Capitulo 5: Noche en vela


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Las dos horas de vuelta llegaron a ser realmente torturantes, con cada segundo que pasaba el dolor solo parecía aumentar. Finalmente logre levantarme con esfuerzo una vez que llegamos y bajar del bus.

_ ¿Quieres ir a tomar algo? –pregunto Mecha- Solo para pasar el tiempo.

_ Perdóname Mecha pero esta tarde no puedo, te veré luego en la casa de Nikky –respondí

Ella se puso triste durante un segundo pero luego me sonrió y partió hablando con otra chica. Pude llegar casi arrastrándome hasta el casillero y tomar mis cosas para partir. Pero lo cierto es que no logre llegar más lejos de ahí. Con todas las fuerzas que pude camine hasta estar fuera de la escuela en el patio y entonces me apoye contra un árbol ahí donde empezaba el bosque. Me mantuve parada durante unos segundos y luego me deje caer. Mire para todos lados, no había nadie. Claro, los de mi clase debían ya haberse ido y los demás seguían en plena clase a esta hora. Cerré los ojos durante unos segundos, no tenia idea de lo que me estaba pasando o por que me sentía tan débil. Esto no era puro cansancio por haber utilizado mis poderes, era algo mas, la maldita mancha que tenia en la mano me estaba quitando toda la vida. Nuevamente me saque el guante para poder verla y esta parecía haber duplicado su tamaño. Ahora era mucho más que una línea oscura que atravesaba la palma de mi mano.

Agradecí estar sola y entonces busque en mi mochila el teléfono. Quizás yo no tendría la menor idea de lo que me estaba pasando pero tal vez Derek si. Rápidamente busque su número en el directorio telefónico y llame. Al tercer tono de llamada él respondió.

_ ¿Katherin? –dijo él a pesar del ruido que había en el fondo

_ Derek. ¿Por qué hay tanto ruido? –pregunte

_ Son las tres de la tarde, estoy en Miami. ¿Dónde mas puedo estar que no sea la playa? –respondió él- Por eso el ruido. ¿Y tú por que me llamas? Habíamos quedado en que era yo el que te iba a llamar.

_ Eso no importa. ¿Qué sabes de manchas negras en la piel? –dije

_ Realmente no mucho. No conozco a nadie que le haya pasado algo así y eso es por que a los de nuestro tipo no les pasa –dijo él

_ Pues a mi si, tengo una en la mano y creo que me esta matando –dije débilmente

_ ¿¡Que!? –Exclamo él totalmente preocupado y luego pareció calmarse- No puedes tener una mancha negra, eso no es posible

_ Tampoco es posible que pueda llorar y sin embargo puedo –le interrumpí- Entiéndelo Derek, yo no soy normal y si, tengo una maldita mancha negra en la mano y creo que me esta matando.

_ Pues claro que te esta matando si es que la tienes –dijo él desesperado- ¿Qué diablos hiciste? No puedo creer como es posible que un brujo tenga una mancha negra.

_ Baja el volumen –pedí

_ Lo siento –dijo él- Pero es que es imposible que tengas una mancha negra. ¿Estas segura de que no es otra cosa?

_ Escúchame, tengo una maldita línea negra en medio de la palma de mi mano que parece haber duplicado su tamaño en las ultimas dos horas y me esta causando un dolor terrible a tiempo que esta consumiendo todas mis fuerzas –dije entre dientes tanto por el dolor como por lo terco que era

_ Es que no entiendo como es posible que tengas eso, no tiene lógica en absoluto –continuó él y luego suspiro- Haz una cosa. ¿Tienes tu daga a mano?

_ No, apenas puedo mantenerme consciente y estoy en el patio de la escuela –conteste y escuche el sonido que hizo ante la frustración

_ Esta bien. ¿Tienes algo con que escribir? –pregunto

Abrí casi de un tirón mi mochila buscando rápidamente algo y mordiéndome el labio para soportar el dolor que tenia. Desesperada, busque entre todos los bolsillos hasta que pude hallar una lapicera y entonces la saque sacándole el capuchón de una mordida.

_ Ya tengo –dije

_ Bien, me dijiste que tenias la mancha en la mano –hice un sonido de afirmación- Entonces has lo siguiente. Alrededor de toda tu muñeca hazte un fortĭa.

_ ¿Cómo demonios quieres que me escriba si soy diestra, no zurda? –Pregunte molesta- Además de que esto es una lapicera, no es ningún elemento mágico.

_ Serás diestra pero puedes escribir con la mano izquierda –dijo él- No me importa que sea la mano maldita, escribe con eso. ¿Sabes escribir en esa escritura, verdad?

_ Claro que sé –le respondí

_ Entonces no discutas mas y escríbete eso si no quieres morir –ordeno Derek

Estire mi mano lo más que pude para dejar la muñeca totalmente libre y comencé a escribir la palabra en latín con la escritura de los brujos. Nada más que un par de líneas rectas y curvas entrelazadas formando así la palabra. Casi al instante de que termine de escribirme sentí como recuperaba mis fuerzas y como el dolor se debilitaba. Suspire, al fin sin nada que me torturara pero mi alivio se fue al instante de volver a ver la mancha negra en mi mano.

_ Escúchame bien –dijo Derek- Lo que tienes es una marca maldita, no tengo la menor idea de cómo es posible que la tengas pero la tienes.

_ ¿Por qué no es posible que yo la tenga? –pregunte

_ Por que es lo que les sucede a los seres de luz cuando son heridos por un instrumento maldito –respondió él

_ ¿Con seres de luz te refieres a... –dije dudando

_ Ángeles, guerreros de Dios, gente al servicio de la Iglesia, cualquiera que cumpla un servicio divino –dijo él- Por eso no es posible que la tengas. Nosotros no somos ni seres de luz o malditos, no aceptamos a Lucifer y no servimos a Dios, somos neutrales si así quieres verlo. Pero aun así es imposible que tú tengas ese tipo de herida conocido como la marca maldita. Además ya estarías muerta. ¿Sabes cuanto tiempo tarda en matar una marca maldita a un ser de luz? En cuestión de minutos. En cambio tú me dices que la tienes desde hace más de una hora. ¿Qué diablos hiciste?

_ No lo sé –respondí- Solo recuerdo que empecé a sentir el dolor cerca de la una de la tarde.

_ Escucha, la marca maldita tarde entre quince y treinta minutos en aparecer una vez que es hecha. Trata de recordar que hiciste en esa media hora que aun no la tenias –pidió él

_ Es que no me hice ninguna herida ni nada –dije- Lo único que pasó fue que salí del museo y me cruce con dos de ellos.

