Capitulo 21: Caminos entrecruzados


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No podía levantar mi vista del suelo, no podía mirarlo ahora que sabía el modo en que él me veía. Suspire, todo este tiempo y yo jamás había sido consciente del dolor que le causaba. Llevábamos caminando ya varios minutos sobre la calle, colina arriba. Pronto la calle acabaría, en algún lugar debía concluir. Escuchaba al viento aullar suavemente al llevarse las hojas de los anaranjados árboles que estaban a ambos lados nuestros. Esa brisa helada también me llego hasta los huesos, pero sabia que no se debía al frío todo aquello.

_ ¿Por qué me cuentas todo esto a mí? –dije finalmente y él suspiro

_ Por que luego de todo lo que me dijiste ayer, me di cuenta de que yo te causo mas daño del que aparentas y la verdad es que no quiero hacerlo –dijo Alex

_ Tú me odias por ser una bruja –dije

_ No por eso. Supe que eras una bruja desde la primera semana y sin embargo no te odie por que me di cuenta que tú eras diferente a los demás. No sabía muy bien por que pero sentía que no eras como los otros brujos que conocí. Sentí tu presencia desde la primera vez que te vi y luego, al tercer día, sentí la presencia de magia. Quizás tu presencia no sea como la de los demás brujos, es mucho mas suave y delicada, diría mas bien dulce. Pero la presencia de la magia no cambia, es siempre igual para cualquier brujo –dijo él

_ Así supiste que era una bruja. Ese día utilice la magia para hacerse tropezar a Victoria en el patio y tu sentiste esa presencia –dije y él asintió- Aun así no te entiendo, sabias que era una bruja y sin embargo me tratabas bien. Dejaste de hacerlo cuando te toque.

_ Tampoco fue por eso que comencé a odiarte –dijo Alex- Ya había supuesto que tu tacto debía de provocar algo así, por eso evitabas a toda costa tocar a los demás.

_ Entonces simplemente no te entiendo –dije- No me odias por ser bruja, no me odias por haberte hecho revivir aquel recuerdo. ¿Entonces por que me odias?

_ Es mas... complicado –dijo él

_ Dudo que pueda ser más complicado –dije y entonces me tropecé

Alex me agarro rápidamente por el codo, sujetándome para que no me cayera y por primera vez desde hacia días pude verlo directamente a los ojos. Antes no lo hacia sabiendo que encontraría una mirada de odio ahí, pero ahora parecía todo lo contrario. Parecía... vulnerable. Se quedo duro por un instante y luego desvió su vista hacia el otro lado. Supe por su expresión lo que pensaba, no necesitaba decírmelo. Me puse en pie y él me soltó.

_ Lo lamento, no es mi intención hacerte recordar –dije

_ Es que no eres tu, soy yo que cada vez que te veo no puedo evitar pensar en él –dijo Alex y me miro de soslayo- Perdona.

_ No hay por que –dije- Solo desearía saber por que... Por que justo yo te hago recordar, no entiendo como es que puedes relacionarme con el asesino de tu hermano.

_ Es muy difícil de explicar y dudo poder hacerlo. Nunca se lo he contado a nadie, nunca he dicho quien es el asesino de mi hermano por mas que yo se quien es y nunca dije lo que paso realmente esa tarde –dijo Alex- A veces hasta tengo pesadillas con eso. Pero no puedo decirlo, seria mejor que lo vieras por ti misma.

_ No te haré revivir ese recuerdo solo para verlo –dije y él sonrió tristemente

_ Créeme que revivo aquel momento cada segundo que estoy contigo –dijo él- No cambiara nada si me tocas. Pero es lo único que te pido, que lo veas para que puedas entenderme por que realmente yo no te... odio.

_ Aun así. No me gusta hacerle revivir malos recuerdos a la gente –dije y él se acerco a mí, tomándome de la mano

_ Por favor Kat –dijo empezando a quitarme el guante- Soy yo quien te lo esta pidiendo. Yo... quiero que lo veas.

_ No lo haré –dije cruzándome de brazos aunque ya había perdido aquel guante

_ ¿Por qué no? –pregunto él, poniendo una mano bajo mi barbilla y levantándome el rostro para que lo viera- Solamente te pido que veas un recuerdo y luego te dejare libre para que hagas lo que quieras. No me importa si luego de este día me odias aun más y me mandas al diablo. Lo admito, eso me dolería, pero al menos no me sentiría tan mal por que sabrías por que te he tratado tan mal últimamente.

_ ¿Y si te hago daño? –Pregunte mirándolo directamente a los ojos- No quiero hacerlo. No quiero provocarte dolor con hacerte revivir ese recuerdo.

_ No lo harás –dijo tomando delicadamente mi mano- Confío en ti. Pero apuesto hasta que tú también tienes curiosidad por saber por que te trato de ese modo. Ayer te herí y te hice llorar con tan solo gritarte tres palabras. Tú también me has herido del mismo modo o peor, pero no te has dado cuenta. Quiero que sepas por que.

_ Entonces cierra los ojos y perdóname por lo que te haré revivir –dije

_ ¿Sabes como ver aquel recuerdo? –pregunto Alex y sonreí

_ Ya leo mas fácilmente la antigua escritura, he aprendido a hacer muchas cosas esta semana –dije- Tu solamente piensa en el recuerdo que quieres que vea.

