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Capitulo 36: Tregua y trato


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Alguien golpeo a la puerta, temeroso e indeciso. Pero por más tímido que hubiera sido el golpe aquello basto para despertarme. Metí mi cabeza debajo de la almohada como si así pudiera negar la realidad y seguir durmiendo pero no conseguí nada, el continuo golpeteo seguía. Me levante vencida y mire con horror que ni siquiera era el amanecer por más que el cielo ya empezaba a clarear. Me cambie rápidamente y me arregle lo mejor que pude en menos de cinco minutos. Resople y maldije internamente a mi despertador. Me detuve frente a la puerta, ya tratando de controlar las mil maldiciones que deseaba gritarle. Aunque, dependiendo de quien fuera, quizás podría permitirme maldecirlo un poco o no. Abrí la puerta sin más, sabiendo que no podría volver a mi dulce sueño.

Mi sangre hirvió de rabia y trate de controlarme en cuanto vi a la muchacha que tenia delante. Su aspecto era deplorable y lamentoso pero no me importaba. Su rostro estaba demacrado de tanto llorar, sus ojos aun permanecían vidriosos por las lágrimas. Su cabello estaba destruido, como si alguien se hubiera tomado el trabajo de cortar uno a uno sus largos mechones y dejarlos todos totalmente desparejos. Y aun así, a pesar de que su apariencia daba lastima, a pesar de que sus ropas estaban todas rasgadas y llenas de sangre, a pesar de que su rostro no mostraba mas que golpes no pude mirarla con sentimiento alguno mas que odio. La empuje a un lado y salí de mi habitación, no deseaba estar cerca suyo.

_ Katherin –dijo ella tímidamente, su voz tembló

Ella se acerco a mí viendo que estaba dispuesta a partir y me tomo por el brazo para detenerme. Su agarre era demasiado débil, sin fuerza alguna. Sacudí el brazo para deshacerme de ella y la mire con odio antes de seguir caminando. Ella volvió a correr tras de mi para detenerme.

_ Por favor Katherin, tengo que hablar contigo –dijo ella, su voz estaba llena de temor

_ Pues yo no quiero hablar contigo –dije

_ Por favor Katherin, necesito tu ayuda –dijo ella y me di vuelta

_ ¿Para que? ¿Para luego devolvérmela con una puñalada en la espalda? No, otra vez no Diana –dije- Te lo deje muy en claro la última vez que nos vimos, no vuelvas a esperar ningún tipo de ayuda de mi parte por que nunca más la tendrás. Me tiene totalmente sin cuidado lo que te suceda ahora. Ya te ayude una vez, te cubrí con mis padres y me ocupe de hacer todo lo que necesitaste. ¿Y como me lo devuelves tú? ¡Quitándome lo que más amaba! No me importa si ahora estas ardiendo en el infierno que tu misma creaste. Todo el dolor que he sufrido es gracias a ti. Hazme un favor y bórrate de mi vida.

Ella intento alcanzarme y tomarme nuevamente por el brazo pero la evite sin problema alguno. Las lágrimas ya estaban en sus ojos y caían por sus mejillas pero me tenía totalmente sin cuidado. Me di vuelta y baje las escaleras, ya sintiendo la mirada de todos clavadas en mí. Los ignore sumida en mi propia furia, no me importaba si había llamado su atención y si los había despertado, lo único que deseaba era alejarme de aquella maldita cuanto antes. Tome un abrigo al dirigirme a la puerta y salí, cerrando fuertemente la puerta detrás de mí y deseando borrarme de aquel lugar.

Camine por la acera con la vista clavada en el suelo, tratando de calmarme mientras veía mis pies apoyarse uno delante del otro. Metí mis manos en los bolsillos y rápidamente tome un par de guantes que me puse. Continué así hasta llegar a un callejón e introducirme en la entrada al mercado negro, al menos allí no me encontrarían. Me detuve en medio de la calle del Libre Albedrío, sintiéndome una completa tonta. Suspire y me calme. La gente seguía pasando a ambos lados míos, ignorándome totalmente. Quizás no había sido mi mejor elección actuar de ese modo, quizás debería haber actuado de otro modo viendo el estado en que estaba Diana. Pero apenas pensaba en ella, la furia y el odio me invadían por saber lo que me había hecho. Gracias a ella yo ahora sufría, gracias a ella mi corazón estaba totalmente destrozado, gracias a ella había perdido todo lo que mas había amado.

Suspire nuevamente, permaneciendo ahí parada y con la vista clavada en el suelo. Luego de varios minutos levante la vista y continué caminando, sintiéndome por alguna razón totalmente indefensa entre la multitud de gente. Trague con dificultad al ver como algunos me echaban miradas furtivas al reconocerme y trate de no fijarme mucho en ellos sabiendo que podrían intimidarme. Me sentía una niñita totalmente débil e indefensa paseando entre aquella multitud, sin atreverme a levantar la vista. Pero aquello era gracias a la tristeza en la que estaba sumida y no me había abandonado desde que había vuelto a ver a Alex, desde que sabia que lo correcto seria matar a Christ y aun así no me atrevía. Por más que Soledad me hubiera dicho que tenía su permiso y el de Michael para hacerlo, seguía sin atreverme por que aun no había recibido el permiso de la única persona que en realidad me importaba.

Me senté de lado en un banco frente a la fuente de los siete arcángeles luego de haber comprado una manzana acaramelada. Aquella parte del mercado negro era tranquila y la imagen de los siete arcángeles me traía una paz inmensa. Comí la manzana acaramelada tranquilamente, degustándome con su dulce sabor. Delante de mí los niños pasaban lanzando monedas y pidiéndole deseos a la fuente. Me quede mirándolos, envidiando lo sencilla que parecía la vida a esa edad. Tan simple, tan sencilla, sin problema alguno y donde todo se podía solucionar tan fácilmente. Y ahora no, ahora ya no era así, ahora ya no había nada de sencillo o simple en mi vida. De hecho, estaba segura que antes podía sobrellevarlo mejor con el apoyo de los demás pero ahora ya no era lo mismo. Mis compañeros de Solcius eran buenas personas y los quería mucho pero no eran como mis antiguos amigos que habían estado desde el principio conmigo y habían vivido todo junto a mí. No, por más que Jude y los demás me apoyaran no era lo mismo que antes. Los niños continuaron pasando frente a mí, sonriendo ante sus simples vidas y lanzando monedas para pedir un deseo.

_ Nunca entendí por que los tontos niños tiran monedas a las fuentes creyendo que así se cumplirá cualquier deseo que pidan –dijo Christ

Levante apenas mi vista para ver que estaba sentado junto a mí. Lo mire con desinterés durante un segundo, sintiéndome totalmente ajena a él. Ni siquiera había notado el instante en que había aparecido y tampoco me sorprendía verlo. Pero él estaba ahí, al igual que su maldita presencia y su horrible aroma a rosas. Fruncí apenas la nariz al olfatearlo y rápidamente volví a clavar mi vista al frente.

_ Ni bien tú solías traer a un niño al mercado negro, a que tirara una moneda a alguna fuente y pidiera su deseo –dije y suspire- ¿Qué quieres?

_ A ti –dijo él y reí sin ganas

_ Muy gracioso –dije- ¿Realmente que quieres?

_ ¿Realmente? En general, liberar a Lucifer para así tener aun mas poder y controlar el mundo para que todo sea como debe ser –dijo él

_ ¿Para que todo sea igual a como has controlado al Consejo hasta ahora? –Dije y puse los ojos en blanco- Gran futuro, lastima que haya un pequeño inconveniente en tus planes.

_ Quiero tu vida –continuo, ignorándome- Quiero verte muerta ya que tu no quieres aceptar la otra opción que te propuse de estar a mi lado. Pero, lamentablemente, te necesito con vida para que me encuentres al mejor ángel y al mejor brujo. Claro, aunque aquello puede cambiar si consigo encontrar el modo de hacerlo sin tu ayuda. Y, quiero la vida de Alexander por una maldita vez.

_ Que lastima por que no la tendrás –dije y él sonrió

_ La tercera vez es la vencida gatita –dijo él

_ No habrá tercera vez –dije y él rió

_ Te puedo asegurar que si habrá –dijo Christ- Empezare a planear todo mas minuciosamente viendo que has demostrado ser un fuerte enemigo. Lo admito, me sorprendió que pudieras escapar de ahí. Por otra parte, hacia tiempo que no disfrutaba tanto matar como cuando le arrebate la vida a tu amigo.

_ Una persona noble, a diferencia tuya –dije

_ Una persona estúpida y sentimental, a diferencia mía –dijo él

_ Sabes una cosa, es una pena ver como tu familia se lamenta por el camino que has decidido y tu aquí te regocijas hablando de muerte –dije

_ No tengo familia –dijo él

_ Al igual que Michael y Soledad ya no tienen un hijo y Alexander un hermano –dije

_ Al igual que tu tampoco tienes una hermana –dijo él

_ Aquello debo agradecértelo a ti por envenenarle la mente y el corazón –dije tranquilamente- Es una pena. ¿Sabes? Yo solía tener una hermana hasta que tú conseguiste que aprendiera a odiarla pero como sinceramente ella no opuso mucha resistencia que digamos a tus palabras, me tiene sin cuidado lo que le pase a ella. Es una lastima, creo que he perdido a una maldita.

_ Claro, por que tu sabes mucho de lastima –dijo Christ y sentí el ruido que hizo mi corazón al romperse- Alexander tan solo te quiso por lastima y tu estas aquí como una tonta aun sufriendo por él. Pero bueno, aquel es el destino de los nobles y sentimentales, sufrir.

_ Aquello no es cierto, eres tu el que me provoca este sufrimiento –dije y lo mire- Gracias a ti ahora sufro, gracias a ti ahora mi corazón duele todo el tiempo y gracias a ti la tristeza parece ser mi eterna compañía.

_ Que halagado me siento –dijo él y apreté los dientes

_ Te mataría ahora –dije

_ Adelante, hazlo –dijo él y sonrió- Atrévete, inténtalo. ¿O acaso no puedes? ¿Tienes valor o no gatita?

_ El valor no consiste en atreverse a matar –dije

_ Aun así tu no te atreves a matarme –dijo él- Y aquello no esta muy bien para ti que digamos por que yo si me atrevo a hacerlo.

_ Pues entonces hazlo si tanto lo deseas –dije y él sonrió, acercándose a mi

_ No me tientes gatita por que lo haría con gusto –dijo él y me estremecí- Te dejaría con vida si aceptaras estar junto a mi pero te has negado. Te matare, tarde o temprano. Pero... me ocupare de que sea en el momento indicado. Te podría matar ahora pero no tendría gracia alguna, no seria un espectáculo sin un público. Te matare esta tarde si así lo deseas. Tu sabes que lo que hiciste esta mal, que el hecho de jugar conmigo de ese modo y encima ganarme tan solo avivo mas mis deseos de muerte, de tu muerte. Te matare esta tarde si quieres, deseo poder ver la cara de tus padres y Nicholas cuando la vida te abandone.

_ No –susurre al instante y su sonrisa solo se ensancho mientras se acercaba mas a mi

_ No te atreves ni a morir, tu tonto sentimentalismo no te deja por que no quieres que ellos sufran por ti –dijo Christ- Esta bien, puesto que te matare te haré el favor de concebirte un ultimo deseo. No te matare frente a tus padres. ¿Aquel te gusta? –Pregunto él y asentí, su sonrisa solo se ensancho mas- Te daré cinco días, y luego, no me importa donde estés o en presencia de quienes, te iré a buscar y te matare.

_ Que sean quince días –dije y él negó con la cabeza

_ Tampoco pretendas aprovecharte de mi gatita –dijo él

_ Entonces que sean diez –dije y lo mire a los ojos- Por favor, tan solo eso pido. Diez días de vida más. ¿Acaso me los negaras? Si has esperado hasta ahora, puedes esperar diez días más para cobrar mi vida.