_ ¿De la secta? –pregunto él

_ Si –dije

_ ¿Te hicieron algo? –pregunto él preocupado

_ No me hicieron nada. Me vieron, me reconocieron, me atraparon y hasta me hicieron hablar por teléfono con él pero logre liberarme e irme –dije

_ Espera. ¿Cuál él? Por que me confundo totalmente entre los dos –dijo Derek

_ Nicholas –conteste y nuevamente sentí como se me congelaba el corazón ante la mención de su nombre

_ Y Lucas hace de señuelo con él, creo que lo va a matar si se llega a enterar que él no es realmente tú –dijo Derek- ¿Y los dos que te atraparon no dirán donde te vieron?

_ Grabe un Oblītus en el brazo de cada uno, no se acordaran de nada cuando despierten –respondí

_ ¿Y con que les escribiste? –inquirió él

_ Le arrebate su varita a uno –dije

_ Fue eso lo que te hirió, no se me ocurre otra cosa –dijo Derek- Usaste un elemento maldito que no era tuyo y con la mano derecha.

_ He usado elementos malditos toda mi vida y nunca me han hecho nada –dije

_ Pues parece que ya no puedes usarlos mas –continuo él

_ Mi daga también esta maldita y sin embargo no me hace nada –proteste

_ Corrección, tu daga es el elemento mas extraño que conozco y te puedo asegurar que no esta maldito –dijo él- Antes tampoco podías llorar y ahora puedes. No se por que pero desde que despertaste con esa marca en tu espalda eres diferente. Puedes llorar, ningún brujo puede llorar, sea o no servidor de Lucifer. Yo no puedo llorar. Ahora un elemento maldito te hirió por utilizarlo, eso es imposible que suceda. El sol parece causar en ti lo mismo que la luna. Entiéndelo Katherin, tu no eres una bruja normal y creo saber el por que.

_ Derek, solo quiero saber como deshacerme de la línea negra que tengo en mi mano –dije y él suspiro

_ No lo sé. Te diría que utilices algo bendito pero eso solo te heriría.

_ Perfecto, tanto lo maldito como lo bendito me hiere entonces –me queje

_ Mira, lo que tienes que hacer por el momento es volver a tu casa y repasarte el fortĭa con tu daga o con tinta mágica si es que tienes. El efecto de la tinta común no dura más que media hora, es por eso que tienes que hacerlo lo más rápido posible si no quieres morir. Lo que hace esa herida es chuparte la vida lentamente, mientras tengas esa escritura alrededor de tu muñeca la herida se alimentara de ahí y no de ti. Cuando logres hacerte bien el hechizo, con suerte durara doce horas. Lo que te recomiendo que hagas en ese tiempo es que busques al dueño de la varita que te hirió y encuentres el modo de curarte.

_ ¿Y si el tiempo se me acaba? –pregunte y él suspiro tristemente

_ Si el tiempo se te acaba el fortĭa ya no tendrá efecto y a menos que te hagas otro hechizo más poderoso y que funcione, morirás –dijo él

_ ¿No hay alguna otra alternativa que no implique mi muerte? –inquirí

_ Si la hay, pero no querrás tomarla y estoy dudando si no es peor que la muerte –respondió él

_ ¿Y cual es? –pregunte

_ Llama a Nicholas, sabes perfectamente su número de memoria. Él es muy inteligente y sabrá como curarte esa herida –dijo Derek aunque hasta él mismo vacilaba de sus propias palabras

_ Prefiero la opción de la muerte –dije rápidamente- Si no lo recuerdas él ya no es libre, Lucifer lo controla totalmente. Y si lo llamo me curara como bien dices, estoy segura de eso, no he conocido a persona más inteligente en cuanto a este tipo de cosas, pero también me atrapara y me llevara de vuelta. No quiero volver a estar encerrada y tampoco pienso aceptar la oferta –dije desesperada- Y ahora que ya saben que escape, tomaran mas precauciones para que no pueda volver a hacerlo.

_ Entonces perdóname Katherin pero no sé que puedes hacer. Lo único que te digo es que repases el fortĭa con tu daga antes de que el efecto de la tinta común se vaya. Yo... no lo sé. Buscare a algún ser de luz o alguien que sepa respecto al tema para saber que debes hacer. No prometo nada pero intentare encontrar una solución a esto.

_ Derek, si algo llegara a pasarme y no encontramos la solución a tiempo, quiero que sepas que eres como un hermano para mi y que te quiero mucho –dije tristemente

_ No digas mas tonterías, no se como pero encontrare el modo de solucionar esto, solo dame unas horas. Además, tú eres fuerte, sé que podrás con esto. Un ser de luz ya hubiera muerto si estuviera en tu lugar.

_ Yo lo que necesito es la ayuda de un ser de luz para saber como liberarme de esto –dije

_ Tranquila, esto es Miami, tiene que haber algún ángel por lo menos, el único problema será encontrarlo –dijo Derek

_ Te deseo suerte –dije por lo bajo

_ Te llamare apenas tenga alguna novedad, adiós brujita –dijo él

_ Adiós Derek –respondí y entonces corte

Logre ponerme en pie y llegar hasta la calle. Me puse los patines y anduve lo mas rápido que pude devuelta a casa. Entre precipitadamente a la casa mientras me sacaba los patines y los tiraba a un lado. Cato no estaba, había dicho que pasaría la tarde comiendo con unos compañeros del trabajo y agradecí enormemente el hecho. Subí corriendo las escaleras y me encerré en mi habitación mientras buscaba desesperadamente mi daga que había dejado sobre uno de los estantes. La tome, levantándola en el aire y mirando mi reflejo en la cuchilla de esta. La mire y vacile durante unos momentos. No me dolería, estaba segura, este era mi elemento y se suponía que si lo utilizaba yo no me causaría dolor. Pero aun así jamás había hecho algo de este tipo. Siempre que había necesitado una escritura me la había hecho con tinta mágica y esta se había borrado cuando el efecto terminaba. Nunca había tenido que recurrir a esto para escribirme.

Cerré los ojos, respire hondo y tome la daga con mi mano izquierda a tiempo que apoyaba la otra mano sobre el escritorio. Me concentre y exhale el aire al abrir los ojos. Tome con mas firmeza la empuñadura del cuchillo y entonces comencé a pasarlo por las líneas ya hechas en mi muñeca para hacer el fortĭa. No me dolió, apenas si lo sentí, y entonces busque algo para limpiarme la sangre y vendarme el lugar para que nadie lo viera.

