Capitulo 22: Solcius, sorpresas y una llamada


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No pude hacer mas que bostezar otra vez, me había acostado muy tarde el domingo a la noche por mas que no había hecho nada ese día y lo había pasado sola en casa de Cato. Además la primera hora del lunes siempre resultaba ser la más aburrida con esa anciana tratando de enseñar idiomas pero sin lograrlo. Cruce mis brazos sobre la mesa y me recosté sobre ellos, haciendo un gran esfuerzo por no quedarme dormida.

_ ¿Fin de semana agitado Kathy? –pregunto Matt que estaba sentado delante mío

_ No lo sé exactamente –dije- Supongo que el viernes si pero ayer no hice nada. Me estoy durmiendo.

_ No eres la única –dijo Nikky también apoyándose sobre la mesa- Creo que dentro de poco caeré dormida. ¿Para que sirve esta clase? Es totalmente aburrida y la anciana nunca toma nada.

_ Supongo que sirve para dormir –dije sofocando un bostezo

_ Es como una hora libre, se puede hacer lo que quieras –dijo Matt- Aunque seguramente para fin de año la anciana nos tomara un examen final en donde nos ira mal a todos. Me dijeron que eso pasa, lo usa como venganza por que la estuviéramos ignorando todo el año.

_ ¿Y como quieres que la tome enserio? –Dijo Nikky y bostezo también- Esto no es clase.

_ ¿Y luego que les toca? –pregunto Matt

_ No tengo idea –dije

_ Institución cívica –dijo Nikky y reí- ¿Qué?

_ ¿Alguna vez has prestado atención en esa clase en vez de mirar por la ventana a los mayores hacer deporte? –dije y ella hizo una mueca

_ Es solamente institución cívica, es fácil –dijo Matt- No matar. No robar. No romper la ley. Todo ese tipo de cosas, leyes y derechos.

_ Ojala fuera tan fácil como la haces parecer –dijo Nikky- Creo que el profesor tiene algo contra mi.

_ Comparado con los profesores que había en el Bella Vista, aquí son todos santos –dije sonriendo y sentándome correctamente en la silla

_ Pues claro. Es torturante estar en un internado y que este prohibido ligar con otro alumno –se quejo Nikky y no pude evitar reír

_ Así que los profesores de tu antigua escuela no dejan andar con gente del sexo opuesto –dijo Matt y rió- Eso es realmente maléfico considerando que es un internado.

_ Solamente tienes que pensar sobre lo que podría pasar si lo permitiesen –dije y sonreí- Aunque igual existían modos de romper las reglas sin que se diesen cuenta.

_ Si algún día vuelves al Bella Vista, consígueme una invitación, voy contigo –dijo Nikky

_ Créeme que no volvería por nada del mundo –dije y mi vista se perdió mas allá mientras Nikky me miraba incrédula

Sonó el timbre y camine tranquilamente por los pasillos mientras Nikky seguía hablando a un lado mío sobre sus problemas con el profesor de cívica y Matt no dejaba de reír. Sonreí, si Nikky tuviera a mi papa como profesor de cívica podía asegurar que ella jamás miraría por la ventana, él no se lo permitiría. En cuanto a la institución cívica mi papa podía llegar a ser muy exigente con sus alumnos, no le gustaba que se tomaran las leyes y derechos a la ligera.

_ ¿Tienes idea de que demonios tengo? –pregunte mientras Nikky tomaba sus cosas de su casillero

_ Lo cierto es que no –respondió Nikky- Pregúntale a Mecha, ella tiene contigo ahora.

_ Como si fuera tan fácil encontrarla –dije

De pronto unas manos me agarraron por detrás y no pude hacer más que sonreír al reconocerlas. Me recosté sobre el pecho de Alex mientras él me devolvía la sonrisa y me besaba dulcemente en la mejilla. Me ruborice, tratando de evitar la mirada de Nikky y aun así sintiendo la mirada de todos los que andaban en el pasillo clavada en mí.

_ Buenos días Alexander –dijo Nikky

_ Buenos días –respondió él

_ ¿Qué haces? –pregunte sin poder dejar de sonreír

Apenas gire el rostro mis labios se encontraron con los suyos y casi al instante cedí. Me di vuelta completamente, tomando su rostro entre mis manos y sin poder resistirme a la intensidad de su beso. Sentí los fríos casilleros detrás de mi espalda cuando él me acorralo contra ellos mientras seguía besándome. Luego Alex se detuvo, separándose unos centímetros de mí y no pude hacer más que reír pensando en nuestros espectadores.

_ Es mi venganza por lo que me hiciste pasar el viernes –dijo

_ ¿Esto? –dije

Me tomo solo un segundo percatarme de que todo seria como el primer día, cuando todo el mundo estaba hablando de mi solo por que él me hubiera sonreído. ¿Cuánto alboroto podría armarse por que yo me hubiera besado en medio del pasillo, frente a todos, con quien se suponía era el chico mas lindo de la escuela? Seria una tortura el resto del día.

_ Suerte con la muchedumbre –dijo soltándome finalmente- Por cierto. ¿Te molesta si esta tarde paso por tu casa?

_ La última vez que lo hiciste termine echándote –dije

_ Si, dudo poder olvidar esa noche –dijo él con una mueca y rascándose la nuca- Pero el punto es que Raphael y Daniel estarán fuera de la ciudad, Miguel saldrá al bosque con su perro y Gabriel sigue un poco molesto por que le haya robado el celular y el auto.

_ No hay problema. Y yo me encargo de decirle a Gabriel que su auto sigue vivo y no le hiciste nada –dije

_ Gracias –dijo Alex besándome rápidamente una última vez

De algún modo logre sentir como todos los alumnos se fijaban en mí y Alex se alejo. Volví a estar sola con Nikky y sonreí, disculpándome, mientras ella me miraba con una cara totalmente atónita. Y en mi mente seguía la pregunte de hacia tiempo. ¿Y ahora que diablos tenía? Me di vuelta, fijándome en como Alex se alejaba por el pasillo.

