Capitulo 35: Secuelas de una pelea


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_ Tienes que admitir que se lo tomo mejor de lo que esperaba –dijo Nicholas apoyado tranquilamente contra la pared- De hecho, hasta se lo tomo mejor que yo y eso ya es mucho decir. Aun así, confieso que no creí que tu madre cedería ante tu petición.

_ Es mi mamá, ella me ama y es capaz de hacer cualquier cosa con tal de verme feliz –dije

_ Pues discúlpame pero el amor maternal es algo que no conozco, recuerda que los malditos de mis padres le vendieron mi alma a Lucifer para ser jóvenes por siempre –dijo él

_ Lo lamento –dije y suspire

_ No hay por que –dijo él tranquilamente y se hundió de hombros- Tampoco le di mucha importancia a mi familia adoptiva antes de huir y terminar finalmente en el Bella Vista. Pero... ya he arreglado y concluido todos mis asuntos ahí, ya no tengo nada por que volver. ¿Te das cuenta de que tuviste la oportunidad de matar a Christ y la desperdiciaste? Él estaba lo suficientemente enfurecido como para que fuera vulnerable, tan solo bastaba un tiro certero.

_ No hubiera podido –dije y clave tristemente mi vista en el suelo- No sé si en algún momento volveré a tener aquella oportunidad y lo matare. Si lo mato...

_ No quieres herir al ángel, lo entiendo –dijo él y asentí a mi pesar, suspiro- Sabes, estaba pensando en que quizás debería examinarte esa herida que tienes ahí. De hecho, debería examinarte totalmente para estar seguro de que no ocultas ninguna herida terrible.

_ Descarado –dije y Nicholas rió- Tienes suerte de que no te haya escuchado mi papá.

Él continuó riendo a carcajadas, aun apoyado contra la pared. Pase a su lado y le dedique una inocente sonrisa antes de encerrarme en el baño. Eche el cerrojo y me ocupe de que fuera totalmente imposible de abrir desde fuera, tanto sea manual o por magia. Casi al instante Nicholas empezó a golpear a la puerta al escuchar mis pensamientos y no pude hacer nada más que reír viendo como le era imposible entrar.

_ Sabes que este hechizo no me detendrá –dijo él mientras continuaba golpeando enérgicamente la puerta y no hice mas que reír

_ Avísame cuando logres romper mi otro hechizo. Entonces... Quizás ahí si empezare a preocuparme de tus amenazas –dije

Sin mas, lo ignore y empecé a desvestirme. Disfrute al sentir el calido chorro de agua chocar contra mi piel mientras me bañaba. Lentamente me fui quitando todos los rastros de suciedad que tenia. La sangre se limpiaba de mis heridas y el agua se teñía de rojo al caer. Hice una mueca al sentir como la herida en mi cintura ardía terriblemente pero era un dolor soportable. Era casi refrescante la sensación del agua corriendo por todo mi cuerpo. ¡Cuánto había añorado un baño! Sonreía al pensar que yo estaba aquí tomando un baño tranquilamente y Christ estaba en algún lugar, totalmente enfurecido y desesperado por que hubiera logrado salirme con la mía. Al instante un escalofrió recorrió mi columna vertebral al saber que la próxima vez que lo viera ya no seria lo mismo. A pesar de lo caliente que era el agua, aquello logro helarme totalmente por completo.

Cerré el agua y salí de la ducha. Al instante me envolví con una toalla y me acerque al espejo del baño. Con una mano limpie el vapor que se había posado en la superficie hasta ver reflejado mi aterrado rostro. Mis ojos de un color entre el gris y el azul estaban totalmente llenos de pánico, mi piel era aun mas pálida de lo normal y mi labio inferior temblaba ligeramente ante el temor. Christ me mataría, me mataría definitivamente por lo que había hecho. Cerré los ojos y negué con la cabeza como si fuera una niñita pequeña. Tome las ropas que había dejado anteriormente en el baño y rápidamente me cambie. Suspire, tratando de cambiarme. De nuevo me vi obligada a limpiar el espejo empañado a la hora de cepillarme el cabello. Deje todo en perfecto orden antes de abrir la puerta y salir. El pasillo estaba totalmente desierto y no se escuchaba nada. Me apoye contra el marco de la puerta de mi habitación al ver a Nicholas recostado en mi cama, los brazos cruzados detrás de su cabeza, una pierna doblada y la vista perdida en el techo. Él suspiro.

_ ¿Recuerdas cuando nos conocimos? –pregunto él y sonreí

_ ¿Cómo olvidarlo? Estaba castigada por que Diana me había delatado frente a mis padres, tenia que limpiar todo el pasillo de la entrada –dije

_ Y aun así yo me fije en ti a pesar de que Diana mintió diciéndome que eras la muchacha de la limpieza –dijo Nicholas- Recuerdo que me sentí un verdadero tonto, alguien con tanto ego como yo se había fijado en quien creía que era la que se ocupaba de la limpieza. Lo peor es que me seguía fijando en ti, no podía evitar quedarme prendido mirándote por más de lo que estuviera haciendo con Diana. Tarde semanas en saber que en realidad tú eras su hermana y ella me había mentido. No tienes idea de cuanto me molestaban tus pensamientos hacia mi cuando no me conocías por que yo me había encantado totalmente contigo y quería tenerte más que nada.

_ Eras la nueva victima de Diana. ¿Cómo pretendías que no pensara aquello sobre ti? Además eras un brujo, un servidor de Lucifer y tu actitud no me caía muy bien que digamos –dije y él sonrió

_ Ya lo sé –dijo Nicholas- Y luego fue el día que vine a buscar a tu hermana y ella no estaba. Tú me hiciste entrar y me dijiste que la esperara. Enseguida te fuiste, por alguna razón no soportabas estar cerca de mí y yo te seguí. Me pare exactamente en el mismo lugar en donde ahora tú estás y por más que me quisiste echar yo no me fui.

_ Eras y sigues siendo demasiado obstinado –dije y no pude evitar sonreír- Siempre dispuesto a conseguir lo que quieres. Yo estaba leyendo tranquilamente y tú tenías que venir a interrumpir, ni siquiera sabia que hacías aquí.

_ Tienes buena memoria –dijo él

_ Se supone que debo tenerla si después de todo aquel es mi don –dije

Entre en mi habitación y me detuve a un lado del librero repleto de diferentes libros. Tome de uno de sus estantes mi celular y me fije en que no había recibido llamada alguna. Suspire y acaricie con mi mano los tomos de los viejos libros. Recordaba aquel día como si hubiese sido ayer y a la vez, me parecía demasiado lejano. Yo ya no era una niñita y él ya no era la misma mano derecha de Lucifer. Y aun así, aquí estábamos de vuelta los dos. Él resoplo antes de estirarse y se puso en pie.

