Capitulo 17: Definitivamente algo imposible


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Volví a la casa de Cato dos horas después de la escuela. Ya desde abajo, mientras dejaba mis cosas y apoyaba las llaves sobre una mesada, podía escuchar a Cato cantar desde el baño. Su desafinada voz junto con los ruidos que escuchaba como si estuviera bailando en la ducha solo me sacaba una sonrisa. Debía admitir que a veces Cato me resultaba muy gracioso por más que solo fuera un simple humano. Me tome mi tiempo para revisar la correspondencia y ver en que podía ayudar. Sabía que esta noche él tenía una fiesta de año nuevo con sus compañeros de trabajo y no deseaba que él se tuviera que ocupar de la casa cuando volviera.

Mire dos veces hacia las escaleras para asegurarme de que Cato siguiera cantando y bailando en el baño antes de extender una mano frente a mí y soplar. Pareció como si cada mota de polvo que hubiera habido en la cocina se hubiera esfumado con ese simple acto. Sonreí y comencé a mover mis dedos mientras sonreía viendo como todo se guardaba en su lugar. Con el mismo aire juguetón me ocupe de hacer lo mismo con la sala de estar y el resto del piso inferior. Me apure al ver que Cato ya había terminado con su ducha y subí las escaleras justo a tiempo para encontrarme al hombre salir del baño en bata, aun cantando utilizando un cepillo como micrófono.

_ Parece que estas muy feliz ya que andas cantando en el baño –dije dedicándole una alegre sonrisa

_ Adoro año nuevo, no conozco mejor día del año –dijo él- Lo viejo queda en el pasado, lo nuevo es el futuro. Es cuestión de un segundo para que todo un año quede atrás y trescientos sesenta y cinco nuevos días te esperen junto con todo tipo de cosas posibles. El presente pasa a ser pasado, el futuro a ser presente y uno no debe hacer más que disfrutar del momento.

_ Muy poético de tu parte –dije y él me sonrió

_ Ya lo se, se debe notar mucho que estoy de muy buen humor. ¿No es así? –Dijo Cato y asentí- Ah, por cierto Kat, llego un paquete para ti. Lo deje arriba de tu cama. Me iré a cambiar, quiero lucir lo mejor posible para mi fiesta.

_ Tú siempre luces lo mejor posible –dije y le guiñe un ojo

La sonrisa de Cato simplemente se ensancho y él se ruborizo antes de encerrarse en su habitación. Reprimí una pequeña risa y luego entre a mi cuarto. Tal como había dicho Cato, ahí había dejado algo sobre mi cama. Una caja blanca, atada delicadamente con una cinta color verde agua y luciendo un hermoso y perfecto moño para adornarla me esperaba. Me acerque, mirándola con curiosidad y luego tomando la pequeña y blanca tarjeta que había.

“Disfrútalo, luego me lo agradeces. Créeme cuando te digo que con esto lo volverás loco.

Feliz Año Nuevo Kat,

Tu amigo Jude”

No pude evitar sonreír al imaginarme a Jude escribiendo aquello y deje la tarjeta a un lado. Mire el paquete aun con más curiosidad. Con delicadeza, tire de la cinta, desatando el hermoso moño y dejando la caja totalmente al descubierto. Quite la tapa con cuidado y la deje sobre la cama. Me lleve una mano a la boca ante el asombro y la fascinación. Por unos segundos me quede así. Sin saber que hacer, sin saber que pensar, sin hacer nada más que mirar totalmente absorta el contenido de la caja. Si, aquello no podía ser más que obra de Jude.

Tome con extrema suavidad y cariño el delicado vestido blanco que se encontraba en el interior. Lo sostuve delante de mí sin terminar de reaccionar. Era hermoso. Simple y delicado, de un blanco perfecto. Lo deposite con extremo cuidado sobre la cama sin nada más que decir o pensar. Parpadee varias veces, tratando de terminar de creer que aquello era real. Me quite un guante y recorrí la tela del vestido con la punta de mis dedos. Cerré los ojos y suspire mientras dejaba que su extrema suavidad me invadiera. Deje de mirarlo, sabiendo que la tentación podría conmigo y desearía ponérmelo por más que aun quedaran horas para la fiesta. Suspire dejando el hermoso y perfecto vestido a un lado. Un brillo llamo mi atención y mi vista volvió nuevamente al interior de la caja.

_ Jude, mira que eres increíble a veces –dije

Tape la caja nuevamente antes de que los preciosos zapatos que había dentro corrompieran mi poca voluntad. Puse el vestido sobre la caja y luego me eche sobre la cama. Aun me quedaban horas para la fiesta y aun así tenia mucho que hacer. Me quite el guante restante y suspire al ver mi mano aun vendada. La tristeza cruzo por mi mente sabiendo que aquella herida no se iría con facilidad. Había sido advertida sobre no usar armas benditas con la mano izquierda, aquí estaban las consecuencias. Al menos aquella herida no me estaba matando, o eso parecía. Lentamente comencé a quitarme la venda y en cuanto vi el primer pedazo de piel quemada me apresure a vendarme nuevamente. No, la situación no había mejorado y no podría seguir ocultando esta herida por mucho más tiempo.

Exactamente a las diez y media de la noche estuve frente a la casa de Victoria D´Alessandra Martinez. Me quede perpleja mirando lo que más bien parecía una mansión de una familia extremadamente lujosa y adinerada. Pero no podía esperar otra cosa de la chica más rica de la escuela, con su padre que era conductor de un noticiero.

