Capitulo 29: Blanco, negro y rojo


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Mire a Alex por un segundo. Él tenía una mano contra su herida de donde aun seguía brotando esa sangre brillante de ángel pero estaba bien. Asintió, diciéndome que resistiría y tomo con más fuerzas su espada. Sonrió tan solo una vez para voltearse hacia la puerta y ver justo a tiempo como Diana salía. Al menos ella ya portaba su verdadera imagen, eso en cierto modo era un alivio para mí.

_ Vamos tras esa bruja –dijo

Tome mi daga con mas firmeza y salí tras Diana tan rápido como pude. Me vengaría por esto, ella no era nadie para engañar a los demás con mi apariencia y atacar a Alex. La vi corriendo calle arriba portando su daga en la mano derecha. Corrí tan rápido que cualquier figura alrededor perdía su forma y la calle no era más que una línea oscura que pasaba a gran velocidad delante de mí. En un momento ella desapareció y levante mi vista hacia la copa de los árboles. Salte tan alto como para poder pararme en la punta. Allí estaba ella, parada en la otra punta de un árbol varios metros delante de mí. Ambas aprovechando de la ligereza y equilibro que nos proporcionaba la parte de bruja y sonriendo ante el placer que el aire fresco del cielo le provocaba a la otra parte. Nos miramos fijamente a los ojos, cada una con su daga en mano.

_ ¿Cómo saliste de mi ilusión? –pregunto y sonreí

_ Acepte la otra parte que hay en mi y eso me permitió salir –dije

_ Sabes Kat, nuestra posición en como esta –dijo ella- Paradas en una fina línea, manteniendo el equilibrio entre ambas cosas. No existe nadie más como nosotras. No importa lo que digan, nosotras somos las únicas en ser así de nacimiento.

_ ¿Por qué crees que nos lo hayan ocultado? –pregunte y ella se hundió de hombros

_ No lo se. Quizás por que querían protegernos. Aunque esto explica muchas cosas –dijo Diana- Pero claro hermanita, creo que decidimos caminos distintos.

_ Te diste a la oscuridad –dije

_ Y tú a la luz –dijo ella y sus ojos brillaron de color rojo bajo la luz de la luna- Pero elegiste mal el momento para enfrentarte a mi, estamos en plena noche.

_ Tu misma lo dijiste. Somos el equilibrio entre ambas cosas, no importa que tu tengas preferencia por la oscuridad y yo por la luz –dije y sonreí- La noche es mi terreno también y tengo suficiente experiencia en ella como para vencerte.

_ ¿Alguna ultima cosa para decir antes de que nos enfrentemos? –pregunto ella

_ Si, tu aroma es realmente horrible –dije y arrugue la nariz- No soporto ese insoportable aroma a rosas.

_ Él dijo que yo era como una rosa. Roja como la sangre y con espinas dispuestas a cortar, una belleza fatal –dijo ella y sonrió, retorciendo un mecho de su cabello

_ ¿Quién? –pregunte y me miro

_ Mi Señor –dijo Diana y sonrió alegremente- Por eso me regalo este perfume. Él me quiere y me aprecia mucho, yo soy muy importante para él.

_ Ah, el sujeto encapuchado –dije y ella asintió- Lo he visto un par de veces en sueños, parece muy sombrío.

_ Tiende a mostrarse así con la gente que no conoce –dijo ella sonriendo

Me fije con más detenimiento y curiosidad en ella, bajando mi daga. Realmente parecía feliz al hablar de él. Sonreía dulcemente cerrando los ojos como una niña buena. ¿Enserio esa era la misma Diana que era capaz de adoptar cualquier apariencia para seducir a los hombres y robarles el alma? Parecían dos personas totalmente diferentes. Casi parecía que ella no se había dado a la oscuridad.

_ Él es muy bueno conmigo –dijo finalmente

Puse los ojos en blanco. Por alguna razón no me sorprendía que mi hermana estuviera enamorada de la mano izquierda de Lucifer. Es decir, el tipo más sombrío que existe. Apenas si lo había visto en sueños y su simple presencia me hacia estremecer. Aunque siempre habíamos sido contrarias, Diana enamorada de él y yo de un ángel.

_ Ya lo creo, no lo conoceré mucho pero parece perfecto para ti –dije- ¿Y tu? ¿Algo último que decir antes de que nos enfrentemos?

_ Si. Me sorprende con quien estas saliendo y realmente besa muy bien tu novio –dijo Diana y volvió a estar en guardia- Muy bien hermanita, supongo que hasta aquí llegamos. Sabes que esta pelea será solo entre nosotras dos a pesar de que tus amigos intenten ayudarte.

_ Lo se y no me importa, estoy lista para enfrentarte –dije

_ Por cierto. ¿Qué le sucedió a Nick? –pregunto ella

_ Nicholas reacciono y recobro el control de su cuerpo. Se lo llevaron unos conocidos míos diciendo que lo iban a ayudar a no volver a ser controlado por Lucifer. No lo he visto desde entonces –dije y sonreí para mis adentros ante mi pensamiento

_ Lastima, me caía muy bien a pesar de que era bastante desalmado e insensible. Realmente no se divertía –dijo ella con indiferencia- Bueno, basta de charla, hasta aquí has llegado hermanita.

_ Que venza la mejor Strega –dije

Nos sonreímos mutuamente. Ambas saltamos y nuestras dagas chocaron en el aire. Aterrice de cuclillas sobre una copa de un pino, aun sosteniendo mi daga a un lado mío. Sonreí, era increíble la ligereza y equilibrio por ser una bruja aunque la otra parte también ayudaba para el duelo en las alturas. Sentía su presencia. Tal como había dicho Alex, resultaba dulce la presencia de lo que éramos. Ella estaba en alguna parte, seguramente igual que yo sobre la copa de un árbol, a mis espaldas. El viento soplo, moviéndome los cabellos y trayéndome el sonido de su voz.

