Capitulo 20: Sentimientos confusos


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_ Cumpliste con tu parte, no tuve que ir a buscarte –dijo Alex mientras caminábamos

_ Te pedí solo unos minutos y fue todo un placer deshacerme de Drake –dije sonriendo- Simplemente le torcí el cuello. Y a sus dos guardaespaldas que estaban en la puerta también. ¿Te atacaron apenas me fui?

_ Si. Aunque lo cierto es que sigo sin saber por que. Ellos seguían pensando que aun era un brujo. Acabe con los primeros dos en cuestión de segundos. Pero el maldito de Laurent tenía el don de multiplicarse. ¿Sabes lo que es tratar con nueve brujos idénticos a la vez? –dijo él y reí por lo baje- Tuve que encontrar al original y matarlo para deshacerme de los demás.

_ Pero sigues entero –dije- O al menos en su mayoría.

Lo mire de soslayo pero nuevamente no pude mantener mi vista en el durante mucho tiempo. Le veía la camisa perfectamente manchada con dos tonalidades totalmente opuestas de rojo, una totalmente oscura de modo que parecía casi negra y otra que era de un rojo brillante, demasiado luminoso. Sangre de brujo y sangre de ángel. Al menos sus heridas ya habían dejado de sangrar gracias a la rápida curación de los ángeles pero aun así no era tan rápida como la de los brujos y podía ver sus cortes. Al menos no parecía que lo hubieran herido por un instrumento maldito ni nada, ningún daño grave o mortal. Suspire, tratando de no preocuparme tanto por él.

_ ¿Y Gabriel? –pregunte y él hizo una mueca

_ Le surgió un inconveniente. Al parecer el hombre lobo al que se enfrento hace unos días fue a buscarlo junto con su manada. Un grupo de rebeldes, nada más, pero Gabriel debe encargarse de ellos. Tendremos que tomar el subte hasta donde dejo su auto –dijo Alex- ¿Conseguiste la información que buscábamos?

_ Si. Nicholas volvió al país este día, fue hacia Florida –dije y entonces reaccione, quedándome totalmente helada- Miami.

Entonces, toda la desesperación y el pánico me invadieron de nuevo. Sentí como palidecía totalmente, quedando fría y sin poder hacer nada más que caminar. ¡Florida, Miami! Nicholas no podía haber ido hacia allí, no quería que así fuera. Me quede totalmente en shock durante ese momento, sintiendo como el miedo se apoderaba totalmente de mi.

Alex continuo caminando tranquilamente bajo la noche mientras yo apenas podía hacerlo por el terrible dolor interno que ahora sentía. Tuve que devolverle su abrigo cuando llegamos a la estación del subterráneo. Bajo la noche y por las calles oscuras de la ciudad, las heridas y las manchas de sangre que Alex tenía pasaban desapercibidas. Pero aquí bajo el foco de todas las luces y en un lugar tan atestado de humanos curiosos, él no podía andar tranquilamente. Y por más que lo intentaba, no podía quitarme aquellas horribles sensaciones de encima. El frío, el miedo, el pánico, la desesperación, el dolor y sobretodo la preocupación. ¡Derek estaba en Miami! Estaba totalmente segura de que Nicholas había ido tras de él al no poder hallarme a mí. No hable en ningún momento, no lograba salir de aquel estado de shock en el que estaba y hasta llegue a cuestionarme si lo haría en algún momento. Finalmente decidí que no podía continuar así, que debía hacer algo y no quedarme quieta esperando a que Nicholas se cruzara con Derek.

Me sorprendí al reaccionar y ver que ya estaba a bordo del subte. Alex y yo estábamos parados, uno enfrente del otro y justo a un lado de la puerta. No recordaba haber subido. De hecho, no recordaba nada desde que había reaccionado respecto a que Nicholas iba tras Derek. Alex me miraba fijamente a los ojos, examinando totalmente mi rostro y entonces se percato del cambio.

_ Ya reaccionaste –dijo- ¿Puedo saber por que estabas así?

_ Si Nicholas esta en Miami tenemos un problema –dije

_ Ya lo sé. Esta en el mismo país que nosotros y por lo que dicen de él, le tomara muy poco tiempo encontrarte –dijo Alex

_ No, no es exactamente eso... –dije y me calle

Al otro lado del vagón había una chica que tenia la vista clavada en nosotros dos. Apenas me fije, ella volvió a clavar su vista en el libro que estaba leyendo acerca de los Nephilims. Mire mejor a esa chica y suspire frustrada al reconocerla. ¡Era la misma que me había encontrado en el avión! Ella seguramente debía de seguir suponiendo que yo era un vampiro o algo así. Luego de unos segundos la muchacha saco de debajo de su camisa una cruz de plata y empezó a rezar. Hice una mueca.

_ ¿Los rezos te afectan? –susurro Alex en mi oído y solo en ese entonces fui consciente de lo cerca que estaba de él

_ No. Mi mama reza todas las noches, yo he rezado algunas veces y hasta he visto a mi papa rezar por el bien de nuestra familia –dije- Lo que me incomoda es saber que un corte de esa cruz seria una herida difícil de sanar para mi.

_ Entonces cualquier metal te hiere a ti y a los tuyos –dijo él y asentí

_ Los mas seguros para eliminarnos son las tijeras y los clavos, y claro, después prender fuego nuestros cuerpos. Pero aun así cualquier corte que me haga con un metal no se curara al instante, puede tardar días e incluso hasta meses –dije y lo mire- Aun mas si es algo bendito. Aunque es algo bastante raro considerando que cualquier herida que me hagas con un arma, se me cura minutos después.