Mi vestido caía casi hasta mis rodillas y se cernía a mi delgada y delicada figura casi como si fuese una media. Era blanco y perfecto, en otras palabras, hermoso. La tela era fina, delicada y extremadamente suave. Un tapado negro resguardaba mis desnudos brazos del frío y me brindaba un poco de calor. Pero aun así, el frío no era algo que sintiera fácilmente ya que mi temperatura era inferior a la normal. Mis guantes blancos parecían ir perfectamente a juego con aquel atuendo y las hermosas sandalias que Jude me había enviado también eran perfectas. No me molestaría en buscarles el truco mortal oculto, no esta noche. Estaba peinada y había atado parte de mis cabellos atrás de mi cabeza con un lazo blanco. Apenas si me había molestado esta noche en pintarme los labios con brillo, no me había maquillado mas.

_ Luces demasiado pura para ser quien dices ser –dijo alguien

Me di vuelta instintivamente al escuchar su voz a mis espaldas y Diana me sonrió maliciosamente. Ella como siempre estaba esplendida con un vestido quizás muy corto y negro, un perfecto maquillaje que no parecía lo excedido que era en realidad y sus labios resaltaban rojos como los pétalos de una rosa sobre su rostro. Aun así, sus ojos me miraban con odio y rencor provocando que casi me estremeciera. Le devolví una mirada desafiante y cruce los brazos delante de mi pecho.

_ ¿Qué haces aquí? –pregunte

_ Mi trabajo –dijo ella

_ ¿Qué? ¿No quitarme un ojo de encima y no dejarme tener una noche sin ti? –pregunte y ella arrugo la nariz

_ No es por eso que estoy aquí –dijo Diana y olfateo el aire- No eres tú a quien debo mantener vigilado. Ah, ese maldito olor ya esta en el aire, es una peste para mi.

_ Por que no tienes idea de lo repugnante que es tu aroma o el de tu señor para mí –dije y ella arrugo nuevamente la nariz

_ Eres tu la que esta hablando sin saber. Si ese maldito olor ya esta en el aire eso solo puede significar que anda cerca y mi trabajo es vigilarlo. Ahora, si no te importa hermanita, desearía no tener ningún inconveniente contigo esta noche –dijo ella y me fulmino con la mirada- Hazme quedar mal con mi Señor por no cumplir bien este trabajo y te corto la garganta aquí frente a todos.

_ Tranquila, te mataría primero –dije y le dedique una sonrisa, ella apretó los dientes

_ No dudo en que estés armada maldita zorra –dijo Diana y le eche una mirada de furia

_ Es gracias a gente como tu, que se cruza y amenaza mi vida a cada instante, que debo ir siempre armada –dije y ella sonrió con suficiencia

_ Aun así no tienes poderes –dijo ella y apreté los dientes- ¿Qué? ¿Creíste que no me daría cuenta? Por favor hermanita, se puede sentir desde metros de distancia que no tienes poderes. ¿Se puede saber que has hecho hermanita para terminar así? Solo muy pocos hechizos requieren de toda tu energía y te dejan sin poderes por días.

_ ¿Has pensado en que estamos rodeadas de humanos y tú andas hablando sin más? –pregunte tranquilamente

_ Ellos ven y oyen lo que yo quiera –dijo Diana seriamente y luego sonrió- En estos momento no están viendo mas que dos hermanas que se llevan perfectamente bien.

_ Eres detestable –dije

_ Gracias, no tienes idea de cuanto me esfuerzo para causar aquello en ti –dijo ella

_ Vete al infierno –dije

_ Después de ti hermanita –dijo Diana e hizo una reverencia burlona

_ No, después de ti –dije sonriendo e imitando su reverencia- Las ancianas primero.

Ella apretó los dientes y me echo una mirada de odio ya que detestaba que bromeara sobre su edad y luego partió. No pude evitar la sonrisa maliciosa que hubo en mi rostro cuando paso a mi lado y se perdió a mis espaldas. Reí tontamente al escucharla maldecir y me lleve una mano a la boca para ocultarlo.

_ Ni un minuto que llevo aquí y ya te veo peleando con tu hermana, creo que eso es un nuevo record –dijo

Me calle enseguida al reconocer su voz y me di media vuelta. Alex se me quedo mirando por un momento, casi boquiabierto, y enseguida baje la vista sintiendo como mis mejillas ardían. No supe exactamente en que momento él me tomo por la cintura y me atrajo casi de un modo desesperado para besarme. Disfrute de aquel beso igual o más que como disfrutaba cualquier otro. Y aun así, no pude reprimir una sonrisa aun contra sus labios sabiendo que aquel beso era por deseo. Aun si no podía tocarlo y saber lo que sentía, no necesitaba mi don para confirmarlo. Él mismo se había condenado de algún modo al compartirme la virtud de la intuición.

_ Me peleare más seguido con mi hermana si de ese modo tú apareces –dije y sonreí

_ ¿Ya te dije que odio y a la vez adoro cuando te vistes así? –dijo él y me volvió a besar

_ ¿Así como? –pregunte aun contra sus labios y él me atrajo mas

_ Así de modo que me haces dejar de pensar cuerdamente –susurro él en mi oído y sentí su sonrisa- De modo que me haces olvidarme lo que esta bien y lo que esta mal. Y ya no se si estoy en el infierno siendo manipulado al antojo de una bruja o estoy en el cielo disfrutando de lo que deseo.

Suspire ante el placer que me provocaba su fresco aliento acariciando mi piel y cerré los ojos. Sentí la punta de su nariz acariciar la curvatura de mi cuello y por un segundo me estremecí. Él rió aun contra mi piel y entonces finalmente me soltó. Una sonrisa burlona se extendió por su rostro y la alegría llego hasta el verde de sus ojos.

_ Tranquila, no soy un vampiro –dijo él

_ Pero aun así tienes el mismo encanto fatal en mi –dije

_ ¿Qué hace tu hermana aquí? –pregunto Alex

_ Ojala supiera. Creo que debe mantener vigilado a alguien pero sus respuestas últimamente no son muy específicas ni comprensibles que digamos –admití con una mueca

_ Ya veo. Será mejor que no haga nada esta noche, no quiero empezar el año con una pelea con ella por mas que aun quiero una revancha por lo de la ultima vez –dijo él

_ Por favor no –susurre tristemente- Todavía me duele el recuerdo de lo acontecido esa noche. No quiero que vuelva a pasar.

