Capitulo 22: Una rosa blanca


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El flash de la cámara me cegó totalmente al momento en que la niña me tomo la foto pero aun así sonreí. La cámara imprimió la foto al instante y ella la tomo, sacudiéndola en el aire hasta que la imagen cobro realmente vida. Prácticamente le arrebate la cámara de sus manos y también le tome una foto mientras ella aun reía. Mitad de mes y ella parecía realmente feliz, mitad de mes y ella ya era un miembro mas de Solcius y ya sabia utilizar un poco de magia mediante a su emblema. Sonreí cuando la niña tomo la fotografía de mis manos y se apresuro a cruzar toda la habitación y pegarla con cinta en la pared debajo de mi cama, justo sobre el marco del espejo.

_ Así cada vez que me levante y tu no estés por haber partido a alguna misión, sonreiré al verte –dijo ella

No pude evitar sonreír también, Lucy realmente era muy dulce. Su cama estaba justamente puesta frente a la mía, contra la pared que en algún momento había estado totalmente vacía. Ahora ya no, había un estando ahí repleto de sus cosas. Desde peluches y cuadernos de dibujo, hasta cajitas conteniendo cualquier tipo de cosas y libros de la escuela. Ella volvió a recobrar su lugar acostada a un lado mío sobre su cama y volvió a tomar otra fotografía.

_ Eres muy fotogénica –dijo

_ Y tú pareces obsesionada con esa cámara –dije

_ Es el mejor regalo de bienvenida que Jude podría haberme hecho, me encanta –dijo ella

_ Él la tenía desde hace unos días pero la estaba probando, quería confirmar que anduviera perfectamente para ti –dije

Ella dejo la cámara a un lado y tomo todas las fotos que había tomado hasta ahora. Las junto todas y las abrió como a un abanico, observándolas todas detenidamente. Escogí una al azar y la tome. Mire sonriendo la foto que Lucy les había tomado a Sam y Lupe, ambos abrazados y sonriendo. Lucy me paso una foto que ella le había sacado a todo el equipo, todos riendo y sonriendo. Ella había encontrado su propio modo de capturar y revivir cada vez que quisiera sus buenos recuerdos mediante a la fotografía. Recordé perfectamente el momento en que había capturado la foto. Todos nos habíamos tropezado y caído sobre Zachary, todos estábamos riendo mientras él se mostraba totalmente disgustado debajo de nosotros. Lucy había tomado la foto, parada a un lado mientras nos observaba.

_ Me gusta esta foto –dije

_ A mi tambien –dijo ella- Creo que es genial.

_ Entonces pongámosla junto con las demás –dije

Me levante, aun teniendo la fotografía en mi mano y fui a donde Lucy había denominado “cueva” oficialmente. Sonreí, ella era toda una niñita, dulce y angelical. Realmente no era una cueva, solamente era el espacio que había ya que mi cama no estaba precisamente sobre el suelo sino que arriba de este y había todo un espacio debajo. Rápidamente me ocupe de pegar la fotografía al techo que formaba mi cama, junto con las demás. Lucy vino a mi lado y miro hacia arriba, al pequeño techo totalmente repleto de fotografías.

_ Me gusta como queda –dijo ella y señalo una de las fotografías- Y también me gusta esta de Mr. Whiskers.

_ Creo que a ese conejo le gusta que le saquen fotos –dije y ella asintió

_ Le encanta –dijo Lucy y luego miro su reloj- ¡Ya casi son las siete! ¿Kathy, me prestas tu computadora portátil?

_ Ya sabes que puedes usarla cuando quieras, no tienes por que preguntarme –dije y ella sonrió

_ Muchas gracias –dijo Lucy

Ella se apresuro a sentarse en la silla frente al escritorio y levantar la pantalla de la computadora portátil. Suspire y me apoye contra la pared, viendo como ella rápidamente abría el chat y se conectaba. Vacile durante unos segundos antes de finalmente decidirme. Yo no podía permanecer aquí, no por que no deseaba correr el riesgo de terminar herida nuevamente.

_ Lucy, prometí ayudar en una misión ahora –dije, mentí- Debo irme antes de llegar tarde.

_ ¿No puedes quedarte al menos cinco minutos? –Pregunto ella mirándome casi de un modo suplicante- Por favor.

_ Lo siento mucho pero no –dije y sonreí para calmar la tristeza en el rostro de la niña- Prometo no volver tarde. ¿Está bien?

_ Esta bien –dijo- Pero ni se te ocurra volver demasiado tarde.

Le sonreí antes de darme vuelta y partir. Escuche la puerta cerrarse detrás de mí y suspire, apoyándome contra la pared y llevándome las manos a la cabeza. ¿Por qué? Pobre Lucy, no debería mentirle tan descaradamente inventando cualquier excusa para irme en vez de decirle que simplemente no deseaba tener ningún tipo de contacto con su hermano por mas mínimo que fuera. No podía negarle algo a aquella niña, pero tampoco podía permanecer con ella si iba a estar chateando con Miguel.

_ Algún día se te acabaran las excusas –dijo Zachary, él estaba cómodamente apoyado en el marco de su puerta

_ Algún día me cansare de que siempre estés oyendo por ahí –dije

_ Si, pero ese día no es hoy –dijo él y se puso en pie, estirándose- Entonces vendrás conmigo.

_ ¿Qué? –pregunte atónita

_ Le dijiste a la niña que ibas a ayudar en una misión ahora y yo tengo una –dijo él- No creo que quieras mentir. ¿Vendrás conmigo o no?

_ ¿Qué tienes que hacer? –pregunte

_ Entregar un paquete en no me acuerdo que ciudad –dijo él- Nada de vida o muerte, al menos no para mi.