_ Tienes suerte, curas mas rápido que yo –dijo Alex

Lo mire con curiosidad durante unos segundos y luego me fije en el largo corte que le atravesaba toda la mejilla derecha. ¿Cómo es que no me había dado cuenta de eso hasta ahora? No podía permitirme volver a dejarle de prestar atención a la realidad, lo que pasaba podía ser muy importante. Me puse de puntillas, acercándome un poco más a él. Puse mi mano sobre su mejilla, convirtiendo el corte en una fina línea y luego deslice suavemente mis dedos por ella hasta borrarla totalmente. Volví a ponerme en pie, sonriendo, y Alex me devolvió la sonrisa.

_ Gracias –dijo y mi sonrisa solo se ensancho

_ No es nada –dije- Tu ya me has curado una vez, te debía lo mismo.

Volví a clavar mi vista en la muchacha. Ella ahora estaba temblando y rezaba más desesperadamente. Genial, me había olvidado de su obsesión conmigo y ahora seguramente había visto lo que había hecho. Suspire sin más remedio y volví a fijarme en Alex.

_ Debo encargarme de ella, ha visto lo que he hecho –susurre y él miro a la muchacha con curiosidad

_ Nadie le creerá si dice algo, es simplemente una chica –dijo Alex

_ Basta con que uno de los míos la escuche para que le pregunten cual era mi aspecto y listo. Me encuentran. No existe nadie mas con unos ojos como los míos –dije

_ No puedes hacerle un hechizo de olvido aquí en el medio del vagón –dijo Alex y sonreí

_ Hay mas formas de jugar con las creencias de los humanos –dije sonriendo- Tienes razón, no puedo encargarme de ella de ese modo.

_ Soy un ángel, no puedo dejar que le hagas algo a los humanos no importa lo que ellos hayan visto –dijo Alex

_ Ahora resulta que si haces respetar la ley –dije- Realmente a veces me cuesta entenderte. Estas rompiendo la ley a cada segundo que estas conmigo.

_ Si llamas la atención del Consejo rompiendo alguna ley, entonces estos te encontraran y yo estaré en problemas –dijo él

Suspire, esa respuesta era de esperarse de su parte. Otra vez volvía a ser serio y distante conmigo ahora que ya no tenia que fingir nada. Cerré los ojos y me relaje, apoyándome contra lo primero que encontré. Debo de haberme dormido ya que lo próximo que recuerdo era que Alex me estaba despertando ya que nos tocaba bajarnos en la siguiente parada. Me separe casi de un salto al darme cuenta sobre que me había quedado dormida: él.

_ Lo siento, no era mi intención –dije rápidamente, aunque algo me dijo que si hubiera tenido elección la situación no habría cambiado mucho

_ Sabes, estaba empezando a cuestionarme si no te haría daño estar tan cerca mío si después de todo soy un ser bendito –dijo él- Si, definitivamente hubiera sido bueno saber si podía deshacerme de ti de ese modo ya que ni el agua bendita funciona.

_ Definitivamente eres bipolar –dije- Y si, aunque no lo creas, lo bendito no tiende a afectarme.

_ Lastima –dijo Alex y entonces el tren se detuvo

Apenas las puertas se abrieron, él se bajo y lo seguí. Nuevamente a la fría calle, a la oscuridad de la noche y a la mala actitud de Alex hacia mi. Si, definitivamente debía de ser bipolar o algo así por que hasta hacia minutos me estaba tratando bien y ahora volvíamos a la misma rutina de su desprecio y su odio hacia mí.

_ Sabes, me facilitarías las cosas si fueras una bruja normal –dijo él

_ Y tú si no cambiaras tan seguido de actitud –dije

_ Últimamente me dicen todos eso, no se por que –dijo Alex y puse los ojos en blanco- El punto es que del mismo modo que yo a veces te mando al demonio. Tú también lo hiciste prácticamente con tu amigo.

_ No te mande al demonio ni dije nada malo sobre los ángeles –dije

_ Quizás si, quizás no, pero ya he visto como nos ven ustedes los brujos. Después de todo, solo somos unos tontos alados que se creen la ley y no saben nada de lo que los brujos en realidad hacen –dijo Alex y suspire

Él caminaba a un lado mío, con la vista clavada en el suelo y las manos en los bolsillos. Finalmente él demostraba que le había afectado de algún modo toda esta noche. No pude evitar preguntarme que tan difícil le debió de haber sido. Contuve un escalofrió. De verdad estaba helada esta noche. Caminamos en silencio durante un par de cuadras, ambos sin decir ninguna palabra y sin levantar la vista del suelo. Me hubiera parecido un silencio incomodo de no haber sabido por que. Lo había ofendido, de algún modo me había burlado de él con Drake y hasta en el ascensor le había dicho a Drake que Alex no me importaba realmente. Me había traicionado a mi misma, a mi corazón y a mis sentimientos. Alex si me importaba, y demasiado. Estaba enamorada de él y lo quería a pesar de que él me odiase.

_ Lamento si hice algo que te haya ofendido –susurre pero él pareció no oírme

Finalmente encontramos el auto de Gabriel, abandonado y estacionado dentro de un callejón. Alex dio la vuelta entera al vehiculo, mirándolo mas que complacido y entonces saco del bolsillo de su pantalón un juego de llaves.

