Capitulo 19: Final y comienzo


.

El frío viento de invierno jugaba con mis cabellos mientras caminaba por el bosque. Diana cayó a mi lado en un segundo, totalmente en pie y comenzó a seguirme. Tenía las manos en los bolsillos de mi cazadora, mi vista clavada solamente en el movimiento de mis pies uno delante del otro. Una traicionera lágrima rodó por mi mejilla y cayo hasta dar con el suelo.

_ Entonces te vas –dijo Diana

_ Ya puedes comenzar a festejar, me iré y te dejare todo el pueblo para ti sola –dije mientras continuaba caminando

_ Lastima, tendré que buscarme otra victima a la cual molestar –dijo ella- Sabes una cosa, no tienes buena pinta.

_ Acabo de reaccionar sobre el hecho que perdí cualquier cosa que hubiera tenido aquí, termine con mi novio y me están echando de este pueblo bajo amenaza de muerte. ¿Y pretendes que tenga buena pinta? –pregunte molesta y ella se hundió de hombros

_ Supongo –dijo Diana- Pero no digas que yo no te lo advertí. Destrúyeles el corazón a los hombres antes de que estos puedan destruírtelo a ti. Seguro que a él ya ni le importa tu existencia mientras tú andas tratando en vano de que tu corazón no se haga añicos.

_ Cállate –susurre, mis ojos estaban llenos de lagrimas

_ Simplemente es una realidad –dijo ella- Tu corazón ya esta partido, simplemente tratas de mantenerlo unido por mas que sabes que no resistirás mucho mas. En cualquier momento los pedazos caerán al suelo y alguien tendrá que ocuparse de juntarlos.

_ Por favor Diana, no sigas –dije

_ No veo por que callar cuando yo tenia razón y tu estabas mal, solo admítelo –dijo ella- No se ni por que te habrás enamorado de ese ángel. Aun así, me sorprende que lo hayas engañado con otro, no estaba al tanto.

_ Yo no lo engañe –dije

_ Llámale como quieras pero besarte con otro hombre, ya estando en relación con uno, es engañarlo –dijo ella

_ No pude evitarlo –dije y cerré las manos en puños para contenerme- Ojala pudiera volver el tiempo atrás y evitar que pasara.

_ Si realmente quisieras evitar que pasara entonces no lo hubieras hecho –dijo ella seriamente

No me moleste en responderle. ¿Para que discutir con Diana cuando ella ya había dado su sentencia final? Continué caminando mientras ella me seguía, preguntándome si acaso ella sabia lo que había hecho su señor conmigo o no. Daba igual, sinceramente no me importaba su ignorancia o no. Después de todo, ya nada me importaba realmente. Otra lágrima traicionera rodó por mi mejilla. No importaba lo que él creyera, no importaba lo que nos hubiéramos dicho, yo realmente lo amaba y ahora no tenía más que este terrible dolor en el pecho como recuerdo. Quizás Diana tenia razón, quizás no pudiera mantener unidos los pedazos en que estaba partido mi corazón por mucho mas tiempo y tarde o temprano estos terminarían por caer al suelo. ¿Por qué estaba tan destrozada? ¿Por qué me dolía tanto un adiós? Él no me había querido mas que por lastima y me había dicho que no deseaba volver a verme. ¿Entonces por que yo lloraba por él cuando seguramente él ya se había olvidado de mí? Una decisión y un ángel olvidaba cualquier sentimiento que hubiera tenido, Will ya me había demostrado que tan fácil podía ser aquello.

_ Es extraño como una simple acción desencadena tantas consecuencias –dijo Diana, me detuve y la mire

_ ¿A que te refieres? –pregunte y ella sonrió maliciosamente

_ Siempre he envidiado a aquellas personas que pueden determinar lo que va a suceder –dijo ella- Es increíble como un simple movimiento causa un efecto domino. Una simple decisión puede causar una gran separación, una negación causa una gran persecución, y la liberación de un prisionero provoca esto.

_ ¡Maldita! –exclame

La mire con odio al comprenderlo. Apreté los dientes, deseando más que nada abalanzármele encima y ahorcarla. ¡Todo esto era culpa de ella! ¡De él! ¡De ellos! Los maldije a ambos, los odie mas que nada. ¿Entonces todo esto simplemente había sido planeado por el encapuchado? Casi podía imaginármelo sonriendo triunfal ante su victoria y deleitándose de mi mal. La sonrisa de Diana solo se ensancho al ver el profundo odio en mi mirada y ella no hizo más que reír.

_ ¿De que te enojas hermanita? –Pregunto ella en un tono burlón- No hemos hecho nada malo, nosotros no fuimos quienes hicimos que tus amigos desconfiaran de ti y creyeran en las palabras de otro. Esa fuiste tu solita con todas tus mentiras y engaños.

_ Espero tengas una buena razón para no matarte aquí mismo –dije y ella sonrió

_ La tengo –dijo ella- No tienes poderes.

_ Te odio –dije y ella rió

_ Yo también hermanita –dijo Diana y en un segundo desenvaino ambas dagas- Pero te recuerdo que no estas en posición para decir nada a menos que quieras disgustarme.

_ Ya firmaste tú misma tu sentencia, me vengare por esto –dije

_ Adelante Katherin, inténtalo –dijo ella incitándome- Ya no tienes ningún poder.

_ Te equivocas –dije y sonreí maliciosamente- Quizás la bruja dentro de mi se quedo sin poderes pero te puedo asegurar que mi otra parte sigue perfectamente entera.

