Capitulo 10: Noche de lamentos


.

Esta noche resultaba ser especialmente fría, no sabia si era por alguna razón en especial o simplemente por que yo me sentía fría. Me levante de la cama y tome un abrigo antes de salir de la habitación que compartía con Lupe. Desde la sala de estar vi la figura de quien estaba en el balcón, apoyado contra el barandal y con la vista perdida en el mar. Nuevamente sentí un frío recorrerme y me sentí culpable por el gran dolor que le había causado. Camine vacilante hasta salir y apoyarme a su lado. Will suspiro, aun evitando mirarme. El frío viento que soplaba afuera me recorrió y casi me hizo estremecer. Me abrace a mi misma para conservar el calor y también clave mi vista en la playa y el mar.

_ Lo siento –volví a decir

_ Debí haberlo supuesto –dijo él con la mirada tristemente perdida en las olas- Es mi culpa por ser tan ciego. Tu corazón ya tiene dueño y yo no me he dado cuenta. ¿Acaso es el mismo propietario de la pluma que llevas siempre contigo?

_ Si –respondí y Will suspiro

_ Ya me lo imaginaba –dijo Will- Te has enamorado de un servidor del Consejo, de quien es el líder de Raphael Crist. Me sorprende eso, creí que tú sabias como eran los servidores del Consejo respecto a nosotros, respecto a los brujos. ¿Cómo es que has terminado enamorada de él?

_ Él me salvo de la oscuridad y de mi misma –dije y suspire tristemente- Sabes una cosa, cuando escape del Instituto vivía con miedo. A la noche no podía dormir, temía cerrar los ojos y despertar en una celda. Temía que la Secta me encontrara y me atrapara de nuevo. No quería volver a estar encerrada y que me torturaran todos los días de nuevo. Cuando yo estaba encerrada ellos me pegaban, me cortaban, me herían y yo apenas si podía mantenerme con vida. Logre escapar pero el miedo no me abandono. Temía y lloraba todas las noches por lo oscura que era mi vida. Él fue el único en notar el miedo en mis ojos y quien me ayudo a salir de esa gran oscuridad. Imagínate, a mi me perseguían todos los brujos servidores de Lucifer y además me sucedían cosas que no comprendía. Yo creía que era una simple bruja, me sentía perdida y confundida al ver que no era una bruja normal. Y en medio de todo eso, él me tendió una mano y me ayudo a ponerme en pie. Deje de tener miedo, creí en sus palabras de que nada malo me pasaría y que no tenia por que temer. ¿Sabes que es lo peor de todo? Que no hay ángel que odie más a los brujos que él y sin embargo me ayudo por más que supo que yo era una bruja desde el primer instante en que me vio.

_ ¿Por qué? –pregunto Will y sonreí

_ No lo se. Nunca me lo dijo –admití sonriendo- Yo simplemente era una chiquilla aterrorizada cuando lo conocí. Estaba tan cegada por la oscuridad que me rodeaba que lo veía como un humano supersticioso y no como el ángel que era. Nos encontramos, nos conocimos, nos peleamos, nos odiamos, nos reconciliamos, todo. Viví mucho y no me arrepiento de nada por que yo se que si no hubiera sido por él, yo seguiría siendo la misma chiquilla aterrorizada que no se atrevía a mirar mas allá de donde estaba por que temía lo que pudiera ver.

_ Se nota que lo amas –dijo Will y suspiro- Lo veo en como sonríes y en el brillo de tus ojos cuando hablas de él. Perdona si te puse en una situación complicada con Raphael.

_ Confío en el buen juicio de Raphael –dije- Él me odiara pero se que jamás seria capaz de decir una mentira y herir a su líder. Will, lo lamento, quizás no debería estar hablando de esto contigo.

_ No me importa, he decidido no verte mas que como amiga –dijo Will tranquilamente- El amor es algo que los ángeles no puede decidir comenzar a sentir o no, pero si pueden decidir cuando dejar de sentirlo. Eres mi amiga Katherin, nada más que eso.

_ Supongo que esta bien –dije

Nos quedamos en silencio, ambos con la vista clavada en la playa. Will ya no parecía triste, estaba tranquilo y sonriendo dulcemente. Un frío interno me recorrió. ¿Enserio un ángel podía dejar de sentir algo tan fácilmente? No quería pensarlo, temía la respuesta. No quería creer que para un ángel, pasar del amor al olvido, no era más que una simple decisión y listo. Will ahora ya no seria nada más que un simple amigo. Se suponía que aquello no debía preocuparme pero lo hacia. Él muy simplemente se había deshecho de sus sentimientos hacia mi. ¿Y si Alex hacia lo mismo algún día? Sacudí la cabeza, no quería pensar en ello.

Otra vez aquel frío polar me recorrió. Levante la cabeza, esto no podía ser normal. Sabía que mi corazón estaba helado ante mis pensamientos pero tampoco creía que lo sintiera tanto. Cerré los ojos y levante la nariz. El aire estaba impregnado de un detestable e intenso aroma a rosas. No pude evitar arrugar la nariz al olfatearlo y entonces la imagen vino a mi mente. Una rosa, roja como la sangre, con espinas dispuestas a herirte. Solo entonces reaccione y metí la mano en mi abrigo, sacando el pequeño broche que tenia adentro. Hice que la daga recuperara su tamaño normal y dejara de parecer un simple prendedor. La tome con firmeza y levante la vista buscando al portador de ese detestable aroma.

_ ¿Kat, que sucede? –pregunto Will

_ Esta aquí –dije y tome mi daga con mas firmeza- Ese frío y ese horrible aroma a rosas solo puede ser provocado por él.

Escuche una sombría risa y entonces levante la vista para ver a la oscura figura que nos había estado observando desde hacia rato. El encapuchado sonrió al ser nombrado y no pude evitar mirarlo con odio. Él estaba sentado tranquilamente en el techo balanceando su reloj de bolsillo como siempre y podía escuchar cada segundo que marcaban las agujas. Will reacciono rápidamente y se tenso, también preparado para un combate.

