Capitulo 28: Atrapada entre ilusiones


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Domingo por la tarde. Al menos el día sábado había sido tranquilo y había acordado de reunirme con Mecha el día de hoy. Suspire y me detuve frente a su casa, ya sintiendo la extrema atracción del fuego. Sacudí la cabeza, tratando de que este no nublara mi sexto sentido pero no sirvió de nada. Estando cerca de Mecha no lograba sentir las presencias ya que el fuego nublaba ese sentido mío. Aunque le había prometido de encontrarnos y contarle todo lo que había sucedido.

Camine unos pasos y me detuve. Mi mano vacilo a la hora de tocar la puerta. El padre de Mecha era funcionario del Consejo. ¿Y si él descubría que yo era una bruja y se encargaba de hacer cumplir la ley? Me estremecí. Pero Mecha no me habría invitado de no ser por que sabia que nada me ocurriría, ella era mi mejor amiga. Casi al instante ella apareció y me abrió la puerta, sonriendo como siempre e invitándome a que entrara. Claro, durante este fin de semana me había enterado que las casas de servidores del Consejo estaban protegidas contra los brujos y estos no podían entrar a menos que se los invitara. Luego de que te hubieran invitado la primera vez, luego no había problema. Aunque yo había estado inconsciente la primera vez que Alex me había hecho entrar a su casa y ahora entendía por que Raphael se había molestado tanto, por que él me había invitado y ahora podría entrar siempre sin restricciones.

_ Bienvenida –dijo Mecha cerrando la puerta detrás de mi

_ Muchas gracias –dije- Se me hace bien pasar un tiempo contigo luego de haber estada rodeada de brujos y ángeles este fin de semana.

_ Ya lo creo. La ultima vez que te vi fue el jueves y luego nada –dijo Mecha y me guió hasta la sala de estar- ¿Quieres té?

Asentí y tome asiento en uno de los floreados sillones del lugar. La sala estaba decorada muy dulcemente, igual a como la decoraría una madre extremadamente amorosa. Con flores por todas partes y todo de cristal reluciente. Sobre la mesa había un juego de té y Mecha sirvió el líquido en dos tazas de porcelana, también floreadas. Se sentó a un lado mío y se apodero del azúcar, poniéndole una cantidad increíble a su té. La taza entre sus manos se calentó aun más y el humo saliente del caliente líquido pareció intensificarse.

_ Me gusta extremadamente caliente –dijo

_ Ya veo –dije y tuve que soplar el mío para enfriarlo- Por suerte yo también puedo controlar su temperatura pero no del mismo modo que tu.

_ Tienes mucho que contarme –dijo ella y sonrió- Tu ex-novio realmente es muy lindo, lastima que parecía tan sombrío.

_ Es la belleza sobrehumana de cualquier brujo –dije- Nicholas es la mano derecha de Lucifer, no puedes esperar que no sea extremadamente hermoso.

_ Entonces has salido con la mano derecha de Lucifer y ahora sales con el líder de los ángeles de esta zona –dijo Mecha y tomo otro sorbo de su taza- ¿Qué sucedió al final con Nicholas?

_ Logro reaccionar y la oscuridad ya no lo controla –dije

_ ¿Y ahora donde esta? –pregunto y mi mirada se clavo a un lado

_ Realmente no lo se –dije tristemente- Me gustaría poder hablar con él, no recuerda nada desde que la oscuridad se apodero de él y no quiero ni pensar en el shock que habrá tenido al reaccionar y verme con otro. Para lo que mi fueron seis meses para él no fue mas que un segundo. Lo último que recuerda es que dio su alma por que me amaba y lo próximo es que me ve besándome con otro.

_ Situación complicada –dijo Mecha y volvió a tomar de su taza- ¿Y entonces con cual piensas quedarte? ¿Con el ángel o con el demonio?

_ Ya lo he decidido desde mucho antes –dije y tome de mi taza como si así pudiera ahogar mis penas- Tendré que decírselo a Nicholas, he decido quedarme con Alex. Pero se que a él le duele mi decisión, aun si no me mostrara su dolor.

_ Los hombres son realmente muy complicados –dijo Mecha

_ No. Lo complicado son los sentimientos –dije

_ Estas yendo contra tu naturaleza –dijo ella- Eres una bruja que esta enamorada de un ángel.

_ No me importa –dije y sonreí tristemente- Me estaré condenando frente a los demás brujos por esto pero no me arrepiento de mi decisión.

_ Los sentimientos de los ángeles son algo complicados –dijo Mecha agregándole otro terrón de azúcar a su té- Sus sentimientos se ven cegados por su deber y eso nadie lo puede evitar.

_ Ya lo se –dije- Me contó todo. También me pidió que lo detuviera si él algún día daba su vida por su deber sin pensarlo, dijo que no quería hacerlo y que no quería causarles ese dolor a los demás.

_ Parece que enserio te quiere –dijo Mecha y volvió a tomar de su taza- Siempre lo supe. Es increíble como el simple pulso te delata.

_ ¿Y tus padres? –pregunte

_ Mi mama fue a hacer las compras y mi papa casi nunca anda por aquí, siempre esta con esos asuntos del Consejo que parecen no darle tiempo para su familia –dijo ella y note la molestia en su voz- Pero no importa, ya lo superare. Después de todo, eso sucede cuando trabajas para el Consejo.

_ Ellos no saben que yo soy una bruja. ¿Verdad? –dije y ella asintió tranquilamente

_ Mi papa no puede enterarse o te entregaría y se armaría todo un embrollo que nos involucraría a todos. A ti, a mi, a los ángeles de esta zona –dijo Mecha y tomo otro sorbo de té- Y conociendo al Consejo, te aseguro que encontraran el modo de inculparnos aun mas por protegerte.

_ Perdona si te ofende pero realmente no los soporto –dije

_ Lo se, yo tampoco –dijo Mecha- Pero es lo que nos toca vivir. Lo único que me preocupa es la sangre que fue encontrada en la escuela. Sabrán que es sangre de brujo y algo habrá que inventar para cubrir el asunto.

_ Solo la sangre de Nicholas puede ser identificada como sangre de brujo –dije y mi vista se perdió en el oscuro líquido de mi taza- Mi sangre no puede ser identificada o clasificada, eso me dijo Daniel.

