Capitulo 18: Complicaciones


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La semana siguiente me resulto triste e interminable. Mis amigas se habían mudado, los dos profesores que eran mis aliados habían desaparecido totalmente, ellos cinco no volvieron a aparecer en la escuela. Ya ni la compañía de Cato me levantaba el ánimo. Y a todo aquello, debía agregarle el hecho de que extrañaba terriblemente a los de Solcius, deseaba volverlos a ver más que nada. Pero no había mucho que pudiera hacer en mi condición de sin-poderes.

_ ¡Te tienes que volver antes de que sea demasiado tarde! –repitió Diana

Suspire. Estaba sentada en el porche de la casa de Cato. Hacia horas que ella estaba hablando, sin dejar de caminar frente a mi, tratando de convencerme de que debía volver. Y por mas que yo sabia que aquello era lo correcto, una parte de mi seguía sin desear partir. Él me había pedido que no me fuera. Necesitaba verlo y saber que era exactamente lo que quería y si enserio aquello que había dicho Christ era verdad. ¿Pero como hablarle cuando aun tenía que afrontar la idea de que un hermano que creía muerto hubiera aparecido de pronto?

_ Ya te lo dije, esa decisión solo me concierne a mí –dije

_ Hay una persona allí afuera que desea matarte –dijo ella

_ ¿Acaso tú no deberías estar vigilando a aquella persona en vez de estar aquí conmigo? –pregunte

_ ¿Y tu no deberías respetar las leyes en vez de romperlas? –Pregunto ella- No te estoy hablando de una ley de la Secta ni de ninguna ley en especial, sino de una básica. ¡Y tú la rompiste! Sabes que esta prohibido quedarse sin poderes y mucho menos en estas épocas donde los ángeles son mas poderosos. ¿Al menos eres consciente de lo que podría pasarte?

_ Ya se, ya se, no tienes por que repetírmelo –proteste, molesta- Podría quedarme así para siempre.

_ Katherin, te lo digo por que me preocupa –dijo Diana- Yo no lo haré por que eres mi hermana, pero cualquier brujo que pase y se percate de tu condición podría robarte tus poderes y nunca mas los recuperarías. Es por eso que no debemos quedarnos sin poderes, por que sino otros podrían robarnos los nuestros.

_ No me pasara nada –dije y mi vista se perdió tristemente en el suelo- Ya he sobrevivido una semana, puedo sobrevivir el resto del tiempo que esto dure.

_ ¿Enserio vale tanto la pena lo que has hecho como para arriesgarte de este modo? –pregunto ella y por primera vez sonó realmente interesada en mi

_ Eso creo –dije y suspire- Aunque ahora lo dudo...

_ ¿Kat, estás bien? –pregunto ella en un tono preocupado, acercándose a mi

_ ¿Di, yo doy lastima? –susurre levantando la vista y mirándola directo a los ojos

Ella enseguida noto mis ojos inundados de lágrimas y se agacho hasta estar frente a mí. Me abrazo y mi cabeza se hundió en su hombro mientras comenzaba a llorar. Reprimí un gemido ante aquella pregunta. Yo no daba lastima, él no me quería por lastima. Pero por más veces que me lo repetía, siempre recordaba que cuando lo había mirado pidiéndole una explicación, él había evitado mi mirada a toda costa.

_ Quedarte aquí solamente te esta causando mas dolor –susurro ella en mi oído y negué con la cabeza

_ Necesito quedarme lo suficiente para verlo y preguntarle si enserio me quiere o solo es lastima –dije

_ ¿Y enserio estas dispuesta a escuchar su respuesta? –Pregunto Diana- ¿Enserio estas dispuesta a tener que enfrentarte a Christ? Por que del mismo modo que yo no dejaría que te acercaras a un ángel, dudo que él dejaría que su hermano se acercara a una bruja.

_ No me importa, necesito verlo y hablarle –dije- Al menos quiero saber por que no me dejo irme aquella noche.

_ ¿Katherin, enserio estas segura de que es buena idea? –Pregunto ella y asentí, suspiro- Entonces iré contigo. No permitiré que vayas a un lugar donde al menos una persona desea matarte y sola. Además, no estas en condiciones para ningún tipo de combate.

_ No necesito de la magia para pelear –dije y ella me soltó, mirándome directo a los ojos con toda la seriedad de una hermana mayor

_ ¿Cuántos días sin magia te quedan? –pregunto

_ No lo se exactamente –dije, ella se puso en pie

_ Eso no es bueno –dijo Diana- Sabes que, ya no me importa que hechizo hayas hecho para terminar así ni por que. Tan solo quiero que salgas de ese estado, no podré ayudarte por siempre.

_ Ya veo, cuando llegue el momento de que escojas bando volverás nuevamente a estar a un lado de tu señor –dije poniéndome en pie

_ No es exactamente por eso –dijo ella con una mueca- Veras, él es una persona muy... difícil de desobedecer.

_ Esta bien, poco me interesa tu relación con aquel sujeto en este momento –dije y la mire seriamente- ¿Entonces volvemos a la tregua?

