Capitulo 12: Cosas importantes


.

Suspire nuevamente, su reacción había sido la que yo había imaginado. Levante la vista para ver como las hadas pintaban de cielo al techo de chapa que tenia el mercado negro en aquella parte. Realmente se parecía al cielo gracias a aquella pintura. Alex no había vuelto a decir una palabra desde que le había respondido a aquella pregunta y no era que se pudiera esperar otra cosa. Me senté a su lado en el banco pero él seguía evitando mi mirada y la tristeza seguía grabada en su rostro. ¿Para que demonios le había contado aquello? Pero no se lo ocultaría, me había hecho a mi misma la promesa de contarle todo lo que me fuera posible. Y aun así, no podía verlo en ese estado. Hasta la magnifica plaza del Sol en la que estábamos me resultaba ajena. Ahora solamente me importaba lograr borrar esa expresión de su rostro.

_ Lo siento –dijo finalmente, clavando la vista en el suelo- Si el encapuchado ahora te persigue es gracias a mi. Si nunca me hubiera entrometido en tu vida... si nunca me hubieras conocido...

_ Posiblemente estaría muerta o encarcelada –le dije mirándolo- No es tu culpa que ahora el encapuchado este tras de mi.

_ Si lo es –dijo él- Jamás tendría que haberme quedado esa noche, jamás tendría que haberme dejado llevar por mis sentimientos y jamás tendría que haberte...

_ ¡Alex! –le interrumpí antes de que dijera algo que yo no deseaba oír- Entiéndelo, no se que paso esa maldita noche. No se como fue posible que yo soñara con un recuerdo tuyo y tu con uno mío, pero así fue. Y no es tu culpa que el encapuchado me haya encontrado esa noche.

_ El encapuchado me perseguía a mí, no a ti –dijo él- Yo era el que estaba marcado. No es una coincidencia que lo vieras por primera vez luego de haber soñado con un recuerdo mío. Entiéndelo Kat, la primera vez que viste un recuerdo mío fue también la primera vez que viste al encapuchado. Él estaba en mi pasado y gracias a mi te encontró.

_ Me hubiera encontrado de un modo u otro –dije- Nada de esto tiene que ver contigo.

_ El encapuchado me persiguió a mi primero –dijo Alex- No lo puedes negar, hasta esta filmado. Y yo de algún modo lo lleve hasta ti.

_ ¿Qué tengo que decir para que no creas que ha sido culpa tuya? Entiéndelo Alex, el encapuchado me iba a encontrar de un modo o de otro –dije y suspire, apoyándome contra su hombro- Yo existo por que el encapuchado así lo quiso. Él viajo en el tiempo y se encargo de juntar a mis padres.

_ Tú existes por que así tenia que ser, no por que él hubiera querido –dijo Alex y negué con la cabeza

_ Él me lo dijo y tuve la oportunidad de confirmarlo por mi misma –dije y sonreí tristemente- Sabes, es extraño saber que tu existencia es debida a un sujeto como él.

_ No. Tu existencia no es debida a ese sujeto –dijo Alex y tomo mi rostro entre sus manos, mirándome directamente a los ojos- Me niego a creerlo Kat. Tu existencia es debido a que así lo quiso el destino, no por que así lo hubiera querido ese tipo.

_ No puedes negar una realidad –dije- Alex, entiéndelo, yo existo por que él lo quiso. Y aun si tuvieras razón y fue por el destino y no él, yo sigo viva por que él así lo quiere. Puede venir por mí en cualquier segundo si lo desea. No tienes idea de que tan rápido me desarmo. Esta desde hace semanas torturándome con aquel maldito tic toc y que se me esta acabando el tiempo. Y, lamentablemente, le creo en lo que dice.

_ ¿Y entonces que? ¿Yo debo creerle cada vez que me dice que soy un traidor y debería estar muerto? –Pregunto Alex- ¿Quieres que te diga la verdad Kat? Yo no le creo por mas convincente que suene. No entiendo como tú puedes creer tan fácilmente en sus palabras.

_ Es que son ciertas. Las que me conciernen son ciertas –dije

_ No. No son ciertas –dijo Alex- Pero esto si es real. El hecho de que tú existas por que así lo quiso el destino y estés sentada frente a mí.

Quise protestar, quise decirle que si yo realmente estaba aquí era por que el encapuchado así lo había querido. Pero no pude. Cualquier palabra o pensamiento que haya tenido respecto al encapuchado quedo totalmente de lado cuando sus labios tocaron dulcemente los míos de modo que hasta casi me olvide de respirar. Sonreí aun teniendo sus labios contra los míos y le devolví el beso. Al diablo con el encapuchado. Yo estaba aquí sentada besándome con Alex gracias a mí y no por que el encapuchado lo hubiera querido. Una mano suya se cernió en mi cintura y la otra se deshizo delicadamente de mi guante izquierdo, permitiendo que mi mano tocara la suya. Sonreí y me deshice de mi otro guante. Pase mis brazos alrededor de su cuello y lo tome con fuerza, permitiendo que mis manos tocaran tanto como la piel de su cuello hasta su suave cabello. Sentí una mano suya recorrer toda mi silueta y terminar sobre mi mejilla, acariciándome el rostro y acomodando un mechón de cabello detrás de mi oreja.

_ No te permitiré que vuelvas a decir que tu existencia es debida a ese maldito –dijo él, sonriendo, aun manteniendo su frente apoyada contra la mía

_ Dejando el tema del encapuchado de lado, tengo mas cosas que contarte –dije y él rió

_ ¿Ahora eres tu la que prácticamente traiciona y rompe toda ley existente de su organización al estar conmigo? –Pregunto Alex, divertido- Pienso que la situación se dio vuelta totalmente.