_ Todo depende de que hagas en esos diez días –dijo él y se acerco aun mas, contuve la respiración al sentirlo tan cerca- Dile algo a alguien, y apareceré en aquel preciso momento para matarte así que será mejor que guardes silencio.

_ Lo haré si tan solo tu prometes que no le harás daño a nadie mas que a mi –dije- No atacaras a nadie en esos diez días, mucho menos a Alex.

_ Esta bien, que sea una tregua de diez días –dijo él

_ Una cosa mas –susurre y él me miro inquisitivo- Es mi vida o la de Alexander. Si deseas tomar la mía, entonces no tomaras la suya. Elige Christ, pero desde ya te digo que en caso de que elijas lo segundo, yo no dejare que tomes su vida sin mas.

_ Eres lo peor que me pude haber cruzado, pero puedo conformarme con tomar tu vida y hacerle una existencia miserable a Alexander –dijo él molesto y luego sonrió- Y Katherin, una última cosa. No importa donde estés o quien te proteja, te aseguro que encontrare el modo de matarte sin importar la circunstancia ni el lugar. No puedes escapar de mí.

Él sonrió una ultima vez, demasiado cerca mío, antes de alejarse y desaparecer frente a mis ojos. Trague con dificultad, tratando de no pensar en que acababa de sellar mi muerte. Pero, aquello conllevaba una tregua que me daría un suficiente respiro como para tratar de poner todo en su lugar. Al menos él no atacaría a Alex, había aceptado no hacerlo. Suspire casi aliviada ante eso y me puse en pie. Me acerque a la fuente y metí una mano en mi bolsillo. Mis dedos juguetearon con la moneda que había dentro de él mientras yo miraba al arcángel que sostenía la espada ardiente casi rogándole ayuda. Saque la moneda de mi bolsillo y cerré los ojos. Suspire antes de tirar la moneda y pedir internamente mi deseo. Tan solo deseaba una cosa antes de mi muerte, una simple cosa. Abrí los ojos y sonreí al ver como la moneda se hundía lentamente en el agua hasta tocar el fondo. No podía permitirme creer en cielo o infierno, en religión o satanismo, no podía permitirme creer en nada de eso gracias a mi naturaleza. Aun así, sonreí.

_ Todos necesitamos algo en que creer –susurre

Me di vuelta y comencé a deshacer mi camino. A pesar de prácticamente haber aceptado mi muerte en diez días, y estaba segura de que Christ cumpliría, caminaba sonriendo con la vista clavada en el suelo. Quizás perdería mi vida, pero al menos Alex no perdería la suya. Definitivamente había algo que no funcionaba bien en mi cabeza. Acababa de intercambiar mi vida por la de alguien a quien ya no le importaba y aun así, estaba sonriendo orgullosa de mi elección. Tan solo esperaba que Christ cumpliera con su palabra. Ahora tan solo quedaba guardar silencio y esperar los diez días, y luego ya nada.

Suspire al pararme frente a la puerta de mi casa y apenas si levante la vista antes de entrar. Trate de poner mi mejor cara a pesar de lo que acababa de hacer. Pero, podría haber sido peor, podría haber sido la primera opción que incluía una muerte esta tarde y frente a mis padres y Nicholas. Y, lamentablemente, aquello era algo que jamás soportaría. Me sentiría terriblemente culpable si ellos sufrían a causa mía. Un tenue murmullo se escuchaba en el pasillo y me quede quieta al reconocer las voces.

_ Sol, cálmate y piensa con coherencia por unos minutos –dijo Michael

_ Es que estoy diciendo la verdad, su aura ya no es la misma. ¿Crees que no reconocería el aura de mi propio hijo? –Dijo Soledad- Su aura cambio, algo debió de haber sucedido.

_ Él esta bien –dijo Michael

_ No estoy diciendo que este mal –dijo ella- Estoy diciendo que su aura cambio y no sé por que. Aquello no es normal Michael, un aura no cambia por que si.

_ Esta bien –dijo Michael y suspiro- Intentare hablar con él si aquello te tranquiliza.

_ Muchas gracias –dijo ella- Y deberías disculparte con el joven brujo por haber pretendido matarlo ayer.

_ ¿Qué? No, aun tengo algo de orgullo –dijo él y algo rápidamente lo hizo cambiar de parecer- Ok, veré que puedo hacer con aquel tema también.

¿Qué demonios estaba haciendo yo? No estaba bien de mi parte escuchar conversaciones ajenas y mucho menos de personas que apenas si conocía. Cruce el pasillo sin más, tratando de pasar desapercibida cuando pase frente a la entrada a la sala de estar. Aun así, no pude evitar mirar por el rabillo del ojo como Michael abrazaba a Soledad y ella sonreía, feliz por primera vez desde que estaba aquí. Ellos parecieron no notarme y continué. Me detuve al llegar a la habitación al final del pasillo y ver a Nicholas sentado frente al piano, tocando.

_ ¿Ahora sabes tocar el piano? –pregunte sonriendo

_ ¿Ahora te has acostumbrado a escuchar conversaciones ajenas? –Pregunto él- Creí que aquella era mi costumbre.

_ La única diferencia es que yo lo hago sin intención –dije y me acerque a él- ¿Desde cuando sabes tocar el piano?

_ Desde siempre –dijo él y se detuvo- A la hora de hacer hechizos se debe ser muy hábil con las manos, al igual que en el piano. Los mejores brujos del mundo son excelentes pianistas, toma como ejemplo a tu padre. Aun así, mis manos son muy hábiles, tanto a la hora de matar a alguien como al momento de desnudar una mujer.

_ Pueden pasar años y seguirás siendo igual –dije y puse los ojos en blanco, él sonrió

_ Yo soy así, tendrás que aceptarlo –dijo Nicholas- No es mi culpa ser uno de los solteros mas codiciados.

_ ¿Y aquello desde cuando es? –pregunte tratando de no reír

_ Soy Nicholas Devang –dijo él con todo orgullo- Soltero o no, siempre seré uno de los hombres mas codiciados.

_ Tienes serios problemas de egocentrismo –dije- Mas bien de soberbia, se nota que has vuelto a ser el mismo.

_ ¿Por qué? ¿Extrañabas mis soberbios comentarios o mis pecaminosas insinuaciones? –pregunto él sonriendo y se puse en pie

_ ¿Y mis padres? –pregunte y él hizo una mueca

_ Salieron hace un rato y no sé cuando volverán. Imagínate mi reacción al saber que habían dejado a Michael Engel a cargo –dijo él y no pude evitar reír

_ Michael no te hará nada, y sino, aquí estoy yo para interferir –dije

_ Genial, nuevamente me vuelve a salvar la vida una niñita –dijo él y puso los ojos en blanco

_ ¡No soy una niñita! –exclame y Nicholas rió

_ Es ridículo que una niña tres años menor que yo me salve la vida constantemente. ¿Tienes idea de lo bajo que caería mi reputación si esto se llega a saber? –dijo él bromeando

_ ¿Y Alex? –pregunte para cambiar de tema

_ Salió después de que tu hermana saliera un minuto exacto después que ti –dijo Nicholas- Supongo que tendrían asuntos pendientes.

_ Supongo –dije y me hundí de hombros- Me da igual.

_ No te da igual por que sino no hubieras preguntado por él –dijo Nicholas al instante

_ Lo único que me importa de él es dejarlo con los suyos tal como acordamos y luego partiré tan lejos como sea posible y no lo volveré a ver –dije- Quiero abandonar este dolor pero aquello me será imposible mientras siga viéndolo.

_ Pues entonces tienes suerte –dijo Nicholas sonriendo- Ya sé donde están los demás ángeles.

_ ¿Enserio? –pregunte y él asintió- ¿Dónde?

_ ¿Alguna vez has oído hablar de la ciudad de las brujas? ¿Salem? –pregunto él

_ ¿Estas bromeando? –dije al instante y él negó con la cabeza

_ Los ángeles la consideran una ciudad maldita, esta fuera de cualquier ley del Consejo y ningún servidor se atreve a acercarse ahí. Ningún ángel servidor del Consejo en su sano juicio se acercaría a ese lugar, ellos fueron allí sabiendo que no los encontrarían –dijo Nicholas

_ Ese lugar esta plagado de brujos –dije

_ Pues se las arreglaron bastante bien, consiguieron una casa en el territorio de Salem donde los servidores del Consejo no se atreven a ir pero no lo suficientemente cerca como para que los brujos los detecten –dijo Nicholas y sonrió- Al menos mira el lado bueno, están cerca.

_ ¡Están en Salem! –dije

_ ¿Y? Ni que hubiera tanto problema. Si se las arreglaron todo este tiempo para convivir con la mano izquierda de Lucifer, yo creo que pueden arreglárselas para estar en las afueras de una ciudad que prácticamente esta poblada únicamente de brujos –dijo él- Podremos pasar a visitar a Timothy. Buen brujo, lastima sus vicios. Imagínate todo lo que podremos hacer, un día en esa ciudad es como el paraíso para los brujos. Llamare a Felix para reunirnos con él.

_ Nicholas... –dije vacilante y lo mire a los ojos- Felix murió la misma noche que Zachary. Era un servidor de Lucifer y estuvo esa noche durante la huida. Me ataco, intento detenerme y lo mate. Realmente, es él quien me hizo la herida que tenia en la cintura.

Durante unos segundos Nicholas se quedo en silencio, tratando de asimilar aquello. Lo cierto era que nunca me había llevado muy bien con Felix, hasta ni siquiera me arrepentía de haberlo matado. Pero sabía que para Nicholas no debía de ser lo mismo. Me sentí culpable por un momento, temiendo cual hubiera sido su reacción. Pero al igual que cualquier brujo normal, logro olvidarse totalmente del hecho de la muerte de Felix y continuo igual que siempre.

_ Bueno, el maldito ya tenia la muerte merecida desde hace un par de años –dijo Nicholas

_ ¿Te sientes bien? –pregunte

_ Claro que si, tan solo es una persona menos en mi lista de contactos –dijo él y sonrió- Mejor, podremos pasar por su casa abandonada y tomar un par de cosas...

_ Eres increíble –dije sonriendo y él me miro

_ ¿Qué? Creo que tantos meses rodeada de ángeles te ha sensibilizado demasiado y has olvidado lo que es ser bruja y que nada ni nadie te importe –dijo él- Luego de almorzar partimos a Salem así damos por concluido todo el asunto. Pasamos el día entero en la ciudad y a la mañana siguiente, vamos a donde desees gatita.

_ Gracias Nicholas –murmure- Realmente te quiero.

Él sonrió y me abrazo. Estaba demás decir que lo que Nicholas decía, se cumplía al pie de la letra. Fue fácil arreglar todo en casa y también planear que haríamos. Se podía decir que lo mas complicado fue que Nicholas no se decidía por que auto suyo deseaba usar esta vez. Y aquí estaban las secuelas de una vida como la mano derecha de Lucifer, ahora no se decidía por que auto usar de todos los que tenia. ¡Todo un dilema! Mas de una vez puse los ojos en blanco mientras él trataba de decidirse y mas de una vez mis comentarios fueron acompañados de claras notas de sarcasmo. Todo concluyo con una despedida, acompañada de mucha preocupación por parte de los adultos. Pero la realidad era algo que no se podía cambiar. ¿Y que si teníamos a la mano izquierda de Lucifer tras nosotros?

_ Cambia de tema –susurre

_ ¿Por qué? –pregunto Nicholas

_ El negro es muerte –dije- No quiero pensar en aquello.