_ Tic, toc, tic, toc, tic, toc. Se te esta acabando el tiempo gatita –dijo el encapuchado

_ A quien se le esta acabando el tiempo es a ti –dije molesta y él se puso en pie

_ Si, en eso tienes razón –dijo tranquilamente- Tengo una cita pendiente con otro estorbo esta noche así que no tengo mucho tiempo. Pero yo no me refería a eso en cuanto a ti. Tus días están contados gatita al igual que los de tus amigos.

Apreté los dientes y trate de no mostrar el miedo que ese comentario me provocaba. El encapuchado sonrió al ver que causaba en mi lo que quería y en menos de un segundo estaba parado frente a mi. Ni me di cuenta en el momento en el que Will salio disparado contra un muro y quedo inconsciente ante el fuerte golpe. Me estremecí y retrocedí. El encapuchado sonrió sombriamente al acercarse a mí y un frío me recorrió de los pies a la cabeza. Por eso sentía tanto frío, por que él estaba aquí, por que su presencia siempre me había provocado este frío mortal.

Retrocedí y mi mano se encontró con el frío barandal del balcón. No lo dude, salte sobre este y luego salte al vacío. Aterrice de pie varios metros mas abajo y el encapuchado me miro desde ahí arriba. Esto era un nuevo record, más de un minuto y él no me había estrangulado ya. Él sonrió al pararse sobre el barandal y mirarme desde ahí arriba. Quería huir, necesitaba salir corriendo, pero cada vez que lo veía tan solo me quedaba paralizada en el lugar. Era como si un frío me congelara y sentía como sus ojos veían a través de mí como si fuera transparente. Él salto desde su lugar y aterrizo frente a mí. Me quede paralizada mirándolo fijamente, casi como si estuviera en algún transe o algo por el estilo. Tan solo podía ver su fría sonrisa, el resto de su rostro era pura oscuridad causada por su capucha. Y él como siempre, estaba todo de negro.

Se acerco un paso a mí y entonces reaccione. Salí corriendo en dirección al hotel y me adentre en él sintiendo los pasos del encapuchado detrás de mí. El lugar parecía desierto, no había nadie por los alrededores y todo era oscuridad. Tome mi daga con todas mis fuerzas. ¿Por qué estaba huyendo? Me detuve en uno de los pasillos y me di vuelta para enfrentar al encapuchado. En un segundo él estuvo detrás de mí y me desarmo. Él me tomo con fuerza por los brazos y me los junto en la espalda mientras me golpeaba contra la pared. Grite por el dolor que me producía su agarre tratando de pensar como era posible que todo aquello hubiera pasado tan rápido. El encapuchado me volvió a golpear contra la pared y sentí el muro rasparme el rostro. Apreté los dientes, no gritaría de nuevo, no le daría ese placer.

_ ¿Enserio creíste que podrías vencerme? –Pregunto él en mi oído- Tú no tienes idea de a quien te enfrentas Katherin Chevalier. No hay nadie en este mundo capaz de vencerme.

_ Ya veremos –dije y él rió

_ Tu existes por que yo quise que existieras y así de simple también puedo deshacerme de ti –dijo él- Sábelo, si tu hoy en día existes o sigues viva es por que yo quise que así fuera.

Esas palabras me pegaron peor que cualquier golpe que hubiera podido recibir. ¿A que se refería con eso? No, yo no podía existir solamente por que él hubiera querido. ¡Mi existencia no tenia nada que ver con él! Y aun así mi corazón temblaba ante esa simple idea. Sentí mis ojos llenarse de lagrimas y entonces el agarre del encapuchado pareció aflojarse.

_ No es cierto... –susurre

_ Claro que lo es. Diana hubiera existido sin mi ayuda... ¿Pero tu? No –dijo él- ¿Quién crees que se encargo de que un Chevalier rompiera la tradición de su familia y decidiera tener dos hijos? ¿Quién crees que se ocupo de que el brujo más poderoso que existía actuara egoístamente y no hiciera lo que era debido? Yo me ocupe de armar este presente. Entiéndelo Katherin, sin mi no existirías.

_ No... No puede ser cierto –continué negando mientras las lágrimas corrían por mis mejillas y el encapuchado rió

_ ¿Enserio crees eso? Pregúntales a tus padres. Pregúntale a tu madre como era el brujo al que perseguía y luego terminaba encontrándose con tu padre. Pregúntale a tu padre que brujo lo convenció de romper las reglas y salir con un ángel –dijo el encapuchado- ¿O acaso temes saber la verdad?

Cerré fuertemente los ojos para no llorar mientras trataba de convencerme a mi misma de que no debía creerlo. No, no podía ser posible lo que me estaba diciendo. Nada de eso era verdad. El encapuchado sonrió y me soltó al verme totalmente destrozada y aproveche ese instante para atacar. Me gire abruptamente y lo patee en medio del abdomen. Él salio disparado hacia atrás ya que no se esperaba aquello y aterrizo de rodillas en medio del pasillo. En un segundo recupere mi daga y lo ataque. Él se movió justo a tiempo pero logre hacerle un profundo corte en ambas muñecas. Sonreí al ver al encapuchado apretar los dientes ante el dolor y luego mirarme con odio. Estaba dispuesta a atacarlo al ver que él estaba en desventaja y entonces alguien sostuvo su daga contra mi garganta. Al instante me quede congelada al sentir el frío metal tocar la piel de mi cuello y escuche el sonido de regocijo de quien estaba detrás de mí.

_ No, no hermanita –dijo Diana, divertida- No lo puedes atacar de ese modo. Yo no te dejare.

_ Ojala se pudran los dos en el infierno –dije y ella rió- ¿No deberías estar tu en casa?

_ Deje una ilusión –dijo ella

_ Se darán cuenta, no son idiotas –dije

_ Si, pero yo ya estoy aquí –dijo Diana- Ahora suelta tu daga Katherin o te espera la muerte.