_ ¿Cómo es eso? –pregunto Mecha y suspire

_ Cuando el vampiro me mordió, tomo de mi sangre y ellos lo mataron. Daniel conservo la sangre que le quito a Constantine, mi sangre –dije- Él ha estado investigándola, tratando de descifrarla pero me dijo que no era como la sangre de los brujos normales, que era diferente. Sigue investigándola y haciendo pruebas con ella, dice que quiere llegar a saber que es mi sangre.

_ Eres una bruja, no hay discusión en ello –dijo Mecha

No, yo era algo más que una bruja, Nick me lo había dicho. No era totalmente de los suyos pero tampoco de los otros. Aunque realmente no sabia a quienes se había referido con los otros. Volví a tomar de mi taza como si así pudiera olvidarme de todo. Luego de pasar un fin de semana en la casa de ellos, había llegado a comprenderlos mejor y a saber más sobre ellos por más que Raphael seguía siendo tan distante y frío. Por ejemplo, los ángeles tendían a tener muchos hermanos y hermanas, el caso de Alex de tener tan solo un hermano era algo extremadamente raro. El Consejo estaba obligado a proporcionarles el dinero para vivir aunque ellos habían encontrado el modo de truquearlo y recibir más de lo que el Consejo consideraba necesario, cortesía de Alex ese engaño. Y me habían dicho que la casa tenía un tercer piso aunque no había estado allí.

De pronto alguien toco a la puerta y Mecha me miro más que sorprendida. Dejo su taza de té sobre la mesa y volvió su mirada hacia mi. Parecía sorprendida casi de ver que alguien estaba tocando a la puerta. Internamente me estremecí ante el pensamiento de que podrían ser sus padres aunque sabia que ella ya tendría una cuartada preparada en ese caso.

_ ¿Esperabas a alguien? –pregunte y ella negó con la cabeza y se puso en pie

_ Es extraño, mama iba a tardarse mas de una hora en hacer las compras y mi papa dijo que no regresaría hasta la noche –dijo y me miro- ¿Tu esperabas a alguien?

_ No –dije

Me puse en pie y la seguí. Cruzamos toda la sala de estar y ella se detuvo frente a la puerta. Miro tan solo una vez por el pestillo de la puerta y luego suspiro como si estuviese frustrada. Puso las llaves en la cerradura y abrió la puerta. Nikky se mantuvo más que sonriente al pie de la puerta, sosteniendo sus manos detrás de ella y Mecha negó con la cabeza viendo que nuestra charla se había terminado y aquí empezábamos de nuevo como dos humanas más.

_ Buenos días –dijo Nikky

_ ¿Qué haces aquí? –pregunto Mecha

_ Quería pasar a saludarte, lamento si te molesto –dijo ella y luego me miro- ¡Hola Kat! No esperaba encontrarte aquí.

_ Buenos días Nikky –dije

_ ¿Y ahora que? ¿Me invitaras a pasar o debo quedarme aquí afuera? –dijo ella y Mecha suspiro

_ Adelante Nikky –dijo sosteniéndole la puerta

Ella paso más que contenta y abrazo fuertemente a su amiga. Mecha suspiro cuando la soltó y se dirigió nuevamente a la sala de estar. Nikky se paro frente a mí, mirándome durante unos segundos con curiosidad y unos ojos bien abiertos. Luego prácticamente salto sobre mí para abrazarme mientras sonreía. Me quede helada al oler un terrible aroma a rosas proveniente de ella y entonces me soltó, alejándose y siguiendo a Mecha. Me mantuve en mi lugar, arrugando la nariz y sacudiendo la cabeza para quitarme ese olor de la mente. Era horrible, lo odiaba, lo había odiado toda mi vida pero quien sabe que extraño perfume había conseguido Nikky para tener el mismo aroma que yo tanto detestaba. Volví a la sala de estar y tome asiento nuevamente. Las tres estábamos alrededor de la mesa, Nikky sentada en un sillón frente a mi y ya sosteniendo una taza de té.

_ Muchas gracias –dijo ella- Disculpen que aparezca sin avisar, es que pase frente a tu casa y pensé. ¿Por qué no pasar a saludar? No esperaba encontrarte aquí Katherin, tienes mucho que contarme. Cuéntame de él.

_ ¿De él? –pregunte y de pronto me puse nerviosa- No se a que te refieres Nikky.

_ Sabes a quien me refiero, no evadas el tema –dijo ella

_ Nikky, si ella no quiere contarte lo que pasa con Alexander Engel no tienes por que obligarla –dijo Mecha rápidamente, mi salvación

_ Pero aun así quiero saber –refunfuño Nikky

Suspire, jamás le había contado por completo todo a Nikky a pesar de que se lo había mencionado y sabia que ella no cedería tan fácilmente. Y aun así, el aire estaba impregnado de ese maldito olor a rosas que no lograba soportar. Volví a tomar mi taza de té y la olí como si así pudiera reemplazar el olor que sentía.

_ Él es muy bueno conmigo –dije y sonreí para mis adentros, tomando un sorbo de mi taza

_ ¿Has estado en su casa? –pregunto Nikky

_ Vengo de ahí –dije y ya esperaba una reacción sobresaltada de Nikky pero no hubo nada- Realmente es una casa muy grande y todos son muy buenos conmigo, excepto Raphael.

_ Era obvio que te iban a tratar bien –dijo Nikky

_ Aun así a mi me sigue sorprendiendo –dijo Mecha- Es decir, son ellos cinco, realmente me sorprende.

_ Yo estoy enamorada de sus nombres –dijo Nikky

_ Alexander, Gabriel, Miguel, Daniel y Raphael –dije contándolo con los dedos- Si, realmente son nombres lindos y le quedan perfectamente a cada uno.

_ ¿Y donde esta su casa? –pregunto Nikky

_ Ni pienses en ir a espiarlos –dijo Mecha y las tres reímos

_ Es la casa arriba de la colina –dije

_ Son los cinco alados, no se podía esperar ni mas ni menos –dijo Mecha

_ Realmente esa es una casa muy grande. Debe ser genial tener todos los terrenos a sus alrededores solo para ellos –dijo Nikky y me miro seriamente- ¿Lo quieres a Alexander?