_ ¿Pero acaso yo no he vuelto de negro? –pregunto él bromeando

Sonreí a pesar de que aquel no era un tema que me gustase, no deseaba pensar en que Nicholas casi había muerto frente a mi. De hecho, no deseaba pensar en que hubiera muerto de no ser por que yo lo impedí. Suspire, aun recostada a lo largo del asiento trasero y escuchando como la guitarra eléctrica continuaba sonando. No era necesario decir que cualquier conversación era únicamente entre Nicholas y yo, Alex no había dicho palabra alguna hasta el momento y se limitaba a estar sentado en el asiento del copiloto. Mire a Nicholas que continuaba conduciendo pero rápidamente desvié la vista al ver nuevamente en su brazo aquella cinta negra. No deseaba pensar que en unos días él estaría portando aquella misma cinta en señal de duelo pero por mí.

_ No puedo creer lo irónico de la situación –dije- Estamos yendo a Salem a buscar ángeles, aquello no tiene sentido.

_ Mira el lado bueno, veremos a Timothy nuevamente –dijo Nicholas- Además... ¿Tu primo no vive en Salem?

_ No creo que Lucas tenga ganas de verte luego de que lo perseguiste creyendo que era yo durante meses –dije y vi reflejada en el espejo retrovisor su mueca

_ Tendré que pedirle disculpas –dijo Nicholas

_ El problema será encontrarlo, ya sabes como es él –dije

_ Terminare con una bofetada en el rostro –dijo él- Será de tu primo o de alguna de las brujas de esa ciudad si llegan a reconocerme.

_ Será mi primo y luego alguna de las brujas –dije

Bostece y me senté correctamente. Realmente parecía todo muy aburrido o al menos aquella era mi perspectiva en este momento. Apoye mi cabeza contra el cristal de la ventana, viendo que tan rápido pasaban las cosas a nuestro alrededor. No éramos nada más que nosotros tres y por más que había una tregua secreta con Christ, yo seguía totalmente armada casi esperando a que él la rompiera. Pero por alguna razón, sabia que Christ cumpliría con su palabra y aquello no hacia más que aterrarme aun más. Suspire.

_ ¿Qué harías si muriera la próxima semana? –pregunte

_ No morirás –dijo Nicholas

_ ¿Qué sabes? Quizás que me toma por sorpresa, quizás que no puedo vencerlo en un combate, quizás que él simplemente termina por ganarme y matarme –dije, no me atrevía a mencionar su nombre en presencia de Alex, suspire nuevamente- Esta demasiado enojado conmigo, frustre uno de sus mejores planes. Ahora quiere mi vida.

_ Le dije a tu padre que cuidaría de ti y no pienso romper aquella palabra –respondió Nicholas- No te pasara nada.

_ Aun así no respondes a mi principal pregunta –dije y él suspiro

_ No sé que haría si murieras. ¿Está bien? Trato de no pensar que aquello es posible –dijo Nicholas

_ Sabes perfectamente que es demasiado posible –dije

_ Pero no es una posibilidad que este en mis planes –dijo él

_ Quizás no en los tuyos pero si en los de alguien mas –dije y suspire- Aun así, tengo demasiado que hacer antes de mi muerte. ¿Cuánto tiempo nos queda de viaje?

_ Aproximadamente media hora, estoy pasando por bastante el límite de velocidad –dijo Nicholas

_ Estas yendo lento –dijo Alex sin emoción alguna en la voz y reí tristemente

_ ¿Lento? –Exclamo Nicholas alterado- ¿Esto es ir lento? ¿Qué demonios entienden los ángeles por ir rápido?

_ Para él todo es lento a menos que sea él quien este al volante –dije

_ Pues te puedo asegurar que ni tocara mi auto –dijo Nicholas

Reí apenas, casi sin ganas. Parecía no haber emoción alguna en aquel ambiente por más que Nicholas seguía siendo... ¿Nicholas? Si, no había modo alguno de describirlo. El tiempo pasó aun más lentamente en aquel ambiente. Pronto sentí el cambio de aire cuanto más nos acercábamos a la ciudad de los brujos. Respire hondamente al sentir aquel maravilloso aire que solo había en aquel lugar y Nicholas hizo exactamente lo mismo. La magia flotaba alrededor pero no en exceso de modo que no agotaba, las sensaciones que había eran únicas para los brujos. No había mejor lugar para un brujo y aun así estábamos yendo a Salem a buscar ángeles.

_ Cuanto mas te cuestiones respecto a la lógica menos sentido le encontraras –dijo Nicholas

_ Cuanto mas leas mis pensamientos te darás cuenta de que estos no tienen lógica alguna –dije

_ Ya lo sé, tu ultimo magnifico plan consistía en que borrara parte de tu memoria –dijo él y sonreí

_ Pero funciono perfectamente y aquí estoy sana y salva –dije- La locura no deja de ser genialidad. ¿Estás seguro respecto a donde vamos?

_ Tengo el plano perfectamente guardado dentro de mi cabeza –dijo Nicholas- Diez minutos a mas tardar. Hacemos una escala rápida, pasamos el resto del día en Salem y luego iremos a cualquier lado. ¿A dónde quieres ir?

_ Muy lejos –murmure con la vista perdida en el exterior- Quiero borrarme del mapa y que nunca mas nadie me vuelva a encontrar, quiero olvidarme de todo y de todos, quiero vivir sin preocupación o problema alguno.

_ ¿Lugar y tiempo? –pregunto Nicholas y suspire

_ Elige tu donde y cuando, yo tan solo deseo alejarme –dije

Diez minutos a más tardar, palabras dichas por Nicholas, palabras cumplidas al pie de la letra. Me baje del auto y mire de un modo casi inconsciente la casa de madera gris oscuro, quizás un poco azulino, delante de nosotros. No, el brujo no se había equivocado de lugar, reconocía a la perfección los autos de Raphael y Gabriel. Vi la ligera molestia en el rostro de Nicholas a la hora de bajar de su auto pero no me sorprendía. Después de todo, él era un brujo, y brujos y ángeles no se llevaban muy bien ni podían estar en presencia los unos de los otros.

_ Sé que algún día me arrepentiré de todo esto –dijo el brujo

_ Dramatizas –dije

Me detuve y suspire antes de cerrar los ojos y tocar la puerta. Me arme de valor, diciéndome a mi misma que solo serian unos minutos y luego ya estaría muy lejos de aquí y nunca mas tendría que volver a sufrir. Una ultima vez y nunca más. Fue Miguel quien abrió la puerta mientras los gritos provenientes de adentro se seguían escuchando. Él me miro totalmente sorprendido a mí y luego miro aun más atónito a Alex que le sonrió ligeramente.

_ Lo lograste –dijo Miguel incrédulo y sonreí tristemente

_ ¿Creías que no lo lograría? –pregunte

_ No, no es que no lo haya creído –dijo Miguel- Es solo que...

_ Era improbable, no imposible –dijo Nicholas- Ahora, si no te importa, quiero acabar esto rápido. Tengo ganas de ir a la tienda de dulces de Salem, en lo posible, antes de que anochezca.

_ Querrás decir antes de que salgan unas cuantas brujas que les debes una explicación –dije y puse los ojos en blanco

_ Ademas –aclaro Nicholas con toda dignidad y luego miro a Miguel- ¿Y entonces que? ¿Nos quedaremos aquí todo el tiempo o nos dejaras pasar? Creo que tenemos que aclarar un par de cosas.

_ Tan solo si esta vez no estas dispuesto a atacarnos –dijo Miguel e hizo una mueca- Aun sigo desconfiando de ti luego de cómo te conocí.

_ Esta bien, no los atacare –dijo Nicholas y levanto las manos en alto- Vengo en son de paz.

_ ¿Y acaso tu alma no puede volver a corromperse? –pregunto Miguel

Las manos de Nicholas se crisparon en el aire y la expresión en su rostro lo dijo todo. Aquel simple comentario le había dado mas duro que cualquier golpe. Alma, justamente lo que él había tenido y cuidado, y luego había perdido. Él movió ligeramente sus labios pero las palabras no salieron de su boca. Jamás lo había visto así, jamás algo le había dado tan duro. Supe que no seria capaz de responder aquello, que le dolería en cierto modo admitir aquello. ¿Después de todo, yo no era la única que estaba al tanto de lo que realmente había sucedido con su alma?

_ Aquello no volverá a pasar –dije mirando a Miguel

_ ¿Pero acaso él no es un servidor de Lucifer? –pregunto él

_ Ya no más –dije

Miguel vacilo unos segundos antes de hacerse a un lado y dejarnos entrar. Mire la línea de la puerta debajo de mis pies casi con horror antes de cruzarla, sabiendo que allí únicamente me esperaba el dolor de un pasado perdido. Alex entro detrás de mí y finalmente Miguel cerro la puerta tras Nicholas. Mire rápidamente de soslayo como el ángel guardaba un cuchillo que había estado sosteniendo tras su espalda para que no lo vieran y luego mire a Nicholas. Pero... él seguía en aquel estado de shock por lo que el tema había causado en él.

Un Golden Retriever, ya adulto, se abalanzo totalmente sobre mí, tomándome por sorpresa y sacándome de mis pensamientos. Casi mas caigo mientras Plum seguía lamiéndome el rostro con entusiasmo y lo cierto era que hacia meses que no lo veía. Le sonreí antes de que él me dejara y entonces me agache para acariciarle la cabeza, al menos alguien si me había echado de menos. Levante la vista tan solo para fijarme que estaba sucediendo y al instante sentí la puñalada en mi corazón al ver a los cinco ángeles juntos. Daniel, Miguel, Gabriel y Raphael seguían mirando incrédulos pero no tardaron mucho en reaccionar y los cuatro se abalanzaron sobre Alex para abrazarlo. Suspire y baje la vista, sintiendo que no debía estar ahí viendo como ellos festejaban a pesar de que Alex parecía muy distante de la realidad y apenas si sonreía. Pero era una sonrisa vacía, sin sentimiento alguno detrás de ella. Quise que la tierra me tragara pero cerré fuertemente los ojos y me obligue a permanecer, no seria débil. Levante más que sorprendida la cabeza al sentir una mano posarse sobre mi hombro y más fue mi sorpresa al encontrarme con la sonrisa de Gabriel.

_ Muchas gracias –dijo él y luego me abrazo, dejándome aun más perpleja- Sé que no te quedaras si te lo vuelvo a pedir, me ignoraste la primera vez. Pero aun así Katherin, no deberías irte de nuevo.

_ Gabriel... –susurre

_ ¿Cómo lo lograste? –pregunto Daniel

Gabriel enseguida me soltó y se alejo de mí pero vi en su mirada que esto no había terminado ni ahí, ni ahora. Daniel me miraba totalmente sorprendido, tratando de entender como era posible lo que había hecho. Prácticamente me obligue a sonreírle para ocultar todo el dolor interno que sentía. Nicholas se mantenía a un lado, apoyado contra la pared y con la cabeza gacha, sumido en sus propios pensamientos o quizás revisando los de otro.

_ Te dije que podría hacerlo –dije

_ Si pero... era demasiado improbable y no tenias modo alguno de prever las jugadas de Christ –dijo Daniel

_ Basta con pensar como un maldito desalmado –dije- Bastó con hacerlo enfurecer demasiado.

_ Y entonces él te encerró en la prisión sabiendo de ante mano que aquello era lo que mas temías –dijo Daniel al comprenderlo- Y luego de ocupaste de buscar a Alex y poder huir.

_ Algo así –admití

_ Aquello si que es impresionante pero supongo que no debería sorprenderme ya que eres la hija de Adrian Strega y Caroline Chevalier –dijo él- Aun así, tu plan fue demasiado perfecto y salio bien según veo. Es extraño, creí que Christ te haría olvidar o revelarle todo tu plan.

_ Me ocupe de cubrir aquello antes –dije

_ ¡Katherin! –dijo Miguel acercándose

_ Me tendrás que explicar todo después perfectamente –dijo Daniel

Miguel se nos unió y me miro por un momento con aquella amabilidad que yo tanto había extrañado en sus ojos. Y aun así, me dolía estar allí. Por mas que Gabriel me pidiera nuevamente que me quedara, por mas que Daniel pareciera haber olvidado todo lo pasado y ahora Miguel había recobrado aquella extrema amabilidad y amistad tan suya; seguía doliéndome terriblemente estar allí por que la única persona que realmente me importaba ya no me quería cerca suyo.

