Capitulo 9: La ley que dicta el Consejo


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Nos quedamos tendidos sobre la hierba, ambos con la vista clavada en el cielo estrellado y la majestuosa luna llena. Nos dejamos invadir totalmente por la sensación que esta nos producía y no había nada más que hacer que cerrar los ojos y estar en calma. Me sentía plenamente feliz, estaba con Derek, disfrutando de los últimos minutos de Halloween y olvidando por completo el hecho de que mi vida corría peligro constantemente. Con él me sentía a salvo, me olvidaba de todo y lo único que me importaba era saber que lo tenía cerca de mí.

_ No podré dormir esta noche con esta luna llena afectándome –murmure

_ Yo también –admitió Derek- Cuando el efecto de la luna se nos pase estaremos totalmente agotados. No quiero ni imaginar cuanto tendré que dormir para recuperarme.

_ ¿Cuánto tiempo te quedaras? –pregunte

_ Todo el fin de semana –respondió y contuve las ganas de gritar de alegría

_ ¿Enserio? –dije sin poder creérmelo y él asintió sonriendo

_ Me quedare hasta el domingo solo si prometes hacer una cosa –dijo él

_ Lo que sea –respondí casi automáticamente

_ Quiero que vuelvas a ser tu misma –dijo él mirándome seriamente- Quiero que dejes de temer por lo que hay a tu alrededor por que yo siempre estaré para protegerte y que vuelvas a disfrutar de tu vida como lo hacías antes.

_ No es tan sencillo considerando que vengo de pasar tres meses encerrada en una celda –dije por lo bajo- No tienes idea de lo que fue. Ellos me quitaron todo por negarme. ¡Me robaron hasta mi apariencia!

_ Y aun así tu nunca te rendiste y resististe. Te admiro, dudo que yo hubiera aguantado tanto luego de todo lo que te hicieron –dijo él- Pero esa no es razón para que vivas el resto de tu vida totalmente aterrada. Sabes, si tu haces eso, les estas demostrando que ganaron, que tienen cierto poder sobre ti y dudo que eso sea lo que quieres.

_ Pero tampoco puedo fingir que no paso nada –dije

_ De eso se trata el hecho de aprender de los errores, de seguir adelante sin olvidar lo que paso –dijo Derek- Prométeme que lo harás y yo me quedare hasta el domingo.

_ Haré mi mejor intento pero no te prometo nada –dije tristemente

_ Entonces te cambio el trato. Hazlo y te ayudare a controlar el agotamiento que te causa usar su don sobre los objetos.

_ Es un trato –dije tomándole rápidamente la mano y él sonrió triunfal

Me puse en pie junto con Derek y él con un simple chasquido de dedos hizo que todo desapareciera del mismo modo en que había llegado. Mire estupefacta el lugar donde antes había estado todo y luego nos echamos a reír. De pronto, él se detuvo y se quedo totalmente paralizado.

_ ¿Qué sucede? –pregunte

_ ¡Shhh! –dijo él preocupado y luego pareció concentrarse en algo- ¿No escuchas algo?

Nada. Me concentre, cerrando los ojos y agudizando mis oídos lo más que pude. Nada mas que el ruido de la naturaleza y luego, de pronto, oí un leve zumbido pero lo suficientemente fuerte para saber que no era normal. Abrí los ojos rápidamente. Derek continuaba totalmente concentrado y con el rostro inescrutable hasta que en un segundo paso a estar totalmente tenso.

_ Sea lo que sea, esta en el limite del pueblo y parece estar intensificándose conforme pasan los segundos –dijo él

_ La barrera –dije recordándola y luego pensando en Constantine- La pudimos burlar sin problemas ya que es Halloween pero ahora que este esta llegando a su fin esta ésta recobrando sus fuerzas.

Derek me miro atónito durante unos segundos y luego camino unos pasos hasta llegar a donde terminaba el claro y comenzaba el bosque. Lo seguí y ambos nos detuvimos frente a una línea imaginaria que dividía un sitio del otro. Ese debía ser el límite del pueblo. Él se acerco más, sacando su lápiz de su bolsillo y dibujando unas líneas en el aire. Casi como si hubiera un cristal, estas líneas se imprimaron totalmente y dejaron a la vista lo que antes era invisible. Pude ver perfectamente la barrera que rodeaba el pueblo y como esta iba tomando consistencia conforme pasaban los segundos. Él apoyo la mano tratando de atravesarla pero no pudo.

_ No puedes hacerlo si estas usando magia –dije- Ya me ha pasado antes. Baja lo mas que puedas tus poderes y hagas lo que hagas no utilices magia.

Él asintió y luego lo tome de la mano. Logre pasar sin problemas como la última vez pero a Derek pareció costarle un poco mas como si la barrera lo detuviera. Ambos logramos pasar pero vi la mueca que hizo él y como se llevo una mano a la cabeza. Enseguida me sentí preocupa y confundida. ¿Por qué yo podía pasar sin problemas y él no?

_ ¿Te sientes bien? –pregunte

_ No me di cuenta de que había una barrera, debería haberla sentido –dijo él

_ No es tu culpa, quizás que la barrera se desvaneció por el día que es y por eso no la sentiste hasta que comenzó a recobrar su fuerza ahora que el día esta por concluir –dije- ¿Estas bien?

_ Solamente con jaqueca pero dame unos segundos y estaré bien –dijo él aun con la mano sobre la cabeza- ¡Diablos! No sé quien puso esa maldita barrera ahí pero es bastante fuerte.

_ ¿Qué quieres decir con que alguien la puso ahí? –pregunte

_ Estas barreras no aparecen de la nada y esta resulta ser muy poderosa. Alguien tiene que haberla puesto –respondió Derek

_ La note al quinto día de estar aquí –admití- No la pude atravesar mientras usaba magia pero luego pude pasar sin ningún problema al igual que ahora. Lo que no entiendo es por que a ti si te causo problemas.

_ Por que tu no estas maldita –mascullo él y luego se llevo ambas manos a la cabeza como si el dolor se hubiera intensificado

_ ¡Que! –exclame

_ No se, no puedo pensar con este dolor –dijo él y le pase una mano por la cintura para ayudar a sostenerlo- Gracias.