_ Increíble. ¿Verdad? –dije y me senté de lado, apoyándome contra el brazo del banco

Por primera vez no hubo ningún hecho ni nada que me distrajera y pude fijarme perfectamente en Alex. Él tenía el cabello color oro despeinado con gracia como siempre. Me sonreía, de un modo que me era imposible resistirme y su mirada estaba llena de luz. Sus ojos verdes brillaban aun más que la plaza que nos rodeaba. Vestía bastante elegantemente para resultar ser un día más. Tenía unos pantalones negros, una sencilla camisa blanca y una chaqueta negra. Y de pronto, de pronto recordé toda la extraña situación que nos había reencontrado y mil preguntas me invadieron.

_ ¿De donde vienes así vestido? –pregunte y la tristeza recorrió sus ojos por un segundo

_ Del cementerio –dijo evitando mi mirada- Fui a visitar a mi hermano, quería hacerle un par de preguntas. Pero... no encontré respuesta alguna. Fue tonto creer que una tumba me respondería –dijo y sonrió tristemente- De hecho, hasta fue tonto hablarle a una tumba.

_ No lo fue –dije- Él seguramente te habrá escuchado.

_ No lo se. El que si me escucho fue mi padre y por eso huía de él –continuó Alex

_ ¿Y como terminaste en el mercado negro? Creí que era imposible que un servidor del Consejo terminara aquí –dije y él sonrió

_ Yo no soy cualquier servidor del Consejo. Mis padres saben del mercado negro pero no les gusta hablar sobre su pasado y mucho menos ver que sigo sus pasos. Fue por Christ que descubrí el mercado negro una vez. Él ya lo conocía de antes y me lo mostró. A veces vengo, no me siento muy cómodo estando aquí pero debo admitir que tiene cierto encanto –dijo él- Me metí en la primer entrada que encontré esperando que mi padre no me siguiera ya que no le gusta nada que tenga que ver con su pasado pero por lo que veo me equivoque y me persiguió. Por cierto, debo agradecer a tus amigos por ocuparse de él. Me hubiera metido en serios problemas.

_ ¿Conoces la historia de tus padres? –pregunte y él asintió

_ Al derecho y al revés. No les gusta mucho hablar de ello. Aunque claro, ellos no sabían que Solcius seguía existiendo y cuando se enteraron prácticamente se desmayaron. Por un segundo temí haber metido la pata enserio –dijo él con una mueca y reí- Pero no dirán nada, mis padres no se llevan con el Consejo por mas que le sirvan.

_ ¿Y como se enteraron ellos? –dije

_ Sabes, es bastante difícil ocultar el hecho de que te haya atacado un vampiro –dijo Alex- Mi padre encontró mi abrigo desgarrado y manchado de sangre. Eso se suma a la lista de problemas en los que me he metido con mis padres en tan pocos días. Y, lamentablemente ellos son muy buenos en lo que hacen y lograron determinar exactamente lo que me había sucedido. El punto es que me puse a maldecir a ese vampiro y en eso se me escapo decir que era un servidor de Solcius. Mi madre grito perdiendo la consciencia, mi padre se altero y yo termine metido en un gran lío. Aunque creo que lo del día de hoy ha sido peor.

_ Por que no viste lo que fue cuando llego Diana con su perfecto cuello destrozado por mi –dije- O cuando mis padres supieron que salía con un ángel servidor del Consejo y mis amigos también eran ángeles servidores del Consejo. O simplemente cuando supieron que Nicholas era la mano derecha de Lucifer. O donde quedo mas que en claro que Diana me quería matar y yo a ella y se supo lo que paso esa noche de Noviembre.

_ No creo que la hayas pasado tan mal como yo y eso que aun no les he dicho nada sobre ti –dijo Alex tranquilamente, sentándose del mismo modo que yo- Por cierto. ¿Qué hacías tú aquí?

_ Se puede decir que vengo de una misión y Solcius me dio el día libre, por eso decidimos venir al mercado negro –dije- Me mandaron a aquel lugar de vacaciones para conseguir información sobre el encapuchado por que aquel había sido el ultimo lugar en el que se lo había visto. Volví ayer luego de que el encapuchado me hubiera atacado.

_ Tu no entiendes el “no te acerques al encapuchado” –dijo Alex- Suerte que Raphael estaba ahí.

_ Supongo que si. De no ser por Raphael podría haber terminado mal –dije y suspire- Él te respeta mucho como líder.

_ Raphael solamente respeta sus principios –dijo Alex- Él cree que tiene una deuda conmigo y por eso se preocupa bastante por mi. Se ocupa de que no me ocurra nada y no me meta en muchos problemas. Es algo así como mi guardaespaldas si así quieres verlo. Por eso no te soporta, por que cree que me harás daño. Si, es mi amigo, me he agarrado a golpes varias veces con él este año como has visto una vez pero cuando se trata de mi vida, a él no le importa nada más. Pero él sabe que si a ti te pasara algo eso me dolería mucho y por eso le pedí que se ocupara de cuidarte por más que te odie. Y Raphael, le guste o no, lo cumple por que así es él.

_ Vaya, jamás lo había visto de ese modo –dije

_ Si, pero es cierto. Y creo que pasaran muchos años antes de que él crea que ha pagado su deuda conmigo –dijo Alex tranquilamente- Por otra parte, aun tengo curiosidad por saber que has estado haciendo en todo este tiempo.

_ Me mandaron a Solcius a cumplir un entrenamiento de veinte horas diarias –dije y hice una mueca- O eso creo por que yo entro a las ocho de la mañana y pasan veinte horas exactas de reloj ahí dentro. Pero cuando salgo, apenas son las seis de la tarde. Ni te imaginas lo extraño que es el tiempo ahora para mí.

_ ¿Entonces ahora eres un arma mortal? –pregunto él

_ ¿No lo era ya antes? –dije sonriendo y él asintió

_ Touché –dijo Alex y reí- ¿No debería devolverle a tu amigo la moneda que me presto?

