Capitulo 36: Tregua y trato


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Alguien golpeo a la puerta, temeroso e indeciso. Pero por más tímido que hubiera sido el golpe aquello basto para despertarme. Metí mi cabeza debajo de la almohada como si así pudiera negar la realidad y seguir durmiendo pero no conseguí nada, el continuo golpeteo seguía. Me levante vencida y mire con horror que ni siquiera era el amanecer por más que el cielo ya empezaba a clarear. Me cambie rápidamente y me arregle lo mejor que pude en menos de cinco minutos. Resople y maldije internamente a mi despertador. Me detuve frente a la puerta, ya tratando de controlar las mil maldiciones que deseaba gritarle. Aunque, dependiendo de quien fuera, quizás podría permitirme maldecirlo un poco o no. Abrí la puerta sin más, sabiendo que no podría volver a mi dulce sueño.

Mi sangre hirvió de rabia y trate de controlarme en cuanto vi a la muchacha que tenia delante. Su aspecto era deplorable y lamentoso pero no me importaba. Su rostro estaba demacrado de tanto llorar, sus ojos aun permanecían vidriosos por las lágrimas. Su cabello estaba destruido, como si alguien se hubiera tomado el trabajo de cortar uno a uno sus largos mechones y dejarlos todos totalmente desparejos. Y aun así, a pesar de que su apariencia daba lastima, a pesar de que sus ropas estaban todas rasgadas y llenas de sangre, a pesar de que su rostro no mostraba mas que golpes no pude mirarla con sentimiento alguno mas que odio. La empuje a un lado y salí de mi habitación, no deseaba estar cerca suyo.

_ Katherin –dijo ella tímidamente, su voz tembló

Ella se acerco a mí viendo que estaba dispuesta a partir y me tomo por el brazo para detenerme. Su agarre era demasiado débil, sin fuerza alguna. Sacudí el brazo para deshacerme de ella y la mire con odio antes de seguir caminando. Ella volvió a correr tras de mi para detenerme.

_ Por favor Katherin, tengo que hablar contigo –dijo ella, su voz estaba llena de temor

_ Pues yo no quiero hablar contigo –dije

_ Por favor Katherin, necesito tu ayuda –dijo ella y me di vuelta

_ ¿Para que? ¿Para luego devolvérmela con una puñalada en la espalda? No, otra vez no Diana –dije- Te lo deje muy en claro la última vez que nos vimos, no vuelvas a esperar ningún tipo de ayuda de mi parte por que nunca más la tendrás. Me tiene totalmente sin cuidado lo que te suceda ahora. Ya te ayude una vez, te cubrí con mis padres y me ocupe de hacer todo lo que necesitaste. ¿Y como me lo devuelves tú? ¡Quitándome lo que más amaba! No me importa si ahora estas ardiendo en el infierno que tu misma creaste. Todo el dolor que he sufrido es gracias a ti. Hazme un favor y bórrate de mi vida.

Ella intento alcanzarme y tomarme nuevamente por el brazo pero la evite sin problema alguno. Las lágrimas ya estaban en sus ojos y caían por sus mejillas pero me tenía totalmente sin cuidado. Me di vuelta y baje las escaleras, ya sintiendo la mirada de todos clavadas en mí. Los ignore sumida en mi propia furia, no me importaba si había llamado su atención y si los había despertado, lo único que deseaba era alejarme de aquella maldita cuanto antes. Tome un abrigo al dirigirme a la puerta y salí, cerrando fuertemente la puerta detrás de mí y deseando borrarme de aquel lugar.

Camine por la acera con la vista clavada en el suelo, tratando de calmarme mientras veía mis pies apoyarse uno delante del otro. Metí mis manos en los bolsillos y rápidamente tome un par de guantes que me puse. Continué así hasta llegar a un callejón e introducirme en la entrada al mercado negro, al menos allí no me encontrarían. Me detuve en medio de la calle del Libre Albedrío, sintiéndome una completa tonta. Suspire y me calme. La gente seguía pasando a ambos lados míos, ignorándome totalmente. Quizás no había sido mi mejor elección actuar de ese modo, quizás debería haber actuado de otro modo viendo el estado en que estaba Diana. Pero apenas pensaba en ella, la furia y el odio me invadían por saber lo que me había hecho. Gracias a ella yo ahora sufría, gracias a ella mi corazón estaba totalmente destrozado, gracias a ella había perdido todo lo que mas había amado.

Suspire nuevamente, permaneciendo ahí parada y con la vista clavada en el suelo. Luego de varios minutos levante la vista y continué caminando, sintiéndome por alguna razón totalmente indefensa entre la multitud de gente. Trague con dificultad al ver como algunos me echaban miradas furtivas al reconocerme y trate de no fijarme mucho en ellos sabiendo que podrían intimidarme. Me sentía una niñita totalmente débil e indefensa paseando entre aquella multitud, sin atreverme a levantar la vista. Pero aquello era gracias a la tristeza en la que estaba sumida y no me había abandonado desde que había vuelto a ver a Alex, desde que sabia que lo correcto seria matar a Christ y aun así no me atrevía. Por más que Soledad me hubiera dicho que tenía su permiso y el de Michael para hacerlo, seguía sin atreverme por que aun no había recibido el permiso de la única persona que en realidad me importaba.

