Capitulo 14: Encanto fatal


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Suspire cerrando el casillero. Realmente me había parecido una semana interminable con los ojos de Alex constantemente clavados en mi, vigilando cada cosa que hacia. Y aun así algo me decía que esto apenas empezaba. Los tres días que él me había dado ya habían pasado y ahora no tenia idea de que ocurriría.

_ Sabes una cosa, aun sigo sin comprender como siendo lo que eres tu temperatura me resulta tan baja –dijo Mecha- Realmente es una de las cosas mas raras que he visto en mi vida.

_ Ellos me robaron mi temperatura y mi color cuando me negué a servirles –dije- ¿Por qué nunca me dijiste lo que eras?

_ Por que me pareció la mejor idea –dijo ella- Si te decía lo que era también tendría que haberte dicho muchas cosas más y una de las pocas prohibiciones que tengo es no delatar a ellos y decir lo que son. Al menos ahora entiendes por que mi madre se molesta tanto cuando me dejo atrapar por su belleza.

_ ¿Y por que no dijiste nada sobre mi si me has dicho que sabias lo que era desde el primer día? –pregunte

_ Por que eres buena –dijo Mecha sonriendo- Te hubieran matado si sabían lo que eras. Yo quería protegerte, ayudarte, no condenarte.

_ Entonces gracias –dije- Ojala hubiera un modo en que pudiera pagarte.

_ Ya has hecho demasiado por mí, me has hecho reír mucho de Victoria –dijo ella y ambas nos sonreímos

_ Aun así, cualquier cosa que necesites, solo dime –dije

_ ¡Kathy, Kathy! –Dijo Camille apareciendo a mi lado- Enserio muchas gracias por las clases de ayer. He mejorado bastante y puedo hacer cosas nuevas. Realmente me encanta que me ayudes. Por cierto. ¿Tendrás algún milsabores por aquí?

_ Siempre tengo –dije

Rebusque entre mi mochila para dar con la pequeña bolsa y sacarla. También tome el pequeño libro rojo que le había traído a Camille. Sus pupilas se dilataron totalmente al ver los milsabores y tuvo que parpadear repetidas veces para que volvieran a la normalidad. No pude evitar reír ante el hecho y le tendí uno.

_ ¡Muchas gracias! –exclamo ella totalmente entusiasmada

_ ¿Quieres? –le pregunte a Mecha

_ ¿Qué es? –pregunto ella

_ Milsabores, te sabrán a lo que mas te gustaría en este momento –dijo

_ Son realmente exquisitos –agrego Camille deleitándose con su milsabores

_ Esta bien –dijo Mecha tomando uno y llevándoselo a la boca- ¡Bendito fuego! ¡Que en realidad son exquisitos!

_ Te lo dije –dijo Camille y luego me miro con curiosidad- ¿Qué pasara hoy contigo? Se han cumplido los tres días.

_ No lo sé, es decisión de él que hacer ahora conmigo –dije y le di el libro a Camille- Es uno de mis favoritos, encontraras muchas cosas divertidas que podrás hacer.

_ Gracias –dijo ella tomándolo y se acerco para susurrarme al oído- ¿Son hechizos fáciles?

_ Son simples y no requieren de mucho poder –respondí- Podrás hacerlos sin problemas.

_ Entonces gracias –dijo Camille abrazando el libro con felicidad- ¿Te veré después de clases?

_ Lo dudo mucho –dije

_ Ah, cierto que tienes ese encuentro pendiente con el vampyrus –dijo ella

_ Estuviste practicando tu latín –dije y ella asintió sonriendo

_ Entonces te veré otro día Kathy –se despidió Camille y luego partió

Me di media vuelta para encarar a Mecha y suspire, ella me miraba de ese modo que delataba sus pensamientos. Ya me había dejado varias veces en claro que no estaba de acuerdo con mi idea de aceptar el encuentro con Constantine pero yo estaba decidida a saber la verdad. Afuera la lluvia caía fuertemente y un rayo ilumino totalmente el pasillo de la escuela haciéndolo parecer casi blanco.

_ ¿Enserio piensas ir? –pregunto ella

_ No tengo otra alternativa, quiero saber la verdad –dije- Si él enserio fue el responsable del homicidio, lo haré pagar.

_ Deberías dejarle ese trabajo a ellos –dijo Mecha

_ Constantine parece muy inteligente y si enserio ingirió lo que creo que ingirió, estará más poderoso que nunca –dije- Además si no lo voy a ver, estoy segura de que él vendrá a buscarme.

_ ¿Cómo es posible que todos los seres parezcan estar obsesionados contigo? –pregunto Mecha

_ Realmente no tengo idea pero solo es cuestión de que Constantine este al alcance de mi mano para saber que tengo que hacer con él –dije tranquilamente- No mas muertos por este alrededor.

_ Aun sigue pareciéndome una mala idea –dijo Mecha- Pero se supone que no puede pasarte nada, después de todo tienes una pluma, es por eso que él esta tan molesto.

