Capitulo 13: Complice


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Nuevamente todo era oscuridad, no había más que el negro que me rodeaba. Suspire, ya estaba mas que acostumbrada a este sueño y el encapuchado no se hacia extrañar con su ausencia. Pero este sueño era diferente, tenía algo distinto. Camine perdida en la oscuridad hasta detenerme frente a un espejo de tres caras. El reflejo en el espejo del medio era perfectamente el mío, tal como estaba, vestida normalmente. El reflejo de la izquierda era el de una bruja, ella vestía totalmente de negro y me sonreía maliciosamente. Ella era exactamente igual a mí salvo que la oscuridad dominaba sus ojos y tenia esa cruel sonrisa grabada en el rostro. Ella estaba apoyada de costado dentro del espejo, mirándome. El reflejo del espejo de la derecha era uno que jamás había visto y era todo lo contrario. El reflejo de la derecha era el de un ángel, ella vestía una camisa blanca y unos jeans. Veía sus perfectas y blancas alas abiertas en su espalda. Ella también tenia mi misma apariencia salvo por las alas. Y yo aquí, entre medio de ambas. Suspire, esto si que era un sueño raro.

_ Al fin te has dignado a aparecer –dijo la bruja mirando al ángel- Maldita cobarde, te mantenías oculta. Pero claro, cuando se trata de someterme, apareces como si nada.

_ Tranquila Kate –dijo el ángel

_ ¿Te llamas Kate? –pregunte mirando a la bruja

_ ¿Qué? ¿Te sorprende? –Dijo ella- Espero que no hayas sido tan tonta de creer que compartiría nombre contigo. Yo soy Kate Strega, soy tu parte totalmente oscura y bruja. Sin mi, no existirías.

_ Sin mi tampoco –dijo el ángel- Yo soy Kathy Chevalier.

_ ¿Y entonces yo quien soy? –pregunte confundida

_ Tú eres Katherin –dijo Kate

_ Kat –dijo Kathy

Suspire frustrada y me senté en el suelo, cruzando las piernas. ¿Acaso esto tenia algún sentido? ¡Me estaba hablando a mi misma! Bueno, a la parte buena y a la parte mala que existía dentro de mi pero era casi lo mismo.

_ Pero tú eres Kathy Chevalier –dije mirando al ángel y luego mire a la bruja- Y tú Kate Strega. ¿Entonces yo quien soy?

_ Tu eres quien deseas ser –dijo Kate

_ Cuando escapaste del Bella Vista decidiste que ya no querías ser una bruja y por eso yo pude empezar a influir sobre ti –dijo Kathy- Por eso no había influenciado sobre ti antes, por que tu creías ser totalmente bruja.

_ Pero claro, tuviste que decidir deshacerte de mi y entonces ella tomo el control –dijo Kate molesta- Sabes una cosa, yo no soy tan oscura como piensas. La oscuridad puede ser un gran poder si sabes utilizarlo.

_ Pero si no lo sabes también te puede controlar y dominar –dijo Kathy

_ Eso lo dices por que me quieres mantener bajo tu poder maldito ángel –dijo Kate

_ Eso no es cierto, eres tu la que quiere controlar este cuerpo y hacer mal –dijo Kathy

_ ¡Basta! –Exclame- Me abruman. Las dos. ¿Tienes idea de lo que es nuestra vida en estos momentos?

_ Pues claro que si –dijo el ángel

_ Por supuesto –dijo la bruja

_ Yo creo que ustedes dos no son tan diferentes como parecen y sus ideas tampoco son muy diferentes de las mías. ¿Qué piensan del encapuchado? –pregunte

_ Ese sujeto es malvado, no podemos permitir que libere a Lucifer –dijo Kathy- Esta equivocado y no podemos dejar que siga esparciendo su maldad.

_ Yo creo que es un loco –dijo Kate

_ Vaya, eso si que no me lo esperaba –dije

_ ¿Por qué? –pregunto ella e hice una mueca

_ Bueno... Esperaba que... Ya sabes, como tú eres la oscura esperaba que estuvieras a su favor –dije y ella levanto la cabeza con aires de superioridad

_ Ese sujeto es un tonto si pretende liberar a Lucifer –dijo Kate- Yo no lo liberaría. Me gusta el mundo tal como esta aunque quizás me gustaría que estuviera bajo mi poder. Yo podría dominar al mundo.

_ Si, eso si es una bruja oscura –dijo Kathy

_ Cállate –dijo Kate- El punto es que si libera a Lucifer el mundo se consumiría en llamas y no es algo que me tiente. Lo admito, me gustaría controlar el mundo pero no bajo el mando de Lucifer y mucho menos bajo el mando de un cobarde que no se atreve a mostrar su rostro.

_ Bueno, entonces tenemos razones diferentes pero ninguna esta de acuerdo con el encapuchado –dije- Eso esta bien. ¿Qué piensan de Raphael?

_ Lo comprendo. Es muy noble, lo único que quiere es proteger a su líder y se preocupa por lo que tu puedas hacerle ya que Alexander no te detendría –dijo Kathy

_ Es un imbécil –dijo Kate- Deberías darle una lección.

_ Comprendo las razones de Raphael para desconfiar de mi –dije mirando al ángel y luego mire a la bruja- Pero también tienes razón, es un imbécil y debería darle una lección para que dejara de tratarme tan mal. ¿Qué piensan de Diana?

_ Ella se sentía perdida y fue salvada por el hombre equivocado –dijo Kathy- No debemos dejar que el encapuchado siga influenciando sobre ella y siga corrompiendo su alma.

_ Es débil por haberse sometido al encapuchado –dijo Kate

_ Esta situación me parece de locos –dije y las mire a ambas- ¿Qué soy yo exactamente?

_ Tú eres una guardiana –dijo Kathy- Hay oscuridad y luz dentro de ti. Eres totalmente una bruja y a la vez eres totalmente un ángel. Claro, como has vivido la mayoría de tu vida creyendo que eres una bruja ya estas acostumbrada a ello y puedes utilizar todas tus habilidades y tus poderes. Pero apenas hace días te has enterado que eres un ángel y por eso aun no puedes utilizar todas mis habilidades y mis poderes. Estas se van rebelando con el tiempo.

