Capitulo 5: No esperaba esto


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Mire la hora. En poco tiempo serian las cinco de la tarde y yo sabia que debía partir a pesar de que no sabía como. ¿Cómo me iría? No sabía nada, no me habían dicho nada al respecto. Los cinco ángeles estaban en la sala de estar totalmente instalados luego de que hubiera marchado Victoria. Al parecer ella se había atrevido a venir para devolver un libro de ciencias físicas que había encontrado y que al parecer Alex accidentalmente había perdido el mismo día. Aun así, no pude reprimir una sonrisa e hice todo lo posible por no reír cuando me había enterado. Costaba creer que justamente ese libro hubiera terminado misteriosamente en el basurero de la escuela considerando lo mucho que Alex odiaba la materia y a la profesora.

Pero ahora ya no hablaban de eso y a pesar de que todos parecían muy animados, note la tristeza en el rostro de Alex mientras él permanecía parado y con la vista clavada en el suelo. Fue cuestión de un segundo para que los demás notaran lo mismo y clavaran la vista en él. Incluso Raphael dejo su habitual rutina de estar en silencio y mirarme con odio desde su lugar para levantar la vista y mirar con cierta preocupación a Alex.

_ ¿Qué sucede? –pregunto Miguel y Gabriel suspiro

_ Es algo que tiene que ver respecto a tu puesto de líder. ¿No es así? –dijo él y Alex asintió

_ Suéltalo de una vez –dijo Raphael- No puede ser tan malo como lo haces parecer.

_ Si lo es –dijo Alex y suspiro levantando apenas la vista- Miguel.

Casi al instante Miguel se levanto de su lugar junto a mi y Gabriel y fue a pararse frente a Alex. Algo dentro de mi decía que algo no estaba bien, decía a gritos que algo andaba terriblemente mal y no pude hacer mas que mirar con preocupación a los dos. Alex saco una carta del bolsillo trasero de su pantalón y se la tendió a Miguel. Por un segundo los demás parecieron congelados y totalmente pálidos y entonces estuve segura de que algo no estaba bien. Miguel tomo el sobre, vacilo durante unos segundos pero lo hizo. Sonrió, como si estuviera reconfortándose a si mismo. Daniel suspiro.

_ Admito que lo sobrellevas bastante bien –dijo Daniel

_ Sabia que Mateo empezaría a servirle al Consejo tarde o temprano, ya vengo asimilando los hechos hace tres semanas desde que cumplió los trece años –dijo Miguel, siempre portando esa sonrisa tan suya- Además se que no le pasara nada, es muy maduro para su edad.

_ No es por Mateo –dijo Alex y entonces Miguel se congelo

_ Que... ¿Qué quieres decir? –Dijo Miguel- Es el único que esta en edad para comenzar con su servicio y...

_ Abre la carta –dijo Alex evitando su mirada

Miguel obedeció casi al instante y abrió la carta de un modo desesperado. El sobre amarillo cayó al suelo. Sabía lo que esa carta debía de significar, ellos me lo habían explicado varias veces. Al cumplir los trece años, un ángel debía empezar a servirle al Consejo y hacer cumplir su ley. Aun así, sabia que aunque otros ángeles consideraban eso como un honor para el joven, para ellos cinco significaba todo lo contrario. Significaba que un niño de trece años era obligado a comenzar su servicio y a empezar a combatir contra los infractores de la ley. Mi corazón se congelo de tan solo imaginarse a un pequeño ángel de trece años enfrentándose a un brujo, incluso a un vampiro o algún hada. Era simplemente un niño, no podían obligarlo a combatir a tan temprana edad.

Y aun así, algo parecía fuera de lo normal. Miguel leyó la carta y cuando termino dejo caer a un lado su brazo aun sosteniendo el papel. Alex levanto la vista, mirándolo con dolor y apoyando un brazo sobre el hombro de su amigo. Pero él se deshizo bruscamente de su mano y partió corriendo, llevándose la carta consigo. Salio por la puerta de entrada y Alex lo miro con sufrimiento, pero sin intentar detenerlo. Se agacho, recogiendo el sobre del suelo, alisándolo para quitarle las arrugas y lo dejo sobre la mesa. Y aun así, parecía sin vida, totalmente consumido por la tristeza y el dolor. Y los demás también habían comprendido que había algo que no iba bien, que estaba sucediendo algo terrible.

_ ¿Qué le sucedió? –me atreví a preguntar

_ Un ángel nunca llora en publico –dijo Raphael, mirándome fríamente

_ Raphael, no estoy de humor para soportar tus tonterías –dijo Alex dejándose caer sobre un sillón- Por una vez te pido que dejes de lado cualquier odio que tengas contra ella por que no estoy de humor para soportarlo.

_ No lo entiendo –dijo Daniel- Era un sobre amarillo, sabemos lo que eso significa y sabemos que era el hermano de Miguel, Mateo, el que iba a ser iniciado en cualquier momento.

_ La carta no es por Mateo –dijo Alex

_ ¿Y entonces por quien es? –Pregunto Gabriel- Miguel no tiene otro hermano que ya tenga trece años y no sirva al Consejo.

_ Y no tendría lógica creer que... –dijo Raphael y los tres se quedaron paralizados

_ No serian tan desalmados –dijo Gabriel- No serian capaces de hacer algo así ya que iría contra sus propias leyes.