Me senté de lado en un banco frente a la fuente de los siete arcángeles luego de haber comprado una manzana acaramelada. Aquella parte del mercado negro era tranquila y la imagen de los siete arcángeles me traía una paz inmensa. Comí la manzana acaramelada tranquilamente, degustándome con su dulce sabor. Delante de mí los niños pasaban lanzando monedas y pidiéndole deseos a la fuente. Me quede mirándolos, envidiando lo sencilla que parecía la vida a esa edad. Tan simple, tan sencilla, sin problema alguno y donde todo se podía solucionar tan fácilmente. Y ahora no, ahora ya no era así, ahora ya no había nada de sencillo o simple en mi vida. De hecho, estaba segura que antes podía sobrellevarlo mejor con el apoyo de los demás pero ahora ya no era lo mismo. Mis compañeros de Solcius eran buenas personas y los quería mucho pero no eran como mis antiguos amigos que habían estado desde el principio conmigo y habían vivido todo junto a mí. No, por más que Jude y los demás me apoyaran no era lo mismo que antes. Los niños continuaron pasando frente a mí, sonriendo ante sus simples vidas y lanzando monedas para pedir un deseo.

_ Nunca entendí por que los tontos niños tiran monedas a las fuentes creyendo que así se cumplirá cualquier deseo que pidan –dijo Christ

Levante apenas mi vista para ver que estaba sentado junto a mí. Lo mire con desinterés durante un segundo, sintiéndome totalmente ajena a él. Ni siquiera había notado el instante en que había aparecido y tampoco me sorprendía verlo. Pero él estaba ahí, al igual que su maldita presencia y su horrible aroma a rosas. Fruncí apenas la nariz al olfatearlo y rápidamente volví a clavar mi vista al frente.

_ Ni bien tú solías traer a un niño al mercado negro, a que tirara una moneda a alguna fuente y pidiera su deseo –dije y suspire- ¿Qué quieres?

_ A ti –dijo él y reí sin ganas

_ Muy gracioso –dije- ¿Realmente que quieres?

_ ¿Realmente? En general, liberar a Lucifer para así tener aun mas poder y controlar el mundo para que todo sea como debe ser –dijo él

_ ¿Para que todo sea igual a como has controlado al Consejo hasta ahora? –Dije y puse los ojos en blanco- Gran futuro, lastima que haya un pequeño inconveniente en tus planes.

_ Quiero tu vida –continuo, ignorándome- Quiero verte muerta ya que tu no quieres aceptar la otra opción que te propuse de estar a mi lado. Pero, lamentablemente, te necesito con vida para que me encuentres al mejor ángel y al mejor brujo. Claro, aunque aquello puede cambiar si consigo encontrar el modo de hacerlo sin tu ayuda. Y, quiero la vida de Alexander por una maldita vez.

_ Que lastima por que no la tendrás –dije y él sonrió

_ La tercera vez es la vencida gatita –dijo él

_ No habrá tercera vez –dije y él rió

_ Te puedo asegurar que si habrá –dijo Christ- Empezare a planear todo mas minuciosamente viendo que has demostrado ser un fuerte enemigo. Lo admito, me sorprendió que pudieras escapar de ahí. Por otra parte, hacia tiempo que no disfrutaba tanto matar como cuando le arrebate la vida a tu amigo.

_ Una persona noble, a diferencia tuya –dije

_ Una persona estúpida y sentimental, a diferencia mía –dijo él

_ Sabes una cosa, es una pena ver como tu familia se lamenta por el camino que has decidido y tu aquí te regocijas hablando de muerte –dije

_ No tengo familia –dijo él

_ Al igual que Michael y Soledad ya no tienen un hijo y Alexander un hermano –dije

_ Al igual que tu tampoco tienes una hermana –dijo él

_ Aquello debo agradecértelo a ti por envenenarle la mente y el corazón –dije tranquilamente- Es una pena. ¿Sabes? Yo solía tener una hermana hasta que tú conseguiste que aprendiera a odiarla pero como sinceramente ella no opuso mucha resistencia que digamos a tus palabras, me tiene sin cuidado lo que le pase a ella. Es una lastima, creo que he perdido a una maldita.

_ Claro, por que tu sabes mucho de lastima –dijo Christ y sentí el ruido que hizo mi corazón al romperse- Alexander tan solo te quiso por lastima y tu estas aquí como una tonta aun sufriendo por él. Pero bueno, aquel es el destino de los nobles y sentimentales, sufrir.

_ Aquello no es cierto, eres tu el que me provoca este sufrimiento –dije y lo mire- Gracias a ti ahora sufro, gracias a ti ahora mi corazón duele todo el tiempo y gracias a ti la tristeza parece ser mi eterna compañía.

_ Que halagado me siento –dijo él y apreté los dientes

_ Te mataría ahora –dije

_ Adelante, hazlo –dijo él y sonrió- Atrévete, inténtalo. ¿O acaso no puedes? ¿Tienes valor o no gatita?

_ El valor no consiste en atreverse a matar –dije

_ Aun así tu no te atreves a matarme –dijo él- Y aquello no esta muy bien para ti que digamos por que yo si me atrevo a hacerlo.

_ Pues entonces hazlo si tanto lo deseas –dije y él sonrió, acercándose a mi

_ No me tientes gatita por que lo haría con gusto –dijo él y me estremecí- Te dejaría con vida si aceptaras estar junto a mi pero te has negado. Te matare, tarde o temprano. Pero... me ocupare de que sea en el momento indicado. Te podría matar ahora pero no tendría gracia alguna, no seria un espectáculo sin un público. Te matare esta tarde si así lo deseas. Tu sabes que lo que hiciste esta mal, que el hecho de jugar conmigo de ese modo y encima ganarme tan solo avivo mas mis deseos de muerte, de tu muerte. Te matare esta tarde si quieres, deseo poder ver la cara de tus padres y Nicholas cuando la vida te abandone.