_ En otras palabras la luz dominara sobre mi pero sigues teniendo todas mis habilidades a diferencia de ella que no tienes todas –dijo Kate y sonrió- Serás un ángel pero físicamente sigues siendo una bruja.

_ ¿Ustedes dos no pueden convivir en paz? –pregunte y ambas negaron

_ Ella quiere controlar este cuerpo para sus propios fines –dijo Kathy

_ Ella me mantiene bajo su control y pretende que todo sea luz y cosas angelicales –dijo Kate, burlándose

_ ¿Y yo puedo opinar al respecto? –Pregunte- Ustedes dos son parte de mi, me gustaría que no estuvieran peleadas. Yo no puedo sola con todo esto, las necesito a ambas.

_ Ojala fuera tan fácil –dijo Kate

_ Seria mejor que te despertaras Kat –dijo Kathy- Ya deben ser más de las dos de la tarde.

_ ¿Qué? –pregunte

_ El tiempo aquí pasa mas rápido que en el mundo real –dijo Kate- Veras que te despiertas y ya es la tarde. Te pasa por dormirte muy tarde.

_ Es que estuve toda la noche pensando, necesito adelantarme a los planes del encapuchado –dije

_ Tranquila, haré que no te sientas cansada –dijo Kathy y me sonrió- Puedes usar esa habilidad mía este día.

_ Gracias –dije y me puse en pie- Por cierto, antes de despedirme. Me gustaría hacerles una última pregunta. ¿Qué piensan de Alex?

_ A mi me gusta –dijo Kathy

_ A mi también –dije Kate y sonreí

_ Muchas gracias –dije- Adiós.

Desperté en ese exacto segundo. ¿Qué demonios había sido todo eso? Me levante y me sorprendí de ver que Kathy tenia razón y ya eran mas de las dos de la tarde. Era sábado, tenia el día libre o eso me había dicho mi mamá, sonreí. Me puse en pie y rápidamente me cambie. Baje a desayunar, si es que se podía llamar desayuno a algo consumido a las dos de la tarde luego de haberse despertado. Quizás... Increíblemente, por más que me había dormido muy tarde luego de haber pasado prácticamente toda la noche pensando, no me sentía en lo más mínimo cansada. Necesitaba conseguir que Kathy influenciara más en mí en este tipo de cosas.

_ Te has quedado dormida hasta tarde –dijo mi mamá apenas entre en la cocina

_ Supongo que si, lo lamento –dije

_ Tienes chocolate caliente en la mesada si deseas –dijo ella sin levantar la vista de la revista que estaba leyendo

_ Muchas gracias –dije, buscándolo y tomando la taza

_ Tu papá te andaba buscando, esta en la biblioteca, dice que quiere hablar contigo –dijo ella

_ Iré a verlo cuando termine de desayunar –dije- ¿Tienes idea por que?

_ No lo se –dijo ella

_ ¿Alguna noticia del encapuchado? –pregunte

_ Nada por el momento. No se que se trae entre manos pero algo me dice que no es nada bueno –dijo mi mamá

_ Nada que tenga que ver con el encapuchado resulta ser bueno –dije y suspire- Lo he estado pensando y me he dado cuenta que el encapuchado esta manipulando al Consejo a su antojo. No se que esta planeando pero presiento que es algo serio.

_ Esta buscando al mejor ángel y al mejor brujo –dijo ella- Estuve revisando personalmente todos los registros de muerte e investigando cada caso en el que se haya visto involucrado él. Sigue un patrón. Busca a un ángel o un brujo destacado, le pone una prueba y hasta el momento nadie ha sobrevivido. ¿Tienes idea de cuantos ángeles ha matado desde que apareció hace cuatro años? Doscientos sesenta y cuatro. No tengo los números de los brujos, esos archivos los tiene la Secta y no son tan fáciles de conseguir.

_ Yo creo que alguna oportunidad de vencer al encapuchado debe haber –dije- He pasado todas estas noches despierta tratando de encontrar el método.

_ Quizás, si te quedaras en Solcius y no tuvieras que volver, podrías investigar mas a fondo –dijo ella y suspire frustrada

_ Ya te lo he dicho cientos de veces, lo lamento pero no quiero –dije- Prefiero volver con mis amigos, investigare desde ahí.

_ Aun tienes unos días para considerarlo –dijo ella- Mañana es noche buena y en cinco días partirás si es que esa es tu decisión.

_ Es mi decisión y punto final, no quiero discutir sobre este asunto contigo –dije

_ Lo entiendo –dijo ella- El amor que sientes por él es mas fuerte que cualquier otra cosa.

Asentí y continué desayunando en silencio. Yo estaba muy consciente de cuantos beneficios tendría si me quedaba aquí, pero enserio deseaba volver. Ellos eran mis amigos y no los abandonaría. Deje la taza vacía en el fregadero y salí de ahí. Sentía que si continuaba en la cocina, Caroline Chevalier terminaría por conseguir que Kathy Chevalier tomara totalmente el control de este cuerpo y la obedeciera al pie de la letra. Suspire, esto cada vez era mas raro.

Salí de la cocina y escuche la suave melodía que sonaba en el aire. Llegue hasta la sala en donde se encontraba el piano y ahí encontré a Diana tocando. La sala era quizás la que yo consideraba más bella de esta casa. Un ventanal circular se extendía a lo largo de toda la pared y la luz del sol entraba iluminando totalmente el lugar. En el medio, había un piano de cola color caoba y debía admitir que Diana sabía tocarlo majestuosamente. Me apoye en el marco de la puerta, apreciando su hermosa melodía y viendo como sus dedos se movían rápidamente sobre las teclas.

_ ¿Qué haces? –pregunto ella sin levantar la vista del piano

_ Me gusta escucharte, tocas muy bien –dije- ¿Esa canción la compusiste tú?

_ Así es –dijo ella- Mamá me esta obligando a tocar el piano al menos una hora cada día. Esta siguiendo la teoría de la música calma a la bestia.

