Capitulo 15: El juicio de Raphael


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_ Sabes, aun hay mil cosas que no me cierran respecto a ti –dijo Alex dejándose caer en el sillón

_ Soy una bruja, no entiendo que esperas encontrar de normal en mí –dije

_ Eres extraña, aun para ser una bruja –dijo él- Por empezar, ¿Qué clase de bruja es diestra?

_ Mi mama es diestra, supongo que lo habré heredado de ella –dije sentándome en el sillón- Solo la mitad de mi sangre es totalmente de brujo y solo tres cuartas partes de mi sangre portan los genes normales de un brujo.

_ ¿Qué quieres decir con eso? –pregunto él

_ Mi mama no es una bruja, al menos no totalmente –dije- Fue mi papa quien le dio sus poderes. Él era el brujo más poderoso que existía, tan bueno que hasta encontró el modo de burlarse de Lucifer y hacer que el pacto se diera vuelta recuperando su alma y su libertad. Pero temía que tanto poder fuera fácil de localizar y por eso lo dividió, le dio una parte a mi mama y la otra a mis tíos. La mitad de la sangre de mi mama no es de bruja, o al menos eso creo.

_ Por lo que no tienes la menor idea de que es la cuarta parte de sangre que tienes –dijo Alex

_ Lo cierto es que nunca se me ocurrió preguntar –admití

_ Pues yo te puedo decir perfectamente que la sangre que tienes no es totalmente de bruja. ¿Alguna vez has visto sangre de algún brujo? –Pregunto y negué con la cabeza- Es totalmente oscura, casi negra. Mira tus mangas, la tuya no es así.

Le hice caso y al instante me fije en las mangas de mi jersey. No pude evitar hacer una mueca al ver los cortes que estas tenían y las manchas de sangre por las heridas que me habían hecho las uñas de Constantine. Me fije en la sangre que había manchada, no era para nada oscura, sino que todo lo contrario. Era de un color rojo intenso, casi brillante. Nunca antes me había parecido extraña mi sangre, la había visto cientos de veces y aun mas cuando me habían tenido encerrada, pero ahora que me fijaba en ella no podía evitar preguntarme si era normal. Había visto sangrar un par de veces a Derek cuando éramos pequeños y Alex tenía razón, su sangre era totalmente oscura, casi negra. Pero eso no quería decir nada. ¿O si?

_ Mira, te juro que si te pones a pensarlo hay mil cosas que no te cerraran de mí así que mejor ni lo intentes –dije- A veces ni yo misma me entiendo, no soy normal.

_ El hecho de no aclarar las cosas no te ayudara a que te crea –dijo él

_ No me creerás de ningún modo por que tienes una terrible discriminación y odio hacia los brujos por lo que estos te hicieron –dije- No puedes odiar a toda una raza por que algunos hayan matado a tu hermano.

_ Todos los brujos son iguales –dijo él clavando la mirada en el suelo

_ Todos los ángeles son iguales –dije, subiendo mis piernas y apoyando mi cabeza en mis rodillas- No soy como ellos, no quiero serlo –dije tristemente- No quiero perder mi alma.

_ Eres una bruja, no tienes alma –dijo él casi riendo

_ Si la tengo –dije- Estaré maldita por ser bruja pero si tengo alma y no quiero perderla.

_ Una bruja que teme perder su alma, eso si que es gracioso –dijo Alex

_ No tienes idea de lo que dices –conteste- Ahora te burlas, pero es horrible vivir sin un alma. Son pocos los brujos que pueden sin un alma.

_ Los brujos sirven todos a Lucifer, no tienen alma –dijo él y sonreí tristemente

_ Es por eso que las roban –dije y él se quedo atónito

_ ¿Cómo que roban almas? –pregunto totalmente perplejo

_ Un brujo normal, uno que le sirve a Lucifer, no tiene alma. La gente no puede vivir sin un alma –dije- Te sientes vacío, sin nada dentro, no sientes nada. Es por eso que roban almas. Al igual que los vampiros roban sangre por que no tienen, los brujos roban almas por que no tienen. ¿Nunca has visto algún humano por la calle que pareciera sin alma? Totalmente pálido, extremadamente débil, caminando sin sentido y sin mirar a nadie, como si estuviera vacío y lo único que quedara fuera su cuerpo. Los brujos no tienen alma, es por eso que roban la de los demás, para no sentirse vacíos y no perder la vitalidad.

_ Estas bromeando. ¿No es así? No puedes pretender que crea que todos estos años los brujos han estado robando almas a nuestras espaldas y nosotros no nos hemos dado cuenta –dijo él y negué con la cabeza

_ No tienen alma, ningún ser puede vivir sin alma –dije- Pero no mueren, simplemente están vacíos, queda el cuerpo como si este fuera un envoltorio. Eso sucede con casi todos los seres, tanto para los humanos como para cualquier otro tipo de ser. Los brujos en cambio pueden vivir tranquilamente sin almas gracias al poder que les proporciona Lucifer, pero aun así no es lo mismo, por eso toman almas. Es como... una bebida energizante, o eso me dijo Nicholas cuando le pregunte como se sentía. Aunque él no ha tomado ningún alma por que técnicamente aun tenia la suya y juró que nunca tomaría ninguna, aunque ahora ya no se si creer que mantiene su juramento en pie o no. Quizás haya decidido robar un alma, se habrá dejado llevar por las influencias de mi hermana. Ella si que es una maldita, roba un alma cada vez que puede.

_ ¿Tu has robado algún alma? –pregunto Alex

_ No, de chiquita dije que nunca lo haría y no pienso hacerlo. Aunque no lo creas, no soy mala y no me gusta hacer mal. Robar un alma no es correcto –dije y lo mire de soslayo- Tu morirías sin tu alma.