_ ¿Se quedaran a tomar algo? –Pregunto Miguel sonriendo- Ya casi es la tarde y aun quedan algunos de los chipas que compre anoche. ¿Tienes idea de lo difícil que es salir a comprar algo en esta ciudad? Se debe salir en el crepúsculo antes de que se plague nuevamente de brujos.

_ La hora oscura –dije y él me miro confundido- Se le dice así, es el único momento donde casi no hay brujos afuera antes de que se vuelva a plagar para la noche.

_ Lo tendré en cuenta la próxima vez –dijo él- ¿Realmente no quieren quedarse a comer algo?

_ Tenemos cosas que hacer –dijo Nicholas apareciendo repentinamente a mi lado

_ Vamos, tan solo será una tarde –insistió Miguel- No pueden venir así como si nada y pretender marcharse en menos de diez minutos.

_ De hecho si podemos –dijo Nicholas y me tomo por el brazo para tirar de mí- Y es precisamente lo que haremos.

_ Es más fácil que ella diga que no se quiere quedar aquí –dijo Alex desde el otro lado de la sala y Nicholas se detuvo

_ Quizás si no se quiere quedar es por algo –dijo Nicholas dándose vuelta y mirándolo molesto

_ Culpabilidad, ¿quizás? –dijo Alex

Enseguida detuve a Nicholas por el brazo al ver que él estaba dispuesto a seguirla y saber en que podría concluir todo aquello. Él apretó los dientes pero aun así no dejo de mirar con furia a Alex por más de mi agarre. Lo mire casi rogándole que se tranquilizara, no quería saber como podría terminar aquello. Y aun así, sabia que el problema era yo y me concernía únicamente a mí, que Nicholas no tenía por que estar defendiéndome y sabía lo que tenia que hacer. Aquel asunto era entre Alex y yo por mas que me doliera, Nicholas no tenia por que intervenir, no estaría bien de mi parte ya que aquel no era su problema.

_ Ni bien eres tu el que prácticamente me echo y me dijo que no me quería volver a ver nunca mas –dije

_ ¿Qué? –pregunto Miguel y me miro incomprendido al igual que Gabriel, Raphael y Daniel

_ ¿No lo sabían? –pregunte y Miguel negó rápidamente con la cabeza, volví a fijarme en Alex- ¿Acaso te has salteado esa parte a la hora de contar como te has peleado conmigo?

_ No he desperdiciado ninguna palabra en ti desde que te fuiste –dijo él- Mucho menos para decir que demonios sucedió luego de que tus engaños quedaran al descubierto.

_ Sigues ocultando cosas de los demás –dije

_ Nunca como tú –dijo Alex- Al menos mi lealtad sigue siendo para ellos y no juego como tú hiciste.

_ ¡Yo no jugué con nadie! –exclame

Nicholas al instante me tomo por un brazo y me detuvo al ver que estaba dispuesta a acercarme a él y gritarle mil maldiciones. El brujo me advirtió con la mirada para que me calmara y controlara, él sabia que si lo hacia luego dolería mas y me arrepentiría mas. Alex me miro totalmente molesto y me fulmino una última vez con la mirada antes de darse vuelta y partir. Raphael también me echo una rápida y habitual mirada hostil antes de seguirlo.

Katherin, cálmate, tan solo conseguirás dañarte a ti misma –dijo Nicholas

Suspire vencida al saber que tenia razón y me tranquilice. Cerré los ojos por un segundo y casi al instante sentí el dolor por lo que acababa de suceder. Mis manos se crisparon en el aire, mi corazón se destrozo nuevamente y me forcé a no mostrar las lágrimas que trataban de formarse en mis ojos. Parpadee varias veces y me limpie una lágrima inexistente antes de atreverme a mirar nuevamente a los demás.

_ ¿Estas bien? –pregunto Miguel a un lado mío y le sonreí tristemente

_ ¿Por qué habría de estar mal? –dije

_ Si te hace sentir mejor, yo no creo que hayas jugado con nosotros –dijo él y sonrió ligeramente- Si realmente no te importáramos, nos hubieras ignorado cuando recurrimos a ti y no nos hubieras ayudado. ¿O no?

_ Miguel... –comencé a decir

_ Yo sé que te debimos de haber herido –me interrumpió él- Pero me retracto de lo que dije. No me importa si fue a causa del don de Christ o por que personalmente en aquel momento no me encontraba muy bien, estuvo mal de mi parte juzgarte y no ponerme a pensar en las razones detrás de tus engaños. Tú no eres igual que cualquier otro maldito brujo. Y Katherin... nosotros realmente no sabíamos que era Alex quien te había echado, creíamos que había sido Christ tal como dijo Gabriel.

_ Christ solamente me prohibió volver y poco me importaron sus amenazas en aquel momento –dije y desvié la mirada para no verlos- Si yo me fui, fue por mi cuenta y no por lo que me hubiera dicho Christ. Él simplemente me dijo que no podía volver o que seria cazada.

_ Pero tú no volviste por que no querías, no por que Christ te lo hubiera prohibido –dijo Miguel

No me atreví a mirarlo ni a responderle. ¿Qué se suponía que le diría? ¿Qué en realidad no había vuelto porque ya no tenia nada por qué quedarme? Mi corazón aun dolía tanto como aquel fatídico día. Yo no podía quedarme aquí, cerca de una persona con la que me dolía cada segundo en su presencia. Él me había echado, me había dicho que no quería volverme a ver nunca más y yo respetaría su decisión por más dolor que esta me causase.

_ No puedo quedarme –dije finalmente

_ ¿Por qué no? –pregunto Miguel decepcionado

_ No importa cual haya sido, las dos personas que estuvieron a cargo de ustedes me prohibieron volver –dije y suspire- Además, tengo otras cosas que hacer.

_ ¿Y entonces que? ¿Te iras y nunca mas te volveremos a ver como la ultima vez? –pregunto Miguel casi con desesperación- Kat, no quiero eso, te extraño.

_ Miguel, yo no puedo quedarme, es orden de tu líder –dije

_ Técnicamente, el líder sigo siendo yo hasta que Alex se recupere por completo –dijo Gabriel acercándose y me sonrió- Puedes quedarte, no creo que Alex venga a reclamar su lugar en estos momentos.

_ Gabriel, aquello no esta bien y lo sabes –dije

_ Tampoco está bien que una Chevalier rechace la invitación de un Luteri, una de las familias más antiguas y nobles que existe en tierra –dijo él

Lamentablemente tiene razón –dijo Nicholas

¿Qué? –exclame al instante y él asintió imperceptiblemente

Tiene razón, no puedes negar una invitación de su parte puesto que es un Luteri y tú una Chevalier. No me preguntes mas, soy un brujo, no un ángel –dijo él- Creo que es por que un Luteri le salvo la vida una vez a un Chevalier y ya sabes como es tu familia, solo un heredero.

Maldición –dije

_ ¿Y? –pregunto Gabriel, mirándome inquisitivo

_ No planeas dejarme ir tan fácilmente. ¿Verdad? –dije

_ Tan solo una tarde –dijo él y luego miro seriamente a Nicholas- Quédate también si quieres pero intenta controlarte maldito brujo.

_ Yo sé perfectamente lo que hago, no necesito de tu advertencia ángel –dijo Nicholas- Intenta tu controlar tus pensamientos si no quieres que te ataque.

_ Deténganse –dije apenas

Por más que mi voz fue casi un susurro, los dos obedecieron al instante y miraron para otro lado. Baje la vista, resignada a hacer lo debido por más que me dolería. Tan solo una tarde, nada más. Podía permitirme un último día con ellos puesto que mi tiempo se acababa rápidamente.

Capitulo 35: Secuelas de una pelea


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_ Tienes que admitir que se lo tomo mejor de lo que esperaba –dijo Nicholas apoyado tranquilamente contra la pared- De hecho, hasta se lo tomo mejor que yo y eso ya es mucho decir. Aun así, confieso que no creí que tu madre cedería ante tu petición.

_ Es mi mamá, ella me ama y es capaz de hacer cualquier cosa con tal de verme feliz –dije

_ Pues discúlpame pero el amor maternal es algo que no conozco, recuerda que los malditos de mis padres le vendieron mi alma a Lucifer para ser jóvenes por siempre –dijo él

_ Lo lamento –dije y suspire

_ No hay por que –dijo él tranquilamente y se hundió de hombros- Tampoco le di mucha importancia a mi familia adoptiva antes de huir y terminar finalmente en el Bella Vista. Pero... ya he arreglado y concluido todos mis asuntos ahí, ya no tengo nada por que volver. ¿Te das cuenta de que tuviste la oportunidad de matar a Christ y la desperdiciaste? Él estaba lo suficientemente enfurecido como para que fuera vulnerable, tan solo bastaba un tiro certero.

_ No hubiera podido –dije y clave tristemente mi vista en el suelo- No sé si en algún momento volveré a tener aquella oportunidad y lo matare. Si lo mato...

_ No quieres herir al ángel, lo entiendo –dijo él y asentí a mi pesar, suspiro- Sabes, estaba pensando en que quizás debería examinarte esa herida que tienes ahí. De hecho, debería examinarte totalmente para estar seguro de que no ocultas ninguna herida terrible.

_ Descarado –dije y Nicholas rió- Tienes suerte de que no te haya escuchado mi papá.

Él continuó riendo a carcajadas, aun apoyado contra la pared. Pase a su lado y le dedique una inocente sonrisa antes de encerrarme en el baño. Eche el cerrojo y me ocupe de que fuera totalmente imposible de abrir desde fuera, tanto sea manual o por magia. Casi al instante Nicholas empezó a golpear a la puerta al escuchar mis pensamientos y no pude hacer nada más que reír viendo como le era imposible entrar.

_ Sabes que este hechizo no me detendrá –dijo él mientras continuaba golpeando enérgicamente la puerta y no hice mas que reír

_ Avísame cuando logres romper mi otro hechizo. Entonces... Quizás ahí si empezare a preocuparme de tus amenazas –dije

Sin mas, lo ignore y empecé a desvestirme. Disfrute al sentir el calido chorro de agua chocar contra mi piel mientras me bañaba. Lentamente me fui quitando todos los rastros de suciedad que tenia. La sangre se limpiaba de mis heridas y el agua se teñía de rojo al caer. Hice una mueca al sentir como la herida en mi cintura ardía terriblemente pero era un dolor soportable. Era casi refrescante la sensación del agua corriendo por todo mi cuerpo. ¡Cuánto había añorado un baño! Sonreía al pensar que yo estaba aquí tomando un baño tranquilamente y Christ estaba en algún lugar, totalmente enfurecido y desesperado por que hubiera logrado salirme con la mía. Al instante un escalofrió recorrió mi columna vertebral al saber que la próxima vez que lo viera ya no seria lo mismo. A pesar de lo caliente que era el agua, aquello logro helarme totalmente por completo.

Cerré el agua y salí de la ducha. Al instante me envolví con una toalla y me acerque al espejo del baño. Con una mano limpie el vapor que se había posado en la superficie hasta ver reflejado mi aterrado rostro. Mis ojos de un color entre el gris y el azul estaban totalmente llenos de pánico, mi piel era aun mas pálida de lo normal y mi labio inferior temblaba ligeramente ante el temor. Christ me mataría, me mataría definitivamente por lo que había hecho. Cerré los ojos y negué con la cabeza como si fuera una niñita pequeña. Tome las ropas que había dejado anteriormente en el baño y rápidamente me cambie. Suspire, tratando de cambiarme. De nuevo me vi obligada a limpiar el espejo empañado a la hora de cepillarme el cabello. Deje todo en perfecto orden antes de abrir la puerta y salir. El pasillo estaba totalmente desierto y no se escuchaba nada. Me apoye contra el marco de la puerta de mi habitación al ver a Nicholas recostado en mi cama, los brazos cruzados detrás de su cabeza, una pierna doblada y la vista perdida en el techo. Él suspiro.