_ ¿Qué decía la carta? –pregunto Daniel

_ Decía –dijo Alex y suspiro, haciendo todo lo posible por hablar a pesar de su dolor- Lo típico de siempre. El mismo texto del honor que es para el Consejo informarles que su hermano será iniciado y todo eso. Pero... No creí que llegaría el día en que vería esto pero el Consejo decidió iniciar a una niña de nueve años.

_ ¡Que! –exclame

Un terrible frío me recorrió y sentí que me quedaba sin aire. No podía ser, no podía creer lo que acababa de escuchar. El Consejo no podía ser tan despiadado como para hacer algo así. ¿O si? Si, puesto que lo habían hecho. No podía imaginarme a una niña tan pequeña ya enfrentándose a alguna criatura. Y aun así trataba de convencerme de que ella no tenía que justamente enfrentarse a alguna criatura que hubiera roto la ley, sabía que eso no sucedería.

_ ¿A dónde la mandaran? –logre preguntar

Me fije en como Gabriel se estremeció de un modo casi imperceptible. Quizás ellos no se atrevieran a preguntar pero yo si. Alex bajo la cabeza, logrando que su cabello color oro ocultara parte de su rostro totalmente dolorido pero aun así respondió.

_ La mandaran a Seattle –dijo él- Para que te des una idea, eso y que la manden al Instituto Bella Vista es lo mismo ya que la inseguridad que hay en Seattle es terrible y muere un ángel por día en esa ciudad.

_ No pueden ser tan desalmados –siguió negando Gabriel

_ Pero lo son –dijo Alex- Ojala la hubieran mandado a un pueblo aburrido, donde no ocurriera nada y no tuviera trabajo que hacer como nos sucedió a nosotros. Pero no fue así. Casi parece que lo hicieron apropósito.

_ ¿Bajo que excusa? –dijo Daniel

_ Bajo la excusa de que Lucy Beitarg fue seleccionada honrosamente para comenzar a servirle al Consejo a tan temprana edad demostrando así lo fieles que son sus servidores y ella tiene el honor de comenzar su entrenamiento con tan solo nueve años y en unos días ya será trasladada a su nueva ubicación para comenzar con su deber. El Consejo se complace en anunciar a sus familiar que ella es una de las pocas afortunadas con empezar su servicio antes de lo debido por su destacamento y excelentes habilidades –dijo Alex sin ocultar su desprecio y entonces levanto la vista- Esto matara a Miguel. Él la quiere mucho, no podrá ver a su hermana de tan solo nueve años comenzar a servirle al Consejo y pronto enfrentarse a algún ser. Y mucho menos si la mandan a Seattle.

_ Me sigue pareciendo desalmado –dijo Gabriel- Ya el hecho de ver a un niño de trece años iniciarse me perturba. ¡Pero a los nueve!

_ No puedo creer la organización a la que sirven –dije

_ Ojala para nosotros fuera tan fácil escapar del Consejo como tu escapaste de la Secta –dijo Alex

_ Pero la diferencia es que tu nunca juraste lealtad ni te iniciaron, simplemente dijiste que no cuando te lo propusieron –dijo Daniel- Para nosotros no es tan fácil. Si dices que si, aceptas servirle al Consejo. Si dices que no, eres un traidor y...

_ Te arrancan las alas –concluyo Alex y me miro de soslayo- Ojala hubiera un modo de ayudar a la hermana de Miguel.

_ ¿No hay nada que podamos hacer? –pregunto Daniel

_ Nada –dijo Raphael- No hay nada que podamos darles a cambio para que no hagan esto y seguramente esto fue una decisión de la cámara alta. Por más que lo intentemos, sabemos que es casi imposible hacer que cambien de decisión.

_ Ya pudimos una vez –dijo Gabriel

_ No. No pudimos ya que la acusación no se quito, simplemente cambiaron el castigo –dijo Alex y se puso en pie, partiendo

_ Lamentablemente tiene razón –dijo Daniel- No importa que digamos, nosotros no podemos cambiar la decisión de la cámara alta. Y además, ya no tenemos tanta credibilidad como teníamos antes luego de lo ocurrido el mes pasado.

_ Sin contar que el hecho de la relación que Alex guarda con el Consejo nos desfavorece bastante –dijo Raphael

_ Aun así yo creo que hay algo que podamos hacer –dijo Gabriel y me miro de soslayo- Una vez Nicholas dijo que era demasiado fácil para él infiltrarse en el edificio principal del Consejo. Quizás pueda meterse y arreglar esta situación.

_ Quizás. Pero el único problema es que no tengo contacto con él desde que partió –dije y baje la vista- No he vuelto a saber de él desde que lo vi por ultima vez. No se donde esta, ni que hace, ni como comunicarme con él. Se ha borrado del mapa y no se por que.

_ ¿No puedes encontrarlo? –pregunto Daniel

_ No puedo encontrarlo si él no quiere ser encontrado –dije y suspire- Mi magia no es mas poderosa que la suya.

_ Lastima –dijo Gabriel- Es muy difícil hacer que la cámara alta cambie de decisiones.

_ ¿No puedes volver a hacer que cambien de decisión? –pregunto Daniel y él negó con la cabeza

_ ¿Ya lo has hecho? –pregunte

_ Fue la cámara alta quien decidió que Alex era un traidor y causante de la muerte de su hermano –dijo Gabriel- Cambiaron de decisión respecto a él.