_ ¿Y funciona o no? –pregunte

_ No lo se –admitió ella y sonrió- Pero admito que me gusta tocar el piano, me siento realmente feliz.

_ Di...

_ ¿Por qué has vuelto a llamarme Di? –me interrumpió ella

_ Por que me gusta llamar así a la parte buena de ti –dije y sonreí- Me has demostrado que aun hay luz en tu interior y que la oscuridad no te domina totalmente. Eso me hace feliz.

_ A él no –dijo ella

En ese momento ella se detuvo y suspiro tristemente. Me acerque a Diana y entonces ella evito mi mirada. La mire seriamente, sabia lo que aquello significaba. Levanto una mano y corrí el cuello de su jersey. Casi al instante vi los rastros de golpes y entonces la solté, mirándola molesta. ¿Por qué ella seguía permitiendo que la maltratara? ¿Por qué no se defendía y se dejaba golpear? Me enfurecía verla así, tan débil y vulnerable, sabiendo lo fuerte que ella era y lo fácil que le seria defenderse o al menos evadirlo y escapar.

_ Ha vuelto a pasar –dije y ella evadió mi mirada- ¿Por qué lo haces? ¿Por qué dejas que te golpee y te hiera?

_ Por que me lo merezco –dijo ella por lo bajo

_ ¡Eso no es cierto! –Exclame- Quítate esas ideas de la cabeza. No puedes dejar que te haga eso. Eres Diana Strega, la bruja más fuerte y poderosa que yo conozco. ¿Por qué sigues manteniéndote bajo su mando?

_ Son mis problemas Kat, no te metas –dijo ella

_ Eres mi hermana, no puedo permitir que ese sujeto te siga maltratando –dije- Lo detendré, lo prometo.

_ Sabes que no te dejare –dijo ella y sonrió tristemente- No puedo permitir que le hagas daño.

_ Entonces esperare hasta que cambies de opinión –dije

_ Sabes que no cambiare de opinión –dijo ella

_ Alguien una vez me dijo que todo el mundo cambia de opinión en algún momento –dije y sonreí- Tengo esperanzas en ello. Por cierto, lo que deseaba preguntarte era si tú también has tenido un sueño.

_ ¿Hablas de la bruja y el ángel? –pregunto Diana indiferentemente y comenzó a tocar nuevamente el piano- Si, he soñado con ellas varias veces. Me torturan. La bruja me dice que no debo ayudarte y que debo obedecerlo totalmente. Pero el ángel me dice que lo deje y me alíe contigo. Como veras, yo estoy en el medio, no quiero dejarlo pero tampoco quiero que él te mate. ¿A ti también te torturan?

_ Logro sobrellevarlo –dije- Pero siento que si la bruja se rebela contra el ángel, no podré detenerla sola.

_ Claro que no, necesitaras la ayuda del ángel –dijo ella- Pero ese es tu problema, yo me niego a aceptar que soy en parte ángel.

_ Entonces no importa cuanto lo intenten nuestros padres la oscuridad seguirá controlándote –dije y suspire

Me aleje de ella y camine unos pasos hacia la puerta. No, mientras ella se siguiera negando a aceptar la luz que tenia, la oscuridad solamente la controlaría. Si ella no permitía que el ángel la ayudara, jamás podría liberarse de la bruja y por ende, del encapuchado. ¿Por qué tenia que ser tan terca? ¿Por qué tenia que estar tan perdidamente enamorada del encapuchado? Me detuve en el marco de la puerta, sin saber exactamente que pensar.

_ ¿Enserio es esto lo que quieres? –Pregunte y ella dejo de tocar- ¿Qué él continué maltratándote de este modo? ¿Qué yo tenga que continuar enfrentándome a ti? Yo lo detendré con o sin tu apoyo, entiéndelo. Pero no te preocupes, no te dejare intervenir cuando me enfrente a él.

_ No tienes idea de con quien te enfrentas –dijo ella- Él es extremadamente inteligente y tiene todo planeado para no fallar.

_ Pues entonces jugare su juego –dije y sonreí, mirándola- Yo también tengo mis propios planes.

Ella me ignoro y volvió nuevamente a tocar. Pero esta vez, la melodía no era dulce y hermosa, era más bien triste y melancólica. Le eche una ultima y triste mirada a mi hermana y luego partí. Aquella triste melodía continuó sonando por toda la casa durante los que me parecieron unos interminables minutos. Me encerré en el escritorio de mi papá para que aquel lamentoso sonido no me torturara más. Ella no era feliz, sufría cada día que estaba viva y seguía siéndole fiel al encapuchado pero no había modo de que ella lo abandonara.

Sacudí la cabeza tratando de no oír aquella canción pero me fue imposible. Me acerque a la pequeña y circular mesa que había a un lado de la habitación. Allí reposaba una preciosa caja decorada como si hubiera sido creada para portar la espada de un rey y por un segundo me pregunte si así había sido. Tenía curiosidad por saber de que año era aquel cofre y para que había sido creado originalmente pero deje mis preguntas de lado. En vez de eso, abrí el cofre delicadamente y casi al instante me encontré en la biblioteca. Sonreí, el cofre seguía estando delante de mí y cerrado pero ya no estaba en el escritorio de mi papá.

La biblioteca resultaba ser un lugar enorme e interminable. Ahora mismo me encontraba en la parte central desde donde salían largos pasillos que llevaban a quien sabe donde. Las estanterías eran extremadamente altas y el techo parecía demasiado lejano. El suelo estaba totalmente alfombrado con diseños antiguos. Me acerque a la mesa que había en el centro de esta especie de isla en el mar de libros. Era una pequeña mesa, redonda y de cristal. No era plana sino que sobresalía como si se tratara de la parte de una esfera y en ella pude ver el plano de la biblioteca. Había un punto marcado en marrón y supe que ese debía de ser mi papá. Sonreí, sabia como llegar hasta donde él estaba. Tome uno de los pasillos que tenía a mí alrededor y camine. Escuche el tintineo de varios cascabeles entre los estantes y los demás pasillos, era predecible ya que los gatos habitaban aquí. Me detuve un segundo a apreciar a los tres mosqueteros cruzar delante de mi. Los tres gatos no me dieron importancia, continuaron hablando entre ellos y siguieron de largo. Continué caminando por los pasillos y entonces me detuve frente a la figura humana de Moliere. Él ni se inmuto, continuo buscando el libro que deseaba en los estantes.

