Capitulo 31: Sufrir para triunfar


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Me estremecí ligeramente. Odiaba que con cada segundo que pasase los pasillos se volvieran aun más desiertos. Por alguna razón, no había podido quitarme de encima la terrible sensación de pánico y temor. Y aun así, por más que tratara de saber por que, no encontraba respuesta alguna. Un frío casi glacial me recorrió completamente sin razón aparente. Rápidamente volví mi vista atrás y de un modo casi aterrado me di vuelta. Nada. Suspire de alivio. ¿Pero acaso debía estar más aterrorizada o aliviada de que el pasillo estuviera totalmente desierto ahora?

_ ¿Qué estas buscando? –pregunto él

Casi grite cuando me di vuelta y me encontré sola frente a Christ. Él sonrió maliciosamente antes de tomarme por el cuello y sujetarme contra la pared, manteniéndome en el aire. Enseguida lleve las dos manos a su brazo para tratar de liberarme sin lograr resultado alguno. Muy escaso aire entraba a mis pulmones, aquello no estaba bien. Su sonrisa maliciosa se borro totalmente de su rostro y él me miro con gran seriedad.

_ Suéltame –dije

_ Has interferido en mis planes Katherin –dijo él- Te hubieras quedado a un lado y yo no tendría motivo alguno para hacerte esto.

_ No podía dejarlo morir –dije

_ ¿Y acaso condenarlo a vivir con el sufrimiento de un amor no correspondido es mejor? –pregunto él

_ ¿Acaso haberte dejado con vida a ti era mejor que ahorrarle esta gran oscuridad al mundo? –Pregunte- Acéptalo Christ, el presente seria mucho mejor si la muerte te hubiera encontrado hace ocho años.

_ El presente, tal como esta ahora, es perfecto –dijo él y sonrió- Y el futuro solamente será mejor.

_ ¿Mejor para ti o para los demás? –Pregunte- ¿Un mundo dominado por Lucifer realmente será mejor? Sabes que yo no permitiré que aquello suceda. Tendrás que pasar sobre mi cadáver si lo que pretendes es liberar a Lucifer. Y, lamentablemente, aun me necesitas con vida para encontrar al mejor ángel y al mejor brujo de modo que no puedes matarme.

_ Aun tengo a tu hermana para hacer aquel trabajo –dijo él y reí

_ Diana no ve más allá de las personas con la que se acuesta cada noche –dije- Que, supongo, en un noventa por ciento debes ser tú. Jamás creí que un ángel caería tan bajo. ¿Cómo has podido traicionar a los tuyos y aceptar la mano de Lucifer?

_ Del mismo modo en que tu padre traiciono a los brujos para unirse con un ángel y encerrar nuevamente Lucifer. Del mismo modo en que Soledad y Michael Engel aceptaron traicionar al Consejo y formar una organización totalmente rebelde –dijo Christ molesto y apretó los dientes- Del mismo modo que Alexander le dio totalmente la espalda a cualquier cosa que fuera correcta.

_ ¿Correcta para quien? –Pregunte- El deber no lo es todo. El deber de un ángel ciega, aquella es tanto una bendición como una maldición.

_ El deber lo es todo –dijo él- Y se debe cumplir totalmente.

_ Entonces lamento decírtelo Christ, pero mi deber es detenerte para que la luz y la oscuridad no entren en guerra –dije y él sonrió

_ ¿Y como planeas hacerlo Katherin? –Pregunto él divertido- ¿Realmente crees que podrás vencerme? Mírate, si sigues respirando ahora es por que yo te lo permito. Podría romper tu frágil cuello en menos de cinco segundos.

_ Pero no lo has hecho –dije y sonreí- Lo quieras o no, hay alguna razón por la que aun me mantienes con vida.

_ Tranquila, tarde o temprano me cansara de ti y me decidiré a matarte –dijo él- Es tan solo cuestión de tiempo. Pero seamos sinceros, tú no tienes oportunidad contra mí.

_ Ni bien hace unos meses casi te mato –dije- ¡Maldigo el momento en que el disparo se desvió y no acabe con tu vida!

_ Y yo maldigo el momento en que decidiste que tu lugar era contra mí y no junto a mí –dijo él- Pero después de todo, yo ya estoy perfectamente sano. ¿Y tú? No puedes engañarme, sé que tomaste un cuchillo bendito con la mano izquierda. Y es mas, sé que aun conservas esa herida.

_ No es cierto –dije y él me forzó a mirarle directo a los ojos

_ Dime la verdad Katherin –dijo él

_ Es cierto –dije totalmente contra mi voluntad y él sonrió

_ ¿Quieres saber el por que? Esa herida no se ira con nada por que te la has hecho tu misma y te niegas a que se te cure –dijo él

_ ¡Eso es mentira! –Exclame- ¿Realmente te parece que deseo seguir con mi mano en aquel estado?

_ Pues entonces dime tú por que no se ha curado –dijo él, no pude responder- ¿Lo ves? Eres tu la que se niega a curarse. Y esa herida empeorara con cada minuto que pase, y en algún momento no podrás controlarla mas. Te consumirá totalmente hasta matarte.

Por un segundo el pánico me invadió, yo no era totalmente consciente de aquello. ¿Pero y si Christ mentía? ¿Y si solo me decía aquello y aprovechaba su don para que le creyera solo para asustarme? No tenía modo de saberlo y una pequeña migraña en mi cabeza comenzaba a molestarme. Mi instinto actuó sin que pudiera evitarlo y patee a Christ directo en el pecho. Por la sorpresa, él al instante me soltó y caí de rodillas al suelo. Me lleve ambas manos al cuello, respirando agitadamente por la falta de aire. Levante apenas la vista para encontrarme con la enfurecida mirada de Christ. Apenas tuve tiempo de gemir antes de que él me pateara fuertemente en medio del pecho.

_ ¿Acaso tan difícil es decir por favor suéltame? –Dijo él y me volvió a patear con más fuerzas- Te hubiera soltado si me lo hubieras pedido. ¡Maldita bruja!