Alex suspiro y finalmente cerró los ojos. Vacile durante un segundo. Realmente no quería hacerlo, no quería hacerle revivir un dolor pero debía admitir que hasta yo tenia curiosidad por saber de que recuerdo se trataba. Solamente un recuerdo había dicho él, un recuerdo y sabría por que me trataba de ese modo. Suspire muy a mi pesar y deje que su calido tacto me invadiera, sus dedos se entrelazaran con los míos y pudiera ver su recuerdo.

De pronto abrí los ojos. Estaba pegada a la pared en alguna habitación demasiado oscura y demasiado pequeña. Había ruido de fondo, fuertes pasos, respiraciones agitadas y en algún momento algo de cristal se rompió. Luz se colaba por una rendija y pude ver al niño que estaba sentado enfrente mío con ambas manos en los oídos y una mueca de dolor. Hubo un grito y entonces se escucharon más pasos que se detuvieron justo al otro lado de la puerta que había. El niño levanto apenas la cabeza y se escabullo por la puerta. Lo seguí y termine en una sala oscura. Había un muchacho de diecisiete años parado ahí, rubio y con una espada en la mano. Al instante lo reconocí y me quede sin aire, volviéndome a fijar en el niño pequeño de tan solo nueve.

¿Por qué quería Alex que viera eso? ¿Por qué justo aquel momento? El niño pequeño era él, lo reconocía perfectamente. Desde su cabello rubio hasta sus ojos verdes y había una expresión de desesperación en su rostro. Hubo otro ruido y Christ apretó los dientes, tirando a Alex a un lado.

_ Vete de aquí –dijo él- Escóndete.

_ Pero Christ...

_ Te dije que te fueras Alexander –repitió su hermano- Vete antes de que te vea, yo puedo con él.

_ Hermano, por favor, tenemos que irnos –dijo Alex con las lagrimas en los ojos

_ Nunca se debe huir de un brujo además de que no se puede, nos perseguirá a los dos –dijo Christ y entonces se agacho para abrazarlo- Lo entretendré, tu vete de aquí y busca un lugar donde esconderte.

_ No quiero perderte Christ –dijo Alex

_ Te prometo que no lo harás, no me pasara nada –dijo él y lo soltó- Ahora vete, yo puedo con él.

Se escucho otro ruido más fuerte y más cercano y entonces Christ empujo a un lado a Alex.

_ Ya es demasiado tarde. Escóndete –mascullo Christ- Yo te protegeré.

Alex asintió y corrió unos metros hasta perderse al doblar una esquina. Christ aferro más fuerte la empuñadura de su espada y permaneció parado en su lugar. De pronto paso una sombra y algo lo golpeo, dejándolo sin aire. Un segundo mas tarde había un brujo parado frente a él, con la mirada baja y sonriendo de deleite. Era apenas un adolescente de trece años, vestido totalmente de negro de la cabeza a los pies con el cabello dorado oscuro que le caía sobre los ojos.

_ ¿Qué quieres? –dijo Christ empuñando su espada y el brujo rió sombriamente

_ Sabes por lo que vine –respondió él- Nos has estado investigando todo este tiempo y sabias que tarde o temprano vendría a buscar lo que quiero. Sabes quien soy yo y de que me ocupo.

_ Devang... –dijo Christ

Me quede totalmente helada y entonces Nicholas levanto la mirada para ver directamente a los ojos a Christ. Lo negué, aun no acababa de creerlo. Entonces... siguiendo los hechos que conocía... Nicholas era quien había causado la muerte de Christ. Me estremecí. Claro que era posible, Nicholas era el encargado de llevarle las almas a Lucifer, tanto sea de humanos como de ángeles.

_ Vete de aquí –dijo Christ y Nicholas sonrió

_ No lo creo. Me has estado investigando todo este tiempo, soy la mano derecha de Lucifer y después de todo, sabes a lo que vine –dijo él y lo miro seriamente- Dámelo.

_ No se a que te refieres –dijo Christ

_ Conoces cuales son las reglas, tienes toda una carpeta respecto a mi trabajo con los ángeles –dijo Nicholas- Estas muy consciente de que es el alma del chico la que vine a buscar.

_ ¡Nunca! –Exclamo él- ¡No te permitiré que lo toques!

_ Aun sigue aquí dentro –dijo Nicholas- Puedo sentir su miedo y oír sus pensamientos. No me digas que creíste que podrías meterte con nosotros los brujos sin ninguna consecuencia a cambio, Christ Engel. ¿Dónde esta tu hermano?

_ Él no tiene nada que ver en esto –dijo Christ y en un segundo Nicholas estuvo frente a él y le pego

_ El trato me pide el alma mas pura disponible y en este caso es la del chico –dijo Nicholas apretando los dientes- Todo el mundo sabe que cuanto mas joven, mejor es el alma.

_ Aun así no te lo permitiré –dijo Christ limpiándose la sangre del labio- No se quien te crees pero no dejare que te acerques a él.

_ Respuesta equivocada Christ –dijo Nicholas y entonces lo agarro del cuello

Sofoque un grito, llevándome ambas manos a la boca. Christ reacciono rápidamente y atravesó el hombro de Nicholas con su espada. Me quede helada. Así entonces se había hecho Nicholas aquella cicatriz que portaba en ese mismo lugar. Una línea blanca que le atravesaba parte del pecho y terminaba en el omoplato izquierdo. Al instante él lo soltó, llevándose una mano a la reciente herida y retrocedió. Entonces levanto el rostro y pude ver a la perfección sus ojos de gato. Mire desesperada a Christ y vi como él cerraba fuertemente los ojos, llevándose ambas manos a la cabeza y retrocediendo también hasta que finalmente no resistió mas y cayo al suelo. Luego otra cosa llamo mi atención. Me fije en la esquina y ahí estaba Alex observando, podía ver la mitad de su rostro y la expresión de horror que tenia. Christ se percato de ello también y lo miro preocupado.