La mire con curiosidad, sin tener la menor idea de a que se refería con eso de que se suponía que no podía pasarme nada y entonces sonó el timbre. Eso basto para distraerme, la hora de literatura del viernes seria suficiente para ello. Ahora que podía ser totalmente sincera con Mecha, la mayor parte de la clase de literatura la pasábamos riendo sobre las incoherencias que decían los libros sobre los seres fantásticos. Aunque lo malo de esta clase era que la compartía también con Alex y por alguna razón lo había estado evitando todo el día, ya se había cumplido el tiempo que él me había dado y yo seguía aquí.

_ Genial, otra hora de literatura –bufo Mecha- El señor Folleman es el humano mas inteligente que conozco o el mas loco.

_ Creo que un poco de ambas –dije- Aunque probablemente sea locura lo que tiene.

_ Si, pienso eso –dijo ella

Me detuve en la puerta del aula al casi chocarme con alguien y rápidamente clave la vista en el suelo al reconocer los ojos verdes que mi miraron con odio. No podía ni mirarlo y no quería ni imaginar lo que seria capaz de hacerme él ahora que el tiempo había terminado. Y aun así la curiosidad seguía en mí, no lograba entender por que me cubría con los demás y la misma pregunta siempre estaba grabada en mi cabeza, torturándome. ¿Sabia Alex que yo era una bruja cuando me beso?

_ Sigues aquí –dijo de un modo despectivo- Será mejor que empieces a correr apenas terminen las clases.

_ Creo que me subestimas bastante –dije- Suena el ultimo timbre y me deshago de los guantes, quiero ver si ahí te atreves a perseguirme.

_ Eres débil. Los tres días ya pasaron, no tienes excusa –dijo Alex

_ Vaya, ustedes dos son peor que vampiro y licántropo –dijo Mecha poniéndose entre nosotros dos- A ver si lo entienden. Katherin, no tienes intenciones de tocarlo –dijo mirándome seriamente y luego miro a Alex- Y tú. Deja de fingir, realmente no quieres matarla.

_ Tienes razón, tengo intenciones de dejársela a los demás para que ellos se encarguen de ella –dijo Alex y luego entro al aula

Me estremecí ligeramente tratando de no pensar en cuantas posibilidades podía tener yo contra cuatro ángeles. Era la idea de la flauta de Gabriel lo que realmente me atemorizaba. Una simple nota y yo estaría gritando en el piso, totalmente torturada por aquella horrible melodía.

_ Tranquila, no lo dijo enserio –dijo Mecha pasándome una mano por la espalda y ambas entramos

_ ¿Cómo puedes saber eso? –dije ya tomando asiento

_ Su pulso vacilo una milésima de segundo antes de responder –dijo ella sentándose a mi lado- mintió. No se que le pasara por la cabeza pero realmente no piensa matarte, de hecho, no puedo dejar de cuestionarme desde hace cuanto tiempo sabe lo que eres y lo viene ocultando.

_ Yo menos –dije

_ ¿Por qué? –pregunto Mecha

En ese momento el señor Folleman entro al aula y suspire de alivio. Él siempre lucia su mismo aspecto con un gran aire de inteligencia, sus redondos anteojos descansaban sobre la punta de su nariz y nos miraba a todos con esa sonrisa de extrema amabilidad que siempre tenía. El señor Folleman junto sus manos al frente y su sonrisa se ensancho. Hoy no llevaba libros ni nada de ello, sino que parecía decidido a hacer otra cosa en la clase.

_ Bueno alumnos, hoy tendremos una clase un poco especial –anuncio el profesor- Me ha parecido que en un día tan lluvioso como este ninguno querría leer y hacer la clase normal de literatura. Por lo que he encontrado otro método de dar la clase mas divertido y de paso podré ver cuanta atención han prestado durante el año. Será como un juego.

_ Y definitivamente el viejo perdió la cabeza –dijo alguien por lo bajo y media clase rió

_ Les aclaro que lo siguiente ira con apreciación y eso influye mucho en la nota –dijo el señor Folleman y entonces todos se pusieron atentos, él sonrió- Me ha parecido divertido inventar este pequeño juego. Pasaran al frente dos personas, un chico y una chica, y les haré preguntas sobre un tema especifico que les haya tocado. Esto me permitirá ver si han aprendido algo durante todo este tiempo y lo que quiero lograr con esto es introducirlos en la discusión sobre la literatura fantástica. Puede hasta llegar a ser un debate si los alumnos se disputan por dar la mejor respuesta posible. Muy bien. ¿Quién quiere empezar?

_ Esto será realmente muy largo –dijo Mecha dejándose caer sobre la mesa- Creo que la lluvia afecta el sentido común de los humanos.

_ Más específicamente, el del señor Folleman –dije

_ Odio los días lluviosos. El agua me limita y la humedad me para el cabello –dijo Mecha- Y las malditas ninfas deben andar revolcándose en sus estanques.

_ ¿Salamandras y ninfas no se llevan? –Pregunte- Creí que se llevarían bien ya que son casi lo mismo.

_ Fuego y agua nunca podrá llevarse bien –dijo Mecha y luego sonrió- Pero yo logro soportar esto, ellas en un día caluroso no sabes como caen al suelo.