_ Pero aquí estoy frente a ti y en perfecto estado –dijo él, limpiándome las lagrimas de los ojos que ya empezaban a formarse ante el recuerdo- Olvídate del pasado, eso ya quedo atrás.

_ El pasado es lo que nos hace no cometer los mismos errores –dije

_ El pasado es lo que nos mantiene fijos y no nos permite avanzar –dijo Alex y me sonrió- En cuestión de horas será otro año. Por favor olvídate de todo lo que te atormento, de todos los momentos tristes que viviste este año.

_ No es tan simple –susurre y él se acerco mas a mi, acariciándome el rostro con dulzura

_ Es tan simple como tú permitas que lo sea –dijo Alex y sonrió- Ahora deja de estar triste y sonríe. Todo un nuevo año te espera y te prometo que no pasaras por lo mismo vivido este año otra vez.

Sonreí en ese momento y él me devolvió la sonrisa. No, jamás volvería a revivir todo lo ocurrido este año. Se debía admitir que Victoria sabía como dar buenas fiestas. Aunque teniendo todo el dinero que desearas a tu disposición, no había de que sorprenderse. Aun así, nada era capaz de compararse a las fiestas que daban los brujos. Pero para no ser más que una fiesta hecha por una humana, era esplendida. La sala de estar que parecía ser más grande que la casa de Cato resonaba totalmente con la música. La gente se divertía a pleno y había un reloj gigante digital, recientemente instalado en una pared, que mostraba el tiempo que faltaba para año nuevo.

No fue difícil encontrar a mis amigos humanos. Tampoco fue difícil reírse de los ridículos intentos de Victoria por captar la atención de alguno de los alados, como ellas les decían por las insignias que llevaban cada uno. Miguel permaneció melancólico, recostado contra una pared mientras apenas hablaba del vacío que sentía y suspiraba tristemente. Las chicas a su alrededor estaban totalmente cautivadas por él y no hacían mas que lamentarse y compadecerse de Miguel. Me hubiera parecido una escena graciosa de no saber que él realmente sufría. Hasta me preguntaba que estaba haciendo aquí. Pero aun así no podía hacer mas que sonreír ante la idea de ver a los cinco aquí.

Al principio se habían negado, ellos no acostumbraban mucho a relacionarse con humanos. Pero finalmente habían cedido y hasta Raphael había venido por mas que permaneciera solo, de brazos cruzados, y advirtiendo a cada una que lo miraba de que no se atreviera a hacerlo otra vez. Daniel andaba por ahí, rodeado de toda una multitud mientras presumía de su inteligencia y chicas de todos los años se peleaban por que fuera su tutor. Pude vislumbrar a Alex hablando con unos chicos de nuestro año y él me dedico una sonrisa antes de continuar con su charla.

_ Realmente has logrado lo imposible –dijo Nikky apareciendo a mi lado- Lastima que yo me mude ahora que ellos decidieron empezar a asistir a los eventos públicos. Jamás me olvidare todo lo sucedido desde que llegaste.

_ Desearía que no tuvieras que irte –dije pero aun así seguía estando feliz por el ambiente

_ Yo también, pero lo hecho ya esta hecho –dijo ella

_ ¿No estabas bailando con tu novio? –Pregunte- Creo que Kevin se pondrá molesto si le quito tu tiempo contigo.

_ Si, pero necesitaba preguntarte algo –dijo Nikky y la mire con curiosidad

_ ¿Qué? –dije y ella hizo un rápido movimiento con la cabeza para que me fijara en algo

_ ¿Aquella no es tu hermana? –pregunto

Enseguida me fije en lo que Nikky señalaba y prácticamente me quede boquiabierta. Si, aquella era mi hermana con su vestido negro extremadamente corto y ajustado, sentada sobre una mesa y cruzada de piernas de un modo muy provocador. Y el que estaba parado a un lado, discutiendo con ella con indiferencia pero aun así conservando la seriedad en su mirada era Gabriel. No lo hubiera creído de no haberlo visto, de hecho, hasta me costaba creerlo aun teniéndolo frente a mis ojos. Ambos hablaban indiferentemente pero aun así se notaba que no se llevaban muy bien. Hasta casi parecía visible el odio y rencor que ambos se tenían. Pero no podía esperar otra cosa. Diana jamás desperdiciaría la oportunidad de jugar con un hombre y Gabriel seguía molesto con ella por haberlo engañado. Suspire negándolo con la cabeza, al menos Diana estaba vigilada.

_ Si. Esa, es mi hermana –admití

_ Parece de la especie de Victoria –dijo Nikky

_ Créeme que Victoria no le llega ni a los talones a mi hermana –dije y entonces la mire- Será mejor que mantengas a tu novio alejado de ella si no quieres perderlo.

_ No creo que sea para tanto –dijo Nikky y se callo ante mi seria mirada

_ Hazme caso en lo que te digo o sino sufrirás –dije- Si se le acerca ella lo seducirá, se lo llevara de aquí, se acostara con él y luego te lo devolverá a la mañana siguiente con la excusa de que ella ha estado con mejores y él no es tan bueno. Créeme, ya la he visto hacer lo mismo muchas veces.

_ ¿Y tú? –pregunto Nikky

_ ¿Yo que? –Pregunte- No soy como mi hermana, no ando con un hombre diferente cada día.

_ No era a eso exactamente a lo que me refería –dijo ella y me echo una mirada significativa

_ No es de tu incumbencia –dije rápidamente y desvié la vista, ella sonrió

_ Tomo eso como un si –dijo Nikky aun sonriente- Por cierto, me encanta tu vestido. ¿De donde es?