De un rápido movimiento saque el arma del bolsillo interno de mi cazadora y le apunte. La situación pareció cambiar totalmente en menos de un segundo. Una daga golpeo mi arma desviando el disparo con el que deseaba herirle. Ella estuvo frente a mí, sosteniendo ambas dagas cruzadas y apresando mi cuello. Gimió al sentir el frío de mi arma cuando la apoye sobre su cuello de modo que un simple movimiento de dedo acabaría con su vida. Sonreí tristemente a pesar de la situación. Ella merecía morir, todo este tiempo me había hecho cosas terribles y yo como una tonta la había perdonado. No más. Ella me había arrebatado todo, merecía morir. Diana estaba totalmente pálida, por primera vez había realmente temor en su rostro. Mi sonrisa solo se ensancho, ella sabia que yo seria mas rápida en acabar con su vida.

_ Katherin... –susurro ella, el miedo apenas si le permitía hablar- Por favor no... Kathy...

_ Toda mi vida me has causado mal, toda mi vida me has arrebatado todo lo que me gustaba, toda mi vida he sido victima de tus actos –dije, mi dedo tomo con mas firmeza el gatillo- Y ahora, cuando por fin había encontrado algo que realmente me hacia feliz, plenamente feliz. También me lo has arrebatado.

_ Katherin... por favor no lo hagas, te arrepentirás –dijo ella de un modo casi suplicante- Tu no eres así, no tienes por que hacerlo.

_ No, tienes razón, yo no soy así –dije- Pero son ustedes los que no me dejan otra opción.

De un rápido movimiento de mi pie hice que cayera de espaldas, liberando así mi cuello y soltando ambas dagas. Estuve a un lado suyo, apuntándole directamente al corazón mientras ella me miraba aterrorizada desde donde yacía en el suelo. Estaba totalmente pálida, hasta hubiera jurado que estaba temblando de pavor. Sus ojos me suplicaban que no lo hiciera, tome el arma con más firmeza.

_ Por favor no lo hagas –repitió

_ ¿Acaso temes morir? –pregunte y sonreí maliciosamente- Tranquila, la muerte no es tan mala como dicen.

_ Katherin, por favor –repitió

_ Eres la misma maldita que se aprovecho de mí toda la vida, la misma que me encerró y me torturo junto con los demás brujos. Me robaste mi color, mi temperatura, hasta mi cabello. Quisiste matarme, a mi y a mis amigos. Jugaste con ellos y con mi novio, lo intentaste matar y casi lo logras. También intentaste matar a Nicholas. Te burlaste de mi y de todos los demás, jugaste con todos los que estuvieron a tu alrededor. Eres una vergüenza para nuestros padres. ¿Tienes idea de que es esto? Un instrumento sagrado, me fue entregado hace unos días y yo soy su dueña ahora. Es la misma arma que hirió a tu señor y lamentablemente no lo mato. Ahora yo me pregunto: ¿Por qué debería ser buena y dejarte con vida cuando no me has causado más que desgracias? Yo lo amaba a Alexander, lo amaba como jamás ame a nadie. Ahora, gracias a ti y tu maldito señor también perdí aquello. ¿Por qué crees que no querría matarte? –pregunte, una cruel sonrisa estaba presente en mi rostro- Eres una miserable, no mereces ningún otro fin. Pero para tu suerte, no me rebajare a tu nivel, no caeré tan bajo como tu has caído.

Deje de apuntarle y me di vuelta. Mi mano cayo a un lado, aun sosteniendo el arma mientras me alejaba. No valía la pena matarla, no desperdiciaría mi tiempo en una miserable como ella. La escuche levantarse y me di vuelta rápidamente, sofocando un grito al ver que ella se abalanzaba sobre mi. Una flecha corto el aire y le atravesó el hombro, volviendo a causar que Diana cayera. Levante la vista, totalmente sorprendida de ver a Jude parado en la rama de un árbol, ya teniendo otra flecha preparada en su arco.

_ No llamas, no respondes los mensajes, no sabemos nada de ti desde hace días –dijo Will apareciendo frente a mi

_ Espero tengas una excelente excusa –dijo Jude saltando desde su lugar y aterrizando a mi lado, aun teniendo la mira en mi hermana

_ ¿Qué hacen ustedes aquí? –pregunte atónita

_ Te vinimos a buscar antes de que desaparezcas al igual que Edgar Folleman y Angelina Miriam –dijo Sam apareciendo junto con Lupe

_ ¿Qué? –exclame perpleja

_ Han desaparecido hace unas semanas –dijo Jude aun apuntando a Diana quien se estaba poniendo en pie- Hemos perdido repentinamente todo contacto con ellos. Temíamos que hubiera pasado lo mismo contigo.

_ Al parecer hemos llegado en el momento justo –dijo Will- ¿Puedo saber quien es ella antes de acabar con su vida?

_ Es mi hermana –dije

Los cuatro se quedaron totalmente perplejos. Cinco, Jeremiah había aparecido repentinamente y sin que nadie lo notara como acostumbraba hacer. La flecha de Jude vacilo aun en el arco pero aun así él no dejo de apuntar. Diana rió de un modo sombrío y casi perturbador mientras se ponía correctamente en pie y se sacaba la flecha que tenia incrustada en su hombro. Ella recupero ambas dagas y desafió a todos con la mirada.

_ No podemos matarla –susurro Lupe aun pasmada- Es la hija de...

_ ¡Ya sé de quien es la hija! –Exclamo Will molesto- ¡Maldición!

_ ¿Qué sucede servidores de Solcius? –Pregunto ella- ¿No se atreven a matarme?

