Archive for julio 2010

Capitulo 15: Deber y accion


.

Continué apoyada contra la pared, vigilando cada cosa que el director hacia y cada palabra que pronunciaba. Por suerte, Adam fue mucho más cuidadoso a la hora de hablar y no volvió a causar sospechas en Alex. O al menos Alex se guardaba sus sospechas y solo se limitaba a asentir.

_ Así que hablas y entiendes varios idiomas –dijo el director, meditándolo- No se si pensar que eso es bueno o es malo.

_ Eso depende si usted quiere que entienda de que habla con sus compañeros o no –dijo Alex- Según me han dicho, no tienen problemas para comunicarse ya que utilizan traductores que les permiten oír a los demás en su mismo idioma. Claro, yo en este momento no tengo ninguno por lo que oigo a cada cual en su propio idioma.

_ Sabes una cosa, me caes bien –dijo el director

Sentí a alguien golpear la pared de cristal sobre la cual estaba apoyada y me di vuelta para ver a Darren. Parecía algo alterado y no pude evitar mirarlo con curiosidad. Me hizo señas preguntando si podía pasar y asentí. Él irrumpió en la oficina sin aguardar un segundo y entonces se detuvo en seco frente al escritorio al ver a Alex sentado frente al director. Reí por lo bajo ante su expresión totalmente en blanco y vi como él retrocedía un paso.

_ Lamento interrumpir –dijo Darren- Pero es un asunto importante.

_ En este caso, creo que tiene suerte –dijo Alex y sonrió- No entiendo ni una palabra del italiano.

_ ¿Qué dijo? –pregunto Darren

_ Que no entiende ni una palabra del italiano –dije y lo mire con curiosidad- ¿Eres italiano? No lo sabia, me acabo de enterar.

_ Si, soy de Venecia –dijo Darren

_ ¿Si no hablas italiano ni lo entiendes como es que sabes que él esta hablando en italiano? –pregunto el director

_ Reconozco el acento –dijo Alex- Además, Katherin sabe italiano.

_ Adam, yo te puedo asegurar que no entiende ni una palabra –dije

_ Esta bien –dijo el director y miro a Darren- ¿De que es aquello que deseabas hablarme Darren?

_ Llego un mensaje desde Sydney diciendo que se encontraron varios cuerpos por la ciudad entre los cuales se incluyen 7 de ángeles y 4 de brujos. Revise los archivos y todos tenían alto rendimiento. Ademas de que un niño licántropo aseguro haber visto a un encapuchado vigilando la escena. En otras palabras, el oscuro sigue tratando de encontrar lo que busca –dijo Darren- La caballera desea verlo y discutir este asunto con usted pero primero tiene algo importante que hacer. Katherin, ella te anda esperando, dice que es importante.

_ Ya se, ya se –dije y puse los ojos en blanco- Estoy en problemas por desobedecer.

_ No, no es por aquello –dijo Darren mirándome de algún modo preocupado- Ella dijo que no era personal y que debía hablar contigo. Tiene una misión para ti, te espera en la sala de armas.

_ ¿Qué? No puede hacerme esto, no puedo ir ahora –dije

_ Katherin ve –dijo el director y me miro seriamente- No puedes negar tu obligación.

_ Estaba mejor antes –dije cruzándome de brazos

_ Kat, es importante al parecer –dijo Darren mirándome casi de un modo suplicante- Eres la única capacitada para este tipo de asuntos, ya lo sabes.

_ Ve ahora mismo –dijo el director, aunque mas bien pareció una orden- Es tu deber por quien eres.

_ Esta bien –dije y mire a Darren- ¿De que se trata?

_ Dijo que saldrías, si te apuras podrás volver para el mediodía –dijo Darren- Conseguimos la pista del oscuro y sabemos donde esta. Ella te lo explicara mejor, cuanto antes vayas antes vuelves.

_ Vuelvo en un rato –dije, poniéndome en pie y el director me miro seriamente

_ Ten cuidado –dijo él y sonreí

_ Tengo cuentas pendientes con él, será un placer enfrentarlo –dije- No volveré a caer en lo mismo y me siento lista.

_ Cuida tu sangre –dijo Darren y me detuvo antes de que saliera- Un minuto, una cosa mas –dijo y toco la marca de mi espalda- Que el sol te acompañe y proteja.

_ Gracias –dije sin saber exactamente que decir

Me retire de la oficina, aun sin saber que había sido lo último que Darren había dicho. Camine por el pasillo, aun sintiendo curiosidad ante sus últimas palabras. Llegue hasta la sala de armas en cuestión de minutos y no me sorprendió encontrar la puerta abierta. Entre y la puerta se cerro detrás de mi. El lugar cumplía al pie de la letra con su nombre y mi mamá ya se había encargado de juntar un par de cosas en la mesa en el centro de la sala. Me acerque y ella me miro seriamente, dejando un maletín arriba de la mesa y sacando las llaves que lo abría de su bolsillo.

_ ¿Es tan serio como lo haces parecer? –pregunte acercándome y ella asintió

_ Aun más –dijo ella

Introdujo las llaves en el maletín y al instante escuche el clic cuando la cerradura cedió. El maletín se abrió sin problema, dejando las tres plateadas y relucientes armas que portaba dentro a la vista. Trague saliva, sabiendo que aquellas armas eran las únicas que podían matarme sin importar quien las utilizara. Ella tomo con firmeza la que estaba en el medio y me la tendió.

_ Ten cuidado –dijo seriamente

La tome, tratando de dejar de lado todo temor que el arma pudiera causarme. En cierto modo era hermosa, tenía grabada sobre el metal una hermosa y letal rosa. Pase los dedos sobre el grabado, apreciando tanto los bellos pétalos como las cortantes espinas. La aprecie durante varios segundos, viéndola como mas que una simple arma. Era hermosa y a la vez letal, dura pero a la vez suave, fácil de manipular para mis manos. Si, definitivamente, esta era más que una simple arma.

_ No es la misma que me prestaste la otra vez –dije, mirando a mi mamá casi de un modo inocente

_ Lo se, y no te la voy a prestar –dijo ella y sentí el pánico invadirme

_ ¿Qué? –exclame, preocupada por no poder tener mas aquella hermosa arma

_ Es tuya –dijo ella, dejándome casi boquiabierta- Lo he pensado durante mucho tiempo y creo que estas lista para portarla. Al igual que tu papá te dio una de sus dagas gemelas aquella vez y la otra se la dio a Diana, yo te entrego esta arma. Es única y confío en que tú debes ser la única que debe portarla.

_ Pero... Pero... –no sabia que decir, estaba perpleja

_ Diana será mayor que tu pero no esta lista para portarla –dijo mi mamá- Lamentablemente no confío suficiente en ella como para entregarle algo así. Una vez me preguntaste si tenía un instrumento sagrado al igual que cualquier otro ángel de familia importante, creo que aquí tienes tu respuesta.

_ Entonces... –dije, mirando la pistola entre mis manos- Pero... No tiene sentido. ¿Cómo es posible?

_ Kat, ya te lo he dicho, no somos una familia normal. Esta arma perteneció al primer caballero en pisar tierra y es especial, se adapta al tiempo en que te encuentres –dijo ella- Como veras, las otras dos armas son imitaciones y su efectividad no es al cien por ciento. Kat, yo se que no somos de todo una familia normal...

_ Para nada –dije y ella se limpio los ojos llorosos por la emoción y sonrió

_ Pero aun así, jamás creí que podría compartir este momento con alguna de mis hijas –dijo ella y me abrazo fuertemente- No tienes idea de lo orgullosa que me siento de ti. El paso de un instrumentos sagrado de un mayor a la siguiente generación es muy importante y yo se que sabrás usarlo con responsabilidad. Llegaste a este lugar siendo apenas algo más que una bruja. Pero ahora puedo asegurar que también eres totalmente un ángel.

_ Mamá, por favor, deja de llorar –susurre y ella negó con la cabeza

_ Ya no eres mi niñita –dijo ella- Ahora eres perfectamente una guardiana y estoy segura de que cumplirás al pie de la letra con tu deber de mantener el equilibrio entre el bien y el mal. Estoy orgullosa de ti.

Ella me abrazo fuertemente una última vez y finalmente me soltó. Me separe de ella, mirándole feliz y ella me sonrió a pesar de las lagrimas. Le devolví la sonrisa y ella se limpio las lágrimas con la mano.

_ Creí que un ángel no podía llorar en publico –dije sonriendo

_ Así es, demasiado orgullo en ese sentido –dijo ella- Tan solo los familiares muy cercanos te pueden ver llorar.

_ Entonces tendré que aprender a controlar mis lágrimas –dije y ella sonrió, pasando a un lado mío

_ No todas las normas se aplican en ti Katherin –dijo ella y volvió a su trabajo en la mesa

_ ¿Qué me toca hacer? –pregunte uniéndome

_ Tenemos la posición exacta del oscuro pero no estará ahí durante mucho mas tiempo –dijo ella y me miro seriamente- ¿Estas dispuesta a ir y enfrentarlo?

_ Si –dije firmemente

_ Entonces debes ir preparada, en Sydney es mas de medianoche –dijo ella

Ella extendió un manto lleno de todo tipo de armas sobre la mesa y luego me lanzo tres prendas. Las sostuve y las mire. Negro, no me sorprendía el color considerando que seria de noche y necesitaba pasar desapercibida. Sin aguardar ni un solo segundo pronuncie el hechizo y mis ropas se intercambiaron en un segundo, dejando sobre mis manos las ropas normales.

_ Sabes una cosa, se siente cómoda –dije dejando mis anteriores ropas sobre la mesa

_ Tendrás toda libertad de movimiento, esta hecha para combatir –dijo ella- Ahora escúchame bien, esta no es una misión cualquiera. Te iras a enfrentar con la mano izquierda de Lucifer.

_ Lo entiendo –dije- ¿Qué llevo?

_ Te ayudare en esta solo por que es tu primera misión oficial, luego aprenderás a hacerlo sola –dijo ella y empezó a pasarme las cosas- Tres cuchillos bendecidos y dos malditos, ten mucho cuidado con que mano utilizas cada uno.

_ Si mamá –dije y los guarde en el cinturón

_ Pásame el arma un segundo –dijo ella

Obedecí al instante y ella se acerco a mí, abriendo y fijándose en el interior de mi chaqueta. Saco de un bolsillo interno una gruesa cadena que engancho al arma y luego la guardo en su lugar correspondiente en un bolsillo interno. Se debía admitir que la chaqueta era ideal para cargar armas.

_ De ese modo será imposible que la pierdas –dijo ella y me entrego mi daga- Llévala también, podría serte útil. Kat, en esta ocasión estarás sola, cuídate mucho.

