Capitulo 6: Revelaciones de un pasado


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Me quede totalmente atónita. Aun sin lograr asimilar las palabras que yo misma acababa de pronunciar. Mire nuevamente a mi mamá. ¿Cómo demonios no me había dado cuenta antes? No, había estado ciega. Luego de haber pasado tiempo entre ángeles, ahora me parecía más que obvio que ella era uno de ellos también. Hasta su presencia era la de un ángel. Fresca y ligera aunque en sus medidas. Sacudí la cabeza. ¡Que tonta había sido al no haberme dado cuenta! Y entonces reaccione en un hecho aun más importante. La mitad de mi era un ángel, no había estado tan equivocada entonces con mis creencias. Y aun si lo estaba viviendo, me parecía que nada de esto tenia sentido.

_ ¡Por que no nos lo dijiste! –exclamo Diana, furiosa- ¡Por que nunca nos dijiste la verdad!

_ Por que aun no estaban listas –dijo nuestra mamá

_ ¿Qué no estábamos listas? ¿Tienes idea del mal que he pasado por lo confundida que estaba? –pregunto Diana ya teniendo lagrimas en sus ojos- ¡No tienes idea de cuanto sufrí y todo por tu culpa! No tenía idea de que me andaba pasando, me sentía perdida, sentía que había algo mal en mí. ¡Y todo por que tu no me dijiste que no era totalmente bruja!

_ Diana, tranquilízate –dije

_ ¿Por qué? –Pregunto ella- Tú te sentiste igual de mal que yo. Pero claro, tú te encontraste con esos malditos ángeles y por eso ya no te sentías tan perdida. ¿Tienes idea de lo que fue para mi todo este tiempo sentirme perdida?

_ Claro que la tengo –dije- ¿Te parece que no se cuan perdida me he sentido yo también?

_ Pero tú sufriste menos por esto que yo –dijo Diana

_ Tenia otras cosas por las cuales sufrir antes que esto –dije y mire a un lado

_ ¿Por qué nos lo ocultaste? –volvió a gritar Diana a nuestra mamá

_ Por que ustedes no podían conocer mi verdadera identidad a menos que desearan estar en peligro. Pero ya que el peligro las ha encontrado de todos modos, creo que ya no vale la pena seguir ocultándoselos –dijo ella

_ Tenemos demasiadas cosas que contarles –dijo nuestro papá y nos miro seriamente- Tomen sus cosas y vengan a mi oficina, hay mucho de que hablar.

Él partió sin decir nada mas y yo partí hacia la entrada, justo donde había dejado tirada mi mochila. Diana permaneció en la sala de estar junto con nuestra mamá, mirándola llena de rabia y aun con las lagrimas en los ojos. Dude un segundo en dejarlas solas pero finalmente suspire y fui a buscar lo mío. Me agache una vez que estuve en la entrada para recoger mi mochila y apenas si fui consciente del segundo en que Diana estuvo a mi lado y tomo su bolso. Ella ni me miro, seguía estando demasiado distante y partió por el largo pasillo hacia el escritorio. Fui la ultima en llegar y me di cuenta de que la habitación estaba a oscuras apenas si iluminada por la luz que se filtraba de la noche por la ventana. Me senté en uno de los dos lugares que estaban dispuestos delante al escritorio. Pero estos en vez de estar mirando hacia el escritorio como lo hacían de costumbre, estaban mirando hacia la puerta, hacia el gran espacio que había delante y sobre el cual estaban parados nuestros padres. Diana estaba sentada en el otro lugar dispuesto, aun manteniéndose distanciada y evitando mirarlos a toda costa. Suspire, realmente no tenia idea de lo que me esperaba.

_ Ambas están en serios problemas, se han metido con gente del Consejo y de la Secta –dijo nuestro papá

_ Y con Solcius –dije y tome mi collar- Pero con ellos no hay problema. ¿No es cierto? Después de todo, ustedes son servidores de Solcius y creo que yo también.

_ Así es –dijo nuestra mamá

_ ¡Que! –Exclamo Diana y me miro- ¿Tu que sabes que yo no sepa? No es justo, yo parezco ser la única que no entiendo nada.

_ Solcius es una organización, como el Consejo o la Secta –dije- Fue fundada por ángeles rebeldes que no estaban de acuerdo con el Consejo. Aunque claro, el Consejo y los demás ángeles creen que Solcius ya no existe.

_ Y no deben saber que seguimos existiendo –dijo nuestra mamá mirándome seriamente

_ No les he dicho nada –dije- No he mencionado a Solcius delante de ellos por mas que ellos me han contado muchas cosas respecto al Consejo. Aunque... no me gusta tener que mentirles viendo lo sinceros que son ellos conmigo.

_ Por el momento no puedes decirles nada –dijo nuestra mamá y nos miro a ambas- Tampoco pueden decir quien o que soy yo.

_ ¿Katherin, puedes decirle a nuestra madre que ella no me puede decir que hacer? –Pregunto Diana- No pienso obedecer a una mujer que me oculto que era toda mi vida.

_ Aun así yo creo que deberías escucharla. Debe querer explicarse –dije y la mire- ¿No es así?

_ Pues yo no pienso escucharla por que ahora hasta resulta que tú sabes más que yo –continuó Diana y se puso en pie- ¡Yo soy una bruja, no un ángel!

_ Me canse. Diana, vienes a hablar conmigo –dijo nuestro papá- Prefieres hablar con un brujo, aquí me tienes.

Vi como ellos dos salían de la habitación y suspire. Puse mi mochila sobre el escritorio y rápidamente busque en su interior un par de guantes que ponerme. Sonreí al encontrar mi par de guantes negros de cuero y me los puse. Mi mamá vacilo durante unos segundos, luego camino un par de pasos y tomo el lugar que Diana había dejado. Ella se sentó frente a mí, mirándome con absoluta compasión y mire tristemente a un lado. Quizás mi conflicto no era el mismo que el de mi hermana. No estaba furiosa por que me hubieran ocultado algo así. Estaba triste, por que debía luego ocultárselo a mis amigos y también por todo lo que había vivido hasta el momento. Había pasado por mucho desde que había abandonado esta casa y me sentía de nuevo como si fuera una niña pequeña.