_ ¿Recuerdas cuando nos conocimos? –pregunto él y sonreí

_ ¿Cómo olvidarlo? Estaba castigada por que Diana me había delatado frente a mis padres, tenia que limpiar todo el pasillo de la entrada –dije

_ Y aun así yo me fije en ti a pesar de que Diana mintió diciéndome que eras la muchacha de la limpieza –dijo Nicholas- Recuerdo que me sentí un verdadero tonto, alguien con tanto ego como yo se había fijado en quien creía que era la que se ocupaba de la limpieza. Lo peor es que me seguía fijando en ti, no podía evitar quedarme prendido mirándote por más de lo que estuviera haciendo con Diana. Tarde semanas en saber que en realidad tú eras su hermana y ella me había mentido. No tienes idea de cuanto me molestaban tus pensamientos hacia mi cuando no me conocías por que yo me había encantado totalmente contigo y quería tenerte más que nada.

_ Eras la nueva victima de Diana. ¿Cómo pretendías que no pensara aquello sobre ti? Además eras un brujo, un servidor de Lucifer y tu actitud no me caía muy bien que digamos –dije y él sonrió

_ Ya lo sé –dijo Nicholas- Y luego fue el día que vine a buscar a tu hermana y ella no estaba. Tú me hiciste entrar y me dijiste que la esperara. Enseguida te fuiste, por alguna razón no soportabas estar cerca de mí y yo te seguí. Me pare exactamente en el mismo lugar en donde ahora tú estás y por más que me quisiste echar yo no me fui.

_ Eras y sigues siendo demasiado obstinado –dije y no pude evitar sonreír- Siempre dispuesto a conseguir lo que quieres. Yo estaba leyendo tranquilamente y tú tenías que venir a interrumpir, ni siquiera sabia que hacías aquí.

_ Tienes buena memoria –dijo él

_ Se supone que debo tenerla si después de todo aquel es mi don –dije

Entre en mi habitación y me detuve a un lado del librero repleto de diferentes libros. Tome de uno de sus estantes mi celular y me fije en que no había recibido llamada alguna. Suspire y acaricie con mi mano los tomos de los viejos libros. Recordaba aquel día como si hubiese sido ayer y a la vez, me parecía demasiado lejano. Yo ya no era una niñita y él ya no era la misma mano derecha de Lucifer. Y aun así, aquí estábamos de vuelta los dos. Él resoplo antes de estirarse y se puso en pie.

_ Estabas precisamente ahí –dijo Nicholas- Guardaste tu libro molesta por que hubiera interrumpido tu lectura y estabas dispuesta a irte viendo que yo no lo estaba.

_ Te juzgaba sin conocer –dije y él sonrió parándose frente a mí

_ Y sin embargo te quedaste, no te fuiste –dijo él y me acaricio suavemente la mejilla- ¿Recuerdas que te dije antes de besarte?

_ Me dijiste que jamás te habías fijado tanto en una persona, que jamás habías apreciado tanto un alma y que yo tenía algo de especial que las demás personas no tenían –dije y él sonrió ligeramente, deteniendo su mano en mi barbilla y mirándome a los ojos

_ ¿Y acaso me he equivocado en lo que dije? –Pregunto él- ¿Acaso tú no eres la persona que más me importa? ¿Acaso tu alma no es lo que mas he cuidado, aun más que la mía? ¿Acaso tú no eres especial? Desde el primer segundo en que te vi Katherin supe que mi lugar siempre seria cerca de ti, aun no lo se como. Pero es algo que simplemente no pude evitar. Yo tenía mucho poder pero mi vida no tenía propósito y estaba vacía, tú me has cambiado.

_ ¿A que quieres llegar con esto? –pregunte

_ A que mi ego ya es lo suficientemente grande como para convencerme fácilmente de que soy el mejor brujo de esta generación. Sin embargo, me pregunto si tú también estas convencida al respecto o que piensas respecto al tema –dijo él- Piénsalo. Y... en el caso de que mis suposiciones sean correctas y no sean solamente para alimentar mi ego, en el caso de que yo sea lo que Christ tanto busca y tú quieres defender... tan solo avísame. Quiero saber si ese maldito vendrá tras de mi.

_ Nicholas –dije y al instante él me callo, poniendo dos dedos sobre mis labios

_ Temes que tenga razón en lo que digo por que aquello significaría que Christ vendrá tras de mi –dijo él sonriendo ligeramente al mirarme- Te preocupas mucho por los demás, siempre fuiste de preocuparte mas por los demás que por ti misma. Pero Katherin, te preocupas demasiado por mi y aquello no hace mas que convencerme de lo que creo. ¿Y si no solamente te preocupas por mí por que quieres sino que también por que debes? Sabes que te amo gatita, que aun lo sigo haciendo por más que no debería y que seria capaz de seguirte hasta al fin del mundo o a cualquier lado que fueras con tal de estar contigo y saber que estarás bien. Aun así, si realmente soy yo lo que Christ quiere, sabes que no permitiré que te arriesgues para defenderme.

Él sonrió una última vez antes de besarme fugaz y sutilmente en los labios. Lo vi partir, dejándome totalmente sola y sin palabras. Me lleve una mano a los labios y los toque con mis dedos, aun estaban calidos por su rápido beso. Temí por un momento. ¿Y si Nicholas realmente tenía razón? El mejor brujo era fácil de buscar, simplemente se debía encontrar a aquel al que Lucifer le hubiera dado mas poderes y lo hubiera entrenado perfectamente. ¿Acaso Lucifer no habría aprovechado el hecho de tener a un niño extremadamente joven a su disposición para hacerlo el mejor brujo de esta generación?

Me apoye contra la pared, buscando algo de que sostenerme ante aquella revelación. ¿Y si Nicholas no se equivocaba? ¿Y si tenía razón? Yo mejor que nadie sabia que se necesitaba poco para que Nicholas creyera ser le mejor brujo, su ego ya era lo suficientemente grande como para creerlo sin problema. Y aun así, yo comenzaba a creer que aquello era posible y eso no hacia mas que preocuparme. Él había logrado hacer un trato con el mismo Lucifer y burlar su juego de algún modo, había podido romper el control de Lucifer sobre él mismo y había sobrevivido tanto tiempo sin alma alguna. Pero, en el caso de que aquello fuera cierto y Nicholas realmente fuera el brujo más poderoso de esta generación, entonces aquello significaba que Christ lo deseaba vivo o muerto.

El sonido del timbre me trajo nuevamente a la realidad y me hizo olvidar rápidamente mis pensamientos. Me apresure a salir de mi habitación y mis pies se movieron rápidamente mientras bajaba los escalones. Me detuve a mitad de camino, aun sobre la escalera, mirando todo con total incredulidad y confundida. Mi mamá se acerco apenas desde la sala de estar y Alex, también en la misma sala, se levanto para ver que estaba sucediendo. Mi papá cruzo majestuosamente el pasillo principal y se acerco a la puerta. Apenas la abrió, lo primero que vi entrar fue un gato que vino a parar corriendo a mis pies para luego saltar a mis brazos y que lo atrapara en el aire.

_ ¿D’où tu viens petit prince? –dije

Él simplemente sonrió y se limito a refregar su cabeza contra mi pecho. Le acaricie suavemente justo detrás de las orejas, obteniendo un ronroneo constante como respuesta. Levante la cabeza y me quede aun más atónita al percatarme de la pareja que estaba del otro lado de la puerta. Mi mamá enseguida palideció y volvió a su lugar en la sala de estar para evitar que la vieran. Ahora, definitivamente, ya no tenía idea de lo que estaba sucediendo. Baje mi vista y mire al príncipe entre mis manos, preguntándole con la mirada si él era responsable de aquello pero el gato se limito a seguir restregándose cariñosamente contra mí.

_ Tantos años y ni siquiera una carta te has molestado en mandar, al menos podría haber sido una promoción de tu restaurante –dijo mi papá- ¿Y como me tengo que enterar que estas en la misma época que yo? Por que a mi hija se le ocurrió mencionar que conocía a tu hijo menor.

_ Ahora no tengo tiempo para tus reproches, quiero saber que demonios ha sucedido aquí –dijo Michael claramente molesto

_ ¿Dónde esta Alex? –pregunto Soledad al instante

Ella dio un paso, preocupada, pero su esposo la detuvo al instante tomándola por el brazo y mirando desconfiado al brujo delante de ellos. Nicholas me hizo señas desde arriba y al instante subí, aun teniendo al gato entre mis brazos. Mire mas que con curiosidad la ligera expresión de temor y preocupación que había en su rostro, jamás lo había visto alterarse por algo. Él se sostuvo contra la pared de modo que fuera imposible verlo desde abajo y lo mire aun mas confundida.

_ ¿Qué hacen ellos aquí? –susurro

_ No lo sé, supongo que mi papa los habrá llamado –dije

_ Tu padre es demasiado impredecible –dijo Nicholas- Espero que sepa lo que hace o a mi me cortaran la garganta.

_ ¿Qué? –dije

_ Seria demasiado fácil culparme a mi por todo lo que esta sucediendo si después de todo yo fui la mano derecha de Lucifer –dijo Nicholas- Piénsalo dos segundos. Allí abajo hay un Michael Engel totalmente furioso por lo que sucedió con sus hijos y créeme que sus pensamientos no son nada buenos.

_ Él no te matara –dije y aun así vi el pánico cruzar por su rostro

_ Yo soy el que llevo a Christ frente a Lucifer –dijo él- Si me ve, querrá matarme.

_ ¿Y crees que no querrá matarme a mi cuando sepa que casi mato a su primer hijo hace meses? –Dije mirándolo- Nicholas, no te pasara nada. Además, es solo un estúpido ángel, como dices tú.

_ Aun así –dijo él

Suspire y me acerque apenas al borde del muro, lo suficiente para ver hacia abajo. Michael seguía sosteniéndole una mirada desconfiada a mi papá mientras que Soledad abrazaba con desesperación a su hijo y trataba de contener las lágrimas en sus ojos. El gato entre mis brazos también se asomo, deseando ver que era lo que sucedía. Le tape la boca al príncipe cuando este quiso maullar demandando una explicación y negué rápidamente con la cabeza cuando me miro molesto por que lo hubiera interrumpido. El gato me mordió fuertemente un dedo y cerré los ojos para contener el grito de dolor que casi sale de mi garganta.

_ Carol, no creo que haya problema alguno –dijo mi papá

Vacilante, mi mamá avanzo hasta salir de su escondite y quedar a la vista de los demás. Volví a sostenerme contra la pared, mirando a Nicholas que seguía tratando de ocultar su preocupación. El príncipe seguía clavando sus dientes sobre mi dedo sin piedad alguna pero aun así ya ni sentía aquel dolor. Comparado con el resto de las heridas que tenia, aquello no era nada. Mire a Nicholas realmente sorprendida, jamás lo había visto preocuparse tanto por él, de hecho, jamás lo había visto preocuparse por las consecuencias de sus actos.

Alguna vez tenia que pasar. ¿No es así? –Dijo él y sonrió fugazmente con nerviosismo- ¿No es como dices tú? ¿Siempre hay una primera vez para todo?

¿Realmente crees que Michael Engel te hará algo por lo de Christ? –pregunte incrédula

No lo creo, lo sé –dijo él

El príncipe se zafo de mis brazos y salto al suelo. Al instante trate de atraparlo nuevamente pero el gato fue mas rápido que yo y corrió escaleras abajo. Me detuve en el borde del muro antes de quedar a la vista, maldiciendo internamente. El gato bajo todas las escaleras hasta llegar al pasillo de la entrada y automáticamente salto a los brazos de mi papá. Cerré los ojos y maldije más fuerte internamente al saber lo que aquello significaba. Mi papá acaricio al gato, mirando seriamente un punto en ninguna parte y luego lo soltó y el gato volvió a saltar al suelo.