Me presente a las seis en punto en casa de Nikky como había dicho. Toque timbre y espere unos segundos hasta que ella finalmente apareció y me abrió. Ella se acerco a mi totalmente entusiasmada y me abrazo a tiempo que me invitaba a entrar.

_ Creí que no vendrías –dijo una vez que estuvimos dentro- Cuando te llame y dijiste que te habías olvidado de un compromiso que tenias a la noche...

_ Te dije que vendría pero que por mala suerte no podía quedarme a dormir –dije

_ Que mal –dijo ella desanimada y luego me sonrió- Otro día será.

La tarde pareció pasar excesivamente rápido en charla y charla. Nikky me presento a las cinco chicas que había invitado además de Mecha y yo. Estuvimos hablando durante vario tiempo sin tema de discusión aparente por que cada dos minutos cambiábamos de tema ante un comentario que hacia alguna. Hasta se hacia difícil de seguir la conversación con tantos saltos de un tema a otro. Hacia las seis y media de la tarde todas dejamos la merienda y nos apoderamos del ordenador que había en el cuarto de Nikky pasando de páginas Web con chismes y noticias hasta redes sociales con fotos y comentarios de Nikky. Quedaron así tres chicas alrededor del monitor mientras que las demás estuvimos hablando durante horas sentadas en el piso.

_ Vamos, el museo no pudo haber sido tan aburrido como dicen –dijo Lisa a tiempo que hojeaba una revista- Prefiero eso antes que tener otro examen mas de lengua con la señora Devetti.

_ Además, estuvieron todo el día fuera y salieron una hora antes –agrego Celinda- Tienen mucha suerte y encima pasaron todo el día en la misma clase con Alexander.

Puse los ojos en blanco casi al mismo tiempo que Mecha y entonces tome una revista para tratar de ignorar la conversación. Le sonreí a Mecha por que no mencionara nada de lo ocurrido en el museo, lo último que quería ahora era una avalancha de preguntas y ella me devolvió la sonrisa. Las chicas continuaros hablando de ellos y fue cuando escuche por primera vez sus cinco nombres seguidos que algo me llamo la atención. Levante la vista de la revista y casi pude imaginar el tic que debió haber hecho mi cabeza al percatarme de algo.

_ ¿No encuentran algo extraño en sus nombres? –pregunte

_ Si, que cuatro de ellos terminan en “el” y les quedan extremadamente sexy mientras que si le pones un nombre como Miguel a una persona como David le queda totalmente patético –dijo Celina

_ No eso, otra cosa –dije

_ Que Raphael, Miguel, Daniel y Gabriel son nombres de ángeles –dijo Mecha- De hecho, tres de esos nombres se mencionan en La Biblia. Y el quinto nombre, Alexander, no será nombre de ángel pero significa el protector lo que fácilmente se puede relacionar con todo eso de los ángeles de la guarda.

_ Jamás me había puesto a pensar en eso –dijo Anny

_ Yo menos –agrego Lisa- Realmente es bastante raro ahora que lo pienso. Quizás las familias forman parte de alguna asociación secreta o algo así y por eso los nombres.

_ Quizás –dije mientras lo pensaba

Realmente era muy extraño y había quizás mucha coincidencia implicada en ello. Pero no había de que sospechar, ellos no tenían nada de anormal además de su belleza extrema. Y si fueran ángeles, ya hubieran sentido mi presencia y me hubieran venido a buscar cosa que nunca sucedió. Yo pasaba totalmente desapercibida para ellos al igual que cualquier otra persona. O al menos pasaba totalmente desapercibida para cuatro de ellos.

Entonces un grito logro sacarme totalmente de mi concentración y todas nos levantamos para ver que querían.

_ Vengan –grito Nikky desde el ordenador

En un segundo todas estuvimos detrás de ella, uniéndonos a las demás y mirando sin comprender la página Web que se estaba cargando. Apenas pasaron unos segundos y pude ver la dirección fue que me congele pero pude ocultarlo perfectamente. Mire otra vez la pagina Web del Instituto Bella Vista casi riéndome por lo que este ocultaba con esa apariencia de preciado instituto que daba.

_ ¿Qué es eso? –pregunto Anny

_ Encontré la escuela a la que asistía Katherin –respondió Nikky

_ ¿Asistías a ese lugar? –Pregunto Celina totalmente atónita, asentí- ¿Y lo abandonaste para mudarte aquí? Cuando yo creí que las cosas no tenían lógica...

_ Es un internado, luego de muchos meses se hace torturante tener que convivir con los demás alumnos –dije

_ ¡Aun así! ¡Mejor si es un internado! ¡Puedes hacer lo que quieras y no hay padres que te controlen! –exclamo Lisa

_ Y además aquí dice que es mixto –agrego Nikky- Por favor dime que las reglas no son tan estrictas como me las estoy imaginando –pidió ella desesperadamente y casi sonreí sabiendo a que se refería

_ Dentro del aula y en horario escolar no se podía ni hablar, era puro orden, e igual en las reuniones y comedor. Pero luego eras totalmente libre de hacer todo lo que quisieses –le explique

_ ¿Qué quieres decir con eso? –pregunto Celina

_ Quiere decir que puedes andar con los chicos siempre y cuando no sea en presencia de algún profesor o director –respondió Anny

_ Te envidio Katherin Strega –dijo Nikky

_ Mira, aquí hay una sección de fotos –dijo Lisa apuntando con un dedo el link

Enseguida Nikky hizo clic en el lugar y las siete miraron la elegante presentación que había de inicio. Puse los ojos en blanco a tiempo que aparecía la foto del frente del instituto, mas parecido al de una elegante y privada escuela de hace años que a una de la actualidad. Recordé que cuando lo había visto por primera vez había pensado que era algún antiguo castillo modificado y restaurado para que pudiera ser instituto. El asombro que había sentido al cruzar el gran arco de la entrada había sido enorme. No podía negarlo, la había pasado genial en ese lugar antes de que todo se diera vuelta y hubiera descubierto la terrible verdad.

_ Yo quiero ir a un lugar así –refunfuño Nikky mientras seguía pasando las fotos del instituto

_ Busca si hay algún anuario o algo con las fotos de los estudiantes –dijo Lisa

Nikky obedeció al instante y fue cuestión de segundos para que lo encontrara. Sonreí al ver el familiar uniforme que consistía en una camisa blanca y el resto de la vestimenta negra. Desde pantalones y polleras hasta chaquetas y suéteres. Vi varios rostros conocidos, todos como siempre mostrando felicidad y con sus respectivos nombres al pie de la foto.

