Archive for enero 2011

Capitulo 28: Volviendo al infierno


.

La música sonaba extremadamente fuerte, el viento golpeaba contra mi rostro y se entretenía jugando con mis cabellos. El sol reinaba desde el cielo completamente azul esta mañana iluminando todo el día. La simple carretera estaba totalmente vacía, los pastizales pasaban extremadamente rápido a nuestro lado y se desdibujaban totalmente por la velocidad. Arregle mi minifalda negra y extremadamente corta una ultima vez, aun no podía creer que realmente estaría haciendo esto. No podía creer que nuevamente estuviera portando el uniforme del Bella Vista.

_ Representa el alma envuelta por la oscuridad –dijo Zachary desde el asiento trasero

_ ¿Qué? –pregunte

_ El uniforme del Bella Vista representa el alma envuelta por la oscuridad, toda prenda negra excepto por la camisa blanca –repitió él aun conservando aquella aparente molestia- Aun sigo sin creer que haya aceptado esto.

_ Míralo de este modo, es una misión casi suicida. Si algo sale mal, todos terminaremos muertos –dijo Nicholas- ¿Después de todo no es eso lo que siempre deseaste?

_ Nada tiene por que salir mal –dije tranquilamente

_ Aun así –dijo Nicholas

Él simplemente continuo conduciendo, pisando el pedal a fondo y aumentando la velocidad cuanto podía. El letrero señalando la velocidad máxima paso como un rayo junto a nosotros y reí al imaginarme por cuantos kilómetros la debíamos de haber superado. Adoraba como el viento chocaba contra mi rostro y la fresca sensación que este me causaba. Después de todo, había sido una buena idea escoger el nuevo descapotable rojo de Nicholas de entre todos los autos que él tenia. Y aun así, estaba disfrutando estos pocos minutos sabiendo que después ya no lo haría. Catorce días tenia, catorce días para estar en el Bella Vista y encontrar a Alex antes de huir. Solo había una oportunidad y si fallábamos, luego no habría vuelta atrás. Debíamos actuar rápido y antes del día que Christ creería si deseábamos tomarlo por sorpresa y salirnos con la nuestra. Pero para eso, también necesitábamos estar en nuestras mejores condiciones y eso incluía el día de luna llena. Hice una mueca, ese día no solo nosotros estaríamos en nuestro mejor estado sino que todos los brujos también.

_ Tranquila, estaremos bien –dijo Nicholas

_ Si por bien quieres decir que estaremos en el mismo infierno te creo –dijo Zachary y Nicholas lo fulmino con la mirada desde el espejo retrovisor

_ Estaremos bien –repitió- Y sino, todos sabemos que la muerte no es una mala opción. Tu deseas morir, a mi no me deben quedar muchos días considerando que cada vez me cuesta mas controlarme y ella por mas que no lo admita, prefiere la muerte a la otra opción posible. Pero si la menciono, comenzara a negarlo rotundamente terca como es.

_ No sé que tengas en mente pero la muerte no es una opción que me tiente mucho –dije

¿Realmente prefieres seguir viviendo si fallamos y el ángel muere? –pregunto él

Me quede helada y sin aire al escuchar aquella pregunta en mi mente. Trague con dificultad y sacudí la cabeza. No, no teníamos por que fallar y él no tenia por que morir. Mire a un lado y mi vista se perdió en el espejo retrovisor. Podía ver perfectamente la imagen de Zachary sentado en el asiento trasero, portando también el uniforme del Bella Vista. Nicholas acelero cuanto pudo y mas de modo que la manecilla que marcaba los kilómetros llego totalmente del otro lado del tablero. El viento chocaba violentamente contra mi rostro y no me provocaba más que placer. Vi la fugaz sonrisa de Nicholas antes de que chocáramos contra un muro invisible. Cerré fuertemente los ojos.

Y entonces, entonces ya no estábamos mas en aquella carretera totalmente desierta. Abrí los ojos cuando Nicholas recobro una velocidad normal para ver los grandes y verdes pastizales que se extendían a nuestro lado. Mire de un modo casi aburrido las instalaciones del Bella Vista que ya podían verse. Suspire y apoye mi cabeza sobre mi mano, otra vez en este maldito agujero del demonio. Zachary parecía darle tanta importancia como a cualquier otra cosa y a diferencia de nosotros dos, Nicholas parecía en cierto modo complacido de volver. No me sorprendía, dejando de lado el asunto de su alma él siempre había adorado la vida de brujo.

_ Esto será torturante –dijo Zachary

_ Para ti todo es torturante –dije

_ Serán solamente unos días, no una eternidad –dijo Nicholas

_ La próxima vez elegiré yo el modo de venir –dijo Zachary molesto y se cruzo de brazos- No pienso vivir nuevamente aquello.

_ ¿Acaso no te gusta la velocidad? –pregunte sonriendo

_ A los tontos alados les gusta la velocidad, a mi no –dijo él y no pude evitar reír- ¿Acaso es necesario tan fuerte música?

_ No seria divertido sino –dijo Nicholas- Una entrada tiene que tener perfectamente su estilo.

Nicholas sonrió una última vez antes de hacer que el reproductor pasara a la siguiente canción y subir aun más el volumen. Sonreí al reconocer al instante la canción y su sonrisa solo se ensancho más. Lo hubiera creído realmente feliz de saber que aquello era imposible y él ya no sentía sentimiento alguno. A él le encantaba esta canción al igual que la banda que la interpretaba, desde que lo conocía que aquella había sido su canción favorita. Y aun así, no podía evitar cuestionarme si ahora se sentiría igual que todas las otras veces que la había escuchado o diferente gracias a su falta de alma. Suspire, no me importaba si él merecía aquel castigo o no, me dolía saber que vivía sin un alma y que mucho tiempo no le debía quedar.