_ Katherin –dijo él e hice una mueca

_ Genial, puedo burlar a todos los servidores de Lucifer pero no soy capaz de que mi papá no me descubra –murmure

_ Podría haber sido peor –susurro Nicholas

_ Nicholas, ya sé que estas ahí también –dijo mi papá

Nicholas al instante hizo una terrible mueca al ser descubierto y suspire antes de salir. Clave la vista en el suelo mientras bajaba los escalones, sin atreverme a levantarla. ¿Qué se suponía que iba a decir? ¿Cómo se suponía que viera a Michael y a Soledad a los rostros luego de lo que les había hecho? Había intentado matar a Christ, de hecho, casi lo había logrado. Y aun peor, estaba segura de que la mayoría de las heridas que ahora tenia Alex eran gracias a mi, a que Christ lo utilizara para extorsionarme y lo hiriera cada vez que yo no hacia lo que él quería. ¿Y sabiendo aquello como seria capaz de levantar la vista y mirar a la pareja a los ojos? Suspire al detenerme, aun con la mirada fija en el suelo. El gato pasó caminando burlonamente a mi lado y lo fulmine con la mirada.

_ Je vais me venger maudit chat –dije

_ No le harás nada –dijo mi papá al instante

Lo llevare a la guillotina apenas duerma por habernos delatado –dijo Nicholas

_ Katherin, tu eres la que ha planeado todo esto y has conseguido que funcionara pero también eres la única capaz de decirnos realmente que es lo que esta pasando en el Bella Vista –dijo mi mamá y me estremecí ante ese nombre- Por favor, necesitamos que nos digas para saber que esta sucediendo.

No me atreví a levantar mi vista del suelo para mirarla, no me atrevía a nada. Sentía como nuevamente el miedo se apoderaba de mí. Mis manos se crisparon, la sangre se me congelo en las venas y mi rostro palideció totalmente. Lo que había sucedido en el Bella Vista... Todas mis lagrimas, todo mi sufrimiento, todos los golpes que había recibido pasaron rápidamente frente a mi ojos y no pude evitar estremecerme nuevamente. Lo que había sufrido ahí había sido lo peor que me había sucedido. Toque ligeramente mi cintura con mi mano, sintiendo como mi piel ardía bajo la ropa y como la herida que tenia hecha ahí seguía doliendo tan terriblemente como al principio. Sentía todos los ojos clavados en mí, esperando una explicación que nunca seria capaz de dar.

_ No... No es algo que desee recordar –dije nerviosa y con miedo

_ Kat, realmente necesitamos saber si deseamos tomar medidas –dijo mi papá

_ Lo que paso ahí no es nada bueno –susurre- No hay nada mas que dolor y sufrimiento. Perdonen pero realmente es algo de lo que no puedo hablar, no quiero recordar.

_ Katherin, estas a salvo ahora, nada te pasara –dijo Nicholas a mi lado

_ Vendrá a buscar venganza tarde o temprano –dije aun con la vista baja- No se conformara solamente con la vida de Zachary.

Todos se quedaron completamente en silencio, nadie dijo nada más. No había mencionado nada sobre Zachary por más que Nicholas ya debía de saberlo gracias a mi mente. Aun así, la noticia pareció difícil de asimilar para ellos. Tanto para mis padres y Nicholas por estar conscientes de la muerte de Zachary como para Michael y Soledad al saber quien había sido el asesino. Me atreví a levantar apenas la vista para fijarme en los demás. Alex se mantenía a un lado ignorando totalmente su entorno, con la cabeza gacha. Seguramente él tampoco deseaba recordar todo lo que habría sufrido estando ahí.

_ Bueno, el brujo ese siempre deseo la muerte –dijo mi papá tranquilamente

_ Obtuvo finalmente lo que quería –dijo Nicholas sonriéndole

Que tan fácilmente los brujos lograban superar una muerte. Y por mas que una parte de mi era como ellos y también había logrado seguir adelante, la otra sufría por la perdida de un amigo. Suspire, al menos ellos tenían razón. Zachary siempre había deseado la muerte y al menos había muerto con una sonrisa.

_ Pobre brujo –susurro mi mamá

_ Pero nos salvo –dije y finalmente me atreví a levantar la vista, mirándola directamente- Me salvo a mi de una muerte segura y se sacrifico para darnos el suficiente tiempo para escapar. Lo único que lamento de todo esto es la persona que es nuestro enemigo.

_ Mi hijo... –susurro Michael

Él se apoyo contra una pared con el rostro totalmente pálido, tratando de asimilar aquel hecho. La tristeza prevalecía en el rostro de Soledad pero aun así ella no mostró la misma ligera desesperación que su esposo. ¿Qué tan difícil y doloroso debía ser para ellos aceptar aquella realidad? Mire por un segundo a mis padres de soslayo. Igual de difícil que seguramente era para los míos aceptar que Diana colaboraba con Christ.

_ Michael, lo lamento mucho –dijo mi papá

_ Nadie hubiera deseado esta realidad pero es la única que hay –dijo Soledad mirando a su esposo que continuaba en shock

_ Y lamentablemente este es un problema que no podemos ignorar –dijo mi mamá

_ ¿Cómo es posible que esto haya sucedido? ¿Cómo es posible que mi hijo le haya vendido el alma a Lucifer? –pregunto Michael llevándose ambas manos a la cabeza con desesperación- ¡Como demonios es posible que Christ haya hecho eso!

_ Disculpe la interrupción pero sus pensamientos no son los correctos –dijo Nicholas mirándolo y Michael levanto la cabeza para devolverle la mirada- Usted lo ha educado correctamente a su hijo, no es culpa suya lo que ha sucedido.

_ Sal de mi mente ahora mismo brujo o conocerás que tan rápido puedo ser para matarte –dijo Michael seriamente

Nicholas palideció de un modo casi imperceptible y retrocedió un paso mientras Michael volvía a sumirse en su desesperación. Alex le hecho una rápida y significativa mirada a Nicholas, haciendo que este solo se estremeciera ligeramente. Aun así, el ángel no hizo nada, permaneció en silencio. Aquel acto tan solo significaba una cosa, Alex era consciente de que Nicholas era quien había llevado a Christ frente a Lucifer y por lo tanto, era en parte responsable de esta realidad. Y aun así, él no dijo palabra alguna. Finalmente, fue mi papá el que actuó. Él suspiro y se acerco a Michael hasta poner una mano en su hombro en señal de apoyo.

_ Realmente no es culpa tuya lo que ha sucedido –dijo él- Nicholas tiene razón por mas que tu no tomes muy enserio su palabra.

_ ¿Nicholas? –Dijo Michael atónito y acto seguido la desesperación se borro de su rostro- ¿Nicholas Devang?

_ Corre –susurre al comprenderlo

_ ¿Qué? –dijo Nicholas

_ ¡Corre! –dije

Nicholas me miro con desesperación pero ya no hubo tiempo. Michael se movió aun mas rápido de lo que había imaginado y en un segundo lo tomo por el cuello. Al instante la respiración del brujo se corto pero no hizo nada, ni se movió. ¿Realmente aquel era Nicholas Devang, la ex-mano derecha de Lucifer? Soledad quiso interferir al instante al igual que yo pero tan solo basto de un hechizo para que la situación cambiara, de un simple hechizo del brujo más poderoso que había existido. En menos de un segundo Michael solamente estaba sosteniendo la nada y Nicholas respiraba agitadamente varios pasos lejos del ángel. Mi papá sonreía traviesamente, aun moviendo sus dedos en el aire como si estuviera jugando con un hechizo sólido. Michael intento abalanzarse nuevamente sobre Nicholas y vi el pánico cruzar el rostro de este. En menos de un segundo, mi papá se interpuso en su camino y ambos hombres se quedaron parados el uno frente al otro desafiándose con la mirada.

_ Muévete Adrian, no tendré escrúpulo en correrte de mi camino si con eso consigo la vida de ese brujo –dijo Michael

_ Pues entonces inténtalo por que no me moveré de este lugar, no le harás nada al muchacho –dijo él

_ Adrian, hablo enserio, muévete –repitió Michael

_ Esto no es necesario –dijo mi mamá al instante

_ ¡Gracias a ese maldito paso lo que paso! –dijo Michael señalando a Nicholas- ¡Si no fuera por él a mis hijos no les hubiera sucedido nada!

_ ¡Si no fuera por él tu segundo hijo estaría muerto! –dijo mi papá

_ ¿Entonces que? ¿Ahora me negaras que él no inicio todo este problema con su trabajo de llevarle almas a Lucifer? –Dijo Michael- Lo matare apenas te muevas de en medio.

_ Él cuido de mi hija y ella lo quiere, no puede permitir que le hagas daño –dijo él

¡Corre! –repetí en mi mente

No puedo, tengo que aceptar las consecuencias de mis actos por una vez –dijo Nicholas

¡No seas estúpido y corre! –dije

¿Crees que no lo he calculado? ¡Michael me atrapara, no tengo otra alternativa! –dijo Nicholas

_ Gracias a él el alma de uno de mis hijos ahora le pertenece a Lucifer –dijo Michael furioso- Me vengare por eso, no me importa si tengo que quitarte de en medio para lograrlo Adrian.

_ ¡No puedes culparlo de aquello! –Dijo mi papá- No es culpa suya que tu hijo haya decidido hacer un trato con Lucifer. Quizás haya sido por que no fue bien educado...

_ ¿Ahora me estas culpando a mi de esto? –dijo Michael

_ Yo solo digo que mis hijas estuvieron frente a Lucifer y ninguna le juro lealtad ni le vendió su alma –dijo mi papá

_ Claro que no, tus hijas tienen mejores cosas que hacer como andar manipulando hombres a su antojo antes que jurarle lealtad a Lucifer –dijo Michael- ¿Qué extraño, no, que tu hija haya metido a la mano derecha de Lucifer a tu casa?

_ Vuelve a decir una sola palabra.... –dijo mi papá

_ ¿O que? ¿Me atacaras por decir verdades? Típico de un brujo –dijo Michael- Ahora muévete Adrian, no es a ti a quien quiero este día.

Ambos se miraron casi con odio, en minutos cualquier situación personal había quedado totalmente de lado y este no era más que un típico enfrentamiento entre un brujo y un ángel. Bien y mal, luz y oscuridad. Tan solo eran dos seres enfrentados por naturaleza. Mire con desesperación a Nicholas que seguía paralizado en su lugar y luego a los dos hombres que seguían enfrentados, actuarían en cualquier segundo y no tenia idea de cómo terminaría este encuentro. La incertidumbre estaba en los rostros de ambas mujeres, ambas queriendo intervenir pero sin saber que hacer.

_ Atrévete a atacarme estúpido ángel –dijo mi papá

_ Será un placer maldito brujo –dijo Michael

_ ¡Deténganse! –exclame interponiéndome entre los dos

Apreté los dientes para no gritar cuando mi herida dolió al utilizar magia. Ambos hombres se detuvieron completamente en sus lugares sin poder hacer movimiento alguno. Permanecí entre ellos dos, parada exactamente en el medio con los brazos extendidos a ambos lados mientras trataba de sostener el hechizo, estaba segura de que si este se rompía ellos dos no tendrían escrúpulo alguno en atacarse. Apreté más fuertemente los dientes al sentir como el dolor se intensificaba pero me forcé a resistir.

