Archive for marzo 2010

Epilogo de luz:


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Mi mente estaba totalmente en blanco, corriendo libremente y dejando que mis pensamientos jugaran entre ellos. Yo bailaba dulcemente al compás de una música inexistente mientras tarareaba una canción. Mis pies se movían con gracia sobre la reluciente superficie. Todo era negro a mí alrededor pero yo resplandecía por mi misma. Mi pálida piel brillaba sutilmente, mi pelo se movía libremente con cada giro y movimiento que hacia al bailar y no podía dejar de sonreír. Estaba bailando sobre un gran espejo en el suelo de dos metros de diámetro, el suficiente para que yo pudiera bailar sobre él. Portaba un fino y delicado vestido blanco que me caía casi hasta las rodillas y sentía el frescor en el aire.

Debajo de mi se reflejaba exactamente todo lo contrario. Todo era blanco a pesar de que la otra Katherin parecía absorber toda la luz. Ella copiaba exactamente mis movimientos, mi perfecto reflejo. Ella portaba un vestido negro idéntico al mío. Pero a donde a mi el vestido blanco me daba aires de dulzura e inocencia, a ella le daba aires de peligro y maldad. Ella sonreía igual que yo, pero su sonrisa no era alegre como la mía sino que más bien maliciosa. Mis labios tenían un sutil color rosado, los suyos eran rojos como los de una rosa. Aun así continuamos bailando, las dos exactamente igual. Escuche nuestras risas, mi suave risa en el aire y su malvada risa también.

A pesar de que ella estuviera debajo de mí y pareciera mi reflejo, sabía que tan solo una fina capa nos separaba. Pisaba con extrema delicadeza a la hora de bailar, temiendo que el espejo se rompiera y yo cayera dentro de él. Que ella saliera y tomara mi lugar. Y aun así, no me importaba, solo podía sonreír y bailar dulcemente ante la suave melodía que tarareaba. Continué así, sabiendo que esto no era más que un sueño y que yo solamente estaba dormida en los brazos de la persona que amaba. Mi sonrisa se ensancho más al pensar en el dulce despertar a su lado y continué bailando con más entusiasmo.

Frente a mi había un muro de ladrillos, tan oscuro que apenas si podía distinguirlo entre la oscuridad y de aproximadamente tres metros de altura. Arriba de él estaba sentado el encapuchado, con una pierna colgándole y la otra sobre el muro. Él sonreía maliciosamente, apoyando un brazo sobre su rodilla doblada y sosteniendo un reloj de bolsillo con este. El reloj se movía de derecha a izquierda, marcando cada segundo que pasaba y él no dejaba de repetir “tic, toc, tic, toc, tic, toc”. En su otra mano sujetaba una rosa, tan roja como la sangre y con espinas dispuestas a herirte. La rosa se iba marchitando con cada segundo que pasaba y los pétalos caían uno a uno hasta terminar en el suelo tan negros como si hubieran sido quemados.

Lo ignore. Continué bailando, dando vueltas en la superficie del espejo. Sabia que al otro lado estaba mi ángel, con su espada en mano y dispuesto a enfrentarlo. Eso solamente me hacia sonreír mas y seguir bailando felizmente, tranquila de que nada podría sucederme. Y aun así sentía la fina línea que separaba a la Katherin buena de la Katherin mala, a mi parte iluminada de mi parte oscura. Y sabía que del otro lado del espejo la situación debía ser todo lo contrario. Con un ángel dispuesto a matarme y un encapuchado sonriendo al tenerme, dispuesto a protegerme.

La katherin del otro lado me miro ante ese pensamiento, sonriendo maliciosamente y asintiendo. Si, no me equivocaba, ambos parecían ser dos mundos totalmente contrarios y apenas una fina línea me separaba a mí de ella. Pero seguiría bailando con cuidado sobre esa línea, sabiendo que si el espejo se rompía y yo llegaba a caer, la mano de un ángel me sujetaría y evitaría que cayera. Respire hondamente y solté el aire. ¿Del otro lado también estarían Nick y una Diana totalmente lo contrario a esta? Si, seguramente.

La Katherin de abajo rió, imitando perfectamente mis pasos. Sentía perfectamente como sus pies tocaban los míos a pesar del cristal que nos separaban. Este temblaba ante el contacto de ambas y podía sentir sus pasos a la perfección. Y aun así lo ignore, continué bailando, feliz de saber que me mantendría de este lado cuanto pudiera. Después de todo yo pertenecía a este lugar, no al reflejo que había debajo de mí. Y esto era lo que yo era.

_ ¿Y tus alas angelito? –pregunto la otra Katherin

Continué tarareando aquella melodía y bailando. Ella representaba toda la parte que era una bruja de mí, amenazando a cada instante con dominarme. Pero yo no me dejaría vencer tan fácilmente. Reí ante su comentario y la mire. Nuestras miradas se cruzaron, ella con la oscuridad en sus ojos y yo con mis ojos aun más iluminados.

_ Supongo que es lo único que no heredamos -dije

capitulo 30: Dulce final


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El día era perfecto. Simplemente perfecto a pesar de la tristeza interna que tenia por lo que yo estaba haciendo. Apoye mi pequeña valija a un lado mientras continuaba esperando. La calle se extendía a ambos lados a mis pies y la parada de autobuses estaba totalmente desierta. Yo era la única parada en medio de la carretera esperando por el siguiente autobús para que me llevara. Una calida brisa soplaba jugando con mis cabellos. El cielo estaba totalmente despejado, sin una sola nube y de un celeste profundo que me recordaba a los ojos de Derek. El sol resplandecía totalmente, inundándome con sus rayos y haciéndome sonreír. Aun así soplaba una brisa que me hacia recordar a Alex por su frescura y el viento se entretenía jugando con las puntas de mis cabellos. Claro, no podía jugar con mucho mas considerando que llevaba puesto un gorro y tenia todo mi cabello dentro de él de modo que apenas salían unas puntas. Este día solo podía ser producto de una persona.

_ Ya deja de esconderte y aparece –dije

Nicholas apareció a un lado mío, saliendo de un portal. No me sorprendía que estuviera haciendo todo esto apropósito pero no permitiría que me detuviera. Ya vería luego el modo de arreglar los asuntos con Cato por estar partiendo pero ni siquiera el hecho de no tener decidido mi destino me detendría.

_ ¿Enserio piensas irte? –pregunto él

_ No puedo quedarme mas, ya he causado muchos problemas –dije y suspire tristemente, bajando la vista- Es lo mejor para todos.

_ Y supongo que no le has dicho a nadie que te vas –dijo Nicholas y lo mire

_ ¿Para que haces esto si puedes ver todo en mi mente? –Dije- No, no le he dicho a nadie y no me importa lo que me digas, tú no podrás detenerme.

_ Ya lo se, pero no pierdo nada con intentarlo –dijo él tranquilamente- Pero no hagas nada de lo que puedas arrepentirte gatita.

_ Esta noche él casi pierde la vida por mí –dije y clave la vista en el suelo, conteniendo mi angustia- No quiero que eso vuelva a pasar. No quiero que salga herido por estar cerca de mí. No me importa cuanto daño me cause a mí estar lejos de él.

_ ¿Y entonces que? ¿Piensas irte así no más sin ni siquiera decirle? –Pregunto Nicholas y asentí- Siempre fuiste de hacer este tipo de tonterías.

_ Es lo correcto y tú también lo sabes –dije

_ Pero el camino de lo correcto es aburrido. Lo prohibido es tentación, tú deberías saber eso mejor que nadie. Ademas, el camino de lo incorrecto es emocionante –dijo él- Es mas divertido hacer lo no debido a seguir las leyes.

_ Nicholas, no puedo quedarme y punto final –dije

Me senté sobre mi valija, esperando a que algún autobús dispuesto a llevarme pasara. No seria problema irme. Tomaría el autobús hasta el aeropuerto y luego tomaría mi vuelo. Seria doloroso dejar todo atrás pero era lo debido. Baje la vista para que Nicholas no viera la tristeza en mis ojos y suspire. Parecía una niña pequeña, balanceando los pies con sus zapatitos, viendo como las medias subían hasta desaparecer bajo mi largo abrigo. No importaba el hermoso día, seguía siendo otoño y estaba frío.

_ Muchas gracias por el día –dije y él sonrió

_ Supuse que los ángeles no se enojarían mucho si jugaba con el clima –dijo él

_ ¿Dónde estuviste este fin de semana? –Pregunte- Te fuiste con los agentes de Solcius y no te volví a ver hasta esta noche.

_ Estuve fuera, lejos de aquí –dijo Nicholas- Por eso tarde tiempo en llegar.

_ ¿Dónde? –pregunte

_ En el Instituto Bella Vista –dijo él y me sentí palidecer

_ ¿Qué fuiste a hacer ahí? –pregunte

_ ¿Qué haces tu aquí? –Pregunto él- Es lunes y es la mañana, deberías estar en la escuela.

_ La escuela cerro hasta nuevo aviso luego del desastre que causamos –dije y sonreí tristemente- Al menos algo bueno he hecho, ahora los alumnos están felices.

_ Perdona si te ataque –dijo él tristemente

_ No eras tú, era Nick –dije

_ Lo peor es que no recuerdo nada –dijo Nicholas y suspire

_ Lastima. Tú sabias los planes de Lucifer conmigo y lo que yo era exactamente –dije- Ahora tendré que averiguarlo todo por mi misma.

_ Pero vas por buen camino –dijo él y levanto la vista, mirándome- ¿Es verdad lo que piensas que eres?

_ Eso creo –dije- Nick dijo que no era totalmente de los tuyos pero tampoco de los otros. Esto es lo que soy yo, una niña parada en la fina línea que divide una cosa de la otra. Parece que tengo las habilidades y poderes de los dos, solo que yo me di a la luz en vez de la oscuridad como hizo Diana.

_ Este mundo es realmente muy extraño –dijo él

_ No. Lo extraño son sus habitantes y sus sentimientos –dije- Este mundo esta bien.

_ ¿Recuerdas los bailes del siglo dieciocho a los que asistíamos? –pregunte él y sonreí

_ Era divertido viajar en el tiempo –dije y lo mire- Tu eres el segundo brujo mas poderoso que conozco.

_ Segundo en ser totalmente brujo –dijo él

_ Aun así –dije y sonreí- Te quiero mucho. Gracias por ayudarme a pesar de lo que te he hecho.

Ambos miramos para lados diferentes, no era fácil hablar de ese tema. Evitamos cruzar nuestras miradas a toda costa. Suspire, sintiendo un dolor interno y aun así sabia que el dolor de Nicholas debía ser mucho peor. Yo lo había dejado y ahora estaba con otro. O al menos lo había estado hasta esta noche por que ahora estaba partiendo para abandonarlo. Pero para lo que mi fueron seis meses, para Nicholas no fueron mas que segundos ya que no recordaba nada.

_ Lo lamento –susurre

_ Nosotros dos nunca debimos habernos conocido –dijo él- Te he causado mucho daño.

_ Prefiero vivir así tal como estoy ahora que nunca haberte conocido –admití- Quizás ya no seas la persona que amo, pero conocerte fue una de las mejores cosas que me han pasado en la vida a pesar de todos los pecados que cometimos y como terminamos ahora.

_ Aun así sabes que cada uno estaría mejor si nunca nos hubiéramos cruzado –dijo Nicholas y suspire al ver que tenía razón

_ ¿Y ahora que pasara contigo? –pregunte

Me permití mirarlo pero Nicholas continuó evitando mi vista. Él sonrió fugazmente y chasqueo los dedos. Al instante mi valija desapareció y caí al suelo. Me frote la cabeza, mirándolo molesta pero él no hizo mas que reír y me tendió una mano. Reí también, poniéndome en pie.

_ No creas que con deshacerte de mi equipaje harás que me quede –dije

_ Tendré que esforzarme mas –dijo él aun sonriendo- Pero recuerda mis palabras, no cruzaras las puertas de ese avión.

_ ¿Cuál era el asunto pendiente que tenias ayer? –pregunte y la tristeza invadió sus ojos

_ Pase todo el domingo en el Instituto –dijo- Estuve toda la tarde en el despacho del director hablando con Él.

Me estremecí al imaginar a Nicholas hablando con Lucifer en su oficina. Pero él estaba aquí y no había oscuridad en sus ojos, se suponía que no debía temer nada. Pero aun así, había tristeza en sus ojos y no podía dejar de mirarlo fijamente, compadeciéndome de él. Nicholas enseguida se percato de ello y miro a un lado para ocultarme sus ojos.