Él me pateo una tercera vez y rodee por el suelo. Tres gotas de sangre cayeron de mi boca y dieron contra el piso. Christ se detuvo un paso delante de mí y me fulmino con la mirada, mirándome totalmente furioso desde arriba. Me lleve una mano al pecho ante el terrible dolor, odiaba parecer tan débil. Él me tomo por la ropa y me levanto de nuevo contra cualquier voluntad mía. Tomo mi rostro con una mano, hundiéndome dolorosamente sus dedos en la mandíbula y me obligo a mirarlo directamente a los ojos. Al instante quede prendida de aquella mirada felina y del color de la miel. ¡Malditos sean sus ojos! ¡Maldito sea su don! ¡Y maldito sea él!

_ Revélame ya mismo cual es tu plan –dijo él

_ No soy más que una distracción –dije automáticamente- Nicholas y Zachary se están ocupando de encontrar a Alex mientras tú estas aquí intentando matarme. Y luego, una vez que sepamos donde esta y como sacarlo, huiremos el día indicado.

_ Muchas gracias Katherin –dijo él sonriendo- ¿Ves que tan fácilmente se puede conseguir lo que uno desea con solo pedirlo?

El corazón me dolió terriblemente. Lo que había temido todo este tiempo de verdad había sucedido. ¿Y ahora que demonios haría? Ahora Christ se ocuparía de que cualquier plan que hiciera nuevamente no funcionaria. Y además, ahora ya no había vuelta atrás. No podíamos esperar un mes hasta la próxima luna llena, yo no resistiría de ningún modo otro mes aquí y dudaba terriblemente del estado de Alex. Una lágrima traicionera casi se escapa de mis ojos.

_ Ojala te hubiera matado –dije- ¡Ojala no hubiera fallado en el tiro! Preferiría ahora la culpa consumiéndome por haber matado a Christ Engel sin conocerlo realmente que esto.

_ ¿Entonces ahora me conoces realmente? –pregunto él

_ Si, y eres un monstruo –dije- Eso eres tu. Un monstruo, un simple experimento de Lucifer que además salio mal por que has perdido toda cualidad de un ángel. Ni siquiera podría considerarte ángel caído.

_ Y entonces dime Katherin. ¿Tu que demonios eres? –pregunto él, la furia ya era visible en sus ojos

_ Yo soy la persona que va a encargarse de detenerte –dije

_ A veces realmente me pregunto que tienes contra mi Katherin –dijo él- Terrible respuesta la que me has dado.

Casi al instante él me tomo violentamente por el brazo y empezó a tirar de mí, arrastrándome detrás de él. Por más esfuerzos que hice, no me pude liberar de su agarre. Por más resistencia que opuse, mis pies seguían caminando mientras él tiraba más y mas. Era en vano intentarlo, él tenía mucha mas fuerza que yo y no tenía problema alguno en tirar de mí para obligarme a seguirlo. Su fuerte agarre entorno a mi brazo estaba comenzando a doler terriblemente. La gran furia que estaba presente en su rostro no hacia más que confirmarme que me había metido en un problema serio. Había interferido en sus planes y además, lo había hecho enfurecer.

_ ¡Suéltame! –grite

Varias veces me queje, varias veces intente deshacerme de su fuerte agarre que ya me estaba dañando sin encontrar resultado alguno. Él simplemente se limitaba a seguir arrastrándome y provocándome mas dolor con su fuerte agarre. Mis gritos y mis quejas fueron en vano, los pasillos estaban totalmente desiertos. Christ había premeditado exactamente todo y yo no era más que la tonta que había caído en la trampa. ¿Qué demonios me estaba sucediendo? No podía ser que hubiera perdido tan fácilmente, que él hubiera conseguido lo que deseaba tan simplemente, que yo hubiera cedido sin escrúpulos.

Trate de recordar con todas mis fuerzas que había hecho antes de que todo aquello pasara. No podía ser que Christ me hubiera vencido tan fácilmente, no le encontraba sentido. Pero por más que intentaba volver mi mente atrás, tan solo conseguía aumentar mi jaqueca. Quizás la situación no podía estar peor. ¿Y ahora que demonios haría? No tenia idea de lo que Christ tenia planeado para mi, mucho menos de cómo dar vuelta totalmente su juego ahora y vencerlo. Definitivamente había metido la pata y seriamente.

Él se detuvo frente a un espejo angosto y vertical que había en la pared y lo reflejaba totalmente. No aflojo su torturador agarre pero al menos no me arrastraba más. Levanto una mano y sin problema alguno apoyo un dedo contra la superficie del espejo. Vi el trazo rojo que dejaba su dedo al deslizarse. Primero hizo un pentagrama y no pude evitar estremecerme al ver el símbolo de Lucifer. Luego, debajo de él se dedico a escribir una simple palabra con la escritura de los brujos. Sonrió fugazmente de un modo que me aterro totalmente al terminar y mirarme de soslayo.

_ Jaque mate –dijo él

Casi como si lo único que faltaba era leer la palabra en voz alta, el espejo cedió y se hizo a un lado revelando un angosto pasaje. Christ entro y tiro nuevamente de mí para arrastrarme con él por ese oscuro y fino pasillo de piedras. El frío que había dentro se coló hasta mis huesos. La poca luz que entraba quedo totalmente eliminada cuando el espejo volvió a retomar su lugar. Trastabille varias veces, mas por el miedo que por la oscuridad. Mis felinos ojos ya se habían adaptado perfectamente y podía ver a través la oscuridad, pero el pánico me invadía.

_ ¿A dónde demonios me llevas? –pregunte temerosa y él rió

_ La ultima vez que pasaste por este pasillo estabas totalmente inconsciente, no me sorprende que no reconozcas el camino. Aquello fue hace mas de un año, no se si lo recuerdas –dijo él

Trague con dificultad. El pánico y el miedo me invadieron. Mis pies se quedaron totalmente clavados en el suelo sin que pudiera continuar. Christ se dio vuelta y me miro furioso, no tuvo problema alguno en tirar mas fuertemente de mi y obligarme a seguirlo. Hacia más de un año había dicho él. Mire a mi alrededor y el temor me recorrió totalmente al reconocer las oscuras y frías paredes de piedra. Yo había terminado inconsciente la vez que me habían atrapado...