_ ¡Claro que nos atrevemos a matarte! –Dijo Will y apretó los dientes- El problema es que aquello va contra las reglas.

_ Déjalo Will, no hay ninguna gloria en matarla –dije y la fulmine con la mirada- No vale la pena ni ensuciar un arma con su sangre.

_ Así que realmente hay una parte malvada dentro de ti –dijo Diana mirándome y sonreí- Realmente no me imaginaba que era verdad. Tampoco creía que fueras tan despechada.

_ Despechada no, realista –dije sonriendo- Eres lo peor que ha pisado esta tierra, no vuelvas a esperar algún tipo de ayuda de mi parte, no la tendrás nunca mas. De ahora en adelante, me tiene totalmente sin cuidado lo que te suceda. Ya no me importa si mueres algún día o no. Ahora, devuélveme mi daga.

_Como tu digas hermanita –dijo ella sonriendo maliciosamente

Diana tomo mi daga y me la mostró. Dio un paso como si fuera a acercarse para entregármela, pero se detuvo y me la lanzo. La daga se incrusto en mi hombro, justo donde comenzaba la curvatura de mi cuello. Me quede sin aire, gemí y me doble sobre mi misma. La daga totalmente manchada de sangre cayó al suelo junto con algunas gotas más. Me lleve una mano a la herida, tratando de contener la sangre que no dejaba de brotar y caer al suelo. La reacción de Diana fue casi automática, reír mientras los demás se mostraban totalmente preocupados.

_ ¡Sam! –exclamo Lupe

Levante la vista, viendo como el vampiro había perdido todo control. Sus ojos estaban llenos de deseo, sus colmillos sobresalían de sus labios. No me sorprendía, sabia que tanta sangre mía lo haría perder cualquier control. Él se abalanzo sobre mí pero Will lo detuvo. Jude bajo su flecha y acomodo su arco en la espalda antes de sostenerme. Cerré los ojos, respire hondo y trate de concentrarme, la situación ya había perdido cualquier control.

_ Necesitamos salir de aquí –dije

_ No les será tan fácil –dijo Diana sonriendo y empuñando su daga

Mire para todos lados, tratando de pensar mientras la sangre seguía saliendo del terrible corte que Diana me había hecho. Lupe y Will se las estaban arreglando como podían para controlar a Sam, desesperado por mi sangre. Necesitaba pensar rápido en algo, necesitaba aclarar mi mente. Cerré los ojos y en segundos tuve la solución. Abrí los ojos repentinamente, mirando a todos, ya sabia lo que debía hacer.

_ ¡Lupe, mantén bajo control a Sam! ¡Jeremiah, ocúpate de mi hermana! ¡Will, procura ayudar a quien lo necesite! –ordene y los tres asintieron, perdí las pocas fuerzas que me quedaban- Jude, sácanos de aquí.

Jude asintió al instante mientras me sostenía para que permaneciera en pie. Lupe logro retener a Sam perfectamente como debía ser, sabia que un licántropo podía con un vampiro. Jeremiah estuvo frente a mi hermana y en un segundo raíces salieron del suelo y le capturaron totalmente los pies. Ella intento liberarse en vano, sin lograr nada. Las raíces continuaron enrollándose alrededor de sus pies hasta comenzar a subir por sus tobillos mientras ella se retorcía intentando liberarse. Will se junto con nosotros y luego Jeremiah. Lupe, aun sosteniendo a Sam con sus manos detrás de su espalda como si se tratase de un prisionero, se acerco apenas mientras el vampiro seguía intentando liberarse y abalanzarse sobre mí. Apenas si oí las palabras que pronuncio Jude, ya me estaba costando permanecer consciente.

Cerré los ojos sin poder tenerlos mas abiertos. La próxima vez que los abrí, ya estábamos en uno de los pasillos de Solcius. Lupe seguía conteniendo a Sam y lo arrastraba por el pasillo, en dirección opuesta a nosotros. Era Will quien me estaba cargando ahora. Me retorcí en sus brazos, el dolor que sentía en el cuello me provocaba ganas de gritar pero lo evite a toda costa. Cerré los ojos fuertemente ante el dolor y me lleve una mano al cuello, sintiendo como aun seguía brotando sangre del corte. Debía detener el flujo de sangre cuanto antes, si no dejaba de perder sangre tan rápidamente terminaría por morir desangrada.

No supe exactamente en que momento termine sentada en una camilla, en un lugar que parecía ser la enfermería. Era una gran habitación de pisos lustrados que se extendía enormemente hasta concluir en un muro de grandes ventanales que daban a la arena de entrenamiento. La luz blanca apenas si se filtraba por aquellos ventanales e iluminaba tenuemente la gigantesca habitación llena de camillas vacías contra los muros. Jude estuvo en un segundo frente a mí y con un paño me limpio el cuello. No pude evitar gritar ante el dolor y él rápidamente me tapo la boca.

_ Shhh, no grites –dijo por lo bajo- Lo ultimo que nos falta es publico.

Asentí obedientemente y trate de soportar el dolor mientras él limpiaba mi herida. Dejo el paño a un lado y me quito mi camisa sin más preámbulos. Tomo una toallita húmeda y la paso hasta dejar mi piel totalmente limpia. Él se llevo ambos paños y volvió en menos de un segundo con una camisa nueva. Me la puse y abroche algunos botones, dejando los de arriba desabrochado para que él pudiera seguir tratándome.

_ Gracias –susurre débilmente

_ ¿Estas mejor? –pregunto, asentí

Alguien toco a la puerta dos veces y Jude respondió para que pudiera entrar. Will estuvo frente a mí en ese momento, con las manos en sus bolsillos y mirándome con cierta preocupación en la mirada.