_ Más bien respecto a cual seria su castigo –dijo Raphael- Pero esta no es la misma situación. La cámara alta no cambiara de decisión respecto a la hermana de Miguel y no hay nada que podamos hacer.

_ Siempre hay algo que se puede hacer –dijo Daniel y se puso en pie, sonriendo- De hecho, tengo una idea. Creo que entre nosotros podemos encontrar un método para salvar a Lucy de tan prematuro servicio, claro, si están dispuestos a colaborar.

Su mirada se paseo entre nosotros, especialmente, entre Raphael y yo. Daniel sabia que la relación entre él y yo no era muy buena, y de hecho, nunca lo había sido ni parecía que seria en un futuro. Suspire, a mi no me importaba tener que trabajar con Raphael por mas que él me odiara.

_ Por mi no hay problema –dije

_ Por mi tampoco –dijo Gabriel

_ ¿Raphael? –pregunto Daniel y tuvieron que pasar varios minutos antes de que él contestara

_ Supongo que tampoco –dijo finalmente y me miro con odio- Pero no esperes que haga equipo con esa bruja. De hecho, no se ni que tiene que ver ella en esto.

_ Quiere ayudar y además no nos viene mal un poco de ayuda extra –dijo Daniel- Gabriel, llama a tu padre y trata de averiguar que es lo que anda pasando en la cámara alta. Raphael, tu familia tiene gran influencia en el Consejo, trata de convencerlos para que hagan algo al respecto. Katherin, trata de encontrar a Nicholas a ver si él puede hacer algo y sino, no se como, pero trata de encontrar un método para ayudar a la hermana de Miguel. Yo armare una declaración respecto a por que no es correcta la decisión que tomaron.

_ No servirá de nada –dijo Alex reapareciendo nuevamente en la sala

Él camino por el lugar hasta apoyarse contra la pared y mirarnos a todos seriamente. Los cuatro lo miramos, prestando atención. Si había alguien que ya se había enfrentado a la cámara alta y conocía como eran sus funcionarios, era él. Y aun así, sentía pena por que justo a él le hubiera tocado dar esta noticia y no dejaba de preguntarme a donde podría haber ido Miguel.

_ Ni aunque lleven el caso a juicio servirá de algo –dijo Alex- La cámara alta esta formada por un circulo muy cerrado de personas y su decisión no cambiara por lo que digan o hagan un par de personas. No los escucharan no importa lo que digan, para el Consejo ustedes están en el escalón mas abajo. Además, si quieren hacer que la cámara alta cambie su decisión deben convencer a todos y cada uno de los miembros. El voto debe ser total y no solamente la mayoría. No importa lo que hagan, no hay modo de que convenzan a los doce miembros.

_ Oye Kat. ¿Sabes hacer algún hechizo para manipular a las personas? –Pregunto Daniel- Quizás si nos acercamos lo suficiente a ellos...

_ Las reuniones de la cámara alta se realizan en un salón cerrado y con máxima seguridad –dijo Alex- Cada miembro de la cámara alta pasa por un control especifico para asegurarse de que ninguno esta hechizado. El control tiene un 99,9% de efectividad.

_ ¿Y cual es la falla? –pregunto Gabriel

_ Los dones –respondí al comprenderlo- El Consejo no sabe que cada brujo posee un don y además, no es magia lo que se utiliza con ello. El control no puede detectar si alguno de los miembros esta siendo influenciado por el don de un brujo por que no esta hechizado.

_ Así es –dijo Alex- Pero aun así es ya muy difícil llegar hasta los funcionarios. Ellos se reúnen en un cuarto antes de cada reunión, ahí discuten y luego salen para someterse al control. Luego pasan a tomar su lugar en el estrado. En el mismo salón donde realizan sus reuniones también se realizan sus juicios y las declaraciones de nuevas leyes. No se puede entrar ahí a menos que tengas un permiso especial. Además, necesitaríamos la autorización de un superior para poder estar presente en alguna reunión de la cámara alta. Mas bien ustedes, yo tengo prohibida de por vida la entrada a ese lugar. Otro de los muchos términos del Consejo por cambiar mi castigo.

_ Aun así podríamos buscar a Devang. Su don es mental, apuesto a que sabe como controlar a las personas gracias a su don –dijo Daniel

_ Y ya dejo en claro una vez que no le era problema infiltrarse en el Consejo. Piénsalo, fue la mano derecha de Lucifer, es uno de los brujos mas poderosos que existe –dijo Gabriel- Yo creo que podría con esto.

_ El problema es que Nicholas decidió desaparecer del mapa –dijo Alex- No sabemos que fue de él. Ni siquiera sabemos si sigue vivo. Es muy probable que el encapuchado también este tras él ya que lo debe considerar un traidor.

_ El encapuchado no esta tras Nicholas, él ya cumplió la función en su juego –dije- Aunque no me parece raro que él se haya borrado del mapa.

Suspire tristemente, recordando la última vez que lo había visto. Nicholas había decidido vivir sin alma, había preferido eso antes que servirle a Lucifer. Pero hasta yo sabia que eso no estaba bien. No se podía vivir sin alma y sin nada que te sostuviera. Y por más veces que había intentado comunicarme con él, jamás había tenido respuesta y ahora ya no sabía nada de él.