Poco a poco todos alumnos fueron pasando y el señor Folleman los fue interrogando con el tema indicado. No era gran cosa, pasaban al frente dos alumnos, el profesor indicaba que ser les tocaba y les hacia preguntas al respecto. Lo más molesto de esta clase, tanto para mí como para los otros dos no-humanos que había, era tener que soportar las equivocaciones que decían los humanos al responder. Pero se basaban en su propia literatura, no se los podía cuestionar en aquello considerando que ellos solo respondían lo que sabían por los libros.

_ Me estoy durmiendo –dijo Mecha, más bien canto, y no pude evitar reír

_ Yo también –dije

La alumna que acababa de pasar al frente, una tal Rocio si no me equivocaba, pasó a mi lado y volvió a tomar su lugar luego de que su ronda hubiera terminado. El señor Folleman se llevo una mano al mentón mientras meditaba respecto a quien iba a ser el próximo en pasar y lentamente se habría paso en su rostro una sonrisa cuando su vista se fijo en mi.

_ ¿Señorita Strega, perché non viene in avanti e ci mostra ciò che sa di stregoneria? –dijo el señor Folleman

_ Sarà un piacere –respondí

Sonrie. De todos los temas que me pudo haber dado el señor Folleman, justamente me había dado ese. Me levante de la silla y camine por el angosto pasillo hasta pasar al frente. Pude escuchar la suave risa de Mecha y vi como ella se tapaba la boca en un intento de no reír y sin lograrlo. Realmente debía de ser gracioso que le fueran a tomar a una bruja una interrogación sobre los brujos. Pase al frente, a esa especie de pequeño estrado en donde se encontraban tanto el escritorio del profesor como el pizarrón contra la pared.

_ Veamos, quien enfrentara a la señorita Strega en esta ronda –dijo el profesor, pensativo- Espero no le moleste señorita pero necesito a alguien de su mismo nivel si quiero que esto sea interesante. ¿Señor Engel, nos hace el honor?

Había doce varones en esta clase, es decir que solamente había un 8,33 por ciento de probabilidades de que justo tuviera que enfrentarme con Alex en esta especie de debate que había creado el señor Folleman y yo parecía no tener suerte. Y aun así el señor Folleman parecía estar contento de que sus dos mejores alumnos se enfrentaran en un debate sobre brujería. Ese humano debía de tener un sexto sentido o algo así, o realmente estaba muy loco. Casi parecía que lo había hecho a propósito.

_ Creo que no habrá ningún problema profesor –dijo Alex tranquilamente, poniéndose en pie y tomando su lugar

_ Excelente, realmente excelente –dijo el profesor juntando sus manos delante y sonriendo- Empezaremos con algo fácil. ¿Les parece? Algo como... ¿Qué es una bruja?

_ Es un ser humano que luego de un pacto con el diablo consiguió poderes mágicos y extraordinarios –dijo Alex

_ De hecho no podrían ser considerados seres humanos –dije- El alma, según las religiones y culturas, es una sustancia espiritual e inmortal únicamente de los seres humanos y los brujos no tienen alma por lo que no podrían ser considerados seres humanos.

_ Veo que esto será interesante –dijo el señor Folleman- ¿Qué características tienen?

_ Pueden ser extremadamente feos o extremadamente hermosos –dije- Además de que no pueden llorar.

_ No pueden tener hijos y son zurdas –dijo Alex

_ La mayoría, ya que esas son solo características de los que le sirven a Lucifer –le corregí- Y el hecho de no poder tener hijos es solo de las mujeres, cambian la maternidad a cambio de la juventud eterna.

_ ¿Y por que son zurdas? –pregunto el profesor

_ La mano izquierda es la mano mala –dijo Alex- Son zurdas ya que usan la magia oscura por servirle a Lucifer.

_ En realidad, se dice que la mano izquierda es la mano mas poderosa de un ser maldito como son los brujos. Es por eso que son zurdos –dije

_ Aun así hay historias de brujas que son diestras –dijo Alex mirándome y supe a que se refería, a que yo era diestra

_ Existen excepciones –dije tranquilamente- Pero si un hechizo es muy poderoso es mejor utilizar la mano izquierda antes que la derecha. Además, existen demasiadas historias referidas a los brujos y en muchos casos son todas contradictorias.

_ Pero aun así la mayoría concuerdan en algunos puntos –dijo Alex, cruzándose de brazos y apoyándose contra el pizarrón- Como que una bruja es el peor ser con el que te puedes cruzar, tienen gatos por mascotas y portan la marca del diablo grabada en su piel.

_ La marca del Demonio solo era grabada sobre la piel de la bruja cuando esta le juraba lealtad a Lucifer. Debía entregarse totalmente en cuerpo y alma y por eso Lucifer le hacia tal marca –dije- Era la muestra de que se había cerrado el trato.

_ Pero Lucifer era demasiado inteligente, hacia las marcas en lugares específicos donde nunca estaría a la vista. Como el interior de un parpado o el cuero cabelludo, y hasta en lugares más íntimos –dijo Alex- Es por eso que la marca no se veía a simple vista y también existían las creencias de que la marca podía ser invisible por lo que se tenía que hacer la prueba de la aguja sobre todo el cuerpo.