_ Estabas precisamente ahí –dijo Nicholas- Guardaste tu libro molesta por que hubiera interrumpido tu lectura y estabas dispuesta a irte viendo que yo no lo estaba.

_ Te juzgaba sin conocer –dije y él sonrió parándose frente a mí

_ Y sin embargo te quedaste, no te fuiste –dijo él y me acaricio suavemente la mejilla- ¿Recuerdas que te dije antes de besarte?

_ Me dijiste que jamás te habías fijado tanto en una persona, que jamás habías apreciado tanto un alma y que yo tenía algo de especial que las demás personas no tenían –dije y él sonrió ligeramente, deteniendo su mano en mi barbilla y mirándome a los ojos

_ ¿Y acaso me he equivocado en lo que dije? –Pregunto él- ¿Acaso tú no eres la persona que más me importa? ¿Acaso tu alma no es lo que mas he cuidado, aun más que la mía? ¿Acaso tú no eres especial? Desde el primer segundo en que te vi Katherin supe que mi lugar siempre seria cerca de ti, aun no lo se como. Pero es algo que simplemente no pude evitar. Yo tenía mucho poder pero mi vida no tenía propósito y estaba vacía, tú me has cambiado.

_ ¿A que quieres llegar con esto? –pregunte

_ A que mi ego ya es lo suficientemente grande como para convencerme fácilmente de que soy el mejor brujo de esta generación. Sin embargo, me pregunto si tú también estas convencida al respecto o que piensas respecto al tema –dijo él- Piénsalo. Y... en el caso de que mis suposiciones sean correctas y no sean solamente para alimentar mi ego, en el caso de que yo sea lo que Christ tanto busca y tú quieres defender... tan solo avísame. Quiero saber si ese maldito vendrá tras de mi.

_ Nicholas –dije y al instante él me callo, poniendo dos dedos sobre mis labios

_ Temes que tenga razón en lo que digo por que aquello significaría que Christ vendrá tras de mi –dijo él sonriendo ligeramente al mirarme- Te preocupas mucho por los demás, siempre fuiste de preocuparte mas por los demás que por ti misma. Pero Katherin, te preocupas demasiado por mi y aquello no hace mas que convencerme de lo que creo. ¿Y si no solamente te preocupas por mí por que quieres sino que también por que debes? Sabes que te amo gatita, que aun lo sigo haciendo por más que no debería y que seria capaz de seguirte hasta al fin del mundo o a cualquier lado que fueras con tal de estar contigo y saber que estarás bien. Aun así, si realmente soy yo lo que Christ quiere, sabes que no permitiré que te arriesgues para defenderme.

Él sonrió una última vez antes de besarme fugaz y sutilmente en los labios. Lo vi partir, dejándome totalmente sola y sin palabras. Me lleve una mano a los labios y los toque con mis dedos, aun estaban calidos por su rápido beso. Temí por un momento. ¿Y si Nicholas realmente tenía razón? El mejor brujo era fácil de buscar, simplemente se debía encontrar a aquel al que Lucifer le hubiera dado mas poderes y lo hubiera entrenado perfectamente. ¿Acaso Lucifer no habría aprovechado el hecho de tener a un niño extremadamente joven a su disposición para hacerlo el mejor brujo de esta generación?

Me apoye contra la pared, buscando algo de que sostenerme ante aquella revelación. ¿Y si Nicholas no se equivocaba? ¿Y si tenía razón? Yo mejor que nadie sabia que se necesitaba poco para que Nicholas creyera ser le mejor brujo, su ego ya era lo suficientemente grande como para creerlo sin problema. Y aun así, yo comenzaba a creer que aquello era posible y eso no hacia mas que preocuparme. Él había logrado hacer un trato con el mismo Lucifer y burlar su juego de algún modo, había podido romper el control de Lucifer sobre él mismo y había sobrevivido tanto tiempo sin alma alguna. Pero, en el caso de que aquello fuera cierto y Nicholas realmente fuera el brujo más poderoso de esta generación, entonces aquello significaba que Christ lo deseaba vivo o muerto.

El sonido del timbre me trajo nuevamente a la realidad y me hizo olvidar rápidamente mis pensamientos. Me apresure a salir de mi habitación y mis pies se movieron rápidamente mientras bajaba los escalones. Me detuve a mitad de camino, aun sobre la escalera, mirando todo con total incredulidad y confundida. Mi mamá se acerco apenas desde la sala de estar y Alex, también en la misma sala, se levanto para ver que estaba sucediendo. Mi papá cruzo majestuosamente el pasillo principal y se acerco a la puerta. Apenas la abrió, lo primero que vi entrar fue un gato que vino a parar corriendo a mis pies para luego saltar a mis brazos y que lo atrapara en el aire.

_ ¿D’où tu viens petit prince? –dije

Él simplemente sonrió y se limito a refregar su cabeza contra mi pecho. Le acaricie suavemente justo detrás de las orejas, obteniendo un ronroneo constante como respuesta. Levante la cabeza y me quede aun más atónita al percatarme de la pareja que estaba del otro lado de la puerta. Mi mamá enseguida palideció y volvió a su lugar en la sala de estar para evitar que la vieran. Ahora, definitivamente, ya no tenía idea de lo que estaba sucediendo. Baje mi vista y mire al príncipe entre mis manos, preguntándole con la mirada si él era responsable de aquello pero el gato se limito a seguir restregándose cariñosamente contra mí.

_ Tantos años y ni siquiera una carta te has molestado en mandar, al menos podría haber sido una promoción de tu restaurante –dijo mi papá- ¿Y como me tengo que enterar que estas en la misma época que yo? Por que a mi hija se le ocurrió mencionar que conocía a tu hijo menor.

_ Ahora no tengo tiempo para tus reproches, quiero saber que demonios ha sucedido aquí –dijo Michael claramente molesto

_ ¿Dónde esta Alex? –pregunto Soledad al instante

Ella dio un paso, preocupada, pero su esposo la detuvo al instante tomándola por el brazo y mirando desconfiado al brujo delante de ellos. Nicholas me hizo señas desde arriba y al instante subí, aun teniendo al gato entre mis brazos. Mire mas que con curiosidad la ligera expresión de temor y preocupación que había en su rostro, jamás lo había visto alterarse por algo. Él se sostuvo contra la pared de modo que fuera imposible verlo desde abajo y lo mire aun mas confundida.