_ No moriría sin mi alma –dijo él y lo mire tristemente

_ Los ángeles no pueden vivir sin sus almas. Eres todo lo contrario a mí, yo sin mi alma viviré como cualquier otro brujo pero no será lo mismo, en cambio tú... morirás. No puedes vivir sin un alma –dije

_ Pues ningún brujo tocara mi alma –dijo Alex y reí tristemente

_ Esta prohibido robarle el alma a un ángel, fue el mismo Lucifer quien dicto aquella regla. Sabes, dicen que el alma de un ángel es la mejor que puedes robar, es la mas fuerte, la mas pura y aunque no lo creas la mas sencilla –continué- Hay alguna razón por la que la ley dice que un ángel debe ser llevado ante Lucifer y no se puede tocar su alma.

_ ¿Qué quieres decir con eso? –pregunto él totalmente pálido

_ ¿Alguna vez te has preguntado como debe de haber muerto tu hermano? –Dije y él se quedó totalmente helado- Lo lamento mucho pero al menos debes saber como es que debe de haber muerto tu hermano. Cuando un ángel es encontrado, es capturado y llevado ante Lucifer. Él le roba su alma, la absorbe y se degusta con ella. Y un ángel no puede vivir sin alma. El alma es toda esencia vital de un ángel, si te la roban te mueres al instante. Sabes –dije y casi reí- se supone que yo no debería estar diciéndote esto, hay leyes que me prohíben hablarte al respecto, pero yo no le sirvo a Lucifer por lo que no tengo por que cumplirlas.

_ ¿Por qué me estas diciendo todo esto? ¿Por qué los brujos saben más de nosotros de lo que nosotros podríamos saber de ustedes? –pregunto él

_ Por que Lucifer es un ángel caído y formo a sus servidores específicamente para poder con los ángeles –respondí- Yo recién ahora me habré enterado de la existencia de ese Consejo, pero tú pareces no saber nada sobre los brujos.

_ Sin embargo encontré a la bruja que todo el mundo anda buscando –dijo y me quede totalmente helada- ¿Qué? ¿Creíste que no lo sabría? Puedo resolver todo un rompecabezas a partir de una pieza. Al principio no me cerraba tu caso pero luego lo entendí todo. Aunque me sigue costando creer que den tan grande recompensa por una chiquilla como tu. Te propongo algo, yo no te entregare si tú no dices todas las leyes que he roto.

_ ¿Hace cuanto sabes que soy una bruja? –pregunte

_ Eso no tiene por que importarte –dijo Alex

_ Aunque no lo creas me importa mas de lo que piensas –dije clavando la mirada en el suelo

Levante apenas la cabeza cuando mis oídos captaron el ruido de unas llantas afuera, seguidas de un cerrar de puertas y por último risas y gritos. Sentí como todo mi cuerpo se tensaba al no saber que esperar, recién ahora parecía que reaccionaba. Estaba en la casa de cinco ángeles sin nada más que yo misma y mi daga. Podría arreglármelas con eso, pero me aterraba la espada que Alex llevaba en su cintura y el simple recuerdo de la flauta de Gabriel.

_ Parece que están festejando –dijo Alex poniéndose en pie

_ ¿Por qué tanto festejo? –pregunte

_ Cazaron a un vampiro, eso si es divertido para un viernes en la noche –dijo él sonriendo

Aun así me quede congelada. Pudieron con Constantine, Constantine había podido conmigo, no había que ser un genio para hacer el cálculo y ver que no estaba en una buena situación. Me hice aun más chiquita, abrazándome a mis rodillas y tratando de no temblar por el miedo. No entendía como es que había podido con toda una legión de brujos sin ningún temor y ahora temía totalmente por cinco ángeles. Quizás era el hecho de que yo no quería hacerles daño a diferencia de lo que ellos querrían hacerme.

Gabriel abrió la puerta mientras entraba riendo con los demás. Levante apenas la cabeza, lo suficiente para poder verlos y tratando de ocultarme aunque sabia que no valía la pena. Casi temblé al ver que él llevaba su flauta y luego me fije en el aspecto de los cuatro. Las ropas totalmente rasgadas y manchadas además de que tenían sangre y rastros visibles de que habían estado corriendo por el bosque.

_ ¡Pido la ducha primero! –exclamo Raphael entrando

_ No tienes idea de lo que te perdiste Alex –dijo Daniel

_ Si, ese enserio fue un verdadero reto. Tendrías que haber visto al vampiro, no se que acababa de consumir pero fue genial cazarlo –dijo Miguel totalmente alegre

_ Hacia tanto que no la pasaba tan bien –dijo Gabriel estirándose- Lastima que no viniste, te hubieras divertido. Ese vampiro si que estaba fuera de lo normal.

_ Tendrías que haberlo visto –dijo Raphael- Fue la mejor caza de mi vida.

Al menos el enojo de Raphael con respecto a Alex parecía haber pasado. Realmente los cuatro tenían aspecto de haber estado en una caza salvaje, más bien como si fueran animales que perseguían a una presa y por primera vez me fije en que Raphael no llevaba camisa a diferencia de los demás que si la llevaban pero tenían la espalda de la tela totalmente destrozada.

_ No entiendo por que ese vampiro estaba tan así –dijo Miguel

_ Por que acababa de consumir sangre –dijo Alex mirándome y los cuatro se quedaron totalmente helados al verme

Por un segundo creí que ahí acababa todo, que los cinco se tirarían encima mío y me matarían, pero no fue así. Raphael adopto nuevamente su expresión de enfado, al parecer no estaba muy a gusto con mi presencia mientras que los demás no lograban comprender nada. Él único que se acerco y me examino detenidamente fue Daniel, mirándome de pies a cabeza y dejando sobre la mesa un pequeño frasco con un líquido rojo.

_ Así que el vampiro se acababa de alimentar de sangre –dijo pensativamente

_ Mas específicamente de sangre de bruja –dijo Alex y en menos de un segundo tenia cuatro pares de ojos mirándome fijamente

_ ¡Entonces ella si era una bruja! –exclamo Raphael, furioso, y luego miro a Alex- ¿Por qué no nos dijiste?