_ No –susurre al instante y su sonrisa solo se ensancho mientras se acercaba mas a mi

_ No te atreves ni a morir, tu tonto sentimentalismo no te deja por que no quieres que ellos sufran por ti –dijo Christ- Esta bien, puesto que te matare te haré el favor de concebirte un ultimo deseo. No te matare frente a tus padres. ¿Aquel te gusta? –Pregunto él y asentí, su sonrisa solo se ensancho mas- Te daré cinco días, y luego, no me importa donde estés o en presencia de quienes, te iré a buscar y te matare.

_ Que sean quince días –dije y él negó con la cabeza

_ Tampoco pretendas aprovecharte de mi gatita –dijo él

_ Entonces que sean diez –dije y lo mire a los ojos- Por favor, tan solo eso pido. Diez días de vida más. ¿Acaso me los negaras? Si has esperado hasta ahora, puedes esperar diez días más para cobrar mi vida.

_ Todo depende de que hagas en esos diez días –dijo él y se acerco aun mas, contuve la respiración al sentirlo tan cerca- Dile algo a alguien, y apareceré en aquel preciso momento para matarte así que será mejor que guardes silencio.

_ Lo haré si tan solo tu prometes que no le harás daño a nadie mas que a mi –dije- No atacaras a nadie en esos diez días, mucho menos a Alex.

_ Esta bien, que sea una tregua de diez días –dijo él

_ Una cosa mas –susurre y él me miro inquisitivo- Es mi vida o la de Alexander. Si deseas tomar la mía, entonces no tomaras la suya. Elige Christ, pero desde ya te digo que en caso de que elijas lo segundo, yo no dejare que tomes su vida sin mas.

_ Eres lo peor que me pude haber cruzado, pero puedo conformarme con tomar tu vida y hacerle una existencia miserable a Alexander –dijo él molesto y luego sonrió- Y Katherin, una última cosa. No importa donde estés o quien te proteja, te aseguro que encontrare el modo de matarte sin importar la circunstancia ni el lugar. No puedes escapar de mí.

Él sonrió una ultima vez, demasiado cerca mío, antes de alejarse y desaparecer frente a mis ojos. Trague con dificultad, tratando de no pensar en que acababa de sellar mi muerte. Pero, aquello conllevaba una tregua que me daría un suficiente respiro como para tratar de poner todo en su lugar. Al menos él no atacaría a Alex, había aceptado no hacerlo. Suspire casi aliviada ante eso y me puse en pie. Me acerque a la fuente y metí una mano en mi bolsillo. Mis dedos juguetearon con la moneda que había dentro de él mientras yo miraba al arcángel que sostenía la espada ardiente casi rogándole ayuda. Saque la moneda de mi bolsillo y cerré los ojos. Suspire antes de tirar la moneda y pedir internamente mi deseo. Tan solo deseaba una cosa antes de mi muerte, una simple cosa. Abrí los ojos y sonreí al ver como la moneda se hundía lentamente en el agua hasta tocar el fondo. No podía permitirme creer en cielo o infierno, en religión o satanismo, no podía permitirme creer en nada de eso gracias a mi naturaleza. Aun así, sonreí.

_ Todos necesitamos algo en que creer –susurre

Me di vuelta y comencé a deshacer mi camino. A pesar de prácticamente haber aceptado mi muerte en diez días, y estaba segura de que Christ cumpliría, caminaba sonriendo con la vista clavada en el suelo. Quizás perdería mi vida, pero al menos Alex no perdería la suya. Definitivamente había algo que no funcionaba bien en mi cabeza. Acababa de intercambiar mi vida por la de alguien a quien ya no le importaba y aun así, estaba sonriendo orgullosa de mi elección. Tan solo esperaba que Christ cumpliera con su palabra. Ahora tan solo quedaba guardar silencio y esperar los diez días, y luego ya nada.

Suspire al pararme frente a la puerta de mi casa y apenas si levante la vista antes de entrar. Trate de poner mi mejor cara a pesar de lo que acababa de hacer. Pero, podría haber sido peor, podría haber sido la primera opción que incluía una muerte esta tarde y frente a mis padres y Nicholas. Y, lamentablemente, aquello era algo que jamás soportaría. Me sentiría terriblemente culpable si ellos sufrían a causa mía. Un tenue murmullo se escuchaba en el pasillo y me quede quieta al reconocer las voces.

_ Sol, cálmate y piensa con coherencia por unos minutos –dijo Michael

_ Es que estoy diciendo la verdad, su aura ya no es la misma. ¿Crees que no reconocería el aura de mi propio hijo? –Dijo Soledad- Su aura cambio, algo debió de haber sucedido.

_ Él esta bien –dijo Michael

_ No estoy diciendo que este mal –dijo ella- Estoy diciendo que su aura cambio y no sé por que. Aquello no es normal Michael, un aura no cambia por que si.

_ Esta bien –dijo Michael y suspiro- Intentare hablar con él si aquello te tranquiliza.

_ Muchas gracias –dijo ella- Y deberías disculparte con el joven brujo por haber pretendido matarlo ayer.

_ ¿Qué? No, aun tengo algo de orgullo –dijo él y algo rápidamente lo hizo cambiar de parecer- Ok, veré que puedo hacer con aquel tema también.

