Capitulo 16: Sucesos inesperados


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Volver a mi vida escolar resulto mas torturante de lo que imaginaba. Estaba acostumbrada a clases como C.A.S. o R.S. En este caso, asistir a una clase de comportamiento acorde a la situación o rastreo de ser resultaba mucho más excitante que la típica clase de geografía de Europa. Entre al salón y me senté en mi lugar. Suspire y apoye la cabeza sobre una mano mientras veía a los demás alumnos entrar. Si, definitivamente resultaba torturante tener que volver a retomar las clases normales en la escuela.

_ Buenos días alumnos –dijo el profesor entrando

_ Buenos días profesor –respondieron todos al unísono

Resople. Esto definitivamente seria aburrido, tortuoso e interminable. ¿Tenia que haberme acostumbrado tanto a las clases en Solcius como para que una simple clase de geografía en una escuela normal me resultase torturante? Añoraba estar en las gradas, haciendo todo tipo de cosas menos esto. Hasta podría estar en alguna misión si me hubiera quedado. Volví a negarlo, yo realmente deseaba estar aquí.

_ Bueno alumnos, hoy tenemos un día especial ya que se me ha informado que recibimos a una nueva alumna –dijo el profesor y tomo una carpeta de su escritorio- Ella se ha trasladado recientemente a esta escuela y es un honor puesto que viene del preciado Instituto Bella Vista.

Eso basto para sacarme de mi aburrimiento y levante la vista, fijándome en el frente. Aquel hecho no solo capto mi atención sino que la de todos los estudiantes. Y era de esperarse, puesto que para los humanos el Bella Vista no era más que el mejor instituto del mundo al que solo se podía entrar con invitación. Claro, todo eso era una encubierta para no decir que era un instituto bajo el dominio de Lucifer para entrenar a sus servidores. La simple idea de que una bruja, servidora de Lucifer, viniera a parar a esta escuela y justamente a esta clase me perturbaba.

_ Adelante, pasa, no seas tímida –dijo el profesor mirando hacia la puerta

Me quede helada al ver a la chica que entro y se paro al frente. Ella mostró una sonrisa falsa y sostuvo sus manos detrás de su espalda con la mejor imitación de una niñita buena. ¿Tímida? No, yo podía asegurar que ella era todo lo contrario a tímida. ¿Y que demonios estaba haciendo aquí? Su piel era pálida, sus labios resaltaban rojos como sangre en su rostro, sus ojos marrones brillaron de un color rojizo cuando se fijaron en mí. Apreté los dientes al ver como me dedicaba una de sus sonrisas falsas. Y por supuesto, ella no podía pasar desapercibida, necesitaba vestirse con una minifalda extremadamente corta y unas altas botas de cuero.

_ Buenos días, me presento, soy Diana Strega –dijo y enseguida el murmullo se levanto entre los alumnos- Como ya habrán notado porto el mismo apellido que Katherin y eso es por que ella es mi hermana.

El murmullo se levanto aun más y le dedique una mirada de odio cuando ella me sonrió maliciosamente. Adiós a la Diana vulnerable y algo buena que había conocido en Boston, ahora volvíamos nuevamente a nuestra enemistad. Durante unos segundos me pregunte exactamente que estarían viendo los demás, o si lo que yo estaba viendo era real. Después de todo, el don de Diana era el de crear ilusiones. No me sorprendía que hubiera podido engañar tan fácilmente a los demás con su imagen de niñita buena. Era oficial, de ahora en mas no podía confiar totalmente en mis ojos.

_ Entonces eres la hermana de la señorita Strega –dijo el profesor mirándola con interés y ella dio otra de sus sonrisas falsas

_ Así es –dijo Diana

_ Pues entonces, si es igual de buena que su hermana, será un placer tenerla aquí –dijo el profesor y suspire ante lo crédulo que era

_ Créame que el placer será todo mío –dijo ella educadamente- Me han hablado muy bien de esta institución y sus estudiantes. ¡Y además podré pasar más tiempo con mi querida hermanita!

Casi me imagine parándome y matándola. Hasta metí una mano dentro de mi chaqueta y acaricie el metal del arma que resultaba ser calido y a la vez helado. Suspire y saque la mano. Por más que lo deseara, no podía matarla, era mi hermana. Ella sonrió falsamente una última vez. ¿Realmente sonreía de ese modo o no era más que una ilusión para todos? Seguramente ella debía de estar burlándose de lo crédulos que resultaban ser los humanos. Diana rápidamente dejo su lugar y tomo asiento junto a mí. ¿Por qué demonios tenia que haberme sentado sola y no acompañada? El profesor rápidamente empezó con su clase, extendiendo un mapa de Europa en el pizarrón mientras que los alumnos no dejaban de hablar ante la nueva noticia.

_ ¿Qué demonios haces aquí? –pregunte por lo bajo y ella me sonrió con suficiencia

_ ¿No es obvio hermanita? Vine a pasar más tiempo contigo –dijo Diana

_ Sabes que no te creo ni una palabra –dije y la mire molesta- Di la verdad.

_ ¿No es la verdad? ¡Pasare más tiempo contigo! Será genial además de que conseguí que dirección me diera un horario casi idéntico al tuyo. Pasaremos la mayoría de las clases juntas –dijo Diana con entusiasmo mientras que yo sentía totalmente lo contrario- Mi Señor me ha pedido que te vigile de cerca. Ya sabes, él no esta en muy buen estado.

