Capitulo 6: Entre marcas y escrituras


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La clase de gimnasia si que daba tiempo para pensar. Por ejemplo, si dejábamos de lado lo ocurrido la primera semana de mi estadía, el resto había resultado todo completamente normal. Estos primeros dos meses habían sido completamente relajantes en mi nueva vida. Nada fuera de lo normal había vuelto a pasar, Alex nunca mas me había vuelto a hablar desde el museo y aprendí a pasarla genial con mis nuevos amigos. No había vuelto a recurrir a la magia, aunque quizás un poco para un par de travesuras respecto a Victoria y para facilitarme un poco un par de cosas como encontrar mi libro de matemáticas. Pero aun así, aunque por más que no utilizara la magia, estudiaba o al menos intentaba leer el gran libro que tenía sin lograrlo mucho. Lo único nuevo que había aprendido a hacer en todo este tiempo era no espiar los recuerdos del otro cuando lo tocaba. Es decir, mi tacto seguía provocando lo mismo y yo sentía lo que causaba en el otro pero podía evitar ver su recuerdo. Quizás no era realmente útil pero me sentía bien por no violar la intimidad del otro. Aunque realmente resultaba difícil desarrollar mi don si no había nadie con quien pudiera practicar y no era lo mismo tocar a Sol o a Luna que eran animales que a un ser humano. Lo único que había podido ver en ellas era como un perro furioso las perseguía.

_ ¿En que piensas? –pregunto Mecha que estaba sentada a un lado mío en la hierba

_ Supongo que en nada verdaderamente importante. ¿Y tú? –pregunte

_ Creo que en lo mismo. En realidad me estaba preguntando si querrías salir esta noche –dijo ella

_ Me encantaría, pero no tengo la menor idea de a donde podríamos ir –dije con una mueca

_ No hay problema, ya se me ocurrirá algún lugar al que podríamos ir a comer y a pasar la noche si es que quieres –respondió Mecha sonriendo

_ Como digas –dije apoyando mi cabeza sobre mis rodillas

Suspire tristemente. Dos meses, mas de sesenta días, y mi piel seguía siendo tan pálida y fría comparada con la temperatura media. ¿Cuántos grados debía tener ahora? ¿Mas de veinte grados con suerte? ¿Y mi color? ¡Seguía tan pálida como alguien totalmente atemorizado! Y me dolía saber que mi imagen no mejoraría más. El cambio en el cuerpo que sucedía cuando se revelaban tus poderes duraba alrededor de un mes. Yo seguía así por la apariencia que me había sido arrebatada y así quedaría por siempre.

_ ¿Te sucede algo? Pareces triste –dijo Mecha

_ Simplemente me aburre la clase de gimnasia, no entiendo que hacemos aquí sentadas –mentí

_ Supuestamente... escuchar las instrucciones del ejercicio que debemos hacer. Si es que lo vamos a hacer, por que realmente la profesora esta hablando desde hace mas de media hora respecto al tema y terminara por sonar el timbre antes de que podamos hacer algún movimiento.

_ Si quieres que salgamos esta noche deberías decirme a que horario –dije y ella sonrió viendo que aceptaba- Solo avísame en donde nos encontramos. Solamente me gustaría ir después de la escuela a casa de Cato.

_ No hay problema, termina esta hora y podría acompañarte así planeamos bien que haremos –dijo ella

_ Si quieres también podemos tomar algo ahí –dije recordando que ahora ya podía comer cualquier tipo de cosas

_ Si no le es mucha molestia a Joan, me encantaría –respondió ella

_ A Cato le encantan las visitas, a cualquier persona que se cruza la invita a su casa a tomar algo, no le será ninguna molestia sino que todo lo contrario –dije

_ Entonces eso es lo que haremos. Termina la hora y vamos para tu casa a tomar algo y luego salimos –acordó ella y asentí- Ojala esta clase terminara rápido.

_ Puede que así sea –conteste

Cerré los ojos y me deje caer sobre la hierba para que Mecha no me viera, entonces simplemente pensé en lo que quería que ocurriese. No pasaría nada si adelantaba el reloj de la escuela cinco minutos. Nadie notaria que el reloj marcaba en un momento las tres y cincuenta y cinco y al segundo marcara las cuatro en punto. Casi me imagine frente al reloj que estaba conectado al timbre, modificando los minutos y entonces el timbre sonó. Aun así me mantuve unos segundos mas tendida sobre la hierba con los ojos cerrados y luego me levante.

_ Vaya, hubiera jurado que aun faltaban cinco minutos –dijo Mecha

Casi reí y me fije en como la profesora miraba totalmente confundida su reloj sin saber que había ocurrido.

_ Mi reloj debe estar atrasado chicas, lamento no haberles avisado con anticipación que la hora iba a terminar. Ya pueden ir a los vestuarios –dijo ella

La profesora siempre nos avisaba cinco minutos antes así no teníamos que quedarnos tiempo después de clase para cambiarnos, pero no habría mucha diferencia con cinco minutos. Me cambie rápidamente, quitándome la ropa deportiva y volviéndome a poner mi ropa habitual. El vestuario pareció ser un caos ante la desesperación de todas de partir cuanto antes. Tome mis cosas, mi abrigo y mis patines para salir del vestuario. Casi más me olvidaba de Mecha cuando ella me alcanzo en la puerta ya cambiada y con su mochila.

_ ¿Qué tan lejos puede estar la casa de Joan? –pregunto mientras salíamos

_ Solamente unas cuadras, ni que caminar fuera tanto problema –respondí

Nos detuvimos unos segundos en la entrada de la escuela para que yo pudiera ponerme mis patines y luego partimos, ella caminando y yo andando lento para no dejarla atrás. Todo el camino fue hablando sobre lo que podríamos hacer y a donde ir. Mecha era quizás la única persona con la que podía hablar sin tener que preocuparme por lo que decía. Me detuve en seco frente en la entrada al ver, no solamente el auto de Cato, sino que también una motocicleta negra que reconocí al instante. Resultaba extraño saber que Alex estaba en la casa hablando con Cato seguramente sobre su oficio de periodista. Ya me había acostumbrado a que fuera Miguel quien viniera cada pocos días y en raras ocasiones también Daniel, pero esta era la primera vez que él venia desde que yo estaba y me resultaba completamente anormal.