_ No te preocupes –dije y ella suspiro

_ Lo lamento pero solo tu puedes enfrentarte a él y no podemos dejar que siga causando tantas muertes en aquel lugar –dijo ella- Sigue un patrón por lo que pudimos determinar el próximo lugar y momento en el que atacara. Tu deber es detenerlo antes de que mate a un brujo.

_ Entendido –dije y ella suspiro nuevamente

_ Y Kat, trata de no resultar herida –dijo- Ya no me importa si consigue tu sangre o no, solo quiero que regreses.

_ Lo haré y sin ninguna herida –dije y sonreí- Confía en mí.

_ Confío en ti pero no tienes idea de lo que me cuesta mandarte frente a ese sujeto –dijo ella y me miro- Pero se que estas preparada.

_ Mamá, yo quiero ir a enfrentarlo –dije- Se que solo yo soy la única capaz de enfrentarme a él pero no tienes por que lamentarte por esto. Además, tengo cuentas pendientes con él ya que ha estado hiriendo a muchas personas importantes para mí. Volveré sin ningún corte, ya lo veras.

_ Me recuerdas a mi a tu edad –dijo ella y sonrió- Rezare por ti. Cuídate mucho Kat.

Asentí y fue cuestión de que mi mamá pronunciara unas palabras para que ya no estuviera mas en la sala de armas. Mire para todos lados, fijándome en que era plena noche y estaba en la azotea de un edificio. Suspire, y pensar que hacia segundos se suponía que estaba en un lugar donde era la mañana y aun no había desayunado. Definitivamente todo cada vez estaba mas extraño. Desenfunde mi daga, lista para actuar en cualquier segundo y me pare en el borde de la azotea mirando al callejón que se extendía debajo de mí.

­_ Occultāre –dije

Al instante mi presencia quedo totalmente oculta y sonreí sabiendo que el encapuchado no podría tomarme por sorpresa esta vez ya que no me sentiría. Camine por el borde de la azotea, sin dejar de mirar hacia abajo en busca del brujo que el encapuchado deseaba asesinar. Los minutos pasaron bajo la calurosa noche que era en Sydney e increíblemente todo era paz y silencio. Trate de no alejarme mucho de la zona, después de todo, se suponía que el encapuchado atacaría por aquí. Luego de recorrer el área varias veces para familiarizarme y que esto me ayudara a la hora del combate, finalmente me canse y me senté en un borde. Me concentre en el lugar, en sentir y olfatear hasta lo más mínimo pero sin lograr captar ninguna presencia o detestable aroma a rosas.

_ Tengo para tiempo –susurre

Me recosté, con la vista clavada en el cielo estrellado. Mis pensamientos corrieron y no pude evitar pensar en Alex, en que lo había dejado solo frente al director, en que seguramente estaría pensando en que asunto me acababa de meter. Suspire. Si, no había duda, él algo debía sospechar. ¿Por qué ahora todo parecía ser tan complicado? Y aun seguía en mi mente el recuerdo de Nicholas, él era el único que podía ayudarme a develar todo este misterio que había tras el encapuchado. Pero lamentablemente él parecía haber sido tragado por la tierra.

Me levante apenas sentí la presencia de un brujo y me volví a sentar al borde de la azotea, vigilante. Un muchacho caminaba por el callejón, el cabello oscuro le caía sobre los ojos ya que lo hacia con la cabeza gacha y un triste paso. No debía tener muchos mas años que yo pensé mientras lo veía pasar con las manos en los bolsillos. Casi al instante el intenso y detestable aroma a rosas se hizo presente y levante la vista. Vi al encapuchado pasar rápidamente por el edificio de enfrente y saltar al callejón. Sonreí, aquí empezaba el espectáculo.

Salte y caí detrás de él sin hacer el mas mínimo ruido. No pude evitar sonreí al ver que él aun no se había percatado de mi presencia. El brujo reacciono y se alejo justo a tiempo cuando el encapuchado cortó el aire en el mismo lugar donde el muchacho había estado hacia segundos. Aproveche aquel momento y me agache, girando sobre mi misma y tumbando al encapuchado con mi pierna. Me puse en pie de un salto y tome dos cuchillos, uno bendito y uno maldito, cada uno en su correspondiente mano. Los cruce cuando el encapuchado quiso ponerse en pie y en un segundo tenia su cuello entre ambos filos. Una sonrisa maliciosa se fue abriendo paso en mi rostro y él apretó los dientes. El brujo no perdió mas tiempo y salio corriendo.

_ Maldición –mascullo el encapuchado al ver a su victima huir

_ Métete con alguien de los tuyos –dije

_ Debo admitir que no me esperaba esto de ti Katherin –dijo él- ¿Ya has superado el hecho de que tu existencia es debida a mi?

_ Ese truco no volverá a funcionar conmigo –dije y lo fulmine con la mirada- Ahora, quítate la capucha y muéstrame tu identidad o te atacare.

_ Como tu quieras Katherin –dijo él y sonrió

Se movió tan rápido que no pude reaccionar a tiempo. En menos de un segundo ya no lo tenía entre mis filos sino que estaba detrás de mí con un brazo alrededor de mi cuello. Sostuve ambos cuchillos hacia atrás de modo que la punta de estos le tocaba a él el abdomen. Estaba consciente que de un rápido movimiento podría romperme el cuello pero yo no lo dejaría salirse tan fácilmente con la suya. No esta vez.

_ Supongo que deberé empezar a tomarme esto como mas que un juego –susurro él en mi oído

_ Supones bien –dije

_ Sabes una cosa, debe ser muy feo ser tu –dijo, su helado aliento me acariciaba la piel del cuello y me hacia estremecer ligeramente- Tener que engañar a la persona que mas amas. Saber que si fallas en lo que se te encarga, mancharas el nombre de tu familia. Tener una hermana que se alía con tu enemigo. Tener que soportar al ángel y la bruja que conviven dentro de ti. Sabes, hasta me atrevería a decir que sigues pensando en tu ex-novio. ¿Realmente eres feliz con tu doble vida?

_ Mi vida no será perfecta –dije y respire hondo antes de actuar- Pero es la que me toco y me gusta.

Levante bruscamente un brazo y le pegue un codazo en el medio del pecho, dejándolo sin aire. Al instante él me soltó y fui libre. Tome firmemente los cuchillos antes de darme vuelta y encararlo. Él retrocedió rápidamente y de un salto volvió a la azotea. Casi reí ante el hecho, ahora era él quien huía y yo quien lo perseguía. Salte y comencé a seguirlo por las azoteas sin dejar de tener todos mis sentidos alertas por si esto no era más que una trampa. El encapuchado desapareció de mi vista y me di vuelta, cruzando los cuchillos delante de mi justo a tiempo para detener un ataque suyo con un cuchillo.

_ Esto es más de lo que esperaba de ti –dijo

_ Aun no he comenzado –dije

_ Yo tampoco –dijo él

Saltee hacia atrás cuando él intento patearme y sonreí al ver su furia por fracasar. Lo embestí sosteniendo ambos cuchillos y él se hizo a un lado, evitándome con gran facilidad y gracia. Gire y en un instante mis cuchillos chocaron con dos suyos. La maldita capucha seguía sin permitirme ver mas allá de sus labios rosados y finos que resaltaban ante su pálida piel. ¿Acaso tan difícil era deshacerme de aquella maldita capucha del demonio? Y por más que lo intentaba y no dejaba de mirarlo fijamente, casi esperando encontrarme con sus ojos, mientras mis cuchillos forcejeaban con los suyos. Nada. Simplemente no veía nada más que aquello.

_ ¿Por qué tu puedes saber mi identidad y yo no la tuya? –Pregunte y me aleje un paso de él cuando rompió mi defensa- Eso no es justo.

_ La vida no es justa gatita –dijo él- Y a diferencia tuya, yo puedo hacer lo que quiera de ella.

_ Has maltratado a mi hermana –dije, defendiéndome de un ataque suyo- Has atacado a mis amigos. Has torturado a mi novio en sus sueños y hasta has jugado conmigo. No creas que dejare que te salgas con la tuya. Evitare que cumplas tu cometido, lo haré de un modo u otro.

_ Entonces inténtalo –dijo él y sonrió- Adelante, ven tras de mi, intenta matarme. Sábelo, nadie lograra detenerme con lo que tengo en mente.

_ Yo podré detenerte –dije, atacándolo y él se defendió

_ Gata que maúlla no rasguña –dijo él

_ Créeme que yo rasguño y enserio –dije

En ese momento rasguñe su cuello, dejándole tres largos cortes gracias a mis uñas de modo que no pude evitar sonreír. Él apretó los dientes y de algún modo me fulmino con la mirada. Me agache y sus cuchillos cortaron el aire. Quise herirlo pero él de un ágil salto hacia atrás evito mis filos. Esta vez fui yo la que retrocedí cuando él intento atacarme y sus cuchillos pasaron peligrosamente cerca de mi vientre. ¡Y pensar que hacia unas horas me había despertado en los brazos del hombre que amaba y ahora estaba arriesgando mi vida frente a este sombrío sujeto!

_ Sabes una cosa, creo que este es el combate mas largo que hemos mantenido –dije

_ Y también la conversación –dijo él atacándome nuevamente y me defendí- ¡Interrumpiste mi trabajo!

_ ¡Le salve la vida a un brujo! –dije, atacándolo y él se defendió

_ Con los meses que me había tomado localizarlo –dijo él- Esto te costara caro Katherin.

Se movió demasiado rápido para que pudiera verlo y me pateo por un costado. Caí al suelo ante la fuerza de su golpe, rodando, y no pude evitar toser tierra una vez que me detuve. Mire hacia arriba y sofoque un grito. Gire rápidamente y el cuchillo se clavo justo donde hacia menos de un segundo había estado mi rostro. Me quede helada al ver el cuchillo clavado frente a mi y el frío me recorrió al saber que eso habría significado mi muerte. Me puse en pie de un salto y otro de sus cuchillos se clavo frente a mis pies. Él lanzo una especie de gruñido al ver que de nuevo había fallado y recupero sus dos cuchillos. Vi mis anteriores armas tiradas lejos de mí y tantee mi cintura tomando otros dos.

_ ¿Por qué no te quedas quieta así acabo contigo de una maldita vez? –pregunto él acercándose a mi

_ Mi existencia quizás será debido a ti pero la dedicare a detenerte –dije, retrocediendo aun mas- Es parte de mi deber.

_ Es extraño considerando que hace un tiempo me dijiste que tu deber era otro –dijo él sin dejar de avanzar- ¿Qué fue lo que me dijiste? ¿Qué tu deber era proteger a Alexander? Por lo veo no lo estas cumpliendo muy bien ya que yo lo puedo atacar libremente en sueños.

