Capitulo 23: Simplemente imposible de evitar


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Todo era demasiado tranquilo, demasiado calmo, demasiado... pasible. Y entonces, termino. Me desperté en medio de la noche, lamentándome haber tenido que abandonar aquel sueño. Mire el reloj. Cinco de la mañana, aun tenía tiempo. La suave oscuridad reinaba mi cuarto y las calidas mantas me cubrían hasta los hombros. Los hechos ocurridos el lunes parecían haber quedado atrás totalmente aunque aun seguían grabados en mi memoria los besos que Alex me había dado justo antes de que interrumpiera Nick. Suspire, girando dentro de mi cama y metiendo mi mano debajo de la almohada. Saque su pluma, que en esta oscuridad relucía de un tono plateado bajo la única fuente de luz que había, la luna. Suavemente la acaricie con mis dedos, disfrutando de esa felicidad inexplicable que sentía al hacerlo. Era cierto, con su pluma debajo de mi almohada ya no había tenido más pesadillas.

Me volví a acomodar sobre mi cama, refregando mi cabeza contra la almohada y sujetando su pluma contra mi pecho. Entonces, todo pasó muy rápido. Luna maulló, sentí su presencia y me levante totalmente sobresaltada. Hoy ya era jueves, habían tenido que transcurrir tres días para que él apareciera y al fin había llegado el momento. Esta era su presencia, me resultaba inconfundible, solo su presencia podía llegar a ser tan fuerte e intensa. Listo, ya había cruzado los límites del pueblo sin ningún problema. Suspire, maldito sea. Hoy tenia escuela, no podía faltar para encargarme de nuestros asuntos pendientes. Y entonces, escuche su risa dentro de mi cabeza.

¿Desde cuando te interesa mas asistir a la escuela que estar conmigo? –dijo él

Respire frustrada, dejándome caer hacia atrás y llevándome ambas manos a la cabeza. Lo único que me faltaba, tener que soportarlo dentro de mi mente. Pero era algo a lo que ya estaba más que acostumbrada luego de haber pasado tanto tiempo con él. Pero este era Nick, no Nicholas.

Desde que a ti te importa más tu Señor que yo –dije

¿Dónde estas? –pregunto

Eso me sorprendió. Él siempre había podido encontrarme, guiándose a partir de estar dentro de mi mente. Pero al parecer ahora ya no podía. ¿Sino para que más me había preguntado donde estaba? Esto resultaba extraño.

¿Que? ¿Acaso no puedes encontrarme? –dije y el gruño, molesto

¿Qué diablos hiciste? –Exclamo repentinamente furioso- ¡No me puedes bloquear de este modo!

¿Bloquear? –dije sin comprender

No te puedo rastrear, no puedo ver mas allá de tu mente, no puedo ver nada más que lo que me respondes –dijo Nick- ¡Me has limitado a solamente poder escuchar tus respuestas y hablarte!

¿Enserio? –dije, incrédula

¿Era eso posible? ¿Qué lo hubiera limitado, bloqueado de algún modo? Sentí su pluma sobre mi frente, su suave tacto y su blancura exquisita. La levante y la mire detenidamente. ¿Era eso que limitaba a Nick a solamente oír mis respuestas?

De hecho, no puedo ver nada más que lo que piensas respecto a mí en este momento y tus respuestas –dijo él- ¿Qué demonios es lo que me bloquea?

No te lo diré –conteste

Sabes que tarde o temprano te encontrare –dijo él- Es solo cuestión de tiempo.

Entonces déjame disfrutar del tiempo hasta que me encuentres –dije y él rió

¿Disfrutar? –Dijo él e hizo un sonido de negación- No te dejare en paz hasta que logre encontrarte.

Nick, debo levantarme temprano y aun me quedaban dos horas de sueño –dije y suspire- No me dejas otra opción.

¡No puedes escapar de mí! –exclamo

Aun así me volví a acomodar sobre la cama y rápidamente recordé el hechizo del sueño. Pero apenas intente mover los labios para mencionar la palabra, no pude hacer nada y sentí un terrible dolor de cabeza. ¡Maldición! Me acaricie ambas sienes tratando de relajarme pero la jaqueca solo empeoro.

_ ¡Ahora que! –Termine por gritar- ¿Acaso no me dejaras dormí?

Él rió dentro de mi cabeza. Me acurruque, haciéndome un ovillo y tratando de olvidar todo aquello pero sin lograrlo. Resultaba torturante sentirlo dentro de mi cabeza, era como si sintiera una mano suya ahí dentro, revolviéndome todos los pensamientos aunque para mi suerte no podía verlos. Pero lo único que deseaba era proteger a Alex de Nick. Volví a abrazar su pluma, como si de ese modo pudiera dejar toda la situación de lado y respire hondamente.