¿Qué demonios estaba haciendo yo? No estaba bien de mi parte escuchar conversaciones ajenas y mucho menos de personas que apenas si conocía. Cruce el pasillo sin más, tratando de pasar desapercibida cuando pase frente a la entrada a la sala de estar. Aun así, no pude evitar mirar por el rabillo del ojo como Michael abrazaba a Soledad y ella sonreía, feliz por primera vez desde que estaba aquí. Ellos parecieron no notarme y continué. Me detuve al llegar a la habitación al final del pasillo y ver a Nicholas sentado frente al piano, tocando.

_ ¿Ahora sabes tocar el piano? –pregunte sonriendo

_ ¿Ahora te has acostumbrado a escuchar conversaciones ajenas? –Pregunto él- Creí que aquella era mi costumbre.

_ La única diferencia es que yo lo hago sin intención –dije y me acerque a él- ¿Desde cuando sabes tocar el piano?

_ Desde siempre –dijo él y se detuvo- A la hora de hacer hechizos se debe ser muy hábil con las manos, al igual que en el piano. Los mejores brujos del mundo son excelentes pianistas, toma como ejemplo a tu padre. Aun así, mis manos son muy hábiles, tanto a la hora de matar a alguien como al momento de desnudar una mujer.

_ Pueden pasar años y seguirás siendo igual –dije y puse los ojos en blanco, él sonrió

_ Yo soy así, tendrás que aceptarlo –dijo Nicholas- No es mi culpa ser uno de los solteros mas codiciados.

_ ¿Y aquello desde cuando es? –pregunte tratando de no reír

_ Soy Nicholas Devang –dijo él con todo orgullo- Soltero o no, siempre seré uno de los hombres mas codiciados.

_ Tienes serios problemas de egocentrismo –dije- Mas bien de soberbia, se nota que has vuelto a ser el mismo.

_ ¿Por qué? ¿Extrañabas mis soberbios comentarios o mis pecaminosas insinuaciones? –pregunto él sonriendo y se puse en pie

_ ¿Y mis padres? –pregunte y él hizo una mueca

_ Salieron hace un rato y no sé cuando volverán. Imagínate mi reacción al saber que habían dejado a Michael Engel a cargo –dijo él y no pude evitar reír

_ Michael no te hará nada, y sino, aquí estoy yo para interferir –dije

_ Genial, nuevamente me vuelve a salvar la vida una niñita –dijo él y puso los ojos en blanco

_ ¡No soy una niñita! –exclame y Nicholas rió

_ Es ridículo que una niña tres años menor que yo me salve la vida constantemente. ¿Tienes idea de lo bajo que caería mi reputación si esto se llega a saber? –dijo él bromeando

_ ¿Y Alex? –pregunte para cambiar de tema

_ Salió después de que tu hermana saliera un minuto exacto después que ti –dijo Nicholas- Supongo que tendrían asuntos pendientes.

_ Supongo –dije y me hundí de hombros- Me da igual.

_ No te da igual por que sino no hubieras preguntado por él –dijo Nicholas al instante

_ Lo único que me importa de él es dejarlo con los suyos tal como acordamos y luego partiré tan lejos como sea posible y no lo volveré a ver –dije- Quiero abandonar este dolor pero aquello me será imposible mientras siga viéndolo.

_ Pues entonces tienes suerte –dijo Nicholas sonriendo- Ya sé donde están los demás ángeles.

_ ¿Enserio? –pregunte y él asintió- ¿Dónde?

_ ¿Alguna vez has oído hablar de la ciudad de las brujas? ¿Salem? –pregunto él

_ ¿Estas bromeando? –dije al instante y él negó con la cabeza

_ Los ángeles la consideran una ciudad maldita, esta fuera de cualquier ley del Consejo y ningún servidor se atreve a acercarse ahí. Ningún ángel servidor del Consejo en su sano juicio se acercaría a ese lugar, ellos fueron allí sabiendo que no los encontrarían –dijo Nicholas

_ Ese lugar esta plagado de brujos –dije

_ Pues se las arreglaron bastante bien, consiguieron una casa en el territorio de Salem donde los servidores del Consejo no se atreven a ir pero no lo suficientemente cerca como para que los brujos los detecten –dijo Nicholas y sonrió- Al menos mira el lado bueno, están cerca.

_ ¡Están en Salem! –dije

_ ¿Y? Ni que hubiera tanto problema. Si se las arreglaron todo este tiempo para convivir con la mano izquierda de Lucifer, yo creo que pueden arreglárselas para estar en las afueras de una ciudad que prácticamente esta poblada únicamente de brujos –dijo él- Podremos pasar a visitar a Timothy. Buen brujo, lastima sus vicios. Imagínate todo lo que podremos hacer, un día en esa ciudad es como el paraíso para los brujos. Llamare a Felix para reunirnos con él.

_ Nicholas... –dije vacilante y lo mire a los ojos- Felix murió la misma noche que Zachary. Era un servidor de Lucifer y estuvo esa noche durante la huida. Me ataco, intento detenerme y lo mate. Realmente, es él quien me hizo la herida que tenia en la cintura.

Durante unos segundos Nicholas se quedo en silencio, tratando de asimilar aquello. Lo cierto era que nunca me había llevado muy bien con Felix, hasta ni siquiera me arrepentía de haberlo matado. Pero sabía que para Nicholas no debía de ser lo mismo. Me sentí culpable por un momento, temiendo cual hubiera sido su reacción. Pero al igual que cualquier brujo normal, logro olvidarse totalmente del hecho de la muerte de Felix y continuo igual que siempre.