_ Creí que Gabriel tenia sus llaves –dije

_ Estas no son las llaves de Gabriel. De hecho, él no sabe que tengo un juego. Hice una copia cuando no se dio cuenta, a veces le robo el auto cuando se va –dijo Alex sonriendo

_ Ahora entiendo por que a Gabriel no le gusta que estés cerca de su auto –dije- ¿Planeas hurtar el auto de tu amigo?

_ Planear es un termino muy subjetivo –dijo Alex a la ligera- Voy a hacerlo. Además no es un hurto ya que él nunca lo sabrá y para cuando se lo devuelva ya no podrá hacer nada al respecto. Pero por empezar, me gustaría encontrar algo que me aliviara.

Él se detuvo frente al baúl del coche y lo abrió de un rápido movimiento con las llaves. Me acerque, examinando el interior y viendo que contenía un bolso. Era el mismo que había visto la primera vez que había subido a ese auto y estaba totalmente segura de que contenía armas. Alex abrió un bolsillo de costado y saco una botella. La destapo y rápidamente bajo la cabeza, echándose el agua por el cuello y el cabello sin mojarse nada más. Sacudió la cabeza totalmente reanimado y volvió a guardar la botella.

_ Mucho mejor –dijo él

_ ¿Agua bendita? –pregunte y él asintió

_ Aunque no lo creas, para mi es excelente. Aunque no es bueno si la tomo, supuestamente tendría un frenesí de adicción y bla bla bla –dijo él- Tonterías del Consejo de que un ángel debe mantenerse todo el tiempo controlado. Aunque sigo preguntándome por que no te afecta el agua bendita.

_ Tiene una esencia rara –admití

_ ¿Nunca has visto los efectos normales del agua bendita en un brujo? –Pregunto y negué con la cabeza- Realmente no eres una bruja común.

_ Ya lo se, y mi vida tampoco es común –dije

_ La mía tampoco. ¿Qué ángel cuerdo anda con una bruja a plena noche en medio de la ciudad? –Dijo él- Dejaran de tomarme enserio si se enteran de todo lo que ha ocurrido esta noche.

_ O quizás te tomaran mas enserio luego de que vean lo que has hecho –dije y suspire- Eres el primero de tu especie en infiltrarse entre nosotros. Los míos me mataran cuando sepan que te he ayudado, aun si no sirven a la Secta.

_ Si no te has dado cuenta, es lo mismo que has estado haciendo tu todo este tiempo. A mi también me mataran cuando sepan que he dejado que tu te infiltres entre nosotros –dijo Alex

_ Entonces supongo que los dos somos criminales ante los ojos de nuestra especie –dije y me senté en el asiento del copiloto

_ Tu misma lo dijiste, nos vemos en el infierno –dijo él tomando su asiento y encendió el auto

_ ¿Por qué crees que te iras al infierno? –pregunte

_ Por que es la verdad –respondió él poniendo el auto en primera y saliendo del callejón- Me iré al infierno por todas las cosas que he hecho. Por empezar, traicionar a mi hermano.

_ No lo traicionaste –dije y de pronto su expresión se volvió sombría

_ Hay mas de un modo de traicionar. El hecho de no haberlo ayudado contra ese brujo es solo una mínima parte de todo lo que le hice –dijo él

Suspire y apoye mi cabeza contra el cristal. Mi vista se perdió mas allá viendo lo rápido que pasaban las cosas a nuestro alrededor. Ahora lo entendía, comparado con Alex, Gabriel conducía lento. Las luces pasaban a grandes velocidades frente a mis ojos y en cuestión de minutos ya habíamos salido de la ciudad. Me pregunte cuanto tiempo le llevaría a Alex volver al pueblo. Una vez él me había dicho que podía hacer este viaje en menos de una hora en su motocicleta. Parecía como si hubieran pasado un millón de años desde aquella tarde. Entonces todo me parecía razonablemente normal por más que vivía con miedo. Ahora en cambio, nada tenia sentido. Mis enemigos habían terminado siendo mis mejores aliados. Mi ex-novio iba hacia Miami en busca de mi mejor amigo para encontrarme a mí. Acababa de atacar y dejar inconsciente a un brujo que antes hubiera considerado mi amigo o al menos mi aliado. Y como si eso no fuera poco, me había enamorado de la persona que mas me odiaba y deseaba verme muerta.

Mire tristemente al cielo estrellado. Recordé las noches recostada en el tejado del Bella Vista con una persona que en ese entonces amaba. Todo parecía muy simple en ese entonces, como si nada de lo que me estaba pasando ahora fuera posible. Todo parecía tan claro en ese momento... Ahora todo era confuso, era gris. Resultaba ser una perfecta mezcla entre blanco y negro, luz y oscuridad, bien y mal. Si, todo era tan... gris. No era como el cielo, que por más oscuro que pareciera siempre resultaba estar iluminado por las estrellas, aun cuando la luna no estaba.

_ Sabes una cosa, cuando era chiquita mi mama siempre me decía que un alma era como una estrella, brillaba por si sola y era capaz de iluminar cualquier oscuridad. A veces me pregunto si tenia razón y todas las almas son así –dije y suspire tristemente- Si mi alma también brilla y no es tan oscura como imagino.