_ ¿Con que mano estas sosteniendo tu daga? –pregunto ella

_ Sabes que no importa con cual la sostenga, no lograre matarte ni con la derecha ni con la izquierda –dije- Pero la sostengo con la derecha.

_ Era de esperarse –dijo- Yo también la estoy sosteniendo con la derecha si te interesa. Sino no podría atacarte.

_ Eso mismo creí –dije

Me puse en pie y me gire, encontrándome nuevamente con la figura de ella parada en la copa de los árboles, mirándome. Su fina silueta se veía recortada sobre el cielo. Por un segundo mire la fina línea que era la luna, me sorprendía que aun fuera visible y no fuera luna nueva pero eso ayudaba en algo. Ambas nos dejamos llevar por el poder que nos proporcionaba la luna y nos volvimos a mirar seriamente. Los felinos ojos de mi hermana se clavaron en mí y me vi reflejada en ellos perfectamente.

Volvimos a saltar y nuestras dagas chocaron nuevamente en el aire. Ella apretó los dientes mientras trataba de vencerme y yo logre hacerle un corte en el brazo. Otra vez estuvimos paradas sobre la copa de los árboles con varios metros entre nosotras. Ella comenzó a correr y logre seguirla perfectamente. Era increíble como mis pies se movían solos, confiando en mi instinto, sabiendo donde pisar para poder correr sobre la copa de los árboles y no caerme. Sonreí, aumentando el paso. Si, ella me había despertado de esa horrible locura en la que vivía, me había hecho reaccionar y ahora comprendía todo.

_ Debo agradecerte, me hiciste ver la verdad –grite entre el viento

_ Quería enfrentarme a una enemiga digna, no a una niñita perdida –dijo ella- Yo también estuve como tu cuando entre al Bella Vista pero conocí a mi Señor y él me hizo saber lo que era.

_ ¿Lo quieres? –pregunte

_ Demasiado –dijo Diana

Me acerque a ella y nuestras dagas volvieron a chocar. Caímos entre los árboles. Sostuve mi daga entre los dientes y con las manos me sujete de una rama mientras ella caía al suelo. Aterrizo de rodillas y miro hacia arriba con odio al verme colgada de una rama. Sonreí disculpándome de algún modo, ignorando la hoja de la cuchilla rozar mis labios. Me balancee hacia atrás y hacia adelante, tanto que la rama comenzó a tambalearse y me solté, dando una voltereta en el aire y aterrizando frente a ella en un camino de tierra.

Al instante nos sumergimos en un combate, cada una atacando a la otra sin piedad. Aunque realmente no parecía más que un juego. Ahora que ambas estábamos al mismo nivel, no importaba que herida me hiciera ella, podía mantener mis fuerzas al máximo al igual que ella. Evite ataques, me defendí perfectamente de su daga, no permití que esta rompiera mi defensa. No pudo herirme. No pudo hacerme más que un corte en la manga de mi abrigo pero ni siquiera llego a cortar la otra prenda. Cada una estaba dando todo de si, tratando de adoptarse al terreno.

No paso mucho tiempo antes de que retrocediera y me tropezara con una raíz. Caí y mi daga cayó lejos de mí. Solo eso le basto a mi hermana para poder atacarme. Levanto su daga en el aire, sujetándola con ambas manos y me estremecí. Así si podría matarme. Ella bajo el arma y cerré fuertemente los ojos. Escuche el sonido de dos cuchillas chocar y levante la vista para ver como la espada de Alex había detenido el ataque de Diana. Ella al instante retrocedió, apretando los dientes. Mire más que agradecida a Alex y él me tendió una mano, sonriendo, para ayudar a ponerme en pie.

_ Lamento llegar tarde pero te perdí de vista –dijo tirando de mi hacia arriba

_ No hay problema –dije poniéndome en pie

_ Solo tú puedes mandarme al demonio de esa forma –dijo él y sonreí- Esta bien. ¿Y a que nos enfrentamos?

_ Mi contraria –dije mirando a Diana y ella sonrió

_ ¿No piensas presentarme? –dijo ella

_ Si. Alex, la maldita de mi hermana –dije mostrándosela- Mi maldita hermana, Alex. Tomo mi apariencia por que quiso matarte pero no tomo en cuenta que yo podría romper su ilusión.

_ Aun tengo tiempo para matarlo –dijo Diana

_ ¿Hay algún problema si la ataco? –pregunto Alex y negué con la cabeza- Perfecto.

_ Solo hay un problema Alexander –dijo Diana y sonrió- ¿A quien atacaras?

Otra vez nos vimos atrapados en una ilusión. Diana estaba por doquier. Había al menos treinta de ellas y solo una era real. Apreté los dientes, maldiciéndola internamente y recuperando mi daga. Cuatro ángeles aparecieron en ese momento frente a nosotros, los cuatro portando sus alas y listos para combatir. Gabriel miro un segundo hacia mí, sonriéndome y le devolví la sonrisa. Mire a Alex nuevamente y mire su herida, no parecía nada grave.

_ Lux –exclame levantando mi daga en el aire

_ Obscurĭtas –dijo una de ellas también levantando su daga en el aire

Utilice todas mis fuerzas para mantener el hechizo y enfrentar el suyo. Luz contra oscuridad, realmente era difícil mantenerlo pero haría todo lo posible por vencerla. Mi daga brillaba de un blanco perfecto recordándome al color de las alas de ellos. La daga de Diana, la que veía sostener a ella y todas sus copias, brillaba totalmente negra. Su don tembló, lo suficiente para que pudiera reconocer a la verdadera Diana y entonces fui tras ella. Detrás de mi ellos comenzaron a deshacerse de tantas ilusiones como podían. Al atacarlas, están se partían en dos y desaparecían totalmente. Pero parecía que por cada una menos que hubiera, se sumaran tres mas.