_ Y así murió Catherine Boyraionne –dije por lo bajo y por suerte nadie pareció escucharme- La prueba de la aguja consistía en creer que la zona marcada por el diablo era indolora y por lo tanto, si se le clavaba una aguja caliente ahí, esta no sangraría ni dolería.

_ Era quizás la prueba mas eficiente, el problema consistía en encontrar aquella zona –dijo Alex- Es difícil si consideramos en que momento las marcaba Lucifer.

_ ¿Qué hay de las lagrimas? –dijo el señor Folleman

_ Se supone que un brujo no podía llorar ya que era un ser maldito, no importaba si servia a Lucifer o no –dije

_ Aun así, podían hacer hechizos para que pareciera que lloraban cuando no era cierto –agrego Alex

_ Perfecto, los dos saben perfectamente la lección –dijo el señor Folleman- Una ultima pregunta. ¿Acaso todas las brujas tenían que servir a Lucifer?

_ En realidad... -dijo Alex y luego se detuvo, quedándose totalmente atónito- No. No tienen por que ser todas malvadas y servirle a Lucifer. Puede haber brujos de nacimiento.

Él me miro en ese momento, inquisitivo. Lo último había sido en realidad una pregunta para mí y no una respuesta para el señor Folleman. Por unos segundos mire a Alex, él enserio parecía creer en lo que acababa de decir y una flama de esperanza nació en mi. Si lograra demostrarle que yo no mentía...

_ Así es –dije- Había otras opciones de conseguir poderes que no implicaban el hecho de tener que servirle a Lucifer. Como pagar con el alma de tu hijo en vez de la tuya o ganarle el mismo juego al diablo y ser libre.

Realmente existían mas formas, como ser hibrido, hijo de brujo y humana, como lo eran Derek y Camille. O tener tus poderes por que un brujo muy poderoso te había dado parte de los suyos, como lo eran mi mama y mis tíos. O simplemente, haberle ganado su juego al diablo y haber recuperado tu alma y tu libertad luego de haberle estado sirviéndole durante años, como había hecho mi papa. Realmente él había sido un genio, había logrado ganarle el juego a Lucifer, había podido recuperar su alma y su libertad, romper el pacto que tenia con Él y poder seguir tranquilamente con su vida.

Alex me sonrió apenas, como si en realidad creyera que yo no le servia a Lucifer y luego fue a tomar su asiento. Hice lo mismo a tiempo que el señor Folleman aplaudía entusiasmadamente diciendo lo bueno que había sido aquel debate. Llamo nuevamente a dos alumnos al frente y recomenzó todo de nuevo.

_ Ahora realmente me tiene confundida –dijo Mecha cuando me senté a su lado- No logro interpretar bien su pulso y sus reacciones. Por un lado parece estar feliz pero internamente se esta riendo como si acabara de hacer algo que no es debido. Sea lo que sea que haya hecho y no haya notado, no es bueno.

_ Todo lo que él haga es sospechoso –dije

_ Creo que tiene que ver con el celular que le sonó –dijo Mecha y la mire perpleja

_ ¿Qué celular? –pregunte

_ Cuando estaba ahí delante, le vibro un celular en el bolsillo, pude sentir la temperatura del aparato al hacerlo –respondió Mecha- Creo que era llamada ya que era una vibración constante y no una sola como en caso de mensaje. Tu no lo habrás visto, pero él metió una mano en su bolsillo y no se si atendió la llamada o corto.

Me puse totalmente tensa, rezando por que hubiera sido el celular de Alex el que hubiera sonado y no el otro que él tenia. Mil suposiciones pasaron por mi cabeza y cada una era más terrible que la otra. ¿Y si había sonado el otro celular por que Nicholas lo estaba llamando? ¿Y si Alex había atendido y él había escuchado todo mi debate sobre los brujos con Alex? Casi me estremecí y me fije en Alex. Él me sonrió maliciosamente y rápidamente volví a fijar mi vista en el frente para tratar de no pensar en aquello.

Exactamente a las 7 pm. yo estaba en el patio de la escuela como había acordado Constantine. Aun guardaba mi ropa del día de hoy. Unas panti-medias color piel, una pollera corta, un fino jersey y mis habituales botitas de cuero acordonadas. La única diferencia era que ahora ya no tenía la mochila sino que llevaba colgada de la cintura mi daga y en vez de llevar mi campera ahora mismo tenía puesta mi capa. Al menos la capucha me protegía de la lluvia y una vez que esta ceso la eche hacia atrás. Camine sobre la hierba, junto al bosque que bordeaba el patio, casi esperando que la aparición de Constantine so fuera tan instantánea como él habituaba hacer.

Por alguna razón la escuela tenia un aspecto mucho mas sombrío esta tarde y el cielo estaba de un grisáceo que solamente me atemorizaba ante la total quietud que había. No, no era eso lo que me atemorizaba. Más bien me inquietaba ante la idea de reunirme con Constantine ya conociendo sus intenciones conmigo. No llevaba guantes por lo que bastaría solo un tacto para deshacerme de él. Pero aun así, no podría hacer nada ante el encanto de un vampiro, me quedaría totalmente paralizada y él podría hacerme lo que quiera.