_ Supongo que si –dijo ella tendiéndome su mano y estrechando la mía, sonrió- Al menos hasta que estés en buen estado y vuelva a intentar matarte.

_ Ya te gustaría vencerme –dije sonriendo- Si mal no recuerdo, la ultima vez fui yo quien gano.

_ Te deje ganar –dijo ella

_ Si claro –dije y luego la mire tristemente- Lamento si casi te mato esa noche, dos veces.

_ Tranquila, yo hubiera hecho lo mismo –dijo ella, dejándome helada- No tienes que temer Katherin, ya te lo he dicho. Volveremos a enfrentarnos, pero cuando tu estés en condiciones para combatir. Ahora, simplemente no me hagas arrepentir de lo que haré.

_ ¿Qué? ¿Piensas acompañarme? –pregunte y ella suspiro a su pesar

_ Precisamente –dijo y luego me miro- Préstame tu daga, será mas útil en mis manos que en las tuyas.

Maldije internamente al saber que ella tenia razón y le entregue mi daga. Ella la observo por un segundo y luego la disminuyo, guardándola en el bolsillo trasero de su pantalón. Ella toco el aire con extremada gracia, presumiendo de sus habilidades. Entre al portal primera, al instante seguida por ella. Para cuando me di cuenta, ya no estábamos en el frente de la casa de Cato sino que en medio del bosque. La mire molesta, pidiéndole una explicación. Pero ella simplemente se hundió de hombros y paso a mi lado con indiferencia.

_ No haré magia en cien metros a la redonda de ellos, es lo mas seguro –dijo ella- No te molestes, tan solo debes caminar unos cuantos metros. La carretera esta por allá.

_ ¿Ahora vienes a ser cuidadosa? –pregunte, siguiéndola

_ Ya es una locura el hecho de que te este acompañando a un lugar donde hay una persona que desea matarte, no me arriesgare a advertirle con anticipación de nuestra visita –dijo ella

_ Entonces si te preocupas por mi bien estar –dije y ella hizo un sonido de negación

_ Me preocupa lo que harán nuestros padres si saben que permití que alguien te matara –dijo Diana- Realmente, me tiene sin cuidado lo que te pase.

_ Como digas –dije poniendo los ojos en blanco

_ ¿Y? ¿Cómo se siente? –pregunto ella repentinamente

_ ¿Cómo se siente que? –pregunte confundida

_ Estar en las mismas condiciones que un simple mortal –dijo ella- Tengo curiosidad por saber que se siente ser prácticamente un humano.

_ Tengo otros asuntos antes en los cuales pensar que en como se siente no tener nada de poderes –dije

_ Sabes una cosa, deberías estar feliz de que por una vez estemos juntas y no en una pelea en vez de andar lamentadote por unas simples palabras –dijo Diana

_ Es que no lo entiendes –susurre y clave mi vista en el suelo mientras seguía caminando- Me dolió escuchar aquellas palabras de su hermano, me dolió mirarlo pidiéndole una explicación y que él evitara mirarme a toda costa y no tienes idea de cómo tiembla mi corazón al considerar la idea de que Christ realmente tiene razón y Alex no me quiso nada mas que por lastima.

_ Te sucede por enamorarte justamente de él –dijo ella mientras continuaba con su camino- Desde el principio supiste que era un amor no debido pero terca como eres no te importo. Ese es el problema que ambas tenemos, nos enamoramos de la persona que nos ayudo a salir de aquella oscuridad en la que nos encontrábamos por no saber que nos pasaba. ¿Crees que si no te hubiera ayudado te hubieras enamorado de él igual?

No dije nada, temía responder. Quería creer que me hubiera enamorado de él de todos modos pero aun así dudaba si eso hubiera sido cierto. Continué caminando en silencio mientras la seguía. Suspire tristemente, se sentía extraño que todo mi mundo se tambalease solo por una persona. Jamás me había pasado algo así, jamás una persona había parecido ser la dueña total de mi felicidad. Pero ahora, me daba cuenta de que aquello era lo que me pasaba. Estaba tan sumida en mis pensamientos que ni me di cuenta el momento en el que salimos del bosque y comenzamos a caminar por la carretera.

_ Sabes una cosa, si fuera una bruja medianamente cuerda no estaría yendo a un nido de ángeles –dijo ella y reí apenas

_ Creo que ambas perdimos la cordura hace mucho tiempo –dije

_ Si, yo también lo creo –dijo Diana- Pero debes admitir que en estas fiestas hemos perdido cualquier deje de cordura que nos quedara. Es mejor que hayan pasado, no hubiera soportado un solo día mas sin que ella se atreviera a hablar sobre mi conducta. ¿Tienes idea de lo insoportable que era? ¡Hasta me obligo a ir a una iglesia!

_ ¿Podemos entrar a las iglesias? –Pregunte, curiosa- Creía que no.

_ Se siente extraño e incomodo –admitió ella con una mueca- ¿Nunca te ha ocurrido de a la vez repelerlo y aceptarlo?