_ Sigo lamentándome por no haberlo matado –dije y ella me pego una patada por debajo de la mesa

Apreté los dientes para no gritar ante el dolor de su taco aguja clavándose en mi tobillo y ella sonrió. Saque una birome y rápidamente empecé a tomar notas de lo que decía el profesor para distraerme. Mis útiles se desparramaron totalmente sobre la mesa y tome el compás para copiar el dibujo que el profesor estaba haciendo. Lamentablemente para Diana, el compás resbalo de mis dedos y la punta se clavo en su mano.

_ Ay, lo siento –dije fingiendo que enserio lo hacia- ¿Te lastime?

Ella no respondió pero pude ver por su rostro y como cerraba las manos en puños que enserio lo había hecho. Sonreí mientras recuperaba mi compás y lo dejaba a un lado. Ella se mostró con indiferencia y tomo un cuaderno en donde comenzó a escribir desinteresadamente cada cosa que el profesor decía.

_ Sabes una cosa Kat, esperaba que me dieras una mejor bienvenida –dijo ella

_ La tregua se acabo –dije- No creas que he olvidado todo lo que hiciste la otra vez que estuviste en este pueblo.

_ Sigo lamentándome por no haberlo matado –dijo ella, imitándome y mi compás se clavo entre sus dedos

_ Hazle algo y no te tendré piedad –dije

_ No le haré nada a Alexander –dijo ella- Esta en tu, perdón, nuestro mismo año. ¿No es así? Ya quiero ver su cara cuando sepa que soy la nueva estudiante.

_ ¿Me dirás que demonios haces aquí realmente o tendré que saberlo por la fuerza? –pregunte

_ ¿Algún problema señoritas? –pregunto el profesor, deteniéndose y mirándonos

_ Ninguno profesor –dije sonriendo con inocencia

_ Kathy solamente me estaba diciendo lo buen profesor que es usted –dijo Diana sonriendo también con inocencia

_ Ah –dijo el profesor sin saber exactamente que decir al estar atrapado bajo nuestro encanto- Bueno... Continúen...

_ Mi Señor me mando –dijo Diana una vez que el profesor continuo con su clase- Por eso estoy aquí.

_ ¿Y para que demonios te mando aquí? –pregunte, frustrada por nunca obtener mi respuesta

_ Alguien se le escapo y me mando a tenerlo vigilado –dijo ella- Además de que vine a hacerles la vida un poco mas miserable a ti y a tus amigos.

_ Eres detestable –dije y ella rió por lo bajo

_ Ay hermanita, no tienes idea de lo que te espera –dijo ella- Esto apenas es el comienzo.

_ Pues si ya comenzó con que tú te hayas trasladado a esta escuela, no quiero saber como seguirá el resto –dije

_ Tranquila hermanita, aprenderás a soportarme como yo he aprendido a soportarte a ti –dijo ella tranquilamente

_ Lo dudo –dije y apoye mi cabeza sobre mi mano

La clase transcurrió tortuosamente lenta. Simplemente no podía estar sentada a un lado de Diana y encima no lograba soportar su aroma. Ella también olía a ese detestable e intenso aroma a rosas. Necesitaba encontrar el perfume que el encapuchado le había regalado y destruirlo o ese detestable aroma a rosas me haría enloquecer. Por un segundo me compadecí de ella, de que amara a un hombre que solamente la utilizaba como otro peón más en su juego. La mire de soslayo, sintiendo lastima. Pero ella ni me presto atención, seguía sonriendo maliciosamente mientras escribía en su libreta con su perfecta caligrafía. Ella bostezo y se echo hacia atrás en la silla, dejando que su birome continuara escribiendo sola.

_ ¿Qué? –Susurre- No puedes hacer eso.

_ Claro que puedo, mírame –dijo ella y sonrió con suficiencia- No importa, si los tontos humanos ven lo que yo quiera.

_ No es correcto –dije- Debes comportarte como una mas.

_ Soy única, no quiero ser una mas del montón como tú –dijo ella- Por cierto, mira lo nuevo que he aprendido a hacer. Tempus. Accelerāre.

El timbre sonó en ese instante y Diana sonrió mientras tomaba sus cosas. ¿Qué? ¡No podía hacer algo así! Adelantar el tiempo estaba mal, eso afectaba a los humanos de modo que les causaba más agotamiento por vivir treinta minutos en treinta segundos. Y aun peor, la presencia de magia era más que evidente y los ángeles la sentirían. Suspire y tome mis cosas, preparándome para lo que me esperaba. Sentí nuevamente la presencia de magia y vi como Diana movía un dedo con regocijo. El profesor se patino, haciendo una extraña pirueta en el aire y luego cayéndose al suelo con un duro golpe. Todos los alumnos rieron y en cuanto el profesor intento ponerse en pie, sosteniéndose de su escritorio, Diana hizo que las patas de este se rompieran. Dando por resultado que el profesor cayera nuevamente al suelo y todo lo que había sobre el escritorio se le cayera encima.

_ ¡Deja eso! –susurre y ella rió

_ Se lo merece, su clase es muy aburrida –dijo Diana

Ataje su mano en el aire para que no continuara torturando al pobre hombre y le advertí con la mirada. Ella me echo una mirada de odio y así nos quedamos ambas durantes unos segundos. Finalmente Diana resoplo y bajo su mano. Se movió el cabello de modo que este me pego directo en el rostro cuando ella se dio vuelta y partió. Guarde el resto de las cosas en mi mochila y me la colgué del hombro. Me detuve un segundo, parándome frente al profesor y tendiéndole una mano para ayudarlo a ponerse en pie. Él me sonrió al aceptarla y se levanto.