_ Perfecto, y ahora la rematas con Shoot to Thrill –dijo Zachary y puso los ojos en blanco

_ ¿Tenias alguna duda? –Pregunto Nicholas aun sonriendo- I'm like evil, I get under your skin...

_ Just like a bomb that's ready to blow –continue y él me sonrió

_ Because I'm illegal, I got everything that all you women might need to know –dijo Nicholas

En un segundo pasamos bajo el arco de la entrada y Nicholas detuvo el vehiculo frente al elegante y prestigioso Instituto. No le di importancia alguna al magnifico establecimiento que teníamos a un lado, realmente no deseaba estar aquí. Abrí la puerta y mis zapatos de tacón tocaron el suelo hecho de piedras. Nicholas se bajo del otro lado y rápidamente se dirigió a la parte trasera para abrir el baúl. Él cargo mi bolso mientras yo caminaba delante directo hacia la entrada. Todos los alumnos que había cerca se quedaron atónitos mirando, ellos sabían quien era. Los ignore totalmente y cruce la majestuosa entrada sin más.

¿Te encuentras bien? –pregunto Nicholas

Es tan solo un maldito Instituto, puedo soportar unos días aquí –dije y él suspiro

No tienes idea de cuanto odio tener que traerte de nuevo frente a las garras de Lucifer –dijo él

Tú no me obligaste a nada, fui yo la que te pidió que me traigas y sabes que hubiera terminado aquí de un modo u otro con o sin tu intervención –dije

¿Dices ya no sentir nada por el ángel y vuelves al lugar que mas odias y mas temes en el mundo solo para sacarlo de aquí? –dijo él y aquello me helo la sangre pero no lo demostré- Gatita, los dos sabemos que tu no hubieras vuelto a este lugar por nada del mundo.

No le respondí, lo ignore. Jamás le admitiría que yo realmente me había atrevido a venir solo para sacar a Alex. Pero lamentablemente, Nicholas tenía razón. Mi pasado en este lugar solo me provocaba terror y trataba de no recordarlo a toda costa para no desear salir huyendo. Pero de un modo u otro, no serviría de nada, yo realmente no deseaba estar aquí. Respire hondo y trate de calmarme. Catorce días, solo dos semanas y no tendría que volver nunca mas.

Aun así –dijo él

Le hubiera respondido al instante, le hubiera dicho que no era así de no ser por que me choque con alguien y al instante me detuve. Me quede helada al levantar la vista y cruzarme con la cruel sonrisa de Christ. Sentí como la sangre huía de mi rostro, no había esperado encontrármelo tan rápido. Pero ahora que él sabia, quien sabía como, que yo conocía su identidad, ya no valía la pena que siguiera ocultándose. Trague con dificultad, menos de un día le había tomado saber lo que había sucedido entre los ángeles y yo. Saber lo que habíamos averiguado y habíamos dicho de hacer.

_ Buenos días –dijo él y no pude evitar quedarme prendida de su felina mirada- Olvida todo lo vivido el último año.

Por un momento me sentí mareada y casi perdí el equilibrio. Me lleve una mano a la cabeza, sin saber exactamente que me estaba pasando. Levante la vista y mire con curiosidad al muchacho que tenia delante, jamás lo había visto por aquí en todos estos meses que llevaba en el Bella Vista. Quizás debía ser un nuevo alumno o algo por el estilo. Era más alto que yo y claramente tenía varios años de más. Sus felinos ojos color miel volvieron a adoptar una apariencia normal. ¿Qué hacia yo ahí frente a él? Claramente era mas hermoso que cualquier brujo que hubiera conocido y no tarde en deducir que debía tener un puesto importante entre los servidores de Lucifer. Su cabello era de un color dorado opaco y le caía casi hasta sus ojos, una maliciosa sonrisa típica de un brujo estaba grabada en su rostro. A diferencia de mi, él no portaba el uniforme del Bella Vista, estaba totalmente vestido de negro y no tenia la camisa blanca sino negra. Arrugue la nariz al sentir el intenso aroma a rosas que tenia, aquel olor siempre me había resultado detestable por alguna razón.

_ Buenos días –dijo él educadamente- Tu debes ser Katherin Strega. ¿No es así? Es un placer conocerte.

_ Igualmente –dije y le dedique una sonrisa- ¿Y tu eres?

_ Dime simplemente Christ –dijo él tomando mi mano enguantada y besándola

Mire con curiosidad mi mano enguantada una vez que él la soltó. ¿Desde cuando yo usaba guantes? Nunca antes los había usado a menos que nevara o hiciera un frío extremo. Me quede helada al ver lo pálida que era mi piel. ¿Qué? ¿Cuándo me había pasado aquello? Mi tono de piel no era crema sino bronceado y sin embargo era aquel pálido color el que estaba viendo ahora mismo. Levante la vista, mirando al muchacho y casi deseando que me diera alguna explicación.

_ ¿Te sientes bien? –pregunto él

_ Si. Es solo que... –dude nuevamente al ver mi piel y baje la mano- Nada, déjalo. ¿Eres nuevo por aquí?

_ Se podría decir –dijo él con total naturalidad

_ Maldición –dijo Nicholas

Él paso a mi lado y me tomo por el brazo, tirando de mí y obligándome a caminar, alejándome de Christ. Me di vuelta y mire al muchacho sin saber por que Nicholas había interrumpido de aquel modo y casi deseando poder darle una explicación, o simplemente poder quedarme hablando con él. Christ me dedico una sonrisa antes de darse vuelta y partir en el sentido contrario. Nicholas tiro mas fuertemente de mí, obligándome a seguirlo. Lo mire con curiosidad. ¿Desde cuando él era así? Parecía realmente furioso, lo notaba en como su mandíbula estaba tensa y apretaba los dientes. Él tiraba de mí con una mano mientras que con la otra cargaba un bolso. Finalmente se detuvo y me soltó. Me puse frente a él, mirándolo con mas incertidumbre y tratando de saber lo que le sucedía.

