángeles, lamentablemente Nicholas tenia razón. Ellos no llegaría mas allá de la entrada y eso si tenían mucha suerte. Solo un brujo podría entrar al Bella Vista. Necesitaba ser alguien que fuera capaz de infiltrarse y también capaz de escapar. Pero para mi mala suerte, escapar del Bella Vista era imposible e improbable. Nunca en la historia un ángel había podido salir con vida y alma de allí, nunca en la historia alguien atrapado allí había podido escapar. Y por más que yo lo había logrado, estaba segura de que ya se habrían tomado medidas para evitar que aquello volviera a ocurrir. Mire a los cuatro ángeles, ellos no tendrían modo de cumplir con aquella misión. La desesperación en sus rostros era más que visible pero se necesitaba a un brujo y uno que ya hubiera escapado y supiera como hacerlo para burlar a los brujos del Bella Vista. Me quede en blanco al reaccionar sobre mis pensamientos y hable sin siquiera pensarlo.

_ Yo iré –dije

_ ¿Qué? –dijo Nicholas atónito

_ ¿Qué? –repitió Daniel

_ Dije que yo iré –repetí y Nicholas me miro casi de un modo alterado

_ Katherin, detente a pensarlo por dos segundos –dijo él

_ No tengo nada que pensar –dije- Tienes razón, un ángel con suerte llegara a la entrada pero no pasara mas lejos. Yo puedo hacerlo, yo ya he escapado del Bella Vista luego de haber estado encerrada.

_ Katherin, por favor no me obligues a llevarte ahí de nuevo –dijo Nicholas

_ Puedes elegir entre llevarme tú o elegir entre los muchos métodos de conseguir que me lleven que se me están ocurriendo –dije y él pánico cruzo su rostro al ver mis pensamientos

_ ¡No! –Exclamo al instante y sonreí ante mi victoria- Esta bien, te llevo yo, maldita sea Katherin. Pero harás todo lo que yo diga.

_ Si –dije sonriendo y él frunció el ceño

_ Estas mintiendo –dijo

_ Si –dije

Él resoplo frustrado por su falta de éxito pero lo ignore. Hice una mueca al saber que luego tendría que buscarle el modo de recompensarle por esto, Nicholas no se dejaba vencer tan fácilmente sin nada a cambio. Me di vuelta y me fije en la gran cantidad de archiveros que había alrededor del centro. Mire los cientos de pasillos formado por los libreros y sin fin. Camine tan solo uno pasos y me acerque al archivero correcto. Hice una mueca al estar frente al archivero numero 66 y abrirlo. Había jurado que nunca tendría que abrirlo bajo ninguna circunstancia y ahora mismo estaba rompiendo ese juramento. Comencé a buscar entre las carpetas, casi agradeciendo llevar guantes por que realmente no quería ni tocar esos archivos.

_ Creí que había dicho que nunca mas volvería al Bella Vista –susurro Daniel tratando de que no lo oyera pero fracasando- Que no lo haría bajo ninguna circunstancia.

_ Yo también lo creía –dijo Gabriel aun sorprendido

_ Planea meterse al lugar mas oscuro del mundo y que además la aterra solo por que nosotros se lo pedimos –dijo Miguel- Y ella acepto luego de todo lo que le hicimos pasar. No se ustedes, pero ya no me importa nada de lo que haya hecho por lo que la hubiéramos acusado.

