Archive for febrero 2011

Capitulo 32: Encierro y temor


.

El brujo se acerco a mí y retrocedí cuanto pude. Aunque realmente no fue mucho, al instante me tope con el muro y el frío golpe me dejo sin aire. Su sonrisa maliciosa solamente se ensancho al acercarse a mí y me levanto sin problema alguno. En menos de un segundo estaba en el aire, él me sujetaba por el cuello de la camisa y sus ojos estaban clavados en mi, llenos de ira.

_ Hace exactamente veinticuatro horas que arruinaste mi plan gatita, aquello no esta bien –dijo él

_ No sé a que te refieres –dije

_ Lastima por que yo si –dijo él y apretó los dientes- ¿Tienes idea de cuanto tiempo me llevo planear aquello maldita bruja? ¡Y tú lo arruinaste en minutos! No creas que esto quedara así, me ocupare de que sufras tanto como sea posible. El trato que hicimos queda totalmente de lado, ahora conocerás lo que es el dolor verdadero comenzando por este maldito encierro.

_ Déjala Christ, tu problema es conmigo –dijo el ángel y el brujo giro el rostro para mirarlo

_ Que conmovedor, el noble ángel se dispone a defender a la muchacha en apuros –dijo él con sarcasmo- ¿Tengo que recordarte lo que ella hizo? Pero no, tu siempre tienes que jugar el papel del noble héroe y hacer lo que crees correcto por mas equivocado que estés. Siempre igual. Siempre igual. ¡Siempre igual! ¡Siempre fue lo mismo! ¡Tú hacías cosas que no eran debidas y sin embargo recibías felicitaciones! ¡Y yo, que como un imbécil hacia lo que era debido y me apegaba a las reglas no recibía nada! Pero donde yo encontré la gloria tú encontraras la muerte.

_ No hay gloria alguna en servir a la oscuridad –dijo el ángel

_ Tampoco hay gloria alguna en permanecer encerrado hasta la muerte –dijo el brujo y luego me miro- O en rechazar a la oscuridad.

_ Para mi no hay gloria alguna en aceptarla –dije- La gloria la tendré cuando logre escapar de aquí habiendo rechazado a la oscuridad.

_ Claro gatita, sigue soñando –dijo él sonriendo con malicia

Me golpeo fuertemente contra el muro y no paso mucho tiempo antes de que su mano pasara a sujetarme por el cuello y a ahorcarme. El aire me falto, mi frágil cuello se estrechaba muy fácilmente bajo su fuerte agarre. Arañe el aire sin éxito alguno, él simplemente seguía cortándome la respiración. Gemí pero aquello fue lo peor que pude haber hecho, perdí mucho mas aire que no podría recuperar. El brujo simplemente sonreía ante mi desesperación por un poco de aire. Solo eso quería ahora mismo, aire. Nada más.

_ No puedo... respirar... –dije con dificultad y su sonrisa solo se ensancho

_ Lo sé gatita, no tienes idea de cuantas veces quise romper tu delicado cuello –dijo él de un modo casi dulce

_ Suéltala –dijo el ángel y el brujo lo miro desafiante

_ Oblígame –dijo él

Todo pasó demasiado rápido y el pánico de no poder respirar no me permitió prestar la suficiente atención a la escena. Antes de que pudiera darme cuenta el agarre del brujo había cedido totalmente y yo había caído al duro suelo. Me encontré tirada en el suelo. Me levante sobre mis manos y mire hacia arriba confundida, tratando de descifrar que demonios había sucedido. Por un segundo pude apreciar la figura del brujo totalmente paralizada, con un miedo que trataba de ocultar en su rostro ya que lo habían tomado totalmente por sorpresa. El ángel tenia fuertemente su agarre entorno al cuello del brujo y temí al ver cuan difícil le era al muchacho permanecer en pie.

_ No creas que aun no me quedan fuerzas –dijo el ángel

En aquel segundo el brujo reacciono. Muy fácilmente se deshizo del ángel y lo tiro brutalmente a un lado de modo que el ángel nuevamente volvió a estar en el suelo. El brujo fijo su vista en mí y se acerco un paso. Me estremecí. ¿Qué tenia el conmigo? Él me tomo fuertemente por el mentón de modo que sus dedos se hundieron dolorosamente en mi mandíbula y casi pude probar el sabor de la sangre en mi boca. Sin problema alguno me levanto y me obligo a mirarlo directamente al rostro. La furia nuevamente se había apoderado de sus ojos pero él me miraba con una malicia que no lograba comprender por completo.

_ Es una lastima que tan bonito rostro se vea opaco por aquel miedo –dijo él- Y también es una lastima marcar aquel hermoso rostro. Pero aquello debes agradecérselo a él por condenarte.

Mire al ángel de un modo desesperado, deseando que me salvara o que al menos me dijera a que se refería el brujo. Pero él apenas si tenía fuerzas para sostenerse sobre sus manos y sus ojos me miraban con... ¿Pánico? Un fuerte golpe en el rostro me trajo de nuevo a la realidad. Gemí y luego el brujo simplemente me soltó. Creí que con eso había acabado todo pero él me pateo fuertemente y me doble sobre mi misma, tratando de soportar un dolor inaguantable. Grite de dolor cuando él me pateo nuevamente y mi grito se volvió a repetir cuando él me sujeto por el cabello y me obligo a ponerme en pie. El dolor por como él tiraba de mi cabello era torturante, insoportable, casi creía que si seguía ejerciendo aquella fuerza terminaría por arrancarme el cabello. Grite mas de dolor y luego el brujo fácilmente me tiro a un lado, tan fuertemente que me di contra el muro y caí lentamente al suelo. Me sostuve sobre mis manos con mucha dificultad, sintiendo como mi cuerpo luchaba por simplemente permanecer tirado ya que no tenia fuerza alguna. El brujo se acerco unos pasos a mí y lo mire casi suplicante.

_ Por favor, no mas –susurre y él se agacho frente a mi- No mas, no mas, no mas.

_ ¿Y que te hace pensar gatita que así será? –Pregunto él tomando mi rostro suavemente con una mano- Te puedo proponer un trato si lo deseas. Si aceptas, dejare de golpearte como bien te propuse antes.

_ No sé a que te refieres –dije con dificultad- Pero si no acepte antes, no creo que deba aceptar ahora. No quiero nada contigo, no aceptare ningún trato viniendo de la mano izquierda del maldito Lucifer.

_ ¿Por qué nunca me das la respuesta que deseo? –Pregunto él- ¿Acaso debo continuar con este trato hasta que mueras ya que pareces decidida a no aceptar?

_ Creo que si –dije

_ Pues entonces que así sea –dijo él y se puso en pie- Tienes suerte de que mis poderes no funcionen estando en este maldito lugar. Sino, ya me habría ocupado de que sufrieras un tortūra.

Gemí al instante ante el simple dolor y sufrimiento que provocaba el recuerdo de cómo se sentía aquel hechizo. El brujo sonrió fugazmente antes de dar media vuelta y seguir con su camino. Apenas si lo pude ver salir y apenas si tuve las suficientes fuerzas para sentarme y no dejarme caer totalmente sobre el frío suelo. Mi cuerpo entero temblaba, tanto por los fuertes golpes y dolores como por el miedo y el temor que me dominaban.

_ Te veré después gatita –dijo el brujo desde el otro lado- Y espero hayas recapacitado sobre mi propuesta si no quieres que vuelva a suceder lo mismo.

Él partió finalmente. El sonido de sus pasos al alejarse era casi melodía. Pero aun así, no podía pensar claramente, nuevamente temía. Tenía miedo por que él volvería, tenia miedo por que mi respuesta entorno a su propuesta seguiría siendo la misma y tenía miedo por que mas golpes y dolores me aguardaban. Doble mis piernas y las abrace, apoye mi frente sobre mis rodillas y cerré fuertemente los ojos tratando de negar la realidad mientras seguía temblando. No quería más, no quería más, no quería más. Pero el brujo ya lo había dejado claro, mas era lo que me esperaba a menos que deseara aceptar un trato con él. ¡Pero era la mano izquierda de Lucifer! ¡Jamás aceptaría un trato con él sin importar cual fuese! ¿Cómo demonios se suponía que debía aceptar un trato con una persona que hasta el momento, solo me había maltratado?

Gemí apenas al saber que ese maltrato apenas había comenzado. Trate de ignorar el dolor que ahora sentía gracias a sus anteriores golpes pero no lo logre. Mi cuerpo seguía temblando, la desesperación y el pavor invadían mi mente y ahora no veía salida alguna de esta situación. Me quede sin aire cuando una calida mano estuvo sobre mi brazo. Temí pero al instante me tranquilice. No, aquella no era la mano del brujo, ya la había sentido golpearme fuertemente antes y sabia que aquella no podía ser su mano. Levante la vista y al instante me cruce con la suave mirada del ángel. ¿Qué era lo que tenían sus ojos verdes que simplemente me hacían querer ceder ante cualquier cosa? Pero mi miedo era demasiado y me dominaba totalmente, ya no podía ni pensar correctamente.

_ Por favor deja de temblar –dijo él

_ Volverá –susurre- Lo hará y me golpeara aun mas. Como lo ha hecho, como lo hace y como seguramente lo hará. Como siempre ha sido desde que estoy en este maldito Instituto.

_ ¿Y acaso aquella es razón para temblar? –Dijo él y al instante me detuve- Katherin, eres más fuerte de lo que crees. Ahora, por favor, deja de temer.

_ Tengo miedo –susurre

Miedo no era todo lo que sentía. Sentía pavor, pánico, desesperación. Mi corazón estaba totalmente envenenado con sentimientos que no hacían más que aumentar mi sufrimiento. Inconscientemente apoye mi cabeza sobre su hombro, casi buscando algún consuelo. Él se quedo completamente congelado pero lo ignore. Era casi reconfortarte sentir su calida mano aun sobre mi brazo y por más que sabía que aquello no era debido no me pude detener. Había casi una felicidad en estar apoyada contra él. Luego de unos segundos el ángel finalmente se destenso y suspiro. Su mano dejo de estar sobre mi brazo pero aun así no se movió. Continué con mi cabeza apoyada contra su hombro tratando de calmarme totalmente. Pero parecía que cualquier cosa seria posible antes de que encontrara paz en mi mente.

_ Dijiste mi nombre –susurre

_ ¿Qué? –dijo él sorprendido

_ Te escuche, dijiste mi nombre –repetí en un sonido demasiado débil, casi un susurro- Me llamaste por mi nombre, Katherin. Pero... en todo este tiempo jamás te lo he dicho.

_ He escuchado tu nombre –dijo él

_ En todo este tiempo, el brujo jamás me ha llamado por mi nombre –dije- Tengo excelente memoria y en ningún momento alguien ha mencionado mi nombre desde que estoy aquí. Además...

_ ¿Qué? –dijo él y suspire

_ El modo en como pronunciaste mi nombre –dije y suspire nuevamente- Casi parecía con dulzura. Alguien no pronunciaría el nombre de una persona que no conoce de ese modo. ¿Acaso es cierto lo que me dijiste ayer? ¿Qué me han hecho olvidar?

_ El don de la mano izquierda de Lucifer es aquel. No lo mires a los ojos, o creerás y obedecerás todo lo que te diga –dijo él y suspiro- Te dijo que olvidaras todo y tú, victima de su don, lo hiciste.

_ Pero yo no he olvidado nada –dije mirándolo y él sonrió tristemente

_ ¿Cómo pretendes recordar haber olvidado? –Dijo él- Para saber que has olvidado necesitar recordar, pero si has olvidado entonces no tienes modo de recordar lo que has olvidado y por consiguiente ahora me dices aquello. ¿Quieres la verdad? Has olvidado un año de tu vida, si hice bien los cálculos.