Levante mis manos y deje caer mi daga al suelo sintiéndome furiosa conmigo misma por haber fallado. ¿Pero como se suponía que yo iba a saber que Diana aparecería y frustraría mi ataque? Ella rió estando atrás mío y entonces recibió un duro golpe. Caí a un lado luego de que Diana me soltara por el impacto que había recibido y logre mantenerme en pie. Ella enseguida corrió hasta estar junto al encapuchado y le echo una mirada de odio al ángel que la había atacado. Raphael empuño un cuchillo en cada mano y los miro a ambos dispuesto a atacarlos.

_ Te pedí que te mantuvieras alejada del encapuchado –dijo él y le echo una mirada de odio al encapuchado- Será mejor que no te acerques un paso más o ya sabes lo que te espera.

_ ¿Acercarme? –Pregunto el encapuchado y rió- No necesito estar cerca para torturarla. Cualquier intento que hagas será en vano Raphael Crist. Pero se me esta haciendo tarde para mi otra victima. Debo partir antes de que el ángel intente dormir otra vez.

_ ¿El... ángel? –logre articular y Diana sonrió

_ No ha estado en tus sueños las últimas noches. ¿Dónde crees que ha estado? –pregunto ella maliciosamente

_ Aun así no creas que me haya olvidado de hacerte daño Katherin –dijo el encapuchado y me miro seriamente- Tortūra.

Si había creído que este hechizo en un sueño era doloroso, en la realidad era mucho peor. Caí al suelo atormentada por el terrible dolor. Me lleve ambas manos al cuello sintiendo como la garganta me ardía y no podía dejar de gritar por el insoportable dolor. Sentía como me iban destrozando internamente y punzadas agudas de dolor me golpeaban por todas partes en mi cuerpo. El encapuchado simplemente sonrió ante eso y luego desapareció junto con Diana. Raphael enseguida soltó sus armas y se agacho a un lado mío para tratar de saber que me estaba pasando pero yo no podía hablar. Ni siquiera podía pensar por el terrible dolor que estaba sintiendo. Parecía como si estuviera nadando en acido. Como si me estuvieran cortando con miles de alambres de púas malditos. Como si estuviera sufriendo en el mismo infierno. Y en cierto modo, no había nada comparado con un hechizo de tortura.

Raphael me miro desesperado sin saber que hacer y entonces se agacho más y me beso en la frente. Casi al instante el dolor desapareció y me sentí extremadamente débil. Raphael me levanto del suelo y me sostuvo con sus brazos viendo que apenas si podía mantener mis ojos abiertos. Me apoye contra su pecho estando sorprendida por lo que él había hecho. Ninguno de ellos nunca antes habían hecho aquello, solamente Alex se atrevía a romper esa ley que prohibía a los ángeles utilizar sus poderes para intervenir en la salud de los demás. Pero Raphael lo había hecho y eso me dejaba más que atónita. Comprobado, el beso de un ángel podía hacer que cualquier dolor desapareciera.

_ Gra... Gracias –logre susurrar débilmente

La debilidad pudo conmigo en aquel momento y caí en la inconsciencia. No supe cuanto tiempo paso hasta que despertara pero seguía siendo de noche. Abrí los ojos, estando sobre una cama y una habitación que claramente no era la mía. Me senté sobre la cama más que confundida y entonces mire a Raphael caminar de un lado al otro mientras hablaba por teléfono. Hice una mueca y metí una mano en mi bolsillo, sintiendo al instante su pluma. No era difícil adivinar con quien debía de estar hablando Raphael.

_ ¿Cómo demonios esperas que sepa que hacia el encapuchado aquí? Que se yo. Se habrá tomado unas vacaciones –dijo Raphael- Ya te dije mil veces Alexander que no tengo la menor idea de que hacia el encapuchado aquí. Ella esta bien, no tiene ninguna herida grave ni nada. Igual era la hermana quien la estaba amenazando, él estaba a un lado herido.

_ Lo hubiera matado de no ser por que la maldita apareció –masculle y Raphael me miro

_ Ya se despertó. La llevare con los suyos antes de que alguno de mis hermanos se entere. Adiós Alex –dijo Raphael y luego corto y me miro seriamente- ¿Qué demonios entiendes tú por “mantente lejos del encapuchado”? –Pregunto él, molesto- ¿Tanto te cuesta no meterte en problemas?

_ ¿Te parece que yo voy a buscar al encapuchado por que quiero? ¿Qué tan difícil te es entender a ti que él viene a buscarme cuando quiere y no es que yo voy a él? –Dije molesta y suspire, tranquilizándome- Gracias por intervenir y hacer que el dolor desapareciera.

_ ¿Qué te hizo? –pregunto Raphael

_ Un hechizo de tortura –admití- Solamente eso. Después... no tengo ninguna herida ni nada. Pero hay hechizos que no deberían ser mencionados, ese es uno de ellos. ¿Cómo supiste lo que estaba pasando?

_ Sentí la fría presencia del encapuchado y ese horrible aroma a rosas –dijo Raphael y arrugo la nariz- Ahora no puedo quitarme ese aroma de encima y es detestable. Apenas sentí su presencia supe que debía ir a buscarte si no quería que luego Alex me decapitara.

_ Gracias por venir –dije y él me miro seriamente

_ Que quede claro, no lo hago por ti. Si fuera por mí, me daría igual si el encapuchado te asesina o no –dijo Raphael- Pero si dejo que aquello ocurra: primero, me tendré que aguantar que Alex me mate prácticamente. Y segundo, ya lo he visto destrozado por la muerte de su hermano, no quiero volver a verlo caer en ese estado. Ahora ponte en pie, te llevare a tu suite.

Obedecí al instante y me puse en pie. Raphael me echo una seria mirada en la que claramente decía que yo no debía hacer ruido y que no debía estar ahí. Le temía a Raphael en cierto modo, no podía negarlo, pero no del mismo modo en que le temía al encapuchado. La mirada de Raphael me hacia temblar pero era una simple mirada de “no te soporto”. Con el encapuchado era totalmente diferente, le temía enserio y mucho mas luego de lo que me había dicho esta noche.