_ Por favor, déjame –susurre

No lo creo –dijo él- Ya que no puedo ver tus pensamientos ni nada de lo que hay dentro de tu cabeza y tú no piensas entregarte, no te permitiré dormir. Te contare todo lo que he hecho en tu ausencia. Un minuto que me acomodo arriba de la rama de este árbol y empiezo a contarte. ¿Por cierto, quien es ese novio tuyo? El bastardo nunca me dio su nombre. Además, me gustaría hacerle una visita.

¡Aléjate de él! –Dije­- Te he dicho que tu asunto es conmigo y que él no tiene nada que ver en esto. Ahora, si no te importa, desearía poder dormir.

Lo lamente mucho gatita pero es algo que no te permitiré –dijo Nick- Comenzare por contarte lo que he hecho desde que escapaste, seguro que desearas saber en que ha estado metida tu hermana y lo cierto es que esta mas insoportable que nunca.

Metí mi cabeza debajo de la almohada como si así pudiera evitarlo pero él siguió hablando dentro de mi cabeza. Era en vano intentarlo, seria imposible deshacerme de él. Debía estar agradecida de que solamente pudiera hacer eso conmigo pero aun así era torturante. Deseaba poder volver a dormir pero sin embargo Nick no me lo permitía y continuaba hablando. Y cada vez que empezaba a sentir como el sueño me invadía y comenzaba a caer en la inconsciencia, venia otra ola de dolores de cabeza que me mantenían totalmente despierta. Y apenas bostezaba, él se quejaba, diciendo que prestara más atención en lo que decía.

Las horas se escurrieron lenta y penosamente, ya casi no podía ni pestañear. Su voz dentro de mi cabeza era torturante. Deseaba calma, paz, poder volver de algún modo al sueño que estaba teniendo justo antes de que despertase. Simplemente pedía... silencio. Poder pensar en paz sin que su voz retumbase en mi mente. Poco a poco el sol de la mañana fue invadiendo mi habitación hasta que finalmente el despertador sonó y supe que debía levantarme. Casi grite, levantándome molesta por no haber vuelto a dormir y Nick rió.

¿Qué pasa gatita? ¿No pudiste dormir, mala noche? –dijo él y gruñí

Al menos sal de mi cabeza unos minutos para que pueda cambiarme en paz, debo irme –dije

Dije que no te dejaría en paz hasta que logre encontrarte y sabes que cumplo con mi palabra –dijo él

Levante la almohada, sujetándola contra mi rostro y reprimí un grito. Me puse en pie, no tendría otra alternativa, no habría modo de escapar de esto y no le pensaba dar ni la más mínima oportunidad. Me mire al espejo, mi rostro reflejaba a la perfección como había sido mi noche. Los arcos negros que tenia debajo de los ojos eran demasiado notorios y me delataban. Necesitaba sol, algo que me diera energías y que ocultara un poco esto, pero primero debía cambiarme.

Hacia tiempo que no te veía en ropa interior –dijo mientras me cambiaba y pude imaginarme su sonrisa de ganador­- Gracias por la vista.

No te intereses que no veras mas allá de eso –dije molesta- ¿Ni siquiera puedo cambiarme sin tener que escucharte?

Ya te lo dije, hasta que te encuentre o decidas aparecer frente a mí –repitió Nick- O hasta que me des algo con que entretenerme. Por ejemplo, podrías hablarme sobre tu nuevo novio.

Ni aunque tenga que soportarte el resto del día dentro de mi cabeza –dije

Entonces deja de quejarte por que ya decidiste –dijo él

Suspire sabiendo que él tenía razón. Me arregle rápidamente el cabello y salí de mi habitación. Me sentí sola al pasar por la vacía habitación de Cato pero ahora parecía ser lo mejor que él estuviera alejado de mi. Al menos no estaba al alcance de Nicholas. Desayune, aun escuchando sus comentarios sobre cada cosa que hacia y sin poder soportarlo. Y lo peor era que él lo hacia a propósito, sabiendo que me molestaba y llegaba a ser torturante escucharlo constantemente dentro de mi mente. ¿Y como haría en la escuela? ¿Cómo haría para evitar darle la información de donde me encontraba? Aun si llevaba la pluma en el bolsillo trasero de mi pantalón, sabia que tarde o temprano Nicholas encontraría el modo de burlarla. No me importaba que viera todos mis pensamientos, no me importaba que pasease libremente por mi mente, solo deseaba que no encontrara a Alex.