_ Por que vengo de descubrirlo hoy –dijo Alex- Mientras ustedes cazaban al vampiro yo tenia mi propia caza.

_ Y lo mejor que se te ocurrió es meterla aquí. ¿No es así? –continuo Raphael totalmente enfadado

_ ¿Preferías que la dejara libre y ella pudiera escapar fácilmente? –Pregunto Alex y luego sonrió- Míralo de este modo, atrape a una bruja.

_ No pienso discutir de esto en presencia de ella –dijo Raphael señalándome y echándome una mirada que me hizo temblar

_ Entonces vamos afuera –dijo Alex

No quise ni mirar cuando ellos dos se fueron, solamente escuche la puerta cerrarse. Ahora estaba sola con tres ángeles que podían matarme. Daniel continuo parado frente a mí mientras agitaba el frasquito en el aire y examinaba el líquido rojo. Me tomo unos segundos darme cuenta de que esa era la sangre que Constantine me había robado y cambie rápidamente la vista. Gabriel se paro también enfrente del sillón, con una mano en la cabeza y negando.

_ Se están peleando bastante últimamente –dijo Daniel- Raphael le dará una terrible paliza, ya viste lo enojado que estaba.

_ Yo creo que será Raphael quien recibirá una paliza –dijo Miguel sonriendo y parándose delante de mi- Hola Katherin. Lamento la descortesía de Raphael pero él es bastante temperamental. ¿Cómo estas? –dijo tendiéndome una mano

_ ¿Acaso estas loco? –Dijo Daniel alejándole rápidamente la mano de mi- Es una bruja, no puedes ser tan confianzudo.

_ Pero es buena –dijo Miguel y entonces Daniel y yo nos quedamos en seco- Sino ya nos habría atacado hace tiempo. No piensas matarnos. ¿Verdad Katherin?

_ No –respondí y él me sonrió

_ ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que ellos dos regresen? –pregunto Daniel

_ Démosles diez minutos y luego que alguno vaya a separarlos –dijo Gabriel y me miro- Será mejor que no intentes nada.

_ ¿Qué fueron a hacer ellos dos? –pregunte

_ Fueron a agarrarse a golpes –dijo Gabriel y por alguna razón me estremecí

_ Apuesto 10 a Raphael –dijo Daniel

_ 10 a Alex –dijo Miguel y nuevamente se fijo en mi- Entonces era tuya la sangre que había consumido el vampiro. Sabes, es gracioso, siempre creí que la sangre de las brujas era más oscura.

_ Lo es –dije

_ ¿Sufriste? Digo, ¿Te dolió mucho cuando te mordió? –Pregunto él- Seguro que si, duele terriblemente cuando te lo quitan de encima.

_ De hecho yo misma me deshice de él cuando me estaba mordiendo –dije y los tres me miraron sorprendidos

_ ¿Te deshiciste de un vampiro que te estaba mordiendo tu sola? –Pregunto Daniel y asentí- ¿Cómo hiciste? Es imposible romper el encantamiento de un vampiro, aun para un brujo.

_ Pero ella no es cualquier bruja –dijo Gabriel mirándome- Debe haber alguna razón por la que Alex aun te dejo con vida.

_ Ya me sorprendía que aun no la hubiera matado –dijo Daniel recostándose contra la pared- ¿Qué es lo que tienes de especial?

_ Yo pienso que ella es buena –dijo Miguel sentándose a mi lado- ¿No es así Kat?

Lo mire totalmente sorprendida. ¿Por qué él mostraba tanta amabilidad conmigo? Nada de ellos tres tenia sentido. Daniel continuaba examinándome de pies a cabeza, tratando de descifrarme. Por unos segundos me pregunte si Gabriel ya se habría dado cuenta de toda la verdad que le había ocultado Alex y por alguna razón algo en su mirada me decía que si. Aun así, yo tenia la vista clavada en Miguel, sin lograr comprender por que él era tan amable conmigo y luego de unos segundos él rió.

_ Tienes los ojos como gato –dijo y parpadee repetidas veces para que estos volvieran a la normalidad- ¿Por qué tenias tan dilatadas las pupilas?

_ Puede ser por varias cosas, en este caso creo que es por curiosidad –dije- ¿Por qué eres tan amable conmigo?

_ Por que es mi virtud, cada uno de nosotros tiene una virtud –respondió él- Yo siempre soy amable, amigable, buen compañero, todo eso. Daniel por ejemplo tiene la virtud de la inteligencia, no encontraras a nadie que sepa tanto sobre todo tipo de cosas como él. Y Gabriel, él es muy paciente y pacifista, no conozco tipo mas tranquilo. Raphael tiene un buen juicio excelente. Es una virtud muy valiosa esa ya que te permite ser juez y a quien juzgues, sabes que el veredicto final será el justo. Y Alex, no se exactamente que virtud tiene él, nunca me lo dijo. ¿A ti si Daniel?

_ El Consejo nunca le determino su virtud –respondió Daniel- Ya sabes todos los conflictos que tienen con él. Yo supongo que debe ser algo relacionado con el liderazgo, realmente nunca he visto líder mas justo y bueno. ¿Tú sabes Gabriel cual es su virtud?

_ Sé que él la sabe pero nunca me la dijo –respondió Gabriel- Lo único que sé ahora es que él se pondrá molesto si sabe de lo que estamos hablando con ella.

_ No hay peligro en que yo sepa esto, no me llevo mucho con los brujos que le sirven a Lucifer y además Alex me quiere matar –dije

_ Créeme que si él enserio quisiera matarte ya lo habría hecho –dijo Gabriel- Él no es la clase de persona que se anda con vueltas a la hora de matar a alguien.

_ ¿Y entonces por que la dejo con vida? –pregunto Daniel

_ Me dijo que tenia que convencerlo de que le convenía dejarme con vida si no quería morir –admití y los tres se miraron seriamente entre si

_ Ella sabe algo –dijo Daniel

_ El problema –dijo Gabriel mirándome- Es que no será a Alex a quien tendrás que convencer que no mereces morir, sino a Raphael.