Salí de la habitación de Raphael sin hacer el más mínimo ruido y él me guió por la suite hasta llegar a la puerta principal. Él se aseguro de que no hubiera nadie por los pasillos y solo entonces me dejo salir. Pero antes de que él pudiera salir y acompañarme el resto del camino, oí como una puerta en el interior se abría y alguien bostezaba al salir de su habitación. Me quede helada y me pegue contra la pared del pasillo. Sabía que no seria nada bueno que otro servidor del Consejo me encontrara y encima luego Raphael me culparía del hecho.

_ ¿Qué haces Raphael? –pregunto una chica

_ Iba a salir a caminar, no puedo dormir –dijo Raphael

_ ¿Es por lo que ocurrió hoy? –continuo ella- ¿Es por eso que no puedes dormir hermano? Te juro que no creí que fuera posible ver a Will nuevamente, creí igual que tú que él había muerto hace años. Es algo bastante extraño. ¿Sabes? Y el otro ángel que estaba con ellos también, ese a quien llamaban Jude. No le entendía ni una sola palabra pero parecía que sus amigos si.

_ Marina, vuelve a la cama. Ha sido un largo día, eso es todo –dijo Raphael- Apenas llegamos el viernes. No me tendrás el resto de las vacaciones con esto. ¿O si?

_ Yo simplemente digo que era extraño –dijo ella- Jamás había conocido a un ángel que fuera homosexual. Por que tú también lo has notado, lleva un arete en el oído derecho. Y además, tengo la sensación de que ninguno de ellos dos sirve al Consejo.

_ Son tan solo ángeles –dijo Raphael- No tienen por que importarte.

_ ¿No has notado nada extraño en ellos? En la muchacha también –dijo Marina- Había algo en sus ojos... No se que era pero de algún modo me obligaban a tenerle respeto. ¿Quién es ella?

_ Nadie importante –dijo Raphael

_ Sabes, es extraño, sus ojos causaron la misma sensación en todos nosotros. Fue como si al verla a ella, estuviera viendo a mi líder –dijo Marina- Sus ojos tienen algo, no se que pero se que tienen algo. Jamás he visto unos ojos similares.

_ Si, ella tiene ojos extraños –dijo él y suspiro- Adiós Marina.

_ ¿Quieres que te acompañe? –pregunto ella y me estremecí

_ No, quiero estar solo –dijo Raphael

_ ¿Enserio ella es la chica de tu líder? Estoy feliz de que Alexander haya encontrado a alguien. Ya sabes, siempre pareció interesarse tan poco por nosotras –dijo ella- Él siempre fue un chico bastante peculiar y esa chica parece ser excepcional. No se que tiene ella, estoy obsesionada con eso.

_ Si, Katherin provoca ese efecto en la gente –dijo Raphael y puso los ojos en blanco

_ Es raro, no sentí su presencia –continuo ella- Pero tiene un aura especial. Hacia tiempo que no encontraba a un ángel tan puro.

_ ¿Qué? –Exclamo Raphael y suspiro- Marina, mañana no te permitiré tocar ni un vaso de tequila. Ahora, si me disculpas, me voy.

_ Adiós Raphael, tu siempre tan divertido –dijo ella con sarcasmo- Por cierto, ten cuidado. Hace unos instantes sentí la presencia de magia, creo que una bruja anda por estos alrededores.

_ Si pero ya me he deshecho de ella –dijo Raphael tranquilamente- Por eso volví hace un rato.

_ Perfecto Raphael –dijo Marina

Ella continuó hablando pero Raphael cerró la puerta viendo que si no nunca podríamos partir. Continué tensa, temiendo que su hermana saliera y me encontrara pero Raphael camino tranquilamente por el pasillo y me hizo señas para que lo siguiera. Casi corriendo lo alcance, deseaba salir de ese pasillo por si acaso a Marina se le ocurría salir para decirle algo a su hermano. Seguí a Raphael en silencio sin atreverme a mirar siquiera. Una vez que estuvimos en la puerta de mi suite él se atrevió a hablar y suspiro.

_ Escúchame bien. O te vas mañana de este lugar por tu cuenta o yo te arrastro al aeropuerto mas cercano –dijo él- No puedes estar en el mismo lugar que el encapuchado por que este te atacara.

_ Esta bien, igual de un modo u otro íbamos a partir –dije

_ Y una cosa más. Mis hermanos este mediodía habrán estado totalmente ebrios y por eso fue fácil convencerlos para cubrirte a ti y a tus amigos, pero ese ángel que tú llamas Jude hizo magia –dijo Raphael y me miro seriamente- No se que te traes entre manos Katherin pero yo se lo que vi y sentí. Ese ángel hizo magia y tú puedes comunicarte con él a pesar de no hablar el mismo idioma.

_ Le hice un hechizo de traducción –dije improvisando rápidamente- Por eso el entiende lo que yo diga y viceversa.

_ No lo intentes por que no te creeré –dijo él- Te cubriré con mis hermanos y culpare a la bebida por lo que vieron. Pero no creas que yo me olvidare tan fácilmente de esto. No creas que soy idiota. Tu collar tiene el mismo símbolo que el arete de tu amigo o el tatuaje de Will. Eso no es una coincidencia. Y por cierto, ignora las cosas que dijo mi hermana, su virtud se vio cegada por el alcohol. Ella creyó que eras un ángel. Cosa que aproveche por que no puedo ir por ahí diciendo con quien sale mi líder realmente. Ahora vete de aquí, mis hermanos no pueden enterarse de nada o le dirán al Consejo y todos estaremos en problemas.

_ Esta bien Raphael –dije

Él espero hasta verme abrir la puerta de la suite y entrar. Cerré la puerta tras de mi y mire con curiosidad la escena que tenia delante. Will estaba débilmente recostado sobre un sillón sin tener las suficientes fuerzas para moverse. Jeremiah lo estaba atendiendo y estaba haciendo todo lo posible por sanarlo. Jude caminaba de un lado al otro en la habitación con una mano en la cabeza mientras trataba de pensar. Entonces se detuvo al verme entrar y me miro atónito. Sam y Lupe que estaban sentados a un lado teniendo un abrigo mío también levantaron la vista y me miraron sorprendidos. Jude vino corriendo a mi encuentro y me abrazo fuertemente contra él sin que yo pudiera comprender nada al respecto.