_ ¿Qué hacen ellos aquí? –susurro

_ No lo sé, supongo que mi papa los habrá llamado –dije

_ Tu padre es demasiado impredecible –dijo Nicholas- Espero que sepa lo que hace o a mi me cortaran la garganta.

_ ¿Qué? –dije

_ Seria demasiado fácil culparme a mi por todo lo que esta sucediendo si después de todo yo fui la mano derecha de Lucifer –dijo Nicholas- Piénsalo dos segundos. Allí abajo hay un Michael Engel totalmente furioso por lo que sucedió con sus hijos y créeme que sus pensamientos no son nada buenos.

_ Él no te matara –dije y aun así vi el pánico cruzar por su rostro

_ Yo soy el que llevo a Christ frente a Lucifer –dijo él- Si me ve, querrá matarme.

_ ¿Y crees que no querrá matarme a mi cuando sepa que casi mato a su primer hijo hace meses? –Dije mirándolo- Nicholas, no te pasara nada. Además, es solo un estúpido ángel, como dices tú.

_ Aun así –dijo él

Suspire y me acerque apenas al borde del muro, lo suficiente para ver hacia abajo. Michael seguía sosteniéndole una mirada desconfiada a mi papá mientras que Soledad abrazaba con desesperación a su hijo y trataba de contener las lágrimas en sus ojos. El gato entre mis brazos también se asomo, deseando ver que era lo que sucedía. Le tape la boca al príncipe cuando este quiso maullar demandando una explicación y negué rápidamente con la cabeza cuando me miro molesto por que lo hubiera interrumpido. El gato me mordió fuertemente un dedo y cerré los ojos para contener el grito de dolor que casi sale de mi garganta.

_ Carol, no creo que haya problema alguno –dijo mi papá

Vacilante, mi mamá avanzo hasta salir de su escondite y quedar a la vista de los demás. Volví a sostenerme contra la pared, mirando a Nicholas que seguía tratando de ocultar su preocupación. El príncipe seguía clavando sus dientes sobre mi dedo sin piedad alguna pero aun así ya ni sentía aquel dolor. Comparado con el resto de las heridas que tenia, aquello no era nada. Mire a Nicholas realmente sorprendida, jamás lo había visto preocuparse tanto por él, de hecho, jamás lo había visto preocuparse por las consecuencias de sus actos.

Alguna vez tenia que pasar. ¿No es así? –Dijo él y sonrió fugazmente con nerviosismo- ¿No es como dices tú? ¿Siempre hay una primera vez para todo?

¿Realmente crees que Michael Engel te hará algo por lo de Christ? –pregunte incrédula

No lo creo, lo sé –dijo él

El príncipe se zafo de mis brazos y salto al suelo. Al instante trate de atraparlo nuevamente pero el gato fue mas rápido que yo y corrió escaleras abajo. Me detuve en el borde del muro antes de quedar a la vista, maldiciendo internamente. El gato bajo todas las escaleras hasta llegar al pasillo de la entrada y automáticamente salto a los brazos de mi papá. Cerré los ojos y maldije más fuerte internamente al saber lo que aquello significaba. Mi papá acaricio al gato, mirando seriamente un punto en ninguna parte y luego lo soltó y el gato volvió a saltar al suelo.

_ Katherin –dijo él e hice una mueca

_ Genial, puedo burlar a todos los servidores de Lucifer pero no soy capaz de que mi papá no me descubra –murmure

_ Podría haber sido peor –susurro Nicholas

_ Nicholas, ya sé que estas ahí también –dijo mi papá

Nicholas al instante hizo una terrible mueca al ser descubierto y suspire antes de salir. Clave la vista en el suelo mientras bajaba los escalones, sin atreverme a levantarla. ¿Qué se suponía que iba a decir? ¿Cómo se suponía que viera a Michael y a Soledad a los rostros luego de lo que les había hecho? Había intentado matar a Christ, de hecho, casi lo había logrado. Y aun peor, estaba segura de que la mayoría de las heridas que ahora tenia Alex eran gracias a mi, a que Christ lo utilizara para extorsionarme y lo hiriera cada vez que yo no hacia lo que él quería. ¿Y sabiendo aquello como seria capaz de levantar la vista y mirar a la pareja a los ojos? Suspire al detenerme, aun con la mirada fija en el suelo. El gato pasó caminando burlonamente a mi lado y lo fulmine con la mirada.

_ Je vais me venger maudit chat –dije

_ No le harás nada –dijo mi papá al instante

Lo llevare a la guillotina apenas duerma por habernos delatado –dijo Nicholas

_ Katherin, tu eres la que ha planeado todo esto y has conseguido que funcionara pero también eres la única capaz de decirnos realmente que es lo que esta pasando en el Bella Vista –dijo mi mamá y me estremecí ante ese nombre- Por favor, necesitamos que nos digas para saber que esta sucediendo.

No me atreví a levantar mi vista del suelo para mirarla, no me atrevía a nada. Sentía como nuevamente el miedo se apoderaba de mí. Mis manos se crisparon, la sangre se me congelo en las venas y mi rostro palideció totalmente. Lo que había sucedido en el Bella Vista... Todas mis lagrimas, todo mi sufrimiento, todos los golpes que había recibido pasaron rápidamente frente a mi ojos y no pude evitar estremecerme nuevamente. Lo que había sufrido ahí había sido lo peor que me había sucedido. Toque ligeramente mi cintura con mi mano, sintiendo como mi piel ardía bajo la ropa y como la herida que tenia hecha ahí seguía doliendo tan terriblemente como al principio. Sentía todos los ojos clavados en mí, esperando una explicación que nunca seria capaz de dar.

_ No... No es algo que desee recordar –dije nerviosa y con miedo

_ Kat, realmente necesitamos saber si deseamos tomar medidas –dijo mi papá

_ Lo que paso ahí no es nada bueno –susurre- No hay nada mas que dolor y sufrimiento. Perdonen pero realmente es algo de lo que no puedo hablar, no quiero recordar.

_ Katherin, estas a salvo ahora, nada te pasara –dijo Nicholas a mi lado

_ Vendrá a buscar venganza tarde o temprano –dije aun con la vista baja- No se conformara solamente con la vida de Zachary.

