Capitulo 10: Descontrol del tacto


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Me desperté en quien sabe donde, recostada sobre un largo sillón de cuero blanco y en una linda salita. Frente a mi había una mesa de vidrio con un florero y una gran flor violeta en el centro. Había dos sillones mas, estos mas pequeños y de una sola persona, a cada lado de la mesa y mire confundida lo que me rodeada sin saber en donde estaba.

_ ¡Te despertaste! –exclamo Camille apareciendo frente a mi

_ Has dormido mas de la cuenta, ya es la tarde –dijo Derek tendiéndome una mano y ayudándome a sentar- ¿Te sientes mejor?

_ Eso creo –respondí llevándome una mano a la cabeza- Aun algo cansada.

_ Eso es por que no me obedeciste –dijo él mirándome seriamente- Te dije que no te esforzaras e hiciste un hechizo cuando nos estábamos yendo. Fue cuestión de segundos para que sintiera la presencia de magia y supiera que habías sido tú.

_ Había alguien ahí –dije tratando de recordar- Nos hubiera seguido de no haber hecho el hechizo para impedirlo.

_ Fue un servidor del Consejo –dijo Camille

_ ¿Tu sabes que es eso? –le pregunte a Derek y él negó con la cabeza

_ Se ha negado a hablar sobre ese tema mientras tú permanecieras dormida, dijo que solo hablaría cuando despertases –respondió él

_ ¿Qué es el Consejo? –comencé por preguntar y entonces Camille tomo asiento en uno de los sillones

_ El Consejo fue creado y existe para mantener el equilibrio entre todos los seres. Dentro de él hay diferentes funcionarios y representantes de cada ser que se ocupan de dictar las leyes apropiadas de modo que lo humanos continúen su mundo normal y los seres fantásticos puedan convivir con ellos sin causar problemas –dijo ella- Por ejemplo, hay una ley que les prohíbe a los vampiros tomar sangre humana, hay otra que dice que las hadas de fuego no pueden robarle el calor a los humanos y la mayoría de las leyes son entorno a la protección de los humanos. El Consejo existe principalmente para proteger a los humanos y para mantener el orden entre los seres sobrenaturales. Ahí están inscriptos todos los seres menos nosotros, los brujos.

_ Eso no es justo –dije

_ Ya lo sé. Lo que sucede es que el Consejo cree que todos los brujos sirven a Lucifer y por eso todos los seres forman parte de él menos nosotros. El Consejo no quiere verse involucrado en asuntos de brujos. Hace años mi madre recurrió al Consejo ya que estaba siendo acosada por un brujo y este se negó a ayudarla. ¡Suerte que mi madre no dijo estar embarazada de mí! Si el Consejo se hubiera enterado que ella portaba la hija de un brujo, la hubieran matado. Como el Consejo se negó a ayudarla, ella se mudo aquí, pero el Consejo tiene agentes en todas partes. Mi madre fue inteligente y antes de venir aquí fue a visitar al brujo más poderoso que existe. El que vive en Boston.

_ ¿Mi padre? –dije atónita y Camille asintió

_ No se si nos viste, tu estabas ocupada limpiando la casa. Pero tu padre nos atendió a mí y a mi madre y me hizo dos conjuros permanentes. Uno para poder ocultar mi presencia de modo que pudiera pasar por un humano mas y otro para que pareciera que podía llorar. Mis lagrimas son solo agua, imitaciones, pero basta para engañar a los funcionarios del Consejo y que ellos crean que soy humana. Si el Consejo se entera que yo soy una bruja, me mandaran a buscar y se desharán de mi rápidamente. Pero dejaran la decisión en los encargados de esta zona y estos me mataran sin pensarlo –dijo Camille tristemente

_ Los encargados de esta zona no te harán nada, no pueden matarte solo por ser bruja –dijo Derek

_ Si pueden –dijo Camille- Los servidores del Consejo son los ángeles y en cada zona hay un grupo de ángeles dirigidos por un líder que es un ángel pero con un rango superior al de sus compañeros. El líder es el que decide que hacer con respecto a los seres sobrenaturales y el líder de esta zona odia totalmente a los brujos. Me matara de solo saber lo que soy. Su espada me atravesara antes de que pueda gritar.

_ Es un corte, nos curamos rápidamente de cualquier herida excepto que nos mate al instante –dije y Camille negó con la cabeza

_ No, esa espada es especial, como la flauta. Ellos vienen a casa para hablar con mi madre ya que ella tuvo experiencias con brujos, cuando eso sucede mi madre me esconde y me dice que me mantenga en silencio absoluto para que no me encuentren. Los he oído hablar con mi madre, el líder es muy malo, una vez dijo que mi madre debería de haber muerto en vez de dejarse acosar por un brujo y eso hizo llorar a mi madre ya que ella me ama. La espada que porta el líder te mata realmente, te causa heridas que tardan días en sanar, aun mas que si le causaras esas heridas a un humano. Es una espada especial al igual que la flauta –concluyo Camille- Tengo miedo de que vengan por mi.

_ Nadie vendrá por ti –dije- Y si alguien llega a hacerlo, yo estaré para impedir que te hagan daño.

_ Pero tu estas a salvo, él cree que eres humana y si el líder lo dice los demás no pueden contradecirlo –dijo ella- Si también saben que eres una bruja también vendrán tras de ti.

_ Quien nos ataco en el claro ya debe haber avisado que yo al igual que tu soy una bruja. Y si ellos vienen por nosotras, podré defendernos a las dos sin problema. Solo es cuestión de que estén al alcance de mi tacto –dije tranquilamente- Un toque y veras como se alejaran todo lo que puedan.