_ Demasiado –admití y me sonroje, bajando mi vista

_ Seguramente, es hermoso –dijo ella- ¿Pero él no tenía un hermano o algo así había oído?

_ Si, algo así –dije y clave mi vista tristemente en la taza

_ Ah, ya entiendo, no puedes hablarnos de ese tema –dijo Nikky y sonrió- No te preocupes, no hay problema. Todo sea por ti Kat. Aunque jamás me dijiste que tan bien besa.

_ ¿Podemos hablar de algo que no tenga que ver con Alexander Engel? –dijo Mecha, nuevamente mi salvación- Realmente ya bastante me agobia tener que soportarlo en la escuela.

_ Lo lamento, me es imposible no pensar en ellos –dijo Nikky- ¿Y entonces de que quieren hablar?

Mire a Nikky casi tan atónita como Mecha. ¿Cuándo ella había cedido la conversación y no se había apropiado totalmente de ella? Y aun estaba ese horrible olor a rosas en el ambiente que me quemaba las fosas nasales, era tan extremadamente desagradable que me torturaba.

_ ¿Qué perfume estas usando? –pregunte finalmente

_ ¿Te gusta? –Pregunto ella sonriendo alegremente- Me lo han regalado y no dude en usarlo.

_ Si, supongo que es muy tu –dijo Mecha

_ ¿Dónde te lo han conseguido? –pregunte casi alarmada

_ No lo se –dijo Nikky con incredulidad- Simplemente me lo han regalado. ¿Tú también quieres uno igual Kat? Puedo hacer que te consigan uno.

_ No gracias –dije

_ ¿Les importa si me retiro unos segundos? –Dijo Nikky poniéndose en pie- Debo ir al baño.

_ ¿Quieres que te muestre el camino? –dijo Mecha ya poniéndose en pie pero Nikky negó con la cabeza

_ Puedo encontrarlo sola –dijo ella

Desapareció de la sala de estar pero aun así dejo ese horrible aroma a rosas detrás de ella. Deje la taza sobre la mesa y me puse en pie. ¡Maldito aroma a rosas! Realmente no lograba soportarlo. Era un aroma demasiado intenso que solo me hacia pensar en una rosa, una rosa de un color rojo igual que la sangre y afiladas espinas dispuesta a cortarte. Camine por la sala como si así pudiera calmarme y Mecha me detuvo parándose frente a mi.

_ Nikky esta algo rara el día de hoy. ¿No es así? –Pregunto ella y asentí- Quizás es por que hoy tenia esa cita con Kevin y él la dejo plantada.

_ ¿Tenia una cita con Kevin? –pregunte atónita y ella asintió

_ Por eso me parece raro que este aquí, su cita comenzaba hace media hora, dudo que haya durado tan poco. Quizás él la dejó plantada y ella vino aquí buscando consuelo –dijo Mecha

Me quede helada. Kevin jamás dejaría plantada a Nikky, yo lo conocía lo suficientemente bien como para saber que él jamás seria capaz de hacer una cosa así. Aun recordaba la noche de Halloween donde él prácticamente me había admitido sus sentimientos por Nikky. Y aun seguía ese detestable aroma a rosas...

Reaccione y me lleve una mano a la solapa de la chaqueta, tocando mi daga puesta como prendedor. La tome y la sostuve con mi mano, haciendo que recuperara su tamaño real. Ahora lo entendía todo. Ese horrible aroma a rosas, esa reacción que esperaba de su parte al decir que venia de la casa de Alex y nunca hubo, el hecho de que cediera la conversación y no actuara como la verdadera Nikky. Nikky jamás había mencionado el tema de que Alex tuviera un hermano anteriormente y en todo este tiempo no había mencionado un nombre que no fuera el mío. ¿Y el dulce Kathy con el que ella me llamaba? ¿Y la dulce respuesta que habría tenido que dar cuando Mecha le ofreció mostrarle el camino como “si, estaría encantada” y no su cortante “puedo encontrarlo sola”? No, esa no era Nikky, estaba convencida de ello.

_ ¡Que demonios estas haciendo! –Exclamo Mecha totalmente alterada- ¡No puedes usar eso frente a Nikky! Escóndelo antes de que...

Ella se corto, quedándose totalmente en blanco y helada. Escuche los pasos detenerse varios metros detrás de mí, en la entrada de la sala de estar. Levante la daga frente a mí y primero me fije en mi reflejo. Luego la moví de lugar para ver el reflejo de quien estaba detrás de mí. Vi la mitad de ella. Su cabello oscuro y ondulado cayéndole más allá de los hombros, sus oscuros ojos marrones que parecían brillar como si fueran rojos, su sonrisa maliciosa y sus finos labios del color de la sangre. Su piel era totalmente pálida, casi blanca, y el aroma a rosas que desprendía era totalmente desagradable. Me di vuelta, encontrándome con la otra apariencia de Nikky aunque la sonrisa maliciosa seguía grabada en su boca. La había descubierto. Mecha seguía creyendo que ella era Nikky pero no era así. Apunte a la persona que estaba delante de mí con mi daga, tratando de controlarme.

_ ¿Qué demonios haces aquí, perra? –exclame totalmente furiosa, apretando los dientes pero su sonrisa solo se ensancho

_ ¡Katherin! –grito Mecha por como la había tratado y lo que estaba haciendo- Baja esa daga ahora mismo, no puedes atacar a Nikky.

_ Es que no entiendes –dije y sonreí, tratando de contener mi furia- Ella no es Nikky. Ese detestable aroma a rosas solo puede provenir de una persona. ¡Deja de engañarnos y muestra tu verdadera apariencia!

_ Me sorprende que me hayas descubierto Kat –dijo ella

_ Tu no eres como Lucas, no puedes engañar a los demás tomando la apariencia de otros tan perfectamente como él –dije sin dejar de apuntarla- Fue fácil saberlo por ese horrible aroma a rosas.

_ ¿Qué sucede? ¿No te gusta? –Pregunto ella sonriendo- Me lo dio mi Señor. Ya sabes, aquel al que le entrego mi cuerpo todas las noches desde que lo conocí.