_ Tendemos a imaginar mas de lo que es real, eso es lo que nos hace seres con almas. El hecho de imaginar es una facultad del alma que representa las imágenes de las cosas reales o ideales. Es por eso que los brujos normales no pueden imaginar, por que no tienen alma –dijo Alex y suspiro- Yo de pequeño imaginaba que mi hermano era invencible, luego supe que me equivocaba. Imaginaba que empezar a servirle al Consejo era lo mejor que me podía pasar, no podía esperar el momento de cumplir los trece años e iniciarme. También me equivocaba. Imaginaba que mis amigos me serian fieles, Raphael estuvo a punto de entregarme la otra noche al Consejo. Tú dices que soy bipolar, quizás tengas razón, pero es por que temo estar equivocándome en las decisiones que tomo. Siempre me cuestiono lo que podría pasar si me equivoco. Cuando se trata de lo demás, me es fácil tomar una decisión y se como actuar, es por eso que soy un buen líder según me dicen. Pero cuando se trata de mi mismo, todo resulta muy confuso y temo cual decisión tomar. Cuando se trata de una misión, puedo tomar una decisión confiando en los demás. Somos un equipo, se que si alguno hace algo mal siempre habrá otro para ayudarlo y apoyarlo. Se que puedo confiar en los demás y que ellos estarán ahí si los necesito. Pero cuando la decisión solo me involucra a mí, estoy solo y cualquier error que cometa podría ser mas grave de lo que aparenta.

_ Nunca se esta solo, siempre habrá alguien para ayudarte –dije- Solo se esta solo si uno mismo decido estarlo.

_ Es que ese es el problema. Yo prefiero estar solo en vez de involucrar a los demás en mis asuntos. Por eso oculto información, me aíslo, me muestro serio y hasta dejo de pensar correctamente –dijo él y tiro la cabeza hacia atrás relajándose totalmente- Esta noche pude descargarme con algo de todo lo que venia sobrellevando. Al menos saque algo bueno del combate con esos guardaespaldas.

_ Quizás no sea la mejor alternativa dejar que las cosas te sobrepasen –dije

_ No me sorprendería, soy de tomar decisiones equivocadas cuando me conciernen a mí solamente –dijo Alex

_ No creo que sea así –dije y mi mirada se volvió a perder en el exterior

_ Eres una bruja, yo soy un ángel, es normal que creamos cosas distintas. De hecho, es totalmente extraño que ninguno de los dos se haya decidido aun por matar al otro –dijo Alex

_ Tú no eres un ángel como los demás y yo tampoco soy una bruja como los otros –conteste- A veces simplemente me pregunto que es lo que hay de mal en mí. Mi presencia, mi actitud, mi todo es diferente de cualquier brujo normal.

_ Te prefiero así que otra servidora de Lucifer –dijo él y entonces lo mire- Supongo que gracias por lo de esta noche, por darme la oportunidad de infiltrarme entre los brujos, por mostrarme la diferencia entre ti y un brujo normal y por darme la información que fuiste a buscar.

_ Fui por mi, no por ti –dije

_ Ya lo se, pero nadie te obligo a decirme lo que habías averiguado. Te lo pudiste haber guardado si hubieses querido –dijo él

_ Te la habría dado de todos modos –susurre

La estación de tren pasó rápidamente a un lado de la carretera. Era difícil de creer que este viaje tomara en realidad dos horas y Alex lo había conseguido hacer en menos de una. Ya estábamos a las afueras del pueblo y en cualquier segundo empezarían a aparecer las primeras construcciones. Me pregunte por Cato, por como estaría él en las grandes ciudades. Me había llamado exactamente antes de partir para decirme que todo estaba bien y asegurarse de que no haría ninguna locura. Sonreí ligeramente, esto se podía considerar como locura.

_ ¿Te molesta si bajo unos minutos? Necesito pensar en que le diré a los demás –dijo Alex apenas estaciono al frente de la casa

_ Por mi no hay problema, eres tu quien dice que hasta mi presencia te resulta insoportable –dije bajándome del auto

_ No fue mi intención si te ofendí con eso pero es la verdad –dijo Alex siguiéndome hasta la puerta- Creo que es mejor eso a decirte que no me pasa nada cuando estoy contigo.

_ Para tu suerte prefiero la terrible verdad a la fabulosa mentira –dije

Abrí la puerta y rápidamente encendí las luces de un chasquido de dedos. En segundos Sol bajo las escaleras y estuvo frente a mi, mirándome con una expresión de extrema curiosidad preguntándome por que había ocurrido esta noche. Sonreí, quitándome los zapatos y acariciándola con el pie descalzo. Deje los tacos sobre la mesa de entrada. Estar sola en casa, tenia sus beneficios. La gata siguió de largo y entonces empezó a pasarse entre los pies de Alex, acariciándose contra ellos y ronroneando.

_ Otra vez lo mismo –dijo Alex

_ Creo que le caes bien –dije

_ Pues dile que no me cae bien –dijo él

_ Ven aquí Sol –dije tomándola entre mis brazos y acariciándola- Estas igual que yo, no le gusta que te le acerques. ¿Y Luna? –pregunte y ella me miro directamente a los ojos- Sigue mirando por la ventana.

_ ¿Ahora hablas con los gatos? –dijo Alex

_ El don de mi papa es ser un gato –dije bajando a Sol- Técnicamente, tengo una parte felina que herede de él. ¿Ya se te ocurrió que les dirás a los demás?