Me quede totalmente helada, casi temblé. Ya bastante problema me era tratar de convencer a Alex de que no me matara considerando cuanto me odiaba él. ¿Pero a Raphael? Por alguna razón el simple pensamiento me hacia temer. ¿Cómo convencer a un ángel como Raphael de que yo, una bruja, no merecía morir? Me mataría, ya había dejado muy en claro que no le agradaba mi presencia.

_ Por eso la dejo con vida –dijo Miguel- ya entiendo lo que tiene en mente.

_ Si, yo también –dijo Daniel

_ ¿Qué quieres decir con que tendré que convencer a Raphael? –pregunte totalmente aterrada

_ Alex dijo que tendrías que convencerlo. ¿No es así? Esto terminara en un juicio de Raphael y será mejor que pienses bien tu declaración si no quieres ser encontrada culpable –dijo Gabriel- El problema, y lamento decírtelo, es que nunca antes alguien ha salido inocente del juicio de Raphael.

_ Ustedes quieren matarme. ¿Verdad? –dije

_ Yo no –dijo Miguel y los dos le echaron una seria mirada, él hizo una mueca

_ Eres una bruja, no podemos confiar en ti –dijo Gabriel- Además la ley exige que cualquier bruja identificada debe ser eliminada al instante.

_ Esa es la ley del Consejo. ¿Y la ley de los ángeles que exige? –pregunte y los tres me miraron totalmente sorprendidos- Hasta ahora solo me han hablado de la ley del Consejo, seria algo así como lo que para mi es la ley de la Secta. ¿Pero que hay con la ley de los ángeles? Yo tengo la ley de los brujos aparte de la de la Secta, ustedes también deben tener la suya además de la del Consejo.

_ ¿Qué es la Secta? –pregunto Daniel

_ La Secta son los brujos que sirven a Lucifer –respondí

_ ¿Hay brujos que no sirvan a Lucifer? –pregunto Miguel y asentí

_ Hay mas de una manera de ser brujo –dije- La mayoría en realidad son humanos que tienen tratos con Lucifer y así terminan. Pero hay una mínima parte que pueden ser brujos por otras circunstancias. Aun así hay brujos que tienen sus poderes sin haber tenido ningún trato con Lucifer y se alían con Él, realmente son unos tontos.

_ ¿Tú le sirves a Lucifer? –pregunto Daniel y lo mire incrédula, negando al instante con la cabeza

Llamo nuevamente mi atención el sonido de la puerta y levante apenas la cabeza para ver como Alex entraba. Casi de un modo imperceptible Daniel le pago los diez dólares a Miguel y este sonrió por su victoria. Los cuatros nos quedamos mirando a Alex fijamente al reparar en el rojo de su labio inferior y él nos miro sin comprender. Luego, reacciono, limpiándose con una mano la sangre del labio.

_ ¿Sigues entero? –pregunto Gabriel

_ Raphael no puede conmigo ni en sus sueños –dijo Alex sonriendo

_ Ni bien la ultima vez fue él quien te gano –dijo Daniel por lo bajo y cruzándose de brazos- No es justo, había mas posibilidades de que volviera a ganar.

_ A ver si entiendes Daniel que las posibilidades no cuenta en lo que respectan a las personas –dijo Miguel y luego miro a Alex- Ella es buena.

_ Diez minutos los dejo solos con una bruja. ¿Y ya los convenció? –Dijo Alex y sonrió fugazmente- Habla mucho, apuesto a que les dijo que no servia a Lucifer ni nada de eso. A mi me dijo que los brujos robaban almas.

_ Y es verdad, lo que sucede es que tu no me creerías ni aunque lo vieras por ti mismo –refunfuñe

_ Lo que sucede es que tu serias capaz de decir cualquier cosa para salvarte el pellejo. Eres una bruja, el ser mas mentiroso y tramposo que existe –dijo él

_ Claro, por que tu no eres así –dije, cruzándome de brazos y hundiéndome en el lugar- Tienes suerte de que cumpla con mi palabra.

_ No llegas a cumplir y te mato –dijo Alex

_ Entonces te veo en el infierno –respondí y él me miro furiosamente

_ ¿Qué sucedió con Raphael? –intervino Gabriel

_ La última vez que lo vi seguía inconsciente en el piso –respondió Alex y la expresión de Gabriel fue de pánico

_ ¡Lo dejaste tirado en el suelo! –exclamo él

_ Él se lo busco –respondió Alex tranquilamente- Además, no habrá ningún problema excepto que venga un auto lo que es casi imposible. Además tendría que pisarlo con la rueda justo en el cuello para matarlo por lo que estoy seguro de que no le pasara nada.

Gabriel se quedo mirándolo con una expresión estupefacta a lo que siguieron varios segundos de silencio. En un momento Miguel rió por lo bajo, acercándose mas a mi y pegando sus labios a mi oído. Casi me quede helada ante su tacto y aun sin poder creer como él podía ser amable conmigo.

_ ¿Puedes hacer que suene una bocina de un auto? –susurro él y asentí

Cerré los ojos, concentrándome por un momento y en menos de un segundo se escucho un bocinazo que sobresalto a todos. Enseguida Miguel se echo a reír, cayéndose hacia atrás sobre el sillón y por mas que lo intente no pude sofocar una sonrisa seguida de una tenue risa. Acto seguido, Alex me echo una mirada totalmente envenenada y eso basto para que me tense de nuevo y deje de reír.

_ Esta bien, quizás sea divertido tenerte aquí –dijo Miguel aun riendo

_ Es una bruja, no una mascota –dijo Alex

_ Pero es buena. Y sus ojos me dan gracia cuando se ponen raros –dijo Miguel- No puedes negarme que eso no fue divertido. Imagínate que justo hubiera entrado un auto y se encontrara a Raphael tirado en el suelo.