_ ¿Qué? –dije atemorizada

_ Tú realmente lograste escapar de aquí. Lograste huir, salvarte, que ningún brujo te volviera a atrapar –dijo él—Y lograste superar el miedo luego de un tiempo.

_ ¿Y tu como sabes aquello? ¿Acaso te conocí entonces? –pregunte y él asintió- ¿Fuiste mi amigo o algo así?

_ Algo así –dijo él

Lo mire totalmente confusa pero él tenia la vista tristemente clavada en el suelo. ¿Cómo era posible que lo que él decía fuera cierto? Pero yo era una bruja que había estado lo suficientemente loca como para salir con la mano derecha de Lucifer. ¿Por qué entonces no creer que también había estado lo suficientemente loca como para ser amiga o algo así de un ángel? Además, él era un ángel y se suponía que los ángeles no mentían. ¿O si? Mi cabeza era totalmente un lío, no podía pensar con claridad cuando me decían que había olvidado y mucho menos si el miedo de que el brujo regresara me acechaba constantemente.

_ Pero eres un ángel –dije- Y yo una bruja. ¿Entonces como fue que no me hubieras matado al instante y yo no te hubiera hecho nada?

_ Tú te negabas a atacarme y yo tengo demasiados códigos como para atacar a alguien que se niega a defenderse –dijo él

_ ¿Y por que simplemente no te deshiciste de mi como cualquier ángel hubiera hecho al verme? –dije y él suspiro

_ No pude –dijo evitando mirarme a toda costa

_ ¿Por qué? ¿Acaso no pudiste vencerme o...? –Dije, él negó al instante con la cabeza- ¿Entonces que? ¿Acaso te di lastima y por eso no te deshiciste de mi?

Él no respondió, permaneció en silencio. Me separe de él y no pude evitar mirarlo resentida y adolorida. ¿Tan bajo había caído como para dar lastima? ¡Yo no daba lastima! ¡Y mucho menos deseaba que los demás se acercaran a mi por lastima! Me cruce de brazos molesta y me puse totalmente de espaldas a él, tratando de ignorar el dolor que sin razón alguna parecía invadir mi corazón. ¡Yo no quería dar lastima! ¿Pero que otra explicación era posible? Por eso el ángel no me había matado como debía, por que yo seguramente le había dado lastima en mi terrible estado. Y por eso seguramente me había defendido hacia minutos, por que le debía de haber dado lastima el hecho de cómo un brujo había podido conmigo tan fácilmente.

_ No necesito de tu lastima –dije molesta- No necesito de la lastima de nadie, mucho menos de la de un ángel. No hay peor acción que la de tener lastima por otros. Pero claro, tú eres un ángel, seguro no conoces lo horrible que se siente saber que alguien solamente esta cerca de ti por que te tiene lastima.

_ No hables si no sabes –dijo él

_ Y tu no tengas lastima ya que la lastima no hace mas que aumentar el sufrimiento de la victima –dije- Prefiero el terrible dolor antes que la lastima. Por que la lastima, tarde o temprano, no hace más que intensificar el dolor ya existente. Pero eres un ángel, supongo que debe estar en tu naturaleza tener lastima por las indefensas criaturas que dan pena.

_ Pues lamento si aquello esta en mi naturaleza. Al menos no soy como un brujo, siempre engañando y mintiendo, jugando con los demás –dijo él molesto- O mejor ni hablar de sus otros hábitos. Tu misma lo has dicho ayer, eres igual a las demás malditas brujas que existen o peor. Solamente buscas alguien guapo y de un puesto importante. Nada más que simple lujuria, divertimento si así quieres llamarle. No eres más que una maldita bruja.

_ ¡Pues lamento si la simple presencia de una bruja disgusta a un ángel! –exclame molesta

Él no me respondió y no me moleste en continuar la discusión. Los minutos de tortuoso silencio pasaron. ¿Quién demonios se creía para juzgarme de ese modo? Ya el simple hecho de que él me tuviera lastima me ofendía, aun mas el modo en como me había juzgado. Luego de un tiempo, gire apenas mi cabeza para encontrarme con que él también estaba totalmente de espaldas a mí. Me sentí palidecer al ver sus alas sucias y sus plumas manchadas con sangre. Casi me estremecí de solo imaginar aquel dolor. ¿Cuánto tiempo llevaba así?

Mi furia contra él se esfumo totalmente. Algo me decía que no había nada bueno en el estado de sus alas. Quise preguntarle si aquellas heridas realmente le dolían tanto como yo creía pero no me atreví. Simplemente me limite a ver con horror sus alas totalmente heridas y la parte trasera de su camisa, totalmente rasgada y manchada con sangre. Sangre de un rojo brillante, sangre de ángel. Me di vuelta y mire mis manos sintiéndome en cierto modo culpable. Yo apenas si sentía dolor y no tenia ninguna herida grave comparada con él. Y sin embargo, yo estaba aquí temiendo y sufriendo mientras que él no tenía miedo alguno y además de sus heridas, tenia que soportarme a mi. ¿Qué tan difícil debía ser para un ángel tener que convivir con una bruja?

Suspire tristemente, aquel trato había estado mal de mi parte pero me enfurecía sin razón aparente el hecho de que él me tuviera lastima. ¿Pero acaso yo no daba lastima con aquella apariencia de niñita atemorizada y dolorida? Entonces el error era mío si pretendía no dar lastima conservando esta imagen. Esto era doblemente peor. Clave mi vista en el suelo mientras la tristeza se sumaba a todos los sentimientos que ya tenía. ¿Y por que demonios sentía mi corazón dolorido? Suspire otra vez, esto ya había perdido todo sentido. ¡Y ahora resultaba que supuestamente había olvidado todo un año de mi vida! Definitivamente no hubiera podido meterme en peor embrollo ni aunque lo hubiera intentado. ¿Pero si supuestamente yo había escapado de aquí, por que demonios ahora estaba nuevamente encerrada? Suspire al conocer la obvia respuesta, me habían vuelto a atrapar y encerrar luego de estar prófuga.

Los minutos pasaron hasta convertirse en horas. El monótono y aburrido tiempo quizás pasaba mas lento de lo que creía. O el aburrimiento ya lo hacia parecer aun mas lento de lo que era. Quizás esto era una de las peores consecuencias de estar encerrada, que el aburrimiento amenazaba con llevarme al borde de mi cordura. Conté una y otra vez las piedras que conformaban el suelo delante de mí. Hasta comencé a contar cada cuantos segundos pasaban los brujos del otro lado de la puerta para encontrar algún modo de entretenerme.

El mediodía no tardo en llegar y con ello el brujo que se ocupaba de que no muriera de hambre. Sin siquiera molestarse en entrar, el brujo tiro una dura bola de pan por entre los barrotes de la pequeña ventanilla. Me dedico una atemorizante mirada antes de darse vuelta y seguir con su camino, partiendo. Tome el duro pedazo de pan del suelo y lo sople para limpiarlo cuanto podía. Estaba duro y estaba segura de que su apariencia no era mejor que su sabor. Hice una mueca al estar condenada a aquello pero era lo único que me mantendría viva. Aun así, siguiendo el hipotético caso de que yo había escapado y me habían vuelto a encerrar ayer, eso explicaría por que ahora no sentía tanta hambre como antes. Mire sobre mi hombro al ángel. Él seguramente había pasado mucho más tiempo encerrado que yo y había pasado más días sin comer que yo.

Me quede quieta durante unos minutos, con el pan entre mis manos, decidiendo que hacer. El tiempo se escurrió. Me fije nuevamente en el ángel y respire hondamente. Me acerque sin hacer ruido alguno hasta él y le tendí con ambas manos el pan. Él al instante levanto la vista y me miro más que confundido pero simplemente le sonreí dulcemente. Por un momento me permití observarlo más detenidamente. Su rostro era angelical y quizás demasiado hermoso, su iluminada mirada era imposible de ignorar gracias a la intensidad de sus ojos verdes. Me resultaba imposible creer que hubiera olvidado un ángel así pero aquella parecía ser la situación.

_ Haz velado por mi sueño y no tenias por que hacerlo –dije- Es lo único que puedo darte a cambio aunque te advierto que seguramente no tendrá buen sabor.

_ No tengo hambre –dijo él- Aun así, gracias.

_ La marca es un montaje –dije- Te hacen creer que no tienes hambre para que pierdas todas tus fuerzas. Morirás por falta de fuerzas, una de las peores muertes según dicen. Además, yo realmente no tengo hambre y se supone que si dices la verdad, aquello significa que mi última comida no fue hace mucho. Come algo, te dará mas fuerzas para continuar. Necesitas tener fuerzas si deseas sobrevivir. Eres un ángel, es increíble que aun sigas vivo estando en el Bella Vista pero tu estado no parece para nada bueno. Puedo ayudarte a sobrevivir, ya tengo demasiada experiencia aquí, pero tendrás que hacer lo que yo diga y no puedo asegurarte que los dos estaremos bien. Aun así, deberías comer algo.

Él me miro todavía confundido pero aun así tomo el pan de mis manos y se lo llevo a la boca. Me senté frente a él y me fije en como comía el pan mientras trataba de creer que en realidad era posible que lo conociera y lo hubiera olvidado. Por que si no era así, entonces le acababa de dar mi única comida a un completo desconocido. Hice una mueca internamente al saber que pronto tendría hambre. Aun así, aquello no pareció importarme demasiado. ¿Por qué ahora solo podía pensar en él y en su bienestar? No, tenía que conocerlo de antes, sino no habría modo alguno de explicar este capricho que ahora tenía por mantenerlo con vida. Él conservo la mitad del pan y me lo tendió.

_ No quiero –dije

_ Tendrás hambre después –dijo él

_ Puedo soportarla y además, mañana volverán a darme otro poco de comida –dije- Es aquello lo que hacen, me dan lo mínimo para mantenerme con vida. Tú lo necesitas más que yo, cómelo.

_ ¿Estas segura? –pregunto y asentí antes de que terminara totalmente el pedazo de pan

_ ¿Por qué tus alas están a la vista? –Pregunte mirándolo con curiosidad- No sé mucho de ángeles, o al menos no recuerdo en el hipotético caso de que haya olvidado, pero tenia entendido que normalmente no se veían las alas.

_ No tengo suficientes fuerzas para ocultarlas –admitió él- Para adoptar una apariencia normal como la de cualquier humano. Es como tu y tus ojos de gato. Esta celda no te permite utilizar magia y entonces tus felinos ojos se dejan ver más seguido y no parecen los de un humano más.

_ ¿Te encuentras bien? –pregunte

_ No creo –dijo él- Llevo aquí cerca de un mes. Pero tampoco puedo hacer bien el cálculo ya que no tengo modo de saber el tiempo.

_ Ahora es la tarde, es el segundo día que llevo aquí –dije- ¿Pero te sientes bien o no?

_ No tengo fuerzas –dijo él- Me siento realmente débil, jamás me había sentido de este modo. Si quieres saber la verdad, con cada día que paso aquí creo que mi estado empeora.

_ Si, supongo que ya conozco lo que se siente –dije y suspire- Si crees que eso es duro espera a llegar a los tres meses. Creo que esto es el mismo infierno en tierra. Pero, si se supone que escape una vez, puedo escapar dos veces. ¿O no? Aunque también, si se supone que escape una vez, también se supone que ellos se tomaron las precauciones para que no vuelva a suceder.

_ Aun así existe la posibilidad de que vuelvas a escapar –dijo él

_ ¿Por qué estas aquí? –Pregunte- Es decir, yo sé perfectamente por que estoy aquí. ¿Pero tú?