_ Hey –grite para atraer su atención y él se detuvo a mirarme- ¿Tienes idea de que tengo ahora?

_ Ciencias físicas con la malvada señorita Miriam –dijo él sonriendo y lo mire incrédula

_ ¿Malvada? –pregunte

_ Me odia –dijo Alex, abriendo los brazos y luego dándose vuelta para seguir con su camino

Sonreí y volví a darme vuelta para fijarme en Nikky. Al instante los murmullos se levantaron y me sentí terriblemente incomoda. Lo que menos deseaba era atraer la atención y parecía que siempre terminaba pasando justo lo contrario. Lo odiaba a Alex por ser tan inteligente de vengarse de un modo que sabia, yo no me resistiría y funcionaria. Ahora seria el chisme del momento, todo el mundo hablaría de mí y no conocía nada mas incomodo.

_ ¿No quiere vengarse de mí también? –Dijo Nikky y reí- Juro que antes de conocerte, nunca hubiera creído que alguna vez vería esto.

_ ¿Qué? –Pregunte- ¿Alexander Engel besando a una alumna cualquiera en medio del pasillo y frente a todos?

_ Eso y la terrible expresión de Victoria –dijo ella señalándola

Victoria estaba totalmente atónita, con los libros en el piso como si los hubiera dejado caer y la boca totalmente abierta. Pálida y perpleja, congelada en su lugar, ella seguía viéndome al igual que el resto de sus seguidoras. Un ruido capto mi atención y entonces me fije en como Nikky le sacaba una foto con su celular.

_ Esto va para Internet, el periódico escolar y el anuario –dijo Nikky- Nunca olvidare este momento.

_ Tranquila, yo no permitiré que lo hagas –dije y la mire con curiosidad- ¿Enserio crees que la profesora de física sea malvada?

_ Si él lo dijo –contesto Nikky con indiferencia- Pero hablando enserio, si yo fuera la malvada profesora de física, no me gustaría que un alumno llegara tarde.

_ Tienes razón –dije alterada al ver que estaba llegando tarde

Resultaba extraño, la señorita Miriam no era para nada malvada, o al menos no conmigo. Por más que casi llegue tarde, ella me recibió con una amable sonrisa y me dijo que tomara asiento. Ella era calida, tenia una perfecta sonrisa blanca y me hacia sentir cómoda. No entendía como era que Alex podía decir que lo odiaba. Aunque realmente no comprendía como era que siempre me olvidaba de esta clase, como si cada clase de ciencias físicas fuera la primera y luego me olvidara de ella. La curiosidad finalmente pudo conmigo. Había algo en aquella mujer, en el modo en que me trataba, en cada mirada amorosa que me echaba que me hipnotizaba.

Finalmente sonó el timbre ultimo timbre del día y me dirigí nuevamente a la sala de ciencias. La señorita Miriam aun seguía ahí. Quería hablar con ella, necesitaba saber por que era así conmigo. Me acerque lentamente al escritorio de la profesora, casi atraída por ella mientras ordenaba unos papeles. Me detuve y ella me sonrió desde detrás de su escritorio. La señorita Miriam realmente parecía amable, con unos labios rosados, la piel bronceada, un cabello dorado tirantemente recogido y los ojos celestes. Tenía un rostro perfecto y hermoso, casi angelical y su sonrisa resultaba contagiosa.

_ Buenos días Katherin –dijo dulcemente- ¿Qué se te ofrece?

_ Quería disculparme por haber llegado tarde –dije

_ No es tu culpa que el señor Engel te haya retrasado, cree ser el dueño de este lugar –dijo ella

Note perfectamente el odio en su voz. Está bien, quizás Alex no mentía, la señorita Miriam parecía odiarlo. Me quede totalmente helada por lo que ella me dijo y entonces volvió a sonreírme.

_ No se puede tener privacidad en esta escuela. Parece que hasta las paredes oyen y en minutos todos conocen los hechos –dijo la profesora y luego me echo una mirada de cómplice- Aunque aun así hay quienes logran guardar sus secretos.

_ ¿Quién es usted? –pregunte y entonces ella sonrió viendo que había hecho la pregunta que deseaba

_ Por favor cierra la puerta Katherin –dijo y en cuanto di un paso me detuvo- Puedes confiar en mí, sé que no tienes necesidad de caminar para cerrar la puerta. Pero si desconfías entonces yo lo haré.

Me quede totalmente atónita. Ella junto sus manos delante de su pecho, como si estuviera rezando y cerró los ojos a tiempo que susurraba unas palabras. Como si hubiera habido una ráfaga de viento, la puerta se cerró y escuche echar el cerrojo. La mire apretando los dientes, esta no era magia de bruja, era otro tipo de hechizo. Pero lo que más me preocupaba ahora era estar encerrada con esta mujer que yo no conocía y no sabía sus intenciones. Trate de concentrarme, la energía que sentía en este lugar no era de ella, provenía de otro lugar. Clave mi vista en el anillo que ella llevaba al ver que era la fuente de sus poderes y ella sonrió dulcemente.

_ ¿Qué eres? –pregunte

_ Un ángel –dijo y me aleje de ella de un salto, entonces me miro con dulzura- No soy como ellos, no sirvo al Consejo. Soy de tu bando Katherin pero no soy una bruja como tu.

_ ¿Entonces a quien sirve? –dije

_ No tienes por que tratarme de usted. Puedes decirme Angelina, ese es mi nombre –dijo ella- Edgard me hablo de ti el primer día, es tu profesor de literatura, el señor Folleman. Claro, él también se ve obligado a vivir bajo otro nombre que no sea el suyo.