Me eche a sus brazos y la abrace fuertemente, sintiendo como las lagrimas invadían mis ojos y comenzaba a llorar. Había pasado por mucho dolor y sufrimiento como para continuar soportándolo y necesitaba contarle todo. Pero el llanto hacia imposible que pudiera hablar. Por que apenas abría la boca, gemía ante mi dolor interno y mi tristeza. Ella paso los brazos por mi espalda y me tomo dulcemente, acariciándome y tarareando una canción en mi oído. Hice un gran esfuerzo por reprimir las lágrimas y tratar de recobrar la compostura. La solté y me volví a sentar frente a ella, aun sintiendo como las lagrimas corrían por mis mejillas.

_ Tengo mucho que contarte –dije y ella asintió

_ No llores Kat, tu eres fuerte –dijo ella y negué con la cabeza

_ Eso no es cierto. He derramado demasiadas lágrimas en todo este tiempo y todo por no ser lo suficientemente fuerte –dije y la volví a abrazar

_ Cuéntame que es lo que te ha atormentado pequeña –dijo ella acariciando mi cabello

Y así comencé. Le conté todos y cada uno de los hechos que había vivido hasta ese momento. Le conté todo lo que había sucedido en el Bella Vista y todo lo que luego había ocurrido con Nicholas. Le hable de mis tres meses encerrada por negarme a servirle a Lucifer y como había logrado escapar. Le dije todo lo que me había sucedido al mudarme con Cato, le hable de Alex y de los demás. Y así continué hasta llegar al día de hoy cuando me había llegado la carta de que debía partir y luego nos había atacado el encapuchado. Y por ultimo, por ultimo le conté del dolor de Miguel por lo que el Consejo había hecho.

Me sentí mucho mejor luego de haberme desahogado totalmente y pude dejar de llorar. Quizás por eso, o quizás por que simplemente ya no tenia mas lagrimas que soltar. Ella tomo mis manos y me sonrió dulcemente, como si no le acabara de contar todos los problemas en los que me había metido, como si yo fuera una niñita pequeña que le había traído un dibujo que había hecho en la escuela para ella. Y de alguna forma, su sonrisa era contagiosa, como lo era la de Miguel o la de Alex, como lo era la de cualquier otro ángel.

_ Mi niña, eres mucho mas fuerte de lo que crees luego de todo lo que has pasado –dijo mi mamá- Las experiencias son lo que nos hacen fuertes, las que nos dan fuerzas y nos ayudan a seguir adelante sin importar la dificultad. Y luego de todo lo que has pasado, yo creo que podrás enfrentarte a cualquier cosa que se interponga en tu camino. Incluso a ese encapuchado que dices que anda tras de ti.

_ Es que lo hace. Porque... porque... –dije aun sintiendo la tristeza- Si encaje bien las piezas de todo lo que he aprendido en este tiempo, entonces tú junto con mi papá fueron quienes detuvieron a Lucifer aquella vez que quedo libre. Y el encapuchado lo quiere hacer de nuevo. Pero no se por que, presiento que para eso nos necesita a mi y a Diana.

_ Es que no te equivocas –dijo mi mamá y suspiro a su pesar- Se necesitan diez objetos para liberar a Lucifer. Cinco malditos y cinco benditos Supongo que soy yo la que tiene que contar.

_ Por favor –dije y ella suspiro nuevamente

_ Ya sabes que entre los ángeles hay familias más importantes que otras y también ya sabes como es que terminamos en tierra –dijo ella y me miro- Pero en nuestro caso es diferente. La familia Chevalier no termino en tierra para cumplir con algún castigo o algo así. Se dice que nuestro primer antepasado en venir a tierra en realidad no tenia por que hacerlo pero aun así lo hizo por que sintió que su deber era defender al bien del mal. Y en ese momento la tierra estaba plagada de mal. Veras, el punto es que nuestra familia no esta en tierra por que debe sino que por propia voluntad. Es por eso que los Chevalier siempre fueron considerados como la familia de ángeles más pura. Y además, a diferencia de las demás familias, siempre hubo tan solo un heredero. Los Chevalier siempre fueron hijos únicos.

_ Pero estamos yo y Diana –dije

_ Como veras, hasta mi llego esa tradición de los Chevalier. A diferencia de mis demás antepasados, yo quise tener dos hijas –dijo ella- Pero aun hay mucho que debo contarte. Por empezar, nuestra familia era la más respetada desde el principio en el Consejo. Éramos considerados algo así como la realeza para los ángeles y no existía familia más importante que los Chevalier, nuestro nombre tenia gran influencia en el Consejo. Pero con los años el Consejo se fue volviendo corrupto y entonces nosotros nos hicimos a un lado. Esa es la historia de tu apellido, pero ahora yo debo contarte la mía. Por empezar, ni yo ni tu padre somos realmente de este tiempo y tú lo sabes, ya te lo habíamos contado hace mucho. Yo nací a principios del siglo XX, vivía junto con mis padres en ese pueblo en el que vive Cato por que así permanecíamos aislados del Consejo aunque le servíamos a este ya que era obligatorio. Fue por aquella época cuando se dicto esa ley de que a partir de determinada edad el Consejo se hacia cargo de los ángeles y los ubicaba a su parecer. Termine aquí en Boston junto con otros ángeles y ya que esta es una gran ciudad éramos muchos los que había. Yo nunca estuve de acuerdo con ello, de por si no soportaba al Consejo y no deseaba servirle por que sabia que estaban mal, pero no tenia otra opción. Con el pasar de los meses comencé a percatarme que quizás yo no era la única que pensaba así. Que mis compañeros quizás también tenían los mismos ideales que yo. Realmente no se bien que ocurría entre ellos, yo me mantenía muy al margen, no deseaba estar ahí y sinceramente no me importaba lo que hicieran ellos. Para mi sorpresa, una noche descubrí que nuestro líder tenia el mismo modo de pensar que yo con respecto al Consejo. Él comenzó a compartir sus ideales y le abrió los ojos a los demás, haciéndoles ver todo y no solamente lo que el Consejo quería. Yo lo ayude. Al principio éramos solamente cuatro los que creíamos en lo mismo pero poco a poco se nos fueron sumando gente hasta que llegamos a ser diecisiete. Decidimos crear nuestra propia organización, por y para todos los seres. Por que a diferencia del Consejo, nosotros creíamos en las segundas oportunidades, en que si se podía hacer algo bueno se debía hacer por más que esto fuera contra la ley, en que existían brujos buenos y muchas mas cosas con las que estábamos en desacuerdo con el Consejo. Comenzamos a ir al mercado negro, a hacer negocios con otros seres, a asegurarnos de hacer respetar nuestra justicia de igualdad para todos y así fue corriendo la voz. Teníamos todo perfectamente cubierto y se nos fueron sumando gente de otras especies. Nos llamamos a nosotros mismos Solcius y creamos nuestro símbolo por que creíamos en lo que hacíamos, y sobretodo, creíamos en que nuestro deber era proteger al bien del mal. El Consejo solo se preocupaba si atacaban a los humanos, nosotros interferíamos en cualquier tipo de ataque que podía surgir, no importaba cuales fueran los seres.