_ Si, se lo que se siente –dije

_ ¿Katherin, cual es tu don? –pregunto ella repentinamente y me congele

_ No lo se –dije rápidamente

_ Si que lo sabes –dijo ella mirándome de frente y fulminándome con la mirada- Pero no me lo quieres decir. ¿Crees que soy tonta? ¿Crees que no los he escuchado hablar al respecto? Dijeron que tu don era demasiado poderoso, que nunca habían visto algo similar.

_ No se de que me hablas –dije

_ Al igual que yo no sé por que te molestas en mentir cuando sabes que no te creeré –dijo ella- Sabes una cosa, debe ser feo ser tu. Tener que engañar a todos los que te rodean. ¿Acaso eres feliz con tu doble vida?

_ ¿Acaso tú repites todo lo que tu maldito señor me dice? –Pregunte y la fulmine con la mirada- Si lo que buscas es una pelea conmigo, te puedo asegurar que no tendré escrúpulos en aceptarla.

_ ¡Alto! –grito Gabriel

A ninguna pareció sorprenderle el hecho de los dos ángeles que aparecieron. Continuamos mirándonos fijamente con las miradas, cada una desafiando a la otra. Quizás ella tendría mi daga por que se había aprovechado de mi estado de debilidad y había conseguido que se la entregase, pero aun así, yo sabia que tan rápida podía ser al sacar mi arma y apuntarle. Casi sonreí de solo saber que podría vencerla gracias a aquello aun si no tenia mis poderes. Él avanzo hasta interponerse entre nosotras y la miro. Diana apretó los dientes, molesta por su interrupción pero Gabriel guardo su increíble calma como siempre.

_ Ya te lo he advertido Diana, si piensas quedarte aquí te comportaras como es debido o no tendré ningún problema en cazarte –dijo él- Ya me he deshecho de varios brujos como tu.

_ Quisiera ver como te enfrentas a una bruja de su nivel –dijo Christ

_ No podría –dijo Diana y sonrió con superioridad- Lo vencería con simplemente utilizar mi don.

_ No te será tan fácil como la otra vez –dijo Gabriel- ¿Crees que te será tan simple? Tú tendrás tu don pero yo también tengo el mío.

_ Tranquilo ángel, no haré nada –dijo Diana tranquilizándose y luego me miro seriamente- Pero solo por esta vez.

_ No te tengo miedo –dije y ella sonrió

_ Hermanita, luego tendremos una charla –dijo fingiendo amabilidad- Pero a solas, ya sabes, charla de hermanas. ¿Por cierto sabias que la población de brujos en Seattle ha aumentado un 18%?

_ ¿Sabias que mi puntería ha mejorado? –dije

_ Juro que no creía en la rivalidad entre hermanos hasta conocerlas –dijo Gabriel

_ Por que no has visto la rivalidad entre dos brujos con la soberbia como pecado capital que los identifique –dijo Christ y me fulmino con la mirada- ¿Qué haces tú aun por aquí?

_ ¿Qué? –dije sin comprender

_ Creí haber sido muy claro –dijo él

_ Yo me ocupare de ella –dijo Gabriel interviniendo rápidamente- Ella... esta bajo mi responsabilidad.

_ Esta bien –dijo él- Pero que sea rápido y en lo posible, discreto.

Gabriel se limito a asentir, su mandíbula estaba totalmente tensa como si estuviera conteniendo las palabras. Christ pareció no reparar en aquello, simplemente se dio vuelta y partió en menos de un suspiro, tan rápido como solo un ángel podía hacerlo. Me fije en como Diana miraba de un modo casi amenazador a Gabriel, sin quitarme los ojos de encima.

_ No te dejare sola con él –dijo ella- No confío en los ángeles y mucho menos en estas épocas.

_ Katherin es mi amiga. ¿Está bien? –Pregunto Gabriel mirándola y luego suspiro- Además, estoy de su lado. No pienso dejar que nada le suceda, sé que ella es buena por más que diga Christ. De todos modos... ¿Qué hacen ustedes dos aquí? No es seguro.

_ ¿Por qué? –pregunte, la tristeza en su rostro demostraba que algo no andaba bien

_ Alex no es mas el líder –dijo él- Christ reclamo su lugar hace cuatro noches y él no pudo hacer mas que ceder ya que el lugar no le pertenece realmente, sino que tendría que haber sido desde un principio de su hermano.

_ Es por eso que no te dejare sola estando con él –dijo Diana seriamente- Esta bajo las ordenes de aquel ángel.

_ ¡Ya te he dicho que yo estoy de su lado! –dijo Gabriel

_ ¿Y los demás? –pregunte

_ No lo se, las cosas están bastante complicadas. Es por eso que decidimos tomarnos un tiempo –dijo él- Sinceramente me gustaría decirte que todo anda perfecto y no hay ningún problema pero no es así. Alex y Christ no dejan de discutir y los demás están empezando a dudar respecto a quien apoyar. Yo no, yo confío en ti Kat. Pero veras, no se que virtud tendrá Christ pero se hace imposible no creer en lo que dice.

_ Aun así sigo sin confiar en ti –dijo Diana

_ Creí que ella tenia el papel de “hermana malvada”, no el de “hermana sobre protectora” –dijo Gabriel ignorándola y no pude evitar sonreír, él sonrió también- Se extrañaba tu presencia.