_ ¿Alguna vez te preocupas por alguien más que no seas tú? –pregunte ya siguiéndolo, era obvio lo que había decidido

_ ¿Debería preocuparme por alguien más que no sea yo? –Pregunto él- ¿Preocuparme para que? ¿Para luego sufrir por los demás? No gracias.

_ ¿Y que es lo que tienes que entregar? –pregunte

_ No tengo la menor idea –dijo él- Un paquete, supongo.

Lo seguí sin siquiera pensarlo, al menos había encontrado un modo de quemar el tiempo y no estar mintiéndole a la niña. Minutos después ya nos encontrábamos en las vacías calles de alguna ciudad, caminando entre la zona residencial de antiguos edificios de ladrillos. Zachary caminaba a mi lado, un paquete envuelto colgaba de su mano mediante a un lazo que él sujetaba. Suspire y me abrace a mi misma ante el frío que sentía, no creí que hubiera este aire helado que ahora se colaba hasta mis huesos.

_ ¿Por qué te niegas a estar en presencia de la niña cuando ella se comunica con su hermano? –pregunto él

_ Por que su hermano esta en un pasado que no deseo desenterrar –dije

_ Claro, me olvidaba que su hermano forma parte de un grupo cuyo líder es tu ex–novio –dijo Zachary y clave mi vista en el suelo

_ Ex-líder –dije casi en un susurro- ¿Realmente no tienes nada mejor que hacer Zachary que andar metiéndote en mi vida personal?

_ ¿Realmente no tienes nada mejor que hacer Katherin que andar evitando que me meta en tu vida personal? –pregunto él imitándome y sonreí tristemente

_ Eres un tonto –dije

_ Para las mujeres, todos los hombres son unos tontos –dijo él

_ No es nuestra culpa si ustedes siempre se esfuerzan tanto en quedar como tontos –dije y suspire molesta- Si son unos tontos que ya hacen suposiciones sin siquiera escuchar lo que tenemos para decir. O si no tienen el suficiente valor para decir desde un principio que fue lastima en vez de seguir fingiendo. O si simplemente no se dan cuenta de todo lo que nosotras hacemos por ustedes, ni nos dan importancia, total, nos pueden desechar por que saben que habrá mil chicas mas detrás desesperadas por salir con ustedes.

_ ¿Algo mas? –pregunto Zachary mirándome

_ No me pondré a maldecir en medio de la calle –dije molesta

_ Sabes una cosa, aquello realmente duele –dijo él

_ ¿Por qué? ¿Te sientes identificado? –Pregunte y luego me cruce de brazos- Son todos iguales.

_ Son ustedes las que siempre piensan que somos todos iguales –dijo él

_ Por algo será –dije

Me detuve y me estremecí ante el frío de la calle. Zachary continuo caminando y se detuvo pasos delante de mi cuando se dio cuenta que yo me había quedado atrás. Me miro desde allí. Pero yo no lo mire, tenia la vista clavada en el suelo mientras temblaba por el frío que tenia. Me abrace a mi misma, tratando de que el frío glacial dejara de hacerme estremecer. Me quede atónita en el momento en que sentí una calida chaqueta sobre mis hombros. Levante la vista, mirando más que confundida a Zachary.

_ Gracias –susurre

Tome su chaqueta y me la puse, sintiendo el calor que aun guardaba como un gran alivio. Lo mire agradecida por un momento pero él ni me miro, corto aquel momento tan fríamente como solo él podía hacerlo y continuo caminando. Lo alcance casi corriendo y volví a retomar el paso a su lado.

_ Si dejo que te resfríes tu padre se enojara conmigo –dijo él

_ No es mi culpa que ahora todos los brujos de Solcius estén a cargo de mi papá y todos los ángeles a cargo de mi mamá –dije- Aquellas fueron las decisiones del director.

_ Aun así, si dejo que la hija del brujo mas poderoso del mundo se enferme, estoy seguro que este se enojara conmigo –dijo él- Deberías haberte traído un abrigo.

_ No creí que hiciera tanto frío –admití un poco avergonzada y luego lo mire molesta- Pero tú tampoco me dijiste que vendríamos a un lugar donde haría frío.

_ Tu no preguntaste como seria el clima –dijo él tranquilamente hundiéndose de hombros

_ No se suponía que debía preguntar –dije y él me miro de soslayo

_ Si los hombres enserio no nos preocupáramos por las mujeres como ustedes dicen, no les daríamos nuestro abrigo cada vez que vemos que tienen frío –dijo él- No nos quedaríamos nosotros como unos tontos sufriendo el frío por haberles cedido el abrigo a ustedes para que no lo sufran. Veamos si así tu frío corazón se descongela un poco.

_ Mi corazón no es tan frío como tu crees –susurre y suspire- Al menos no solía serlo.

_ ¿Y entonces quien fue el que se ocupo de congelarlo? –pregunto él

_ Una maldita llamada Diana, un imbécil que no tenia nada mejor que hacer que arruinarme la vida, cuatro estúpidos que se dejaron influenciar y un tonto que creyó todo lo que le dijeron sin dejarme luego hablar –dije y apreté los dientes- Y me estoy olvidando de la mente maestra detrás de todo mi sufrimiento, la maldita mano izquierda de Lucifer que lo único que deseaba era arruinarme la existencia. Maldigo haber fallado en el tiro y no haberlo matado cuando tuve la oportunidad.

_ Y adivino, el hermano de la niña debe entrar en la categoría de los cuatro estúpidos que se dejaron influenciar –dijo Zachary- Puedes no responderme pero yo ya se que la respuesta es si. Por otra parte, apostaría todo a que el tonto que creyó todo lo que le dijeron sin dejarte luego hablar es el mismo que te rompió el corazón.