_ Parece que ya tienes visitas –dijo Mecha

_ Me paso por alto estos dos meses y me ignoro, dudo que algo cambie ahora. Solamente debe haber venido para hablar con Cato, ellos se muestran muy interesados respecto a su profesión como periodista –le explique

_ Sabes, la línea que divide el interés de la investigación es muy frágil –dijo ella

_ Mientras no se meta en mis cosas, que Cato invite a los cinco si quiere. Aunque lo cierto es que siempre vino Miguel, nunca lo vi venir a Alex desde que yo estoy –admití- ¿Aun así quieres quedarte a tomar algo?

_ No si voy a interrumpir algo –dijo ella

_ No interrumpirás nada mas que una aburrida charla sobre los últimos temas que este tratando Cato como periodista –dije poniendo los ojos en blanco

_ Aun así, será mejor que no interrumpa nada. Iré a mi casa y nos podemos encontrar como a las siete de la tarde en la plaza del centro –dijo ella de algún modo aterrorizada

_ ¿Pero por que...? –comencé a decir y ella me interrumpió

_ Luego te cuento si quieres, ahora no. Te veré dentro de un rato –dijo despidiéndose y luego partió casi corriendo

Me quede mirándola totalmente sorprendida durante unos segundos y luego me di vuelta para entrar a la casa. Busque las llaves de la casa en mi mochila y enseguida las introducí abriendo la puerta. Las voces que parecían venir de la sala de estar callaron enseguida al escucharme entrar. Me saque los patines y los deje a un lado de la puerta como siempre, ya poniéndome nuevamente mis zapatos. Luego simplemente fui a la sala de estar. Al instante lo vi a Cato sentado en el sillón y trabajando con su computadora portátil que estaba sobre la mesa. En frente de él y apoyado sobre la pared estaba Alex con lo brazos cruzados sobre el pecho y mirando incómodamente al suelo. Él levanto la cabeza al verme y casi al mismo tiempo Cato se dio vuelta para saludarme.

_ ¡La Strega! ¡La Strega! –dijo él bromeando y reí mientras lo abrazaba desde atrás del sillón

_ Buenas tardes Cato –dije soltándolo

_ ¿La Strega? –pregunto Alex sin comprender

_ Vieja broma que tenia con su padre y ahora tengo con ella –respondió Cato- Katherin es como una sobrina para mi.

_ ¿Qué hace él aquí? –pregunte

_ Se ofreció a ayudarme con el trabajo –respondió Cato

_ Salí una hora antes por que tenia hora libre y no tenia nada mejor que hacer –explico Alex

_ Como digas. Ah, por cierto Cato, saldré esta noche con una amiga. Espero que eso no te moleste –dije

_ Por mi no hay problema, toma las cosas que necesites. Mientras no te metas en problemas, has lo que quieras. Yo creo que pasare una tarde muy larga, tengo que terminar esta investigación –dijo él

_ Entonces los dejare continuar tranquilos. Buenas tardes Alex- dije y él me detuvo antes de que pudiera partir

_ Una pregunta. ¿El gato es tuyo? –pregunto él con una mueca

Lo mire sin entender y luego me fije en que Sol estaba instalada sobre su zapato. Ella dormía profundamente sobre el pie de Alex sin que él pudiera moverse y me lleve una mano a la boca para no reír. Asentí.

_ Parece que a tu gata le gusto bajar a saludar a las visitas –dijo Cato ya nuevamente volviendo a su trabajo

Les sonreí una última vez y luego deje la sala. Subí las escaleras hasta estar en mi habitación y enseguida deje tirada mi mochila de lado. En eso Luna entro por la ventana y se paseo entre mis piernas a tiempo que ronroneaba. Estuve durante un rato sacando los libros que tenia que leer y los cuadernos sobre los que tenía que hacer la tarea. Luego de varios minutos me decidí a bajar para tomar algo que comer. Salí de la habitación y Luna me siguió hasta el umbral de la puerta sin querer bajar. No me parecía raro, a ninguna de las dos les gustaba la gente que les resultaba extraña y por eso se quedaban en mi habitación cuando había visitas. Pero sin embargo me sorprendía ver que Sol si había bajado a pesar de que estuviera Alex. Me agache a un lado de ella, pasándole una mano por la cabeza y acariciándola a tiempo que ronroneaba.

_ Hay un chico abajo, no dejes que entre a mi habitación si llega a subir –le susurre y ella asintió de algún modo

Me despedí de ella sonriéndole una última vez y Luna se quedo en el umbral de la puerta haciendo guardia para evitar que cualquiera pudiera entrar. Casi reí imaginándome lo que seria capaz de hacer ella para cumplir lo que le había dicho y entonces baje. Me dirigí a la cocina, buscando algo para comer y tomando una manzana. Aun si ahora mis hábitos alimenticios habían vuelto a ser normales, la manzana me resultaba de lo más exquisita.

Salí de la cocina comiéndola y entonces me apoye sobre el marco de la puerta de la sala de estar para observarlos. Cato seguía totalmente sumido en su trabajo mientras revisaba un par de fotografías que tenia sobre la mesa y Alex seguía inmovilizado por Sol.

_ No logro descifrarlo –dijo Cato totalmente frustrado

_ ¿Qué cosa? –pregunte y él se sorprendió de encontrarme detrás suyo

_ Unas marcas extrañas que aparecen por varias ciudades en las que hay desaparecidos –respondió Alex- Estamos con eso desde que llegamos y no pudimos encontrar nada.