_ Probablemente. Pero Jude vendrá a buscarla conociéndolo como es. No creí que hablaras finlandés o entendieras el rumano –dije

_ Entiendo y hablo varios idiomas –dijo él- Parte de mi educación. Después de todo, nunca sabes quien puede terminar siendo tu aliado o de que país viene este. Aunque claro, tu método es mucho más fácil. Aun así, Daniel siempre dice que no esta de mas el conocimiento.

_ ¿Cómo esta Miguel? –pregunte repentinamente y él suspiro, bajando la mirada

_ No lo se. Pero la ultima vez que lo vi seguía igual o peor, parece sin vida –dijo Alex- Supe que hace tres días trasladaron a la hermana a Seattle, no se como se lo haya tomado pero ruego por el bien de esa chiquilla. No quiero volver y encontrarme un sobre azul en donde diga que debo darle la noticia de la muerte de su hermana. Temo por Lucy por más que solo la haya visto dos veces y apenas si la conozca. Esa niñita no merece esto.

_ Espero que no le ocurra nada malo –dije y él me miro seriamente

_ En Seattle muere un servidor del Consejo por día –dijo Alex- Ahora imagínate que esa niñita apenas tiene nueve años. Allí es la ley del más fuerte, los demás servidores no se preocuparan por protegerla.

_ Quizás los tuyos no pero los míos si –dije- Hablare con el director, tiene que haber algo que pueda hacer.

_ Por ahora tu única misión es evitar que el oscuro consiga la sangre que busca –dijo Sam apareciendo de repente con Jude frente a nosotros y me miro seriamente- Y ese es tu deber.

_ Sam, recuerda la orden que nos dio su madre –dijo Jude pegándole un codazo- No podemos hablar de la sangre del caballero o del brujo frente a él.

_ Ya he escuchado eso antes –dijo Alex y sonrió- Se necesito la sangre del caballero y del brujo para volver a encerrar a Lucifer. Y si mis deducciones son correctas, el encapuchado anda buscando la sangre que necesita para volver a liberarlo.

_ Vas por buen camino pero no estas de todo en lo correcto –dijo Sam y lo miro con interés- ¿Quién te ha contado aquello? ¿Tus padres?

_ De hecho no, lo he averiguado por mi cuenta –dijo Alex- Jugué un partido de poker contra el encapuchado con una apuesta bastante buena. Al ganarle, tuvo que decirme que era lo que quería. Quiere liberar a Lucifer. Pero para eso necesita los objetos y la sangre.

_ Vaya, bastante bien para ser un servidor del Consejo –dijo Sam y Alex sonrió- Aun así, no estas tan bien informado como nosotros. Lo que el oscuro busca no es la sangre del caballero y del brujo. El caballero fue el mejor ángel que existió y el brujo fue el más poderoso de todos los tiempos.

Desvié la vista a un lado. Aquí estaba, el único tema que tenia prohibido hablarle a Alex. Que mi mamá era Caroline Chevalier, que por mis venas corría la sangre del caballero y que yo era mitad ángel. Eso era sobre lo que tenia prohibido hablarle. Quienes eran mis padres y cual era su pasado.

_ Pero esta es una nueva generación –dijo Jude- Y se necesita la sangre del mejor ángel y del mejor brujo para liberar a Lucifer. Es eso lo que el oscuro esta buscando.

_ Además de lo objetos –dijo Sam- Se han perdido cinco.

_ ¡Que! –Exclame poniéndome en pie de un salto- Tienes que estar bromeando. ¿Cómo sabes eso?

_ La noticia surgió mientras nosotros estábamos en esa misión –dijo Sam- Cinco de los objetos fueron perdidos y terminaron en posesión del Instituto Bella Vista. Nada bueno en mi parecer. Pero sea quien haya sido que consiguió obtener los objetos, es un as en su trabajo.

_ Lo objetos no están en el Bella Vista –dijo Alex poniéndose en pie y lo mire perpleja, él sonrió- ¿No recuerdas a nuestro buen amigo Zed? Habla bastante demás sobre las cosas en el Instituto y ebrio habla aun más. El Bella Vista tenia en su poder los cinco objetos originales hasta hace unas semanas cuando empezó a correr el rumor de que alguien los robo.

_ Quizás, pero aun no estamos en extrema emergencia y la que esta a cargo de esa misión es la persona indicada –dijo Jude y entonces Sam arrugo la nariz

_ Alexander, no es por nada pero deberías vendarte esa herida que tienes en el brazo. La sangre tipo A- es mi favorita y me harías un favor si tu sangre no estuviera al alcance del olfato –dijo Sam y sonrió, lamiéndose el labio inferior- Es demasiado tentador.

_ Disculpa –dijo Alex

_ No entiendo como ya puedes tener sed, acabas de consumir sangre de dragón –dijo Jude- Además de la sangre tipo A- que pediste para el almuerzo.

_ No es un tema de sed –dijo Sam sonriendo- Es un tema de orgullo. Martin Mollet ha estado presumiendo todo el día por haber tomado una gota de sangre de un Engel y créeme que pasaría a estar en alta estima entre los vampiros si yo también logro tomarlo.

_ ¿Estas herido? –pregunte mirando a Alex e ignorando aquel ultimo comentario de Sam

_ Si. Pero se ira, o eso espero –dijo Alex y miro a Sam- No te atrevas a morderme o terminaras como tu amigo.

_ Ignora a Sam, no lo dice de malo –dijo Jude- Él es simplemente muy...

_ Sincero –concluí- No te mentira respecto a lo que piensa.

_ Además, no tienes de que preocuparte –dijo Sam sonriendo amablemente- Tengo un autocontrol perfecto y además, antes de morderte a ti, prefiero morder a Katherin. Su sangre tiene un aroma que tienta más que cualquiera y tengo curiosidad por saber que efectos tendría en mí.

_ Sam, ya basta –dijo Jude- Preocuparas a Alex.