_ Ya te lo dije, me burle de la mano izquierda de Lucifer y esto es lo que obtuve a cambio –dijo él- La mano izquierda de Lucifer guardaba su verdadera identidad en secreto. Yo comencé entrometiéndome en sus planes, luego descubrí su identidad y por ultimo se puede decir que me burle de un lindo corte que tenia en el rostro y aquello basto para enfurecerlo totalmente. Me trajo aquí pero no me pudo matar. Tengo hecho un hechizo que protege mi alma. Él me quiso matar arrancándome el alma pero no pudo romper el hechizo que la protegía. Ni el propio Lucifer pudo hacerlo cuando estuve frente a Él.

_ Envidio a quien tenga tanto poder como para hacer un hechizo así –dije y suspire- Aun así, aquello no responde la pregunta de por que sigues vivo y estas aquí encerrado.

_ Ellos quieren mi alma, la mano izquierda de Lucifer y Lucifer. Pero... no pueden tenerla. Así que estoy aquí encerrado hasta que encuentren el modo de romper el hechizo o hasta que esto termine por matarme –dijo él

_ Supongo que estamos en la misma. Hasta que... o morir durante –dije- Estaré encerrada hasta que acepte servirle a Lucifer.

_ No si logras escapar antes –dijo él- Aun así, me sigue pareciendo extraño que te hayan vuelto a encerrar. No creí que Christ lo volviera a hacer, no quiero imaginar que habrás hecho para enfurecerlo de modo que te volvió a encerrar.

_ Christ es el nombre de la mano izquierda de Lucifer –dije y él asintió, suspiro

_ Lamentablemente –dijo él

_ Raro nombre para un brujo –dije- Lo hubiera esperado mas de un...

_ ¿Ángel? –Me interrumpió él y asentí- Si, supongo que es más un nombre de ángel que de brujo.

_ Sabes una cosa, sonara extraño pero él es bastante parecido a ti –dije

_ Supongo que si –dijo él

_ Lamento si anteriormente te grite –dije y baje la vista- Cuando algo me molesta, tiendo a maldecir sin pensar. La furia me ciega y digo todo lo que se me pase por la cabeza con tal de responder la ofensa. Creo que mi problema es que oculto el dolor que la ofensa me causa respondiéndola. Pero aun así, cuando luego me detengo a pensar en lo que hice me arrepiento y me doy cuenta de que estuve mal. No debí haberte gritado pero no se por que, el hecho de que tu me tuvieras lastima me molesto demasiado y sin razón aparente.

_ Olvídalo, no tienes nada de que lamentarte –dijo él y suspiro- Supongo que yo también tengo parte de la culpa. Me dejo influenciar muy fácilmente por como veo a los demás brujos y pienso entonces que tú eres igual a los demás.

_ ¿Y acaso no lo soy? –dije y reí tristemente- La única diferencia entre los demás brujos y yo es que yo aun conservo mi alma y no acepte el trato con Lucifer. ¡Y mira como he terminado gracias a eso!

_ Tu misma lo dijiste –dijo él- No hay gloria alguna en aceptar el trato con Lucifer.

_ Pero tampoco hay gloria alguna en como he terminado –dije y suspire- O en que te golpeen tan fácilmente todo el tiempo. No tienes idea de lo impotente que me siento ante los demás brujos. Es ridículo, se supone que soy la hija del brujo más poderoso que existe y sin embargo ni siquiera puedo defenderme. Ni siquiera sé cual es mi don. ¿Crees que mi padre este decepcionado de mi?

_ Yo no estaría decepcionado si fuera él, al contrario. Estaría orgulloso por que has defendido tus creencias y has hecho el bien con la decisión que has tomado, no importa que este haya sido tu fin –dijo él y sonreí tristemente

_ Gracias –dije- Sonara tonto pero es reconfortante oír aquellas palabras. Al menos una persona no cree que haya sido estúpido lo que yo hice, valorar mi alma más que mi vida y libertad. Pero aun así, sigo siendo patética para ser la hija de Adrian Strega. Mi hermana es mejor que yo. Mi hermana es una gran bruja y su don es muy poderoso. Ella puede hacerte ver lo que desee. Recuerdo que de pequeña siempre quise ser como ella y me sentía mal por el modo desdeñoso en como me trataba. Creía que era mi culpa y siempre pensé que si me sucedía algo a ella no le importaría. Luego me di cuenta de que no era mi culpa que ella me tratara mal, que ella simplemente me odiaba por naturaleza y deje de intentar complacerla o verla como un ejemplo. ¿Por qué todos los niños pequeños siempre ven a sus hermanos mayores como ejemplos?

_ No tengo idea –dijo él mirando al suelo tristemente

_ A ti también te sucedía lo mismo –dije y él levanto la vista, mirándome sorprendido- Digo, por el modo en como lo dices suena a que a ti también te sucedió algo similar. O quizás simplemente me estoy equivocando y dije cualquier cosa, aunque mis deducciones tienden a ser correctas la mayoría de las veces. ¿Acaso me equivoco?

_ No –dijo él y volvió a bajar la vista- Mi hermano solía tratarme bien. Cuidaba de mí y se preocupaba por que estuviera siempre sonriendo, me enseñaba cuanto podía y yo de pequeño realmente quería ser como él. Ahora ya no, es totalmente todo lo contrario.

_ Quiere matarme –dijimos los dos a la vez y suspiramos al bajar la vista

Al instante ambos levantamos la vista y nos miramos sorprendidos y sin palabras. Pero aquel silencio no era tortuoso ni incomodo, sino que todo lo contrario. Era un silencio reconfortable y casi podía encontrar comprensión en los ojos del ángel. Por más que la curiosidad me invadió, no quise hacerle preguntas al respecto. A mi tampoco me gustaba que me hicieran preguntas respecto a por que mi hermana deseaba matarme. Pero, aun así, era difícil creer que algo así fuera posible entre dos ángeles. ¿Cómo era posible que uno deseara matar al otro? ¿Cómo era posible que un ángel quisiera condenarse a la caina? Baje la vista y me sonroje al percatarme que quizás estaba mirando al ángel más de lo que debería. Pero era imposible no hacerlo cuando él me parecía tan...

Los pasos me trajeron de vuelta a la realidad. Mi sangre se congelo totalmente y me sentí palidecer. Levante mi vista aterrada en cuanto escuche como alguien entraba y la puerta se cerraba detrás de él. La intención estaba claramente grabada en los felinos ojos color miel del brujo. Me estremecí, totalmente espantada al verlo. Yo no había reconsiderado su propuesta y sabia lo que me esperaba por seguir firme en mi decisión. Retrocedí mientras él seguía acercándose a mí pero se movió como una sombra y en menos de un segundo estuvo a mi lado. Me tomo por el hombro y me levanto para que estuviera frente a él.

_ ¿Y? –Pregunto mirándome con interés, mis manos temblaban ligeramente al saber lo que me esperaba- ¿Me responderás o tendré que obligarte a hacerlo?

_ No –dije y respire hondo ante lo que me aguardaba- Mi respuesta es un no. ¡Jamás aceptare un trato contigo!

_ Eres capaz de hacer cualquier cosa con la mano derecha de Lucifer –dijo él examinándome y me quede totalmente helada- Pero no eres capaz ni de aceptar un simple trato con la mano izquierda de Lucifer. Algo que es bastante irónico si consideramos todos los actos impuros que has hecho con él o todos los pecados que has cometido.

_ Algo también bastante irónico si consideramos quien me lo dice –dije retrocediendo- Eres la mano izquierda de Lucifer, no me sorprendería que hubieras hecho actos mil veces peores a los míos y hubieras cometido pecados que nadie debería cometer.

_ Nada como tu lujuria –dijo él y me di contra el muro al no poder retroceder más

_ Seguramente la tuya debe ser mil veces peor que la mía –dije temblando ligeramente

Él sonrió al continuar acercándose a mí y ver que ya no tenía escapatoria alguna. ¡Maldición! ¿Y ahora que? Estaba acorralada nuevamente, sin posibilidad alguna de escaparme o salvarme de algún modo. Me hubiera quedado en silencio temiendo, no hubiera respondido nada y ahora no estaría así. Si simplemente hubiera dicho que no todo hubiera concluido con un golpe y él hubiera partido. ¡Pero tenia que seguirle la conversación! La sonrisa del brujo solo se ensancho cuando estuvo frente a mí, quizás demasiado cerca. Mi corazón se detuvo totalmente cuando él puso una mano sobre mi mejilla y me acaricio casi con dulzura. Me quede totalmente paralizada, sabia que aquello no estaba bien.

_ Tranquila –susurro y su frío aliento me golpeo en el rostro- Nada ha sabido mejor que tus labios.

Gemí al escuchar esas palabras y él sonrió fugazmente antes de alejarse y retirarse completamente. No le preste atención a nada más. Simplemente me apoye contra el muro y me deje caer al suelo, aun impactada por aquellas palabras. No, aquello no tenia sentido, él no podía estar diciendo la verdad. Y sin embargo, mi corazón se torturaba a si mismo por como me sentía. ¿Acaso había sido verdad o simple mentira? Mi corazón no podía estar sufriendo tanto si lo que él había dicho era una mentira. Me lleve una mano al pecho y tome mi collar entre mis dedos. Ya no sentía ni latir mi corazón, aquello había sido peor que cualquier golpe mortal que hubiera podido recibir.

_ ¿Lo que él dijo es cierto? –pregunto el ángel

Levante la vista y lo mire. Había una especia de horror junto con shock en su rostro. Baje mi vista, por alguna razón no me atrevía a mirarlo. Clave mi mirada en mis manos, que temblaban ligeramente mientras yo seguía tratando de asimilar aquellas palabras. No, aquello definitivamente no podía ser. Yo no podía haberme besado con la mano izquierda de Lucifer. Ese sujeto, por mas apuesto que fuera, no hacia mas que causar miedo en mi.

_ ¡Es aquello cierto o no! –exclamo el ángel

Lo mire aun perdida en mi misma, parecía furioso. Pero ninguna palabra coherente parecía tomar forma en mi mente. Pero la molestia en su rostro era más que notoria y aquello no hacia nada más que confundirme aun más. Estaba totalmente perdida, confundida, no entendía nada. Y sobre todo, con cada segundo mas que pasaba, el dolor de mi corazón solo parecía aumentar y seguía torturándome. ¿Acaso era normal que mi corazón sufriera tanto por unas simples palabras?

_ Es mi vida, no tiene por que importarte –dije casi en un susurro mirándolo, aun traumatizada

_ ¿Me responderás maldita bruja o no? –Pregunto él furioso- ¿Acaso lo que él dijo es verdad o no es mas que pura blasfemia?

_ No lo sé –susurre

_ ¿Cómo demonios no lo sabes? –exclamo él y me estremecí al escucharlo

_ No lo recuerdo –dije

Él resoplo y doblo sus piernas. Giro su rostro y clavo su vista totalmente contraria a mí, evitando mirarme a toda costa. Mi corazón pareció sufrir más con aquella acción. ¿Qué? ¿Acaso lo había ofendido? Yo no había hecho nada. Mi garganta se cerró por la angustia, mis ojos ardieron al esperar unas lágrimas que jamás llegarían. Era una bruja, no podía llorar. Y aun así, casi podía sentirlos húmedos. Clave mi vista en el suelo, sintiéndome totalmente culpable por un acto que no estaba segura de haber cometido. ¡Que demonios era lo que había hecho!

La oscuridad no tardo en apoderarse del ambiente al ser pasada la tarde. Cerré fuertemente los ojos y trate de calmarme pero seguía temblando, era imposible no hacerlo. Y por más que trataba de negar una realidad de la que no estaba segura, no lograba convencerme a mi misma. ¿Y por que demonios el ángel ahora parecía tan molesto conmigo? Aquello me torturaba, no lograba comprenderlo. Tome mi cabeza entre mis manos mientras seguía tratando de calmarme aunque aquello ya parecía un hecho imposible. El frío de la noche rápidamente se apodero de mi cuerpo, enfriándome y torturándome aun más. Me estremecí y me abrace a mi misma, tratando de conservar algo de calor. El tiempo siguió escurriéndose.