_ ¿Qué fue lo que dijiste antes? –pregunte

_ Nada, olvídalo –respondió él débilmente- Ahora lo mejor seria alejarnos de aquí. El ojo del huracán es el lugar mas seguro por lo que deberíamos acercarnos al pueblo –dijo y sonrió débilmente

Aun así no le creí, yo estaba segura de lo que había escuchado, él había dicho que yo no estaba maldita. Pero eso no tenia sentido, aun si no le hubiera jurado a Lucifer yo estaba maldita ya que tenia poderes y era una bruja, hija de brujos. Eso lo había tenido claro desde siempre, yo era un ser maldito por mas que fuera buena.

Esta vez fui yo quien ayudo a Derek a correr y entonces, gracias al hechizo, en exactamente cinco segundos ya estábamos por donde terminaba el bosque y comenzaba el pueblo. Apenas empezaron las casas dejamos de correr a la velocidad de un vampiro y comenzamos a caminar normalmente por la calle. Note como iba volviendo a la normalidad conforme la medianoche se acercaba. Estuve feliz de ver que Derek se había recuperado por completo una vez que estuvimos sobre la calle de la casa de Cato y ahí nos detuvimos.

_ ¿Dónde pasaras la noche? –pregunte

_ Realmente no lo sé pero algún lugar encontrare –respondió él

_ Si pudiera, te diría de pasar la noche en casa de Cato pero dudo que eso entre dentro de lo que tengo permitido sin importar que seas como un hermano para mi –dije y él sonrió

_ No hay problema, encontrare algún hotel o algo y rentare una habitación –dijo él

_ Le diré a Cato que ya he vuelto para que no se preocupe y luego nos encontraremos en el techo de la casa –dije y él asintió

Le di un beso en la mejilla por más que solo me alejaría de Derek por unos segundos y luego partí. Me detuve en el frente de la casa, dudando exactamente que hacer pero suspire vencida y entre.

_ ¡Ya volví! –anuncie a tiempo que cerraba la puerta

Primero no hubo reacción. Luego, Cato se levanto sobresaltado del sillón como si hubiera estado durmiendo ahí esperando mi llegada y vino a saludarme. Me resulto inesperado el control parental de Cato preguntándome sobre cada cosa que había hecho e interrogándome respecto a todo. Desde que había hecho en la noche hasta si había consumido alcohol o algo. Respondí todo sinceramente, poniendo los ojos en blanco ante algunas preguntas y sospechando que debía haber alguien detrás de este control. Estas parecían mas las típicas preguntas que me hacia mi padre cada vez que volvía de una fiesta y no dude en que él estaba involucrado. Seguramente le hubiera mandado un e-mail a Cato dándole indicaciones y todo. Suspire exasperada y entonces Cato se echo a reír. Ese si era él. Me dijo que estaba feliz de que la hubiera pasado bien y luego se fue a su habitación con la excusa de que debía terminar un trabajo en su computadora. O a responderle el e-mail a mi padre resumiendo todo lo que me había preguntado y yo respondido...

No importaba realmente ese asunto. Subí las escaleras hasta mi habitación y viendo como tanto Sol como Luna estaban notablemente hiperactivas aun. Deje un par de cosas de lado, como mi sombrero y la rosa que me había regalado Derek, y luego me acerque a la ventana para abrirla. Disfrute de la fresca brisa nocturna y luego salí apoyándome sobre el borde de la ventana. Me balancee un poco hasta poder llegar al techo tal como había acordado y ahí me quede esperando. Derek subió de un salto al techo, haciendo muestra de sus habilidades como brujo y sonriendo. No tuvimos tiempo ni de decir una palabra ya que enseguida ambos sentimos una tercera presencia inconfundible. Clave mi vista en el techo de la casa de enfrente ya que ahí era donde había visto a Constantine la primera vez y ahí estaba él ahora. Podía ver desde aquí su blanca sonrisa y en un parpadear él estuvo frente a nosotros.

_ Veo que ya somos tres –dijo Constantine- Desearía ver con cual decides quedarte Katherin.

_ No entiendo a que te refieres –dije y él sonrió fugazmente mostrándome sus colmillos

_ Así que tú eres el vampiro que sentía –dijo Derek

_ Y tu el brujo –respondió Constantine- Creo que este lugar esta empezando a hacerse muy popular entre los seres sobrenaturales.

_ Mientras no demos ninguna prueba de que estamos aquí no nos pasara nada –dije

_ A mi no, no he roto ninguna ley o al menos no hay nada que lo pruebe. Pero ustedes son brujos, basta con que sientan sus presencias para que los maten –dijo Constantine

_ ¿Qué ley? –pregunto Derek

_ La que dicta el Consejo –respondió Constantine- Esta prohíbe que tome sangre de un humano, pero sin embargo no dice nada sobre tomar sangre de una bruja.

Me estremecí al ver como me sonreía a mí ante esas palabras, dejando sus colmillos totalmente al descubierto y mostrándomelos. Derek se puso al frente, interponiéndose entre Constantine y yo como si estuviera protegiéndome y lo fulmino con su mirada.

_ Búscate otra comida –dijo él

_ Era lo que estaba haciendo –contesto Constantine- Pensaba en quizás alimentarme del humano que esta en esta casa, después de todo son brujos, no les importara y no dejare ninguna prueba de que infligí la ley.

_ El humano de esta casa esta bajo mi cuidado –dije deshaciéndome de Derek y haciéndole frente a Constantine- Si lo tocas no dudare en hacerte daño.