_ ¿Cuál es tu don? –pregunto Camille mirándome con curiosidad

_ Puedo hacerle revivir a la gente su peor o su mejor recuerdo y hasta les intensifico las sensaciones –respondí- También funciona con objetos. Puedo ver lo sucedido en un callejón con solo tocar la pared o donde compraste este sillón con solo tocarlo y concentrarme.

_ Entonces es un don poderoso. Digo, requiere esfuerzo y concentración. ¿No? –dijo Camille

_ Dudo que sea poderoso ni que sea un don demasiado útil pero si, necesito esfuerzo y concentración y aun no logro controlarlo bien. Una de mis mayores dificultades es que cuando toco a los demás, les hago revivir su peor recuerdo instantáneamente –admití

_ ¿Y tú? ¿Cuál es tu don? –pregunto Camille mirando a Derek

_ Soy un localizador, puedo sentir la presencia de cualquier cosa o persona que este en el radio de kilómetros que cubre mi don. Lo que me molesta es no haber sentido la presencia de ángeles como bien dices que hay –dijo Derek

_ Anoche fue Halloween, sus poderes y presencias se extinguen casi totalmente y la casa en la que viven esta protegida contra magia, por eso no puedes sentirlos –respondió Camille

_ ¿Cuál es tu don? –pregunte mirándola

_ Puedo sentir las verdaderas intenciones de la gente –respondió ella- Por ejemplo, sé que quien nos ataco no lo hizo totalmente por voluntad propia sino que su líder se lo ordeno. Y tú por ejemplo, no tienes ninguna mala intención contra mí ni nada.

_ Ese si es un don muy útil –dije- ¿Sabes alguna otra cosa referida al Consejo?

_ Vinieron hace unos días a mi casa. Le hicieron preguntas a mi madre y ella se negó a responder. Luego vino un funcionario del Consejo, ellos son de cargos más altos, son los burócratas. Él también le hizo varias preguntas a mi madre y le pidió por favor que respondiera y colaborara pero mi madre no lo hizo. Ella piensa que como el Consejo no la ayudo cuando necesito ayuda, ella ahora no tiene por que ayudarlos a ellos –dijo Camille- Ahora mi madre salio a hablar con el funcionario del Consejo ya que este se entero que yo soy una bruja. Tengo miedo.

Camille de golpe se levanto y se echo nuevamente sobre mí, abrazándome casi temblando y sujetando fuertemente mi mano enguantada.

_ No te pasara nada –susurre acariciándole el cabello

_ Vendrán por mi, atravesaran la puerta de mi casa para buscarme y matarme –dijo ella por lo bajo- El líder me matara, no tendrá piedad de mi edad y todo por que odia a los brujos. A ti también te matara cuando se entere de lo que eres.

_ No permitiré que lo haga, mientras yo puedo, te protegeré Camille –dije suavemente y ella me miro esperanzada

_ ¿Enserio? –pregunto

_ Lo prometo –dije sonriéndole y eso pareció calmarla

_ Mira el lado bueno –dijo Derek- Si ya saben que eres una bruja, puedes echar tranquilamente un hechizo sobre tu casa para protegerla de ellos.

_ No puedo prohibirles la entrada a los servidores del Consejo –dijo ella

_ Yo conozco un modo de evitar que entren pero sin prohibírselos –dije sonriendo- Sabes, yo tengo una hermana que es muy mala conmigo y entonces de chiquita aprendí un hechizo que se aplica en las puertas. Estas no permiten la entrada a aquellas personas que tienen malas intenciones contra ti. No les estas prohibiendo la entrada, solamente no los estas dejando pasar si vienen a hacerte daño.

_ ¿Funcionara? –Dijo ella incrédula y asentí- También te quería pedir una cosa –dijo algo avergonzada- La poca magia que se la he tenido que aprender por mi misma y con ayuda de mi madre, pero ella es una humana por lo que no sabe tanto. ¿Tú podrías enseñarme un poco? ¿O prestarme alguno de los libros de estudio que tienes en tu cuarto? Por cierto, lo siento mucho, ayer espié tu cuarto mediante un cristal para poder encontrarte.

_ Si pudiste utilizar un cristal como una bola de cristal es que sabes más de lo que crees –dije- Te conseguiré todo lo que necesites y te enseñare cuanto pidas. ¿Tienes un elemento?

_ Si –dijo ella- Mi madre no pudo conseguirme ninguno pero cuando fuimos a ver al poderoso brujo, mi madre le contó sobre nuestra situación y este me regalo un cuchillo.

_ Eso explica por que faltaba uno de los cuchillos del estante... –dije perdiéndome por un segundo en mi cabeza y luego volví a la realidad- Es muy bueno que lo tengas, puedes hacer cualquier hechizo con tu elemento sin mucho esfuerzo. ¿Sabes algún conocimiento básico de brujo?

_ Solamente se nombrar algunos hechizos pero nada mas –admitió Camille avergonzada

_ Te enseñare a leer y escribir la escritura de bruja, hechizos básicos, te daré un libro en escritura normal para que puedas empezar... –dije enumerando todo lo que tendría que hacer

_ Solo recuerda no usar ningún hechizo de muy alto nivel sin tu elemento –dijo Derek

_ ¿Me lo echaras en cara toda la tarde, verdad? –Pregunte- No necesito mi daga para hacer magia –refunfuñe- Puedo hacerla perfectamente sin ella.

_ Hiciste un hechizo de muy alto nivel tu sola y sin el entrenamiento necesario –dijo Derek

_ Pero nos salvo –dijo Camille- Hubiéramos podido morir a causa de esa melodía si ella no la hubiera detenido.

En ese momento los tres oímos las llaves en la cerradura y giramos la cabeza para ver quien era. Una mujer de cabello recogido, lentes negras y unos labios pintados de un rojo intenso entro totalmente molesta. Ella era totalmente idéntica a Camille por lo que no me fue difícil deducir que era su madre. Pego un portazo a tiempo que seguía refunfuñando algo de lo que apenas si llegue a oír ya a mitad.