_ Dile a Lucifer que me deje en paz –dije y apreté mas los dientes- He podido con Nick, puedo contigo.

_ Supongo que ha llegado la hora de decirte la verdad Katherin –dijo ella- Yo no sirvo a Lucifer, Él no es mi Señor. Vine para llevarte a mi amo, él te quiere para él.

_ No me importa a quien demonios sirvas, no iré contigo –dije y ella solo sonrió más

_ Mi amo y Señor es la mano izquierda de Lucifer, a él le jure lealtad –dijo ella- Y él me envió aquí para buscarte.

_ Nikky... –susurro Mecha aun sin comprenderlo

_ ¿Por qué no nos muestras tu verdadera apariencia y dejas de engañarnos con tu don? –Dije y sonreí maliciosamente- Diana.

_ Por que sino no seria divertido jugar contigo hermanita –dijo ella

Me gire abruptamente, la voz venia de otro lugar. Pero no podía confiar en nada, mis ojos me engañarían totalmente a causa de su don. Use la hoja de mi daga como espejo, buscando encontrarla en alguna parte. No podía engañar a mi daga, con eso podía ver todo claramente. Pero aun así no la encontré al instante y cuando pude ver su reflejo ella estaba detrás de mí. Sofoque un grito antes de que me golpeara en la nuca y quedara inconsciente.

La casa estaba totalmente a oscuras cuando desperté. Había algo totalmente empapado y helado contra mi espalda que me transfería su frío. Me di cuenta de que estaba atada junto con Mecha, ambas espalda con espalda y ella no dejaba de temblar. Mi daga estaba a un lado en el piso pero en cuanto intente alcanzarla una bota de taco aguja me piso la mano, incrustado su taco totalmente en mi mano y haciéndome gritar. ¡Maldita perra! ¡Usaba tacos hechos de metal! El taco, mas parecido a una aguja gigante, se incrusto totalmente en mi mano y la traspaso. Piso aun más fuertemente mi mano, haciéndome gritar más y luego lo dejo tan solo para patear mi daga lejos de mí. Levante mi vista, mirando con odio a mi hermana. Ella sonrió maliciosamente y se agacho hasta estar a mi altura, tomándome el rostro con una mano.

_ Cuanto has crecido hermanita –dijo Diana y sus dedos se incrustaron en mi mandíbula, haciéndome doler- Pero aun así sigues sin poder superarme. Nunca pudiste ganarme, no importa en que se tratara.

_ Eso no es cierto –dije y sentí la sangre dentro de mi boca

_ Tu amiga la salamandra esta empapada, no podrá hacer nada –dijo ella- No se como piensas salvarte de esta. Pero ahora tengo que salir, tengo un hombre del cual ocuparme. Volveré pronto por ti hermanita y te llevare con mi amo.

_ Dile a tu Señor que se vaya al demonio –dije y ella sostuvo un dedo contra mis labios

_ Shhh... No querrás hacerlo enfurecer –dijo y sonrió- Te has dado cuenta tarde de quien era yo. Ahora ya se lo que quería saber.

_ ¿Qué? ¿Qué tanto aborrezco tu aroma? –Dije molesta y casi la mordí de no ser por que movió sus dedos de lugar- No engañas a nadie con eso de tomar la apariencia de otro y mucho menos de alguien que no conoces.

_ Ya veremos –dijo

Ella sostuvo mas fuertemente mi mandíbula con su mano, hundiéndome sus dedos totalmente en la piel de modo que sentía el sabor de la sangre en mi boca. Se acerco aun más a mí y froto su rostro contra el mío, regocijándose por eso mientras yo trataba de controlar mi furia. Finalmente se detuvo, con su rostro pegado a un lado con el mío. Tomo un mechón de mi cabello y lo levanto para dejar totalmente libre mi oído. Se acerco aun mas, su nariz recorrió el arco de mi cuello y sus labios se detuvieron en mi oído.

_ Que eso lo juzgue tu Alexander –dijo y me soltó

_ ¡No! –grite desesperadamente pero ella solo sonrió

_ Tienes razón Katherin, soy mala cuando se trata de fingir ser alguien que no conozco –dijo Diana y su sonrisa se ensancho- Pero a ti te conozco de toda la vida y se como actuar. Disfrutare cada segundo estando con él antes de matarlo. Debo agradecerte Kat, me has dicho todo lo que necesitaba saber. Técnicamente lo has traicionado hermanita, eso no se les hace a los hombres –dijo ella haciendo puchero

_ Acércatele maldita

_ ¿Maldita que? –me interrumpió Diana y clavo su tacón en mis piernas de modo que grite- ¿Creíste que no me daría cuenta? ¿Creíste que no sabría que hacer? ¡Te deshiciste de Nick! Por suerte él me mando un mensaje diciendo en donde estabas. Pero tú me conoces Kat, sabes lo que haré. ¿Sabes que es lo peor de todo? Que tu misma me diste la información que necesitaba. Tu amiga me dio el nombre, tu la ubicación de su casa.

_ Diana, no hagas nada. Si quieres llévame pero por favor no hagas nada –dije casi a modo de suplica

_ ¿Por qué? Tengo todo para que crea que soy tu –dijo y saco algo de su bolsillo, una pluma, me quede sin aire- Son extrañas las cosas que portas en tus bolsillos Kat.

_ ¡Suéltala! –dije y ella sonrió

_ Es una pluma de ángel, ahora tiene la obligación de protegerme a mí –dijo Diana y sonrió- Mejor dicho el deber. Esto solamente ayudara más en mi farsa. Me pregunto que será mejor. El hecho de verlo morir creyendo que tú lo traicionaste y lo mataste. O que luego tus amigos vendrán por ti por haberlo matado.

_ ¿Por qué haces esto? ¿Por qué juegas de ese modo con los hombres? Los seduces tomando la apariencia correcta y luego los matas –dije- ¿Por qué?

_ Por que los hombres no son más que juguetes querida hermanita –dijo ella y se dio vuelta, mostrándome por última vez la pluma- Ahora, sino te importa, tengo una cita pendiente. Es algo que aun debes aprender hermanita. Destrózales el corazón a los hombres antes de que ellos puedan destrozártelo a ti. Pero no te preocupes, te haré despertar de esta horrible locura en la que vives.