_ Ten, te traje esto –dijo él sacando un chocolate de su bolsillo y entregándomelo no sin cierta vergüenza- Ya no nos quedaba mas chocolate caliente, disculpa. ¿Te sigue doliendo tanto?

_ Ya no tanto –mentí, realmente el dolor no había variado mucho- ¿Cómo se encuentra Sam?

_ Se culpa a si mismo por su falta de control, anda dolido y Lupe y Jeremiah están tratando de levantarle el animo –dijo Will- Realmente se siente muy culpable por haber querido atacarte.

_ Él no tiene la culpa de nada, ya me había dicho que mi sangre era muy tentadora para cualquier vampiro incluyéndole a él y no lo culpo por lo sucedido –dije y los mire casi de un modo suplicante- ¿Creen que pueda quedarme aquí?

_ ¿Qué? –dijeron los dos exactamente al mismo tiempo, totalmente perplejos

_ No quiero volver. Quiero quedarme aquí con ustedes, con Lupe, con Sam, con Jeremiah, con todos –dije- Lo he reconsiderado y lo cierto es que prefiero quedarme aquí. Claro, si es que puedo. Sino me buscare otro lugar donde quedarme...

_ ¿Qué? –Exclamo Jude, interrumpiéndome- No, no, no, no. Tú te quedas aquí, no te vas a ningún lado. ¿Crees que te dejaríamos tirada en la calle? No mentí cuando dije que siempre tendrías un lugar.

_ Iré ya mismo a hablar y encargarme del asunto –dijo Will, una sonrisa se abría paso lentamente en su rostro- Me ocupare de inmediato de ver como traer lo que necesites.

_ Si no me equivoco hay una habitación libre en el dormitorio azul –dijo Jude

_ Perfecto entonces –dijo Will más que feliz

Él partió de inmediato a encargarse de lo que había dicho. Me baje de la camilla y me puse en pie. Mire con curiosidad a Jude, hubiera esperado que el saltara de alegría ante mi decisión de quedarme pero él ni siquiera sonreía. Salimos de lo que, oficialmente, era la enfermería y lo seguí por el largo pasillo. Al cabo de unos minutos nos encontrábamos en un sector totalmente diferente y pude reconocer el pasillo azul al que había huido luego de mi combate con el encapuchado. Jude subió las escaleras negras y de metal debajo de las cuales alguna vez había llorado y lo seguí.

_ Este es uno de los sectores que sirve de dormitorio, recientemente algunos se han mudado al dormitorio amarillo por que pasaron a ser adultos y deseaban estar con tales. Es por eso que ahora hay varias habitaciones libres –dijo él y sonrió dulcemente- Supongo que te gustara, los de esta zona son todos de nuestra edad. Espero que los vecinos no te causen problemas.

_ Muchas gracias Jude –dije

Las paredes de aquel pasillo eran de un azul eléctrico, los pisos estaban totalmente alfombrados del mismo color pero en un tono mucho más oscuro. Las puertas resaltaban blancas sobre las fuertes paredes. Cada puerta estaba personalizada según su dueño, variando desde estar totalmente desnuda hasta estar completamente llena de todo tipo de calcomanías o adornos. Jude se detuvo frente a una que no tenia exactamente nada y la abrió. Se mantuvo a un lado y me permitió entrar primero. La habitación era pequeña, tenía el suficiente y perfecto tamaño para mí.

Permanecí observando, totalmente fascinada, a lo que seria mi nueva habitación. Las paredes eran de un intenso color rojo y se notaba claramente que ya no vivía nadie aquí, que fuera quien fuera se había mudado. Los techos eran perfectamente blancos. La puerta que llevaba al pasillo estaba en el lado izquierdo en el muro, casi pegada contra la otra pared. A la derecha, una cama permanecía en las alturas y contra la pared. Debajo de ella había un pequeño escritorio que ya estaba pensando en mover. Un placar dentro de la pared estaba puesto justo a un lado de la cama y compartía aquella pared junto con la puerta principal. Seria cuestión de días para que hiciera que esta habitación dejara de parecer tan vacía e hiciera lo que quisiera de ella. El resto del lugar estaba vacío.

Di la vuelta a la cama y me subí por la negra escalera en vertical que había a sus pies. En un segundo estuve sentada sobre ella, con mis pies colgando en el aire y sintiendo como la tristeza por lo que había pasado me invadía. Jude me miro desde abajo y de un salto se subió para sentarse a mi lado. Él paso una mano por mi espalda y me apoye contra su pecho, sintiendo la tristeza invadirme totalmente.

_ ¿Me dirás la verdad de por que decidiste mudarte? –pregunto él

_ Ya no había nada por que quedarme allí –dije

_ ¿Qué fue lo que sucedió Kat? –pregunto Jude

_ No quiero recordar –dije sintiéndome fatal

_ ¿Y tus amigas? –pregunto

_ Ellas se mudaron lejos –respondí

_ ¿Y los ángeles? –continuo

_ A ellos ya no les importo –dije

_ ¿Y Alexander? –pregunto Jude y necesite de todas mis fuerzas para responderle

_ A él ya tampoco le importo –dije- Me pelee con él y terminamos. Mejor, al menos me pude dar cuenta de quien era realmente la persona de la cual estaba enamorada.

_ ¿Quieres hablar al respecto? –Pregunto, negué con la cabeza- ¿Quieres llorar?