_ Me lo envío un amigo que parece que ahora es diseñador –dije sonriendo

_ Te envidio, conoces a las mejores personas –refunfuño ella cruzándose de brazos y reí

_ Tu pronto te habrás mudado y vivirás junto a una celebridad –dije y Nikky recupero su sonrisa

_ Si, eso es genial. Quizás hasta podría cruzarme con Drake Williams –dijo ella prácticamente saltando de alegría y me paralice

_ Debe seguir con su gira mundial –dije rápidamente

Ella suspiro decepcionada. Realmente lo lamentaba, pero jamás permitiría que Nikky se acercara a ese sujeto. Era detestable y odioso, y ese maldito brujo le robaría el alma sin dudarlo. Si ese maldito servidor de Lucifer se atrevía a tocar a mi amiga, lo mataría sin dudarlo. Sonreí para mis adentros. Ahora que estaba entrenada, podría actuar y cubrir el asesinato de la más famosa y exitosa estrella de rock del momento.

_ Kathy, Kathy, Kathy –llamo alguien

Mi vista aun seguía perdida en el reloj marcando los quince minutos restantes para medianoche. La oscuridad reinaba el lugar y la música seguía resonando igual o más fuerte que antes. El descontrol se había apoderado totalmente de todo. Me di vuelta, buscando la portadora de esa voz aguda que hacia tanto no escuchaba.

_ ¡Aquí! –exclamo

Levante la vista, fijándome arriba de una biblioteca, como Camille estaba sentada ahí balanceando sus piernas. La pequeña niñita me dedico una dulce sonrisa. Mire a la dulce brujita y también le dedique una sonrisa. Ahí estaba sentada la única persona en ser una bruja normal que existía en todo este pueblo. Y aun así, siempre que veía a Camille, no podía evitar preguntarme que edad tendría ella realmente. Parecía tener menos de los doce años que ella decía tener.

_ ¿Qué haces ahí arriba? –Pregunte rápidamente- Bájate de ahí.

_ La mayoría de los humanos están ebrios –dijo ella- Estoy segura de que podría hacer aparecer un elefante en medio de la sala y ni lo notarían.

_ Bájate de ahí ahora mismo Camille –dije y ella negó con la cabeza

Solo entonces me fije mejor en ella. En su corto cabello pasándole las orejas totalmente alborotado. En la expresión tonta que había en su rostro y en sus ojos perdidos en alguna parte mientras ella se seguía balanceando. ¿O debería decir tambaleando? Ella tenía hipo, recién ahora me percataba. Y se balanceaba tontamente de un lado al otro sin tener el menor control de su cuerpo.

_ ¿Tomaste? –pregunte

_ Solo un poco que me dieron unas chicas de último año –dijo Camille

_ No es bueno que tomes –dije- Deberías saber la diferencia que hay entre que tu consumas alcohol y que ellas consuman alcohol.

_ Si, lo se –dijo Camille con voz de borracha- Pero un trago no hace mal a nadie. Además, he estado aquí arriba observando todo y no he hecho nada malo. ¡Me siento como en las nubes!

_ Camille, bájate de ahí ahora mismo. Te caerás y te harás daño –dije- Apenas si logras mantenerte algo estable. Si te caes, no aterrizaras de pie.

_ Pero es divertido estar aquí –dijo ella y suspire frustrada

_ ¡Tienes doce años! –Exclame- No deberías desperdiciar tu vida ya empezando a tomar a esta edad.

_ ¿Tu tomabas a mi edad katherin? –pregunto ella

_ Por supuesto que no –dije y eso pareció hacerla reaccionar

_ Esta bien, entonces no volveré a tomar el resto del año –dijo y se echo a reír- Pero el año ya termina, no tiene sentido lo que estoy diciendo. Las chicas afuera me dijeron que era divertido tomar, que te hacia sentir mejor. Luego de hacerlo sentí un... no se... ¡Oh, wow! Ya se que esta mal y una copa sola puede conmigo sobre todo por ser lo que soy. Pero no tienes de que preocuparte, mis poderes están perfectamente controlados.

_ No es cuestión de eso, es cuestión de que no debes tomar –dije

_ ¿Y que si tomo? –Pregunto ella y se tambaleo de modo que temí que se cayera- Puedo hacer lo que quiera. Yo puedo estar aquí sentada tranquilamente mirando todo, tú puedes estar parada ahí regañándome sin ninguna autoridad, Natalie puede andar ahí en el medio bailando sin sentido y el sujeto ese raro puede andar paseándose por el techo. ¿Pero sabes que? ¡Así es la vida!

_ Un momento –le interrumpí- ¿Sujeto raro?

_ Si, ese tipo medio oscuro que andaba parado en el techo –dijo Camille- Luego me regañas a mí por andar subida aquí. Ve a discutirle a él que anda en el techo y déjame en paz.

_ ¡Camille! –grite y ella se sobresalto- ¡Te necesito coherente por un minuto así que reacciona! ¿Quién era el sujeto raro?

_ Uno que se andaba paseando por el techo –dijo ella- No se bien. Creo que te estaba espiando a ti, o esas eran sus verdaderas intenciones según lo que percibo gracias a mi don. Pero no me escuches, seguramente son divagues tuyos.

_ ¿Cómo que me estaba espiando a mí? –pregunte alterada

_ Si –dijo ella casi como un grito triunfal y luego hizo una mueca- O eso creo. No lo se, quizás estaba espiando a tu novio. Es que ustedes dos justo estaban bailando cuando vi a ese sujeto raro. Pero sus intenciones eran de espiar. De eso estoy tan segura como de que la Tour Eiffel esta en Paris.