_ Muchas gracias señorita –dijo él

_ No es nada –dije y le dedique una adorable sonrisa

Salí del aula y apenas si pude dar cinco pasos en el pasillo antes de que Nikky se me echara encima y me abrazara. Sus ojos marrones no mostraban más que su cotidiano entusiasmo. La mire con curiosidad, fijándome en que se había cortado el cabello. Ahora lo tenia corto y enrulado, dándole aun mas aires de traviesa. Ella finalmente se separo de mí y me dedico una gran sonrisa.

_ ¡Has vuelto! ¡Has vuelto! –Exclamo- ¡Al fin! Ya me sentía solita sin tu compañía. ¿Por qué te has ido tanto tiempo?

_ Quería pasar más días con mi familia –dije- ¿Y Mecha?

_ ¿No lo sabes? –Pregunto y negué con la cabeza- En el trabajo al padre lo transfirieron y se tuvo que mudar. Hace días que ella ya no esta por aquí.

_ ¡Que! –exclame y ella asintió a su pesar

_ Y Katherin, yo también me mudo –dijo Nikky dejándome mas atónita- A mi papá le ofrecieron un mejor empleo en Los Ángeles. ¿Te imaginas? Viviré junto a las estrellas. Podrás venir a visitarme cuando quieras y yo también vendré aquí a verte cuando pueda.

_ Estoy feliz por ti –dije y ella me abrazo

_ Yo también te extrañare Kat –susurro Nikky- Pero seguiremos siendo mejores amigas. Me quedare aquí hasta el cinco.

_ Cinco días para despedirme de ti es muy poco tiempo –dije- Eres la primer amiga que tuve en este lugar.

_ Nos seguiremos viendo y además, gracias a Dios que existe el teléfono y el Internet –exclamo ella y no pude evitar reír- Kat, tu junto con Mecha son las mejores amigas que he tenido.

_ Te extrañare mucho Nikky –dije y finalmente nos separamos

_ No te me pongas sentimental ahora –dijo ella y reí- Además, cinco días es un montón de tiempo. Piensa el lado bueno, nos veremos hoy en la fiesta de fin de año.

_ Extraño que sea en la casa de Victoria y que nos haya invitado –dije

_ No, es normal –dijo Nikky tranquilamente- Es su obra de caridad anual y siempre invita a toda la escuela. Además, es la primera vez que ira alguno de los alados y eso es gracias a que tú eres su amiga. Victoria nos invito por eso.

_ Ya sospechaba que debía ser por algo así –dije

_ Pues claro, es Victoria D´Alessandra Martinez de quien estamos hablando, la típica chica malcriada –dijo ella- Por cierto, he oído que hay una nueva alumna en nuestro año. ¿Ya la has conocido?

_ Lamentablemente –dije

Pase a un lado de ella, dejándola con una expresión de total incredulidad. Pero lo último que deseaba era hablar sobre aquel tema. Internamente me sentía mal por que mis dos mejores amigas partían. Extrañaría a Nikky por mas que fuera una simple humana y la ausencia de Mecha ya se hacia notar. Suspire y abrí la puerta de mi casillero, dejando todas las cosas de geografía dentro.

_ Entiendo que posiblemente la escuela es insoportable –dijo Gabriel apareciendo y apoyándose de lado contra los casilleros- Pero esa no es razón para adelantar el tiempo.

_ Ya lo se pero yo no fui –dije y tome un libro

_ ¿Qué haces? –pregunto Gabriel

_ Tengo literatura, debo tomar las cosas –dije y él negó con la cabeza

_ El profesor Folleman renuncio hace seis días, tienes hora libre, aun no han encontrado a un reemplazante –dijo él y el libro se me cayo a los pies

_ ¿Qué? –pregunte

No, esto no podía estar pasándome. Primero mis amigas y ahora mi compañero y profesor. ¿Algo más? Me agache aun estando sin palabras y recogí el libro. No entendía como era posible que el señor Folleman hubiera renunciado y encima el día de Navidad. Él amaba mucho su trabajo en este lugar, se me era imposible asimilar el hecho de que hubiera renunciado.

_ ¿Estas bromeando? –pregunte y Gabriel negó con la cabeza

_ Renuncio. Dicen que se fue a Hawai a dar clases –dijo él

_ Es una lastima –dije tristemente y volví a guardar el libro en el casillero- Por cierto Gabriel, tengo tu regalo de Navidad en la mochila. ¿Lo quieres ahora?

_ Dámelo a la tarde cuando yo te dé el tuyo –dijo Gabriel y me sonrió

_ No tenías que comprarme nada –dije

_ Y no lo he hecho –dijo él y lo mire con curiosidad- Hablamos toda la noche respecto a que podíamos regalarte y finalmente llegamos a una conclusión. Es sorpresa, ya lo veras. Y por cierto, no se que has estado haciendo esta mañana pero no puedes utilizar magia en este lugar y lo sabes.

_ Pero no soy yo –dije- Es...

_ Soy yo –dijo Diana apareciendo a un lado mío y Gabriel se quedo paralizado

_ Tú otra vez no –dijo Gabriel y le echo una mirada de odio- Vete ya mismo de este pueblo.