_ Ya no derramare ninguna lágrima mas por él –dije

Jude me abrazo y sostuvo mi cabeza contra su pecho. ¿Por qué de pronto me sentía tan vacía? Los acompasados latidos de su corazón de algún modo llenaban ese vacío interno que ahora me acechaba. Estaría mucho mejor aquí, estaba segura de aquello. Debí haberme quedado desde el primer instante en vez de haber vuelto por nada. Sonreí tristemente, al menos ya no tendría por que volver. Luego me ocuparía de que alguien fuera a buscar mis cosas a la casa de Cato y a explicarle todo. Yo no volvería mas a ese pueblo, no me importaba si lo tenía prohibido o no, era yo la que deseaba nunca mas volver.

_ Lo siento mucho Kat –susurro él

_ ¿Por qué? –pregunte y sonreí tristemente- Tu no tienes nada que ver con lo que me sucedió. Pero estoy feliz de tenerte a mi lado, tú si eres sincero.

_ ¿Kat, estás bien? –pregunto Jude y negué con la cabeza

_ No Jude, mi corazón esta partido y no se como es que los pedazos siguen estando juntos y aun no se han caído todos desparramados –dije, mi voz ya no tenia ni emoción- Pero estaré bien, lo se.

_ Sabes que aquí estoy yo para juntar los pedazos y ayudarte a volverlo a armar –dijo él y me sonrió- Lo quieras o no. Por que ya te advierto que no descansare hasta verte igual de feliz que antes o más, y créeme que puedo llegar a ser insoportable así que más te vale colaborar o te hartaras totalmente de mí.

_ Lo que tu digas Jude –dije sonriendo y él me devolvió la sonrisa

_ El primer paso será conseguirte un buen batido de fresas –dijo él- Y luego le daremos algo de vida a esta habitación. Creo que puede llegar a ser realmente genial, el color de las paredes es fantástico y podemos ir al almacén a revisar que hay por allí. Los demás abandonan muchas cosas que ya no quieren o necesitan en el almacén y uno puede ir y tomar lo que le guste. Veremos si encontramos algo que podamos traer, y sino, siempre esta el mercado negro como una opción. Pero primero lo primero, y luego podremos revisar toda la zona que es de tiendas en Solcius.

_ ¿Hay una zona de tiendas? –pregunte y Jude sonrió

_ Esto es perfectamente como una ciudad, hay cualquier cosa que se te ocurra –dijo él- Y si estas de ánimo, podremos ir a alguna de las muchas fiestas que habrá esta noche. Siempre hay al menos una. Pero primero quiero mi batido. ¿Por cierto, por que tienes un guante solo?

_ Digamos que perdí el otro –dije

_ Esa mano no esta nada bien –dijo él mirándola con preocupación- Mejor será que la tratemos cuanto antes y la vendemos con algo.

_ Y supongo que tendré que ir a visitar a mi mamá y decirle de mi mudanza en algún momento –dije poniendo los ojos en blanco

_ Aquello puede esperar unas horas, quizás unos días –dijo Jude y reí- ¿Lo ves? Ya estas riendo de nuevo. Ahora vamos por un batido, no puedes negar un batido de fresas, no a mí.

_ Por supuesto que no Jude –dije sonriendo

Ambos nos bajamos de un salto y partimos. Volvimos horas después a mi habitación, Jude trayendo un carro lleno de todo lo que habíamos tomado del almacén. Lo dio vuelta en medio de la habitación y lo desparramo todo por el suelo. Jude me ayudo a mover el blanco escritorio de debajo de la cama hasta la pared opuesta a la puerta principal. Poco a poco, él me ayudo a ordenar todo. Aquel espacio que había dejado el escritorio debajo de la cama fue reemplazado por una alfombra y un rincón lleno de almohadones. Pusimos también ahí una baja estantería que habíamos logrado encontrar que pronto seria llenada de libros. Un espejo, redondo y de aires antiguos, quedo colgado de la pared también en esa especia de cueva debajo de la cama.

Ambos nos tiramos ahí abajo sobre los almohadones y Jude tomo las dos botellas de gaseosa que había traído. Las soplo y en un segundo diminutas partículas de hielo se formaron sobre ellas, dejando las bebidas más que perfectas. Ambos quitamos las tapas de las botellas sin problema y brindamos.

_ Por nuestra vida loca –dijo Jude- Siempre perdiendo cualquier lógica cuando menos lo esperamos y cambiando continuamente.

_ Por nuestra vida loca –convine

Ambas botellas de vidrio chocaron y luego ambos tomamos. Nos dimos una hora de descanso antes de continuar con nuestras tareas. Primer tarea, encontrar algo con que tratar la herida en mi mano y vendarla. Increíblemente, Jude si tenía razón, las instalaciones de Solcius podrían ser perfectamente una ciudad. Exactamente en el nivel inferior, justo debajo de la arena de entrenamiento, se encontraba un sector que fácilmente podría pasar por un centro comercial. Él prácticamente me arrastro hasta una farmacia y enseguida una pixie nos atendió. En vano fueron sus intentos de curar la herida de mi mano, termino por rendirse y solamente vendarla. Al menos ella se había encargado de hacer desaparecer el corte de mi cuello totalmente y ahora me sentía mucho mejor. Estuvimos en el centro comercial durante un largo tiempo, revisando todo tipo de tiendas.

El sistema de dinero que había era realmente formidable. Cada servidor de Solcius tenía su propia tarjeta y a esta se le agregaba dinero por cada acción en la cual su portador contribuyese. Tanto fuera como dar algún objeto encontrado a objetos perdidos como aceptar alguna misión y cumplirla. Por supuesto, cada acción tenía diferentes pagas. Por más que insistí, Jude no me permitió hacer objeción alguna mientras él pagaba por todo.