_ Más tranquila brujita, ya entendí que tampoco puedo alimentarme de él –dijo él en un desesperado intento de tranquilizarme viendo la amenaza que implicaba yo

_ Entonces mas te vale que busques otra cosa de que alimentarte que no sean personas o me ocupare de que devuelvas cada gota de sangre que robes –dije, furiosa

_ ¿Y como esperas que eso pase? –pregunto Constantine burlándose de mi y sonreí maliciosamente acercándome mas a él

_ Créeme que no querrás saberlo pero te haré sufrir a ti si lo haces –dije

_ Katherin... –dijo Derek tomándome por la muñeca y alejándome cuando Constantine reacciono y mordió ferozmente el aire

_ Tu, bruja, vienes a hablarme de principios cuando tu eres el ser mas maldito que existe –dijo Constantine y rió sombriamente- Estas incluso mas maldita que yo. ¿Y te atreves a decir que no puedo tomar sangre humana?

_ El hecho de estar maldita no me hace una persona malvada –dije entre dientes- En cambio, tú si lo eres si piensas tomar sangre humana. ¡No puedes quitar vidas para alimentarte!

_ Hay que ver quien lo dice –dijo Constantine poniendo sus ojos en blanco

Por un segundo creí que seria capaz de descontrolarme, hasta sostuve una mano contra mi muñeca casi sacándome el guante. Pero Derek me sostuvo para contenerme y Constantine solo sonrió burlándose. Intente deshacerme de su agarre, la voz dentro de mi estaba muy clara en lo que quería. ¡Tócalo, tócalo, tócalo! Apreté los dientes. Si Constantine se atrevía a morder a un humano, le haría revivir el momento en que lo habían mordido a él y lo habían matado robándole toda su sangre. Quizás si recordaba lo que se sentía no mordería más a los humanos.

_ Tranquilízate –susurro Derek en mi oído

_ Lo tocare –dije y Derek me sujeto más fuerte

_ ¿Te das cuenta de que estas haciendo justo lo contrario de lo que en realidad quieres? –Pregunto él y agrego al ver que no me importaba- Además no seria conveniente que le demuestres cual es tu don.

Suspire vencida y solo entonces Derek me soltó. Mire a Constantine por un segundo, conteniendo mi furia y fulminándolo con la mirada. Él solo se limito a guardar toda la elegancia de un vampiro pero pude ver la alarma pasar rápidamente por sus ojos.

_ Quizás no fue la mejor idea venir aquí después de los inconvenientes que acaban de surgir –dijo él

_ Tú fuiste el que empezaste –le recordó Derek

_ Y el que lo termina –respondió Constantine elegantemente- Debo darles mis disculpas, esta noche actúa sobre mis instintos más primitivos obligándome a efectuar este tipo de acciones. Pero cuando termine la noche volveré a la normalidad.

_ Mas te vale –dije

_ Se lo aseguro señorita –dijo Constantine haciendo una reverencia hacia mi- Mis mas sinceras disculpas por lo que he dicho.

_ A todos nos afecta esta noche, eso es todo –dijo Derek aunque al instante supe que solo lo decía para seguirle el juego a Constantine ya que él no creía que fuera así

_ Nuevamente les ofrezco mis disculpas y ahora será mejor que nos dispersemos antes de que suene la medianoche –dijo Constantine- Después de todo, nuestras tres presencias juntas les darían a los guardianes la ubicación exacta de donde encontrarnos.

_ ¿Qué guardianes? –pregunte

_ Pues los mismos que han puesto esa barrera alrededor del pueblo. Ahora estamos en su zona y no seria conveniente advertirles de nuestra presencia –respondió él y luego miro a Derek- Seria mejor que usted se busque un refugio, creo que ya lo han fichado.

_ No hay modo –dijo Derek

_ ¿Le ha costado atravesar la barrera? –pregunto él y Derek asintió- A mi también, pero cuando logramos burlarla se activa un dispositivo de advertencia. Por lo tanto, usted ya debe de estar marcado. Lo lamento mucho por usted.

_ ¡Que! –Exclame- Pero yo estoy aquí desde hace mas de dos meses y sin embargo no me ha pasado nada. Ustedes dos apenas aparecieron el día de hoy y me estas diciendo que corren peligro.

_ Es que no entiende señorita –dijo Constantine sonriendo amablemente- Los guardianes creen que usted es humana. Al parecer los guardianes no sienten su presencia y le puedo decir que a mi también me cuesta sentirla. No es como la de cualquier brujo y no es fácil de sentir ni de reconocer. Y sospecho que yo solamente la estoy sintiendo ya que su presencia se ve intensificada por la noche que es. Igual no debe preocuparse por usted, mientras demuestre ser solamente una humana, la ley la protegerá como a cualquier otro.

_ Disculpe nuestra ignorancia pero no sabemos a que ley se esta refiriendo –dijo Derek

_ A la ley dictada por el Consejo –repitió Constantine y luego miro su reloj- Debo partir y le recomiendo que haga lo mismo. Un minuto para medianoche.

En ese exacto segundo Constantine desapareció de nuestras vistas y supe que había partido. Mire a Derek, sin poder asimilar las últimas palabras y como es que él corría peligro. Una parte de mi decía que Constantine tenia razón pero yo estaba en la completa ignorancia respecto a todo. Lo único que sabia era que a medianoche, cuando todo volviera a la normalidad, Derek debía partir según había dicho Constantine.

_ Vete –susurre y él me miro atónito- Vete, si Constantine tiene razón corres peligro. El que puso esa barrera la puso por algo, si sabe que la traspasamos y que estas aquí vendrá a buscarte.

_ Te prometí que me quedaría todo el fin de semana –dijo él

_ Solo búscate un lugar donde pasar la noche para que no te encuentre, si el cree que en realidad soy humana no hará nada en mi presencia por lo tanto no vendrá a buscarte.

_ Kat... –dijo Derek acariciándome el rostro

_ Yo estoy a salvo, eres tu el que no lo esta y esta marcado –dije y entonces le sonreí- Nos veremos mañana.

En ese momento la medianoche quedo marcada por el sonido de unas campanadas provenientes del centro. Él me lanzo una mirada triste y luego también partió rápidamente, aprovechando los pocos minutos de efecto que aun quedaban del hechizo sobre la velocidad. Me deslice por el techo hasta volver a mi ventana y ahí entre a mi habitación.