_ Además de que la mayoría de las acusaciones terminaron siendo falsas –dijo Gabriel

_ Aun así les recuerdo que engaño con otro hombre a nuestro amigo –dijo Daniel

_ Es en parte bruja, no se podía esperar otra cosa –dijo Raphael

No está bien escuchar conversaciones ajenas –dijo Nicholas y reí internamente

¿Lo dice el brujo que escucha cual pensamiento quiera?­ –pregunte

Touché –dijo él

Finalmente encontré la carpeta que tanto buscaba y la tome. Hice una mueca al verla, realmente no deseaba hacer lo que iba a hacer. La lleve hasta una de las mesas en el centro y la abrí ahí. Los demás se acercaron mientras yo sacaba los papeles que había dentro y los desparramaba por toda la mesa. Tome el plano principal del Instituto Bella Vista y lo abrí delante de mi. Trague con dificultad al saber el lugar a donde tenia que ir. Ese maldito instituto solo me aterrorizaba y trataba a toda costa de no recordar lo que había sufrido ahí dentro. Mi corazón se detuvo un momento al imaginar que Alex probablemente estaría sufriendo lo mismo. La desesperación junto con el pánico me invadió. ¡No! Sacudí apenas la cabeza, tratando de quitarme esos pensamientos de encima pero aun así la realidad estaba ahí.

_ No será tan fácil salir –dijo Nicholas mirando el plano- Necesitaremos huir nosotros dos y además un ángel que no sabemos el estado en que estará.

_ Un fortĭa –dije

_ Es un ángel –dijo Nicholas- Le durara como mucho diez minutos.

_ Entonces tendremos diez minutos para huir –dije y sonreí fugazmente- Puedo hacerlo.

_ ¡Diez minutos no serán suficientes! –dijo Nicholas

_ A menos que sepas en que momento aplicarlos –dijo Daniel académicamente y ambos lo miramos curiosos- Es cuestión de lógica. Si aplican esos diez minutos en el momento correcto entre que lograron reunirse con Alex y la salida, entonces la huida será exitosa. Pero tiene que ser el momento exacto, no deben desperdiciarlo o sino fracasaran.

_ También tienen que aprovechar y buscar el momento exacto en que la guardia este más escasa y débil –dijo Miguel- Entonces será mucho más fácil huir.

_ Deberán tener armada una ruta rápida de escape –dijo Gabriel

_ Y no vendría mal un plan de respaldo –dijo Raphael- Necesitan saber que hacer si las cosas no salen como estaban planeadas en un principio.

Quizás no sean tan tontos como creí –dijo Nicholas

No son tontos y no debes subestimarlos solo por ser ángeles –dije

Esta en mi naturaleza, no me puedes negar que tú también los subestimabas y creías tontos hace años –dijo él

Mire los planos delante de mí, mire la gran distancia que había entre el Instituto y sus límites. Hice una mueca al saber que esta vez no seria tan simple correr esa distancia y sin llamar la atención. Mire nuevamente el plano. No, correr en el descampado no seria la mejor opción y no podíamos ir a la entrada por que estaría llena de brujos. Mire el puente por el que yo había logrado escapar, el lugar más cercano a una salida que había.

_ Ya no existe –dijo Nicholas rápidamente- Luego de que tu escaparas por ahí, se aseguraron de que ese portal no fuera activado mas que por orden de un superior. Ahora en su lugar hay una barrera que no permite salir.

Mire nuevamente el mapa, fijándome en todo el terreno. Tuve una idea al fijarme en el campo de flores encantadas y luego ver más allá el bosque. Quise abrir la boca y hablar pero al instante calle al darme cuenta de algo esencial. El don de Christ se basaba en la voz, en hacer creer y hacer cumplir cualquier cosa que dijera. ¿Y si yo compartía mis planes con ellos y luego Christ les ordenaba que se los revelaran? Se lo dirían por instinto de ángel ya que él era su líder y también por que obedecerían totalmente al ese ser su don. Trague con dificultad, no había pensado en aquello.

_ ¿Y si utilizan un hechizo de transporte? –pregunto Miguel

_ Ojala fuera tan fácil –dijo Nicholas- Pero...