En realidad, lo que Jude estaba queriendo decir era “le darás sospechas a Alex”. Después de todo, era cierto, Sam estaba siendo bastante imprudente y yo sabia que tan rápido podía ser Alex en deducción. Suspire, esto no podía seguir durante mucho mas tiempo así. Mire a Sam significativamente a los ojos y él asintió casi de un modo imperceptible. No estaba segura de por que era, si por el hecho de ser una bruja, o por que mis ojos eran los de un Chevalier, o quizás simplemente por quienes era mis padres. Pero cuando lo deseaba, podía tener cierto poder sobre los demás. La bruja dentro de mí se regocijo ante ese pensamiento y su sonrisa llego hasta mis labios. Si con una simple mirada podía conseguir que Sam callara...

¡No! Sacudí la cabeza rápidamente para volver a poner a la bruja totalmente bajo mi control. Nada de controlar a mi compañero y además amigo. Ella hizo un sonido de frustración al ver que nuevamente era sometida bajo el control del ángel y sonreí, agradeciéndole a la parte iluminada de mí.

_ ¿Qué hacen aquí? –pregunte para distraerme

_ ¿No lo recuerdas? –dijo Jude sonriendo- Teníamos un partido de football pendiente a las dos y no voy a permitir que te niegues a jugar. Contigo en mi equipo, seremos invencibles.

_ ¿Alexander, quieres jugar? –pregunto Sam

_ ¿Ese otro amigo suyo no se molestara con mi presencia? –pregunto Alex

_ Si, pero así es Will. Era demasiado probable que esta fuera su reacción al estar frente a un Engel –dijo Jude tranquilamente- Juega con nosotros, no habrá problema.

_ A menos que temas que te gane –dije sonriendo inocentemente

_ Acabas de firmar tu fin –dijo Alex sonriendo

Él se adelanto junto con Sam y no pude evitar sonreír al ver que tan bien se llevaban. Jude se acerco más a mí y ambos caminamos, siguiéndolos. Aun así, no dejaba de pensar en Will, en que tan molesto podía estar por esto. Si, Will se molestaría cuando viera que Alex iba a jugar football con nosotros. Aunque quizás tendría suerte y descargaría su ira en el juego. Suspire.

_ Tranquila, no habrá problema –dijo Jude

_ ¿Por qué crees que Will este tan molesto? –Pregunte- Es decir, no es M.E., es su hijo y no se puede juzgar a alguien por las acciones de sus padres.

_ Es por celos –dijo Jude tranquilamente y lo mire atónita

_ ¿Qué? Pero si Will me dijo que se había decidido, que no me vería más que como amiga –dije rápidamente y Jude rió

_ No esa clase de celos. Mas bien la clase de celos de “tú tienes algo que yo no tengo” –dijo Jude- Will ya se habrá olvidado de sus sentimientos por ti pero esta celoso de Alex por que a él no lo rechazaste. Pero ya se le pasara.

_ Eso espero –dije

El partido termino pasadas las tres de la tarde luego de haber jugado los dos tiempos. Jeremiah se había negado a jugar y en su lugar había actuado de árbitro. La puntuación final había sido de tres a dos y lamentablemente debía admitir que yo estaba en el equipo perdedor. Will ni se molesto en despedirse, simplemente se dio vuelta y partió, ignorándonos totalmente. Sam y Lupe partieron también, Sam deseaba ver si aquel kelpie aun seguía en el banco de sangre para conseguir mas sangre de dragón y Lupe no se quedaría atrás, deseaba averiguar si también vendía carne de dragón. Y en algún momento entre todo eso, Jeremiah también desapareció, como era costumbre suya.

_ ¿Y ahora que harán? –Pregunto Jude- Yo debo partir a mi ciudad, un amigo me había invitado a una fiesta en un ático.

_ Volveré a casa, no tengo nada más que hacer –dije

_ Yo tengo que evitar a mis padres el resto del día, estoy metido en un problema muy grande –dijo Alex con una mueca

_ Tu padre ya se debe haber pegado un buen susto con nosotros –dijo Jude- Fue un gusto conocerte Alex, espero que la próxima vez que te vea sea en otro lugar.

_ Jude –dije al captar su indirecta y él levanto las manos, defendiéndose

_ Esta bien, está bien –dijo él- Este es tu asunto y tu decides que hacer con él pero al menos considéralo Kat, ya sabes que el director no se opondría. Por cierto Alex, necesito que me devuelvas aquella moneda, Lizz me matara cuando note que la tome.

_ Aquí esta –dijo Alex sacándola de su bolsillo- Fue un placer conocerte Jude.

Ambos se sonrieron y Alex le devolvió la moneda. Jude la tomo y partió corriendo, se dio vuelta tan solo un segundo para agitar la mano en el aire y despedirse. Luego, simplemente partió y se borro de nuestras vistas. Cruce con Alex el resto de la plaza del Sol y luego tomamos la calle del libre albedrío. Lo mire de soslayo durante varios segundos, considerando en cuantos problemas me podía meter por hacer lo que tenia en mente. Pero finalmente me decidí, no me importaba en cuantos problemas mas terminaría con mis padres por esto.

_ ¿Qué tan mal te ves viniendo a Boston conmigo? –pregunte y él me miro perplejo

_ ¿Qué quieres decir? –dijo y sonreí

_ No tienes a donde ir ya que quieres evitar a tus padres el resto del día. Quédate en mi casa, algo se me ocurrirá que decir –dije y suspire- Además, tengo algo importante que decirte.

_ Veamos... Ir a mi casa y enfrentar el problema en el que me metí. O ir a tu casa donde están el brujo más poderoso del mundo y los tiempos y tu hermana que algo me dice que sigue deseando mi muerte –dijo Alex

_ Tranquilo, Diana no te hará nada mientras estén mis padres presentes –dije- Además, mi papá tampoco aunque no lo creas. Estarás a salvo conmigo.