Lo mire sin comprender y luego me acerque, dando la vuelta al sillón y parándome a un lado de la mesa. Tome las fotografías que había sobre esta y las pasé una por una viendo a que se referían. Casi me congele al ver las marcas grabadas en la pared en rojo aunque para mi seguían pareciendo grabadas en sangre. Si, estaba segura de que esas marcas debían de estar hechas con sangre y casi me estremecí ante el pensamiento. Volví a mirar las miles de imágenes conteniendo escrituras, símbolos y marcas demasiados familiares para mi y todas se referían a lo mismo. Lo mire a Cato, no podía verlo así de mal. Deje las fotografías nuevamente sobre la mesa y suspire, los ayudaría en lo mas mínimo aunque sea.

_ La estrella invertida dentro del círculo es un pentagrama –dije señalando una foto y ambos me miraron sorprendidos- Aunque en realidad no es del todo una estrella, es un carnero. Y ese es el símbolo del satanismo, la marca de Lucifer.

_ ¿Y las demás marcas? –pregunto Cato

_ No lo sé, debe ser alguna escritura antigua o algo –mentí

¿Cómo no lo iba a saber? Sabía leer perfectamente la escritura de brujas y entendía perfectamente las palabras escritas pero aun así no podía decírselos. Ellos se miraron durante unos segundos y finalmente Sol se levanto del pie de Alex. Ella se estiro luego de haberse despertado y miro con curiosidad a Alex. Luego, simplemente salto del suelo al sillón y del sillón a mi hombro. Enseguida la tome entre mis brazos para que no se cayera y reí ante las cosquillas que me hacia su cola en mi rostro.

_ Parece que al fin se decidió a dejar libre a nuestro invitado –dijo Cato

_ Ni que le haya hecho algo mala. ¿Verdad Sol? –dije acariciándole el pecho y ella refregó su rostro contra mi remera

_ Con lo que odio los gatos –dijo Alex moviéndose al fin de su lugar

En ese momento Sol pareció acordarse de algo y se detuvo. Salto de mis brazos al piso y nuevamente se tiro sobre el zapato de Alex impidiéndole así poder moverse. Él suspiro frustrado, moviendo el pie pero aun así sin poder quitarse a Sol de encima y no pude evitar reír.

_ Parece que te quiere –dije

_ Pues yo no la quiero a ella encima de mí, no me gustan los gatos –respondió él

_ Entonces créeme que te equivocaste de casa –bromeo Cato

Me di vuelta, continuando comiendo mi manzana y volví a la cocina. Me apoye sobre la mesada, tirando la manzana ya acabada y sirviéndome un vaso de agua. A los pocos segundos escuche como alguien venia y mire con curiosidad entrar a Alex y tomar un vaso para llenarlo con agua de la canilla.

_ Me debes un zapato –dijo él y entonces me fije en que tenía un pie descalzo

_ Realmente exageras mucho las cosas –dije

_ No exagero las cosas. Ese gato luciferino se quedo con mi zapato y creo que no piensa devolvérmelo –dijo Alex

_ Primero, se llama Sol y te puedo jurar que es todo lo contrario a un gato luciferino –dije molesta

_ Odio los gatos –repitió él

_ ¿Por qué? –pregunte

_ Solo digamos que soy muy supersticioso –respondió Alex

Puse los ojos en blanco, lo único que me faltaba. Lo mire de soslayo una única vez, preguntándome por que justamente él tenía que ser supersticioso y continué tomando de mi vaso. Sentía su mirada todo el tiempo clavada en mí, en mis manos enguantadas sobre todo y no pude evitar que el corazón se me congelara ante la idea de que él sospechara algo.

_ No entiendo por que odias los gatos solo por superstición. Sol no es un gato negro ni nada de eso –dije

_ Pero es un gato, fieles animales de los brujos –dijo él

_ ¿Entonces también odias los murciélagos por que están relacionados con los vampiros? –pregunte sarcásticamente

_ Exactamente. Y los lobos tampoco me caen muy bien que digamos –respondió él con toda dignidad

_ Me cuesta creer que justo tú vengas a hablarme de supersticiones, no pareces esa clase de chico –admití

_ ¿Verdad? Mi apariencia muestra todo lo contrario. Parezco el típico chico popular y con dinero que vive solo con sus amigos y pasa las noches en fiestas privadas a las que lo invitan. Además de que tiene a todas las chicas detrás de él y ha salido con toda cual ha deseado –dijo él

_ Vaya, tampoco te falta la arrogancia –contesté tomando otro sorbo de agua

_ No, parezco esa clase de chico –dijo Alex

_ Pero no lo eres –note y él me miro sorprendido- Yo creo, que si fueras esa clase de chico, tendrías mejores cosas que hacer que estar aquí ayudando a un periodista en su investigación y hablando con una persona a la que apenas le dirigió la palabra dos veces en su vida.

_ De hecho te hable mas de dos veces en mi vida –me corrigió él- Y si, tengo mejores cosas que hacer que estar aquí.

_ ¿Y entonces que haces aquí? –pregunte y al instante encontré la respuesta- Si no estas aquí por que quieres –dije a tiempo que lo pensaba- estas aquí por que debes. Cuando uno hace algo que no quiere es por que es un deber y tiene que hacerlo igual sin importarle que prefiera. Igual sigo sin entender por que viniste tú en vez de Miguel.

_ Tiene un examen final mañana y me dijo que tenía que estudiar. Por eso vine yo –respondió él

_ ¿Pero por que vienen aquí? –volví a preguntar

_ Simple curiosidad –dijo Alex- Uno no puede vivir sin saber lo que pasa a su alrededor y además Joan es una persona muy buena. Después de todo te acepto en su casa luego de años que no te veía según me contó.