_ Bonjour monsieur –dije

_ Ah, mademoiselle Katherin, bonjour –dijo él- ¿En quoi je peux vous servir ?

_ Maintenant rien, je suis entrain de chercher à mon père. Mais après je voudrais parler avec vous. J´ai une pétition que vous faire et je suis sure que vous seriez plus qu´enchanter de l´accepter –dije

_ Bien sur ma petite fille, je vous attends après donc –dijo él

Le sonreí una última vez, agradeciéndole y luego partí. Luego de varios minutos finalmente el pasillo llego a su fin y me dejo en un pequeño claro entre este bosque de estanterías. Mi papá estaba tranquilamente sentado en su sillón frente a un juego de ajedrez ya empezado. Me acerque a él, preguntándome quien seria su oponente ya que las fichas estaban movidas y él no dejaba de examinar todo pensando su táctica. Me pare a un lado y mire el tablero. Hice una mueca, era un partido bastante rendido.

_ ¿Contra quien juegas? –pregunte

_ Mi enemigo cree poder ganarme pero me esta subestimando –dijo él con la mirada perdida en el tablero- Él es muy inteligente para su temprana edad pero se equivoca si cree que puede superarme.

_ Vaya, esa no es la respuesta que esperaba –dije y me asome por detrás de él para ver el tablero- ¿Y como va el juego?

_ Él esta tratando de eliminar mis piezas una por una –dijo mi papá y sonrió- Pero tengo el presentimiento de que esto se dará vuelta en cualquier segundo y el que se quedara sin piezas será él.

_ ¿Te va ganando? –pregunte

_ Por el momento –admitió él- Pero cambiara.

_ Mueve a la reina y elimina su caballo –dije mirando las piezas y mi papá rió

_ Este no es un juego de ajedrez normal Kat y créeme, la reina, se mueve por si sola –dijo él

_ Sabes, es curioso que siempre la mano izquierda de Lucifer desarrolle cierta adicción por el ajedrez –dije- Tu fuiste su mano izquierda antes de abandonarlo y aquí te veo jugando ajedrez. Y el encapuchado, por lo poco que sé de él, sé que también es un muy buen jugador de ajedrez.

_ Ese muchacho sabe mover bien sus fichas pero esta muy confiado –dijo mi papá y movió un alfil hacia delante- No sabe con quien esta jugando.

_ Dijo mi mamá que querías verme –dije y él dejo su juego de lado

_ Si, eso es cierto. Sherlock me ha contado como te ha visto esta mañana y sus deducciones al respecto. ¿Has visto a Kate y Kathy? –pregunto él y me quede atónita

_ Así es –dije- ¿Qué sabes de ellas?

_ Kate esta bajo mi mando, me sirve fielmente –dijo él tranquilamente- Kathy esta bajo el mando de tu madre. Pero supongo que debe de ser obvio ya que Kate es una bruja y Kathy un ángel. Ellas son tus dos personalidades, Kat, tú eres una mezcla de ambas.

_ Cada día que paso aquí todo pierde más lógica –dije

_ Si, lo comprendo. No debe ser fácil saber que eres un ángel y una bruja a la vez. ¿Cómo las ves a ellas? –pregunto mi papá

_ Ambas están siempre del otro lado de un espejo –dije y él asintió

_ Ya me lo imaginaba. Kat, debes aprender a trabajar con ellas dos a la vez y saber controlarlas. De ese modo, serás mucho más poderosa –dijo él- Aunque claro, no te será fácil considerando que ellas dos no se llevan y que si se descontrolan se mataran entre ambas. Y si eso ocurre, tu vida correrá peligro.

_ Lo sé –dije- Temo utilizar a Kate y luego no poder volver a controlarla. Y a Kathy la conocí esta noche y no se como hacer para utilizarla.

_ Si quieres adelantarte al encapuchado debes empezar a pensar como él. Para eso debes utilizar a Kate, ella sabrá que hacer para decirte todo sobre él. Pero también debes utilizar a Kathy para que sepas que planes armar –dijo él- Katherin, estas dotada con las mejores armas. Pero la pregunta es. ¿Sabes utilizarlas?

_ ¿Y yo quien soy? –Pregunte- Existe una Kate Strega. Existe una Kathy Chevalier. ¿Y entonces quien soy yo? ¿Simplemente Katherin, Kat?

_ Tu eres Katherin Strega Chevalier, Kat si así lo prefieres –dijo él y me sonrió- Eres una bruja Katherin, pero recuerda que también eres un caballero. Nunca debes olvidar quien eres.

_ Entendido –dije- ¿Algo más?

_ Si, me gustaría no tener que enterarme que sales con el hijo de Michael Engel tras haberlo encontrado en mi casa –dijo él e hice una mueca

_ Pensé que mamá te lo había dicho –dije

_ Pues no, no me dijo nada de sus asuntos al igual que yo no le dije de los míos –dijo él- Pero me gustaría saber de los tuyos. Me sorprende que Michael esté en este tiempo.

_ Si, al parecer esa es la reacción de todos –dije- Papá... ¿Tú que piensas respecto a Michael?

_ Era un buen hombre –dijo él y nuevamente su vista se volvió a perder en el juego de ajedrez- No se por que nos habrá traicionado pero no dudo en que sigue siendo un buen hombre. Aunque debería controlar más a sus hijos.

_ Papá, hijo. Christ murió hace siete años –dije

_ Ah, cierto, como digas Kat –dijo él sin prestarme mucha atención- Aun así creo que Michael debería controlar mas en que clase de asuntos se mete su hijo en vez de pretender seguir huyendo de su pasado. Pero no voy a criticar el modo de crianza de los hijos, yo no soy así. Por otra parte, lo que me preocupa, es este juego de ajedrez. Llevo años en esta partida y por fin las fichas comenzaron a moverse ahora que las ubique perfectamente.