_ ¡Llegas a ser odioso por no dejarme pagar nada! –refunfuñe mientras caminábamos y él rió

_ Tengo demasiado dinero ahorrado –dijo él mientras lucia su tarjeta en su mano- En algo tengo que gastarlo.

_ ¿Y se puede saber de donde sacas tanto dinero? –dije

_ Cada acción que haga se sabe, recientemente, me han agregado mas por haberte ido a buscar y evitar que tu hermana te hiriera –dijo él- Cada emblema es el que capta toda acción que hagas y hace que añadan la suma correspondiente a tu cuenta.

_ ¿Y yo tengo una cuenta también? –pregunte

_ Seguramente –dijo él- Vayamos al banco a ver, y de paso consigámoste una tarjeta.

Asentí mas que conforme con la idea y seguí a Jude mientras trataba de pensar respecto al asunto. Si cada emblema captaba cada acción que hacia su portador y añadía la suma correspondiente de su paga a su cuenta. ¿Entonces mi emblema también lo hacia y tenia algo de dinero? Entramos al banco y nos paramos frente a la casilla numero cinco ya que era la única vacía. El hombre nos recibió con una gran sonrisa.

_ Buenos días. ¿En que puedo ayudarlos? –pregunto el sílfides detrás del cristal

_ Buenos días –dijo Jude- Ella desea sacar una tarjeta.

_ Se hará al instante –dijo el hombre y paso un papel por debajo de la ventanilla junto con un bolígrafo- Solo necesito que llene este formulario.

Tome el bolígrafo y el formulario y lo llene al instante. Se lo devolví al sílfides y él partió. Volvió minutos después con una tarjeta de un color que no pude descifrar. Parecía azul, aunque también parecía gris. Mire la tarjeta de Jude que era de color marrón. Fue entonces cuando reaccione y me di cuenta de que era de exactamente el mismo color que sus ojos. Volví a mirar mi tarjeta, comprobando que aquel era mi extraño color de ojos.

_ He revisado su cuenta señorita –dijo el hombre- Y lo cierto es que...

_ ¡Que! –grite luego de oír cuanto dinero tenia

_ Lo que ha escuchado señorita –dijo el hombre

_ Vaya, eso si que es mucho dinero –dijo Jude acercándose a mi- Seis cifras, eso si es mucho. Un poco mas y llegas a medio millón.

_ Oh por Dios –dije pasmada

_ Mira el lado bueno, esta tarjeta sirve en cualquier lado –dijo Jude

_ ¿Y tu cuanto tienes? –pregunte

_ Mucho menos que eso –admitió con sinceridad

_ Entonces seré yo la que pagare todo de ahora en adelante –dije

_ ¿Qué? No te lo permitiré –dijo él y sonreí

_ Tengo demasiado dinero ahorrado, tengo que empezar a gastarlo en algo –dije y lo mire de un modo casi suplicante- Vayamos de compras, sabes que no puedes negar ir de compras, no a mi.

Él prácticamente me arrebato la tarjeta de las manos antes de salir corriendo del banco. Me despedí rápidamente del hombre y lo seguí corriendo, reclamando casi a gritos mi tarjeta mientras él reía y huía. Logre alcanzarlo minutos después, mientras él aun continuaba riendo, y arrebatarle la tarjeta.

_ ¿Katherin, te he dicho que eres mi mejor amiga y que te quiero mucho mucho mucho mucho? –Pregunto él apoyándose sobre mi espalda y abrazándome, reí- Eres mi rica mejor amiga.

_ Eres increíble Jude –dije aun riendo

_ Pero eres feliz. ¿No es así? –pregunto él

Esa pregunta se repitió en mi cabeza y supe que algo me faltaba. No era el abrazo de Jude el que deseaba sentir en este momento sino que otro. Casi escuche el momento en que los pedazos de mi corazón cayeron al suelo y supe que no podría mantenerlos mas unidos y fingir que nada pasaba. Las lágrimas se hicieron presentes en mis ojos pero aun así ignore todo aquello.

_ Contigo siempre soy feliz –dije y me di vuelta para mirarlo sonriendo- Tu siempre logras sacarme una sonrisa.

_ ¿Y si aquello es cierto por que ahora tus ojos están llorosos? –pregunto Jude

_ Por muchas cosas –susurre y lo abrace, hundiendo mi rostro en su pecho

_ No deberías llorar Kat –susurro él acariciándome los cabellos con una mano- Tu tienes que sonreír, no llorar. De ahora en adelante estarás bien, nadie mas te hará daño, te lo prometo.

_ Es que no entiendes Jude, lamentablemente el daño ya esta hecho –dije- Me rindo, ya no puedo mantener mas unidos los pedazos que esta hecho mi corazón y fingir que nada sucedió.

_ Entonces simplemente deja de intentar mantenerlos juntos si sabes que es en vano y déjalos caer –dijo él y mi llanto se intensifico- Te ayudare a juntarlos, prometo que juntare todos los pedazos y tratare de volver a unirlos. Pero no puedo hacer aquello si tu no permites que te ayude. No permitiré que sigas sufriendo, tampoco permitiré que alguien te vuelva a hacer daño.

_ ¿Enserio? –pregunte levantando la vista y mirándolo, él asintió

_ Claro que si, ahora sonríe –dijo Jude limpiándome las lagrimas- Alguien tan linda debería sonreír en vez de derramar lagrimas.