_ La verdad. Me tuve que hacer pasar por un brujo para cumplir con el maldito castigo que Raphael me impuso y toda la noche fue una terrible tortura –dijo Alex- Raphael la pensó muy bien a la hora de vengarse por haber perdido en el poker. Pero al menos ahora sabemos donde esta Devang.

_ Fue tras Derek, tengo que advertirle –dije y Alex me miro seriamente

_ No lo harás, solamente le facilitarías el trabajo para que te encontrase –dijo él- Piénsalo bien, si te contactas con tu amigo entonces le estas dando tu posición exacta a Devang.

_ ¿Y entonces que? ¿Debo quedarme sin hacer nada esperando que no lo mate? –Dije molesta- ¿Acaso no te importa lo que pueda pasar?

_ Es un brujo, no veo por que tenga que importarme si le sucede algo o no –dijo él

_ Por que eres un ángel –dije apretando los dientes- Tu deber no es solo preocuparse por lo que pueda pasarle a los tuyos y a los humanos. Tu deber es proteger al bien del mal.

_ Te aclaro que estoy condenado a ese deber gracias a los tuyos y que en ninguna parte dice que debo proteger a un brujo –dijo Alex furioso

_ Sin embargo me protegiste a mí cuando decidiste no decir nada. Sabias desde el primer día que era una bruja y no hablaste hasta dos meses después –dije- No te entiendo. ¿Acaso no te importa nada más que lo que te dice el Consejo? Si ves a un brujo matando a otro. ¿Lo dejaras pasar por que solamente te preocupas por proteger a los humanos? ¿Y si ese brujo era inocente? ¿Y si con ignorar el hecho solamente causas su muerte? Los humanos no son los únicos seres a los que tienes que proteger, el Consejo se equivoca. Creí que tenias sentido del bien y el mal pero por lo veo solamente obedeces lo que te dice el Consejo.

_ Gracias a seres como tu estoy obligado a servirle –dijo él- Además, si debo protegerte es por que tienes una pluma mía. ¿Te parece que me gusta tener que proteger a una maldita bruja? ¡Sobretodo a ti que ni siquiera soporto verte!

_ Entonces mátame y listo si es eso lo que deseas –dije poniéndome frente a él

_ Ojala fuera tan fácil –dijo Alex

_ A ti no te importa lo que pueda sucederle a los demás seres. No te importa lo que pueda llegar a pasarle a un brujo si este es bueno, ni a una salamandra, ni siquiera a un inocente que no sea humano o ángel –dije y sonreí tristemente- Yo soy la única tonta que se preocupa por lo que pueda llegar a pasarle a los demás.

_ Tú solamente te preocupas por que tu ex-novio no te encuentre –dijo él totalmente furioso

_ ¡Eso no es cierto! –Exclame- No soy como tu, no me preocupo solo por mi misma. Me preocupo por todo lo que pueda pasarle a los demás si Nicholas aparece por aquí. ¿Te parece que deje que el maldito de Drake Williams me tocara solo por que yo quería? Necesitaba la información y la conseguí. Ahora sé que Nicholas fue tras Derek y que es capaz de hacerle cualquier cosa con tal de saber donde estoy yo y lo torturara solo para molestarme a mí. ¿Y sabes que es lo peor? Que si él se aparece, al primero que atacara es a ti. Con que Nicholas se meta un segundo en la cabeza de Derek ya sabrá en donde estoy y a quien tiene que atacar y tú pasaras a ser su objetivo.

_ Entonces dame la pluma que me robaste así no estaré obligado a protegerte. No quiero interponerme en su camino por que no me importa lo que le pueda suceder a una maldita bruja por que su pasado la persigue. ¡No me importas! –dijo Alex y entonces clave la vista en el suelo

_ Pero tu si a mi –dije tristemente y cerré las manos en puños para contener las lagrimas que ya empezaban a formarse en mis ojos y levante la vista- Por eso ira tras de ti, por que sabrá que me importas. Es que no lo entiendes, ¿Verdad? ¡Es por eso que te atacaron hoy! Por que Drake vio que me importabas, y mucho. Les dio la orden a sus guardaespaldas de matarte para que no te interpongas en sus planes. No se que habrá pasado por tu cabeza pero cuando me tratabas bien yo era feliz estando contigo. Eras lo único que realmente conseguía que me sintiera bien cuando vivía con miedo. Lo peor es que a pesar de todo, de que me odies, de que prefieras verme muerta, de que hasta mi simple presencia te resulte insoportable, yo sigo preocupándome por ti –dije y clave la vista en el suelo- Pero supongo que solo ha sido un tonto error de mi parte, como si no me hubiera equivocado ya tantas veces. Al parecer soy yo la que no sabe tomar buenas decisiones respecto a si misma. Primero Nicholas, ahora tu, no tengo suerte.

Apreté más los puños al sentir como las lágrimas intentaban huir de mis ojos. Al menos le había admitido todo. Impulsada entre la rabia y el destrozo interno, le había confesado todo. Ahora simplemente luchaba por contener las lágrimas. No lloraría, no con él enfrente dándole la oportunidad para que además se burle de mi debilidad.