_ ¡Alto, esto no tiene sentido! –Dije y mire a Michael- Christ ha decidido por el mismo su propio camino. Por mas que sea Nicholas quien lo llevo frente a Lucifer, él en ningún momento lo obligo a aceptar aquel trato, de hecho, ni siquiera era su intención –dije y luego mire al otro hombre- Papá, debes aceptar y respetar la reacción de Michael, no es fácil sobrellevar lo que le esta sucediendo. Aun así, esto es una estupidez de parte de ambos. Son grandes hombres y sus nombres han quedado en la historia, no deberían reaccionar así y al instante recurrir al enfrentamiento. ¿Acaso no se dan cuenta de lo que esta sucediendo afuera? La oscuridad amenaza con dominar al mundo y destruir el futuro y ustedes pierden el tiempo discutiendo por la vida de un brujo que encima intenta ayudar.

Seguí sosteniendo el hechizo hasta sentir que ambos hombres ya no parecían dispuestos a atacarse. Ambos se miraron una última vez desafiantes antes de suspirar casi al mismo tiempo y volver a retomar sus composturas. El hechizo se rompió totalmente y baje los brazos, totalmente agotada. No era fácil mantener un hechizo sobre Adrian Strega y Michael Engel. Cerré fuertemente los ojos ante la punzada de dolor que sentí y mis piernas fallaron. En menos de un segundo Nicholas me tomo por detrás para que no cayera al suelo y gemí levemente ante el insoportable dolor. Me lleve una mano a la herida, retorciéndome de dolor.

_ Gatita... –susurro Nicholas preocupado

Al instante mis padres prácticamente se abalanzaron sobre mí al escuchar mi gemido de dolor. Cerré más fuertemente los ojos y me retorcí aun más. Había sido una pésima idea utilizar magia e intervenir pero no había tenido otra alternativa. ¡Maldita herida! Mi mamá enseguida poso una mano sobre mi frente para comprobar mi temperatura y se alejo casi espantada.

_ Estas ardiendo –dijo ella

_ Esta enferma, su temperatura no puede ser tan alta. Tiene una herida en la cintura, es eso lo que la esta dañando –dijo Alex y enseguida todos lo miraron sorprendidos

Él no dijo nada mas, se hundió de hombros y se limito a quedarse tranquilamente en su lugar. Las hábiles manos de mi mamá enseguida estuvieron en mi cintura y levantaron mis prendas hasta dejar mi herida al descubierto. Hice una mueca de dolor al ver una raya marrón atravesarme gran parte de la cintura y no pude evitar temer al ver el estado de mi herida. Por un segundo, el pánico cruzo por el impasible rostro de mi papá mientras Nicholas me sostenía.

_ Estoy bien –susurre

_ No estas bien –dijo Nicholas

_ Estoy bien –repetí

Débilmente logre ponerme en pie y sacarme a todos de encima, tan solo era una herida mas. Mi mamá me miro con preocupación pero no le devolví aquella mirada. Arregle mis ropas y lentamente partí, tratando de simular estar bien aunque internamente el dolor que sentía era insoportable. Alex me echo una rápida mirada de soslayo cuando pase a su lado para ir a la sala de estar y luego a la cocina. Trate de ignorarlo pero aquello simplemente pareció intensificar el dolor de mi herida. Cruce la sala de estar y llegue a la cocina.

Me senté en una silla y apoye mi cabeza sobre mis brazos en la mesa. Las voces llegaban desde el pasillo principal y luego, en algún momento mientras el tiempo perdía total sentido para mí, se trasladaron a la sala de estar. A veces las voces parecían furiosas, otras tenían un leve deje de preocupación y desesperación pero sobre todo dominaba la seriedad en sus tonos. Aun así, las voces llegaban distorsionadas hasta mis oídos y realmente no las oía. Clave mi vista a un lado en el suelo, viendo las sombras que se movían provenientes de la sala de estar. Hice una mueca al aun sentir el dolor e instintivamente sostuve una mano contra mi herida. Los segundos parecieron pasar lentamente, el tiempo se esfumaba sin sentido alguno. Suspire y puse mi cabeza de costado mientras mis ojos empezaban a cerrarse por mas que intentaba mantenerlos abiertos. Mis padres tenían asuntos mucho más importantes por los cuales preocuparse antes que si yo estaba bien o no. Yo podía esperar, no iba a morir precisamente esta noche.

Escuche los paso y vi la sombra acercándose hacia mi por mas que todo me parecía muy distante. Apenas si levante la vista para ver a Alex pararse junto a mí y dejar sobre la mesa un vaso conteniendo un líquido negro. Él ni siquiera se molesto en mirarme, permaneció ahí sin fijarse en mi. Me sentí triste si acaso era posible en aquel estado en el que estaba. ¿Por qué ya no me miraba como antes? Extrañaba sus miradas, sus sonrisas, su voz. Extrañaba todo de él y había perdido todo de él.

_ Dice Caroline que tomes aquello –dijo él

_ ¿Qué es? –pregunte

_ También me dijo que lo preguntarías. No preguntes y tómatelo –dijo él de un modo autoritario

Reí apenas antes de levantarme un poco. Tome el vaso con ambas manos y me lo lleve a los labios. Realmente era extraño, era un líquido casi viscoso y no lograba sentirle sabor alguno. Hice una mueca ante lo extraño que se sentía pero aun así me forcé a tomarlo y tragarlo completamente. Deje el vaso vacío delante de mí y me deje caer nuevamente sobre la mesa, sintiendo como mis ojos pesaban cada vez más. Mi vista se perdió en ninguna parte mientras me cuestionaba a mi misma como era posible que lo hubiera tenido todo y tan fácilmente lo hubiera perdido.

_ Lamento si hechice a tu padre pero no tuve más alternativa –dije

_ ¿Algún día dejaras de mentir? –Pregunto él y lo mire incrédula, suspiro- No estas bien, has mentido respecto a tu estado.

_ Ellos tienen cosas más importantes de las cuales preocuparse antes que de mí –dije

_ Eres su hija, eres más importante que cualquier otro problema que pueda haber –dijo Alex

_ Tu sabias lo que Nicholas había hecho. ¿Por qué no hablaste entonces? –pregunte

_ Tu sabias lo que implicaba que volvieras al Bella Vista. ¿Por qué lo hiciste entonces? –pregunto él y suspire

_ Les dije a tus amigos que yo te sacaría, un ángel no hubiera sido capaz de llegar mas allá de la puerta y eso con mucha suerte –dije- Pero... Nicholas tiene razón, estoy a salvo ahora, ya no estoy en el Bella Vista.

_ Sin embargo, en la entrada tus ojos decían otra cosa –dijo Alex

_ ¿Qué haces fijándote en lo que dicen mis ojos cuando ya no te importo ni existo para ti? –Dije y cerré los ojos- Tan solo deseo que todo esto termine, tan solo deseo que todo deje de dolerme tanto.

Él suspiro pero no dijo nada más. Fue cuestión de minutos para que cayera en el sueño y no oyera nada más. Por alguna razón, aquel fue un sueño demasiado pasible y dulce. Hacia meses que no tenía un sueño así, hacia meses que no descansaba totalmente en paz. Me desperté tiempo después sintiéndome totalmente confundida. Me encontraba en mi habitación, mas precisamente en mi cama. Mire por la ventana, ya era plena noche y el silencio parecía reinar. Me lleve una mano a la cabeza tratando de recordar como había terminado aquí y me quede totalmente atónita. Puse la mano delante de mí y la mire nuevamente. No, no me equivocaba, esta era mi mano izquierda y estaba... en perfecto estado. La di cientos de veces vuelta delante de mí tratando de comprender algo. Ya no estaba vendada, ya no había ningún terrible corte, estaba totalmente en perfecto estado. Levante mi camiseta y apenas si encontré una fina línea blanca donde antes había estado el terrible corte en mi cintura.

Aun sin comprender nada me puse en pie, mirando mi mano sin lograr creerlo. Salí de mi habitación y sin hacer ruido baje las escaleras. Todo estaba totalmente a oscuras y no había ruido alguno. ¿Qué hora debía ser? Levante automáticamente la vista al escuchar un ruido casi imperceptible y me fije en la poca luz que había en la sala de estar. Me acerque silenciosamente sin hacer el más mínimo ruido. Mire por un segundo sorprendida a Alex. Él estaba sentado en el suelo, apoyado contra la pared, dormido. Luego, levante la vista y mire a Nicholas. Él estaba sentado de lado en el sillón escribiendo en una libreta, una vela reposaba sobre la mesa delante del sillón y le alumbraba lo suficiente. Me acerque hasta sentarme frente a él en el sillón y entonces el brujo levanto la vista.

_ ¿Qué haces? –susurre y él sonrió ligeramente

_ Te dije que escribo todo lo que sea importante y no deba olvidar –dijo Nicholas- Christ me puede volver a borrar la memoria en cualquier segundo y necesito siempre poder recordar.

_ Para eso me tienes a mí –dije sonriendo y él me devolvió la sonrisa

_ Aquello ya lo sé gatita, pero no puedo asegurar que siempre estarás a mi lado cuando necesite recordar –dijo él y me miro con curiosidad- Por cierto, sigo teniendo una duda. ¿Acaso Christ no sabia que tu don era el del recuerdo? ¿Acaso no habías respondido con la verdad en aquel examen? –Dijo él y asentí sonrientemente- ¿Y entonces?

_ Yo respondí con la verdad en aquel examen, escribí que mi don se basaba en intensificar sensaciones –dije- Aquello es cierto y a la vez no. Así es como Christ no supo que mi don era el recuerdo. Se puede decir que use su técnica, aquella de decir algo que no es ni verdad ni mentira.

_ Bastante inteligente –dijo Nicholas

_ Tan solo tome su juego y lo di vuelta en su contra –dije- ¿Dónde están los demás?

_ Fueron a la biblioteca a discutir en privado, temas de adultos –dijo Nicholas y puso los ojos en blanco, no pude evitar reír- ¿Te sientes mejor?

_ Supongo que si –dije y levante mi mano- ¿Tienes idea de por que ya no la tengo herida? Te juro que no comprendo nada.

_ A mi no me preguntes –dijo Nicholas

Lo mire sin comprender pero él volvió a sumirse en su escritura. Suspire. Doble las piernas y apoye mi cabeza sobre mis rodillas. Mi vista se perdió en la llama que danzaba sobre la vela. ¿Y ahora que pasaría? Más que nada deseaba pararme e ir hasta la biblioteca para saber de que hablaban mis padres con Michael y Soledad pero sabia que no debía. En vez de ello me quede sentada, divagando mientras frente a mí Nicholas continuaba escribiendo en su libreta. ¿Qué escribiría él ahí? ¿Sus ideas, sus suposiciones, sus deducciones? ¿Y si él tenia razón con lo que creía? Nuevamente vinieron a mí todas sus palabras de esta tarde y todas mis dudas.

_ ¿Realmente crees que es posible lo que dices? –pregunte y él levanto la vista para mirarme- ¿Realmente crees que es posible que seas el mejor brujo de esta generación?

_ Ya te lo he dicho, mi ego no necesita nada para convencerme –dijo él- La única cuestión es si tu también lo crees.

_ Es que yo ya no se que creer –dije y suspire bajando la vista- Yo creo que seria posible lo que dices pero no quiero que así sea por entonces aquello significaría...

_ ¿Katherin, crees que temo que vengan tras de mi? –Pregunto Nicholas- Siempre ha sido así desde que tengo memoria, siempre alguien ha estado detrás de mí y siempre alguien ha querido matarme.

_ Esto es diferente –dije- No soportaría perderte ahora que por fin te he recuperado.

_ No me perderás –dijo él

_ Ojala fuera tan fácil creerte –dije

Él dejo su libreta a un lado sobre la mesa y se acerco a mí. Sin problema alguno me sentó en su regazo y me abrazo. Me encogí contra él y cerré los ojos por unos segundos, permitiéndome sentir los latidos de su corazón. Era extraño saber que dentro de ese pecho no había alma alguna y aun así podía ver el brillo del sentimiento en sus ojos. Él bajo su rostro, sujetándome mas contra él de modo que la punta de su nariz acaricio mi mejilla y luego pego sus labios a mi oído.