_ ¿Por qué? Tan solo soy una nueva estudiante, me portare bien –dijo Diana

_ Igual que como te has portado en geografía –dije y ella me pateo nuevamente en el tobillo

No grite, pero sentí mis ojos humedecerse ante el terrible dolor y el grito que estaba aguantando. Gabriel miro furioso a Diana y pude adivinar por su mirada que ya estaba pensando en cien modos de deshacerse de ella. Definitivamente este no estaba resultando un buen día. Diana miro desafiante a Gabriel, casi incitándolo a que la atacara aquí en el pasillo frente a todos los humanos. Ella le saco la lengua y rápidamente le pegue un codazo en las costillas.

_ Compórtate o yo misma me encargo de ti –dije

_ Tranquila, no soy un tipo fácil de enfurecer –dijo Gabriel tranquilamente- Por otra parte, desearía saber que hace ella aquí.

_ Dice que a su Señor se le escapo alguien y ella esta aquí para vigilarlo –dije- Ni siquiera termino de entender su razón.

_ Es que una ficha no se movió como estaba planeado en el tablero de mi Señor y yo estoy aquí para hacer que esa ficha vuelva a su lugar –dijo Diana

_ Si, muy comprensible –dijo Gabriel fingiendo y luego la miro seriamente- Será mejor que te comportes o nos encargaremos de ti.

_ ¿Tal como hicieron la otra vez? Adelante, será muy divertido –dijo Diana y sonrió- No me vendría mal un poco de ejercicio. ¿Cómo es que te llamas?

_ Gabriel –dijo él

_ Nombre muy común para un ángel –dijo ella y dio media vuelta, ya partiendo- Adiós Katherin, te veré en la próxima hora. Y en la próxima, y en la próxima, y en la próxima...

_ ¡Maldición! –exclame y ella solo rió antes de desaparecer de nuestras vistas- Es torturante.

_ ¿Se supone que has convivido la mayor parte de tu vida con ella? –pregunto Gabriel y asentí

_ Lamentablemente –dije y suspire

_ ¿Era cierto lo de que te vería en las siguientes horas? –pregunto Gabriel con curiosidad

_ Consiguió un horario casi idéntico al mío –dije- No me sorprende, lo hace para molestarme. De hecho, hasta me pregunto que les habrá hecho a los de administración para que le dieran ese horario.

_ ¿Cuántos años tiene tu hermana? –pregunto él y levante la vista, mirándolo

_ ¿Te interesa? –pregunte

_ Simple curiosidad –dijo él con tranquilidad

_ Dieciocho desde hace dos meses –dije y suspire- Esa es su edad. Yo me ocupare de controlarla pero por favor no le hagan nada. Será malvada pero sigue siendo mi hermana y sé que sigue habiendo algo bueno en ella.

_ Por mi no hay problema –dijo Gabriel y sonrió- ¿Te veo a la tarde?

_ Si sobrevivo el resto del día –dije con una mueca y luego le sonreí también

El día me resulto interminable en compañía de Diana en prácticamente todas las clases. Hasta llegue a cuestionarme si lograría sobrevivir hasta la tarde. Por suerte, el último timbre sonó. Jamás había adorado tanto aquel último timbre como este día. Su sonido me resultaba algo casi glorioso y rápidamente corrí por los pasillos para huir de Diana lo antes posible. Vi a mi hermana salir segundos después que yo y cruzar todo el frente de la escuela hasta subirse en el asiento trasero de un elegante auto negro. La mayoría de los estudiantes se quedaron mirándola boquiabiertas. ¿Acaso ella no podía pasar desapercibida? Suspire, y esto apenas era el primer día.

_ Estoy empezando a creer que a los tuyos les encanta atraer la atención –dijo Alex parándose a un lado mío- ¿Me vas a explicar que hace tu hermana aquí?

_ No lo se –dije

_ Sabes una cosa, es extraño que hace unos días me hayas pedido que no ataque a tu hermana si me la cruzo y días después ella se traslada aquí –dijo Alex mirándome de soslayo y suspire

_ ¿Desconfías de mi Alexander? –Pregunte y lo mire directo a los ojos- Te juro que yo no sabia nada de esto. Ni siquiera logro entender por completo que demonios hace ella aquí.

_ Pero aquí esta –dijo él

_ Si, pero no por que yo lo desee ni por que lo hubiera sabido de antes –dije y clave mi vista en el suelo- Ya bastante tengo con ella, con que mis amigas se muden y con que el señor Folleman haya renunciado. No me agregues tu desconfianza a todos los pesares y problemas que ya tengo.

_ No es desconfianza, solamente digo que es mucha coincidencia –dijo él tranquilamente y levante la vista

_ Pero no es mas que eso –dije- Una coincidencia. Al menos para mi no es mas que aquello pero si tu quieres verlo de otro modo haz como quieras.

_ No quiero verlo de otro modo, te creo –dijo él y me sonrió- No te hubieras molestado tanto por la presencia de tu hermana si lo hubieras sabido de antes. Ahora olvídate de tu hermana, es el último día del año y no te permitiré que lo pases así. Por otra parte, si es extraño que a la mayoría de los tuyos, incluyendo tu hermana, les guste llamar la atención y a ti todo lo contrario.

_ Te dije cientos de veces que no soy normal –dije

_ Y así de anormal como eres me gustas mucho –dijo él y sonreí, sonrojándome y bajando la vista- Aun así, no creas que me di por vencido. Aun sigo cuestionándome el modo de deshacerme de ti.