_ ¿Te sientes bien? –Pregunte- ¿Por qué el bolso? ¿Acaso nos vamos de vacaciones otra vez?

_ Katherin, no nos vamos de vacaciones, acabamos de llegar –dijo él y reí

_ ¿Bromeas? –Dije- Estamos aquí desde hace meses.

_ Katherin, no recuerdas nada –dijo él frustrado

_ ¿Qué no recuerdo que? –Dije y reí nuevamente- Recuerdo perfectamente todo. Sé quien soy, que estoy en el Bella Vista desde hace más de un año y que tú eres la persona de la cual estoy enamorada.

Él sacudió la cabeza, negándolo. ¿Y ahora que demonios le sucedía? Nicholas realmente a veces podía llegar a serme totalmente incomprensible. Jamás lo había visto así. Me acerque a él y tome su rostro entre mis manos, acercándolo aun más. Y aun así, la desesperación seguía grabada en sus azulinos ojos. Él realmente parecía agitado. Lo acerque mas, sintiendo ya como su cabello me rozaba el rostro y su respiración contra mi piel.

_ Katherin, no –dijo él

_ ¿Por qué? –Susurre- Te quiero y no hay ninguna autoridad cerca. Serás la mano derecha de Lucifer y yo una simple estudiante pero aun así. ¿Acaso ya no puedo besarte?

_ Katherin... –dijo él

_ ¿Por qué? –repetí

_ No soy la persona que amas –dijo él y reí

_ ¿Acaso estas loco? –dije y reí nuevamente

_ No Katherin, suéltame –dijo él- Por favor, realmente no quieres hacer esto.

Lo mire totalmente confundida mientras él continuaba respirando agitadamente. Tomo mi mano y en un segundo se deshizo rápidamente de mi guante, tirándolo a un lado. No me permitió que lo tocara, me detuvo por la muñeca y tomo totalmente el control de mi mano. En un instante la apoyo contra mi mejilla y quede perpleja ante lo baja que era mi temperatura. Sentí como mis piernas fallaban. ¿Qué era lo que le había pasado a mi color y también a mi temperatura?

_ Recordāri –dijo él

En menos de un segundo todo pasó frente a mí y mire a Nicholas sintiéndome totalmente fatal por lo que casi había hecho. Él sonrió al ver que había recordado todo y me soltó, alejándose dos pasos. Me agache y recogí mi guante del suelo, tratando de que el pánico no me invadiera al ver lo fácil que podía caer gracias al don de Christ. Nuevamente me puse el guante y mire a Nicholas, deseando pedirle mil disculpas y deseando mas que nada matar a la mano izquierda de Lucifer por lo que me había hecho.

_ Lo lamento –dije al instante

_ No ha sido tu culpa –dijo él- No tienes nada por que lamentarte.

Por ahora dejemos que Christ siga creyendo que su truco funciono perfectamente –continuo él en mi mente- Aquello será lo mejor. Aunque realmente no hubieras recordado nada de no ser por que tu don se basa en el recuerdo. Aquello es bueno.

Basto una simple frase para que olvidara todo –dije

Y basto un simple toque tuyo y un hechizo para que lo recordaras –dijo él- Gatita, tu don se basa en el recuerdo, no importa lo que haga él no podrá hacerte olvidar. Podrás vencer su don fácilmente si vuelve a intentar lo mismo. Tan solo tendrás que tocarte e invocar el hechizo del recuerdo.

¿Y como demonios pretendes que me haga un hechizo de recuerdo si no recuerdo nada y por lo tanto no sé que he olvidado algo? –pregunte molesta y él rió

No lo sé –dijo tranquilamente- Pero te conozco, yo sé que encontraras de algún modo u otro el método.

Nicholas, esto es más que un simple examen práctico del Bella Vista al cual sacarle el truco –dije

_ Lo sé –dijo él y se acero a mi de modo que su aliento me golpeo totalmente en el rostro cuando hablo, dejándome totalmente helada- Y si no permito que te me acerques es por tu bien, no por otra cosa. Ya no tendré sentimiento alguno pero mi mente se sigue negando a dejarte partir.

Él sonrió fugazmente antes de alejarse nuevamente y partir. Me quede atónita, hacia mucho tiempo que no lo tenía tan cerca. Quizás demasiado. Me costaba recordar la ultima vez que había sentido su aliento casi embriagador golpear de aquel modo contra la piel de mi rostro. ¿Y que diablos había querido decir con aquello? ¿Cómo era posible que no permitiera que me acercara solo por mi bien? Con aquello tan solo me causaba mal, yo realmente deseaba estar cerca de él por más que ya no lo amase como antes. Suspire dolida. Cuanto desearía que él sintiera algo por más mínimo que fuera, que volviera a tener una porción de sentimiento de lo que alguna vez había tenido. No era justo que hubiera terminado sin alma por mi culpa, me sentía terriblemente responsable de aquello. Y aun así, lo que mas me torturaba, era saber que su muerte estaba próxima a menos que él decidiera tomar al menos energía vital de alguien. Pero Nicholas ya lo había dejado en claro, no lo haría bajo ningún concepto sin importarle si su vida realmente dependía de ello.

Sentí como mi corazón tembló ligeramente ante aquella verdad. Me di vuelta y lo vi caminando casi al fondo del pasillo. Lo alcance casi corriendo y le sonreí a mi pesar cuando él me miro. Casi no me importo el hecho de que él seguramente conocía mi dolor y mi pesar, trataría de no mostrárselo y al menos revivirle algo de sentimiento antes de que muriera.