Algo interrumpió mis pensamientos, una presencia. Levante la cabeza, mas que sorprendida al sentirla y sabiendo de donde venia. Hacia tiempo que no sentía aquella presencia pero sabia que podría reconocerla en cualquier parte. Y aun así, no podía terminar de asimilarlo. Aun estaba sorprendida.

_ La puerta –dije

Ellos me miraron sin comprender. Casi al instante el timbre sonó y no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi rostro. Gabriel se puso en pie y fue hacia la entrada para abrir la puerta. Pero cuando lo hizo, no había nadie en la puerta y miro aun más confundido el exterior. En ese momento escuche un cascabel y un gato se coló entre sus piernas. No pude hacer mas que ponerme en pie y sonreí al ver al magnifico gato siamés que acababa de entrar. Me pare frente a él, hice una reverencia y él se detuvo. Se sentó en el suelo, tomando una pose majestuosa y moviendo elegantemente la cola.

_ ¿Qué es eso? –pregunto Daniel

_ Un amigo –dije y sonreí al ver al gato- Oh mon petit prince. Mais qu´est ce que tu fais là ? C´est mon père qui t´as envoyé me chercher ?

_ ¿Francés? –pregunto Alex mirándome incrédulo

_ El gato es francés, no entiende otro idioma –dije con indiferencia

_ ¿Me puedes explicar que hace aquí ese gato luciferino? –pregunto Raphael, molesto

_ Tienes suerte de que solo entienda francés sino ya te estaría desgarrando el rostro –dije- No es un gato luciferino, además, si no me equivoco lo envió mi papá. C´est vrai ça ? C´est mon père qui t´as envoyé ?

El gato asintió majestuosamente y luego continuó con su elegante caminar. De un salto se paro sobre la mesa de la sala de estar y volvió a sentarse como si estuviera en su trono. Miro a los ángeles, esperando, y luego su expresión cambio a disgusto. No pude evitar reír y me acerque a él. Los ángeles miraron al gato totalmente incrédulos, sin saber que era lo que le sucedía.

_ Ils ne savaient pas qui tu es, c´est ça –dije

El gato cerró los ojos y miro para otro lado, guardando su orgullo y su dignidad. Contuve la risa para no ofenderlo pero aun así no pude evitarlo. Pero él no estaba molesto conmigo, estaba molesto con ellos por no mostrarle el respeto que él esperaba.

_ Creo que lo ofendieron –dije

_ ¿Qué? –Pregunto Gabriel- Si no hicimos nada, no puede ofenderse un gato así no más.

_ Ese es el problema, no hicieron nada –dije y sonreí- No hicieron nada y se ofendió.

_ ¿Quién demonios se cree que es ese gato? –Dijo Raphael- No puede ofenderse de ese modo sin razón alguna.

_ ¿Quién es ese gato? –pregunto Daniel

_ ¿Recuerdas al príncipe Luis Carlos de Francia? –pregunte y todos se quedaron atónitos

_ Estas bromeando –dijo Raphael- Ese gato no puede ser Luis XVII, heredero del trono de Francia.

_ Lo es –dije- Se ofendió por que no hicieron ninguna reverencia ni nada. Será un gato pero sigue teniendo bastante orgullo y dignidad.

_ ¿Enserio es el príncipe Luis Carlos de Francia? –pregunto Daniel y asentí

_ Déjame adivinar –dijo Alex- Uno de los gatos que debe tener tu padre.

_ Así es –dije- No me parece extraño que hubiera enviado al príncipe a buscarme. Aunque hubiera preferido que enviara a Voltaire, él es más sociable.

_ ¡Que! –Exclamo Gabriel- ¿Me estas diciendo que también conoces a Voltaire?

_ También a Shakespeare, Cristóbal Colon, George Washington, Isaac Newton, Albert Einstein, Eugenio Delacroix –dije, contando con los dedos mientras pensaba- Son demasiados, no los recuerdo todos ahora.

_ Cielo santo, y yo creía que esto no podía ser mas loco –dijo Daniel- ¿Pero enserio son ellos?

_ Si. Son sus espíritus y almas. La mayoría del tiempo se muestran como gatos pero a veces se dejan mostrar con su verdadera apariencia, aunque solamente frente a los ojos de mi familia –dije- Le sirven a mi papá.

_ ¿También conoces a Moliere? –Pregunto Gabriel y asentí- ¿Algún día podrías presentármelo?

_ Claro, él es genial, me divierte mucho verlo actuar sus obras –dije sonriendo

_ Esto es una locura –dijo Raphael, tirando la cabeza hacia atrás

Entonces el gato maulló una sola vez. Fue un maullido simple, pero con gran autoridad, como si se tratara del mismo rey en su época y estando en su trono frente a sus súbditos. Incline la cabeza de lado y lo mire con curiosidad. Él levanto majestuosamente una pata y la golpeo contra la mesa como si estuviese indicando algo. Enseguida supe a que se refería y chasquee los dedos. En un segundo aparecieron una hoja y un tintero sobre la mesa. El gato me miro de lado, dedicándome una especia de sonrisa y luego saco una uña. Elegantemente la metió en la tinta y luego comenzó a escribir, siempre guardando su perfecta postura.

_ Estoy empezando a creer que Miguel tiene razón, las cosas de los brujos son geniales –dijo Daniel

_ Lastima que él no este aquí para verlo –dijo Alex y suspiro- Le hubiera gustado pero no estoy seguro ni de cuando volverá.