Todos se quedaron completamente en silencio, nadie dijo nada más. No había mencionado nada sobre Zachary por más que Nicholas ya debía de saberlo gracias a mi mente. Aun así, la noticia pareció difícil de asimilar para ellos. Tanto para mis padres y Nicholas por estar conscientes de la muerte de Zachary como para Michael y Soledad al saber quien había sido el asesino. Me atreví a levantar apenas la vista para fijarme en los demás. Alex se mantenía a un lado ignorando totalmente su entorno, con la cabeza gacha. Seguramente él tampoco deseaba recordar todo lo que habría sufrido estando ahí.

_ Bueno, el brujo ese siempre deseo la muerte –dijo mi papá tranquilamente

_ Obtuvo finalmente lo que quería –dijo Nicholas sonriéndole

Que tan fácilmente los brujos lograban superar una muerte. Y por mas que una parte de mi era como ellos y también había logrado seguir adelante, la otra sufría por la perdida de un amigo. Suspire, al menos ellos tenían razón. Zachary siempre había deseado la muerte y al menos había muerto con una sonrisa.

_ Pobre brujo –susurro mi mamá

_ Pero nos salvo –dije y finalmente me atreví a levantar la vista, mirándola directamente- Me salvo a mi de una muerte segura y se sacrifico para darnos el suficiente tiempo para escapar. Lo único que lamento de todo esto es la persona que es nuestro enemigo.

_ Mi hijo... –susurro Michael

Él se apoyo contra una pared con el rostro totalmente pálido, tratando de asimilar aquel hecho. La tristeza prevalecía en el rostro de Soledad pero aun así ella no mostró la misma ligera desesperación que su esposo. ¿Qué tan difícil y doloroso debía ser para ellos aceptar aquella realidad? Mire por un segundo a mis padres de soslayo. Igual de difícil que seguramente era para los míos aceptar que Diana colaboraba con Christ.

_ Michael, lo lamento mucho –dijo mi papá

_ Nadie hubiera deseado esta realidad pero es la única que hay –dijo Soledad mirando a su esposo que continuaba en shock

_ Y lamentablemente este es un problema que no podemos ignorar –dijo mi mamá

_ ¿Cómo es posible que esto haya sucedido? ¿Cómo es posible que mi hijo le haya vendido el alma a Lucifer? –pregunto Michael llevándose ambas manos a la cabeza con desesperación- ¡Como demonios es posible que Christ haya hecho eso!

_ Disculpe la interrupción pero sus pensamientos no son los correctos –dijo Nicholas mirándolo y Michael levanto la cabeza para devolverle la mirada- Usted lo ha educado correctamente a su hijo, no es culpa suya lo que ha sucedido.

_ Sal de mi mente ahora mismo brujo o conocerás que tan rápido puedo ser para matarte –dijo Michael seriamente

Nicholas palideció de un modo casi imperceptible y retrocedió un paso mientras Michael volvía a sumirse en su desesperación. Alex le hecho una rápida y significativa mirada a Nicholas, haciendo que este solo se estremeciera ligeramente. Aun así, el ángel no hizo nada, permaneció en silencio. Aquel acto tan solo significaba una cosa, Alex era consciente de que Nicholas era quien había llevado a Christ frente a Lucifer y por lo tanto, era en parte responsable de esta realidad. Y aun así, él no dijo palabra alguna. Finalmente, fue mi papá el que actuó. Él suspiro y se acerco a Michael hasta poner una mano en su hombro en señal de apoyo.

_ Realmente no es culpa tuya lo que ha sucedido –dijo él- Nicholas tiene razón por mas que tu no tomes muy enserio su palabra.

_ ¿Nicholas? –Dijo Michael atónito y acto seguido la desesperación se borro de su rostro- ¿Nicholas Devang?

_ Corre –susurre al comprenderlo

_ ¿Qué? –dijo Nicholas

_ ¡Corre! –dije

Nicholas me miro con desesperación pero ya no hubo tiempo. Michael se movió aun mas rápido de lo que había imaginado y en un segundo lo tomo por el cuello. Al instante la respiración del brujo se corto pero no hizo nada, ni se movió. ¿Realmente aquel era Nicholas Devang, la ex-mano derecha de Lucifer? Soledad quiso interferir al instante al igual que yo pero tan solo basto de un hechizo para que la situación cambiara, de un simple hechizo del brujo más poderoso que había existido. En menos de un segundo Michael solamente estaba sosteniendo la nada y Nicholas respiraba agitadamente varios pasos lejos del ángel. Mi papá sonreía traviesamente, aun moviendo sus dedos en el aire como si estuviera jugando con un hechizo sólido. Michael intento abalanzarse nuevamente sobre Nicholas y vi el pánico cruzar el rostro de este. En menos de un segundo, mi papá se interpuso en su camino y ambos hombres se quedaron parados el uno frente al otro desafiándose con la mirada.

_ Muévete Adrian, no tendré escrúpulo en correrte de mi camino si con eso consigo la vida de ese brujo –dijo Michael

_ Pues entonces inténtalo por que no me moveré de este lugar, no le harás nada al muchacho –dijo él

_ Adrian, hablo enserio, muévete –repitió Michael

_ Esto no es necesario –dijo mi mamá al instante

_ ¡Gracias a ese maldito paso lo que paso! –dijo Michael señalando a Nicholas- ¡Si no fuera por él a mis hijos no les hubiera sucedido nada!

_ ¡Si no fuera por él tu segundo hijo estaría muerto! –dijo mi papá

_ ¿Entonces que? ¿Ahora me negaras que él no inicio todo este problema con su trabajo de llevarle almas a Lucifer? –Dijo Michael- Lo matare apenas te muevas de en medio.

_ Él cuido de mi hija y ella lo quiere, no puede permitir que le hagas daño –dijo él

¡Corre! –repetí en mi mente

No puedo, tengo que aceptar las consecuencias de mis actos por una vez –dijo Nicholas

¡No seas estúpido y corre! –dije

¿Crees que no lo he calculado? ¡Michael me atrapara, no tengo otra alternativa! –dijo Nicholas

_ Gracias a él el alma de uno de mis hijos ahora le pertenece a Lucifer –dijo Michael furioso- Me vengare por eso, no me importa si tengo que quitarte de en medio para lograrlo Adrian.

_ ¡No puedes culparlo de aquello! –Dijo mi papá- No es culpa suya que tu hijo haya decidido hacer un trato con Lucifer. Quizás haya sido por que no fue bien educado...

_ ¿Ahora me estas culpando a mi de esto? –dijo Michael

_ Yo solo digo que mis hijas estuvieron frente a Lucifer y ninguna le juro lealtad ni le vendió su alma –dijo mi papá

_ Claro que no, tus hijas tienen mejores cosas que hacer como andar manipulando hombres a su antojo antes que jurarle lealtad a Lucifer –dijo Michael- ¿Qué extraño, no, que tu hija haya metido a la mano derecha de Lucifer a tu casa?