_ No otra vez –susurre y él rió

_ ¿Creíste que te dejaría salirte con la tuya tan fácilmente? –Pregunto él- Ahora aprenderás por que no es bueno jugar a la heroína. Aprenderás de una vez por todas que la oscuridad no es algo de lo que se pueda escapar Katherin. No me importa si tendré que volver a grabar aquel miedo en ti.

_ Por favor no –suplique casi en llanto- ¡Déjame! ¡No quiero! ¡Otra vez no!

Las lágrimas de miedo y desesperación ya comenzaban a caer por mis mejillas. Cualquier suplique que hice fue totalmente en vano, Christ solamente reía y su sonrisa se ensanchaba aun mas ante mis ruegos y mis llantos. No, otra vez no. No quería volver al encierro, a las torturas cotidianas, al hambre que no terminaba de matarme. No quería volver a caer en aquella miserable condición de vida, no quería que volviera a sucederme. Estaba totalmente aterrada. ¡Otra vez no!

_ Por favor Christ, haré lo que sea pero por favor no –dije

_ Ya es tarde para eso gatita –dijo él y rió- Veo que después de todo Nicholas no mintió cuando me revelo cual era tu mayor temor.

_ ¿Qué? –susurre y él sonrió

_ Que duro se siente cuando una de las personas en las que mas confías te traiciona –dijo él

_ No, aquello no es posible –dije- ¡Tu lo obligaste con tu don al igual que obligas a cualquiera a revelarte lo que deseas!

_ Que feo lo que me dices gatita, yo no soy así –dijo él- Después de todo, tu eres la que engaña y miente a sus amigos. Tú eres la que engaño totalmente a los ángeles y jugo con ellos. Aquello no se hace, no esta bien. ¿Acaso no eras tú la encargada de mantener la paz entre la oscuridad y la luz? Y sin embargo, te paras en la frontera entre ambos y juegas desde ahí con quien desees.

_ Eso no es cierto –susurre

_ Es hora de que pagues por todas tus acciones Katherin –dijo él

Nuevamente grite, llore, suplique por que no lo hiciera. No quería volver a estar encerrada, no quería sufrir la tortura de cada día, no quería otra vez estar en un estado casi de muerte. Y sobre todo, no quería vivir cada día dudando de si al siguiente sobreviviría. Pero fuera de todo eso, yo sabia que no debía terminar encerrada, que había algo importante que tenía que hacer. Trate de recordarlo, trate de saber por que no debía permitir que Christ me encerrase pero aun así solo conseguí intensificar mi jaqueca.

_ Escapare nuevamente –dije automáticamente mirándolo- Me vengare por esto, no tienes ningún derecho a hacérmelo. ¡Maldito traidor de la luz!

_ Esta bien, ya me has cansado –dijo él

Bruscamente me tomo y me empujo contra un muro. Las ásperas piedras de las cuales estaba compuesto el muro me hirieron totalmente a través de mis ropas. Christ me miro totalmente furioso directo a los ojos y entonces me golpeo. Su puño pego dolorosamente contra mi mandíbula y caí al suelo. Sentí la línea de sangre que empezó a brotar de mi labio y vi como esta manchaba mi camisa. No pude evitar gemir, el dolor aun estaba presente. Él me tomo por los hombros y me volvió a poner en pie, aprovechando otra vez la oportunidad para golpearme contra el muro. Sostuvo firmemente mi rostro y nuevamente me obligo a caer bajo su don.

_ Te olvidaras exactamente de todo –dijo él- Jamás lograste escapar del Instituto Bella Vista, jamás Nicholas volvió a ser el mismo y sobre todo, jamás volviste a ser feliz.

Él me golpeo nuevamente contra el muro y grite de dolor. Mire al muchacho que tenia delante, mire el familiar alrededor que solo me aterraba. Grite nuevamente cuando él me golpeo en la mandíbula. ¿Qué demonios había pasado con mi anterior torturador? Al menos el otro brujo no golpeaba de un modo tan fuerte y doloroso como este lo hacia. Mi estomago parecía lleno y ya no gruñía de hambre, al menos aquello era en cierto modo bueno. En otra ocasión hubiera sonreído, pero con esta vida miserable que tenia desde hacia meses se me hacia imposible sonreír.

Mi estúpido intento por escapar del Bella Vista había sido totalmente en vano. Este brujo me había atrapado y aquí estaba yo nuevamente. Mire mis manos. Quizás pudiera intentarlo de nuevo... El pánico junto con el miedo se multiplicó aun más dentro de mí si aquello era posible. Mis manos estaban enguantadas, no podría volver a intentarlo, ellos ya lo había descubierto. ¡Maldición! Quise llorar, gritar de sufrimiento mientras aquel brujo me seguía golpeando. ¿Pero en que demonios estaba pensando? Yo era una bruja, una débil y maldita bruja, no podía llorar. Sin mas, el brujo abrió una celda y al instante me echo dentro. Lo mire totalmente con odio desde el suelo, ya sintiendo mis rodillas y mis piernas totalmente raspadas por la dura piedra que constituía el suelo. Apreté los dientes, me vengaría por todo esto, algún día lo haría.

_ ¡No tienes derecho a hacerme esto! –exclame

_ Y tu no tienes derecho a rehusar la oscuridad –dijo él y cerro fuertemente la puerta, dejándome encerrada- Disfruta de tus días de encierro. A ver si con esto aprendes a respetarme maldita bruja. Volveré mas tarde.

_ No me pueden mantener aquí encerrada para siempre –susurre temblando por el miedo- Yo sé que no es posible.