_...ese maldito, se cree que yo seria capaz de dejarle hacer lo que el llama su trabajo, no se acercará ni tres pasos a mi casa, no me importa si eso es incumplir la ley del Consejo o no, no le pondrá ni una mano encima a mi hija –mascullaba la mujer totalmente molesta

Entonces ella se detuvo al vernos a los tres y se quedo totalmente boquiabierta. Durante un segundo pensé que seria capaz de regañar a su hija por haber metido a dos extraños en casa y encima dos brujos, pero no fue eso lo que sucedió. Camille se levanto de encima de mí y su madre vino casi corriendo hasta pararse delante de mí. Se saco los anteojos, dejándolos sobre la mesa, y se arrodillo delante de mí a tiempo que tomaba mi mano y no dejaba de estrecharla mientras me miraba con sus ojos totalmente llorosos.

_ Tu salvaste a mi hija, la protegiste de ese maldito que no se por que cree que tiene el poder para andar torturándola con su flauta –dijo ella totalmente desesperada- Te debo mi vida, no se como agradecértelo.

_ No hace falta que haga nada –dije sin saber exactamente que hacer- Enserio, no tiene que agradecerme nada.

_ Pues si mi niña –dijo ella levantándose y recobrando su enfado- Y encima los del Consejo vienen a pedirme ayuda a mí. ¡No se quienes se creen! ¡No pueden amenazarme por no darles información que no conozco! Y tampoco pueden atacar a mi hija.

_ ¿Vendrán por mi? –pregunto Camille, temblorosa

_ Es lo que quieren hacer pero no se los permitiré mi amor –dijo su madre, tomándole el rostro entre las manos y mirándola fijamente- Jamás permitiría que alguien te hiciera daño.

_ ¿Y no hay un modo de que pueda solucionar esa situación con el Consejo? –pregunto Derek

_ Normalmente no habría. Pero al parecer en estos momentos andan desesperados por un tema y el Consejo esta en alerta, jamás había pasado algo así. Por lo que los servidores de esta zona dijeron que si yo les daba información respecto a lo que querían, no lastimarían a mi hija –respondió ella- ¡Pero la información que ellos me piden yo desconozco! ¡Como diablos voy a saber lo que anda pasando entre los brujos!

_ Quizás podamos ayudar –dije- Le prometí a Camille que haría cualquier cosa para protegerla.

_ Tu ya has hecho demasiado por nosotras y te estoy agradecida mi niña –continuo ella- Pero el Consejo no te ha mencionado por lo que siguen creyendo que eres humana, no deseo meterte en problemas.

_ ¿Y que clase de información le esta demandando el Consejo? –pregunto Derek

_ No se. No entendí nada. Era todo muy confuso –dijo llevándose ambas manos a la cabeza- Me dijeron que era de vital importancia. Me dijeron, que estábamos quizás en uno de los momentos más peligrosos que pudieran existir. Me pidieron información sobre los brujos pero yo no sé nada, no estoy en contacto con eso. Y me dieron un nombre. ¡Si! Un nombre. Me preguntaron por él pero yo no tenia idea de a quien se estaban refiriendo.

_ ¿Y cual era ese nombre? –pregunto Camille

_ Nicholas Devang –respondió su madre

Enseguida se me congelo la sangre y me puse totalmente tensa, hundiendo mis dedos en los cojines del sillón. Hoy me había enterado de la existencia del Consejo y ya creía estar involucrada de algún modo en sus asuntos. Derek me miro casi tan perplejo como yo y luego miro a ellas dos. Yo aun seguía en un estado de shock, sin saber exactamente como reaccionar ante lo que acababa de oír. Pero había prometido ayudar a Camille como pudieses y eso haría.

_ ¿Qué información le pidieron? –Pregunte- Yo puedo dársela.

_ Me preguntaron principalmente sobre quien era Nicholas Devang –respondió la madre

_ ¿Tiene un lápiz y un papel? Yo puedo darle esa información, usted solo tome nota –dije

_ ¿Estas segura? –pregunto Derek

_ No te preocupes –dije sonriéndole

Él enseguida supo a que me refería. Daría información sobre Nicholas pero no del todo, solo lo básico y claro, en ningún momento me mencionaría a mi para no meterme en mas problemas. Le había dicho a Camille que haría cualquier cosa para protegerla y eso haría. Además, si el Consejo estaba queriendo información sobre Nicholas era por que deseaban capturarlo y al menos les diría la verdad, que el Nick de ahora no es en realidad él.

La madre de Camille partió durante unos segundos, dejándonos a los tres totalmente solos, y luego volvió con un anotador y un lápiz en mano. Ella tomo asiento delante de mí y cruzo las piernas a tiempo que abría el anotador. Me senté correctamente y luego de que ella me asintiera con la cabeza, empecé a relatar.

_ Nicholas Devang es un brujo italiano, tiene la edad que aparenta, 19 –dije- Vivía con su familia adoptiva en Italia, sus verdaderos padres lo abandonaron además de que él los odia. Abandono su familia y paso a servirle a Lucifer pero no por voluntad propia. Lo sucedido es que fueron sus padres quienes pagaron con el alma de su hijo a Lucifer a cambio de un favor. Él... –continué y entonces comencé a sentir el dolor- No deseaba eso, nunca lo deseo, trataba de buscar cualquier método para que Lucifer no lo controlara y pudo lograrlo. Hizo un trato con Lucifer, dijo que conseguiría más seguidores para Él pero a cambio Lucifer no podía tener ningún poder sobre Nicholas. Él era en cierto modo libre gracias a eso. Pero en realidad nunca quiso eso, nunca quiso que su alma le perteneciera a Lucifer y nunca quiso tener que servirle a Él. Nicholas era muy inteligente y muy capaz, no necesitaba de nada para hacer magia y era muy poderoso. Pero tuvo un... desliz –suspire tristemente- Se revelo contra Lucifer, lo enfrento para defender lo que él creía correcto y entonces ahí se rompió el trato que ambos tenían. Lucifer corrompió su alma, la volvió totalmente oscura, ahora es Él quien lo controla. Nicholas perdió totalmente su voluntad, ahora ya no es él, esta parte oscura de él que controla Lucifer se hace llamar Nick.