_ ¡Estas a salvo! –dijo estrechándome mas fuertemente

_ Si pero no estoy respirando –dije y él me soltó

_ Creímos que te había pasado algo malo –dijo Lupe poniéndose en pie- Para colmo ni Sam ni yo pudimos captar tu aroma y seguir tu rastro. ¿Qué fue lo que ocurrió?

_ ¿Qué fue lo que ocurrió aquí? –pregunte

_ Encontramos a Will inconsciente en el balcón y cuando reacciono nos dijo que el oscuro había aparecido –dijo Jude y me miro preocupado- ¿Estas bien?

_ Jude, no me paso nada –dije y sonreí- Estoy perfectamente bien.

_ ¿Dónde has estado? –Pregunto Sam- Algo bloqueaba tu rastro y por eso no podíamos encontrarte. Supusimos que el oscuro debió de haberte perseguido pero no supimos nada más.

_ Ocurrió bastante. Pero resumiéndolo todo él me aplico un hechizo de tortura, Raphael intervino y quede inconsciente –dije- Desperté en su suite.

_ No me sorprende –dijo Sam molesto- Los servidores del Consejo siempre están ocultos y protegidos. Si estabas en su territorio era obvio que jamás podríamos encontrarte.

_ Tu rastro se ve neutralizado –me explico Lupe- No hay modo de que podamos encontrarte mientras estés dentro del territorio que ellos ocupen.

_ Estas bien, eso es lo que importa –dijo Jude- Pero le dijimos al director lo que ocurrió y nos pidió que volvamos de inmediato. ¿El oscuro consiguió tu sangre?

_ Ni una gota –dije orgullosa- Pero yo si logre herirlo. Tiene un terrible corte en ambas muñecas.

_ Tus cosas ya están empacadas –dijo Lupe ignorando totalmente lo que acababa de decir- Por cierto, alguien te llamo. Tu celular comenzó a sonar y fue eso lo que me despertó a mí. Te busque para advertirte y entonces encontré a Will. Desperté a todos, nos alarmamos, ya supondrás como habrá sido todo.

_ ¿Atendiste? –Pregunte preocupada y ella negó con la cabeza, suspire de alivio- no me sorprende que haya sonado. ¿Entonces nos volvemos ahora?

Todos asintieron, suspire nuevamente. No me sorprendía que el director hubiera dado la orden de volver luego de saber que el encapuchado me había atacado. Él no podía obtener mi sangre. Y tampoco me sorprendía el hecho de que mi celular hubiera sonado y hubiera despertado a Lupe. Metí una mano en el bolsillo de mi abrigo y sonreí dulcemente al tocar su pluma. Él había sabido que yo había corrido peligro, por eso había llamado. Mi sonrisa solo se hizo más grande, él se preocupaba por mí.

La orden del director era clara y simple, no tuvimos más que obedecerla y volver. El encapuchado no podía obtener ni una gota de mi sangre y ahora que estaba confirmado que él andaba por aquí debíamos regresar, al menos yo. Jude y Jeremiah ayudaron a Will a ponerse en pie y apenas pudimos todos partimos. Suspire al volver a Solcius ya sabiendo lo que me esperaba. No me pareció extraño que no pasara ni un minuto de haber vuelto y Darren ya apareciera diciendo que debía ir a la oficina del director. Tampoco me pareció extraño ir y encontrarme ahí a mi mamá y al director discutiendo como siempre sobre sus asuntos. La habitación estaba a oscuras iluminada apenas por la tenue luz del pasillo. Adam estaba sentado en su escritorio y mi mamá con las manos apoyadas sobre este mientras ambos hablaban. Me ignoraron totalmente cuando entre y vacile un poco al acercarme a ellos.

_ ¿Me llamaron? –pregunte vacilante y solo entonces parecieron notar mi presencia

_ Si, queremos saber exactamente que paso con el oscuro –dijo el director y suspire tomando asiento

_ Apareció cuando estaba hablando con Will. Rápidamente se deshizo de él y lo dejo a un lado. Luego me persiguió y me enfrente a él. Jamás he visto a alguien tan rápido y ágil. Me desarmo en menos de un segundo y me sostuvo contra la pared –dije y me estremecí- Me dijo cosas...

_ ¿Qué tipo de cosas? –pregunto Adam

_ Me dijo que yo no existiría si no fuera por él –dije y mire desesperadamente a mi mamá- ¿Eso es verdad?

_ No se a que te refieres Katherin –dijo ella

_ Tú me dijiste que de algún modo el destino siempre te juntaba con mi papá por más que intentaras lo contrario –dije- ¿Cómo era eso?

_ Coincidencias –dijo tranquilamente mi mamá- Había un brujo que siempre me encontraba y lo perseguía. Y por alguna razón, cuando lo perdía de vista terminaba encontrándome con Adrian.

_ ¿Cómo era el brujo? –pregunte temiendo la respuesta

_ No lo recuerdo –dijo ella

Sentí mi corazón congelarse. ¿Y si el encapuchado no mentía? ¿Y si mis padres enserio habían terminado juntos por que él así lo había deseado? No, no podía ser. Trataba de negarlo con todas mis fuerzas pero aun así lagrimas comenzaban a formarse en mis ojos. Yo no podía deberle mi existencia a él, me estaba mintiendo. Pero había algo en lo que estaba segura que él no me había mentido. Si yo seguía viva era por que él así lo deseaba, por que me necesitaba para algo mas. El encapuchado ya había dejado muy en claro lo fácil que era vencerme. Eso era cierto, yo seguía viva por que él así lo quería. Me estremecí.

_ ¿Por qué quisiste romper la tradición de los Chevalier y tener dos hijos? –pregunte y ella sonrió dulcemente

_ Diana me lo pidió –dijo mi mamá- Ella me dijo que quería tener una hermanita y yo también deseaba tener otra hija.

