Capitulo 27: Jugando con los destinos


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Alex me ayudo a ponerme en pie y lo abrace como si temiera nunca mas poder volver a hacerlo. Él me devolvió el abrazo y me beso dulcemente transmitiéndome todo el temor que había sentido por mí hacia minutos. Lo solté y me di vuelta. Me apoye contra él, viéndolo sonreír dulcemente y sintiendo sus manos tomándome por la cintura. Mire a Nicholas enfrente de nosotros. ¡Era él, de verdad era él! Me costaba creerlo luego de todo lo que había vivido estos meses y aun así él seguía guardando cierta distancia de mí. Tenía el rostro totalmente pálido, mostrando lo perdido que estaba y no podía evitar mirarlo sin comprender.

_ Él no recuerda nada –susurro Alex en mi oído- No sabe nada de lo que paso, ni siquiera sabe como termino aquí. ¿Estás bien?

_ Si –dije y mire a Nicholas- Gracias.

_ ¿Gracias? –dijo él y sonrió tristemente- No se como pero fui yo quien te ataco.

_ Estabas siendo controlado por Lucifer –dijo Alex

_ ¿Quién eres tu? –pregunto Nicholas

_ ¿Enserio no recuerdas nada? –Dije y él negó con la cabeza- ¿Qué es lo último que recuerdas?

_ Estábamos en el bosque. Recuerdo tu pánico y tu miedo. Dijiste que no, te negaste a servirle y entonces el maldito se abalanzo sobre ti –dijo Nicholas- Yo me interpuse y termino atacándome a mi. Y luego... no se que paso. De pronto estaba aquí, teniendo unas tijeras en la mano. Tú estabas herida y él te sostenía viendo que te caías. ¡Y tú estabas llorando! ¿Kat, como es posible que tu llores?

_ Es extraño considerando que es una bruja. Por lo que veo fueron sus lágrimas lo que te hicieron reaccionar. ¿Verdad que pueden con cualquiera? Yo no puedo verla llorar –dijo y me limpio las pocas lágrimas que me quedaban, sonriendo- Pero llorar, puede.

_ ¿Qué eres tu? –pregunto Nicholas

_ Es un ángel –dije

_ Eso explica por que no puedo sentir su presencia –dijo Nicholas

_ La presencia de un ángel es casi imposible de sentir –dijo Alex y lo miro con curiosidad- ¿Enserio no me recuerdas?

_ Alex... –murmure- Por favor. Ya bastante difícil le debe resultar tratar de asimilar todo esto. Recuerda que cuando él aun estaba consciente yo...

_ Tu estabas conmigo –concluyo Nicholas y miro a Alex- Y ahora estas con él. ¿En que mes estamos?

_ Noviembre –dijo Alex y Nicholas se quedo en blanco

_ Pero si hace seis meses...

_ Hace seis meses Lucifer corrompió tu alma –dije con cuidado- Estuviste bajo su control todo este tiempo. Esa parte mala de ti se hacia llamar Nick.

_ Créeme que eras odioso, lamento decírtelo –dijo Alex- De hecho, tuve ganas de matarte muchas veces luego de ver lo que hacías.

_ ¿Qué fue lo que hice? –Pregunto Nicholas temiendo y me miro a mi- ¿Qué fue lo que te he hecho?

_ ¿Enserio quieres saber? –pregunte y él asintió- Tenias la orden de llevarme de vuelta con Lucifer. Me has atacado, me has provocado dolor con tu don, hasta me has intentado robar el alma de no ser por que Alex apareció justo a tiempo para evitarlo.

_ ¿Pero por que he hecho todo eso? ¿Cómo es posible que no recuerde nada de lo que hice en los últimos seis meses? ¿Por qué mi don no tiene efecto en él? ¿Por qué tienes un aspecto diferente? ¿Qué es lo que ha ocurrido Katherin? –dijo Nicholas

_ Tienes demasiadas preguntas –dije

_ Kat, no recuerda nada –dijo Alex dulcemente en mi oído

_ Lucifer corrompió tu alma luego de que me defendiste. No recuerdas nada por que no eras tu él que estaba actuando –dije y sonreí- Te molestaste mucho al saber que yo estaba saliendo con alguien.

_ Quisiste matarme usando tu don –dijo Alex- O al menos eso me dijo Katherin. Entonces ella me hizo un hechizo encima para protegerme de tu don, por eso no tiene efecto en mi. Créeme que te molestaste bastante por eso.

_ Pues realmente es un hechizo muy poderoso, no puedo romperlo –dijo Nicholas y me miro- ¿Qué te ha sucedido? Tu aspecto...

_ ¿Esto? –pregunte tomando un mechón de mi cabello y sonreí tristemente- Tu me hiciste esto junto con Diana. Ahora soy pálida y fría, además de que mi cabello es corto y de otro color.

_ Quisiera poder saber cuanto te he hecho y me estas ocultando –dijo bajando su cabeza y me miro- ¿Puedo?

Cerré los ojos y suspire, asintiendo con cuidado. Duro menos de un minuto, supe cuando había terminado de ver todo lo ocurrido en mi mente cuando abrí los ojos y vi esa expresión de horror en su rostro, retrocediendo unos pasos y alejándose de mí. Lo mire compadeciéndome de él, tratando de no pensar en lo doloroso que le debía ser y sobretodo tratando de no pensar en mi posición. Lo último que Nicholas recordaba era que yo continuaba amándolo, que él me había defendido de Lucifer por que también me amaba. Y ahora... Ahora yo ya no sentía lo mismo por él, no podía volver a mirarlo del mismo modo después de todo lo que había vivido a pesar de que no había sido su culpa.