_ Eso haremos –dije rápidamente

Nicholas me miro incrédulo, él sabía al igual que yo que los hechizos de transporte nunca funcionaban dentro de los territorios del Bella Vista pero aun así no dijo palabra alguna. Al instante de meterse en mi mente para tratar de comprenderme él cayó en la cuenta y se percato de que no habría ningún otro modo. Si en realidad queríamos ganarle a Christ en esta, habría que engañarlo y para eso primero tendríamos que engañar a los cuatro ángeles. Definitivamente estaba maldita, siempre de un modo u otro terminaba sin tener más opción que engañarlos. Sentí volver el dolor dentro de mí al saber como había resultado la otra vez mis engaños y mentiras.

Lo siento –susurro Nicholas- Pero no hay otra opción. Realmente no había pensado en eso.

No quiero volver a mentirles –dije

Lo sé, pero si les decimos la verdad todo esto será en vano –dijo él- ¿Quieres salvar al ángel o no?

Conoces la respuesta –dije

_ Tendremos que encontrar al ángel y luego hacer el hechizo de transporte –dijo Nicholas y señalo un punto al azar en el mapa- Aquí esta la entrada a la prisión que hay debajo del Bella Vista, suponiendo que allí lo tenga mi ex-compañero.

_ Si, la recuerdo. ¡Ese lugar no tenia ni una maldita ventana! –Exclame molesta- Fue una tortura haber estado encerrada allí tres meses.

_ ¿Crees que podrás entrar y sacarlo? –pregunto Miguel y asentí

_ El problema será saber que celda –dije- No tendré el suficiente tiempo para revisarlas todas una por una.

_ Aquello no será necesario –dijo Nicholas y sonrió fugazmente- Gracias a tu escape gatita, ahora las celdas deben ser vaciadas y nuevamente hechizadas un día al mes.

_ No creí que la seguridad se reforzaría tanto luego de que yo escapara –dije

_ No quieren que alguien vuelva a escapar –dijo Daniel

_ Exactamente –dijo Nicholas- Tan solo habrá que ir y esperar a que aquel día llegue. Entonces simplemente nos ocupamos de llevarnos al ángel cuando no este en su celda y listo.

_ ¿Y si todas aquella suposiciones que estas haciendo son falsas? –pregunto Raphael sin ocultar su odio hacia el brujo y Nicholas sonrió

_ Conozco a mi ex-compañero –dijo él- Te puedo asegurar que lo tiene encerrado en una celda a su hermano, deseando que se muera cuanto antes.

_ ¿Y que haremos con Christ? –pregunto Daniel

_ Tendrán que fingir que no saben nada –dije seriamente- Que jamás vinieron a buscarme ni nada. Continúen como si no supieran quien es en realidad.

_ ¿Cómo pretendes que continuemos conviviendo tranquilamente con él si es la mano izquierda de Lucifer? –exclamo Raphael y reí

_ ¿No lo han hecho todo este tiempo? –Dije- Todos estos meses han estado viviendo junto a la mano izquierda de Lucifer.

_ Al menos eso explica muchas cosas –dijo Miguel

_ Si, tiene una seria adicción al ajedrez –dijo Nicholas aun mirando el plano- Pero no esta tan loco como crees, no juega solo. Utiliza un tablero encantando.

_ ¿Qué? –pregunto Gabriel

_ Un tablero encantado. ¿Acaso no saben lo que es? –Pregunto Nicholas y suspiro al conocer la respuesta- Es un tablero que esta hechizado. En realidad son dos y cada jugador tiene el suyo propio. Aquello les permite jugar sin tener que estar juntos.

_ Y luego me decían loco a mi –dijo Miguel y se cruzo de brazos- ¡Yo dije que había visto una ficha moverse sola!

_ Pues claro, de ese modo funcionan los tableros encantados –dijo Nicholas- Es un sujeto bastante retorcido, utiliza el tablero de ajedrez como si se tratara de la vida y así planea sus jugadas.

_ Pues entonces estamos en problemas –dijo Raphael

_ Es demasiado bueno en el ajedrez –dijo Daniel- Me ha vencido un incontable número de veces.

_ Si Daniel no pudo ganarle, y mira que él es el mas inteligente, creo que estamos en problemas –dijo Miguel

_ Pues entonces habrá que aprender a jugar bien al ajedrez y vencerlo –dije- Si esto para él no es más que un juego, seremos su competencia.