_ Seria demasiada suerte –dijo Daniel

_ No nos conviene perder a Raphael, sin él no habría quien controlara la balanza –dijo Alex y sonrió en mi dirección- Ese truquito tuyo habrá bastado para despertarlo. Espero que sepas que decir aunque ya te aviso que si quedas culpable te mato.

_ No puedes –dije

_ Tienes razón, que los demás te maten –dijo sin darle demasiada importancia- Aunque también te podría dar al Consejo, o entregarte a los tuyos. Tú decides cual prefieres.

_ Preferiría que no me hicieran un juicio solo por ser bruja –dije- Es de lo mas absurdo que he oído.

_ Entonces te resumo la situación. O te sometes a juicio y tienes una muy mínima posibilidad de quedar inocente y con vida. O te matamos ahora mismo –dijo Alex

_ Prácticamente me estas dando a elegir entre morir ahora o morir en unos minutos –dije- No es demasiado justo de tu parte.

_ No tienes de que preocuparte –dijo Miguel sonriéndome- Tienes mi voto a favor.

_ Tu voto no cuenta si el de los demás es en contra –dijo Daniel

_ Además los votos que más cuentan son los de Alex y Raphael, si los dos votan en contra ella ya tiene el juicio perdido –dijo Gabriel- La única posibilidad que tiene seria que uno votara a favor.

_ Entonces será mejor que empieces a pensar en como convencer a Raphael por que no tienes mi voto –dijo Alex sonriendo y nuevamente se escucho el ruido de la puerta- ¡Ah, Raphael! Lamento haberte dejado ahí tirado pero no se me da mucho por cargar a la gente, ya sabes...

_ Tú, cállate –dijo Raphael y me di cuenta de que se frotaba enérgicamente una herida que tenia justo encima de la ceja- Y será mejor que alguien se encargue de ella cuanto antes por que sino seré yo quien lo haga.

_ A pesar de que me golpeaste hoy me siento de buen humor Raphael –dijo Alex- Hazle uno de tus juicios, seguro que tu balanza ya debe de estar cansada de empolvarse cada vez mas.

_ Esto será divertido –dijo Raphael sonriéndome maliciosamente

Trate de no mirarlo y clave mi vista en el suelo. Al menos ahora él portaba una camisa y una chaqueta, debía de haberse dejado la ropa en el auto o algo así. En menos de un segundo Raphael apoyo frente a mi, sobre la mesa, una brillante balanza de color plata. La mire durante unos segundos, era hermosa, con dos platillos perfectamente colgando y un pie circular a rayas. En el pie, había grabada dos alas abiertas que brillaron ante el destello de la luz.

_ Es todo muy simple –resumió Alex- Un platillo eres tu, el otro, nosotros. Si consigues que los dos platillos estén en perfecto equilibrio, entonces eres inocente. De otro modo, ya sabes lo que te espera.

_ En pie –dijo Raphael tirándome del codo y me miro seriamente- Necesito que me des el objeto más personal que tengas a mano.

Vacile durante unos segundos antes de quitarme mi collar y dárselo. Él apoyo la delicada cadena con su sol sobre un platillo y luego los cinco se reunieron de pie alrededor de la mesa. Gabriel suspiro, buscando en su bolsillo y sacando las llaves de su auto que tenían por llavero las dos alas plateadas abiertas, las depositó sobre el otro platillo. Raphael tomo su prendedor con la misma insignia y también lo deposito sobre el platillo. Miguel levanto apenas su camisa, tomando la hebilla de su cinturón que resultaban ser las dos alas y también dejándolas. Daniel rebusco en su bolsillo hasta dar con lo que parecía ser un peine y también lo dejo. Los cuatro objetos plateados, todos con la misma insignia de las dos alas abiertas, estaban sobre un platillo mientras que mi collar estaba sobre el otro. A diferencia de cualquier ley de física que existiera, era el platillo que contenía mi collar el que estaba mas abajo y no podía evitar temer por aquello.

_ Alex... –dijo Raphael, impacientándose

Alex suspiro, sacándose su collar y dejándolo sobre el platillo. Me estremecí durante unos segundos, dejándome caer nuevamente sobre el sillón y sin poder quitar mi vista de la balanza. ¿Y ahora que haría? ¿Cómo hacer para emparejar semejante diferencia entre un platillo y el otro?

_ Esta balanza es uno de los tres elementos sagrados que nos pertenecen –dijo Raphael- y es mía por lo que mi voto es el que mas cuenta además del de Alex por ser el líder. Mientras tu platillo este abajo, eres culpable. Tienes que contar todo lo que creas que sea necesario para emparejar los platillos aunque te advirtió que estos no lo harán sin nuestra ayuda por lo que también tienes que convencernos a nosotros. No puedes mentir por que lo sabré y por más excusas que des, si el tiempo termina y los platillos no están equilibrados, eres culpable y yo mismo te matare.

_ ¿Y como sé cuanto tiempo tengo? –pregunte

_ Cuando termines de contar todo lo que quieres decir, ahí termina el juicio –dijo Raphael- Será mejor que logres convencernos al menos a mi o a Alex por que sino te advierto que no tendrás ninguna oportunidad. Aun si ellos tres están a favor tuyo, nuestros votos en contra valen mucho más. Yo que tu, empiezo ya a hablar.

Clave la vista en el piso, si tenia que hablar no quería hacerlo con las miradas de ellos cinco clavadas en mi y mucho menos con la vista de la desequilibrada balanza. Tendría que decirlo todo, todo si deseaba tener al menos una oportunidad de salir con vida de esta. Y aun así, si no lograba convencer al menos a Raphael o a Alex de que no merecía morir, nada de esto valdría la pena. Suspire. Todo lo que me había sucedido en la vida, todo el problema en el que me había metido, y se lo iba a contar a cinco ángeles que deseaban matarme. Definitivamente esto era cualquier cosa.