Mi mordí el labio. La última vez que había visto a Cato antes de venir a vivir con él había sido hacia años, exactamente una semana antes de que los grandes problemas de mi vida comenzaran. Una semana antes de que conociera a Nicholas y que me metiera en todo ese embrollo en el Instituto Bella Vista. Suspire.

_ Si, es una muy buena persona. Me pone mal verlo tan frustrado respecto a la investigación que esta haciendo ahora –admití

_ Es todo demasiado extraño. Y ahora que parece ser que esas marcas están relacionadas con los desaparecidos –dijo él apoyándose contra la mesada a un lado mío y me miro de soslayo- Aunque tu pareces saber mucho al respecto.

Me congele totalmente y casi dejo caer el vaso de mis manos cuando se deslizo pero logre impedirlo. Deje el vaso sobre la mesa, casi temblando y mirándolo a él de soslayo. No lo entendía, o me ignoraba completamente como si no existiera o se fijaba demasiado en mí como para darse cuenta de eso. Prefería que ni me mirase antes que estar quedando al descubierto frente a él.

_ Realmente no sé mucho –dije rápidamente- Lo del pentagrama es bastante sabido por las personas.

_ Pero no cualquiera sabe como interpretarlo –dijo él aun mirándome de soslayo y tomando de su vaso- No cualquiera sabe que la estrella invertida es en realidad un carnero.

_ Leí sobre ese tema, eso es todo –dije

_ Como digas, pero no se supone que una chica normal de dieciséis años sepa eso –continuó él

_ Esta bien, en mi antigua escuela tuve que hacer un trabajo de investigación sobre eso y es por eso que sé esas cosas. ¿Estas contento? –dije, inventando rápido una excusa y él asintió

_ Aun así hay muchas cosas que no me cierran de ti –dijo por lo bajo

_ Ese es tu problema, no el mío –dije apresuradamente

Quise irme de ese lugar, borrarme, alejarme lo más que pudiera de él. Pero apenas me moví Alex me detuvo tomándome por la muñeca y acorralándome contra la mesada. En un segundo estuvo frente a mí y quizás demasiado cerca. Lo mire fijamente, deseando más que nada poder tocarlo y sin poder desprender mi vista de él.

_ ¿Qué es lo que quieres? –pregunte pero pareció mas un susurro

_ Saber quien eres realmente –contesto- Saber por que evitas tocar a la gente y por que siempre que te veo, veo el miedo grabado en tu rostro como si temieras que algo llegara a pasarte.

_ No me pasara nada –dije desviando la mirada rápidamente al suelo pero no logre convencer ni a mi misma

No podía negarlo y tampoco mentirme a mi misma, desde que había vuelto a escuchar su voz, por más que las únicas palabras que le dije fueron para mandarlo al infierno, no había podido evitar que esta quedara grabada en mi cabeza. Como un recordatorio de que no estaba a salvo, que no podía huir para siempre de él. Si, podía seguir ocultándome aquí. ¿Pero cuanto tiempo duraría? Si él llegaba a aparecerse en algún momento por aquí... estaba segura de lo que pasaría. No podría huir dos veces. Y aun si por algún milagro yo lograba escapar de él, esta vez no tendría ninguna ayuda de mi parte. La ultima vez mi huida no había sido planeada, simplemente había surgido y al cruzar la línea que marcaba el portal él no estaba cerca por lo que no pudo leer mi pensamiento y saber a donde iría. Esta vez no podría escapar tan fácilmente si volvía a ocurrir. Además no debía de olvidarme de que Nicholas estaba con ella, con la maldita de mi hermana que seria capas de atraparme con simplemente parpadear. No sin antes no haberme torturado. Yo no tendría ninguna oportunidad si ellos dos llegaban a encontrarme. No podría escapar, no podría enfrentarlos, solamente podría valerme de mis manos y de lo que tuviera encima cuando ese momento llegara. Además estaba presente el detalle de que los instrumentos malditos ahora me herían, cualquiera de ellos con un toque de su elemento podrían fácilmente matarme por mas que la reacción en mi no era la normal, la herida tardaría un poco mas de tiempo en matarme.

Volví a la realidad, parpadeando un poco y negando mis anteriores pensamientos. Yo estaba a salvo, o al menos por el momento. Y además, si alguno de ellos llegara a aparecerse por los alrededores, el trabajo de Cato como periodista me advertiría. Después de todo, eso es lo que se supone que hacen los periodistas, estar atentos a lo que pasa a su entorno.

_ No entiendo que podría pasarte –dijo Alex

_ Nada –repetí

_ ¿Y entonces por que actúas como si algo terrible te persiguiera? –preguntó él

Brujos, demonios, gente al servicio de la oscuridad, caza-fortunas, todo aquel que estuviera interesado en la gran recompensa que seguramente tenía mi captura. De hecho, ya no podía confiar en nadie más que Derek y Lucas.

_ Son mis problemas personales, no tienes por que saberlos –respondí finalmente

_ No, pero me gustaría saber como eres realmente –dijo él- La imagen que le muestras a los demás, que me muestras a mi ahora, estoy seguro de que esa no es realmente tu.

Tenia que salir de aquí ya. Si esto seguía, o terminaría cediendo y diría cosas que no debía decir o diría cosas que simplemente intensificarían más sus sospechas. Considere durante varios segundos la idea de hacerle algún hechizo para desorientarlo, quizás hacerlo olvidar los últimos cinco minutos o simplemente para distraerlo. Pero no podía, yo no hacia hechizos sobre las personas normales y luego no habría forma de explicarle lo que sucedió. Quizás podría tocarlo y con eso se alejaría de mí. No. No lo tocaría ni aunque mi vida dependiera de ello. No solo por que sabía lo que pasaría, le haría revivir su peor recuerdo y compartiría su dolor, quedaría totalmente al descubierto y no habría forma de cubrirme, pero realmente no quería tocarlo. No solo por que no debiera, sino que no quería causarle dolor ni sufrimiento, no deseaba hacerle ningún daño.