_ ¿También conoces a Alexandre Dumas? –continuo Gabriel con su interrogatorio respecto a escritores

_ Si, también –dije

_ ¿Victor Hugo?

_ Si

_ ¿Edgar Allan Poe?

_ Conozco a cualquiera que se te ocurra –dije- La cantidad de gatos que tiene mi padre es casi tan infinita como su biblioteca.

_ Supongo que no se puede esperar otra cosa del brujo mas poderoso del mundo y de los tiempos hasta ahora –dijo Alex- ¿Y por que envió al gato a buscarte?

_ Por que mi papá le dio un poder a cada gato suyo –dije y sonreí- Es algo así como cada brujo tiene su don. En el caso de este gato, tiene el poder de transportarse y transportar a los demás.

_ A veces creo que las cosas no podrían ser mas extrañas pero se superan a si mismas –dijo Daniel y se levanto, haciendo una reverencia frente al gato- Pardonnez-nous, prince, par notre manque de respect.

El gato levanto la cabeza, feliz de que al fin fuera reconocido y dejo de escribir. Con una pata me paso la hoja y rápidamente la tome. Leí con facilidad la escritura del joven príncipe en cursiva. No me sorprendía, era exactamente lo que yo había creído. Él tenía órdenes de mi papá de llevarme de inmediato ya que mi mamá quería verme cuanto antes. Suspire, doblando el papel y guardándomelo en mi bolsillo.

_ Debo irme –dije

_ Una pregunta mas –dijo Gabriel- ¿Tu padre tiene algún gato que sea ángel?

Me quede helada, jamás había pensado eso. Jamás había creído posible que uno de los gatos de mi papá fuera un ángel. Y aun así, ahora tenia la certeza de que al menos uno debía haber. Sacudí la cabeza, quitándome esos pensamientos de la mente para no confundirme aun más. En todo caso se lo preguntaría cuando lo viera en cuestión de minutos, tenia mucho que preguntarle.

_ No conozco a todos los gatos que tiene mi papá –termine por responder

_ Perfecto, la bruja se larga –dijo Raphael echándose hacia atrás en el sillón- Tranquilidad nuevamente por unos días.

_ Ya quisieras Raphael –dijo Alex sonriendo- Aun no termina el año y la casa esta bastante sucia. Creo yo que deberías limpiarla toda, después de todo, eres encargado de todas las tareas que apostamos hasta fin de año.

Raphael maldijo por lo bajo, llevándose ambas manos a la cabeza y reprimiendo un grito. Alex rió, poniéndose en pie. Al instante el gato comprendió que ya era hora de irnos y bajo de la mesa con un perfecto salto. Camino con la cabeza en alto, elegantemente como el rey que se consideraba y paso a un lado de Gabriel. Él lo miro con incredulidad pero luego le abrió la puerta para que pudiera salir.

_ Te veremos cuando vuelvas –dijo Daniel dedicándome una sonrisa

Le devolví la sonrisa. Mire a Raphael un segundo, sintiendo que debía despedirme de él también pero él ni siquiera se molesto en mirarme. Miro con orgullo hacia otro lado, deseando que ya me fuera y haciendo todo lo posible por no mostrar la felicidad que sentía por mi partida. No me parecía extraño. Yo también estaba ansiosa por ya no tenerlo cerca. Me di vuelta y Gabriel me sonrió, pasándome un brazo por la espalda y estrechándome contra él.

_ No te olvides de que debes presentarme a Moliere un día –dijo él sonriendo y entonces susurro en mi oído- Suerte con lo que vayas a hacer.

_ Gracias Gabriel –susurre

Él me soltó y nos miramos durante unos segundos. Se sentía bien poder compartir con alguien mi secreto y saber que él me apoyaba. Nos sonreímos una última vez. Alex me acompaño hasta la puerta. El gato ya estaba sentado elegantemente afuera sobre la tierra, esperando majestuosamente a que yo fuera con él. Suspire y me di vuelta para despedirme de Alex. No quería irme tan temprano, me hubiera gustado quedarme unos días más aquí pero no tenia otra opción. Él sonrió, mirándome con diversión.

_ ¿Ya has pensado que les dirás a tus padres respecto al corte que tienes en el rostro? –pregunto él

Atónita me lleve una mano al rostro, aun sintiendo el corte. No, no había pensado en que les diría a mis padres como excusa de por que tenia ese corte. La sonrisa de Alex solo se ensancho al ver en mi rostro que tenia razón y me tomo con dulzura. Lentamente fue besando mi rostro, todo a lo largo del corte y sentí como este se desvanecía sin dejar rastro. Finalmente sus labios se encontraron con los míos y por un momento cualquier voluntad de irme se quebró totalmente. Sentí sus manos deslizarse alrededor de mi cintura y tomarme con fuerza para no dejarme ir. Y por un segundo me olvide totalmente de que tenía que irme. Hasta llegue a olvidarme de la presencia de los demás, solo quería seguir besándolo eternamente. Y aun así, estaba sorprendida, él jamás me había besado en presencia de los demás ángeles. No pude hacer más que sonreír cuando me separe de él, aun teniendo mis brazos alrededor de su cuello y sin querer soltarlo.

_ Admito que te echare mucho de menos –dije

_ No tanto como yo a ti –dijo Alex- Aun así, quizás tenga suerte y te vea antes de año nuevo.