¡No! Quise gritar, impedirlo de algún modo. Christ no se podía fijar en Alex, no ahora que Nicholas estaba dentro de su cabeza. Pero aun así no podía hacer nada más que ver y Nicholas sonrió complacido, liberando a Christ del poder de su don. Nuevamente la sombra se movió por toda la sala y Nicholas volvió a aparecer en el mismo lugar portando a Alex por un brazo.

_ ¡Suéltame! –Protesto Alex tratando de deshacerse de su agarre- Te crees mucho por que eres un brujo.

_ Seguro que tu hermano te enseño eso –dijo Nicholas

_ Ustedes los brujos son todos malvados, es por eso que no tienen almas –dijo Alex

_ Es cierto que no tenemos almas, pero apuesto a que tu hermano no te dijo que todos no somos malvados. Dime pequeño, ¿Tienes idea de cuantas cosas tu hermano sabe sobre nosotros y no te dijo?

_ ¡No me digas pequeño! –exclamo Alex

_ Seguro que tu hermano te hablo de todas esas leyes tontas. ¿Sabes que la ley esta hecha para romperse? –dijo Nicholas

_ La ley esta hecha para ser respetada –dijo Alex

_ Ahora dices eso por que es lo que te enseñaron. Pero todo eso es para tenerte prisionero de aquel Consejo. Hazme caso, ahora querrás formar parte por que es lo que todos te dicen que debes hacer, pero ese Consejo esta mal. Solamente te hacen daño –dijo Nicholas y entonces Alex se quedo en blanco

_ ¡No lo escuches! –Exclamo Christ poniéndose en pie- No le hagas caso Alex, no sabe lo que dice.

_ Claro que se lo que digo –dijo Nicholas- Ese Consejo tiene leyes estúpidas. No protegen al bien del mal, hacen lo que les conviene y protegen a los humanos de los demás seres. Están todos organizados internamente y los utilizan a ustedes como esclavos. Técnicamente, es un regalo lo que yo les hago, los libero de esa opresión. Dime Alexander, ¿Enserio quieres estar condenado a servirle al Consejo todo lo que dure tu vida?

_ Ya te dije que me soltaras –repitió Alex

De un rápido movimiento se deshizo del agarre de Nicholas, cortándolo con una navaja y haciendo que retrocediera. Nicholas se llevo una mano a la oscura sangre que brotaba de su brazo y le echo una mirada de odio a Alex.

_ Chiquillo maleducado, solamente estaba tratando de hacerte un favor y abrirte los ojos –dijo él

_ Deja en paz a mi hermano –dijo Christ

_ ¿Por qué? –pregunto Nicholas

_ SI lo vuelves a tocar...

_ No necesito tocarlo para hacer lo que quiera –dijo Nicholas sonriendo

Nuevamente tuvo los ojos como los de un gato y Alex cayo al suelo, gritando y llevándose ambas manos a la cabeza. Trague saliva, yo sabia lo horrible que era tenerlo dentro de tu cabeza torturándote y provocándote dolor. Y aun así, solo deseaba que este recuerdo terminara. No podía creer todo lo que había vivido Alex con tan solo nueve años y que luego el Consejo lo hubiera acusado de ser un traidor y responsable por la muerte de su hermano.

_ ¡Déjalo! –exclamo Christ, embistiéndolo con su espada pero Nicholas evadió el ataque riendo

_ Adelante ángel, intenta atraparme si eso quieres –dijo Nicholas e hizo que los gritos de Alex aumentara- Puedo seguir así hasta que el niño muera.

_ Haz lo que quieras conmigo pero déjalo libre –dijo Christ

_ Sabia que dirías eso –respondió él- Será simplemente un juego. Intenta atraparme, si es que puedes... Si me atrapas, todos sabemos lo que harás. Pero yo que tu no me perdería de vista ni por un segundo o podría volver rápidamente aquí y llevarme al chico.

_ No escaparas de mí –dijo Christ

_ Ya lo veremos –dijo Nicholas y partió en menos de un segundo, volviéndose una sombra borrosa por la habitación

Alex se puso en pie lentamente, con los ojos totalmente llenos de lagrimas, pálido y temblando. Christ enfundo su espada y abandono la sala caminando. Alex lo siguió, casi corriendo y lo detuvo por el brazo justo antes de que saliera por la puerta principal. Lo miro de un modo suplicante, sosteniendo las lágrimas en los ojos pero Christ ni siquiera se fijo en él.

_ No vayas –suplico Alex- Me dijo que te mataría. Escuche su voz dentro de mi cabeza y dijo que lo haría.

_ Tengo que ir Alex –dijo Christ

_ Por favor –dijo Alex- No tienes por que hacerlo. Solamente lo hace a propósito para jugar con nosotros, no tienes por que ir. Podemos huir e ir a hablar con el Consejo.

_ ¡El Consejo no hará nada por ti! –dijo Christ dándose vuelta bruscamente y furioso- Entiéndelo Alexander, dejar ir a un brujo es considerado traición al Consejo y yo no pienso traicionarlo. Es la ley.

_ Pues quizás el Consejo se equivoca –dijo Alex soltando a su hermano

_ ¡Ahora resulta que crees lo que te dijo un brujo! Son servidores de Lucifer, seguidores de la oscuridad. Te dirán cualquier cosa con tal de atraerte y poder robarte tu alma –dijo Christ- No puedes cuestionar al Consejo.