_ Supongo que no me responderás nunca. ¿Verdad? –Dijo Alex, asentí- Entonces tendré que esperar hasta que cambies de opinión. Al menos créeme cuando te digo que en este lugar no te pasara nada. Nunca ha habido ningún asesinato, ningún desaparecido, nada. Mientras estés dentro de los límites de este pueblo, estarás a salvo.

Esas simples palabras me hicieron recordar a esa noche, cuando había intentado entrar mediante a un transportador y no había logrado traspasar los limites del pueblo con magia. Había tenido que ser a pie, como una persona normal, como si algo me hubiera impedido ir mas allá utilizando magia.

_ Sabes que no cambiare de opinión –dije

_ Todo el mundo cambia de opinión en algún momento, tengo esperanzas en ello –respondió pasando una mano por mi mejilla

¿Cuántas chicas que yo conocía desearían estar ahora en mi lugar? ¿Cuántas harían cualquier cosa con tal de que él les dirigiera al menos una mirada? Y sin embargo yo lo único que quería hacer en este momento era alejarme lo mas que pudiera de él.

_ ¿Por qué estas tan fría? –susurro

_ Dijiste que eso era como si yo te preguntara por que andan ustedes cinco siempre tan alejados de los demás –respondí- Es mi vida personal, no tengo por que responderte.

Eso pareció darle vuelta su juego y suspiro alejándose de mí. Apenas estuvo libre salí casi corriendo de la cocina dejándolo atrás y subiendo apresuradamente las escaleras. Luna seguía en la puerta de mi habitación con su puesto de guardia y me miro con curiosidad cuando me vio llegar. La deje entrar detrás de mi y entonces cerré la puerta casi de un portazo. Me deje caer sobre la silla de mi escritorio, sacándome los guantes y llevándome una mano a la cara. Aun podía sentir calido el lugar en donde él me había tocado. Sacudí la cabeza, no podía permitirme mas pensar en Alex, no si él enserio estaba sospechando algo de mi.

Me di vuelta e hice lo único que podía hacer para distraerme en este momento. Abrí el gran libro y nuevamente me sumergí en la tortura de intentar entenderlo por más que me resultaba casi imposible leerlo. No podía leer muy bien las palabras, apenas si lograba entenderlas pero no sabia lo que significaban. Las pocas paginas que había podido leer del libro hablaban de lo que podía hacer yo con el tacto pero aun así no me decían nada respecto a como controlarlo. Y si contábamos lo difícil que se me hacia leerlo, con suerte terminaba una pagina en media hora. Mi avance era demasiado lento para mi gusto, yo necesitaba saber cuanto antes como controlarme pero no podía arriesgarme a saltar páginas y además no me resultaba tan sencilla la tarea de leer algo que no sabia leer.

Finalmente me canse, dejándome caer sobre el escritorio y cerrando el gran libro. Una vez que logre recomponerme, me senté correctamente y tome mi daga de al lado del libro. Comencé a juguetear con ella, haciéndola rodar entre mis manos y mirándola más que fascinada. Mi daga, mi elemento, mi todo. Después de todo se suponía que cada brujo tenia su elemento, algo que podía ser desde una varita hasta una espada que le sirviera para utilizar su magia. Claro, se podían hacer algunos hechizos sin tener que recurrir a tu elemento pero lo cierto era que solo eran cosas básicas que cualquier brujo de nacimiento podría hacer sin ningún problema. Algunos brujos, aquellos que eran extremadamente poderosos y podían controlar su poder perfectamente no tenían ninguna necesidad de un elemento, lo podían hacer todo apenas si diciendo las palabras. Pero en cuanto a hechizos que se hacían en personas, que se debía utilizar la escritura para hacerlos, ahí cualquier brujo necesitaba de algún elemento con el cual grabar el hechizo en la persona.

Hice una mueca al recordar el fortĭa que había tenido que grabarme en mi muñeca por más que ni había sentido cuando me había cortado para hacerlo. Luna miraba con curiosidad el brillo que desprendía mi daga reflejando la luz cuando la hacia girar. Ella parecía más bien hipnotizada y no pude evitar reír cuando salto en el aire intentando de algún modo capturar el brillo. Luego yo me detuve y mire con curiosidad la escritura que había en la hoja de mi daga. Por más que lo había intentado durante días, luego de haber empezado a leer un poco la escritura antigua de los brujos, jamás había logrado leer lo que esta decía. Tenia extrema curiosidad por poder descifrarla y saber que significaba y no entendía como era que Nicholas había logrado leerla por más mínimo que había sido.

Un golpe de puerta me trajo de nuevo a la realidad alejándome completamente de toda distracción y rápidamente me pare de la silla. Guarde mi daga entre unos libros de los estantes, ocultándola y luego se me ocurrió sacar un cuaderno de mi mochila y tirarlo sobre la cama. Luna me siguió hasta la puerta, paseándose entre mis pies cuando yo me detuve para abrirla. Me sorprendió totalmente el hecho de encontrarme a Alex en la puerta, quizás por que no quería volver a tener que hablar con él o por que simplemente estaba acostumbrada a que fuera Cato quien tocara mi puerta y no nadie mas. Luna se detuvo, mirándolo seriamente y luego haciendo ese ruido que los gatos hacen para ahuyentar a los demás mientras le mostraba los dientes.

_ Genial, otro gato –bufo Alex fulminándola con la mirada

_ Tranquila Luna –dije levantándola del suelo y sujetándola contra mi, ella al instante se tranquilizó y ronroneo a tiempo que me acariciaba con la cabeza- Recuerda que es el invitado de Cato. No puedo dejar que lo mutiles como a un ratón.

_ Si ese gato me toca lo asesino –dijo Alex molesto- Ya bastante tengo con que el otro me haya robado un zapato.