Parpadee varias veces antes de despertar y ver que no me había movido de mi lugar. Aun estaba allí, esposada a la pared de esta horrible celda con paredes de piedra. ¡Maldita Diana! ¡Cuánto odiaba que me creara ilusiones! Toque el helado piso de piedra y sentí un gran vacío en mi interior pero las lagrimas no vinieron a mis ojos. ¡Y claro que no! Todo había sido una ilusión, nada mas que un sueño extraño, el efecto del don de ella al recaer sobre mi. Mire para todos lados en mi celda. No, jamás había huido de aquí.

Se abrió la puerta de la celda y el guardia entro para darme comida. Levante la mano, intente tocarlo, y entonces vi los guantes que venían junto con las esposas. No había modo de sacármelos, apenas si podía moverme sin que la cadena que me mantenía atada a la pared tirase de mis muñecas. El guardia rió al dejar una dura rodaja de pan frente a mí y luego partió. ¡Maldito guardia! ¡No alcanzaba la rodaja de pan! Me estire todo lo que pude, tratando de alcanzarla pero ni mis pies podían estar en contacto con ella. Nuevamente quise llorar pero ninguna lágrima salió de mis ojos. ¿Y entonces todo no había sido mas que una ilusión gracias al don de mi hermana? ¡La odiaba! Me había hecho creer que de verdad podía llegar a ser feliz nuevamente.

Junte mis piernas y las abrace, apoyando mi cabeza sobre mis rodillas y sintiendo un gran dolor internamente. Ahora añoraba las lágrimas para poder quitarme ese dolor de adentro pero sabía que yo nunca podría llorar, era una bruja igual que cualquier otro y nunca había habido algo diferente en mí. Al menos de algún modo estaba feliz. Sabía que nada le pasaría a Alex a pesar de que él no era más que una ilusión más.

_ ¿Por qué? –pregunte y un sollozo sin lagrimas me invadió

¡No era justo! Me había hecho creer que podía volver a tener una vida normal. Que podía volver a tener amigos. Que podía volver a ser feliz. Que alguien podía amarme y protegerme de todo mal. Quise gritar ante ese pensamiento. ¡Por que! Mi corazón se quebraba de solo pensar que Alex no existía realmente y todo no había sido mas que una ilusión de mi hermana. Tenía ganas de gritar hasta que me quedara sin voz y esperaba que unas inexistentes lágrimas me invadieran para llorar desesperadamente como nunca antes.

_ ¿Por qué tanto estruendo? –pregunto Nick

Levante la cabeza, viendo que estaba apoyado cómodamente contra la pared enfrente de mí, con los brazos cruzados y la oscuridad en sus ojos. Ahora añoraba la hostil imagen de Raphael, en la misma posición que Nick, echándome su mirada de odio desde allí. Pero no, eso era una ilusión y esto no más que la realidad. Nick sonrió, poniéndose en pie.

_ ¿Qué sucede gatita? –Pregunto pateándome- ¿No disfrutaste de la dulce ilusión? Tu lo pediste, no yo. Dijiste que deseabas tener un sueño agradable, yo no hice más que cumplir tu deseo.

_ ¿Por qué? –volví a preguntar

_ Por que te amo –dijo Nick, agachándose a mi altura y besándome por la fuerza

_ Si tanto me amas déjame ir –exclame desesperada y él negó con la cabeza, riendo

_ Primero esta mi Señor, luego estas tu –dijo

_ Entonces déjame sola –susurre bajando la vista

_ No lo haré –dijo

Él se sentó en el suelo frente a mí, apoyado en la pared del otro lado de la celda. Sonreí tristemente, al menos estaba tan lejos como se lo permitía el lugar. Me dolía creer que todo había sido una ilusión, me negaba a creerlo. Pero estaba entre los brujos mas poderosos del mundo, era posible que todo no hubiera sido mas que un engaño. Quizás todo había sido un sueño, pero deseaba cerrar los ojos y seguir negando lo que estaba sucediendo, volver a hundirme en ese hermoso sueño a pesar de su oscuridad. Sabía que ahí encontraría un rayo de luz, más bien cinco. Pero Alexander Engel debía existir. Quizás nunca lo hubiera conocido realmente, pero algún niño que hubiera perdido a su hermano gracias al oficio de Nicholas debía existir. De eso estaba segura. Quizás no conociera al real Alexander Engel pero estaba segura de que debía existir.

La puerta de mi celda se abrió y entraron cuatro brujos. Sabía que hora debía ser, las seis de la tarde, la hora de mi tortura para ver si cedía. Los brujos se pararon frente a mí, cada uno mostrándome su arma. Al menos no eran tijeras ni objetos que me dañaran realmente, eso debía agradecer de la realidad. Uno se paro del otro lado de la celda y saco un látigo plateado con el que me azoto varias veces, sacándome un grito cada vez más grande con cada una y desgarrándome toda la piel casi hasta llegar al músculo. Ya había sentido este castigo antes, no veía la diferencia. Tiraron de mi cabello, me hicieron nuevos cortes y heridas, hasta me ajustaron aun mas las esposas de modo que mis muñecas gritaban por el dolor. Partieron, tomándose la molestia de patear la rodaja de pan aun más lejos de mí.

_ Sabes Kat, añoro los tiempos en donde a esta hora estábamos recostados en los campos del Instituto en vez de estar aquí adentro y verte gritar –dijo Nick

No le respondí, no tenia fuerzas para hacerlo. Sentía la sangre por todo mi cuerpo y aun guardaba muchos gritos que había contenido durante la tortura. Pero nada en comparación con los verdaderos gritos que tenía por saber que todo no había sido más que una ilusión. Él tomo la rodaja de pan y me la lanzo. La ataje en el aire con una mano y me la lleve a la boca. Era horrible. Estaba vieja, dura y fea, pero era mi única comida.

_ No querrás morir aquí –dijo Nick- Debes comer algo.