_ ¡Que! –exclame, quedándome sin palabras y él rió

_ Es el mayor pasatiempo de mi vida –dijo Alex sonriendo

_ Vete al diablo Alexander –dije y me di media vuelta

No pude dar ni dos pasos antes de que Alex me atajara por la cintura y me atrajera hacia él. Lo sentí demasiado cerca, sin que él me dejara partir y, lamentablemente, cualquier molestia quedo hecha trizas junto con mi voluntad. Suspire, sintiendo su exquisito aroma y su fresco aliento rozarme la piel. No era justo que él pudiera conmigo tan fácilmente y encima que yo lo amara tanto. Ya con solo sentir sus manos tomarme delicadamente por la cintura sabia que tenia la batalla perdida.

_ Sabes que jamás querría deshacerme de ti –susurro Alex

Por un segundo sentí como mi cuerpo entero fallaba. ¿Era capaz de enfrentarme en un combate casi a muerte con el sujeto más sombrío del mundo pero no era capaz de resistirme a un simple ángel? No, yo sabia que él no era un simple ángel pero aun así no tenia lógica la forma en que yo cedía tan fácilmente. Él rió al lado de mi oído, casi como si estuviera intuyendo mis pensamientos y en cierto modo no me resultaría extraño.

_ Lo digo enserio Kat –susurro él- No se que seria de mi si algún día desapareces. No tienes idea de lo que fue para mi saber que quizás no volverías por que preferías quedarte con ellos.

_ Yo me prometí a mi misma que volvería –dije y me di vuelta, aun teniendo sus brazos alrededor de mí- Y aquí es donde quiero estar en este exacto momento.

_ Me encanta la idea pero seria muy egoísta de mi parte retenerte aquí cuando Daniel anda ansioso por que le des su regalo –dijo él soltándome y luego me guiño un ojo- Sabes que para él cualquier cosa de tu parte es digna de investigarse y hacerle mil pruebas que yo no les encuentro sentido.

_ Ya lo se, es por eso que pensé en el regalo de Navidad adecuado para cada uno –dije y me encogí de hombros- No será gran cosa pero es lo único que puedo conseguir cuando no ando con mucho tiempo libre de sobra.

_ Igual no se para que te molestaste en buscar un regalo para cada uno pero bueno –dijo Alex, ya partiendo y lo alcance casi corriendo

_ Por que Miguel me dijo que él me iba a dar un regalo por Navidad y entonces yo quería darle uno. Y buscar algo para los demás no me costaba nada –dije- Claro, él me lo dijo cuando aun seguía sonriente. Quizás logre hacerlo sonreír al menos una vez con mi regalo.

_ Te deseo suerte, he intentado todo lo que se me ocurrió y aun así es imposible –dijo Alex y cruzo los brazos detrás de su cabeza, suspiro- Me pone mal verlo tan destrozado y saber que tuve que ser yo quien le dio esa noticia.

_ Aun así no es culpa tuya –dije

_ Pero es imposible no sentirme culpable por eso –dijo él- Lo peor es que no se por que, pero desde lo sucedido aquel día no me puedo quitar de la cabeza el presentimiento de que algo malo va a pasar.

_ No eres el único –dije y sonreí- Al menos herí al encapuchado la ultima vez que lo vi, le tomara tiempo recuperarse.

_ No quiero saber que habrá hecho para que reaccionaras de ese modo y prácticamente lo mataras –dijo Alex sonriendo y por un segundo sentí el dolor ante el recuerdo

_ Nada que valga la pena mencionar –susurre

Alex me miro con preocupación y sonreí recobrando mi ánimo de modo que todo estaba bien y no había nada que debiera importarle. No deseaba contarle de mi último encuentro con el encapuchado, de hecho, ni siquiera deseaba recordarlo. La única persona en saber por que realmente yo había reaccionado tan violentamente era Jude y mientras pudiera no se lo diría a nadie mas, no era algo que deseaba compartir. Y lo peor de todo era que por más que lo intentaba, no podía olvidarme de aquello y la rabia con la tristeza me invadían cada vez que lo recordaba, hablándome y tocándome.

Por suerte Alex pareció olvidar completamente el asunto sabiendo que yo prefería no hablar de ninguno de los encuentros que hubiera tenido con el encapuchado y en cuestión de minutos ya estábamos en su casa. Él aparco la motocicleta sin problema justo al frente del auto de Gabriel y deje de sujetarlo tan fuertemente. Gabriel y Miguel estaban sentados en el frente hablando. O al menos Gabriel estaba hablando mientras que Miguel tenía la vista perdida en alguna parte y parecía no estar escuchándolo.

_ Déjalo Gabriel, no te esta prestando atención –dijo Alex pasando a un lado de ellos

_ Ya veras, en algún momento conseguiré hacerlo sonreí nuevamente –dijo Gabriel y Alex suspiro frustrado

_ Yo puedo intentarlo –dije

Avance unos pasos hasta estar frente a Miguel y me incline para poder verlo directo al rostro. Aun así, él pareció ni percatarse de mi presencia, simplemente seguía con su mirada tristemente perdida. Busque rápidamente en el bolsillo externo de mi mochila y saque una pequeña bolsita de tela. Tire del cordón, para desatarla y poder abrirla y al instante tome uno de los pequeños trocitos blancos que había dentro.

_ Ten –dije, poniéndoselo frente los ojos de modo que no pudo evitar mirarlo- Adelante, tómalo. Estuve todo mi único día totalmente libre y sin nada que hacer buscando el modo de que pudieras comerlo. Al final tenia razón, los milsabores que yo tenia no podían ser consumidos por ángeles. Así que estuve durante horas buscando un libro en la biblioteca de mi papá hasta que finalmente encontré la receta de los milsabores que si puedes comer. No se, yo no noto la diferencia, pero ya hice la prueba y los ángeles los pueden comer.