_ Tranquilo, te lo devolverá antes de que te vayas –dije poniendo mis ojos en blanco y luego acerque mas mi rostro a la cabeza de Luna- No lo ataques a menos que haga algo que no debe –le dije y luego lo mire a Alex- ¿Que quieres?

_ Joan me pidió que te llamara. Al parecer cree que podrías sernos útil en algo con lo poco que sabes –respondió

Al momento note que él no creía que yo supiera poco respecto al tema sino que todo lo contrario. Suspire, dejando a Luna nuevamente en el suelo. Le eche una rápida mirada a mi habitación, procurando que él no pudiera ver nada más que mi mochila tirada en el suelo y mi cuaderno abierto sobre la cama. Lo último que necesitaba era que Alex sospechara más al respecto viendo los miles de libros que había ahí.

_ Estoy haciendo la tarea –dije rápidamente como excusa

_ Entonces baja el cuaderno y continua abajo. Tu presencia parece tranquilizarlo, aunque no lo demuestre esta demasiado alterado por no poder avanzar mas en su investigación –dijo él

Por un segundo me distraje mirando el objeto plateado que colgaba de su cuello, la cadena de la cual colgaban un par de alas plateada abiertas. Sabía que cada uno de los cinco tenia un objeto similar, del cual colgaban esas alas, o al menos eso me había contado Nikky.

_ Ahora bajo –dije finalmente

Él se dio vuelta y partió. Suspire frustrada y luego tome de mi cama el cuaderno y un bolígrafo. Nuevamente Luna me siguió hasta detenerse en la puerta y ahí se echo a hacer su guardia. Baje las escaleras, volviendo a la sala de estar y tirándome sobre un sillón. Cato me miro con una rápida sonrisa y luego volvió a estar sumergido en su trabajo. Mirando las fotografías una y otra vez mientras que utilizaba su computadora. Alex estaba parado enfrente de él, también mirando unas fotografías y tratando de descifrarlas sin lograrlo. Ambos hablaban entre si, diciendo lo que las marcas podían significar e intercambiando varias teorías totalmente diferentes. Y yo sentada, mirándolos y sabiendo leer esas marcas. Eran palabras en la escritura actual de los brujos, algo que leía con demasiada facilidad, nada que ver con la antigua escritura que apenas si podía descifrar de mi libro.

Subí los pies al sillón para tener algo en que apoyar el cuaderno y empecé a hacer garabatos. Dibuje inconscientemente, sin alejar la mirada de las manos de Cato sobre el teclado y las constantes manos de Alex esparciendo fotos sobre la mesa para examinarlas. Solo cuando Sol apareció de la nada, subiéndose al respaldo del sillón y luego apoyándose sobre mi hombro para ver el cuaderno, fue que reaccione y me fije en lo que había hecho. Mire las marcas hechas en mi cuaderno, asimilando las palabras en menos de un segundo y dejándome casi sin aire.

_ El sol sobre la oscuridad –susurre casi sin voz

Sol se detuvo, apoyando una pata en el cuaderno justo donde había escrito y maullando. Mire nuevamente los símbolos, las marcas que había hecho para escribir eso y sin dejar de cuestionarme como había podido hacerlo inconscientemente. Antes de que pudiera darme cuenta, mi mano ya estaba nuevamente dibujando sobre la hoja. Mire con curiosidad el dibujo que estaba haciendo inconscientemente y luego mi mano totalmente desnuda. ¿Era por eso? ¿Por que ahora no llevaba puesto ningún guante que estaba haciendo estas marcas y símbolos? Sonaba demasiado extraño esa idea. Una vez que termine, mire primero el extraño dibujo y luego mi collar, eran exactamente el mismo sol. El mismo circulo rodeado de los zigzagueantes rayos. Solté el bolígrafo y pase mis dedos sobre el papel, acariciando el extraño dibujo y por alguna razón sintiéndolo caliente. No, no era un dibujo, era una marca que debía de significar algo. Era idéntico a la marca que yo tenía en mi espalda, aquella que había aparecido quien sabe como luego de que hubiera estado en la oscuridad.

Levante la cabeza, feliz de que ninguno de ellos dos me hubiera oído o fijado en mí. Ambos seguían sumidos intensamente en su trabajo, sin dejar de examinar los papeles y buscar información en la computadora.

_ ¿Encontraron algo nuevo? –pregunte

_ Solamente que tenias razón con lo del símbolo –respondió Cato y luego suspiro- Si Adrian estuviera aquí seguro que sabría como resolverlo, él siempre fue bueno en este tipo de cosas.

_ Mi padre siempre fue bueno en cuanto a los misterios –dije tristemente- Él siempre encuentra el modo de resolverlo todo.

La tristeza que me invadió fue instantánea, lo extrañaba mucho a mi padre y lo necesitaba más que nada. Seguramente él sabría como resolver lo que me estaba pasando, descifrar por que yo era tan diferente de los brujos normales y ayudarme con mis problemas. Y mi madre, a ella también la necesitaba, necesitaba su cariño y apoyo. Quería volver el tiempo atrás, ser de nuevo una niñita pequeña de tan solo seis años y estar abrazada a ellos dos. Sentir que me querían, me protegían, que estaba a salvo y nada me pasaría mientras estuviera con ellos. Ese había sido mi error, haberme separado de ellos. Y ahora que los necesitaba, no podía ir a verlos. No podía arriesgarme a salir de este pueblo e ir a mi casa por que seguramente los de la secta la tenían vigilada y me estaban esperando. Y no podía arriesgarme a meter a mis padres en mis problemas, lo que menos deseaba era que les pasara algo a causa mía.

_ ¿Cato, crees que mis padres se acuerden de mi? –pregunte dudando y él me miro sonriendo

_ Te aseguro a que piensan en ti a cada segundo –respondió- Y Diana también.