_ Buenas tardes –dijo Constantine apareciendo repentinamente detrás de mi y casi pegue un grito por el sobresalto- Lamento haberla tomado por sorpresa pero es que no creí que usted llegaría primero. Estoy feliz de que haya decidido asistir al encuentro.

_ Creo que no me quedaba otra opción si quería saber la verdad –dije

_ Es precisamente de eso de lo que quería hablarle –dijo Constantine- He sido injustamente incriminado de aquel salvaje acto en el que asesinaron a ese humano y le juro que yo no tuve nada que ver. Venia a preguntar si seria tan amable de hacer algún hechizo para ocultar mi presencia, aquellos ángeles vendrán tras de mi.

_ No tiene de que temer si usted no ha sido el responsable –dije

_ Pero me creerán culpable ya que el verdadero responsable huyo luego de haber causado la muerte y soy el único vampiro en el área –dijo él- Concédame el placer de ayudarme y hacer un hechizo para ocultar mi presencia.

_ Lo lamento mucho pero yo ya tengo mis propios problemas, no puedo ayudarlo –dije

Por un segundo la furia cruzo por los ojos dorados de Constantine y llegue a temerle. Retrocedí dos pasos viendo lo inseguro que era estar cerca de él. No lo ayudaría, ya tenia demasiados problemas como para que encima luego me culparan de ayudar a un vampiro e interferir con los deberes de ellos cinco. Constantine se acerco más a mí hasta casi acorralarme contra un árbol y tantee mi cintura ya poniendo una mano sobre la empuñadura de mi daga.

_ Por favor se lo pido, mas bien se lo suplico –dijo él- Ahora me creen culpable de aquel asesinato y luego me creerán también culpable del otro.

_ ¿Qué otro? –pregunte

_ Había tres exploradores y solo uno volvió al pueblo con vida –dijo Constantine y me estremecí

_ Como.... ¿Cómo sabes eso? ¿Si no eres el responsable como sabes que había exactamente tres hombres y solo uno quedo vivo? –pregunte totalmente aterrada

Él me sonrió maliciosamente y no pude evitar mirarlo fijamente a sus ojos. De no haberle temido, podría haber considerado a Constantine hermoso como cualquier otro vampiro. Con las facciones de la cara refinadas y el cabello castaño oscuro elegantemente arreglado. Pero en este momento le temía, y por mas que lo intentaba no podía moverme, había caído bajo su encanto y ahora estaba totalmente paralizada y acorralada por él contra el tronco de un árbol. Constantine se acerco más a mí, moviendo mi cabello para dejar mi cuello totalmente desnudo y rozando apenas con su nariz mi piel.

_ Sabe Katherin, usted me ha estado tentando desde el primer momento –dijo él- Es demasiado hermosa, demasiado viva, y al parecer yo no soy el único interesado en usted. Desprende una energía vital realmente increíble y su sangre... –dijo y apenas beso mi cuello- ¡Ah, su sangre! Me tiene totalmente encantado, abstraído, como hipnotizado. Siempre quise saber como sabría la sangre de un brujo.

_ No se la recomiendo, dicen que no es muy rica –mentí

_ Ah, dicen, dicen, pero eso realmente no quiere decir nada. Son los inexpertos los que hablan. La sangre se debe apreciar y degustar como un humano aprecia una copa de vino y no tomarla sin pensar como cualquier borracho –dijo él- Sabe Katherin, es su color el día de hoy lo que mas me atrae. Ahora que no esta tan pálida, su piel y su sangre me llaman a gritos.

_ Dudo que aquellos sean los pedidos de mi piel y mi sangre –dije y Constantine rió en mi oído de un modo que me hizo estremecer

_ Tranquila mi pequeña Katherin, no sentirá nada –dijo Constantine y sus dientes rozaron apenas la piel de mi cuello- No le dolerá nada.

_ ¡Espera! –Dije en un grito ahogado y Constantine se detuvo justo antes de morderme- No tiene por que hacerlo. Piense. Luego de que lo haga no habrá quien le haga un hechizo para ocultar su presencia y además les diré a los ángeles que ha sido usted el responsable de aquellas muertes.

_ Mi pequeña Katherin –dijo Constantine riendo y pasándome dos dedos por la mejilla- Es que no entiende. Así como una ninfa disfruta hasta de la última gota de rocío, yo no pienso dejarla viva.

Sentí nuevamente los labios de Constantine sobre mi cuello y un frío terrible me invadió. Trate mas que nada de moverme pero no podía, no había nada que yo pudiera hacer. Realmente no quería morir, no quería que mi vida terminara aquí y de un modo u otro habría sido así. Constantine hubiera venido a buscarme si yo no asistía. Los ojos se me llenaron totalmente de lágrimas y una resbalo por mi mejilla. Hubiera preferido que fuera Alex quien acabara con mi vida. Por un segundo una sonrisa se dibujo en mi rostro ante el pensamiento de él. No me importaba que fuera un ángel y que me odiara, lo quería y al menos seria un lindo ultimo pensamiento.