_ Entonces acepto –dijo Alex y luego sonrió

Le devolví la sonrisa, abrazándolo de costado y apoyándome contra él. Alex me paso una mano por la cintura y ambos continuamos recorriendo la calle del libre albedrío hasta que finalmente llegamos a la salida que yo utilizaba normalmente. Nuevamente me vi obligada a pasar entre todas esas telas hasta salir al callejón y entonces una sombra me sorprendió, echándoseme encima y tumbándome en el suelo. No pude evitar reír al sentir las lamidas de Shakespeare en mi cara y Alex me miro con curiosidad desde donde estaba parado. Una vez que William salio de encima de mi logre sentarme y Alex me tendió una mano para ayudarme a ponerme en pie.

_ Gracias –dije y luego mire al gato- ¿Qué haces aquí Shakespeare?

_ ¿Ese gato es Shakespeare? –pregunto Alex y asentí

_ Si, y no se por que anda por aquí –dije y recogí al gato del suelo- Es extraño, son las tres de la tarde, deberías estar en casa.

_ Un momento, me estas diciendo que ese gato es Shakespeare. ¿Y lo que te parece extraño es que no este en tu casa? –pregunto Alex y rió- Te dije que me tomaría tiempo acostumbrarme a tus cosas de bruja. ¿Por qué quieres que vaya a tu casa?

_ Ya te lo dije, tengo algo importante que contarte –dije y suspire, evitando su mirada- Es... importante y nadie más puede saberlo. De hecho, hasta estoy dudando si puedo decírtelo pero no me importa. No puedo ocultártelo, no a ti.

_ En ese caso, yo también tengo algo importante que decirte –dijo él y miro a un lado- Pero no aquí.

_ Te entiendo –dije

Suspire y Shakespeare refregó su rostro contra mi pecho para consolarme. Le sonreí dulcemente mientras le acariciaba detrás de las orejas y entonces salimos del callejón. No era mucho lo que había que caminar, tan solo unas cuadras calle arriba. No tardamos mucho en llegar y rápidamente busque las llaves en mi bolsillo. Me sorprendí al encontrar la casa vacía y cerré la puerta detrás de Alex. Al menos no habría nadie que me detuviera en lo que estaba a punto de hacer pero yo ya había tomado mi decisión. Suspire al dejar las llaves sobre la mesa y entonces encontré una nota.

_ Tenemos suerte –dije al tomarla en mis manos y leerla- Mis padres se han ido al vaticano y se han llevado a Diana con ellos.

_ ¿Tienes idea de cuantos ángeles hay en el vaticano? –pregunto Alex y sonreí

_ Estarán bien, confío en que no les pasara nada –dije- Es solo uno de sus muchos intentos por lograr que la oscuridad no controle a Diana.

_ ¿Crees que lo logren? –pregunto Alex y me detuve un segundo, mirando el suelo

_ Se que algo de luz debe de quedar dentro de Diana –dije y cerré los puños para contener mi ira- Es ese maldito que la anda manipulando y le influye esa oscuridad. Pero Diana... ella no es así, aun hay algo bueno en su interior.

_ Creí que habías sido tu quien había dicho que no había vuelta de esa oscuridad –dijo Alex y negué con la cabeza

_ Me he dado cuenta de que me equivocaba, la oscuridad no la domina totalmente. Ella simplemente esta enamorada del hombre equivocado –dije- Pero aun queda una chispa de luz en su interior y mientras esta no se apague tengo esperanzas para creer que ella será buena algún día.

_ Espero que tengas razón –dijo él y sonreí tristemente

_ ¿Puedes hacerme un favor? –pregunte y él asintió- Por el momento... trata de no matar a Diana si terminas en un combate con ella, por favor.

_ Ella es la misma que intento matarte hace unas semanas –dijo Alex

_ Y también es la misma que me salvo la vida anoche –dije y lo mire a los ojos- Ayer... creí tener la oportunidad de ganarle al encapuchado, creí que lo tenia todo servido. Fui imprudente. Todo no era mas que una trampa para que el encapuchado me matara y he estado toda la noche analizándolo y darme cuenta de que tan cerca estuve de morir. Pero ella intervino y de algún modo me salvo de cometer ese error. ¿Sabes que es lo peor de todo eso? Que yo la odiaba hasta ese momento y seguía guardándole rencor por lo que hizo hace unas semanas. Pero ella intervino, aun sabiendo que eso arruinaba los planes de su señor y luego él la castigo por eso. Ahora se que algo de luz queda en Diana. Por favor, es lo único que te pido, no la mates no importa lo que haya hecho. ¿Lo prometes?

Él evito enseguida mi mirada y se quedo en silencio durante varios minutos. Lo mire, esperando que aceptara. Diana... enserio todavía había un rayo de luz dentro de ella, estaba convencida. Sino, yo ahora estaría muerta. Por más que ella a veces dijera que deseaba matarme, por más que ella estaba siendo dominada por la oscuridad en estos momentos y se encontraba bajo la influencia del encapuchado, yo creía en ella. Y guardaba la esperanza de que algún día hiciera lo correcto y dejara de seguir al encapuchado. Ya me lo había demostrado anoche que aun quedaba luz en su interior y que no todo estaba perdido.

_ Esto no es lo que realmente quieres decirme. ¿Verdad? –Pregunto Alex y asentí, él suspiro- Esta bien, lo prometo. No la matare si eso es lo que quieres y me ocupare de que los demás tampoco.

_ Muchas gracias –dije sonriendo y él suspiro nuevamente

_ A veces me resultas totalmente incomprensible. ¿Qué es lo que realmente querías decirme? –dijo él

Suspire, esto si que no seria tan fácil de hacer. Camine por el resto del pasillo y Alex me siguió hasta que me detuve al pie de las escaleras. Mire durante un minuto la imagen reflejada en el espejo que ahí había. La imagen de una persona mitad bruja y mitad ángel, la imagen de una persona que era controlada por la luz y mantenía a la oscuridad bajo su mando. Inspire hondamente antes de tomar fuerzas y apoyar una mano contra la superficie del espejo. Cerré los ojos y me concentre.