_ ¿Y quien dijo que él me rompió el corazón? –dije

_ Tú al seguir sufriendo por una relación que termino hace meses –dijo él- Es un ángel, seguramente ya te olvido. Haz lo mismo y supéralo. ¿Pero puedo saber que hiciste para terminar con él?

_ ¿Puedo saber por que te metes tanto en mi vida? –dije

_ Era mas fácil un simple no –dijo él con tranquilamente y se detuvo- Llegamos.

Me detuve a su lado, mirando con curiosidad el entorno. Nos habíamos detenido justo en una esquina, bajo la luz de un farol que apenas si alumbraba. La calle seguía completamente vacía, pareciendo sin vida. Había dos hombres al otro lado de la calle. Ambos cruzaron sin siquiera mirar a ambos lados y se detuvieron frente a nosotros. La pobre luz que proporcionaba el farol los ilumino ligeramente, dejando al descubierto una piel pálida y perfecta, unos ojos claros, un cabello que parecía hecho con cobre para uno y oro para el otro.

_ ¿Quién de ustedes esta a cargo? –dijo el hombre del cabello de cobre

_ Ella –dijo Zachary

_ ¡Que! –exclame y luego mire a los dos hombres sin saber exactamente que hacer

_ Somos caballeros de la tierra de las hadas –dijo él- ¿Quién eres tu?

Mire a los dos caballero por un segundo sin tener la menor idea de que hacer. ¡Maldito Zachary! ¡Podría haberme avisado que era lo que íbamos a hacer! Respire hondo y trate de calmarme, mi deber como guardiana era este y debía mantener la paz entre los seres tanto de la luz como de la oscuridad. Y, lamentablemente, era mejor mantener a las hadas contentas y conformes a menos que deseara que empezaran a hacer de las suyas.

_ Me presento –dije y me incline ante ellos- Katherin Strega Chevalier, guardiana del Sol, hija de Caroline Chevalier y Adrian Strega.

_ Es un placer al fin conocerla guardiana del Sol –dijeron ellos y se inclinaron ante mi- Se ha oído bastante respecto a usted últimamente en nuestro mundo.

_ Aquí esta el pedido encargado, recogido y entregado en excelente estado –dijo Zachary

El caballero del cabello de oro tomo el paquete de sus manos y lo sostuvo con mucho cuidado. Lo mire con extrema curiosidad antes de volver a mi debida y educada postura frente a ellos. Si se suponía que yo estaba representando a Solcius en estos momentos, lo haría tan perfectamente como fuera posible. El caballero del cabello de oro conservo el paquete mientras que el otro, aquel del cabello de cobre, busco en uno de los bolsillos de su chaqueta y saco un perfecto y elegante sobre.

_ La reina ha solicitado su presencia –dijo él entregándomelo y luego miro a Zachary- Y usted será su acompañante.

Nunca se debía negar una ofrenda del mundo de las hadas, nunca por más que uno quisiera negarla. Zachary asintió obedientemente y yo tome el sobre-invitación que ellos me ofrecían. Asentí también y guarde el sobre dentro de uno de los bolsillos de la chaqueta bajo la seria y vigilante mirada de ambos caballeros.

_ Esperemos que su presencia no falte –dijo el caballero del cabello de oro- La reina estaría muy decepcionada de no tenerla aquella noche.

_ Dígale a su reina que no la decepcionare con mi ausencia, mi presencia no faltara –dije elegantemente

_ Yo personalmente escoltare a la guardiana del sol hasta allí –dijo Zachary

_ Pues entonces perfecto servidores de Solcius, en nombre de los nuestros les agradecemos el encargo con el que han cumplido tan perfectamente –dijo el caballero del cabello de cobre- Brindaremos por ustedes en las doce campanadas de medianoche.

_ Esperamos verlos nuevamente en la noche de San Juan y esperemos sepan adaptarse a nuestras conductas –dijo el caballero del cabello de oro y sonrió no sin cierta malicia- Seria una pena que ustedes terminasen como terminaran los demás.

Ambos caballeros se inclinaron nuevamente ante mí y les devolví el gesto. Ellos se dieron vuelta y partieron, perdiéndose al otro lado de la calle allí donde la luz del farol no llegaba. Zachary se dio vuelta y comenzó a deshacer su camino, enseguida hice lo mismo y lo seguí. Sentí el peso de la invitación de la reina sobre mí. No había ningún ser que se pudiera comparar con las hadas respecto a su modo de jugar con los demás. Casi me estremecí de tan solo imaginar lo que podría pasar la noche de San Juan.

_ Genial, ahora tendré que hacer de chaperón –dijo Zachary sin ocultar su molestia

_ Es mejor no negarse a los deseos de las hadas a menos que quieras desatar un caos terrible –dije

_ Lo ultimo que deseo hacer la noche de San Juan es asistir a las celebraciones del mundo de las hadas –dijo él- No quiero ni imaginar lo que será capaz de ocurrir. No me agradan las hadas y mucho menos sus fiestas.

_ A ti no te agrada nadie –dije- Nadie excepto tu.

_ Tendremos que ir la noche de San Juan, no se le puede negar algo a la reina de las hadas –dijo él- Y tendremos que conseguir hierba de San Juan y estar alertas, al menos así tendremos alguna posibilidad que las hadas no jueguen totalmente con nosotros.

_ No nos pasara nada –dije

_ Es que tu no conoces de lo que son capaces las hadas en sus celebraciones –dijo Zachary- Créeme que será una noche que jamás olvidaras y espero tengas mucho cuidado con cualquier cosa que digas.

Suspire, Zachary realmente parecía muy serio respecto a ese asunto. Esa seriedad que yo antes había visto en alguien muchas veces cuando se trataba de este tipo de asuntos. Me lleve una mano al pecho, tomando mi collar, y mi corazón tembló ante el recuerdo. Me pareció ver que Zachary me miraba de soslayo por un segundo, pero cuando me fije mejor su vista estaba solamente clavada en el frente. Mejor, no vería el dolor que ahora sentía internamente ni el reflejo de mi corazón hecho añicos.