_ ¿Por qué? –dije

_ Por que el Consejo podría reconocernos por nuestros nombres, según la ley somos traidores para ellos –dijo ella y levanto una mano mostrándome su anillo- Es el símbolo de Solcius, somos algo así como la rebelión.

Enseguida baje la guardia y mire, casi atraída por el, al símbolo que había en el anillo. Era un sol, el mismo que yo llevaba marcado en la espalda y que colgaba de la cadena de mi collar. Nunca había visto ese símbolo fuera de mi familia, jamás había escuchado hablar del símbolo de Solcius y aun así ahí estaba.

_ Somos los buenos –continuo Angelina- A diferencia del Consejo, nosotros si creemos en los brujos buenos y sabemos muchas mas cosas que ellos. Solcius cosiste en defender el bien del mal y cualquier ser puede participar, nos ayudamos entre nosotros. Tus padres pertenecen a Solcius, no se si alguna vez te lo habrán mencionado.

_ Ustedes son los verdaderos buenos, no el Consejo –dije y ella asintió- ¿Por eso no se lleva con los servidores del Consejo?

_ Son unos farsantes y la corrupción que hay entre ellos es increíble. Ellos matan sin pensar y todas sus reglas son incorrectas –dijo Angelina- Y la respuesta a tu otra pregunta es si, no soporto al señor Engel. Creerá ser un rebelde pero es igual de servidor al Consejo que cualquier otro de sus compañeros. Mírame a mí, junto con Edgard sabemos que eres una bruja desde el primer día y sin embargo no te hemos hecho nada. Pero estoy segura que ellos habrán intentado matarte.

_ Ustedes no me han hecho daño por esto –dije tomando mi collar entre mis manos- ¿Qué significa?

_ Significa que tu sirves a Solcius. No sirves ni al Consejo ni a la Secta –respondió ella- Te hemos estado observando todo este tiempo en clases. No fue coincidencia que Edgard te hiciera pasar a ti al frente junto con el señor Engel, era para ponerte a prueba y ver si realmente servias a Solcius.

_ ¿También tienen vigilada a Mecha? –pregunte y ella asintió

_ Nosotros somos la verdadera justicia y esta es repartida para todos los seres por igual. Tus padres te han criado con las leyes de Solcius, por eso eres como eres y has visto que el Consejo se equivoca –dijo ella

_ Ustedes son como yo –concluí y ella sonrió

_ Nosotros pensamos en todos por igual, hacemos nuestro deber y a diferencia de los servidores del Consejo, nosotros hacemos mas que matar –dijo Angelina- Una de las leyes que tiene ese Consejo es que un ángel no puede interferir en la salud de otra persona. Eso no esta bien, si tienes el poder para hacerlo debes hacerlo, nosotros ayudamos a todo quien nos necesita. Además, como habrás visto, podemos hacer magia.

_ ¿Cómo es que pueden? –Pregunte- Es decir, tu eres un ángel, no deberías poder hacerlo.

_ Los emblemas de Solcius contienen poderes y somos entrenados para poder utilizarlos –dijo ella sonriendo- Siempre que necesites algo ven a verme Katherin, yo podré ayudarte y Edgard también.

_ Muchas gracias –respondí y me acerque unos pasos a la puerta

_ Por cierto, mantén el silencio –dijo llevándose un dedo a los labios- Recuerda, somos los rebeldes, ellos no pueden saber de nosotros.

_ No diré nada –dije dedicándole una sonrisa

_ Una cosa mas, nosotros sabemos hacer muchas mas cosas que el Consejo y ya las averiguaras, pero todo a su tiempo –dijo la profesora

_ ¿Por qué siempre dicen lo mismo? –pregunte y ella sonrió

_ Se dice que un ángel debe ganarse las alas. Eso es algo que Solcius sigue conservando –dijo ella

_ Extraña metáfora considerando que soy una bruja –dije

_ Míralo de este modo, debes ganarte tu alma –dijo ella- Demuestra que te pertenece.

_ No te preocupes que lo demostrare –dije tomando mi collar y mirándola con seriedad- Gracias.

_ No es nada –respondió ella sonriendo- Ten cuidado con quien andas.

Por fin pude salir de la escuela. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas entorno a cientos de cosas luego de la charla con la profesora Miriam. ¿Entonces ella era un ángel, y el señor Folleman también? ¿Mis padres pertenecían a Solcius? Al menos eso tenia sentido considerando la educación que ellos me habían dado. ¿Y Alex y los demás eran los malos? Desde el primer instante había estado consciente de que el Consejo no tenía razón, pero ahora todo era confuso. Ellos no eran malos, pero bastaba ver la diferencia entre el trato que me tenían y el que me tenían Angelina y Edgard para ver que quien estaba en lo correcto eran los servidores de Solcius. ¿Y entonces yo servia a Solcius? Me negaba a servir al Consejo y por nada del mundo serviría a la Secta, estaba en lo correcto, yo servia a Solcius al igual que mis padres. Conforme mas tiempo pasaba en este pueblo, todo parecía ir perdiendo más el sentido. En tan solo dos meses había conocido un Consejo que desconocía, un Solcius del que jamás había oído hablar y me había enamorado de una persona que había perdido a su hermano gracias a mi ex-novio.

Negué con la cabeza, esto no podía estar pasándome. Hasta me hacia creer que las cosas eran mas simples cuando estuve en el Bella Vista. Alex me miro aun más confuso mientras yo abría la puerta de la casa. Suspire. No pedía mucho, solo que cuando al fin empezaba a entender las cosas por un lado, no perdieran coherencia por otro. Pero al parecer el destino continuaría jugando conmigo, solucionándome un problema y entregándome otro. A veces simplemente me preguntaba si todo esto acabaría en algún momento.

_ ¿En que piensas? –pregunto Alex luego de que ambos entráramos y cerrara la puerta

_ En demasiadas cosas –admití- Supongo que estoy nerviosa por lo de Nicholas. Es insoportable tener que esperar a que aparezca y me ataque.