Finalmente apareció una foto mía y me lleve una mano al pecho, tomando entre mis dedos el dije de mi collar y tratando de soportar el impacto que esta me hizo. Me vi como era yo realmente. Con el cabello largo que me llegaba casi hasta la cintura en vez de este que apenas me pasaba los hombros y de un brillante color marrón claro que era como el caramelo en vez de este beige claro que tenia ahora. Mi piel había sido de un color crema apenas bronceada y ahora estaba totalmente pálida. Yo había sido realmente hermosa, como habría sido cualquier bruja. Pero ellos me habían arrebatado esa belleza que yo tanto amaba al haberme negado. Me habían cortado todo el pelo y me habían robado su color, me habían mantenido encerrada fuera de la luz del sol y mi piel había perdido ese precioso color. Y además, en ese momento yo había sido totalmente feliz y alegre, ahora vivía con miedo y todo gracias a ellos, a lo que me hicieron.

Lo pude ver en las caras de todas las demás que yo no me equivocaba, antes había sido realmente hermosa, ahora ya no tanto. Ninguna dijo palabra alguna por más que todas pensaban lo mismo y fue finalmente Celina quien no soporto más y las palabras se le escaparon de la boca.

_ Vaya –dijo ella totalmente asombrada- Eras hermosa.

Si, yo solía ser hermosa, pasado, ahora ya no más. Mire nuevamente mi fotografía. Mí extremada cara de inocencia, mis grandes ojos azul grisáceo totalmente alegre y mi hermosa sonrisa. El flequillo que tenía hecho me caía tiernamente sobre el rostro mientras tenía recogidos los mechones largos del frente detrás de mi cabeza con un lazo en forma de moño.

_ ¿Por qué te cambiaste el color del pelo? Te quedaba divino antes –dijo Anny

No supe que responderle, no había sido decisión mía lo que me habían hecho. Nikky movió el ratón y puso en el buscador de fotos mi nombre. Enseguida se cargaron todas las fotos en las que yo aparecía y ella empezó a pasarlas una por una hasta que se detuvo totalmente atónita en una foto. Sentí como la sangre huía de mi rostro y como me dolía verlo a él en el tiempo en que aun era bueno. El cabello dorado algo oscuro y apenas ondulado le caía sobre el rostro casi llegando hasta sus profundos ojos celestes. Jamás encontraría a persona igual a él en toda mi vida. Y encima estaba sonriendo a la cámara con esa sonrisa suya que yo tanto amaba mientras yo estaba colgada de su cuello besándolo en la mejilla.

_ Por favor dime que eres amiga de ese chico –dijo Nikky totalmente perpleja

_ ¿Quién es él? –pregunto Celina

_ Él es, era tu novio. ¿Verdad? –dijo Mecha dudando totalmente y asentí a mi pesar

_ ¿Él es tu ex? –Dijo Nikky desesperadamente casi en un grito- ¿Y te dejo?

_ De hecho, fui yo quien rompió con él –le corregí

_ ¡Y encima fuiste tu quien le corto! –Exclamo ella totalmente encolerizada- Te voy a matar Katherin. ¿Cómo vas a terminar con una persona así? No he visto chico más hermoso dejando a los alados de lado. Por eso tú no te desesperas por ellos, por que ya estuviste con alguien así.

_ Nikky, tranquilízate un poco –dijo Celina y luego me miro seria- ¿Cómo se llama?

_ Nicholas Devang –respondí

_ ¿Y por que te separaste? –continuo ella

_ Por que debía mudarme aquí –mentí

_ ¿Y lo extrañas? –pregunto Anny

_ Realmente si, pero dudo que él se acuerde de mi –admití

Mire otra vez la foto y la tristeza me peso. Lo extrañaba más que nada y era lo que mas me dolía estar alejada de él. Pero lo último que el Nicholas que yo amaba había hecho había sido protegerme ante Lucifer cuando yo me había negado a jurarle lealtad. Desde entonces el muchacho que yo había amado, que seguía amando muy internamente, había quedado totalmente en el olvido ya que Lucifer se había apoderado de su alma hasta corromperla y que la maldad lo dominase. La persona que ahora era él, Nick, era una persona que ni debía acordarse de mí. Que solamente pensaba en mi por que tenia la orden de buscarme y llevarme de vuelta para encerrarme.

_ No creo que te haya olvidado –dijo Mecha- Mírale los ojos en la foto. Se nota que te amaba y una persona no puede olvidarse tan fácilmente de a quien ama.

_ Yo si hubiera sido tu no lo hubiera dejado –dijo Celina- Me hubiera quedado con él, después de todo no entiendo por que te mudaste aquí.

_ Son sus asuntos personales, no tienes por que entrometerte –intervino Mecha

_ Aun así –dijo Nikky totalmente absorta pasando las fotografías

Suspire tristemente desviando la vista del monitor. Mire por la ventana y me sorprendí totalmente de ver la plena oscuridad. Eche rápido un vistazo al reloj del ordenador y quede atónita de ver lo rápido que había pasado el tiempo. Eran exactamente las nueve en punto y yo tenia que partir ya. Necesita volver a la ciudad vecina para buscar a Aidan.

_ Chicas, lo siento pero me tengo que ir –dije aunque ellas parecieron no escucharme

_ No se peleen, yo la acompaño hasta la puerta –dijo Mecha sarcásticamente

Entonces todas parecieron reaccionar y se despidieron rápidamente de mí para continuar viendo las fotos. Apenas salí de la habitación el murmullo entre ellas se levanto y suspire tratando de ignorarlas. Mecha me acompaño hasta la puerta tal como había dicho y entonces me sonrió.

_ No les hagas caso en lo que dicen, tu habrás tenido tus razones para tomar tus decisiones y hacer lo que hiciste –dijo ella

_ Muchas gracias –dije

_ Y por cierto, espero que se te cure rápido la herida que tienes en la muñeca –agrego Mecha

_ ¿Cómo es que...? –exclame totalmente sorprendida y ella solo me sonrió

Mire mi mano enguantada, no había ni rastro alguno del corte que tenia hecho ahí ni tampoco del vendaje. Todo estaba oculto perfectamente bajo el guante. ¿Pero sin embargo como es que Mecha podía saberlo?

_ Bueno, no importa –dije finalmente

_ Te deseo suerte en lo que vas a hacer esta noche –dijo ella nuevamente dejándome totalmente atónita y entonces cerro la puerta

Parpadee estando totalmente sin palabras y me di vuelta para partir. En cuestión de minutos pude estar en casa de Cato cambiándome y tomando lo que necesitaba. Y en cuanto a Cato, todavía no había vuelto, seguía sin aparecer. ¿Pero que se suponía que debía entender con “después del trabajo saldré con los chicos, volveré tarde”? Conociéndolo él no estaría de vuelta por lo menos hasta las tres de la mañana. Mejor, no tendría que dar explicaciones.