_ Prefiero morir antes que servirle a tu señor –dije

_ ¿Por qué me haces esto gatita? Me obligas a estar aquí viéndote sufrir solo por que te niegas a entregar algo tan sencillo como tu alma. ¿Acaso no me amas para entregarme tu alma? Yo ya lo he hecho por ti –dijo él- ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que estas aquí? ¿Tres meses?

_ Nicholas, con toda sinceridad, prefiero verte muerto a verte así –dije fríamente

_ No creí que tuvieras un corazón de hielo gatita –dijo él

_ No lo tenía, ustedes me lo hicieron así –dije

Me puse en pie con gran esfuerzo y mis cadenas tiraron de mí para volverme a tirar al suelo. Apreté los dientes, conteniendo mi furia y evitando que la oscuridad dentro de mí se apoderara de mi cuerpo. Sentía como esa oscuridad que siempre había tenido dentro de mí hubiese quedado libre y ahora reclamara lo que quería. Como si hubiera escapado de su jaula. Pero no, no dejaría que ella se apoderara de mí. No me importaba si Alex era real o no, su recuerdo me bastaba para saber quien era yo y que debía hacer. Si, enfrentaría a Nick pero no dejaría que la oscuridad se apoderara de mí. Él se puso en pie hasta estar frente a mí y me miro seriamente, haciendo un gesto con la cabeza para apuntarme.

_ ¿Por qué te contienes? –Pregunto- ¿Por qué no dejas que la oscuridad te controle? La fuerza que esta puede proporcionar es increíble.

_ No dejare que ella me controle –dije y apreté los dientes, tratando de volver a encerrar a la oscuridad en su jaula- No me importa si todo fue un sueño o no. Si realmente existió un Alexander Engel o no. Pero yo le hice una promesa de que lo salvaría cuando el deber lo cegara, no pienso romper esa promesa ahora. Si dejo que la oscuridad se apodere de mi, nadie lo detendrá cuando su deber lo ciegue.

Algo calido corrió por mi mejilla, una lagrima. Apreté aun mas los dientes, sintiendo las cadenas tirarme hacia abajo y rompiéndome las muñecas. Luche contra mi misma, sentí como el bien y el mal dentro de mi chocaron. La oscuridad grito antes de caer y volverse a ocultar en lo más profundo de mí ser. Levante la mirada y mire fríamente a Nick. La oscuridad no se apoderaría de mí, yo no seria como ellos y mantendría mi promesa en pie.

Esa simple lagrima basto para darme cuenta de que esta era la verdadera ilusión y no la realidad. Casi al instante la imagen de Nick se quebró en pedazos delante de mí y estuve en medio de una gran oscuridad. Unas manos aplaudieron y el encapuchado apareció nuevamente frente a mí, sonriendo. Lo mire con odio, pero aun si ya no tenia las cadenas manteniéndome atada, no pude abalanzarme sobre él.

_ Te he subestimado Katherin, eres mas poderosa de lo que creía –dijo él- Algún día, cuando aprendas a controlar el poder de la oscuridad.

_ ¡Eso nunca pasara! –exclame furiosa y él sonrió

_ ¿Y entonces que es lo que te acaba de impulsar a romper la ilusión de Diana? –dijo el encapuchado

_ Él –respondí reaccionando ante la verdad, bajando la vista y sonriendo- El amor que siento por él, la promesa que le hice de salvarlo de su deber, el simple hecho de algún día verlo sonreír cuando encuentre el modo de deshacerse de mi aunque sea en broma.

_ No se como piensas salvarlo estando aquí en la oscuridad –dijo y levante la vista, sonriendo aun mas

_ Ese es el problema de los brujos, no ven nada más que la oscuridad –dije y sonreí- Yo no soy como ustedes, yo puedo ver la luz también. Y se que si la oscuridad se apodera de mi, él se ocupara de matarme como prometió. Nada me sucederá estando a su lado y yo no permitiré que nada le suceda.

_ Tic, toc, tic, toc, tic, toc, el tiempo corre Katherin –dijo él- Será mejor que tomes tu decisión rápido.

_ Ya la he tomado. Lo amo y daría cualquier cosa por él. No dejare que la oscuridad me gane, me mantendré en pie hasta el ultimo segundo y luchare hasta que mi corazón deje de latir –dije- Es mi deber, protegerlo. Y nada me detendrá no importa si doy mi vida sin pensarlo por ello.

_ Entonces es ese el camino que eliges –dijo el encapuchado y suspiro- Me decepcionas.

_ Ya lo se, y estoy feliz de ello. Lux –susurre

Todo fue blanco, no hubo más que luz y el encapuchado desapareció junto con la oscuridad. Sonreí una última vez, cerrando los ojos y sintiendo a donde pertenecía. No tenia por que estar condenada a la oscuridad, mi sangre no me obligaba a servirle a Lucifer. Yo le serviría a la luz, protegería lo que creía correcto y seria mi deber defender el bien del mal, aun si mi perspectiva era diferente de la de Alex. No era totalmente de los suyos, pero tampoco de los otros. Eso era yo y lo que había decidido.

Abrí los ojos, nuevamente estaba en la casa de Mecha, atada a su espalda. Ella no dejaba de tiritar por el hecho de ser un hada de fuego y estar totalmente empapada con agua helada. Todos sus poderes habían quedado anulados y estaba sufriendo por aquello. Busque rápidamente con la vista mi daga, cerca de la entrada y debajo de una mesita. Sonreí al ver como mi mano se curaba sola a pesar de que la herida hubiera sido hecha con metal. Ahora sabía lo que era. No estaba totalmente bendita, pero tampoco estaba totalmente maldita. Mi mano derecha se curo sin problema de la herida.

_ Focus –dije

No, no permitiría que ella lo matase, era mi deber protegerlo de la oscuridad. Una flama apareció en la punta de mi dedo índice y la utilice para quemar la soga. Fue cuestión de segundos para que estuviera libre y ayude a Mecha a ponerse en pie. Hice que el fuego en mi dedo se intensificara hasta ser una bola en mi mano y ella la tomo, absorbiéndola totalmente y suspirando.