_ La calma antes de la tormenta siempre es terrible –dijo Alex tranquilamente- Lo que me preocupa es que si es tan poderoso como dicen y lo recuerdo, podrá burlar la barrera sin problema y no sabremos que esta aquí.

_ Apenas ponga un pie en el pueblo lo sentiré –dije- Su presencia me es inconfundible y él ha pasado demasiado tiempo en mi cabeza como para poder meterse con que estemos en la misma zona.

_ Eso no es bueno –dijo Alex- ¿Él esta marcado?

_ Lleva la marca de Lucifer en su nuca –dije y sonreí- Por suerte no lleva ningún instrumento maldito o estaríamos en problemas. Y por suerte mi hermana sigue creyendo que estoy en Europa. Aunque sigo creyendo que si alguno de los dos se aparece por aquí, yo podría con ellos.

_ Como si fuera tan difícil deshacerse de dos brujos –dijo él a la ligera y lo mire

_ Alex, entiéndelo, ellos no son el problema sino sus dones –dije preocupada- Imagina a una persona que puede meterse en tu cabeza y hacer cualquier cosa allí o a otra que pueda crearte cualquier ilusión. Diana sabe como matar a la gente con sus ilusiones y Nicholas también, ya lo has sentido dentro de tu cabeza –dije y suspire- Hasta mi don puede llegar a matar si toco a alguien demasiado tiempo y con malas intenciones. Hasta podría hacerte daño con solo tocarte. Si dejo de controlar mi tacto por tan solo dos segundos...

_ Kat –dijo tomando mi rostro entre sus manos y mirándome directamente a los ojos- Estoy seguro de que no me harás nada. Confío en ti y mientras tú sigas sintiendo algo bueno por mi, no me pasara nada.

_ Aquella vez te toque y te hice revivir un mal recuerdo –dije- No puedo estar todo el tiempo pendiente de mi tacto, por eso prefiero llevar puestos guantes. Pero aun así contigo las cosas me cuestan, mis manos piden tocarte constantemente y mi tacto se ve demasiado tentado. Cada segundo que paso contigo desearía no tener que tener guantes pero aun así temo tocarte y causarte algo.

_ Pues deja de temer –dijo él y me beso dulcemente en los labios

Le devolví el beso suavemente y entonces lo abrace, apoyando mi cabeza contra su pecho. Realmente deseaba poder deshacerme de los guantes pero me arriesgaba a cada segundo. Aun seguía sin comprender como era posible que el sábado no hubiera perdido totalmente la concentración y no le hubiera hecho revivir algún recuerdo. Supongo que debió ser por que mi don estaba agotado luego de haber hecho revivir tanto tiempo un recuerdo. Sentí sus manos en mi espalda y Alex suspiro.

_ ¿Por qué eres así? –Pregunto él- No puedo evitar desearte cada vez más. No me importa si me estoy condenando a mi mismo, no me importa si tu tacto podría herirme o si le estoy dando a Nicholas una razón más para que se deshaga de mí. Simplemente no puedo evitar estar enamorado de ti.

_ Sabes que no esta bien –dije y él negó con la cabeza

_ No estaría bien negar lo que siento –dijo Alex y me separe de él- Aunque aun así no puedo evitar seguir preguntándome que te hace daño realmente ya que no eres una bruja normal.

_ ¿Sigues buscando el modo de deshacerte de mí? –Pregunte incrédula- Vete al demonio Alexander.

Pase a un lado suyo, evadiéndolo y subiendo las escaleras. Escuche a la perfección como seguía mis pasos y él me detuvo en el piso superior, tomándome por un brazo y sonriéndome de modo que cualquier molestia se evaporo en el aire. ¡Eso no era justo! Bastaba una sonrisa suya para que dejara de estar molesta con él.

_ Siempre que estas molesta conmigo me llamas Alexander, pero es una realidad la que digo –dijo él- No pareces reaccionar como los otros brujos, no te afecta lo bendito y eso no es normal. Además, tu presencia no es como la de cualquier otro brujo.

_ Quizás simplemente sea diferente –dije, sacudiendo mi mano para deshacerme de su agarre- Sabes, normalmente es imposible tener ambos padres brujos y sin embargo yo los tengo. Quizás sea por eso.

_ O quizás haya algo mas –dijo Alex, pensativo por un momento

¡Si, que este día me había enterado que inconscientemente pertenecía a Solcius! ¿Y él podía saberlo? O mejor dicho. ¿Él sabia algo acerca de Solcius? ¿Sabría quien era en realidad la señorita Miriam o creería que era una humana cualquiera al igual que el señor Folleman? Estaba más que claro, Alex creía que ellos dos eran humanos. Suspire y entre a mi habitación. Ya no me importaba tener que ocultarle los libros de brujería, los diferentes objetos que tenia sobre los estantes o cualquier cosa que no habría en un cuarto de una adolescente normal. Mientras él no hiciera nada que no debiera, no habría problema en que estuviera en mi habitación. Aunque aun así era difícil de imaginar a un ángel en la habitación de una bruja. Luna ni se inmuto de su habitual puesto como centinela en la ventana.

_ ¿Qué esta mirando? –pregunto Alex

_ Esta aguardando –dije- Creo que espera a Nicholas. Ha estado así desde que él volvió al país.

_ ¿Te dije que tus gatos son extraños? –dijo Alex y sonreí

_ Estos gatos me los regalaron mis padres. Luna fue un regalo de parte de mi papa y Sol de parte de mi mama –dije- No esperes que sean normales. Además, me recuerdan a ellos por como son ambas.

_ Tomara tiempo que me acostumbre a todo este tipo de cosas –dijo él y se detuvo mirando el libro que había sobre mi escritorio- ¿Este es el libro que habla sobre tu don?