Espere algún efecto instantáneo, como caer dormida luego de que la noche de brujos hubiera terminado. Pero... nada. Me cambie poniéndome mi ropa de cama que consistía en una fino jersey y un short. Me senté de piernas cruzadas sobre la cama, tratando de asimilar lo ultimo sucedido pero sin poderlo. Quizás mi cuerpo no estuviera cansado ya que el efecto de la luna llena seguía vigente, pero mi mente si lo estaba. Tendría que hacer algo para entretenerme, o al menos intentar dormir una hora.

En ese momento tuve una idea. Derek había dicho que me enseñaría a controlar el cansancio causado por mi don si yo volvía a ser la de antes. Solo bastaba demostrárselo de algún modo. Tome mi neceser y rápidamente volví a sentarme en la cama. Mire mis manos, apenas si tenia las uñas cortadas en un modo que se podía considerar prolijo. Antes, me las arreglaba constantemente, cambiando de color de esmalte al menos una vez a la semana. Le dedicaba tiempo a mi aspecto y esto me hacia feliz, habito que había abandonado desde el momento en que me encerraron y no había recuperado al escapar. Tome primero la lima, comenzando a arreglarme las uñas para que estuvieran todas perfectamente y lo siguiente que hice fue sacar todos los esmaltes que tenia. Estuve unos segundos hasta que termine decidiéndome por pintarlas de un tono apenas rosado. Pinte cada uña, una por una, tomándome el debido tiempo hasta dejarlas totalmente perfectas y sonreí. Hice lo mismo con las uñas de mis pies y luego guarde todo

Me levante, acercándome a los estantes repletos de libros y preguntándome que podría hacer. Los libros solían encantarme, por alguna razón tenia tantos, pero desde que había escapado tampoco había vuelto a ese habito. Tome uno que se ubicaba entre mis favoritos, La divina comedia de Dante Alighieri, y volví a mi lugar sobre la cama.

Estuve la mayor parte de la noche leyendo aquel libro y mis pensamientos empezaron a surgir uno tras otro. La primera parte del libro era El Infierno, que supuestamente estaba dividido en nueve círculos y era un cono invertido. Claro, cuanto mas abajo te encontrabas peor era tu sufrimiento. Enseguida mi mente empezó a divagar respecto a eso. ¿Qué pasaría cuando yo muriera? Si es que alguna vez lo hacia. Era bruja, tenia el poder para decidir si seguir creciendo como un humano normal o en algún momento congelarme en un estado y apariencia y quedarme así el tiempo que deseara. A mi me atraía mas la primera opción, lo que implicaba que mi vida seria como la de un humano y así seria por el momento. Pero la pregunta estaba ahí, yo era una bruja y cuando muriera, tarde o temprano, iría al infierno como cualquier otro brujo por estar maldita. ¿Y a que circulo iría a parar yo? Había sido bautizada según me dijeron mis padres, cosa que parecía algo ilógica considerando que era una bruja pero así era. Por lo que el primer circulo quedaba descartado.

Suspire, apoyando mi cabeza sobre una mano y continuando hojeando el libro a tiempo que pensaba en ello. Seria demasiado bueno considerar que terminaría en el segundo círculo por mis anteriores acciones y estaba segura de que no serian tan piadosos conmigo. ¿Acaso terminaría en la Caina? Lo que yo tenía con Diana era una lucha a muerte, tarde o temprano la una terminaría por matar a la otra. Seria demasiado bueno considerar la posibilidad de que fuera yo quien terminaría por ganar. Y aun así, la Caina parecía un lugar bueno comparado en donde terminaría. Luego de lo que había hecho, Lucifer no seria tan piadoso como para mandarme ahí. Él me tendría cerca suyo castigándome eternamente, quizás hasta terminaría siendo la compañera de Judas en su inmortal castigo.

Me estremecí ante eso y cerré el libro, cubriéndome con una manta y obligándome a dormir. Estaba temblando por el frío que sentía, hasta llegue a castañear un poco con los dientes. Definitivamente el segundo círculo se veía tentador con lo que en realidad me esperaba. Trate de poner mi mente en blanco, dejando todo ese asunto de lado y pensando en que no debería estar preocupándome a esta edad por lo que seria de mi luego de mi muerte. Se suponía que iba a vivir mucho más. Pero aun así mi posible futuro seguía atormentándome. ¡No! Yo no iría al infierno. Encontraría el modo de evitarlo, sabía que tenía que haber uno. Si ya había podido evadir a Lucifer una vez podría hacerlo dos. Estaba condenada al infierno pero encontraría el modo de ir al purgatorio, al menos ahí podría pagar por mis pecados. Se veía como un sueño muy lejano y definitivamente el sueño había empezado a afectarme hasta que finalmente me quede dormida.

Me despertó la luz del sol filtrándose por la fina manta. Ya me había olvidado completamente de mis pensamientos la noche anterior y me levante, estirándome lo más que pude a tiempo que bostezaba. No sabía por que, pero me sentía mejor el día de hoy. De hecho, no me había sentido tan bien en mucho tiempo. Me levante de la cama, dejando que la manta cayera detrás de mi cuando me puse en pie y dirigiéndome aun somnolienta al baño. Me lave la cara, los dientes, hice la típica rutina de todas las mañanas. Volví a mi cuarto y entonces me detuve mirándome en el espejo de la pared. ¿Esa era yo? ¿Así había estado los últimos dos meses? Realmente me costaba creerlo. Pensé en como hacia sido yo los últimos dos meses, y considerando con como era realmente, no me parecía raro que Derek lo hubiera notado y me hubiera pedido de volver a ser la misma.

Aun conservaba el cabello cortado desprolijamente por más que no se notara y tal como me había dicho Alex mi rostro reflejaba el miedo. Tome una tijera y me deshice rápidamente de las puntas florecidas. Arregle lo mejor que pude mi cabello, logrando recuperar algo de lo que era mi anterior corte como las mechas cortas de adelante y mi flequillo. Sonreí por mi trabajo y luego recogí todos los cabellos del suelo para tirarlos. Me cambie, poniéndome unas zapatillas de lona, un jean, una musculosa blanca y luego un saco de hilo negro y unos guantes que hacían juego. Me mire nuevamente al espejo, sonriéndome, esta si era realmente yo. Me acerque más, peinándome y poniéndome un gancho en forma de moño a cuadros, negro y blanco, en la parte derecha de mi cabeza para dejar mi rostro despejado. Recordé el brillo que me había regalado Mecha, buscándolo en mi ropa de ayer y aplicándomelo en los labios una vez que lo encontré. Este le dio a mis labios un color que apenas rozaba el rojizo. Me sonreí nuevamente, realmente me sentía feliz el día de hoy. ¿Hacia cuanto que no estaba así de radiante?