_ Maldición –masculle y me di vuelta

_ ¡Hey, Kathy! ¿Qué sucede? –exclamo Camille desde su posición

Ella se tambaleo nuevamente y finalmente se dejo caer a lo largo de la biblioteca pero la ignore. Lamentablemente, tenía otra prioridad en este momento. ¡Ni una noche normal podía tener! Si ese “sujeto raro” era quien yo creía que era, esto realmente no era posible. Se suponía que el encapuchado estaba herido y no lo vería durante un largo tiempo. ¿Y entonces quien demonios era aquel que se andaba paseando por el techo? Por que dudaba seriamente que alguno de los humanos fuera aquel y los ángeles aun estaban todos dentro.

Sentí la mirada de mi hermana clavada en mí y siguiéndome mientras cruzaba el salón hasta las puertas corredizas de cristal que daban al exterior. El patio trasero de la casa de Victoria era hermoso, debía admitirlo, pero no tuve tiempo de fijarme bien en él o apreciarlo. Apenas estuve fuera me gire y mi vista se clavo en el techo. Nada. Vacío. Absolutamente sin el rastro de alguna persona. Suspire y baje la vista, quizás ya me estaba volviendo paranoica. De pronto sentí una presencia y me tense, lista para cualquier cosa. Jamás había sentido aquella presencia, estaba segura. Era fresca, demasiado fresca de modo que un frío se calaba hasta mis huesos y me hacia estremecer. Me abrace a mi misma, deseando recuperar el abrigo del cual me había deshecho al entrar a la fiesta. Escuche la puerta abrirse y cerrarse otra vez. Reconocí al instante los zapatos de taco aguja que se acercaban hacia mí.

_ Lo has sentido también. ¿No es así? –dijo Diana y levante la vista para mirarla, ella estaba totalmente seria- Aquella presencia. Yo hasta puedo oler su detestable aroma. Te lo dije, es una peste.

_ ¿De quien hablas? –pregunte y ella se cruzo de brazos

_ ¿Qué haces aquí? –pregunto ella

_ Responde primero a mi pregunta –dije

_ No. Tu responde primero a mi pregunta –dijo ella haciendo énfasis en los pronombres- ¿Por qué estas afuera?

_ Me dijeron que había un sujeto raro paseándose por el techo –dije y la mire seriamente- Y que me estaba espiando.

_ No me sorprende –dijo Diana- Te daré un consejo hermanita, cuídate las espaldas ya que supongo que no estarás de mi lado cuando todo esto se desencadene.

_ No tengo idea de a que te refieres –dije

_ Tarde o temprano lo sabrás –dijo ella- Lamentablemente, ya que te conozco desde toda la vida hermanita, puedo determinar que será demasiado tarde para cuando te des cuenta.

_ Si en vez de confundirme aun más me ayudaras no habría problema –dije y ella rió

Ella pasó en ese momento a mi lado, incitándome con una mano a que la siguiera, y se hundió en el laberinto que había formado con arbustos en el patio. Debía admitirlo, la familia D´Alessandra Martinez en verdad era muy adinerada. Seguí a mi hermana por aquel laberinto sin quitarle el ojo de encima, no la dejaría partir sin que me dijera nada. Un frío helado corría entre los arbusto y me abrace a mi misma mientras me estremecía y mis dientes castañeaban. Diana simplemente reía mientras avanzaba con toda vitalidad. Finalmente se detuvo y giro su rostro al cielo, dejándose bañar por la luz de la luna y por las sensaciones que esta provocaba en ella.

_ Ah hermanita –dijo y suspiro de placer- Eres una necia, como siempre. Tu no tendrás tus poderes pero yo si y no tienes idea de lo deliciosa que esta la luna esta noche. ¿Por qué no tienes tus poderes Katherin?

_ No es de tu incumbencia –dije

_ Claro que lo es –dijo ella mientras giraba bajo la luz de la luna- Los primeros rayos del año son los mas exquisitos, no es normal que no tengas tus poderes. De hecho, es contra la ley y lo sabes.

_ No me importa –dije y ella me miro seriamente

_ Es una ley universal. No importa a quien sirvas, no importa cuales sean tus creencias o pensamientos. ¡Es contra la ley que un brujo pierda sus poderes entre el 20 de Diciembre y el 10 de Enero! –Exclamo ella en parte furiosa- Y es igual para todos los brujos, sin excepciones.

_ Siempre existe una primera vez –dije sonriendo y Diana me fulmino con la mirada

_ Esta mal lo que estas haciendo Katherin. No lo digo por que rompas la ley ni nada pero ahora estas débil y vulnerable –dijo ella y apretó los dientes- ¡Eres una tonta! Al menos dime que demonios vale tanto la pena como para quedarte así.

_ No lo entenderías –dije y mi sonrisa solo se ensancho- Jamás lo entenderías.

_ Has hecho un hechizo muy poderoso, por eso te has quedado sin poderes –dijo Diana y me miro seriamente- Sabes lo que eso significa. Mínimo quince días sin magia y mas dependiendo de que hechizo hayas hecho. ¡Tú siempre fuiste de hacer estupideces! Ahora dime: ¿Qué demonios harás si llegas a ser atacada?

_ Puedo defenderme perfectamente sin recurrir a la magia –dije y la mire- ¿Qué? ¿Acaso te preocupa lo que pueda pasarme?

_ En estos momentos eres igual o más débil que un humano –dijo ella

_ Pero no lo soy –dije y sonreí- Y no me importa mi estado, no podrás quitarme la felicidad que siento por lo que hice con nada.

Mi sonrisa solo se ensancho y eso solo pareció disgustarla más. ¿Acaso ella enserio estaba preocupada por mi? Por más que lo ocultara bajo esa molestia y odio que me tenía, sabia que así era. Ella estaba enojada. No por que hubiera roto una ley, sino por que estaba arriesgando todo de mí con lo que había hecho. Diana me fulmino una última vez desde donde estaba y luego partió. Se detuvo un segundo al pasar a mi lado y entonces me congele.

_ Hasta tu presencia ya no es la de una bruja –dijo ella- ¿Enserio vale tanto la pena lo que hiciste como para arriesgarte de este modo?