Tome mis patines justo antes de salir de la casa y comencé a andar. Recorrí el camino tranquilamente, con los ojos cerrados y dejando que los rayos del sol me afectaran. Sentí al instante las energías, la vitalidad, la vivaz sensación que estos me daban al chocar contra mi piel y sonreí. Confiaba plenamente en mis sentidos y sabía el camino de memoria, por nada del mundo se lo mostraría a Nicholas para que me siguiera. Me detuve al escuchar ya los murmullos y las familiares conversaciones antes de entrar a clases.

No puedo creer que asistas a una escuela para humanos –dijo Nick- ¿Abandonaste el Bella Vista para cambiarte aquí? Al menos te hubieras buscado alguna escuela mejor.

Aunque no lo creas adoro la vida que ahora tengo –dije- Espero que logres soportar dos horas de historia humana.

Sonreí al escuchar su sonido de queja y rápidamente me metí al establecimiento. Mientras lograra evitar cruzarme con él o con cualquiera que lo mencionase, Nicholas no podría saber nada y estaría a salvo. Por primera vez en el año realmente prestaba atención a la clase de historia sabiendo que eso a Nicholas lo torturaba. Resultaba ser divertido, escuchaba sus gritos diciendo que era insoportable y que dejara de prestar atención pero lo único que hacia era sonreír y sofocar una risa ante sus protestas. Para un brujo como él, que siempre había vivido entre los nuestros y jamás había tenido otra educación que no fuera la del Bella Vista, debía ser realmente insoportable tener que aguantar una clase de historia humana. De hecho, para la mayoría de los servidores de Lucifer les resultaba insoportable la educación humana.

Voy a enloquecer. ¿Para que escuchar hablar sobre el Londres victoriano cuando puedes estar ahí? –dijo él- Es torturante esta clase.

¿Esto te resulta torturante? La próxima hora tengo literatura y el profesor Folleman ama la literatura fantástica –dije y luego me quede dura

No podía ir a literatura, no podía encontrarme con Alex, no podía verlo a menos que desease que Nicholas lo viera también. Tendría que hacer novillos. ¿Qué tan difícil podía ser para una bruja ausentarse a una clase? Seria fácil. Apenas pensé eso el timbre sonó y Nick suspiro de alivio al ver que la clase había terminado. Ahora tenía diez minutos para poder cubrir todo el asunto. Tome mis cosas y rápidamente salí de la clase. Necesitaba ayuda. No para faltar a una clase, sino para que me cubrieran con Alex.

Sabes una cosa, estas dos horas de tortura me sirvieron para darme cuenta de algo –dijo Nick tranquilamente- Ya encontré el modo de evadir tu barrera y poder ver todo lo que hay dentro de tu cabeza. Lo bueno es que puedo saber de todo y de todos. Lo malo... ¡Es que aun me sigues limitando!

No se de que hablas –dije preocupada al ver que por fin había encontrado el modo

Te puedo hablar de todas las personas que conoces y puedo revisar libremente tus pensamientos además de que puedo ver tus recuerdos y lo que sabes. Pero hay una maldita persona que no puedo ver ni saber nada. ¡Dime quien es! –grito y no pude evitar reír

Nunca.

Protegería a Alex todo lo que pudiera con tal de que Nicholas no lo encontrara. Tome su pluma y rápidamente la guarde dentro de un libro. Quizás Nick ahora podía ver la mayoría de mis pensamientos, tanto pasado como presente, pero no me importaba mientras no lo viera a él. Sonreí al ver a Mecha caminando por el pasillo y me acerque a ella, deteniéndola por un brazo y llevándola a un rincón para estar segura de que nadie me viera. Ella sonrió juguetonamente al sentir mi temperatura y mi pulso, interpreto perfectamente que trataba de esconderme.

_ ¿Ahora te ocultas de tu...? –comenzó a decir

_ Calla –dije tapándole rápidamente la boca y mirándola seriamente

Oh, una salamandra –dijo Nick- Tienes muy buenos pensamientos y recuerdos de ella. Es tu mejor amiga. ¿No? No me parece extraño considerando que su elemento es el fuego. ¿Para que la callaste gatita? Deseaba oír lo que estaba apunto de decir.

_ Nunca lo oirás –masculle y luego mire a Mecha que me miraba sin comprender- Esta aquí. Dentro de mi cabeza. Necesito que me cubras en la clase de literatura por que no iré.

_ ¿Qué quieres decir con que esta aquí? –Pregunto y luego comprendió- Nicholas esta en el pueblo. ¿Verdad?

_ Esta dentro de mi cabeza y me esta hablando desde las cinco de la mañana –dije y Nick rió- No puedo ir a la clase de literatura, no lo puedo ver. Él lo quiere matar.