_ ¿Unas ultimas palabras? –pregunto él

_ Alex... –dije casi en un susurro y Constantine sonrió

_ No sentirá nada Katherin, se lo prometo –dijo Constantine por ultimo

Él hecho totalmente sus labios hacia atrás y entonces sus colmillos perforaron mi piel. Segundos después mi cuerpo entero fallo y perdí control sobre él. Constantine me sostuvo contra el árbol a tiempo que seguía tomando de mi sangre para que no me cayera. Una de sus manos me sostenía por la cintura para mantenerme en pie mientras que la otra sujetaba por detrás mi cabeza para tenerla de lado y dejar mi cuello totalmente libre. Realmente no sentía ningún dolor, parecía más bien un estado de éxtasis en el que apenas podía mantenerme consciente mientras Constantine seguía bebiendo de mi sangre. Poco a poco iba cayendo en la oscuridad, en el ensueño y ya casi no sentía nada. Solamente era consciente del frío y mortal beso de Constantine sobre mi cuello, de cómo me sujetaba ferozmente contra el árbol y de su frío y duro agarre en mi cintura. Nada parecido a lo calido y suave que se había sentido el agarre de Alex cuando me había besado aquella noche.

Alex... Su recuerdo de algún modo me hizo volver a la realidad. ¿Sabría él lo que me estaba pasando? ¿Se pondría triste al encontrar mi cuerpo totalmente sin sangre? Él me había llamado débil esta tarde, al parecer no se había equivocado. Hubiera reído o al menos sonreído de haber podido, pero lo cierto era que cada vez caía más en el ensueño. Y aun así no podía dejar de pensar en él, en todos los momentos que habíamos compartido, en cada vez que él me había dicho que nada me pasaría y que no tenia por que tener miedo. De cómo había cuidado de mi cuando había estado enferma y de sus dulces y delicados besos por más que apenas fuesen rozares de labios. Y luego, de cómo me había defendido frente a los demás insistiendo en que yo era humana cuando él mismo sabia que estaba mintiendo. Me había estado protegiendo para que no me mataran y había roto las reglas al darme tres días para irme.

Entonces lo entendí, él en ningún momento había querido matarme. Me había dado tiempo para irme y no les había dicho a los demás para que no me mataran. Me había dejado con vida cuando la ley del Consejo decía que cualquier brujo identificado debía ser eliminado al instante. Le había mentido a su propio equipo y hasta a su mejor amigo para protegerme y yo aquí me estaba muriendo. ¡No! No dejaría que todo el trabajo de Alex hubiera sido en vano, que todos sus esfuerzos por cubrirme y protegerme concluyeran en esto.

Tuve que recurrir a todas mis fuerzas para lograrlo y entonces logre recuperar el control sobre mi mano. Apreté fuertemente los dientes mientras la movía hasta dejarla caer sobre la piel del cuello de Constantine. Solo tenía un pensamiento referido a él, una intención. ¡Muérete Constantine! Al instante el vampiro me soltó y se echo hacia atrás en una serie de fuertes gritos. Caí al suelo al él ya no sujetarme mas y trate en vano de ponerme en pie. Estaba demasiado débil por la falta de sangre y apenas si logre ponerme de rodillas.

_ ¡Tu! ¡Maldita bruja! –exclamo Constantine totalmente furioso

Estaba totalmente tenso, mostrándome sus dientes y uñas en una posición de ataque y mirándome totalmente furioso. Se echo sobre mi en menos de una milésima de segundo y agarre fuertemente su rostro con mis manos mientras sentía sus uñas clavarse en mis brazos. Apreté más mis dientes para no gritar y simplemente sostuve mis manos mas fuertemente contra su piel de modo que mis dedos se hundieron en su dura y fría piel. El grito y una mueca de tortura y dolor se grabo en su rostro. No le tuve piedad, casi más me había matado y continué sosteniendo su rostro entre mis manos hasta que Constantine no pudo más y poco a poco fue cayendo al piso. Quedo inconsciente, con una mueca de dolor grabada en su rostro y la boca aun abierta por haber estado gritando hasta el final.

Logre ponerme en pie, mirando desde arriba su cuerpo inmóvil y entonces escuche el familiar ronroneo del motor. Sonreí al ver aparecer a Alex y él me miro totalmente preocupado, saltando de su moto y corriendo hacia aquí. Desenvaine rápidamente mi daga y lo apunte.

_ Immobĭlis –dije y él quedo congelado en el lugar

Le sonreí nuevamente pidiéndole disculpas y entonces me agache hasta estar junto al cuerpo de Constantine. Tire de la manga de su camisa hacia atrás y rápidamente grabe sobre su piel el hechizo del olvido. Que se olvidara de la sangre que había tomado, de las palabras que me había dicho, de cada vez que me había visto y que se olvidara totalmente de mi existencia. Me levante, mirando mi sangre en los labios de Constantine y sintiendo aun el dolor de las heridas que me había causado en los brazos con sus uñas. El cuello me dolía terriblemente, podía sentir las dos perforaciones que tenia y la falta de sangre. Finalmente no pude mantenerme más en pie y caí al suelo. Casi al instante el hechizo que estaba hecho sobre Alex se rompió por mi debilidad y él vino corriendo hasta agacharse junto a mí.