_ ¿Quieres apostar? –pregunto él

El brujo rió una ultima vez antes de partir, de un modo que solamente alimento mas mi miedo y me hizo estremecer. ¿Qué demonios había hecho yo para meterme en este tipo de problemas? La respuesta rápidamente apareció en mi mente y el frío me invadió. Yo me había metido con gente que no debía, con los brujos y servidores de Lucifer. Y hasta me había metido con el mismo Lucifer, por eso ahora estaba aquí. Me senté en el suelo y mire mis manos con desesperación, tratando de encontrar alguna solución en mis manos enguantadas. ¿Para que demonios había aceptado venir aquí sabiendo las consecuencias? ¿Por qué diablos le había dicho que si a Nicholas y había creído que estaría a salvo? Ahora ya no me quedaba ni él. Lo había perdido también junto con todo el resto. ¡Y todo por haber querido jugar con Lucifer y sus reglas!

_ No creas lo que te dice.

Levante la vista, ya creyéndome loca por escuchar voces. Aunque para mi suerte y sorpresa, parecía que aun no había enloquecido. Hubiera mirado con curiosidad de no ser por que estaba totalmente aterrada a la otra persona que estaba en la celda, también sentado en el suelo y con la cabeza gacha. Él me miro rápidamente de soslayo y pude distinguir un brillo verde en sus ojos. Me estremecí totalmente al ver sus alas y retrocedí todo lo que podía hasta darme totalmente contra el frío muro. Gemí apenas al sentir el helado golpe. Sentí mi rostro palidecer y el miedo me invadió aun mas si aquello era posible.

_ Vuelves a tener miedo –susurro él

_ Eres un ángel –dije temblando

_ ¿Y? –pregunto

_ Y yo una bruja –dije y trague con dificultad- No es difícil hacer el calculo.

_ Pero tú no piensas atacarme –dijo él y me quede helada ante la verdad en sus palabras- Y yo, aunque quisiera, tampoco estoy en condiciones para atacarte. Además de que no se les debe pegar a las chicas.

_ Lastima que los brujos piensen exactamente todo lo contrario –dije y suspire bajando la vista- No tienen escrúpulo alguno a la hora de golpearme. ¿Enserio no piensas hacerme daño?

_ No quiero –dijo él- Y tampoco puedo. Este maldito lugar me esta chupando la vida. Es como si estuviera en coma pero despierto. No hay sol, no hay aire fresco, no hay nada. Tampoco comida, pero es extraño ya que no siento hambre.

_ Eso es por que seguramente estarás marcado –dije y él me miro perplejo

_ ¿Qué? –pregunto con cierto temor en su rostro

_ Fíjate en tu nuca, tienes que sentir algo así como una cicatriz –dije

Él al instante se llevo una mano a la nuca y empezó a tantear casi de un modo desesperado. Doble mis piernas y apoye mi cabeza sobre mis rodillas. Suspire y clave mi vista en el suelo, viendo la creciente oscuridad. El frío de la celda me hizo estremecer y me abrace a mi misma para conservar algo de calor. Mire con tristeza mi camisa manchada con sangre, mi sangre. Y estaba segura de que luego alguien volvería a ocuparse de que manchara nuevamente mi camisa con sangre. Me estremecí ligeramente de solo pensar en el dolor y el hambre que me aguardaban.

_ Sabes una cosa –susurre- Tienes suerte si estas marcado, la mayoría de los prisioneros lo están. Es el trato normal. Yo no lo estoy. Sufriré de hambre, debilidad, dolor, todo.

_ Créeme que lo ultimo que quiero es que los brujos me hayan marcado y controlen –dijo él

_ No te controlan, simplemente se ocupan de que no sientas nada –dije- Son perezosos, no van a querer bajar todo el tiempo a alimentar a sus prisioneros. Ni querer escuchar sus quejas. Ni siquiera verlos inconscientes o dejarles que mueran rápido por que no les conviene y además nada mejor para ellos que hacer alarde de sus habilidades.

_ ¿Acaso tu lo estas también? –pregunto él y reí tristemente

_ Ojala –dije- Yo estoy condenada a sufrir el peor trato posible sin que me mate. En cierto modo te envidio. ¿Qué haces aquí?

_ Me metí con la persona equivocada –dijo él y sonrió tristemente mirando al suelo- Supongo que esto consigo por burlarme de la mano izquierda de Lucifer. ¿Qué haces tú aquí?

_ Rechace el trato con Lucifer –dije

_ No es aquella la respuesta que esperaba –dijo él y suspiro- Pero no me sorprende, después de todo lo he oído, te ha hecho olvidar. Es su don. ¿Sabes? Creerás y obedecerás cualquier cosa que él diga. Esta furioso por que su don no funciona conmigo, supongo que es por que debe ser un don mental y aquellos no me afectan. Es extraño, creí que tú encontrarías el modo de burlar su don pero no, has olvidado tal como te dijo.

_ ¿Qué? Yo no he olvidado nada –dije

_ Tu crees que nunca pudiste escapar de esta celda pero es mentira –dijo él- Si pudiste escapar y si pudiste salvarte.

_ Estas loco –dije y baje las piernas- Definitivamente estas loco. Mira, no tengo la menor idea de quien eres pero lo que estas diciendo no tiene sentido.

_ ¿Entonces como explicas el hecho de que tú cabello es el real? –pregunto él

Tome un mechón de mi cabello y lo mire totalmente perpleja. Era largo y color caramelo, no corto y beige claro. Me quede enseguida sin aire al no poder comprenderlo. Aun más chocante fue que él hubiera sabido aquello. Trague con dificultad y volví a mirarlo. ¿Quién demonios era? ¿Cómo podía saber aquello? Pero el ángel ya no me estaba prestando atención. Él tenia la cabeza gacha, el cabello rubio oro cayéndole sobre el rostro, y la mirada perdida en sus manos que jugaban con algo. Mire un segundo sus alas y me sentí palidecer al verlas sucias y manchadas con sangre. Rápidamente cambie la vista, por alguna razón sabia que aquello no estaba bien.

_ Christ se salto ese detalle –continuo él- Siempre fue de pasar por alto cosas obvias para mi.