_ He estado hablando con Él toda la tarde y cuando me llamaste aun seguía ahí –dijo Nicholas- Tuve que interrumpir para venir y luego regresar ahí luego de salvar al ángel ese que tu tanto amas.

_ Gracias –dije bajando la vista y sonrojándome- Enserio te agradezco que lo hayas salvado. No se que hubiera hecho si lo hubiera perdido. Fui una tonta al no darme cuenta antes de que Diana lo había herido con la mano izquierda la primera vez.

_ Entonces es cierto –dijo Nicholas- Lo de sus manos.

_ Lo es –dije y levante ambas manos delante de mí- La mano de una bruja, la mano de un ángel. Mis padres tienen mucho que explicarme cuando los vea, sobretodo mi madre.

_ ¿Ya tienes planeada una cuartada para lo ocurrido? –Pregunto él e hizo una mueca- Será difícil decir lo que sucedió con Diana y todo lo que has vivido. Y creo que Adrian querrá matarme cuando sepa que yo en realidad las lleve frente a las garras de Lucifer.

_ No lo hará –dije y le sonreí- Yo no permitiré que eso pase. Además, conociendo a mi papa, estoy seguro de que él ya lo sabía o lo sabe ahora. Después de todo él fue la mano izquierda de Lucifer.

_ Si, tienden a ser los brujos mas poderosos de la época los que se convierten en mano izquierda de Lucifer, luego esta mi puesto –dijo Nicholas y suspiro tristemente- Lastima que yo no soy ni tan poderoso ni tan hábil como Adrian para recuperar mi alma.

_ Creí que Solcius te ayudaría –dije y él asintió- ¿Y entonces que?

_ Me dieron a elegir entre las dos opciones posibles –dijo Nicholas- Podía quedarme como estaba, con mi alma en manos de Lucifer y arriesgándome a cada segundo a que Nick recuperara el control. O quitarle mi alma a Lucifer y elegir vivir sin ella.

Me quede helada. No sabia de ningún brujo que viviera sin alma y no le sirviera a Lucifer. Y la verdad era que no se podía vivir totalmente sin alma. Lucifer te quitaba el alma pero a cambio te daba parte de sus poderes para que pudieras continuar. Pero no podía imaginarme a Nicholas sin su alma y sin servirle a Lucifer.

_ ¿Y que has decidido? –pregunte y él clavo la mirada en el suelo, evitando mirarme

_ No pienso seguir sirviéndole a Lucifer –dijo y sentí la tristeza en su voz al hablar- No quiero terminar en la misma oscuridad que mi compañero y ya bastantes cosas te he hecho a ti por permitir que la oscuridad me dominase. Toda mi vida he hecho cosas horribles. No tengo ni idea de cuantas almas le lleve a Lucifer y cuantas familiar destruí por eso. Pero si a los diecinueve años ya he hecho todo eso, no quiero imaginar si sigo haciéndolo.

_ Entonces has decidido vivir sin alma –dije

Nicholas me tomo entre sus brazos y me abrazo fuertemente contra él. No quería creer que esta fuera la realidad, me resultaba imposible imaginarlo sin su alma. Me quite un guante y levante la mano derecha para poder tocarlo. Él me detuvo, tomándome por la muñeca y mirándome fijamente a los ojos. No podía ocultarle mis intenciones, no si su don era poder estar en la cabeza de la gente y ver todo. Pero aun así Nicholas sostuvo mi mano y la puso contra su mejilla, permitiéndome ver su recuerdo.

Por un momento me vi en uno de los largos y elegantes pasillos del Instituto Bella Vista. Reconocí al instante el pasillo de dirección por su piso totalmente alfombrado y sus paredes plenamente empapeladas, pareciéndose más al pasillo de un palacio que al de un Instituto. La luz era natural por lo que supuse que ya debía de ser la mañana, seguramente horas antes de que me encontrara con Nicholas. Una puerta se abrió y me di vuelta para ver a Nicholas salir de ahí. Portaba el uniforme del Bella Vista, todo de negro a excepción de la camisa blanca. Salio acompañado de otro muchacho mas alto que él, el encapuchado. Ambos tomaron caminos distintos y se detuvieron, aun permaneciendo de espaldas.

_ Entonces es esto lo que has decidido –dijo el encapuchado y Nicholas suspiro

_ No pienso seguir el mismo camino que tu –dijo Nicholas- Nunca nos llevamos bien y ambos somos juguetes de Lucifer. Pero donde mi alma fue condenada gracias a mis padres quienes la entregaron por mí, tú hiciste exactamente lo contrario y ofreciste tu alma a Lucifer sin esperar nada a cambio.

_ Son negocios, pero después de todo tu me trajiste aquí Nick –dijo él

_ No, Nick no. Yo ya no soy él y no quiero ni pensar en el mal que he desatado gracias a traerte aquí –dijo Nicholas

_ Se acercan épocas muy oscuras, nadie me detendrá en mis planes –dijo el encapuchado

_ Vete a jugar al ajedrez niño –dijo Nicholas sonriendo- Tendrás mas años que yo pero yo llevo mas años en esta vida.

_ ¿Hace cuantos años vienes cumpliendo con este oficio? –pregunto el encapuchado

_ He visto ir y venir todo tipo de cosas desde mi posición a la derecha de ese maldito. Llevo el suficiente tiempo aquí como para conocer perfectamente a los de tu tipo y te puedo asegurar que alguien te detendrá –dijo él

_ Ya lo veremos Nicholas. Las fichas en mi tablero están colocadas de modo que yo terminare ganando –dijo- Es tan solo cuestión de tiempo para que yo entre en el juego y haga un jaque-mate al rey.

_ Entonces nos espera una batalla como la de esa época –dijo Nicholas

_ Aunque no lo creas vengo armando mi juego desde hace muchos años y tú no eres más que una ficha más. Un peón que me trajo a la reina frente a mi –dijo el encapuchado- Pero yo juego por conseguir las fichas blancas. ¿Mi objetivo? Conseguir a la reina blanca. Ella vendrá frente a mí y es cuestión de tiempo para que la obtenga.

_ Sigue esperando –dijo Nicholas- Ojala nuestros caminos no vuelvan a juntarse, no soportaría tener que continuar contigo.

_ Entonces hasta luego Nicholas –dijo el encapuchado- Pero después de todo fuiste tu quien me convirtió en esto así que tendrás que hacerte cargo.

_ Espero que la próxima vez que te vea sea en el infierno –dijo Nicholas- Si tu plan es ese, entonces terminaras en la caina.

Volví a estar en la realidad, parada frente a Nicholas mientras él sostenía mi mano contra su mejilla. Él suspiro y abrió los ojos, mirándome tristemente. Él era el responsable de la mano izquierda de Lucifer, después de todo él había sido quien lo había llevado frente a Lucifer. La advertencia del encapuchado seguía grabada en mi mente, se acercaban épocas muy oscuras y no quería saber cuales debían ser sus planes. Y por más que Nicholas seguramente los sabría, estaba segura de que él no me los diría.

_ Lamento todo el daño que he hecho –dijo él y tomo mi collar entre sus manos, mirando tristemente al sol- Todo esto es mi culpa. Gracias a mi existe aquel monstruo. Tendría que haberlo matado cuando tuve la oportunidad en vez de llevarlo frente a Lucifer.

_ ¿Y ahora que sucederá contigo? –pregunte

_ Lucifer ya no tiene mi alma pero yo tampoco puedo tenerla –dijo él y beso mi sol- Tuve que darle mi alma a alguien.

_ ¿Y a quien se la has dado? –dije y él sonrió

_ A alguien en quien confío plenamente y se que no me controlara ni se aprovechara del hecho de tener mi alma –dijo Nicholas

_ Pues es una persona afortunada –dije y él me volvió a abrazar

_ Si pero no tiene idea de cuanto –dijo él

Me soltó y nos volvimos a separar. Mire a lo lejos, en la carretera, la figura que se dibujaba contra el horizonte. Mi partida estaba cerca. De pronto mi corazón se congelo ante la idea de abandonar a todos pero no había otra cosa que hacer. Mire a Nicholas, sabiendo que aquí nos despediríamos.

_ ¿Y ahora que piensas hacer? –pregunte y él sonrió

_ Volveré a Italia. Le pediré perdón a mi familiar adoptiva por haber actuado de ese modo y abandonarlos al enterarme que mis verdaderos padres le habían entregado mi alma a Lucifer. Empezare a enmendar todos los problemas que cause –dijo y sonreí

_ Te deseo suerte –dije

_ Una cosa mas –dijo Nicholas

Él rebusco dentro de sus bolsillos y saco una pequeña caja de metal con inscripciones. La abrió, el interior estaba lleno de un polvo resplandeciente y de color dorado. Nicholas puso la caja delante de él y soplo. El polvo se levanto y se echo todo sobre mi rostro. Tosí mientras este se desvanecía en el aire y Nicholas sonreía, guardando nuevamente su caja.

_ ¿Qué es esto? –dije y su sonrisa solo se ensancho

_ Un regalo de parte mía –dijo- Le robe un par de cosas a Lucifer antes de partir y esta es una de ellas. Ya veras más tarde que es. Adiós gatita, te extrañare.

_ Yo también –dije besándolo en la mejilla

Él se hizo a un lado y saco una daga. Corto el aire y enseguida se abrió un portal. Lo mire con tentación durante un segundo pero él negó con la cabeza. No me permitiría utilizar un portal para irme, sabia que si fuera por él no me dejaría partir. Me beso en la mejilla justo antes de cruzar el portal y desaparecer, dejando tras de si una simple brisa.

El autobús se detuvo en la parada y el chofer abrió la puerta. Subí, sin nada que llevar ya que Nicholas se había deshecho de mi equipaje. ¿A dónde habría ido él? Dijo que regresaría a Italia. Pero los portales del tipo que él había abierto solo funcionaban para el mismo país. Pase a un lado del chofer tratando de no pensar en ello y tomando asiento junto a la ventana. Quizás algún día volvería a encontrarme con Nicholas y las cosas resultarían diferentes a como habían resultado ahora.

Me apoye contra el cristal de la ventana, sintiendo como la tristeza me invadía. Recorde aquella noche en que volvíamos en el auto de Gabriel luego de habernos ocupado de Drake William. Yo también había estado apoyada contra el cristal de la ventana y Alex había estado conduciendo a mi lado. Una lágrima corrió por mi mejilla al pensar en él y que lo estaba dejando atrás junto con todo. Sacudí la cabeza, tratando de olvidarme de eso. Esto era lo mejor que podía hacer y lo correcto.

Los minutos pasaron y creí que cuanto más tiempo tardara mas me arrepentiría de lo que estaba haciendo. Tome fuerzas y me baje en otra parada, justo en la que estaba frente a la estación de trenes. Un tren tardaría mucho menos en llevarme a la ciudad que un autobús. Corrí para sacar el boleto y logre tomar un tren justo cuando estaba partiendo. Camine por el vagón, sentándome en el mismo lugar que me había sentado cuando había hecho este camino a la inversa y había venido a vivir a ese pueblo. Por un segundo paso frente a mí la imagen de Raphael y Gabriel parados delante de mí, desconfiando y observándome fijamente. Pero esa ilusión se borro en un instante y mis ojos se inundaron de lágrimas. Los extrañaría mucho a ellos cinco, los extrañaría a todos. Tenía razón, había sido buena idea tomarme un tren. Tardaría tan solo media hora en llegar a la ciudad y eso me daría menos tiempo para arrepentirme. En cambio, con el autobús, hubiera tardado mucho más que el triple y las ganas de volver me hubieran atacado en cada parada. En cambio, sabia que solamente había una parada antes de que tuviera que bajarme del tren.

Logre superar el recuerdo de Raphael y Gabriel en este vagón y abandonar las lágrimas. Mi vista se perdió en el paisaje y el tiempo se escurrió rápidamente. El tren se detuvo en la siguiente estación y permaneció quieto durante cinco minutos, luego volvió a tomar su marcha. Suspire, ya no habría vuelta atrás. En la próxima estación debía bajarme y caminar unas cuadras hacia el aeropuerto para tomar algún vuelo. Esto me había tomado menos tiempo del que había pensado, tendría que llegar y sacar un pasaje para algún vuelo que saliera cuanto antes para que no pudiera arrepentirme. Sonreí tristemente, eso no seria problema para mi considerando que era mitad bruja. ¿Y luego que? ¿A dónde tomaría el vuelo? No importaba a donde, tan solo importaba partir lejos de aquí para que nadie más pudiera resultar herido a causa mía.