_ Pero el Consejo los descubrió –dije y ella asintió tristemente

_ Éramos jóvenes, creíamos tener el mundo en nuestras manos y no nos preocupábamos por que podría pasarnos. Estaba todo perfectamente cubierto. Nos reuníamos en un lugar al que nadie podía llegar a menos que fuera de los nuestros y además se debía atravesar el mercado negro para ir. Pasamos a escribir en antiqŭus scriptūra sabiendo que nadie mas que nosotros podría leerla. Aunque claro, tuvimos que aprenderla primero –dijo mi mamá sonriendo y luego la sonrisa se borro de su rostro- Pero el Consejo comenzó a sospechar de nosotros. Y por más que no encontraron ninguna prueba para inculparnos, ellos ya sabían que habíamos creado una organización secreta en parte contra ellos y quisieron deshacerse de nosotros. Cuando nos dijeron justamente a los diecisiete que nos enviarían a una misión muy importante, sabíamos que era nuestro fin. Logramos meternos dentro de los archivos del Consejo y saber que tenían planeado para nosotros. Estábamos todos más que sonriendo al descubrirlo. Nos querían mandar al pasado y dejarnos ahí, de ese modo se desharían de nosotros bajo la excusa de que algo había salido mal y no habían podido traernos de vuelta. Pero nosotros éramos más inteligentes que eso y trabajamos días y noches para poder ganarle al Consejo. Nos ocupamos de cubrir todo perfectamente para que pudiéramos regresar. Hicimos trato con unos brujos que no servían a Lucifer para que nos trajeran de vuelta y construimos un aparato para poder comunicarnos con ellos y tenerlo todo listo. La noche antes de la misión todos dormimos más que tranquilos, totalmente confiados en que nada pasaría. No nos dimos cuenta que esa noche alguien se escabullo para aliarse con el Consejo y luego traicionarnos.

_ ¿Quién fue? –pregunte

_ Soledad, ella era mi mejor amiga –dijo mi mamá y sentí el dolor en su voz- Era la novia de nuestro líder y ella había estado rara los últimos días. No había forma de sospechar de ellos dos, todos confiábamos plenamente. El Consejo nos envió al pasado como bien deseaba. A una época oscura que hubo en el siglo XVIII. Estaba todo planeado, teníamos que cumplir nuestra misión en veinte días y nosotros éramos los mejores. Nos mandaron allí basándose en esa leyenda de los cinco objetos que mantenían encerrado a Lucifer y resulto ser verdad. Al segundo día ya teníamos todo planificado y comenzamos a buscar los objetos ya que estaban ocultos en la ciudad. Había un objeto, llamado el ojo del halcón, que estaba en posesión de la mano izquierda de Lucifer. Así fue como conocí a tu padre. Me metí en un gran edificio llamado el Instituto, parecía ser el edificio central de la Secta. Allí estaban las tres entidades, el director y ambas manos. Además de que estaba lleno de brujos extremadamente poderosos. Me metí una noche mientras tu padre dormía en su habitación, creí que podría arrebatarle aquel objeto y salir sin problemas. Él me sorprendió y me atrapo, y en menos de un minuto todos los brujos fueron conscientes de mi presencia. Pero él en vez de retenerme por más tiempo para dejar que los otros me encontraran, me soltó y me dejo ir. Desde aquel segundo no pude quitarlo de mi cabeza. El amor es loco, aun mas cuando eres joven. Días mas tarde, estaba persiguiendo a un brujo por las calles y entonces nuevamente me volví a encontrar con él. Desde ese momento supe que, por alguna razón, el destino me volvería a juntar con él no importaba cuantas veces intentara lo contrario. Y así comenzó todo. Lo veía a escondidas de mis compañeros y él me veía a escondida de los suyos. Y finalmente, una noche me dijo que dejaría a Lucifer para poder estar conmigo, que él conocía un método de recuperar su alma y ser libre. Acordamos que nos volveríamos a ver la noche siguiente. Pero, luego, cuando fui la noche siguiente, él no vino. En su lugar me encontré con un brujo llamado Thomas, la mano derecha de Lucifer. Él me ataco, tomándome totalmente por sorpresa y aun más ya que su don consistía en cegar cualquier capacidad de su oponente. Quede inconsciente y desperté estando en el Instituto. Entonces me di cuenta de que Adrian estaba junto a mí, también herido y atado. Esa noche, Thomas libero a Lucifer, ya que se necesitaban los cinco objetos y la sangre del mejor ángel y el mejor brujo. Es decir, nosotros dos. Él de algún modo había conseguido tomar los objetos que nosotros habíamos juntado, estos estaban bajo la custodia de nuestro líder pero Thomas había conseguido tomarlos. Él libero a Lucifer. Tu padre y yo luchamos contra él para volver a encerrarlo de nuevo. El Instituto quedo en ruinas, casi mas perdemos la vida pero continuamos luchando contra él hasta que logramos vencerlo y encerrarlo nuevamente. Estábamos más que felices esa noche pero tarde nos dimos cuenta de que habíamos resultado gravemente heridos. A mi lo maldito me estaba matando y a tu padre lo bendito también lo estaba matando. Era nuestra sangre la que estaba herida y si no encontrábamos modo de curarla pronto, moriríamos los dos. Agonizando nos paseamos por las calles de la ciudad en busca de un vampiro hasta que finalmente lo encontramos. Hicimos un trato con él, le prometí que luego lo curaría pero que necesitaba que chupara la sangre que estaba bendita en tu padre antes de que se muriera. Luego hizo lo mismo conmigo, chupándome la sangre que estaba maldita. Ambos quedamos totalmente débiles pero logramos sobrevivir. Volvimos con mis compañeros. Entre todos creamos cinco objetos más para que no fuera tan fácil liberar a Lucifer la próxima vez. Tu padre compartió muchos secretos de los brujos con nosotros y nos enseño miles de cosas. Estábamos todos tan absortos con lo que aprendíamos cada día que no nos dimos cuenta de que algo andaba mal entre nosotros. La noche antes de que pudiéramos volver a nuestro tiempo encontré a Soledad llorando desesperadamente y yo no sabía por que. Claro, luego lo supe. La noche que debíamos volver esperamos en vano a que el portal se abriera por que no importaba cuanto hubiéramos hecho para asegurarnos de que volveríamos, ella y nuestro líder nos habían traicionado. Habían vuelto a servirle al Consejo y se habían encargado para que nosotros nunca más regresáramos. Ellos dos pudieron volver, no se que habrá sido de ellos pero en ese momento su traición nos dolió a todos.