_ Vengo de una familia de brujos –dije- Mi mama, mi papa, mis tíos, mi primo, mi hermana, todos son brujos y ninguno sirve a Lucifer. Mi hermana, Diana, es tres años mayor que yo o eso creo. No lo sé muy bien, su don es mostrar lo que ella quiera que vean por lo tanto se puede mostrar con la apariencia que desea y la edad que desea. Ella siempre fue... mala, en especial conmigo. A mis padres no les gustaba eso y trataron de corregirlo pero sin resultados. Diana era malvada, utilizaba a los humanos para su bien y les hacia todo tipo de cosas horribles y ella salía ilesa gracias a que luego les aplicaba un hechizo del olvido y listo, nadie sabia que ella había sido. Cuando yo tenia trece años ella empezó a salir con un brujo que andaba por la ciudad por cuestiones de trabajo –dije y sonreí tristemente por lo que era el “trabajo”- Él era Nicholas Devang y en ese tiempo seguía siendo bueno, no lo que es ahora. Nicholas realmente nunca quiso servirle a Lucifer pero por una de las injusticias de la vida termino haciéndolo. Lo que a él mas le importaba era su alma, y para cuidarla y mantenerla lejos del alcanza de Lucifer hizo un trato con Él. El trato era simple, Nicholas le traía servidores nuevos a Lucifer y a cambio conservaba su alma y era libre. Él estaba en Boston cuando se cruzo con mi hermana. Ella salía todas las tardes para encontrarse con él y finalmente un día ni se molesto en volver. Diana tendía a hacer ese tipo de cosas, irse y aparecer días después. Fue cuestión de semanas para que él le diera una invitación al Bella Vista y ella se fuera. Fue genial estar todo ese año sin ella, no voy a negarlo, yo la odio –admití sonriendo- Realmente fue molesto cuando ella volvió al año siguiente para pasar unas semanas de vacaciones en casa. De hecho, llego de improvisto y sin avisar, como acostumbraba hacer. Es por eso que solamente estaba yo en casa y mis padres habían salido. Ya estaba más que acostumbrada a ver a mi hermana metiendo chicos en la casa a escondidas de mis padres pero esa vez fue diferente. Supongo que fue por que el truquito a Diana le había salido al revés –dije y reí tontamente- Ella al principio se había presentado a Nicholas portando mi imagen, ya en el Bella Vista le había mostrado su verdadera imagen. Supongo que mi hermana debió de haberlo pensado dos veces antes de entrar con él en la casa y encontrarse conmigo. Él dejo a Diana por mí y también me dio una invitación para el Bella Vista. Fueron cerca de dos años los que estuve en el Bella Vista. Saben, es una escuela para brujos, perfectamente oculta bajo esa excusa de que solo se puede entrar con invitación. Pero los humanos entran ahí, los que están dispuestos a jurarle lealtad a Lucifer. Los humanos que entran al Bella Vista son iniciados el mismo día de su ingreso, los brujos no, pasa tiempo antes de que sean iniciados. El lugar era fantástico, en ese momento creía que no podía estar en mejor lugar y viví durante dos años en ese cuento de fantasías. Nicholas me explico lo que en realidad sucedía ahí dentro, que esa escuela estaba bajo el dominio de Lucifer y que todos aquellos eran sus servidores. Me dijo que él también, me explico su situación y por que me había llevado ahí pero me dijo que mientras no le jurara lealtad a Lucifer yo estaría a salvo y mi alma también. Él hizo todo lo posible por que yo no fuera iniciada, retrasando eso a cada rato que era citado para hablar de mi, pero en un momento no se pudo evitar mas –suspire tristemente y sentí como mis ojos se llenaban de lagrimas- La noche anterior a mi iniciación tenia miedo, hubiera llorado de haber podido hacerlo en ese momento. No quería hacerlo, no quería perder mi alma y jurarle lealtad a Lucifer, pero no había ningún modo de que pudiera escapar. Él me dijo que jamás permitiría que algo me pasara, que no me obligaría a hacer algo que no quisiera y que yo no perdería mi alma. Lamentablemente él cumplió con su promesa cuando dijo que me protegería hasta con su propia alma. En la iniciación yo estaba totalmente aterrada, quería salir corriendo y sin embargo no podía. Estaba rodeada de todos los brujos del Instituto en medio del bosque y el director del Bella Vista que es un tipo poseído por Lucifer, de hecho, es Lucifer, me tenía hechizada para que no pudiera irme. Logre calmarme y recobrar mi seguridad mientras él daba todo un discurso y cuando él finalmente me pregunto si aceptaba servirle a Lucifer, respondí firmemente que me negaba a hacerlo. Eso no le agrado totalmente y mucho menos cuando logre romper su hechizo y moverme. Quiso atacarme, se lanzo sobre mí, pero Nicholas se interpuso en el camino y lo ataco, defendiéndome. Ahí se rompió el trato que ellos dos tenían. Lucifer le quito su alma, se la corrompió volviéndola totalmente oscura y Nicholas paso a estar bajo su control. Perdió todo lo que tanto había cuidado todos esos años, su alma y su libertad, y todo por defenderme, por que yo no perdiera la mía. Y aun así no sirvió de nada por que en cuanto intente huir todos los brujos fueron tras de mi. Aun sigo sin saber exactamente que paso en ese momento, mis recuerdos no son muy claros –dije llevándome ambas manos a la cabeza y haciendo una mueca ante lo vivido- Solo recuerdo que yo estaba desesperada por irme, que no podía dejar de sufrir por lo que le había pasado a Nicholas y que tenia a todos los brujos tirándoseme encima para atraparme. Solo sé que estaba aterrada y que a todo a quien tocaba gritaba terriblemente y se alejaba de mí. Finalmente alguien me dejo inconsciente y desperté en una celda, esposada a la pared. Estuve meses encarcelada ahí mientras ellos me torturaban y me hacían cualquier cosa con tal de que aceptara servirles y en ningún momento cedí. Me hacían cortes constantemente, me cortaron el cabello. Me robaron mi