_ Estaré bien –dije

_ Ojala fuera tan fácil creerte pero sabes a lo que te arriesgas gracias a esto –dijo ella

_ ¿Interrumpo algo? –dijo una voz a mis espaldas

La molestia de Diana fue casi instantánea ante la interrupción que tuvo, a ella no le gustaban los espectadores. Aun así, no pude evitar sonreír con suficiencia ante su enfado y ella solo apretó los dientes. Ella le echo una mirada de odio a Alex antes de separarse de mí y continuar con su camino. Reí tenuemente y entonces escuche cuando ella se detuvo pasos detrás de mí.

_ Esta bien hermanita, sigue jugando con fuego pero terminaras por quemarte –dijo ella y me di vuelta- Ancora ingannando il maledetto angelo, cavaliere.

_ Ancora con il vostro gioco, strega –dije

_ ¡Eres una estúpida! –grito ella dándose vuelta, furiosa y con lagrimas en los ojos- ¿Acaso no te das cuenta de lo que estas haciendo? ¡Lo peor de todo es que luego seré yo quien tenga que cargar con la culpa por lo que pueda llegar a pasarte!

Ella cerró sus manos en puños y apretó los dientes para contener sus emociones y sus lágrimas antes de partir. Me quede helada sin poder pensar coherentemente, sin saber que hacer. ¿Había oído bien? ¿Ella enserio no deseaba que algo malo me pasara? No. Aquello no debía ser más que una ilusión. O quizás yo había malinterpretado su reacción y sus palabras. Quizás ella en realidad quería decir que luego la culparían por lo que me pudiera pasar y no que se sentiría culpable como si en realidad le preocupara mi bienestar. Sacudí la cabeza, no sabia que creer o pensar. ¡Era torturante no saber que creer! Me senté en el pequeño muro que también constituía parte del laberinto y suspire. Aquello ya había perdido toda lógica posible.

_ ¿Acaso debo interpretar aquello como preocupación de parte de tu hermana? –pregunto Alex apoyándose a un lado

_ No lo se, ella me confunde –dije y apoye mi cabeza sobre mis manos, suspire- Quizás... Tal vez eso si era preocupación por mi bienestar.

_ ¿Qué haces aquí afuera? –pregunto Alex

_ Camille me dijo que había un sujeto extraño caminando por el techo y espiándonos –dije e hice una mueca- Pero salí y no vi a nadie. Ella había tomado así que no se si lo que me dijo era real o no. Pero... Después... Cuando salí... Sentí una presencia. Una que nunca antes había sentido.

_ Fue una ilusión de Diana –dijo él de un modo cortante y lo mire sin comprender

_ ¿Cómo lo sabes? –pregunte

_ Por que yo también la sentí y te puedo asegurar que es imposible que fuera real. No más que una ilusión de tu hermana para molestar –dijo Alex

Lo mire. Esa seriedad que yo llegaba a odiar estaba grabada en su rostro. Apoye mi cabeza sobre su hombro y mi vista se perdió en el cielo nocturno. Las estrellas brillaban como si de plata se tratasen y no pude evitar sonreír al creer que cada una era como un alma, brillando e iluminando aun en la oscuridad. La luna era realmente hermosa esta noche y por un segundo me pregunte como se debía sentir estar bajo su influencia. No me importo, había dado mis poderes por una buena causa y ahora no me importaba el hecho de no poder sentir la influencia de la luna en mí esta noche.

_ Sabes una cosa, jamás creí que llegaría hasta estas alturas –dije y sonreí- Cuando estaba encerrada hasta me cuestionaba seriamente si podría sobrevivir cada día. Y luego... Luego también. Jamás imagine que podría terminar el año con vida.

_ Un minuto para año nuevo –dijo él y suspiro, también mirando al cielo- Ha sido un año extraño. ¿No es así?

_ Demasiado –susurre

_ Pero logramos sobrellevarlo –dijo él sonriéndome

Su dulce sonrisa basto para hacerme sonreír también. Me quite el guante de la mano derecha y permití que esta estuviera sobre la suya. Él tomo mi mano y entrelazo mis dedos con los suyos. A lo lejos, escuche a los demás contando, haciendo la cuenta regresiva. El sonido del reloj cuando marco la medianoche exacta pareció resonar por toda la manzana y no hice más que sonreír mientras veía mi mano junto con la de Alex. Él se acerco a mi y me levanto el rostro para mirarme directo a los ojos.

_ Feliz año nuevo Kat –susurro

_ Feliz año nuevo Alex –dije

Nos sonreímos mutuamente y luego él me beso. Sus labios rozaron ligeramente los míos del mismo modo en que me había besado la primera vez. Y aun así, seguía sintiéndolo igual de irreal. Demasiado sutil, demasiado delicado y aun así maravilloso. Y como aquella vez, tome su rostro entre mis manos y lo volví a acercar para disfrutar del roce. Él separo sus labios de los míos y sonrió, aun teniendo su frente apoyada contra la mía. Su mano acaricio tiernamente mi rostro, grabándome una sonrisa ante su calido tacto. Continuó así, acariciando la piel de mi rostro hasta entrelazar sus dedos con mi cabello. Él tiro del lazo que mantenía sujeto parte de mis cabellos y lo desato totalmente. Nuevamente acaricio mi rostro mientras volvía a besarme igual o con mas delicadeza. Alex me tomo suavemente por la cintura y luego me bajo de donde estaba sentada. Me acerco más a él y pase mis brazos alrededor de su cuello.

_ Estás hermosa esta noche –dijo él

Levanto una mano en el aire y me hizo dar una vuelta justo frente a él. Sonreí al girar, mostrando y luciendo mi blanco vestido. Le hice una reverencia cuando él me soltó y su sonrisa solo se ensancho, causando el mismo efecto en mí. Pero todo de él siempre me causaba una sonrisa. Su cabello color oro siempre despeinado, sus luminosos ojos verdes, esa sonrisa que yo tanto adoraba ver. ¿Cómo era posible que yo tuviera tanta suerte como para haberlo encontrado? Lo amaba mas que nada. Entonces, la tristeza me invadió al saber que yo le mentía y lo engañaba. Suspire al pararme correctamente y clave mi vista en el suelo, aquello no era justo.