_ Habla sobre mas cosas, tiene mucha información y apenas una quinta parte es dedicada a mi don –dije

_ ¿Y de donde lo sacaste? –pregunto él

_ No lo se –dije- Vino junto con mi marca. Desperté y lo tenía entre mis brazos. Lo torturante es que no esta en escritura actual, no puedo leerlo tan fácilmente como haría con otro.

_ ¿En que escritura esta? –dijo Alex abriendo el libro y entonces se quedo en blanco- ¿Antiqŭus scriptūra? Eso es muy antiguo, aun para un ángel.

_ Según lo que se, es antigua escritura de brujos –dije y él me miro casi desesperado

_ Los primeros servidores de Lucifer fueron ángeles caídos. Esta escritura es demasiado antigua, de cuando Lucifer aun era un ángel –dijo él- Para ti será antigua escritura de brujos pero esto en realidad es la base tanto de la escritura de ángeles como la escritura de brujos, es como el latín para los humanos. Esta es la base de nuestras escrituras y es también antigua escritura de ángeles.

_ ¿Sabes leerla? –pregunte y él dudo

_ Es una lengua muerta –dijo- El Consejo ya no la usa y por lo que veo, los brujos tampoco. No entiendo como aun puede existir un libro en esta escritura. A menos que...

Él comenzó a buscar desesperadamente entre las páginas y me acerque más. Me puse a un lado suyo y me fije en como pasaba rápidamente las paginas. Finalmente se detuvo en la 125. No había nada de anormal en aquella página, estaban los párrafos y los textos igual a cualquier otra solo que había algo escrito al pie de la página. Una simple frase que parecía totalmente fuera de lugar, estando en medio de la nada y totalmente abajo. Alex se detuvo, mirándola atentivamente y pasando un dedo sobre las palabras.

_ “Nusitris seros solcius” –leyó él y me miro- “Nosotros somos Solcius”

_ ¿Y eso que significa? –pregunte

_ Solcius fue un antiguo grupo de rebeldes que existió –dijo Alex y apunto el número de la página- Fue creado el 25 del primer mes del año y el 5 del duodécimo mes dieron su mayor golpe. Este es un libro de Solcius, por eso esta marcado estratégicamente en la página 125.

_ ¿Y que significa “Solcius”? –dije

_ En antiguo lenguaje, significa tanto sol como solsticio –dijo Alex y miro mi collar- El pendiente que tu llevas es el símbolo de Solcius, creí que era pura coincidencia pero al parecer nada es normal en ti. Mi madre me contó sobre Solcius, ella es una ex-solcius ya que los abandono para volver a servirle al Consejo. Pero ellos son rebeldes, o al menos lo eran ya que el grupo se desintegro hace años.

_ Eso es lo que a ti te dijeron. ¿Verdad? –Dije y él me miro incrédulo- El Consejo no tiene razón. ¿Y si ellos si?

_ Katherin –dijo mirándome desesperadamente- Los Solcius estaban completamente locos con todo lo que hicieron. El grupo se desintegro totalmente cuando este pueblo apenas si estaba siendo fundado. Nadie sabe exactamente que sucedió, todos ellos desaparecieron en un experimento que estaba haciendo el Consejo. Eran una organización secreta, a espaldas del Consejo y cuando este los descubrió los mando en una misión de la que nadie sabe. Mis padres estuvieron en esa misión ya que pertenecían a Solcius, los hicieron viajar en el tiempo, años al pasado y fueron los únicos dos que regresaron ya que volvieron a servirle totalmente al Consejo. Y aun así no regresaron a su época normal, están años en el futuro. ¿Sabes lo que es estar más de cien años en el futuro? Yo no conocí a mis abuelos, mis padres eran de antes del 1900.

_ Fue el Consejo quien intento deshacerse de Solcius –dije y él evito mi mirada- Sabes que tengo razón.

_ Los Solcius estaban mal de la cabeza –dijo él aun evitando mi mirada- Hacían cualquier tipo de cosas y vivían rompiendo las leyes. Eran considerados traidores al Consejo. Hacían tratos con servidores de Lucifer y estaban locos. Hacían experimentos y cosas raras, se creían hechiceros, capaces de controlar también la magia. Y a diferencia del Consejo, en Solcius no eran solo los ángeles los que hacían su deber, había todo tipo de seres luchando con ellos.

_ Quizás ellos estaban en lo cierto y el Consejo quiso evitarlo –dije

_ Los Solcius estaban mal –dijo Alex finalmente

Volvió a cerrar el libro y partió de la habitación. ¿Entonces según lo que había dicho él yo estaba mal por creer en lo mismo que Solcius? La misma señorita Miriam me lo había dicho, eran los rebeldes y el Consejo los consideraba traidores. Y aun así, yo creía en lo que ella me había dicho. Se debía proteger al bien del mal y si tenías el poder para hacer algo, debías hacerlo. Había bastado un beso de Alex en mi frente para curarme aquella tarde y sin embargo eso iba contra la ley. ¿Por qué dejar a un herido, esperando que se muera, mientras puedes hacer algo? Las leyes del Consejo estaban mal. Nicholas tenía razón en aquello, el Consejo tenía leyes estúpidas y utilizaba a los ángeles para que las hicieran cumplir. Y de ese modo los ángeles habían terminado con la reputación que tenían ahora, una razón de burla entre brujos.

Suspire saliendo de la habitación. No me hacia bien pensar en este tema, no sabiendo quien era Alex y a quien servia. ¿Pero yo quien era y a quien servia? Era una bruja, quizás una anormal pero lo era. Y no servia ni al Consejo ni a la Secta y esta misma tarde me había enterado que había sido criada bajo las leyes de Solcius. Baje las escaleras, vacilando a cada paso y temiendo con que Alex me encontraría. Pero en cambio él estaba tranquilamente recostado a lo largo del sillón, con los brazos cruzados detrás de la cabeza y la mirada perdida en el techo. Me apoye sobre el respaldo del sillón, sonriéndole y olvidando todo lo anterior.