_ Te dejare en tu habitación, seguramente ya tendrás tu horario ahí –dijo él mientras caminaba- Tendrás el resto del día libre, mañana empiezas las clases nuevamente. Yo no estaré, tengo que hacer algo en administración. Por cierto, me dijeron que hay materias nuevas.

_ ¿Qué clase de materias? –pregunte y él hizo una mueca

_ Ninguna que seguramente te vaya a gustar –fue lo único que dijo

_ ¿Tan malas pueden ser? –pregunte

_ No hablo por mí ni por Zachary, nos parecerán iguales que a los demás estudiantes y se puede decir que casi las disfrutaremos –dijo él- Pero dudo mucho que tú lo tomes igual. Lo lamento mucho gatita, realmente no creo que te vayan a gustar pero ya sabes como son las cosas. Hay que saber sobre el supuesto enemigo.

_ ¿Quieres decir que...? –dije

No pude terminar la pregunta, trague con dificultad al saber a que se refería. Me sentí palidecer aun más y él asintió de un modo casi imperceptible. Lo mire de soslayo solo para confirmarlo. Por más que él tratara de ocultarlo en mi presencia, había cierta sonrisa maliciosa en su rostro respecto a ese tema. No me sorprendía, era un brujo, estaba en su naturaleza aquello. Trate de reprimir la reacción que aquella revelación casi macabra me producía. Después de todo Nicholas tenia razón, había que saber sobre el supuesto enemigo. ¡Pero traducido al lugar actual, aquello significaba clases sobre ángeles! No quise ni pensar en lo que seguramente darían por clase, no quería sentarme a escuchar a un servidor de Lucifer hablar sobre ellos.

Nicholas me dejo en mi habitación tal como había dicho antes de entregarme mi bolso y partir. Realmente las habitaciones del Bella Vista seguían siendo iguales que como las había conocido. Aun conservaban aquel estilo que hacia recordar a la habitación de algún palacio de hacia décadas. Deje el bolso a un lado, ignorando todo el lujo extremo que me rodeaba. Yo realmente no deseaba estar ahí por más maravilloso que fuera a simple vista. Al instante abrí las grandes cortinas para que un poco de luz solar entrara por el gran y antiguo ventanal. La luz filtrándose a través del vidrio me dio de pleno en el rostro y solté un suspiro casi de placer. Realmente lo hubiera disfrutado más de no ser por todos los asuntos que me acosaban. Mi dolor interno amenazaba a cada segundo con volver de solo pensar en Alex pero no podía evitarlo y mucho menos la gran preocupación que sentía por él.

Tome el bolso, dispuesta a desempacar. Saque la gran pila de libros que utilizaría de nuevo en clases y que Nicholas se había dispuesto a conseguir. Hice una mueca, realmente me parecía un desperdicio haberlos obtenido solo por catorce días pero nuestra farsa no debía tener ningún error. Rebusque entre toda la ropa hasta dar con mis pequeñas botitas de cuero y suspirar de alivio de saber que estaban ahí. Me fije en la mesa de noche y me sentí palidecer al ver el sobre que ahí estaba. Lo tome y lo abrí con una mano casi temblorosa, esperando que mi intuición estuviera equivocada. Pero lamentablemente, sabía que así no era. No le di importancia alguna a la elegante carta del Instituto Bella Vista dando la bienvenida, directamente tome mi nuevo horario y mis manos se crisparon al leerlo. ¡Maldita clase de angelología! Y algo me hacia saber que habría especial atención en mi en aquella clase. No me resultaría raro que el director estuviera al tanto de mi relación con los ángeles.

Cerré los ojos y respire profundamente. Me jure con solemnidad que no los delataría ni respondería nada con la verdad, que seria la peor alumna en esa clase. Tanto, que el profesor me odiaría. Sonreí triunfal, el profesor preferiría suicidarse antes que ver alguno de mis trabajos. Y para mi suerte, yo sabia perfectamente que tenia que responder para que fuera exactamente todo lo contrario.

Cinco días en un internado podían llegar a ser torturantes, interminables y eternos si uno no quiere estar ahí. Y aun mas si ese internado era el mismo Instituto Bella Vista, escuela que daba lugar a los brujos mas oscuros y poderosos que existían en el mundo y que le habían jurado lealtad a Lucifer o estaban a punto de hacerlo. Cinco días realmente torturantes e interminables, y aun mas si a eso se le agregaba mi horario de clases y las diferentes pruebas, tanto practicas como teóricas, que estábamos teniendo últimamente. ¿Cómo era posible que el 40% de las materias que tenía fueran sobre ángeles? Definitivamente alguien se había ocupado de anotarme en todas las clases que había sobre ángeles en este Instituto para sacarme la mayor información posible. Aunque realmente aquella persona se estaba llevando una gran decepción si lo que pretendía era aquello.

Suspire al ver la terrible nota del examen en mi mano y casi tuve ganas de reír. ¿Desde cuando era posible que yo sacara una nota totalmente nula? Realmente este examen daba lastima, vergüenza. ¡Y encima había sido de opción múltiple y no había puesto ninguna bien! Fingí dolor al ver mi examen cuando otros alumnos pasaron frente a mí y luego recobre mi burlona sonrisa una vez estuve nuevamente sola en el pasillo.

Toque tan solo dos veces antes de abrir la puerta y entrar a la habitación. Zachary no había perdido tiempo alguno y había aprovechado totalmente el uso libre e indiscriminado de la magia para hacer todo lo que se le canto de su habitación. ¿Cómo un brujo podía robar tantas cosas en cinco días? Perdí la cuenta de los objetos nuevos que Zachary adquiría por supuesta honestidad cada día. Él estaba junto con Nicholas sentado en el suelo, ambos riendo a carcajadas. Los mire apenas de soslayo antes de dirigirme al mini refrigerador que Zachary tenia ahí.