_ ¡El Consejo solo se preocupa por si mismo y nos utiliza! –Exclamo Alex y clavo su mirada a un lado- Ni les importara lo que pueda pasarte. Por favor no vayas.

_ Es mi deber, es lo que tengo que hacer –respondió Christ abriendo la puerta

_ Al menos llévate esto –dijo Alex entregándole la navaja con la que hacia minutos había herido a Nicholas- Si pierdes tu espada, podrás arreglártelas con esto.

_ Supongo que gracias –dijo Christ tomándola pero sin dignarse a mirar a su hermano- Llama al Consejo y avisa lo que ha sucedido.

_ No harán nada por nosotros –dijo Alex

_ ¡Deja de decir eso! –Exclamo Christ totalmente furioso- Llama y pide que alguien venga aquí a cuidarte mientras estés solo.

_ Puedo perfectamente con un brujo en caso de que aparezca –dijo Alex

_ No tienes idea de lo que dices –dijo Christ

_ ¡Claro que la tengo! –Dijo él ya con las lagrimas cayendo por sus mejillas- Se a lo que me refiero cuando digo que tu no volverás.

_ Adiós Alexander –dijo Christ

_ Adiós hermano –dijo Alex y entonces Christ partió- Se que no volverás.

En ese instante volví al presente. Aleje rápidamente mi mano de Alex y me la lleve al pecho, sujetando mi collar entre mis dedos. Sentía un terrible dolor en mi pecho y como mis ojos ardían por las lágrimas. No lo quería creer, no lo quería aceptar, pero eso era lo que había pasado. Christ había salido tras Nicholas y nunca más había vuelto. Levante apenas la mirada para mirar a Alex. ¿Cómo hacia él para soportar tal dolor y que casi no pareciera? Él apenas me devolvía una mirada triste, pero tenia un dolor mucho mas grande internamente, yo misma lo estaba sintiendo ahora. Finalmente no pude más y lo abrace, hundiendo mi rostro en su pecho y sintiendo como las lágrimas comenzaban a brotar.

_ Lo siento –dije llorando- Yo no sabia que él había sido quien...

_ Las ultimas palabras que le dije a mi hermano fue que no volvería –dijo Alex abrazándome fuertemente contra él- Me he odiado todo este tiempo por eso. Y lo peor es que ese maldito brujo tenia razón, el Consejo solamente nos utiliza. A veces, de noche, aun sigo oyendo su voz dentro de mi cabeza, torturándome y burlándose de mí.

_ Es el trato que él tenia con Lucifer, perdóname pero no puedo culparlo de nada –dije

_ Lo malo es que te creo –dijo Alex y me levanto el rostro para que pudiera verlo- Y perdóname pero cada vez que te veo a ti, lo veo a él. Yo no te odio por que seas bruja ni por que me hagas revivir malos recuerdos, de hecho ni te odio. Pero me duele saber que en algún momento tú le perteneciste a él y lo amaste. Aquella tarde en el examen de matemáticas, no fue por que me tocaste que reaccione, fue por que escuche hablar a dos chicas de la clase diciendo que tu ex-novio era Nicholas Devang. Y desde entonces, no podía verte sin que me recordaras a él.

_ Él no dormía por las noches –dije dejando de llorar- Se pasaba horas despierto, tratando de encontrar un modo de salir de su condena. Me decía que no podía dormir por pensar en todas las familias que había arruinado gracias a su “trabajo”. Pero él tenía un trato con Lucifer y tenia que cumplirlo, no quería que el diablo le manipulase su alma. Lastima que eso no sirvió de nada por que me entrometí yo en su vida y se la arruine. Y contigo estoy haciendo lo mismo.

_ Tu no me estas arruinando la vida. Simplemente duele abrir los ojos y tener que aceptar una realidad que no te gusta. Yo no puedo aceptar que él es una persona buena, que todo eso lo hacia para proteger su alma, pero tampoco le puedo perdonar el hecho de lo que me hizo –dijo Alex- Pero realmente no te odio, al contrario, me importas mucho. Pero siento que de algún modo estoy traicionando a mi hermano al estar cerca de ti.

_ ¿Por qué nunca me dijiste eso? –pregunte separándome de él

_ Por que nunca se lo conté a nadie –respondió Alex mirándome- Yo soy el único que realmente sabe quien es el responsable por la muerte de mi hermano. Los demás saben lo mismo que le dije al Consejo, mi hermano partió cuando sintió la presencia del brujo.

_ ¿Y por que no le contaste al Consejo la verdad? –dije

_ Por que no confío en el Consejo –dijo Alex- Lamentablemente Nicholas tenia razón cuando me hablo, el Consejo solo se preocupa por lo que le conviene y nos utiliza como esclavos. La versión que le di al Consejo es que Christ partió cuando el brujo apareció, es decir, casi a las seis de la tarde. Pero yo avise al Consejo minutos después apenas partió Christ, pero ellos no me escucharon, me mandaron al demonio diciendo que no interrumpiera sus asuntos –dijo y rió tristemente- ¿Sabes cuales eran sus asuntos? Estaban jugando una mano de cartas y no colgaron bien el teléfono, escuche como se burlaron de mí. Y luego, fue mi padre quien llamo y a él si le hicieron caso. Me culparon a mí de haber avisado recién a las nueve, la hora que le dije a mi padre y llamo. Eso no es justo, me hicieron un juicio en base a nada cuando los verdaderos culpables por no haber actuado al instante eran ellos.