Me lleve una mano al pecho, tomando mi collar y haciéndolo girar entre mis dedos. ¿Por qué hasta mencionar su nombre me causaba tanto dolor? Hasta sentía ganas de llorar pero no lo haría, debía ayudar a Camille en cuanto pudiera y no mostrar debilidad ante una tontería como esta. Derek me miro de soslayo, aun parado desde su lugar, y también suspiro sabiendo el dolor y la tristeza que esto me causaba. La madre de Camille continuo escribiendo todo lo que le había dicho y luego levanto su cabeza, mirándome inquisitivamente.

_ Me dijeron que él esta buscando a alguien. ¿Eso es verdad? –Pregunto ella, asentí- ¿Sabes a quien esta buscando y por que?

_ Esta buscando a su ex-novia –respondí por lo bajo- Ella escapo, se negó a jurarle lealtad a Lucifer y venderle su alma y entonces Lucifer le encargo a Nick la tarea de buscarla y traérsela de vuelta. Ahí tiene toda la información que le deben de haber pedido.

_ ¿Cómo sabes todo eso? –pregunto Camille

_ Conocí a la chica, a quien era su novia y cuando ellos dos aun estaban saliendo –dije sonriendo tristemente- A ella le dolió mucho ver lo que le sucedió a él.

_ Pobre trágica pareja de enamorados –suspiro la madre- No entiendo como es que al Consejo esto puede parecerles vital. Son unos malditos que se deleitan con el dolor ajeno. No tiene sentido nada de esto y no entiendo el por que.

_ Por que hay una recompensa que podría ser un gran peligro –dijo Derek por lo bajo

_ ¡Que! –exclame

Es decir, sabía que había una recompensa seguramente por mí, pero no entendía como eso podía llegar a ser vital para los demás. Quizás la madre de Camille tuviera razón, quizás el Consejo solamente hacia eso para deleitarse del dolor ajeno. Pero Derek jamás me mentiría, y mucho menos ante algo así. Lo mire directamente al rostro pero él evadió mi mirada clavando la suya en el piso y ocultándome su rostro por mas que estuve segura de ver un atisbo de tristeza.

_ Hay una recompensa. El diablo parece estar obsesionado con ella a tal punto que como recompensa ofreció un deseo cualquiera que Él cumplirá. El Consejo debe temer lo que quien capture a esa bruja pueda llegar a pedir –dijo Derek- Hay todo tipo de ser tras ella por la recompensa.

_ Pobre chica –dijo la madre, indignada

_ Supongo que a Lucifer no le gusta mucho el hecho de que alguien se niegue a servirle –dije intentando sonreír- Por suerte nosotros dos somos brujos de nacimiento, no le servimos.

_ Lo se, lo se. Normalmente aquí no se acerca ningún brujo, de hecho, nunca he visto ninguno desde que nos mudamos aquí, me sorprende que hayan podido atravesar la barrera –dijo la madre y luego se interrumpió pareciendo recordar algo- Pero que tonta soy. Yo aquí sentada y ya es la tarde, debería ofrecerles algo después de todo lo que han hecho. ¿Quieren algo de té?

_ Seria un placer –respondió Derek

_ Camille, ven a ayudarme en la cocina por favor –dijo ella

Su madre se levanto y la cogió de la mano hasta llevársela fuera de la habitación. Me quede mirando aun sin lograr asimilar las cosas. De pronto la madre se había acordado de una tontería y había partido, llevándose a su hija consigo dejándonos a Derek y a mí solos en la habitación. Lo mire de soslayo, él aun seguía evitando mi mirada pero suspiro y se sentó a mi lado. Apoye mi cabeza sobre su hombro y entonces el tomo mi mano entre las suyas.

_ No me dijiste que la recompensa fuera tan alta –dije tristemente

_ Creí que lo sabrías –respondió él y luego sostuvo mi mano contra su mejilla- No tienes idea de cuanto extraño sentir tu tacto, no me importa que este pueda hacerme daño.

_ Pues a mi si, no quiero causarte ningún dolor ni nada –dije

_ Sé lo que veré y lo que sentiré y te puedo asegurar que una vez que habrá los ojos todo el miedo se me habrá ido –contesto él- Te puedo asegurar que sé cual fue el peor momento de mi vida y el que me harás revivir al tocarme.

_ Aun así, no me permitiré herirte –dije haciendo que soltara mi mano

_ Extraño sentir tu mano sobre la mía y tu también, no me pasara nada –continuo él

_ Si evite tocarte en todo este tiempo fue por algo –dije- Contigo pude evitarlo, con Lucas no y ya sabes lo que pasó cuando lo toque. No quiero que pase lo mismo contigo.

_ Lucas me contó, pero yo no he tenido la oportunidad de saber lo que provoca tu tacto por mi mismo –dijo Derek- No me pasara nada, te lo aseguro, sé la imagen que veré y puedo controlarme.

_ No hay discusión –dije finalmente- No te tocare mientras no sepa controlar mi don.