Trate de dejar el asunto de lado. Si lo que me había dicho el encapuchado enserio era real, entonces mi mamá no tendría modo de saberlo ya que simplemente había sido una marioneta suya. En todo caso, quien debía de saber la verdad era Diana. Aunque me cuestionaba seriamente como conseguiría que Diana me respondiera aquellas preguntas.

_ Lo importante es que el oscuro no ha conseguido tu sangre –dijo el director y sonreí

_ Por primera vez pude atacarlo –dije sonriendo- Él me desarmo pero logre golpearlo y le hice un profundo corte en sus muñecas.

_ ¿Y tu daga? –pregunto el director y entonces me quede helada

_ Diana. Ella la debió de haber tomado antes de partir –dije desesperada al reaccionar- Sino Raphael me la hubiera devuelto. Ella la tomo al irse.

_ Si ya lo sabemos –dijo mi mamá y note la molestia en su voz- Adrian le quito tu daga apenas ella volvió. Lamentablemente, la daga estaba limpia. No hay sangre ni rastros de que hubieras herido a alguien con ella.

_ Lastima –dijo el director- Con una gota de sangre del oscuro podríamos averiguar cientos de cosas de él. Volvemos al inicio, no tenemos nada. ¿Caroline que harás con tu otra hija?

_ De ese asunto me ocupo yo –dijo ella seriamente- No tiene por que incumbirte Adam.

_ Trato de matarme –dije y me cruce de brazos, molesta- Otra vez. Estaba a punto de vencer a ese maldito y ella intervino. ¡La odio! Claro, ella puede apuñalar a mi novio en el corazón luego de que él me hubiera defendido. Pero yo no puedo atacar al suyo luego de que este casi me hubiera matado.

_ Katherin cálmate –dijo mi mamá

_ ¿Calmarme? –Exclame- ¡Ella esta del lado de ese maldito! ¿Tienes idea de lo que pase aquella noche de noviembre que ella apareció e interrumpió en mi vida? ¿Sabes lo que sufrí por lo que vi esa noche? Lo apuñalo, y frente a mis ojos. Y yo no pude hacer nada. Él simplemente me estaba defendiendo.

_ Y estoy en deuda con él por que te haya protegido todo este tiempo pero debes entender Kat que tu hermana lo esta haciendo por propia voluntad –dijo mi mamá- No es algo que pueda controlar tan fácilmente. Ella no esta hechizada ni nada, lo hace por que quiere. Por que esta enamorada de aquel brujo o lo que sea. Y lamentablemente yo no puedo hablar respecto al amor en este caso por que yo misma me enamore de la mano izquierda de Lucifer.

_ Pero papá no era el sujeto más oscuro del mundo –dije

_ Katherin no quiero hablar más de este tema –dijo ella

_ Temes admitir la verdad y es que tu hija esta enamorada del sujeto mas oscuro del planeta y que planea liberar a Lucifer –dije molesta- Diana es simplemente su perro faldero, obedece cualquier orden que él le dé.

_ Vete a casa a dormir Katherin –dijo ella

La fulmine con la mirada. En este momento ella no estaba en el papel de madre, estaba en el papel de ángel cumpliendo con su deber. Me puse en pie tratando de controlar la furia que me invadía. La bruja que había en mi estaba maldiciendo a cuatro voces, haciendo todo lo posible por que aquellas maldiciones llegaran a mi boca pero lograba controlarla. Por suerte el ángel que había en mi me ayudaba a mantenerla bajo control y poco a poco ella se fue calmando.

_ Esta bien –dije haciendo todo lo posible por contener mi furia- Pero que quede en claro, si ella vuelve a hacer lo que hizo aquella vez no le tendré piedad.

Ella no respondió, simplemente se quedo en silencio junto con el director. Salí de la oficina sin desear quedarme un solo segundo más allí e hice el hechizo para volver a casa. En menos de un minuto estuve en el pasillo del segundo piso de mi casa. El lugar parecía desierto a excepción de alguien que se estaba duchando en el baño. Todo estaba a oscuras y me dirigí rápidamente hacia mi habitación. Mi daga se encontraba sobre mi cama, en un perfecto estado y brillante de limpia, hasta parecía que la habían pulido y afilado. Volví a maldecir a Diana y deje la daga a un lado. Ni siquiera me moleste en cambiarme el pijama que tenia. Simplemente me quite el abrigo y me metí entre las sabanas forzándome a dormir.

A los pocos segundos la furia pareció ceder y fue dando paso a la tristeza. Me di vuelta y clave mi vista en la ventana, viendo la oscura noche y las miles de estrellas brillando en el cielo. Aquello me reconforto, siempre encontraba paz y respuestas en la noche. Lentamente una sonrisa se fue abriendo paso en mi rostro. No me importaba si yo existía o no gracias al encapuchado, estaba aquí para detenerlo y eso haría.

Cerré los ojos y logre dormirme. Nuevamente el encapuchado no apareció en mis sueños y pude descansar tranquilamente. Me levante en plena noche para ir al baño por un vaso de agua. Tome una manta y me envolví con ella por el frío que había en el pasillo. Rápidamente me ocupe de saciar mi sed y deshice mi camino. Camine por el pasillo hasta que escuche un sollozo y me detuve. Me acerque a la habitación de Diana al ver que ella tenia la puerta entreabierta y asome mi cabeza para ver. Ella estaba sentada sobre su cama, ya con su pijama y llorando. No pude evitarlo y por más de todo lo que ella me hubiera hecho deje todo odio de lado y entre.

_ ¿Diana estas bien? –pregunte y ella no me respondió

Me acerque mas y me senté frente a ella en su cama, viéndola llorar. La mire detenidamente. En este momento ella me parecía indefensa, vulnerable, débil e incapaz de hacer algún mal. Ella siempre me había parecido una persona diabólica y sin embargo ahora sentía que no lo era. No podía ver a mi hermana llorar, simplemente no podía. Me acerque más a ella y le limpie una lágrima de la mejilla. Mire mi mano y me quede atónita de encontrar sangre ahí. Volví a mirar a Diana y le levante el rostro, obligándola a que dejara de ocultarse. Me quede helada al verle una gran mancha de sangre en todo su cuello mientras ella seguía llorando.