Todo era paz, todo era calma, todo era tranquilidad. No existía nada mejor que un dulce sueño, a salvo y caliente en mi cama. ¡Hasta que la maldita trompeta tuvo que sonar y despertarme! Me di vuelta, tapándome ambos oídos con la almohada y cerrando fuertemente los ojos, no deseaba despertar. Los ruidos de los festejos continuaron sonando, Jude comenzó a sacudirme para que me despertara.

_ ¡Arriba Kat! –Exclamo él- ¿Tienes idea de que día es hoy?

_ El único maldito día que podía dormir hasta tarde y ustedes me despertaron –dije y me tape aun más los oídos, cerrando aun más los ojos- Déjenme dormir.

_ ¡Claro que no, arriba Kat! –Insistió él- ¡Hoy es 17 de Junio! ¡Hoy es tu cumpleaños!

No hace falta decir que Jude prácticamente me saco de la cama por mas deseos que yo hubiera tenido de dormir. ¡El único día que podía dormir hasta tarde y me habían despertado! Aunque ahora parecía tener todo sentido, por eso tenía permitido dormir hasta tarde, por que era mi cumpleaños. Diecisiete años cumplía hoy. Se sentía bien poder pasarla con amigos y divertirme luego de todo el año que me había tocado vivir. Ser encerrada y luego perseguida por la Secta, huir de mis perseguidores, sobrevivir a los ángeles servidores del Consejo, enfrentarme a un Nicholas totalmente dominado por la oscuridad, enfrentarme con Diana, caer en los conflictos con la mano izquierda de Lucifer, aprender que una parte de mi era un ángel... Eran demasiadas las cosas que me habían sucedido.

_ ¡Hay que salir a celebrarlo! –Dijo Jude mientras caminábamos por los pasillos luego de haber desayunado- ¿A dónde saldremos?

_ Jude, tu siempre buscas cualquier excusa para estar de fiesta –dijo Sam- ¡Siempre! ¡Dentro de poco harás una fiesta en nombre de la taza de té que tomo Jeremiah esta mañana!

_ A mi me gusta la idea de salir –dije sonriendo

_ ¡Si! –Exclamo Jude totalmente feliz- ¿A dónde iremos?

_ ¿Una fiesta en un yate? ¿En medio del océano? –Pregunto Will y puso los ojos en blanco- Podríamos tomar un yate de Zachary, seguro que robo al menos uno.

_ En realidad tengo seis –dijo Zachary con toda dignidad

_ Entonces esta decidido, fiesta en el yate –dijo Jude- Esto será genial.

_ Ya lo creo –dije sonriendo- Tan solo denme unos minutos para dejar estos regalos en mi habitación y partimos. ¿En diez minutos en el transportador?

Ellos asintieron y mi sonrisa solo se ensancho. Lleve todos los regalos que me habían dado hasta el momento hasta mi habitación. Al parecer, Jude se había divertido diciéndole a todo el mundo que hoy era mi cumpleaños y todo el mundo se había divertido comprándome algo como regalo. Cientos de tarjetas y cientos de cartas habían sido dejados en el pequeño buzón que había en la puerta de mi habitación. ¿Acaso todo Solcius sabia que hoy era mi cumpleaños? Entre y deje los regalos a un lado del escritorio, luego tendría tiempo de abrirlos. Tome las cartas y tarjetas dejadas en la puerta y las apoye sobre el escritorio.

Lucy ya había partido a la escuela que había dentro de Solcius, dejando como siempre su cama totalmente desordenada. En un segundo la arme perfectamente, acomode su cuaderno de dibujo nuevamente en el estante y levante al primo de Mr. Whiskers del suelo, un pájaro llamado Mr. Wings. Me di vuelta, mirando las fotos de mí junto a la niña pegadas a un lado en el marco del espejo. Sonreí al verlas. Fue entonces cuando me fije mejor y me quede atónita al descubrir lo que había sobre la baja estantería.

Me acerque vacilante, mirando la rosa blanca y la nota que ahí había sin entender exactamente nada. ¿Cómo era posible que aquello estuviera ahí? Estaba segura de que no estaba cuando me había ido y nadie había podido entrar a mi habitación desde entonces. Tome la rosa delicadamente, quedando totalmente cautivada por su hermosura. Su tallo no contenía ninguna espina, sus pétalos eran extremadamente blancos y el aroma que desprendía era exquisito. Me saque los guantes y me permití apreciar mejor la rosa, sintiendo su frescura totalmente entre mis manos y volviendo a caer bajo el encanto que aquella flor poseía. La sostuve con una mano y con la otra tome la única nota que había adjunto. La caligrafía era excelente, hacia tiempo que no veía letra tan perfecta y delicada. Pero por más que hubiera deseado leer algo más, aquella nota no contenía más que un simple y sencillo “Feliz Cumpleaños”. La di vuelta, esperando casi encontrar una continuación pero suspire desilusionada al ver que solamente había aquellas dos palabras.

Deje la nota sobre la estantería y me dedique a observar la rosa blanca. No había nombre ni la mas mínima pista respecto a quien la podría haber dejado, de hecho, aun trataba de imaginar como era posible que alguien hubiera entrado y dejado la rosa ahí. Cerré los ojos y deje que mis dedos tocaran sus pétalos. Me concentre, tratando de ver el pasado de la flor pero por mas que lo intente fue en vano. Abrí los ojos, maldiciendo no poder ver quien era que la había dejado. Volví a tocar la flor y encontré la causa de por que mi don no funcionaba con ella. Mis dedos disfrutaron volver a tocar sus pétalos y sentir el agua bendita que estos aun contenían. Mi mano se deslizo por toda la flor, desde sus pétalos hasta el fin de su tallo, confirmando lo que creía. Aquella flor había estado demasiado tiempo en agua bendita, la había absorbido totalmente de modo que ahora mi don no podía funcionar con ella.