_ Lo lamento –dije clavando mi vista en el suelo para no ver su triste mirada

_ No hay problema. No me sorprende luego de todo lo que te he hecho –dijo Nicholas, también evitando mi mirada y suspiro- Y Alexander, perdona pero realmente no se quien eres. No te recuerdo. Si alguna vez me he encargado de algún familiar tuyo o algún amigo, yo... Lo siento, no fue mi intención, desearía poder saber que te he hecho.

_ Te llevaste a mi hermano –dijo Alex tristemente y Nicholas levanto la mirada

_ Lo siento, de veras. Le he causado ese tipo de dolor a muchas personas y es algo que me tortura y por mas arrepentido que este no puedo solucionar –dijo Nicholas- Pero de verdad no puedo recordarte, no se por que.

Contuve el aire, sin saber exactamente como estaría tomando toda esta situación Alex. Él tenia al causante de la muerte de su hermano enfrente, quien le había causado tanto dolor y sufrimiento, con quien a veces tenia pesadillas y por quien me había odiado por ser la ex-novia. Pero él no hizo nada de lo que hubiera esperado. Simplemente suspiro y me tomo aun más fuertemente como si estuviera buscando fuerzas a las cuales aferrarse.

_Le has salvado la vida a ella, estamos a mano –dijo Alex

En medio del silencio se escucharon unas manos aplaudir. Los tres levantamos la cabeza sin comprender nada, viendo a la oscura silueta parada arriba del callejón aplaudiendo. Una sonrisa blanca destello desde arriba al igual que un par de blancas alas y en un segundo el ángel descendió, parándose entre nosotros tres. Mire con más que curiosidad a la señorita Miriam, preguntándome desde hacia cuanto estaba ahí arriba mirándonos. Algo me hizo saber que hacia mucho tiempo. Alex miro más que sin comprender a la señorita Miriam y esta me sonrió, moviendo sus dedos y haciendo que su anillo destellara bajo la luz de la luna. El señor Folleman pasó a nuestro lado, caminando tranquilamente con las manos en la espalda y pude ver como sostenía por la cadena un antiguo reloj de bolsillo con el símbolo de Solcius grabado en él.

_ Excelente lección de humildad señor Engel. La venganza nunca es un buen camino, hablaremos sobre eso en la próxima clase –dijo el señor Folleman y puso una mano sobre el hombro de Nicholas- Y tu muchacho, será mejor que vengas conmigo si no quieres volver a caer bajo la influencia de Lucifer.

_ ¿Qué es lo que esta sucediendo? –pregunto Alex, mas que confundido

_ Extraño tiempo. ¿Verdad Katherin? –dijo la señorita Miriam y sonreí

_ Supuse que a ustedes tampoco les habría afectado –dije y mire a Alex- No le afecto a él. ¿Hace cuanto tiempo estaban viéndonos?

_ El suficiente para saber todo lo que paso –dijo la señorita Miriam- Debo felicitarlo señor Engel. No creí que sería capaz de comportarse de ese modo frente al señor Devang y no recurrir a ese salvajismo que el Consejo influye sino que actuar con calma y elegancia.

_ Eres un ángel –dijo Alex y entonces miro el anillo de la señorita Miriam- Sirves a Solcius. Creí que ellos estaban...

_ ¿Muertos? –concluyo el señor Folleman- No. Tenemos muchos mas trucos bajo la manga y el Consejo no es tan fuerte como para hacernos desaparecer a todos. Por cierto Señor Devang, debo felicitarlo. Su fuerza mental para salir del control de Lucifer es realmente increíble, no he conocido a nadie capaz de hacer algo similar.

_ He hecho cosas atroces todo este tiempo –dijo Nicholas y negó con la cabeza- No quiero volver a caer bajo su control, no quiero que Nick vuelva.

_ Nosotros lo ayudaremos señor Devang –dijo el señor Folleman

Él levanto su reloj en el aire y cerró los ojos, concentrándose nada más que en el reloj. Recito unas palabras en voz baja y en un destello ellos dos desaparecieron, dejando solamente un viento que soplaba alrededor de donde ellos habían estado. Levante la vista, mirando a la señorita Miriam pero ella me sonrió influyéndome confianza y acercándose a nosotros.

_ Lo has conseguido Katherin –dijo ella inclinándose hasta estar a mi altura y mirándome- Te has ganado tu alma.

_ Dije que lo haría –conteste sonriendo

_ ¿Alguien me puede explicar todo esto? –pregunto Alex y ella suspiro molesta, poniéndose en pie

_ Santo cielo, parece que cada vez el Consejo los educa para ser más ignorantes. Cada vez es mas sencillo pasar desapercibido entre los demás –dijo la señorita Miriam y junto sus manos delante de ella- Aunque no te molestes en entender, olvidaras todo lo ocurrido esta noche en un segundo.

_ Por favor no –dije rápidamente, deteniéndola y poniendo una mano sobre las suyas- No le borres la memoria.

_ Es un servidor del Consejo –dijo ella

_ Pero es la persona que yo quiero y confío en él –dije y me apoye mas sobre Alex, levanto la vista para mirarlo- Yo confío en él y se que él confía en mi. Ya cumplí todos los retos y casi muero en el ultimo al igual que Psique, pero él estuvo cuando lo necesite para que me salve.

_ Como quieras. Las decisiones de mis compañeros es algo que respeto –dijo la señorita Miriam- Pero estará bajo tu cargo. Al igual que siempre sucede cuando uno se alía con alguien del bando contrario.

_ No habrá problema –dije y ella corrió unos metros hacia donde antes habían estado Nicholas y el señor Folleman

_ Por cierto Señor Engel, será mejor que guarde silencio sobre lo que vio y aprendió esta noche si espera que no le hagamos nada y quede bajo el cargo de la señorita Katherin –dijo ella- Avisaremos si conseguimos algo de información de parte del señor Devang sobre los planes de Lucifer aunque lo dudamos, nunca pudimos hacer que alguien recuerdo lo que hizo en su tiempo oscuro.