_ ¿Acaso puedo saber de que hablan? –pregunte

_ Cosas de hombre –dijo Nicholas

_ Ah, comprendo –dije con indiferencia mientras abría el mini refrigerador- ¿Autos? ¿Deportes? ¿Sexo?

_ Un poco de todo –dijo Zachary tranquilamente- Sobre todo del tercero.

Tome una bebida helada del mini refrigerador y lo cerré con el pie. Me puse en pie y me apoye contra la pared, clavando mi vista en los dos brujos que seguían mirándose como si de cómplices se tratasen. Destape la botella de cristal y rápidamente me la lleve a la boca, disfrutando plenamente la helada gaseosa. Baje la botella, aun teniendo mi vista clavada en ambos brujos, mirándolos casi con indiferencia. Puse los ojos en blanco.

_ No se por que no me sorprende –dije

_ No lo creo –dijo Zachary

_ ¿Ya te hablo Nicholas de sus noches en Italia? –dije con cierta sonrisa maliciosa mirando a Zachary- Deberías preguntarle. ¿Cuál fue tu record Nicholas? ¿Trece mujeres en una noche?

_ No lo puedo evitar –dijo Nicholas sonriendo ampliamente- Soy todo un maestro y el brujo mas codiciado de todos.

_ Soberbio –murmure y puse los ojos en blanco

_ Aun así no es de él precisamente que estábamos hablando –dijo Zachary y su sonrisa burlona solo se ensancho- ¿Dime Katherin, quien es mejor? ¿Un ángel o un brujo?

Nicholas al instante se hecho a reír a carcajadas ya que su acto había sido descubierto. Apreté los dientes y lo mire con odio. ¡Maldito brujo! Me abalance sobre él pero no hice mas que caer contra el suelo. En un segundo Nicholas se había movido como una sombra por la habitación y había terminado exactamente del otro lado, lo más lejos posible como siempre. Lo mire furiosa mientras él seguía riendo y Zachary hacia exactamente lo mismo. Respire hondo tres veces antes de calmarme finalmente pero aun así eso no elimino las ganas que ahora tenia de ahorcarlo.

_ Vuelve a revisar mis pensamientos y te mato –dije

_ ¿Entonces no me responderás? –dijo Zachary en cierto modo desilusionado

_ Tranquilo, yo te responderé en lugar de ella –dijo Nicholas sonriendo maliciosamente

_ Ni se te ocurra –le advertí

_ Non dirò niente gattina –dijo él y me sonrio- E non so la risposta.

Él me sonrió casi con dulzura antes de partir y dejarme totalmente en blanco. Lo vi partir de la habitación con aquella sonrisa totalmente dulce que jamás le había visto en toda mi vida. ¿Qué? ¿Qué demonios era lo que le andaba sucediendo? Zachary suspiro tristemente y clavo la mirada a un lado. Lo mire por un segundo, viendo el dolor que había en su rostro. Me lleve una mano al pecho y tome mi collar entre mis dedos, preocupándome totalmente por lo que pudiera estar pasando.

_ Sabe que no le queda mucho –dijo él y sentí mi corazón detenerse- Me dijo que últimamente le cuesta controlarse mas que antes. Dice que lo perdones, pero que no cree que continúe vivo para cuando tengamos que salir de aquí.

_ ¿Qué? –dije en un susurro totalmente dolida y él evito mi mirada

_ Katherin, hace demasiado tiempo que vive sin alma alguna –dijo Zachary- Lastima, el poco tiempo que llegue a conocerlo resulto ser un brujo genial. Aunque muy tonto y noble como para negarse a salvar su vida solo por no robarle algo a los demás.

_ Por favor dime que todo esto no es cierto –dije casi en un modo suplicante- Zachary, por favor, esto no puede estar pasando.

_ Su control ha empeorado, dentro de poco ya no podrá resistirlo mas y terminara por morirse –dijo Zachary- Es la realidad Katherin. No sabe si resistirá los próximos diez días. ¿No te has dado cuenta que cada vez interpone mas distancia entre él y nosotros? Eso es por que nuestras almas lo tientan. Bueno, si se supone que yo aun conservo mi alma por que sinceramente no la siento. Pero Kat, es el destino que él eligió y no puedes hacer nada para cambiarlo.

_ No quiero que se muera –susurre

_ No hay modo de evitarlo mientras él se siga negando a tomar la única escapatoria –dijo él

_ ¿Y que puedo hacer? –pregunte y él suspiro

_ No lo sé, tendrías que preguntárselo a él –respondió Zachary tranquilamente

Él se hundió de hombros como si esta no fuera más que otra charla cotidiana y tomo un libro que tenia a un lado para retomar la lectura. Me apoye contra la pared y me deje caer al suelo, totalmente en estado de shock. No podía ser que a Nicholas le quedaran solamente días, no podía imaginarme que seria de mi si él moría. Me negaba a creer que aquello pasaría. Mire mi piel totalmente blanca y como mi mano temblaba ligeramente. No, tenía que haber una solución. Nicholas no podía simplemente haberse dado por vencido y esperar paciente su muerte. Una lagrima rodó por mi mejilla, el dolor ya se hacia presente por mas que aun faltara tiempo. ¿Acaso era por aquella razón que él siempre se mantenía alejado de mí? ¿Para que mi alma no lo tentase de un modo incontrolable? No me importaba si mi alma corría peligro o no, yo quería al menos abrazarlo una última vez. Volver a sentir otra vez su cuerpo contra el mío, su calida temperatura, su embriagador aroma. Mis ojos lentamente se iban llenando de lágrimas ante la desesperación, no quería que nada le pasase.