Trate de contener otra sonrisa sin lograrlo. Baje apresuradamente las escaleras y me detuve junto a una ventana de la sala. La luna, que hoy se mostraba también de día, me cautivo totalmente y tuvieron que pasar unos segundos para que pudiera salir de su encanto. Genial, otro día mas en el que me costaría conciliar el sueño a la noche. Debía de haber dormido dos horas con suerte. Entre a la cocina, la luz solar reinaba en esta y la casa parecía totalmente vacía. Cato debía de seguir durmiendo, yo debía ser la única adolescente de dieciséis años capaz de levantarse apenas había salido el sol. ¿Qué hora debía ser? ¿Mas de las siete? Seguramente no, con suerte llegaría a esa hora.

Escuche un suave maullido detrás de mi y me di vuelta. Sol me miraba, sentada en el piso y con mi daga delante de ella. Casi me pregunte como había hecho ella para aparecer de la nada y con eso, pero jamás le encontraría sentido pensando que era gata de una bruja y que por lo tanto no era una gata normal. Me agache al lado de ella, tomando la daga y acariciándole la cabeza a tiempo que ronroneaba.

_ ¿Cómo diablos se supone que saldré a la calle con esto? –dije tomando mi daga

Sol se detuvo, mirándome fijamente con sus pupilas totalmente dilatadas y maullándome. Enseguida supe lo que quería que haga y comencé a pensar.

_ Hay un hechizo para eso... –dije intentando recordar- Pero no me acuerdo. Había uno, una palabra... ¡Ah! Diminuĕre.

Al instante el hechizo tuvo efecto y la daga se volvió del tamaño de un escarbadientes, lo suficientemente pequeña para que pudiera usarla como prendedor en el saco. Le sonreí a Sol, agradeciéndole por la ayuda y le dedique una última caricia antes de tomar una manzana y salir de la casa.

El sol se reflejaba sobre el pavimento dándome de pleno y si a esto agregábamos la presencia de la luna, estaba claro lo que ambos astros causaban en mí. Durante un momento no tuve idea de que hacer, la calle estaba totalmente vacía y el hechizo de la noche anterior se había ido por lo que volvía a mi caminar normal. Anduve calle abajo, disfrutando de los calidos rayos de sol sobre mi piel y tratando de localizar a Derek. Era un brujo, su presencia me resultaría inconfundible pero debería estar cerca para sentirlo. Me dirigí al centro del pueblo, sabiendo donde encontrar el único hotel decente que había por la zona. Supe que no me había equivocado cuando lo encontré a Derek en la puerta del hotel.

_ ¡Cumpliste! –exclamo enseguida al verme

_ Supongo que tenias razón, no se por que pero me siento mucho mejor –confesé y él me sonrió

_ Ellos no tienen ningún poder sobre ti y jamás les demuestres lo contrario –dijo dulcemente- Además eres demasiado linda como para no lucirlo.

_ Solo lo dices por que eres mi amigo –dije

_ Lo digo como amigo y como hombre. Dejando de lado toda belleza sobrenatural que puedas tener por que lo que eres, realmente eres muy linda –dijo él y vio que seguía comiendo la manzana- El fruto prohibido –bromeo casi riendo

_ Sea por la razón que sea, me encanta –dije- Por mas que sea el fruto prohibido.

_ Igualmente no era una manzana, yo se a que me refiero cuando digo que en ninguna parte especifican que el fruto prohibido era una manzana. No se de donde sacaron los humanos esa idea –dijo Derek

_ Sus creencias son muy primitivas y absurdas –dije- Tu no resistirías una hora mía de literatura, el profesor es un obsesionado con los libros fantásticos y es torturador.

_ Ya me imagino –dijo él con una mueca- La escuela debe ser torturadora para ti. Suerte que yo ya rendí y abandone la escuela.

_ Hey, no alardees que solo tienes dos años más que yo –refunfuñe y él rió pasándome un brazo por la espalda- Yo la estoy rindiendo como humano, no puedo aprovecharme y saltarme tres años como tu.

_ De hecho, no me salte ningún año –me corrigió Derek mientras caminábamos- La termine mientras tu estabas en el Bella Vista. Ahora estoy tranquilamente instalado en un departamento de Miami y ahí me quedare todo el tiempo que pueda. Además, a ti solo te queda este año y el próximo, no es tanto.

_ Aun así algunas clases son torturantes y no puedo hacer muestra completa de mi inteligencia –dije

_ ¿Y cual fue la peor nota que pudiste haber tenido? ¿Un A-? –Dijo él sarcásticamente y reí- No te hagas problema. Por cierto, creo que tu amigo del tejado tenía razón. A la noche vinieron dos personas a preguntar a recepción si había llegado un nuevo huésped. Estuve tres horas fuera antes de poder volver al hotel. Me buscaban pero no pude reconocerlos.

_ ¿Y no pudiste sentirlos? –pregunte

_ Estaba ocupado haciendo un hechizo para ocultar mi presencia que no le preste atención a mi don para saber que eran –respondió él

_ Entonces tendremos que confiar en Constantine por que él parece saber –dije por lo bajo

_ Es lo mas probable, pero estaré atento a cualquier presencia que sienta por mas mínima que sea –dijo Derek

Habíamos dado la vuelta al hotel, llegando al patio de este y atravesándolo hasta internarnos en parte del bosque. Era el único lugar seguro que teníamos, donde nadie pudiera vernos y pudiéramos ser nosotros mismos tranquilos sin tener que ocultar la magia. Aunque en realidad donde estábamos parecía ser como un segundo patio del hotel. Un enorme claro rodeado de árboles desde donde aun se podía distinguir el techo del hotel. Nos sentamos en el suelo, apoyándonos sobre el tronco de un gran árbol y ahí nos quedamos todo el tiempo posible.