La volví a dejar con mucho cuidado en su lugar, mas tarde tendría tiempo para tratar de descubrir quien la había dejado, ahora no. La tarde llego increíblemente rápido, pero tal como había dicho Lupe, el tiempo pasa rápidamente cuando se esta en un yate en medio de un océano cristalino y bajo un sol maravilloso. Aun así, por más bien que la estuviera pasando, tuve que volver a las cuatro de la tarde para pasar a recoger a Lucy. Le había prometido, como recompensa por haberla dejado sola a la tarde el otro día, que hoy la iría a buscar. Me detuve en la puerta del aula y me apoye contra el marco, viendo como la ninfa que enseñaba a los niños terminaba de dar su clase. Sonreí al ver a Lucy, atenta y en silencio, sentada en un banco escuchando todo.

_ Recuerden chicos traer la tarea hecha para mañana, buenas tardes –dijo ella

_ Buenas tardes señorita Fleuve –dijeron todos al unísono

Sin más preámbulos, la ninfa dio por terminada la clase y se retiro a su escritorio. Los niños se pusieron en pie y empezaron todos a guardar sus cosas. Deje de espiar a los chicos, suspire y me apoye contra la pared del pasillo. Era increíble como la vida parecía tan fácil al tener tan solo diez años, tan sencilla y tan feliz, donde no había que preocuparse por nada mas que divertirse y pasarla bien. Aunque ahora mi vida tampoco era tan complicada, pero sabia que aquello era por que el encapuchado parecía haber sido tragado por la tierra luego de que casi lo hubiese matado. Pero por más que algunos decían que probablemente lo había matado, que ese tiro podría haberle sido mortal, yo estaba segura de que él seguía vivo, en algún lugar, acechando y esperando el momento de actuar.

_ Señorita –dijo un niño tirando de mi mano y lo mire, él sonrió- Mi madre me ha dicho que hoy es su cumpleaños, le deseo que termine bien el día.

_ Muchas gracias –dije y le sonreí- Tú también ten un buen día.

_ Se lo agradezco mucho caballera –dijo él

El niño sonrío una última vez antes de partir. Los chicos ya estaban saliendo del aula y por más que yo no era la única que había venido a recoger a alguien, no podía evitar llamar la atención. Ellos sabían quien era, sabían que era la hija de Caroline Chevalier y de Adrian Strega, sabían que era una caballera y también una bruja. Trague con dificultad al ver que todos ellos me miraban, algunos disimuladamente, otros no tanto. ¡Y yo que odiaba llamar la atención! Casi agradecí y suspire de alivio en el momento en que Lucy salio y vino corriendo a reunirse conmigo.

_ ¡Kathy! –Exclamo ella totalmente sonriente- ¡Has venido!

_ ¿Creíste que no cumpliría con mi palabra? –pregunte y ella negó con la cabeza

_ Tú siempre cumples con tu palabra –dijo mientras ya empezábamos a caminar- Pero aun así temía que alguna misión surgiese y tuvieras que ir.

_ Hoy tengo todo el día libre –dije- Es lo mínimo, es mi cumpleaños. Lo ultimo que me faltaría seria tener que salir en alguna misión.

_ Si, ya lo se –dijo ella- Pero aun así.

_ No tengo nada que hacer, hoy tendré toda la tarde para ti –dije sonriéndole y ella sonrió también- Aunque te aviso que es muy probable que vengan Jude y los demás para arrastrarme nuevamente a salir y festejar. Saldremos a un parque de diversiones. ¿Quieres venir?

_ Me encantaría –dijo ella totalmente entusiasmada y luego se detuvo- Pero si voy no tendré tiempo para chatear con Miguel.

Trate de no demostrar el dolor que me causo la simple mención de ese nombre ni que mi corazos se había detenido por un segundo. Me forcé a sonreírle a la niña por más que mi respiración se había cortado hacia instantes.

_ Puedes intentar ver si puedes chatear con él antes de irnos –dije- Quizás tengas suerte y lo logres.

_ Eso espero –dijo ella- ¿Kathy, puedes ayudarme con la tarea?

_ Por supuesto –dije

_ Debo saber quien fue Dante Alighieri y que hizo para la clase siguiente –dijo ella

_ La Divina Comedia –dije al instante y ella me miro confusa- Dante Alighieri escribió La Divina Comedia que es una serie de cantos que hablan sobre el infierno, el purgatorio y el cielo. Él relato su viaje por aquellos tres mundos si así quieres decirles. Tengo el libro en el dormitorio, te lo puedo prestar si lo quieres.

_ Seria genial –dijo ella- ¿Crees que pueda leerlo?

_ Es un libro bastante largo y pesado ya que son cantos –dije- Si quieres yo después puedo contártelo, lo he leído entero.

_ ¿Kathy, alguna vez te has enamorado? –pregunto ella repentinamente, dejándome sin palabras y golpeándome aun peor que cualquier ataque que hubiera podido recibir

_ Si –dije con mucho cuidado

_ ¿Y como se siente? –pregunto ella curiosa

_ Es un sentimiento muy lindo –dije, sintiendo como mi corazón temblaba ante cada palabra- Te sientes feliz, siempre sonriente y siempre queriendo estar con la otra persona. Es algo que simplemente no se puede controlar ni explicar. Tus pies siguen en la tierra pero tu cabeza esta en las nubes. Y aun más si estás enamorada y tu amor es correspondido, aquello es un placer casi divino.