_ Nada como una mujer despechada –dijo Nicholas- ¿Planeas matarlo? Te ayudo, siempre tuve ganas de escucharlo suplicar por su vida. Pero por más que lo haya intentado, ni un rasguño le puedo dejar.

_ Eso es por que no puede ser herido por cualquiera –dije- Tiene que ser por la mano de un ángel y de un brujo a la vez. Maldigo haber errado en el tiro y no haberlo matado aquella vez. La próxima, no fallare.

_ ¿Entonces realmente planeas matarlo? –Pregunto Gabriel casi en un susurro, él estaba totalmente blanco- Kat, es el hermano de Alex. Él ya perdió a su hermano una vez. ¿Crees que estaría dispuesto a perderlo nuevamente y a tus manos? ¿Acaso no te importa?

_ Gabriel, es obvio que no. ¿Para que lo intentas? –Dijo Raphael y me miro hostilmente- No le importo al momento de engañarlo con otro hombre. ¿Crees que le importe al momento de matar al hermano? No me importa si es mitad ángel o no, se comporta como una bruja. Ni siquiera sé por que aun no la matamos si después de todo tiene orden de captura en el Consejo desde Diciembre.

_ Adelante, mátame –dije- Hazlo y luego busca a otra persona capaz de entrar al Bella Vista y salir.

_ Ignora a Raphael, no es cierto lo de la orden de captura –dijo Miguel sonriendo amistosamente

_ Claro que no, es orden de muerte –dije y me cruce de brazos mirando a Raphael y dejando a Miguel totalmente boquiabierto- ¿Crees que no lo sabia? Tuve la carta con la orden entre mis manos, estuve frente a la persona que debía matarme y hasta le di el arma que podía hacerlo. Si él no se atrevió a disparar no es mi culpa.

_ Pues maldigo al imbécil que no te mato cuando debía –dijo Raphael

_ ¡Es el mismo idiota que me están pidiendo que saque del Bella Vista! –Exclame con lagrimas en los ojos- ¡Fue él quien tenia la orden de matarme y no lo hizo!

Los cuatros se quedaron totalmente atónitos pero no les di importancia. Me acerque a la mesa central, pequeña y circular, sobre la que descansaba el cofre y lo abrí sin más. No podía quedarme ahí, no ahora que el dolor había vuelto y me había vencido casi. Estuve sola en el estudio al instante y salí dando un fuerte portazo. La música de piano se había callado totalmente, mi papá ya no estaba ahí. Camine tan solo unos pasos antes de dar vuelta y subir varios escalones. A mitad de camino no pude más y me deje caer contra la pared, quedándome sentada en uno de los últimos escalones. Reprimí un gemido de dolor y doble mis piernas. Apoye mi cabeza sobre mis rodillas y sentí ya como las lágrimas comenzaban a rodar por mi rostro. El dolor, la tristeza, el destrozo, todo me invadía nuevamente. ¿Por qué tenia que pasarme todo esto a mi?

¡Claro que me importaba lo que pudiera pasarle a Alex! Y muy en el fondo, sabia que una parte de mi no seria capaz de matar a Christ por mas que él fuera el encapuchado sabiendo que aquello le dolería a Alex. Aquello me pego aun mas duro de lo que esperaba. No podría matar a Christ, no podría dañar a Alex de ese modo nuevamente. Y sin embargo aquello era lo que tenía que hacer, matar a la mano izquierda de Lucifer para asegurarme de que la luz y la oscuridad no entraran en una terrible guerra. ¿Pero como cumplir con mi deber si una parte de mi corazón no estaba dispuesta a hacerlo para no herir a Alex? ¿Y él que? ¿También seria juzgado nuevamente solo por ser el hermano de la mano izquierda de Lucifer?