_ Gracias –dijo ella

Sonreí y tome mi daga, gritando tan solo un nombre en mi mente con la esperanza de que me oyera. Salí de la casa corriendo y pude ver a la madre de Mecha aparcando el auto sobre el garaje. Tuve una idea y nada me detuvo. ¿Y que diablos importaba lo que pasara? Corrí y salte sobre el capot del auto, siguiendo corriendo sobre él e ignorando el grito de sorpresa de la mama de Mecha. Llegue al final del vehiculo y salto lo mas alto que pude, sintiendo el fresco viento recorrer mi cuerpo.

_ ¡Transportāre! –grite

El portal se abrió y salte dentro de él, dejando a la mama de Mecha totalmente atrás con su sorpresa y pánico. Si, soy una bruja, pero soy más que una simple bruja. Ya era una noche otoñal, el viento helado soplaba entre los árboles cuando aterrice sobre unas hojas secas frente a la casa de ellos. Me puse en pie, tomando mi daga con más fuerza. Me vengaría por lo que esa maldita se hubiera atrevido a hacer. Era increíble como había cambiado totalmente ahora que sabía que era yo y me sentía mucho más poderosa. Un viento soplaba a mis pies, levantando las hojas con cada paso que daba. Subí las escaleras del porche, casi deseando que mi hermana no hubiera hecho algo que me enfureciera lo suficiente para matarla. Pero luego de todo el tiempo que le había dado, seguramente ya había sellado ella misma su destino.

No fue problema abrir la puerta sin hacer el más mínimo ruido, no considerando que sabía utilizar magia. Gabriel se quedo en blanco mientras salía de la cocina, congelado al verme entrar. Soltó su lata de refresco e hice que se detuviera en el aire antes de que golpeara el piso. Reacciono rápidamente, echándome una mirada de furia y tomando su flauta, colocándola delante de sus labios ya listo para tocarla.

_ ¿Qué demonios haces aquí Diana? –pregunto

_ Maldición Gabriel, soy yo –dije y él negó con la cabeza

_ Katherin ya me advirtió que tomarías su imagen –dijo Gabriel

¡Maldita, maldita, maldita! La odiaba. Unos minutos y ya se había ocupado de cubrir todo. Pero no la dejaría ganar, no me importaba si tenía que enfrentar a Gabriel para llegar hasta ella. Entonces una luz se hizo en mi mente y sonreí.

_ Gabriel, si fuera la maldita de mi hermana no hubiera podido entrar –dije

Gabriel se quedo perplejo y bajo su flauta. Sostuve más fuerte mi daga y avance unos pasos. En ese momento ella apareció frente a mí. Mi perfecto reflejo, vestida exactamente igual y llevando su daga en la cintura. Le eche una mirada de odio pero ella solo tembló y palideció, agarrándose al brazo de Gabriel fingiendo estar totalmente muerta de miedo. ¡La quería matar! Encima de que se atrevía a fingir ser yo estaba jugando con ellos.

_ No se como hiciste para entrar hermana pero por favor vete –suplico ella con las lagrimas en los ojos- Por favor. No quiero que me hagas daño, no quiero que me lleves contigo.

_ ¡Demonios, Diana deja de fingir! –exclame y ella echo en llanto

_ ¿Por qué me haces esto? –dijo con las lagrimas corriéndole por las mejillas

Suspire y la apunte con mi daga. Pero ella solo grito, se estremeció aun más y se separo de Gabriel. ¿Enserio yo seria capaz de actuar de ese modo? Quizás antes pero no ahora, enfrentaba mis miedos y no gritaba por ellos. Escuche los pasos provenientes de la cocina y supe por que ella había gritado. El primero en aparecer fue Miguel, que se quedo a un lado sorprendido al verme y mirándonos a ambas, tratando de descifrar cual era la verdadera. El segundo en aparecer fue Alex. Casi al instante ella se colgó de su cuello, aun llorando y hundiendo su rostro en su pecho. Con una mano Alex la sostuvo contra él y con la otra desenvaino su espada y me apunto.

_ ¿Qué haces aquí? –pregunto mirándome con furia

_ Me quiere llevar con ella –dijo Diana aun llorando y aferrándose mas fuertemente a él- Por favor no permitas que eso pase. No quiero que me lleve, no quiero volver a mi celda, no quiero caer en la oscuridad.

_ Muestra tu verdadera apariencia Diana –dije y ella me miro aterrada

_ No la escuches –le dijo a Alex- No creas en nada de lo que veas. Su don es el de crear ilusiones y quiere confundirte. Por favor, no dejes que me lleve.

_ Tranquila, no permitiré que eso pase –dijo Alex y la beso en la frente, ella sonrió

Le hubiera dicho mil maldiciones de no saber que él estaba viendo lo mismo que yo. Me estaba viendo a mi, llorando y muerta de miedo contra él. ¡Pero esa Katherin no era yo! Un zumbido atrajo mi atención y un cuchillo corto el aire. Logre agacharme justo a tiempo para evitar el cuchillo y que este pasara sobre mí, clavándose en la puerta detrás. Escuche una maldición y levante la vista para ver a Daniel al pie de la escalera, sosteniendo mas cuchillos y dispuesto a lanzármelos.

_ ¿A esta Strega si la puedo matar? –pregunto Raphael uniéndoseles y teniendo unas tijeras en mano

_ Si quieres matar a una bruja mátala a ella –dije mirando a Diana- ¡Maldita farsante, deja de fingir!

_ ¡Cállate, cállate, cállate! –Dijo ella tapándose los oídos- No hables mas como si fueras yo.

_ ¡Y tu deja de fingir que eres yo! –dije

_ Ya me has cansado Diana –dijo ella

Finalmente se separo de Alex y tomo su daga, apuntándome a mí. Al menos ahora si estaba actuando como actuaría yo, pero eso no era bueno considerando que ayudaba a su farsa. Suspire y me concentre buscando algo en especial. Mi vista fue a clavarse en el bolsillo de su pantalón, justo en el mismo lugar de donde me la había arrebatado ella. Respire hondamente. Esto no me convenía, me dejaría en una mala posición frente a ellos pero ella no podía continuar portando esa pluma. Luego enfrentaría las consecuencias, ahora solo actuaría.