Continuamos caminando hasta que la calle cedió en una abrupta curva, dejando delante un camino de tierra cerrado por un portón. El camino continuaba mas allá, lleno de hojas amarillas y naranjas como si se tratara de una alfombra y totalmente rodeado de árboles. Alex salto primero el portón y tuve que seguirlo. Maldije por lo bajo al saltar y sentir como el alambre de púas rasguñaba mi brazo causándole tres largos cortes justo arriba de la muñeca.

_ Odio el alambre de púas –dije mirándome la herida y sosteniendo una mano contra el brazo para cortar la circulación

_ Esta casa le pertenece a los ángeles desde que el pueblo se fundo. En ese entonces no existía ningún modo de alejar a los brujos de aquí. No es que podíamos activar una barrera como ahora. Por eso toda la colina tiene por doquier cosas de metal que pudiéramos utilizar –explico Alex, tomando mi mano y besándola justo en los cortes- Ten cuidado por donde andas.

_Gracias –dije mirando la perfecta piel donde antes habían estado los cortes

_ Los primeros propietarios de esta casa sabían como defenderse. Aun hay árboles con clavos en ellos y alambre de púas –dijo Alex- Claro, nada sirve como las tijeras pero es bueno tener algo de metal a mano. Antes los ángeles no servían a un Consejo que es totalmente corrupto. En otras palabras, un ángel tenía una mejor posición antes que ahora.

_ Antes los brujos le temían a los ángeles, ahora se burlan de ellos –dije y él me miro de soslayo

_ Eso no es cierto. Aun hay brujos que nos respetan y no se burlan de nosotros. Tu no lo haces –dijo él- Según tengo entendido, son aquello que tu llamas la Secta quienes se burlan de nosotros.

_ Al igual que para ti existe el Consejo, para mi existe la Secta. Son todos aquellos que le sirven a Lucifer –dije- Ellos son muy... oscuros. Se los puede reconocer fácilmente por las marcas de Lucifer o la oscuridad en sus ojos.

_ Entonces tu amigo no le sirve a Lucifer. En el rápido vistazo que le eche aquella vez que vino, no le vi oscuridad en sus ojos –dijo Alex

_ Derek es un hibrido, esta solamente mitad maldito y tiene solamente la mitad de su alma –dije- Es hijo de una humana y un servidor de Lucifer, eso existe, hay muchos casos similares. Pero él es libre, al igual que yo, no le sirve a Lucifer ni nada. Lastima que lo haya arrastrado en mis problemas, ahora Nicholas ira tras él para saber donde estoy yo.

_ Ayer llame a Ariel, es el líder de los ángeles que custodian la zona de Miami –dijo Alex- Les advertí que Devang andaba por ahí y que estaba buscando a un brujo. Les pedí que se ocuparan de mantenerlo vigilado y evitar que se cruce con tu amigo. Dijo que harían todo lo que pudieran.

_ ¿Enserio? –pregunte mirándolo y él asintió- Muchas gracias, no se como agradecértelo. Si algo llegara a pasarle a Derek por mi culpa, no me lo perdonaría jamás.

_ Ustedes los brujos tienen razón en una cosa. El deber de un ángel es proteger al bien del mal, no a los humanos de los demás seres como dice el Consejo –dijo Alex- Además, creo que ayer me comporte de ese modo por que estaba celoso de tu amigo.

_ ¿Celoso? –pregunte sorprendida

_ Lo envidiaba por que te hacia feliz –dijo Alex mirándome- Bastaba con que hablaras con él por teléfono y ya estabas sonriendo y no había mas miedo en tus ojos. Y basto con que viniera un fin de semana para cambiarte y quitarte todo aquel miedo. Ayer ni te importo el hecho de que Nicholas pudiera encontrarte ahora que había vuelto, sino que te preocupaste totalmente por que lo encontrara a él.

_ También me preocupa que pueda encontrarte a ti –dije mirando al suelo- No quiero que te haga daño. Ya sabes lo que siento por ti y no quiero que te pase nada.

_ ¿Me quieres? –Pregunto él y asentí, suspiro- Quizás te he estado tratando demasiado mal.

_ Sabia que me tratarías mal –dije- Camille me dijo que el líder de esta zona odiaba a los brujos y me mataría apenas me viera. Claro, tú no me odias por eso, me odias por otra cosa. Jamás se me ocurrió pensar que Nicholas hubiera sido quien se llevo a tu hermano pero ahora me parece muy lógico. A él siempre le encargaron ese tipo de cosas de buscar a personas. Ya lo ves conmigo, le encargaron que me buscara y me llevara de vuelta.

_ ¿Pero por que? –pregunto él

_ Por que el don de Nicholas es muy poderoso, puede hacer cualquier cosa metido dentro de tu cabeza. Desde torturarte hasta saber todo lo que tu. En los rangos que hay en el Bella Vista, él es la tercera persona mas importante, la mano derecha de Lucifer –dije- Claro, segundo esta la mano izquierda y primero Lucifer.

_ ¿Los has visto a ellos? –dijo Alex

_ He estado frente al director cuando me obligaban a jurarle, él esta poseído por Lucifer. En otras palabras, es Lucifer. Pero... jamás he visto a la mano izquierda de Lucifer. Dicen que es un tipo muy oscuro y nunca en tu vida desearías verlo –dije- Tiene un don muy poderoso también, aun mas que el de Nicholas, pero nadie sabe cual es.

_ Entonces nos enfrentamos a la mano derecha de Lucifer –dijo Alex sonriendo- Estamos en serios problemas. Es decir, que la mano izquierda tiene más importancia que la derecha. Ese sujeto que nadie conoce es más importante que Nicholas.