_ Haré lo imposible para mantenerme en vida tanto tiempo como me necesites –susurro- No te dejare sola en esta gatita, te lo juro.

_ Dijiste que tarde o temprano la muerte vendría a buscarte por tu condición –dije y él sonrió ligeramente

_ Pues será tarde –dijo él y lo mire incomprendida- La última vez que vi a Zachary hicimos un hechizo de sangre. En ese momento no tenia idea de que tenia en mente aquel miserable, ahora lo entiendo todo.

_ ¿Qué cosa? –pregunte

_ Zachary murió pero me dejo toda su esencia vital –dijo Nicholas- Creo que tengo para meses antes de que vuelva a sentir hambre. Así que tienes para meses teniendo que soportarme.

_ Es un placer tener que soportarte –susurre sonriendo

Él rió ligeramente antes de abrazarme más y así permanecimos durante unos minutos. Luego de unos minutos me atreví a moverme para tomar la libreta de la mesa y Nicholas rápidamente me la arrebato de las manos y la guardo. Lo mire molesta durante un segundo pero él mostró aquella sonrisa de ganador tan típica suya y cualquier molestia se esfumo.

_ Sabes una cosa, realmente te lo agradezco –dijo él- Si no fuera por ti, ahora no estaría aquí viviendo este momento, estaría muerto. Y hoy me has vuelto a salvar, me estas quitando reputación gatita. ¿Qué seria de mí si los demás se enterasen que ya me has salvado dos veces la vida?

_ ¿Qué seria de ti si les dijera a los demás que has temblado por un ángel? –pregunte riendo y él me miro molesto

_ No estaba temblando –dijo él

_ Solo totalmente aterrado –dije y bostece poniéndome en pie- Creo que aun tengo sueño, será mejor que vuelva a seguir durmiendo. ¿Tú piensas dormir en algún momento o te quedaras aquí toda la noche despierto?

_ Por el momento planeo quedarme despierto, luego quizás duerma un poco –dijo él y sonrió rápida y maliciosamente- Si me aburro mucho quizás moleste un poco al ángel, me encantaría ver su cara si lo despierto de un susto.

_ Déjalo en paz –dije fulminándolo con la mirada- Necesita dormir luego de todo lo que vivió.

_ Sabes algo, daría cualquier cosa por poder revisar libremente su cabeza al menos una vez –dijo Nicholas sonriendo y negué con la cabeza- Vamos gatita, tan solo quítale aquel hechizo de encima al menos por unos minutos.

_ No lo haré Nicholas, lamento si aquello te disgusta –dije pero él simplemente continuo sonriendo

_ Algún día lograre persuadirte lo suficiente para que lo hagas y ese día no tienes idea de cuanto disfrutare revisando la mente de aquel ángel para tratar de entender como es que te perdió –dijo Nicholas parándose frente a mi

_ Nicholas, no importa cuanto lo intentes no lo haré –dije

_ ¿Estas segura gatita? –pregunto él acercándose a mi y le devolví la sonrisa mientras me alejaba lo suficiente para que sus labios no tocaran los míos

_ Tu encanto ya no funciona del mismo modo conmigo –dije

_ No, eres tu que ya has tomado una decisión y esta se aplica directamente a tus sentimientos –dijo Nicholas- Es parte de tu naturaleza angelical. Pero... lamentablemente eres la única persona que debo respetar y jamás te obligaría a hacer algo que no quisieras. Ahora vete a dormir antes de que me arrepienta de lo que estoy haciendo y diciendo.

Lo mire sonriéndole dulcemente, casi agradecida. Yo sabia cuales eran sus verdaderos deseos conmigo y aun así él se controlaba. Él sabia que era capaz de persuadirme hasta el fin y aun así no lo hacia. Yo podía ceder muy fácilmente ante Nicholas, de hecho, la bruja dentro de mí cedía muy fácilmente y ella ahora mismo deseaba que él me persuadiera. Pero... Nicholas me quería y respetaba más que nada y él sabia que mi corazón ya no le pertenecía.

_ Gracias –susurre y él me devolvió una ligera sonrisa

_ Avísame cuando cambies de parecer respecto a con quien quedarte –dijo él y me guiño un ojo- Sabes que estaré esperando a que lo hagas.

_ Serás el primero en saberlo –dije

Me acerque a él y le acaricie ligeramente el rostro. Él cerró los ojos durante unos segundos mientras mi mano acariciaba suavemente su mejilla. Me puse de puntillas y sutilmente bese la comisura de sus labios. Él sonrió antes de abrir los ojos y devolverme una dulce mirada. Me puse en pie y le dedique una última sonrisa antes de partir. Mire rápidamente a Alex de soslayo antes de partir y suspire internamente. No era a Nicholas a quien deseaba, sino a él. Pero... Lamentablemente... Yo lo había tenido a él y lo había perdido.

Subí los escalones lentamente sintiendo como la tristeza se apoderaba de mi interior y rápidamente cerraba mi garganta. Las lágrimas se amontonaban en mis ojos mientras mi corazón temblaba de dolor y una única pregunte se repetía en mi mente: ¿Por qué? Yo sabia que lo tenía merecido, sabía que era esto lo que sucedería por ocultarle tantas cosas pero no podía evitar derramar lágrimas al recordar su sonrisa mientras me decía que no le importaban mis secretos de bruja. Y ahora aquí estábamos, meses después. Él sin que yo le importase y yo derramando lágrimas y tratando de mantener mi corazón entero al estar en su presencia.

Me detuve en mi habitación al ver que esta no estaba vacía y rápidamente me limpie las lágrimas de mis ojos. No, nadie me vería sufrir por él. Trate de retomar mi mejor apariencia y toque apenas la puerta para llamar la atención del ocupante. Ella rápidamente dejo lo que tenia en la mano sobre mi mesada y se dio vuelta. Soledad me sonrió amablemente por más que sus ojos estaban llenos de tristeza y pesares. Por un segundo me compadecí de ella, trate de no pensar en todo lo que estaría sufriendo. Pero aun así, ella lograba sobrellevarlo perfectamente y mostraba una cara amable a pesar de que sus ojos reflejaban sus sentimientos. Todo lo contrario a su esposo que aun le costaba aceptar la realidad y se culpaba de ella.

_ Perdona Katherin, creo que esta es tu habitación –dijo ella

_ Si, así es –dije y ella sonrió nerviosamente

_ Lo lamento, tan solo estaba viendo –dijo Soledad- Quería tomar un descanso y olvidarme por unos segundos de...

Ella no pudo terminar, su garganta se cerró y sus ojos reflejaron su dolor más que nunca. Desvié la vista sin atreverme a sostenerle la mirada, no necesitaba que continuara, yo podía terminar su frase por ella pero aun así no lo hice. Calle. Ella solo deseaba tomar un descanso y olvidarse por unos segundos del plan que seguramente estarían tramando. Y no necesitaba de mucha imaginación para saber que ese plan consistía en que yo debía detener a Christ y que aquello posiblemente significaría la muerte de su hijo. Trague con dificultad. Era una situación demasiado extraña estar frente a ella siendo consciente de que debía matar a su hijo por el bien del mundo, para que la oscuridad no fuera liberada.

_ No hay problema –dije- Puede quedarse aquí el tiempo que necesite.

_ Creí ya haberte dicho la primera vez que te vi que no era necesario que me trataras de usted –dijo ella y se acerco a mi, poniendo una mano sobre mi hombro y sonriéndome- Eres una buena chica Katherin y esta tarde me has demostrado que también eres una excelente guardiana y puedes mantener el equilibro entre la luz y la oscuridad. Eres muy joven y aun así esta tarde demostraste ser mas madura que todos nosotros. No desconfío en que actuaras bien pero... Debes entender lo difícil que para mi es esta situación.

_ Lo entiendo –susurre aun evitando mirarla

_ A veces el corazón duele al momento de tomar las decisiones correctas –dijo Soledad- Has salvado a Alexander, no tienes idea de cuanto te lo agradecemos Michael y yo. Decidiste entrar en los dominios de Lucifer y trato de no imaginar lo que habrás vivido ahí y todo para rescatarlo a él de una muerte segura. Y ahora... Ahora te veo ahí parada frente a mí, tan solamente con diecisiete años, y trato de no pensar en todo lo que reposa sobre tus hombros. Sé que Christ no ha hecho nada mas que causarte problemas pero por favor no pienses mal de él, mi hijo no solía ser así. No sé que habrá sucedido para que él cambiara, no sé que habré hecho mal yo para que todo terminara así.

Su voz se rompió pero aun así ella continuo sin mostrar lagrima alguna a pesar del dolor que había en su mirada. Un ángel jamás lloraba en público y mucho menos frente a alguien con quien no compartía sangre. Quería decirle que no estuviera mal, que yo no pensaba mal de él pero lo cierto era que odiaba más que nadie a Christ y no podía evitar maldecirlo más que nada. Él se había ganado este odio mío al igual que Diana.

_ Usted no ha hecho nada mal, es simplemente él que ha tomado sus propias decisiones y ha optado por el camino de la oscuridad –dije

_ Ya lo sé pero... No puedo evitar no sentirme mal al respecto. Y ahora lo veo a Alexander y trato de no imaginar lo que le habrá sucedido estando en aquel Instituto pero las imágenes dentro de mi mente compiten por cual me causa más dolor –dijo Soledad

_ Pues entonces limítese a pensar en que él esta bien y a salvo, cerca suyo –dije y ella tomo mi mano

_ Es que eso es gracias a ti Katherin –dijo ella- Pero Alex quería mucho a su hermano y sufrió terriblemente cuando creyó haberlo perdido y ahora sucede exactamente lo mismo o peor. ¿Acaso tú no sufres por tu hermana?

_ Ella se gano mi odio –dije cruzándome de brazos para deshacerme de su agarre, no podía soportarlo- Yo ya no tengo hermana, solo una maldita con la cual estoy obligada a compartir sangre.

_ Sabes una cosa, la imagen que veo de mi hijo ahora no es la misma que encontré hace meses cuando te vi a ti junto a él –dijo Soledad- Temo por como este internamente. Mi hijo era realmente feliz junto a ti pero supongo que los tiempos oscuros en los que estamos ahora nos afectaron a todos.

Ella suspiro y paso a mi lado caminando. Sentí las lagrimas nuevamente invadir mis ojos pero me forcé a contenerlas mientras escuchaba el alejar de sus pasos. Se detuvo en el marco de la puerta y gire apenas el rostro para verla. Soledad permanecía de espaldas a mi, su cuerpo estaba tenso y su mano crispada sobre el marco. Me quede mirándola con curiosidad, esperando a que ella fuera capaz de hablar.

_ Katherin, mi marido y yo estamos conscientes de lo que tienes que hacer y que es lo correcto –dijo ella- No lo negare, la muerte de mi hijo me dolerá muchísimo y llorare por él al igual que Michael pero el corazón duele al tomar la decisión correcta. Tienes mi permiso y el de Michael para matar a Christ.

Su voz tembló con la última frase y casi pude sentir sus lágrimas. Ella partió sin despedirse ni mirarme, simplemente se limito a irse sabiendo que las lagrimas amenazaban con aparecer. Me sentí terriblemente mal, tratando de no pensar en lo que debía ser para ella esta situación. Me acerque a la mesada y tome lo que antes ella había dejado ahí, una fotografía que me dolió aun mas que una puñalada. Una lágrima rodó por mis ojos hasta dar de pleno en la fotografía y rápidamente la limpie mientras la miraba extrañando el pasado. Recordaba perfectamente esa fotografía, la había tomado Miguel días después de que Alex hubiera frustrado mi intento de huida. Y yo estaba ahí, sonriendo, abrazada a Alex y él también me sonreía. Me era casi imposible reconocernos por como éramos ahora, había demasiada diferencia entre aquel feliz pasado y este triste presente. Y aun así, supe que jamás había sido tan feliz como cuando estaba con él.