_ Eso espero, no soportaría durante mucho tiempo convivir nuevamente con mi hermana –dije- Quizás algún día haga una escapada a New York.

Él sonrió, besándome nuevamente y entonces me soltó. Me agache para tomar mi mochila. Lo mire una ultima vez, realmente no quería pensar que no lo volvería a ver hasta año nuevo. Me di vuelta y una parte de mi me detuvo, diciendo que me faltaba despedirme de alguien. Casi espere encontrarme con Miguel, viéndolo sonreír ampliamente como todos los días y abrazándome fuertemente. Pero no, él no estaba, ni siquiera estaba segura de si volvería. El gato maulló, aun guardando su elegancia pero mostrando que ya estaba empezando a impacientarse y debíamos partir.

_ Dile a Miguel que lamento no poder despedirme de él –dije y tome mi collar- Y veré si puedo encontrar un modo de ayudar a su hermana.

Alex asintió, sabiendo a que me refería. Quizás Solcius pudiera hacer algo al respecto, quizás, con un poco de suerte, lograría impedir el destino de la hermana de Miguel. Suspire, parándome frente al gato. Sus ojos resplandecieron como si fueran blancos y entonces ya no estábamos en el mismo lugar.

Caí de cuclillas en la acera, apoyando una mano contra el suelo para no caerme. Un frío viento me recorrió luego del viaje y entonces abrí los ojos, viendo que ya no estaba en el pueblo. Me levante, mirando con incredulidad que ya era la noche en Boston y entonces parpadee varias veces antes de reconocer el lugar en donde estaba. Reconocí más que feliz la bella ciudad de Boston y una sonrisa se grabo en mi rostro. Estaba frente a mi casa. Un antiguo edificio de ladrillos entre otros. A mi mamá siempre le había gustado mantenerlo así, con aires de otros tiempos. Veía la luz a través de las ventanas y cerré los ojos, concentrándome y escuchando como mi papá estaba tocando el piano dentro. Sonreí, estaba en casa.

Subí los escalones hasta la puerta y el gato me siguió. Me detuve un segundo y vacile, me habían pasado muchas cosas desde que había abandonado esta casa. Respire hondo y me atreví a tocar la puerta. El silencio absoluto se produjo en la casa y lo único que escuche fue el repiquetear de los tacones en el pasillo hacia la entrada. Una mujer me abrió la puerta. Ella tenía el mismo cabello que Diana, oscuro y ondulado, cayéndole más allá de los hombros. Y los mismos ojos que yo, de un extraño color que se confundía entre el azul y el gris. Me sonrió ampliamente al dejarme entrar y me quede mirándola. Su rostro siempre me había parecido en cierto modo angelical, pero era mi mamá, no podía esperar otra cosa.

Simplemente no pude resistirlo más y deje tiradas todas mis cosas, echándome a sus brazos y abrazándola fuertemente. Habían pasado muchas cosas desde la última vez que la había visto. Había vivido demasiadas situaciones difíciles y más de una vez había deseado sentir su calido abrazo. Sentí mis ojos llenarse de lagrimas pero hice un gran esfuerzo por contenerla y termine por borrarlas. Tenia que explicarle demasiadas cosas antes de empezar a hablarle sobre mi rara capacidad de poder llorar.

_ ¡Mamá! –exclame totalmente emocionada

_ Te extrañe mucho hija –susurro ella en mi oído

Escuche los pasos detrás de nosotras y casi al instante solté a mi mamá. Mire al hombre que se paro detrás de nosotras. Él tenía el cabello del mismo color caramelo que yo pero tenía esos ojos oscuros que a veces parecían rojos con la luz, idénticos a los de Diana. Salte a sus brazos sin dudarlo y él me levanto con gran facilidad. También había extrañado mucho a mi papá. Me había torturado terriblemente a mi misma cuando había estado encerrada por ser su hija y no saber que hacer en ese momento. Pero ahora que lo tenía cerca y lo estaba abrazando, sentía que nunca más volvería a dudar respecto a que debía hacer en situaciones difíciles.

_ Estas a salvo pequeña –dijo él y me bajo

_ No tienen idea de cuanto los extrañe –dije- Tengo muchas cosas que contarles. Anduve metida en demasiados problemas pero también, gracias a ello, conocí gente increíble. Creo que si tuviera la oportunidad, no cambiaria nada de mi pasado.

_ ¿Por qué estas tan pálida y tan fría? –pregunto mi mamá e hice una mueca

_ Caroline, creo que ella tiene muchas cosas que decirnos antes de llegar a ese punto –dijo mi papá y me miro sonriendo- ¿Quieres chocolate caliente? Recientemente hecho por tu madre, esta exquisito.

_ Me encantaría –dije

Mi mamá partió, yendo a buscar el chocolate caliente. La entrada de mi casa no daba a nada más que un largo pasillo con varias puertas a habitaciones. A la derecha estaban las escaleras que llevaban al segundo piso. Y a la izquierda, la entrada a la sala de estar. Seguí a mi papá hasta ahí y ambos tomamos asiento en un sillón, el uno al lado del otro. Fue cuestión de segundos que mi mamá regreso con una bandeja y dos humeantes tazas de chocolate caliente. Ella tomo asiento frente a nosotros mientras comía una de las galletas que había traído.