_ ¿Así esta mejor? –pregunte dedicándole una sonrisa y él también sonrió

_ Mucho mejor –dijo

El tiempo pasó y logre dejar aquel incidente atrás. Volví a sonreír y pasarla bien junto a Jude por más que sabía que en mi interior, algo me faltaba. Fue divertido pasar una tarde con él, aun mas divertido fue gastarnos entre ambos el dinero que tenia. Pero por mas cosas que compramos, no llegamos ni a gastar una décima parte del total. Volví a mi habitación agotada y deje todas las bolsas en el suelo. Luego ordenaría todo, ahora no tenía ganas, debía enfrentarme a otra cosa.

Segunda tarea, decirle a mi mamá sobre el asunto. Para mi sorpresa, aquello fue mucho más fácil de lo que esperaba. Ella se encontraba en una de las oficinas de los superiores tomando el té, de hecho, aquella era la oficina que se le había entregado recientemente. Y, sinceramente, aquella oficina era mucho mejor que la del propio director de Solcius. Ni siquiera tuve que hablar. Ella levanto una mano para callarme antes de que dijera alguna palabra y me dijo que ya estaba al tanto. Fue un alivio que no hiciera ninguna pregunta respecto a mi precipitada decisión.

Tercera tarea, ocuparme de mi celular. Me detuve en uno de los pasillos y me apoye contra la pared. Saque de mi bolsillo mi viejo celular y luego saque también el nuevo que había comprado hacia menos de una hora junto con un nuevo número. No me sorprendió ver en la pantalla del viejo la cantidad de llamadas perdidas y mensajes de textos, todos de Gabriel. Mi dedo vacilo tan solo un segundo antes de tocar la tecla adecuada y borrar todo aquello sin siquiera haberlo leído. Me sentí culpable por él pero deseaba olvidar todo, aquella era la única forma que tendría si deseaba volver a tener mi corazón en un perfecto estado. No quería nada mas que me atara a ese pueblo, a ellos, a él...

Traspase solamente los números que me interesaban al nuevo teléfono. Cerré los ojos y respire hondamente antes de apagar el viejo definitivamente. Ellos nunca más volverían a saber de mí, tal como Christ deseaba. Y quizás, con un poco de suerte, yo nunca más volvería a saber de ellos. Suspire, listo, ya había cortado cualquier contacto que me hubiera quedado con ellos.

_ ¡Kat! –grito Lupe apareciendo junto con los demás

Guarde ambos celulares antes de darme vuelta y sonreírles al reunirme con ellos cinco. Minutos después, ya estábamos los seis en una de las muchas salas comunes que había en el dormitorio azul. Cada uno descansaba sobre su sillón negro, el hogar estaba prendido de modo que la temperatura era calida y la luz del fuego iluminaba cada uno de los rostros. Jude y Lupe disfrutaban de un plato de pequeños sándwiches que había en una mesa baja mientras Sam disfrutaba de una copa que bien pudiera haberse hecho pasar por vino de no ser por que se notaba la consistencia de la sangre que contenía.

_ Lo cierto es que lo hemos estado pensando bastante –comenzó Will

_ ¿Qué cosa? –pregunte

_ ¿Recuerdas aquella vez que dije que éramos un equipo? –Pregunto Sam, asentí- Eso es una verdad, nosotros somos un equipo, ahora lo somos oficialmente.

_ Y como en todo buen equipo necesitamos a alguien que nos guié y nos lidere –dijo Will y me miro- Alguien que sepa actuar y sepa que hacer ante cualquier situación. Alguien no solo capaz de hacer cumplir la justicia sino que también alguien capaz de mantener al equipo unido sin importar los problemas a los cuales nos enfrentemos. Alguien que sepa escuchar y encontrar el mejor modo de solucionar las cosas.

_ Alguien que este cuando se lo necesita –dijo Lupe sonriendo, su lobuna cola se hacia presente y se agitaba detrás de ella mientras sonreía- Alguien capaz de levantarnos el animo y hacernos feliz.

_ Alguien que sepa dar ordenes y se haga escuchar –dijo Sam- Capaz no solo de hacer cumplir la justicia sino que también de perdonar.

_ Alguien bueno y de gran corazón –dijo Jude- Alguien intrépido y de gran valor a quienes sus miedos no limiten. Alguien que actúe sin pensar, pero que a la vez piense antes de actuar. Alguien que diga sus pensamientos, que no los calle. Que en los momentos de depresión, desee mantenerse fuerte y salir adelante.

_ Alguien capaz de entendernos a cada uno de nosotros –dijo Jeremiah- De saber respetar cada una de nuestras costumbres ya que no somos un equipo normal, cada uno es un ser diferente. Alguien capaz de ver la luz a pesar de que tan terrible sea la oscuridad que lo rodea.

_ Alguien capaz de partir y luego volver, tan solo para decir que se había equivocado con su decisión –dijo Will- Kat, tú eres ese alguien. Somos un equipo, y un equipo no funciona perfectamente si no hay alguien a la cabeza para guiarlo y liderarlo. Esta tarde fue increíble lo que hiciste y aun en tu estado. No solo el modo en como nos coordinaste, sino que también el modo en que juzgaste a tu hermana y te puedo asegurar que fue una sentencia justa.

_ Tú te preocupas por cada uno de nosotros, por saber que nos sucede, por saber si hay algo en lo que puedas ayudarnos. Siempre has sido así –dijo Lupe- Tratas de hacer todo de un modo correcto y que conforme a todos.

_ Eres una bruja y a la vez un ángel –dijo Jeremiah- El bien y la justicia en extremo no hacen bien. Pero tampoco hay bien en el mal y la injusticia al extremo. Sabes imponer la justicia pero sabes hacerlo analizando ambos puntos de vista, tanto del bien como del mal.