_ Creo que no se extrañaba tanto si a fin y a cabo parecieron olvidarse de mi existencia ustedes –dije y él negó con la cabeza

_ No es así –dijo- Christ planeaba matarte, estaba decidido a hacerlo. Alex lo detuvo, no se lo permitió, hasta lo amenazo. Desde entonces no han dejado de discutir pero Alex dijo que no tuviéramos ningún contacto contigo por que temía lo que Christ pudiera hacerte. Al menos Christ ha dicho que no te mataría él pero no ha abandonado la idea de deshacerse de ti. Recientemente, te he defendido. En cuanto a ocuparme de ti rápido y discreto quería decir que te matara rápidamente y que no dijera nada así no habría más conflictos con Alex. Pero como ya te he dicho y repito antes de que tu hermana vuelva a atacarme con sus prejuicios, yo estoy de tu lado.

_ Gracias –dije y él me sonrió

_ No es nada Kat –dijo él

_ Bueno ya sabes lo que querías, comprobaste que tu novio realmente se preocupaba por ti, ahora partamos cuanto antes –dijo Diana- Realmente no me gusta estar aquí.

_ ¿Qué? ¿Acaso temes por estar en territorio de ángeles? –pregunto Gabriel con curiosidad y ella negó con la cabeza

_ Simplemente no me gusta –dijo ella

_ No le gusta estar cerca de los que no son los suyos –dije

_ ¡Pues que se acostumbre! ¡Este ahora es mi territorio!

Los tres nos sobresaltamos al ver al ángel que había vuelto. Note como Gabriel palidecía y hasta habría jurado que se estremeció al temer que su nuevo líder lo hubiera oído hablar. Pero al parecer no fue así, no ya que Christ no hizo ninguna remarca. Pero aun así, era yo la que estaba aterrada. Ese ángel me deseaba muerta y el simple hecho de saber que era igual o mas débil que una humana me hacia entrar en pánico. Quizás Gabriel podría ayudarme en caso de que... No. Un ángel nunca podría oponerse a una orden de un superior. ¿Y Diana? La mire rápidamente, casi rogando que tuviera un plan de respaldo por si aquello llegaba a ocurrir.

_ Suerte que no has cumplido con lo que te pedí –dijo él mirando a Gabriel- Se me ha ocurrido algo mejor que hacer con ella. Demostrare que es una mentirosa.

_ ¡La ignorancia es la madre de todos los crímenes! –grito alguien

Enseguida levante la vista al reconocer la voz de la persona que había venido a buscar. Y ahí estaba él, sentado en la rama de un árbol, observando todo desde las alturas. No pude evitar preguntarme hacia cuanto tiempo estaba ahí y cuanto habría escuchado, pero mi corazón se encogió apenas recordé la última vez que lo había visto. De un salto él se bajo y camino unos pasos hasta estar frente a su hermano. Ya ninguna cadena adornaba su cuello, ninguna espada colgaba de su cintura. Alex miro seriamente a su hermano por unos segundos, casi desafiándolo e incitándolo a hacer lo que realmente quería.

_ Ya te lo he dicho, no le tocaras un pelo –dijo él

_ Las personas no están jamás tan cerca de la estupidez como cuando se creen sabias –dijo Christ- Ya veras cuando demuestre lo que digo como te arrepentirás de haberle creído a esta bruja y haberla defendido.

_ Bruja o no confío en ella y aun no ha hecho nada malo el tiempo que estuvo aquí –dijo Alex

_ Kat, vayámonos de aquí –susurro Diana

_ Quédense así podré demostrarle al tonto de Alexander a que clase de bruja esta defendiendo –dijo Christ y me miro- ¿O acaso temes que algo quede al descubierto?

_ ¿No puedes simplemente confiar en mí? –pregunte y él negó con la cabeza

_ Ya ha pasado por el juicio de Raphael, no veo razón para desconfiar de ella –dijo Gabriel

_ Pues yo veo muchas –dijo Christ- Aceptaras someterte a mi juicio.

Él me miro fijamente a los ojos, apenas nuestras miradas se cruzaron asentí automáticamente a su orden. Él se dio vuelta y partió, enseguida siendo seguido por Gabriel. Diana me dedico una significativa mirada antes de asentir y seguir también a los demás. Suspire al quedarme sola con él. ¿Y ahora que? Camine unos pasos hasta estar frente suyo y lo obligue a mirarme. Él sonrió apenas al mirarme con cierto dulzor en sus ojos y luego me abrazo, dejándome totalmente sin palabras.

_ No creas en lo que diga mi hermano –dijo él, casi había un tono de arrepentimiento en su voz- Lamento si te hice creer algo que no debía pero... Yo creía que él había muerto, no pensaba coherentemente esa noche.

_ Me dijo Gabriel que me has defendido todo este tiempo –susurre y él asintió, abrazándome mas

_ No eres una bruja mala, no me importa lo que él diga –dijo él y me soltó- Simplemente... dame tiempo para que logre poner mi mente en orden, para que arregle todos los inconvenientes que han surgido. Luego, te prometo que todo volverá a la normalidad.