_ ¿Así era como tú lo sentías? –pregunto ella inocentemente y reí sin ganas

_ No, yo lo sentía mucho peor. Yo estaba muy enamorada, demasiado –dije- Tanto que era capaz de hacer cualquier cosa por él. ¿Te imaginas? Ofrecí mi alma para que no le hicieran daño, me quede sin poderes durante casi dos meses, hasta casi me gano el pasaje a la caina. No, yo estaba demasiado enamorada. Pero el amor ciega, no nos deja ver como son las cosas realmente.

_ Zachary me dijo que el amor es una tontería, que no vale la pena intentarlo –dijo ella

_ No escuches a Zachary –dije y le sonreí- El amor no es una tontería, es algo precioso que se debe apreciar y cuidar. Pero yo no soy la persona indicada para que le preguntes al respecto.

_ Tú ahora no sales con nadie –dijo ella e hizo una mueca- A menos que si lo hagas y no me hayas dicho.

_ ¿Crees que no te lo diría? –Pregunte sonriéndole- Tienes razón, yo ahora no salgo con nadie.

_ ¿Y cuando fue la ultima vez que estuviste con alguien? –pregunto ella

_ Hace tiempo –dije- Mucho antes de que te conociera.

_ ¿Y por que terminaron? –pregunto Lucy

_ Nos peleamos –dije, mi corazón tembló nuevamente- Yo... Me metí en asuntos que no debía, tuve que mentir y engañar pero por que aquellas eran mis órdenes. Y él... Él realmente no me quería. Yo todo el tiempo me había preguntado como era posible que él continuara a mi lado luego de todo lo que nos sucedía gracias a mi, luego supe que no era nada mas que por lastima. Dijo que no me quería volver a ver nunca mas y yo tampoco deseaba permanecer cerca de él, por eso me mude aquí.

Me lleve una mano al pecho y sostuve mi collar. La niña me tomo de la mano casi como si supiera que era su inocente y sencillo apoyo lo que necesitaba. La mire dulcemente por un momento. Ella necesitaba que yo estuviera bien, que fuera capaz de protegerla y quererla, no que estuviera llorando y sufriendo por un pasado que debería olvidar. Me forcé a dejar todo recuerdo de lado y mire a la niña, sonriendo, siendo por un segundo realmente feliz mientras la tomaba de la mano.

_ Ignora lo que diga Zachary –dije sonriéndole- Él es frío e insensible, te dirá que con el amor solamente se sufre pero aquello no es cierto. El amor es algo que vale la pena ser vivido y disfrutado, es algo que por más corto que pueda llegar a ser es fantástico y es la principal fuerza de todo.

_ Gracias –susurro ella

_ ¿Y puedo saber por que me has preguntado respecto a eso? –pregunte y ella bajo la vista, ruborizándose

_ Creo que me gusta un chico –dijo casi de un modo avergonzado

La mire con ternura durante un instante, tanta inocencia había en esa niñita que se me hacia difícil de creer que fuera posible. Pase el brazo por su espalda y la abrace contra mí mientras seguíamos caminando. ¿Cómo era posible que no me hubiera dado cuenta de aquello antes? Sus mejillas estaban totalmente rojas, sus labios curvados en una inocente sonrisa, sus ojos estaban clavados en el suelo con vergüenza de levantar la vista ante lo que acababa de admitir.

_ Pero no se si yo le gusto –admitió con un leve deje de tristeza

_ Lucy, eres muy linda y dulce, es imposible que no le gustes a alguien –dije

_ ¿Pero y si yo no le gusto a él del modo que él me gusta a mi? –pregunto mirándome casi con desesperación en sus ojos color miel y sonreí

_ Aquello no tienes modo de saberlo –dije- ¿Quién es él?

_ Es un sílfide llamado Leon, es compañero mío de clase –dijo ella- Él realmente me parece muy lindo.

_ Lucy, todos los seres fantásticos poseemos una belleza extrema –dije y ella negó con la cabeza

_ ¡Eso ya lo se! Pero él en especial me parece mas lindo de lo normal –dijo- Es muy amable conmigo y realmente la paso muy bien estando con él pero Marion me dijo que a él ya le gustaba una chica. Y eso... No me gusta, casi me hace desear que la otra chica no existiese pero eso esta mal de mi parte.

_ ¿Y como sabes que aquella chica que le gusta no eres tu? –pregunte, dejándola totalmente en blanco

_ ¿Crees que pueda ser yo? –pregunto con cierta esperanza en su voz

_ ¿Por qué no? Luego de todo lo que viví, creo que cualquier cosa es posible –dije y ella sonrió

_ ¿Entonces crees que es posible que le guste a Leon? –pregunto ella y asentí

_ Ahora deja de preocuparte por aquello, eres demasiado joven para ya andar sufriendo por amor –dije y le sonreí- Tan solo preocúpate por ser feliz.

_ Es que ya soy feliz –dijo ella sonriendo- Lo mejor que me pudo haber pasado fue terminar aquí. ¿Y tu Kathy? ¿Eres feliz?

_ Por supuesto que soy feliz –dije

Ella me dedico una de sus encantadoras e inocentes sonrisas antes de soltar mi mano y entrar a la habitación. Enseguida ella tiro su pequeña mochila sobre su cama y saco todo lo que necesitaba para hacer la tarea. Se echo en el suelo, con libros y cuadernos, tomo un formulario y rápidamente comenzó a llenarlo. Suspire. Tome nuevamente la rosa blanca que aun descansaba donde la había dejado junto con la nota y me subí a mi cama. Me eche ahí, mirando pensativa y con gran curiosidad la rosa entre mis manos. Trate y trate de descifrar quien podría haberla dejado pero nada. Suspire frustrada, molesta por no poder saber quien la había dejado. Hasta casi parecía que lo había planeado aquello de tenerla en agua bendita para que luego yo no pudiera utilizar mi don.