Sacudí la cabeza repetidas veces, negándolo, sintiendo como las lagrimas continuaban cayendo por mis mejillas hasta dar con el suelo. Ahogue mis penas en la gaseosa y una vez terminada arroje la botella fuertemente contra una pared de modo que esta se estrello y se partió en mil pedazos. Zachary pareció ignorar totalmente el tema pero tampoco me importaba mucho, la impotencia que en este momento sentía era increíble. La tristeza rápidamente había desaparecido siendo reemplazada por la impotencia y la furia por no poder hacer nada. Me limpie las lagrimas de los ojos molesta conmigo misma y me puse en pie. Salí de la habitación tratando de eliminar aquellos oscuros pensamientos de mi cabeza, lo último que me faltaba era que Nicholas los viera. Quería llegar a mi habitación y poder estar sola y en paz, dejar que mi mente vagara sin rumbo alguno y sin peligro de que alguien luego la viera.

_ Realmente lamentables tus resultados –dijo alguien

Me quede helada al reconocer aquella voz en el pasillo. Y aun más fue mi pánico al ver que estaba totalmente sola con él, que no había nadie más que nosotros dos. Trague con dificultad antes de darme vuelta y mirar a Christ. Él sonrió maliciosamente, aun estando apoyado en esa cómoda pose suya contra la pared. Andaba jugando con una rosa entre sus manos, quitándole los pétalos uno a uno y dejándolos caer en el suelo. Trague con dificultad al imaginarme como él jugaba de ese modo también con las personas, quitándoles todo hasta no dejarles nada.

_ Me decepcionas Katherin, hace años que no veía una nota tan mala –dijo él

_ Mis calificaciones no son de tu incumbencia –dije

_ Pues claro que lo son, después de todo yo estoy a cargo de este Instituto al igual que el director –dijo él- Y tus calificaciones, lamento decirlo, dan pena. Esperaba algo mucho mejor de ti Katherin pero veo que no me serás útil para lo que tenia en mente. Dile a Nicholas que es en vano que te haga recordar, te haré olvidar tantas veces como sea necesario. Claro, a menos que estés dispuesta a colaborar.

_ No sé lo que quieres –dije y él se puso en pie, parándose frente a mí y sonriendo

_ Quiero que hagas lo que yo quiero –dijo él

Clave mi vista a un lado al instante al tenerlo frente a mí, evitando su mirada totalmente. Pero aun así no sirvió de nada. Christ tomo mi rostro por la barbilla y me obligo a mirarlo directamente a los ojos. Por más que lo intente fue en vano, al instante quede prendida y totalmente hipnotizada por esa felina mirada. Su sonrisa solo se ensancho al ver que había caído bajo su poder y entonces hablo.

_ Me responderás solamente con la verdad –dijo él y asentí totalmente contra mi voluntad- ¿Sigues enamorada de Alexander?

_ Si –dije automáticamente, las palabras salieron sin que las hubiera deseado y su sonrisa solo se ensancho

_ Entonces escucha muy bien. Por cada día que pase y tus calificaciones sigan empeorando, lo torturare aun mas –dijo Christ y mi sangre se congelo por mas que no hice movimiento alguno, su sonrisa maliciosa solo se ensancho mas- Que gusto que lo hayas entendido, espero ver mejores calificaciones.

_ Por favor no me obligues a esto –dije

_ Es que no entiendes Katherin, te estoy dando a elegir –dijo él sonriendo- Es tu decisión que hacer. Comienza a responder correctamente en los exámenes si esperas que lo que dije no suceda y mira que yo cumplo con mi palabra.

_ No es justo –susurre y él rió

_ ¿Cuántas veces debo repetirte gatita que la vida no es justa? –dijo él y sus dedos rozaron mi mejilla, por mas que quise moverme no pude hacer movimiento alguno

_ Suéltame –dije

_ ¿Por qué? ¿Acaso no te gusta que la mano de un ángel te toque? –dijo él

_ No eres específicamente un ángel –dije- De hecho, no sé ni siquiera si podría considerarte ángel. Un ángel no seria así, un ángel no pecaría de soberbia, un ángel no torturaría a su hermano y un ángel no le vendería su alma a Lucifer. Tú no eres un ángel, eres peor que un demonio.

_ Yo creo que tienes mayores cosas por las cuales preocuparte antes de si yo soy un ángel o no. ¿Cómo esta el imbécil de mi ex-compañero que eligió vivir sin alma a seguir sirviéndole al príncipe de la oscuridad? –Dijo Christ y sentí el dolor invadirme- ¿Cuántos días le quedan?

_ ¿Por qué me haces esto? –Dije- ¿Por qué me torturas de este modo? Primero Alex, luego Nicholas. ¿Qué mas falta? ¿Lastimaras a todos los que conozco solo para obtener lo que deseas de mí? Has hecho que mis amigos desconfiaran de mi, que me destrozaran totalmente el corazón y ahora te degustas con este nuevo sufrimiento mío. ¿Realmente no tienes nada mejor que hacer?

_ Podría ir a quemar el tiempo con tu hermana pero ya me canse de ella –dijo Christ

_ No tengo hermana –dije

_ Entonces somos más similares de lo que crees por que yo tampoco tengo hermano –dijo él

_ No tenemos nada de similar –dije

_ Yo empecé odiando a Alexander Katherin, y aquí termine –dijo él- ¿Y tu? ¿Qué es lo que piensas respecto a Diana? ¿Acaso no estas siguiendo los mismos pasos que yo? Piénsalo bien. Una pelea, una separación. ¿Después que sigue? ¿Un intento de homicidio que quizás resulte triunfal y termine en muerte o tendrás mala suerte como yo de creer haberlo logrado y que no sea cierto?