Seguí a la verdadera Diana por todo el camino, introduciéndonos en el bosque y escuchando como el viento me traía su risa. Estuve detrás de ella y se dio vuelta, saltando en el aire y retrocediendo a tiempo que la atacaba. Detuvo mi daga poniendo la suya delante de ella y volvió a estar en tierra. Intento atravesarme el pecho con su arma pero me moví y esta apenas corto un poco de mi cabello en el aire. Apreté los dientes, mirándola con odio pero ella sonrió maliciosamente.

_ ¿Sabes que es lo que mas disfrute de fingir ser tu? –Pregunto a tiempo que detenía un ataque suyo- El hecho de ver como él estaba dispuesto a protegerme a toda costa no importaba quien fuera su oponente. Parece que realmente te quiere, lastima que morirá.

_ Yo no dejare que eso pase –dije atacándola y ella evadió mi daga sin problema

_ ¿Y como piensas evitar que eso pase? –Pregunto Diana divertida- Aun tengo varios As bajo la manga. Por cierto, deberías ir a Europa, esta bastante linda en esta época.

_ Primero me gustaría terminar con esto –dije poniendo mi daga delante de mi para defenderme de un ataque suyo

_ ¿Y luego que? ¿Cómo le explicaremos esto a mama y papa? –dijo ella

_ Ellos ya tienen bastantes cosas que explicarnos cuando nos volvamos a ver –dije haciendo fuerza para mantener su daga lejos de mi- Aunque me pregunto como pudieron terminar juntos si en realidad somos lo que somos.

_ Basta con mirar con quien andamos nosotras para creer que todo es posible –dijo Diana atacándome- Y pensar que nuestro padre es la antigua mano izquierda de Lucifer.

_ ¿Enserio? –Pregunte sorprendida, devolviéndole el ataque- Jamás lo había mencionado.

_ No le gusta hablar de ello. Lo averigüe en el Instituto –dijo ella

_ Déjame adivinar, también te lo dijo tu señor –dije poniendo los ojos en blanco y evitando un ataque

_ Él ha sido muy bueno conmigo. Me ha dicho lo que era y me ha enseñado a controlar todos mis poderes y habilidades –dijo

_ Un momento, yo lo descubrí por mi misma y estoy usándolos sin que nadie me los hubiera enseñado –dije y sonreí- Soy mejor que tu.

_ Ya quisieras hermanita –dijo y esta vez su daga me hizo un corte en la mejilla

_ Maldición –susurre al tocarme la mejilla y ver la sangre en mi mano- ¿Con que mano fue esa?

_ Izquierda –respondió ella sin prestarle mucha atención y volví a maldecir- Tranquila hermanita, no te morirás por una marca maldita siempre y cuando sepas mantener el equilibrio.

_ Puedo mantener el equilibro –dije y apreté los dientes, sintiendo como el corte en la mejilla se cerraba

_ Adiós hermanita –dijo

Recibí una fuerte patada que me hizo volar hacia atrás, llevándome varias ramas puestas en el camino y aterrizando en un terreno de tierra al borde de un acantilado. Cerré los ojos y tosí ante la tierra que se levanto. En un segundo Diana estuvo parada a mis pies. Moví rápidamente una pierna y la tumbe a ella también. La volví a patear, justo en las costillas y ella grito.

_ ¿Qué sucede hermana? ¿No te gusta la tierra? –dije y reí, recibiendo una patada a cambio

_ ¿Y a ti hermanita? –dijo ella tirándose sobre mi

Ella tiro de mi cabello, tanto que me hizo gritar. Le rasguñe el rostro, cortándole el labio y viéndole la sangre correr por este. Ella me miro con furia e hizo que mi cabeza golpeara contra el duro suelo. Cerré los ojos ante el dolor y la patee en el abdomen, lejos de mí. Diana me sostuvo por los hombros y ambas rodamos sobre la tierra, cada una atacando a la otra. Su cabello oscuro y ondulado me caía sobre el rostro, pegándoseme a este y no dejándome respirar. Tuve que escupirlo de mi boca antes de pegarle en el rostro y alejar su cabello de mí. Sus ojos marrones brillaron como si fueran rojos por el odio con que me miraban. Ella me mostró sus uñas igual que un gato y sostuve su mano por la muñeca, deteniéndola y alejándola de mi.

Algo nos separo. Una fuerza invisible que nos alejo varios metros. Diana rodó por la tierra y yo me puse en pie de un salto. Mire hacia arriba sonriendo, hacia el lugar de donde había provenido aquel hechizo. Nicholas me sonrió aun sentado en la rama de aquel árbol y salto hasta estar a un lado mío. Estaba feliz de volver a ver sus ojos tal como eran y de saber que me había escuchado.

_ ¿Me has llamado? –pregunto sonriendo

_ Te has tomado tu tiempo –dije y él hizo una mueca

_ Perdona, no estaba aquí y cuando me llamaste estaba en medio de un asunto importante –dijo Nicholas- Pero he venido. ¿No es así?

_ “Grita mi nombre en tu mente, no importa donde estés, y yo escuchare tu llamado e iré a buscarte” –dije, recitando sus palabras de hacia un año, sonreí- Gracias.

_ ¿Y ahora que? ¿Cuál es el problema? –pregunto él

_ A unos metros de aquí el don de Diana esta teniendo efecto, necesito que lo rompas –dije y él asintió

_ Dame unos segundos, necesito concentrarme –dijo, cerrando los ojos y llevándose ambas manos a las sienes

Diana se puso en pie, recuperando su daga y viniendo corriendo hacia nosotros. Corrí hacia ella, agachándome un segundo para tomar mi daga del suelo pero sin dejar de moverme. Mi daga choco con la suya y ahí la mantuve, haciendo todo lo necesario para darle el tiempo suficiente a Nicholas. Apreté los dientes, utilizando todas mis fuerzas al igual que Diana. No la dejaría vencerme, no mientras pudiera evitarlo. Ella sostuvo su daga con ambas manos al igual que yo y apretó más los dientes, aunque sabía que le estaba costando más que a mí. Ella estaba haciendo todo el esfuerzo posible por mantener su don en pie a pesar de que Nicholas estaba intentando romperla. Pero no lo lograría si su cuerpo estaba aquí luchando conmigo y su mente luchando con Nicholas.