_ Bueno, el maldito ya tenia la muerte merecida desde hace un par de años –dijo Nicholas

_ ¿Te sientes bien? –pregunte

_ Claro que si, tan solo es una persona menos en mi lista de contactos –dijo él y sonrió- Mejor, podremos pasar por su casa abandonada y tomar un par de cosas...

_ Eres increíble –dije sonriendo y él me miro

_ ¿Qué? Creo que tantos meses rodeada de ángeles te ha sensibilizado demasiado y has olvidado lo que es ser bruja y que nada ni nadie te importe –dijo él- Luego de almorzar partimos a Salem así damos por concluido todo el asunto. Pasamos el día entero en la ciudad y a la mañana siguiente, vamos a donde desees gatita.

_ Gracias Nicholas –murmure- Realmente te quiero.

Él sonrió y me abrazo. Estaba demás decir que lo que Nicholas decía, se cumplía al pie de la letra. Fue fácil arreglar todo en casa y también planear que haríamos. Se podía decir que lo mas complicado fue que Nicholas no se decidía por que auto suyo deseaba usar esta vez. Y aquí estaban las secuelas de una vida como la mano derecha de Lucifer, ahora no se decidía por que auto usar de todos los que tenia. ¡Todo un dilema! Mas de una vez puse los ojos en blanco mientras él trataba de decidirse y mas de una vez mis comentarios fueron acompañados de claras notas de sarcasmo. Todo concluyo con una despedida, acompañada de mucha preocupación por parte de los adultos. Pero la realidad era algo que no se podía cambiar. ¿Y que si teníamos a la mano izquierda de Lucifer tras nosotros?

_ Cambia de tema –susurre

_ ¿Por qué? –pregunto Nicholas

_ El negro es muerte –dije- No quiero pensar en aquello.

_ ¿Pero acaso yo no he vuelto de negro? –pregunto él bromeando

Sonreí a pesar de que aquel no era un tema que me gustase, no deseaba pensar en que Nicholas casi había muerto frente a mi. De hecho, no deseaba pensar en que hubiera muerto de no ser por que yo lo impedí. Suspire, aun recostada a lo largo del asiento trasero y escuchando como la guitarra eléctrica continuaba sonando. No era necesario decir que cualquier conversación era únicamente entre Nicholas y yo, Alex no había dicho palabra alguna hasta el momento y se limitaba a estar sentado en el asiento del copiloto. Mire a Nicholas que continuaba conduciendo pero rápidamente desvié la vista al ver nuevamente en su brazo aquella cinta negra. No deseaba pensar que en unos días él estaría portando aquella misma cinta en señal de duelo pero por mí.

_ No puedo creer lo irónico de la situación –dije- Estamos yendo a Salem a buscar ángeles, aquello no tiene sentido.

_ Mira el lado bueno, veremos a Timothy nuevamente –dijo Nicholas- Además... ¿Tu primo no vive en Salem?

_ No creo que Lucas tenga ganas de verte luego de que lo perseguiste creyendo que era yo durante meses –dije y vi reflejada en el espejo retrovisor su mueca

_ Tendré que pedirle disculpas –dijo Nicholas

_ El problema será encontrarlo, ya sabes como es él –dije

_ Terminare con una bofetada en el rostro –dijo él- Será de tu primo o de alguna de las brujas de esa ciudad si llegan a reconocerme.

_ Será mi primo y luego alguna de las brujas –dije

Bostece y me senté correctamente. Realmente parecía todo muy aburrido o al menos aquella era mi perspectiva en este momento. Apoye mi cabeza contra el cristal de la ventana, viendo que tan rápido pasaban las cosas a nuestro alrededor. No éramos nada más que nosotros tres y por más que había una tregua secreta con Christ, yo seguía totalmente armada casi esperando a que él la rompiera. Pero por alguna razón, sabia que Christ cumpliría con su palabra y aquello no hacia más que aterrarme aun más. Suspire.

_ ¿Qué harías si muriera la próxima semana? –pregunte

_ No morirás –dijo Nicholas

_ ¿Qué sabes? Quizás que me toma por sorpresa, quizás que no puedo vencerlo en un combate, quizás que él simplemente termina por ganarme y matarme –dije, no me atrevía a mencionar su nombre en presencia de Alex, suspire nuevamente- Esta demasiado enojado conmigo, frustre uno de sus mejores planes. Ahora quiere mi vida.

_ Le dije a tu padre que cuidaría de ti y no pienso romper aquella palabra –respondió Nicholas- No te pasara nada.

_ Aun así no respondes a mi principal pregunta –dije y él suspiro

_ No sé que haría si murieras. ¿Está bien? Trato de no pensar que aquello es posible –dijo Nicholas

_ Sabes perfectamente que es demasiado posible –dije

_ Pero no es una posibilidad que este en mis planes –dijo él

_ Quizás no en los tuyos pero si en los de alguien mas –dije y suspire- Aun así, tengo demasiado que hacer antes de mi muerte. ¿Cuánto tiempo nos queda de viaje?

_ Aproximadamente media hora, estoy pasando por bastante el límite de velocidad –dijo Nicholas

_ Estas yendo lento –dijo Alex sin emoción alguna en la voz y reí tristemente

_ ¿Lento? –Exclamo Nicholas alterado- ¿Esto es ir lento? ¿Qué demonios entienden los ángeles por ir rápido?