_ Y no puedes esperar controlarlo alguna vez si no practicas, aquí me tienes y me puedes tocar sin problema, pero a los otros no podrás –continuo él y nuevamente tomo mi mano entre las suyas

_ No me importa los argumentos que me des, no lo haré –dije y suspire- Yo también quisiera poder tocarte sin problema.

_ ¿Te has dado cuenta de que te has metido quizás en uno de los peores lugares que pudiste haber escogido? –Pregunto él- Aquí hay ángeles, hay un Consejo que nosotros ignorábamos totalmente, andan investigando asuntos en los cuales estamos entrometidos.

_ Pero al menos ningún brujo cuerdo se acercara a esta zona –dije- Estoy a salvo en cierto modo.

_ Solo tu serias capaz de decir algo así considerando en la zona en la que estas –dijo Derek riendo apenas- Te mataran los ángeles.

_ No es para tanto –dije tranquilamente- Siguen creyendo que soy humana. ¿No es cierto?

_ Quizás –dijo él y entonces rió por lo bajo pegándome apenas un codazo- Te olvidaste de decir que Nicholas besaba bien –susurro

_ También me olvide de decir que tú eres un tonto, ese es un punto clave para la investigación de este Consejo –dije devolviéndole el codazo y ambos nos sonreímos

_ Sabes una cosa, yo no tendré el don de meterme en la cabeza de la gente y hacer cualquier cosa ahí, pero tengo la suficiente experiencia como para saber que la madre nos dejo solos apropósito –susurro él- Dudo que sospeche de nosotros así que las opciones se reducen a una. Creo que ella piensa que somos más que amigos.

_ Tu eres como mi hermano –dije, acomodando mejor mi cabeza en su hombro- Es mas, ojala tu fueras mi hermano y no Diana.

_ Créeme que no querrías tenerme como hermano, seria un hermano mayor demasiado protector y preocupado por su hermanita –dijo despeinándome con una mano- Ya bastante me preocupa como amigo con quien sales. Si no aprueba mi juicio, esta prohibido.

_ Como si yo fuera a hacerte caso –dije poniendo mis ojos en blanco y él rió

_ Si sabes que estoy bromeando –dijo él- Pero enserio, si no estoy de acuerdo con él te lo haré saber.

_ ¿Y a que viene el punto? –pregunte

Derek me mostró su sonrisa mas picara, esa que admitía que él sabia algo que yo no deseaba que supiera o que me había sorprendido en algo que no era correcto. Mis pensamientos rodaron en mil conjeturas sin sentido respecto a lo que él pudiera estarse refiriendo. Me separe de él, mirándolo directo a los ojos y su sonrisa solo se ensancho.

_ Dices que ya no estas segura de seguir enamorada de Nicholas y tu no eres el tipo de persona que se olvidaría tan fácilmente de él a menos que hubiera otro –dijo él- Te conozco demasiado bien y desde hace muchos años, no soy tonto, te enamoraste de alguien en este tiempo que estuviste aquí. Sino, ya me hubieras llamado desesperada para que te encontrara otro mejor lugar a donde mudarte.

_ No es cierto –dije pero aun así vacilaba de la verdad implícita

¿Enserio me había enamorado de otro durante el tiempo que había estado aquí? En cierto modo Derek tenía razón. El primer día que había estado aquí no podía ni escuchar el nombre de Nicholas ya que este me causaba una tortura increíble, en cambio, ahora, acababa de hacer toda una declaración respecto a él y solamente me había sentido mal por su injusta vida. ¿Qué había pasado en ese tiempo, en estos dos meses? Una parte de mi seguía dolida por lo sucedido, pero esta parte era muy pequeña y en gran parte estaba dolida por que sabia que él no se merecía lo que le había sucedido. ¿Y entonces? ¿Es que enserio me había desenamorado de él? ¿Ya no lo amaba o al menos ya no lo quería tanto como antes? Me costaba aceptar la verdad. Es decir, había aceptado que ya no estaba tan enamorada de Nicholas como antes, lo había aceptado casi al mismo tiempo que me percataba de ello. Pero lo que me costaba aceptar era que fuera por que me hubiera enamorado de otro. ¿Y quien era ese otro? La respuesta vino instantáneamente a mi cabeza y no pude evitar sonrojarme ante el hecho. Me había enamorado de un humano, de un simple mortal, de alguien que con suerte me había dirigido la palabra más de cinco veces. Y aun así, cada momento que pasaba con él me sentía bien, a salvo, quizás hasta me sentía realmente feliz y recién ahora empezaba a percatarme de la verdad.

_ Sabes que tengo razón –dijo Derek

_ O quizás el hecho de lo solitario que debe ser vivir solo en Miami sin nadie te esta enloqueciendo –dije, bromeando y cambiando de tema- Tranquilo, a mi también me enloquece el hecho de vivir aquí y tener que hacerme pasar como humana. Al menos tú puedes hacer magia, yo vivo con Cato, debo controlarme.

_ Igual dudo de que Cato sea tan ignorante como pensamos. Es el mejor amigo de tu padre desde quien sabe cuando, algo debe de saber o sospechar al menos.

_ Es Cato, mientras él este a salvo el resto no me preocupa –dije

_ ¿Qué onda con el vampiro? –pregunto Derek recostándose en el sillón y cruzando sus brazos detrás de su cabeza

_ Constantine, esta aquí de visita o al menos eso me dio a entender cuando hable con él –respondí y luego palidecí- Creo que quiere morderme.

_ A mi también me pareció lo mismo, pero mientras los ángeles de esta zona sigan creyendo que eres humana te protegerán como a cualquier otro humano –dijo él tranquilamente- El problema lo tendrás cuando sepan que no eres humana y que eres una bruja.