_ ¿Christ? –repetí sin comprender y entonces el levanto la vista y me miro con dolor

_ La mano izquierda de Lucifer –dijo- El mismo brujo que te ha golpeado y vuelto a encerrar aquí.

_ No me sorprende que haya sido la mano izquierda de Lucifer quien me haya atrapado y vuelto a encerrar –dije y me estremecí- Y dijo que volvería después. Ya bastante era que me torturaran los brujos mas poderosos del Bella Vista, ahora es mucho peor, la mano izquierda de Lucifer. Moriré en esta maldita celda y todo por haberme involucrado con la persona incorrecta.

_ No morirás aquí. Lograras escapar al igual que la otra vez y estarás bien –dijo él y suspiro- Aunque no estoy tan seguro de mi destino. Lo más posible es que en algún momento se canse de mí y termine por matarme. Pero Christ es terco, siempre pretendió que las cosas se hicieran como él quería y al parecer en todo este tiempo no ha cambiado respecto a eso. Quiere matarme arrancándome el alma y no puede. Ya lo intento pero... mi alma esta protegida y no consigue romper el hechizo.

_ Me cuesta creer que un brujo te haya hechizado para proteger tu alma –dije- Eres un ángel, aquella persona debió de estar totalmente loca. ¿Tienes idea de lo difícil que es hacer un hechizo para proteger un alma? Por empezar, aquello te puede dejar sin poderes durante meses.

_ Eso ya lo sé –dijo él

_ Pero apuesto a que no sabes lo que sucede si un brujo se queda sin poderes –dije y él me miro- Te los pueden robar y quedas como un simple humano para siempre. Es por eso que los brujos no podemos quedarnos sin poderes, por que cualquier otro puede aparecer y robar los nuestros para fortalecer los suyos. Y entonces... quedas igual o más débil que un humano.

_ Pero... Pero... –tartamudeo él

_ El imprudente que te habrá hechizado realmente estaba loco –dije- Yo no me arriesgaría de ese modo por nadie, y menos por el alma de un ángel.

_ ¿Y tu aun tienes tus poderes? –pregunto él mirándome de pronto con cierta preocupación

_ Si pero no sirven de nada –dije y suspire- Esta celda neutraliza los poderes para que no pueda escapar. No me sirven de nada mis poderes mientras esté encerrada, que por lo que veo, será durante un largo tiempo.

_ Pero –dijo él- No existe método para eso lo que quiere decir que es efectivo en un noventa y nueve por ciento. Lo que quiere decir que existe la posibilidad de fallo y...

_ Maldición –masculle

En menos de un segundo estuve sobre él, mirándolo con cuidado y tapándole la boca. Mire para todos lados alarmada, casi esperando encontrar alguna cámara o algo pero sabia que ellos no necesitaban de cámaras para vernos. Volví a ver al ángel y solo cuando me asegure de que no hablaría deje de estar sobre él, tapándole la boca, y me arrodille a su lado. Internamente estaba en pánico, temiendo que ellos hubieran escuchado algo, y estaba totalmente segura de que mi rostro demostraba mi estado. Respire hondo para tratar de calmarme, lamentablemente sabia que no podía culpar al ángel por su imprudencia. ¡Pero aun así! Lo mire de un modo casi molesta antes de acercarme nuevamente a él.

_ ¿Crees que no sé que hay una mínima posibilidad de falla? –Susurre molesta, de un modo que solo él pudiera oírme- ¿Crees que no tengo idea de cómo funciona esto? ¡Claro que hay una posibilidad de fallo! Es mas, esa posibilidad puede aumentar dependiendo las condiciones. Pero no, ellos son demasiado confiados, egocéntricos, soberbios, engreídos, todo de tal modo que creen que todo lo que hacen siempre es perfecto y sin fallas. Pero no hables ni les des motivo a ellos para sospechar, ellos no pueden saber que yo sé aquello.

_ ¿Ellos? –pregunto él

_ ¿Qué crees que hacen los brujos de este lugar además de lo típico? –Dije- Siempre hay alguien escuchando, siempre hay alguien viendo y sobre todo, siempre hay alguien para arruinar cualquier cosa que planees. Ahora deja de ser tan imprudente y piensa antes de hablar. Somos prisioneros del mismo Lucifer y sus brujos mas poderosos, no de aquellos tontos que pasan sus noches de fiesta en fiesta apostando y tomando.

_ Esta bien, no tienes por que molestarte tanto –murmuro él

_ Lo racional es lo único que me mantiene cuerda y no me hace enloquecer totalmente en este lugar –dije y suspire, sentándome en el suelo y doblando mis piernas- Mi mamá siempre dijo que el cerebro era un músculo, que se debía ejercitar o sino se perdían algunas habilidades. Aquello es lo único que me ha mantenido cuerda y viva hasta ahora. Cuando estoy sola, por más que tenga miedo, no dejo de hacer planes y conjeturas por más tontas que parezcan, teniendo la esperanza de que algún día pueda salir de aquí. Pero todo aquello parece en vano, no puedo salir de aquí por más que lo desee. Y por más planes, cálculos y conjeturas que mi mente haga, no puedo ni salvarme a mi misma de esta tortura. No importa cuantas deducciones haga respecto a los guardias, las condiciones, el lugar; todo aquello no me sirve para nada.

_ ¿Entonces tienes deducciones al respecto? –pregunto él y asentí, apoyando mi cabeza sobre mis rodillas

_ Puedo decirte lo que quieras –susurre- Ya he planeado y deducido cualquier cosa pero todo es en vano.

_ Entonces, por ejemplo... ¿Puedes decirme que hora es? –pregunto él

_ Me acaban de pegar hace unos minutos –dije y creí verlo estremecer ligeramente- Hay oscuridad pero aun no han encendido las antorchas del pasillo. Desde que estoy aquí dentro no he visto pasar a ningún brujo todavía frente a la puerta, lo que quiere decir que hay mas pausa entre uno y otro. Es la tarde, más precisamente lo que ellos llaman la hora oscura porque aun no se han decidido a prender las luces y continúan con sus pecados. En otras palabras, afuera es el crepúsculo. Y considerando la liviandad del aire, el día ha sido soleado y calido, como a mi me gusta.