Retrocedí aun mas hasta que mi espalda se choco contra un muro. Sentía miedo, temía sabiendo que él atacaría a Alex sin piedad. El encapuchado siguió avanzando hacia mí, sonriendo por haber encontrado el modo de vencerme esta vez. Mire para todos lados, tratando de encontrar una salida de esta y entonces mi vista se clavo en mis botitas acordonadas. Pensé rápido, era hora de estrenar la única modificación que aun no había probado de Jude. Hice presión tal como él me había indicado y en un segundo la cuchilla de mi bota derecha salio. Di fuertemente una patada al aire, consiguiendo cortar la mano del encapuchado y su cuchillo salio volando hasta perderse. La cuchilla se volvió a guardar en cuanto mi pie estuvo otra vez en el suelo y él encapuchado me empujo fuertemente contra el muro. Estuvo en un instante a mis espaldas, sosteniéndome aun mas contra el muro de modo que este me raspaba un lado del rostro.

_ Yo no lo permitiré –dije, apenas pudiendo hablar por la presión causada por él- No te dejare que lo sigas atacando. No me importa cuales sean tus asuntos con él, yo no te permitiré que le hagas daño. Te dije que lo protegería y cumpliré con mi palabra.

_ ¿Enserio Katherin? Tu tiempo esta más cerca de acabarse que nunca. Tic, toc, tic, toc, tic, toc –dijo él- No podrás protegerlo todo el tiempo.

_ Si que podré –dije con esfuerzo- Si pude protegerlo de Nick podré protegerlo de ti.

El encapuchado me tomo fuertemente por el cuello de un modo que no pude evitar gemir. Nuevamente volvió a golpearme contra la pared y mis dos cuchillos cayeron al suelo. Él sonrió y los pateo lejos de mí mientras seguía sosteniéndome fuertemente. Ahora estaba de frente a él, teniéndolo peligrosamente cerca y teniendo dificultad para respirar. El encapuchado sostuvo mi mano derecha contra el muro, tomándola por la muñeca, y continuó sosteniéndome por el cuello pero sin ejercer tanta presión.

_ ¿Y que piensas hacer Katherin? –pregunto él

_ Me mantendré en pie hasta el último segundo y luchare hasta que mi corazón deje de latir –dije y sonreí a pesar del dolor que sentía por su agarre- No dejare que la oscuridad me gane, no dejare que tú me ganes.

_ No creo que te resulte tan fácil si después de todo la tonta de tu hermana esta dispuesta a dar su vida por mí –dijo él y sonrió- Ah, te habías olvidado de ella.

_ Tú no la amas, ni siquiera sientes algo por ella –dije y él me golpeo nuevamente contra el muro- Eres un maldito. La has estado maltratando y golpeando todo este tiempo.

_ Merece ser castigada por sus errores –dijo él

_ ¡Y encima te atreves a decir que lo haces con una razón! –Exclame- Eres despreciable. No dejare que sigas torturándola, ni a ella ni a los demás.

_ ¿Qué? ¿Tampoco dejaras que siga divirtiéndome con Alexander? –Pregunto él y se acerco más a mí- Sabes una cosa, yo creo que él no te merece. Creo que no se da cuenta de la persona que realmente tiene al lado y no te aprecia como debería.

_ Es extraño oírte hablar de eso considerando como tu tratas a mi hermana –dije casi riendo y él me volvió a golpear contra la pared

_ Son diferentes situaciones Katherin –dijo él elegantemente y sonriendo

_ No es una novedad –dije

_ Te mereces algo mejor que ese tonto ángel –dijo él

_ Llámame conformista pero lo amo mas que a nadie –dije

_ Eres terca –susurro él y me quede helada cuando su mano soltó mi cuello y acaricio mi cabello

_ Sueltamente –dije y él río tenuemente sin el mas mínimo deje sombrío en su risa

_ ¿Por qué? ¿Temes que te guste? –pregunto él

_ Eres demasiado sombrío para mi gusto –dije

_ Eso es por que no me conoces realmente –dijo él y su mano descendió, acariciándome el rostro y deteniéndose en mi mejilla

_ Créeme que tampoco quiero hacerlo –dije, girando mi rostro

_ Entonces lo lamento por ti Katherin –dijo

Quise evadirlo sin resultado. Mi mano derecha estaba siendo sostenida contra el muro siéndome totalmente inútil y mi mano izquierda estaba siendo aplastada entre mi espalda y la pared. Él con su mano libre tomo mi rostro por la mandíbula y me obligo a mirarlo. Su mano me tapo los ojos y sostuvo mi cabeza contra el muro, siempre al frente. Sus labios presionaron contra los míos, causando que la sangre me hirviera ante la furia que sentía. ¡Maldito! ¿Quién demonios se creía para besarme? Deseaba matarlo ahora mismo pero no me podía ni mover ya que su cuerpo, presionando contra el mío, me mantenía totalmente inmóvil. Trate de liberar mi mano derecha para golpearlo pero él simplemente me sostuvo mas fuertemente por la muñeca y continuo besándome. Forcejee con mi brazo izquierdo, ignorando el dolor que me causaba al rasparse contra el muro y tratando de liberarlo a toda costa. Sentí como el concreto raspo totalmente mi mano cuando tire de ella y logre liberarla pero no me importo. Rápidamente tome el único cuchillo que me quedaba en la cintura, sintiendo como este me quemaba terriblemente por ser bendito y estar tomándolo con la mano izquierda pero lo ignore.

_ Vete al demonio –masculle aun teniendo sus labios contra los míos

De un rápido movimiento le clave el cuchillo en su abdomen, haciendo que él me soltara y retrocediera. Me limpie la boca y escupí a un lado antes de patearlo fuertemente y lograr tirarlo hacia atrás. Tome el cuchillo con más firmeza, ignorando el hecho de que seguramente este me estaba destruyendo la mano, y avance hacia él. Lo volví a patear mientras el encapuchado se retorcía de dolor en el suelo y giro hasta caer por la azotea. Sus manos se aferraron fuertemente del borde y me pare ahí, mirando desde arriba como él colgaba.

_ Eres un maldito, despreciable, hijo del demonio –dije mientras pisaba con fuerza una de sus manos y él gritaba de dolor

_ ¿Qué sucede? –Pregunto- ¿No te gusta que otro ángel te toque?

_ Tú no eres un ángel –dije, sacando el arma y apuntándolo

_ Soy lo mismo que tu Katherin –dijo él

_ Jamás serás un ángel –dije

Apreté los dientes y tire del gatillo. Él me tomo de los tobillos en ese momento y el tiro se desvió, dándole en el hombro izquierdo. Al instante me soltó y cayó desde esta altura. Maldije por haber fallado en el tiro y volví a acercarme al borde. El callejón estaba vacío, el encapuchado había huido dejando rastros de un hechizo de transporte tras de si. Grite, furiosa por que el maldito siguiera con vida. Me vengaría. Esto no se quedaría así. Él no era nadie para besarme.

Me agache y deje el cuchillo a un lado en el suelo, examinando mi mano izquierda totalmente destrozada. Suspire, sabia que no debía usar instrumentos benditos con esa mano pero no me había quedado otra alternativa. Busque por la azotea y recupere los otros cuatro cuchillos, volviéndolos a guardar en mi cintura. Volví al lugar desde donde el encapuchado había caído y lo examine más detenidamente. Me sostuve del borde de la azotea, colgando del mismo lugar del que él había colgado para fijarme y buscar hasta el más mínimo rastro que pudiera ayudarme. Me balancee varias veces para examinar la zona y sonreí al encontrar un pedazo de camisa, seguramente de la manga. De un salto volví a estar sobre la azotea y ate la tela manchada de sangre al cuchillo que lo había herido y seguía conservando su sangre. Mire con curiosidad el rojo que cubría la blanca tela y el filo. A diferencia de mi sangre, la suya era un poco viscosa y oscura. No tan oscura como la de un brujo que casi parecía negra, sino que un oscuro conservando su brillo rojizo.

No me importaba en este momento, lo único que deseaba era salir de ese lugar y deshacerme del mal sabor en la boca que tenia. ¡Maldito, maldito, maldito! Me vengaría por esto. Aun seguía estando furiosa por lo que me había hecho. Tome mi daga con la mano libre y salte de la azotea.

_ Transportāre –dije y corte el aire

Aterrice de cuclillas en uno de los pasillos de Solcius y rápidamente me puse en pie. Ni me importo el hecho de cómo debía ser mi estado, solamente deseaba concluir con esto. Las personas por los pasillos me miraban totalmente sorprendidos cuando pasaba. No me sorprendía que todos estuvieran al tanto de que había tenido una misión y tampoco me sorprendía que me miraran por el cuchillo ensangrentado que llevaba en la mano derecha. Pero de solo recordar que el maldito había logrado escapar con vida sentía ganas de gritar. Sonreí internamente, al menos ahora pasaría tiempo antes de que él pudiera volver a hacer de las suyas. Tome mas fuertemente el cuchillo que tenia en la mano derecha y me prometí que me vengaría por todo lo que me había hecho. Desde herir a mis amigos hasta jugar conmigo de ese modo.

Irrumpí en la oficina del director sin siquiera detenerme a fijarme dentro primero. Darren estaba a un lado sumido en sus propios pensamientos y preocupaciones. Alex seguía hablando con el director como si se tratara de una charla formal y Adam levanto la vista apenas me vio entrar. Cruce el espacio que nos separaba en menos de un segundo, siendo tan rápida como podía y clave el cuchillo en el escritorio justo delante de él. Alex retrocedió y el director me miro más que con los ojos abiertos.

_ La sangre del maldito –dije

_ ¿Qué? ¿Pero como? ¿Lo mataste? –pregunto él totalmente alterado

_ Ojala –dije, furiosa- Erré el tiro pero que el maldito hijo del demonio se vaya acostumbrando a la capucha por que la próxima vez que lo vea le desfiguro el rostro.

_ ¿Venciste al encapuchado? –pregunto Alex, curioso y asentí

_ Katherin... pero... ¿Cómo? ¿Qué sucedió? Debes decirme ya mismo todo lo ocurrido –dijo el director

_ Aquí esta la sangre de él tal como deseaba la otra vez y también parte de su camisa. Ahora, si no le importa, iré a hacerme buches con acido para ver si puedo quitarme este horrible sabor de la boca –dije

Me di vuelta, dejando el cuchillo ensangrentado y la tela detrás de mi y partí. Casi al instante Darren se puso en pie y me siguió. Me lleve ambas manos a la cabeza mientras caminaba por el pasillo seguida por él, casi tirándome de los pelos y negando internamente todo lo que había ocurrido. Deseaba gritar, deshacerme de toda la furia que sentía por que el maldito me hubiera besado. Camine enfurecida por los pasillos, tratando de perder a Darren pero sin lograrlo. ¿Acaso no entendía que no deseaba estar con él y contarle todo lo que había sucedido? Tome un corredor que estaba repleto de personas y camine entre ellas sin ningún problema mientras que a Darren se le dificulto y prácticamente tuvo que empujarlas para seguirme el paso y no perderme de vista. Sonreí al doblar a la derecha y dejarlo totalmente atrás. Camine por el pasillo ya sin tener la menor idea de en donde estaba.