_ Hace un tiempo cuando fui a la ciudad vecina me cruce con cinco ángeles, si no me equivoco deben ser los encargados de esta zona y por lo tanto los mismos que protegen también este pueblo –dije- Ya he estado frente a ellos una vez, he logrado huir y no me ha pasado nada. Ni siquiera vieron mi rostro.

_ Estas segura de que no te vieron. ¿Verdad? –insistió Derek

Rememore el episodio por más que había sido hacia meses. Yo había corrido encapuchada, si. Me habían perseguido los cinco y tenia al líder pisándome los talones, si. Quizás Camille no se equivocara cuando decía que él era demasiado malo... Había llegado al final de la calle, si. Me había subido a la paredcita para saltar, si. Y había algo más... ¡Y entonces el líder me había alcanzado y tirado mi capucha hacia atrás! ¿Y si había visto mi rostro? ¿Y si me había reconocido? ¿Y si aun recordara mi rostro y bastara de cruzármelo una vez en mi camino para que me matase? No. Ya habían pasado dos meses desde entonces y en lo que respectaba a este pueblo ya me había cruzado al menos una vez en el camino de cada habitante de este pueblo. Además los ángeles custodiaban esta zona, podían estar en cualquier ciudad de alrededor y tener este pueblo totalmente olvidado. De hecho. ¿Recién ahora me ponía a analizar la situación vivida hacia dos meses? Si el muchacho me hubiera reconocido realmente ya me hubiera matado.

_ ¿Verdad? –dijo Derek mas preocupado

_ Estoy segura de que no me vieron. Además ya pasaron dos meses desde eso, ya habrían venido por mí –dije

_ Aun así, mantente alerta –dijo Derek y en ese momento Camille regreso junto con su madre

Me deprimió ver que ya era domingo en la tarde, y por mas que aun me quedaba un tiempo mas con Derek, el partiría pronto. Estábamos los dos sentados en el suelo del bosque, ambos portando nuestras capas y él sosteniendo su lápiz a tiempo que dibujaba algo en el suelo mientras que yo tenía mi daga enfundada a un costado de mi cadera. Apenas si tenia la mano derecha totalmente desnuda y esta rozaba las hierbas del suelo, entrelazando los pequeños pedazos entre mis dedos y sintiendo el frescor de estos.

_ Si no quieres agotarte no tienes que concentrarte ni hacer ningún esfuerzo –dijo Derek- Esto es en lo único que nuestros dones tienen algo de similitud y en lo único que podré ayudarte. Antes debía concentrarme para sentir las presencias de los objetos y tú debes concentrarte para aplicar tu don en ellos. Simplemente déjate llevar, ni siquiera lo pienses, deja que tu don haga efecto sobre el objeto sin tener que tu esforzarte. De ese modo no terminaras agotada.

Hice lo que me dijo. Cerré los ojos y simplemente me deje llevar por el tacto con los pedacitos de hierba. Vi que esta mañana paso por aquí un conejo, luego un zorro, luego... ¡Oh, cruel destino el del conejo! Después pasaron tres hombres exploradores que iban a acampar, tras ellos paso rápidamente una sombra. Mas naturaleza en acción y finalmente aparecimos nosotros y nos habíamos sentado.

Decidí que ya era suficiente y entonces la imagen se corto. Abrí los ojos, esperando que ese pesado cansancio que siempre llegaba luego de usar mi don tomara efecto, pero nada. No sucedió nada, de hecho, no me sentía cansada en lo más mínimo. Aun seguía guardando la fresca sensación que había compartido con la hierba mientras la tocaba y probaba ser ella en sus recuerdos. Casi reí ante la idea de que una hierba tuviera recuerdos y entonces mire sonriendo a Derek.

_ ¿Sirvió? –inquirió él

_ Eso creo –respondí- No me siento agotada en lo mas mínimo, ni siquiera cansada.

_ Entonces funciono –dijo él- Supuse que debía ser algo parecido a como yo percibo la presencia de los objetos. Antes debía concentrarme y quedaba agotado, ahora simplemente dejo que estas vengan a mí y listo.

_ En ese caso te debo una, al menos ahora ya sabré como hacer para no quedar agotada cuando aplique mi don en objetos –dije volviéndome a poner mi guante derecho

_ Solo una cosa –dijo Derek

Él tomo suavemente mi mano por mi muñeca y entonces tiro de uno de los dedos del guante para deslizarlo fuera de mi mano. Paralice mi mano mientras él seguía sosteniéndome por la muñeca. Un simple roce con la piel interna de mi mano, uno solo, eso bastaba.

_ No –susurre

_ Solo un roce –dijo él ya tocando el dorso de mi mano- Te juro que no me dolerá, estoy seguro de que veré y cuando habrá los ojos cualquier miedo o pánico se habrá ido.

_ Sufrirás –dije casi sin voz- Te causare dolor y no quiero. He tocado a un brujo el suficiente tiempo para que se desmayara por el horror que revivió. No quiero que pase eso contigo y por mi culpa.

_ Es un simple recuerdo, no es mortal –dijo él intentado sonreír

_ Por favor no –pedí cerrando mi mano en puño para que él no pudiera tocar la piel interna pero aun así sentí su mano sobre la mía- Al menos dime si puedo ver o no lo que revivirás, puedo evitar espiar tu recuerdo si quiero pero aun así te lo haré revivir y sentiré lo mismo que tu.

_ Haz lo que quieras, pero te admito que lo que veras podría no llegar a gustarte –dijo él

Por más esfuerzo que hice por mantener mi mano cerrada, esta termino por ceder y entonces mi piel entro en contacto con la de Derek. Enseguida él se puso totalmente tenso y cerré fuertemente los ojos, al menos respetaría su intimidad y no vería su recuerdo. Las terribles punzadas de dolor fueron mas de las que imaginaba y por mas terribles que eran ninguna fue física. Sentía un terrible dolor emocional, desesperación corriendo por mis venas y la terrible preocupación martillándome la cabeza. Aunque supongo que lo peor era el destrozo interno que sentía, el destrozo ante una posibilidad que yo desconocía. El corazón se desbocaba, el aire me fallaba y de pronto, por un segundo, creí que hubiera sido capaz de morir ahí. El corazón se me detuvo totalmente, la respiración también.