_ ¿Y bien? –Pregunto ella- Hace más de un año que no te vemos. De hecho, ya perdí la cuenta de cuando fue la última vez que te vi.

_ Fue hace mucho mas de un año –dije sonriendo, no podía evitar estar feliz por volverlos a ver- Hasta fueron mas de dos años. Desde que partí al Instituto Bella Vista que no los veo.

_ Nos tendrás que contar todo –dijo mi mamá- Sabemos que algo sucedió en ese lugar, no somos tontos.

_ Solamente me metí en demasiados problemas –dije y suspire, sabiendo lo que vendría- Nicholas era la mano derecha de Lucifer.

En ese momento mi papá escupió todo el chocolate caliente que estaba tomando y mi mamá se molesto con él antes de hacer un hechizo y limpiar el liquido volcado, dejando el suelo mas que resplandeciente. Mi papá se puso en pie casi de un salto y pude ver la furia en sus ojos. Respire hondo, cansada. No era que temiera contarles, simplemente sabia que mi papá no me escucharía mientras hablara y hasta llegue a pensar que no valdría la pena intentarlo.

_ Me interrumpes y te cayo –dije mirándolo seriamente- Ya he pasado por demasiado como para no atreverme a hacerte algún hechizo.

_ Pues entonces comienza a contar antes de que la furia me sobrepase –dijo él

_ El Instituto Bella Vista es un lugar controlado por Lucifer. Todos los que asisten a ese lugar son sus servidores. Entre siendo bruja por lo que pude estar un tiempo de prueba en ese lugar. Cuando se reunieron para iniciarme y hacerme jurar a Lucifer, dije que no –dije tranquilamente- Luego huí. No hay nada más que necesiten saber. Pedí de mudarme con Cato por que sabia que ahí podría recomenzar sin problemas y así fue. Si volvía aquí, era obvio que ellos vendrían a buscarme. Por alguna extraña razón Lucifer esta obsesionado con tenerme. Lo que me lleva a que tengo demasiadas preguntas que hacerles.

_ Ya me lo imaginaba –dijo mi mamá

_ ¿Y el brujo que te llevo? –pregunto mi papá, molesto

_ Nicholas es bueno, me ayudo e hizo mucho por mí. No me ha hecho nada malo –dije, decidí omitir el hecho de que en algún momento su alma había estado corrompida por Lucifer- Pero ya no salgo con él.

_ Perfecto –dijo mi papá

Reí dulcemente, ese último comentario lo había tranquilizado totalmente. En ese instante tocaron la puerta y mi mamá fue a recibir al nuevo visitante aunque yo ya sospechaba quien era. Me puse en pie, lista para enfrentarme con la llegada de mi hermana. ¿Qué tan malo podía ser? Después de todo, ella tenía peores cosas que contarles a nuestros padres. Mi mamá fue la primera en volver al salón, seguida de Diana. Ella vestía un largo abrigo y portaba una bufanda alrededor del cuello.

_ Buenas noches hija –dijo nuestro papá

_ Buenas noches padre –respondió ella tranquilamente

Ella siempre había sido muy distante con ellos, se limitaba a tratarlos educadamente y nada más. Tranquilamente Diana se deshizo de su abrigo, dejándolo sobre un sofá y comenzó a desenrollar su bufanda alrededor de su cuello. Sentí que aquí se acababa toda paz cuando ella termino de quitársela y dejo su piel al descubierto. Nuestra mamá sofoco un grito de espanto y nuestro papá dejo caer su taza de chocolate aunque la detuvo justo antes de que se hiciera añicos contra el suelo. Diana aun tenía todo el cuello destrozado por el alambre de púas. Palidecí y temblé al recordarlo todo por más que la parte malvada en mi interior sonreía con gusto.

_ ¿Me puedes explicar que demonios te ha sucedido? –exclamo nuestra mamá totalmente horrorizada

_ ¿Esto? Fue tu otra hija, madre, quien me lo hizo –dijo Diana y me miro con odio- ¡Maldita! ¡Me has dejado el cuello totalmente destrozado al igual que tus manos!

_ Mis manos están perfectamente bien –dije, sonriendo al mostrarlas sin ninguna herida

_ ¡Por que sales con un ángel! Sino estarías igual que yo –dijo Diana

_ ¡Que! –Exclamo nuestro papá y luego me miro- ¿Sales con un ángel?

_ No estarías herida de no ser por que me atacaste –dije ignorando totalmente a nuestro papá- ¡Fuiste tu quien vino y me ataco!

_ ¡Me atravesaste con tu daga! ¡Casi más me matas! –Dijo ella totalmente enfurecida y camino unos pasos hasta estar frente a mi- Tu y tu maldito novio solamente me han dejado miles de heridas.

_ Y el tuyo me ha ataco esta tarde a mi y a mis amigos –dije molesta- ¡Maldita bruja!

_ ¡Estúpida bruja! –exclamo ella

_ ¡Basta! –grito nuestra mamá

De pronto ya no pudimos movernos por más que lo intentamos y tampoco pudimos hablar. Nuestra mamá se interpuso entre nosotras y extendió sus brazos a ambos lados, separándonos. Aun así, eso no impidió que mirara con odio a Diana al igual que ella a mí. Seria muy difícil que me olvidara de lo que ella había hecho. Aun seguía grabado en mi mente el instante en que ella lo había atravesado en el corazón con su daga y jamás podría olvidarme de mi dolor al temer que moriría.