_ No podrás sola Diana –dije y ella apretó aun mas los dientes, cerrando fuertemente los ojos

_ Si que podré. Él me dijo que podía, él confía en mi para esto –dijo usando todas sus fuerzas para poder hablar- No puedo decepcionarlo.

_ Lo lamento Diana pero yo no puedo permitir que me venzas –dije

Su fuerza se fue debilitando hasta que le gane con mi daga y ella cayo al suelo de rodillas, llevándose ambas manos a la cabeza y casi gritando por el dolor. Me gire, mirando a Nicholas. Él seguía exactamente igual, su rostro no revelaba nada más que profunda concentración, parecía no estar esforzándose por romper la ilusión de Diana mientras que ella sufría por mantenerla en pie. Finalmente él abrió los ojos y asintió. Suspire, parándome frente a Diana y tendiéndole una mano para ayudarla a ponerse en pie. Ella me miro desde ahí abajo por un segundo, con una mirada destrozada y totalmente triste por no haberle cumplido a su amado. Me compadecí de ella y por un segundo olvide todo.

¡Y maldita tramposa tenia que ser! Aprovecho ese segundo para atravesarme el abdomen con su daga. ¿Eso había sido otro producto de su don o había sido real? No sabía, de ahora en más ya no confiaría en nada de lo que mis ojos me mostraran respecto a Diana. Me quede sin aires, llevándome ambas manos a la herida y mirándola con odio. Ella sonrió maliciosamente mientras se ponía en pie y me mostraba su daga ya totalmente manchada con la sangre de dos personas que habían sido heridas del mismo modo.

_ Ahora es el turno de la mano derecha –dijo mostrándome que en esa mano tenia su daga y sonrió

_ ¿Qué quieres decir con eso? –pregunte alarmada

_ ¡Kat, cuidado! –grito Nicholas

No tuve tiempo de reaccionar y me quede helada. Nicholas levanto la mano izquierda deteniendo el cuchillo justo antes de que se clavara en mi frente. El cuchillo cayó al suelo frente a mí. Levante mi vista, casi temblando y encontrándome con los ojos molestos de Miguel, totalmente opacos. Me sentí palidecer y retrocedí, viendo como Diana se hacia a un lado y sonreía. Casi al instante Daniel cayo detrás de mi e intento atacarme pero evadí su arma y me aleje cuanto pude de él.

_ Piensan que somos el enemigo –dijo Nicholas evadiendo a Raphael y Gabriel- Ella los esta engañando haciéndoles creer otra cosa.

_ ¿Puedes romper esa ilusión? –pregunte retrocediendo cuanto pude para alejarme de Daniel y Miguel

_ Si –dijo Nicholas- Pero me tomara cinco minutos.

_ No tenemos cinco minutos –dije saltando cuando Daniel me ataco y subiéndome a la rama de un árbol- No quiero herirlos.

_ Mantenlos entretenidos, cuanto mas pueda concentrarme mas rápido romperé la ilusión –dijo Nicholas saltando para evitar un ataque de Gabriel y parándose en la rama de un árbol- Mantén tu daga siempre en la mano derecha, así no los mataras. Hagas lo que hagas, no cambies de mano.

_ Ya lo se –dije e hice una mueca

Mire hacia abajo, hacia donde los cuatro ángeles con los ojos totalmente opacos a causa de la ilusión en la que estaban nos miraban con odio. ¿Y el quinto ángel? Levante la vista al escuchar el sonido de chocar de las armas, mirando como Alex se batía a duelo con Diana. Mi corazón se congelo pero luego volvió a latir al ver que ella sostenía su daga con la mano derecha.

_ Apúrate, yo me ocupare de ellos cuatro –dije y Nicholas asintió

Me deje caer, justo en el centro de los cuatro ángeles y ellos no dudaron en rodearme y amenazarme con sus armas. Suspire tomando firmemente mi daga, no deseaba herirlos pero necesitaba darle el tiempo a Nicholas para que rompiera la ilusión. Miguel intento envestirme pero me moví a un lado. Salte cuatro metros en el aire cuando Daniel y Raphael me atacaron al mismo tiempo desde diferentes lados y chocaron el uno contra el otro. Caí sobre los hombros de Gabriel y rápidamente le arrebate la flauta de las manos, saltando nuevamente antes de que él pudiera atacarme. Él apretó los dientes y me echo una mirada totalmente llena de odio. Daniel salto hacia donde estaba Nicholas pero salte detrás de él y lo tome por el tobillo, tirándolo nuevamente hacia abajo. No tenia idea de que clase de ilusión les habría creado Diana pero necesitaba hacer tiempo para que Nicholas la rompiera. Suspire, chocando mi daga contra un cuchillo de Miguel y haciendo toda la fuerza posible para mantenerlo ahí. Me agache cuando Raphael intento atacarme por la espalda y sus tijeras cortaron el aire.

_ ¡Date prisa! –grite

Nicholas frunció el ceño, concentrándose aun más. Retrocedí al ver como los cuatro ángeles avanzaban hacia a mi, todos dispuestos a matarme. Me choque contra alguien y sofoque un grito antes de percatarme que era Alex. Ambos estuvimos espalda con espalda, rodeados de ambos lados. Mi mano se entrelazo con la suya mientras que con la otra sostenía mi daga en alto dispuesta a defenderme. Él me tomo fuertemente, influyéndome confianza y sonreí.