_ Para él todo es lento a menos que sea él quien este al volante –dije

_ Pues te puedo asegurar que ni tocara mi auto –dijo Nicholas

Reí apenas, casi sin ganas. Parecía no haber emoción alguna en aquel ambiente por más que Nicholas seguía siendo... ¿Nicholas? Si, no había modo alguno de describirlo. El tiempo pasó aun más lentamente en aquel ambiente. Pronto sentí el cambio de aire cuanto más nos acercábamos a la ciudad de los brujos. Respire hondamente al sentir aquel maravilloso aire que solo había en aquel lugar y Nicholas hizo exactamente lo mismo. La magia flotaba alrededor pero no en exceso de modo que no agotaba, las sensaciones que había eran únicas para los brujos. No había mejor lugar para un brujo y aun así estábamos yendo a Salem a buscar ángeles.

_ Cuanto mas te cuestiones respecto a la lógica menos sentido le encontraras –dijo Nicholas

_ Cuanto mas leas mis pensamientos te darás cuenta de que estos no tienen lógica alguna –dije

_ Ya lo sé, tu ultimo magnifico plan consistía en que borrara parte de tu memoria –dijo él y sonreí

_ Pero funciono perfectamente y aquí estoy sana y salva –dije- La locura no deja de ser genialidad. ¿Estás seguro respecto a donde vamos?

_ Tengo el plano perfectamente guardado dentro de mi cabeza –dijo Nicholas- Diez minutos a mas tardar. Hacemos una escala rápida, pasamos el resto del día en Salem y luego iremos a cualquier lado. ¿A dónde quieres ir?

_ Muy lejos –murmure con la vista perdida en el exterior- Quiero borrarme del mapa y que nunca mas nadie me vuelva a encontrar, quiero olvidarme de todo y de todos, quiero vivir sin preocupación o problema alguno.

_ ¿Lugar y tiempo? –pregunto Nicholas y suspire

_ Elige tu donde y cuando, yo tan solo deseo alejarme –dije

Diez minutos a más tardar, palabras dichas por Nicholas, palabras cumplidas al pie de la letra. Me baje del auto y mire de un modo casi inconsciente la casa de madera gris oscuro, quizás un poco azulino, delante de nosotros. No, el brujo no se había equivocado de lugar, reconocía a la perfección los autos de Raphael y Gabriel. Vi la ligera molestia en el rostro de Nicholas a la hora de bajar de su auto pero no me sorprendía. Después de todo, él era un brujo, y brujos y ángeles no se llevaban muy bien ni podían estar en presencia los unos de los otros.

_ Sé que algún día me arrepentiré de todo esto –dijo el brujo

_ Dramatizas –dije

Me detuve y suspire antes de cerrar los ojos y tocar la puerta. Me arme de valor, diciéndome a mi misma que solo serian unos minutos y luego ya estaría muy lejos de aquí y nunca mas tendría que volver a sufrir. Una ultima vez y nunca más. Fue Miguel quien abrió la puerta mientras los gritos provenientes de adentro se seguían escuchando. Él me miro totalmente sorprendido a mí y luego miro aun más atónito a Alex que le sonrió ligeramente.

_ Lo lograste –dijo Miguel incrédulo y sonreí tristemente

_ ¿Creías que no lo lograría? –pregunte

_ No, no es que no lo haya creído –dijo Miguel- Es solo que...

_ Era improbable, no imposible –dijo Nicholas- Ahora, si no te importa, quiero acabar esto rápido. Tengo ganas de ir a la tienda de dulces de Salem, en lo posible, antes de que anochezca.

_ Querrás decir antes de que salgan unas cuantas brujas que les debes una explicación –dije y puse los ojos en blanco

_ Ademas –aclaro Nicholas con toda dignidad y luego miro a Miguel- ¿Y entonces que? ¿Nos quedaremos aquí todo el tiempo o nos dejaras pasar? Creo que tenemos que aclarar un par de cosas.

_ Tan solo si esta vez no estas dispuesto a atacarnos –dijo Miguel e hizo una mueca- Aun sigo desconfiando de ti luego de cómo te conocí.

_ Esta bien, no los atacare –dijo Nicholas y levanto las manos en alto- Vengo en son de paz.

_ ¿Y acaso tu alma no puede volver a corromperse? –pregunto Miguel

Las manos de Nicholas se crisparon en el aire y la expresión en su rostro lo dijo todo. Aquel simple comentario le había dado mas duro que cualquier golpe. Alma, justamente lo que él había tenido y cuidado, y luego había perdido. Él movió ligeramente sus labios pero las palabras no salieron de su boca. Jamás lo había visto así, jamás algo le había dado tan duro. Supe que no seria capaz de responder aquello, que le dolería en cierto modo admitir aquello. ¿Después de todo, yo no era la única que estaba al tanto de lo que realmente había sucedido con su alma?

_ Aquello no volverá a pasar –dije mirando a Miguel

_ ¿Pero acaso él no es un servidor de Lucifer? –pregunto él

_ Ya no más –dije

Miguel vacilo unos segundos antes de hacerse a un lado y dejarnos entrar. Mire la línea de la puerta debajo de mis pies casi con horror antes de cruzarla, sabiendo que allí únicamente me esperaba el dolor de un pasado perdido. Alex entro detrás de mí y finalmente Miguel cerro la puerta tras Nicholas. Mire rápidamente de soslayo como el ángel guardaba un cuchillo que había estado sosteniendo tras su espalda para que no lo vieran y luego mire a Nicholas. Pero... él seguía en aquel estado de shock por lo que el tema había causado en él.