_ Impresionante –dijo él y sonreí ligeramente

_ He tenido demasiado tiempo para practicar y aprender a perfeccionar mis deducciones –dije- Pero... A veces tengo demasiado miedo, tanto que ya no puedo ni pensar. Ahora solo me siento dolida y con miedo por los golpes de hace rato, pero sé que la debilidad y el hambre no tardaran en unirse. Y la desesperanza, aquello es quizás el peor sentimiento que puede tener una persona. ¿Cómo estoy segura de que mañana sobreviviré también? ¿De que cuando me duerma despertare nuevamente? Ya he despertado de tantos modos que aterrarían a los guerreros más valientes. Un brujo en buen estado permanece alerta aun cuando duerme y puede abrir los ojos ante el menor ruido. Pero yo no estoy en buen estado, estoy débil y siempre agotada por mis condiciones de vida. Cuando duermo, no estoy alerta y ellos aprovechan aquello. Una vez desperté con un alambre de púas todo alrededor de mi brazo, no tienes idea del terror que fue para mi y el dolor que fue sacarlo. Pero ellos no se detendrán, no hasta que haya aceptado entregarles mi alma y unirme o morirme en este lugar.

Suspire y clave mi vista en el suelo, tratando de que la desesperanza no se adueñara de mi corazón nuevamente. Debía ser fuerte, debía sobrevivir y no caer en la desesperación. ¿Pero como no temer por un mañana cuando mis condiciones de vida eran estas? Levante apenas la vista, solo para paralizarme y palidecer al darme cuenta de que esta era mi celda, la misma donde había estado encerrada anteriormente. Vi las esposas en el suelo que alguna vez me habían destrozado las muñecas, las manchas de mi sangre sobre las paredes, los mechones de cabello que Diana una vez me había cortado tan despiadadamente. Me estremecí al verlo y recordar todo nuevamente, el terror de volver a sufrir aquello me invadió. Trate de ver el lado bueno pero ni aquello logre.

Negué con la cabeza varias veces, ya sintiendo como el pánico volvía y tratando de evitarlo pero sintiendo ya como perdía la batalla. Apoye mi frente sobre mis rodillas y cerré los ojos fuertemente, tratando de negar la realidad. Continué negando con la cabeza mientras trataba de convencerme a mi misma que nada me sucedería. Pero aquello era simplemente imposible. Todo me sucedería. Vendrían mas torturas, vendrían más dolores, vendrían más sufrimientos. Yo sola era consciente de todo lo que podía sucederme y cuanto me dolería.

Estuve durante varios minutos en aquel estado, tratando de negar una realidad imposible de negar. Escuche los pasos en el pasillo y casi de un modo automático levante la vista. Vi al brujo que paso sin siquiera prestar atención del otro lado de la puerta. Era fácil hacerlo si aquel diminuto cuadrado con barrotes me permitía ver el rostro del brujo justo al pasar. Trague con dificultad y me obligue a dejar de demostrar tanto mi pánico. Lo único que me faltaba era tentar mi suerte, demostrarles que este era el momento justo para que me hirieran por que me dolería aun más. Levante mi vista encontrándome al instante con la intensa mirada del ángel.

_ ¿Qué? –pregunte notando que él tenia su vista clavada en mi desde hacia rato

_ Nada –susurro negando rápidamente con la cabeza y desviando su vista- Tienes sangre en el labio.

Lo mire con curiosidad durante un momento antes de que él apartara su vista totalmente de mí de modo que ya ni su rostro pude ver. Con mucho cuidado me quite un guante y me lleve la mano libre a los labios. Temblé ligeramente al ver la sangre en mis dedos y rápidamente la limpie en mi falda. Hice una mueca pero lo cierto era que poco importaba el estado de mis ropas, seguramente con los días estarían aun peor. Volví a ponerme el guante de un modo casi instintivo y mire mis manos con incertidumbre. ¿Por qué portaba guantes? No los había tenido antes. ¿Entonces por que ahora si? ¿Acaso ellos ya habían descifrado que mi don, por más que aun lo desconociera totalmente, tuviera algo que ver con mi tacto? Reprimí un gemido, aquello definitivamente no seria favorable.

Los minutos pasaron, nada. La oscuridad se volvió mas intensa y fría. Tiempo después se ocuparon finalmente de prender las antorchas en el pasillo y algo de aquella luz logro filtrarse por la pequeña ventana de la puerta. Pero lamentablemente el calor de las llamas solo permanecía en aquel pasillo que me resultaba tan inaccesible. Por cada paso que escuchaba, mi corazón se detenía totalmente y luego suspiraba de alivio al ver como no se detenían. La noche se fue haciendo más oscura y fría. El sueño ya comenzaba a ganarme por más que luchaba por permanecer despierta y con los ojos abiertos. Temía dormirme, temía cerrar los ojos y dejar de estar alerta. Trataba más que nada de no imaginar lo que pudiera ocurrirme si me dormía y aun así solo conseguía estremecerme de miedo. Pero con cada minuto que pasaba, mis ojos me pesaban aun más y luego simplemente no pude evitar bostezar varias veces. Sacudí mi cabeza para mantenerme despierta pero de poco sirvió. Hubiera sido mucho más fácil si el silencio no hubiera dominado totalmente el ambiente.

_ Por favor háblame –susurre medio dormida

El ángel levanto la vista y me miro incrédulo, casi sorprendido. Pero realmente yo estaba desesperada, no deseaba caer dormida. Temía cerrar los ojos por que sabia que cualquier cosa podría pasarme mientras estuviera dormida. Y, lamentablemente, ya había sufrido demasiadas experiencias como para saber que dormir no era la mejor idea en este lugar.