_ ¿Qué haces? –dije

_ Pienso –respondió él- Este mundo me resulta cada vez más incomprensible.

_ Dímelo a mi –dije dando la vuelta al sillón y él se sentó

_ Sabes, siempre he tenido curiosidad –dijo- ¿Qué le hiciste a Drake Williams?

_ Él me toco y yo le torcí el cuello –dije con indiferencia- Hubiera deseado matarlo pero seria muy difícil encubrir el asesinato de una estrella de rock.

_ Eso ya lo se. ¿Pero como hiciste para quitarle la información? –dijo Alex y sonreí

Me senté sobre su regazo, acomodando mi cabeza en el hueco de su cuello y entonces le bese tiernamente la piel. Era increíble como la curvatura de su cuello parecía estar hecha para que mi cabeza encajara perfectamente. Alex se quedo duro y no pude evitar reír, acariciándole el cuello con la punta de mi nariz. Volví a besarlo en el cuello, pero a diferencia de cómo había sido con Drake, esto no me producía asco sino que era inexplicable el placer que sentía. Sonreí nuevamente y entonces pegue mis labios a su oído.

_ Así le quite la información a Drake –susurre

_ Entonces es un maldito suertudo –dijo girando su rostro y mirándome, reí

_ Luego de haber vivido toda mi vida con la manipuladora de mi hermana, algún truco tenia que aprender –dije y lo bese en los labios- La única diferencia es que en ningún momento permití que Drake tocara mis labios y en un momento cuando estaba sola con él, hasta llegue a pensar en ti y recordar lo cerca que te había tenido esa noche cuando me habías quitado el abrigo.

_ Dile a Drake Williams que lo envidio –dijo él devolviéndome el beso y recostándose hacia atrás a lo largo del sillón- Yo también desearía tener información que tu te verías obligada a quitarme de este modo.

_ No necesitas tener información –dije

Me sostuve sobre mis manos encima de él, sonriendo. Pobre Cato, esto si era algo por lo que Adrian podría matarlo y aun así no me importaba. Descendí, permitiendo que mis labios se juntaran con los suyos y tome su rostro entre mis manos. Lo bese apasionadamente, sintiendo como sus manos se deslizaban por todo mi cuerpo y recorrían todo mi ser. Mis piernas estaban entrelazadas con las suyas y sentía a la perfección el rápido latir de su corazón, casi tan acelerado como el mío. Una de sus manos se detuvo en la parte baja de mi espalda mientras que la otra tomo mi mano y deslizo lentamente el guante fuera. Ni lo sentí, lo único que podía sentir era su ardiente tacto por todo mi cuerpo y sus labios sobre los míos. Pero apenas la piel de mi mano rozo la suya reaccione y me detuve.

_ Alex... no –dije, respirando agitadamente

_ Deseas tocarme tanto como yo a ti –dijo, tomando mi rostro entre sus manos, acercándome y besándome nuevamente- No me harás nada.

Estuve totalmente absorta al sentirlo tan cerca y como me besaba. Mi cuerpo estaba totalmente sobre el suyo y no podía ni pensar. Me había olvidado totalmente de todo y de todos. Ya no me importaba nada más que él, que lo cerca que lo tenía y que me resultaba imposible querer despegar mis labios de los suyos. Su simple tacto bastaba para hacer que cediera totalmente bajo su voluntad y la mano que tenia libre no dejaba de disfrutar poder sentir su piel. Lentamente él también fue deshaciéndose de mi otro guante y una vez que mi otra mano estuvo libre, volví a tomar su rostro entre mis manos, casi desesperadamente, como si me fuera imposible creer que enserio era real. Sentí su agitada respiración, su pulso latir fuertemente y su alta temperatura. No quise ni pensar en como debía de estar yo y simplemente continué besándolo, disfrutando de cada milésima de segundo. Mi tacto, mis labios, mi ser, mi todo le pertenecía a él y sentía como si mi alma en estos momentos estuviera ligada a la suya de algún modo. Mi alma, lo que yo mas apreciaba de mi misma, y también sentía como si le perteneciera a él en estos mismos momentos.

De pronto sentí sus manos sobre la piel de mi cintura y me percate que él había levantado parte de mi jersey. Sonreí mientras le devolvía otro beso. A cualquier otro le hubiera torcido el cuello, pero en cambio, con él, deseaba que continuase. Sentí como sus manos se deslizaban lentamente por la piel de mi espalda, bajo mi ropa. Baje las manos y también sentí la piel de su cintura cuando le levante la tela de su camisa. Volvimos a caer al sillón, el uno encima del otro luego de que él se hubiera deshecho de su camisa.

_ Si sigues así harás que pierda el control –dijo tomándome entre sus brazos y atrayéndome más a él como si eso fuera posible

Él no seria el único en perder el control si seguíamos así. Simplemente me era imposible evitarlo mientras mis labios seguían pegados a los suyos. Y aun si lo intentara, resultaría imposible controlar mis impulsos. Ya lograba superarme el simple contacto de mis manos con su piel. Sentía a la perfección sus brazos y su pecho totalmente desnudo, sus músculos perfectamente tonificados y marcados y aun así tenia la mente totalmente en blanco.

Pobre Cato, esto definitivamente era algo por lo que Adrian seria capaz de matarlo. Matarlo era poco comparado con lo que en realidad querría hacerle mi papa. Todos mis sentidos estaban totalmente concentrados en Alex y apenas si oía un ruido de fondo. Me levante, poniéndome sobre mis rodillas y deshaciéndome rápidamente de mi celular mientras lo tiraba sobre la mesa. Me volví a recostar sobre él y continué besándolo aun más intensamente. Mi cuerpo estaba totalmente recostado sobre el suyo, ambos a lo largo del sillón e ignoraba todo lo demás de modo que la llamada entrante me resultaba totalmente ajena. Lo único que me importaba era él, sus besos, sus manos en mis caderas, su todo... Finalmente el aparato dejo de sonar y apenas si oí el pitido del buzón de mensaje.