_ Sigo sin entender contra quien estas jugando –dije

_ Ya lo sabrás pero primero me gustaría quitarle una pieza muy valiosa para mí que tiene mi oponente –dijo él- Claro, él no tiene idea a quien se enfrenta.

_ ¿No estarás subestimando a tu enemigo? –pregunte

_ No, para nada. Yo tengo muy en claro quien es mi enemigo y admito que él es muy inteligente y ágil pero le costara si pretende vencerme –dijo él y un caballo negro se movió solo- Ah, interesante jugada, me pregunto que estarás intentado hacer.

Suspire, no valía la pena seguir viendo el retorcido juego de ajedrez de mi papá con quien sabe quien. Ya estaba acostumbrada a esto. El tablero estaba encantado y su oponente tenía también su propio tablero. Y claro, al tablero estar encantado, no se necesitaba precisamente la presencia del otro para hacer los movimientos. Mi papá siempre había jugado con las fichas blancas y su oponente siempre había tenido las fichas negras. Y de hecho, ahora que lo pensaba, desde que tenia memoria que él había estado siempre en la misma partida de ajedrez. Mire con curiosidad el tablero, preguntándome cuantos años tendría aquella partida.

Eran las siete de la tarde cuando volví a mi casa luego de haber pasado toda la tarde fuera, paseando por el centro de Boston. Subí los escalones del porche y me detuve en la puerta mientras sacaba las llaves de mi bolsillo. Las introduje dentro de la cerradura y gire las llaves pero no hubo respuesta. Volví a intentarlo, en vano ya que la puerta estaba cerrada de adentro y al parecer no podía entrar. Repetí la acción varias veces, siempre con el mismo resultado y pegue una patada al suelo por mi frustración. Saque mi celular y marque el número de mi casa. Escuche el teléfono sonar dentro pero nadie respondió. Luego de varios segundos fuera, al fin escuche el familiar ruido de los tacones de mi mamá a lo largo de todo el pasillo y ella apareció, abriendo apenas la puerta y sin dejarme entrar.

_ ¿Acaso tengo prohibida la entrada? –pregunte

_ No. No es eso. Es que tu papá se esta peleando con Diana y no te recomiendo estar aquí –dijo ella

_ Entonces iré a mi habitación y me quedare ahí –dije, intentado entrar pero ella me bloqueo el paso

_ No –dijo- Enserio Kat, esto es serio. Nos gustaría estar solos con ella. Ve a Solcius y di que pasaras la noche ahí, seguro te darán una habitación.

_ ¿Tan malo es como para no dejarme entrar a mi casa? –dije y ella asintió

_ Adrian le encontró golpes en el cuerpo y esta convencido de que fue el oscuro quien la maltrato –dijo ella y me miro seriamente- ¿Hace cuanto vienes encubriéndola y sabes de esto?

_ ¿Qué? –pregunte, fingiendo sorpresa- ¿Cómo que esta golpeada? ¿Qué le sucedió? ¿Está bien?

_ Es extraño, hubiera jurado que tu lo sabias –dijo mi mamá y la mire confundida

_ No lo sabía. ¿Pero esta bien Diana? ¿Es muy grave? –continué con mi farsa

_ Kat, vete a pasar la noche en Solcius. Te contare todo mañana cuando vuelvas –dijo ella- Lamento tener que hacer esto.

_ No hay problema –dije y sonreí- Le pediré a Lupe si puedo dormir con ella, seguro que aceptara aunque se queja de que Will tiene la música muy alta a la noche.

_ Perfecto –dijo mi mamá y sonrió también- Gracias por comprender.

_ No es nada –dije

Ella cerró la puerta nuevamente y me fui. Me apresure en correr las cuadras necesarias y llegar hasta la entrada al mercado negro. ¡Claro que sabía lo de Diana! Podía decirle cuantas veces el encapuchado la había maltratado y cuantas heridas le había curado yo. Pero le había prometido a Diana guardar silencio y ella era mi hermana, no podía traicionarla. Si, seguro mi papá se daría cuenta de que había sido cómplice en esto cuando utilizara algún hechizo para ver el pasado de Diana. Pero para ese entonces yo estaría lejos y no podrían buscarme. Volvería a la mañana y aceptaría las consecuencias, pero claro estaba que no podía pasar la noche en Solcius excepto que quisiese que mis padres vinieran a buscarme en cuanto supieran que yo había sido cómplice de Diana.

Me senté en la fuente de los siete arcángeles, viendo como ellos me sonreían desde sus majestuosas posturas. Podría pasar la noche en vela paseando por el mercado negro. O quizás alquilar algún cuarto en algún buen hotel que hubiera. No me importaba mucho que pasara esta noche. Ahora lo único que me importaba era la hermosa fuente, iluminada en la aparente noche que había en esta parte del mercado negro. Vi una moneda volar por los aires y caer justo en la fuente, a un lado mío. Apenas llegaron tres gotas de agua a mi rostro tras el impacto de la moneda y entonces reí.

_ Hace unos meses, lo ultimo que hubiera esperado hubiera sido encontrarme una bruja en la fuente de los siete arcángeles –dijo alguien sentándose a mi lado- ¿Viniste a pedir un deseo?

_ No he lanzado ninguna moneda y sin embargo creo que la fuente actuó por si sola –dije y mire a Alex, sonriendo- ¿Qué haces aquí?

_ Lanzar una moneda y pedir mi deseo –dijo él tranquilamente

_ ¿Y que pediste? –pregunte y él sonrió

_ Si te digo no se cumplirá –dijo él- Cuando era pequeño solía venir aquí y tirar una moneda para pedir mi deseo. He estado paseando todo el día por el mercado negro y creí que no me vendría mal venir y tirar una moneda como hacia antes. ¿Y tú que haces aquí?