No quise ni pensar en cuantas acusaciones tendría ese ángel. Traidor para el Consejo, traidor también para Solcius. ¿Acaso traidor también para su hermano? Mis lágrimas solo se intensificaron, había sido un traidor para mí. Yo realmente lo había amado y él tan fácil y rápidamente se había deshecho de mi y olvidado, dejándome un corazón totalmente destrozado. Parecía como si toda fuerza que hubiera tenido estos meses se hubiera esfumado totalmente. No podía negar la realidad, no podía pretender ser feliz cuando realmente no lo era. Necesitaba que él estuviese a mi lado, que me pasara una mano por la mejilla y me limpiara las lágrimas mientras me sonreía dulcemente. Que me dijera que no tenia por que llorar y que me pidiera que por favor dejara de hacerlo. Tan solo imaginar aquel simple hecho me quito una sonrisa por mas rápida que fue. Necesitaba su calido tacto, sus luminosos ojos, su dulce sonrisa, su ligera y fresca presencia, sus falsos sentimientos y hasta su lastima.

Pero él no estaba acá ni estaría. Estaba en algún lugar, quien sabe en que estado. Christ deseaba matarlo, no estaba segura de por que pero deseaba matarlo y ya lo había dejado en claro muchas veces. ¡Y el maldito se había atrevido a besarme sabiendo que en ese momento era la novia de su hermano! Lo odie totalmente por eso. No, no podía seguir así. Levante el rostro y me limpie rápidamente las lágrimas. Necesitaba planear y actuar, no llorar y sufrir. Chasquee los dedos y en un segundo aparecieron frente a mi los planos que necesitaba. Poco me importaba ahora si ellos los estaban utilizando y se los había quitado o no. Tome primero el del Bella Vista y lo analice totalmente. Deje cualquier dolor y tristeza de lado, necesitaba planear bien lo que iba a hacer si planeaba hacer lo que había dicho.

Con mucho detenimiento examine el plano, fijándome hasta en el más mínimo detalle que pudiera ayudar o complicar la huida. Entrar seria fácil, después de todo era la hija de Adrian Strega y Lucifer no negaría la oportunidad de poder hacer que acepte servirle. Estaría complacido de que nuevamente estuviera en su territorio y haría cualquier cosa para tratar de convencerme de que aceptara quedarme. Internamente rece por no caer en ninguna trampa, tenía pocos días antes de que Lucifer intentara atraparme también. Nuevamente me fije en el campo de flores encantadas y en el bosque más lejos. No seria conveniente correr en campo abierto, no si éramos blancos fáciles. Trace en segundos una ruta y trate de no memorizarla por completo. Debía cubrir todos los puntos si deseaba ganarle a Christ y aquello implicaba que él no debía tener modo de conocer mis planes y mucho menos si utilizaba su don en mí para que se los revelara.

Doble el mapa principal y lo deje a un lado, luego tome el segundo plano que me interesaba y lo abrí. Respire hondamente antes de fijarme en el mapa de aquella prisión que tan malos recuerdos me traía. Definitivamente el problema era al revés en este caso, seria difícil entrar pero no salir. Para mi suerte, el plano de la prisión no era tan difícil de memorizar y lo conocía ya. Un simple y largo pasillo de piedra, las celdas estaban todas a un lado solamente. Una vez que encontrara a Alex, seria fácil luego encontrar la salida y huir. ¿Y luego que? Hice una mueca, aun me quedaba mucho por planear y debía pensar todo muy cuidadosamente ya que mi oponente era la mano izquierda de Lucifer. Escapar no seria tan sencillo, necesitaba alguna distracción y también necesitaba tener algo planeado para una vez que hubiéramos escapado. No pasaría mucho tiempo hasta que Christ se diera cuenta de aquello y saliera a perseguirnos.