_ Tu madre es Caroline Chevalier, tu padre es Adrian Strega –dijo Sam- Katherin, llevas en la sangre todas sus habilidades.

_ Queremos que seas quien nos lidere –dijo Will

_ Y es una decisión unánime –dijo Jude y sonrió dulcemente- No puedes negarte.

_ Además no te lo estamos preguntando –dijo Lupe y también sonrió- Te estamos diciendo lo que ya decidimos.

_ ¿Así que no tengo decisión alguna? –pregunte, los cinco asintieron a la vez

_ De hecho, si la tienes –dijo Sam académicamente- Puedes decidir en aceptarlo por las malas o aceptarlo por las buenas.

_ Que sea por las buenas –dije

_ ¡Perfecto! –Exclamo Jude poniéndose en pie- ¡Esto merece una celebración!

_ Entonces esta noche salimos –dijo Sam sonriendo

_ ¿Dónde iremos? –pregunto Lupe

_ Veamos... Ya visitamos Barcelona hace unos días así que no creo que queramos volver –dijo Will

_ ¿Fueron a Barcelona? –pregunte sorprendida

_ Teníamos que buscar algún modo de que tu ausencia no se notara tanto y entonces aceptábamos cualquier misión que se presentase –dijo Sam con total naturalidad

_ De un modo u otro, hubiéramos terminado por ir a buscarte al menos para salir un día todos juntos –dijo Jude- Te extrañábamos bastante.

_ Entonces tachamos Barcelona de la lista –dije y mire a todos- ¿Qué tal Londres? ¿Han estado ahí últimamente? Solía ir allí con mis compañeros del Bella Vista y es una ciudad genial para salir de noche a festejar.

_ A mi Londres me parece bien –dijo Will

_ Me gusta la idea –dijo Lupe

_ Será genial, siempre he querido visitar el Big Ben –dijo Sam

_ Y yo el Tower Bridge –dijo Jeremiah

_ Entonces Londres será –dijo Jude-Turismo y luego fiesta. ¿Están de acuerdo?

_ Perfectamente –dije

_ Entonces nos vamos a Londres –dijo Will poniéndose en pie

_ Yo debo cambiarme –dijo Lupe con una mueca- No iré así vestida.

_ No veo razón para no hacerlo –dijo Sam examinándola totalmente

_ Aun así –dijo ella

_ Le encantan los ingleses –susurro Jude en mi oído y no pude evitar reír

_ Tranquila Lupe, yo también debo cambiarme –dije- Y estoy segura de que Jude no ira con las mismas ropas.

_ Por supuesto que no –dijo él con toda dignidad- Debo estrenar algo de lo nuevo que he comprado esta tarde contigo. Por cierto, también he comprado un atuendo para Will, Sam y Jeremiah así que no crean que los dejare ir así vestidos. Sabía que íbamos a salir a celebrar esta noche.

_ Perfecto –dijo Will frustrado- Por eso Jude no debe tener tarjeta ni salir de compras.

_ Will, has lo que yo –dijo Sam tranquilamente- Cierra los ojos y acepta.

_ Espero que nada de lo que me hayas comprado haya sido hecho a partir de un animal –dijo Jeremiah advirtiendo con la mirada a Jude

_ Claro que no –dijo él- Tengo muy en cuenta tu respeto por la vida de los animales y los demás seres vivos Jeremiah. He conseguido un atuendo que te será perfecto y ahora que lo pienso no te vendría mal un corte de cabello...

El pánico cruzo el rostro de Jeremiah antes de que Jude lo tomara por la muñeca y se lo llevara contra su voluntad. Los demás también se pusieron en pie al igual que yo. Me apresure a volver a mi habitación y cambiarme. Una camiseta, una minifalda, unas medias. Siempre me había encantado estrenar ropa nueva el mismo día que la había comprado. Deje mis anteriores ropas tiradas a un lado y entonces capto mi atención el objeto blanco que se asomo por un bolsillo del jean. Levante la prenda y la mire con curiosidad antes de meter la mano en el bolsillo y sacar una pluma perfectamente blanca. El pantalón cayo al suelo mientras yo seguía mirando aquella pluma que sostenía con una mano.

_ Creí que realmente te importaba, que te preocupabas por mi –susurre mirando la pluma

Suspire, ya no portaría mas esa pluma conmigo. Camine hasta la baja estantería que había debajo de la cama y tome uno de los libros que Will ya se había ocupado de traer de la casa de Cato. La pluma quedo guardada entre las páginas de la divina comedia, en uno de los círculos del infierno. Casi al instante me arrepentí por guardar la pluma exactamente en una de esas páginas pero volví a poner el libro en su lugar. Cerré los ojos y suspire hondamente, forzándome a superarlo.

Me di vuelta. Me maquille, me termine de vestir, me arregle lo mejor que pude considerando que mi nueva habitación apenas si tenia algunas cosas. Me apresure a colocarme bien los zapatos y el bolso colgando de mi hombro mientras salía prácticamente corriendo de mi habitación. Escuche la puerta cerrarse detrás de mi cuando termine de colocarme correctamente el zapato negro y de taco. Me reuní con los demás tal como habíamos acordado. Pase un brazo por la espalda de Jude y otro por la espalda de Will mientras reía y sonreía al partir. Aquí tenía cualquier cosa que necesitase. ¿Por qué iba a desear algo más?

_ ¡Salimos de fiesta! –exclamo Sam al frente de todos mientras abandonábamos el dormitorio

Your Reply