Finalmente me encontré en un corredor totalmente desierto sin nada más que puertas a ambos lados. Las paredes eran azules y los pisos blancos. Continué caminando y finalmente me detuve al pasar junto a unas escaleras que llevaban a un piso superior exactamente igual a este. Me senté debajo de las negras escaleras y ahí me quede, con las piernas dobladas y mi frente apoyada sobre mis rodillas. Necesitaba pensar. Necesitaba tranquilizarme. Necesitaba sacarme esta horrible sensación que tenia dentro. Deseaba llorar y gritar pero no me lo permití. No le dejaría ganar al encapuchado en el hecho de hacerme llorar. Aun así las lágrimas se acumularon en mis ojos e hice un gran esfuerzo para sostenerlas. No sabía si eran lágrimas de impotencia o de tristeza. Me sentía una tonta por haber dejado que él me besara. Cerré las manos en puños para contener mis emociones y golpee el suelo.

Al cabo de unos minutos escuche los pasos en el corredor y levante apenas la vista cuando estos se detuvieron delante de mí. Jude me sonrió desde arriba y se paso una mano por la oreja, acomodándose el cabello y tocándose su arete. No me sorprendió el hecho de aparecer vestida con mis anteriores ropas y que él dejara las otras, negras y sucias, prolijamente dobladas mientras se agachaba hasta estar a mi altura.

_ ¿Cómo me encontraste? –pregunte y él sonrió, mostrándome su celular

_ Sigues teniendo los zapatos que yo modifique, puedo localizarte sin ningún problema –dijo él y le devolví la sonrisa- Hay gente buscándote. Dicen que has apuñalado al oscuro. ¿Eso es cierto?

_ Si –dije

_ Darren esta buscándote por los pasillos, tu madre ha preguntado por ti, has dejado al director sin palabras, Will desea verte y tu novio desea saber si estas bien –dijo él- ¿Qué te sucedió?

_ Nada –dije y él suspiro, pasándome una mano por el rostro

_ Kat, no tienes aspecto de que te haya sucedido nada –dijo Jude- Has vencido al oscuro, deberías andar festejando por los pasillos en vez de estar aquí sola lamentándote por algo que desconozco.

_ Me beso –dije y mire a Jude casi de un modo desesperada- El maldito me beso. Me siento una tonta, no puedo creer que se haya aprovechado así de mí.

_ Eso explica por que lo debes de haber apuñalado sin piedad –dijo Jude riendo y se puso en pie, tendiéndome una mano- Pero esa no es razón para estar aquí sola y lamentándote. Vamos, arriba, hay muchos esperando saber quien gano la batalla.

_ ¿Siempre estas alegre? –pregunte, tomando su mano y poniéndome en pie cuando él tiro de mi- Me recuerdas a Miguel. Él siempre estaba alegre pero al parecer ahora ya ni sonríe.

_ Ya he pasado demasiados años lamentándome y odiándome a mi mismo hasta que comprendí que el problema no era yo sino el Consejo –dijo Jude y su sonrisa se ensancho- Y tu debes dejar de lamentarte por lo que ocurra con ese encapuchado. ¿Y que si él te beso? Eso solo demuestra que eres una chica muy linda con la que cualquiera desearía estar. Además, estoy seguro de que le dejaste una muy linda herida recordándole que tus labios solo le pertenecen a quien tú decidas. Ahora deja de andar ocultándote y sal a gritarle al mundo que tú, Katherin Strega y Chevalier, lograste vencer a la mano izquierda de Lucifer.

_ Sabes una cosa Jude, eres muy efectivo para levantar el ánimo –dije sonriendo y lo abrace- Gracias.

_ No es nada –dijo él y nos separamos- Tan solo acompáñame a dejar estas cosas y luego te invito un batido de fresa en la cafetería, eso siempre me levanta el animo.

Le sonreí y él se agacho, recogiendo la pila de ropas. Deje arriba de estas los cuatro cuchillos que aun conservaba. Disminuí mi daga para volver a tenerla como prendedor y mire el arma con curiosidad, preguntándome como haría para llevarla siempre conmigo. Aun seguía guardando la cadena por lo que la enganche a mi pantalón y luego la guarde en un bolsillo interno de mi chaqueta.

_ Habrá que entregar esto a Investigaciones Externas –dijo Jude mientras caminábamos por el pasillo- Seguramente esos locos deben estar desesperados por buscar algún rastro en estas telas y cuchillos.

_ Ya les di bastante con que investigar –dije

_ Créeme que si ellos pudieran te sacarían hasta la piel para examinarla y buscar algo que los ayude con su investigación sobre el oscuro –dijo Jude e hice una mueca

Minutos mas tarde ya estábamos los dos sentados en las gradas de la arena, ambos disfrutando de unos deliciosos batidos de fresa. Debía admitirlo, Jude sabía como levantarme el ánimo y hacerme sonreír. Aunque realmente no había mentido respecto a lo que harían los de Investigaciones Externas. Cuando les había dicho que había rasguñado al encapuchado, rápidamente me habían tomado las manos y limpiado debajo de las uñas. Claro, ahora tenia mis uñas perfectamente limpias y ellos tenían algo que habían denominado “muestra”. Esperaban encontrar rastros de piel del encapuchado o algo así.

_ ¿Qué le sucedió a tu mano izquierda? –Pregunto Jude- Parece como si te hubieras quemado con algo.

_ Era la única mano que tenia libre y tan solo tenia un cuchillo bendito –dije e hice una mueca- Ya te imaginaras que sucedió.

_ Dame esa mano –dijo él

Jude rápidamente saco un rollo de vendas de uno de sus bolsillos y comenzó a vendar la herida. Suspire, tratando de entender su preocupación por mi pero sin lograrlo. Mire automáticamente al frente al escuchar a Sam gritar y ver como él se acercaba, agitando una mano y sonriendo, hacia nosotros también acompañado de Will. Jude termino de vendarme en el momento justo y pude ponerme los guantes.

_ Dicen por los pasillos que has herido al oscuro –dijo Sam deteniéndose frente a nosotros y reí

_ Sam, tu prácticamente eres los pasillos –dije

_ Ya era hora de que te dieras cuenta –dijo Will poniéndose frente a mi- Él es prácticamente los ojos y oídos de este lugar. Cualquier hecho que ocurra, él lo sabe. ¿Así que heriste al oscuro?

_ Lo apuñale en el abdomen –dije y mi sonrisa se ensancho- Y también le dispare aunque el tiro se desvió y lo herí en el hombro izquierdo. Le va a tomar tiempo recuperarse por completo.

_ Vaya, eso si es asombroso –dijo Sam y Will sonrió

_ Se tomara un receso para recuperarse. Eso significa no mas muertes de ángeles y brujos –dijo él

_ Lo genial es que él ni le hizo un corte a Kat mientras que ella casi lo mata –dijo Jude entusiasmado y reí

_ ¿Y Lupe y Jeremiah? –pregunte

_ Fueron a buscar la pata de mono –dijo Sam y lo mire con curiosidad

_ ¿La pata de mono? ¿Eso realmente existe? –pregunte

_ Mientras se cuiden de no pedir ningún deseo estarán bien –dijo Will a la ligera- Por otra parte debo ver tus movimientos. Necesito saber exactamente como venciste al oscuro.

_ El director aun no ha salido de su estado de shock –dijo Sam- Y tu madre andaba queriendo hablar contigo.

_ Le dije que hablaría con ella luego en casa –dije y sonreí- Le dije que primero deseaba descansar, estar con mis amigos y olvidarme totalmente de lo ocurrido.

_ Me parece un buen plan –dijo Will

_ ¡A mi también! –exclamo Jude como solo él podía hacerlo y todos reímos

_ ¡Ese es el entusiasmo de nuestro equipo! –exclamo Sam

Todos reímos nuevamente y nos sonreímos. Era imposible que la alegría y el entusiasmo no se contagiaran entre nosotros. Y por más que faltaran dos miembros, Sam tenía razón, resultábamos ser un equipo. Hasta casi me sentía culpable por tener que abandonarlos dentro de unos días para volver. Quizás me costaría mas de lo que hubiera planeado en un principio, pero yo realmente deseaba volver con los demás. La sonrisa y cualquier atisbo de felicidad se borro del rostro de Will cuando apareció una quinta persona.

_ Me retiro –dijo él, dando media vuelta y partiendo

_ Sigue odiándome –dijo Alex y suspiro

_ Es Will, es normal –dijo Sam con indiferencia

_ Tan solo ignóralo, es lo que todos hacemos –dijo Jude

_ ¿Entiendes? –pregunte, mirando a Alex con curiosidad y él asintió mostrándome una moneda

_ El director dijo que podía quedármela, soy algo así como una especia de aliado –dijo Alex- Claro, esto apenas si me sirve como traductor, no tiene las mismas propiedades que sus emblemas. Al parecer, aun no confía suficientemente en mí. Por otra parte, me dijo que si muestro esto seré bien recibido entre los miembros de Solcius.

_ Vaya. ¿Alguna vez hemos tenido un caso así? –pregunto Jude y Sam negó con la cabeza

_ En todos los años que llevo aquí nunca he visto algo similar –dijo Sam

_ Según he oído y según el estado de shock del director, heriste al encapuchado –dijo Alex, mirándome

_ ¿Qué si lo hirió? ¡Casi lo mata! –Exclamo Jude, poniéndose en pie de un salto y comenzando a representar lo que le había contado- Primero lo apuñalo en el abdomen y él cayó al suelo. Lo pateo, haciéndolo rodar por toda la azotea hasta que él cayo y se sostuve del borde. Ella le piso fuertemente los dedos mientras lo maldecía y luego le apunto con el arma directo al corazón. Si es que tiene. Es una lastima que el oscuro la haya tomado por los tobillos y la haya hecho desviar el tiro. ¡Pero aun así lo hirió! El cobarde huyo luego de eso. Quien sabe a donde fue a esconderse.

_ Te lo resumo, esta herido peligrosamente en el hombro izquierdo. Le tomara unos meses recuperarse por completo –dijo Sam

_ Impresionante –dijo Alex y baje la vista, sonrojándome- Yo no he durado ni cinco minutos cuando me enfrento con él en sueños.

_ Al menos es algo. Will resistió menos de cinco segundos y encima resulto terriblemente herido –dijo Sam- No se que le hizo pero lo dejo en un estado deplorable a pesar de no mostrar ningún daño ni corte.

_ Tan solo se dio un duro golpe –dijo Jude- Deja de exagerar el hecho.

_ No es exageración, simplemente le doy atractivo –dijo Sam con todo orgullo

_ Llámalo como quieras pero todos sabemos que es exageración –dijo Jude y todos reímos

Capitulo 14: Mañana diferente


.