_ Pero no eres mas el líder –dije y él evito mi mirada- Ya no tienes ni tu espada ni tu emblema. ¿Qué es lo que ha sucedido?

_ Una de las condiciones del Consejo para no matarme fue que yo reemplazaría a mi hermano, ahora que resulta que él sigue vivo, he debido darle todo lo que le pertenece –dijo él- Técnicamente, ya no tengo ningún poder ni ninguna identidad, hasta tendría que obedecerlo totalmente pero gracias a ti aquella parte de mis instintos ya no existe. En cierto modo te lo agradezco, no se que hubiera sido si yo obedeciera completamente toda orden que me diera un superior.

_ ¿Y ahora que pasara? –pregunte y él se encogió de hombros

_ No tengo idea de que tiene planeado hacer –dijo él- Sinceramente, Christ siempre fue una persona demasiado inteligente y es bastante difícil adelantarse a sus movimientos o saber lo que esta pensando. Tu...

Vi la pregunta en sus ojos por más que él no se atrevió a pronunciarla. Asentí muy a mi pesar y suspire. Baje la vista y la clave en mis manos enguantadas, preguntándome cuanto tiempo mas estaría sin siquiera mi don. Aquello no estaba bien, no para una bruja...

_ Sigo sin poderes –dije y levante la vista para mirarlo- Fue un hechizo muy poderoso el que hice, no se cuanto tiempo mas estaré así.

_ Eso no está bien –dijo él y sonreí

_ La causa y el fin eran correctos, el medio y las consecuencias no importan –dije

_ A veces me pregunto como es posible que hagas tales locuras –dijo Alex- Y luego recuerdo que me hiciste pasar por un brujo y fuiste a visitar al mejor amigo de tu perseguidor y entonces todo tiene sentido.

_ ¿Sentido de que modo? ¿De que tu estas igual o mas loco que yo? –pregunte y él sonrió

_ Más o menos –dijo

En menos de un segundo ya me había tomado por la cintura y antes de que pudiera darme cuenta ya tenia sus labios sobre los míos. Por un segundo me maldije, no podía ser que hubiera olvidado el placer que esto me causaba y casi desesperadamente desee más. Él sonrió aun contra mis labios y luego me volvió a besar, complaciéndome aun más.

_ Gracias –susurre y lo volví a besar

Fue terriblemente difícil dejar aquello y tener que seguir a los demás. Me detuve antes de entrar a la casa, temiendo lo que Christ tenía en mente y sobre todo preguntándome como demonios había terminado aceptando aquello. ¿Qué había pensado? Yo si ocultaba cosas, yo si era una mentirosa, yo si merecía toda la desconfianza de Christ.

_ Ya te he dicho que no me importan tus asuntos de bruja –dijo Alex y me dedico una última sonrisa

_ Alex...

_ Veo que ya has terminado de engañarlo –dijo Christ parándose frente a mi- Ahora ha llegado mi turno de desenmascararte.

Me estremecí ligeramente, no quería saber lo que me aguardaba. Diana permanecía a un lado de la sala, observando todo y sin dejar de estar atenta a que sucedería. Los demás también estaban presentes, cada uno parado. Miguel con su actual desinterés por todo, Raphael con su habitual hostilidad, Daniel con su siempre presente curiosidad y Gabriel me miraba casi pidiéndome disculpes. Christ me observo seriamente antes de desenvainar su espada y apuntarme de modo que la punta me tocaba el cuello. La sangre se me congelo, me paralice totalmente. Alex quiso intervenir pero Raphael lo sostuvo por un brazo y negó con la cabeza. Christ me miro largamente.

_ No eres quien dices ser –dijo y luego bajo su mirada a mi cuello, levantando mi collar con la punta de su espada- No perteneces al Consejo, eres una traidora para la Secta. Pero ni bien eres una servidora de Solcius tal como lo indica tu emblema.

Gemí apenas ante aquellas palabras y Christ sonrió ante su primera victoria. Cuatro ángeles estuvieron completamente sin palabras, con la sorpresa grabada en sus pálidos rostros. Raphael me miro aun con más hostilidad. La curiosidad de Daniel paso rápidamente a furia, no me sorprendía que él supiera de qué se trataba. Miguel pareció no inmutarse pero no pude soportar mirar a Gabriel al ver la decepción en sus ojos.

_ Estaba seguro de que eras una servidora de ellos –dijo Christ- Tu silencio solo lo confirma.

_ ¿No se suponía que ellos debían estar muertos? –pregunto Daniel molesto

_ ¿Qué es Solcius? –pregunto Miguel

_ Una organización de ángeles traidores –dijo Christ y su espada volvió a reposar sobre mi cuello- Traicionaron sus principios básicos y se aleaban con seres como esta maldita bruja.

_ Ni bien tu padre es el fundador –dije y su espada presiono mas contra mi cuello

_ ¡Calla! –dijo él

_ ¿Qué? –Exclamo Gabriel y luego miro a Alex- ¿Acaso aquello es cierto?