Él me odiaría, estaba segura de eso. Alex se enfurecería mucho cuando viera que había partido y no le había dicho nada. Quizás me permitiría llamarlo recién cuando estuviera lejos de aquí y segura de que él no podría venir por mi. Si, quizás, quizás lo llamaría cuando estuviera en el avión para explicarle todo. Negué esa idea con la cabeza. Pondría todo el tiempo entre nosotros para que él no se diera cuenta de que había partido hasta que no fuera lo suficientemente tarde como para evitarlo o venirme a buscar. Pero yo debía irme. Trate con todas mis fuerzas para convencerme de ello a pesar de que no lo lograba y tuve que sacar un pañuelo para limpiarme las lágrimas.

El tren se detuvo en la estación correspondiente y baje. Sonreí al ver el horario en el reloj de la estación. Eran más de las once y media de la mañana, algún vuelo tendría que salir dentro de quince minutos y seguramente podría tomarlo. Salí de la estación y prácticamente corrí todo el camino hasta el aeropuerto, sin mirar atrás por que estaba segura de que me arrepentiría. No voy a mentir, no pude evitar soltar algunas lágrimas durante la carrera hasta llegar al aeropuerto. Me arme de fuerza antes de entrar, diciéndome a mi misma que estaba haciendo lo correcto y que no podía llorar más. Cruce las amplias puertas de vidrio del aeropuerto y camine dentro de él. Logre sacar un boleto para el siguiente vuelo gracias un poco a la persuasión y al número de la tarjeta de crédito de mi papa. Sonreí para mis adentros, luego vería que decirle respecto a sus gastos. Casi parecía un milagro. El siguiente vuelo que había era a New York y no pude evitar sonreír por eso. Ahí podría ir al mercado negro y utilizar algún portal para que me llevara a cualquier parte en el mundo. No podría haber tenido más suerte a pesar de que internamente estaba maldiciendo tener tanta suerte.

Camine tranquilamente hacia donde debía ir, distrayéndome tan solo un segundo al escuchar un anuncio que llamaba a seguridad a la puerta norte. Continué caminando por el gran aeropuerto, pensando en lo difícil que resultaría encontrar a una persona en este lugar. Los guardias pasaban corriendo en dirección contraria a la mía, todos comunicándose entre ellos y listos para actuar. Me di vuelta mirándolos partir y preguntándome que clase de disturbio habría. Finalmente llegue hasta el lugar para acceder al avión y el sujeto que controlaba a quienes ingresaban me miro. Me inspecciono con la vista de pies a cabeza y sus ojos se detuvieron en el prendedor con forma de dos dagas cruzadas que tenia en el tapado.

_ ¿Señorita, se ha dado cuenta de lo que lleva ahí? –pregunto él

¿Otra vez? Suspire, no tenia tiempo para verme nuevamente envuelta en este tipo de cosas. Mire al sujeto a los ojos y casi al instante él cedió, haciéndose a un lado y permitiéndome el paso. Camine a un lado de él, cruzando aquella parada y sabiendo que lo único que me quedaba era mostrar el boleto y subir al avión.

Apenas si di dos pasos y me quede congelada al sentir una presencia. No se suponía que debía reaccionar así ante ello. En realidad, el aeropuerto estaba lleno de presencias de todo tipo de seres. Por ejemplo, el sujeto que paso a mi lado era un hombre-lobo. Pero esa presencia ligera y fresca me resultaba inconfundible. Maldije internamente, preguntándome como era posible si me había tomado todas las precauciones para evitarlo. Hasta me había deshecho de la pluma, se la había dado a Gabriel confiando en que él la devolvería creyendo cualquier cosa menos que yo partía. Pero esa presencia estaba aquí y eso solo podía significar una cosa, él estaba aquí también.

Me di vuelta, llevándome una mano al pecho y sujetando mi sol. Vi como Alex evadía a dos guardias de seguridad y seguía con su camino. Y por más que quería moverme y huir, mis pies parecían clavados en el suelo y no me obedecían. Él salto un cargamento de equipaje y se deslizo por el suelo, evadiendo al sujeto que controlaba el acceso. En un segundo se puso en pie y estuvo frente a mí, mirándome de un modo que solo decía que yo estaba en serios problemas. Se acerco a mí, aun respirando agitadamente luego de toda su carrera y me miro totalmente molesto.

_ ¿Acaso no puedo descansar luego de casi morir anoche sin que tú hagas alguna locura? –dijo Alex molesto y me mordí una uña- Debo haber roto por lo menos diecisiete reglas de transito, estoy seguro de que me están incautando el vehiculo en este mismo momento y tuve que evadir toda la guardia de seguridad para encontrarte dentro de este aeropuerto. ¿Y sabes que es lo peor?

_ ¿Qué? –pregunte temiendo y él me abrazo, dejándome sin palabras

_ Que estoy furioso contigo y sin embargo ahora ya no me importa nada –dijo y me abrazo más fuertemente- Vuelve a hacer algo como esto y te mato.

No pude hacer más que reír ante ese comentario y lo abrace también, pasando mis brazos alrededor de su cuello. Rompí el boleto de avión en mil pedazos y toda fuerza de voluntad que hubiera tenido para partir se desvaneció en el aire. Estaba feliz de sentirlo tan cerca, de ver que aun me quería a pesar de que eso casi le había costado la vida.

Un guardia de seguridad apareció a nuestro lado y nos separo, tomando a Alex y queriéndoselo llevar. Alex le echo una mirada de odio cuando dos guardias más se le unieron y lo sujetaron. Mire a los ojos a quien parecía estar a cargo y al instante el guardia hizo una seña y soltaron a Alex. Ellos partieron. Parpadee varias veces antes de que mis ojos volvieran a la normalidad y volví a mirar a Alex.

_ Me hubiera resultado útil esa habilidad antes –dijo él y sonreí

_ ¿Entonces eras tu el que andaba armando ese disturbio? –pregunte y él hizo una mueca- Llamaron a toda la guardia de seguridad por eso.

_ Ya lo se, y también tuve que evadir a todos ellos –dijo Alex- ¡Y todo por que tu tuviste esa estúpida idea de que debías irte!

_ Es lo mejor y tú también lo sabes –dije y clave tristemente mi vista en el suelo

_ ¿Acaso tengo que decir que te amo para que te quedes y no te vayas? –pregunto él tomando mi rostro entre sus manos y besándome

Lo bese, aun ignorando toda la gente en el aeropuerto que se había fijado en nosotros a pesar de que yo odiaba llamar la atención. Me puse de puntillas y continué besándolo cuanto pude. Sus labios se separaron de los míos y me abrazo fuertemente. Apoye mi cabeza sobre su hombro, suspirando y maldiciendo y agradeciendo a la vez que me hubiera detenido. Escuche una suave risa dentro de mi cabeza y levante la vista, encontrándome con la mirada de Nicholas. Él estaba en el segundo piso del aeropuerto, apoyado contra el barandal y mirándome sonriente.

No me importa que le hagas daño al ángel partiendo pero no dejare que te hagas daño a ti misma alejándote de él –dijo él

Me sonrió una última vez, haciéndome una seña con la mano y luego dándose vuelta para partir. Se perdió entre la multitud y no lo pude ver mas. Respire hondamente, entonces había sido él quien me había delatado. Sonreí, él siempre cumplía con lo que decía y yo no había cruzado las puertas de ese avión. Me separe de Alex, dispuesta a irme con él pero él me detuvo.

_ ¿Cómo supiste? –pregunte

_ Gabriel escucho a Nicholas dentro de su cabeza y me advirtió –dijo Alex- Al parecer él sigue sin poder romper el hechizo que me hiciste y por eso tuvo que hablarle a Gabriel. ¿Tienes idea de lo difícil que fue venir hasta aquí? Ellos cuatro no me querían dejar ir por que debía descansar y se molestaran mucho cuando vean que escape.

_ No lo dudo –dije

_ Tan solo una cosa mas –dijo Alex mirándome fijamente- Él me dijo dos cosas.

Lo mire durante unos segundos confundida, sin entender por que él me miraba tan fijamente y de un modo tan dulce. Puso sus manos a ambos lados de mi cabeza y lo mire aun más sin entender antes de que él se deshiciera de mi gorro. Mi cabello cayó más allá de mis hombros, lacio, casi hasta la cintura. Tome un mechón sin creerlo, mirando su color caramelo. Sentí la felicidad invadirme y mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas. Debía aprender a controlar el hecho de llorar. Pero aun así no me importaba, había recuperado parte de lo que me habían robado. Salte sobre Alex, gritando y abrazándolo fuertemente aun sin poder creerlo. Era real, era real. El cabello que Diana me había arrebatado sin piedad me había sido devuelto. Por más que seguiría pálida y de temperatura baja, no me importaba. Podía vivir con una piel color crema y una temperatura cerca de estar tibia. Pero no podía creer haber recuperado parte de mi antigua apariencia.

Solté a Alex, recuperando la compostura y mirándolo, aun tratando de contener las lágrimas. Él me sonrió y paso un brazo alrededor de mi cintura antes de partir. Me apoye contra él mientras caminábamos, sin poder creer que todo esto hubiera tenido un dulce final a pesar de toda la oscuridad que había habido. Pero la oscuridad no era más que falta de luz. Y una vez que había logrado encontrar la luz, me había deshecho de toda oscuridad.

_ Gracias –susurre cuando salimos del aeropuerto

_ Rompí mi propio record viniendo desde el pueblo hasta aquí, creo que nunca lo había hecho en tan poco tiempo –dijo él

_ Entonces que bueno que seas un adicto a la velocidad –dije

_ Si, lastima que me estén incautando el vehiculo –dijo Alex y se detuvo

Levante la vista. Vi su motocicleta aparcada a un lado de la acera y como era custodiada por cinco policías que lo aguardaban. El oficial a cargo se acerco hasta donde estaba Alex y vi la mueca que hizo él. También hice una mueca al fijarme en las esposas que llevaba el oficial.

_ ¿Es usted el propietario de esta motocicleta? –pregunto el hombre y Alex trago saliva

_ Si, así es –dijo él

_ ¿Tiene idea de cuantas normas de transito ha roto? –continuo el hombre y lo mire fijamente a los ojos

_ No las suficientes para que usted intervenga –dije y el hombre quedo atontado por unos segundos

_ Tiene razón señorita –dijo finalmente

Él oficial se retiro e hizo una seña a los otros hombres para partir. Los cuatro humanos lo miraron sin comprender pero no pudieron hacer nada más que obedecer la orden de su superior. Sonreí, no me importaba que no fuera correcto, persuadir a los humanos de cualquier cosa resultaba divertido. Alex enseguida recupero el control de su vehiculo y se subió en su lugar. Tome asiento detrás de él, dudando en sujetarme o no.

_ Iré mucho mas rápido que la otra vez, sujétate fuerte –dijo Alex

_ Sigues estando herido, te causare dolor –dije y él suspiro

_ ¿Crees que estar herido me detiene a la hora de hacer las cosas? Si enserio les prestara atención e importancia a las heridas que tengo me habría quedado en casa y mandado a cualquiera a buscarte –dijo él y aun así vacile- Si te interesa, me duele menos la herida del pecho que la del abdomen.

Lo abrace fuertemente, deseando no causarle dolor y sostuve una mano contra su herida. Esa herida que había sufrido por mi culpa, por que yo lo había entrometido en los asuntos con mi hermana. No quería que nada de eso volviera a pasar y aun así sabia que esto apenas era el comienzo.

Jamás había ido a tanta velocidad. Una vez que abandonamos la ciudad Alex acelero y como bien había presumido varias veces, logro hacer este viaje en menos de una hora. No pude evitar sujetarme fuertemente contra él, temiendo que a tanta velocidad me caería. Pero era una sensación única sentir el viento romper contra mi rostro. Si, a los ángeles les gustaba eso, sentir el viento contra su cuerpo. Por eso no me sorprendía que a él le gustara ir tan rápido. Aunque seguramente debía de ser una sensación mucho mejor estando en las alturas. En ningún momento del viaje él hablo y tuve tiempo para pensar. ¿Qué tan planificado había tenido Nicholas todo esto? Me había dicho que no tomaría ese avión, se había deshecho de mi equipaje, había utilizado a Gabriel para advertirle a Alex. Si, probablemente Nicholas se había tomado su tiempo en planear todo esto a pesar de que a él no le gustaba mi decisión de quedarme con Alex.