_ Pero tú pudiste regresar junto con mi papá –dije- Sino ahora no estaríamos en el siglo XXI sino que muchos años atrás.

_ Así es -dijo mi mamá- Tu padre era un brujo muy poderoso, capaz de abrir un portal en el tiempo y regresarnos a todos a nuestra época. Pero los demás se negaron, dijeron que entonces el Consejo nos descubriría de nuevo e iría tras nosotros. Ellos decidieron quedarse en el pasado y fundar nuevamente Solcius a partir de ahí, de la creencia del Consejo de habernos destruido. Pero tu padre no podía quedarse en esa época por que era un traidor para los suyos. Lo pensamos muy bien antes de viajar, sabiendo que tampoco podíamos volver a mi época por que el Consejo nos encontraría. Entonces vinimos a esta época, aunque claro, también nos trajimos al hermano de tu padre al ver que lo empezaron a perseguir por nuestra causa. Y supongo que el resto de la historia ya la sabes. Tu papá dividió su poder para que no fuera tan fácil localizarlo, me dio un pedazo a mi y otro a su hermano. Y recomenzamos una vida normal aquí.

_ ¿Al menos sabes a que tiempo regresaron los dos ángeles que los traicionaron? –pregunte y ella negó con la cabeza

_ La verdad que no tengo idea –dijo tranquilamente- Supongo que deben de haber regresado a su tiempo normal o algo así. Aunque a veces temo por lo que les pudo haber pasado luego. No creo que el Consejo los haya perdonado tan fácilmente. Y además, algunas noches simplemente no puedo dejar de preguntarme por que nos traicionaron.

_ Debieron de tener sus razones –dije y suspire- Quizás el Consejo los manipulo o algo así.

_ Quizás, no lo se –dijo ella y también suspiro- luego de lo que me has contado de que hoy han decidido que una niña de tan solo nueve años debe empezar a servirles ya no se que pensar del Consejo. Eso es totalmente desalmado.

_ Han hecho cosas peores –dije y mire a un lado

Está bien, quizás no le había contado todo a mi mamá. Pero sabía que había cosas que mientras pudiera evitarlo no se las contaría. La historia que Alex tenia con respecto al Consejo no se la podía contar, él mismo me había pedido que no se la contara a nadie. Y al igual que yo le estaba prometiendo a mi mamá que no diría nada, que ni siquiera se lo diría a él. Yo tampoco le diría nada a ella, por que se lo había prometido a él.

Suspire, dejándome caer hacia atrás en el pequeño sillón en el que estaba sentada. Era realmente increíble como mi vida había cambiado en cuestión de horas. ¿Y Diana? No quería ni imaginar como reaccionaria ella cuando le contaran todo esto, si es que nuestro papá no lo había hecho ya.

_ ¿Por qué he escuchado decir que no convendría tener tu sangre y la de mi papá a menos que quisiera estar siempre al borde de la muerte? –pregunte

_ Por que eres una bruja y a la vez un ángel –dijo mi mamá- Ahora tus dos mitades conviven en paz en un perfecto equilibrio. Pero si ese equilibrio se rompe, es posible tu muerte. Esas dos partes tuyas entrarían en un combate y ninguna de ellas debe desaparecer. No te pasara nada, realmente no estas siempre al borde de la muerte pero si debes mantener el equilibrio que hay en tu interior. Por lo que veo, en estos momentos la luz te domina y mantiene controlada a la oscuridad, aunque no encerrada.

_ ¿Qué quieres decir? –pregunte

_ ¿No has notado que a veces simplemente no puedes evitar actuar como una bruja? –Pregunto ella- Tu lado oscuro simplemente esta bajo control, pero no esta encerrado.

_ Pero yo lo he visto en sueños –dije- Ella siempre esta del otro lado del cristal deseando salir.

_ Te lo dije, esta controlada pero no encerrada –repitió mi mamá- Si de verdad tu lado oscuro estaría encerrado, entonces la verías totalmente encadenada sin poder moverse. No es bueno que la luz te domine totalmente, es por eso que tu lado oscuro no esta encerrado. Si la luz te dominase totalmente, actuarías como cualquier ángel. En cierto modo esto es una bendición ya que el deber en ningún momento te cegara, es por eso que tu lado oscuro merece tener cierta libertad. Estarás bien Katherin, no te sucederá nada –agrego ella acomodándome un mechón de cabello detrás de la oreja

_ ¿Y si mi lado oscuro se revela? –Dije preocupada- El encapuchado ese quiere que mi lado oscuro domine.