_ Por favor háblame o me quedare dormida –dije

_ ¿Y por que no simplemente te duermes? –pregunto él y me estremecí ligeramente

_ Por que sé que no es una buena idea –dije

_ Si no duermes tu estado empeorara. Eres una bruja, necesitas dormir y descansar bien si pretendes estar bien –dijo él mirándome casi con preocupación

_ Pero si lo hago entonces ellos podrían venir y hacerme cualquier cosa –dije- Temo cerrar los ojos, dormirme. Temo como podré despertar mañana, si es que puedo despertar.

_ Es increíble el miedo que han logrado grabar en ti –dijo él y suspiro- Duérmete, yo me quedare despierto. Si algo sucede, te advierto.

_ No seria justo. Tú también debes dormir –dije y él rió apenas, sin ganas

_ Pero no me es tan necesario como a ti y además llevo demasiado tiempo sin dormir, una noche mas no cambiara nada –dijo él- Ahora duérmete, me ocupare de despertarte si algo llega a suceder.

_ Eres un ángel y yo una bruja. ¿Y pretendes que confíe en ti? –Pregunte- Esta en tu naturaleza querer matarme y odiarme.

_ Aquello no es cierto –dijo él

_ Eres luz, yo oscuridad –dije- ¿Cómo demonios puedo confiar en ti?

_ Del mismo modo que yo estoy confiando en ti ahora –dijo él- Ni bien podrías estar engañándome para que duerma y tu puedas matarme o hacerme lo que quieras. ¿Acaso no te das cuenta de que estamos en la misma?

_ No confiare en un ángel –dije- A ti te da completamente igual lo que pueda sucederme o no. No me dormiré.

_ Esta bien, haz lo que quieras –dijo él sin darme mucha importancia- Siempre eres igual de terca.

_ ¿Qué? –dije

_ Nada, olvídalo –dijo él y suspiro- El sueño terminara por ganarte en menos tiempo del que crees, te dormirás.

_ No es cierto –dije

Él no me respondió, volvió a ignorarme y hasta evitar mirarme. Resople frustrada y me cruce de brazos, clavando mi vista a un lado. No me gustaba que la gente me ignorase, no me gustaba que él me ignorase. Y aun así, aquello era una cruel ironía puesto que yo odiaba llamar la atención y aquí estaba, molesta por no llamar su atención. Lamentablemente, para mi mala suerte, el ángel tenía razón. El sueño me peso aun más y no pude evitar bostezar luego de varios minutos. Mis ojos ya comenzaban a cerrarse y mi lucha era totalmente en vano. Y aun así, aun tenia una duda, una pregunta grabada en mi mente que no podía olvidar fácilmente. Él había dicho que yo siempre era igual de terca. ¿Cómo era posible que pudiera asegurar aquello?

Volví a clavar mi vista en él, tratando de descifrarlo. ¿Quién demonios era y con que fundamentos decía todo aquello? Aun más me sorprendía el hecho de que fuera un ángel y continuara con vida. Pero él se mostraba totalmente indiferente conmigo. Tenia su cabeza gacha y la vista clavada en sus manos, el cabello rubio le caía casi hasta los ojos. Sus labios se movían apenas pero ningún sonido llegaba hasta mí. Me fije en que tenia entre sus manos y me quede helada al ver el rosario del cual colgaba la cruz. Sentí mi sangre congelarse y retrocedí tanto como pude hasta darme contra el muro. Y aun así, por más que mi instinto me decía que debía alejarme lo que más pudiera y temer, no pude evitar mirar al ángel con curiosidad, preguntándome por que o por quien estaría rezando.

¿Por empezar, que hacia él aquí? Nunca antes lo había visto y sin embargo ahora me era difícil despegar mi vista de él. Inconscientemente suspire de alivio y sonreí ligeramente. Ni bien los brujos pudieron haberlo matado por ser un ángel. Por un segundo, aquello me pareció realmente terrible. Casi era feliz de que continuara con vida. ¿Pero acaso la muerte no era mejor que este encierro? Y yo aquí, encerrada con él y cuestionándolo totalmente solo por ser un ángel. ¿Acaso era este el destino de todo brujo? ¿Cuestionar y desconfiar totalmente de los ángeles solo por ser sus contrarios? Él no parecía alguien de quien debiera desconfiar. Los brujos ya me habían traicionado totalmente y ahora estaba aquí gracias a ellos. ¿Acaso el resultado seria el mismo si me dejaba confiar en un ángel? Él realmente no parecía dispuesto a dañarme, ni siquiera parecía que fuera capaz de odiarme. ¿Y entonces por que yo desconfiaba tanto de él?

Lo mire fijamente durante unos minutos, agradeciendo que él me ignorara totalmente. ¿Y si simplemente me permitía confiar en él? ¿Y si me dormía, confiando en sus palabras? Después de todo, ya muchas veces me había dormido y despertado de un modo horrible. Ya muchas cosas me habían sucedido mientras tenia los ojos cerrados. ¿Había diferencia alguna entre una vez más o una vez menos? Ellos me torturarían dormida o despierta, en aquello no había diferencia alguna. Pero en cambio, si me permitía dormir esta noche podría poner a prueba al ángel y saber si era bueno o no confiar en él.

Me recosté en el suelo y apoye mi cabeza sobre mis brazos cruzados. El frío de la piedra no tardo en apoderarse de mi cuerpo y me estremecí. El sueño no tardo en ganarme totalmente y finalmente me permití dormir. Cerré los ojos y me permití caer en aquella inconsciencia. Las pesadillas y el miedo a lo que encontraría cuando despertase no me dejaron en paz. Hubiera sido mucho pedir un sueño dulce, sin pesadillas ni miedo. Pero no me sorprendía para nada las pesadillas si después de todo me había dormido con temor. Y aun así, el rostro que veía en mis pesadillas era el del mismo brujo que me había vuelto a encerrar.

Sofoque un grito antes de despertar totalmente sobresaltada. No me había gustado lo último que había visto y trague con dificultad al recordar como el brujo casi me había apuñalado en medio del pecho en mis pesadillas. Mi corazón seguía latiendo desaforadamente, mi respiración era totalmente descontrolada. Levanto la vista y enseguida vi que el ángel seguía en su lugar, despierto. Casi parecía que no se había movido en toda la noche. Con mucho cuidado me senté en el suelo. Clave mi vista en la puerta, viendo la tenue luz de sol que había en el pasillo del exterior y parecía totalmente restringida para mí. Suspire.