_ Vuelve a decir una sola palabra.... –dijo mi papá

_ ¿O que? ¿Me atacaras por decir verdades? Típico de un brujo –dijo Michael- Ahora muévete Adrian, no es a ti a quien quiero este día.

Ambos se miraron casi con odio, en minutos cualquier situación personal había quedado totalmente de lado y este no era más que un típico enfrentamiento entre un brujo y un ángel. Bien y mal, luz y oscuridad. Tan solo eran dos seres enfrentados por naturaleza. Mire con desesperación a Nicholas que seguía paralizado en su lugar y luego a los dos hombres que seguían enfrentados, actuarían en cualquier segundo y no tenia idea de cómo terminaría este encuentro. La incertidumbre estaba en los rostros de ambas mujeres, ambas queriendo intervenir pero sin saber que hacer.

_ Atrévete a atacarme estúpido ángel –dijo mi papá

_ Será un placer maldito brujo –dijo Michael

_ ¡Deténganse! –exclame interponiéndome entre los dos

Apreté los dientes para no gritar cuando mi herida dolió al utilizar magia. Ambos hombres se detuvieron completamente en sus lugares sin poder hacer movimiento alguno. Permanecí entre ellos dos, parada exactamente en el medio con los brazos extendidos a ambos lados mientras trataba de sostener el hechizo, estaba segura de que si este se rompía ellos dos no tendrían escrúpulo alguno en atacarse. Apreté más fuertemente los dientes al sentir como el dolor se intensificaba pero me forcé a resistir.

_ ¡Alto, esto no tiene sentido! –Dije y mire a Michael- Christ ha decidido por el mismo su propio camino. Por mas que sea Nicholas quien lo llevo frente a Lucifer, él en ningún momento lo obligo a aceptar aquel trato, de hecho, ni siquiera era su intención –dije y luego mire al otro hombre- Papá, debes aceptar y respetar la reacción de Michael, no es fácil sobrellevar lo que le esta sucediendo. Aun así, esto es una estupidez de parte de ambos. Son grandes hombres y sus nombres han quedado en la historia, no deberían reaccionar así y al instante recurrir al enfrentamiento. ¿Acaso no se dan cuenta de lo que esta sucediendo afuera? La oscuridad amenaza con dominar al mundo y destruir el futuro y ustedes pierden el tiempo discutiendo por la vida de un brujo que encima intenta ayudar.

Seguí sosteniendo el hechizo hasta sentir que ambos hombres ya no parecían dispuestos a atacarse. Ambos se miraron una última vez desafiantes antes de suspirar casi al mismo tiempo y volver a retomar sus composturas. El hechizo se rompió totalmente y baje los brazos, totalmente agotada. No era fácil mantener un hechizo sobre Adrian Strega y Michael Engel. Cerré fuertemente los ojos ante la punzada de dolor que sentí y mis piernas fallaron. En menos de un segundo Nicholas me tomo por detrás para que no cayera al suelo y gemí levemente ante el insoportable dolor. Me lleve una mano a la herida, retorciéndome de dolor.

_ Gatita... –susurro Nicholas preocupado

Al instante mis padres prácticamente se abalanzaron sobre mí al escuchar mi gemido de dolor. Cerré más fuertemente los ojos y me retorcí aun más. Había sido una pésima idea utilizar magia e intervenir pero no había tenido otra alternativa. ¡Maldita herida! Mi mamá enseguida poso una mano sobre mi frente para comprobar mi temperatura y se alejo casi espantada.

_ Estas ardiendo –dijo ella

_ Esta enferma, su temperatura no puede ser tan alta. Tiene una herida en la cintura, es eso lo que la esta dañando –dijo Alex y enseguida todos lo miraron sorprendidos

Él no dijo nada mas, se hundió de hombros y se limito a quedarse tranquilamente en su lugar. Las hábiles manos de mi mamá enseguida estuvieron en mi cintura y levantaron mis prendas hasta dejar mi herida al descubierto. Hice una mueca de dolor al ver una raya marrón atravesarme gran parte de la cintura y no pude evitar temer al ver el estado de mi herida. Por un segundo, el pánico cruzo por el impasible rostro de mi papá mientras Nicholas me sostenía.

_ Estoy bien –susurre

_ No estas bien –dijo Nicholas

_ Estoy bien –repetí

Débilmente logre ponerme en pie y sacarme a todos de encima, tan solo era una herida mas. Mi mamá me miro con preocupación pero no le devolví aquella mirada. Arregle mis ropas y lentamente partí, tratando de simular estar bien aunque internamente el dolor que sentía era insoportable. Alex me echo una rápida mirada de soslayo cuando pase a su lado para ir a la sala de estar y luego a la cocina. Trate de ignorarlo pero aquello simplemente pareció intensificar el dolor de mi herida. Cruce la sala de estar y llegue a la cocina.

Me senté en una silla y apoye mi cabeza sobre mis brazos en la mesa. Las voces llegaban desde el pasillo principal y luego, en algún momento mientras el tiempo perdía total sentido para mí, se trasladaron a la sala de estar. A veces las voces parecían furiosas, otras tenían un leve deje de preocupación y desesperación pero sobre todo dominaba la seriedad en sus tonos. Aun así, las voces llegaban distorsionadas hasta mis oídos y realmente no las oía. Clave mi vista a un lado en el suelo, viendo las sombras que se movían provenientes de la sala de estar. Hice una mueca al aun sentir el dolor e instintivamente sostuve una mano contra mi herida. Los segundos parecieron pasar lentamente, el tiempo se esfumaba sin sentido alguno. Suspire y puse mi cabeza de costado mientras mis ojos empezaban a cerrarse por mas que intentaba mantenerlos abiertos. Mis padres tenían asuntos mucho más importantes por los cuales preocuparse antes que si yo estaba bien o no. Yo podía esperar, no iba a morir precisamente esta noche.

Escuche los paso y vi la sombra acercándose hacia mi por mas que todo me parecía muy distante. Apenas si levante la vista para ver a Alex pararse junto a mí y dejar sobre la mesa un vaso conteniendo un líquido negro. Él ni siquiera se molesto en mirarme, permaneció ahí sin fijarse en mi. Me sentí triste si acaso era posible en aquel estado en el que estaba. ¿Por qué ya no me miraba como antes? Extrañaba sus miradas, sus sonrisas, su voz. Extrañaba todo de él y había perdido todo de él.