_ ¿Él estará bien? –pregunte y ella asintió

_ Te lo dije Katherin, Solcius sabe hacer muchas mas cosas que el Consejo –dijo ella y sonrió amablemente- Estará más que bien dentro de unas horas pero debes dejarlo solo al menos por un día. Tendrá una decisión muy difícil que tomar.

La señorita Miriam junto sus manos delante de ella, cerrando los ojos y mencionando unas palabras. Entonces, también desapareció, no dejando nada mas que una ráfaga de viento tras de si. Me di vuelta, pasando los brazos alrededor del cuello de Alex y sonriéndole. ¿Y ahora como haría para explicarle todo esto? Seria demasiado complicado. Pero él no hizo ninguna pregunta, ni siquiera hablo. Tomo mi rostro entre sus manos y me beso. Me beso como si nunca lo hubiera hecho. Lo bese aun mas, yo también había temido que nunca más volvería a hacerlo y había deseado más que nada hacerlo antes pero Nicholas estaba presente. Me encogí contra él, juntándome lo más que pude y disfrutando del intenso beso. Alex separo sus labios de los míos, teniendo la respiración igual de agitada que yo y mirándome como si no pudiera creer que estuviera frente a él.

_ Cumplí con mi palabra –dijo y me abrazo fuertemente, volviéndome a besar

El tiempo aun seguía sin correr, congelado en tiempo muerto pero confiaba en que pronto recuperaría la normalidad. La casa seguía igual, nada había cambiado. Y claro, todo esto había pasado en tiempo muerto, ni una milésima de segundo había corrido realmente. Entramos y dejamos nuestras armas de lado. Lo primero que hice fue dirigirme a la cocina, tomando un vaso de agua y haciendo una mueca al tragar y sentir una extraña sensación en el abdomen ahí donde estaba herida. Levante mi camisa, pasándome una mano por la sangre seca que aun había en mi piel y la herida. Apenas si podía considerarla una herida grave. Ya no era mortal, ya no dolía terriblemente y no era lo que fue. Esa herida había sido repartida entre tres y estaba segura de que me estaban engañando y no habían sido tres partes iguales. Aun así, no sentía ningún dolor al tocarla, simplemente una sensación extraña.

_ Larga noche y pensar que no ha pasado ni un segundo en realidad –dijo Alex al entrar en la cocina- Y además se supone que no debo decir nada. ¿Entonces eres un agente de Solcius?

_ Eso creo, no lo se exactamente –dije- Te lo quería decir pero Angelina me dijo que no lo hiciera y luego de ver como hablaste de Solcius...

_ Yo no pienso a la hora de hablar. Debes corregirme aunque después me termines mandando al demonio, nos peleemos y después termine más o menos suplicándote perdón como ya ha pasado –dijo Alex sonriendo- Deberías tomar una ducha luego de todo lo que te ha pasado. Ya encontrare el modo de explicarle la sangre a Raphael cuando le toque lavar la ropa.

_ ¿También debe lavar la ropa? –pregunte

_ A mano –dijo Alex deleitándose- No tienes idea de todo lo que perdió en el poker. Ve arriba y encontraras el baño. Yo me ocupare de conseguirte ropa, no creo que a Gabriel le moleste que tome ropa de su hermana para ti, otra vez.

_ Gracias –dije, bajando la vista y sonrojándome

Pase a un lado suyo y salí de la cocina. Aun estando en tiempo muerto, vacile a la hora de subir las escaleras. Nunca antes había ido al piso superior y algo me decía que si ponía un pie en los escalones Raphael bajaría a protestar. ¿Y ahora que? ¿Enserio temía subir unos simples escalones solo por que allá arriba estaban sus habitaciones, sus completos dominios? Raphael me mataría si se me ocurría poner un pie ahí, estaba segura de eso. Casi más me estremecí. Alex apareció en ese preciso instante a un lado mío y rió, mirándome.

_ A ver si entiendo. Eres Katherin Strega, quien se negó a servirle a Lucifer, quien escapo del Bella Vista, quien esta noche se enfrento a la mano derecha de Lucifer de nuevo, casi pierde su alma y casi muere. ¿Y temes subir ahí arriba? –pregunto Alex, divertido

_ Raphael se molestara –dije

_ No lo dudo. Pero el único que tiene la autoridad en esta casa para protestar de ese modo soy yo –dijo Alex- Además están dormidos. Créeme que no existe nada más inofensivo que un ángel dormido.

_ Es extraño. ¿Verdad? –Pregunte, mirándolo- Para ellos no habrá pasado ni un segundo cuando el tiempo vuelva a la normalidad y en cambio para nosotros si.

_ Algún día me acostumbrare a todos tus asuntos de bruja –dijo Alex- Aunque tendrás que explicarme todo lo último que ocurrió por que no entendí nada.

_ Primero me gustaría al menos limpiarme la sangre –dije

_ Eres tu la que no se mueve –dijo Alex y de un salto estuvo al final de las escaleras, mirándome desde arriba- ¿Qué sucede brujita? ¿Temes a unos simples escalones? ¿Tienes miedo de subir Katherin? No creí que encontraría el modo de deshacerme de ti esta noche.

_ Vete al demonio Alexander –dije, saltando hasta estar a un lado suyo y él me evaluó con curiosidad

_ Has evitado tocar los escalones, quizás no me equivoque al decir que encontraría el modo de deshacerme de ti –dijo Alex y rió antes de que pudiera responderle- Baño, tercera puerta a la izquierda. Yo iré a conseguirte la ropa.