_ Lamento haberte gritado –dijo él casi en un susurro y levante la vista sorprendida- No estuvo bien de mi parte. Tú... no recuerdas lo que te sucedió el último año, no puedo culparte por aquello ni tampoco puedo hacerte recordar. Tan solo... lo lamento, no debí haberte exigido algo que no tenias modo de responderme.

_ Lamento yo si no tengo una respuesta clara para poder darte –dije

_ ¿Estas cansada? –pregunto él

_ Estoy perdida –dije- Ya no sé que pensar o que creer, no se que es real o que no lo es. Y mi corazón duele sin razón aparente. No entiendo nada. Y no quiero cerrar los ojos y dormir, se que tendré pesadillas. No quiero dormir.

_ Si no duermes no tendrás fuerzas –dijo él- No puedes permitirte aquello.

_ Si duermo tendré pesadillas con él, y si así es él me atacara –dije

_ No te atacara –dijo él

_ Si que lo hará –dije

Él suspiro, no me respondió. Quizás por que simplemente sabía que yo tenia razón y el brujo me atacaría en sueños. Suspire también y clave mi vista en el suelo. Pero hablar de dormir solamente había servido para despertar el sueño en mí. Y ahora, gracias a ello, mis ojos comenzaban a pesarme y tenia doble razones para no quedarme dormida. Sacudí la cabeza ligeramente y me forcé a permanecer despierta, a no dormirme. Pero cada minuto era más difícil que el anterior.

_ ¿Estas bien? –pregunto él

Lo mire confundida al verlo sentado a mi lado. Entre el sueño y el hecho de que ya no sabia que creer o pensar ya ni siquiera me daba cuenta de la realidad. Pero así era, él estaba sentado a mi lado ahora. Me sentí fatal al mirarlo, al ver tantas heridas y marcas de daño. Y aun así, él no parecía temer al igual que yo por más que estuviera en un estado mucho peor que el mío. ¿Pero acaso a mi no me habían grabado aquel miedo con todo este tiempo de maltratos y torturas? Él no dejaba de mirarme, esperando una respuesta.

_ Tengo frío –dije- Y sueño, pero si duermo él me atacara.

_ No te atacara –dijo él

_ Aquello no tienes modo de saberlo –dije- La noche anterior he dormido y me ha atacado, lo volverá a hacer si tiene la oportunidad.

_ No te atacara si yo duermo también –dijo él

_ ¿Qué? –susurre temerosa

_ Entiéndelo, él quiere mi vida antes que la tuya –dijo él- Si yo duermo también, entonces me atacara a mi y tu podrás descansar tranquila.

_ Aquello no estaría bien –dije- No seria justo para ti.

_ La vida ha dejado de ser justa conmigo desde hace meses –dijo él y sonrió apenas- No veo la diferencia si me ataca o no.

_ Pues yo si la veo –dije

_ ¿Y desde cuando a una bruja le importa si atacan a un ángel en lugar de ella? –Pregunto él- No se si lo sabes, pero aquello no tiene mucha lógica. Eres una bruja. ¿Qué demonios te importa lo que sea de mí?

_ Tengo sentido de justicia aunque no lo creas –dije- Y además dije que te ayudaría a sobrevivir aquí y lamentablemente, cumplo con mi palabra no importa cual sea. Me has defendido del brujo y has velado por mi sueño la noche pasada, este es el único modo que tengo de pagarte, ayudándote a sobrevivir. Y no puedo permitir que duermas y él te ataque. Además de que si duermes también, cualquiera podría entrar aquí y tomarnos totalmente indefensos.

_ Entonces duérmete y yo me quedare despierto –dijo él

_ ¡No seria justo! –Exclame- Yo ya he dormido la noche anterior y tu has permanecido despierto, no seria justo que volviera a ser lo mismo.

Lo mire indignada y de algún modo molesta, pero él no hizo mas que reír por lo bajo. ¿Acaso no se daba cuenta de la terrible injusticia que había en lo que él decía? Lamentablemente yo no era como los demás brujos en ese sentido, no me preocupaba solo por mí y dejaban de importarme los demás. ¡Era totalmente injusto si yo dormía y él no! Pero a él parecía no importarle. El ángel se acerco a mi tomándome totalmente desapercibida de modo que sentí mi sangre congelarse.

_ No necesito dormir –susurro en mi oído- Los ángeles no necesitan dormir, solías saberlo perfectamente.

_ ¿Y como solía saber aquello? –susurre confundida y lo sentí sonreír

_ Por que yo te lo conté –susurro él y luego se alejo

Lo mire aun más confundida, tratando de entender algo. Pero con cada cosa nueva que escuchaba, todo me era aun más confuso. Definitivamente esto me iba a llevar al borde de mi cordura. Mire al ángel buscando alguna explicación coherente pero nada. Suspire y me apoye contra su hombro al sentir como el sueño seguía pesándome. Bostece pero aun así una parte de mi no quería dormirse. Por más que él dijera que no le era necesario dormir, la situación seguía siendo injusta.

_ Despiértame a mitad de la noche para que yo me quede vigilando y tu puedas dormir –dije- No me importa lo que digas, todos necesitamos algún momento para cerrar los ojos y estar en paz.

_ Si cierro los ojos lo único que me espera es una persona enfurecida dispuesta a matarme, no paz –dijo él- No te despertare.

_ ¿Acaso es tan difícil lo que pido? –Dije- ¿Por qué haces todo lo contrario a lo que deberías? Estas débil, estas herido y aun así te niegas a dormir.

_ Alguien tiene que hacer guardia –dijo él y suspiro- Y además, tú necesitas dormir mucho más que yo.

_ No es justo –susurre

Cerré los ojos aun estando apoyada contra él. No, definitivamente no era justo. Pero el sueño ya comenzaba a ganarme. Mi vista se perdió en la puerta, con los ojos apenas abiertos. Respire hondamente. Por más que mi cuerpo lo deseaba, no me dormía. Parpadee varias veces y mis ojos intentaron constantemente permanecer cerrados pero aun así continuaba despierta y consciente aunque la realidad ya parecía muy lejana. Los minutos continuaron escurriéndose pero ya había perdido todo sentido del tiempo, suspire.

_ Duérmete de una vez –susurro él- Nada te sucederá.

_ No puedo –dije

El puso una mano sobre mi mejilla y cerré los ojos por unos segundos, permitiéndome disfrutar de aquel calido tacto. Me forcé a recordar. No podía ser que lo hubiera olvidado, que ahora no fuera más que un total desconocido para mí y que sin embargo sabía que no mentía cuando decía que nos conocíamos de antes. Pero, por más que lo intente, lo único que conseguí fue una terrible jaqueca. Hice una mueca y apreté los dientes ante el terrible dolor.

_ Estás helada –dijo él

_ Tengo mucho frío –dije y mi cuerpo se estremeció automáticamente como si hubiera dado una orden

_ ¿Te sientes bien? –pregunto él y negué con la cabeza

_ Tengo demasiado frío –dije

Me abrace a mi misma, tratando de encontrar algo de calor. Aquel frío mortal se había apoderado totalmente de mi cuerpo y no hacia más que hacerme sentir enferma. Me estremecí nuevamente, casi parecía que alguien inducía aquel frío helado que me invadía mas conforme pasaban los segundos. Cerré fuertemente los ojos, tratando de ignorar aquel gélido aire pero no logrando resultado alguno. Mi cuerpo comenzó a temblar por la helada sin que pudiera controlarlo, mis dientes castañeaban. El ángel me abrazo contra su pecho y sentir el calor de su cuerpo fue casi un milagro. Mis dientes siguieron castañeando a pesar de que ya no temblaba, pero aun así seguía sintiendo el helado frío.

_ Gracias –susurre

_ No es nada –dijo él

Me encogí contra el ángel, tratando de superar aquel frío mortal que ahora me dominaba. Me abrace mas fuertemente, sintiendo el calor de su pecho y el calor de sus brazos alrededor de mí. Por un momento me sentí terriblemente culpable. Él era bueno, él no merecía estar aquí. Yo si merecía estar aquí después de todo lo que había hecho pero me sentía terriblemente culpable de que él también estuviera condenado a lo mismo, de que su estado fuera quizás peor que el mío, de que ambos probablemente tuviéramos el mismo fin. A pesar de mi miedo, de mi pánico, de ya haberme rendido a esta vida hacia tiempo, la decisión que tome fue casi instintiva. Respire hondamente y cerré los ojos.

_ Te sacare de aquí –susurre completamente decidida- Te ayudare a escapar. Yo merezco este castigo pero tú no. Me quedare el tiempo necesario que sea para pagar mi pena pero no dejare que tu sigas sufriendo aquí por una injusticia. Si logras llegar a los límites del Bella Vista, estarás a salvo.

Quizás el sueño afectaba la razón más de lo que debía. Bostece una última vez antes de acurrucarme aun más contra él y quedarme profundamente dormida. Pero, a pesar de la locura que acababa de proponer, no me arrepentía de nada y parecía totalmente decidida a cumplirla. Y en cierto modo, era cierto, yo merecía este castigo luego de todos los actos que había cometido. Pero él era bueno, no comprendía como había podido terminar así. ¿Qué tan difícil podía ser darle una segunda oportunidad, ayudarlo a escapar? Él no merecía estar aquí, yo si.

Premios!


.

Wow, muchas gracias a Alexia por estos premios! Realmente te lo agradezco me gusta sentir que mi trabajo es reconocido en cierto modo :D

Primer Premio: Decir siete cosas sobre mi:
1- Me gusta mucho escribir y crear historias (por si no lo notaron XD)
2- No puedo simplemente no escuchar musica
3- Soy una adicta a los libros, los leo en menos de un dia
4- Ando desarrollando una seria obsesion al brillo labial, no puedo estar sin porque siento mis labios resecos
5- Odio madrugar
6- Ya no sé qué más poner (yep, demasiado sincera)
7- Seguramente dentro de unos minutos despues de publicar esto se me van a ocurrir 7 mejores cosas que poner

Segundo Premio:
Poner por qué te gusta todo lo kawaii o cute:
Depende el día y mi estado de ánimo. Me puede resultar o muy tierno y encantador o demasiado empalagoso.

Poner por qué has creado tu blog:
Quería compartir lo que escribía con alguien :)


Tercer Premio:
Te gustan los hurones ?:
Siempre tuve la ilusion de tener uno siempre y cuando no sea como el del cuento de Sredni Vashtar... Okok, creo que también me gustaría aún si fuera así.

Cuál es tu canción favorita?:
Uh, demasiadas, cómo puedes pretender que elija solo una? Lo que el día y mi estado de ánimo amerite :D

Estos tres premios van para todo quien desee tomarlos :) Es mi forma de agradecerles por dedicar un segundo de sus vidas a pasar por este blog y leer aunque sea unas pocas líneas... Realmente aprecio eso y se los agradezco de corazón. Cada vida es una historia y cada día una nueva página así que disfrutemos de nuestras vidas y sigamos viviendo nuestras propias historias!

Capitulo 31: Sufrir para triunfar


.

Me estremecí ligeramente. Odiaba que con cada segundo que pasase los pasillos se volvieran aun más desiertos. Por alguna razón, no había podido quitarme de encima la terrible sensación de pánico y temor. Y aun así, por más que tratara de saber por que, no encontraba respuesta alguna. Un frío casi glacial me recorrió completamente sin razón aparente. Rápidamente volví mi vista atrás y de un modo casi aterrado me di vuelta. Nada. Suspire de alivio. ¿Pero acaso debía estar más aterrorizada o aliviada de que el pasillo estuviera totalmente desierto ahora?