_ Ya te dije que si –conteste- Nicholas es el tercero en mando.

_ ¿Crees que si Nicholas falla serian capaz de enviar al segundo en mando? –pregunto Alex y me estremecí

_ Espero que no –dije- Nunca lo he visto y nadie sabe nada de él, solo se dice que desearas estar muerto antes que tenerlo cerca. Dicen que su presencia es la más fría y espeluznante que existe, y que es tan malvado y despiadado que ni el propio diablo soporta tenerlo cerca. Eso lo dicen por que nunca esta en el Bella Vista.

_ Ah, excelente tipo –dijo Alex- y seguro tienes tanta mala suerte que terminaran mandándolo por ti si ven que Nicholas falla. Háblame de otra cosa antes de que empiece a creer en lo que acabas de decir, no desearía tener a ese brujo cerca.

_ Te diré como es si algún día me lo cruzo –dije- Ya bastante tengo con el encapuchado de mis pesadillas.

_ ¿Alguien volvió a atacarte en tus sueños? –pregunto Alex sorprendido

_ Ya es la segunda vez que lo veo. Volvió a intentar matarme y esta vez por poco lo logra. Temo que no sea una coincidencia y que esto sea real –dije y me estremecí- Si un brujo te mata en un sueño, nunca despiertas, mueres realmente. Tendré que empezar a dormir con tijeras bajo la almohada si ese brujo enserio existe y esta tratando de matarme mediante los sueños.

_ Entonces se suma a la larga lista de gente que quiere matarte –dijo Alex y sonrió- Por cierto, táchame de ahí.

_ Con mucho gusto –respondí- ¿Entonces vuelves a tratarme bien?

_ Aun me falta decidir un par de cosas, pero supongo que si –respondió Alex y sonreí

_ Gracias –dije y Alex volvió a tomar aquella moneda- ¿Qué es eso?

_ Esto, es un distractor –dijo deteniéndose y apoyándose contra el tronco de un árbol- Es muy difícil de conseguir, es por eso que lo tome prestado de Raphael.

_ ¿Y para que sirve? –pregunte y él sonrió

_ No te lo diré –dijo él

_ Entonces le preguntare a otro y me responderá –dije y él me miro durante unos segundos

_ Sirve –dijo, tomándome de la muñeca y tirando de mí hasta que estuve totalmente contra él- para que no me vea tentado de hacer esto.

_ ¿Y esto que tiene de malo? –pregunte sin dejar de mirarlo a los ojos y él apoyo su frente contra la mía

_ Entiéndelo, eres una bruja y yo soy un ángel –dijo acomodándome un mechón detrás de la oreja- Tu ex-novio es el responsable de la muerte de mi hermano y yo debería haberte matado desde el primer instante por lo que dice la ley. Somos enemigos por naturaleza y sin embargo no puedo ocultar más lo que siento por ti.

_ Entonces no lo ocultes mas –dije y sus labios se detuvieron a un centímetro de los míos

_ Ya me decidí –dijo finalmente

Sus labios tocaron los míos y perdí cualquier control que hubiera tenido. Pase mis manos casi de un modo desesperado entorno a su cuello y me aferre a él lo más fuerte que pude. Su beso me resultaba irresistible, no podía hacer nada más que ceder. No me quería alejar de él, sentía a la perfección como su cuerpo estaba totalmente contra el mío y como su mano aun agarraba fuertemente mi muñeca. Alex lanzo la moneda que tenia hacia atrás y entonces sus dos manos de deslizaron por mi cuerpo hasta cernirse totalmente entorno a el y solo aferrarme mas fuerte. Finalmente no pude soportar más y me deshice de ambos guantes, su tacto era algo que me embriagaba. Podía sentir a la perfección su piel, su cabello, el rápido palpitar de la sangre que corría por sus venas y como su respiración era casi tan agitada como la mía. Tuve que juntar todas mis fuerzas de voluntad para separarme de él y pensar respecto a lo que estaba haciendo.

_ Alex, no... –Dije deteniéndolo al poner dos dedos sobre sus labios para que él no volviera a besarme- Tu mismo lo dijiste, no podemos. Eres un ángel y yo una bruja, bien y mal, luz y oscuridad. No quiero causarte más problemas. Además, me dijiste que cuando estabas conmigo sentías como si estuvieras traicionando a Christ. Y el Consejo no puede enterarse de esto.

_ Al diablo con la ley, con el Consejo y no se puede traicionar a una persona que esta muerta –dijo Alex tomando mi rostro entre sus manos y besándome otra vez- Entiende Kat, ya me decidí y te quiero. No me importa lo que el Consejo pueda decirme, no me importa cuantas leyes este rompiendo con esto, pero no puedo seguir engañándome a mi mismo respecto a lo que siento por ti y tú no puedes seguir negándote lo que dicta tu corazón. ¿Enserio me quieres a mi?

_ Más que a nada –respondí

Me puse de puntillas y apreté mas mi agarre entorno a su cuello mientras lo volvía a besar. Sus manos cayeron sobre mis hombros y se deslizaron dulcemente hasta volver a estar entorno a mí y atraerme más a él. ¿Qué clase de pregunta era esa? ¡Claro que lo quería a él! ¿A quien mas sino? Su beso resultaba ser demasiado intenso, desprendía demasiada vitalidad y no podía creer lo que estaba pasando. Mis manos ascendieron lentamente por su cabeza hasta que mis dedos estuvieron entrelazados con su pelo y continué besándolo más intensamente. Muy a pesar de nuestros impulsos, nuestros labios terminaron por separarse y entonces me perdí en su mirada.