_ Están bajo una ilusión –dije

_ Ya lo se –dijo Alex- No se ni como es posible que yo no este igual que ellos.

_ Por que esta es una ilusión individual, creada en la mente de cada uno –dije y reaccione ante la verdad- Mi hechizo.

_ ¿Qué? –pregunto Alex

_ Mi hechizo protege tu mente –dije- Es por eso que tu solamente caes en las ilusiones en general, donde todos vemos lo mismo y no en las ilusiones individuales donde tu mente te engaña con lo que ve.

_ Entonces gracias –dijo él y lo sentí retorcerse a mis espaldas

_ ¿Estas bien? –pregunte alarmada

_ Si –dijo él con esfuerzo

_ ¿Por qué no tienes tus alas? –pregunte

No pudo responderme. Me tuve que separar de él para detener un ataque de Daniel y nuevamente Alex se sumió en un combate con Diana. ¿Cuánto tiempo más necesitaba Nicholas? Tumbe a Daniel en el suelo y salte sobre él para defenderme de Miguel. Alguien me pateo en la espalda, Raphael. Perdí el equilibrio justo a tiempo para recibir un puñal de Gabriel. El cuchillo se hundió a un lado en mi cintura pero me deshice de él rápidamente.

_ ¿Eso es lo mejor que tienen? –pregunte y sonreí para distraerlos aun mas- Podría hasta con los ojos vendados con ustedes.

Reacción automática, los cuatro me atacaron al mismo tiempo. Al menos así estaban totalmente concentrados en mí y parecían haberse olvidado de Nicholas. Hice lo mejor que pude teniendo tan solo una daga y enfrentándome a cuatro ángeles. Recibí varios cortes superficiales pero estos solo afectaban a una mitad de mi, la otra podía seguir luchando sin problema. Los evadí, no usando mi daga para nada más que defenderme y evitando a toda costa herirlos. Salte sobre ellos cuando me acorralaron al borde del acantilado y nuevamente estuve en la mitad del terreno, lista para que los cuatro volvieran a atacarme. No me di cuenta en el momento en que Gabriel recupero su flauta y las primeras notas sonaron en el aire. Escuche un grito de dolor, proveniente de donde estaba Nicholas y levante la vista para verlo taparse los oídos. Esa melodía también me estaba haciendo doler pero lograba soportarla. Apreté los dientes, conteniendo los gritos y corrí hacia Gabriel. Salte y le arrebate la flauta de las manos, sujetándola a un lado y aterrizando a un borde del acantilado.

_ Lo siento Gabriel –dije

Con todas mis fuerzas tire la flauta tan lejos como pude. El ángel desapareció en un instante, yendo tras su instrumento y desapareciendo también en alguna parte del terreno bajo el acantilado. Suspire y mire a los tres ángeles que aun me quedaban por enfrentar.

_ ¡Me creerás loco pero esta ilusión tiene en parte algo bendito! –Exclamo Nicholas desde su lugar- ¡No puedo romperla!

_ No me sorprende que tenga algo bendito –dije y apreté los dientes, chocando mi daga contra el cuchillo de Daniel- ¡Tú sigue intentando, debilitare a Diana!

_ Yo me ocupare de ellos –dijo Nicholas

Salto de la rama en donde estaba y aterrizo en tierra, sacando dos cuchillos. Lo mire con temor durante un segundo pero él sonrió influyéndome confianza. Sabía que no los heriría. Además, era Nicholas, confiaba totalmente en él y lo conocía perfectamente como para saber que solamente los utilizaría para defenderse al igual que yo.

_ Tranquila, son cuchillos vírgenes –dijo él- No están malditos, no los heriré.

Asentí con la cabeza. Corrí a un lado, evadiendo a los tres ángeles y me pare detrás de Diana. Ella enseguida se dio vuelta, interrumpiendo su combate con Alex, y su daga choco contra la mía. Apreté los dientes, sujetando mi daga con ambas manos y haciendo fuerza para poder vencerla.

_ Lux –dije y mi daga brillo blanca

_ Obscurĭtas –dijo ella y su daga brillo negra

Creí que jamás en mi vida me había esforzado tanto. Pero necesitaba resistir, no permitiría que ella venciera. La fuerza que estaba haciendo me provocaba gritar y no podía dejar de mirar a Diana fijamente a los ojos. Ella no se dejaría ganar y yo tampoco me dejaría vencer. Hubiéramos continuado así una eternidad, luz contra oscuridad. Pero ella bajo su daga cuando Alex la atravesó con su espada. Casi al instante ambos hechizos se rompieron y ambas dagas volvieron a la normalidad. Ella lo ataco, sujetando su daga con ambas manos y clavándosela en el corazón. Me quede sin aire, sintiendo como si fuera a mi a quien hubiera atacado.

_ Se necesita más que la mano de un ángel para matarme –dijo Diana recuperando su daga y él cayo al suelo

_ Tienes razón –dije

Con ambas manos clave mi daga en su abdomen, atravesándola totalmente y conteniendo mis lágrimas por lo que acababa de ver. Ella se quedo sin aire, llevándose ambas manos a la herida y escupió sangre. Su daga cayó al suelo y ella cayo de rodillas, mirando al cielo. Mire mis manos. La mano de un ángel, la mano de una bruja, eso se necesitaba para matar a alguien como lo que éramos nosotras. Solté mi daga y fui corriendo hasta donde estaba Alex. Lo ayude a levantarse, conteniendo las lagrimas por verlo herido de ese modo y saber que había sido mi culpa. Pero él estaría bien, trataba de convencerme de ello a pesar de que ya comenzaba a llorar. Diana lo había atravesado con ambas manos, tanto con la mano derecha como con la mano izquierda y eso finalmente hizo que rompiera en llanto al saber lo que pasaría.