Me desperté antes del amanecer. La habitación de Alex aun estaba a oscuras y yo seguía sonriendo dulcemente tal cual como me había dormido. Y de hecho, era imposible que dejara de sonreír. Aun estaba sobre él, con mi frente pegada a la suya y su nariz tocando la punta de la mía. Sentía los dedos de mis pies enredarse con la tela del pantalón de su pijama y juguetear con eso. Moví mi mano apenas de su pecho y la deje caer sobre su ala, tocando sus magnificas plumas y sonriendo. Me gustaba verlo dormir, ver su rostro totalmente en paz y notar lo tranquilo que estaba. Dejaba cualquier preocupación y deber de lado. Sus brazos aun seguían abrazándome y entonces se movió, tomando mi mano y abriendo apenas los ojos.

_ Buenos días –dije sonriendo y él me devolvió la sonrisa

_ Aun no es de día –dijo

_ Será el amanecer en unos minutos, es casi lo mismo –dije y él junto sus labios dulcemente con los míos

_ Gracias –susurro y me volvió a besar aun con mas dulzura- Por todo.

_ ¿Y que sucedió con todo eso que habías dicho del autocontrol? –pregunte sonriendo y él también sonrió

_ Esa regla solo se aplica en el baño –dijo y reí dulcemente

Me deje caer sobre su pecho y suspire mientras seguía acariciando sus plumas. Adoraba ver sus perfectas alas de un blanco que hasta parecía brillar por si mismo. Él me abrazo nuevamente, acariciando mi espalda y sonreí. No me había quedado dormida más que con eso, mi ropa interior y una camiseta. Y aun así, este era el amanecer más dulce que había tenido.

_ Sabes una cosa, a veces me pregunto si fue coincidencia que te conociera o simplemente fue por algo mas –dijo él y me estremecí ligeramente- Es increíble, al fin una noche que pude dormir tranquilo.

_ ¿Por qué? –pregunte y él suspiro

_ No he podido dormir últimamente –dijo Alex

_ ¿Hace cuantas noches no duermes? –pregunte

_ Bastantes. Pero, realmente, ni lo noto. Sabes que me es opcional dormir o no –dijo él- Eso es lo bueno de ser un ángel. Nunca estaré cansado y nunca me será necesario descansar o dormir.

_ ¿Y por que no duermes ahora? –pregunte

_ Tengo pesadillas –dijo él y de pronto lo sentí totalmente frío- Es extraño y lo peor es que despierto teniendo las mismas heridas que me hice en las pesadillas.

Él tomo mi mano y se estremeció. Me quede sin aire. Al menos ya sabia donde había estado el encapuchado al no estar en mis sueños. Eso lo explicaba todo. De algún modo me sentí responsable por ello y sostuve con ambas manos la mano de Alex. Necesitaba encontrar el método de que el encapuchado dejara de torturarlo en sus sueños, no me importaba si para él no era necesario dormir. Prefería que el encapuchado nuevamente estuviera en mis sueños con su eterno tic toc antes de que estuviera en los de él, hiriéndole.

_ ¿Hace cuanto es eso? –pregunte

_ Desde que me lo cruce esa tarde en el pasillo de la escuela, el día que nos ataco a todos –dijo Alex y tomo mas fuertemente mi mano- Esa vez me dijo que yo era un traidor, que no debería seguir vivo. Y cuando estoy dormido es lo mismo. Me habla en sueños, me tortura con sus palabras. Y cuando finalmente no logro soportarlo mas y lo ataco, él logra vencerme en menos de un segundo y entonces despierto guardando las mismas heridas que me hice en el sueño.

_ Se lo que se siente –dije y suspire- Hagas lo que hagas no permitas que te mate en un sueño o te matara realmente. Debes despertar si él te ataca.

_ No planea matarme, no en un sueño –dijo él- Me dijo que no me mataría en sueños, que deseaba hacerlo personalmente cuando llegara el momento pero no me importa lo que me diga.

_ Al menos, la próxima vez que lo veas frente a frente recuerda esto, yo no permitiré que te haga algo malo y no dejare que te mate –dije y él sonrió- Es una promesa y sabes que yo tarde o temprano cumplo con lo que prometo.

_ Mientras a ti no te haga daño no me importa lo que pueda hacerme a mi –dijo Alex sonriendo y me acaricio la mejilla- Entiéndelo, al menos en este momento eres lo mas importante para mi y lo único en lo que puedo pensar. No me importa si cuando te vayas el encapuchado aparece y me mata.

_ Por favor no tientes a la suerte –dije casi de un modo suplicante y él sonrió, besándome tiernamente

_ No tienes que temer, no dejare que me mate solo para volver a estar contigo –dijo Alex y sonreí

_ Si dejas que él te haga algo, primero mato al encapuchado y luego a ti por tonto –dije aun sonriendo contra sus labios- Por otra parte, siento que estaré castigada el resto de mi vida si mis padres alguna vez se enteran de lo que hice. Ya bastante furiosos debieron de estar cuando seguramente se enteraron que fui cómplice de Diana.

_ Tengo el presentimiento de que saldrás ilesa de esta –dijo él- Pero no estoy tan seguro de mi. Mis padres podrían llegar en cualquier momento, no se que toman ellos por la mañana.

_ Entonces no tentemos más a la suerte –dije y casi de un salto me levante

Me puse en pie, sintiendo la suave alfombra que cubría todo el suelo bajo mis pies. Alex también se levanto pero permaneció sentado sobre la cama. Los primeros rayos de sol ya invadían toda la habitación y la luz estaba por todas partes. Me quite la camiseta, quedándome tan solo en ropa interior. Me agache para recoger una camisa blanca y me la puse. Casi al instante Alex se echo a reír viendo que esta no era mi camisa y que me quedaba notablemente grande, llegándome hasta las piernas.

_ Eso es mío –dijo Alex y reí también

_ No es mi culpa que tengas tirada la ropa de hace una semana –dije

_ Una semana no. Cuatro días –me corrigió él con total dignidad y ambos nos echamos a reír

_ Está bien, cuatro días –dije y me quite la camisa, se la lance- Ten.

Él dejo la camisa hecha un bollo a un lado y no le dio importancia. Continué caminando por su habitación, tratando de encontrar algo en el desastre que era todo. Y aun así, simplemente sonreía, no podía hacer otra cosa. Me sentía extremadamente feliz. Mire dos veces lo que parecía ser mi pantalón, tirado en el suelo a los pies de la cama y lo recogí viendo que estaba en lo correcto.

_ Si te interesa, creo que tu camisa quedo tirada en el pasillo –dijo Alex una vez que termine de ponerme el pantalón

_ Eso es bueno, hubiera estado una eternidad aquí buscándola –dije

_ Es un desastre organizado –dijo él- Puedo encontrar cualquier cosa que busque por que conozco a la perfección el desorden de mi cuarto. En cambio, si todo estuviera ordenado, te puedo asegurar que no encontraría nada.

_ Ya te ha pasado. ¿No es así? –pregunte y él asintió

_ Estuve cinco horas buscando una cazadora por que a mi mamá se le ocurrió ordenar mi habitación –dijo Alex

_ Esta bien, acepto que es un desastre organizado –dije- Aun así sigue siendo un desorden terrible.

_ Por que no has visto el cuarto de Miguel –dijo Alex y sonrió- Él me gana en cuanto a desastre.

_ Lo estoy dudando –dije fingiendo duda

Alex se acerco a mí y me tomo de la cintura, jalando hasta que caí sobre él y reí. Él me acaricio la cara, pasándome una mano por la mejilla y luego sentí como sus dos manos recorrían mi espalda. Su tacto era calido contra la baja temperatura de mi piel y extremadamente suave. Tome su rostro entre mis manos y lo bese tan solo una vez, disfrutando del dulce sabor de sus labios contra los míos. Sonreí al soltarlo y gire, dejando de estar encima de él. Me senté cruzada de piernas sobre la cama y casi al instante él se sentó también. Sentí sus manos deslizarse por mi vientre y abrazarme. Alex suspiro y apoyo su cabeza sobre mi hombro.

_ Te amo –dijo con sus labios rozando mi oído- ¿Te lo dije?

_ Cientos de veces anoche –respondí y gire mi rostro, mirándolo- Y yo también te amo.

_ Ya te escuche ayer, lo repetiste cientos de veces –susurro él y me abrazo mas como si no quisiera soltarme- Y aun así, siento como si cada vez que me lo dijeras fuera la primera vez. Y yo no me canso de repetírtelo. Te amo, te amo, te amo. Y me gusta ver como sonríes cada vez que te lo digo. Eres lo más bello que tengo.

_ Y tu eres mi luz, no se que hubiera sido de mi si no te encontraba –dije- No quiero imaginar que seria de mi vida ahora si nunca me hubiera cruzado contigo. Eres como mi ángel de la guarda, siempre protegiéndome y cuidando de mí.

_ Y tu a veces eres bastante ingenua –dijo él- Enserio, a veces me cuesta creer que eres la misma persona que fue capaz de entrar al Bella Vista y huir de ahí y también de enfrentarse a la mano derecha de Lucifer. Sin contar como te has enfrentado con tu hermana.

Él se movió apenas y comenzó a besar la piel de mi cuello. Suspire ante el placer que me producía el contacto de sus labios con mi piel y cerré los ojos, poniendo la cabeza de lado para que le resultara más fácil. Sus manos dejaron de estar quietas y comenzaron a recorrer toda mi silueta, acariciando mi suave piel y haciendo hasta que me olvidara de respirar. No, no era justo que él pudiera vencerme tan fácil en este tipo de cosas y yo no quisiera más que dejarme hacer. Pero sus caricias era algo que no me podía resistir. Desde ya el simple rozar de sus dedos con mi piel podía totalmente conmigo. Respire hondamente al sentir como él dejaba de besar mi piel y entonces apoyo su frente contra mi hombro.

_ Diles que si –susurro

Casi al instante sentí sus labios besar la marca que tenia en mi omoplato derecho y una corriente eléctrica me recorrió toda la columna vertebral. Él toco apenas con sus dedos esa marca y como siempre sus dedos me quemaron terriblemente, pero eso era por que aquella marca siempre estaba helada. Y lo cierto era que la había tenido desde que había recomenzado mi vida. No era más que un sol, muy parecido al símbolo de Solcius con sus rayos zigzagueantes. Pero donde el símbolo de Solcius normalmente tenía una gema o estaba vacío, este sol tenia encerrada una medialuna. Y no era más que eso, una marca que tenía en aquella parte de la espalda en un tono más oscuro de modo que contrastaba con mi piel color crema.

_ ¿Qué cosa? –pregunte

_ Diles que si –dijo y volví a sentir como sus labios besaban aquella marca- Que acepto ir a hablar con ellos.

No supe que responder exactamente ante aquello. Sabía a que se refería pero no lo había esperado. Finalmente él me soltó y gire mi rostro para verlo más que sin palabras. Pero Alex ya estaba resuelto y decidido, y sabía que cuando él se decidía a algo no había vuelta atrás.