_ Sabes una cosa, a veces temo por Nicholas, por lo que él pueda hacerte si te encuentra –confeso él

_ Pero ayer dijiste que no seria capaz de hacerme daño –dije

_ De eso estoy seguro –contesto Derek y luego suspiro- No te haría daño directamente, buscaría alguna otra forma y temo por que eso pueda herirte más de lo que él pretenda.

_ Yo impediré que él le haga daño a alguien que no sea yo –respondí

_ Ira tras tus compañeros de clase, tus amigos y hasta tu novio si es que tienes –continuó Derek

_ Nicholas no seria capaz de herir humanos y yo haré todo lo posible por que eso no suceda. Y además, no estoy saliendo con nadie y no hay nadie que me interese –dije

_ Ira tras el rubio de anoche sabiendo que te interesa –dijo Derek mirándome de soslayo- Lo torturara dentro de su cabeza hasta que el muchacho enloquezca.

_ Es un simple humano y Nicholas me torturaría mentalmente a mi antes de torturarlo a él –respondí- Lo único que me da miedo de él es ver en lo que se ha convertido y saber que fue por mi culpa.

_ Él te defendió por que te amaba, no es culpa tuya que Lucifer se haya descargado sobre él. Imagínate que hubiera pasado de no haber sido así, toda la ira de Lucifer ante tu negación hubiera caído sobre ti y pudiera haber hecho que desearas estar muerta en comparación con lo que te haría. Nicholas fue valiente, se enfrento a Él para defenderte y logro que salieras ilesa, pero a cambio él perdió su alma –dijo Derek y luego me miro tristemente- Sabes una cosa, cuando tu ibas a ingresar al Bella Vista yo lo fui a buscar a él y le dije que si te pasaba algo lo haría responsable. Supongo que no le creí cuando dijo que te cuidaría hasta con su alma.

_ A veces me pregunto si volverá a ser quien era –dije- Ambos cambiamos luego de lo sucedido y dudo que todo pudiera volver a ser como antes por mas que una parte de mi sigue estando enamorada de él.

_ Entonces ya no lo amas –dijo Derek

_ No lo sé –admití- No se lo que ahora siento hacia él pero se que ya no lo quiero como antes. No se que pasaría si nos volviéramos a ver y él no estuviera controlado por Lucifer.

_ ¿Te has enamorado de otro? –pregunto Derek

_ No lo sé, ya he olvidado lo que se siente ser amado y amar a alguien. Además amor es una palabra demasiado fuerte como para decírselo a otro. Él siempre me decía que amar era estar dispuesto a dar cualquier cosa por el ser amado, aun aunque esta te causara dolor a ti, ser capaz de entregarle tu alma al otro y que si este moría, tu también morías de algún modo por que era como si se llevara parte de tu alma consigo –dije tristemente- Siempre le creí cuando me decía que él seria capaz de entregar su alma por mi, pero jamás creí que eso podría pasar.

_ Pero al menos has que su ultima voluntad valga la pena –dije Derek y apoye mi cabeza sobre su hombro- Recuérdalo como se debe, no te olvides de él por lo que le ha pasado aun si ya no sientes lo mismo que antes por él y hagas lo que hagas, nunca te olvides que lo que él hizo, lo hizo por ti y por que te amaba realmente.

_ ¿Crees que ahora él haya vuelto con Diana? Estoy segura de que ella estaría más que feliz por ver en lo que se ha convertido –dije y Derek rió pasándome una mano por el cabello

_ Según Lucas, él esta más indiferente que antes con respecto a Diana. El hecho de que estén juntos en la misión de buscarte no significa que hayan vuelto, según le entendí a Lucas, le da igual lo que le suceda a tu hermana –dijo Derek- Al parecer algo bueno ha salido de todo esto.

_ Diana estará molesta –dije y también reí

_ Seguramente –contesto él- Antes de venir hacia aquí, pase por tu casa para saludar por noche de brujos y tu madre me dio de estos para que te traiga.

Él saco de su bolsillo una pequeña bolsa de tela que claramente tenia el toque de mi madre. Tiro del cordón para desatarla y abrirla y la extendió hacia mi. Quede totalmente fascinada al ver los miles de pedacitos blancos que había en el interior y no pude evitar pegar un gritito de alegría.

_ ¡Milsabores! –exclame y Derek asintió

_ No he tocado ni una, esa es toda una odisea pensando en lo rico que los hace tu madre –contesto él y entonces tomo uno y se lo llevo a la boca- ¡Mas que delicioso!

Tome uno de los pequeños pedacitos blancos y también me lo lleve a la boca. Los milsabores eran quizás la mejor golosina que podía existir. Apenas entraba en contacto con tu boca, esta tomaba el sabor que mas te gustaba aun si ni tu mismo lo conocías. Y no era solamente sabores de comida, podía ser desde cualquier cosa, desde el sabor de la brisa marina hasta el sabor de un beso de alguien. Sentí perfectamente el sabor de una magnifica fresa junto con su jugo en mi boca y la saboree todo lo que duro. Era cuestión de cual era tu gusto preferido en ese momento.

_ ¿Cuántos tienes? –pregunte

_ Me dio una bolsa para mi y una gran bolsa para ti –respondió él sonriendo- Si no abusas podrían durarte un mes, aunque lo dudo por como eres. En todo caso, cuando quieras más, encontrare el modo de enviártelos. No conozco a nadie que los cocine tan bien como tu madre.

_ Yo tampoco –dije y tome otro milsabores deleitándome nuevamente- De hecho, no puedo creer como estuve tanto tiempo sin comerlos. Son adictivos.

_ Los humanos consumen sus vidas con la droga, nosotros con los milsabores –dijo Derek riendo- Somos peor que un niño en una chocolatería.

_ Ni el chocolate se compara a esto –dije y tome otro- Dudo que con el chocolate puedas sentir el sabor de un copo de nieve.