Me cambie en un santiamén, poniéndome todo lo que necesitaba para lo que iba a hacer. Un short, mis botas de cuero acordonadas, una ligera musculosa. Rebusque entre mis cosas hasta encontrar mi capa y me la puse dejándola caer hasta mis tobillos y atándola delante de mi cuello con un gancho. Toque la suave tela negra de esta, deje mis guantes totalmente de lado y me puse la capucha. Antes de que pudiera partir, Sol maulló, llevando mi daga enfundada en su boca y la cogí para colgarla del cinturón. Ella maulló nuevamente y me trajo mis guantes.

_ No los llevare hoy, no los necesito –dije y ella fue a acostarse en un almohadón que había sobre el piso para dormir

Le sonreí una ultima vez, me acerque a la ventana y la abrí. La suave brisa nocturna basto para refrescarme y me trepe del borde para poder salir por la ventana. Permanecí parada sobre el borde de esta, con la cabeza en alto y dejando que la luna me bañara totalmente con su luz. Tuve una fugaz sonrisa al sentir mis energías recargadas totalmente y salte de la ventana. Aterrice en el suelo perfectamente de pie como un gato y partí caminando rápidamente, casi corriendo. Era cierto que la luna despertaba en mi, como en cualquier brujo, todo instinto gatuno y una vez que estaba hecho no había vuelta atrás.

Cerca de las once ya estaba en plena ciudad, luego de haber tomado un tren, tomando por punto de inicio la entrada del museo. Sabía perfectamente lo que tenia que hacer si deseaba encontrarlos. Portaba el hechizo fortĭa, podría usar todos mis dones sin correr el riesgo de agotarme o tener que hacer un gran esfuerzo para utilizarlos. Solo era cuestión de poner en práctica lo nuevo que había aprendido a hacer.

En cuestión de segundos ya había encontrado el mismo callejón en donde había sucedido todo este mediodía. Eche la capucha hacia atrás y me agache en el lugar para poder inspeccionarlo. Cerré los ojos y apoye la mano contra el piso, me concentre en el momento preciso y entonces el tiempo paso muy rápido. Hice marcha atrás desde este momento y me detuve en el momento en que los dos muchachos se habían levantado luego de haber estado inconsciente durante horas. Sonreí, no había sido hacia mucho tiempo, quizás una hora o dos. Me levante del lugar, poniéndome nuevamente la capucha y entonces roce con mis dedos las paredes a tiempo que avanzaba por el mismo camino que habían hecho ellos dos luego de haberse despertado. Por primera vez estaba resultando útil mi don, con solo mantener contacto con la pared podía ver por donde había ido Aidan y Jhon cuando había partido.

Ese camino me llevo hasta un vecindario claramente dominado por seres fantásticos. Las calles estaban totalmente desiertas de humanos y podía ver el dominio de la secta en cada marca que estaba grabada contra la pared. Creí sentir que me quemaban los dedos al pasarlos sobre el pentagrama que estaba grabado sobre la pared indicando perfectamente que estaba dentro de los dominios de los seguidores de la oscuridad. Finalmente mi visión se detuvo frente a la puerta de un bar al que habían entrado Aidan y Jhon hacia menos de un ahora y cuando abrí los ojos ahí estaba yo, en la entrada.

Respire hondo, tome fuerzas y entre. La capa me cubría totalmente, resguardándome del frío y además ocultando mi daga. Pase totalmente desapercibida ante todos los brujos que estaban ahí dentro, todos ya acostumbrados a ver entrar gente portando capas y un aire misterioso. Camine unos pasos, sentándome en la barra de frente al lugar y mirando entre toda la gente buscando a ellos dos. El lugar estaba lleno. Podía ver todos los brujos de cualquier edad que estaban ahí reunidos, desde cinco muchachos que estaban sentados en la oscuridad escondidos también bajo sus capas mientras hablaban y tomaban algo hasta la pareja que estaba sentada a un lado mío besándose.

_ ¿Qué es lo que quieres? –Dijo una voz grave a mi espalda y me di vuelta para poder ver al cantinero- ¿No eres demasiado joven para estar aquí?

_ El Señor promete belleza y juventud eterna –respondí ya sabiendo que decir y que actuación hacer, la de otra seguidora más de Él

_ Perdona, siempre me olvido de eso –dijo el hombre- ¿Qué deseas para tomar?

_ Que sea un infierno 6 –dije cortésmente

_ Entonces que sea un infierno 6 para la señorita –dijo el cantinero- ¿Se le ofrece algo más?

_ Si, estoy buscando a dos muchachos, no se si los conoce. Sus nombres son Aidan y Jhon –dije y él puso una cara de disgusto

_ Ah, esos dos –dijo con desprecio- Están tomando hace mas de una hora y aun me deben la cuenta. Ahí están.

Él señalo entonces a dos muchachos que estaban sentados en el medio del lugar tomando y pidiendo que le rellenaran los vasos cada dos segundos. Desde ese momento no les quite un ojo de encima, luego de todo lo que me había pasado a causa suya deberían suplicar si querían que los perdonase. Llegaron las doce y todo el mundo aquí presente levantaron sus vasos brindando por la medianoche al igual que yo. Sabia perfectamente como actuar, después de todo en un pasado había formado parte de ellos solo que sin estar iniciada. Termine de tomar el líquido rojo del alto y delgado vaso que tenia y lo apoye sobre la barra antes de levantarme. Camine unos pasos hasta detenerme frente a su mesa y me apoye sobre ella. Ambos me miraron totalmente incrédulos y luego me sonrieron ofreciéndome una silla. Enseguida empecé mi actuación.

_ ¿Quién eres? –pregunto Aidan mas que encantado

_ Una conocida suya, dudo que me recuerden. Nos vimos este mediodía –respondí casi sonriendo

_ Lo cierto es que no se que estuvimos haciendo el día de hoy pero despertamos tirados en un callejón sin recordar nada –dijo Jhon

_ Por eso mismo dudo que me recuerden. Tengo una pregunta. ¿Alguna vez le han hecho una marca maldita a algún ser de luz? –pregunte

_ No, si apenas los vemos salimos huyendo –dijo Jhon automáticamente y recibió un codazo de Aidan

_ No lo escuches, no sabe lo que dice. Claro que nos hemos enfrentado a seres de luz, ellos son los que nos temen y salen corriendo –dijo Aidan mintiendo claramente—Y les hemos causado miles de marcas malditas.