Miguel levanto la cabeza y por primera vez me miro realmente y con curiosidad. Sonreí al extender la mano aun conteniendo el milsabores hacia él y Miguel lo tomo. Se lo llevo a la boca y cerró los ojos, dejándose invadir por la sensación de la perfecta golosina. Me vi tentada de tomar uno de la bolsa sabiendo que no existía mayor adicción que un milsabores para mí pero me negué rotundamente. Me había dicho que serian todos de Miguel, que yo no tocaría ni uno por que además, tenía los míos propios.

_ Gracias –dijo Miguel abriendo los ojos y finalmente sonrió apenas

_ No es nada –dije devolviéndole la sonrisa- Valió la pena si después de todo te gusto. Es mi regalo de Navidad para ti. No será gran cosa pero pensé que te gustaría, tú siempre querías probar al menos uno, ahora tienes toda una bolsa. Si sabes cuidarlos te duraran bastante. A mi no me duran ni un mes, son una terrible adicción para mi –agregue con una mueca y su sonrisa se ensancho

_ No lo dudo –dijo él

_ Perfecto, nosotros como unos tontos durante días estuvimos intentando cualquier cosa para al menos hacerlo reaccionar y basto con que viniera la bruja y le diera una golosina para conseguir que sonriera –dijo Alex tranquilamente y reí- Perfecto, el mundo ya esta totalmente de cabeza. Ahora, si no les importa, iré adentro donde la lógica aun parece predominar.

_ Haz lo que quieras –dijo Miguel con la voz vacía y luego me arrebato la bolsa de la mano, tomando otro milsabores luego de que Alex entro

_ Te duraran dos días si te vuelves adicto –dijo Gabriel

_ Tranquilo, hay bastantes –dije pero aun así le arrebate la bolsa a Miguel y lo mire con seriedad- Si no los consumes con consciencia me los quedare yo. Además, piénsalo de este modo, te duraran más tiempo.

Él suspiro cuando le devolví la bolsa y la guardo en un bolsillo de su chaqueta. Aun así, se seguía notando en su rostro el destrozo interno que tenia y no pude evitar sentir lastima por él. Sabia que esto no cambiaria mucho su situación, que de hecho, no lo ayudaba en nada respecto a su problema pero al menos no actuaría mas como un muerto en vida. Miguel se puso en pie y aun así pude ver la tristeza a través de sus ojos color caramelo. Se paro frente a mí y dulcemente se ocupo de acomodarme el cabello con una mano que se me había despeinado.

_ Ya me has dado tu regalo, ahora es turno de que te dé el mío –dijo él y me beso dulcemente en la frente, dejándome sin palabras- Te entrego la virtud de la camaradería. Para que siempre recuerdes que hay otros apoyándote y nunca estás sola. No debes olvidarte de tus amigos Kat como ellos jamás lo harán de ti. A mi me gusta pensar que es una linda virtud, se siente bien saber que siempre habrá alguien mas para apoyarte.

_ Gracias –susurre y lo mire- Sinceramente no se que decir, no me esperaba algo así.

Él me sonrió por más que aquella aparente alegría no llego a sus ojos. Me palmeo dos veces el hombro y luego paso a mi lado, partiendo. Yo aun seguía en blanco, no le había mentido a Miguel, no sabia que hacer ya que jamás me hubiera esperado algo así. ¿Qué él me regalara su virtud? ¿Acaso aquello era posible? El Golden Retriever pasó entre mis piernas, sacándome de mis pensamientos y siguiendo a su amo. Cuando me di vuelta apenas si alcance a ver la cola del perro antes de que este desapareciera totalmente tras Miguel. Gabriel suspiro y se puso en pie, mirándome por un segundo.

_ ¿En realidad él me...? –Gabriel asintió antes de que pudiera continuar- ¿Pero como es posible que Miguel haya hecho aquello?

_ La virtud suya es la camaradería –dijo Gabriel y sonrió- Puede regalártela si lo desea. Él no la perderá ni nada, simplemente te brinda a ti también esa virtud. Por otra parte, lo has hecho sonreír con tu regalo. No lo veo sonreír desde que recibió esa carta, realmente te lo agradezco Katherin.

_ Es muy difícil que un milsabores no te quite una sonrisa –dije- Sabe a lo que mas te gustaría y te provoca la sensación de aquello. Son geniales en cierto modo. Valieron la pena las cinco horas en la biblioteca de mi papá buscando como hacerlos.

_ ¿Te dije que algún día me debes invitar a tu casa? –pregunto Gabriel y sonreí

_ No, y aun debo presentarte a Moliere –dije

Tire mi mochila hacia adelante, aun manteniéndola colgada de mi hombro y la abrí. Busque entre los libros y cuadernos hasta dar con lo que deseaba encontrar. Saque un pilón de hojas, envueltas delicadamente en cuero y atadas con una cinta. Si, definitivamente era esto lo que buscaba, era imposible equivocarse. Gabriel me miro más que con los ojos abiertos cuando se lo entregue y él lo tomo sin comprender.

_ Quizás no sea el mismo Moliere –dije haciendo una mueca- Pero me llevo muy bien con él y le pedí si me podía hacer un favor. Acepto encantado.

_ ¿Qué es esto? –pregunto Gabriel mirando lo que tenia en ambas manos

_ Los enredos de Scapin, el primer libro que me prestaste –admití sonriendo- Ahí tienes un manuscrito hecho por el propio Moliere además de un par de cosas mas. Tiene algunas escenas que seguramente no habrás leído y además contiene todos los comentarios y notas del autor.