Él paso a un lado mío y camino hasta entrar en una habitación. Me quede helada al borde del pasillo, mirando lo que me parecía un interminable pasillo con puertas a ambos lados, todas cerradas. El suelo era una alfombra azul oscuro que se extendía hasta lo interminable y las paredes eran perfectamente blancas. ¿Y ahora que? Ni siquiera podía moverme sin temblar al pensar que yo no debería estar aquí. Cuanto más me apurara a terminar con lo mío para salir de ese lugar, mejor. Además, el tiempo podía volver a correr en cualquier segundo y eso me aterraba aun más. Mire para todas partes tratando de recordar lo que debía hacer. ¿Dónde había dicho Alex que estaba el baño? Tercera puerta a la izquierda.

Di unos pasos y me detuve. ¿Y si me equivocaba de puerta? ¿Y si había oído mal las indicaciones que me había dado Alex? No podía pasarme nada, estábamos en tiempo muerto. ¿O si? Mi mano vacilo terriblemente a la hora de abrir la puerta pero no me equivoque de habitación, ese era el baño. Cerré la puerta detrás de mí y suspire de alivio, como si estuviera huyendo de algo y en realidad no estuviera paranoica por estar en este piso. Hice que las canillas se abrieran por si solas y el agua corriera mientras me desvestía. Me metí dentro de la ducha y cerré la cortina, agradeciendo sentir el agua tibia correr por todo mi cuerpo y llevarse la sangre con ella. No tomaba una ducha desde hacia... Mejor pensado. ¡Cuánto añoraba poder tomar una ducha! Dos noches seguidas había estado en un combate y no había podido bañarme entre medio. Cuanto agradecía por fin poder hacerlo.

No se exactamente cuanto tiempo habré estado bajo el agua pero fue reconfortante. Suspire, dejando que el agua empapara mi rostro una última vez antes de cerrar las canillas y salir. Había unos estantes en una de las paredes que contenían toallas. Tome la primera que encontré, una que resultaba ser color vainilla y extremadamente suave. Me envolví en ella y abrí apenas un centímetro la puerta, lo suficiente para ver que el pasillo estaba vacío y Alex había dejado una pila de ropa frente a la puerta. La tome rápidamente, me seque y me cambie. Respire de placer al sentirme totalmente fresca mientras me secaba el cabello con la toalla. La ropa de cama de la hermana de Gabriel resultaba ser muy cómoda y ligera. Simplemente era un pequeño short y una musculosa, aunque aun así quedaba parte de mi cintura al descubierto lo que me hacia sentir mejor al sentir el fresco aire contra mis heridas. Me estire una última vez, respirando profundamente y casi gritando al soltar el aire ante el placer de estar limpia. Abrí la puerta y salí, sintiéndome totalmente desprotegida y vulnerable estando en ese pasillo. Y el hecho de que el lugar pareciera totalmente desierto no ayudaba en nada.

Camine vacilante por el pasillo hacia la única puerta que estaba abierta. Me apoye en el marco de la puerta, mirando el interior del dormitorio. La habitación era celeste, casi blanca, con muebles extremadamente blancos que de algún modo parecían sobresalir. Había un escritorio a un lado que de algún modo parecía estar ordenadamente desordenado. Si, así estaba, con los libros manteniéndose en pie los unos gracias a los otros, papeles apilados desprolijamente y en algún momento se había volcado el lapicero, desparramando todo su contenido, y nadie se había molestado en ordenarlo. Había una cama con no más que dos almohadas y una fina sabana a los pies, aun estando en el estado que debió estar esta mañana. Alex estaba sentado de costado en el marco de la ventana, con el cristal abierto y teniendo una computadora portátil arriba de sus piernas. Él levanto apenas la vista cuando me vio, mirándome por unos segundos y luego volviendo a lo suyo.

_ ¿Qué haces? –pregunte

_ Eliminar el correo basura que me manda el Consejo –dijo Alex- Realmente son molestos. Invitaciones, notificaciones, demanda de información, todo tipo de mails que yo ni me molesto en abrir. Estoy pensando seriamente en cambiarme la dirección de correo electrónico. Pero ya lo he hecho cinco veces y ellos siempre encuentran el modo de seguir enviándome correos.

_ ¿Acaso el Consejo te tiene vigilado o algo así? –dije y él sonrió

_ Recuerda que para ellos soy un posible traidor –dijo Alex y rió- Yo soy un posible criminal. Claro que me tienen vigilado, podría estar metido en una conspiración contra el Consejo. Aunque creo que no estoy en una situación tan diferente.

_ Gracias por la ropa –dije

_ Es de Is, dudo que a Gabriel le moleste que la haya tomado prestada –dijo él y dejo la computadora a un lado, levantándose y estirándose- Creo que ahora es mi turno de bañarme, no me vendría mal tomar una ducha caliente. He tenido una larga noche a pesar de que ya se han curado todas mis heridas.

_ Tienes suerte –dije

Él paso a un lado mío y se detuvo. Sus dedos apenas si rozaron la piel de mi cintura, tocando apenas el lugar donde estaba herida y provocándome una extraña pero reconfortante sensación. Fue consciente de lo cerca que lo tenia, tanto que su rostro estaba casi contra el mío y su cabello caía acariciándome apenas la piel.

_ No tengo suerte. Casi te he visto morir esta noche –susurro y me levanto el rostro para que lo viera directamente a los ojos- Eso hubiera sido peor que cualquier herida que pudiera haber sufrido.