Alex disminuyo la velocidad cuando entramos al pueblo y entonces relaje mi agarre. Suspire ante mi intento de escape frustrado. Ahora sabía que nunca más tendría las suficientes fuerzas para irme y abandonarlo a él ni a los demás. ¿Y los demás que? Seguramente se enojarían conmigo por lo que había estado a punto de hacer aunque fuera todos por razones diferentes. Hice una mueca, la ira de Raphael seria terrible cuando se enterara que había impedido que Alex descansara luego de casi morir.

Miguel estaba sentado en los escalones del porche jugando con su perro cuando ambos aparecimos y Alex detuvo su motocicleta. Me miro mas que sorprendido ante mi nuevo aspecto y Plum se abalanzó sobre mí apenas tuve los pies en tierra, casi haciéndome caer. Enseguida Miguel se puso en pie y sonrió al pararse frente a mi como solo él sabia hacerlo.

_ La próxima vez que intentes irte al menos llévame contigo y no me dejes con estos cuatro locos –dijo y no pude evitar sonreír también

_ Lo tendré en cuenta. Quizás lleve a Plum también –dije

_ Perfecto, entonces el perro tiene mas valor que yo –dijo Alex tomándome por la cintura desde detrás y pego sus labios a mi oído- Vuelve a intentar irte y te mato.

_ Miguel no dejara que me mates. ¿No es así? –pregunte y él asintió

_ Sin ti no habría nadie con quien divertirme –dijo él y silbo

Silbo de un modo tan fuerte que creí que todo el bosque hubiera sido capaz de oírlo. Casi al instante Gabriel abrió la puerta de entrada y salio. Daniel se acerco a la ventana de su habitación para ver y salto desde ahí arriba, aterrizando a un lado de mi. Los tres sonrieron al verme y Miguel fue el primero en abrazarme fuertemente cuando Alex finalmente me soltó.

_ Entonces no todo estaba perdido –dijo Daniel tomando un mechón de mi cabello y abrazándome también

_ Nunca sabes que esperarte de los brujos –dije sonriendo al separarme de él- Logre recuperar algo de lo que me robaron.

_ Esto es tuyo –dijo Gabriel parándose frente a mi y devolviéndome la pluma- Lamento si ayer casi te ataco cuando te vi entrar.

_ Fuiste el único que me creyó –dije tomando lo que él me entregaba

_ Es que fui yo quien le abrió la puerta a Diana para que entrara –dijo él- Sin darme cuenta la invite a pasar y por eso ella pudo entrar.

_ No debes culparte de nada, ella nos engaño a todos –dijo Daniel poniéndole una mano en el hombro

_ Si, y ahora me dejo una terrible jaqueca por consecuencia –dijo Miguel frotándose la cabeza- Hablando enserio. ¿Alguien recuerda algo de lo que sucedió anoche? Yo solo recuerdo que estábamos combatiendo un demonio, creo que era el chupa-cabras.

No pude evitar reír ante eso. Entonces era eso lo que Miguel había visto a la hora de atacarme. Alex también rió estando a mi lado y los tres nos miraron sin comprender. Me calle al instante al escuchar unos pasos acercarse y mire más que temiéndole a Raphael. Su expresión era dura, seria y mostraba el enfado que tenia cuando se paro delante de mí. Me quede quieta, casi me estremecí al ver lo molesto que estaba conmigo y pensar que seguramente me culpaba de todo esto.

_ Raphael –dijo Gabriel y suspiro- fuimos nosotros quienes caímos en la trampa.

_ Nada es culpa de ella –dijo Miguel

_ Raphael, si algo he aprendido en todo este tiempo es que hacer lo correcto a veces implica romper las leyes –dijo Daniel- Katherin será una bruja pero te guste o no ella tiene razón cuando dice que el Consejo se equivoca.

_ Gracias a ella la escuela esta totalmente destrozada y el Consejo nos esta demandando entregarla –dijo Raphael

_ ¿Qué? –pregunte totalmente preocupada y Alex suspiro

_ Yo me encargare de ese asunto, después de todo es mi responsabilidad –dijo Alex

_ Ya se me ha ocurrido que decir y hemos arreglado todo el asunto –dijo Miguel y sonrió- El don de Diana era crear ilusiones. ¿No? Por lo que la esposa del funcionario del Consejo no vio nada más que una ilusión. Además, la hija del funcionario ayudo en la farsa para cubrirte y ya hemos arreglado todo el asunto.

_ Mi padre se ha ocupado de convencer a los demás funcionarios –dijo Gabriel

_ Y luego de que yo hubiera dado toda una explicación lógica y hubiera hablado por mas de media hora el Consejo se canso de escucharnos y terminaron por ceder y creernos –dijo Daniel- Además les mostré mis investigaciones respecto a ti y que tu sangre no podía ser identificada como la de una bruja por lo que no tuvieron mas opción que creernos.

_ No dimos el nombre de la bruja que nos ataco bajo la excusa de que no lo sabíamos y la verdad es que tu y tu hermana son bastantes diferentes de aspecto –dijo Gabriel- Esta todo cubierto, no te pasara nada Kat.

_ Gracias –dije y levante apenas la vista para mirar a Raphael- Lamento si mi presencia te molesta.

_ Ya has visto que no podrás partir de aquí aunque lo intentes –dijo Miguel sonriendo y me paso una mano por la espalda- Tu estarás dispuesta a abandonarnos pero nosotros no estamos dispuestos a dejarte ir.

_ Al parecer les agradas mucho a nuestros compañeros de escuela y la paz se vería afectada entre ellos si desapareces de la nada sin dejar rastro –dijo Daniel

_ Además, si te vas, este pueblo volvería a ser igual de aburrido que como era antes y eso realmente nos dormía –dijo Gabriel y sonrió- Pasan cosas mucho más emocionantes ahora que estas aquí.

_ Simplemente ignora a Raphael –concluyo Miguel

_ ¿Ignorarme? Gracias a ella la escuela esta destruida. Gracias a ella ustedes decidieron ya no servirle al Consejo. Gracias a ella sucedió todo lo que sucedió anoche. Ustedes no recuerdan, yo si. Esa maldita bruja nos causo ilusiones para que atacáramos a la persona equivocada –dijo Raphael totalmente furioso y suspiro, tranquilizándose y mirándome- Sin embargo salvaste la vida de mi líder y eso es algo que respeto. Puedes quedarte.

No pude articular palabra. De hecho, no pude responder y me quede igual de atónita que todos los demás. Raphael dio media vuelta y volvió rápidamente a la casa, dejándome más que sin palabras. Pasaron varios minutos en silencio y fue Miguel el primero en reaccionar.

_ Vale, no me esperaba eso –dijo él

_ A pesar de que no coincida con Raphael en este asunto, él sigue siéndome fiel como ángel –dijo Alex

_ Tendrá que acostumbrarse a esto de un modo u otro –dijo Daniel y miro seriamente a Alex- Y tu tienes que descansar. No tengo la menor idea de cómo es posible que sigas vivo pero no tientes a la suerte y vuelve a dormir.

_ Me quedare aquí unos minutos –dijo Alex y Daniel lo fulmino con la mirada- Tranquilo no haré nada.

_ No habrá problema Daniel, yo lo vigilare –dijo Miguel sonriendo

_ Eso mismo dijiste antes Miguel y se escapo –dijo Gabriel tranquilamente, cruzándose de brazos y cerrando los ojos

_ No es mi culpa, yo solamente fui a buscarle algo de comer –dijo Miguel con una mueca y no pude evitar reír

_ Tranquila, es mi cómplice –susurro Alex en mi oído- ¿Enserio crees que seria tan torpe?

_ No hay discusión, Gabriel quédate y vigílalo para que no escape y descanse –dijo Daniel

Daniel se dio vuelta y partió. Miguel suspiro, hundiéndose de hombros para disculparse y lo siguió también. No podía hacer mas que sonreír, conteniendo las ganas de echarme a reír. Era su líder y aun así en este tipo de situación no confiaban en él. Y aun así yo pensaría igual que Daniel estando en su lugar, Alex era capaz de hacer cualquier cosa menos lo que debía.

_ Ni se te ocurra –dijo Gabriel apenas Alex se movió un paso

_ Por favor Gabriel, no puedes decirme que tú tampoco tienes curiosidad por ir ahí –dijo Alex y Gabriel negó con la cabeza

_ No encontraras nada allí –dijo él

_ ¿Qué cosa? –pregunte

_ Esta molestando desde que se despertó con que quiere ir a ver al pie del acantilado para saber que sucedió con tu hermana –dijo Gabriel

_ Ella cayo –dije

_ ¿Y luego que? –pregunto Alex

_ ¡Ya te lo dije! Estuve en el bosque toda la noche buscando mi flauta y no había nadie mas ahí –dijo Gabriel- De haber sido así hubiera sentido su presencia y que continuaba con vida.

_ Lamento lo de tu flauta –dije e hice una mueca- ¿La encontraste?

_ Por suerte –dijo él

_ Aun así no perdemos nada con ir a fijarnos donde ella cayo –dijo Alex

_ Solo una pregunta Alexander Engel. ¿Qué demonios entiendes tú por descansar luego de casi morirte? ¡Eres el único ángel que debe haber sobrevivido a una marca maldita y aun así te niegas a descansar! –Exclamo Gabriel molesto y no pude evitar reír ante su enfado- A ver si entiendes Alexander que casi te mueres y aun seguimos sin saber como demonios sigues vivo.

_ Pero sigo vivo y aquí estoy en pie. No pienso pasar el resto de mi vida recostado pensando que puedo morirme en cualquier segundo. Además, solo será caminar, no haré nada mas –dijo Alex y Gabriel suspiro viendo que no importaba cuanto hiciese, no detendría a Alex

_ No importa que diga te iras con o sin mi consentimiento. ¿Verdad? –pregunto él y Alex asintió, Gabriel suspiro- Esta bien, vamos. Pero no te quitare un ojo de encima. Haz algo que no debas y te paralizo al instante.

_ Por eso no es bueno que Gabriel haya recuperado su flauta –me dijo Alex y lo mire con curiosidad

_ El efecto de mi flauta y la persona en quien influye depende de la melodía que toque –me explico Gabriel- Puedo hacer gritar a un brujo de dolor tanto como puedo paralizar a un ángel.

_ Apenas te separes de esa flauta algún día, la esconderé –dijo Alex y dio media vuelta- Vamos, a ver si encontramos algo interesante.

Lo seguí y Gabriel estuvo detrás de nosotros sujetando su flauta con ambas manos. Tuvimos que bajar de la colina e introducirnos en el bosque para llegar a la zona de los acantilados. Al menos ellos parecían ubicarse perfectamente y yo no hice nada más que seguirlos. Durante el camino Gabriel toco una dulce melodía que no hacia más que relajarme, causando casi el mismo efecto que me causaban los rayos de sol al filtrarse entre los árboles. Sonreí ante eso y él toco aun con más ganas. Quizás su flauta no solo sirviera para herirme como había pensado. Pero aun si Gabriel estaba totalmente concentrado tocando su flauta, en ningún momento le quito la vista de encima a Alex. Llegamos a pararnos al pie del acantilado y mire hacia arriba mientras caminábamos, tratando de encontrar la zona exacta desde donde había empujado a Diana. Mi vista continuó perdida en las alturas mientras caminaba y me choque contra Alex cuando él se detuvo. Retrocedí y al fijarme nuevamente arriba reconocí la zona donde había tenido lugar la batalla. La vista era totalmente diferente a la inversa y mire delante de nosotros. No había nada, exactamente nada.

_ Te lo dije –dijo Gabriel al instante

_ Tan solo dame un momento –dijo Alex

Él se acerco unos pasos y se agacho en el lugar. Movió las coloridas hojas por el otoño y los tres vimos exactamente lo mismo, una mancha de sangre que se extendía por todo el suelo. Me acerque mas, mirando la roja sangre de mi hermana y sintiéndome extraña al saber que yo había sido la causante de esto. Alex continuó moviendo las hojas, dejando al descubierto una mancha roja del tamaño de una persona en el suelo. Me quede sin aire por un segundo al pensar que ella había muerto.

_ ¿Qué demonios les diré a mis padres? –Dije- No puedo decirles que ahorque a Diana con un alambre maldito y luego la empuje por un acantilado.

_ Entonces eso fue lo que sucedió anoche –dijo Gabriel y miro a Alex- Gracias por contarme.