Primero lo pienso torturar, luego matar. Aunque es poco comparado con lo que realmente quiero hacerle. ¿Quién cree que es para andar burlándose de mí? –dijo Nick y sacudí la cabeza como si de ese modo pudiera evitar escucharlo

_ ¿Qué le digo a...? –nuevamente calle a Mecha poniendo mi mano contra su boca

_ No lo menciones. Nick no puede saber nada de él y estoy haciendo lo posible para proteger esa información de mi cabeza –dije

¿Por qué no dejas a tu amiga hablar? Es una pena –dijo Nick- Piénsalo de este modo, si supiera quien es él tendría algo con que distraerme y no estaría mas en tu cabeza.

_ Ya te dije que el asunto es conmigo Nick, no con él –dije por lo bajo

_ ¿Y que harás? –pregunto Mecha

_ Faltar esta hora –dije- Quizás salga de la escuela y luego vuelva. Pero por favor inventa algo para cubrirme.

_ Sabes que él no me creerá, no confía en mi –dijo ella

_ No me importa –dije- Necesito evitarlo, no puedo ir a la clase de literatura, no puedo verlo.

_ Está bien, algo se me ocurrirá –dijo Mecha y suspiro

Que mala amiga, te esta ayudando a hacer lo incorrecto –dijo Nick- No querrás tener a tu novio preocupado con tu ausencia. Pero ya que ella no me va a ayudar, dile que se vaya al demonio de mi parte.

Cállate Nick –dije

_ ¿Molesta mucho? –pregunto Mecha mirándome con curiosidad

_ Es insoportable tenerlo dentro de mi cabeza –admití- Además esta molesto por que no puede saber nada sobre él. De algún modo lo he bloqueado para que no lo vea.

_ Entonces no te preocupes, yo me encargare de cubrirte –dijo Mecha sonriendo y guiñándome un ojo

_ Gracias –dije

Realmente es una mala amiga. ¿Te esta ayudando a escaparte de tu novio y faltar a la clase de literatura? Eso no es correcto gatita –dijo él

_ Nick, deberías dejar a Katherin en paz –dijo Mecha- A la gente normalmente no le gusta escuchar voces dentro de la cabeza.

_ No te conviene hacerlo enfurecer Mecha –dije

_ Ya hago enfurecer a tu actual, no veo que diferencia haya con hacer enfurecer a tu ex –dijo ella con indiferencia

Me cae bien si hace enfurecer a tu novio –dijo Nick e hizo un sonido de meditación- Aunque lamentablemente te esta ayudando a que me lo ocultes. Dile que se meta en sus asuntos y se vaya al demonio.

Sonó el timbre y Mecha se despidió de mí con una sonrisa. Logre salir del establecimiento sin ningún problema y me dirigí a las canchas de deporte. Me tire bajo las gradas, sobre la hierba y disfrutando del sol que se filtraba entre ellas. Agradecía poder estar totalmente en paz a pesar de la voz de Nicholas y que nadie se fijara en mí. Cerré los ojos, estaba totalmente tranquila, y nuevamente vinieron los dolores de cabeza obligándome a estar totalmente despierta.

¿Acaso no puedo descansar? –dije

Estoy comenzando a impacientarme –dijo Nick- Esto es demasiado aburrido y aun no me has mostrado a mi reemplazante.

No es tu reemplazante –dije y suspire- Al menos déjame dormir unos minutos, por favor.

No lo haré –dijo Nick- Por cierto, tu cabeza es un lugar bastante interesante. Has cambiado mucho desde la última vez que te vi.

Ya no soy la misma de antes –dije- Ya no les tengo miedo. Ni a la Secta, ni a ti, ni siquiera a Lucifer. Así que mas te vale no te cruces en mi camino por que te daré pelea.

Eso es exactamente lo que voy a hacer –respondió él y rió- Sabes, esto esta pasando demasiado lento y me sirven el almuerzo en media hora. Estaría bueno adelantar el tiempo.

¡No lo hagas! –dije desesperadamente

¿Por qué no? –pregunto él

Por que no puedes modificar el tiempo, ellos lo notaran –dije

¿Crees que me preocupo por que los ángeles de esta zona noten mi presencia? Será aun más divertido cuando lo hagan –dijo él- Tempus. Accelerāre.

Suspire, era en vano tratar de evitarlo por que sabia que él nunca me escucharía. Lo que en realidad eran minutos se escurrieron en segundos y al instante escuche el timbre que marcaba la hora del almuerzo. ¡30 minutos en 30 segundos! Definitivamente los demás lo habrían notado. ¿Qué ser sobre natural no notaria un cambio de tiempo? Era un hechizo muy poderoso y los humanos nunca lo notaban, pero los seres sobrenaturales que estaban en la zona siempre lo hacían. En cierto modo no era justo, yo había deseado una hora para poder descansar y él me la había arrebatado adelantándome el tiempo. Y eso no era lo peor, lo peor era que ellos vendrían a verme demandando una explicación.