_ Si claro. Solamente pensara en mí para buscar el modo de cómo matarme –dije

Para suerte de mi descuido, Cato pareció tomárselo como una broma y rió. Me mordí la lengua para no volver a hablar por más que lo que había dicho si era verdad. Mi hermana solamente pensaría en mi y en como se degustaría torturándome y quizás también matándome. Bueno, nunca me había llevado bien con ella, por alguna razón no me sorprendía que hubiéramos terminado así. Cada una deseando matar a la otra.

_ Dudo que tu hermana quiera matarte realmente –dijo Cato aun riendo

Quise responderle, decirle la verdad y que ella seria capaz de matarme y seguramente era lo que deseaba, pero me obligue a no decir ni una sola palabra. En vez de eso lo ignore y deje de mirarlo. Sol bajo del sillón, yéndose a parar a los pies de Alex y mirándolo a tiempo que maulló. Fue eso lo que me hizo reaccionar, alzar la vista, ese maullido que ella solo hacia cuando me veía triste y quería consolarme. Me fije en Alex, que tenia el rostro bajo y por mas que trataba de ocultarlo pude ver su rostro totalmente devastado por la tristeza.

_ No deberías despreciar así la compañía de tu hermana –dijo aun con la cabeza gacha y luego camino- Será mejor que me vaya.

_ Alexander... –comenzó a decir Cato, preocupado

_ No hay ningún problema Joan –respondió él y luego pareció recobrar su animo con una sonrisa- Además había quedado de encontrarme con Gabriel a las siete.

Él le sonrió una última vez a Cato y luego abandono la sala. Esas últimas palabras me hicieron recordar. ¡Las siete! Yo había quedado de encontrarme con Mecha a las siete en la plaza central y me había olvidado totalmente. Mire desesperada mi reloj viendo que este casi marcaba las siete en punto y corrí desesperada escaleras arriba. Deje el cuaderno y el bolígrafo tirados en la cama a tiempo que tomaba un par de guantes que usar. Baje apresuradamente las escaleras, saltando los últimos escalones y aterrizando de pie para partir lo mas rápidamente que pudiera. Corrí hacia la puerta y entonces me detuve en la sala de estar al ver a Cato también triste. Deje de apresurarme tanto por llegar a tiempo, no podía irme y dejarlo así sin saber por que. Me acerque lentamente a él, parándome detrás del sillón y poniéndole una mano sobre el hombro.

_ Le dolió lo que dije –murmuro Cato

_ ¿Qué cosa? –pregunte

_ El hermano de Alexander esta desaparecido desde hace siete años, es por eso que él siempre esta dispuesto a ayudarme con la investigación. No debí mencionar a tu hermana sabiendo que al él le dolería el tema –respondió él

_ En todo caso fue mi culpa por detestar a mi hermana mientras que él parece extrañarlo –dije por lo bajo y suspire- Cuando vuelva veré si puedo ayudarte en algo con tu trabajo.

Él no respondió, se quedo ahí, lamentándose por lo que había hecho aunque en realidad era mi culpa. No pude evitar compadecerme de Alex y me sentí terriblemente culpable. Su expresión, su voz cuando hablo, todo me dolía terriblemente. Yo deseando nunca mas ver a mi hermana mientras que él se ponía así ante el simple recuerdo. Pero el hermano de Alex debió de ser una persona buena, Diana me había odiado desde el primer momento en cambio. Ahí estaba la diferencia entre nosotros dos.

Hice vuelta atrás en mi memoria, trate de recordar todos mis compañeros del Instituto Bella Vista sabiendo que ahí estaba la mayoría de los desaparecidos. Nada. En ningún momento recordé a un chico que se pareciera en lo mas mínimo a Alex. Además habían pasado siete años, suficiente tiempo para que él hubiera terminado el instituto y hubiera partido. La culpa que pesaba sobre mí, sobre lo que yo era, resultaba ser terrible. Cada desaparecido era un chico que había decidido entregarse a Lucifer a cambio de poderes y pasar a formar parte del Instituto. Y aquí estaba yo, huyendo de ese destino.

Suspire una última vez antes de salir de la sala y dejar solo a Cato. Tome las llaves de la casa, me puse ambos guantes y luego salí. Alex seguía afuera, apoyado contra su motocicleta y hablando por teléfono. Me fije una ultima vez en él antes de pensar en como haría para llegar a la plaza central y que explicación le inventaría a Mecha por mi retraso.

_ Arregla un encuentro y luego veremos que hacer. Te llamo mas tarde Daniel –dijo Alex colgando el teléfono y luego me miro- ¿Sales? –pregunto

_ Se suponía que debía encontrarme con una amiga ahora mismo pero veo que llegare tarde -dije con una mueca- Por cierto, perdona lo que dije ahí dentro. Deberé pensar mejor mis palabras antes de mandar al diablo a mi hermana.

_ No fue nada, no todo el mundo se lleva bien con los hermanos y para que tú mandes al diablo a alguien debes de tener alguna buena razón. No pareces el tipo de persona que vive maldiciendo –contesto él y luego me miro con curiosidad- ¿Hacia donde vas?

_ Hacia la plaza del centro –respondí

_ Entonces parece que tienes suerte –dijo sonriendo- Tengo que encontrarme cerca de ahí con Gabriel y me veré obligado a pasar por la plaza. ¿Quieres que te alcance?

_ ¿No te será mucha molestia? –pregunte

_ De un modo u otro voy a terminar pasando por ahí, tengo que encontrarme con Gabriel en un restaurante del centro. Además, sabes que seria la perfecta excusa de por que llegaste tarde.

Me mordí el labio un momento antes de aceptar su propuesta y acercarme. Él sonrió, más que feliz por que hubiera aceptado y tomo su lugar ya aforrándose al volante. Vacile durante unos segundos y Alex me tomo de la mano, tirando de mi hasta que me senté atrás.