_ Si tu lado oscuro se revela entonces habrá una lucha en tu interior entre las dos partes –dijo mi mamá- Eso no seria bueno, no puedes permitir que ninguna de las dos muera. No puedes vivir sin tu lado bueno o sin tu lado malo, debes tener ambos. Si algún día tu lado oscuro se revela, debes tratar de volver a sumirlo bajo el control de tu lado bueno. Y sobretodo, debes evitar que tu lado oscuro someta a tu otro lado y lo encierre.

_ ¿Y que hay con Diana? –pregunte

_ Es su lado oscuro el que domina la mayoría de las veces pero aunque no lo creas, su lado bueno no esta encerrado –dijo mi mamá- Ella es buena a veces al igual que tu eres mala a veces. Pero ella es así por que esta siendo influenciada por la persona incorrecta. Deja que algún día encuentre a la persona correcta y entonces su juego se de vuelta y sea su lado bueno quien domine.

_ Espero que tengas razón –dije

_ Ella es buena en su interior, es solo su lado oscuro que la domina mayormente –dijo mi mamá- Pero se quedara aquí en casa y trataremos de igualar sus ambas partes. No lograremos tan fácilmente que su lado bueno domine pero al menos trataremos de ponerlos parejos.

_ ¿Y yo que haré? El señor Folleman y la señorita Miriam me dijeron que me enviaban aquí para ser entrenada por Solcius –dije y mi mamá asintió- ¿Y entonces que?

_ Entonces será mejor que te des una ducha y comeremos en una hora –dijo mi mamá poniéndose en pie- Te necesito despierta mañana a primera hora, iremos a las instalaciones principales de Solcius. Comenzaras a ser entrenada, asistirás a clases tanto teóricas como practicas.

_ ¿Puedo hacerte una pregunta más mamá? –dije, deteniéndola antes de que partiera

_ Si cariño –dijo ella

_ Según lo que ellos me enseñaron, si tú vienes de una familia muy importante y tu apellido significa algo. ¿Entonces tienes algún instrumento sagrado? –pregunte

_ Te han enseñado mucho Katherin –dijo ella quitándome el cabello del rostro- Ya hablaremos más tarde respecto a esto.

Quise detenerla. Pero antes de que me diera cuenta ella ya había partido y me había dejado sola en la habitación. Suspire. ¿Eso era un si o un no?

_ Recuerda que cenaremos en una hora –escuche su voz cantarina desde el pasillo- Báñate por favor.

Puse los ojos en blanco. Si, definitivamente había vuelto a mi casa. Salí de la habitación y subí los escalones uno por uno, sonriendo al sentirme nuevamente en casa. No sabia que era exactamente, pero estando ahí me sentía totalmente protegida, como si todos mis problemas no existieran, como si nunca hubiera abandonado esta casa. La ducha fue calida y reconfortante. La cena fue perfecta, tal como yo recordaba que siempre había sido. Mi papá hablando y haciendo sus bromas. Mi mamá comentando respecto a donde había salido a pasear el día de hoy. En esta ocasión, había decidido visitar las vidrieras de Paris. Y yo disfrutando totalmente, tanto de la deliciosa comida como de la fantástica charla. La única que se mantenía a parte era Diana. Revolviendo y manteniendo el silencio. Al parecer su enfado aun no se había ido.

El despertador sonó exactamente a las 6:30 a.m. ¿Era esto posible? ¿Se suponía que había abandonado la escuela antes de tiempo para volver a mi casa, y encima, tener que levantarme mucho antes de mi horario habitual? Esto no tenia sentido. Había creído que al menos podría dormir mas, pero no. Suspire vencida al saber que debía levantarme. Pude ver en mi ventana como el sol apenas comenzaba a salir en la gran ciudad de Boston, aun teniendo un color rojizo por la madrugada. Sonreí al verlo y luego me di vuelta para dirigirme al cuarto de baños.

En cuestión de minutos ya estaba abajo en la cocina. Tome una taza de leche y una tostada antes de salir. Fui comienzo todo mientras caminaba por el pasillo, tratando de buscar alguna señal de vida en la casa. Tanto Diana como mi papá seguían dormidos y yo parecía ser la única que andaba caminando por ahí. Decidí probar suerte en el escritorio, quizás mi mamá estuviera ahí. Sonreí al ver que no me equivocaba y entre en la habitación. Para ese momento ya había terminado mi tostada y lo único que me faltaba hacer era terminar de tomar la leche.

_ Buenos días –dije

_ Buenos días –dijo ella y me dedico una sonrisa

_ ¿Ya has desayunado? –pregunte y ella asintió- ¿Qué andas haciendo?

Me senté en el mismo lugar que la noche anterior, a un lado de ella. Apoye la taza una vez vacía en el escritorio y la mire. La luz se filtraba por la ventana iluminando aun más el rostro angelical de mi mamá. Por unos segundos me cuestione como había podido ser tan ciega. Ahora me parecía más que notorio que ella era un ángel. Pero lo que si me costaría creer era que yo también era un ángel, o al menos la mitad de mi.

_ ¿Qué has traído? –pregunto mi mamá, levantando mi mochila del suelo

Hice una mueca al ver que la había olvidado en esta habitación la noche anterior y la tome. Rápidamente la tire sobre el escritorio, vaciando todo su contenido encima. Realmente no tenía mucho y lo único que pareció llamarle la atención a mi mamá fueron mi daga y el gran libro. Ella lo tomo, sonriendo al seguramente reconocerlo.

_ Sabia que este libro te encontraría –dijo ella- Lo tengo desde que naciste y sabía que el día que tu otra naturaleza se revelase este libro te encontraría.