_ ¿Quién ha dejado la rosa? –pregunto Lucy levantando la vista

_ No tengo idea –dije, mirando la hermosa flor entre mis manos- Y no tienes idea de cuanto deseo saberlo. ¿Tú sabes?

_ No, cuando me fui no estaba aquí –dijo ella mirándome- Sabes algo, dicen que las rosas blancas representan la inocencia y la pureza, sobre todo del alma.

_ Es hermosa –susurre, acariciando sus pétalos

_ Si –dijo Lucy y se puso en pie- ¿Kathy, puedo agarrar el libro de Dante Alighieri?

_ Tómalo, esta ahí en la estantería –dije

Continué mirando de algún modo hipnotizada la hermosa flor entre mis manos. Sus delicados pétalos, su fino tallo sin ninguna espina, lo frágil y a la vez hermosa que era. Me saque un guante y me permití acariciar nuevamente aquellos suaves pétalos. Ni me di cuenta el momento en que la niña tomo el libro y volvió a sentarse en el suelo, apoyando su espalda contra la cama. No, yo estaba demasiado absorta por la rosa como para percatarme de aquello. Pero aun así, sofoque un grito y sentí mi corazón quedar hecho añicos al sentir nuevamente aquella presencia. Me levante sobresaltada y mirando alarmada a la niña que había abierto el libro y dejado caer su contenido. La blanca pluma estaba ahí, tirada en el suelo, y ella la miro con curiosidad antes de recogerla.

_ Tienes una pluma de ángel –susurro con asombro

De un salto me baje de la cama y en menos de un segundo estuve frente a ella. Quise arrebatarle la pluma de la mano, volver a encerrarla en un libro y no tener que volver a verla nunca más. Pero no pude. Me detuve enseguida apenas la presencia de la pluma, por mas mínima que fuera, me pego totalmente. Me hubieran podido dar cualquier golpe y sin embargo estaba segura de que no lo hubiera sentido tan duro como sentía ahora ver y sentir aquella pluma.

_ Es curioso –dijo ella y rió apenas- Creí que no se les debía dar plumas a otros por bien propio y por ley de todo ángel. Las plumas deben ser destruidas apenas se pierden.

_ ¿Por qué? –pregunte agachándome a su lado y ella rió nuevamente

_ Por que no podemos permitir que otros tengan nuestras plumas –dijo- Imagínate si el chico malo tuviera una de nuestras plumas, tendríamos que protegerlo y aquello no estaría bien. Las plumas deben ser destruidas apenas se pierden por que sino podrían caer en manos equivocadas y quien sabe a quien terminaras protegiendo por eso. Aun así, por suerte, la mayoría de veces que se pierde una pluma se siente y entonces puedes ocuparte de destruirla al instante. ¿Por qué tienes la pluma de un ángel?

_ No lo sé –dije y suspire, sentándome a su lado y sintiendo como la tristeza me invadía- Antes creía saberlo, ahora ya no estoy segura.

_ ¿Y por que no? –pregunto ella con curiosidad y me dio la pluma

_ Por que ya no estoy segura ni de que fue real o que fue una farsa en mi pasado –admití

Doble las piernas y apoye mi cabeza sobre mis rodillas. Clave mi vista tristemente en el piso, tratando de no pensar en aquello. Pero por más que lo intentaba, ya podía sentir las lágrimas formándose en mis ojos. Sostuve la pluma delante de mí y la mire no sin cierto dolor. No era justo, hubiera preferido cualquier cosa antes que él fingiera quererme solamente por lastima. Sostuve la pluma con mucho cuidado entre mis manos, disfrutando de su frescura y su extrema suavidad. Por más que hubiera deseado evitarlo, una sonrisa se dibujo en mi rostro de tan solo tener aquella pluma entre mis manos.

_ ¿De quien es la pluma? –pregunto ella

_ De alguien que yo solía querer –susurre

_ Pues también te debió de haber querido mucho y le importabas si te dio una pluma suya –dijo ella y sonrió- Yo creo que esa persona se preocupaba mucho por ti y te quería mucho.

_ Ojala tuvieras razón –dije

Ojala, pero lamentablemente ella no tenía razón. Él no me había dado su pluma, se le había caído y yo la había tomado. Era aquello lo que mas me dolía, que probablemente ni se había dado cuenta de que había perdido una pluma y yo la había tomado hasta el momento en donde se lo dije. Trague con dificultad ya que la tristeza nuevamente me cerraba la garganta y un terrible dolor invadía mi pecho. Mi pobre corazón aun hecho trizas no dejaba de temblar ante cada simple recuerdo.

_ Estás triste –susurro la niñita al verme- ¿Acaso extrañas a quien le pertenece esta pluma?

_ No debería extrañarlo puesto que a él ya no le importo –dije- Tomo la decisión de olvidarme.

_ ¿Y como estas tan segura de aquello? –pregunto la niña

_ Por que yo fui quien le dijo que bastaba una simple decisión y me olvidaría y entonces él me pregunto si yo tenía dudas sobre lo que él haría –dije y suspire- Se olvido de mí, eso es lo que decidió e hizo.

_ No tienes modo de saberlo –dijo ella y sonreí ante el optimismo de la niña a pesar de que yo sabía la verdad

_ Ya te lo he dicho, dijo que no quería volver a verme –dije- Dijo que maldecía el día en que me había cruzado en su camino y no sabia ni por que me había dejado con vida cuando debería haberme matado al primer instante ya que él creía que yo era una bruja.

_ Pero no eres una bruja normal –dijo ella- Y tampoco eres malvada. Eres buena y eres en parte ángel.