_ Ah, adoro cuando los hechizos me salen bien, ahora... ¡Katherin, deja de besar a quien estés besando y atiéndeme ya! ¡Maldita seas!

Me quede completamente paralizada, sentí como mi corazón se detuvo, como de pronto estaba totalmente blanca y helada. No, no estaba loca, enserio lo había oído. A él, totalmente furioso gritando que le respondiera. Nuevamente el celular comenzó a sonar y me separe de Alex casi de un salto, temblando por el pánico que tenia. Parecía como si este tiempo que había estado aquí se hubiera esfumado de la nada y ahora volvía al principio, a temerle. El aparato dejo de sonar y otra vez oí el pitido del buzón de mensaje.

_ Puedo seguir haciendo el hechizo de alta voz hasta que contestes –dijo él tranquilamente- ¡Atiéndeme!

_ ¡Déjame en paz! –grite, subiendo las piernas al sillón y alejándome lo mas que pude de la mesa

Seguía temblando, estaba consciente de ello. Alex puso una mano sobre mi hombro para detenerme y me miro fijamente a los ojos. Suspire y cerré los ojos. No podía tenerle miedo, no a Nicholas luego de todo lo que había vivido estando aquí. Baje las piernas del sillón y me acerque apenas para tomar el celular mientras Alex se ponía su camisa. Él seguiría llamando hasta que lo atendiera y yo ya le había respondido. Me lleve el aparato al oído y escuche su risa cuando finalmente respondí.

_ Hola Kat –dijo- Supongo que entre tanto besuqueo se te habrá olvidado de hechizar tu celular para protegerlo.

_ ¿Cómo conseguiste mi número? –pregunte

_ Fíjate desde que celular te estoy llamando –dijo él

No comprendí nada de su respuesta y puse el teléfono delante de mí para fijarme el número. Palidecí instantáneamente ante el espanto y abrace de un modo desesperado a Alex como si con eso pudiera negar la realidad. Sentí como las lagrimas empezaban a acumularse en mis ojos y Alex me los limpio antes de que la primera gota pudiera escaparse. Él puso una mano bajo mi barbilla y me levanto el rostro para que pudiera verlo directamente a los ojos. Pero aun así no podía evitarlo. El numero que aparecía en la pantalla, el celular desde donde Nick me estaba llamando, ese era el número de Derek.

_ No llores –susurro y me beso tiernamente

_ ¿Llorar? –Dijo Nick y rió abruptamente- Es una bruja, no puede llorar. No me digas Katherin que has caído tan bajo como para salir con un humano.

_ Cualquiera seria mejor que tu –dije, tragándome las lagrimas y sintiéndome de golpe furiosa- ¿Qué le has hecho a Derek?

_ No lo mate si es eso lo que quieres saber –dijo él y sofoque un grito- Ah, viste que no es tan lindo cuando te lo dicen. El estúpido de tu amigo sigue vivo, aunque no esta en muy buen estado que digamos. Creo que no le vendría mal un descanso, hacia años que no encontraba a alguien con tanta resistencia mental.

_ Tus asuntos son conmigo –dije- Déjalo en paz.

_ Me encantaría Katherin pero veras, él sabe lo que has estado haciendo estos últimos dos meses y la verdad es que no me gusta no saber lo que mi gatita anda haciendo –dijo Nick- Te has portado bastante mal. ¿Sabes?

_ Ya no soy tuya –dije

_ ¿Y entonces de quien? –Pregunto él- ¿Del rubio ese que aparece en la mente de tu amigo? No creía que te gustara andar con humanos, no soportarías tener que ocultarle a tu novio que eres una bruja.

_ No es de tu incumbencia que ando haciendo o con quien estoy –dije y él rió

_ Claro que es de mi incumbencia –dijo- ¿Acaso estas con él ahora? Lamento si interrumpí algo. Dile que se muera de mi parte.

_ Vete al infierno –dije

_ A ver Kat, te lo haré así de simple –dijo él- Estoy recostado tranquilamente en un sillón viendo el cuerpo inconsciente de tu amigo. Ahora ya se donde estas tu, gatita. ¿Cuánto tiempo crees que me lleve ir hasta allí? Podría aparecer ahí en este mismo instante pero ya que te tomaste la molestia de ir a pie, al menos haré lo mismo. No tienes escapatoria Kat. Y en cuanto a tu nuevo novio, dile que no tiene idea de lo que le espera.

_ El problema es conmigo Nick –dije molesta- Deja a los demás de lado.

_ ¿Qué sucede Kat? ¿Lo amas? ¿Estarías dispuesta a entregar tu alma por él? –Dijo Nick- Por que, después de todo, es lo que yo he hecho por ti y así me pagas, olvidándote totalmente de mi y yéndote con otro. ¿Y él? ¿Acaso te ama? ¿Estaría dispuesto a entregar su alma por ti o acaso es un interesado, alguien que simplemente se aprovecha de ti?

_ Nick, basta de juegos. ¿Qué quieres? –pregunte

_ A ti –respondió él- Admito que tu truquito del señuelo fue bueno, jamás sospeche que desde el primer segundo estuve siguiendo a una Katherin falsa.

_ ¿Y que te hizo darte cuenta de que estabas equivocado? –dije

_ Italia –respondió Nick- Ahí me tope con dos muchachas que aseguraban haberte visto hacia unos meses en un bar en Estados Unidos. Claro, cuando Aidan me llamo diciendo que te había encontrado jamás me dijo donde y su celular esta hechizado por lo que es imposible localizarlo. Además de que cayo en manos de algún bastardo. Pero el punto es que ambas muchachas me dijeron lo ocurrido, que te habían visto, que luego había habido una emboscada de parte de cinco de ángeles y que por ultimo habían logrado escapar. No dude en tomarme el primer vuelo al país viendo que si continuaba en Europa no llegaría a ninguna parte y encontrarle el rastro a tu amigo fue pan comido. Ahora tengo una pregunta. ¿Piensas huir antes de que te encuentre?