Y entonces, solté bruscamente a Derek a tiempo que habría los ojos y alejaba lo más que podía mi mano de él. Me lleve la mano al pecho, respirando agitadamente y convenciéndome de que eso no me había pasado realmente y solo era el recuerdo de Derek. ¡Derek! ¿Que diablos había sucedido para que él viviera una situación así? ¡Y además se la había hecho revivir! Lo mire desesperadamente. Él estaba en un estado parecido al mío, con una mano en el pecho y respirando agitadamente mientras que el pánico seguía grabado en su rostro, solo que él estaba mucho peor que yo. Él levanto la vista del suelo y entonces me vio. Me abrazo desesperadamente, aferrándome lo más fuerte que pudo contra él y solo entonces pareció tranquilizarse un poco.

_ Perdona. Enserio lo siento mucho –dije rápidamente- Por eso no quería tocarte, sabia que esto pasaría.

_ Juro que no hubiera creído que tu don era así de no haberlo probado –dijo él, aun respirando con dificultad- Pero ya esta, dije que abriría los ojos y dejaría todo lo revivido de lado pero aun así sigo sintiéndolo.

_ Mi don intensifica las sensaciones, es por eso –dije por lo bajo- Enserio no debí tocarte, te dije que no era bueno. Fuera lo que fuera, sufriste mucho.

_ Pero tú... –dijo y entonces me separo de él, tomándome por los hombros y mirándome desesperadamente- Sentiste todo lo que yo. ¿Cierto? ¿Estás bien? No debiste haber compartido mis sentimientos, yo puedo con ellos pero tú...

_ Estoy bien –dije y nuevamente él me abrazo contra su pecho- ¿A quien viste morir? –Pregunte- Sé que viste a alguien, esos sentimientos solo los tiene uno cuando ve a un ser querido morir. Lucas sintió algo similar cuando lo toque y le hice revivir el momento en que mataron a su novia. Pero tu... Era como si directamente hubieras encontrado el cuerpo luego de buscarlo durante mucho tiempo con la esperanza de que estuviera vivo y entonces te dieras cuenta de que estabas equivocado. Era como si...

_ No vi a nadie morir –me interrumpió él- Fue la desesperación de creer que alguien había muerto. ¿Te decidiste por no ver mis recuerdos?

_ No quería violar tu privacidad –dije y él me acaricio primero el cabello y luego el rostro para levantármelo y que lo mirara fijamente

_ ¿Sabes lo que vi? ¿Lo que me hiciste revivir? Te vi a ti. La noche que te encontré tirada en el parque totalmente herida, pálida y fría. Aun guardando cortes y raspones por todo tu cuerpo y con sangre en tu ropa. Te vi a ti, tirada en el medio del empedrado y pareciendo sin vida. Estaba seguro de que eso seria lo que vería y veo que no me equivoque –dijo él y nuevamente me abrazo a tiempo que me susurraba al oído- Por eso te dije que cuando abriera los ojos me olvidaría de todo. Por que te vería al lado mío y sabría que estabas viva y que no habías muerto esa noche como yo había llegado a creer. Te quiero demasiado como para imaginar verte muerta.

_ En un momento yo también creí haber muerto luego de haber escapado y quedarme inconsciente –admití- No creí que mi estado fuera tan malo como para hacerte creer que enserio había muerto.

_ Pues casi haces que la desesperación me mate a mí también. Imagínate, yo te vi partir hacia mas de un año y ahora te encontraba tirada con otro aspecto y pareciendo muerta. Y estaba seguro de que eras tú, jamás podría confundir tu presencia.

_ Mi don es terrible –dije

_ Tienes un don increíble Katherin –dijo él suavemente- No entiendo por que lo desprecias. Si esto causa tu tacto de modo negativo, a quien toques y le hagas revivir su mejor recuerdo será muy afortunado.

_ No sé como hacer para controlar mi don –dije tristemente- No tengo idea de que hacer para que mi tacto no provoque daño.

_ Entonces solo es cuestión de que encuentres el modo y confió en que lo harás. Este es quizás el don más fantástico que he conocido en mi vida –dijo Derek

Esa misma noche, luego de haberme despedido de él y que partiera, estuve horas sentada en el escritorio tratando de leer el gran libro. Nada, en ninguna parte lograba encontrar un texto que se refiriera al tacto con los demás y bastante me estaba costando traducir las líneas para poder leerlas y entenderlas. La luna también había reinado desde el cielo diurno este día. Desde exactamente el primer segundo del día 31 que no dormía correctamente y finalmente el agotamiento pudo conmigo. Llegue hasta mi cama arrastrándome y con gran esfuerzo pude meterme debajo de las sabanas. Mas allá, escuche a Cato subir las escaleras y luego él entro en mi cuarto portando una taza de dulce chocolate caliente.

_ ¿Te sientes bien? –Pregunto enseguida al verme, apoyando la taza sobre la mesa de noche y sentándose a un lado de la cama- Pareces en un estado fatal.

_ Me siento demasiado agotado –admití rodando sobre la cama para estar de costado a él y mirarlo- No sé por que.

Él me ofreció la taza de chocolate y enseguida la tome. De algún modo el calido chocolate pareció calmar mi agotamiento físico y darme aun más una sensación de ensueño. Me volví a recostar sobre la cama y Cato puso una mano sobre mi frente. Luego de unos segundos, él la saco y me miro algo preocupado. Lo mire confundida. ¿Tan malo era mi estado?