Me moví rápidamente, tan rápido que en un latido de corazón estaba detrás de ella, sosteniendo mi daga contra su cuello. Jamás había sido tan rápida en mi vida y al instante sentí la reacción de ellos cinco mientras Diana se tenso. Me matarían, esto me haría quedar a mí como la impostora, pero ella no podía continuar con esa pluma. Diana se quedo helada, teniendo mi daga contra su cuello y no pude hacer más que sonreír al ver su verdadero reflejo en la hoja.

_ ¿Cómo hiciste eso? –pregunto de modo que solo yo pude oírla

_ Se aprenden nuevas cosas cuando sabes lo que eres –dije y apreté más mi daga contra su cuello- ¿O no hermana?

Daniel me lanzo otro de sus cuchillos. Lo detuve con un simple scutum y le advertí con la mirada que no lo volviera a hacer. Metí la mano en el bolsillo de su pantalón y recupere mi pluma. Solté a Diana al instante y me moví igual o aun más rápido para volver a estar en mi lugar, frente a ella y apuntándola con mi daga. Ella se llevo las manos al pecho, tomando su collar con ambas manos y mirándome totalmente indignada. Odiaba que fingiera ser yo, tuviera mi misma imagen y hasta mis mismas reacciones.

_ Devuélveme eso –dijo y nuevamente estaba al borde del llanto

_ Esto me pertenece –dije

_ Quítale las manos de encima a esa pluma –dijo Alex entre dientes y totalmente furioso

_ Ella me la robo cuando me dejo inconsciente –dije y luego la mire a ella- ¡Me atacaste por la espalda maldita tramposa! Aprovechaste tu don para hacerme creer que estabas en un lugar y en realidad estabas en otro.

_ ¡Esa fuiste tu! –Exclamo ella- Yo estaba tranquilamente tomando el té con mi amiga y tu entraste con la apariencia de Nikky. Pero Nikky en ese momento tenía una cita con Kevin por lo que no podía estar ahí. Luego de que te descubrí intentaste atacarme pero logre huir.

_ ¡Eso no es cierto! Me dejaste inconsciente y me encerraste en una de tus malditas ilusiones –dije y la mire con furia- ¡Me hiciste creer que nunca había huido del Bella Vista y seguía en esa maldita celda!

_ No sabes de que hablas. Yo fui la que estuvo encerrada en esa maldita celda durante tres meses y tú venias a torturarme continuamente –dijo y tomo un mechón de su cabello, ya con las lágrimas en los ojos- Tú me hiciste esto. Me arrancaste y cortaste uno a uno cada mechón con una navaja. Te suplique que no lo hicieras, grite por ello pero tu no hacías mas que reír y continuar.

_ Ya quisiera haber sido yo quien te torturara y no a la inversa –dije y apreté los dientes- Puedes tomar mi imagen, puedes fingir ser yo, pero no puedes hablar de un dolor que nunca sufriste y mucho menos por que fuiste tu quien me lo provoco.

Quise atacarla, pero alguien me detuvo poniendo un brazo delante de mí y no me permitió el paso. En un instante Gabriel estaba frente a mí, sosteniendo mi brazo con la daga tan lejos como podía para que no lo atacase y deteniéndome. A pesar de que su expresión era seria, vi en sus ojos su verdadera intención y lo deje actuar. Él se acerco a mí, lo suficiente para olerme y luego se alejo, asintiendo con la cabeza a pesar de que su expresión seguía igual de seria.

_ Hueles como Kat –dijo él

_ Por que lo soy –dije mirándolo a los ojos, con la esperanza de que me creyera

_ Gabriel, es una ilusión –dijo Alex

_ ¡Yo no soy una ilusión! –dije mirándolo

_ Deja de fingir. Al menos ten la dignidad de mostrarme tu verdadera imagen si te vas a enfrentar a mí –dijo él

_ Te estoy mostrando mi verdadera imagen –dije y apunte a Diana- Ella es la que esta fingiendo ser alguien que no es.

_ Déjala, no le hagas caso –dijo Diana tomándolo por el brazo- Trata de confundirte para luego poder deshacerte de ti fácilmente.

_ Pues si sigue conservando tu apariencia no dudare en atacarla –dijo él

_ ¿Y luego que? –Pregunte- ¿Me mataras creyendo que soy Diana y luego ella te matara a ti aun conservando mi apariencia? Sabes que Alexander, no me importa si no me crees, pero voy a hacer que esta maldita deje de fingir de un modo u otro.

_ Alex, ignórala, su asunto es conmigo, no con ti –dijo ella tomando el rostro de él entre sus manos- Por favor, escúchame.

_ No me importa si vino por ti. Tendrá que enfrentarse conmigo antes de atacarte –dijo Alex mirándome

_ Vete al demonio Alexander –dije

Por un segundo la comprensión cruzo por su rostro. Pero Diana reacciono rápidamente y lo beso, impidiendo que él pudiera hablar. La furia corrió por todo mi cuerpo. Quise ir ahí y atravesarle el corazón con mi daga para que esa maldita se muriera de una vez. Pero apenas di un paso Raphael apareció frente a mí y sostuvo unas tijeras contra mi cuello de modo que la punta se me clavaba apenas en la piel y no podía moverme hacia adelante. Me mantuve firme en mi lugar, aun sintiendo la punta de las tijeras hundirse en mi piel. No me movería, apenas esa maldita lo soltara me ocuparía de ella. ¿Y que era lo peor de todo? Que ella lo estaba disfrutando. Tanto mi reacción como el hecho de estar engañándolo a él.

Mire la hora en el reloj de la pared. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que había partido de la casa de Mecha? Tiempo, eso era lo que necesitaba hacer, confiaba en que me hubiera escuchado. Finalmente ella dejo de besarlo y sonrió dulcemente acariciándole el rostro. Alex sonrió también, pasándole los dedos por la mejilla y por un segundo creí que seria capaz de matarlo a él también por crédulo.

_ No eres Katherin –susurro y ella solo sonrió más

_ Ya lo se –dijo ella

Fue un segundo en que Diana tomo su daga y se la clavo en el abdomen, atravesándolo totalmente. Y también fue en ese segundo que me libere de Raphael y Gabriel y aparecí frente a ella, teniendo mi daga contra su cuello. Diana sonrió, recuperando su daga y saltando en el aire sobre mí para huir.

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