_ Hazme un favor y vete. Ya tienes lo que querías y mucho más, has encontrado el modo de herirme ya que tanto lo andabas buscando. Pero al menos hazme un favor y no me obligues a usar magia para alejarte de mí, vete –dije y finalmente una lágrima rodó por mi mejilla hasta dar con el suelo

_ Esta bien –fue lo único que dijo él luego de varios segundos de silencio

No me atreví ni a levantar la vista hasta no escuchar cerrarse la puerta tras de él. Aun con las lágrimas ardiendo en los ojos, camine unos pasos para echar el cerrojo y entonces deje de resistirme. Me apoye contra la puerta, dejándome caer lentamente hasta haberme sentado en el suelo. Doble mis rodillas, abrazándolas con mis brazos y entonces apoye mi cabeza sobre ellas. Me resultaba imposible no llorar en aquel momento.

Luego de varios minutos de triste llanto, Sol estuvo a mi lado. Se paro sobre dos patas y lentamente comenzó a lamerme las lagrimas de la cara. No pude evitar sonreír, al menos había alguien a quien si le importaba y me quería. Me tomo un largo momento recuperar la calma, sin recordar muy bien que me había impulsado a llorar. En cierto modo, las lágrimas servían para desahogarme y también se llevaban todo mal interno con ellas. Pero el sentimiento de estar enamorada de una persona que me odiaba y deseaba verme muerta aun seguía en mi pecho.

A duras penas logre ponerme en pie y me limpie con una mano las lágrimas del rostro. No podía permitirme llorar, no ahora. Tenia que ser fuerte si el peligro estaba cada vez mas cerca y Nicholas podía aparecerse aquí de un momento a otro. Pero por más que odiaba admitirlo, Alex tenía razón. Si me contactaba con Derek le estaría dando a Nicholas mi posición exacta. Y considerando como estaban las cosas, no podía arriesgarme a que Nicholas apareciera sin previo aviso por que entonces yo me negaría y él iría tras...

Nuevamente las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. ¡Por que seguía preocupándome por ese tonto ángel! Era estúpido que yo siguiera preocupándome por una persona que hacia minutos había dejado muy en claro que no le importaba lo que pudiera pasarme. Trague saliva, tratando de tragar con eso la tristeza y las lágrimas pero sin lograrlo muy bien. ¿Y ahora que? ¿Continuaría llorando como si de ese modo todo fuera a solucionarse? Con llorar nunca se lograba nada, se necesitaban más que unas simples lágrimas para enfrentarse a la realidad y no era buena opción vivir en un mundo de fantasías. Volví a limpiarme las lágrimas con una mano. No me permitiría llorar, necesitaba encontrar el modo de enfrentar la situación.

Conociendo a Nicholas, le tomaría menos de una semana encontrarme ahora que iba tras Derek. Sonreí, por suerte lo conocía muy bien. Podría sentir perfectamente su presencia apenas entrara al pueblo y podría con él, aun si eso consistía en tener que enfrentarme en un duelo con él. Conocía sus movimientos, conocía sus trucos, conocía su don, quizás hasta tendría una oportunidad de ganarle. Ahora no podía creer como era que en el pasado le había llegado a temer. ¡Yo lo conocía a la perfección! ¡Podría con él! Y por más raro que pareciera, la Katherin que él había conocido había cambiado. Luego de todo lo que había vivido, sabia que estaba preparada para enfrentarme a cualquier cosa. Había huido del Bella Vista, había sobrevivido a cinco ángeles, había logrado burlar la seguridad de una estrella de rock. ¿Y un simple “no me importas” había bastado para destrozarme y hacerme llorar? Era extraño ver hasta que punto las emociones del corazón eran mas fuertes que cualquier otra cosa. Pero no debía pensar en ello ahora, no si quería tener una oportunidad en caso de que se presentara Nicholas. Además, mientras yo mantuviera ocupado a Nick, no tendría por que preocuparme por los demás.

Luego de pensarlo durante un largo rato, decidí que no había nada más que pudiera hacer esa noche y me eche a dormir. Si lo que buscaba en el sueño era tranquilidad, puedo asegurar que no la encontré. En mi sueño corría desesperadamente por un camino que parecía llevar a ninguna parte. Había gente tras de mi, escuchaba a la perfección sus pasos y gritos, y había alguien mas corriendo a mi lado. Entonces me fije en el camino de hojas muertas, en los enormes árboles que había a nuestro alrededor y en el oscuro bosque en el que estábamos. Reconocía este lugar, sabia perfectamente donde estábamos y corrí aun mas rápido al ver la fina línea rosada en el suelo que marcaba el fin del territorio del Bella Vista. Si lográbamos atravesarla... listo, todo abría acabado y hubiéramos huido. Los límites del Bella Vista no existían realmente, eran portales que te llevaban a donde deseabas. Sonreí, la línea ahora estaba más cerca y solo era cuestión de correr unos metros más.

Entonces alguien me detuvo, apareciendo repentinamente delante de mí y levantándome por el cuello. Sentí como mi garganta se cerraba, como no podía respirar. Mis pies estaban en el aire, no tocaban suelo ni nada y mis manos colgaban a ambos lados de mi cuerpo. El encapuchado que me estaba sosteniendo sonrió y apretó más su mano entorno a mi cuello.

_ Fuiste, gatita –dijo él sin ocultar el regocijo que estar matándome le causaba

Trate con todas mis fuerzas de liberarme, pero con cada intento que hacia el encapuchado solo estrujaba más mi cuello. El muchacho no dejaba de sonreír y sentí el frío que recorría todo mi cuerpo. De pronto una espada hizo un corte en el brazo del encapuchado y este aflojo su agarre. El encapuchado apretó los dientes, furioso, girando el rostro ante su oponente. Conocía esa espada, por más que solo la hubiera visto dos veces sabia perfectamente cual era y quien era su propietario.