_ ¿Estas bromeando? –Exclamo Gabriel totalmente entusiasmado y negué con la cabeza- Esto es increíble, no lo puedo creer. ¿Estas segura de que no estoy dormido o ando en alguna ilusión de tu hermana?

_ Tan segura como que también hay una carta ahí para ti. Le hable de ti y de que te gustaban mucho sus obras. Moliere quiso escribirte una dedicatoria y una carta, no se, cosas suyas –dije

_ ¿Enserio? ¡Gracias, gracias, gracias! –grito él y me abrazo fuertemente

_ No es nada –dije

Jamás imagine que Gabriel podría tener tanta fuerza, no parecía. Él, que siempre era tan tranquilo y pacifista, prácticamente me estaba dejando sin aire con su abrazo. Me soltó mientras la alegría aun seguía brillando en sus ojos y me miro por un largo rato. Recupero su calma en un tiempo record y luego, con una mano, me corrió el cabello de la frente. Nuevamente me quede sin palabras cuando sus labios presionaron contra mi piel, dejándome totalmente en blanco. Él me acomodo nuevamente el flequillo en su lugar y luego me sonrió dulcemente.

_ Te entrego la virtud de la paciencia Katherin, para que siempre sepas aguardar el momento indicado para actuar –dijo Gabriel- Y debes saber, que cuando algo mas se hace esperar, mas te darás cuenta que vale la pena por que será maravilloso. Este es mi regalo para ti Kat. Feliz Navidad, aunque sea atrasada.

_ Muchas gracias Gabriel –dije

_ Es un placer –dijo él

_ ¿Ya han terminado? –Pregunto Daniel, saltando desde el techo y aterrizando perfectamente frente a mí- Yo ya quiero darle mi regalo, no quiero ser el último.

_ Tranquilo Daniel, eres el tercero –dijo Gabriel

_ Perfecto –dijo Daniel y también me beso delicadamente en la frente- Aquí tienes la virtud de la inteligencia, para que siempre sepas analizar la situación y actuar del modo mas eficiente. Además de que te servirá para muchas otras cosas. Es una virtud muy buena, o al menos yo pienso eso.

_ Y no te equivocas –dije y sonreí- Muchas gracias Daniel, yo también tengo algo para ti.

Busque en mi mochila sin encontrar nada y suspire. Metí la mano dentro de mi chaqueta, quedándome helada cuando mis dedos tocaron el arma y estando frente a ellos, pero finalmente encontrando lo que quería. Saque una brújula de aspecto antiguo y se la di a Daniel. Él la tomo, la hizo girar entre sus dedos, la examino de todo tipo de modo posible y aun así me miro con intensa curiosidad y seriedad.

_ ¿Para que sirve? –Pregunto y la comisura derecha de su labio se elevo- Sé que no es una brújula común, nada es común viniendo de tu parte.

_ Sirve para develar misterios –dije- Te mostrara siempre lo que deseas y te llevara a cualquier lugar que quieras ir. Ya lo descubrirás por ti mismo todo lo que puedes hacer con ella.

_ Ya lo creo, esta noche no dormirá por hacerle mil experimentos a eso –dijo Gabriel

_ ¡Por supuesto! –exclamo Daniel y él puso los ojos en blanco

_ Lo sabia –dijo Gabriel

_ ¡Un instrumento de brujos en mis manos! ¿Tienes idea de lo que esto significa Gabriel? ¡Es fantástico! ¡Es justo lo que querías! –dijo Daniel y se detuvo- Bueno... No es que justo quisiera una brújula pero creo que se entiende. Lo que quería era algún instrumento así.

_ Se entiende Daniel, no te preocupes –dije y sonreí- Pensé que te interesaría tener algo así, por lo que veo, no me equivoque.

Levante instintivamente la vista al escuchar el ruido de la puerta. No me sorprendió el hecho de que fuera Alex. De hecho, ya sabía que muy posiblemente no vería a Raphael el día de hoy ya que él andaba evitándome. ¿Y que otra cosa podía esperarme de Raphael? Casi al instante Gabriel atrapo a Daniel por el codo y prácticamente lo arrastro dentro mientras inventaba una excusa cualquiera. Alex rió una vez que estuvo frente a mí y la puerta se cerró tras ellos dos.

_ ¿Acaso Gabriel te lee la mente o algo así? –pregunte sonriendo

_ Es como un hermano para mi –dijo Alex- Me conoce desde hace años. Según los gritos que se escuchan desde adentro, parece que les gusto el regalo que les diste.

_ Creo que si –dije- Y aun me falta el tuyo.

_ No quiero nada –dijo él

_ Es que no te estoy dando a elegir –dije

Me apoye contra su pecho y suspire al sentir el calor de su cuerpo. ¿Por qué yo tenia que ser tan fría? Por un momento me sentí triste al respecto, recordando lo calida que había sido mi temperatura en el pasado. Mi temperatura y mi color, aquellos habían sido los precios que había tenido que pagar. Me estremecí ligeramente y casi como si supiera lo que tenia que hacer, Alex me abrazo y me atrajo mas hacia él. Suspire nuevamente, no estaba aquí para lamentarme por mi pasado, se suponía que aquello ya lo había superado. Él hundió su rostro en mi cabello y entonces puse una mano sobre su pecho. Cerré los ojos y me concentre, sintiendo tan solo el calor de su cuerpo, su tranquila respiración y los latidos de su corazón.