De pronto sentí nuevamente aquella presencia y levante la vista, mirando alerta para todos lados. Algo me tomo por el cuello y entonces sentí el frío metal de uno de los faroles que iluminaban el jardín chocar contra mi espalda. El golpe me dolió terrible, me quito todo el aire de los pulmones y jadee.

_ Suelt...

El agarre entorno a mi cuello se cerró mas, dejándome sin poder hablar ni respirar. Gemí. Mala idea, perdí más aire. Mis manos estaban desesperadamente en mi cuello, tratando de deshacerse de la mano que me asfixiaba. Me tranquilice y maldije internamente el hecho de haberme quedado sin poderes. Ni siquiera debía de funcionar mi don y eso solo decía que estaba en serios problemas. Logre calmarme totalmente y dejar de estar tan alterada y entonces abrí los ojos, encontrándome con unos ojos color caramelo que me miraban totalmente furiosos y serios.

_ Deja de jugar con mi hermano –dijo él

Respirar dejo de ser una necesidad cuando escuche aquellas palabras. No, esto no podía ser posible, no podía ser real. Mire nuevamente al muchacho que me estaba sujetando. Los ojos de color miel, el cabello dorado opaco y corto, él apretaba los dientes mientras me seguía sujetando con una mano y apuntándome con un cuchillo en la otra. No, esto definitivamente era imposible, no podía ser más que alguna ilusión de Diana. Y sin embargo, algo me decía que Diana no tenía nada que ver con aquello. Mire desesperada a Alex, que estaba totalmente pálido y teniendo una mano sobre su cabeza, sujetándose de otro farol para ayudar a mantenerse en pie. Mi vista volvió a clavarse en quien me sujetaba.

_ Christ... –susurre

El muchacho me echo una mirada de odio al escuchar su nombre en mis labios. Lo mire casi de un modo suplicante, deseando que dejara de hacerme esto por que yo no seria capaz de atacarlo. Vi la vacilación por un segundo en sus ojos pero luego simplemente me sostuvo más fuerte, causando que la falta de aire comenzara a afectarme. No me sorprendía, él era un ángel y yo era una bruja para él. Esto era lo que en realidad debía pasar entre ambos seres, no lo que yo vivía a diario. Esta era la realidad, que cualquier ángel intentaría matar a cualquier brujo apenas lo viera. Y yo, yo debería estar intentando defenderme en vez de estar mirándolo casi de un modo suplicante, con los ojos humedecidos, queriendo que me soltara.

_ Suéltala –dijo Alex, vacilando al acercarse- Christ... Por favor, suéltala.

_ ¿Tienes idea de quien es ella Alexander? –Pregunto él y me miro con odio- Yo te conozco. Eras la novia del maldito ese que me encerró.

_ ¡Sé perfectamente quien es ella! –Exclamo Alex, molesto- ¡Ahora suéltala hermano!

Me quede helada ante aquello, hacia tiempo que no lo escuchaba tan molesto. El ángel que me estaba sujetando suspiro y finalmente me soltó. Caí al suelo, de rodillas, llevándome ambas manos a la garganta y tomando todo el aire como era posible. Mire hacia arriba, al muchacho que me miraba con mas que con desprecio y odio. Su hostilidad me hacia estremecer y me puse en pie sin dejar de mirarlo, temiendo que si le quitaba un segundo la vista de encima volvería a tomarme por el cuello.

_ Gracias por soltarme –susurre y él evito mirarme

_ Yo si fuera tú no me sentiría tan confiado –dijo Christ

_ ¿Enserio eres tu? –Pregunto Alex con la duda grabada en su rostro y luego la desesperación lo invadió- No. No puede ser posible. Han pasado siete años desde la última vez que te vi y se suponía que habías muerto. Esto... es imposible. No es más que una ilusión de Diana. ¡Tu estas muerto!

_ ¡Sigo con vida tonto! –exclamo Christ

_ Vaya, hasta suenas igual a mi hermano cuando se molestaba conmigo –dijo Alex y volvió a negar con la cabeza- No, pero esto no es real.

_ No es posible –susurre y Christ me echo una mirada de odio

_ No es probable, pero si es posible –me corrigió- ¿Acaso creyeron ustedes, los malditos brujos, que podrían mantenerme allí para siempre? No se que demonios buscaban ustedes de mi, pero como ves, escape. Ahora, hazme un favor y bórrate de mi vista antes de que decida matarte.

Retrocedí un paso y maldije internamente. No importaba si esto era real o no, no estaba en una buena situación. Jamás seria capaz de atacarlo por más que él parecía dispuesto a matarme. Y el hecho de no tener poderes solamente empeoraba la situación dejándome sin posibilidades de no atacarlo. Si Christ enserio me atacaba, tendría que defenderme y sin poderes. Y, claramente, estaba en desventaja. Diana tenía razón, en estos momentos era igual o mas débil que una humana.

_ Ella esta de nuestro lado, no pertenece a la Secta ni es malvada –dijo Alex

_ Eso no cambia el hecho de que es una bruja –dijo Christ- Escuche suficiente como para saber que no debes fiarte de ella. Esta maldita y es una traidora.

_ No tienes modo de saber sobre mí –dije y él sonrió fugazmente

_ Estuve encerrado siete malditos años en el Instituto gracias a tu ex-novio –dijo él

_ Eso es imposible –dije

_ ¡No! El maldito de Nicholas Devang me dejo bajo las órdenes de Lucifer y este me dejo bajo el mando de la mano izquierda suya. Me encerró en una celda diciendo que deseaba probarme. Tuve que esperar hasta que el maldito apareciera herido y totalmente vulnerable para poder aprovechar y escapar –dijo Christ y luego sonrió- Pero no creas que no me vengare por aquello. Se molestara mucho si una de las fichas mas importantes de su juego quedara eliminada pero lo cierto es que no veo la diferencia entre que sigas con vida o que te mate.