_ Dice Caroline que tomes aquello –dijo él

_ ¿Qué es? –pregunte

_ También me dijo que lo preguntarías. No preguntes y tómatelo –dijo él de un modo autoritario

Reí apenas antes de levantarme un poco. Tome el vaso con ambas manos y me lo lleve a los labios. Realmente era extraño, era un líquido casi viscoso y no lograba sentirle sabor alguno. Hice una mueca ante lo extraño que se sentía pero aun así me forcé a tomarlo y tragarlo completamente. Deje el vaso vacío delante de mí y me deje caer nuevamente sobre la mesa, sintiendo como mis ojos pesaban cada vez más. Mi vista se perdió en ninguna parte mientras me cuestionaba a mi misma como era posible que lo hubiera tenido todo y tan fácilmente lo hubiera perdido.

_ Lamento si hechice a tu padre pero no tuve más alternativa –dije

_ ¿Algún día dejaras de mentir? –Pregunto él y lo mire incrédula, suspiro- No estas bien, has mentido respecto a tu estado.

_ Ellos tienen cosas más importantes de las cuales preocuparse antes que de mí –dije

_ Eres su hija, eres más importante que cualquier otro problema que pueda haber –dijo Alex

_ Tu sabias lo que Nicholas había hecho. ¿Por qué no hablaste entonces? –pregunte

_ Tu sabias lo que implicaba que volvieras al Bella Vista. ¿Por qué lo hiciste entonces? –pregunto él y suspire

_ Les dije a tus amigos que yo te sacaría, un ángel no hubiera sido capaz de llegar mas allá de la puerta y eso con mucha suerte –dije- Pero... Nicholas tiene razón, estoy a salvo ahora, ya no estoy en el Bella Vista.

_ Sin embargo, en la entrada tus ojos decían otra cosa –dijo Alex

_ ¿Qué haces fijándote en lo que dicen mis ojos cuando ya no te importo ni existo para ti? –Dije y cerré los ojos- Tan solo deseo que todo esto termine, tan solo deseo que todo deje de dolerme tanto.

Él suspiro pero no dijo nada más. Fue cuestión de minutos para que cayera en el sueño y no oyera nada más. Por alguna razón, aquel fue un sueño demasiado pasible y dulce. Hacia meses que no tenía un sueño así, hacia meses que no descansaba totalmente en paz. Me desperté tiempo después sintiéndome totalmente confundida. Me encontraba en mi habitación, mas precisamente en mi cama. Mire por la ventana, ya era plena noche y el silencio parecía reinar. Me lleve una mano a la cabeza tratando de recordar como había terminado aquí y me quede totalmente atónita. Puse la mano delante de mí y la mire nuevamente. No, no me equivocaba, esta era mi mano izquierda y estaba... en perfecto estado. La di cientos de veces vuelta delante de mí tratando de comprender algo. Ya no estaba vendada, ya no había ningún terrible corte, estaba totalmente en perfecto estado. Levante mi camiseta y apenas si encontré una fina línea blanca donde antes había estado el terrible corte en mi cintura.

Aun sin comprender nada me puse en pie, mirando mi mano sin lograr creerlo. Salí de mi habitación y sin hacer ruido baje las escaleras. Todo estaba totalmente a oscuras y no había ruido alguno. ¿Qué hora debía ser? Levante automáticamente la vista al escuchar un ruido casi imperceptible y me fije en la poca luz que había en la sala de estar. Me acerque silenciosamente sin hacer el más mínimo ruido. Mire por un segundo sorprendida a Alex. Él estaba sentado en el suelo, apoyado contra la pared, dormido. Luego, levante la vista y mire a Nicholas. Él estaba sentado de lado en el sillón escribiendo en una libreta, una vela reposaba sobre la mesa delante del sillón y le alumbraba lo suficiente. Me acerque hasta sentarme frente a él en el sillón y entonces el brujo levanto la vista.

_ ¿Qué haces? –susurre y él sonrió ligeramente

_ Te dije que escribo todo lo que sea importante y no deba olvidar –dijo Nicholas- Christ me puede volver a borrar la memoria en cualquier segundo y necesito siempre poder recordar.

_ Para eso me tienes a mí –dije sonriendo y él me devolvió la sonrisa

_ Aquello ya lo sé gatita, pero no puedo asegurar que siempre estarás a mi lado cuando necesite recordar –dijo él y me miro con curiosidad- Por cierto, sigo teniendo una duda. ¿Acaso Christ no sabia que tu don era el del recuerdo? ¿Acaso no habías respondido con la verdad en aquel examen? –Dijo él y asentí sonrientemente- ¿Y entonces?

_ Yo respondí con la verdad en aquel examen, escribí que mi don se basaba en intensificar sensaciones –dije- Aquello es cierto y a la vez no. Así es como Christ no supo que mi don era el recuerdo. Se puede decir que use su técnica, aquella de decir algo que no es ni verdad ni mentira.

_ Bastante inteligente –dijo Nicholas

_ Tan solo tome su juego y lo di vuelta en su contra –dije- ¿Dónde están los demás?

_ Fueron a la biblioteca a discutir en privado, temas de adultos –dijo Nicholas y puso los ojos en blanco, no pude evitar reír- ¿Te sientes mejor?

_ Supongo que si –dije y levante mi mano- ¿Tienes idea de por que ya no la tengo herida? Te juro que no comprendo nada.

_ A mi no me preguntes –dijo Nicholas

Lo mire sin comprender pero él volvió a sumirse en su escritura. Suspire. Doble las piernas y apoye mi cabeza sobre mis rodillas. Mi vista se perdió en la llama que danzaba sobre la vela. ¿Y ahora que pasaría? Más que nada deseaba pararme e ir hasta la biblioteca para saber de que hablaban mis padres con Michael y Soledad pero sabia que no debía. En vez de ello me quede sentada, divagando mientras frente a mí Nicholas continuaba escribiendo en su libreta. ¿Qué escribiría él ahí? ¿Sus ideas, sus suposiciones, sus deducciones? ¿Y si él tenia razón con lo que creía? Nuevamente vinieron a mí todas sus palabras de esta tarde y todas mis dudas.

_ ¿Realmente crees que es posible lo que dices? –pregunte y él levanto la vista para mirarme- ¿Realmente crees que es posible que seas el mejor brujo de esta generación?

_ Ya te lo he dicho, mi ego no necesita nada para convencerme –dijo él- La única cuestión es si tu también lo crees.