_ Estaba medio muerto, apenas si vi el momento en que Katherin se le echo encima –dijo él

_ Que en paz descanse –dije

Tome una de las dagas que tenia en el abrigo como prendedor, la que le pertenecía a ella. Sonreí tan solo un segundo al mirarla y luego la hice volver a su tamaño original. Tire la daga al suelo con todas mis fuerzas y esta se incrusto en el tronco de un árbol talado. El brillante metal ahora limpio resplandeció al recibir un rayo de sol, reflejando la sangre que había en el suelo.

Ellos dos se dieron vuelta y comenzaron a discutir. Gabriel afirmando que tenía razón y Alex negándolo en rotundo. Me di vuelta, siguiéndolos varios metros detrás de ellos. Apenas si di un paso sentí la sombra que paso rápidamente detrás de mí. La brisa que esto levanto jugo con mis cabellos, moviéndolos en el aire. Mire sobre mi hombro hacia atrás, fijándome en que la daga ya no estaba clavada en su lugar y en vez de eso había una rosa. Una rosa tan detestable como lo era en si el aroma de Diana o ella. Roja como la sangre y con espinas dispuestas a cortarte. Las comisuras de mis labios se levantaron.

_ ¡Kat! ¿Vienes o no? –exclamo Gabriel varios metros delante de mi

Asentí y corrí hasta reencontrarme con ellos y ponerme justamente entre los dos. Sonreí. No me importaba lo que ahora pasaría, no me importaba a que tendría que enfrentarme, no mientras estuviera en compañía de ellos. Podría con cualquier cosa que se interpusiera en mi camino y me mantendría en pie hasta el ultimo segundo, luchando hasta que mi corazón dejara de latir.

_ ¿Estas bien? –pregunto Alex

_ Perfectamente –dije sonriendo

Hola!


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Hola! Creo que esta debe ser la primer entrada que publico sin que sea parte de la historia. Por empezar, tengo que agradecerles demasiado a todos quienes pasan un ratito de sus vidas a leer lo que publico. De verdad, me alegro mucho de que les guste lo que escribo y no tienen idea de como me emociono al leer lo que ponen en el chat. Por otra parte, como bien ya les he dicho, el ultimo capitulo sera el numero 30 y luego habra un epilogo.

En cuanto a si habra una segunda parte, aun no lo he pensado muy bien exactamente. Existen demasiadas ideas e historias en mi cabeza que deseo pasar al papel (o en este caso, a la compu) pero es dificil elegir por cual continuar. Esta es la primer historia de la que estoy orgullosa de decir que he podido terminar, puesto que llevo escritos varios relatos de los cuales, muchos, estan incompletos. Lo cierto, es que si tengo pensada una continuacion para la historia de Katherin. Pero no se exactamente cuando la empezare a escribir y publicar. Por el momento, ando en otro proyecto.

En cuanto a si publicare la historia en un libro, aun debo pensarlo y averiguar mas al respecto. Yo soy de Argentina, Buenos Aires, y lo cierto es que aun no he tenido tiempo de averiguar respecto a las publicaciones. Me gustaria hacerlo, pero temo que me tomen poco en cuenta ya que mi edad no sobrepasa los 14 años. Tratare de averiguar mas al respecto y los mantendre informados.

En cuanto al tercer gran punto que quiero decir, es que recibi un premio! Siii, muchas gracias a Marie del blog "El rincón de un sueño" por entregarme este fabuloso premio que practicamente me hizo saltar de alegria! Yo tambien siento que hay historias que hace danzar mi corazon.
Lo cierto es que no se mucho en cuanto al sistema de los premios puesto que solo uso blogger para publicar mis historias (cosa que adoro por que guardo mi identidad). Lamentablemente, no soy mucho una persona a quien le gusta ir diciendo por ahi "Ah si, yo escribo" ya que temo que mi trabajo sea juzgado negativamente y recibir insultos por él como ya me ha pasado una vez. Pero si he comprendido bien, debo entregar este premio a otros blogs que tambien publiquen historias. Por eso, ese premio se los entrego a:

Saga Expiacion, by Muse (http://algoparadormir.blogspot.com)
Ensueño en Buenos Aires, by Ro (http://www.angelesdecenizas.blogspot.com)
Revelaciones, by Edna (http://miscuentosabsurdos.blogspot.com)

Eso fue todo por esta nota, muchas gracias si la han leido y sobretodo:

Muchas gracias por leer mi historia!

Capitulo 29: Blanco, negro y rojo


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Mire a Alex por un segundo. Él tenía una mano contra su herida de donde aun seguía brotando esa sangre brillante de ángel pero estaba bien. Asintió, diciéndome que resistiría y tomo con más fuerzas su espada. Sonrió tan solo una vez para voltearse hacia la puerta y ver justo a tiempo como Diana salía. Al menos ella ya portaba su verdadera imagen, eso en cierto modo era un alivio para mí.

_ Vamos tras esa bruja –dijo

Tome mi daga con mas firmeza y salí tras Diana tan rápido como pude. Me vengaría por esto, ella no era nadie para engañar a los demás con mi apariencia y atacar a Alex. La vi corriendo calle arriba portando su daga en la mano derecha. Corrí tan rápido que cualquier figura alrededor perdía su forma y la calle no era más que una línea oscura que pasaba a gran velocidad delante de mí. En un momento ella desapareció y levante mi vista hacia la copa de los árboles. Salte tan alto como para poder pararme en la punta. Allí estaba ella, parada en la otra punta de un árbol varios metros delante de mí. Ambas aprovechando de la ligereza y equilibro que nos proporcionaba la parte de bruja y sonriendo ante el placer que el aire fresco del cielo le provocaba a la otra parte. Nos miramos fijamente a los ojos, cada una con su daga en mano.

_ ¿Cómo saliste de mi ilusión? –pregunto y sonreí

_ Acepte la otra parte que hay en mi y eso me permitió salir –dije

_ Sabes Kat, nuestra posición en como esta –dijo ella- Paradas en una fina línea, manteniendo el equilibrio entre ambas cosas. No existe nadie más como nosotras. No importa lo que digan, nosotras somos las únicas en ser así de nacimiento.

_ ¿Por qué crees que nos lo hayan ocultado? –pregunte y ella se hundió de hombros

_ No lo se. Quizás por que querían protegernos. Aunque esto explica muchas cosas –dijo Diana- Pero claro hermanita, creo que decidimos caminos distintos.

_ Te diste a la oscuridad –dije

_ Y tú a la luz –dijo ella y sus ojos brillaron de color rojo bajo la luz de la luna- Pero elegiste mal el momento para enfrentarte a mi, estamos en plena noche.

_ Tu misma lo dijiste. Somos el equilibrio entre ambas cosas, no importa que tu tengas preferencia por la oscuridad y yo por la luz –dije y sonreí- La noche es mi terreno también y tengo suficiente experiencia en ella como para vencerte.

_ ¿Alguna ultima cosa para decir antes de que nos enfrentemos? –pregunto ella

_ Si, tu aroma es realmente horrible –dije y arrugue la nariz- No soporto ese insoportable aroma a rosas.

_ Él dijo que yo era como una rosa. Roja como la sangre y con espinas dispuestas a cortar, una belleza fatal –dijo ella y sonrió, retorciendo un mecho de su cabello

_ ¿Quién? –pregunte y me miro

_ Mi Señor –dijo Diana y sonrió alegremente- Por eso me regalo este perfume. Él me quiere y me aprecia mucho, yo soy muy importante para él.

_ Ah, el sujeto encapuchado –dije y ella asintió- Lo he visto un par de veces en sueños, parece muy sombrío.

_ Tiende a mostrarse así con la gente que no conoce –dijo ella sonriendo

Me fije con más detenimiento y curiosidad en ella, bajando mi daga. Realmente parecía feliz al hablar de él. Sonreía dulcemente cerrando los ojos como una niña buena. ¿Enserio esa era la misma Diana que era capaz de adoptar cualquier apariencia para seducir a los hombres y robarles el alma? Parecían dos personas totalmente diferentes. Casi parecía que ella no se había dado a la oscuridad.

_ Él es muy bueno conmigo –dijo finalmente

Puse los ojos en blanco. Por alguna razón no me sorprendía que mi hermana estuviera enamorada de la mano izquierda de Lucifer. Es decir, el tipo más sombrío que existe. Apenas si lo había visto en sueños y su simple presencia me hacia estremecer. Aunque siempre habíamos sido contrarias, Diana enamorada de él y yo de un ángel.

_ Ya lo creo, no lo conoceré mucho pero parece perfecto para ti –dije- ¿Y tu? ¿Algo último que decir antes de que nos enfrentemos?

_ Si. Me sorprende con quien estas saliendo y realmente besa muy bien tu novio –dijo Diana y volvió a estar en guardia- Muy bien hermanita, supongo que hasta aquí llegamos. Sabes que esta pelea será solo entre nosotras dos a pesar de que tus amigos intenten ayudarte.

_ Lo se y no me importa, estoy lista para enfrentarte –dije

_ Por cierto. ¿Qué le sucedió a Nick? –pregunto ella

_ Nicholas reacciono y recobro el control de su cuerpo. Se lo llevaron unos conocidos míos diciendo que lo iban a ayudar a no volver a ser controlado por Lucifer. No lo he visto desde entonces –dije y sonreí para mis adentros ante mi pensamiento

_ Lastima, me caía muy bien a pesar de que era bastante desalmado e insensible. Realmente no se divertía –dijo ella con indiferencia- Bueno, basta de charla, hasta aquí has llegado hermanita.

_ Que venza la mejor Strega –dije

Nos sonreímos mutuamente. Ambas saltamos y nuestras dagas chocaron en el aire. Aterrice de cuclillas sobre una copa de un pino, aun sosteniendo mi daga a un lado mío. Sonreí, era increíble la ligereza y equilibrio por ser una bruja aunque la otra parte también ayudaba para el duelo en las alturas. Sentía su presencia. Tal como había dicho Alex, resultaba dulce la presencia de lo que éramos. Ella estaba en alguna parte, seguramente igual que yo sobre la copa de un árbol, a mis espaldas. El viento soplo, moviéndome los cabellos y trayéndome el sonido de su voz.

_ ¿Con que mano estas sosteniendo tu daga? –pregunto ella

_ Sabes que no importa con cual la sostenga, no lograre matarte ni con la derecha ni con la izquierda –dije- Pero la sostengo con la derecha.

_ Era de esperarse –dijo- Yo también la estoy sosteniendo con la derecha si te interesa. Sino no podría atacarte.

_ Eso mismo creí –dije

Me puse en pie y me gire, encontrándome nuevamente con la figura de ella parada en la copa de los árboles, mirándome. Su fina silueta se veía recortada sobre el cielo. Por un segundo mire la fina línea que era la luna, me sorprendía que aun fuera visible y no fuera luna nueva pero eso ayudaba en algo. Ambas nos dejamos llevar por el poder que nos proporcionaba la luna y nos volvimos a mirar seriamente. Los felinos ojos de mi hermana se clavaron en mí y me vi reflejada en ellos perfectamente.

Volvimos a saltar y nuestras dagas chocaron nuevamente en el aire. Ella apretó los dientes mientras trataba de vencerme y yo logre hacerle un corte en el brazo. Otra vez estuvimos paradas sobre la copa de los árboles con varios metros entre nosotras. Ella comenzó a correr y logre seguirla perfectamente. Era increíble como mis pies se movían solos, confiando en mi instinto, sabiendo donde pisar para poder correr sobre la copa de los árboles y no caerme. Sonreí, aumentando el paso. Si, ella me había despertado de esa horrible locura en la que vivía, me había hecho reaccionar y ahora comprendía todo.

_ Debo agradecerte, me hiciste ver la verdad –grite entre el viento

_ Quería enfrentarme a una enemiga digna, no a una niñita perdida –dijo ella- Yo también estuve como tu cuando entre al Bella Vista pero conocí a mi Señor y él me hizo saber lo que era.

_ ¿Lo quieres? –pregunte

_ Demasiado –dijo Diana

Me acerque a ella y nuestras dagas volvieron a chocar. Caímos entre los árboles. Sostuve mi daga entre los dientes y con las manos me sujete de una rama mientras ella caía al suelo. Aterrizo de rodillas y miro hacia arriba con odio al verme colgada de una rama. Sonreí disculpándome de algún modo, ignorando la hoja de la cuchilla rozar mis labios. Me balancee hacia atrás y hacia adelante, tanto que la rama comenzó a tambalearse y me solté, dando una voltereta en el aire y aterrizando frente a ella en un camino de tierra.