Retrocedí instantáneamente al saber sus intenciones. Igual o más débil que una humana, aquello había dicho Diana. Pero algo de fuerza física debía quedarme. ¿O no? Podría correr, saltar, intentar escapar. ¿Pero cuantas posibilidades tenía contra un ángel? No quise ni pensarlo, temía la respuesta. Respire hondamente, tratando de concentrarme y no entrar en pánico.

_ Detente –exclamo Alex y luego bajo el tono- Ya te he dicho que ella es buena, no tienes por que matarla.

_ Ya veo lo que esta pasando –dijo Christ, meditándolo por un segundo y luego miro a su hermano- No me has escuchado ni me has obedecido. ¿No es así Alexander? –dijo él y Alex se quedo duro- Si, eso es. Todo el tiempo que estuvimos juntos te dije cientos de veces que no debías acercarte a los brujos, que estos tratarían de engañarte de cualquier modo posible y que una vez que caías en el engaño ya era demasiado tarde. Pero tú, terco como eres, te has acercado a ella y has caído como un crédulo. Pero a fin de cuentas, supongo que tenía razón cuando te dije aquella vez que eras un débil. Te doblas muy fácilmente ante lo que da lastima. El niño perdido, el pájaro muerto, la bruja a quien todos perseguían...

_ ¿Qué? –susurre

Sentí como el alma se me cayó a los pies. No, no deseaba creer eso que acababa de oír. Negué con la cabeza y retrocedí otro paso, alejándome más de Christ. Tome el sol de mi collar con una mano, tratando de encontrar alguna fuerza a la cual aferrarme. ¿Lastima? No, yo no daba lastima, Alex no se había acercado a mi por lastima o al menos de eso trataba de convencerme a mi misma. Mire a Alex desesperadamente, pidiendo de algún modo alguna explicación, pero él solamente evito mi mirada y clavo su vista tristemente en el suelo. Sentí como mi corazón tembló ante aquel acto y temblé por el frío que me recorrió.

_ Perfecto, ya que no hay ninguna objeción –dijo Christ volviendo a apuntarme con su cuchillo

Cerré los ojos fuertemente, casi esperando que el helado filo me cortara la garganta o me atravesara el pecho. El miedo que sentía ante el hecho de morir era grande, pero no se comparaba para nada con el dolor interno que sentía en este mismo momento por lo que había oído. Espere que él me atacara, después de todo, la única persona presente capaz de evitarlo no parecía que fuera a hacer nada y eso solo me destrozaba. Pero nada pasó, ningún cuchillo me cortó, mi vida no se termino. Abrí los ojos sorprendida, mirando a un Christ parado frente a mí con la mirada perdida y los ojos opacos.

_ Te dije que no debías quedarte sin poderes ahora –dijo Diana apareciendo caminando a un lado- ¡Mira lo que me has hecho hacer! Me mataran cuando sepan que desobedecí mis órdenes y estoy usando mi don para crearle una ilusión a una persona que no debería. ¡Pero tú eres una tonta! Apuesto a que tu novio no te dijo que en estas fechas los ángeles son más poderosos y por eso un brujo no debe quedarse sin poderes.

Mire a Alex nuevamente. Sabía que Diana no podía crearle una ilusión individual a él, que seguía consciente puesto que el don de ella no le afectaba a menos que fuera una ilusión general. Pero él seguía evitando mi mirada. ¿Pero que diferencia había entra la vida y la muerte, si la persona que yo amaba ahora parecía que solo me quería por lastima? Sentí mis ojos humedecerse y la tristeza me invadió, pero contuve las lagrimas a toda costa. Mire a mi hermana, ella estaba seria, enojada por mi imprudente comportamiento.

_ Perdona –susurre tristemente- No, no me lo dijo. Gracias Di. ¿Entonces todo esto es real y no es una ilusión?

_ ¡Pues claro que es real! –Exclamo ella- ¿Por qué demonios crees que estoy aquí sino para vigilar a este ángel? Te lo estuve diciendo toda la mañana. Christ Engel no debería estar aquí. Ahora vete antes de que él te mate. Dudo demasiado que logre salir de mi ilusión pero no lo entretendré por todo el tiempo. Ya he desobedecido mis órdenes por ti y ojala que mi Señor no se entere o me matara.

_ Nuevamente, gracias –susurre, aun triste

_ Vete de aquí Kat. No se por que habrás vuelto cuando la pasabas mejor allá pero no puedo permitir que pierdas la vida. Vuelve antes de que salgas herida, o aun peor, de que te quedes tal como estas para siempre –dijo ella

Esa simple idea me hizo estremecer. Ya bastante mal estaba en mi estado actual, no quería imaginar el resto de mi vida así. Mire a Diana pero ella solo me miro fríamente, confirmándome que ella estaba diciendo una verdad y no una mentira. Aun contra mis propios deseos, tuve que aceptar que ella tenia razón y aquel no era el lugar adecuado para mi. Suspire y clave mi vista en el suelo.

_ Esta bien –dije por lo bajo- Me vuelvo.

Ella asintió tan solo una vez. Suspire nuevamente y me di vuelta, ya dispuesta a partir. Apenas si di cinco pasos, con la vista clavada tristemente en el suelo, y una mano me detuvo. Me quede quieta al sentir su calida mano tomarme por la muñeca y detenerme. Mi respiración se corto automáticamente y entonces levante la cabeza. Trate de zafarme de su agarre pero me resulto imposible, su mano no estaba dispuesta a soltarme y dejarme partir.

_ Por favor, no te vayas –susurro él

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