_ Es que yo ya no se que creer –dije y suspire bajando la vista- Yo creo que seria posible lo que dices pero no quiero que así sea por entonces aquello significaría...

_ ¿Katherin, crees que temo que vengan tras de mi? –Pregunto Nicholas- Siempre ha sido así desde que tengo memoria, siempre alguien ha estado detrás de mí y siempre alguien ha querido matarme.

_ Esto es diferente –dije- No soportaría perderte ahora que por fin te he recuperado.

_ No me perderás –dijo él

_ Ojala fuera tan fácil creerte –dije

Él dejo su libreta a un lado sobre la mesa y se acerco a mí. Sin problema alguno me sentó en su regazo y me abrazo. Me encogí contra él y cerré los ojos por unos segundos, permitiéndome sentir los latidos de su corazón. Era extraño saber que dentro de ese pecho no había alma alguna y aun así podía ver el brillo del sentimiento en sus ojos. Él bajo su rostro, sujetándome mas contra él de modo que la punta de su nariz acaricio mi mejilla y luego pego sus labios a mi oído.

_ Haré lo imposible para mantenerme en vida tanto tiempo como me necesites –susurro- No te dejare sola en esta gatita, te lo juro.

_ Dijiste que tarde o temprano la muerte vendría a buscarte por tu condición –dije y él sonrió ligeramente

_ Pues será tarde –dijo él y lo mire incomprendida- La última vez que vi a Zachary hicimos un hechizo de sangre. En ese momento no tenia idea de que tenia en mente aquel miserable, ahora lo entiendo todo.

_ ¿Qué cosa? –pregunte

_ Zachary murió pero me dejo toda su esencia vital –dijo Nicholas- Creo que tengo para meses antes de que vuelva a sentir hambre. Así que tienes para meses teniendo que soportarme.

_ Es un placer tener que soportarte –susurre sonriendo

Él rió ligeramente antes de abrazarme más y así permanecimos durante unos minutos. Luego de unos minutos me atreví a moverme para tomar la libreta de la mesa y Nicholas rápidamente me la arrebato de las manos y la guardo. Lo mire molesta durante un segundo pero él mostró aquella sonrisa de ganador tan típica suya y cualquier molestia se esfumo.

_ Sabes una cosa, realmente te lo agradezco –dijo él- Si no fuera por ti, ahora no estaría aquí viviendo este momento, estaría muerto. Y hoy me has vuelto a salvar, me estas quitando reputación gatita. ¿Qué seria de mí si los demás se enterasen que ya me has salvado dos veces la vida?

_ ¿Qué seria de ti si les dijera a los demás que has temblado por un ángel? –pregunte riendo y él me miro molesto

_ No estaba temblando –dijo él

_ Solo totalmente aterrado –dije y bostece poniéndome en pie- Creo que aun tengo sueño, será mejor que vuelva a seguir durmiendo. ¿Tú piensas dormir en algún momento o te quedaras aquí toda la noche despierto?

_ Por el momento planeo quedarme despierto, luego quizás duerma un poco –dijo él y sonrió rápida y maliciosamente- Si me aburro mucho quizás moleste un poco al ángel, me encantaría ver su cara si lo despierto de un susto.

_ Déjalo en paz –dije fulminándolo con la mirada- Necesita dormir luego de todo lo que vivió.

_ Sabes algo, daría cualquier cosa por poder revisar libremente su cabeza al menos una vez –dijo Nicholas sonriendo y negué con la cabeza- Vamos gatita, tan solo quítale aquel hechizo de encima al menos por unos minutos.

_ No lo haré Nicholas, lamento si aquello te disgusta –dije pero él simplemente continuo sonriendo

_ Algún día lograre persuadirte lo suficiente para que lo hagas y ese día no tienes idea de cuanto disfrutare revisando la mente de aquel ángel para tratar de entender como es que te perdió –dijo Nicholas parándose frente a mi

_ Nicholas, no importa cuanto lo intentes no lo haré –dije

_ ¿Estas segura gatita? –pregunto él acercándose a mi y le devolví la sonrisa mientras me alejaba lo suficiente para que sus labios no tocaran los míos

_ Tu encanto ya no funciona del mismo modo conmigo –dije

_ No, eres tu que ya has tomado una decisión y esta se aplica directamente a tus sentimientos –dijo Nicholas- Es parte de tu naturaleza angelical. Pero... lamentablemente eres la única persona que debo respetar y jamás te obligaría a hacer algo que no quisieras. Ahora vete a dormir antes de que me arrepienta de lo que estoy haciendo y diciendo.

Lo mire sonriéndole dulcemente, casi agradecida. Yo sabia cuales eran sus verdaderos deseos conmigo y aun así él se controlaba. Él sabia que era capaz de persuadirme hasta el fin y aun así no lo hacia. Yo podía ceder muy fácilmente ante Nicholas, de hecho, la bruja dentro de mí cedía muy fácilmente y ella ahora mismo deseaba que él me persuadiera. Pero... Nicholas me quería y respetaba más que nada y él sabia que mi corazón ya no le pertenecía.

_ Gracias –susurre y él me devolvió una ligera sonrisa

_ Avísame cuando cambies de parecer respecto a con quien quedarte –dijo él y me guiño un ojo- Sabes que estaré esperando a que lo hagas.

_ Serás el primero en saberlo –dije

Me acerque a él y le acaricie ligeramente el rostro. Él cerró los ojos durante unos segundos mientras mi mano acariciaba suavemente su mejilla. Me puse de puntillas y sutilmente bese la comisura de sus labios. Él sonrió antes de abrir los ojos y devolverme una dulce mirada. Me puse en pie y le dedique una última sonrisa antes de partir. Mire rápidamente a Alex de soslayo antes de partir y suspire internamente. No era a Nicholas a quien deseaba, sino a él. Pero... Lamentablemente... Yo lo había tenido a él y lo había perdido.

Subí los escalones lentamente sintiendo como la tristeza se apoderaba de mi interior y rápidamente cerraba mi garganta. Las lágrimas se amontonaban en mis ojos mientras mi corazón temblaba de dolor y una única pregunte se repetía en mi mente: ¿Por qué? Yo sabia que lo tenía merecido, sabía que era esto lo que sucedería por ocultarle tantas cosas pero no podía evitar derramar lágrimas al recordar su sonrisa mientras me decía que no le importaban mis secretos de bruja. Y ahora aquí estábamos, meses después. Él sin que yo le importase y yo derramando lágrimas y tratando de mantener mi corazón entero al estar en su presencia.