_ Si, pero yo tenia prohibido decírselo –dije y ella se apoyo sobre mi hombro

_ ¿Por qué? –dijo

_ Por que debía guardar el secreto –respondí mientras la abrazaba más contra mí- Él servía al Consejo y era hijo de los únicos traidores que tuvo Solcius. Yo tenía prohibido decirle que mi mamá era Caroline Chevalier, que la mitad de mi sangre es de ángel, que era la guardiana del Sol y mi deber era mantener la paz entre el bien y el mal. Yo sabia que estaba mal mentirle y engañarle, no tienes idea de cuanto sufría cada vez que sabía que tendría que volver a mentirle. Pero cuando él supo que lo engañaba, no me quiso escuchar, se limito a creer todo lo que le habían dicho respecto a mí sin que me dejara explicarme.

_ ¿Con mi hermano también te has peleado por aquello? –pregunto Lucy y asentí

_ Alguien se ocupo de mezclar la verdad con la mentira de modo que no lo pude negar –dije

_ ¿Cómo es aquello? No lo entiendo –dijo ella confundida y sonreí

_ ¿Yo te secuestre? –pregunte

_ ¿Qué? ¡Claro que no! –exclamo ella

_ ¿Entonces niegas que te levante y traje aquí sin que me importase si aquella era tu voluntad o no? –pregunte y ella se quedo en blanco- ¿Lo ves? Hay cosas que dependen como son dichas pueden ser buenas o malas. Yo no he dicho una verdad pero tampoco he mentido.

_ Pero aquello es diferente –dijo Lucy- Tu no me has secuestrado, hiciste lo que creías mejor y yo no estaba en un estado como para decirte si quería o no.

_ Pero lo he dicho de un modo que parece que enserio te secuestre –dije- Aquello es lo que me hicieron a mi, dijeron verdades de un modo que me hicieron quedar como la villana del cuento. Y además de todo eso, yo tenía la orden de no decir nada. Tu hermano cree que yo lo engañe y jugué con él al igual que con los demás. Aquello no es cierto, yo no le mentí para aprovecharme de él, le mentí por que aquellas eran mis órdenes por más que no deseaba hacerlo.

_ ¿Y por que no le dices aquello? –Pregunto Lucy- ¿Por qué no le dices que le mentiste y lo engañaste por órdenes y no por que querías?

_ No me va a creer -dije y reí sin emoción alguna- Todo lo que escucho de mi es verdad de modo que no lo puedo negar. Pero se lo dijeron de tal modo que él cree que soy mala. Me pelee con tu hermano y aquello me dolió mucho ya que yo lo consideraba un muy buen amigo. Pero tu hermano esta en un pasado que no deseo recordar por que me hace sufrir.

_ ¿Y yo puedo decírselo? –pregunto la niña, su extrema inocencia solo me hacia sonreír- Yo le diré a Miguel que eres buena, que no tiene por que seguir peleado contigo, que tu le mentiste por que aquellas habían sido tus ordenes y no por que en realidad querías.

_ Inténtalo si quieres, no pienso que te vaya a creer –admití sonriendo tristemente

_ ¡Pues claro que me va a creer! ¡Es un tonto si no lo hace! –exclamo ella molesta y no pude evitar reír- No descansare hasta que él deje de lado aquello que habrá escuchado sobre ti y vuelva a creer que eres buena.

_ Lucy, tus intenciones son buenas –dije y le acaricie la mejilla- Pero a veces los problemas no son tan fáciles de solucionar. Hay cosas que pasan y uno simplemente no puede evitarlas. Hay acciones que uno no desea hacer y sin embargo se ve obligado a hacerlas. Hay distancias que simplemente se crean y luego se hacen tan grandes que cuesta recordar como era antes. Por más que me gustaría, tus simples palabras no bastaran para solucionar todo. Tú no debes preocuparte por mí o por lo que tú hermano crea, él ya es grande como para tomar sus propias decisiones al igual que yo, por lo único que tú tienes que preocuparte es por pasarla bien. Déjale los problemas, conflictos y sufrimientos a los grandes.

_ Pero yo no puedo ser feliz si tú no lo eres también –dijo ella mirándome

_ Yo soy feliz estando contigo –dije

_ ¿Y entonces por que ahora estas triste?

_ Por que no hay nada más triste que recordar un pasado que por el momento, parece no volverá –dije- Pero no hay nada que me haga más feliz que estar contigo. Aunque no te des cuenta, eres igual a tu hermano en algunas cosas y yo le dije que te cuidaría y serias feliz estando conmigo.

_ Pero tu eres buena –susurro ella- No mereces ser juzgada de otro modo, mi hermano se equivoca.

_ Deja de lado aquel asunto, no tiene por que preocuparte –dije y tome el libro de sus manos- Veamos... La Divina Comedia. ¿Quieres que te ayude con esto o no? Habrá que hacerlo rápido si planeas venir al parque de diversiones esta tarde.

_ ¿Podré llevar la cámara? –pregunto ella esperanzada y sonreí

_ ¿Crees que festejare mi cumpleaños y no permitiré que quede recuerdo alguno de ello? –Pregunte sonriéndole- Quiero que saques cuantas fotos quieras.

Ella sonrió entusiasmadamente y tomo la hoja que debía llenar como tarea, deseando más que nada poder terminar con aquello para luego poder ir a festejar. Sonreí mientras la niña me leía la primer pregunta en voz alta, ella era feliz y me hacia feliz.

3 Responses to “Capitulo 22: Una rosa blanca”

  1. catherina says:

    interesante ...me gustaaaaaaaaaaaa muchoooooooooo...BESOSSSSS

  2. catherina says:

    e leido del principio ...me musta mucho la hist...es muy interesante ....bueno suerte con el siguente cap....besos

  3. catherina says:

    me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...es chulisimo......adiosssssssssssssssssssssssssssssss

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