_ reflexus obscūrus –dije

Apreté fuertemente los ojos al invocar a la bruja que había dentro de mí y entonces los abrí, mirando la imagen en el espejo. Ella me echo una mirada de odio desde donde estaba y Alex retrocedió tres pasos. Mire detenidamente al reflejo de mi oscuridad y le sonreí, ella se quedaría bajo mi control cuanto pudiera. La oscuridad dominaba totalmente sus ojos y ella apretó los dientes echándome una mirada de furia.

_ Siempre esta molesta –dije y sonreí tristemente- No le gusta estar bajo mi control.

_ ¿Quién es ella? –pregunto Alex, totalmente pálido

_ Esa soy yo, es mi parte oscura –dije- Es la parte totalmente bruja que hay dentro de mi. Ahora esta bajo mi control y no puede hacer gran cosa aunque a veces la siento y algunas de sus reacciones llegan hasta mi por mas insignificantes que sean. Pero lo que ella quiere es ser libre y tener el control de este cuerpo.

_ ¿Por qué me dices esto? –pregunto Alex

_ Por que mereces saberlo –dije y volví a mirar a la bruja- No me preguntes mucho ya que mis padres me prohibieron que te hablara de este tema, esto es lo máximo que puedo mostrarte y decirte. Ella es la representación de la oscuridad que hay dentro de mí y que amenaza con controlarme. Tú me hiciste una promesa, te pedí que si algún día la oscuridad me dominaba tú debías matarme y aceptaste.

_ ¿Pero si ella se libera no tendrás modo de volverla a controlar? –dijo él

_ No podré volver a controlarla yo sola, no se que pasara –admití y chasquee los dedos, haciendo que la imagen en el espejo desapareciera

_ Kat, no se si yo seguiré vivo para cuando eso ocurra –dijo Alex y lo mire

_ ¿A que te refieres? –pregunte desespera y él no me respondió- ¿Qué era lo que tenias que decirme?

Él suspiro y evito mirarme cuando me entregaba un sobre violeta. Lo tome y me sentí palidecer al ver el emblema del Consejo como sello. Claramente Alex ya se había ocupado de abrir el sobre y leer la carta que había dentro, después de todo, el sobre iba dirigido a él. Me sentí palidecer y la desesperación y el pánico me iban invadiendo conforme leía cada línea. Finalmente, la carta concluyo con la firma del presidente de los miembros de la cámara alta. Temblorosamente levante una mano y la metí dentro de mi abrigo para buscar lo que deseaba. Cerré los ojos al sentir el frío contacto con el arma y entonces la saque. Le lance el arma a Alex y él la atrapo instintivamente en el aire. Camine tan solo un paso para estar frente al cañón y que el arma me apuntara directamente al corazón.

_ Mátame –dije- Hazlo ahora si esa es tu orden.

El dedo de Alex vacilo en el gatillo. Era extraño, por primera vez mi vida podía acabar realmente y sin embargo no me importaba ni temía. Era de esperarse que esto algún día pudiera ocurrir. Casi podía imaginarme al encapuchado estando detrás de todo esto y aun así no me importaba.

_ Esta es un arma de avanzada tecnología de Solcius, existen tan solo tres y la bala que tiene en su interior fue diseñada para ser capaz de matar a alguien como yo –dije- Adelante, dispara, será un tiro sin falla.

Le sonreí para influenciarle confianza y aun así él seguía sin poder hacerlo. Vi la desesperación en sus ojos ante el conflicto interno que tenia. Su instinto luchaba por cumplir con su deber y cumplir con la orden que se le había dado. Y aun así, él seguía resistiendo y su dedo seguía vacilando sobre el gatillo.

_ No puedo –dijo él

_ Es tu vida o la mía –dije- Si no lo haces el Consejo te acusara de traidor y te mataran. ¿Quieres volver a caer en lo mismo y que te arranquen tus alas? Mueve un dedo y todos tus problemas habrán terminado, esto es lo único que necesitas para demostrarle al Consejo tu lealtad y así dejaran de estar sobre ti.

_ No puedo –repitió Alexander pero aun así su dedo vacilo más que nunca en el gatillo

_ Mátame y cumplirás con la orden que se te fue dada –dije- Es tu deber hacerlo.

_ No –dijo él

_ Mátame y habrás vengado a tu hermano –dije y él se congelo, sonreí- Sabes que tengo razón en lo que digo. Si me matas, le estarás quitando a Nicholas Devang lo que más le importa al igual que él hizo contigo al matar a Christ.

_ Christ... –murmuro él- Si te mato... estaré vengando su muerte.

_ Así es –dije

Por un segundo casi lo consigo, por un segundo él casi aprieta el gatillo y me dispara, pero no fue así. Alex tiro el arma a un lado y retrocedió, llevándose ambas manos a la cabeza. El conflicto entre sus deseos y su deber se hacia mas que presente en sus ojos. Por un segundo me pregunte que tan malo debía ser. El deber era todo para un ángel y algo que no se podía contradecir. Y después de todo, su deber en ese momento era matarme y además había sido una orden de su superior. Él continuo retrocediendo hasta darse contra la pared y luego de varios segundos cayó inconsciente allí. Sonreí y camine unos pasos hasta estar frente a él. Me agacha a su lado y le levante el rostro con una mano.

_ Perdóname pero debía hacerlo –susurre y lo bese- Debía conseguir que fueras capaz de romper todo lazo que aun te unía al Consejo y al incumplir una orden del mayor superior ya no hay nada que debas obedecer. Ellos ya no controlaran tu deber y podrás cumplir con tu verdadero deber. Los mejores ángeles no nacen, se hacen.