_ Pero Aidan, si jamás nos hemos... –comenzó a decir Jhon y enseguida Aidan lo calló

Suspire exasperada, justo tenían que ser estos dos tipos que seguramente huían como ratas ante cualquier ser de luz que vieran. Finalmente acepte su invitación y me senté en una silla de la mesa. Ambos me sonrieron ampliamente y me examinaron de pies a cabeza. Sus intenciones las supe al momento y mire sonriendo mis manos desnudas sobre la mesa. Si alguno intentara hacer algo... solo bastaría un simple roce para evitarlo.

_ Y dinos muchacha. ¿De donde te conocemos? –pregunto Jhon

_ Calla, no interrogues a la señorita –lo reto Aidan y luego me sonrió- No es cortes. Uno jamás debe interrogar a una dama. ¿Estás sola? –pregunto y reí tontamente

_ Ahora mismo si. Andaba medio perdida y quería preguntarte si serias tan amable de prestarme durante unos minutos tu varita así podría hacer algún hechizo de ubicación o mapa –dije inocentemente

_ ¿Y tu no tienes la tuya? –pregunto Jhon sospechando de mi pero Aidan solamente le pego otro codazo para callarlo

_ Lo cierto es que la perdí –dije con una mueca

_ No te preocupes, no hay problema, yo te prestare la mía –dijo Aidan ya buscándola en su bolsillo y sacándola

_ Muchas gracias, eres muy encantador –dije sonriéndole dulcemente

_ Realmente no es nada, te ayudaremos en todo lo que sea posible y yo personalmente me ocupare de que no sigas perdida –dijo él entregándome su varita y entonces vacilo antes de que yo pudiera tomarla- Por cierto. ¿Cuál es tu nombre?

Fue un segundo que dude y Jhon alargo la mano y tiro mi capucha hacia atrás. Instantáneamente ellos dos quedaron boquiabiertos y Aidan se alejo lo más que pudo de mí mientras que Jhon me miro sin comprender.

_ Yo te he visto antes en alguna parte –dijo él

_ ¡Pues claro que si, imbécil! Es la que aparece en todos esos carteles con órdenes de captura –dijo Aidan y lo miro a Jhon desesperado- ¡Atrápala! Nos darán una gran recompensa por ella.

_ Tócame y te pasara lo mismo que este mediodía –le advertí a Jhon mirándolo oscuramente

Aun con mi advertencia Jhon se abalanzo sobre mí y lo evadí fácilmente parándome y causando que cayera sobre la mesa. Lo tome por los brazos, agradeciendo que portara una chaqueta para no tocarlo y se los juntes en la espalda mientras me agachaba sobre él.

_ No querrás armar un escándalo –le susurre al oído y él asintió temeroso

_ Pues yo si quiero armar un escándalo. ¡Immobĭlis! –Dijo Aidan apuntándome con su varita

_ Scutum –Dije desenfundando rápidamente mi daga y sujetándola horizontalmente frente a mi

Sonreí por haber evitado su hechizo con mi escudo y él tembló ante el hecho. De pronto ya no había más ruido en el lugar, todos estaban callados mirándome. Suspire, justo lo que no deseaba. El murmullo se levanto y muchos lograron reconocerme mientras que otros no, pero todos pensaban lo mismo, había algo de anormal en mí. Deje de usar mi daga para defenderme y entonces lo apunte a Aidan. Ni siquiera tuve necesidad de hacer un movimiento, él cayo inconsciente al suelo por el miedo que tuvo y pude arrebatarle la varita. En ese mismo momento algunas personas de las que estaban presentes se levantaron para atraparme ya que me reconocieron al igual que Jhon que se incorporo y se abalanzo sobre mí. Apenas lo sentí encima mío me moví y me permití tocarle el rostro completamente con mi mano. El grito que pegó fue casi instantáneo y entonces cayó lentamente al piso. Sentí como los demás que habían estado dispuestos a hacer lo mismo se detuvieron en seco al ver lo que a él le había pasado. De un salto logre subirme a la mesa y los mire a todos.

_ ¿Alguien mas esta dispuesto a atraparme? –pregunte

No hubo respuesta alguna. Solamente se limitaron a mirarme, algunos totalmente atónitos y otros hasta temiéndome por lo que acaba de hacer con Jhon. No paso mucho tiempo en el que todos se pusieron a hablar entre ellos respecto a mí. La mayoría diciendo lo mismo: quien era yo, que había hecho para que hubiera una orden de captura, por que había tanto problema conmigo. Suspire exasperada y finalmente no pude mas.

_ Si, si, si, soy esa. La misma de la que están hablando y la que tiene pedido de captura –dije molesta- ¿Tienen algo contra ello?

_ ¡Eres una traidora! –exclamo un hombre que estaba delante de mí y lo mire sin comprender

_ No soy una traidora, no he traicionado a nadie –dije- ¿Saben cual es la única diferencia entre ustedes y yo? Que yo aun conservo mi alma.

_ ¡Que alguien llame a Devang! –dijo alguien

_ ¡No, no lo hagan! –grito otro y negué con la cabeza ante lo tontos que eran

_ ¿Acaso le tienen miedo? –Pregunte aunque la respuesta era más que clara en sus rostros- ¿Ustedes no se dan cuenta, verdad? Ahora lo ven y le tienen miedo, tiemblan de solo pensar en la idea de llamarlo y les duele saber lo que les hará si viene. Les tortura el hecho de que si lo cruzan, él se meterá en sus cabezas y hará ahí lo que quiera. Jugara con sus pensamientos y buscara ahí hasta encontrar lo que desea. ¿Y saben que? Este demonio en el que él se ha convertido, esa imagen oscura de la que todos temen, todo lo que le ha pasado puede ocurrirle a cualquiera de ustedes a causa de ese maldito que ustedes llaman “Señor”. ¡Sépanlo! ¡Fue por ese maldito que Nicholas ahora es así! Él no solía ser así –dije tristemente y rápidamente me recupere- Esto es lo que todos aceptan al jurarle lealtad, a que Él algún día se apodere completamente de sus almas y ya no tengan libertad. ¿Tienen idea de lo horrible que debe ser estar encerrados en sus propias mentes, sin poder hacer nada, viendo como la oscuridad que los domina los obliga a hacer cosas y ustedes no pueden hacer nada al respecto? Pasan a ser simplemente un espectador de sus propios actos. ¡Y todo eso es lo que ustedes aceptaron vendiéndole sus almas!

_ ¡Simplemente estas mintiendo! –Grito una mujer- ¡Tu no eres nadie importante!