_ Estas exagerando –dije y él sonrió, acariciándome el rostro con los nudillos

_ No lo estoy haciendo –dijo

Tenía su rostro demasiado cerca del mío y pensé que nunca sus labios me habían parecido tan irresistibles ni los hubiera deseado tanto. Él se acerco aun mas, tanto que sentía su respiración sobre mi piel, pero luego se detuvo y suspiro, apoyándose con una mano contra el marco de la puerta. Lo mire sin comprender, pero él evito mi mirada y partió. Me quede para ahí como una incrédula, sin terminar de entender lo que acababa de suceder. ¿Por qué de pronto me había parecido tan distante?

Suspire y entre en la habitación, permitiendo que mis dedos tocaran con suavidad todo a mi paso. Camine ligeramente, sintiendo lo fresca que era la habitación y aun así sin sentir frío ni nada. Me senté en la ventana, justo donde antes había estado Alex, y clave mí vista en el tiempo muerto del exterior. La vista era maravillosa, desde ahí podía ver todo y capto mi atención el pueblo que comenzaba a extenderse al pie de la colina. Suspire nuevamente, quizás Alex estaba así por que se había encontrado con el responsable de la muerte de Christ luego de tanto tiempo. Aun así eso no me convenció del todo y clave mi vista en el cielo, mirando a la majestuosa luna rodeada de sus leales súbditas las estrellas. Me lleve una mano al pecho buscando inconscientemente algo. Nada, ya no tenia mi collar.

El tiempo pareció pasar muy rápido a pesar de estar congelado con la luna captando mi atención. ¿Cuánto más habría que esperar para que el tiempo volviera a correr? Nicholas tenía el control y yo no estaba lo suficientemente fuerte como para hacerlo por mi cuenta. Aun estando bien, me sentía débil al igual que mis poderes. Aunque mi mente no estaba en eso, mi mente estaba pensando en él, en como debería estar tomándose todo. Seis meses podían cambiar mucho a una persona, quizás demasiado. No solamente había cambiado mi aspecto sino que algo más. ¿Y él? Ya no lo podía ver del mismo modo, ya no sentía lo mismo. No quería ni pensar cuanto daño le había hecho y mis ojos se fueron llenando de lágrimas. ¿Por qué todo debía ser tan complicado? Abrace mis piernas y apoye mi cabeza sobre mis rodillas. No quería llorar, no deseaba hacerlo y sin embargo las lágrimas no me obedecían. ¿Por qué Nicholas no tenia que recordar nada de modo que hacia las cosas solamente más difíciles? Yo había esperado encontrarme con una persona que recordase todo lo ocurrido y no había sido así. Trate de no pensar en el dolor que le habría causado al besarme con Alex delante de él. Sacudí la cabeza, no deseaba pensar en cuanto dolor le habría causado esta noche.

_ ¿Estas pensando en él? –pregunto Alex

Ni siquiera me atreví a quitar mi vista de la ventana o a mirarlo, simplemente asentí tratando de ocultar mis lagrimas. Él suspiro. Pasaron varios minutos en silencio que me resultaron eternos. Pero no deseaba mirarlo, no por que él vería mis lágrimas y sabía que no podía soportarlas. Ya había herido a Nicholas esta noche, no lo haría también con Alex. ¿Y que pensaba él respecto a todo esto? Sacudí la cabeza, negándolo, tampoco quería pensar en eso. ¿Y si de algún modo ahora también estaba hiriendo a Alex y no me daba cuenta? Ese pensamiento solo pareció intensificar mis lágrimas y gemí, hundiendo mi rostro entre mis brazos. Otros minutos más de silencio que me parecieron interminables. Tome fuerzas y me frote los ojos, limpiándome las lágrimas. Solo entonces me atreví a levantar la cabeza y encontrarme con la mirada de Alex.

No me había equivocado. Sus ojos eran tristes y su expresión dolorida. Y sabía que yo era responsable de ello. Apenas si soporte seguir mirándolo y apoye mi cabeza sobre mis rodillas, sin dejar de mirarlo. ¿Qué era lo que había hecho esta noche? Odiaba eso de mí, de no pensar en el momento y reaccionar luego cuando al fin estaba tranquila. Solo ahora podía pensar claramente en todo el daño que habría sufrido Nicholas al de pronto verme con Alex y en que yo era responsable de ello.

_ ¿Por qué me siento fatal? –pregunte

_ Casi te mueres –dijo Alex y se forzó a sonreír- No puedes esperar sentirte en tu mejor estado.

_ Aun así, no me sentía tan mal desde... –no termine la frase, no podía hacerlo ¿Y si con eso simplemente empeoraba la situación?

_ Desde que llegaste a este lugar y supiste que Nicholas era el encargado de encontrarte –concluyo Alex y suspire

Él entro en su habitación y apago las luces, dejándose caer sobre su cama y clavando su vista en el techo. Sonreí, ahora ya no parecía ese ángel capaz de ir tras un brujo y pelear con él. Su pijama no era mas que un largo pantalón que se le amontonaba en los tobillos y sus pies se enredaban con la fina y única sabana que estaba en los pies de la cama. Me levante de mi lugar, caminando unos pasos y echándome a su lado, mirándolo. No podía verlo así, no deseaba verlo triste. Él se giro y ambos nos miramos fijamente durante un tiempo. Finalmente puso una mano sobre mi mejilla y la acaricio, vacilante.

_ ¿Me serás sincera? –susurro

_ Siempre lo he sido –dije

_ ¿Qué es lo que sientes? –Pregunto y su mano dejo de acariciarme, cayendo frente a mí- ¿Qué es lo que ahora sientes por mí ya que Nicholas volvió a recuperar el control de su cuerpo? ¿Qué es lo que ahora sientes por él?

_ ¿Temes que ahora ya no te quiera mas? –pregunte y él evito mi mirada

_ Temo que este tiempo se borre para ti y todo continuara normal en tu vida, como si nunca te hubieras negado a servirle a Lucifer –dijo Alex y suspiro- Tu lo dejaste por que Nicholas ya no era él. Pero ahora que él volvió a ser el mismo... Temo perderte.