Me levante del suelo. Ya había sobrevivido a media jornada y había logrado evitarlo. Ahora solo tenia que sobrevivir el resto del día y por suerte no tenía ninguna clase más que compartiera con él. Me pregunte que excusa habría inventado Mecha mientras caminaba bajo el sol y entonces vinieron los fuertes dolores de cabeza, más fuertes de lo que jamás los había sentido. Tan fuertes que casi me obligaban a gritar. Me lleve ambas manos a la cabeza, apretando los dientes y haciendo todo lo posible para no gritar por la terrible jaqueca.

¿Y ahora que? –exclame totalmente dolorida

No puedo hablar mientras como –respondió él tranquilamente- Y dije que no te dejaría en paz así que esta es la otra opción que me queda.

Apreté aun más fuerte los dientes y tire de mi cabello como si de ese modo pudiera parar el dolor. ¿Era eso una excusa? ¿Ahora me torturaba de este modo ya que no podía hablarme mientras comía? En estos momentos odiaba que él cumpliera perfectamente con el protocolo y la educación en mesa. Me apoye contra una pared y me deje caer, cerrando fuertemente los ojos una vez que estuve sentada en el suelo. ¿Cuánto más tendría que aguantar así? ¿Hasta que él terminase de comer y volviera a torturarme hablando? Al menos si estaba comiendo no tendría tiempo para buscarme o revisar mis pensamientos. Pero a cambio tenia esto, una terrible migraña que casi me obligaba a gritar.

Abrí repentinamente los ojos al escuchar los pasos detenerse delante de mi y temí por quien pudiera ser. Apenas si me permití mirar las dos sombras y suspire de alivio al reconocerlas. No era él, no habría problema, pero aun así no podía evitar preocuparme por ellos dos. Levante apenas la cabeza y Gabriel me miro sorprendido al encontrar la tortura en mis ojos mientras que Miguel me tendió una mano y me ayudo a ponerme en pie.

_ ¿Qué sucede? –pregunto Gabriel pero el dolor solo se intensifico

_ Me duele –dije finalmente sosteniéndome la cabeza- Me hace esto por que no quiero hablar y no puede encontrarme.

_ ¿Katherin, estás bien? –dijo Miguel y negué con la cabeza

_ Nick, no deja de torturarme desde que llego al pueblo. Me habla y me produce dolores para que no pueda ignorarlo, dijo que no me dejaría en paz hasta que me encontrara –dije

_ ¿Desde cuando esta en el pueblo? –pregunto Miguel

_ Desde las cinco de la mañana –dije

_ ¡Y has estado soportando eso desde las cinco de la mañana! –Exclamo Gabriel- ¡Es mediodía! Hay que decirle a...

_ ¡No menciones su nombre! –Interrumpí y Gabriel me miro sin comprender- No lo menciones, Nick no puede saberlo, ira tras de él.

Aun seguía sintiéndome dolorida y rezaba por que Nick no le estuviera prestando mucha atención a la conversación pero sabía que no era así. Él debía de estar analizando cada palabra mientras masticaba cada bocado que comía. Finalmente el dolor pareció descender un poco y suspire al sentirme mejor. Entonces nuevamente volví a sentir su voz dentro de mi cabeza.

¿Ángeles? –Dijo- ¿Te has hecho amiga de ángeles? Gabriel y Miguel, nombres muy comunes entre ángeles. ¿No son los nombres que aparecen en la Biblia? Realmente no puedo creer que te hayas hecho amiga de ángeles.

¡Deja de revisar mis pensamientos! –dije

¿Por qué? –Dijo Nick- ¡Te has hecho amiga de ángeles! Además, es divertido revisar tus pensamientos. Puedo saber perfectamente que te llevas muy bien con ese Miguel y con Gabriel también pero no tanto como con el otro.

_ Calla, por favor –susurre

_ ¿Kat, sabes donde esta él? –dijo Miguel

_ Esta comiendo en alguna parte pero no se nada mas –dije

_ ¿Gabriel, no hay nada que tu puedas hacer con tu flauta para ayudarla? –dijo Miguel y él negó con la cabeza

_ Lo lamento pero no. Lo siento Kat –dijo mirándome

_ Y si intentamos con... –comenzó a decir Miguel y Gabriel lo fulmino con la mirada

_ La ley es la ley –dijo seriamente- No se puede interferir en la salud de los demás Miguel.