_ Si yo no fuera nadie importante su Señor me hubiera matado cuando me negué en vez de dejarme viva y encerrado hasta que aceptara –dije sonriendo maliciosamente y luego agregue- o escapara...

Otra vez el murmullo se levanto entre todos los aquí presentes. Respire y de un salto me baje de la mesa. Camine apenas unos pasos enfundando mi daga y llevándome la varita de Aidan. Evite su cuerpo que continuaba inconsciente tirado en el suelo y me acerque hacia la puerta. Entonces me detuvieron a mitad de camino.

_ ¿A dónde crees que vas? –exclamo un hombre

_ Me voy de aquí –dije despreocupada y poniéndome nuevamente la capucha- Ya tengo lo que quería.

_ Ah no, tu no te vas de aquí –grito otro

_ ¿O que? –Pregunte sonriendo- ¿Van a intentar atraparme como su compañero? La otra vez necesitaron de muchos más para atraparme y yo casi no tenía poderes. Ahora sé perfectamente cual es mi don y que puedo hacer con ello. De hecho, no les recomendaría que se acerquen, ya vieron lo que le paso a su compañero de solo tocarme.

_ Entonces que alguien lo llame a Devang –volvió a insistir uno y suspire frustrada

_ Les aviso que el maldito demonio que ahora es él esta en otro continente. ¿Lo ven? Ni siquiera esta aquí. Si pude escapar de él tan fácilmente, puedo escapar de cualquiera –respondí y al no haber respuesta continué con mi camino

Salí del lugar y entonces entraron los cinco muchachos encapuchados que había visto anteriormente. Los mire con curiosidad sin saber en que momento exacto habían abandonado su lugar para salir y ahora volver a entrar. Uno de ellos pasó a mi lado y pude ver la esplendida espada que llevaba enfundada en la cintura oculta por su capa. Fue un segundo que me di vuelta para poder seguir viéndolos sin poder desprender mi vista de ellos y fue en ese segundo que ellos cinco dejaron caer sus capas hacia atrás dejando totalmente al descubierto sus alas y abriéndolas. Vi las cientos de armas que estos llevaban, las caras de pánico de los clientes y lo que iba a pasar.

_ ¡Maldición! –dije por lo bajo y rápidamente salí del lugar

No quise irme, no aun. Trepe por la pequeña construcción que resultaba ser el bar y me mantuve sentada en el techo. Desde ahí escuche atentamente cada ruido que había en el interior, desde el sonido del pánico hasta el ruido de caminar seguramente de alguno de ellos cinco. No tenia idea de lo que pasaría, quizás los matarían a todos, quizás iban a buscar a alguien especifico. De un modo u otro, estar en el mismo lugar donde había ángeles no era muy conveniente para mí. Ellos eran los que se ocupaban de mantener el orden en la ciudad que protegían, de matar a cualquier ser maldito para mantener a la gente a salvo. Casi me estremecí, estaba segura en lo que creía, los matarían a todos.

Pasaron unos segundos de un silencio mortal y entonces escuche el sonido de la batalla. Y pensar que yo me había salvado de estar ahí solo por un segundo. Rogaba que ellos no salieran y me encontraran. Pero por otra parte ellos eran los únicos que debían conocer el modo de deshacerme de la marca maldita sin usar nada bendito. Espere en silencio, estremeciéndome por cada grito que escuchaba. ¿No podían haber elegido otra noche para atacar? Era como cuando la policía irrumpía en un lugar llenos de convictos. No, no era como, era realmente así o peor. Ellos cumplían su servicio divino deshaciéndose de cualquier ser maldito. Cerré fuertemente los ojos y me tape los oídos, eso estaba resultando ser una masacre. Vi con tristeza como dos chicas lograban huir del lugar y me compadecí de ellas. Fueron unos minutos torturantes los que transcurrieron. No por lo que estaba pasando, sino por que yo no debía estar ahí si no deseaba que me pasara lo mismo, que me mataran por ser una bruja. No sabia que hacer, pero no debía partir. Esta era mi única oportunidad de poder saber como curarme la maldita herida que tenia en la mano. Mire mi mano, totalmente vendada y comencé a quitarme los vendajes para dejar al descubierto mi herida. Lo primero que vi fueron las vendas con un poco de sangre por los cortes que me había hecho para hacerme el hechizo y luego vi totalmente mi mano. La mancha negra ya se había apoderado de casi toda mi palma y eso me hizo palidecer, si es que podía hacerlo estando ya tan blanquecina de piel.

De pronto hubo un terrible silencio fúnebre y me atreví a colgarme del techo para mirar por la ventana. El lugar estaba hecho trizas, todos estaban tirados en el piso y con sangre por todas partes. No podía diferenciar a los vivos de los muertos. Entonces ellos cinco salieron, nuevamente cubiertos con sus capuchas y cargando dos cuerpos que dejaron caer al suelo. Desde el techo mire a los dos brujos inconscientes y enseguida reconocí a Aidan y Jhon. ¿Es que ellos no podían meterse ya en más problemas? Al menos sabia que no estaban muertos, había sido yo quien los había dejado inconscientes. Pero aun así mire con curiosidad sin comprender por que los cinco ángeles habían ido a buscarlos justamente a ellos dos. Agudice mi odio para poder escuchar y los mire atentamente.

_ ¿Son ellos dos? –pregunto uno

_ Perfectamente –respondió uno pasando al frente con aire de líder y agachándose a un lado de ellos- Irrumpieron la paz, los he visto o al menos los he sentido. Y de un modo u otro, son brujos, merecen morir.

_ Pero dijiste que cuando los encontraste estaban inconscientes en un callejón y ahora también están inconscientes. ¿Cómo diablos quieres que los interroguemos entonces? –continuo otro

_ Este mediodía alguien los dejo inconscientes y parece que ahora también. Mira lo tensos que están, esto solo pudo haber sido causado por otro brujo –dijo el líder y entonces corrió las mangas de Aidan y pudo ver la escritura que yo le había hecho

_ ¿Qué diablos es eso? –murmuro uno totalmente atónito

_ Eso es un Oblītus, sirve para que no puedan recordar lo que les sucedió –dije parándome de mi lugar y los cinco me miraron totalmente sorprendidos- Fui yo quien los dejo inconscientes ahora y antes. Y por cierto. ¿Alguno sabe como curar una marca maldita?