Lo mire por unos segundos sin comprender, él aun seguía evitando mi mirada. Tome su mano y la bese. La sostuve con ambas manos contra mi pecho, tratando de saber como le era posible creer eso. Solo entonces él pareció reaccionar y volvió a mirarme. La habitación estaba a oscuras y apenas si se filtraba el brillo de la luna, pero aun así podía verlo perfectamente al igual que el brillo verde en sus ojos.

_ Yo ya elegí entre ustedes dos –dije y sostuve su mano más fuertemente- Y te elegí a ti.

_ Me elegiste a mi solo por que él ya no estaba –dijo Alex- Y ahora que él esta de nuevo...

_ Te elegí a ti por que de verdad te quería –dije- La gente cambia con el tiempo. La Katherin Strega que Nicholas conoce ya no existe. Y a pesar de que él volvió a ser el mismo y no recuerda nada, yo ya no siento lo mismo por él. Lo quiero pero ya no lo amo y no podré volver a verlo del mismo modo luego de todo lo que he pasado. Pero yo te quiero a ti, no a él.

_ ¿Cómo se supone que debo creerte si siempre estas dispuesta a actuar sola? –pregunto él

_ ¿Tu estarías dispuesto a dejarme ir contigo a enfrentar a alguien que quiere matarme si pudieras evitarlo? –pregunte y él no respondió- Es lo mismo, yo no quería que Nick te hiciera daño. Pero esta vez no actué sola y te he demostrado que confío en ti, sino ahora no recordarías nada.

_ Entonces la malvada profesora de ciencia física también es un ángel y me odia por servir al Consejo –dijo Alex y asentí- Estas cosas si que son extrañas. ¿Desde cuando lo sabes?

_ Desde el lunes –dije- Ella era muy buena conmigo y fui a buscarla queriendo saber por que siempre era tan amorosa conmigo. Me contó todo esa tarde y luego me dijo que Solcius tenía un dicho, que un ángel debía ganarse sus alas. En mi caso, que una bruja debía ganarse su alma. No se exactamente a que se estaba refiriendo pero creo que cumplí el reto.

_ ¿Y como es que nunca sentí su presencia ni supe que era un ángel? –dijo Alex y sonreí, tocando el sol que colgaba de su cuello

_ Ellos saben hacer magia –dije- Los símbolos de Solcius tienen poderes y ellos saben como hacer para utilizarlos. Es por eso que ahora puedes estar en tiempo muerto, mi collar te permite estarlo.

Bostece, acomodándome mejor sobre la cama y entrecerrando los ojos. El sueño ya empezaba a pesarme. El agotamiento por todo y por no haber descansado bien la noche anterior. Alex me sonrió al verme y le devolví la sonrisa.

_ Me resulta extraño ver a una persona cansada –dijo él

_ ¿No estás cansado? –pregunte y él negó con la cabeza

_ Te lo dije, no conozco lo que es el agotamiento –dijo Alex- Duermo por que debo, no por necesidad ni nada. Puedo pasar el resto de mi vida sin dormir y aun así nunca estaría cansado.

_ ¿Y entonces por que duermes? –dije y él sonrió

_ Todos tenemos que relajarnos en algún momento –dijo- Al dormir me olvido de cualquier deber o preocupación, puedo estar tranquilo, puedo dejar de ocultarme. Y además aquí puedo dormir tranquilo, se que estoy a salvo, que no me pasara nada por cerrar los ojos unos minutos.

_ Eres muy perseguido –dije

_ No, soy realista –dijo él- Yo se que hay seres allí afuera que me matarían si tuvieran la oportunidad. Nunca debo bajar la guardia, nunca debo dejarme distraer por nada y siempre debo estar alerta. Aun mas por que ellos confían en mi, no puedo permitirme fallar.

_ Aun así, no puedes pretender estar siempre alerta –dije

Finalmente el sueño me gano y cerré los ojos. Sentí el momento en el que él se acerco a mí y me tomo entre sus brazos, abrazándome contra su pecho. Sus dedos se entrelazaron con mis cabellos y su cabeza reposo sobre la mía.

_ Te quiero Kat –susurro

Me quede helada al oír esas palabras de él y mis manos se crisparon, hundiendo mis dedos en su piel. Nuevamente sentía la misma sensación de esta noche. Una parte de mi decía a gritos que debía reacción, que debía alejarme tanto como me fuera posible de Alex. Y la otra no. La otra se sentía a gusto e ignoraba totalmente todas las advertencias. ¿Pero por que ahora reaccionaba de este modo? Mientras me había mantenido alejada de los brujos no había sentido nada similar antes. Pero ahora que había vuelto a tener contacto... Esa parte de mí, la que era totalmente bruja me decía a gritos que partiera de ese lugar, que estaba en la compañía equivocada y que me alejara de él. Parecía como si mi cuerpo estuviera dividido en dos. Una mitad queriendo alejarse de él y la otra disfrutando plenamente de sentir sus brazos entorno a mí.

Y aun seguían en mi mente todas las cosas que había dicho Nick. No me resulto extraño soñar con sus palabras. Todo era oscuridad. Estaba parada, portando un elegante vestido blanco y Nick también estaba ahí, portando un elegante traje. Lo veía nuevamente frente a mí, diciéndome todas esas cosas. Mis ojos se llenaban de lagrimas al verlo ahí parado diciéndome todo de eso. Apreté los dientes y cerré las manos en puños tratando de contener las lágrimas pero sin lograrlo del todo. No deseaba escucharlo y aun así sabia que él tenía razón, yo no era normal.