_ ¡Pero no podemos dejar que siga así! –dijo Miguel

_ No hay problema, ya entendí –dije y mire a Gabriel de soslayo- No se puede romper la ley del Consejo.

_ Perdóname Kat –dijo él

Clave mi mirada en el suelo, triste y maldiciendo internamente al Consejo. Me di vuelta y volví a entrar a la escuela. Ni siquiera le hice caso a los gritos de Miguel mientras partía y como luego él empezaba a discutir con Gabriel. Casi podía sentir el regocijo de Nick mientras reía dentro de mi cabeza y hacia que el dolor aumentase. Era atormentador, era terrible, era torturante y me obligaba a gritar a cada segundo por más que lo contenía. Y aun así, lo único que resonaba en mi cabeza era su risa mientras yo corría por los pasillos de un modo casi desesperado y las lágrimas por el dolor iban invadiendo mis ojos.

¿No te das cuenta? Así son los ángeles, solo se preocupan por si mismos y no les importan los demás –dijo Nick- Tienen el poder para quitarte este dolor y sin embargo no lo harán. Créeme, yo sé de ángeles, están todos bajo ese Consejo que no tiene mas que leyes estúpidas. Ninguno de ellos jamás te ayudara.

Te equivocas –dije- Ellos son muy buenos conmigo. A Miguel le importo y se que a Gabriel también aunque no lo demuestre tanto. Me llevo bien con ellos y me hacen sentirme bien a diferencia de ti.

Continué corriendo y el dolor solo se agudizo de modo que no sabía como seguía consciente. Divisé al fondo del pasillo la figura de Raphael. No podía cruzarme con él, él no me entendería y seguramente me arrastraría fuera del lugar para que no causara más problemas. Doble empezando a subir las escaleras y entonces mis pies comenzaron a fallarme por el terrible dolor. No quería levantar mi vista del suelo pero apenas si logre subir unos escalones. Me detuve en seco al encontrarme frente a Alex y escuche el sonido de victoria de Nick.

¡Al fin! –exclamo él

_ No... –susurre y el dolor se intensifico aun mas, causando que cayera y Alex me sostuvo

_ Katherin –dijo tomándome entre sus brazos y levantándome el rostro para que lo viera- ¿Kat, que te sucede?

Lo mire sintiéndome totalmente culpable, como si de algún modo lo hubiera traicionado mientras él me miraba totalmente preocupado. Me invadió una ola más grande de dolor y apenas si logre reprimir el grito pero Alex lo noto y me miro aun más preocupado. Sabía lo que reflejaban mis ojos, el dolor que sentía, la tortura que me estaba haciendo Nick y sin embargo ahora lo único que me preocupaba era que él había conseguido lo que quería.

_ Kat, respóndeme –dijo Alex, preocupado

Si Katherin, respóndele –dijo Nick- Dile que fueron en vano los intentos que hiciste por ocultarlo de mi y que ahora iré tras de él. No tienes idea del verdadero dolor que puedo causarle estando dentro de su cabeza si lo deseo, lo que te hago ahora a ti no es nada comparado.

_ Alex... no. Déjame, aléjate de mi, Nick... –apenas si podía hablar, el dolor no me lo permitía y sentía como comenzaba a caer en la inconsciencia

¿Cuánto crees que me tome matarlo de este modo? –Pregunto Nick- Puedo destruir su centro nervioso si quiero y listo. Aunque primero me gustaría jugar un poco con él y ver que hay dentro de su cabeza. Lastima, parecía preocupado por ti.

No. No podía dejar que Nicholas le hiciera eso, no se lo permitiría. Pero en el estado en el que estaba ahora, sabía que era cuestión de segundos para que cayera inconsciente. El dolor ya comenzaba a dominarme y no sabia como hacia para resistir gritar. Y aun así, lo único que podía pensar era un modo de evitar que Nick se metiera en la cabeza de Alex. Él seguía mirándome preocupado mientras me sostenía, no se daba cuenta del gran peligro que ahora corría gracias a mí. Casi podía imaginar el deleite de Nick y entonces tuve una idea.

¡Ni se te ocurra! –grito Nick pero ya era demasiado tarde

_ Protectĭo, mentis –susurre

Lo último que debía hacer estando en ese estado era utilizar la magia, y aun así, no me importo. Nick se enfureció totalmente y hasta escuche un gruñido. El dolor aumento aun más y sofoque un grito antes de quedar inconsciente. Lo último que hice fue sonreír, le había ganado. Mi hechizo quizás no seria lo suficientemente fuerte para detenerlo por completo pero al menos no podría dañar a Alex de ese modo. ¿Y ahora que seria de mí? Lo había enfurecido totalmente por completo, le había demostrado que en realidad me importaba Alex y que estaba dispuesta a hacer por él cualquier cosa como utilizar magia en un estado tan peligroso como en el que estaba. Ahora me sentía totalmente débil, las únicas fuerzas que me quedaban las había utilizado para hacer el hechizo. Todo era negro, pero al menos la voz de Nick se había ido.