_ Mi padre abandono Solcius y volvió a servirle al Consejo –dijo Alex

_ Como todo buen ángel –dijo Christ mientras me miraba furiosamente- Eres hija de Adrian Strega, no creas que no lo recalque. ¿Tienes idea de quien es él?

_ Un buen hombre –respondí y su espada solo se hundió mas en mi piel

_ Un maldito brujo –dijo Christ- Y la persona que acabo con Caroline Chevalier.

_ ¡Eso no es cierto! –exclame

_ ¿Niegas que tu padre era la mano izquierda de Lucifer y que conoció a Caroline Chevalier? –pregunto él, apreté los dientes para no responder

_ Lo que hizo nuestro padre o no no es asunto vuestro –dijo Diana

_ Pues claro que lo es, Caroline Chevalier fue el mejor ángel que existió –dijo Daniel y me miro con furia- Gracias a tu maldito padre perdimos a la mejor familia de ángeles que había.

_ Yo sabia que había una razón por la cual ella no me caía bien –dijo Raphael- Hija de la mano izquierda de Lucifer y quien acabo con los caballeros, no me sorprende que también forme parte de ese grupo de traidores.

_ Que su padre haya hecho de lo que se le acusa no quiere decir que ella también este dispuesta a hacerlo –dijo Alex cruzándose de brazos

_ Y ahí es donde entra en acción el tercer punto que quiero demostrar –dijo Christ y me miro seriamente- Ella no es lo que dice ser. No es una bruja, es algo mucho peor.

_ Si, mi hermana –dijo Diana y puso los ojos en blanco

_ Calla. Credo che questo no potrebbe peggiorare –dije mirandola nerviosamente

_ Sabes una cosa, siempre odie el italiano –dijo Christ

Él bajo la espada y de un rápido movimiento tomo mi mano izquierda y me arrebato el guante. Cerré los ojos fuertemente al sentir el dolor en mi herida y reprimí un grito de dolor. De un ágil corte con su espada, Christ se deshizo de mis vendas y dejo mí herida totalmente al descubierto. Me preocupe al ver que esta había empeorado seriamente de modo que casi abarcaba toda mi palma. Todos me miraron perplejos, nadie estaba al tanto de aquella herida. Hasta Diana me miraba atónita. Mi palma parecía quemada con acido y los terribles recuerdos de cómo había obtenido aquello me acechaban.

_ Pensé que habían pasado desapercibido aquello –dijo Christ tranquilamente

_ ¿Qué demonios...? –murmuro Alex y se detuvo

_ Es una herida –susurro Gabriel- Y de un instrumento bendito.

_ Desobedeciste las reglas –dijo Diana como quien tiene la razón cuando el otro esta equivocado- ¿No es cierto?

_ No tuve otra opción –dije, apretando los dientes y tratando de soportar el repentino dolor que tenia

_ Aquella herida solo puede ser causada por un objeto bendito –dijo Christ mirando mi mano- Si fueras una bruja normal ya deberías estar agonizando pero como no lo eres...

_ Tu no eres nadie para decir quien soy o quien no –dije

_ Has mentido sobre a quien sirves, has mentido sobre de donde provienes, ahora veamos tu verdadera identidad –dijo Christ sonriendo maliciosamente

Él me tomo con una mano por los hombros y me dio vuelta bruscamente. Su espada corto la tela de mi polera y el frío se coló hasta mis huesos. Casi gemí al sentir el frío aire golpear contra mi piel. Cerré los ojos, sabía donde demonios había hecho el corte, sabía que parte de mi espalda había quedado al descubierto. Trague saliva, rezando por que lo siguiente no pasara, por que de algún modo me salvara y él no viera mi marca.

_ Ya lo he dicho, no eres una bruja –repitió Christ- Eres la guardiana del sol y aquí esta la prueba.

Él volvió a darme vuelta bruscamente, cuatro ángeles me miraban totalmente molestos. Clave mi vista en el suelo, no podía ver la decepción en el rostro de Gabriel o la desolación en el rostro de Alex. Él había creído que yo solamente le ocultaba cosas sin importancia pero ahora se percataba de que hasta le había mentido respecto a mi identidad. Mi alma tembló y me forcé a contener las lágrimas que ya aparecían en mis ojos.

_ “Dos guardianes hay, del sol y de la luna. Ambos juegan con el bien y el mal, permaneciendo en las fronteras” –recito Christ- Eres una maldita guardiana. ¿Acaso has venido a buscarme?

_ No se a que te refieres –dije

_ Tu misión es encontrar al mejor ángel y al mejor brujo de esta generación –dijo él- Es con la sangre de ellos que Lucifer queda liberado. No creas que no he escuchado al respecto, esto no es más que una carrera para ti y cualquiera que busque controlar el destino. Si la mano izquierda de Lucifer los encuentra antes que ti, entonces hará lo que quiera con ellos. Pero tú no se lo quieres permitir.

_ Y el mejor modo de evitar que otro obtenga lo que quiere es destruyéndolo –concluyo Daniel y Christ asintió

_ ¿Acaso has venido a matar al mejor ángel para así no permitirle a la mano izquierda de Lucifer obtener su sangre? –pregunto Christ nuevamente sosteniendo su espada contra mi cuello

_ No he venido a matar a nadie –dije

_ ¿Y entonces que fue de Nicholas Devang? –Pregunto él, dejándome sin palabras, sonrió- Es extraño que él posiblemente sea el mejor brujo de esta generación y sin embargo ya nadie sepa nada al respecto de él. Aun más extraño es que tú hayas sido la última persona en verlo.