_ No tienes idea de que eres realmente. ¿Verdad? –dijo Nick finalmente

_ ¿Qué es lo que soy? –suplique saber, llorando y gritándole

Pero él no respondió, solamente sonrió y se dio media vuelta, perdiéndose en la oscuridad. Nuevamente estaba sola y las lágrimas no dejaban de brotar. Me deje caer al suelo, de rodillas y viendo la luz que había alrededor de mi. ¿Qué era yo? Uno de los especimenes favoritos de Lucifer. Un experimento no llevado a cabo. Lo mismo que su compañero...

Escuche una risa, inconfundible y fría. Me paralice en el lugar, mi corazón se congelo y apenas si fui capaz de levantar la vista. El encapuchado volvió a reír, caminando frente a mí y sonriendo. Su presencia era extraña, casi no parecía la de un brujo, pero era muy oscura y fría. Él levanto su mano izquierda, mostrándomela y entonces todo quedo más que claro. ¡No! ¡Yo no seria como él!

Abrí los ojos repentinamente, respirando agitadamente luego de salir de aquel sueño. Mire para todos lados, al menos el tiempo había vuelto a correr. Volví a cerrar los ojos, tratando de dormirme. Ya no había nadie que me abrazara y mis manos cayeron delante de mí y se hundieron en algo extremadamente suave. Entreabrí los ojos y mi mano se movió inconscientemente sobre sus plumas, disfrutando de su extrema suavidad. Finalmente una mano me detuvo, tomándome por la muñeca y luego levantándome el rostro para que lo viera.

_ ¿Qué haces? –pregunto Alex

_ Tienes unas plumas muy suaves –dije y él sonrió

Mi mano volvió a deslizarse por las plumas de su ala, permitiendo que ese suave rozar me causara un placer inexplicable. Él cerró los ojos y suspiro profundamente ante mi suave caricia. Apoyo su mano sobre la mía y ahí la sostuvo por un rato, entrelazando mis dedos con los suyos. Tenía una dulce sonrisa grabada en el rostro y por primera vez su rostro estaba totalmente en paz.

_ Se siente bien –dijo y entreabrió los ojos- Gracias.

_ No hay por que. Es por eso que duermes sin camisa, por que no tienes que ocultar tus alas –dije y él asintió

_ Te dije que al dormir me relajo totalmente y puedo dejar de ocultarme –dijo y una mano suya vino a parar en mi rostro- Ser ángel es tanto una bendición como una maldición.

_ ¿Por qué? –pregunte

_ No puedo ignorar el deber divino –dijo y de pronto había tristeza en sus ojos- Fui creado como el guerrero mas eficiente, capaz de proteger algo tan preciado como la luz. Pero si estoy cumpliendo con mi deber, nada me detendrá.

_ ¿Qué quieres decir? –pregunte y sus dedos se detuvieron sobre mis labios

_ Que si estoy cumpliendo con mi deber, ni siquiera tu me podrás detener, no importa si terminare muerto por eso –dijo Alex- La vida de un ángel es estar condenado a proteger el bien a toda costa y a morir por él. No dudo a la hora de actuar aun si se que podré terminar muerto. Es algo que no puedo controlar ni yo ni nadie. Por eso no pude detener a mi hermano y por eso algún día nadie podrá detenerme a mí.

_ Yo ya lo he hecho esta mañana –dije y él negó con la cabeza

_ Esta mañana lo iba a hacer por mi mismo. La única que salía herida si no detenía a Nick eras tú y eres una bruja. Te protejo por que quiera, no por que deba –dijo él- En cambio esta noche ya no era lo mismo. Un corte de ese instrumento maldito y moría y sin embargo nada me detuvo de enfrentar a Nick. Esto es una bendición como una maldición. No dudare a la hora de actuar pero sin embargo nada me detiene si debo dar mi vida por mi deber, ni siquiera el dolor que pueda dejarle a los demás. Yo sufrí por la partida de mi hermano pero él se olvido de mí desde que ir tras Nicholas pasó a ser su deber. ¿Y sabes que es lo peor? Que seguramente murió torturándose por no haber cumplido con su deber. Yo no quiero que eso me pase.

_ A veces hay cosas que no se pueden evitar –dije y tome fuertemente su mano, sosteniéndola contra mi- Yo no dejare que des tu vida sin pensarlo si tu me prometes algo a cambio.

_ ¿Qué? –pregunto él y entonces sentí yo la tristeza en mis ojos

_ Si algún día la oscuridad se llega a apoderar de mi, mátame –dije y él se quedo helado, tratando de zafar su mano de la mía pero no se lo permití- Por favor.

_ No podré hacer eso –dijo- Hay modo de volver de la oscuridad, si Nicholas pudo...

_ Pero yo no soy lo mismo que Nicholas –dije y sonreí tristemente- Él dijo que había otras dos personas como yo. Mi hermana, es obvio, y su compañero, es decir la mano izquierda de Lucifer. Yo he visto a mi hermana, no hay vuelta atrás de esa oscuridad y lo peor es que no es una oscuridad causada por Lucifer. Por eso, si algún día la oscuridad se apodera de mi, quiero que me mates. No te será difícil, dijiste que nada te detiene si es tu deber.

_ Yo no dejare que la oscuridad se apodere de ti –dijo y me abrazo fuertemente contra él- Te lo prometo. Pero tú no dejes que dé mi vida sin pensarlo por mi deber, no quiero herir a nadie del mismo modo que me hirieron a mí.

_ Es una promesa –dije y sentí sus labios en mi frente

_ ¿Te das cuenta que estamos jugando con algo que no se puede controlar? –Dijo y sonrió- Mi destino es dar mi vida por proteger la luz, no podrás evitar el momento en el que parta y te ignore para cumplir con mi deber. Ya bastante has jugado con nuestros destinos al no permitir que ocurra lo correcto y dejarme recordar todo lo sucedido esta noche. Yo tendría que haber olvidado todo. A Nicholas, a los otros ángeles, a Solcius.