_ Complicada historia –dije y suspire- Mi hermana esta siendo maltratada por el encapuchado. Yo esto lo se desde hace días y la he encubierto con mis padres por que ella me lo pidió. Pero mi papá descubrió esto el día de hoy y no me dejaron entrar a la casa por que están discutiendo con ella. Tengo que pasar la noche afuera. Pero lo malo es que no pasara mucho tiempo antes de que mi papá descubra que fui cómplice de Diana por lo que no tengo a donde ir a menos que quiera meterme en problemas. Si voy a Solcius a pasar la noche, ellos vendrán a buscarme y estaré en problemas por encubrir a mi hermana.

_ Es decir que no tienes donde pasar la noche –dijo Alex y asentí, él sonrió- Entonces tienes suerte. Ven a mi casa, yo estoy solo. Mi mamá tiene un paciente en estado muy delicado en el hospital, es posible que no sobreviva esta noche y mi papá ha decidido quedarse con ella toda la noche. No regresaran hasta mañana.

_ ¿Tu quieres que tus padres te maten por todo lo que andas haciendo? –Pregunte intentando no reír- Por que si eso es lo que quieres, estas bastante cerca de conseguirlo.

_ Tú ya me has prestado tu casa para evadir a mis padres la otra vez. Esto es lo mismo –dijo él

_ Si mis padres no me matan por encubrir a Diana me mataran por esto –dije y sonreí- Pero acepto.

_ Perfecto, pero te advierto que no se que cocinare para comer y además debo recordar donde esta la salida a New York correcta –dijo él- Hace mucho que no paseo por aquí y me olvide que camino conviene tomar.

_ No te preocupes, cocinas siempre algo delicioso, después de todo, tu padre es un chef profesional –dije sonriendo y él me devolvió la sonrisa- Y en cuanto a como salir de aquí, yo me ocupo. Tú sabes el destino, yo tengo el método de viaje. Creo que con un simple hechizo de transporte nos bastara. Muchas gracias.

_ No es nada –dijo él poniéndose en pie y tirando de mi mano

Fue cuestión de minutos y un simple hechizo de transporte para que nos encontráramos en la puerta de su casa. Debía admitirlo, era una casa alucinante a las afueras de New York. Él, sin más preámbulos se adelanto y abrió la puerta. Lo seguí sin detenerme a pensar ni un segundo en todos los problemas que estaría metida mañana. En estos mismos momentos, no me importaba ni si mi ejecución seria al día siguiente. La casa era hermosa y amplia, decorada elegante y modernamente. La mayoría de los muebles eran blancos o de cristal. Y tal como había dicho Alex, no había señales de que sus padres estuvieran en casa.

_ Estas metiendo a tu casa a la persona que tienes la orden de matar –dije

_ Ya se me ocurrirá que inventarle al Consejo para explicar por que no pude cumplir con su orden si es que siguen insistiendo –dijo él tranquilamente- No se que me hiciste el otro día pero ahora no me importa que me diga el Consejo, ya no siento en lo mas mínimo la obligación de servirle.

_Tu deseo corrompió tu deber –dije

_ Te pude haber matado –dijo Alex

_ No es cierto, yo puedo contra ti –dije y él sonrió

_ Sigue repitiéndotelo hasta que te lo creas –dijo él y se dio vuelta- Iré a ver que puedo hacer de comer. Arriba tienes un baño por si quieres bañarte.

_ ¿Puedo? –pregunte

_ Haz lo que quieras –dijo él- En unos minutos te alcanzo una toalla si así quieres. Primer piso, ultima puerta.

_ Esta bien –dije

Él continuó caminando y lo perdí de vista tras entrar a donde parecía ser la cocina. Suspire y camine hacia las modernas escaleras que llevaban al segundo piso. Eran curiosas, jamás había visto unas así. Parecía como si los tablones blancos salieran de la pared sin tener nada que los sujetase. Apenas si había un barandal blanco que llevaba hasta arriba y luego daba un giro a la izquierda, separando el segundo piso del vacío como si de un balcón se tratase, hasta llegar hasta una pared. El pasillo llevaba en una sola dirección, izquierda, por lo que no me fue difícil seguirlo hasta dar con el baño en donde concluí.

Cerré la puerta detrás de mí y comencé a desvestirme. Deje la ropa doblada a un lado junto con mis botitas de cuero y me metí en la ducha. No se exactamente cuanto tiempo estuve ahí, disfrutando del agua calida caer sobre mi piel. Mi mente estaba totalmente en blanco, ya no me acordaba ni por que no podía ir a mi casa. Ah, cierto, por que Diana había metido la pata y yo era cómplice. Una sonrisa se fue dibujando lentamente en mi rostro sin que pudiera evitarlo. Sabia que estaba mal regocijarme de que ella estuviera en problemas pero no era yo la que estaba sonriendo. Sacudí apenas la cabeza y escuche el gruñido de Kate cuando volvió a estar totalmente bajo mi control. Escuche una suave risa que pude identificar de Kathy y un golpe de puerta me trajo de nuevo a la realidad.

_ Te traje una toalla. ¿Puedo pasar? –pregunto Alex

_ No hay problema, cerré la cortina –dije y escuche el sonido de la puerta al abrirse

_ La cena estará lista en unos minutos, hay empanadas considerando que necesitaba algo rápido que preparar –dijo él

_ Aun así todo lo que preparas es delicioso –dije y cerré el agua- Ya termine. ¿Me alcanzas la toalla?

_ Ten –dijo

Asome apenas la cabeza para ver que él estaba totalmente de espaldas a mí y con la mirada en la puerta, tendiéndome la toalla. Sonreí, no podía decir que aquello no me parecía tierno. Después de todo, había un gran contraste entre salir con un brujo y salir con un ángel y aquí estaba la prueba. Un brujo en su situación hubiera hecho exactamente todo lo contrario. Tome la toalla y rápidamente comencé a secarme, luego, me envolví en ella.