Al instante nos sumergimos en un combate, cada una atacando a la otra sin piedad. Aunque realmente no parecía más que un juego. Ahora que ambas estábamos al mismo nivel, no importaba que herida me hiciera ella, podía mantener mis fuerzas al máximo al igual que ella. Evite ataques, me defendí perfectamente de su daga, no permití que esta rompiera mi defensa. No pudo herirme. No pudo hacerme más que un corte en la manga de mi abrigo pero ni siquiera llego a cortar la otra prenda. Cada una estaba dando todo de si, tratando de adoptarse al terreno.

No paso mucho tiempo antes de que retrocediera y me tropezara con una raíz. Caí y mi daga cayó lejos de mí. Solo eso le basto a mi hermana para poder atacarme. Levanto su daga en el aire, sujetándola con ambas manos y me estremecí. Así si podría matarme. Ella bajo el arma y cerré fuertemente los ojos. Escuche el sonido de dos cuchillas chocar y levante la vista para ver como la espada de Alex había detenido el ataque de Diana. Ella al instante retrocedió, apretando los dientes. Mire más que agradecida a Alex y él me tendió una mano, sonriendo, para ayudar a ponerme en pie.

_ Lamento llegar tarde pero te perdí de vista –dijo tirando de mi hacia arriba

_ No hay problema –dije poniéndome en pie

_ Solo tú puedes mandarme al demonio de esa forma –dijo él y sonreí- Esta bien. ¿Y a que nos enfrentamos?

_ Mi contraria –dije mirando a Diana y ella sonrió

_ ¿No piensas presentarme? –dijo ella

_ Si. Alex, la maldita de mi hermana –dije mostrándosela- Mi maldita hermana, Alex. Tomo mi apariencia por que quiso matarte pero no tomo en cuenta que yo podría romper su ilusión.

_ Aun tengo tiempo para matarlo –dijo Diana

_ ¿Hay algún problema si la ataco? –pregunto Alex y negué con la cabeza- Perfecto.

_ Solo hay un problema Alexander –dijo Diana y sonrió- ¿A quien atacaras?

Otra vez nos vimos atrapados en una ilusión. Diana estaba por doquier. Había al menos treinta de ellas y solo una era real. Apreté los dientes, maldiciéndola internamente y recuperando mi daga. Cuatro ángeles aparecieron en ese momento frente a nosotros, los cuatro portando sus alas y listos para combatir. Gabriel miro un segundo hacia mí, sonriéndome y le devolví la sonrisa. Mire a Alex nuevamente y mire su herida, no parecía nada grave.

_ Lux –exclame levantando mi daga en el aire

_ Obscurĭtas –dijo una de ellas también levantando su daga en el aire

Utilice todas mis fuerzas para mantener el hechizo y enfrentar el suyo. Luz contra oscuridad, realmente era difícil mantenerlo pero haría todo lo posible por vencerla. Mi daga brillaba de un blanco perfecto recordándome al color de las alas de ellos. La daga de Diana, la que veía sostener a ella y todas sus copias, brillaba totalmente negra. Su don tembló, lo suficiente para que pudiera reconocer a la verdadera Diana y entonces fui tras ella. Detrás de mi ellos comenzaron a deshacerse de tantas ilusiones como podían. Al atacarlas, están se partían en dos y desaparecían totalmente. Pero parecía que por cada una menos que hubiera, se sumaran tres mas.

Seguí a la verdadera Diana por todo el camino, introduciéndonos en el bosque y escuchando como el viento me traía su risa. Estuve detrás de ella y se dio vuelta, saltando en el aire y retrocediendo a tiempo que la atacaba. Detuvo mi daga poniendo la suya delante de ella y volvió a estar en tierra. Intento atravesarme el pecho con su arma pero me moví y esta apenas corto un poco de mi cabello en el aire. Apreté los dientes, mirándola con odio pero ella sonrió maliciosamente.

_ ¿Sabes que es lo que mas disfrute de fingir ser tu? –Pregunto a tiempo que detenía un ataque suyo- El hecho de ver como él estaba dispuesto a protegerme a toda costa no importaba quien fuera su oponente. Parece que realmente te quiere, lastima que morirá.

_ Yo no dejare que eso pase –dije atacándola y ella evadió mi daga sin problema

_ ¿Y como piensas evitar que eso pase? –Pregunto Diana divertida- Aun tengo varios As bajo la manga. Por cierto, deberías ir a Europa, esta bastante linda en esta época.

_ Primero me gustaría terminar con esto –dije poniendo mi daga delante de mi para defenderme de un ataque suyo

_ ¿Y luego que? ¿Cómo le explicaremos esto a mama y papa? –dijo ella

_ Ellos ya tienen bastantes cosas que explicarnos cuando nos volvamos a ver –dije haciendo fuerza para mantener su daga lejos de mi- Aunque me pregunto como pudieron terminar juntos si en realidad somos lo que somos.

_ Basta con mirar con quien andamos nosotras para creer que todo es posible –dijo Diana atacándome- Y pensar que nuestro padre es la antigua mano izquierda de Lucifer.

_ ¿Enserio? –Pregunte sorprendida, devolviéndole el ataque- Jamás lo había mencionado.

_ No le gusta hablar de ello. Lo averigüe en el Instituto –dijo ella

_ Déjame adivinar, también te lo dijo tu señor –dije poniendo los ojos en blanco y evitando un ataque

_ Él ha sido muy bueno conmigo. Me ha dicho lo que era y me ha enseñado a controlar todos mis poderes y habilidades –dijo

_ Un momento, yo lo descubrí por mi misma y estoy usándolos sin que nadie me los hubiera enseñado –dije y sonreí- Soy mejor que tu.

_ Ya quisieras hermanita –dijo y esta vez su daga me hizo un corte en la mejilla

_ Maldición –susurre al tocarme la mejilla y ver la sangre en mi mano- ¿Con que mano fue esa?

_ Izquierda –respondió ella sin prestarle mucha atención y volví a maldecir- Tranquila hermanita, no te morirás por una marca maldita siempre y cuando sepas mantener el equilibrio.

_ Puedo mantener el equilibro –dije y apreté los dientes, sintiendo como el corte en la mejilla se cerraba

_ Adiós hermanita –dijo

Recibí una fuerte patada que me hizo volar hacia atrás, llevándome varias ramas puestas en el camino y aterrizando en un terreno de tierra al borde de un acantilado. Cerré los ojos y tosí ante la tierra que se levanto. En un segundo Diana estuvo parada a mis pies. Moví rápidamente una pierna y la tumbe a ella también. La volví a patear, justo en las costillas y ella grito.

_ ¿Qué sucede hermana? ¿No te gusta la tierra? –dije y reí, recibiendo una patada a cambio

_ ¿Y a ti hermanita? –dijo ella tirándose sobre mi

Ella tiro de mi cabello, tanto que me hizo gritar. Le rasguñe el rostro, cortándole el labio y viéndole la sangre correr por este. Ella me miro con furia e hizo que mi cabeza golpeara contra el duro suelo. Cerré los ojos ante el dolor y la patee en el abdomen, lejos de mí. Diana me sostuvo por los hombros y ambas rodamos sobre la tierra, cada una atacando a la otra. Su cabello oscuro y ondulado me caía sobre el rostro, pegándoseme a este y no dejándome respirar. Tuve que escupirlo de mi boca antes de pegarle en el rostro y alejar su cabello de mí. Sus ojos marrones brillaron como si fueran rojos por el odio con que me miraban. Ella me mostró sus uñas igual que un gato y sostuve su mano por la muñeca, deteniéndola y alejándola de mi.

Algo nos separo. Una fuerza invisible que nos alejo varios metros. Diana rodó por la tierra y yo me puse en pie de un salto. Mire hacia arriba sonriendo, hacia el lugar de donde había provenido aquel hechizo. Nicholas me sonrió aun sentado en la rama de aquel árbol y salto hasta estar a un lado mío. Estaba feliz de volver a ver sus ojos tal como eran y de saber que me había escuchado.

_ ¿Me has llamado? –pregunto sonriendo

_ Te has tomado tu tiempo –dije y él hizo una mueca

_ Perdona, no estaba aquí y cuando me llamaste estaba en medio de un asunto importante –dijo Nicholas- Pero he venido. ¿No es así?

_ “Grita mi nombre en tu mente, no importa donde estés, y yo escuchare tu llamado e iré a buscarte” –dije, recitando sus palabras de hacia un año, sonreí- Gracias.

_ ¿Y ahora que? ¿Cuál es el problema? –pregunto él

_ A unos metros de aquí el don de Diana esta teniendo efecto, necesito que lo rompas –dije y él asintió

_ Dame unos segundos, necesito concentrarme –dijo, cerrando los ojos y llevándose ambas manos a las sienes

Diana se puso en pie, recuperando su daga y viniendo corriendo hacia nosotros. Corrí hacia ella, agachándome un segundo para tomar mi daga del suelo pero sin dejar de moverme. Mi daga choco con la suya y ahí la mantuve, haciendo todo lo necesario para darle el tiempo suficiente a Nicholas. Apreté los dientes, utilizando todas mis fuerzas al igual que Diana. No la dejaría vencerme, no mientras pudiera evitarlo. Ella sostuvo su daga con ambas manos al igual que yo y apretó más los dientes, aunque sabía que le estaba costando más que a mí. Ella estaba haciendo todo el esfuerzo posible por mantener su don en pie a pesar de que Nicholas estaba intentando romperla. Pero no lo lograría si su cuerpo estaba aquí luchando conmigo y su mente luchando con Nicholas.

_ No podrás sola Diana –dije y ella apretó aun mas los dientes, cerrando fuertemente los ojos

_ Si que podré. Él me dijo que podía, él confía en mi para esto –dijo usando todas sus fuerzas para poder hablar- No puedo decepcionarlo.

_ Lo lamento Diana pero yo no puedo permitir que me venzas –dije

Su fuerza se fue debilitando hasta que le gane con mi daga y ella cayo al suelo de rodillas, llevándose ambas manos a la cabeza y casi gritando por el dolor. Me gire, mirando a Nicholas. Él seguía exactamente igual, su rostro no revelaba nada más que profunda concentración, parecía no estar esforzándose por romper la ilusión de Diana mientras que ella sufría por mantenerla en pie. Finalmente él abrió los ojos y asintió. Suspire, parándome frente a Diana y tendiéndole una mano para ayudarla a ponerse en pie. Ella me miro desde ahí abajo por un segundo, con una mirada destrozada y totalmente triste por no haberle cumplido a su amado. Me compadecí de ella y por un segundo olvide todo.

¡Y maldita tramposa tenia que ser! Aprovecho ese segundo para atravesarme el abdomen con su daga. ¿Eso había sido otro producto de su don o había sido real? No sabía, de ahora en más ya no confiaría en nada de lo que mis ojos me mostraran respecto a Diana. Me quede sin aires, llevándome ambas manos a la herida y mirándola con odio. Ella sonrió maliciosamente mientras se ponía en pie y me mostraba su daga ya totalmente manchada con la sangre de dos personas que habían sido heridas del mismo modo.

_ Ahora es el turno de la mano derecha –dijo mostrándome que en esa mano tenia su daga y sonrió

_ ¿Qué quieres decir con eso? –pregunte alarmada

_ ¡Kat, cuidado! –grito Nicholas

No tuve tiempo de reaccionar y me quede helada. Nicholas levanto la mano izquierda deteniendo el cuchillo justo antes de que se clavara en mi frente. El cuchillo cayó al suelo frente a mí. Levante mi vista, casi temblando y encontrándome con los ojos molestos de Miguel, totalmente opacos. Me sentí palidecer y retrocedí, viendo como Diana se hacia a un lado y sonreía. Casi al instante Daniel cayo detrás de mi e intento atacarme pero evadí su arma y me aleje cuanto pude de él.

_ Piensan que somos el enemigo –dijo Nicholas evadiendo a Raphael y Gabriel- Ella los esta engañando haciéndoles creer otra cosa.

_ ¿Puedes romper esa ilusión? –pregunte retrocediendo cuanto pude para alejarme de Daniel y Miguel

_ Si –dijo Nicholas- Pero me tomara cinco minutos.

_ No tenemos cinco minutos –dije saltando cuando Daniel me ataco y subiéndome a la rama de un árbol- No quiero herirlos.

_ Mantenlos entretenidos, cuanto mas pueda concentrarme mas rápido romperé la ilusión –dijo Nicholas saltando para evitar un ataque de Gabriel y parándose en la rama de un árbol- Mantén tu daga siempre en la mano derecha, así no los mataras. Hagas lo que hagas, no cambies de mano.