_ Me dejas totalmente en blanco, ahora no puedo ni pensar –dijo y sonreí

Me apoye contra su pecho, cerrando los ojos y sintiendo el calor que desprendía su cuerpo. Él se dejo caer contra el tronco del árbol y termino sentado en el piso conmigo entre sus brazos. Suspire, sintiendo una suave brisa y como sus dedos jugaban con mi cabello. Hacia tiempo que no me sentía tan bien, tan viva y a la vez en tanta paz. Y a la vez, comenzaba a endormirme.

_ ¿Te estas durmiendo? –pregunto él dulcemente, asentí

_ Tuve una pesadilla y no pude dormir muy bien. Además vengo de usar mi don para ver tu recuerdo y aunque no me creas eso me agota –dije y él tomo mi mano

_ Para las pesadillas deja mi pluma debajo de tu almohada y no tendrás mas –dijo y abrí apenas los ojos para mirarlo

_ ¿Enserio? –pregunte y él asintió

_ ¿Por qué crees sino que los espanta-pesadillas tienen plumas? –Dijo sonriendo- La única diferencia es que con una pluma real si funciona.

_ Entonces me dejas conservar tu pluma –dije volviendo a cerrar los ojos y acomodándome contra su pecho- No te entiendo, antes parecías desesperado por que la devolviera.

_ Que tengas esa pluma implica que debo protegerte. Supongo que me negaba a aceptar lo que sentía por ti y por eso actuaba así –dijo Alex- Una pluma de ángel es un amuleto que ahuyenta las fuerzas del mal, provee sensación de bienestar y paz interior y si la llevas contigo te brinda la protección del ángel a quien le pertenece. Además, dicen que ayuda a tomar buenas decisiones de vida. Lastima que a mi no me afecta, pero yo no necesito dormir tanto como tu, o eso creo.

_ ¿No duermes? –pregunte

_ Yo puedo no dormir durante noches. No conozco lo que es la falta de sueño o el agotamiento, no se lo que es estar cansado –dijo Alex- En cambio tu pareces como un humano, duermes todas las noches y hasta te agotas cuando haces algún hechizo difícil.

_ No duermo todas las noches –dije- Si dejo que el poder de la luna me controle, entonces paso toda la noche despierta. Y ahora simplemente estoy cansada por que jamás había visto un recuerdo durante tanto tiempo.

_ Lastima que no haya luna ahora así no estarías exhausta –dijo Alex y sonreí

_ Pero esta el sol –dije sintiendo sus rayos sobre mi mejilla- Además, luego del beso que me diste, dudo poder volver a conciliar el sueño el día de hoy.

_ No creí que un beso mío pudiera impedir el sueño de una bruja –dijo abrazándome más contra él- Lo tendré en cuenta para la próxima vez que me mandes al demonio. Así no podrás dormir.

_ No me importa –dije, refregando mi rostro contra él- Tu beso era el que probé en el milsabores, ahora lo confirmo.

_ ¿Milsabores? –pregunto él

_ Es una golosina de brujo –dije sonriendo- Son unos pedacitos blancos que saben a lo que mas te gustaría. Pueden saber a cualquier cosa, como un copo de nieve o los aires de Venecia, incluso un beso, pero siempre será el sabor que mas te gustaría cuando lo tomas.

_ Escuche a Miguel quejarse sobre algo así –dijo Alex- Que tu tenias algo que no le dejabas probar por que decías que le haría mal.

_ Son muy adictivos –dije- Se que lo pueden comer las hadas y los hombres-lobos, incluso algunos vampiros, pero no se si los ángeles.

_ Hay muchas cosas que separan tu mundo del mío –dijo y suspiro- Habría que ir volviendo. ¿Quieres quedarte a comer?

_ ¿Enserio? –pregunte sorprendida, abriendo los ojos y mirándolo

_ Si quieres, si –respondió él

_ Me encantaría –dije

_ Entonces debemos volver, yo cocino –dijo él

Le sonreí y lo bese suavemente antes de ponerme en pie de un salto. Casi me arrepentí de haber vacilado esta mañana al venir. Hubiera sido un gran error de mi parte. En una mañana todo podía cambiar, ayer estaba gritándome diciendo que no le importaba y ahora me miraba dulcemente diciendo que me quería. Él se puso en pie, devolviéndome mis guantes que habían quedado tirados en el piso y me miro.

_ De todos los seres, me tuve que enamorar justamente de una bruja –dijo mirándome directamente a los ojos- Y de todas las brujas, justamente tu.

_ ¿Y que tengo yo de malo? –dije nuevamente pasando mis manos alrededor de su cuello y él tomo mi rostro entre sus manos

_ Eres la ex-novia del asesino de mi hermano, no es normal que me gustes tanto –dijo sonriendo- Además, eres una bruja, somos totalmente lo opuesto.

_ No somos tan diferentes –dije- Cierra tus ojos.

Él obedeció al instante y tome su mano. Lentamente la apoye en mi rostro y la fui deslizando hacia abajo.

_ ¿Qué sientes? –pregunte

_ Tu piel... tus ojos... tus labios... –dijo

Detuvo sus dedos dos segundos sobre ellos, hundiendo apenas mi labio inferior cuando continué bajando su mano. Sentí su suave tacto al bajar por mi cuello y respire. Mi corazón latía desaforadamente y sostuve su mano contra mi pecho.

_ ¿Ahora?