_ Rompe la varita que te la causo y listo –respondió uno automáticamente y enseguida recibió una mirada de furia de su líder

_ Gracias –respondí amablemente y entonces partí la varita de Aidan en cuatro pedazos

Deje caer esos pedazos desde el techo al piso y ellos los miraron sin comprender nada. Casi al instante sentí un gran alivio y la mancha que hacia segundos dominaba toda mi mano se desvaneció rápidamente. Les sonreí una última vez, agradeciéndoles por la ayuda y partí caminando por el resto del techo hasta otro de un edificio vecino. Enseguida el líder de ellos cinco apareció frente a mi, guardando sus alas luego de haberlas usado para subir hasta ahí y bloqueándome el camino.

_ No creas que escaparas del mismo destino que tus amigos –dijo él

_ De hecho, no eran mis amigos. Y supongo que buenas noches –dije sonriéndole y salte a un lado

Aterrice en la calle y desde ahí arriba él me miro totalmente perplejo al igual que los otros cuatro.

_ ¿Qué se quedan mirando? ¡Que alguien la atrape! –grito él

Comencé ya a correr calle arriba, casi riéndome por la cara de perplejidad de los cuatro que estaban en la calle. Ellos tardaron unos segundos en reaccionar y entonces también comenzaron a correr detrás de mí intentando alcanzarme por más que ya les llevaba varios metros de ventaja. Enseguida el líder salto del techo y estuvo en la calle sumándose a mi persecución. Podía sentir perfectamente los cinco pares de piernas que estaban corriendo detrás de mi y sus firmes pasos. Hasta llegue a reír ante lo frustrados que parecían y él se adelanto casi hasta alcanzarme. Tome más velocidad, corriendo calle arriba y ya pensando en un modo de escapar. Sentía la adrenalina al máximo correr por mis venas y como la luz de la luna me bañaba solamente provocándome mas. Cerré los ojos durante unos segundos y cuando los abrí vi frente a mí el final de la calle en línea recta. No había salida a excepción de una curva y supe que estaba en una zona de altura y que seguramente ahí con el final de la calle habría varios metros de altura antes de volver a estar nuevamente en tierra firme. Sonreí ante la idea que tuve. Tenía la adrenalina al máximo, tenía mi daga, podría hacerlo. Corrí más rápido aferrándome a la idea y cuando llegue me subí de un salto al borde. En ese momento el muchacho que me estaba persiguiendo me alcanzo, tomándome de la capucha y tirándola hacia atrás pero sin lograr detenerme. Aun así salte, desenvainando rápidamente mi daga y aprovechando el vació en el que estaba.

­_ Transportāre –Exclame haciendo un corte en el aire

Lo próximo que sucedió fue que caía en medio de la hierba en quien sabe que lugar. El hechizo para transportarme había funcionado perfectamente y no pude evitar reír apenas estuve tirada sobre tierra. No podía evitarlo, había sido un día muy extraño y con una noche muy rara. En todo el día no habían pasado más que puras cosas totalmente alocadas, desde mi encuentro con Aidan y Jhon hasta la recientemente persecución que había tenido con los ángeles.

Me levante, ya poniéndome en marcha y quitándome la hierba del cabello. Suspire al ver que estaba en medio de la carretera y a kilómetros de la entrada del pueblo. ¿Cuánto tendría que caminar para volver? Tendría que haber pensado mejor el lugar al que quería ir antes de abrir el portal y escapar. Pero lo cierto era que solo había pensado en escapar, en estar lejos de ellos y lo había conseguido. Volví a reír al imaginarme la frustración que debían tener en este momento los cinco al ver que me les había escapado. Al menos me habían ayudado en algo, me habían dicho como deshacerme de la herida por más que no había sido intencionalmente. ¿Y ahora que haría? No quería tener que volver caminando, tardaría mínimo una hora pero tampoco tenia suficiente espacio para abrir otro portal. ¡Ni un árbol a la vista! Maldita sea que solo sabía crear un tipo de portal y que justamente tenía que ser el que necesitaba altura. No había ningún lugar al cual poder subirme y tirarme al vació para poder abrirlo.

Me resigne finalmente a caminar a un lado de la carretera hasta que encontrara un modo de abrir algún otro portal a menos que deseara caminar toda la noche. Nada, todo estaba totalmente vacío, ni un auto que pasara por la carretera y quien sabia en donde estaba yo exactamente. En el transcurso de una hora logre ver a lo lejos lo que parecía ser una parada de autobús. Me alegre completamente de eso y corrí con todas mis fuerzas hacia ella. Quizás si lograba subirme al banco e impulsarme al final de este, podría saltar lo suficiente como para estar en el vacío y abrir otro portal. Y así fue, hice exactamente lo que pensaba y una vez que estuve corriendo sobre el banco salte en la punta de este y rápidamente desenfunde mi daga en el aire.

­_ Transportāre –dije haciendo otro corte en el aire y esta vez pensando a donde quería ir

Nuevamente caí en la hierba, a un lado de la carretera y mire atónita para todas partes. Estaba justo en la entrada del pueblo y ya podía ver las primeras casas a lo lejos. Era extraño, no había pensado precisamente en este lugar, algo me había detenido aquí como si no me permitiera entrar. Me puse en pie, temiendo que quizás podría haber una barrera o algo que me prohibiera la entrada pero sin embargo pude cruzarla perfectamente a pie. Era la magia lo que no me había permitido usar para cruzarla. Realmente resultaba ser muy extraño.

Llegue a casa de Cato luego de las tres de la mañana y casi corriendo sabiendo que me quedaban minutos para que el efecto del fortĭa se desvaneciera. Trepe la casa y volví a entrar por mi ventana. Me cambie rápidamente poniéndome un pijama y en eso escuche el ruido de las llaves de Cato al abrir la puerta delantera. Pasaron unos segundos y me apresure a meterme dentro de la cama escuchándolo subir las escaleras. Me tape totalmente, fingiendo estar dormida y de algún modo feliz por saber que el había vuelto bien y ahora estaba a salvo en su casa. Ya empezaba a tomarle mucho cariño a él. Y entonces lo escuche estar frente a mi habitación y abrir la puerta. Escondí mis manos bajo la almohada por cualquier caso y él se acerco a mí por más que estaba de espaldas a la puerta. Lo escuche agacharse a un lado mío y cubrirme más con la frazada.

_ Dulce sueños pequeña Strega –susurro él en mi oído y me dio un beso en la mejilla

Luego, simplemente partió. Sonreí, acomodándome más sobre la almohada y mirando una ultima vez el reloj de la mesada. Este marco exactamente que las doce horas habían concluido y aun con la poca luz que había pude ver como la escritura alrededor de mi muñeca se desvaneció ya pasado su efecto. Casi al instante el cansancio por todo lo que había hecho me invadió y caí completamente en la inconsciencia.

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