_ Gracias –dije saliendo de la ducha y él se dio vuelta, mirándome

_ No es nada pero tendrás que ir a visitar mi tumba cada día luego de que mi padre me degollé –dijo Alex sonriendo

_ ¿Y por que crees que te va a degollar? –pregunte y él se puso frente a mi

_ Recuerda que mi virtud es la intuición –dijo él y lo abrace, sonriendo

_ Y tu recuerda que yo se hacer magia y algo se me ocurrirá para evitar que tu padre te mate –dije y él rió, abrazándome también

_ Es mi padre, encontrara el modo de matarme no importa que hechizo le hagas –dijo él y me soltó- Me iré para que puedas cambiarte –agrego él y reí- ¿Qué?

_ Se nota claramente que no eres un brujo –dije

_ ¿Y por que dices eso? –pregunto él y no pude evitar reír nuevamente ante su incredulidad

_ No te debería ser tan difícil deducir que haría un brujo en tu lugar luego de todas las veces que te has hecho pasar por uno y has tenido que actuar como tal conmigo –dije y él sonrió fugazmente

_ La única diferencia entre un brujo y yo en este momento es que yo tengo autocontrol y respeto –dijo Alex y se dio media vuelta, yéndose- El que puede ser identificado con la virtud contradictoria de la castidad es Gabriel, no yo.

Nuevamente reí al verlo partir por el pasillo y cerré la puerta. Tome las botas del suelo y rápidamente le saque la suela, agradeciendo de algún modo las modificaciones que había hecho Jude. Ahí perfectamente tenía guardado un cambio de ropa y cualquier cosa que pudiera llegar a necesitar. Solo basto con hacer un hechizo para devolver la ropa a su tamaño original y encoger la otra para guardarla.

En minutos ya había descendido y había disfrutado de la deliciosa cena. Debía admitirlo, jamás en mi vida había probado empanadas más exquisitas y deliciosas. ¿Por qué él tenia que cocinar tan bien? Y pensar que yo en realidad debería estar cenando en Solcius que, por más que su comida era rica, no tenia comparación con esta. Una sonrisa se fue dibujando en mi rostro, mi madre podría decirme lo que quisiera mañana por haberla desobedecido, no me importaba. Ayude a Alex a levantar la mesa una vez que terminamos y llevar todo para la cocina. Me apoye sonriendo en el marco de la puerta, haciendo que los platos y los vasos se lavaran solos bajo el chorro de agua en el fregadero.

_ Sabes una cosa, a veces envidio a los brujos –dijo él apoyándose a un lado- Debe ser genial utilizar magia para hacer este tipo de cosas.

_ ¿Quieres probar? –pregunte y él me miro atónito, me quite mi collar y se lo di- ¿Recuerdas lo que te dije una vez? Los emblemas de Solcius tienen poderes, es por eso que mis compañeros también pueden utilizar la magia por más que no sean brujos.

_ Pues veamos que tan en lo cierto estas –dijo Alex tomando mi collar y sonreí

_ Imagina lo que quieres que pase y concéntrate para que así sea –dije- Tan solo... lava el vaso.

Deje de hacer magia en ese momento y me quede tranquilamente apoyada contra el marco de la puerta, viendo como el vaso continuaba lavándose por si solo. Vi como Alex movía una mano tratando de controlar así los movimientos del vaso aunque con algo de dificultad. No podía esperar la utilización perfecta de magia a la primera vez. Sonreí y lo ayude con el resto. Todo se lavo, se seco y se guardo perfectamente en su lugar y ambos nos echamos a reír cuando terminamos.

_ Bastante bien para ser la primera vez –dije cuando salíamos de la cocina y volvíamos a estar en la sala de estar

_ ¿Bromeas? No sirvo para hacer magia y no se ni como hice recién –dijo él y sonreí

_ No tienes práctica y yo no se enseñar –dije y Alex se detuvo frente a mí, mirándome intensamente

_ ¿Te puedo pedir una cosa? –pregunto

_ Cualquier cosa –dije y él se acerco mas a mi, acariciándome la mejilla

_ No recuperes tu emblema –susurro él y sentí su respiración contra mi rostro- Por esta noche, deja de ser una servidora de Solcius y yo dejare al Consejo totalmente de lado. Es lo único que te pido. Por esta noche, olvídate totalmente de los tuyos y yo haré lo mismo con los míos.

_ Esta bien –dije y él sonrió, besándome dulcemente

Se separo de mí y se quito su cadenilla con las alas abiertas, dejando su emblema totalmente de lado. Dejo ambos collares sobre una mesita que había junto a las llaves de la casa y luego volvió a tomar mi rostro entre sus manos. Nuevamente me beso, atrayéndome más a él y pasando sus brazos alrededor de mi cintura.

_ Gracias –susurro

Me colgué de su cuello y lo volví a besar, disfrutando de sus labios contra los míos. Sentí como sus manos me tomaron más fuertemente y me atrajeron a él lo más posible a tiempo que sus dedos se hundían en la piel de mi cintura. Y entonces, sonó un celular y no pude hacer más que reír ante el hecho. Lo escuche maldecir aun contra mis labios y una de sus manos me soltó. Deje de besarlo pero aun así él mantuvo su frente contra la mía.

_ Esto es definitivo, estamos malditos –dijo él y sonreí- Estoy maldito.

_ No estás maldito, simplemente no tienes suerte –dije y él sonrió

_ Aun así, parece una broma –dijo él y luego atendió su celular- ¿Si mamá? –Dijo Alex y espero- No mamá, no estoy haciendo nada malo. Es lo que te prometí. ¿No? Me estoy portando bien. Si, estoy en casa. De hecho, me estaba yendo a dormir y apagare el celular. Suerte con tu paciente, ojala se recupere. Adiós mamá, te veré mañana.

_ ¿No era malo mentirles a los padres? –pregunte una vez que él corto

_ ¿No era malo ser cómplice de tu hermana? –Pregunto Alex y sonrió- Estamos en la misma. ¿Puedo irme a bañar?