_ Fue torturante al principio por no saber leerlo pero he aprendido –dije y ambas sonreímos

_ Has vivido mucho Katherin y estoy orgullosa del camino que has decidido tomar –dijo mi mamá

Ella abrió el libro y comenzó a pasar las páginas una por una. No pude evitarlo y sonreí dulcemente cuando se detuvo en la página que estaba marcada por la pluma de Alex. Me era imposible, su simple recuerdo me hacia feliz. Mi mamá tomo la pluma con cuidado y dejo el libro a un lado. La miro con curiosidad durante unos segundos, haciéndola girar entre sus manos y finalmente la apoyo sobre el escritorio.

_ ¿Te ha dado una pluma suya? –pregunto ella con incredulidad

_ A veces me cuestiono si fue intencional o no que lo hizo pero él perdió una pluma y yo la tome. Intente devolvérsela varias veces pero me dice que no, que ahora me pertenece a mi –dije y nuevamente estaba sonriendo mientras miraba la pluma- A veces simplemente me cuestiono si esa tarde él dejo caer una pluma apropósito sabiendo que yo la tomaría. Y de hecho, siempre que nos separamos y sabe que correré peligro, me recuerda que no hay nada que pueda pasarme sin que él interfiera mientras conserve su pluma.

_ Sabes una cosa Katherin, los sentimientos de los ángeles son muy complicados y muy simples a la vez –dijo mi mamá- Pueden decidir que sentir o que dejar de sentir. Es una habilidad que yo admiro, no se si tu la has heredado de mi parte o no. Lo que quiero que sepas es que sus sentimientos se basan en sus decisiones y pueden cambiar abruptamente en menos de un segundo. Él no habrá podido evitar enamorarse de ti pero si puede decidir en cualquier momento no quererte mas y entonces ya no le importaras.

_ Eso ya me lo ha dicho Diana –dije y suspire tristemente, mirando a un lado- Y temo por el momento en que eso pase.

_ ¿Te ha dicho alguna vez que lo harás perder el control? –Pregunto mi mamá y asentí, ella puso una mano bajo mi barbilla y me levanto el rostro para que la viera sonreír- Eso es bueno, no debes sentirte triste.

_ ¿Por qué? –pregunte mirándola con curiosidad

_ Por que eso significa que lo haces perder el control respecto a sus sentimientos. Y así, llevado por sus impulsos puede terminar tomando una decisión tonta –dijo ella y sonrió- No te das cuenta pero lo debes hacer enloquecer a veces.

_ No es mi intención –dije

_ Ya lo se –dijo ella

_ ¿Y por que dices que llevado por sus impulsos puede terminar tomando una decisión tonta? –pregunte

_ Yo conozco lo que es eso, después de todo soy un ángel –dijo mi mamá y sonrió- Lo que sucede es que si pierdes el control y te dejas llevar por tus impulsos puedes terminar decidiendo amar a la persona que tienes a tu lado, por ejemplo, por cinco años. Pero tú no tienes el modo de comprobar que esta te amara también por esos cinco años. Y créeme que no quieres arriesgarte al terrible dolor por sabes que después será difícil de superar, ya habías tomado tu decisión de un tiempo determinado y no hay vuelta atrás.

_ Comprendo –dije- Yo también temería decidir algo así y que luego el otro me dejase. Aunque admito que a veces me da miedo pensar en que él algún día no estará a mi lado y ya no le importare.

_ No tienes de que temer. ¿Confías en él? –Dijo ella y asentí- Entonces no tienes nada por que temer. Él no tomara la decisión de no quererte de un día para el otro y sin razón alguna. Además, por lo que me contaste, en más de una ocasión arriesgo su vida para defenderte. A mi me parece que es un chico bueno. Además, su forma de actuar y pensar me gusta, me recuerda a alguien.

_ ¿A quien? –pregunte

Ella no me respondió al instante, pareció meditarlo durante unos segundos con la vista perdida. La mire aun con más intriga, sin dejar de preguntarme en que estaría pensando. Ella entonces se puso en pie y tomo mi daga, ya partiendo de la habitación. Tome la pluma y la guarde en mi bolsillo. Alcance casi corriendo a mi mamá justo antes de que saliera.

_ A nadie importante –dijo finalmente- ahora debemos irnos.

Aun así, la pregunta quedo grabada en mi mente. Se lo preguntaría nuevamente mas tarde. Seguí a mi mamá por todo el pasillo hasta que nos detuvimos en la entrada y ella sostuvo mi daga con ambas manos, cerrando los ojos y concentrándose. La mire preguntándome que estaría haciendo durante unos segundos y entonces ella me tomo la mano. Pronuncio una palabras demasiado rápido y demasiado bajo como para que pudiera oírlas y comprenderlas. Pero si pude saber que seguramente se trataba de un antiguo lenguaje, el que seguramente utilizaba Solcius.

Pero no pude pensar en ello durante mucho tiempo ya que cuando me fije, ya no estábamos mas en casa. Mire más que asombrada el iluminado pasillo en el que estábamos, con paredes de cristal y el suelo blanco. Eran todas oficinas y podía ver como la gente trabajaba en sus interiores sin cesar. En ese momento un grupo de hombres paso por el pasillo. Todos portando uniforme y con un prendedor sobre el corazón que tenía el símbolo de Solcius. Me quede mirando todo mas que asombrada y solo segundos después me di cuenta de que mi mamá estaba caminando y estaba partiendo sin mi. Sacudí mi cabeza y la alcance casi corriendo.

Caminamos en silencio y para mi mala suerte, era imposible que no captáramos la atención. Las personas en el pasillo se detenían a ver a mi mamá y los demás dejaban su trabajo y se acercaban a las puertas de sus oficinas para verla. No había una sola persona en todo el lugar que no levantara la vista al menos un segundo y mirase a Caroline Chevalier. Y yo simplemente me hundía de hombros, sintiéndome torpe comparado con su perfecto caminar. Escuchaba los murmullos y sentía todas las miradas clavadas en mí por más que trataba de ignorarlas. Suspire de alivio una vez que abandonamos aquel pasillo de las oficinas para remplazarlo por uno que parecía desierto. Este era un pasillo que cruzaba sobre una gran arena, como si se tratara de un puente. Había vidrios a ambos lados para que se pudiera ver hacia abajo y un barandal a cada lado. Me acerque dos segundos y me apoye sobre el barandal viendo a los cinco jóvenes que estaban abajo en la arena.