_ O del aroma de los pinos –dije Derek tomando otro- O los aires de Venecia. Te juro que me es imposible escoger un sabor favorito.

_ Normalmente son los que mas se repiten –dije

Tome otro, deslizándolo suavemente dentro de mi boca y cerrando los ojos ante el placentero sabor. No era difícil reconocer de que sabor se trataba, era el sabor de un beso, y sinceramente, de uno irresistible. Era imposible no ceder ante el gusto pero no sabia de quien era este beso. No era el beso de un humano, de eso era de lo único que estaba segura, se sentía demasiado bien para serlo.

_ ¿De que es? –pregunto Derek

_ De un beso –dije aun saboreándolo en mi boca

_ ¿De quien? –dijo él

_ No lo sé –admití

El milsabores termino de consumirse totalmente en mi boca y lo lamente terriblemente. Necesitaba encontrar al propietario de ese beso, quería volver a sentirlo y si el milsabores había sido tan irreal no podía ni imaginar como seria viniendo directamente de esa persona.

_ Lo deseo –dije inconscientemente

_ Si, me ha pasado de comer una vez un milsabores y sentir algo así –dijo Derek- Pero hay demasiadas personas en el mundo, jamás podrías encontrar al propietario.

_ Es solo cuestión de tener suerte –dije mirándolo- Mi padre me dijo que cuando probó los milsabores, sintió el beso de mi madre y por mas que le llevo años volverlo a sentir y encontrarla a ella, pudo hacerlo.

_ ¿Estas segura de que no sabes de quien era el beso? –pregunto él y negué con la cabeza

_ Solo sé que deseo volver a sentirlo –dije y ambos nos sonreímos mutuamente

Algo interrumpió nuestro momento, captando totalmente nuestra atención y ambos fijamos la mirada del otro lado de donde estábamos sentados. La presencia resultaba ser suave, casi suave. Derek se levanto rápidamente, cerrando las manos en puño y mirando el arbusto de donde provenía la presencia de una bruja.

_ ¿Quién esta ahí? –exigió saber él

Vi como la cabeza de Camille se asomaba totalmente atemorizada y entonces yo también me puse en pie. Tome a Derek por el brazo para tranquilizarlo ya que enseguida él se había alterado por la presencia de una bruja. Pero Camille era buena, no le servia a Lucifer y yo confiaba en ella.

_ Derek, mírala bien, no hay oscuridad en sus ojos –dije suavemente y entonces él se relajo- Es solo una niñita y yo le dije ayer de que me buscara si lo deseaba.

_ Esta bien –dijo él

Camille salio lentamente de su escondite, vacilando al caminar hacia nosotros y también echándole una mirada de miedo a Derek. Me separe de Derek, acercándome unos pasos hasta la niñita y entonces ella corrió hasta llegar a mi y abrazarme fuertemente. No supe que hacer en ese momento, no sabía como reaccionar. Camille me abrazo aun más fuertemente y hundió su rostro en mi saco. Le pase una mano por el cabello, tratando de calmarla y sonriéndole.

_ Es un amigo, es bueno –dije

_ Es un brujo y hace unos segundos tenia la intención de atacarme –dijo ella levantando el rostro para mirarme y me quede totalmente atónita

_ Es solo por que creí que podías ser otra persona –dijo Derek, defendiéndose y acercándose un poco

_ Él no te hará nada. Es solo por que hay brujos malos que quieren hacerme daño y él solo me estaba protegiendo pensando que tú podías ser uno de ellos –dije y Camille me miro creyéndome

_ Tu eres buena, no se por que querrían hacerte daño –dijo ella y nuevamente me abrazo poniendo su cara de costado- Me protegiste ayer y se que siempre lo harás.

Recordé lo sucedido con Victoria. Yo no había hecho nada, simplemente hablar con ella para tratar de animarla. Camille finalmente se separo de mí y aunque miro a Derek aun desconfiando de él, al menos ya no le tenía miedo. Ella me parecía tan... pequeña. La veía de algún modo como un reflejo de mi, totalmente atemorizada y desconfiando de cada persona que veía. Quizás las dos juntas podríamos superar aquello que nos atormentaba. Tome un milsabores de la bolsa de Derek y se lo tendí a Camille.

_ ¿Quieres? –Pregunte- Son milsabores, te aseguro que no encontraras cosa mas rica.

_ ¿Qué es? –pregunto ella tomándolo y mirándolo con extrema curiosidad

_ Golosina de bruja –dije sonriendo y ella se lo llevo a la boca

_ ¡Mmm! Sabe como si hubiera mezclado todos mis caramelos preferidos en uno –exclamo ella casi saltando de alegría y luego me miro suplicante- ¿Puedo otro?

_ Claro que si –dije tomando dos, uno para mi y otro para ella

_ Son exquisitos. ¿Verdad? –Pregunto Derek y Camille asintió sonriendo- Que bueno que te gusten.

_ Gracias. Este sabia como a una nube –dijo ella

_ Son milsabores –le explique- Serán del gusto que mas pueda gustarte en el momento que los comas.

_ ¿Cómo te llamas? –pregunto ella

_ Soy Katherin. Y él es mi amigo, Derek –respondí

_ Perdona si no se tu nombre, pero es que Victoria siempre se refería a ti por otras palabras –dijo Camille, dudando- Ella te detesta.

_ No creí que podrías llegar a ser detestable –dijo Derek sonriendo- Excepto Diana, no conozco nadie capaz de odiarte.

_ Créeme que Victoria se acerca mucho a una versión humana de Diana –dije- Aunque no es nada comparada con la verdadera.