_ No se que fue de Nicholas –dije

_ ¡Te deshiciste de él tal como planeas deshacerte de mí! –exclamo él

_ Tu no eres el mejor ángel –dije- Él no pecaría de soberbia del modo en que tu lo estas haciendo.

_ Puedes retirar ya mismo esas palabras –dijo él y reí sin emoción

_ ¿Acaso hieren tu ego? –Pregunte- Creerás ser el mejor ángel Christ Engel, pero te puedo asegurar que no lo eres.

Él apretó los dientes, mirándome con una mezcla entre desesperación y odio, como si aquellas simples palabras le hubieran hecho perder todo control. Pero internamente, por más que la punta de su espada ya comenzara a cortarme la piel, yo estaba feliz. Algo dentro de mí me decía que él no era el mejor ángel y yo estaba totalmente segura de aquello.

_ Katherin, deja de jugar con los ángeles –dijo Diana

_ No estoy jugando –dije y mire a Christ- Habrás sido el mejor ángel en un pasado pero te puedo asegurar que ya no lo eres. Los mejores ángeles no nacen, se hacen.

_ Eso no es cierto –dijo Christ nerviosamente y reí, había encontrado su punto débil

_ Sabes que tengo razón –dije- No eres mas el mejor ángel si es que en realidad lo fuiste en algún pasado. Pero tu ego es demasiado grande para aceptarlo, pecas de soberbia.

_ Al igual que tu de lujuria –dijo él

_ ¿Y que si en algún pasado estuve con el novio de mi hermana? –Pregunte sonriendo burlonamente- Aquello ya ha quedado atrás.

_ No estoy hablando del pasado –dijo él recuperando su calma y cualquier deje de felicidad se fue junto con mi sonrisa- Sabes una cosa, son increíbles las cosas que se pueden llegar a oír cuando uno es prisionero.

_ No te atreverías –dije mirándolo con desesperación y él sonrió maliciosamente

_ Tú no callaste cuando pedí –dijo él- ¿Qué te hace pensar que yo callare ahora?

_ No lo hagas –dije casi a modo de suplica

_ ¿Enserio piensas que callare solo para favorecerte a ti? –pregunto él

_ Aquel no es asunto tuyo –dije y su sonrisa solo se ensancho

_ Claro que lo es, después de todo, yo cuido de Alexander –dijo él- Lo has engañado con otro hombre.

_ ¡Mentira! –exclame y él rió

_ ¿Entonces niegas que otro hombre te haya besado? –pregunto Christ

Él me miro a los ojos y quede prendida de su mirada. Quise responderle, defenderme, decir cualquier cosa pero las palabras no salían de mis labios por más que lo intentase. Yo no había engañado a Alex, el encapuchado me había besado contra mi propia voluntad y yo no había podido evitarlo. Gracias a aquello ahora tenía esta maldita herida. Pero por más que hubiera deseado decir todo aquello, las palabras no salieron de mis labios.

Cuatro ángeles me miraban totalmente sorprendidos y molestos mientras un quinto sonreía ante su victoria y un sexto parecía en shock. Negué con la cabeza, retrocedí hasta darme prácticamente contra la pared. ¿Por qué me pasaba todo esto a mí? Hubiera deseado más que nada hacer un hechizo y huir, pero estaba sin poderes y no podía hacer nada más que permanecer allí.

_ Listo, yo te lo advertí –dijo Raphael arremangándose y acercándose a mi

_ Pensé que eras una persona buena –dijo Miguel mirándome molesto- A fin y a cabo, eres igual que cualquier otro maldito brujo.

_ ¡Ya basta! –Grito Diana- Este asunto es entre Alexander y mi hermana, ustedes no tiene por que estar involucrados.

Mire a Diana agradecida y ella asintió. Mi vista volvió a perderse en los ojos color miel de Christ que solo me provocaban miedo. Casi no me di cuenta el momento en que los demás ángeles se fueron y tan solo quedamos cuatro. Diana me dedico una última mirada antes de salir también y luego Christ enfundo finalmente su espada. Se dio media vuelta, mirando a su hermano que tenia el rostro totalmente devastado.

_ Te advertí que no te acercaras a las brujas, te lo repetí cientos de veces y tu no me escuchaste. No solamente te has acercado demasiado a una bruja, sino que a una guardiana –dijo Christ y luego me miro de soslayo- No es más que una maldita zorra al igual que la hermana.

Christ me fulmino una última vez con la mirada pero casi parecía que en realidad se estaba regocijando de la situación. Él salio de la casa, dejándonos a los dos totalmente solos. Me acerque a él vacilante, sin saber exactamente que hacer o que decir. Deseaba explicarle demasiadas cosas, no me importaba que no debiera, ahora simplemente quería explicarle todo pero Alex simplemente evito mirarme a toda costa.