_ ¿Qué estas buscando? –pregunto él

Casi grite cuando me di vuelta y me encontré sola frente a Christ. Él sonrió maliciosamente antes de tomarme por el cuello y sujetarme contra la pared, manteniéndome en el aire. Enseguida lleve las dos manos a su brazo para tratar de liberarme sin lograr resultado alguno. Muy escaso aire entraba a mis pulmones, aquello no estaba bien. Su sonrisa maliciosa se borro totalmente de su rostro y él me miro con gran seriedad.

_ Suéltame –dije

_ Has interferido en mis planes Katherin –dijo él- Te hubieras quedado a un lado y yo no tendría motivo alguno para hacerte esto.

_ No podía dejarlo morir –dije

_ ¿Y acaso condenarlo a vivir con el sufrimiento de un amor no correspondido es mejor? –pregunto él

_ ¿Acaso haberte dejado con vida a ti era mejor que ahorrarle esta gran oscuridad al mundo? –Pregunte- Acéptalo Christ, el presente seria mucho mejor si la muerte te hubiera encontrado hace ocho años.

_ El presente, tal como esta ahora, es perfecto –dijo él y sonrió- Y el futuro solamente será mejor.

_ ¿Mejor para ti o para los demás? –Pregunte- ¿Un mundo dominado por Lucifer realmente será mejor? Sabes que yo no permitiré que aquello suceda. Tendrás que pasar sobre mi cadáver si lo que pretendes es liberar a Lucifer. Y, lamentablemente, aun me necesitas con vida para encontrar al mejor ángel y al mejor brujo de modo que no puedes matarme.

_ Aun tengo a tu hermana para hacer aquel trabajo –dijo él y reí

_ Diana no ve más allá de las personas con la que se acuesta cada noche –dije- Que, supongo, en un noventa por ciento debes ser tú. Jamás creí que un ángel caería tan bajo. ¿Cómo has podido traicionar a los tuyos y aceptar la mano de Lucifer?

_ Del mismo modo en que tu padre traiciono a los brujos para unirse con un ángel y encerrar nuevamente Lucifer. Del mismo modo en que Soledad y Michael Engel aceptaron traicionar al Consejo y formar una organización totalmente rebelde –dijo Christ molesto y apretó los dientes- Del mismo modo que Alexander le dio totalmente la espalda a cualquier cosa que fuera correcta.

_ ¿Correcta para quien? –Pregunte- El deber no lo es todo. El deber de un ángel ciega, aquella es tanto una bendición como una maldición.

_ El deber lo es todo –dijo él- Y se debe cumplir totalmente.

_ Entonces lamento decírtelo Christ, pero mi deber es detenerte para que la luz y la oscuridad no entren en guerra –dije y él sonrió

_ ¿Y como planeas hacerlo Katherin? –Pregunto él divertido- ¿Realmente crees que podrás vencerme? Mírate, si sigues respirando ahora es por que yo te lo permito. Podría romper tu frágil cuello en menos de cinco segundos.

_ Pero no lo has hecho –dije y sonreí- Lo quieras o no, hay alguna razón por la que aun me mantienes con vida.

_ Tranquila, tarde o temprano me cansara de ti y me decidiré a matarte –dijo él- Es tan solo cuestión de tiempo. Pero seamos sinceros, tú no tienes oportunidad contra mí.

_ Ni bien hace unos meses casi te mato –dije- ¡Maldigo el momento en que el disparo se desvió y no acabe con tu vida!

_ Y yo maldigo el momento en que decidiste que tu lugar era contra mí y no junto a mí –dijo él- Pero después de todo, yo ya estoy perfectamente sano. ¿Y tú? No puedes engañarme, sé que tomaste un cuchillo bendito con la mano izquierda. Y es mas, sé que aun conservas esa herida.

_ No es cierto –dije y él me forzó a mirarle directo a los ojos

_ Dime la verdad Katherin –dijo él

_ Es cierto –dije totalmente contra mi voluntad y él sonrió

_ ¿Quieres saber el por que? Esa herida no se ira con nada por que te la has hecho tu misma y te niegas a que se te cure –dijo él

_ ¡Eso es mentira! –Exclame- ¿Realmente te parece que deseo seguir con mi mano en aquel estado?

_ Pues entonces dime tú por que no se ha curado –dijo él, no pude responder- ¿Lo ves? Eres tu la que se niega a curarse. Y esa herida empeorara con cada minuto que pase, y en algún momento no podrás controlarla mas. Te consumirá totalmente hasta matarte.

Por un segundo el pánico me invadió, yo no era totalmente consciente de aquello. ¿Pero y si Christ mentía? ¿Y si solo me decía aquello y aprovechaba su don para que le creyera solo para asustarme? No tenía modo de saberlo y una pequeña migraña en mi cabeza comenzaba a molestarme. Mi instinto actuó sin que pudiera evitarlo y patee a Christ directo en el pecho. Por la sorpresa, él al instante me soltó y caí de rodillas al suelo. Me lleve ambas manos al cuello, respirando agitadamente por la falta de aire. Levante apenas la vista para encontrarme con la enfurecida mirada de Christ. Apenas tuve tiempo de gemir antes de que él me pateara fuertemente en medio del pecho.

_ ¿Acaso tan difícil es decir por favor suéltame? –Dijo él y me volvió a patear con más fuerzas- Te hubiera soltado si me lo hubieras pedido. ¡Maldita bruja!

Él me pateo una tercera vez y rodee por el suelo. Tres gotas de sangre cayeron de mi boca y dieron contra el piso. Christ se detuvo un paso delante de mí y me fulmino con la mirada, mirándome totalmente furioso desde arriba. Me lleve una mano al pecho ante el terrible dolor, odiaba parecer tan débil. Él me tomo por la ropa y me levanto de nuevo contra cualquier voluntad mía. Tomo mi rostro con una mano, hundiéndome dolorosamente sus dedos en la mandíbula y me obligo a mirarlo directamente a los ojos. Al instante quede prendida de aquella mirada felina y del color de la miel. ¡Malditos sean sus ojos! ¡Maldito sea su don! ¡Y maldito sea él!

_ Revélame ya mismo cual es tu plan –dijo él

_ No soy más que una distracción –dije automáticamente- Nicholas y Zachary se están ocupando de encontrar a Alex mientras tú estas aquí intentando matarme. Y luego, una vez que sepamos donde esta y como sacarlo, huiremos el día indicado.

_ Muchas gracias Katherin –dijo él sonriendo- ¿Ves que tan fácilmente se puede conseguir lo que uno desea con solo pedirlo?

El corazón me dolió terriblemente. Lo que había temido todo este tiempo de verdad había sucedido. ¿Y ahora que demonios haría? Ahora Christ se ocuparía de que cualquier plan que hiciera nuevamente no funcionaria. Y además, ahora ya no había vuelta atrás. No podíamos esperar un mes hasta la próxima luna llena, yo no resistiría de ningún modo otro mes aquí y dudaba terriblemente del estado de Alex. Una lágrima traicionera casi se escapa de mis ojos.

_ Ojala te hubiera matado –dije- ¡Ojala no hubiera fallado en el tiro! Preferiría ahora la culpa consumiéndome por haber matado a Christ Engel sin conocerlo realmente que esto.

_ ¿Entonces ahora me conoces realmente? –pregunto él

_ Si, y eres un monstruo –dije- Eso eres tu. Un monstruo, un simple experimento de Lucifer que además salio mal por que has perdido toda cualidad de un ángel. Ni siquiera podría considerarte ángel caído.

_ Y entonces dime Katherin. ¿Tu que demonios eres? –pregunto él, la furia ya era visible en sus ojos

_ Yo soy la persona que va a encargarse de detenerte –dije

_ A veces realmente me pregunto que tienes contra mi Katherin –dijo él- Terrible respuesta la que me has dado.

Casi al instante él me tomo violentamente por el brazo y empezó a tirar de mí, arrastrándome detrás de él. Por más esfuerzos que hice, no me pude liberar de su agarre. Por más resistencia que opuse, mis pies seguían caminando mientras él tiraba más y mas. Era en vano intentarlo, él tenía mucha mas fuerza que yo y no tenía problema alguno en tirar de mí para obligarme a seguirlo. Su fuerte agarre entorno a mi brazo estaba comenzando a doler terriblemente. La gran furia que estaba presente en su rostro no hacia más que confirmarme que me había metido en un problema serio. Había interferido en sus planes y además, lo había hecho enfurecer.

_ ¡Suéltame! –grite

Varias veces me queje, varias veces intente deshacerme de su fuerte agarre que ya me estaba dañando sin encontrar resultado alguno. Él simplemente se limitaba a seguir arrastrándome y provocándome mas dolor con su fuerte agarre. Mis gritos y mis quejas fueron en vano, los pasillos estaban totalmente desiertos. Christ había premeditado exactamente todo y yo no era más que la tonta que había caído en la trampa. ¿Qué demonios me estaba sucediendo? No podía ser que hubiera perdido tan fácilmente, que él hubiera conseguido lo que deseaba tan simplemente, que yo hubiera cedido sin escrúpulos.

Trate de recordar con todas mis fuerzas que había hecho antes de que todo aquello pasara. No podía ser que Christ me hubiera vencido tan fácilmente, no le encontraba sentido. Pero por más que intentaba volver mi mente atrás, tan solo conseguía aumentar mi jaqueca. Quizás la situación no podía estar peor. ¿Y ahora que demonios haría? No tenia idea de lo que Christ tenia planeado para mi, mucho menos de cómo dar vuelta totalmente su juego ahora y vencerlo. Definitivamente había metido la pata y seriamente.

Él se detuvo frente a un espejo angosto y vertical que había en la pared y lo reflejaba totalmente. No aflojo su torturador agarre pero al menos no me arrastraba más. Levanto una mano y sin problema alguno apoyo un dedo contra la superficie del espejo. Vi el trazo rojo que dejaba su dedo al deslizarse. Primero hizo un pentagrama y no pude evitar estremecerme al ver el símbolo de Lucifer. Luego, debajo de él se dedico a escribir una simple palabra con la escritura de los brujos. Sonrió fugazmente de un modo que me aterro totalmente al terminar y mirarme de soslayo.

_ Jaque mate –dijo él

Casi como si lo único que faltaba era leer la palabra en voz alta, el espejo cedió y se hizo a un lado revelando un angosto pasaje. Christ entro y tiro nuevamente de mí para arrastrarme con él por ese oscuro y fino pasillo de piedras. El frío que había dentro se coló hasta mis huesos. La poca luz que entraba quedo totalmente eliminada cuando el espejo volvió a retomar su lugar. Trastabille varias veces, mas por el miedo que por la oscuridad. Mis felinos ojos ya se habían adaptado perfectamente y podía ver a través la oscuridad, pero el pánico me invadía.

_ ¿A dónde demonios me llevas? –pregunte temerosa y él rió

_ La ultima vez que pasaste por este pasillo estabas totalmente inconsciente, no me sorprende que no reconozcas el camino. Aquello fue hace mas de un año, no se si lo recuerdas –dijo él

Trague con dificultad. El pánico y el miedo me invadieron. Mis pies se quedaron totalmente clavados en el suelo sin que pudiera continuar. Christ se dio vuelta y me miro furioso, no tuvo problema alguno en tirar mas fuertemente de mi y obligarme a seguirlo. Hacia más de un año había dicho él. Mire a mi alrededor y el temor me recorrió totalmente al reconocer las oscuras y frías paredes de piedra. Yo había terminado inconsciente la vez que me habían atrapado...