_ Es tu casa –dije

_ Cierto –dijo él y me beso una ultima vez antes de desaparecer por las escaleras

Me quede sola en la sala de estar, con la mente totalmente en blanco y los minutos se escurrieron rápidamente. Mi vista se perdió en un cuadro con una fotografía que había sobre una pared. Ahí podía ver perfectamente a Christ abrazado a Alex y por un segundo me sentí mal al saber que ellos dos ya no estaban juntos. Y yo aquí parada, sabiendo lo mucho que Alex había sufrido por la muerte de su hermano. ¿Enserio Christ Engel había sido el mejor ángel tal como decía el Consejo? Al menos no tendría de que preocuparme si eso era cierto. Él estaba muerto desde hacia años y no había modo de que el encapuchado tuviera su sangre. Aun así me sentí mal por él, por saber lo que había sucedido aquella tarde en que Christ había partido. Suspire y subí las escaleras. Aun estando en el piso superior, me apoye contra el barandal y continué viendo la foto.

_ ¿Qué haces? –pregunto Alex apoyándose junto a mi luego de varios minutos

_ Eras muy feliz con tu hermano –dije y él suspiro

_ ¿Sabes que es lo que realmente extraño de Christ? Que no importaba que tan mal estuviera yo, él era capaz de hacer cualquier cosa con tal de que volviera a ser feliz –dijo Alex- Hasta extraño su sonrisa. Por más simple que era, para mí era perfecta. Cuando él murió me pregunte si alguna vez volvería a sentir lo mismo al ver a alguien sonreír. Y luego te encontré a ti. Que tu sonrisa para mi es y siempre será perfecta.

Me ruborice y no pude evitar que una dulce sonrisa se grabara en mi rostro. Lo mire apenas de soslayo, fijándome en que él aun tenía el cabello mojado y solamente portaba sus jeans. La tentación fue más fuerte que yo y pase los brazos alrededor de su cuello, besándolo y tomándolo por sorpresa. Eso solo me hizo sonreír aun contra sus labios y lo bese dulcemente una vez más. Adoraba sentir sus perfectos músculos, marcados y tonificados, contra mí.

_ ¿Por qué fue eso? –pregunto él sonriendo

_ ¿Necesito alguna razón para besarte? –pregunte y su sonrisa solo se ensancho

_ Claro que no –dijo

Alex volvió a tomarme nuevamente entre sus brazos. Mis dedos se entrelazaron con su cabello aun mojado y lo atraje más hacia mí. Sentí sus manos meterse por debajo de mi camisa y acariciarme toda la piel de la espalda. No podía evitarlo, sus besos me eran irresistibles, me era imposible no ceder ante él. Casi gemí cuando Alex me agarro más fuertemente y me atrajo tanto como era físicamente posible hacia él. Lo abrace fuertemente, sin desear soltarlo, y sentí como mi cuerpo entero cedía. En un segundo sentí mi espalda chocar contra una pared y él continuo besándome. Sentí mi agitada respiración, mi corazón latir increíblemente rápido y mis deseos de mas. Sentí su mano posarse sobre mi muslo y su tacto me quemo por mas que la tela de mi pantalón separara mi piel de la suya. Sus manos recorrieron toda mi figura, levantando parte de mi camisa y finalmente se detuvieron en mis hombros. Apoye mi mano sobre su pecho, sintiendo su ardiente piel y los desaforados latidos de su corazón. No lo podía creer, era feliz sabiendo lo que causaba en él y sonreí. Sentí su mano sobre mi pecho y entonces él desprendió el primer botón de mi camisa. Luego, el segundo. Su mano se detuvo sobre el tercer botón, vacilante tal como había pasado la otra vez.

_ Siempre que vaciles –dije y puse mi mano sobre la suya- Recuerda que yo estaré para apoyarte.

Sin más preámbulos hice que su mano desprendiera el tercer botón y así continuo él hasta abrirme totalmente la camisa mientras continuaba besándolo. Pase mis piernas alrededor de su cintura y Alex me tomo aun mas fuertemente, sosteniéndome mas contra la pared. Sus manos se ocuparon de quitarme el resto de la camisa hasta que esta cayó al suelo. Era increíble sentir su ardiente piel contra la mía y no podía hacer más que disfrutar del placer que me causaba. Lo amaba. Él me dejo de besar por unos segundos y me miro fijamente a los ojos al igual que yo a él. Suspiro y paso una mano por mi mejilla, acariciándome el rostro casi al mismo tiempo que yo hacia lo mismo. Ambos sabíamos lo que pasaría, lo habíamos sabido desde el principio por más que habíamos intentado no pensar en ello.

_ ¿Me cuidaras? –susurre mirándolo mas que con deseo

_ Siempre. No importa en que situación sea –susurro Alex- Es una promesa.

Sonreí y pase mis brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo a mí y besándolo nuevamente. Sentí sus manos recorrer toda mi silueta, acariciando toda mi piel y finalmente deteniéndose en mi cintura justo donde mi pantalón empezaba. Una de sus manos me soltó y comenzó a palmear la pared. Pero él no quería soltarme, me deseaba más que nada y lo podía sentir en todo su cuerpo. Y yo también lo deseaba demasiado. Podría hacerme lo que quisiera, no me importaba, lo amaba. Su mano finalmente encontró lo que buscaba, la manecilla de la puerta, y escuche el ruido que hizo al abrirla. Ya no sentí nada contra mi espalda y me aferre más fuertemente a él. Tan solo se detuvo un segundo para cerrar la puerta detrás de si mientras sus labios seguían ocupados con los míos y aproveche ese segundo para con mis manos tirar de los cordones de mis botas y desatarlos. Caí de espaldas sobre una cama y él estuvo sobre mí, besándome y tomándome entre sus brazos fuertemente. Me las arregle para deshacerme de mis zapatos junto con mis medias y entonces sonreí aun contra sus labios.

_ Te amo –susurre

_ Te amo –dijo él aun con sus labios pegados a los míos

Sentí sus manos deslizarse mas en mi cintura y tocar el borde de mi pantalón. Él me beso más apasionadamente mientras sus manos recorrían el borde entre la tela y mi piel. Ya no había vuelta atrás, ambos éramos cómplices en esto y ambos lo deseábamos más que nada. Finalmente, solo escuche el clic del botón de mi pantalón cuando este cedió.

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