_ Protectĭo anĭma –susurre

De un modo casi instantáneo el agotamiento me peso terriblemente y sentí que hubiera caído al suelo de no ser por que él me sujetaba. Alex me tomo con mas firmeza pero aun así guardando la delicadeza al ver que había perdido el control de mi cuerpo y suspiro. Sonreí débilmente mientras trataba de encontrar alguna fuerza a la cual aferrarme. Pero sabía que aquello no era posible, había hecho uno de los hechizos más poderosos que existían y este había requerido de toda mi energía y concentración.

_ No te me quedaras inconsciente en los brazos. ¿Verdad? –pregunto Alex y reí tenuemente

_ No lo creo –dije- Dame unos segundos y me recuperare.

_ ¿Qué has hecho Katherin? –pregunto él casi en un susurro y restregué mi rostro contra su pecho, sintiendo como me tomaba aun mas entre sus brazos

_ Nada malo –susurre

_ ¿Y entonces por que estas así ahora? –dijo él

Sonreí y entrecerré los ojos. Casi me sentía como una niña pequeña a quien le preguntaban suavemente sobre algo malo que hubiera hecho, de modo que ella inocentemente respondería con la verdad. De hecho, hasta me sentía una niñita mientras él me sostenía y mi sonrisa solo se ensancho. Me deje llevar por esa sensación un momento, sintiendo como su acompasada respiración y los suaves latidos de su corazón me endormían de a poco. Finalmente, me decidí a hablar.

_ El alma es lo mas importante que una persona tiene o al menos yo creo eso –dije- Es muy fácil de corromper o robar, pero no de proteger y cuidar. El alma de un ángel es la mas simple y pura que existe, y también, la mas hermosa. Se acercan tiempos muy oscuros Alex, esto es solo el comienzo.

_ Eso ya lo se –susurro él- Pero no entiendo por que me dices esto a mi y ahora.

_ Por que acabo de utilizar toda mi magia para proteger tu alma –dije- Me quedare sin poderes por unos días, no me valdré mas que por mi misma. Pero ahora, no habrá modo de que alguien pueda robar tu alma o corromperla.

_ Kat, no puedes permitirte quedarte sin poderes –dijo él abrazándome más fuertemente pero aun así no había ningún sonido de arrepentimiento en su voz

_ No creas que no lo pensé. El encapuchado esta herido terriblemente, le tomara meses recuperarse de la herida que le hice. Y además, puedo estar sin magia –dije y suspire- Aun así, lo hubiera hecho de todos modos aunque el encapuchado me estuviera pisando los talones. Pero no me importa, estoy feliz de saber que tu alma esta protegida. Si pude hacer un hechizo para proteger tu mente de Nick y que este no pudiera romperlo, quiero permitirme creer por un momento que el encapuchado no podrá romper este hechizo y tu alma estará a salvo.

_ A veces me resultas demasiado inocente –dijo él levantándome el rostro para que lo viera y sonreí- Es de la mano izquierda de Lucifer de quien estas hablando, no de un brujo cualquiera.

_ Será la mano izquierda de Lucifer pero yo no dejare que me gane tan fácilmente –dije

_ Realmente, a veces eres muy ingenua e inocente –dijo él y sonrió tristemente- Lamentablemente, yo no sirvo para hacer magia, eso ya quedo demostrado hace unos días. Pero si te puedo prometer que haré lo imposible para cuidar tu alma.

_ No tienes por que hacerlo –susurre y él me beso en la frente

_ Si tengo –dijo Alex y sostuvo mi mano sobre mi corazón- Para que nunca desconfíes de tus corazonadas, para que tu intuición nunca te falle y puedas ver mas allá de lo que ven los demás. Esta no debe ser la mejor virtud del mundo pero aun así, cuídala, por favor. Solo muy pocos ángeles son dotados con esta virtud y como ya supondrás, estoy rompiendo las leyes al dártela.

_ Estas loco ángel –dije y él sonrió

_ No es ninguna novedad pero prefiero considerarme como una persona de creencias y pensamientos simplemente diferentes a los del resto –dijo él y reí

_ No, realmente estas loco a veces. ¿Qué clase de persona cuerda pide de ser llevado a un lugar donde es considerado una especia de traidor? –pregunte y su sonrisa solo se ensancho

_ La misma clase de persona cuerda que esta enamorada de la única bruja en toda la historia que debe haberse negado a servir a Lucifer y aun sigue con vida –dijo Alex- ¿Me hablas a mí de locura? ¿Y que tal tu?

_ Yo ya sé que no soy normal –dije sonriendo- Y mi vida tampoco es muy normal que digamos. Salí con quien en su momento era la mano derecha de Lucifer, estoy enamorada de un ángel, el sujeto mas oscuro del mundo me persigue, mi hermana se alía con mi enemigo y mejor ni seguir contándote todo lo que es mi vida. Pero así como es, la adoro y la disfruto a cada segundo, sobre todo cuando estoy contigo.

Sonreí una vez más y Alex me devolvió la sonrisa. Me puse de puntillas cuando él tomo mi rostro entre sus manos y disfrute del delicado rozar de sus labios con los míos. Si, quizás mi vida no fuera del todo cuerda o normal, hasta era extraño pensar que podía acabar en cualquier segundo si se rompía el equilibrio que había dentro de mí. Pero en momentos como estos, en lo único que podía pensar era que mi vida era perfecta tal y como estaba en este mismo instante.

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