_ ¿Qué están haciendo? –pregunte con curiosidad

_ Deben estar en tiempo libre –dijo mi mamá apoyándose a un lado mío sobre el barandal- Fíjate bien. ¿Qué es lo que vez?

_ Dos ángeles, un dríade –dije- Creo que la chica morena es una licántropo y si no me equivoco aquel muchacho de cabello negro es un vampiro.

_ ¿Te das cuenta Kat? Conviven en paz y son todos amigos –dijo ella- ¿Alguna vez has visto una amistad posible entre un licántropo y un vampiro? Y sin embargo fíjate en que ninguno de los dos se mira con odio sino que todo lo contrario. Si enseñamos a los jóvenes que se puede vivir en paz no importa que tipo de ser sean, el futuro será un lugar mucho mejor. Quizás ellos no hayan sido amigos desde el principio, pero solamente basta con dar el primer paso para terminar así.

_ Seria lindo vivir en un mundo donde no haya ningún tipo de enemistad entre los seres –dije

_ Aquí hay todo tipo de seres y todos conviven en paz –continuo ella- Es solo cuestión de enseñar lo correcto. De abrirles las mentes a los otros para que puedan ver y aceptar las diferencias de los demás. Ojala mis compañeros estuvieran aquí para ver a lo que hemos llegado.

_ ¿Qué haremos aquí? –pregunte

_ Te dije que empezarías tu entrenamiento. Las clases comienzan a las 8 a.m. y terminan a las 6 p.m. Pero primero debo hablar con el director –dijo mi mamá y continuó con su camino, suspire frustrada

_ ¿He abandonado mis clases normales para tener que levantarme aun mas temprano y salir aun mas tarde? –Pregunte a tiempo que la alcanzaba- Esto no es muy justo que digamos.

_ Serán tan solo unos días. Te quedaras hasta el 30 en casa –dijo ella- Además, yo creo que te gustara este lugar. Aprenderás a hacer todo tipo de cosas. Además, tu padre dijo que si cumplías con tu entrenamiento, te enseñaría magia todas las tardes.

_ ¿Enserio? –pregunte y ella asintió

_ Dijo que te enseñaría sus hechizos mas poderosos y a manipular tu don a tu antojo –dijo mi mamá- Claro, tu a cambio debes cumplir con esto y comprometerte a venir cada día.

_ No faltara ni un solo minuto –dije totalmente firme

Ella sonrió y continuamos caminando. Mi mente ya se ilusionaba ante la idea de que mi papá me enseñara sus mejores hechizos y todo lo que sabía hacer. En todo este tiempo, él jamás se había dispuesto a darme clases de magia, pero ahora estaba más que feliz por ello. Vendría cada día a este lugar sin importar mi estado con tal de que él me enseñara todo lo que sabía.

No preste mucha atención al resto del camino, lo cierto era que mi mente estaba en otra cosa. Solo reaccione luego de que mi mamá hubiera tenido que llamarme varias veces para ver que ya habíamos llegado. Como siempre, el frente de la oficina que daba al pasillo no era mas que puro cristal y podía ver a un hombre sentado en un magnifico escritorio. Él tenia el cabello canoso y unos ojos gris intenso, me llevo tan solo dos segundos identificarlo como un ángel. Ya estaba teniendo práctica en esto. Entramos sin ningún problema. La oficina era realmente increíble, con estanterías a un lado y todo tipo de cuadros y actas colgadas en la pared. Me detuve un segundo al pisar el magnifico tapete que había en el suelo que tenia la forma de un sol con sus rayos zigzagueantes. El hombre levanto la vista de lo que estaba haciendo y nos miro. Poco a poco una dulce sonrisa fue tomando lugar en su rostro cuando reconoció a mi mamá y entonces dejo todo su trabajo de lado para atendernos.

_ Buenos días Adam –dijo mi mamá sonriendo

_ Hace mucho tiempo que no te veo Caroline –dijo el hombre, parándose para recibirnos- Por favor, no se queden ahí paradas, pueden tomar asiento.

Dos sillas se corrieron solas desde cada lado de la habitación, casi como si fueran guiadas por rieles hasta acabar frente al escritorio. Todo en este lugar tenía un estilo moderno. Desde el negro escritorio hasta las sillas rojas y sobretodo las estanterías blancas. Estaba fascinada, casi parecía una ciudadela del futuro. Mi mamá tomo asiento sin más preámbulo y el hombre volvió a recuperar su lugar. Tome asiento delicadamente, sin poder dejar de mirar todo lo que me rodeaba.

_ ¿A que hermosa jovencita me has traído? –pregunto Adam

_ Ella es Katherin, mi hija –dijo ella y me miro- Él es Adam, el director de Solcius y el que esta a cargo de todo este lugar.

_ Deja todas las formalidades de lado. A los chicos les digo que soy como un amigo mas, no deben tratarme de otro modo –dijo Adam sonriéndome- Tienes los ojos de tu madre.

_ Gracias –dije

_ Ya que se va a quedar unos días estaría bueno ver su nivel –dijo él mirando a mi mamá- ¿Algo que recalcar?

_ Sabe esgrima –dijo mi mamá- También es muy ágil y rápida. Ha estado ya en tres combates reales. Ha huido de cinco ángeles que la persiguieron una vez. También estuvo encarcelada por la Secta y escapo sin problemas. Adam, es mi hija, es igual que yo en muchas cosas.

_ ¿Quién te ha enseñado esgrima? –me pregunto él

_ Me ha enseñado la ex-mano derecha de Lucifer –dije

_ Ya veo –dijo él- ¿Sabes hechizos de combate?

_ Realmente no. Se improvisar a partir de lo que tengo –dije

_ Piensa y actúa rápido –dijo mi mamá- Ha salido del encanto fatal de un vampiro mientras la estaba mordiendo y se deshizo de él.