_ Perdóname, perdóname, perdóname –suplique llorando

_ ¿Por qué? –Pregunto él y sonrió débilmente- Debí habérmelo esperado, no es tu culpa.

Con una mano me limpio las lágrimas de los ojos mientras se sujetaba de mí para mantenerse en pie. Levante la vista, viendo a Diana arrodillada en el suelo dando sus últimos respiros. Con mucho esfuerzo ella metió la mano dentro de uno de sus bolsillos y saco algo. Parecía el capullo de una rosa, cerrado y de un color rosa oscuro de modo que parecía marrón. Ella se lo acerco al rostro con todas las fuerzas que le quedaban y abrió apenas la boca, sin poder mas por que la vida la estaba abandonando. Con las manos abrió torpemente la punta del capullo y luego lo mordió, tragándoselo entero. Cerró los ojos, levantando la vista al cielo y suspirando.

_ Gracias amo –susurro ella

En un segundo estaba totalmente en forma, poniéndose en pie de un salto y mirándome llena de odio. Me quede helada ante su rápida recuperación y mire mas allá de ella rogándole ayuda a Nicholas. Pero él estaba ocupado enfrentándose con Raphael y Daniel mientras que Miguel yacía inconsciente a un lado. Durante un segundo sus ojos se clavaron en los míos y se deshizo rápidamente de Daniel, empujándolo y haciéndolo volar por los aires de modo que se golpeo contra un árbol y cayo inconsciente.

_ Me las pagaras por esto hermanita –dijo Diana caminando hacia nosotros- Casi mas me matas. Me ocupare de que sufras tanto que desees estar muerta.

_ Quien deseara estar muerta serás tu –dijo Nicholas parándose detrás de ella y sujetando sus armas

_ Ah, el otro lado de la moneda –dijo Diana dándose vuelta y enfrentándolo- Ya casi me deshice de un ángel, no será trabajo deshacerme de un brujo.

_ Soy el tercer brujo mas poderoso que conoces –dijo Nicholas y sonrió- Creo que estoy capacitado para enfrentarme a alguien como tu. Pero si piensas atacarlos, primero tendrás que pasar sobre mí.

_ No hay problema –dijo Diana

Enseguida ellos dos se sumieron en un duelo. Mire mas allá, a donde yacían dos ángeles inconscientes y uno que apenas si podía continuar estando consciente a pesar de estar tirado en el suelo. Los ojos de Raphael ya no estaban opacos y sonreí. Al casi matar a Diana había conseguido debilitarla lo suficiente para que Nicholas rompiera su ilusión. Me pregunte que tan lejos habría tirado la flauta para que Gabriel tardara tanto en volver pero al menos él ya no estaría bajo esa ilusión.

_ Puedo solo –dijo Alex soltándome y apoyándose contra el tronco de un árbol

_ No estas bien –dije y él negó con la cabeza

_ Estoy bien, puedo resistir –dijo

_ No, no puedes –dije mirándolo alarmada- No tienes una herida normal hecha ahí.

Lo mire preocupada, tratando de no caer nuevamente en el llanto. Ella lo había herido teniendo su daga también en la mano izquierda. Me quede helada y mire mi mano derecha, recordando la línea negra que alguna vez había estado allí y casi me había matado. Mis ojos se inundaron de lágrimas al pensar en lo que ahora le pasaría a Alex al haber sido herido por un instrumento maldito. Él me tomo de la mano y tiro de mí para que estuviera contra él.

_ Lo siento, lo siento, lo siento –dije desesperadamente- No debí haberte involucrado en mis asuntos. No tendría que haber permitido que lo hicieras.

_ ¿Y entonces que? ¿Me hubieras dejado de lado y te hubieras enfrentado tu sola a todo esto? –pregunto él, mirándome a los ojos y pasándome una mano por la mejilla- No soy tonto, se que a Nick le ofreciste tu alma para que no me hiciera nada a mi.

_ Eso era diferente –dije y él negó con la cabeza, apoyando su frente contra la mía

_ Esto es exactamente lo mismo –dijo- Yo también estaría dispuesto a dar mi alma por ti por que te amo.

Me quede sin palabras, tratando de contener las lágrimas ya que ambos sabíamos lo que era probable que pasara. No quería llorar, no quería creer que él quizás no vería el amanecer. ¿Por qué un simple corte con un instrumento maldito bastaba para condenar a un ser de luz? Me dolía ver su sangre en su camisa a pesar de que la herida se cerraría y dejaría tras de si una marca maldita dispuesta a chuparle la vida lentamente. Me apoye contra él, haciendo todo lo posible por no llorar y sostuve una mano contra su corazón.

_ Fortĭa –dije

Aun así supe que no seria tan fácil. Los hechizos no tenían el mismo efecto en los seres de luz y no tenia idea de cuanto le duraría este hechizo a Alex. Lo abrace fuertemente y gire el rostro para ver a Diana batirse a duelo con Nicholas. No me importaba que pasara luego, si lograba salir viva de esta, me iría lejos para no volver a causarle mal a nadie. No quería que los demás salieran heridos por mis asuntos. Pensé en todas las personas que ella había atacado por mí y apreté los dientes. Ataco a Mecha, jugo con ellos cinco, hirió a Alex y ahora estaba peleando con Nicholas. No, no dejaría que esto continuara así. Me limpie rápidamente las lágrimas de los ojos. No me quedaría aquí sin hacer nada, no permitiría que ella continuara hiriendo a las personas que quería.

_ Sabes que podría matarte si te hago un corte teniendo mi daga en la mano derecha –dijo Diana- ¿Por qué no te rindes?

_ ¿Y dejar que me ganes? –Dijo Nicholas sonriendo y atacándola- Ya me enfrente a Lucifer y le gane, me enfrente a mi mismo y también gane. Supongo que puedo enfrentarte a ti y ganarte también.