_ ¿Estas seguro de lo que estas diciendo? –pregunte y él asintió

_ Lo estuve pensando y ya me decidí. No estoy diciendo que acepte nada pero simplemente acepto ir a hablar con tu superior, el director, quien sea que este a cargo y deseaba verme –dijo él- No pierdo nada con ir a hablar.

_ Esta bien, yo te llevare si eso es lo que quieres –dije aun sin lograr asimilarlo por completo- De un modo u otro tenia que ir el día de hoy.

Me puse en pie y logre encontrar mis medias junto con mis zapatos. Alex finalmente se levanto de la cama y se cambio, poniéndose unos jeans, una playera y una cazadora. Suspire aun sin comprender exactamente que iba a hacer y salí de la habitación. Encontré mi camisa en el pasillo tal como había dicho Alex y rápidamente me la puse. Termine de abrochar los botones ya estando abajo y él me miro inquisitivamente una vez que termine. No quise devolverle la mirada, no estaba segura de lo que iba a hacer. Pero no le podía decir que no, él me lo había pedido por más que a mi no me gustara mucho la idea. Camine tan solo unos pasos para tomar mi collar del lugar en donde Alex lo había dejado la noche anterior y corrí mi cabello para poder ponérmelo.

_ Que conste que fue tu decisión –dije y escuche el clic de la cadenilla cuando se engancho- Yo no te obligue ni nada, fuiste tu solo él que eligió y me pidió que te llevara.

_ Lo haces parecer como si no estuvieras de acuerdo –dijo Alex, suspire y lo mire seriamente

_ No estoy segura de lo que va a pasar. ¿Está bien? Algunos de mis compañeros aun siguen considerando a la familia Engel como una familia de traidores y por mas que fue el director quien dio la orden y con apoyo de su superior, no se como reaccionaran los que están en contra –dije- Aun así, mientras estés conmigo no te pasara nada, eso si puedo asegurarte.

Y claro, si el superior del director era Caroline Chevalier más conocida para mí como mamá, no había nadie que fuera capaz de desafiar aquella decisión. Y además, en cierto modo, yo también tenía más autoridad que el mismo director ahí por ser quien era. Quizás... con un poco de suerte... no habría problemas. Después de todo, se suponía que la única persona que me pasaba en autoridad en Solcius era mi mamá. Y aun así, el riesgo estaba ahí, de meter a una persona que era el hijo de quien, algunos, consideraban un traidor.

_ Sé a donde te estoy pidiendo que me lleves y estoy al tanto de que algunos de tus compañeros me ven solamente como el hijo de dos traidores –dijo Alex- Tu amigo ya me dejo mas que en claro eso.

_ Hay peores y Martin Mollet tenia ganas de una revancha –dije- Si te separas de mi te meterás en problemas.

_ Casi lo haces parecer como si me fueran a matar –dijo él

_ Alex, entiéndelo, todos los seres que hay ahí odian al Consejo y el hecho de quien eres no ayuda mucho –dije- Yo te llevo, pero debes hacer cada cosa que te diga o terminaras mal.

_ Esta bien –dijo y levanto la mano- Yo, Alexander Engel, juro cumplir cada una de las indicaciones de Katherin mientras este en las instalaciones de Solcius. De no cumplir, que se me caigan todas las plumas y tenga que comer tomate.

No pude hacer más que reír ante su tonto juramento y él me sonrió. Tome su emblema de la mesa y se lo lance. Alex lo atajo hábilmente en el aire y también se lo puso, ocultando las dos alas abiertas bajo su playera. No serviría de nada, él era idéntico a su padre y todos podrían identificarlo y saber que servia al Consejo sin ningún problema. Aun así una sonrisa se dibujo en mi rostro, si él permanecía conmigo y hacia todo lo que yo le dijera se suponía que no había nada que pudiera pasarle.

_ Sabes una cosa, eres un tonto –dije y mi sonrisa se ensancho- Pero aun así siempre logras hacerme sonreír sin importar la situación.

_ Ojala puedas seguir sonriendo de ese modo –dijo él y suspiro, apoyándose contra una pared- Por que estoy sintiendo la presencia de mis padres lo que quiere decir que ya llegaron. Tan solo, mira al cuadro que esta frente a mí y sígueme la corriente si no quieres delatar lo que sucedió en realidad.

Asentí obedientemente y luego mire el cuadro que él decía. Lo mire con detenimiento, poniendo apenas la cabeza de lado y fingiendo como si lo venia haciendo desde hacia rato. Agudice mi oído y pude escuchar las pisadas afuera y un leve murmullo de lo que era la conversación llego hasta mis oídos. Busque en mis bolsillos hasta dar con un par de guantes y rápidamente me los puse. ¿Estaba temiendo, yo? Bueno, en cierto modo se suponía que yo no debía estar aquí y no sabia como reaccionarían sus padres ante ese hecho.

_ Ese es el cuadro favorito de mi papá, no se por que será –dijo Alex tranquilamente como si viniera hablando desde hacia rato en el instante en que sus padres entraron- Dice que le recuerda a otras épocas cuando era mas feliz.

_ Es hermoso –dije con la vista perdida en los campos de trigo que había pintados- ¿Quién lo pinto?

_ Mi mamá. Ella es una artista en su tiempo libre, le gusta mucho pintar pero últimamente no esta teniendo tanto tiempo –continuó él

_ Eeeh, buenos días –dijo una mujer, dudando al verme

La mire con curiosidad durante un segundo y luego le sonreí educadamente. Soledad era realmente hermosa. Tenía el cabello rubio oscuro que le caía mas allá de sus hombros formando grandes ondas y unos amables ojos color caramelo. Ella continuo vacilante ante mi presencia, parada en la mitad de la sala. Detrás de ella estaba un hombre, el mismo que había visto hacia unos días y ahora que lo podía ver perfectamente de frente me daba cuenta que no me había equivocado. Michael era exactamente igual a su hijo, con los mismos ojos y el mismo cabello solo que este si estaba peinado. Él también se detuvo, mirándome con una expresión estupefacta en el rostro y entonces baje la vista temiendo que alguno de ellos reconociera mis ojos.

_ ¿Quién es ella? –pregunto finalmente Michael

_ Ella es Kat, salí temprano y la encontré en las calles de New York. Íbamos a salir a desayunar pero olvide mi billetera en casa y le pedí si podía acompañarme a buscarla. Le estaba enseñando la sala –dijo Alex aun guardando su cómoda postura contra la pared- Ella es mi novia.

_ Pues entonces es un placer conocerte –dijo Michael poniéndose frente a mí y estrechándome la mano- ¿Tu nombre?

_ Katherin... –dude si continuar o no ¿Qué se suponía que debía decirle?

_ Strega –concluyo Alex y Michael se alejo de mi de un paso

_ Su collar –dijo Soledad con la vista perdida en mi emblema- Es una de ellos.

_ ¿Qué? ¿Estas bromeando? –Pregunto Michael y miro molesto a su hijo- Tienes cinco minutos para explicarte. ¿Tienes idea de quien es ella? Por empezar... ¡Es una bruja! Y no cualquier bruja por cual dices que es su apellido. Además de que es una servidora de Solcius.

_ Estoy consciente de todo ello –dijo Alex conservando su calma y se puso en pie- Pero me salvo la vida y protegió mi alma en mas de una ocasión. ¿Sabes que he sufrido una marca maldita y he sobrevivido? Es gracias a ella. Es buena y es la persona que amo, no se si seguiría vivo de no ser por ella.

_ Pero... tiene orden de muerte –dijo Soledad- El Consejo te encargo aquella misión a ti.

_ Ahora entiendo por que decías que no podrías cumplirla –dijo Michael- ¿Con que excusa te fías de ella?

_ Me dio el arma y me dijo que la matara con tal de que yo no volviera a caer en juicio en el Consejo –dijo Alex y miro seriamente a su papá- Fui yo quien me negué a dispararle.

_ Un arma no mata a una bruja –dijo Michael

_ Esa arma si era capaz de matarme a mí –dije y lo mire- La bala que tenia en su interior esta diseñada para ser capaz de matar a alguien como yo. Existen tan solo tres armas como esas y una me fue confiada a mí.

_ No entiendo como el director le dio un arma así a una niña –dijo Michael y me miro, cruzándose de brazos- Estoy seguro de que Adam Pells no seria capaz de autorizar algo así.

_ Hay alguien mas arriba que Adam Pells, eso usted debería saberlo –dije- La autorización y la orden vinieron de mas arriba.

_ Además de que la orden que me dieron a mí de matarla no es real –dijo Alex- La mano izquierda de Lucifer anda manipulando el Consejo y es por eso que ella tiene pedido de muerte y la misión fue dada específicamente a mi. En otras palabras esto no es más que otra de las múltiples jugadas de la mano izquierda de Lucifer por conseguir lo que quiere.

_ ¿Y que es lo que quieres? –pregunto Soledad

_ Planea liberar a Lucifer –dije- Pero para eso necesita los diez objetos, cinco de los cuales están perdidos. Además de que necesita sangre para liberar a Lucifer.

_ La sangre del mejor ángel y del mejor brujo de esta generación –dijo Alex- Y también dijo que necesitaba la sangre del caballero y del brujo.

Soledad se quedo helada ante ese comentario y se tambaleo. Enseguida Michael la sostuvo para que ella no se cayera pero aun así ambos estaban notablemente pálidos. No podía negarlo, yo también lo estaba y mire más que sorprendida a Alex y a la vez preocupada por que podría saber. Él debía saber algo, estaba segura. El encapuchado no habría desperdiciado su tiempo cuando hablaba con él y ahora sabia de que también se necesitaba la sangre del caballero y del brujo, mi sangre.

_ Chevalier... –dijo Michael y Soledad se puso en pie, mirándome seriamente

_ ¿Qué sabes tu de Caroline? –pregunto y me paralice

_ Nada –mentí- No se ni de quien me están hablando.

_ Tu padre es Adrian Strega. ¿No es así? –Pregunto Michael- No puedes no saber nada de ella si él es tu padre. ¿Qué sabes de ella?

_ ¿Caroline Chevalier? –pregunto Alex con curiosidad

_ No se nada –repetí- No tengo acceso a ese tipo de información en Solcius. Si desea saber pregúntele al director o a su superior.

_ Está bien, te creo –dijo Michael y suspiro, mirando a un lado- Pero aun así me provocas muchas preguntas. ¿Por empezar, que haces tu aquí?

_ Salí temprano de mi casa, necesito comprar un vestido para Navidad. Estaba caminando por las calles cuando me cruce con Alex y él me invito a desayunar. Aunque se había olvidado su billetera aquí y me pregunto si podía acompañarlo a buscarla. Le dije que si. Me estaba mostrando la sala cuando ustedes dos llegaron –dije poniendo mi mejor cara de inocente y luego mire a Soledad- Por cierto, pinta muy bien.