Un Golden Retriever, ya adulto, se abalanzo totalmente sobre mí, tomándome por sorpresa y sacándome de mis pensamientos. Casi mas caigo mientras Plum seguía lamiéndome el rostro con entusiasmo y lo cierto era que hacia meses que no lo veía. Le sonreí antes de que él me dejara y entonces me agache para acariciarle la cabeza, al menos alguien si me había echado de menos. Levante la vista tan solo para fijarme que estaba sucediendo y al instante sentí la puñalada en mi corazón al ver a los cinco ángeles juntos. Daniel, Miguel, Gabriel y Raphael seguían mirando incrédulos pero no tardaron mucho en reaccionar y los cuatro se abalanzaron sobre Alex para abrazarlo. Suspire y baje la vista, sintiendo que no debía estar ahí viendo como ellos festejaban a pesar de que Alex parecía muy distante de la realidad y apenas si sonreía. Pero era una sonrisa vacía, sin sentimiento alguno detrás de ella. Quise que la tierra me tragara pero cerré fuertemente los ojos y me obligue a permanecer, no seria débil. Levante más que sorprendida la cabeza al sentir una mano posarse sobre mi hombro y más fue mi sorpresa al encontrarme con la sonrisa de Gabriel.

_ Muchas gracias –dijo él y luego me abrazo, dejándome aun más perpleja- Sé que no te quedaras si te lo vuelvo a pedir, me ignoraste la primera vez. Pero aun así Katherin, no deberías irte de nuevo.

_ Gabriel... –susurre

_ ¿Cómo lo lograste? –pregunto Daniel

Gabriel enseguida me soltó y se alejo de mí pero vi en su mirada que esto no había terminado ni ahí, ni ahora. Daniel me miraba totalmente sorprendido, tratando de entender como era posible lo que había hecho. Prácticamente me obligue a sonreírle para ocultar todo el dolor interno que sentía. Nicholas se mantenía a un lado, apoyado contra la pared y con la cabeza gacha, sumido en sus propios pensamientos o quizás revisando los de otro.

_ Te dije que podría hacerlo –dije

_ Si pero... era demasiado improbable y no tenias modo alguno de prever las jugadas de Christ –dijo Daniel

_ Basta con pensar como un maldito desalmado –dije- Bastó con hacerlo enfurecer demasiado.

_ Y entonces él te encerró en la prisión sabiendo de ante mano que aquello era lo que mas temías –dijo Daniel al comprenderlo- Y luego de ocupaste de buscar a Alex y poder huir.

_ Algo así –admití

_ Aquello si que es impresionante pero supongo que no debería sorprenderme ya que eres la hija de Adrian Strega y Caroline Chevalier –dijo él- Aun así, tu plan fue demasiado perfecto y salio bien según veo. Es extraño, creí que Christ te haría olvidar o revelarle todo tu plan.

_ Me ocupe de cubrir aquello antes –dije

_ ¡Katherin! –dijo Miguel acercándose

_ Me tendrás que explicar todo después perfectamente –dijo Daniel

Miguel se nos unió y me miro por un momento con aquella amabilidad que yo tanto había extrañado en sus ojos. Y aun así, me dolía estar allí. Por mas que Gabriel me pidiera nuevamente que me quedara, por mas que Daniel pareciera haber olvidado todo lo pasado y ahora Miguel había recobrado aquella extrema amabilidad y amistad tan suya; seguía doliéndome terriblemente estar allí por que la única persona que realmente me importaba ya no me quería cerca suyo.

_ ¿Se quedaran a tomar algo? –Pregunto Miguel sonriendo- Ya casi es la tarde y aun quedan algunos de los chipas que compre anoche. ¿Tienes idea de lo difícil que es salir a comprar algo en esta ciudad? Se debe salir en el crepúsculo antes de que se plague nuevamente de brujos.

_ La hora oscura –dije y él me miro confundido- Se le dice así, es el único momento donde casi no hay brujos afuera antes de que se vuelva a plagar para la noche.

_ Lo tendré en cuenta la próxima vez –dijo él- ¿Realmente no quieren quedarse a comer algo?

_ Tenemos cosas que hacer –dijo Nicholas apareciendo repentinamente a mi lado

_ Vamos, tan solo será una tarde –insistió Miguel- No pueden venir así como si nada y pretender marcharse en menos de diez minutos.

_ De hecho si podemos –dijo Nicholas y me tomo por el brazo para tirar de mí- Y es precisamente lo que haremos.

_ Es más fácil que ella diga que no se quiere quedar aquí –dijo Alex desde el otro lado de la sala y Nicholas se detuvo

_ Quizás si no se quiere quedar es por algo –dijo Nicholas dándose vuelta y mirándolo molesto

_ Culpabilidad, ¿quizás? –dijo Alex

Enseguida detuve a Nicholas por el brazo al ver que él estaba dispuesto a seguirla y saber en que podría concluir todo aquello. Él apretó los dientes pero aun así no dejo de mirar con furia a Alex por más de mi agarre. Lo mire casi rogándole que se tranquilizara, no quería saber como podría terminar aquello. Y aun así, sabia que el problema era yo y me concernía únicamente a mí, que Nicholas no tenía por que estar defendiéndome y sabía lo que tenia que hacer. Aquel asunto era entre Alex y yo por mas que me doliera, Nicholas no tenia por que intervenir, no estaría bien de mi parte ya que aquel no era su problema.

_ Ni bien eres tu el que prácticamente me echo y me dijo que no me quería volver a ver nunca mas –dije

_ ¿Qué? –pregunto Miguel y me miro incomprendido al igual que Gabriel, Raphael y Daniel

_ ¿No lo sabían? –pregunte y Miguel negó rápidamente con la cabeza, volví a fijarme en Alex- ¿Acaso te has salteado esa parte a la hora de contar como te has peleado conmigo?