_ ¿Qué te sucedió? –pregunte

_ Nada, no te preocupes hermanita –dijo ella

_ ¿Diana que te ha pasado? –exclame

Ella estaba sentada con las piernas dobladas y abrazándolas. La obligue a sentarse normalmente y entonces vi todo su pijama manchado de sangre. Sofoque un grito al verla en ese estado y rápidamente me puse en pie.

_ Ya vuelvo –dije

Ella pareció no oírme, estaba destrozada internamente y no dejaba de llorar. Fui al baño y tome una toalla. Me apresure a mojarla y volver cuanto antes. Diana seguía sentada en su cama pero ahora estaba en silencio. No se movía, no lloraba, nada. Quise decirle que se pusiera en pie pero ella no reaccionaba. Me senté sobre la cama y me acerque a ella. Le pase la toalla húmeda por el cuello limpiándole toda la sangre a pesar de que ella ni me miraba. Nuestra mamá se había ocupado de curarle aquellas heridas del cuello que yo le había provocado. Pero aun así, me sorprendí al limpiarle toda la sangre y encontrar rastros de golpes. Vi que la sangre seguía más allá bajo su pijama y me dispuse a desabotonarle el primer botón pero ella me detuvo tomándome por la mano.

_ No lo hagas –susurro

No me importo, no podía verla en aquel estado. Le quite la parte superior de su pijama y le limpie toda la sangre que había sobre su pecho. Sofoque un grito al ver el gran corte que recorría todo su torso, comenzando a un lado de su cuello y llegando casi hasta su vientre. Ella no había estado así. Yo la había visto hacia una hora y ella había estado en perfecto estado. Y sin embargo aquí la veía, destrozada tanto interna como externamente. Todo su cuerpo mostraba rastros de golpes y ese horrible corte era el mas grueso que había visto en mi vida. Deje la toalla a un lado una vez que hube terminado y la mire totalmente preocupada.

_ ¿Diana que te sucedió? –pregunte

_ Por favor no les digas nada –dijo ella y nuevamente comenzó a llorar- Estaré bien, lo prometo. Pero por favor no les digas nada a nuestros padres.

Ella me abrazo fuertemente y se echo a llorar desesperadamente. Me quede quieta por un segundo, jamás hubiera esperado aquello de Diana. Apoye una mano contra su espalda y también la abrace, dejando que ella empapara mi ropa con sus lágrimas. Permanecimos así en silencio durante lo que me parecieron horas, ella llorando y yo acariciándole la espalda mientras trataba de consolarla. Ella me soltó y me sorprendí de ver que una hora se había consumido totalmente. Me levante y busque en uno de sus cajones hasta sacar la parte de arriba de otro pijama. Se la tire y ella enseguida la atrapo en el aire y se la puso.

_ ¿Qué te sucedió? –pregunte recuperando el lugar frente a ella y Diana negó con la cabeza- ¿Fue él quien te hizo esto?

_ Por favor no les digas nada a nuestro padres –dijo ella limpiándose las lagrimas

_ No les diré nada pero Diana. ¿Qué te paso? –volví a preguntar

_ Se molesto por que intervine –dijo ella y nuevamente había lagrimas corriendo por sus mejillas- No creí que él se enojaría de ese modo. Él me dijo que solamente estaba fingiendo estar mal para que tu te acercaras y así poder obtener tu sangre e incluso matarte. Yo me entrometí al detenerte y arruinar su plan. Él se molesto mucho por eso pero me merezco lo que me hizo.

_ ¡Que! ¡Acaso estas loca! –Exclame- ¿Cómo puedes decir que te mereces lo que te hizo?

_ ¡Es que no lo entiendes! –Exclamo ella en llanto- ¡Interferí en sus planes! De no ser por mi él hubiera obtenido lo que deseaba esta noche. Pero yo tuve que interferir. ¡Soy una idiota! Debería estar muerta –dijo llevándose ambas manos a la cara

_ No es cierto –dije y suspire, abrazándola- Tu no has hecho nada malo Diana. ¿Por qué interferiste?

_ No lo se, una parte de mi me obligo a hacerlo –dijo ella

_ ¿Sabias que si no hubieras interferido él me hubiera matado? –pregunte y ella asintió, suspire nuevamente- Supongo que gracias.

_ Fue por eso que mas se molesto, por que yo estaba consciente de lo que hacia –dijo Diana- Se molesto mucho y me golpeo. Llegue a casa en un estado terrible pero lo oculte de nuestros padres. Me deshice de la ropa ensangrentada y me bañe para borrar cualquier rastro mientras nuestro padre me gritaba por lo furioso que estaba.

_ ¿Y como es posible que ahora vuelvas a estar así? –pregunte

_ Él es muy poderoso –dijo Diana- Sabes que si un brujo te mata en sueños te mata en la vida real. Me dormí y él me ataco en mis sueños, desperté en el mismo estado en el que me dejo en el sueño. Pero eso tú ya lo has vivido, sabes que te despiertas y crees que eso ha pasado realmente.

_ A mi solo me ha ahorcado en sueños pero si, me he despertado sin aire y aun sintiendo la presión de su agarre –dije- No creí que si me hería en sueños despertaría así.

_ Él es muy poderoso –repitió Diana- No conviene contradecirlo o hacerlo enojar. Kat, tengo miedo. Temo cerrar los ojos y volverme a encontrar con él totalmente furioso.

_ No te preocupes Di, yo me quedare –dije

Cuando tenia cinco años había sido la última vez que había llamado a mi hermana por ese nombre, ahora volvía a hacerlo. Ella se apoyo contra mi hombro y permaneció ahí, aun con los ojos vidriosos por las lágrimas. Suspire mientras le acariciaba el cabello. Mis dedos tocaron la piel de su cuello y entonces me detuve, vacilando terriblemente.

_ Tócala – había dicho Gabriel- Cuando la veas, tócala y revisa sus recuerdos. Ella debe saber la verdadera identidad del encapuchado.