_ Siempre fuiste muy soberbio –dijo Diana devolviéndole el ataque y él sonrió

_ Es el pecado que me identifica –dijo él- Aunque claro, yo no cumplo mi pecado tan al pie de la letra como tu. Este fin de semana me entere de un par de cosas. ¡Me engañaste todo el tiempo cuando salías conmigo!

_ Tu luego me engañaste con mi hermana –dijo Diana tranquilamente, deteniendo un ataque suyo

_ Eso fue diferente, cuando yo te conocí tu me mostraste la apariencia de Katherin y actuaste como ella –dijo Nicholas defendiéndose de la daga de ella- Me hiciste enamorarme de una persona que yo creía inexistente luego de que me mostraras tu verdadera apariencia y personalidad. Era de esperar que si algún día yo me encontraba con esa persona, eso pasaría. ¡Pero tú me engañaste con ese sujeto desde el primer día que estuviste en el Bella Vista!

_ ¿Y que con eso? –dijo Diana y rompió la defensa de Nicholas, dejándolo sin armas

_ No entiendo como puede gustarte ese sujeto. Yo no soporto ni tenerlo cerca, es odioso –dijo él retrocediendo al estar desarmado- No conozco a nadie mas oscuro, creo que es igual o peor que Lucifer. Y mira que yo he tenido que estar en presencia de los dos y no tienes idea de lo insoportable que es. ¿Enserio piensas que él te ama?

_ No lo pienso, lo creo –dijo Diana atacándolo con su daga pero Nicholas se corrió a un lado, evitándolo

_ Amar es estar dispuesto a entregar tu alma por el otro. ¿Crees que ese sujeto entregaría su alma por ti? –pregunto Nicholas y Diana lo volvió embestir, fallando otra vez- Yo creo que no.

_ Estas equivocado en lo que piensas –dijo Diana

Diana se abalanzo sobre él y Nicholas cayó al suelo, golpeándose fuertemente la cabeza a pesar de no estar herido. Solté a Alex y recupere mi daga, yendo a enfrentar a Diana. Corrí hasta interponerme entre ella y Nicholas, dispuesta a no dejar que lo hiriera también. Ella estuvo más que feliz por ello y me ataco. Nuevamente estábamos peleando la una contra la otra, haciendo todo lo posible por ganar. Aunque debía admitir, Diana estaba en condiciones mucho mejores que yo para el combate. Me costaba defenderme. Logre evitar varios ataques y recibí varios cortes superficiales. Apreté los dientes cuando su daga cortó mi mejilla y sentía que tan débil estaba, pero continué en pie. Me mantendría en pie hasta el último segundo y lucharía hasta que mi corazón dejara de latir, eso me había prometido.

_ ¿Qué sucede hermanita? –pregunto ella atacándome

Apenas si lograba defenderme y tuve que retroceder. Mi pie se detuvo al pisar el borde del acantilado y varias piedras cayeron al vacío. Mire con temor hacia un lado, viendo la larga caída que había y como Diana avanzaba más hacia mí. Me moví hacia adelante, alejándome del acantilado pero eso me obligo a volver a enfrentarme a ella. Nuestras dagas chocaron y ella me pateo, tirándome hacia atrás. Rodee sobre la tierra hasta terminar tirada de costado al borde del acantilado. Algo se clavo en mi brazo y me hizo doler. Me apoye en una mano, mirando la cosa plateada que estaba incrustada a lo largo de todo mi brazo. Las púas brillaron totalmente plateadas bajo la luz de las estrellas y levante la vista para ver a Diana. Ella avanzo hacia mi y en ese segundo Alex se interpuso, sosteniendo su espada y dispuesto a enfrentarla.

_ Te dije que me mantendría en pie hasta el ultimo segundo con tal de defenderte –dijo él, apretando los dientes para poder permanecer en pie

_ Me sorprende tu persistencia Alexander –dijo Diana- Me pregunto como es que aun sigues vivo pero sabes que no resistirás durante mucho mas tiempo esa herida.

_ Resistiré el suficiente para deshacerme de ti –dijo él y ella sonrió

_ Tu resistencia es increíble considerando el tiempo que ha pasado pero no debería sorprenderme ya que después de todo eres un Engel –dijo ella

Alex se mantuvo aun en pie, sosteniendo su espada con la mano derecha a duras penas y sosteniendo su otra mano contra la herida que tenia en el abdomen. Las imágenes de esta noche parecieron pasar muy rápido frente a mí y me quede helada al reaccionar sobre un hecho. No era la herida que Alex tenia en el pecho la que debía preocuparme y lo estaba matando, era la otra. Me quede helada, sintiendo como mi corazón se congelo y vi como él se enfrento con Diana.

Mire a un lado, viendo el alambre de púas clavado en mi brazo y luego mire a Nicholas que estaba tirado a unos metros de mí. El leyó mi pensamiento al instante y asintió con la cabeza. Me quite todo el alambre del brazo, apretando los dientes para no gritar cuando las púas tiraban al ser removidas. Nicholas sostuvo el alambre con ambas manos y suspiro, concentrándose.

_ Lucifer fue mi maestro, soy igual de soberbio que Él por dentro. Este alambre es mi espejo, por eso maldito lo dejo.