_ ¿Crees que con eso me vas a herir Alexander? –Pregunto él- ¿Te parece que con esa espada puedes matarme?

_ Suéltala –exigió Alex

_ ¿O que? ¿Me mataras Alexander? –dijo el encapuchado y apretó mas su agarre en mi cuello de modo que no pude evitar gritar

_ ¡Te dije que la soltaras y deja de llamarme así! –exclame Alex y entonces hizo un profundo corte en el brazo del encapuchado

Me desperté sobresaltada, llevándome ambas manos a la garganta y aun sintiendo la presión que había ejercido aquel agarre. Aun seguía sintiendo todo a la perfección como si continuara en el sueño. El frío de la noche, el oscuro bosque, el terrible olor a pino, la sonrisa de regocijo de aquel encapuchado y la furia en el rostro de Alex. Ya era la segunda vez que soñaba con ese encapuchado y nuevamente había intentado de matarme. Esto no tenia nada de sentido.

Me senté cruzándome de piernas y llevándome ambas manos a la cabeza. Necesitaba tranquilizarme, tratar de olvidar aquel sueño. Había un continuo ruido de fondo que no dejaba de sonar y entonces me di cuenta de que era mi celular. Tome el teléfono de la mesa de noche, aun aturdida por el sueño y sin poder concentrarme, pero conteste.

_ ¡Al fin! ¡Llevo llamándote toda la mañana! –exclamo Nikky apenas atendí y me aleje el celular del oído ante su grito

_ Habla mas despacio, acabo de despertar –dije

_ Esta bien –dijo ella bajando el tono- ¿Me puedes explicar donde estuviste anoche? Dice Jessica que te vio salir del hotel donde se hospeda Drake Williams anoche y no me lo puedes negar por que te vi justo cuando te fuiste. Además, Bonnie asegura haber visto a Alexander Engel en la puerta. ¿Puedes explicarme algo de todo eso?

_ Nikky, estoy medio dormida, apenas si puedo pensar –dije frotándome la cabeza- Vengo de tener una pesadilla y tu tienes miles de preguntas.

_ ¡Pero te vi! ¡Estoy segura de que eras tú! –exclamo y nuevamente me vi obligada a alejar el celular de mi oído

_ ¡Baja el volumen! –dije

_ Lo siento –respondió ella- Me puedes decir que hacías en el mismo hotel que Drake Williams. ¿Si o no? Estuve toda la noche tratando de disuadir al recepcionista para quitarle información y me dijo que Drake estaba con una chica y no quería interrupciones. Me vas a contar que hacías ahí o juro que iré a tocarte la puerta para que respondas.

_ Esta bien, está bien –dije viendo que no conseguiría callarla con nada- Drake Williams es un conocido mío y me invito a cenar, por eso fui a la ciudad ayer.

_ ¿Cómo? ¿Pero de donde lo conoces? –pregunto Nikky y sonreí apenas

_ Es ex-alumno del Bella Vista. Ya se había graduado cuando yo entre pero él es muy amigo de Nicholas y por eso lo conozco –dije

_ ¡Dejaste a un novio que era el mejor amigo de Drake Williams! –exclamo ella totalmente alterada

_ Si, pero deja de gritar, por favor –pedí- Aun sigo dormida.

_ ¿Al menos me pasarías el número de Drake? –dijo ella de un modo suplicante

_ ¡No! –Dije rápidamente y luego me tranquilice- No lo tengo. Ya sabes como son las estrellas de rock, cambian de numero a cada rato cuando ven que sus fans lo averiguan.

Espere a que Nikky no se hubiera dado cuenta de mi grito desesperado cuando me negué. No podía dejar que ella se comunicara con Drake, no podía permitir que él le robara el alma por que estaba segura de que era eso lo que pasaría. Nikky tenia mucha vitalidad y un alma pura por mas obsesionada que pareciera, no podía permitir que Drake se la quitara.

_ Lastima –dijo ella tristemente- ¿Y que hay de Alex? Bonnie dijo que lo vio parado en la puerta del hotel, como si estuviera esperando.

_ Pues no lo vi –dije de un modo indiferente- En todo caso se habrá equivocado de persona.

_ Ah, ya entiendo, se supone que no debíamos verte ni a ti ni a él –dijo Nikky y me quede paralizada ante su rápida deducción- No te preocupes, no le diré a nadie que estaban ustedes dos y encontrare el modo de hacerle creer a Jessica que no eras tú a quien vio.

_ Gracias Nikky –dije

_ De nada. ¿Pero estas segura que no tienes el numero de Drake Williams? –agrego ella desesperadamente

_ NO –dije y le corte

Ella se molestaría conmigo, pero no había otro modo. Quizás luego podría pedirle disculpas por cortarle tan repentinamente y buscar alguna excusa mejor que darle para no tener el número de Drake. El celular volvió a sonar y me lo lleve a la oreja.

_ Nikky ya te dije que no

_ No soy Nikky –me interrumpió- Y perdona si ayer me comporte como un tonto. Te dije que dejo de pensar correctamente cuando no se que decisión tomar.