Me detuve en mi habitación al ver que esta no estaba vacía y rápidamente me limpie las lágrimas de mis ojos. No, nadie me vería sufrir por él. Trate de retomar mi mejor apariencia y toque apenas la puerta para llamar la atención del ocupante. Ella rápidamente dejo lo que tenia en la mano sobre mi mesada y se dio vuelta. Soledad me sonrió amablemente por más que sus ojos estaban llenos de tristeza y pesares. Por un segundo me compadecí de ella, trate de no pensar en todo lo que estaría sufriendo. Pero aun así, ella lograba sobrellevarlo perfectamente y mostraba una cara amable a pesar de que sus ojos reflejaban sus sentimientos. Todo lo contrario a su esposo que aun le costaba aceptar la realidad y se culpaba de ella.

_ Perdona Katherin, creo que esta es tu habitación –dijo ella

_ Si, así es –dije y ella sonrió nerviosamente

_ Lo lamento, tan solo estaba viendo –dijo Soledad- Quería tomar un descanso y olvidarme por unos segundos de...

Ella no pudo terminar, su garganta se cerró y sus ojos reflejaron su dolor más que nunca. Desvié la vista sin atreverme a sostenerle la mirada, no necesitaba que continuara, yo podía terminar su frase por ella pero aun así no lo hice. Calle. Ella solo deseaba tomar un descanso y olvidarse por unos segundos del plan que seguramente estarían tramando. Y no necesitaba de mucha imaginación para saber que ese plan consistía en que yo debía detener a Christ y que aquello posiblemente significaría la muerte de su hijo. Trague con dificultad. Era una situación demasiado extraña estar frente a ella siendo consciente de que debía matar a su hijo por el bien del mundo, para que la oscuridad no fuera liberada.

_ No hay problema –dije- Puede quedarse aquí el tiempo que necesite.

_ Creí ya haberte dicho la primera vez que te vi que no era necesario que me trataras de usted –dijo ella y se acerco a mi, poniendo una mano sobre mi hombro y sonriéndome- Eres una buena chica Katherin y esta tarde me has demostrado que también eres una excelente guardiana y puedes mantener el equilibro entre la luz y la oscuridad. Eres muy joven y aun así esta tarde demostraste ser mas madura que todos nosotros. No desconfío en que actuaras bien pero... Debes entender lo difícil que para mi es esta situación.

_ Lo entiendo –susurre aun evitando mirarla

_ A veces el corazón duele al momento de tomar las decisiones correctas –dijo Soledad- Has salvado a Alexander, no tienes idea de cuanto te lo agradecemos Michael y yo. Decidiste entrar en los dominios de Lucifer y trato de no imaginar lo que habrás vivido ahí y todo para rescatarlo a él de una muerte segura. Y ahora... Ahora te veo ahí parada frente a mí, tan solamente con diecisiete años, y trato de no pensar en todo lo que reposa sobre tus hombros. Sé que Christ no ha hecho nada mas que causarte problemas pero por favor no pienses mal de él, mi hijo no solía ser así. No sé que habrá sucedido para que él cambiara, no sé que habré hecho mal yo para que todo terminara así.

Su voz se rompió pero aun así ella continuo sin mostrar lagrima alguna a pesar del dolor que había en su mirada. Un ángel jamás lloraba en público y mucho menos frente a alguien con quien no compartía sangre. Quería decirle que no estuviera mal, que yo no pensaba mal de él pero lo cierto era que odiaba más que nadie a Christ y no podía evitar maldecirlo más que nada. Él se había ganado este odio mío al igual que Diana.

_ Usted no ha hecho nada mal, es simplemente él que ha tomado sus propias decisiones y ha optado por el camino de la oscuridad –dije

_ Ya lo sé pero... No puedo evitar no sentirme mal al respecto. Y ahora lo veo a Alexander y trato de no imaginar lo que le habrá sucedido estando en aquel Instituto pero las imágenes dentro de mi mente compiten por cual me causa más dolor –dijo Soledad

_ Pues entonces limítese a pensar en que él esta bien y a salvo, cerca suyo –dije y ella tomo mi mano

_ Es que eso es gracias a ti Katherin –dijo ella- Pero Alex quería mucho a su hermano y sufrió terriblemente cuando creyó haberlo perdido y ahora sucede exactamente lo mismo o peor. ¿Acaso tú no sufres por tu hermana?

_ Ella se gano mi odio –dije cruzándome de brazos para deshacerme de su agarre, no podía soportarlo- Yo ya no tengo hermana, solo una maldita con la cual estoy obligada a compartir sangre.

_ Sabes una cosa, la imagen que veo de mi hijo ahora no es la misma que encontré hace meses cuando te vi a ti junto a él –dijo Soledad- Temo por como este internamente. Mi hijo era realmente feliz junto a ti pero supongo que los tiempos oscuros en los que estamos ahora nos afectaron a todos.

Ella suspiro y paso a mi lado caminando. Sentí las lagrimas nuevamente invadir mis ojos pero me forcé a contenerlas mientras escuchaba el alejar de sus pasos. Se detuvo en el marco de la puerta y gire apenas el rostro para verla. Soledad permanecía de espaldas a mi, su cuerpo estaba tenso y su mano crispada sobre el marco. Me quede mirándola con curiosidad, esperando a que ella fuera capaz de hablar.

_ Katherin, mi marido y yo estamos conscientes de lo que tienes que hacer y que es lo correcto –dijo ella- No lo negare, la muerte de mi hijo me dolerá muchísimo y llorare por él al igual que Michael pero el corazón duele al tomar la decisión correcta. Tienes mi permiso y el de Michael para matar a Christ.

Su voz tembló con la última frase y casi pude sentir sus lágrimas. Ella partió sin despedirse ni mirarme, simplemente se limito a irse sabiendo que las lagrimas amenazaban con aparecer. Me sentí terriblemente mal, tratando de no pensar en lo que debía ser para ella esta situación. Me acerque a la mesada y tome lo que antes ella había dejado ahí, una fotografía que me dolió aun mas que una puñalada. Una lágrima rodó por mis ojos hasta dar de pleno en la fotografía y rápidamente la limpie mientras la miraba extrañando el pasado. Recordaba perfectamente esa fotografía, la había tomado Miguel días después de que Alex hubiera frustrado mi intento de huida. Y yo estaba ahí, sonriendo, abrazada a Alex y él también me sonreía. Me era casi imposible reconocernos por como éramos ahora, había demasiada diferencia entre aquel feliz pasado y este triste presente. Y aun así, supe que jamás había sido tan feliz como cuando estaba con él.

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