_ Ya lo se –dije e hice una mueca

Mire hacia abajo, hacia donde los cuatro ángeles con los ojos totalmente opacos a causa de la ilusión en la que estaban nos miraban con odio. ¿Y el quinto ángel? Levante la vista al escuchar el sonido de chocar de las armas, mirando como Alex se batía a duelo con Diana. Mi corazón se congelo pero luego volvió a latir al ver que ella sostenía su daga con la mano derecha.

_ Apúrate, yo me ocupare de ellos cuatro –dije y Nicholas asintió

Me deje caer, justo en el centro de los cuatro ángeles y ellos no dudaron en rodearme y amenazarme con sus armas. Suspire tomando firmemente mi daga, no deseaba herirlos pero necesitaba darle el tiempo a Nicholas para que rompiera la ilusión. Miguel intento envestirme pero me moví a un lado. Salte cuatro metros en el aire cuando Daniel y Raphael me atacaron al mismo tiempo desde diferentes lados y chocaron el uno contra el otro. Caí sobre los hombros de Gabriel y rápidamente le arrebate la flauta de las manos, saltando nuevamente antes de que él pudiera atacarme. Él apretó los dientes y me echo una mirada totalmente llena de odio. Daniel salto hacia donde estaba Nicholas pero salte detrás de él y lo tome por el tobillo, tirándolo nuevamente hacia abajo. No tenia idea de que clase de ilusión les habría creado Diana pero necesitaba hacer tiempo para que Nicholas la rompiera. Suspire, chocando mi daga contra un cuchillo de Miguel y haciendo toda la fuerza posible para mantenerlo ahí. Me agache cuando Raphael intento atacarme por la espalda y sus tijeras cortaron el aire.

_ ¡Date prisa! –grite

Nicholas frunció el ceño, concentrándose aun más. Retrocedí al ver como los cuatro ángeles avanzaban hacia a mi, todos dispuestos a matarme. Me choque contra alguien y sofoque un grito antes de percatarme que era Alex. Ambos estuvimos espalda con espalda, rodeados de ambos lados. Mi mano se entrelazo con la suya mientras que con la otra sostenía mi daga en alto dispuesta a defenderme. Él me tomo fuertemente, influyéndome confianza y sonreí.

_ Están bajo una ilusión –dije

_ Ya lo se –dijo Alex- No se ni como es posible que yo no este igual que ellos.

_ Por que esta es una ilusión individual, creada en la mente de cada uno –dije y reaccione ante la verdad- Mi hechizo.

_ ¿Qué? –pregunto Alex

_ Mi hechizo protege tu mente –dije- Es por eso que tu solamente caes en las ilusiones en general, donde todos vemos lo mismo y no en las ilusiones individuales donde tu mente te engaña con lo que ve.

_ Entonces gracias –dijo él y lo sentí retorcerse a mis espaldas

_ ¿Estas bien? –pregunte alarmada

_ Si –dijo él con esfuerzo

_ ¿Por qué no tienes tus alas? –pregunte

No pudo responderme. Me tuve que separar de él para detener un ataque de Daniel y nuevamente Alex se sumió en un combate con Diana. ¿Cuánto tiempo más necesitaba Nicholas? Tumbe a Daniel en el suelo y salte sobre él para defenderme de Miguel. Alguien me pateo en la espalda, Raphael. Perdí el equilibrio justo a tiempo para recibir un puñal de Gabriel. El cuchillo se hundió a un lado en mi cintura pero me deshice de él rápidamente.

_ ¿Eso es lo mejor que tienen? –pregunte y sonreí para distraerlos aun mas- Podría hasta con los ojos vendados con ustedes.

Reacción automática, los cuatro me atacaron al mismo tiempo. Al menos así estaban totalmente concentrados en mí y parecían haberse olvidado de Nicholas. Hice lo mejor que pude teniendo tan solo una daga y enfrentándome a cuatro ángeles. Recibí varios cortes superficiales pero estos solo afectaban a una mitad de mi, la otra podía seguir luchando sin problema. Los evadí, no usando mi daga para nada más que defenderme y evitando a toda costa herirlos. Salte sobre ellos cuando me acorralaron al borde del acantilado y nuevamente estuve en la mitad del terreno, lista para que los cuatro volvieran a atacarme. No me di cuenta en el momento en que Gabriel recupero su flauta y las primeras notas sonaron en el aire. Escuche un grito de dolor, proveniente de donde estaba Nicholas y levante la vista para verlo taparse los oídos. Esa melodía también me estaba haciendo doler pero lograba soportarla. Apreté los dientes, conteniendo los gritos y corrí hacia Gabriel. Salte y le arrebate la flauta de las manos, sujetándola a un lado y aterrizando a un borde del acantilado.

_ Lo siento Gabriel –dije

Con todas mis fuerzas tire la flauta tan lejos como pude. El ángel desapareció en un instante, yendo tras su instrumento y desapareciendo también en alguna parte del terreno bajo el acantilado. Suspire y mire a los tres ángeles que aun me quedaban por enfrentar.

_ ¡Me creerás loco pero esta ilusión tiene en parte algo bendito! –Exclamo Nicholas desde su lugar- ¡No puedo romperla!

_ No me sorprende que tenga algo bendito –dije y apreté los dientes, chocando mi daga contra el cuchillo de Daniel- ¡Tú sigue intentando, debilitare a Diana!

_ Yo me ocupare de ellos –dijo Nicholas

Salto de la rama en donde estaba y aterrizo en tierra, sacando dos cuchillos. Lo mire con temor durante un segundo pero él sonrió influyéndome confianza. Sabía que no los heriría. Además, era Nicholas, confiaba totalmente en él y lo conocía perfectamente como para saber que solamente los utilizaría para defenderse al igual que yo.

_ Tranquila, son cuchillos vírgenes –dijo él- No están malditos, no los heriré.

Asentí con la cabeza. Corrí a un lado, evadiendo a los tres ángeles y me pare detrás de Diana. Ella enseguida se dio vuelta, interrumpiendo su combate con Alex, y su daga choco contra la mía. Apreté los dientes, sujetando mi daga con ambas manos y haciendo fuerza para poder vencerla.

_ Lux –dije y mi daga brillo blanca

_ Obscurĭtas –dijo ella y su daga brillo negra

Creí que jamás en mi vida me había esforzado tanto. Pero necesitaba resistir, no permitiría que ella venciera. La fuerza que estaba haciendo me provocaba gritar y no podía dejar de mirar a Diana fijamente a los ojos. Ella no se dejaría ganar y yo tampoco me dejaría vencer. Hubiéramos continuado así una eternidad, luz contra oscuridad. Pero ella bajo su daga cuando Alex la atravesó con su espada. Casi al instante ambos hechizos se rompieron y ambas dagas volvieron a la normalidad. Ella lo ataco, sujetando su daga con ambas manos y clavándosela en el corazón. Me quede sin aire, sintiendo como si fuera a mi a quien hubiera atacado.

_ Se necesita más que la mano de un ángel para matarme –dijo Diana recuperando su daga y él cayo al suelo

_ Tienes razón –dije

Con ambas manos clave mi daga en su abdomen, atravesándola totalmente y conteniendo mis lágrimas por lo que acababa de ver. Ella se quedo sin aire, llevándose ambas manos a la herida y escupió sangre. Su daga cayó al suelo y ella cayo de rodillas, mirando al cielo. Mire mis manos. La mano de un ángel, la mano de una bruja, eso se necesitaba para matar a alguien como lo que éramos nosotras. Solté mi daga y fui corriendo hasta donde estaba Alex. Lo ayude a levantarse, conteniendo las lagrimas por verlo herido de ese modo y saber que había sido mi culpa. Pero él estaría bien, trataba de convencerme de ello a pesar de que ya comenzaba a llorar. Diana lo había atravesado con ambas manos, tanto con la mano derecha como con la mano izquierda y eso finalmente hizo que rompiera en llanto al saber lo que pasaría.

_ Perdóname, perdóname, perdóname –suplique llorando

_ ¿Por qué? –Pregunto él y sonrió débilmente- Debí habérmelo esperado, no es tu culpa.

Con una mano me limpio las lágrimas de los ojos mientras se sujetaba de mí para mantenerse en pie. Levante la vista, viendo a Diana arrodillada en el suelo dando sus últimos respiros. Con mucho esfuerzo ella metió la mano dentro de uno de sus bolsillos y saco algo. Parecía el capullo de una rosa, cerrado y de un color rosa oscuro de modo que parecía marrón. Ella se lo acerco al rostro con todas las fuerzas que le quedaban y abrió apenas la boca, sin poder mas por que la vida la estaba abandonando. Con las manos abrió torpemente la punta del capullo y luego lo mordió, tragándoselo entero. Cerró los ojos, levantando la vista al cielo y suspirando.

_ Gracias amo –susurro ella

En un segundo estaba totalmente en forma, poniéndose en pie de un salto y mirándome llena de odio. Me quede helada ante su rápida recuperación y mire mas allá de ella rogándole ayuda a Nicholas. Pero él estaba ocupado enfrentándose con Raphael y Daniel mientras que Miguel yacía inconsciente a un lado. Durante un segundo sus ojos se clavaron en los míos y se deshizo rápidamente de Daniel, empujándolo y haciéndolo volar por los aires de modo que se golpeo contra un árbol y cayo inconsciente.

_ Me las pagaras por esto hermanita –dijo Diana caminando hacia nosotros- Casi mas me matas. Me ocupare de que sufras tanto que desees estar muerta.

_ Quien deseara estar muerta serás tu –dijo Nicholas parándose detrás de ella y sujetando sus armas

_ Ah, el otro lado de la moneda –dijo Diana dándose vuelta y enfrentándolo- Ya casi me deshice de un ángel, no será trabajo deshacerme de un brujo.

_ Soy el tercer brujo mas poderoso que conoces –dijo Nicholas y sonrió- Creo que estoy capacitado para enfrentarme a alguien como tu. Pero si piensas atacarlos, primero tendrás que pasar sobre mí.

_ No hay problema –dijo Diana

Enseguida ellos dos se sumieron en un duelo. Mire mas allá, a donde yacían dos ángeles inconscientes y uno que apenas si podía continuar estando consciente a pesar de estar tirado en el suelo. Los ojos de Raphael ya no estaban opacos y sonreí. Al casi matar a Diana había conseguido debilitarla lo suficiente para que Nicholas rompiera su ilusión. Me pregunte que tan lejos habría tirado la flauta para que Gabriel tardara tanto en volver pero al menos él ya no estaría bajo esa ilusión.

_ Puedo solo –dijo Alex soltándome y apoyándose contra el tronco de un árbol

_ No estas bien –dije y él negó con la cabeza

_ Estoy bien, puedo resistir –dijo

_ No, no puedes –dije mirándolo alarmada- No tienes una herida normal hecha ahí.

Lo mire preocupada, tratando de no caer nuevamente en el llanto. Ella lo había herido teniendo su daga también en la mano izquierda. Me quede helada y mire mi mano derecha, recordando la línea negra que alguna vez había estado allí y casi me había matado. Mis ojos se inundaron de lágrimas al pensar en lo que ahora le pasaría a Alex al haber sido herido por un instrumento maldito. Él me tomo de la mano y tiro de mí para que estuviera contra él.

_ Lo siento, lo siento, lo siento –dije desesperadamente- No debí haberte involucrado en mis asuntos. No tendría que haber permitido que lo hicieras.

_ ¿Y entonces que? ¿Me hubieras dejado de lado y te hubieras enfrentado tu sola a todo esto? –pregunto él, mirándome a los ojos y pasándome una mano por la mejilla- No soy tonto, se que a Nick le ofreciste tu alma para que no me hiciera nada a mi.

_ Eso era diferente –dije y él negó con la cabeza, apoyando su frente contra la mía

_ Esto es exactamente lo mismo –dijo- Yo también estaría dispuesto a dar mi alma por ti por que te amo.

Me quede sin palabras, tratando de contener las lágrimas ya que ambos sabíamos lo que era probable que pasara. No quería llorar, no quería creer que él quizás no vería el amanecer. ¿Por qué un simple corte con un instrumento maldito bastaba para condenar a un ser de luz? Me dolía ver su sangre en su camisa a pesar de que la herida se cerraría y dejaría tras de si una marca maldita dispuesta a chuparle la vida lentamente. Me apoye contra él, haciendo todo lo posible por no llorar y sostuve una mano contra su corazón.