_ Una vez te dije que no tomo buenas decisiones respecto a mi mismo –dijo él- Supongo que aquello es lo peor, que realmente creí que últimamente estaba tomando buenas decisiones.

_ Alex...

_ ¿Sabes que? No me importa lo que tengas para decir –dijo él furioso y entonces me miro- Por que eso es lo que he hecho últimamente, escuchar todo lo que tenias para decir y creerte. Pero tu solo jugabas conmigo. Tú viste los videos en donde el Consejo decía que mi hermano era el mejor ángel de esta generación. ¿Acaso solo viniste para eso? ¿Para comprobar si el Consejo tenia razón o no? Ya que al parecer aquel es tu deber... No entiendo que demonios te vi, tendría que haberte matado al primer instante tal como debía. ¡Pero no, te tenía que perdonar la vida cuando te tenía bajo el filo de mi espada y era una muerte segura! Debió haber sido por lastima, tal como dijo Christ.

_ ¿Qué? ¿Entonces todo este tiempo solo fue simple lastima? –pregunte molesta, lagrimas tanto de destrozo como de furia se formaban en mis ojos- ¡Al menos yo si tengo una vida y no vivo bajo la sombra de mi hermano! ¿Sabes una cosa? No se por que volví, realmente, ahora veo que fue un terrible error. Renuncie a todos mis amigos de allí solo para venir y darme cuenta de que no eras quien creía.

_ ¡Pues lamento si no cumplo con los requisitos para ser otro de tus hombres! –exclamo él totalmente enfurecido- Eres peor que cualquier bruja que haya existido. Tú juegas libremente con cualquier persona que quieras sin temer a nada, claro, total, nadie que no sea de los tuyos puede matarte. Maldigo el día en que te cruzaste en mi camino.

_ Y yo maldigo el día en que te permití seguir con tu vida en vez de borrarte la memoria como debía o matarte –dije- No sé ni por que malgaste palabras en defenderte por mas que fueras hijo de traidores.

_ No te preocupes, yo tampoco sé por que gaste palabras en defenderte cuando mi hermano tenia razón y era yo el que estaba equivocado –dijo él

_ Debí haber previsto que esto pasaría –dije- Pero no tienes por que alterarte, basta con una simple decisión y te olvidaras totalmente de mi.

_ ¿Crees que tengo dudas respecto a que hacer? –Pregunto él- Vete de aquí Katherin, no te quiero ver nunca mas.

_ ¡Pues perfecto! –Dije mientras las lagrimas ya comenzaban a rodar por mi rostro, él evito mirarme- ¡Estaba mucho mejor antes! Debí haber aceptado quedarme apenas me lo propusieron en vez de venir aquí solo para encontrarme con que ya no había nada por que quedarme. Ojala disfrutes del regreso de tu hermano.

_ Ojala disfrutes de tu nueva vida –dijo él- Y del nuevo idiota que haya caído victima tuya.

_ Y tú disfruta de tu soledad, no eres más que un ángel patético que vive detrás de su hermano –dije

Lo mire una última vez con odio mientras él me devolvía la misma mirada antes de darme vuelta y partir. Me limpie las lágrimas al salir por la puerta, no dejaría que la tristeza me venciera, no ahora. Gabriel me miraba con cierta decepción en su rostro desde donde estaba parado. Me pare frente a él, mirándolo por última vez, quizás seria el único a quien realmente extrañaría.

_ Yo se que esto no es lo que parece –dijo él

_ No me importa lo que parezca o no, yo ya tome mi decisión –dije y Gabriel me miro tristemente

_ ¿Entonces te vas? –Pregunto él tristemente- Kat, por favor no lo hagas...

_ Ya no tengo nada por que quedarme –dije evitando mirarlo

_ ¿Ni siquiera por mi? –pregunto casi en un susurro

Mire a un lado y no le respondí, a él si lo extrañaría. Me di vuelta y di tres pasos antes de encontrarme con la triunfal sonrisa de Christ. Lo mire con odio, lo hubiera deseado matar en aquel momento. Jamás creí que un ángel podía regocijarse tanto del mal de otros. ¿Por qué demonios tenia que haber aparecido y arruinarlo todo? Él no era nadie para hacer lo que había hecho. Él no era nadie para portar esa espada o aquel emblema que en realidad le pertenecían a Alexander.

_ Espero ya estés feliz –dije, prácticamente le escupí las palabras

_ Vete de esta zona –dijo él- Tienes prohibido volver o serás cazada.

_ ¿Con que autoridad me dices esto? –pregunte molesta

_ Con la autoridad que me concierne el puesto de líder –dijo él- Si te volvemos a ver por aquí, te mataremos. Y si ellos no son capaces de hacerlo, yo lo haré.

_ Vete al infierno Christ –dije

No lo mire una ultima vez, ni siquiera merecía aquello ese ángel. Continué caminando, dejando todo totalmente atrás, olvidando una vida que en cuestión de minutos había perdido cualquier propósito e importancia. Pero era cierto que ya no había nada por que quedarme. Quizás aquel había sido mi mayor error, volver solo para darme cuenta que ya nada quedaba.

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