_ Te dije que podías confiar en mi –susurro él- Y tambien que terminarías por dormirte de un modo u otro.

_ ¿Qué diferencia hay entre permanecer despierta o dormir mal gracias a las pesadillas? –dije

_ ¿Pesadillas? –dijo él con el rostro totalmente pálido y asentí

_ Ese brujo me perseguía, me desperté justo antes de que me matara –dije y creí verlo estremecer ligeramente

_ No dejes que te mate en sueños –dijo él- Si lo hace, morirás realmente. Aun así, Christ no planea matarte ahora. Sino créeme que ya lo habría hecho.

_ ¿Y se supone que aquello debe hacerme sentir mejor? –Dije- ¡Todos desean verme muerta! He negado a Lucifer, a su Señor, al príncipe de la oscuridad o como demonios quieran llamarle. He negado el trato con Él y en su propia cara. El miedo que conocí al ver la furia de su rostro es un miedo que nadie mas debería conocer.

_ Es un miedo que debes olvidar –dijo él- No puedes vivir el resto de tu vida con miedo. No puedes seguir temiendo cada segundo y estremecerte constantemente por temor.

_ Es fácil decirlo pero no hacerlo –dije y suspire- Tu no viviste lo que yo viví. Es imposible abandonar este miedo. He perdido todo, hasta la persona que creía amar. Él me defendió y perdió su alma a causa mía. Y yo solo pensé en huir, lo abandone totalmente a su suerte que no fue mucha si consideramos que su enemigo era el mismo Lucifer. No me sorprende el modo en que me trata ahora que su alma fue corrompida totalmente por la oscuridad, supongo que en cierto modo me lo merezco. ¿Sabes que es lo peor? Que me siento culpable pero no me arrepiento de lo que le hice. No soy más que una maldita bruja.

_ Ya sé –dijo él- Eres igual a todas las demás malditas brujas que existen.

_ Lo peor es que creía ser diferente –dije tristemente y suspire- Siempre creí que yo era diferente a ellas, pero después de todo soy una mas. Solamente busco un muchacho guapo y de gran poder con cual salir. Lo peor es que hasta me engañe a mi misma y creí que realmente lo amaba. Pero no, si después de todo lo abandone a su suerte cuando él se interpuso para defenderme. Nicholas me dijo una vez que amar era estar dispuesto a entregar el alma por el otro. Yo no fui capaz de aquello, supongo que realmente no lo amaba entonces.

_ Supongo que no –dijo él

_ Me siento culpable por lo que le sucedió pero no me arrepiento –admití tristemente- Y aquí esta mi castigo por abandonar a una persona que solamente se preocupaba por protegerme. Ahora estoy condenada a estar aquí encerrada hasta el fin de mis días o hasta aceptar servirle a Lucifer, lo que suceda primero. Pero lamentablemente mi voluntad no es tan fácil de doblar, no aceptare servirle a Lucifer y mis torturas y castigos y sufrimientos duraran hasta el fin de mis días.

_ Encontraras el modo de escapar de aquí –susurro él

_ ¿Cómo? –Dije y lo mire con desesperación- ¿Cómo demonios crees que es posible escapar de aquí? ¡No tengo modo alguno! ¿Y además para que escapar? ¿Para luego ser perseguida? ¿Para estar afuera viviendo constantemente con miedo? Ya vivo con miedo aquí, no quiero imaginar como seria afuera y con todos los brujos persiguiéndome por ser una prófuga. Prefiero simplemente morir, pero no tengo el suficiente valor para matarme.

_ El suicidio es cobardía, no valor –dijo él

_ Quizás a veces la muerte simplemente es mejor que la vida –susurre

_ Si, ya lo sé –dijo él y suspiro- Pero por más tentadora que a veces sea la idea, siempre habrá alguien que necesite que sigas vivo.

_ Dudo mucho que a alguien le preocupe que yo siga viva o no y mucho menos que le afecte –dije- Mi muerte simplemente no le cambiaria la vida a nadie.

_ ¿Y que hay de la gente que te ama o se preocupa por ti? –pregunto él

_ Ya nadie se preocupa por mí –dije y clave mi vista en el suelo- ¿Quién se preocuparía por una maldita bruja?

_ ¿Y tus amigos? –pregunto él

_ Me pelee con ellos antes de venir aquí –dije- Debí haberlos escuchado cuando me dijeron que no lo hiciera pero no me importo. Ni siquiera sabrán lo que me sucedió y no creo que les importe si tambien los abandone.

_ ¿Y tu familia? –continuo él

_ Mi hermana es una maldita perra que lo único que desea es matarme, supongo que la complaceré en cierto modo –dije y suspire- Y mis padres no saben que en realidad me metí en un Instituto dominado por Lucifer y que estuve jugando con mi suerte todo este tiempo. Me ocupe de que no lo supieran por que sino no me hubieran dejado venir. Fue una gran estupidez de mi parte. No creo ni que se enteren de mi muerte.

_ No deberías creer que no le importas a nadie –dijo él y suspiro- Y tampoco deberías considerar la muerte como una alternativa. Confía en mí al menos en esto, tú lograras escapar de aquí y tambien de tus perseguidores, no morirás. Ya lo has hecho y sé que lo puedes volver a hacer.

_ Estás loco –dije mirándolo

Él se callo antes de responder. Los dos guardamos totalmente silencio al escuchar como los pasos se detenían junto a la puerta y alguien se disponía a abrirla. Me estremecí de la cabeza a los pies y me sentí palidecer. Sin problema alguno el brujo abrió la puerta y sonrió de oreja a oreja al entrar y fijarse en mí. Reconocer a aquel brujo solamente me causo mas pánico pero la mano izquierda de Lucifer seguía sonriéndome totalmente complacido por mi miedo.

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