_ ¿Qué quieres y como diablos conseguiste mi numero Alexander? –dije

_ Tome el celular de Gabriel, estaba seguro de que él tenia tu número –respondió Alex- No te culpo si ahora me odias pero por favor déjame... explicarme.

Me quede paralizada. ¿Acaso acababa de decirme “por favor”? No había sentido en aquello, de hecho, no había sentido en la forma en que ahora me estaba tratando. Como si enserio se arrepintiera de lo de anoche. Sacudí la cabeza, si lo perdonaba solamente le estaría dando otra oportunidad de que volviera a herirme.

_ ¿Qué quieres? –volví a preguntar

_ Hablar contigo –dijo Alex- ¿Podrías venir, por favor? Al menos déjame hablar y luego, si quieres, no me volverás a ver nunca más en tu vida. Pero solo te pido unos minutos cara a cara.

Él suspiro esperando mi respuesta y fije mi vista en la ventana. El día era helado. No lo entendía, por mas que intentara comprender las cosas Alex cada vez me confundía mas. Ayer me había gritado que no le importaba y en cambio, ahora, me estaba pidiendo por favor que fuera a verlo para que pudiera hablar conmigo. Suspire, luego de todo lo que había pasado la noche anterior, un ultimo dolor no cambiaria nada.

_ Esta bien –respondí finalmente

_ Gracias –dijo él y entonces le corte, no hubiera soportado otra palabra más

¿Y ahora que? Cuando creía entenderlo solo se volvía más confuso. Me tire hacia atrás, cubriéndome totalmente con la frazada y cerrando los ojos como si así mis problemas fueran a solucionarse. Entonces reaccione y me levante, así no solucionaría nada.

El día realmente era helado y por primera vez usar guantes no servia solamente para proteger a los demás de mi tacto. Aun sabiendo como hacer para controlar mi don, debía aceptar que no podía dejar los guantes de lado. No podía estar todo el tiempo consciente de cómo y con que intenciones tocar a las personas. Salí de la casa de Cato comiendo un caliente pan de chocolate. Hice un sonido de gusto al sentir el delicioso sabor en mi boca y continué caminando. Al menos el aire frío servia para despejar mi mente. Pero era un camino muy largo hasta su casa y a pie. Aunque ahora por fin lograba entender por que esa lujosa casa en la colina había llamado tanto mi atención el primer día. Suspire, tardaría un largo tiempo en ir caminando. Entonces sonreí al mirar los altos árboles mientras una idea se iba formando en mi mente...

Caí de cuclillas sobre el suelo, con una rodilla en el suelo y la otra no. El hechizo de transporte había funcionado y me había dejado a un lado de la calle que subía por la colina, ahorrándome más de medio camino. Me puse en pie, limpiándome la tierra y hojas de la ropa. Camine apenas unos metros por que apenas estuve cerca de la casa el Golden Retriever se abalanzo sobre mí, tirándome al suelo y lamiéndome toda la cara. No pude hacer más que reír mientras el animal me recibía con su entusiasta bienvenida. Luego de varios segundos el perro salio de encima mío y pude ponerme en pie de un salto. Levante apenas la vista, Alex estaba apoyado contra un árbol mirándome. Nuevamente estaba portando aquella extraña moneda en una mano y la hacia saltar.

_ Gracias por venir –dijo él- No creí que lo harías.

_ Fuiste tu quien me pidió que viniera y además lo hice para devolverte esto –dije acercándome a él y sacando su pluma de mi abrigo- No quiero tenerla mas. No quiero tener nada más que ver contigo.

_ Entonces ahora eres tu quien me odia –dijo él mirando la moneda y sonriendo tristemente- Quédatela por el momento, no me importa. Solo te pido que me dejes hablar y al final del día decidas que hacer conmigo.

_ ¿Entonces que quieres hacer? –pregunte y él levanto la vista para mirarme

_ Explicarme –dijo Alex- Explicarme respecto a lo que paso anoche, a lo que paso aquel día que estabas enferma y a lo que paso desde que te conozco. Quizás tengas razón, no estoy solo si así lo quiero y mis amigos me apoyan si se los permito. Raphael me dijo que... si iba a odiarte, al menos merecías saber por que.

_ Entonces te amigaste con Raphael –dije y él asintió- Me parece justo lo que él dijo.

_ Ya lo se, pero no es tan simple como crees –dijo él y clavo su vista en la moneda

_ ¿Por qué? –pregunte

_ Por que te veo a ti y veo a él. Cada vez que estoy cerca de ti, cada vez que te veo o que apenas siento tu presencia, todo me recuerda a él. Y aun más cuando veo el miedo en tus ojos o las lágrimas en tu rostro. Eso es terrible por que no logro soportarlo y los recuerdos se abarrotan en mi cabeza. Sus ojos, su sonrisa de regocijo, sus expresiones y hasta su voz dentro de mi cabeza –dijo Alex- Perdóname, pero no puedo mirarte sin sentir que lo estoy mirando a él también y cada vez se vuelve mas torturante. No debería decirte esto pero es la verdad, nadie más lo sabe pero no puedo seguir ocultándola, no contigo. Nunca le he dicho esto a nadie, ni siquiera cuando estuve en juicio frente al Consejo, pero necesitas saberlo si espero que me entiendas.

_ Es que por mas que me digas, no logro entenderte –dije y entonces él me miro intensamente

_ Cada vez que te veo a ti, veo al asesino de mi hermano –dijo Alex

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