Respire hondo y mire a Alex. Él puso su mano sobre la mía y entrelazo sus dedos con los míos. Sonreí ante su calido tacto, su suave caricia. No, jamás podría huir de este lugar y abandonarlo. No volvería a vivir con miedo, no volvería a estar sola y desamparada. Me había costado llegar hasta donde estaba ahora, con mi vida, con mis amigos, con Cato y con Alex. No lo dejaría todo atrás por un simple brujo, no me importaba si este era la mano derecha de Lucifer y mi ex-novio.

_ No pienso moverme de donde estoy –dije firme en mi decisión

_ Entonces ya has decidido tu destino gatita –dijo él- Espero que ese novio tuyo sea lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a mi o sino ya vera. Disfrutare cada segundo en su mente.

_ Apuesto todo a él –dije y suspire- Aun así, no pienso dejar que te le acerques. El asunto es conmigo, Nick, no con él.

_ Es otro asunto el que tengo con él. Sabes que nunca me gusto que alguien me ganase y mucho menos me quitase lo que me pertenece –dijo Nick

_ Ya no te pertenezco mas –dije

_ Ya veremos gatita –dijo él y entonces se corto la línea

En un ataque de ira tire el celular fuertemente contra la pared y entonces levante la mano, haciendo que se detuviera en el aire para que no se estrellara. El aparato cayo al suelo sin sufrir ningún daño grave y me deje caer para atrás sobre el sillón, llevándome ambas manos a la cabeza. ¡Nicholas, maldito seas! ¿Al menos no podría haber llamado en otro momento? No pude hacer más que reír ante ese pensamiento. Se suponía que ahora estaba condenada y yo andaba pensando en que él había llamado en un momento que no deseaba que interrumpiese.

_ ¿Y ahora que? –Pregunte Alex recostándose a un lado mío- ¿Viene por ti y seguro hace un dos por uno y viene por mi también?

_ Más o menos –dije y me apoye sobre su hombro- Igual, no dejare que te haga algo, su asunto es conmigo no importa lo que él diga.

_ Al menos dime por que viene por mí –dijo Alex tranquilamente y sonreí

_ No sabe quien eres, de hecho, hasta piensa que eres humano –dije y él sonrió- Simplemente esta furioso por que eres mi novio y quiere matarte. Lo bueno es que no vendrá aquí al instante, con un hechizo de transporte podría aparecer ahora frente a mí pero no lo hará. Lo malo es que entonces no sabré cuando venga hasta que ponga un pie en el pueblo y sienta su presencia.

_ Basta con que se acerque a ti para atacarte y entonces se enfrentara conmigo –dijo Alex y sus labios rozaron tiernamente los míos- Debo irme. Tengo que decirles a los demás. Además, luego de lo que hice en la escuela, seguro que ya se enteraron de que ando haciendo contigo.

_ ¿Aun no se los habías dicho? –pregunte sonriendo

_ No del todo aunque algunos ya andaban sospechando algo –dijo Alex y entonces rió al ponerse en pie- Ahora me llama a mi.

No comprendí lo que dijo hasta que saco de su bolsillo el celular de Aidan y al instante entendí. Él reprimió una sonrisa al ver como Nicholas seguía llamándolo y no pude evitar hacer lo mismo. ¿Cómo reaccionaria Nick al darse cuenta de con quien estaba saliendo yo? Me lleve una mano a la boca para no reír y Alex me miro con un aire de cómplice.

_ ¿Un ultimo juego mas con él? –pregunto Alex y asentí sonriendo

Él contesto y sostuvo el teléfono en el aire, teniéndolo en altavoz. Hice un gran esfuerzo para no hacer ningún ruido mientras Alex me sonreía y mostraba aires de tranquilidad. Deseaba saber que tenía en mente para su último juego por celular.

_ ¿Si, Nick? –dijo él tranquilamente

_ Creo que llego tiempo de que me seas útil –respondió Nick- Dime, ¿aun estas interesado por la recompensa o no?

_ Ya tengo mi recompensa –dijo Alex- Le he ganado algo a la mano derecha de Lucifer y él no ha podido evitarlo.

_ ¿Qué quieres decir? –Pregunto Nick, molesto- Yo soy la mano derecha de Lucifer y tú no me has ganado nada.

_ Te estas equivocando Nick –dijo Alex tranquilamente- Ya se que tu eres la mano derecha de Lucifer y tengo algo que tu quieres. Así que quieres matarme por que salgo, según tu, con tu chica. No se si te diste cuenta pero ella no le pertenece a nadie.

_ ¡Tu! –exclamo Nick totalmente furioso y Alex rió- Ya veras cuando te encuentre.

_ Te espero Nick –dijo él- Ella besa muy bien. Y lastima que interrumpiste con tu llamada, realmente la estábamos pasando demasiado bien. Fue una pena, tuve que soltarla y volver a ponerme la camisa.

Alex cortó y se deshizo del celular antes de que Nicholas pudiera responderle y no pude hacer más que reír. No quise ni imaginar lo que debía ser la furia de Nick en estos momentos. Me puse de pie de un salto, sin poder dejar de estar alegre y sonreír y Alex me devolvió la sonrisa.

_ Lo admito, sabes como jugar con él por teléfono –dije

_ Es divertido hacerlo enfurecer –dijo Alex y reí

_ Decir que querrá matarte es poco cuando venga –dije y él suspiro, pasándome una mano por la mejilla

_ Desearía poder quedarme mas tiempo pero tengo que partir –dijo y me beso en la frente- Lo único que te pido es que tengas cuidado ahora que él vendrá.

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