Mis dedos volvieron a acercarse a su piel pero me detuve. No, no podía traicionarla de este modo y ahora. Había algo que simplemente me lo impedía. Ella estaba triste, necesitaba mi consuelo luego de que la persona que amaba la hubiera maltratado. Yo no podía simplemente aprovecharme de la situación para obtener lo que deseaba. Suspire. Me matarían por esto, tanto los de Solcius como los del Consejo, pero yo simplemente no podía aprovecharme de Diana.

_ Perdóname –dijo Diana- Perdóname por todo lo que te hice. Yo siempre te he hecho lo peor y tu ahora, cuando deberías estar regocijándote de mi dolor como yo haría, estas aquí y me estas consolando. Yo se que soy una mala persona pero Kat, enserio, me arrepentiría mucho si te mato.

_ Mamá me dijo que cuando eras chiquita pediste tener una hermanita y por eso estoy yo. ¿Por qué lo hiciste? –pregunte y ella sonrió

_ Fue una mañana que estábamos en Central Park con mamá, en New York –dijo ella- Conocí a un chico mucho mayor que yo. Él era muy bueno y me ayudo por que yo me había caído al suelo. Me tendió una mano y yo la tome para levantarme. Le pregunte por que lo hizo y él me respondió que debía ir acostumbrándose ya que su mamá estaba embarazada y pronto iba a tener un hermanito. Él me contó que estaba muy feliz al respecto y luego me dio una flor antes de partir, una rosa. Yo comencé a pensar respecto a ello y entonces cuando volví con mamá le dije que quería tener una hermanita.

_ Diana –dije y suspire- ¿Cuántos años tienes tú realmente?

Ella no me respondió al instante, yo nunca había sabido aquello realmente. El don de Diana consistía en crear ilusiones, ella podía aparentar tener muchos mas años y yo no me daría cuenta. Y era cierto, yo no sabía la edad verdadera de mi hermana y era algo que ahora me preguntaba.

_ Cumplí diecinueve años en Noviembre –dijo ella

_ Sabes una cosa, me gustaría que tu parte buena te dominara mas seguido –dije

_ Eso es lo que están tratando de lograr mamá y papá. ¿No es así? –Dijo ella- Que mi parte angelical controle al demonio que hay en mí. Pero no hay nada bueno en mí.

_ Di, eres mitad ángel al igual que yo –dije- Algo bueno debe haber en ti.

_ No, ya no hay nada bueno –dijo ella y suspiro- Yo me sentí igual de perdida y confundida que tu al reaccionar sobre que no era una bruja normal y no saber que me estaba pasando. Sentía que la oscuridad me rodeaba y no entendía nada, temía al no saber.

_ A mi también me paso eso –dije

_ Pero lo nuestro es totalmente diferente –dijo Diana- En medio de esa gran oscuridad apareció Alexander y te tendió una mano para ayudar a ponerte en pie. Fue como en los cuentos de hadas, apareció el príncipe azul para salvar a la dulce princesa. Tu ángel apareció, te rescato y te hizo ver la luz. Lo mío no fue así. Yo tome la primera mano que me tendieron, la mano de él. A mi me rescato la persona equivocada Kat. Y yo me sentía perdida, acepte todo y encima me enamore de él al igual que tu te enamoraste de Alexander. Tienes que verlo de ese modo Kat, cuando uno se siente perdido acepta la ayuda del primer extraño que se le presenta.

_ Pero tu en el fondo eres buena –dije- No tienes por que hacer todo lo que él te diga y obedecerle.

_ Es que no entiendes –dijo ella y rió apenas- No puedo negarme. Aun si se que esta mal no puedo hacerlo. Y además de eso, lo amo. Si a ti ahora te pidieran que rompieras con Alexander por que es hijo de Michael Engel estoy segura de que no lo harías. A mi me sucede lo mismo. La única diferencia entre tu y yo es que a mi no me rescato el ángel bueno.

_ No todo esta perdido hermana –dije y ella negó con la cabeza

_ Si lo esta para mi –dijo y las lagrimas aparecieron en sus ojos- ¿Sabes que es lo peor de todo? Que no me arrepiento de nada que hice. No me arrepiento de haberte atacado y querido matar. No me arrepiento de haber jugado con tus amigos y no me arrepiento de casi haber matado a tu novio.

_ ¿Por qué lo hiciste? –pregunte, esta vez era yo la que sentía las lagrimas en los ojos ante el recuerdo- ¿Por qué lo heriste de ese modo y frente a mi?

_ Por que estaba celosa de ti –dijo Diana sonriendo- Los chicos no ven nada mas en mi que una linda chica con la cual acostarse y pasar un buen rato. Contigo nunca fue así, ellos siempre te veían como algo más. Por eso fingí ser tu cuando conocí a Nicholas y eso me hizo odiarte mucho mas cuando vi que funciono y él enserio se interesaba en mí. Y luego, el mes pasado, no pude simplemente evitar estar mas celosa. Por un rato tome tu apariencia y me di cuenta de cuanto te amaba Alexander y cuanto se preocupaba por ti. Nunca antes un hombre me había mirado de aquel modo y me había preguntado si estaba bien. Hasta me llegue a sentir culpable por estar engañándolo con tu apariencia. ¿Y sabes que fue lo peor de todo? Que cuando él supo que yo no era tu no me ataco ni nada. Pero sin embargo si lo hizo luego de ver que estaba dispuesta a hacerte daño. Él enserio se preocupa por ti y es por eso que estoy celosa. Y lamentablemente el mal domina en mi y no puedo controlarme y termino actuando del modo que lo hago siempre y siendo una bruja.

_ Debes alejarte del encapuchado –dije- Es él quien te influye esta maldad.

_ Es que no puedo –dijo ella- ¡Simplemente no puedo!

Suspire y nuevamente comencé a acariciarle el cabello. Ella hundió su rostro en mi pecho mientras comenzaba a llorar en silencio otra vez. Parecía como si me hubiera olvidado de todo lo que me había hecho Diana. No podía verla tan triste y destrozada, casi prefería que me estuviera apuñalando. Pero no podía negarlo, ella tenia razón cuando decía que era difícil separarse de la persona que te había sacado de la oscuridad.

Your Reply