Mis dedos se hundieron en una tela rugosa y entonces reaccione, ya no llevaba puesto guantes. Estaba recostada en algún lugar. Aun seguía sintiendo un poco de dolor, más bien parecían mareos ahora y además me sentía totalmente desorientada. Pero estaba feliz de ya no escuchar la voz de Nick, ya no sentir su tortura o el dolor que me provocaba. Aunque sabia que ahora estaría mas furioso que nunca al ver que había arruinado su plan. Abrí los ojos. Estaba en una habitación totalmente blanca que no tarde tiempo en reconocer: la enfermería. Gire apenas el rostro para ver el reloj que había sobre una pared y me percate de que dos horas se habían escurrido. Y aun así, seguía sintiéndome débil.

_ Él esta aquí. ¿No es cierto?

Logre sentarme al menos, cruzando las piernas y mirando a Alex con curiosidad. Ahora lo recordaba todo. Mi dolor por haberle dado a Nick lo que quería, sus amenazas sobre lo que le haría a Alex y hasta su furia cuando se dio cuenta lo que yo iba a hacer. Sonreí débilmente, solo yo estaba lo suficientemente loca como para hacer un hechizo estando en el estado que estaba. Casi podía imaginar el sermón que me daría Derek si hubiera estado presente.

_ Él esta aquí pero no se donde –dije masajeándome una sien- Al menos ya me ha dejado en paz.

_ Según la enfermera te desmayaste por que te bajo la presión. Pero yo se que eso no es cierto –dijo Alex y me miro seriamente- ¿Qué te sucedió?

_ Nada –dije

_ Kat, hable con Gabriel y Miguel, me dijeron lo que te estaba pasando –dijo él y clavo su vista en el suelo- Ellos no romperán la ley pero yo si. Y por lo que parece, funciono. ¿Lo sigues teniendo dentro de tu cabeza?

_ Ya no –dije y lo mire, comprendiendo lo que había hecho- Gracias.

_ Ya es la segunda vez que interfiero en tu salud –dijo y suspiro- Y ahora estoy hechizado. Tienes suerte que detuve a los demás antes de que me quitaran el hechizo por que sabia que habías sido tu. Susurraste unas palabras antes de quedar inconsciente pero no llegue a comprenderlas. ¿Puedo saber que me hiciste?

_ Tienes hecho un hechizo de protección –susurre, mirando para todos lados por mas que la habitación estaba vacía- No se cuanto puede detener a Nick, dudo que mi magia sea mas fuerte que la suya, pero bastara para que no pueda hacerte daño con su don.

_ ¿Y que hay de ti? –pregunto Alex y me hundí de hombros

_ No me matara –dije tranquilamente- Sé que no es capaz de eso. Tiene la orden de llevarme con vida y dudo que ahora sea tan oscuro como para matarme. Algo del verdadero Nicholas debe quedar vivo.

Gire sobre la cama y logre ponerme en pie a pesar de la debilidad que aun sentía. Casi al instante él me abrazo, hundiéndome contra su pecho y suspirando. Por unos segundos interminables me pareció como si nada de esto hubiera pasado, como si no estuviera consciente del gran peligro que ahora corríamos. Casi reí. Había provocado la furia de la mano derecha de Lucifer. ¿Qué tan malo podía ser eso? Me puse de puntillas para poder besarlo, disfrutando de que ahora lo tenía cerca y estábamos a salvo. Alex me devolvió dulcemente el beso, tomando mi rostro entre sus manos y entonces me soltó. Luego de eso ya no me sentía débil, era como si todo rastro de lo acontecido se hubiera esfumado y en ningún momento hubiera sufrido tal dolor dentro de mi cabeza.

_ Gracias –dije y volví a besarlo dulcemente

Escuche como la puerta se abría y me puse en pie, lamentándome por tener que separarme de Alex. La enfermera entro en la sala. Una mujer anciana pero que aun seguía conservando el color negro de su cabello a pesar de algunas canas. Ella tenía una sonrisa de amabilidad grabada en su rostro y se acerco a mi, examinando rápidamente mi estado.

_ Veo que se siente mejor señorita –dijo ella y asentí- Aun así, es extraño que haya dormido tanto solo por que le bajo la presión.

_ La noche anterior no dormí muy bien –dije e hice una mueca- Supongo que habrá sido por eso.