_ Kat. Katherin –dijo, tomándome por los hombros y sacudiéndome

Sonreí, la falta de sangre debía de estar haciéndome delirar o enserio Constantine había tomado suficiente sangre como para matarme y este era el producto de aquello. Casi sonaba preocupado Alex por mí y parecía totalmente irreal. Nuevamente sentí como caía en el ensueño y toda vitalidad me iba abandonando.

_ ¿Qué haces aquí? –pregunte débilmente

_ Tú me llamaste –respondió él

Definitivamente esto era producto de mi delirio. Quizás se debía también al gran esfuerzo que había hecho por salir del encanto de Constantine y por haberlo estado tocando tanto tiempo. Finalmente la oscuridad me gano y quede totalmente inconsciente. Al menos mi mente me había dado un último lindo recuerdo por más que no fuera real si mi vida iba a acabar ahí. Era curioso, había imaginado que moriría en manos de un brujo, mas probablemente de Nick o de Diana, pero en cambio, había sido un vampiro quien se había ocupado de ello. Me pregunte cuanta sangre había tomado Constantine de mí. Debió de haber sido la suficiente para matarme y gracias al cielo que estuve débil luego de haber utilizado mi don. Lo último que quería era convertirme en un vampiro por que me hubieran quitado la suficiente sangre para matarme pero mi consciencia y mi voluntad me hubieran mantenido con vida. Realmente no me importaba que pasaría conmigo, había podido disfrutar unos últimos segundos de su vista. De su hermoso rostro, de sus encantadores ojos verdes, de su cabello color oro que siempre estaba despeinado pero con gracia. Había sido todo un regalo de mi mente haber recreado su imagen al último segundo y haber recreado su voz a la perfección, su preocupación.

¡Tonta sigues viva! Me dije a mi misma al sentir que estaba recostada sobre algo extremadamente cómodo. Los cómodos almohadones de corderoy sobre los que parecía estar recostada realmente eran acogedores. Lo medite por un rato abrazándome más al almohadón y hundiendo mi rostro en él. No había muerto, solamente quedado inconsciente luego de haber utilizado mi don y quedar completamente exhausta. Ya me había pasado muchas veces y yo como una tonta creyendo que había muerto. Realmente Constantine no me había robado suficiente sangre como para matarme pero aun conservaba aquella sensación de debilidad y desorientación.

Me senté, abriendo un poco los ojos en un intento de despertarme totalmente y frotándome con una mano el cuello. Con cada pasada la herida se hacía un poco mas pequeña hasta que sentí que desapareció totalmente y mi piel quedo totalmente lisa. Pase mis manos por mis brazos, al menos aquellas heridas ya se habían curado por su cuenta. Adoraba la velocidad con la que un brujo se curaba y no pude evitar sonreír ante aquello. Me fije en mi alrededor, no tenia la menor idea de en la sala en la que me encontraba y el hecho de mi estado no ayudaba para nada. Frente a mi había una chimenea que me resulto familiar y entonces reaccione respecto a donde estaba. Las paredes blancas, el piso de madera, la moderna mesa blanca que estaba delante del sillón. Sinceramente, me hubiera parecido más normal despertarme dentro de un ataúd que en este lugar. Levante la vista y enseguida me cruce con la inescrutable mirada de Alex. Casi temblé al verlo llevar su espada y saber sus intenciones. Tantee mi cadera en busca de mi daga, al menos así tendría alguna oportunidad, pero me quede realmente aterrorizada al no tenerla encima. Él me sonrió.

_ ¿Creíste que seria tan tonto de dejarte la daga a mano luego de ver lo que puedes hacer con ella? –pregunto

_ Entonces eras realmente tú –dije y él me miro seriamente

_ ¿Dónde la tienes? –dijo

_ ¿Qué cosa? –pregunte

_ ¿Dónde tienes mi pluma? –Exigió saber- Sé que tu la tienes, sino no estaría en esta situación. Tienes una pluma mía. ¿Sabes lo que eso significa? Que tengo que protegerte, no permitir que nada malo te pase. ¡Devuélveme ya mismo mi pluma!

_ ¿Por qué? –Pregunte- Me mataras si lo hago. De hecho, ya me hubieras matado de no ser por que la tengo.

_ Parece que no soy el único que quiere matarte –dijo- ¿Qué hacías con ese vampiro?

_ Él pidió de verme. Mato a dos hombres, los desangro totalmente y quería que le hiciera un hechizo para ocultar su presencia y que ustedes no pudieran encontrarlo –dije- Estaba aquí desde el día de Halloween y tenia intenciones de morderme desde entonces, de un modo y otro me habría atacado el día de hoy.

_ El maldito cobro dos vidas humanas, ya debe estar muerto a estas alturas –dijo Alex

_ Probo mi sangre –dije- Son efectos mucho mas poderosos al que produce la sangre humana.

_ Aun así, sea lo que sea que le hiciste, lo dejaste demasiado mal y los demás ya deben de haberse ocupado de él –respondió Alex- Al parecer me equivoque, eres lo suficientemente fuerte como para salir del encanto fatal de un vampiro cuando te esta mordiendo así que podría llegar a considerarte como una enemiga digna.