No le podía dar ninguna tarea a alguno de los ángeles por que entonces les tendría que decir mi verdadero plan y por consiguiente Christ lo sabría. De hecho, dudaba si Christ no sabía ahora que ellos habían acudido a mí. Tarde o temprano terminaría por saberlo. Bastaba con que le preguntara a alguno de los ángeles que había hecho, entonces su don entraría en acción y el ángel le respondería automáticamente con la verdad sin mas alternativa. Negué con la cabeza, no era una opción posible decirle algo de mi verdadero plan, por más mínimo que fuera, a alguno de ellos. Hasta estaba dudando de decírselo totalmente a Nicholas y estaba comenzando a cuestionarme a mi misma. ¿Y si Christ ponía en acción su don conmigo y me pedía que le revelara mi plan? Suspire, en algún momento tendría que pensar y encontrar una solución a ese asunto. Por el momento, solo necesitaba tener claro una base sobre la cual empezar. Y la base ya estaba, meterme en el Bella Vista como si fuera una bruja más. Inventaría cualquier excusa creíble para cubrirme y luego buscaría el modo de encontrar a Alex.

Eche la cabeza hacia atrás y clave mi vista en el techo. Esto seria más difícil de lo que pensaba. El don de Christ me amenazaba con cada cosa que tuviera en mente. Yo obedecería y creería cualquier cosa que él me dijera. Trague con dificultad, aquello definitivamente no era bueno. Necesitaba comenzar a pensar como él si deseaba poder saber lo que tenia en mente. Pero yo no conocía al encapuchado totalmente y el Christ de los recuerdos de Alex claramente no era el Christ de ahora. Suspire frustrada. ¿Cómo ganarle a alguien que podía obtener cualquier cosa que deseara con solo decirla? Algún punto débil debía tener Christ, no podía ser totalmente imposible de vencer. Reí de un modo apenas audible al recordar como por cinco minutos, aquel fatal día, había podido ser yo la que tenía el control. Su ego era demasiado grande como para aceptar que él no era el mejor en todo. Pecaba de soberbia, aquel debía ser su pecado capital que lo identificase.

Me quede helada al comprenderlo, el pecado capital de Christ era la soberbia. Y yo había salido demasiado tiempo con un soberbioso como para saber exactamente como eran los brujos soberbios. Ellos la mayoría de las veces conseguían lo que querían pero su error estaba en confiarse demasiado. Solo bastaba con que Christ creyera que tenía todo bajo su control para que pudiera vencerlo esta vez. Sonreí ante mi logro, aquel era su punto débil. Si él realmente creía que tenía todo bajo control y que todo saldría tal como lo tenía previsto, entonces no se daría cuenta de lo que en realidad yo tenia en mente. Era cuestión de engañarlo, de hacerle creer que él tenía el control. Y para mi suerte, aquello estaba de algún modo hecho. Él recurriría primero a los ángeles para saber que tenia en mente y ellos le dirían algo que no era cierto por que les había engañado. Mi sonrisa solo se ensancho, al fin engañar y mentir servia finalmente para algo.

Escuche los pasos en el pasillo y enseguida me cruce con la mirada de Nicholas. Él se quedo allí, abajo y se apoyo contra la pared del otro lado, totalmente alejado de mí. ¿Por qué siempre era así? ¿Por qué siempre se mantenía cuan alejado lo permitía la situación? Desde que lo había encontrado nuevamente no me había tocado, no me había abrazado, ni siquiera un simple beso en la mejilla o acercarse más de un metro. Lo mas cerca que lo había tenido había sido aquella vez que lo había encontrado y había impedido que el don de Christ me afectara. Y tampoco había permitido que yo me acercara a él, que lo abrazara, ni siquiera que lo tocara. Suspire frustrada sin comprender la razón y él evito mi mirada al conocer mis pensamientos.

_ No tienes que pensar en mí ahora –dijo él y suspire

_ ¿Si no lo hago ahora cuando lo haré? –Pregunte- ¿Por qué ya ni siquiera me dejas pensar en ti? Es mi mente, hago lo que quiero.

_ Por favor no –dijo él tristemente- Además, aquellos son asuntos míos, no tienen por que importarte.