Sonreí y al instante el alambre se volvió totalmente negro. Se necesitaba invocar un pecado capital y ser un brujo muy poderoso para maldecir algo y él lo había hecho. Tome el alambre con ambas manos, sintiendo como este me quemaba al ser de metal y estar maldito. En otras palabras, este alambre podía conmigo y por ende con Diana también. Alex cayó al suelo sin poder mantenerse en pie durante mucho más tiempo pero siguió defendiéndose con su espada de Diana. Ella estaba de espaldas a mí, a punto de darle el golpe final a él. Salte sobre ella, enroscándole el alambre alrededor del cuello y tirando. Diana grito, soltando su daga y retrocediendo mientras se llevaba ambas manos al cuello. Las púas se clavaban fuertemente en mis manos mientras tiraba más y mas, apreté los dientes para no gritar mientras seguía subida a la espalda de mi hermana. El metal me estaba hiriendo gravemente y aun mas al estar maldito. Finalmente lo solté, saltando de la espalda de mi hermana y parándome frente a ella. Sus uñas rasgaban desesperadamente su cuello intentando quitarse el alambre que estaba totalmente incrustado, pareciendo un collar con sus púas incrustadas en su piel. Sus ojos estaban abiertos totalmente mientras seguía retrocediendo y me acerque a ella.

_ Lo siento hermana –dije

Suspire, levantando apenas la mano y empujándola apenas. Ella perdió el equilibrio y cayo hacia atrás en el acantilado, perdiéndose en la oscura caída. Tan solo un segundo me permití ver como ella era tragada por la oscuridad y luego me di vuelta, corriendo hacia donde estaba Alex. Me agache a su lado y Nicholas en un segundo estuvo agachado enfrente de mi. Alex tenía la cabeza a un lado, con los ojos apenas abiertos y podía ver cuanto le costaba seguir respirando. Rápidamente él le abrió la camisa y pude ver la mancha negra que tenia en el abdomen, justo donde había recibido la primer herida. En ese segundo no me había fijado, pero la maldita lo había herido con la mano izquierda y yo había creído que no había sido grave. Nicholas me miro a los ojos, preocupado, y en un segundo vio todo lo que había ocurrido antes de que llegara.

_ Lo hirió hace mucho, me sorprende que siga vivo –dijo él

_ ¿Puedes hacer algo para curarlo? –pregunte

_ Puedo. Pero necesito que siga vivo y su pulso se esta debilitando –dijo Nicholas- Y además tiene una herida semi-maldita en el corazón. Si esta empieza a tener efecto no podré salvarlo.

_ ¿Y que podemos hacer? –pregunte desesperada

_ Ocúpate de mantenerlo vivo y de la herida en el corazón –dijo- Yo me ocupare de la marca maldita.

Corrí el resto de su camisa para dejar la otra herida al descubierto y puse una mano sobre su corazón. Me quede sin aire al sentir lo débil que este latía y sacudí rápidamente la cabeza para evitar las lagrimas. No era momento para llorar, necesitaba mantenerlo vivo para que Nicholas pudiera curarlo. Pero no conocía un hechizo mas fuerte con el cual tratar una herida maldita que el fortĭa y este ya había perdido su efecto por lo que no podría volver a utilizarlo. La desesperación me invadió y trate de pensar con claridad pero las lágrimas me invadían. Me quede quieta al recordarlo. No sabía cuantos poderes tenía gracias a la parte de mí que no era bruja, ni siquiera estaba segura de si funcionaria pero valía la pena intentarlo.

_ ¡Deja de pensar y hazlo! –grito Nicholas

Me limpie las lagrimas y sostuve mas fuertemente mi mano contra su corazón. Me agache, tocando con mis labios su piel y besando esa herida. Luego lo bese en los labios, deseando con todas mis fuerzas que eso funcionase. Las lágrimas corrían por mi rostro, empapando el suyo también mientras continuaba besándolo. No quería que muriese, no si todo había sido por mi culpa y por defenderme.

_ Por favor –susurre, llorando y volví a besarlo

Ahora lo entendía todo. Sentía que si él moría, ya no me quedaría ninguna razón para seguir viviendo. Como si al morir se llevara una parte de mi alma y ya no sentiría nada más. Y en realidad mi alma le pertenecía a él igual que mi corazón y no a mí. Todo este tiempo jamás había entendido por completo el punto de vista de Nicholas con respecto al amor, ahora lo entendía perfectamente. Amar era estar dispuesto a entregar tu alma por el otro y que si este moría, tu también morías en cierto modo.

Su pulso recobro fuerzas y su mano estuvo sobre la mía, sujetándome fuertemente mientras me devolvía el beso. Sonreí, sentándome y limpiándome las lagrimas con una mano. Alex me miro preocupado mientras se sentaba y me acerco una mano al rostro para limpiarme una lágrima que corría por mi mejilla. Sonreí a pesar de continuar llorando, pero ya no era de desesperación sino que de felicidad. ¡Era un tonto! Casi más había muerto y se andaba preocupando por mis lágrimas. Me abalance sobre él, casi más tumbándolo de nuevo y abrazándolo fuertemente. Cerré los ojos mientras me echaba a llorar y hundía el rostro en su cuello. Sentí sus manos en mi espalda y como suspiraba al lado de mi oído, tratando de consolarme. Escuche a Nicholas ponerse en pie a un lado nuestro pero aun así yo seguía sin querer abrir los ojos, abrazando a Alex tan fuerte como podía.

_ Estarás bien, me he deshecho de la marca maldita –dijo Nicholas- No morirás, pero tardaras tiempo en recuperarte totalmente.

_ Gracias –dijo Alex y me tomo mas fuertemente entre sus brazos mientras yo seguía llorando

_ No es nada Alexander. En realidad no tienes idea de todo el mal que yo te he hecho en el pasado –dijo Nicholas y suspiro- Esto es lo mínimo que puedo hacer. Ella necesita a alguien con alma y autocontrol para amarla, no alguien como yo. Yo parto, tengo aun un asunto pendiente y debo recoger algo.

Escuche los pasos alejarse pero no les di importancia. Tan solo trataba de contener los sollozos y las lágrimas pero sin lograrlo. Creí que jamás dejaría de llorar y no podía dejar de culparme de todo esto. No permitiría que volviera a pasar, no me importaba cuanto me dolería hacer lo correcto.

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