_ No otra vez –susurre y él rió

_ ¿Creíste que te dejaría salirte con la tuya tan fácilmente? –Pregunto él- Ahora aprenderás por que no es bueno jugar a la heroína. Aprenderás de una vez por todas que la oscuridad no es algo de lo que se pueda escapar Katherin. No me importa si tendré que volver a grabar aquel miedo en ti.

_ Por favor no –suplique casi en llanto- ¡Déjame! ¡No quiero! ¡Otra vez no!

Las lágrimas de miedo y desesperación ya comenzaban a caer por mis mejillas. Cualquier suplique que hice fue totalmente en vano, Christ solamente reía y su sonrisa se ensanchaba aun mas ante mis ruegos y mis llantos. No, otra vez no. No quería volver al encierro, a las torturas cotidianas, al hambre que no terminaba de matarme. No quería volver a caer en aquella miserable condición de vida, no quería que volviera a sucederme. Estaba totalmente aterrada. ¡Otra vez no!

_ Por favor Christ, haré lo que sea pero por favor no –dije

_ Ya es tarde para eso gatita –dijo él y rió- Veo que después de todo Nicholas no mintió cuando me revelo cual era tu mayor temor.

_ ¿Qué? –susurre y él sonrió

_ Que duro se siente cuando una de las personas en las que mas confías te traiciona –dijo él

_ No, aquello no es posible –dije- ¡Tu lo obligaste con tu don al igual que obligas a cualquiera a revelarte lo que deseas!

_ Que feo lo que me dices gatita, yo no soy así –dijo él- Después de todo, tu eres la que engaña y miente a sus amigos. Tú eres la que engaño totalmente a los ángeles y jugo con ellos. Aquello no se hace, no esta bien. ¿Acaso no eras tú la encargada de mantener la paz entre la oscuridad y la luz? Y sin embargo, te paras en la frontera entre ambos y juegas desde ahí con quien desees.

_ Eso no es cierto –susurre

_ Es hora de que pagues por todas tus acciones Katherin –dijo él

Nuevamente grite, llore, suplique por que no lo hiciera. No quería volver a estar encerrada, no quería sufrir la tortura de cada día, no quería otra vez estar en un estado casi de muerte. Y sobre todo, no quería vivir cada día dudando de si al siguiente sobreviviría. Pero fuera de todo eso, yo sabia que no debía terminar encerrada, que había algo importante que tenía que hacer. Trate de recordarlo, trate de saber por que no debía permitir que Christ me encerrase pero aun así solo conseguí intensificar mi jaqueca.

_ Escapare nuevamente –dije automáticamente mirándolo- Me vengare por esto, no tienes ningún derecho a hacérmelo. ¡Maldito traidor de la luz!

_ Esta bien, ya me has cansado –dijo él

Bruscamente me tomo y me empujo contra un muro. Las ásperas piedras de las cuales estaba compuesto el muro me hirieron totalmente a través de mis ropas. Christ me miro totalmente furioso directo a los ojos y entonces me golpeo. Su puño pego dolorosamente contra mi mandíbula y caí al suelo. Sentí la línea de sangre que empezó a brotar de mi labio y vi como esta manchaba mi camisa. No pude evitar gemir, el dolor aun estaba presente. Él me tomo por los hombros y me volvió a poner en pie, aprovechando otra vez la oportunidad para golpearme contra el muro. Sostuvo firmemente mi rostro y nuevamente me obligo a caer bajo su don.

_ Te olvidaras exactamente de todo –dijo él- Jamás lograste escapar del Instituto Bella Vista, jamás Nicholas volvió a ser el mismo y sobre todo, jamás volviste a ser feliz.

Él me golpeo nuevamente contra el muro y grite de dolor. Mire al muchacho que tenia delante, mire el familiar alrededor que solo me aterraba. Grite nuevamente cuando él me golpeo en la mandíbula. ¿Qué demonios había pasado con mi anterior torturador? Al menos el otro brujo no golpeaba de un modo tan fuerte y doloroso como este lo hacia. Mi estomago parecía lleno y ya no gruñía de hambre, al menos aquello era en cierto modo bueno. En otra ocasión hubiera sonreído, pero con esta vida miserable que tenia desde hacia meses se me hacia imposible sonreír.

Mi estúpido intento por escapar del Bella Vista había sido totalmente en vano. Este brujo me había atrapado y aquí estaba yo nuevamente. Mire mis manos. Quizás pudiera intentarlo de nuevo... El pánico junto con el miedo se multiplicó aun más dentro de mí si aquello era posible. Mis manos estaban enguantadas, no podría volver a intentarlo, ellos ya lo había descubierto. ¡Maldición! Quise llorar, gritar de sufrimiento mientras aquel brujo me seguía golpeando. ¿Pero en que demonios estaba pensando? Yo era una bruja, una débil y maldita bruja, no podía llorar. Sin mas, el brujo abrió una celda y al instante me echo dentro. Lo mire totalmente con odio desde el suelo, ya sintiendo mis rodillas y mis piernas totalmente raspadas por la dura piedra que constituía el suelo. Apreté los dientes, me vengaría por todo esto, algún día lo haría.

_ ¡No tienes derecho a hacerme esto! –exclame

_ Y tu no tienes derecho a rehusar la oscuridad –dijo él y cerro fuertemente la puerta, dejándome encerrada- Disfruta de tus días de encierro. A ver si con esto aprendes a respetarme maldita bruja. Volveré mas tarde.

_ No me pueden mantener aquí encerrada para siempre –susurre temblando por el miedo- Yo sé que no es posible.

_ ¿Quieres apostar? –pregunto él

El brujo rió una ultima vez antes de partir, de un modo que solamente alimento mas mi miedo y me hizo estremecer. ¿Qué demonios había hecho yo para meterme en este tipo de problemas? La respuesta rápidamente apareció en mi mente y el frío me invadió. Yo me había metido con gente que no debía, con los brujos y servidores de Lucifer. Y hasta me había metido con el mismo Lucifer, por eso ahora estaba aquí. Me senté en el suelo y mire mis manos con desesperación, tratando de encontrar alguna solución en mis manos enguantadas. ¿Para que demonios había aceptado venir aquí sabiendo las consecuencias? ¿Por qué diablos le había dicho que si a Nicholas y había creído que estaría a salvo? Ahora ya no me quedaba ni él. Lo había perdido también junto con todo el resto. ¡Y todo por haber querido jugar con Lucifer y sus reglas!

_ No creas lo que te dice.

Levante la vista, ya creyéndome loca por escuchar voces. Aunque para mi suerte y sorpresa, parecía que aun no había enloquecido. Hubiera mirado con curiosidad de no ser por que estaba totalmente aterrada a la otra persona que estaba en la celda, también sentado en el suelo y con la cabeza gacha. Él me miro rápidamente de soslayo y pude distinguir un brillo verde en sus ojos. Me estremecí totalmente al ver sus alas y retrocedí todo lo que podía hasta darme totalmente contra el frío muro. Gemí apenas al sentir el helado golpe. Sentí mi rostro palidecer y el miedo me invadió aun mas si aquello era posible.

_ Vuelves a tener miedo –susurro él

_ Eres un ángel –dije temblando

_ ¿Y? –pregunto

_ Y yo una bruja –dije y trague con dificultad- No es difícil hacer el calculo.

_ Pero tú no piensas atacarme –dijo él y me quede helada ante la verdad en sus palabras- Y yo, aunque quisiera, tampoco estoy en condiciones para atacarte. Además de que no se les debe pegar a las chicas.

_ Lastima que los brujos piensen exactamente todo lo contrario –dije y suspire bajando la vista- No tienen escrúpulo alguno a la hora de golpearme. ¿Enserio no piensas hacerme daño?

_ No quiero –dijo él- Y tampoco puedo. Este maldito lugar me esta chupando la vida. Es como si estuviera en coma pero despierto. No hay sol, no hay aire fresco, no hay nada. Tampoco comida, pero es extraño ya que no siento hambre.

_ Eso es por que seguramente estarás marcado –dije y él me miro perplejo

_ ¿Qué? –pregunto con cierto temor en su rostro

_ Fíjate en tu nuca, tienes que sentir algo así como una cicatriz –dije

Él al instante se llevo una mano a la nuca y empezó a tantear casi de un modo desesperado. Doble mis piernas y apoye mi cabeza sobre mis rodillas. Suspire y clave mi vista en el suelo, viendo la creciente oscuridad. El frío de la celda me hizo estremecer y me abrace a mi misma para conservar algo de calor. Mire con tristeza mi camisa manchada con sangre, mi sangre. Y estaba segura de que luego alguien volvería a ocuparse de que manchara nuevamente mi camisa con sangre. Me estremecí ligeramente de solo pensar en el dolor y el hambre que me aguardaban.

_ Sabes una cosa –susurre- Tienes suerte si estas marcado, la mayoría de los prisioneros lo están. Es el trato normal. Yo no lo estoy. Sufriré de hambre, debilidad, dolor, todo.

_ Créeme que lo ultimo que quiero es que los brujos me hayan marcado y controlen –dijo él

_ No te controlan, simplemente se ocupan de que no sientas nada –dije- Son perezosos, no van a querer bajar todo el tiempo a alimentar a sus prisioneros. Ni querer escuchar sus quejas. Ni siquiera verlos inconscientes o dejarles que mueran rápido por que no les conviene y además nada mejor para ellos que hacer alarde de sus habilidades.

_ ¿Acaso tu lo estas también? –pregunto él y reí tristemente

_ Ojala –dije- Yo estoy condenada a sufrir el peor trato posible sin que me mate. En cierto modo te envidio. ¿Qué haces aquí?

_ Me metí con la persona equivocada –dijo él y sonrió tristemente mirando al suelo- Supongo que esto consigo por burlarme de la mano izquierda de Lucifer. ¿Qué haces tú aquí?

_ Rechace el trato con Lucifer –dije

_ No es aquella la respuesta que esperaba –dijo él y suspiro- Pero no me sorprende, después de todo lo he oído, te ha hecho olvidar. Es su don. ¿Sabes? Creerás y obedecerás cualquier cosa que él diga. Esta furioso por que su don no funciona conmigo, supongo que es por que debe ser un don mental y aquellos no me afectan. Es extraño, creí que tú encontrarías el modo de burlar su don pero no, has olvidado tal como te dijo.

_ ¿Qué? Yo no he olvidado nada –dije

_ Tu crees que nunca pudiste escapar de esta celda pero es mentira –dijo él- Si pudiste escapar y si pudiste salvarte.

_ Estas loco –dije y baje las piernas- Definitivamente estas loco. Mira, no tengo la menor idea de quien eres pero lo que estas diciendo no tiene sentido.

_ ¿Entonces como explicas el hecho de que tú cabello es el real? –pregunto él

Tome un mechón de mi cabello y lo mire totalmente perpleja. Era largo y color caramelo, no corto y beige claro. Me quede enseguida sin aire al no poder comprenderlo. Aun más chocante fue que él hubiera sabido aquello. Trague con dificultad y volví a mirarlo. ¿Quién demonios era? ¿Cómo podía saber aquello? Pero el ángel ya no me estaba prestando atención. Él tenia la cabeza gacha, el cabello rubio oro cayéndole sobre el rostro, y la mirada perdida en sus manos que jugaban con algo. Mire un segundo sus alas y me sentí palidecer al verlas sucias y manchadas con sangre. Rápidamente cambie la vista, por alguna razón sabia que aquello no estaba bien.

_ Christ se salto ese detalle –continuo él- Siempre fue de pasar por alto cosas obvias para mi.

_ ¿Christ? –repetí sin comprender y entonces el levanto la vista y me miro con dolor

_ La mano izquierda de Lucifer –dijo- El mismo brujo que te ha golpeado y vuelto a encerrar aquí.