_ No soy como tu, no puedo saber lo que piensan los demás sin problema alguno –dije- Podría tocarte y saberlo, pero ni siquiera aquello me dejas. Juraría que hasta mi simple presencia te debe de molestar de algún modo.

_ Tu presencia no es simple –dijo él y sonrió ligeramente- Ni siquiera es normal. No sabría exactamente como clasificarla.

_ Es dulce –dije y sonreí, él se echo a reír a carcajadas

_ ¿Qué? ¿Quién fue el idiota que te dijo aquello? –Dijo él aun riéndose- Tu presencia es todo menos dulce, yo diría que es mas bien salada.

Lo mire con curiosidad mientras él continuaba riendo como si alguien le hubiera dicho con toda seguridad que los brujos no existían cuando él era uno y muy poderoso. ¿Él sentía mi presencia salada? Aquello era exactamente todo lo contrario a como decía que la sentía Alex. No importaba si ellos eran totalmente opuestos, ángel y brujo, humilde y soberbio, se suponía que la presencia de uno no cambiaba para cada ser. Y aun estaba de por medio el hecho de que no todos sentían mi presencia.

_ ¿Y los ángeles? –pregunte

_ Les he abierto un portal y dejado donde me dijeron –respondió Nicholas- También me ocupe de que creyeran totalmente lo que dijiste de hacer. Realmente, no había pensado en aquello hasta que tú lo hiciste. ¿Qué es lo que tienes en mente realmente?

_ Dejaremos que Christ crea que tiene todo bajo control –dije- Ese es el único modo de vencerlo, dejándole creer que todo saldrá como lo tiene previsto. Pero si les decíamos un plan verdadero a ellos, Christ hubiera podido saberlo.

_ ¿Realmente lo piensas matar? –pregunto él y suspire tristemente, apoyando mi cabeza sobre mis manos

_ No lo sé –dije

_ ¿Te seguirás engañando y fingiendo que ya no sientes nada por ese ángel? –dijo Nicholas

_ No me engaño ni finjo –dije

_ Y yo deseo la paz mundial y el fin del hambre en el mundo –dijo Nicholas y puso los ojos en blanco- Vamos gatita, sabes perfectamente que no puedes engañar a mi don. Sé todo lo que piensas y tienes en mente, hasta podría saber mas con solo meterme y explorar totalmente tu cabeza pero no pienso violar totalmente tu privacidad.

_ Entonces deja de meterte en mi vida personal y tan solo ayúdame con esto –dije- ¿Cuánto crees que te tome cubrirnos en el Bella Vista y entrar?

_ Eso será fácil –dijo Nicholas y sonrió maliciosamente- Nos dejaran entrar sin problema, tan solo avísame que día tienes planeado huir por que dudo que vayamos a seguir al pie de la letra el plan falso que armaste.

_ Exactamente –dije y lo mire con curiosidad- ¿Cuándo es la próxima luna llena?

_ En quince días –dijo él y sonreí

_ Entonces tenemos quince días para meternos en el Instituto y encontrar a Alex antes de huir –dije- ¿Me prestas tu teléfono? Necesito hacer una llamada.

_ Si, por supuesto –dijo él

Enseguida lo saco del bolsillo de su chaqueta y me lo lanzo. Lo atrape en el aire ágilmente y en un segundo ya estaba tipeando los números. Me lleve el celular al oído, esperando que contestaran y no estar equivocándome. Respire hondo mientras escuchaba el tono de llamada. Mi mente quizás funcionaba mas rápido de lo que esperaba y no dejaba de improvisar, realmente necesitaba cubrir todo. Finalmente contestaron y pude escuchar la voz del otro lado.

_ Zachary al habla –dijo él y sonreí

_ Veo que aun sigues conservando el celular de Jude y no lo devolviste como te pedí –dije y mi sonrisa solo se ensancho- ¿Dime Zachary, acaso ya te has hartado de las instalaciones de Solcius?

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