_ Ya he jugado mucho con los destinos –dije- Sobretodo con el mío. Niego tener que servirle a Lucifer, niego la oscuridad que seguramente hay en mi y niego mi destino que seguramente es el mismo que el de mi hermana.

_ Yo sé mi destino. ¿Pero tú estas segura de cual es el tuyo? –pregunto él

_ Yo solo estoy segura de que no quiero terminar como Diana o la mano izquierda de Lucifer –dije

_ Sabes que yo no permitiré que la oscuridad te controle –dijo y me abrazo más fuertemente contra él- Pero si eso llega a pasar, será mi deber matarte y nadie podrá detenerme.

_ Solo espero que logres hacerlo y yo no termine matándote a ti –dije- Pero confío en que serás capaz de matarme, encontraras el modo de deshacerte de mí.

_ Pero tu solo promete que me detendrás a toda costa si algún día el deber me ciega y voy a dar mi vida por ello –dijo

_ Yo te salvare si tú me salvas a mí de la oscuridad –dije

_ Daré todo de mi para salvarte y luchare hasta el ultimo segundo para que tu no caigas en ella –dijo Alex

_ Enserio tengo miedo de caer –dije- Él me quiere hacer caer.

_ ¿Él? –pregunto

_ La mano izquierda de Lucifer –dije- Lo he vuelto a ver en sueño.

_ Yo no dejare que te arrastre con él hacia la oscuridad –dijo poniendo su frente contra la mía

_ ¿Y si ahora que Nick fallo él viene por mi? –dije y Alex sonrió

_ Pues entonces lo esperare –dijo y me beso tiernamente

_ ¿Y si te hiere con un instrumento maldito? –dije y él solo me volvió a besar

_ Me mantendré en pie hasta el último segundo con tal de defenderte –dijo

Lo abrace, deseando que nunca tuviera que suceder eso. Él suspiro y me abrazo también, sosteniéndome fuertemente para no dejarme ir. Cerré los ojos y lo siguiente en despertarme fue la luz de la mañana filtrándose por la ventana. Tantee a mi lado pero ya no había nadie. Estaba de costado, aun con los ojos cerrados y sintiendo el frescor de la habitación en todo mi cuerpo. Pero aun la ligera y fresca presencia seguía ahí, él estaba ahí. Una mano se poso en mis piernas y recorrió toda mi silueta hasta que se detuvo en mi mejilla y me soltó. Me levante, alcanzando esa mano en el aire y refregando mi rostro contra ella, besándola justo en los nudillos. Alex sonrió parado a un lado mío, ya vestido y con la camisa abierta.

_ Que dulce despertar –dijo- Ojala pudiera tenerlo mas seguido.

_ Lamento si me quede dormida en tu habitación –dije y él se agacho hasta estar a mi altura

_ Tonta –dijo y sus labios rozaron los míos- No hay ningún problema. Lamento yo el desorden que es.

Sonreí, poniéndome en pie y estirándome. De todas las mañanas que me había despertado estando en compañía de otro, esta parecía ser la más dulce. Casi me sentí culpable de olvidarme todas las noches pasadas junto a Nicholas pero ninguna tenia comparación con esta. Había sido dulce dormir a un lado de Alex y despertarme con su suave mano recorriendo todo mi cuerpo.

Alex se paro atrás mío, quitándose el collar y corriendo mi cabello para poder ponérmelo. La suave cadenilla rozo mi piel y el sol estuvo nuevamente en su lugar. Al instante lo toque con mis dedos, sonriendo al ver que aun guardaba el calor de su antiguo portador. Sentí cuando engancho el collar nuevamente alrededor de mi cuello y sus labios tocaron mi nuca.

_ Gracias por prestármelo y permitirme estar esta noche –dijo

Otra vez beso mi nuca y su mano se deslizo espalda abajo hasta encontrarse con la tela de mi musculosa y aun así continuo tocando mi piel. Me quede helada cuando su mano se metió debajo de mi prenda y toco mi marca, justo en el omoplato derecho a la altura del corazón. Su tacto en esa parte fue helado, aun más que si me hubieran tocado con un hielo y casi me estremecí por el frío.

_ Estas helado –dije y él despego sus labios de mi piel

_ No, esto esta caliente que es diferente –dijo

Tiro de mi prenda hacia abajo, dejando totalmente al descubierto mi marca y suspire cerrando los ojos ante la extraña sensación que me provocaban sus dedos al rozar con ella. Sabía lo que había ahí. Una marca en mi piel, en un tono mucho más oscuro, casi marrón, que tenia el mismo símbolo que mi collar. Tenía un sol con rayos zigzagueantes aunque en el centro era diferente a mi collar. Donde el símbolo de Solcius tenia una piedra, la marca de mi espalda tenia encerrada una media luna.

_ Quédate quieta –susurro Alex

_ ¿Por qué? –pregunte

Pero él no respondió. Sus labios tocaron mi marca y me quede totalmente quieta ante la sensación que tuve. La electricidad recorrió todo mi cuerpo y su helado beso logro hacer que tanto mi pulso como mi respiración se cortasen. Sus labios dejaron de presionar contra mi piel y soltó mi prenda de modo que la tela volvió a ocultar mi marca. Me di vuelta, mirándolo mas que confundida y sorprendida. Sus labios se encontraron con los míos, obligándome a olvidar todo y dejar todo de lado sin hacer mas que ceder ante sus besos. Lo abrace mas fuertemente, devolviéndole sus intensos besos y por un segundo me pareció sentir como si mi marca hubiera latido una vez.

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