_ No es el primer encanto fatal en el que caigo –dije poniéndome en pie

Entre mis encantos fatales se encontraba él principalmente. ¡Me había enamorado de la persona que me quería matar! Al menos ahora todo parecía tener sentido si su protección se debía al hecho de que yo tenia una de sus plumas. Di la vuelta al sillón para poder irme y entonces Alex me siguió y se detuvo delante de mí apuntándome con su espada.

_ ¿A dónde crees que vas? –Dijo él- Los tres días concluyeron.

_ Me diste tres días para que me marchase y no tener que admitir tus errores –dije tranquilamente- Te lo repito, no pienso irme. Además no pienso atacarte, no me gusta hacerles daño a las personas que no se lo merecen por más que aquellas quieran verme muerta.

_ ¿Por qué te he visto llorar realmente y las brujas no pueden llorar? –dijo él sin dejar de apuntarme

_ Por empezar, eso de decir las brujas es muy de las teorías de la edad media. Por eso me puedo dar cuenta fácilmente que no sabes mucho sobre nosotros –le explique- Actualmente hay mas brujos que brujas. Y no se por que puedo llorar, no soy una bruja normal desde que escape del Instituto.

_ Entonces será mejor que empieces a contarme todo ahora si no quieres terminar muerta –dijo él sonriendo

_ ¿Qué quieres que te cuente? Si tú ya lo sabes todo respecto a mí. Te he sido sincera en todo momento. Te he dicho por que me mude aquí, quien me persigue, quienes son mis padres. Todo –dije- ¿Por qué no le dijiste a los demás lo que sabias respecto a mi?

_ Por que dije que te daba tres días y yo cumplo con mi palabra. Pero al parecer no aceptaste tu oportunidad. ¿Qué hiciste al tocarme? –pregunto él

_ Te hice revivir un recuerdo, ese es mi don –dije y él me miro confundido- Cada brujo tiene un don, único e irrepetible. Algunos pueden ser extremadamente poderosos como por ejemplo el de Nicholas, él puede meterse en tu cabeza y hacer lo que quiera ahí, puede llegar a ser muy torturador si él lo quiere y ahora entiendes por que todos le temen. Mi don consiste en hacerte revivir un momento de tu vida e intensificarte la sensación al tocarte.

_ Si me vuelves a tocar no tendrás ni tiempo de gritar –me advirtió

_ Te hice revivir ese recuerdo por que tenia miedo de tocarte y te trasmití ese miedo, por eso reviviste un recuerdo malo. Si te toco con buenas intenciones pasa todo lo contrario –admití- ¿Dónde esta mi daga?

_ Te la devuelvo si prometes no usarla –dijo Alex y suspire exasperada

_ ¿Acaso no entiendes que no quiero atacarte ni nada? Si te inmovilicé antes fue por que sabia que no me dejarías hacerle un hechizo a Constantine para que me olvidara y realmente necesitaba hacerlo –dije

_ Entonces el vampiro tenia nombre –dijo él casi riendo como si fuera gracioso y enfundando su espada- Que en paz descanse.

Él camino por la sala de estar hasta detenerse frente al librero y lo mire atentamente. ¿Por qué tenia que parecerme tan hermoso? Por mas que fuera de noche y el cielo estuviera nublado, su cabello color oro resplandecía bajo las luces de la casa y no podía evitar mirarlo. Me mordí una uña, tratando de controlar mis emociones pero aun así el simple hecho de sentir su ligera presencia bastaba para hacerme caer en su encanto.

_ Sabes, tienes una presencia bastante rara –dijo Alex rebuscando entre los estantes- No es para nada parecida a cualquier presencia que tendría cualquier brujo.

_ No soy cualquier brujo. En clase de literatura, cuando estábamos adelante, te llamo Nicholas. ¿No es así? –Dije y él asintió tranquilamente- ¿Qué hiciste?

_ Realmente nada, me gusta jugar con él, escuchar como se enfurece –dijo Alex- Parece obsesionado con encontrarte.

_ Nick no descansara hasta encarcelarme de nuevo –dije

_ ¿Encarcelarte? Yo creí que querría encontrarte solamente ya que eres su chica y has escapado de él –dijo Alex

_ Yo no soy su chica –dije seriamente- El Nick de ahora solo cumple con las ordenes de Lucifer de encontrarme y llevarme de vuelta.

_ Entonces será mejor que empieces a pensar cual va a ser tu declaración para que te deje con vida –dijo Alex y me devolvió mi daga- Si logras convencerme de que necesito que sigas viva, entonces no te matare.

_ Si intentas matarme entonces le diré a los demás todo lo que has hecho –dije- Sabías que era una bruja y aun así les mentiste insistiendo en que yo era humana. Además de que me has dejado con vida, has interferido en mi salud, has ocultado información vital al Consejo y mejor ni hablar de que me has besado.

_ Me estuviste espiando. ¿No es así? –dijo él

_ Solamente quería saber si podía confiar en tu palabra de que me dabas tres días o no –dije hundiéndome de hombros

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