_ No me sorprende que haya sido la mano izquierda de Lucifer quien me haya atrapado y vuelto a encerrar –dije y me estremecí- Y dijo que volvería después. Ya bastante era que me torturaran los brujos mas poderosos del Bella Vista, ahora es mucho peor, la mano izquierda de Lucifer. Moriré en esta maldita celda y todo por haberme involucrado con la persona incorrecta.

_ No morirás aquí. Lograras escapar al igual que la otra vez y estarás bien –dijo él y suspiro- Aunque no estoy tan seguro de mi destino. Lo más posible es que en algún momento se canse de mí y termine por matarme. Pero Christ es terco, siempre pretendió que las cosas se hicieran como él quería y al parecer en todo este tiempo no ha cambiado respecto a eso. Quiere matarme arrancándome el alma y no puede. Ya lo intento pero... mi alma esta protegida y no consigue romper el hechizo.

_ Me cuesta creer que un brujo te haya hechizado para proteger tu alma –dije- Eres un ángel, aquella persona debió de estar totalmente loca. ¿Tienes idea de lo difícil que es hacer un hechizo para proteger un alma? Por empezar, aquello te puede dejar sin poderes durante meses.

_ Eso ya lo sé –dijo él

_ Pero apuesto a que no sabes lo que sucede si un brujo se queda sin poderes –dije y él me miro- Te los pueden robar y quedas como un simple humano para siempre. Es por eso que los brujos no podemos quedarnos sin poderes, por que cualquier otro puede aparecer y robar los nuestros para fortalecer los suyos. Y entonces... quedas igual o más débil que un humano.

_ Pero... Pero... –tartamudeo él

_ El imprudente que te habrá hechizado realmente estaba loco –dije- Yo no me arriesgaría de ese modo por nadie, y menos por el alma de un ángel.

_ ¿Y tu aun tienes tus poderes? –pregunto él mirándome de pronto con cierta preocupación

_ Si pero no sirven de nada –dije y suspire- Esta celda neutraliza los poderes para que no pueda escapar. No me sirven de nada mis poderes mientras esté encerrada, que por lo que veo, será durante un largo tiempo.

_ Pero –dijo él- No existe método para eso lo que quiere decir que es efectivo en un noventa y nueve por ciento. Lo que quiere decir que existe la posibilidad de fallo y...

_ Maldición –masculle

En menos de un segundo estuve sobre él, mirándolo con cuidado y tapándole la boca. Mire para todos lados alarmada, casi esperando encontrar alguna cámara o algo pero sabia que ellos no necesitaban de cámaras para vernos. Volví a ver al ángel y solo cuando me asegure de que no hablaría deje de estar sobre él, tapándole la boca, y me arrodille a su lado. Internamente estaba en pánico, temiendo que ellos hubieran escuchado algo, y estaba totalmente segura de que mi rostro demostraba mi estado. Respire hondo para tratar de calmarme, lamentablemente sabia que no podía culpar al ángel por su imprudencia. ¡Pero aun así! Lo mire de un modo casi molesta antes de acercarme nuevamente a él.

_ ¿Crees que no sé que hay una mínima posibilidad de falla? –Susurre molesta, de un modo que solo él pudiera oírme- ¿Crees que no tengo idea de cómo funciona esto? ¡Claro que hay una posibilidad de fallo! Es mas, esa posibilidad puede aumentar dependiendo las condiciones. Pero no, ellos son demasiado confiados, egocéntricos, soberbios, engreídos, todo de tal modo que creen que todo lo que hacen siempre es perfecto y sin fallas. Pero no hables ni les des motivo a ellos para sospechar, ellos no pueden saber que yo sé aquello.

_ ¿Ellos? –pregunto él

_ ¿Qué crees que hacen los brujos de este lugar además de lo típico? –Dije- Siempre hay alguien escuchando, siempre hay alguien viendo y sobre todo, siempre hay alguien para arruinar cualquier cosa que planees. Ahora deja de ser tan imprudente y piensa antes de hablar. Somos prisioneros del mismo Lucifer y sus brujos mas poderosos, no de aquellos tontos que pasan sus noches de fiesta en fiesta apostando y tomando.

_ Esta bien, no tienes por que molestarte tanto –murmuro él

_ Lo racional es lo único que me mantiene cuerda y no me hace enloquecer totalmente en este lugar –dije y suspire, sentándome en el suelo y doblando mis piernas- Mi mamá siempre dijo que el cerebro era un músculo, que se debía ejercitar o sino se perdían algunas habilidades. Aquello es lo único que me ha mantenido cuerda y viva hasta ahora. Cuando estoy sola, por más que tenga miedo, no dejo de hacer planes y conjeturas por más tontas que parezcan, teniendo la esperanza de que algún día pueda salir de aquí. Pero todo aquello parece en vano, no puedo salir de aquí por más que lo desee. Y por más planes, cálculos y conjeturas que mi mente haga, no puedo ni salvarme a mi misma de esta tortura. No importa cuantas deducciones haga respecto a los guardias, las condiciones, el lugar; todo aquello no me sirve para nada.

_ ¿Entonces tienes deducciones al respecto? –pregunto él y asentí, apoyando mi cabeza sobre mis rodillas

_ Puedo decirte lo que quieras –susurre- Ya he planeado y deducido cualquier cosa pero todo es en vano.

_ Entonces, por ejemplo... ¿Puedes decirme que hora es? –pregunto él

_ Me acaban de pegar hace unos minutos –dije y creí verlo estremecer ligeramente- Hay oscuridad pero aun no han encendido las antorchas del pasillo. Desde que estoy aquí dentro no he visto pasar a ningún brujo todavía frente a la puerta, lo que quiere decir que hay mas pausa entre uno y otro. Es la tarde, más precisamente lo que ellos llaman la hora oscura porque aun no se han decidido a prender las luces y continúan con sus pecados. En otras palabras, afuera es el crepúsculo. Y considerando la liviandad del aire, el día ha sido soleado y calido, como a mi me gusta.

_ Impresionante –dijo él y sonreí ligeramente

_ He tenido demasiado tiempo para practicar y aprender a perfeccionar mis deducciones –dije- Pero... A veces tengo demasiado miedo, tanto que ya no puedo ni pensar. Ahora solo me siento dolida y con miedo por los golpes de hace rato, pero sé que la debilidad y el hambre no tardaran en unirse. Y la desesperanza, aquello es quizás el peor sentimiento que puede tener una persona. ¿Cómo estoy segura de que mañana sobreviviré también? ¿De que cuando me duerma despertare nuevamente? Ya he despertado de tantos modos que aterrarían a los guerreros más valientes. Un brujo en buen estado permanece alerta aun cuando duerme y puede abrir los ojos ante el menor ruido. Pero yo no estoy en buen estado, estoy débil y siempre agotada por mis condiciones de vida. Cuando duermo, no estoy alerta y ellos aprovechan aquello. Una vez desperté con un alambre de púas todo alrededor de mi brazo, no tienes idea del terror que fue para mi y el dolor que fue sacarlo. Pero ellos no se detendrán, no hasta que haya aceptado entregarles mi alma y unirme o morirme en este lugar.

Suspire y clave mi vista en el suelo, tratando de que la desesperanza no se adueñara de mi corazón nuevamente. Debía ser fuerte, debía sobrevivir y no caer en la desesperación. ¿Pero como no temer por un mañana cuando mis condiciones de vida eran estas? Levante apenas la vista, solo para paralizarme y palidecer al darme cuenta de que esta era mi celda, la misma donde había estado encerrada anteriormente. Vi las esposas en el suelo que alguna vez me habían destrozado las muñecas, las manchas de mi sangre sobre las paredes, los mechones de cabello que Diana una vez me había cortado tan despiadadamente. Me estremecí al verlo y recordar todo nuevamente, el terror de volver a sufrir aquello me invadió. Trate de ver el lado bueno pero ni aquello logre.

Negué con la cabeza varias veces, ya sintiendo como el pánico volvía y tratando de evitarlo pero sintiendo ya como perdía la batalla. Apoye mi frente sobre mis rodillas y cerré los ojos fuertemente, tratando de negar la realidad. Continué negando con la cabeza mientras trataba de convencerme a mi misma que nada me sucedería. Pero aquello era simplemente imposible. Todo me sucedería. Vendrían mas torturas, vendrían más dolores, vendrían más sufrimientos. Yo sola era consciente de todo lo que podía sucederme y cuanto me dolería.

Estuve durante varios minutos en aquel estado, tratando de negar una realidad imposible de negar. Escuche los pasos en el pasillo y casi de un modo automático levante la vista. Vi al brujo que paso sin siquiera prestar atención del otro lado de la puerta. Era fácil hacerlo si aquel diminuto cuadrado con barrotes me permitía ver el rostro del brujo justo al pasar. Trague con dificultad y me obligue a dejar de demostrar tanto mi pánico. Lo único que me faltaba era tentar mi suerte, demostrarles que este era el momento justo para que me hirieran por que me dolería aun más. Levante mi vista encontrándome al instante con la intensa mirada del ángel.

_ ¿Qué? –pregunte notando que él tenia su vista clavada en mi desde hacia rato

_ Nada –susurro negando rápidamente con la cabeza y desviando su vista- Tienes sangre en el labio.

Lo mire con curiosidad durante un momento antes de que él apartara su vista totalmente de mí de modo que ya ni su rostro pude ver. Con mucho cuidado me quite un guante y me lleve la mano libre a los labios. Temblé ligeramente al ver la sangre en mis dedos y rápidamente la limpie en mi falda. Hice una mueca pero lo cierto era que poco importaba el estado de mis ropas, seguramente con los días estarían aun peor. Volví a ponerme el guante de un modo casi instintivo y mire mis manos con incertidumbre. ¿Por qué portaba guantes? No los había tenido antes. ¿Entonces por que ahora si? ¿Acaso ellos ya habían descifrado que mi don, por más que aun lo desconociera totalmente, tuviera algo que ver con mi tacto? Reprimí un gemido, aquello definitivamente no seria favorable.

Los minutos pasaron, nada. La oscuridad se volvió mas intensa y fría. Tiempo después se ocuparon finalmente de prender las antorchas en el pasillo y algo de aquella luz logro filtrarse por la pequeña ventana de la puerta. Pero lamentablemente el calor de las llamas solo permanecía en aquel pasillo que me resultaba tan inaccesible. Por cada paso que escuchaba, mi corazón se detenía totalmente y luego suspiraba de alivio al ver como no se detenían. La noche se fue haciendo más oscura y fría. El sueño ya comenzaba a ganarme por más que luchaba por permanecer despierta y con los ojos abiertos. Temía dormirme, temía cerrar los ojos y dejar de estar alerta. Trataba más que nada de no imaginar lo que pudiera ocurrirme si me dormía y aun así solo conseguía estremecerme de miedo. Pero con cada minuto que pasaba, mis ojos me pesaban aun más y luego simplemente no pude evitar bostezar varias veces. Sacudí mi cabeza para mantenerme despierta pero de poco sirvió. Hubiera sido mucho más fácil si el silencio no hubiera dominado totalmente el ambiente.

_ Por favor háblame –susurre medio dormida

El ángel levanto la vista y me miro incrédulo, casi sorprendido. Pero realmente yo estaba desesperada, no deseaba caer dormida. Temía cerrar los ojos por que sabia que cualquier cosa podría pasarme mientras estuviera dormida. Y, lamentablemente, ya había sufrido demasiadas experiencias como para saber que dormir no era la mejor idea en este lugar.

_ Por favor háblame o me quedare dormida –dije

_ ¿Y por que no simplemente te duermes? –pregunto él y me estremecí ligeramente

_ Por que sé que no es una buena idea –dije

_ Si no duermes tu estado empeorara. Eres una bruja, necesitas dormir y descansar bien si pretendes estar bien –dijo él mirándome casi con preocupación

_ Pero si lo hago entonces ellos podrían venir y hacerme cualquier cosa –dije- Temo cerrar los ojos, dormirme. Temo como podré despertar mañana, si es que puedo despertar.