Le quite el cabello del rostro, sonreí una ultima vez y me puse en pie. Con gran esfuerzo logre levantar a Alex y pase su brazo por mi espalda para poder cargarlo mejor. Definitivamente yo no tenia fuerza y él me resultaba pesado. Por suerte solo tuve que cargarlo unos pasos hasta la sala de estar y luego lo recosté en el sillón. Volví al pasillo y recogí tanto el arma como el sobre con la carta. Deje todo sobre la mesa de la sala de estar y suspire mirando el cuerpo inconsciente de Alex sintiéndome culpable por un segundo.

“_ Se ha infiltrado en el Consejo –había dicho Diana- Ha manipulado al presidente de los miembros de la cámara alta para que le dieran la orden a Alexander Engel de asesinarte.”

Si, yo sabía que era eso de lo que me quería hablar. Yo sabia que él tenía la orden de matarme y que probablemente se había metido en esos problemas con su padre por verse entre el deseo y el deber. Y claro, Michael no dejaría que su hijo perdiera su vida ante el Consejo por negarse a cumplir una orden.

“_ ¿Qué debo hacer? –había preguntado”

“_ Él lo tomara como un deber si la orden es dada. Debes conseguir que su deseo corrompa su deber –había dicho Diana- De ese modo, no solo te estarás asegurando de que él no se vea nunca mas forzado a cumplir una orden directa del Consejo sino que además lo fortalecerás. Si logra superarlo ya no será un ángel como cualquier otro. Pero Kat, entiende, si él no es lo suficientemente fuerte... cumplirá con su deber y te matara o morirá en el intento.”

Si hermana, yo tenia muy en claro en que esa era una opción pero confiaba en que él seria lo suficientemente fuerte como para enfrentarla. Me acerque a Alex recordando lo que Sam había dicho respecto a una herida que él tenía en un brazo. No tuve que buscarla, la encontré al primer intento al correr la manga derecha de su campera y ver la sangre seca en su piel. Corrí el resto de su manga hasta dejar la piel totalmente al descubierto y vi el corte que le recorría el brazo desde el codo hasta la muñeca. Levante dos dedos y los bese, luego, lentamente los fui deslizando por su herida y sonreí dulcemente al ver como dejaban tras de si una piel perfecta e intacta.

_ Truco de caballero –susurre sonriendo

Me senté en el suelo, con la espalda apoyada contra el sillón y aun sosteniendo su mano. Puse mi cabeza de lado y mi vista se perdió en el rayo de sol entrando por la ventana y que iluminaba el suelo. El encapuchado no me vencería tan fácilmente, necesitaba encontrar el modo de adelantarme a sus movimientos si quería ganarle. Diana podría llegar a ser una aliada valiosa ya que había pasado tiempo con él pero aun así ella se negaba a dejarlo. Suspire, por el momento esa idea quedaba descartada. Pero había una pregunta que me torturaba bastante. ¿Cuál era el don del encapuchado? Eso, por más que no pareciera, podía llegar a ser de gran importancia. Pero al menos yo tenía una ventaja, se suponía que él no sabía cual era mi don y Diana tampoco lo sabía. Tan solo... debía adelantarme a los pasos del encapuchado. Si, eso era lo que debía hacer. El encapuchado tenía dos piezas claves que si pasaban a estar bajo mi poder podrían ayudarme a destruirlo. Una de sus piezas era Diana, pero yo no podía utilizar a mi hermana y ella por el momento se negaba a cooperar. Otra de sus piezas era Nicholas. Después de todo, Nicholas era quien se había encargado de que el encapuchado terminara frente a Lucifer y luego hicieran el trato a cambio de ser brujo. Si lograba encontrar a Nicholas podría develar gran parte de este misterio. Pero Nicholas parecía haber sido tragado por la tierra y eso solo confundía aun más el asunto. No, nada de esto tenia sentido, no podía pensar claramente en este momento.

Los minutos se esfumaron rápidamente y suspire frustrada al no poder encontrar un método correcto de enfrentarme al encapuchado. ¡Y ese maldito había podido vencerme y desarmarme en dos segundos! Era eso lo que más me frustraba, saber que no estaba a su nivel para enfrentarlo. Pero para estar a su nivel tanto físico como mental y adelantarme a sus movimientos debía de pensar del mismo modo que él. Y, lamentablemente, pensar como una bruja cruel y desalmada no era algo que me fuera fácil ni me tentase. Temía que al dejar que la bruja dentro de mi tomara cierto control, luego ya no poder volver a someterla. Pero debía intentarlo, era la única manera. Después de todo, de ella había sido la idea de forzar a Alex hasta el límite para corromper su deber y romper cualquier lazo que aun le quedara con el Consejo. Y la había podido volver a controlar.

Sentí que la mano que estaba sosteniendo tomaba más fuertemente la mía y entonces levante la vista al ver que Alex ya se había despertado. Sonreí por más que la total confusión siguiera grabada en su rostro y me puse en pie.

_ ¿Te sientes bien? –pregunte y él se llevo una mano a la cabeza

_ Tengo una terrible jaqueca –dijo y luego me miro- Lo sabias. ¿No? Sabias que no seria capaz de dispararte.

_ Confiaba en ti –dije

_ Pero tú... querías que lo hiciera. No soy tonto. Ya tenías el arma preparada y me conoces perfectamente como para saber que decirme si en realidad querías que disparara –dijo él y asentí- ¿Por qué?

_ Por que ahora serás capaz de desobedecer cualquier orden que te dé el Consejo y capaz de evitar tu deber si así lo deseas –dije y me senté en el borde del sillón- Pero no podía lograr eso si no te empujaba al limite.