_ Esta bien –dijo ella sonriendo otra vez- Ahora que ya se siente mejor vuelva a clase, no querrá seguir mas tiempo aquí. Y si se llega a sentir mal nuevamente, venga a verme.

_ Estaré bien, no se preocupe –dije pasando a su lado y dirigiéndome a la puerta- Muchas gracias, adiós.

¿Qué se suponía que debía decirle? ¿Qué mi ex-novio, con el alma corrompida por Lucifer, me había atacado por puros celos? ¿Qué había quedado inconsciente gracias a un brujo y que ella milagrosamente me había curado? Fue pura cortesía lo ultimo que le dije, realmente ella no había hecho nada. Agradecí poder salir de la enfermería, ese lugar me provocaba sentirme enferma. Los pasillos estaban vacíos, claro, era plena hora de clases.

_ ¿Por qué no estas en clase? –pregunte

_ Te desmayaste en mis brazos luego de haber sufrido tanto dolor y que además, luego, seguiste sufriendo hasta que interferí. No tienes idea de lo fuerte que agarras, al parecer te seguía doliendo aun estando inconsciente –dije y lo mire sintiéndome culpable- No se como se te puede ocurrir que vaya a clase mientras tu estabas así.

_ ¿Te lastime? –pregunte

_ Clavas muy fuerte las uñas pero la herida ya se fue –dijo él- No tienes idea de lo preocupado que estaba por ti.

_ Lamento si te hice daño –dije y él me miró incrédulo

_ El daño me lo hubieras hecho si te hubiera pasado algo –dijo

_ ¿Y ahora que haremos? –pregunte

_ Si enserio Nicholas esta en el pueblo, es solo cuestión de tiempo para que nos encuentre o lo encontremos nosotros a él –dijo Alex

_ Esta furioso –dije- Lo que hice no le gusto para nada. Ya estaba bastante furioso a la mañana por que dijo que lo “limite”.

_ ¿Limitaste? –pregunto Alex sin comprender

_ Decía que no podía ver lo que quería. Él deseaba encontrarte a ti dentro de mi cabeza y de algún modo logre bloquearlo para que no te viera –dije- De hecho, dijo que no me dejaría en paz hasta que me encontrase o le hablara de ti. Por eso estuve evitándote todo el día, por eso falte a la clase de literatura y le pedí a Mecha que me cubriera, para no darle a Nick lo que deseaba. Él no sabe más que tu nombre y tu apariencia. Aunque no tardara en saber el resto.

_ ¿Y ahora sigue dentro de tu cabeza? –dijo él y negué

_ No se como, de hecho, no pensaba que fuera posible, pero tu lo has sacado de ahí –dije y suspire- es una suerte por que ya estaba harta de escucharlo hablar. Aunque sufrió un poco en la clase de historia, la mayoría de los míos no soportan la educación humana.

_ Si hubieras ido a literatura seguramente lo hubieras torturado aun mas –dijo Alex y no pude evitar sonreír- ¿Crees que estarás bien si te dejo sola la próxima hora?

_ Estaré bien, no tienes por que preocuparte –dije y él me tomo por la cintura, tirando de mi y acercándome

_ Me importas demasiado como para no preocuparme y te quiero a pesar de que me mandes al demonio –dijo

Sus labios se encontraron con los míos y sentí sus dedos hundirse en mi cintura mientras me ponía de puntillas y le devolvía el beso. Entonces ambos nos detuvimos al sentir lo mismo y él me miro alarmado del mismo modo que yo. El timbre sonó. El tiempo se había vuelto a escurrir. Minutos por segundos.

_ Volvió a hacerlo –dije- Volvió a adelantar el tiempo.

_ No puede seguir jugando con el tiempo, no es correcto –dijo él- Los humanos no lo notaran pero sus cuerpos si y eso afectara el orden de las cosas.

_ Ya no tiene alma. ¿Te parece que le importa si le causa algo a los humanos? –Dije, separándome de él y poniéndome en pie- Seguirá jugando con el tiempo cuanto quiera. La otra vez lo hizo para no tener que esperar a que le sirvieran el almuerzo.

Los alumnos comenzaron a salir de las aulas. Suspire, ya no podíamos hablar de ese tema. Los pasillos se fueron inundando lentamente por el cambio de clases, la gente se dirigía hacia sus casilleros y no dejaban de pasar entre nosotros. Y aun así, parecía como si estuviera en un mundo a parte y no pudiera hacer mas que preocuparme por lo que era capaz de hacer Nick.

_ Esto es tuyo –dijo Alex devolviéndome mis guantes y besándome una última vez en el cuello- Tengo que irme y hablar con los demás, esto no puede seguir así.

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