_ Gracias. No tienes por que tratarme de usted Katherin, no hay problema –dijo Soledad y me sonrió amablemente

_ Esta bien –dije devolviéndole la sonrisa

_ Entonces todo esta perfecto y yo ya encontré mi billetera, nos vamos –dijo Alex y Michael lo detuvo

_ ¿Dónde estaba tu billetera? –pregunto él y Alex hizo una mueca

_ Debajo de un libro de filosofía que había en mi escritorio, justo al lado de un zapato –dijo Alex y Michael suspiro, negando con su cabeza

_ No puedo creer el desorden que tienes en ese cuarto –dijo él- Vete ahora, sal con ella, pero vuelves y ordenas todo. Quiero ver algo de orden en esa habitación o te quito tu espada.

_ ¿Qué? –exclamo Alex indignado y Michael sonrió

_ Sal y disfruta. Pero hablo enserio, vuelves y ordenas todo –dijo él

_ ¿Mamá, y tu paciente? –pregunto Alex rápidamente para cambiar de tema

_ Elliot se recupero –dijo ella tristemente y clavando la vista a un lado

_ ¿Qué sucede? ¿Eso no es bueno? –pregunto Alex confundido

_ No del modo en que lo hizo –dijo Michael y miro seriamente a su esposa- Rompió la ley del Consejo, interfirió en su salud.

_ Era un niño de ocho años, no lo podía dejar morir –dijo ella- La madre estaba desesperada, me pidió que hiciera cualquier cosa para salvarlo.

_ No veo el problema, las leyes están hechas para romperse –dijo Alex y le sonrió a su mamá- Hiciste lo que considerabas correcto, no debes sentirte mal por ello.

_ Tienes razón –dijo Soledad y sonrió a pesar de su tristeza

Alex le devolvió la sonrisa y luego paso un brazo por mi espalda. Baje la vista al pasar junto a ellos dos para evitar que vieran mis ojos y me reconocieran. Casi suspire de alivio una vez que estuvimos afuera de no ser que podría haberme delatado por haberlo hecho. Listo, no había dicho nada sobre Caroline Chevalier ni sobre lo que no debiera hablar. Aun así, sentí la culpa dentro de mí por ocultarle aquella información a Alex. Pero él también sabía algo y no me lo había dicho.

_ ¿Qué era aquello de la sangre el caballero y la sangre del brujo? –pregunte haciéndome la confundida

_ El encapuchado en un sueño me dijo que no necesitaba solamente la sangre del mejor brujo y del mejor ángel, que también necesitaba la sangre del caballero y del brujo –dijo Alex- Realmente no entiendo mucho a que se refería con aquello. ¿A dónde vamos?

_ Al mercado negro, no puedo llevarte directamente –dije

Logre hacer el hechizo de transporte sin problema y en un segundo ya nos encontrábamos en la zona empresarial del mercado negro. A diferencia de Alex, yo si sabia a que se refería el encapuchado con la sangre del caballero y la sangre del brujo. No se refería a personas sino que a apellidos, Chevalier y Strega. Casi me estremecí de saber que se refería a mi sangre y que me quería a mí. El centro empresarial del mercado negro siempre parecía monótono, todo gris y lleno de gente con trajes.

_ Jamás había estado por esta zona en el mercado negro –dijo Alex- ¿Qué es exactamente?

_ Son todas oficinas y empresas, no se de que –dije e hice una mueca- Pero todos siempre están vestidos de traje y nosotros llamamos la atención al estar vestidos normalmente. Realmente es incomodo.

_ No entiendo por que le das tanta importancia –dijo él tranquilamente

_ Odio llamar la atención –dije y suspire- Y parece ser que es algo que no puedo evitar.

_ Simplemente no le des importancia y listo –dijo Alex y me miro con curiosidad- ¿Por cierto, que hacemos aquí?

_ Te dije que no te podía meter directamente, por aquí esta la única forma de llegar a Solcius que no es mediante un hechizo –dije

Él aun así continuo caminando a un lado mío, mirándome con curiosidad. Continuamos por la calle del comerciante hasta llegar a la calle del empresario. Caminamos un par de metros más y pude divisar la figura de Jeb, siempre fiel en su puesto de trabajo. Me detuve con una mueca frente a su mesa al ver como él examinaba de pies a cabeza a Alex. El guardia se puso en pie y se llevo una mano a la mandíbula, meditándolo y Alex se quedo tieso y firme.

_ Señorita, necesito una explicación –dijo Jeb, ya captando que no debía decir el apellido por el cual me conocía ante este desconocido- ¿Con que permiso y autorización hace usted esto?

_ Permiso y autorización de los superiores –dije- Él es el hijo de M.E. ¿Recuerdas que el director deseaba hablar con él?

_ Si, ya lo recuerdo –dijo Jeb- Supongo que si el director lo autorizo puede pasar además de que supongo que esta bajo su cargo.

_ Así es Jeb –dije y sonreí

_ Puede pasar pero me veré obligado de pedir que me entregue todas sus armas –dijo Jeb

_ ¿Es necesario? –pregunte y Jeb asintió solemnemente

_ Discúlpeme señorita pero es el reglamento interno, no puedo romperlo ni por usted –dijo él

_ Pero no tengo nada –dijo Alex y Jeb lo miro seriamente- Esta bien pero no tiene por que desconfiar tanto de mi.

_ Escúchame muchacho este es mi trabajo y tu no eres precisamente alguien de quien se pueda confiar –dijo Jeb desafiante

_ Jeb, Alex esta bajo mi cargo, todo esta bien –dije y le dedique una encantadora sonrisa

_ Como usted diga Katherin –dijo él y me devolvió una amable sonrisa- Pero aun así deberé pedirle a su acompañante que se desarme.

Alex suspiro frustrado y comenzó a buscar en los bolsillos internos de su chaqueta. Dejo sobre la mesa de Jeb cinco cuchillos, dos shurikens, unas tijeras, cuatro dardos y lo que parecía ser la punta de una flecha. Lo mire sin palabras durante unos segundos mientras él dejaba su chaqueta y comenzaba a buscar en los bolsillos de su pantalón. Saco una navaja y una especia de cable de acero enrollado. Jeb tomo un bolso negro de debajo de su mesa y metió todo dentro, mirando a Alex seriamente y asegurándose de que no hubiera pasado nada por alto.

_ ¿Algo mas? –pregunto Jeb

_ Creo que es todo –dijo Alex y Jeb lo miro seriamente

_ Intenta algo muchacho y te aseguro que quedaras muerto en menos de tres segundos –dijo él y me miro, cambiando su expresión de hostil a amable- Señorita, tenga cuidado estando en su compañía.

_ ¿Te parece que él podría vencerme Jeb? –pregunte sonriendo y él me devolvió la sonrisa

_ No, no lo creo –dijo el guardia y volvió a guardar el bolso debajo de su mesa- Tan solo, que luego pase por aquí y le devuelvo sus cosas. Parece que me entrego todas sus armas aunque si fuera por mi ni lo dejaría pasar.

_ Tranquilo Jeb, yo me ocupare de que se porte bien –dije y lo mire con curiosidad- Por cierto... ¿Alguna novedad?

_ Ninguna, de hecho, Jude y Sam acaban de entrar hace minutos. Por otra parte, su madre paso por aquí esta mañana y parecía bastante seria –dijo Jeb y casi me estremecí- ¿Se metió en problemas señorita?

_ Eso creo –dije- ¿Has notado algo molesta a mi mamá?

_ Supongo que si, parecía molesta por algo. No se como estará ahora, fue hace dos horas que paso por aquí –dijo Jeb e hice una mueca

_ Que algo me ayude o me matara –dije

_ Tranquila señorita, recuerde quien es –dijo Jeb y me sonrió- Le deseo una feliz estadía y espero verla a la tarde cuando salga.

_ Si sigo viva será un placer pasar a saludarte –dije y él miro seriamente a Alex

_ Haz algo que no debas y te matare –dijo el guardia y sonrió con suficiencia- Aun así, no hay modo de que salgas por tu cuenta.

Alex se quedo duro y Jeb sonrió ante su victoria. El guardia volvió a sentarse en su puesto de trabajo y suspire. Ya la veía venir esta y también que mi mamá posiblemente estaría molesta. Hice una mueca sabiendo lo que me esperaba y entre, seguida de Alex. Trate de recordar cual era el código del transportador mientras cruzábamos la gran y fría recepción con forma circular. Mire a Alex de soslayo y de pronto me pareció extremadamente serio, casi me estremecí.

_ Mentiste –dijo él y me sobresalte

_ ¿Qué? –pregunte preocupada y él me miro

_ Haces parecer que no eres más que un simple miembro de Solcius pero por el trato que te tuvo el guardia puedo decir que no es así –dijo él- Tu no eres una servidora mas. ¿No es así?

_ Es solamente por que mi papá es el brujo mas poderoso que existe –dije fingiendo indiferencia y él pareció creerme

_ Eso explica bastante –dijo Alex y dejo su seriedad de lado siendo reemplaza por la molestia- No es justo que me haya hecho dejar todas mis cosas.

_ Te las devolverá cuando salgas –dije sonriendo

_ No se quien se cree ese anciano para hacer que le dejara todo. ¿Enserio el único guardia que custodia es ese viejo? –pregunto Alex y no pude evitar reír

_ No te burles de Jeb, te puede descuartizar en tres segundos –dije y Alex me miro sorprendido

_ ¿Enserio? –Pregunto y asentí- ¿Ya lo ha hecho?

_ No fue descuartizar en realidad –dije e hice una mueca- Fue mas bien destripar. Me mostraron las grabaciones pero fue hace años aquello. Tenemos una seguridad inquebrantable y Jeb tiene razón cuando te dijo que la única forma de salir es por aquí. Claro, si es que logras encontrar la salida.

_ Sigues el corredor hasta la salida –dijo Alex sencillamente y reí

_ Tonto, aun no hemos llegado –dije y él me miro atónito- ¿Crees que aquí es Solcius? Estas equivocado, esto no es mas que una recepción que compartimos con varias otras oficinas y empresas. Tendremos que usar el transportador.

_ Yo solo te sigo, no se ni en donde me estas metiendo –dijo Alex cruzando sus brazos detrás de su cabeza y sonrió- De hecho, hasta podrías estar llevándome directo a una trampa o una emboscada con quien sabe que motivos y yo como un tonto te estoy siguiendo.

_ Tranquilo, no te estoy llevando a ninguna trampa ni nada –dije y le sonreí- Jamás seria capaz de utilizarte. Ya se los he dicho varias veces, mi lealtad, antes que a ellos es a ti. Así que si todo esto no es más que una trampa y me están utilizando a mi, cuenta con que estaré de tu lado.