aspecto, mi color y hasta mi temperatura. Por eso soy tan pálida y fría, por que ellos me robaron todo solo por que me negaba a servirle a Lucifer. Lo mas torturante era cuando venían Diana o Nick a tratar de convencerme. Apenas si me alimentaban lo suficiente para mantenerme con vida pero siempre estaba débil y de ese modo no podía hacer magia ni usar mis poderes. Finalmente, una noche que entro un brujo a traerme la comida, me abalance y lo toque. Él también grito, grito terriblemente y vi imágenes en mi cabeza y tuve sentimientos horribles, el brujo grito hasta que quedo inconsciente en el suelo. Estoy segura de haberlo matado ya que cuando lo toque de nuevo no tenía pulso. Le robe las llaves y pude liberarme. Corrí por los pasillos, aprovechando que no había nadie por que era lo que ellos llamaban “la hora oscura” y logre salir afuera. Una vez en el exterior corrí lo más rápido que pude sin dejar de temer por que se hubieran dado cuenta de que había escapado. Los límites del Bella Vista son en realidad portales, es por eso que nadie sabe la ubicación exacta de este y solo se puede llegar por medio de un hechizo de transporte. Corrí al límite mas cercano, siguiendo un camino empedrado que terminaba en un arco y escuche como las voces se levantaban. Ya habían notado mi escape y salte para poder cruzar el límite. Ese, definitivamente, fue el momento mas confuso de mi vida y en el que aun sigo sin comprender que paso. Me golpee con algo y quede inconsciente. Estaba en medio de una gran oscuridad, lo extraño era que yo estaba perfectamente bien, de nuevo con mi aspecto, sin ninguna herida o nada que mostrara evidencia de lo que había vivido. Y luego hubo una ráfaga de viento que se llevo todo color, calidez y temperatura de mi. Y de pronto, de pronto podía llorar. Estaba llorando por todo lo que me había pasado, hasta me deje caer al suelo para continuar llorando y entonces encontré un gran libro. Lo abrí, tenía una página marcada por un par de guantes negros de cuero y al instante quise cerrarlo. Era un libro de brujos, escrito en un antiguo idioma de brujos del que apenas entiendo algunas palabras y en ese momento yo negaba lo que era, no quería tener nada más que ver con los brujos luego de lo que me había sucedido. Pero fue una frase la que llamo mi atención, aun la recuerdo perfectamente. “Un miedo, un deseo; elige sabiamente que y a quien”. Y entonces lo comprendí, ese era mi don y afectaba directamente sobre el recuerdo de las personas. Les podía hacer revivir desde su mejor recuerdo hasta su peor intensificándoles las sensaciones y para colmo yo sentía lo mismo que a quien tocara. Decidí que si había podido escapar era por que tenia una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. Desperté en la casa de un amigo junto con mi primo y por más extraño que parezca aun conservaba aquel libro y los guantes. Ellos dos ya habían ideado un plan para ayudarme y lo pusimos en marcha cuanto antes. El don de mi primo es poder copiar a una persona perfectamente, por eso tomo mi imagen y nos despedimos en la Terminal de autobuses. Ellos dos partieron hacia el oeste con una carnada falsa mientras yo vine a vivir aquí. Tuve que tomar un avión y un tren, donde encontré a Gabriel y Raphael. Por cierto, siento lo de dejarlos encerrados en el vagón pero ustedes dos me intimidaron. Entiendan que yo estaba totalmente aterrada luego de todo lo que me había pasado y lo único que quería era huir y poder estar a salvo. Me mude a la casa de Cato, lo único que tenia en mente cuando lo hacia era que este era un pueblo alejado de todo y además Cato era un periodista, podría saber cuando algo raro anduviera pasando por el área y tendría el suficiente tiempo para huir. Además, él era el mejor amigo de mi papa y me llevaba muy bien con él. La primera noche que estuve aquí Derek me llamo diciendo que todo había salido perfectamente y que ellos habían seguido la pista falsa hasta el oeste. Lamentablemente, fue peor que una puñalada saber quienes me perseguían exactamente –dije y reí tristemente- No me parece extraño que, de todos los brujos que hay y que sirven a Lucifer, justamente hayan enviado a Nick y a Diana tras de mi pensando que ellos son los dos que mejor me conocen. Están encargados de encontrarme y llevarme de vuelta. Pero por suerte Derek fue realmente inteligente al hacer su plan y logro llevarlos con una pista falsa hasta Europa. Y yo estoy aquí, técnicamente a salvo de ellos y además se defenderme perfectamente. Solamente tengo problemas si me junto con uno de la Secta, están todos buscándome y hay una recompensa por mí. Pero supongo que ya no tendrán que seguir buscándome por que ustedes tienen la intención de matarme. Y por más loco que suene, prefiero eso antes de que ellos me atrapen y me vuelvan a encarcelar, al menos moriría estando feliz conmigo misma. Mi error fue haber tocado a Alex por accidente, por cierto, lamento eso, de verdad no fue mi intención –dije mirándolo rápidamente de soslayo y luego volví a clavar mi vista en el suelo- Aun no logro controlar esa parte de mi don. Yo tenía miedo de tocarte y por eso paso lo que pasó pero de verdad nunca fue mi intención hacerte algo malo. Pero realmente no he hecho nada malo mientras he estado aquí, ustedes lo habrían notado de ser así. Casi no he utilizado mi magia y realmente no hago hechizos para mal y no los hago sobre personas para controlarlos. No me gusta usar magia sobre los demás a menos que no tenga otra alternativa. Son los brujos negros quienes hacen hechizos sobre los demás, yo no los hago, quiero ser buena por más que esté maldita desde ya por ser bruja. Pero... a fin y a cabo esto no importa, después de todo ustedes ya tenían su decisión tomada antes de que empezara a hablar. Si me van a matar... al menos que sea rápido.