_ No dejare que te caigas. ¿Confías en mí? –Pregunto, asentí- Entonces agárrate fuerte por que tiendo a ir muy rápido.

_ Dudo que puedas ir tan rápido como haces parecer –dije

_ ¿Recuerdas el viaje de dos horas en bus de este pueblo a la otra ciudad? Puedo hacerlo en menos de una hora –dijo él y como si eso me atemorizara me abrace fuertemente a él hundiendo mi rostro en su espalda- No bromeo cuando digo que puedo ir muy rápido.

_ Si me llega a pasar algo te mato –murmure y él rió

_ No tienes de que preocuparte, estas en buenas manos. No hay nadie que conduzca mejor que yo y jamás me ha ocurrido ningún accidente –contesto- Lo único, no te sueltes si no quieres caer.

No tuve tiempo de responderle a lo último, ni siquiera de hacer un sonido de queja. Al instante él pateo el frenillo que mantenía la motocicleta de pie y arranco. Me abrace mas fuertemente a él viendo la velocidad que tomaba al doblar sobre la calle y luego de unos segundos deje el temor de lado. Apoye mi cabeza de lado contra su espalda para poder ver lo rápido que pasaba todo a nuestro alrededor. Sentía el viento sobre el rostro y como este jugueteaba también con mi cabello hasta enredarlo completamente. Llegue hasta a reír por la sensación de libertad que tenia y el placer que sentía. Por primera vez en meses volví a sentir que era yo misma y que no tenia ninguna carga encima, me sentía igual de ligera que una pluma. No podía evitar sonreír y abrazarme mas a él mientras miraba todo lo que dejábamos atrás. Y luego me di cuenta de que me sentía plenamente feliz en este momento, ya no me importaba quienes me perseguían y el hecho de que mi captura tuviera una recompensa, simplemente deseaba recordar este momento y que durara para siempre. Teniendo en cuenta mi don quizás encontraría algún modo de volver a revivirlo luego de que acabara.

La única contra que tenía el hecho de que Alex fuera tan rápido era que en cuestión de minutos ya comenzábamos a estar en el centro del pueblo. Suspire un poco triste al ver que aminoraba la velocidad y afloje mi agarre. Moví apenas la cabeza para poder ver adelante ya el verde la plaza y él se detuvo antes de subirse sobre la grava.

_ Tendré que contratarte como servicio de transporte mas seguido –dije soltándolo

_ Digamos que es mi modo de pagarte por haberte cuestionado sobre tu vida personal esta tarde –dijo él

Me baje de la motocicleta, mirando por un segundo al cielo nocturno de las siete de la tarde en otoño y luego fijándome de nuevo en Alex.

_ ¿Si te hago una pregunte, me la responderías con completa sinceridad? –pregunto Alex

_ Si –dije y luego me arrepentí

_ ¿Por qué pareces estar tan peleada con tu hermana? –dijo él

Considere responderle durante unos segundos, jamás le había dicho a nadie la verdadera razón de por que estaba peleada con ella, ni a Derek. Pero era lo mínimo que podía hacer, responderle esa pregunta luego de lo que le había hecho pasar esta tarde despreciando a mi hermana que no deseaba volver a ver mientras que él extrañaba a un hermano que nunca mas reencontraría. Respire hondo y finalmente hable.

_ Yo y ella nunca nos llevamos muy bien, sé que estoy peleada con ella desde que tengo memoria –admití- Pero supongo que la situación se agravo hace mas de un año.

_ ¿Por qué? –pregunto él

_ Digamos que estábamos las dos tras el mismo chico y termine yo quedándome con él –confesé

_ Si me habrá tocado vivir una situación así. Me creerás un tonto pero es divertido ver a dos chicas peleándose por ti –dijo él casi riendo

_ Si, tienes razón –respondí- Te creo un tonto.

_ Va perfectamente con mi apariencia. ¿Verdad? Pero tú no pareces del tipo de chica que se pelearía con su hermana por un muchacho –dijo Alex

_ Diana y yo siempre fuimos totalmente opuestas, ella es diabólica –dije y me aterro la terrible verdad implícita

_ Aun así me cuesta verte a ti como una amenaza –dijo y luego miro más allá de mí- Creo que te estoy robando tiempo con tus amigas.

Gire apenas la cabeza para ver a que se refería. En el medio de la plaza, mirándonos, estaban Nikky y Mecha. Ellas enseguida desviaron la mirada al ver que yo me fijaba y comenzaron a hablar de cualquier cosa. Reí ante sus reacciones tan poco disimuladas y volví a mirar a Alex.

_ Supongo que si, dije que las veía a las siete y ya tengo bastante retraso –dije

_ Entonces supongo que aquí nos despedimos señorita, su conductor también esta llegando tarde –dijo él haciendo una reverencia y no pude evitar reír, Alex me sonrió ante la reacción y luego continuo- Lamento si te meto en algún embrollo con tus amigas, te atacaran con miles de preguntas respecto a que estabas haciendo conmigo.

_ Para tu suerte no me vengare por esto –dije y le di un beso en la mejilla- Adiós.

_ Adiós Katherin –dijo y luego se distrajo mirando al cielo- Faltan cuatro noches para Halloween –dijo casi en un susurro, más bien como un pensamiento

Él me sonrió una última vez y luego puso la motocicleta en marcha antes de partir. Se alejo a gran velocidad tal como habíamos llegado y me di vuelta para ir a encontrarme con mis amigas casi sabiendo lo que me esperaba. Me acerque a ellas, casi corriendo y sonriéndoles. Ambas se quedaron mirándome totalmente incrédulas durante unos segundos y luego parecieron reaccionar.

_ Cuando Mecha me dijo que debías de tener una buena razón para llegar tarde, no creí que fuera tan buena –dijo Nikky

_ Siempre encuentro alguna buena razón para llegar tarde –dije y las tres reímos a tiempo que nos abrazábamos

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