_ ¿Cómo es que él pudo pasar la barrera? –pregunto Camille

_ ¿Qué sabes respecto a ella? –pregunte

Ella no respondió ya que en ese momento empezó a sonar una melodía en el aire. Esta hubiera sido hermosa de no ser por que resultaba torturante. Los oídos me ardieron terriblemente y me lleve gritando las manos a la cabeza para taparlos. Oí el grito agudo que pego Camille, también tapándose los oídos y cayendo de rodillas al piso. La mire desesperada y luego a Derek, que también yacía gritando y tapándose los oídos. Este maldito ruido me estaba torturando terriblemente y pronto mis rodillas empezaron a flaquear. Me sostuve aun más las manos contra los oídos, tratando de evitar oírlo pero siéndome imposible. Era una flauta la que estaba sonando, de eso estaba segura y no entendía como una simple melodía podía causarme tanto dolor. Temí hasta que mis oídos llegaran a sangrar por la tortura y mire desesperada a los demás. Camille estaba desesperada, llorando y gritando en el suelo mientras se tapaba los oídos y Derek ya estaba de rodillas sin poder dejar de gritar desesperadamente que el sonido parase. No pude evitar pensar que yo era la que menos estaba sufriendo de los tres ya que aun podía mantenerme en pie y busque desesperadamente una salida. Tenia que detener esa canción, de un modo u otro tenia que hacer que parase. Jamás me había sucedido algo así y tenía que encontrar ya una manera de detenerlo.

Busque desesperada en mi memoria, había un hechizo que los profesores del Bella Vista siempre usaban para callar a los alumnos cuando se levantaba el murmullo. Pero no me era fácil pensar con esta melodía martillándome la cabeza y destruyéndome los oídos. Lo único que se repetía en mi mente era la palabra silencio. ¡Silencio, silencio, silencio! A tal punto que la palabra llego hasta mis labios.

_ ¡Silentĭum! –exclame

Se perdió todo ruido y estuvimos en el completo silencio. Veía como las copas de los árboles se movían a causa del viento pero no escuchaba el ruido, Derek se levanto del suelo y aun así no hubo sonido alguno, hasta intente hablar sin poder pronunciar un sonido. Me destape los oídos, mirando desorientada alrededor y ayudando a Camille a ponerse en pie. Ella me miro desesperada, diciendo algo pero tampoco hubo sonido alguno. Cualquier sonido que debía haber, no estaba, no se oía nada, todo era puro silencio. Pero al menos el atormentador sonido de la flauta había parado. Derek también me miraba desesperado, gritando algo pero sin sonido. No dejaba de señalarme constantemente, mirándome totalmente preocupado y alarmado. No comprendía a que se estaba refiriendo ni que estaba queriendo decirme. De hecho, estaba más desorientada que nunca. Pero no supe que quería decir hasta que segundos después todo el sonido pareció volver y entonces me sentí totalmente débil. Más allá, en alguna parte del bosque y a pocos árboles de aquí, graznaron unos pájaros negros y salieron volando. Ahí debió de estar quien tocaba la flauta y ahora partía al ver que le había ganado en cierto modo. Sonreí débilmente y entonces no pude más y caí. Enseguida Derek me sostuvo por detrás, evitando que cayera y mirándome totalmente alarmado.

_ ¡Tonta! No puedes hacer un hechizo tan fuerte y mucho menos sin la ayuda de tu elemento –dijo él totalmente preocupado y me levanto sosteniéndome contra él

_ Lo siento –respondí débilmente- No tuve tiempo de pensarlo.

_ No puedes esforzarte tanto sin alguna ayuda. Tienes suerte de que aun esta el efecto de la luna por que sino no se que hubiera pasado. ¿Sabes que puedes morir por sobre exigirte? –continuo él y reí débilmente ante la exageración, luego me sostuvo mas contra él apoyando su rostro sobre mi cabeza- La próxima vez piensa. Te quiero mucho –dijo besándome el cabello

_ ¿Esta bien? –Pregunto Camille tímidamente, acercándose y tomándome de la mano- No quiero que le pase nada.

_ No me pasara nada –dije hablando ya con gran esfuerzo

_ Será mejor que no hagas nada durante los próximos minutos, mejor ni hables, no debes esforzarte -dijo Derek y luego miro a Camille- Se pondrá bien. Solamente esta débil por el esfuerzo que hizo y totalmente agotada. No debes hacer un hechizo tan poderoso y de tan alto nivel sin tu elemento si no estas entrenada y capacitada para hacerlo.

Quise refunfuñar, defenderme, pero él enseguida me detuvo poniéndome dos dedos sobre mis labios para que no hablara. Lo castigue, cruzándome de brazos y girando la cabeza para no mirarlo mas aunque él se lo tomo en broma.

_ No nos quieren aquí, por eso hacen esto –dijo Camille

_ ¿Quiénes? –pregunto Derek

_ Los del Consejo –respondió Camille- Debemos irnos antes de que vengan aquí y decidan presentarse. Nos mataran.

_ ¿Pero por que? No hemos hecho nada –dijo Derek

_ Somos brujos, eso les basta –dijo Camille y luego se estremeció ligeramente mirándonos totalmente alarmada- El líder odia a los brujos, nos matara si nos ve, ni nos dará tiempo de respirar antes de tener su espada clavada en el pecho.

_ Entonces tenemos que irnos de aquí cuanto antes –dijo Derek- ¿A dónde?

_ Solo síganme –dijo ella

Ambos comenzaron a caminar y conforme pasaban los segundos me adormecía más. Quizás Derek tenía razón, no debería haber utilizado ese hechizo pero de otro modo la cosa hubiera empeorado. Derek me cargaba delante de él, dejando que mi cabeza colgara y pudiera clavar mi vista hacia atrás. Aun a pesar de los árboles creí haber visto a alguien o algo. Apenas si se acercaba un rostro que no pude distinguir ya que la vista también comenzaba a fallarme. Lo único que pude distinguir fue un destello plateado de la flauta y entonces me alarme al entrar en razón.

_ Non sequīre –dije casi sin voz

Derek me miro sin comprender, creyendo que yo había dicho algo y me pregunte que tan débil debió de ser mi voz para que ni él la oyera. Le sonreí débilmente, feliz de habernos asegurado, después le contaría cuando recuperara mis fuerzas. Finalmente cedí y me quede profundamente dormida. Mis oídos aun seguían zumbando por lo que había sucedido y no podía dejar de lado la terrible idea de haber visto esa flauta plateada antes.

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