_ ¡No van a discutir de ese modo en mi casa! –Exclamo nuestra mamá y luego suspiro para tranquilizarse- ¿Quién ataco a quien y con que?

Sentí como el hechizo se desvanecía y por más que tuve ganas de tirarme sobre Diana y ahorcarla con mis propias manos me contuve. Ella también me miro del mismo modo, deseando abalanzarse sobre mí y matarme pero también se contuvo. Nos quedamos en silencio, mirándonos con odio y fue ella quien hablo.

_ Fue ella quien salto a mi espalda y me ahorco con un alambre maldito –dijo Diana, bajándose el cuello del jersey para mostrar totalmente su herida- Ella tendría las manos del mismo modo. ¡De no ser por que sale con un maldito ángel y este le curo las heridas!

_ No es mi culpa –dije con indiferencia- Pero no mientas maldita, fuiste tu la primera en atacarme y sin razón alguna. ¡Intentaste matarme primera!

_ Si Alexander no se hubiera interpuesto... –mascullo mi hermana

_ Basta, las dos están castigadas por intentar matarse la una a la otra –dijo nuestro papá- Sin magia por una semana.

_ ¡Que! –Exclame- No es justo, yo tan solo me defendí. Fue ella quien me ataco primera. ¿Por qué no dices la verdad maldita? ¿Por qué no dices que alguien fue quien te mando a buscarme y tú simplemente obedeciste? No solamente me quisiste matar e intentaste de llevarme ante ese encapuchado sino que también casi matas a Alex.

_ Lastima que siga con vida –dijo Diana- Aunque admito que tiene una gran resistencia. No creí que alguien pudiera mantenerse tanto tiempo en pie teniendo una marca maldita.

_ Un momento –dijo nuestra mamá- ¿Le hiciste a un ángel una marca maldita?

_ Casi dos –dije y mire seriamente a Diana- ¡Y encima te atreviste a jugar con él y con los demás!

_ ¿Demás? –pregunto nuestro papá

_ Creo que tienes mucho que contarles Katherin –dijo Diana

_ ¿Quieres empezar tu? Por que también tienes bastante que contarles –dije

_ Es amiga de cinco ángeles –dijo Diana, mirándome- Servidores de una organización llamada el Consejo. Y, sale con el líder de ellos.

_ Es la novia de la mano izquierda de Lucifer –dije, mirándola también- Le juro lealtad y es su servidora. Ese maldito me quiere y por eso la mando tras de mi.

_ Al diablo con esto. Diana, vienes conmigo –dijo nuestro papá- Katherin, ve con tu madre. No puedo creer en lo que se han metido y no tienen idea de con que andan jugando.

_ Yo si la tengo –dije y sonreí maliciosamente, aun teniendo la vista clavada en Diana- El Consejo es una organización fundada a la cual pertenecen todas las especies excepto los brujos. Tienen leyes que dictan y los ángeles son sus servidores, encargado de hacer respetar esa ley. Los directivos son los miembros de la cámara alta según tengo entendido. El servicio de un ángel es obligatorio a partir de los trece años. Aunque también están las reglas internas del consejo, dividas en grupos. Las reglas del primer grupo no se pueden romper, se castigan bajo la pena de traición y se le arrancan las alas al ángel. Las tres primeras reglas del primer grupo son: no interferir en la salud de otro ser, no ocultar información que el Consejo considere vital y un brujo debe ser eliminado apenas sea detectado. No creas que no se con que ando metida.

_ Esta bien, quizás si sepas –dijo nuestro papá- Pero aun así estas jugando con fuego. Un servidor del Consejo te matara apenas te identifique.

_ Sin embargo no lo hizo –dije y le sonreí dulcemente- Supo que era una bruja desde el primer instante y aun así no me hizo nada. Ninguno de ellos me quiere matar o entregar al Consejo realmente. Se han dado cuenta que sus leyes se equivocan luego de conocerme. Ellos cinco son mis amigos y hasta me han protegido de todo mal que me ha asechado.

_ Hicieron alianza con una bruja –dijo nuestra mamá, pensativa- Ellos son rebeldes.

_ Supongo que si –dije y ella sonrió

_ Aun así eso no cambia el hecho de que ellas se han metido con gente que no deberían –dijo nuestro papá

_ Adrian, yo también de joven sabia que el Consejo no tenia la razón pero no puedes decir que no a menos que quieras que te arranquen las alas –dijo nuestra mamá y me miro con compasión- Supongo que luego de haber convivido un tiempo con ángeles te habrás dado cuenta de algo Katherin.

_ Mi sangre no es totalmente la de un brujo, no es oscura sino que roja –dije- Disfruto de la velocidad y el aire chocando contra mi rostro al igual que ellos. El sol causa en mí lo mismo que en los ángeles. Soy tan rápida como ellos y hasta puedo sentir sus presencias. Y sonara extraño, pero mi mano derecha es como la de un ángel. Puede resultar herida de una marca maldita por tocar un instrumento maldito, pero también puede atacar a un brujo y dejarle la herida como si lo hubiera atacado un ángel.

_ Eso es por que eres mitad ángel –dijo nuestra mamá- Ambas lo son, lo heredaron de mi.

_ La sangre del caballero y la sangre del brujo –dije totalmente atónita al comprenderlo- Tu eres un ángel.

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