_ Fortĭa –dije

Aun así supe que no seria tan fácil. Los hechizos no tenían el mismo efecto en los seres de luz y no tenia idea de cuanto le duraría este hechizo a Alex. Lo abrace fuertemente y gire el rostro para ver a Diana batirse a duelo con Nicholas. No me importaba que pasara luego, si lograba salir viva de esta, me iría lejos para no volver a causarle mal a nadie. No quería que los demás salieran heridos por mis asuntos. Pensé en todas las personas que ella había atacado por mí y apreté los dientes. Ataco a Mecha, jugo con ellos cinco, hirió a Alex y ahora estaba peleando con Nicholas. No, no dejaría que esto continuara así. Me limpie rápidamente las lágrimas de los ojos. No me quedaría aquí sin hacer nada, no permitiría que ella continuara hiriendo a las personas que quería.

_ Sabes que podría matarte si te hago un corte teniendo mi daga en la mano derecha –dijo Diana- ¿Por qué no te rindes?

_ ¿Y dejar que me ganes? –Dijo Nicholas sonriendo y atacándola- Ya me enfrente a Lucifer y le gane, me enfrente a mi mismo y también gane. Supongo que puedo enfrentarte a ti y ganarte también.

_ Siempre fuiste muy soberbio –dijo Diana devolviéndole el ataque y él sonrió

_ Es el pecado que me identifica –dijo él- Aunque claro, yo no cumplo mi pecado tan al pie de la letra como tu. Este fin de semana me entere de un par de cosas. ¡Me engañaste todo el tiempo cuando salías conmigo!

_ Tu luego me engañaste con mi hermana –dijo Diana tranquilamente, deteniendo un ataque suyo

_ Eso fue diferente, cuando yo te conocí tu me mostraste la apariencia de Katherin y actuaste como ella –dijo Nicholas defendiéndose de la daga de ella- Me hiciste enamorarme de una persona que yo creía inexistente luego de que me mostraras tu verdadera apariencia y personalidad. Era de esperar que si algún día yo me encontraba con esa persona, eso pasaría. ¡Pero tú me engañaste con ese sujeto desde el primer día que estuviste en el Bella Vista!

_ ¿Y que con eso? –dijo Diana y rompió la defensa de Nicholas, dejándolo sin armas

_ No entiendo como puede gustarte ese sujeto. Yo no soporto ni tenerlo cerca, es odioso –dijo él retrocediendo al estar desarmado- No conozco a nadie mas oscuro, creo que es igual o peor que Lucifer. Y mira que yo he tenido que estar en presencia de los dos y no tienes idea de lo insoportable que es. ¿Enserio piensas que él te ama?

_ No lo pienso, lo creo –dijo Diana atacándolo con su daga pero Nicholas se corrió a un lado, evitándolo

_ Amar es estar dispuesto a entregar tu alma por el otro. ¿Crees que ese sujeto entregaría su alma por ti? –pregunto Nicholas y Diana lo volvió embestir, fallando otra vez- Yo creo que no.

_ Estas equivocado en lo que piensas –dijo Diana

Diana se abalanzo sobre él y Nicholas cayó al suelo, golpeándose fuertemente la cabeza a pesar de no estar herido. Solté a Alex y recupere mi daga, yendo a enfrentar a Diana. Corrí hasta interponerme entre ella y Nicholas, dispuesta a no dejar que lo hiriera también. Ella estuvo más que feliz por ello y me ataco. Nuevamente estábamos peleando la una contra la otra, haciendo todo lo posible por ganar. Aunque debía admitir, Diana estaba en condiciones mucho mejores que yo para el combate. Me costaba defenderme. Logre evitar varios ataques y recibí varios cortes superficiales. Apreté los dientes cuando su daga cortó mi mejilla y sentía que tan débil estaba, pero continué en pie. Me mantendría en pie hasta el último segundo y lucharía hasta que mi corazón dejara de latir, eso me había prometido.

_ ¿Qué sucede hermanita? –pregunto ella atacándome

Apenas si lograba defenderme y tuve que retroceder. Mi pie se detuvo al pisar el borde del acantilado y varias piedras cayeron al vacío. Mire con temor hacia un lado, viendo la larga caída que había y como Diana avanzaba más hacia mí. Me moví hacia adelante, alejándome del acantilado pero eso me obligo a volver a enfrentarme a ella. Nuestras dagas chocaron y ella me pateo, tirándome hacia atrás. Rodee sobre la tierra hasta terminar tirada de costado al borde del acantilado. Algo se clavo en mi brazo y me hizo doler. Me apoye en una mano, mirando la cosa plateada que estaba incrustada a lo largo de todo mi brazo. Las púas brillaron totalmente plateadas bajo la luz de las estrellas y levante la vista para ver a Diana. Ella avanzo hacia mi y en ese segundo Alex se interpuso, sosteniendo su espada y dispuesto a enfrentarla.

_ Te dije que me mantendría en pie hasta el ultimo segundo con tal de defenderte –dijo él, apretando los dientes para poder permanecer en pie

_ Me sorprende tu persistencia Alexander –dijo Diana- Me pregunto como es que aun sigues vivo pero sabes que no resistirás durante mucho mas tiempo esa herida.

_ Resistiré el suficiente para deshacerme de ti –dijo él y ella sonrió

_ Tu resistencia es increíble considerando el tiempo que ha pasado pero no debería sorprenderme ya que después de todo eres un Engel –dijo ella

Alex se mantuvo aun en pie, sosteniendo su espada con la mano derecha a duras penas y sosteniendo su otra mano contra la herida que tenia en el abdomen. Las imágenes de esta noche parecieron pasar muy rápido frente a mí y me quede helada al reaccionar sobre un hecho. No era la herida que Alex tenia en el pecho la que debía preocuparme y lo estaba matando, era la otra. Me quede helada, sintiendo como mi corazón se congelo y vi como él se enfrento con Diana.

Mire a un lado, viendo el alambre de púas clavado en mi brazo y luego mire a Nicholas que estaba tirado a unos metros de mí. El leyó mi pensamiento al instante y asintió con la cabeza. Me quite todo el alambre del brazo, apretando los dientes para no gritar cuando las púas tiraban al ser removidas. Nicholas sostuvo el alambre con ambas manos y suspiro, concentrándose.

_ Lucifer fue mi maestro, soy igual de soberbio que Él por dentro. Este alambre es mi espejo, por eso maldito lo dejo.

Sonreí y al instante el alambre se volvió totalmente negro. Se necesitaba invocar un pecado capital y ser un brujo muy poderoso para maldecir algo y él lo había hecho. Tome el alambre con ambas manos, sintiendo como este me quemaba al ser de metal y estar maldito. En otras palabras, este alambre podía conmigo y por ende con Diana también. Alex cayó al suelo sin poder mantenerse en pie durante mucho más tiempo pero siguió defendiéndose con su espada de Diana. Ella estaba de espaldas a mí, a punto de darle el golpe final a él. Salte sobre ella, enroscándole el alambre alrededor del cuello y tirando. Diana grito, soltando su daga y retrocediendo mientras se llevaba ambas manos al cuello. Las púas se clavaban fuertemente en mis manos mientras tiraba más y mas, apreté los dientes para no gritar mientras seguía subida a la espalda de mi hermana. El metal me estaba hiriendo gravemente y aun mas al estar maldito. Finalmente lo solté, saltando de la espalda de mi hermana y parándome frente a ella. Sus uñas rasgaban desesperadamente su cuello intentando quitarse el alambre que estaba totalmente incrustado, pareciendo un collar con sus púas incrustadas en su piel. Sus ojos estaban abiertos totalmente mientras seguía retrocediendo y me acerque a ella.

_ Lo siento hermana –dije

Suspire, levantando apenas la mano y empujándola apenas. Ella perdió el equilibrio y cayo hacia atrás en el acantilado, perdiéndose en la oscura caída. Tan solo un segundo me permití ver como ella era tragada por la oscuridad y luego me di vuelta, corriendo hacia donde estaba Alex. Me agache a su lado y Nicholas en un segundo estuvo agachado enfrente de mi. Alex tenía la cabeza a un lado, con los ojos apenas abiertos y podía ver cuanto le costaba seguir respirando. Rápidamente él le abrió la camisa y pude ver la mancha negra que tenia en el abdomen, justo donde había recibido la primer herida. En ese segundo no me había fijado, pero la maldita lo había herido con la mano izquierda y yo había creído que no había sido grave. Nicholas me miro a los ojos, preocupado, y en un segundo vio todo lo que había ocurrido antes de que llegara.

_ Lo hirió hace mucho, me sorprende que siga vivo –dijo él

_ ¿Puedes hacer algo para curarlo? –pregunte

_ Puedo. Pero necesito que siga vivo y su pulso se esta debilitando –dijo Nicholas- Y además tiene una herida semi-maldita en el corazón. Si esta empieza a tener efecto no podré salvarlo.

_ ¿Y que podemos hacer? –pregunte desesperada

_ Ocúpate de mantenerlo vivo y de la herida en el corazón –dijo- Yo me ocupare de la marca maldita.

Corrí el resto de su camisa para dejar la otra herida al descubierto y puse una mano sobre su corazón. Me quede sin aire al sentir lo débil que este latía y sacudí rápidamente la cabeza para evitar las lagrimas. No era momento para llorar, necesitaba mantenerlo vivo para que Nicholas pudiera curarlo. Pero no conocía un hechizo mas fuerte con el cual tratar una herida maldita que el fortĭa y este ya había perdido su efecto por lo que no podría volver a utilizarlo. La desesperación me invadió y trate de pensar con claridad pero las lágrimas me invadían. Me quede quieta al recordarlo. No sabía cuantos poderes tenía gracias a la parte de mí que no era bruja, ni siquiera estaba segura de si funcionaria pero valía la pena intentarlo.

_ ¡Deja de pensar y hazlo! –grito Nicholas

Me limpie las lagrimas y sostuve mas fuertemente mi mano contra su corazón. Me agache, tocando con mis labios su piel y besando esa herida. Luego lo bese en los labios, deseando con todas mis fuerzas que eso funcionase. Las lágrimas corrían por mi rostro, empapando el suyo también mientras continuaba besándolo. No quería que muriese, no si todo había sido por mi culpa y por defenderme.

_ Por favor –susurre, llorando y volví a besarlo

Ahora lo entendía todo. Sentía que si él moría, ya no me quedaría ninguna razón para seguir viviendo. Como si al morir se llevara una parte de mi alma y ya no sentiría nada más. Y en realidad mi alma le pertenecía a él igual que mi corazón y no a mí. Todo este tiempo jamás había entendido por completo el punto de vista de Nicholas con respecto al amor, ahora lo entendía perfectamente. Amar era estar dispuesto a entregar tu alma por el otro y que si este moría, tu también morías en cierto modo.

Su pulso recobro fuerzas y su mano estuvo sobre la mía, sujetándome fuertemente mientras me devolvía el beso. Sonreí, sentándome y limpiándome las lagrimas con una mano. Alex me miro preocupado mientras se sentaba y me acerco una mano al rostro para limpiarme una lágrima que corría por mi mejilla. Sonreí a pesar de continuar llorando, pero ya no era de desesperación sino que de felicidad. ¡Era un tonto! Casi más había muerto y se andaba preocupando por mis lágrimas. Me abalance sobre él, casi más tumbándolo de nuevo y abrazándolo fuertemente. Cerré los ojos mientras me echaba a llorar y hundía el rostro en su cuello. Sentí sus manos en mi espalda y como suspiraba al lado de mi oído, tratando de consolarme. Escuche a Nicholas ponerse en pie a un lado nuestro pero aun así yo seguía sin querer abrir los ojos, abrazando a Alex tan fuerte como podía.

_ Estarás bien, me he deshecho de la marca maldita –dijo Nicholas- No morirás, pero tardaras tiempo en recuperarte totalmente.

_ Gracias –dijo Alex y me tomo mas fuertemente entre sus brazos mientras yo seguía llorando

_ No es nada Alexander. En realidad no tienes idea de todo el mal que yo te he hecho en el pasado –dijo Nicholas y suspiro- Esto es lo mínimo que puedo hacer. Ella necesita a alguien con alma y autocontrol para amarla, no alguien como yo. Yo parto, tengo aun un asunto pendiente y debo recoger algo.

Escuche los pasos alejarse pero no les di importancia. Tan solo trataba de contener los sollozos y las lágrimas pero sin lograrlo. Creí que jamás dejaría de llorar y no podía dejar de culparme de todo esto. No permitiría que volviera a pasar, no me importaba cuanto me dolería hacer lo correcto.