_ No he desperdiciado ninguna palabra en ti desde que te fuiste –dijo él- Mucho menos para decir que demonios sucedió luego de que tus engaños quedaran al descubierto.

_ Sigues ocultando cosas de los demás –dije

_ Nunca como tú –dijo Alex- Al menos mi lealtad sigue siendo para ellos y no juego como tú hiciste.

_ ¡Yo no jugué con nadie! –exclame

Nicholas al instante me tomo por un brazo y me detuvo al ver que estaba dispuesta a acercarme a él y gritarle mil maldiciones. El brujo me advirtió con la mirada para que me calmara y controlara, él sabia que si lo hacia luego dolería mas y me arrepentiría mas. Alex me miro totalmente molesto y me fulmino una última vez con la mirada antes de darse vuelta y partir. Raphael también me echo una rápida y habitual mirada hostil antes de seguirlo.

Katherin, cálmate, tan solo conseguirás dañarte a ti misma –dijo Nicholas

Suspire vencida al saber que tenia razón y me tranquilice. Cerré los ojos por un segundo y casi al instante sentí el dolor por lo que acababa de suceder. Mis manos se crisparon en el aire, mi corazón se destrozo nuevamente y me forcé a no mostrar las lágrimas que trataban de formarse en mis ojos. Parpadee varias veces y me limpie una lágrima inexistente antes de atreverme a mirar nuevamente a los demás.

_ ¿Estas bien? –pregunto Miguel a un lado mío y le sonreí tristemente

_ ¿Por qué habría de estar mal? –dije

_ Si te hace sentir mejor, yo no creo que hayas jugado con nosotros –dijo él y sonrió ligeramente- Si realmente no te importáramos, nos hubieras ignorado cuando recurrimos a ti y no nos hubieras ayudado. ¿O no?

_ Miguel... –comencé a decir

_ Yo sé que te debimos de haber herido –me interrumpió él- Pero me retracto de lo que dije. No me importa si fue a causa del don de Christ o por que personalmente en aquel momento no me encontraba muy bien, estuvo mal de mi parte juzgarte y no ponerme a pensar en las razones detrás de tus engaños. Tú no eres igual que cualquier otro maldito brujo. Y Katherin... nosotros realmente no sabíamos que era Alex quien te había echado, creíamos que había sido Christ tal como dijo Gabriel.

_ Christ solamente me prohibió volver y poco me importaron sus amenazas en aquel momento –dije y desvié la mirada para no verlos- Si yo me fui, fue por mi cuenta y no por lo que me hubiera dicho Christ. Él simplemente me dijo que no podía volver o que seria cazada.

_ Pero tú no volviste por que no querías, no por que Christ te lo hubiera prohibido –dijo Miguel

No me atreví a mirarlo ni a responderle. ¿Qué se suponía que le diría? ¿Qué en realidad no había vuelto porque ya no tenia nada por qué quedarme? Mi corazón aun dolía tanto como aquel fatídico día. Yo no podía quedarme aquí, cerca de una persona con la que me dolía cada segundo en su presencia. Él me había echado, me había dicho que no quería volverme a ver nunca más y yo respetaría su decisión por más dolor que esta me causase.

_ No puedo quedarme –dije finalmente

_ ¿Por qué no? –pregunto Miguel decepcionado

_ No importa cual haya sido, las dos personas que estuvieron a cargo de ustedes me prohibieron volver –dije y suspire- Además, tengo otras cosas que hacer.

_ ¿Y entonces que? ¿Te iras y nunca mas te volveremos a ver como la ultima vez? –pregunto Miguel casi con desesperación- Kat, no quiero eso, te extraño.

_ Miguel, yo no puedo quedarme, es orden de tu líder –dije

_ Técnicamente, el líder sigo siendo yo hasta que Alex se recupere por completo –dijo Gabriel acercándose y me sonrió- Puedes quedarte, no creo que Alex venga a reclamar su lugar en estos momentos.

_ Gabriel, aquello no esta bien y lo sabes –dije

_ Tampoco está bien que una Chevalier rechace la invitación de un Luteri, una de las familias más antiguas y nobles que existe en tierra –dijo él

Lamentablemente tiene razón –dijo Nicholas

¿Qué? –exclame al instante y él asintió imperceptiblemente

Tiene razón, no puedes negar una invitación de su parte puesto que es un Luteri y tú una Chevalier. No me preguntes mas, soy un brujo, no un ángel –dijo él- Creo que es por que un Luteri le salvo la vida una vez a un Chevalier y ya sabes como es tu familia, solo un heredero.

Maldición –dije

_ ¿Y? –pregunto Gabriel, mirándome inquisitivo

_ No planeas dejarme ir tan fácilmente. ¿Verdad? –dije

_ Tan solo una tarde –dijo él y luego miro seriamente a Nicholas- Quédate también si quieres pero intenta controlarte maldito brujo.

_ Yo sé perfectamente lo que hago, no necesito de tu advertencia ángel –dijo Nicholas- Intenta tu controlar tus pensamientos si no quieres que te ataque.

_ Deténganse –dije apenas

Por más que mi voz fue casi un susurro, los dos obedecieron al instante y miraron para otro lado. Baje la vista, resignada a hacer lo debido por más que me dolería. Tan solo una tarde, nada más. Podía permitirme un último día con ellos puesto que mi tiempo se acababa rápidamente.

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