_ No seré como tu –dije totalmente en blanco

_ No podrás seguir negándolo por mucho tiempo –dijo él

_ No seré como tu –repetí

_ Avísame cuando realmente lo creas –dijo Christ

Él rió de un modo que casi me hizo estremecer antes de soltarme y finalmente liberarme de su encanto. Christ continuó caminando tranquilamente por el pasillo, dejándome totalmente sola y con ese insoportable aroma a rosas detrás de él. No quería creer que tenia razón, realmente no deseaba hacerlo. Pero como siempre sucedía, sus palabras eran más que creíbles para mí. Esas palabras me torturaron durante los siguientes días. Días en los que Christ se negó totalmente a volver a jugar con mi memoria y no borrarla solo para que recordase aquella tortura.

Y a aquello debía agregarle el hecho de mi preocupación por Nicholas. Con cada instante que pasaba, él me alteraba más. Ahora ya eran totalmente escasos los momentos en que podía estar con él en la misma habitación, en los que no había cierta perturbación grabada en su rostro o no se apresuraba por partir. Supe que el tiempo se estaba agotando rápidamente cuando aquella tortura en su rostro pasó a ser permanente por más que él tratara de negarlo.

Otro examen. ¿Qué tan difícil puede ser? –dijo él

Lo mire al otro lado de la sala, ya ni siquiera una mirada me dedicaba. Suspire y volví a clavar mi vista en la hoja que tenia delante. Las amenazas de Christ seguían frescas en mi cabeza. O mis calificaciones mejoraban, o Alex sufriría mas por cada día que pasase. Pero mejorar mis calificaciones significaba compartir mis conocimientos con Christ y aquello no era bueno. El examen dedicado al tema de los dones delante de mí me aterraba en cierto modo. Cerré los ojos y respire hondo antes de comenzar a responder correctamente todas las preguntas. Necesitaba aumentar mis calificaciones urgentemente si deseaba que nada mas le sucediese a Alex. No quería imaginar lo que Christ era capaz de hacerle.

Trate en todo momento de no pensar que estas respuestas serian directamente leídas por Christ para saber lo mismo que yo y el lápiz se cayó de mi mano cuando leí la última pregunta. Con mucho cuidado me agache y lo volví a recoger para estar nuevamente frente a la terrible pregunta. Un don, solamente ese preguntaban, y específicamente en propio. Esa era mi única ventaja, el único punto que Christ no había logrado saber de ningún modo. Mi mano temblaba ligeramente, sabia que esa pregunta había sido específicamente puesta ahí. ¿Y si mentía? No, no serviría de nada. Christ se ocuparía de comprobar mis respuestas mediante algún conjuro que mostrara si eran ciertas o no. ¿Y entonces que? ¿Decirle que mi don se basaba en el recuerdo?

¡No lo hagas! –exclamo Nicholas al instante

Lo siento –dije

Vacilante, mi mano escribió sobre la hoja respondiendo finalmente la última pregunta sobre cual era mi don. Casi podía sentir los ojos de Christ clavados en mí, espiándome desde algún lado y recordándome constantemente que sus torturas hacia su hermano dependían de mis calificaciones. Suspire una vez termine y enseguida la sonrisa triunfal de Christ apareció en mi mente. Me puse en pie y entregue la hoja. El profesor sonrió complacido al ver el pesar en mi rostro y deducir por ende que había respondido con la verdad todas las preguntas. No me sorprendía que el cómplice de Christ estuviera al tanto de todo.

Salí del aula tratando de que el dolor no me ganase. Ser extorsionada por Christ definitivamente era terrible. O respondía con sinceridad en los exámenes y por lo tanto compartía mis conocimientos con él, o torturaría más a Alex por cada lamentable calificación que sacase. En menos de un minuto corrí como una sombra por los pasillos y salí al exterior. Sonreí al sentir los rayos del sol darme de pleno en el rostro y deje escapar un suspiro casi de placer. Camine tan solo unos segundos, sintiendo la grava bajo mis botas y sonriendo. Finalmente, me deje caer en medio de la zona dominada por las flores encantadas.

Las susurradoras rápidamente se ocuparon de hacer llegar cualquier dialogo que estuviera cerca hasta mi. Aquellas flores del color del vino, bien frágiles y delicadas con la forma de un capullo solo se dedicaban a eso. A oír todo lo que estuviera cerca y repetirlo entre ellas. Los cientos de susurros me dormían en cierto modo. A mis pies, las rasguñadoras me hacían cosquillas. Sus pétalos tan afilados como una cuchilla se paseaban por mi piel y con la punta de sus capullos amarillos me mordían ligeramente provocándome cosquillas que me arrebatan alguna risita que otra. Sacudí apenas los pies, consiguiendo que las rasguñadoras se alejasen y dejaran de jugar con toda piel que tuviera al descubierto. El campo lleno de flores se extendía delante de mi hasta llegar a un pequeño descampado y luego el oscuro bosque. Suspire, toda la hermosura que tenia delante no era mas que una farsa. Fije mi vista más lejos, en las flores de cristal que había varios metros delante de mí y en sus líquidos contenidos de colores. Quizás era la flor más hermosa que estuviera en este campo pero también la más mortal. Después de todo, cualquier flor en este lugar era capaz de asesinar tranquilamente.

Y hablando de flores... Arrugue la nariz al sentir el intenso y detestable aroma a rosas. Casi ni preste atención a los pasos que se detuvieron junto a mi, ni levante la vista para verlo. Lo ignore totalmente, no deseaba mas dolor por mas que sabia que seria en vano intentarlo. Después de todo, él no parecía dispuesto a dejarme descansar en paz sino que más bien deseaba aumentar mi dolor hasta el extremo.

_ Vete de aquí, por favor –dije

_ Estoy en todo derecho a estar aquí, no hay nada que me lo prohíba –dijo Christ y puso una hoja delante de mi- Felicitaciones, excelente calificación.