_ Estas mas caliente de lo normal –dijo él- Creo que tienes fiebre. ¿Realmente te sientes bien?

_ No lo sé. Siento que caigo dormida y no me despierto mas –respondí

_ Habrás pescado algo por estar tanto tiempo afuera –dijo él

Estas eran las consecuencias de un fin de semana en donde la luna había reinado las veinticuatro horas desde el cielo, aun si era pleno día y compartía su trono con el sol. Ahora, realmente estaba creyendo la posibilidad de estar enferma y tener fiebre. Me lleve una mano a la frente. ¡Vaya, realmente estaba ardiendo! Lo que mas me sorprendía era la ausencia de mi temperatura helada en la piel. Hacia tan solo unas horas seguía tan fría como siempre y ahora ardía en fiebre. Luego me pase las manos por las mejillas, claramente estas estaban rojas y también ardían.

_ Será mejor que mañana faltes a la escuela, debes descansar –dijo Cato- Me quedare en casa el día de mañana, tengo la computadora portátil y puedo trabajar desde aquí en vez de ir a la oficina.

_ No quiero causarte problemas en el trabajo –dije débilmente y él sonrió

_ No me causas ningún problema. Me quedare a cuidarte si es que a ti no te molesta que el viejo periodista se ocupe de la adolescente enferma –bromeo él

_ Enserio, estaré bien. De verdad, no tienes por que ausentarte a la oficina para cuidarme –dije

_ Apenas si puedes hablar y mantenerte despierta, no te dejare sola el día de mañana –dijo Cato- No habrá ningún problema, tu solo descansa.

_ Muchas gracias Cato –susurre y los parpados comenzaron a cerrárseme- Ando frustrada por que hay algo que no logro hacer, quizás mañana pueda utilizar el tiempo para ayudarme.

_ Nada de estudios –dijo Cato

Realmente no me estaba refiriendo a los estudios. Necesitaba encontrar rápidamente el modo de controlar mi don. Pero ya bastante esfuerzo necesitaba para traducir el libro y leerlo, en este estado con suerte podía estar despierta como bien había dicho Cato. Necesitaba descansar urgentemente pero aun ese asunto seguía en mi cabeza.

_ Solo un poco, hasta que algo me salga –susurre

_ Sabes, tu padre siempre decía que cuando uno pensaba que las cosas le iban a salir mal antes de hacerlas, luego terminaban saliéndole mal. Y que cuando uno se proponía que las cosas salieran como quisiera, esto resultaba correctamente –dijo Cato- Sea lo que sea que no logres hacer, hazme caso cuando te digo que tu padre tenía razón en lo que decía, proponte que las cosas salgan como tú quieres y así pasara.

Le sonreí, agradeciéndole por la ayuda y cerré los ojos. Deslice mi mano hasta apoyarla encima de la suya y pensando mas que nada en como quería que resultasen las cosas. Quería hacer feliz a Cato, agradecerle por lo bueno que había sido conmigo en todo este tiempo y por el mucho cariño que me daba. Él debió de creer que yo estaba dormida cuando lo toque y entonces lo hice revivir un recuerdo. Lo vi a él sosteniendo felizmente a una beba en sus brazos y sentí la gran felicidad que tenia. Mire a la chiquilla y solo entonces me reconocí, esa era yo con mis ojos de un azul que se parecía al gris. Esa debió ser la primera vez que Cato me había visto y él se sentía extremadamente feliz. Reconocí el hall de mi casa y en un sillón estaban sentados mis padres. Diana jugaba por la habitación con su muñeca, ya desde chiquita mirándome con gran odio por la gran atención que recaía en mí. ¿Ese había sido el mejor recuerdo de Cato? ¿Tenerme entre sus brazos por primera vez? Pero me sentía feliz y alegre, extremadamente emocionada.

Deje que mi mano se deslizara hasta quedar sobre el colchón y ya no tocar la mano de él. Lo escuche suspirar felizmente y entreabrí apenas un ojo para verlo sonreí y luego partir. ¿Lo había conseguido? ¿Controlar mi don? Las veces anteriores había tocado a los demás con miedo a lo peor, por eso las consecuencias. Y ahora, lo había hecho con buenas intenciones y teniendo muy en claro el resultado que deseaba. Después de todo tenia razón, solo mi padre seria capaz de decirme con funcionaba mi don y le agradecía a Cato por la ayuda. Por suerte él había creído que yo estaba dormida y había tomado lo anterior como un simple recuerdo de pronto, sino no habría encontrado modo de explicárselo. O quizás si. Aun así, no me arriesgaría hasta no estar segura. Mi tacto aun seguía provocando algo por lo que debía seguir llevando guantes. Lo bueno era que ahora sabía más o menos como hacer para controlarlo.

Lentamente me deje caer en el ensueño. Entonces reviví una parte de esta tarde. Nosotros dos caminando por el bosque, justo antes de despedirnos. Derek se detuvo, parándose frente a mí y mirándome seriamente.

_ En esta zona hay cinco ángeles. ¿Estas dispuesta a quedarte? –pregunto seriamente

_ Si –dije, firme

_ Sabes que te mataran cuando sepan lo que eres –dijo él

_ No me importa –respondí firme en mi decisión

_ Corres peligro si estas aquí.

_ No me importa –repetí

Y ahí terminaba todo. Realmente no me importaba el hecho de estar en una zona custodiada por ángeles. Al menos estaba segura de algún modo. Ningún brujo cuerdo se atrevería a acercarse y mientras los ángeles siguieran creyendo que yo era humana no habría ningún problema. Y aun así una voz en mi cabeza gritaba que me estaba olvidando algo esencial, algo de gran importancia y no lograba recordar que era.

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