_ Eso es sorprendente –dijo Adam- Me emociono de solo pensar que tendré a la hija de Caroline Chevalier y Adrian Strega por unos días. Será todo un gusto tenerte aquí Katherin.

_ El gusto será mío –dije

_ ¿Qué sabe de las demás organizaciones? –pregunto el director

_ Sabe bastante acerca de la Secta y es amiga de cinco servidores del Consejo por lo que saber algo, sabe –dijo mi mamá

_ Katherin, sabes que no puedes decirles nada de Solcius a los servidores del Consejo –dijo él y asentí a mi pesar- Pues entonces esta todo perfecto. No es de malo pero hemos estado trabajando durante décadas a sus espaldas y ellos no puedes saber de nosotros.

_ Ya lo se –dije y lo mire- ¿Puedo hacerle un pedido?

_ También puedes dejar de tratarme de usted. Mírame como a un amigo, un compañero si así te gusta mas –dijo él y sonreí

_ Esta bien. ¿Entonces puedo preguntarte algo? –dije

_ Lo que quieras Katherin –dijo Adam

Suspire, sin saber muy bien que iba a decir pero finalmente termine por plantear la situación de la hermana de Miguel. Para mi gran sorpresa el director me escucho muy atentamente, tomándome totalmente enserio y asintiendo. Termine de contar todo y cerré los ojos. Inspire hondamente, esperándome alguna reprimenda por lo que estaba pidiendo o simplemente esperando alguna respuesta como “nosotros no podemos interferir en eso”. Pero lo que escuche me sorprendió totalmente.

_ Me encargare de ese asunto personalmente este día. El Consejo no puede obligar a una niña de nueve años a comenzar su servicio y encima mandarla a una ciudad como Seattle –dijo el director totalmente serio- ¡No puedo creer lo que esos malditos les hacen y encima a los mas jóvenes! Son realmente unos desalmados. Esto entra en las diez peores cosas que el Consejo ha hecho.

_ Adam, han hecho cosas peores –dijo mi mamá y suspiro- Aunque yo creo que esto esta sucediendo por que esta arreglado. Estoy convencida de que alguien quiso que esto sucediera.

_ Quizás el Consejo comenzó a sospechar de tus amigos e hizo esto para darles una advertencia –dijo el director mirándome y mi mamá negó con la cabeza

_ Esto tiene la firma del oscuro por todas partes –dijo ella

_ ¿El oscuro? –pregunte confundida

_ No sabemos quien es o que es –dijo el director- Pero si sabemos que se trae algo entre manos, algo muy malo. Lo que si sabemos es que, por alguna razón, esta recopilando información sobre los diez objetos que mantienen encerrado a Lucifer.

_ No lo conseguirá nunca –dijo mi mamá tranquilamente recostándose contra su silla- Todos los objetos están perfectamente ocultos y custodiados. Y además, solo quedan nueve, uno se perdió. Solo se puede liberar a Lucifer teniendo todos los objetos y además se necesita la sangre del mejor ángel y del mejor brujo, lastima que no los tengamos con nosotros. Y aun así le seria imposible ya que nosotros modificamos la profecía accidentalmente cuando volvimos a encerrar a Lucifer. Ahora se necesita también la sangre de las dos guardianas.

_ Ya veo, y me has traído a una de las guardianas para que la entrene –dijo Adam y me quede atónita

_ ¿Qué? ¿Yo y Diana somos las guardianas? –pregunte y ambos asintieron, me lleve una mano a la frente- Me están abrumando con todo lo que me dicen. ¿Y el mejor ángel y el mejor brujo quienes son?

_ No lo sabemos –dijo mi mamá- En cada generación se destaca el mejor ángel y el mejor brujo. Yo y tu padre somos los mejores pero de nuestra generación.

_ Ahora que se ha creado una nueva generación –dijo el director- No sabemos quienes son ellos y por consiguiente no podemos asegurarnos de tenerlos en nuestro poder para cuidar la profecía. Si ese oscuro los llega a encontrar aunque sea una vez, basta con que tome un poco de sangre de ellos y tenga todos los objetos para poder liberar a Lucifer. Aunque ahora se necesita también tu sangre y la de tu hermana, por lo que no sabemos si estar más tranquilos o preocuparnos más.

_ A mi lo único que me preocupa es lo que pueda pasarle a mi hija –dijo mi mamá- No quiero que él se le acerque ni dos pasos para hacerle daño.

_ Mamá, no me pasara nada –dije poniendo una mano sobre su brazo para tranquilizarla- Estaré bien, se defenderme por mi misma.

Le sonreí para que viera que podía confiar en mí y ella me devolvió la sonrisa. Mire mi mano enguantada y no pude evitar preguntarme si a ella le importaba aquel hecho o no. Pero en ese momento, por más que la estuviera tocando portando guantes, sentía como si no los tuviera. Casi al mismo tiempo ambas nos giramos hacia el director y lo miramos fijamente.

_ Debemos saber si tú ya has visto al oscuro o no Katherin –dijo él- Pero lamentablemente no tengo los archivos aquí.

_ ¿Has visto alguna imagen de él? –pregunte y él asintió- Entonces no hay problema, yo se como puedes mostrármelo. Pero me gustaría tener tu consentimiento antes de ver tu recuerdo.

_ El don de ella es poder ver tus recuerdos –le explico mi mamá- Basta con un simple tacto para que vea lo que ella desee que alguna vez te haya sucedido.

_ No habrá problema –dijo el director

Me quite un guante con cuidado y entonces él extendió su mano. Permití que mi mano rozara apenas su piel y acto seguido, pude verlo. La imagen paso rápido por mi cabeza ya que al instante lo solté y aleje mi mano rápidamente de Adam. Yo misma me sentí palidecer y como mi temperatura descendía bruscamente. Trate de calmarme y recobrar una respiración normal a pesar del frío que sentía.

_ Es el encapuchado –dije- El que esta tras de mi desde hace semanas

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