_ ¿Acaso no te conformas con mi dolor? ¿Tienes que venir también a echármelo en cara? –Dije- Yo cumplí con mi parte del trato, espero que ahora tú también cumplas con la tuya.

_ Y lo hice, no soy yo el que lo esta torturando en este momento –dijo Christ

_ Es tu hermano. ¿Por qué le haces esto? –Dije indignada y suspire- Alex realmente te quería. Sonreía al recordarte y hablar de ti por mas del dolor que le traía creer que estabas muerto. ¿Dónde lo tienes?

_ Tú ya lo sabes. ¿Para que preguntas? –Dijo Christ- Te aseguro que cualquier intento que hagas por rescatarlo será en vano. Además, ¿Para que deseas salvarlo? ¿Acaso no piensas que merece aquel castigo? Recuerda el dolor que él te causo.

_ Ese dolor lo causaste tú –dije y él hizo un sonido de negación

_ Yo no obligue a Alexander a fingir quererte por lastima y mucho menos a olvidarte tan simplemente con una sola y rápida decisión –dijo él

Mi alma se partió en dos ante aquellas palabras. Una lágrima traicionera salió de mis ojos. Aquí estaba la confirmación de lo que yo tan solo había supuesto todos estos meses. Alex ya se había olvidado completamente de mí. Sentí como el dolor y la tristeza volvían, como mi corazón quedaba más destrozado si aquello era posible. Una parte de mi lo odio, lo culpo por este gran dolor que ahora cargaba. Y entonces la desesperación se unió a los demás sentimientos cuando me di cuenta que una parte de mi casi deseaba que siguiera sufriendo. Sacudí la cabeza repetidas veces, tratando de que el pánico no me invadiera. No, yo no tenia por que desearle sufrimiento. Lo encontraría y lo sacaría solo por que sus amigos me lo habían pedido y luego lo volvería a borrar de mi vida.

_ No, pero tu te ocupaste de que todo saliera así –dije- No me importa lo que tengas para decir, todo esto ha sido tu culpa y no sigas usando tu don para hacerme creer cualquier palabra que digas.

_ ¿Es a causa de mi don o de que es la pura verdad? –dijo Christ y cerré los ojos

_ A causa de tu don –dije aunque fue mas para mi misma

_ Entonces repítelo pero esta vez mirándome a los ojos –dijo y cerré más fuertemente los ojos

_ Es a causa de tu don –repetí mientras trataba de convencerme totalmente

_ Mírame a los ojos y dime la verdad –dijo él- Kat.

Abrí los ojos y me quede helada al escuchar aquella palabra en sus labios. No, él no era nadie para llamarme Kat. ¡Él no tenia derecho a llamarme Kat! Me puse en pie y lo mire furiosa pero Christ solo sonrió ante su aparente victoria. Lo odie mas que nada en aquel momento sin conocer exactamente el motivo. Pero él solamente se limito a reír.

_ ¿Qué sucede? ¿No te gusta que te diga así Kat? –dijo él

_ Deja de llamarme así –dije

_ ¿Por qué no? –pregunto Christ

Él comenzó a dar vueltas a mí alrededor y me congele ante su helada presencia. Christ no hizo nada más que reír ante mi reacción y continuo con lo suyo mientras yo trataba de no comenzar a temblar. Aquella glacial y escalofriante presencia no hacia más que causarme terror, se apoderaba lentamente de mi cuerpo como si el objetivo fuera provocarme este miedo interminable que sentía. Christ se detuvo detrás de mí y rió contra mi oído. Su helado aliento golpeo la piel de mi cuello y me hizo estremecer ligeramente. Deslizo una mano por mi cuello, apartándome los cabellos de mi piel y dejándome mi oreja totalmente despejada.

_ Respóndeme –susurro él y sus labios rozando mi oído me hicieron estremecer nuevamente- ¿Acaso no quieres que sea yo quien te llame Kat? ¿Acaso prefieres que sea Alexander quien te llame de ese modo y te susurre cosas al oído?

_ Deja de mencionarlo –dije

_ ¿Por qué? ¿Acaso te duele su simple nombre? –pregunto él- ¿O te duele recordar todo lo que te hizo, el hecho de cómo destrozo tu frágil corazón de cristal? Él no hizo nada más que tomarlo y dejarlo caer al suelo, permitiendo que este se rompiera totalmente. Y tu Katherin, aun no has podido encontrar todos los pedazos de cristal ni has podido volverlos a unir. Ese vacío que tienes se puede llenar simplemente, yo puedo hacerlo si tu me lo permites.

_ No –dije casi sin voz y él acaricio mi rostro casi con dulzura

_ ¿Por qué no? –Dijo Christ- No perderías nada Katherin, al contrario. Yo sé lo valiosa que eres y me ocuparía de cuidarte y nunca hacerte daño. Pero quiero que aquello sea por tu propia voluntad. Piénsalo, no es tan difícil entregar un corazón destrozado y mucho menos a alguien que puede repararlo.

_ Destrozado o no mi corazón ya tiene un dueño –dije

En menos de un segundo Christ estuvo nuevamente frente a mí, tomándome totalmente por sorpresa. Él me golpeo fuertemente en el rostro y caí a un lado por la fuerza del impacto. Lo mire desde el suelo no sin sentir cierto temor por la furia que dominaba su rostro. Pero contra cualquier lógica, simplemente me eche a reír. ¿Realmente aquello lo había enfurecido tanto? Una fuerte patada en el abdomen respondió aquello. El aire se escapo totalmente de mis pulmones y gemí ante el dolor. Christ sonrió maliciosamente y antes de que pudiera darme cuenta ya tenia un cuchillo en mano, dispuesto a herirme.

_ Sabes una cosa, nunca me gusto que Alexander consiguiera todo lo que yo no podía –dijo él