_ Gracias –dijo Alex

Mi sonrisa solo se ensancho y finalmente llegamos a la puerta del transportador. Toque el botón tan solo una vez y casi al instante este llego y las puertas se abrieron. Las puertas se cerraron y estuve varios segundos tratando de recordar el código necesario. Tipie los números, deseando no estar equivocándome y casi salte de felicidad.

_ Te habías olvidado el número –dijo Alex tranquilamente y lo fulmine con la mirada

_ No es cierto –dije y él sonrió

_ Si lo es –dijo él

_ No lo es –dije y él puso los ojos en blanco

_ Se suma a la larga lista de cosas que jamás me dirás o admitirás –dijo él

_ Vete al diablo Alexander –dije y él rió a mis espaldas

_ Ya me estaba empezando a preocupar, tanto tiempo sin que me dijeras eso –dijo Alex

_ Si, se siente bien mandarte al demonio –dije con indiferencia- Pero estas en mi territorio y juraste hacer todo lo que dijese, por lo tanto, no puedes contradecirme. Si sigues molestando haré que te caigan litros de tomate encima.

_ Atrévete y te juro que mi venganza será terrible –dijo él seriamente y no pude evitar reír

_ No puedo creer que detestes tanto el tomate –dije

_ No lo detesto, simplemente no lo puedo ver. Lo odio –dijo él

_ No se por que ese trato me suena tan familiar –dije y las puertas del transportador se abrieron- Compórtate o alguien terminara por atacarte.

_ Ya estoy acostumbrado a que donde vaya alguien quiera matarme –dijo Alex mientras ambos salíamos- De hecho, ya parece un hecho cotidiano que mi vida corra peligro.

_ No tienes idea de lo que dices –dije mientras caminábamos por el pasillo- No tienes idea de lo que es estar al borde de la muerte todo el tiempo. Saber que si tu equilibro se rompe podrías morir.

_ ¿Y tu si? –Pregunto él y negué con la cabeza- ¿Y entonces?

_ Nada –dije y suspire- Tan solo... ten cuidado. Mientras estés a mi lado nadie te atacara pero aun así no hagas ninguna estupidez.

_ O meterás en mas problemas a Katherin de los que ya tiene con sus padres –dijo Sam apareciendo frente a nosotros y chocamos los cinco- Según dicen por los pasillos, tu madre anda muy molesta el día de hoy.

_ No me sorprende –dije- Me descuartizara lenta y dolorosamente.

_ No lo se –dijo Sam y nos miro con curiosidad- ¿La regla sigue en pie?

Asentí con mucho cuidado sabiendo a lo que él se refería. Mire a Alex un segundo de soslayo, tratando de no sentirme culpable por ocultarle este tipo de cosas y frente a él pero sin lograrlo. No era justo, definitivamente no estaba bien lo que yo estaba haciendo. Pero lamentablemente mi mamá ya se había ocupado de que yo no la desobedeciera. Me había hecho prometerle y jurarle que guardaría silencio y no diría nada respecto a ella o respecto a mí. ¿Pero hasta que punto aquella promesa no me hería?

_ ¿Lo llevas a ver al director? –pregunto Sam

_ Él me lo pidió y estoy segura de que el director estará encantado de recibirlo –dije- ¿Y los demás?

_ Jeremiah salio a buscar algo junto con Lupe. Will anda entrenando en alguna parte y Jude esta tratando de entretener a tu madre –dijo él e hice una mueca- Es un buen amigo.

_ Ya lo se –dije

_ Bueno, los dejo continuar con su camino –dijo Sam- Yo iré a la tienda.

_ ¿Buscas algo elegante y mortal? –pregunte sonriendo y él me devolvió la sonrisa

_ Había visto la última vez unos mocasines que me tentaron bastante. Son adheridles a cualquier superficie de modo que puedo caminar por las paredes y pediré si pueden hacerles algunas modificaciones –dijo Sam

_ Jude se molestara si copias sus ideas –dije y él rió

_ Ya saco una patente así que no puedo hacerlo –dijo Sam- No creas que no lo pensé. Quizás los vea luego, adiós.

_ Sabes una cosa, entenderé algo de rumano pero es torturante oírlo a la mañana –dijo Alex una vez que Sam estuvo fuera de nuestra vista

_ Al menos entiendes algo –dije- Él no te entiende ni una sola palabra.

_ ¿Y eso es malo o es bueno? –pregunto Alex y sonreí

_ Averígualo por ti mismo –dije, deteniéndome y abriendo una puerta

Él se quedo helado de modo que prácticamente lo empuje dentro. Ni siquiera me había molestado en tocar por lo que el director no noto nuestra presencia hasta que levanto la vista de los archivos que estaba revisando. Primero nos miro con curiosidad, a tiempo que se sacaba los anteojos y los dejaba a un lado. Luego, una amable sonrisa se fue abriendo paso por su rostro. Él se levanto y rápidamente fue a estrechar la mano de Alex, quien estaba más que confundido y sin saber que hacer. Al parecer, no se esperaba esa reacción del director de Solcius. Pero yo si, estaba consciente del entusiasmo que Adam tenia por conocer al menos a un miembro de la familia Engel.

_ Tu debes ser Alexander –dijo él estrechándole enérgicamente la mano- Es un placer conocerte. No hay nada que me guste más que conocer a los hijos de las leyendas. Al fin Katherin te ha traído ante mí.

_ Él me lo pidió –dije, apoyándome en la pared- sabes que sigo manteniendo mi palabra en pie.

_ He venido por mi propia voluntad –dijo Alex- No por que ella me lo haya pedido ni nada por el estilo.

_ No importa, lo importante es que estas aquí –dijo Adam recuperando su lugar en el escritorio- Siéntate, no te quedes ahí parado. Te diré lo mismo que les digo a todos quienes están bajo mi cargo, trátame como un amigo si quieres. ¿Kat, tu también quieres sentarte?

_ Lamentablemente, cada vez que tomo asiento ahí, recibo una noticia mala –dije y suspire- Aun así te lo agradezco Adam.

_ Como quieras Katherin –dijo él sin darle mucha importancia- Vamos Alexander, toma asiento, no te quedes ahí quieto. Estoy encantado de conocerte. Eres el hijo de Michael. ¿No es así? Gran ángel según me han dicho.

_ ¿Ha oído hablar de mi padre? –pregunto Alex sentándose frente al director

_ Si y mucho. He tenido mucha curiosidad desde que supe que estaba en este tiempo con nosotros. Él es prácticamente nuestro fundador. Claro, me sigo preguntando que lo habrá hecho cambiar de opinión... –dijo Adam sumiéndose en sus pensamientos y volviendo a la realidad- Pero bueno, se lo preguntare si algún día tengo el placer de verlo en persona. He escuchado hablar muy bien de él.

_ ¿Quién le ha hablado de él? –pregunto Alex y me quede helada

_ Pues el padre de Katherin, claro –dijo Adam y entonces me tranquilice- Ellos dos se conocen del pasado.

_ Es extraño considerando que mi padre no habla mucho de él –dijo Alex de un modo desafiante conservando la calma

_ Pues Adrian habla muy bien de él. No me sorprende que tu padre no hable mucho de él, después de todo, se conocieron cuando Michael estaba en sus últimos días con nosotros –continuo el director- Quizás sea por eso.

_ Quizás –dijo Alex tranquilamente y miro al director- O quizás sea por que usted me esta mintiendo y no ha sido Adrian Strega quien le ha hablado de mi padre. Elija usted cual opción desea creer, yo ya se cual es la correcta.

Me tense ante esa rápida deducción y el director se quedo sin palabras. Él me miro pidiendo ayuda y negué de un rápido y solo movimiento con la cabeza. Estaba solo en esta, yo ya le estaba ocultando demasiadas cosas a Alex y el director no podía utilizarme a su favor en esto. Suspire viendo que el director claramente había subestimado a la persona que tenía enfrente.

_ Adam, ve al punto –dije

Lo mire seriamente, advirtiéndole que esta era la única vez que lo salvaría por cometer un error así y dejar que Alex descubriera tan rápidamente su mentira. El director casi se estremeció al cruzarse con mi fría mirada. Sacudí apenas la cabeza, tratando de volver a ser yo misma y sintiendo una mínima jaqueca. ¿Qué? ¿Qué era lo que me acababa de suceder? Yo normalmente no era así de seria y cortante, jamás lo había sido. Me sentí por un segundo mareada y agradecí estar apoyada contra la pared. Me di vuelta, viendo mi reflejo en el cristal más pálido de lo normal. Ya era definitivo, necesitaba aprender a controlar mis dos partes y que ellas no me controlaran a mi o este asunto podría terminar mal.

_ El punto es que tenemos razones para creer que el oscuro desea matarte –dijo Adam- Creo que tu lo conoces como el encapuchado. O al menos así se refiere Katherin a él.

_ Así es –dijo Alex- Y no me sorprende que desee matarme.

_ Si, pero tu has sido su primera victima –continuo el director- El oscuro ya se ha encargado de muchos pero tu eres el primero del que tenemos registro. ¿Tienes idea del por que?

_ No lo se –dijo Alex y miro al director- Solo se que le costara muy caro lo que me hizo.

_ Pero has estado cara a cara con él. ¿Alguna vez le has podido ver el rostro? –pregunto Adam

_ Mire, yo debo saber lo mismo o menos que lo que ustedes saben –dijo Alex- He estado tan solo dos veces realmente cara a cara con el encapuchado y le puedo asegurar que nunca le he podido ver el rostro. Lo único que sucedió la ultima vez es que él me dijo que merecía morir por traidor cuando yo no se ni que diablos tiene conmigo. Y la primera, simplemente jugué poker con él y le gane. Al parecer no es bueno con las cartas. Es un sujeto demasiado extraño y poderoso. Mi mejor amigo le ha podido ver el rostro pero no recuerda nada y le duele la cabeza cada vez que intenta recordarlo.

_ Vaya, eso si que es extraño –dijo el director y me miro- ¿Katherin, has intentado...?

_ Si –dije- Lo toque buscando aquel recuerdo pero no pude. Tiene un bloqueo o algo que me impide ver aquel recuerdo. Además, mis manos no estaban en el mejor estado en ese momento por lo que mi don no funcionaba del todo bien.

_ Pero el oscuro no sabe cual es tu don –dijo el director

_ Muy pocas personas lo saben. Mi hermana por ejemplo no lo sabe –dije y suspire- Solo hay una persona que puede ayudarnos con este misterio y lamentablemente no la puedo encontrar.

Baje la vista, sintiendo como la tristeza se adueñaba de mis ojos ante el recuerdo de Nicholas. La última vez que lo había visto él me había dicho que había decidido vivir sin alma. Me sentía mal al saber que aquello había sido por mi culpa, que él había terminado así por mí. Sacudí la cabeza, tratando de que las lágrimas no se acumularan en mis ojos.