_ ¿Y que si no me resistía? ¿Y si te disparaba? –pregunto él y sonreí

_ No tienes idea de con quien ibas a tratar –dije- No temía que me disparas. Y en el caso de que lo hicieras hubiera podido evadir el tiro y vencerte en segundos.

_ Sigo sin comprender –dijo él

_ Tan solo espero que algún día logres comprender por que hago lo que hago –dije y me recosté sobre él, apoyando mi cabeza sobre su pecho- Tienes un hechizo que protege tu mente de cualquier cosa y ahora tú eres el dueño de tu propio destino. El Consejo ya no podrá controlarte de ningún modo y tu deber no te cegara.

_ El Consejo vendrá a buscarme cuando sepa que no te elimine como me ordenaron –dijo él pasando un brazo alrededor de mí y negué con la cabeza

_ No. No lo harán. Todo esto no fue más que otra jugada del encapuchado y él sabe que no le conviene hacer esa jugada en la que tu eres capturado por el Consejo –dije y sonreí- Ese sujeto ve todo como un juego de ajedrez. No es más que táctica y estrategia. Estuve toda la noche pensando en ello desde que hable con Diana. Ahora que he cortado tu único lazo con el Consejo, el encapuchado no tendrá mas alternativa que salir de su escondite y empezar a hacer las cosas por si mismo ya que el Consejo no tiene ningún control sobre ti y por lo tanto, tampoco sobre los otros.

_ No conocía ese lado de ti –dijo él

_ Tengo que eliminar al encapuchado para poder liberar a mi hermana y que Lucifer no quede liberado –dije- ¿No te has dado cuenta? El encapuchado controla la Secta totalmente y puede controlar el Consejo a su antojo. Ya lo ha demostrado. Si quiero vencerlo tengo que empezar a pensar muy bien cada paso que haga. Además, yo soy la única capaz de matarlo.

_ ¿Qué quieres decir? –pregunto Alex

_ ¿Recuerdas aquella noche, cuando Nicholas quedo libre de su oscuridad? ¿Recuerdas lo que dijo Nick cuando le pregunte por que Lucifer estaba tan interesado en mí? –pregunte y él asintió- Nick no mentía, yo no soy una bruja normal. Mi hermana tampoco y el encapuchado tampoco. Una vez atravesaste a mi hermana con tu espada y sin embargo ella pareció no notarlo, simplemente se dio vuelta y te apuñalo. Un brujo normal debería haber muerto en aquella situación. En cambio yo la ataque y casi la mato. El encapuchado, Diana y yo somos diferentes y es por eso que nadie mas que nosotros puede matarnos. Pero... no le digas nada de esto a nadie, se supone que no puedo contártelo.

_ Ya lo imaginaba –dijo él- Y también se que hay mas y me lo estas ocultando.

_ Perdona –dije- Enserio lo lamento pero no puedo decirte el resto. Son órdenes de un superior que no puedo desobedecer.

_ ¿El director de Solcius? –pregunto Alex

_ Aun mas arriba –dije- Pero eso no tiene por que importarte, no me meteré en muchos problemas por lo que te acabo de contar. Además, le caes bien al director de Solcius o eso parece. Ellos saben la relación que yo tengo contigo y entonces quieren que te persuada, tanto a ti como a tu familia, para que se unan a Solcius o al menos acepten hablar con el director. Pero yo les dije que no. Ellos me ofrecieron esa misión y yo me negué. Tú y tu familia son libres de hacer lo que quieran y no me parece justo que el director quiera utilizarme a mí para obtener lo que quiere. Sé que sus intenciones no son malas pero igual me negué, él lo entendió. Jude también quería persuadirte para que te unieras a Solcius pero le dije que no se entrometiera. Ya has visto esta tarde.

_ Entiendo –dijo Alex y suspiro- No se que decirte. Gracias a ti ahora ya no tengo ningún lazo que me una al Consejo y me estas diciendo que Solcius estaría feliz de tenerme.

_ No tienes por que decidirte ahora. Yo solamente te cuento lo que ellos quieren –dije y suspire- Además... Ellos me propusieron un lugar ahí, después de que termine mi entrenamiento. Me dijeron que lo considerara.

Alex se quedo helado ante ese comentario. Me puse de costado, acomodándome mejor sobre él y entonces volví a tomar su mano y sostenerla frente a mí. Aun seguía sintiendo su calido brazo alrededor de mi cintura y eso me hacia sonreír. No, yo no lo abandonaría. Mi decisión ya estaba tomada por más que la pasara bien con los miembros de Solcius y tenia un lugar asegurado entre ellos.

_ Sabes una cosa –dije sonriendo- Les he dicho que no. Prefiero quedarme contigo, con Gabriel, Daniel, Miguel y Raphael. Prefiero continuar viviendo en la casa de Cato y seguir asistiendo a la escuela con mis amigos de allí. Es cierto que Solcius es maravilloso y jamás me había sentido tan bien además de que allí soy totalmente yo misma. Pero no quiero abandonarte, no quiero alejarme de ti.

_ Yo tampoco quiero –susurro él

_ Alex, en todo este tiempo jamás he querido separarme de ti. Tu fuiste el único que noto el miedo en mis ojos y quien me tendió la mano para levantarme. Quizás te he arrastrado en mis problemas, quizás tu vida corre peligro ahora gracias a mi. Pero en todo este tiempo tu eres el que me ha ayudado a mantenerme en pie y quien me ha mostrado la luz –susurre y mi sonrisa se ensancho- Te agradezco mucho por todo lo que hiciste por mi.

_ No tienes nada que agradecer –dijo él suavemente y cerré los ojos

_ Alex –dije

_ ¿Qué? –pregunto él

_ Te amo.

One Response to “Capitulo 12: Cosas importantes”

  1. Hola July, me gustaria que te pasases un momentito por mi blog y leyeses la entrada de tus premios porfa!
    te dejo aqui el mensaje porque no podia en la Cbox ok??
    muchos bss wapa!

Your Reply