_ Es increíble el miedo que han logrado grabar en ti –dijo él y suspiro- Duérmete, yo me quedare despierto. Si algo sucede, te advierto.

_ No seria justo. Tú también debes dormir –dije y él rió apenas, sin ganas

_ Pero no me es tan necesario como a ti y además llevo demasiado tiempo sin dormir, una noche mas no cambiara nada –dijo él- Ahora duérmete, me ocupare de despertarte si algo llega a suceder.

_ Eres un ángel y yo una bruja. ¿Y pretendes que confíe en ti? –Pregunte- Esta en tu naturaleza querer matarme y odiarme.

_ Aquello no es cierto –dijo él

_ Eres luz, yo oscuridad –dije- ¿Cómo demonios puedo confiar en ti?

_ Del mismo modo que yo estoy confiando en ti ahora –dijo él- Ni bien podrías estar engañándome para que duerma y tu puedas matarme o hacerme lo que quieras. ¿Acaso no te das cuenta de que estamos en la misma?

_ No confiare en un ángel –dije- A ti te da completamente igual lo que pueda sucederme o no. No me dormiré.

_ Esta bien, haz lo que quieras –dijo él sin darme mucha importancia- Siempre eres igual de terca.

_ ¿Qué? –dije

_ Nada, olvídalo –dijo él y suspiro- El sueño terminara por ganarte en menos tiempo del que crees, te dormirás.

_ No es cierto –dije

Él no me respondió, volvió a ignorarme y hasta evitar mirarme. Resople frustrada y me cruce de brazos, clavando mi vista a un lado. No me gustaba que la gente me ignorase, no me gustaba que él me ignorase. Y aun así, aquello era una cruel ironía puesto que yo odiaba llamar la atención y aquí estaba, molesta por no llamar su atención. Lamentablemente, para mi mala suerte, el ángel tenía razón. El sueño me peso aun más y no pude evitar bostezar luego de varios minutos. Mis ojos ya comenzaban a cerrarse y mi lucha era totalmente en vano. Y aun así, aun tenia una duda, una pregunta grabada en mi mente que no podía olvidar fácilmente. Él había dicho que yo siempre era igual de terca. ¿Cómo era posible que pudiera asegurar aquello?

Volví a clavar mi vista en él, tratando de descifrarlo. ¿Quién demonios era y con que fundamentos decía todo aquello? Aun más me sorprendía el hecho de que fuera un ángel y continuara con vida. Pero él se mostraba totalmente indiferente conmigo. Tenia su cabeza gacha y la vista clavada en sus manos, el cabello rubio le caía casi hasta los ojos. Sus labios se movían apenas pero ningún sonido llegaba hasta mí. Me fije en que tenia entre sus manos y me quede helada al ver el rosario del cual colgaba la cruz. Sentí mi sangre congelarse y retrocedí tanto como pude hasta darme contra el muro. Y aun así, por más que mi instinto me decía que debía alejarme lo que más pudiera y temer, no pude evitar mirar al ángel con curiosidad, preguntándome por que o por quien estaría rezando.

¿Por empezar, que hacia él aquí? Nunca antes lo había visto y sin embargo ahora me era difícil despegar mi vista de él. Inconscientemente suspire de alivio y sonreí ligeramente. Ni bien los brujos pudieron haberlo matado por ser un ángel. Por un segundo, aquello me pareció realmente terrible. Casi era feliz de que continuara con vida. ¿Pero acaso la muerte no era mejor que este encierro? Y yo aquí, encerrada con él y cuestionándolo totalmente solo por ser un ángel. ¿Acaso era este el destino de todo brujo? ¿Cuestionar y desconfiar totalmente de los ángeles solo por ser sus contrarios? Él no parecía alguien de quien debiera desconfiar. Los brujos ya me habían traicionado totalmente y ahora estaba aquí gracias a ellos. ¿Acaso el resultado seria el mismo si me dejaba confiar en un ángel? Él realmente no parecía dispuesto a dañarme, ni siquiera parecía que fuera capaz de odiarme. ¿Y entonces por que yo desconfiaba tanto de él?

Lo mire fijamente durante unos minutos, agradeciendo que él me ignorara totalmente. ¿Y si simplemente me permitía confiar en él? ¿Y si me dormía, confiando en sus palabras? Después de todo, ya muchas veces me había dormido y despertado de un modo horrible. Ya muchas cosas me habían sucedido mientras tenia los ojos cerrados. ¿Había diferencia alguna entre una vez más o una vez menos? Ellos me torturarían dormida o despierta, en aquello no había diferencia alguna. Pero en cambio, si me permitía dormir esta noche podría poner a prueba al ángel y saber si era bueno o no confiar en él.

Me recosté en el suelo y apoye mi cabeza sobre mis brazos cruzados. El frío de la piedra no tardo en apoderarse de mi cuerpo y me estremecí. El sueño no tardo en ganarme totalmente y finalmente me permití dormir. Cerré los ojos y me permití caer en aquella inconsciencia. Las pesadillas y el miedo a lo que encontraría cuando despertase no me dejaron en paz. Hubiera sido mucho pedir un sueño dulce, sin pesadillas ni miedo. Pero no me sorprendía para nada las pesadillas si después de todo me había dormido con temor. Y aun así, el rostro que veía en mis pesadillas era el del mismo brujo que me había vuelto a encerrar.

Sofoque un grito antes de despertar totalmente sobresaltada. No me había gustado lo último que había visto y trague con dificultad al recordar como el brujo casi me había apuñalado en medio del pecho en mis pesadillas. Mi corazón seguía latiendo desaforadamente, mi respiración era totalmente descontrolada. Levanto la vista y enseguida vi que el ángel seguía en su lugar, despierto. Casi parecía que no se había movido en toda la noche. Con mucho cuidado me senté en el suelo. Clave mi vista en la puerta, viendo la tenue luz de sol que había en el pasillo del exterior y parecía totalmente restringida para mí. Suspire.

_ Te dije que podías confiar en mi –susurro él- Y tambien que terminarías por dormirte de un modo u otro.

_ ¿Qué diferencia hay entre permanecer despierta o dormir mal gracias a las pesadillas? –dije

_ ¿Pesadillas? –dijo él con el rostro totalmente pálido y asentí

_ Ese brujo me perseguía, me desperté justo antes de que me matara –dije y creí verlo estremecer ligeramente

_ No dejes que te mate en sueños –dijo él- Si lo hace, morirás realmente. Aun así, Christ no planea matarte ahora. Sino créeme que ya lo habría hecho.

_ ¿Y se supone que aquello debe hacerme sentir mejor? –Dije- ¡Todos desean verme muerta! He negado a Lucifer, a su Señor, al príncipe de la oscuridad o como demonios quieran llamarle. He negado el trato con Él y en su propia cara. El miedo que conocí al ver la furia de su rostro es un miedo que nadie mas debería conocer.

_ Es un miedo que debes olvidar –dijo él- No puedes vivir el resto de tu vida con miedo. No puedes seguir temiendo cada segundo y estremecerte constantemente por temor.

_ Es fácil decirlo pero no hacerlo –dije y suspire- Tu no viviste lo que yo viví. Es imposible abandonar este miedo. He perdido todo, hasta la persona que creía amar. Él me defendió y perdió su alma a causa mía. Y yo solo pensé en huir, lo abandone totalmente a su suerte que no fue mucha si consideramos que su enemigo era el mismo Lucifer. No me sorprende el modo en que me trata ahora que su alma fue corrompida totalmente por la oscuridad, supongo que en cierto modo me lo merezco. ¿Sabes que es lo peor? Que me siento culpable pero no me arrepiento de lo que le hice. No soy más que una maldita bruja.

_ Ya sé –dijo él- Eres igual a todas las demás malditas brujas que existen.

_ Lo peor es que creía ser diferente –dije tristemente y suspire- Siempre creí que yo era diferente a ellas, pero después de todo soy una mas. Solamente busco un muchacho guapo y de gran poder con cual salir. Lo peor es que hasta me engañe a mi misma y creí que realmente lo amaba. Pero no, si después de todo lo abandone a su suerte cuando él se interpuso para defenderme. Nicholas me dijo una vez que amar era estar dispuesto a entregar el alma por el otro. Yo no fui capaz de aquello, supongo que realmente no lo amaba entonces.

_ Supongo que no –dijo él

_ Me siento culpable por lo que le sucedió pero no me arrepiento –admití tristemente- Y aquí esta mi castigo por abandonar a una persona que solamente se preocupaba por protegerme. Ahora estoy condenada a estar aquí encerrada hasta el fin de mis días o hasta aceptar servirle a Lucifer, lo que suceda primero. Pero lamentablemente mi voluntad no es tan fácil de doblar, no aceptare servirle a Lucifer y mis torturas y castigos y sufrimientos duraran hasta el fin de mis días.

_ Encontraras el modo de escapar de aquí –susurro él

_ ¿Cómo? –Dije y lo mire con desesperación- ¿Cómo demonios crees que es posible escapar de aquí? ¡No tengo modo alguno! ¿Y además para que escapar? ¿Para luego ser perseguida? ¿Para estar afuera viviendo constantemente con miedo? Ya vivo con miedo aquí, no quiero imaginar como seria afuera y con todos los brujos persiguiéndome por ser una prófuga. Prefiero simplemente morir, pero no tengo el suficiente valor para matarme.

_ El suicidio es cobardía, no valor –dijo él

_ Quizás a veces la muerte simplemente es mejor que la vida –susurre

_ Si, ya lo sé –dijo él y suspiro- Pero por más tentadora que a veces sea la idea, siempre habrá alguien que necesite que sigas vivo.

_ Dudo mucho que a alguien le preocupe que yo siga viva o no y mucho menos que le afecte –dije- Mi muerte simplemente no le cambiaria la vida a nadie.

_ ¿Y que hay de la gente que te ama o se preocupa por ti? –pregunto él

_ Ya nadie se preocupa por mí –dije y clave mi vista en el suelo- ¿Quién se preocuparía por una maldita bruja?

_ ¿Y tus amigos? –pregunto él

_ Me pelee con ellos antes de venir aquí –dije- Debí haberlos escuchado cuando me dijeron que no lo hiciera pero no me importo. Ni siquiera sabrán lo que me sucedió y no creo que les importe si tambien los abandone.

_ ¿Y tu familia? –continuo él

_ Mi hermana es una maldita perra que lo único que desea es matarme, supongo que la complaceré en cierto modo –dije y suspire- Y mis padres no saben que en realidad me metí en un Instituto dominado por Lucifer y que estuve jugando con mi suerte todo este tiempo. Me ocupe de que no lo supieran por que sino no me hubieran dejado venir. Fue una gran estupidez de mi parte. No creo ni que se enteren de mi muerte.

_ No deberías creer que no le importas a nadie –dijo él y suspiro- Y tampoco deberías considerar la muerte como una alternativa. Confía en mí al menos en esto, tú lograras escapar de aquí y tambien de tus perseguidores, no morirás. Ya lo has hecho y sé que lo puedes volver a hacer.

_ Estás loco –dije mirándolo

Él se callo antes de responder. Los dos guardamos totalmente silencio al escuchar como los pasos se detenían junto a la puerta y alguien se disponía a abrirla. Me estremecí de la cabeza a los pies y me sentí palidecer. Sin problema alguno el brujo abrió la puerta y sonrió de oreja a oreja al entrar y fijarse en mí. Reconocer a aquel brujo solamente me causo mas pánico pero la mano izquierda de Lucifer seguía sonriéndome totalmente complacido por mi miedo.