_ Tu respiración –dijo y moví su mano hasta apoyarla sobre mi corazón

_ ¿Y ahora? –dije

_ Tu corazón, tus latidos, tu todo –dijo y entonces abrió los ojos

_ No somos tan diferentes –dije soltando su mano- La única diferencia entre tu y yo es que donde tu tienes alas yo estoy marcada.

_ ¿Llevas una marca en la espalda? –pregunto él y asentí

_ No se quien me la hizo pero cuando desperté luego de haber huido del Bella Vista, ahí la tenia –admití- No es una marca normal, es como si ahí me hubiera quemado la piel.

_ Entonces esa marca no te la pudo haber hecho Lucifer –dijo él

_ Ya lo se –dije y empezamos a deshacer nuestro camino- Nunca he visto a nadie con una marca así por lo que no puedo saber que significa. A veces es torturante no ser una bruja normal.

_ No quiero que lo seas –dijo Alex- Tampoco quiero que te alejes de mi o que algo te suceda.

No pude hacer más que sonreír al mirarlo de soslayo y luego clave mi vista en el suelo, ruborizándome. Me costaba creer la realidad, me costaba creer que esto estuviera pasándome y parecía imposible hasta hace unas horas. Deshicimos rápidamente nuestro camino y volvimos a estar frente al portón que lo dividía de la calle. Alex lo salto sin problema y me tomo de la mano para ayudarme a cruzarlo sin cortarme esta vez.

_ Gracias –dije una vez que estuve del otro lado

_ No es nada –dijo él

_ ¿Corres rápido? –pregunte, mirando el largo trayecto que había por delante y él me sonrió

_ Estoy hecho para perseguirte y poder atraparte –dijo Alex- Corro mas rápido que tu.

_ Soy la mas rápida del Bella Vista –dije sonriendo- Dudo que podrías alcanzarme.

_ ¿Estas retándome a una carrera? –Dijo él y asentí- Entonces veamos si puedes ganarme brujita.

No pude evitar reír ante su reto y di un gran paso, impulsándome con el pie izquierdo para comenzar a correr. Quizás la velocidad de un brujo no fuera tan rápida como la de un vampiro, pero se acercaba bastante. Además, no había mentido en lo que había dicho, yo era la bruja más rápida que alguna vez había asistido al Instituto Bella Vista. Los árboles pasaban rápidamente a mi alrededor, más bien parecidos a sombras y la calle llego a desdibujarse totalmente a tal punto de solo ver el gris bajo mis pies. Lo que caminando me hubiera llevado tiempo, logre cruzarlo en cuestión de escasos minutos. Sentía el viento contra mi rostro y me detuve en la puerta de la casa al chocarme contra algo. Levante la vista y Alex sonrió al haberme ganado por tan solo tres segundos.

_ Corres igual de rápido que un ángel, eso es impresionante –dijo- Pero aun así te gane.

_ Con un hechizo de velocidad ni me verías al correr –dije sonriendo- El rapĭdus te hace tan rápido como un vampiro luego de ingerir sangre humana.

_ Igual, lo mejor que un vampiro puede ingerir es sangre de ángel o de brujo –dijo Alex- Aunque aun así podemos atraparlo, ya viste la prueba. ¿Al menos tienes idea de cuanta sangre te robo el vampiro aquella vez?

_ No –respondí

_ ¿Cómo hiciste para salir de su encanto? –pregunto y negué con la cabeza- No me lo dirás nunca. ¿Verdad?

_ Jamás –dije y él se acerco a mi

_ Podría quitarte la información –dijo y me beso suavemente los labios- Y seguir así hasta que finalmente me digas.

_ De ningún modo te lo diré –dije y él me volvió a besar

Me puse de puntillas para poder devolverle el beso, disfrutando del dulce sabor de sus labios con los míos y entonces escuchamos como alguien abría la puerta. De un ágil salto hacia atrás me separe de él y salte nuevamente para estar lejos. Él me sonrió y luego ambos nos fijamos en quien era. Mecha salio de la casa, bajando los escalones del porche y entonces se detuvo unos segundos a mirarnos. Se quedo totalmente perpleja, con el rostro en blanco y la mirada perdida.

_ ¿Qué haces aquí? –pregunto Alex

_ Vine a traer unos papeles que me pidió mi padre –dijo Mecha y luego nos miro con mas curiosidad- Lamento interrumpirlos. No era mi intención, más bien no creí...

_ ¿De que hablas? –le interrumpió Alex y Mecha sonrió

_ No pueden engañarme, no a mi. Puedo sentir a la perfección sus temperaturas y sus pulsos y puedo saber lo que estaban haciendo –dijo Mecha y luego le sonrió maliciosamente a Alex- Eres un mentiroso, yo tenía razón. Ahora, si no les importa estoy llegando tarde para la comida y supongo que ustedes prefieren estar solos. Adiós.

_ Adiós –respondí sin saber exactamente que decir al verla partir, estaba en blanco- ¿Eso fue tan raro para ti como para mi? –pregunte

_ No, yo ya estoy acostumbrado –dijo Alex- Tu cuerpo siempre te delata y la maldita salamandra sabe como interpretar cada signo.

_ Podrías tratarla mejor –dije tranquilamente

_ Ella es quien juega conmigo –dijo Alex y se detuvo frente a la puerta- Yo les diré cuando sepa como hacerlo. ¿Pero por el momento podrías mantener el silencio? Todo lo que te dije y el recuerdo que viste nunca se lo había contado a nadie, te pido que por favor guardes mi secreto.

_ Jamás se lo diría a alguien –dije y él me sonrió

_ Gracias –dijo suavemente

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