Una lágrima rodó por mi mejilla, cayendo hasta dar con el suelo. Me limpie con una mano los ojos, sin atreverme a levantar la vista para ver como estaría la balanza. Recordé en ese momento las palabras de Constantine, “No sentirá nada Katherin, se lo prometo.” Ojala tuviera esa suerte. Sonreí tristemente, al menos moriría en manos de ángeles, era una muerte mejor que en manos de brujos. Solamente me preguntaba cual seria la reacción de los demás al saber lo que me había sucedido.

Alguno de ellos cinco mascullo una maldición por lo bajo y entonces Miguel puso suavemente una mano bajo mi barbilla, levantándome apenas el rostro para que pudiera ver la balanza. Quede totalmente alucinada al ver los dos platillos en perfecto equilibrio y sin poder asimilar los hechos. Entonces lo comprendí y una gran sonrisa se dibujo en mi rostro.

_ Dije que eras buena –dijo Miguel y me sonrió dulcemente- Eres inocente.

Apenas si logre contener la alegría que me invadía, no podía creerlo. Me resultaba imposible dejar de mirar a los dos platillos perfectamente alineados y solo podía ver como Miguel, que estaba sentado a un lado mío en el sillón, me sonreía amablemente. Raphael se agacho, mirando meticulosamente ambos platillos y buscando el más mínimo desequilibrio. Se me formo un nudo en la garganta y nuevamente estuve tensa, entonces Gabriel suspiro.

_ Raphael, están perfectamente alineados, no encontraras nada –dijo él

_ No, no lo están, no pueden estarlo –dijo Raphael- Nunca antes alguien había ganado uno de mis juicios y ella es una bruja, no puede ser posible.

_ Acéptalo Raphael, siempre hay una primera vez para todo –dijo Alex partiendo de su lugar

_ ¡Por que tú votaste a favor de ella! –exclamo él totalmente furioso y poniéndose en pie

_ Mi opinión respecto a ella sigue siendo la misma –dijo Alex seriamente- La quiero ver muerta, no me importa si lo que dijo es verdad o no, es una bruja y mi voto fue negativo. Por lo que fuiste tu quien voto a favor de ella y creíste que tu voto no se notaria si el de los demás era negativo. Sigue buscando un desequilibrio a tu balanza, no lo encontraras.

_ Si es por mí la mato ahora –dijo Raphael

_ Las reglas son las reglas y ella es inocente –intervino rápidamente Miguel- No puedes hacerle daño ni matarla. De hecho, ni deberías estar cuestionando el resultado de tu propio juicio.

_ ¿Entonces puedo irme? –pregunte y Alex rió

_ No te vas de aquí hasta que decidamos que vamos a hacer contigo –dijo él

_ No puedes obligar a quedarme aquí –proteste- Es de noche, tengo que volver antes de que Cato empiece a preocuparse.

_ Mañana decidiré que hacer contigo, ahora tengo hambre –dijo Alex tranquilamente cruzando los brazos tras su cabeza y desapareciendo tras el umbral de una puerta

_ No me puede obligar a quedar –refunfuñe cruzándome de brazos

_ De hecho si puede –dijo Gabriel- Si te vas, quedas como culpable por no cumplir con la ley del Consejo y entonces podemos matarte.

_ ¿Y que hay de Cato? –Dije- Él se preguntara en donde estoy.

_ Daniel, encárgate del humano –ordeno Raphael

En un segundo Daniel saco de su bolsillo un aparato plateado que era su celular y marco un número. Se lo llevo al oído y tocio. La próxima vez que hablo su voz ya no era la misma, sino que era mas grave, pareciéndose más a la de un viejo empresario que a la de un adolescente.

_ Hola, señor Chusseps, habla el supervisor Gales. ¿El agente Stuart sigue en la oficina? –Pregunto y aguardo unos segundos- Perfecto por que debe quedarse el resto de la noche trabajando en el caso 0362. Dígale que es una orden que debe cumplir sin excusas y que perdone por las molestias. Por cierto, páguele el triple las horas extras.

En ese momento colgó, hundiéndose de hombros con indiferencia como si no le importara lo que acababa de hacer. Luego simplemente partió, haciendo el mismo camino que había hecho Alex y seguido de Raphael.

_ Ustedes cinco son peor que los de la Secta, tienen todo controlado –dije

_ No todo –dijo Gabriel- Daniel es excelente imitando voces y los de la empresa periodística nunca confirman si la orden es cierta o no. Al menos tu tutor recibirá más dinero de lo normal por las horas extras.

_ Aun así, no puede hacer que se quede toda una noche trabajando en la oficina solo para tenerme retenida aquí –dije

_ Míralo de este modo, al menos pasaste el juicio de Raphael y eres inocente –dijo él sonriéndome y rápidamente se borro esa sonrisa de su hermoso rostro, siendo reemplaza por la tristeza- Lamento todo por lo que pasaste pero soy un ángel y como tal no puedo confiar en una bruja. No has tenido una vida muy bonita últimamente. Entiendo y comparto tu dolor, pero debes entender que no es tan fácil para nosotros. Es como si de pronto metieras a un gato entre cinco perros. Realmente no somos malos, solo danos tiempo para asimilar las cosas. Y no le tengas tanto odio a Alex, la situación para él es más difícil de lo que aparenta.

_ No lo odio, me molesta que sea así conmigo solo por que sea una bruja –admití

_ Tenle paciencia. Ya bastantes problemas tiene con el Consejo y con Raphael, y tu no eres precisamente un problema menor –dijo Gabriel

_ Bueno, basta, ya me canse de tanta charla sobre esto –dijo Miguel recostándose sobre el sillón- Acaba de pasar un juicio, dudo que lo que mas quiera es tener mas peso encima. Habría que buscarle cosas si va a pasar la noche aquí y estaría bien darle algo de comer. ¿Qué quedo de anoche?

_ Veré si hay algo para que pueda comer –dijo Gabriel haciendo una mueca- A estas alturas no se si pensar que ya se habrán comido todo o se negaran a darme comida sabiendo que es para ella. Tú fíjate entre las cosas que hay arriba a ver si hay algo que ella pueda usar.

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